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Obama
y las tocadas de oreja (I)
Por Enrique Oliva (*)
Los enormes y brutales errores de la política exterior norteamericana, muestran
en sus últimos mandatarios una lamentable mediocridad política (por no decir
inferioridad) sin sentido de responsabilidad ni justicia a la hora de tomar
decisiones. Ninguno de ellos se exime de culpa por intervenciones militares con
ventajas o por alentar y financiar otras contiendas utilizando mercenarios, pero
cosechando también algunas derrotas nada decorosas. Todo movilizado por el
egoísmo y la seguridad inspirada en un sentido de sociedad superior, infalible.
Justifican los medios más despreciables para obtener fines también
despreciables. Han sembrado odios en la seguridad de contar con la impunidad de
la justicia temporal y el juicio de la historia que suponen escribirán ellos
mismos. Fueron por petróleo para alimentar la fría máquina de hacer dinero. Mas
la codicia, lleva a la ceguera.
Ahora desde gran altura, con aviones sin pilotos y sin pelotas en los comandos,
cotidianamente se sigue sembrando muerte y destrucción. Con esas semillas, desde
los escombros nutridos de sangre inocente fertilizante, la cosecha solo dará más
odio, suicidas, vengadores, "terroristas".
Despreciar la memoria de los pueblos es un error, una deuda que perdura en las
conciencias y el tiempo. Hace unos 3 años, desde un portaaviones atómico
estacionado frente a las costas de California, el ex presidente George W. Bush
anunció jubiloso al pueblo norteamericano que la misión de Estados Unidos en
Iraq había concluido en "victoria total". "El tirano está muerto e Iraq es
libre" vociferó. ¿Y ahora qué?
El día de la asunción del nuevo presidente Barack Obama alentó esperanzas a sus
compatriotas, al gusto norteamericano: "somos y seguiremos siendo una gran
potencia". Y deliraron los aplausos en un mar de agitadas banderitas. Nadie se
preguntó sobre el cómo y el con qué. ¿Será más de lo mismo, nada entre dos
platos?
Estados Unidos y sus cómplices están enfermos. El sistema hace aguas por todos
lados. De muchos rincones del globo crece la protesta con tocaduras de oreja y
la presentación de facturas, incluso internas. Veamos algunos ejemplos.
Los 700.000 millones de dólares del "salvataje" dispuesto por George W. Bush
para socorrer a bancos y empresas líderes, resultó una cifra tan fuera de lo
habitual que no cabía en las computadoras de Wall Street. Hasta Barack Obama y
su contrincante John McCain en la carrera a la presidencia, interrumpieron la
campaña electoral para ir a Washington a votar el "salvataje" como senadores,
que aun eran. La montaña de dinero regalada a los grandes bancos especuladores
"para que dispongan de líquido, reiniciaran el crédito para así estimular la
economía en bien de todos". ¿Y cuál fue el resultado? Que los financistas no
dieron créditos sin explicar dónde fueron a parar tantos dólares. ¡Y ahora se
les piensa dar otro "salvataje" mayor! Todo a sabiendas que ese derroche será
pagado por el pueblo yanqui ya estafado con las hipotecas, y por los países del
tercer mundo.
Una vez en funciones el primer mandatario negro de la historia yanqui, envió al
Capitolio su Plan de Estímulo Económico pidiendo autorización para utilizar una
cantidad de dinero superior al acordada a su predecesor: 920.000 millones de
dólares. En la Cámara de Representantes (diputados), pasó rápido y sin
problemas. Pero los mayoritarios republicanos en el Senado pusieron palos en la
rueda. Interpretando la obstrucción, ciertos analistas independientes analistas
vieron la maniobra como una intencionada demostración de fuerza para doblarle el
brazo a Obama, obligándolo a concurrir personal y patéticamente a suplicar
aprobación. En realidad, la presión tuvo su efecto mediático, poniendo en
evidencia que el presidente no tenía tanto mando. Al nuevo mandatario le
hicieron ver que el real poder en Estados Unidos y el mundo, no está en la Casa
Blanca
Este lunes 9 cuando se escribían estas líneas, se pudo ve r por televisión a un
Obama eufórico dando por aprobado su plan a votar mañana martes en el Senado.
Repitió casi textualmente el justificativo del anterior proyecto burlado de
Bush. "Fortalecer las finanzas", "abrir créditos", etc. etc.
A solo dos semanas de los impresionantes festejos de la asunción, Obama debió
soportar las tristes escenas difundidas repetidamente por los medios, con
desocupados en las calles, separados de la policía por vallas. El día coincidió
con el anuncio oficial del record de parados ascendido al 7,6 %. Quizás no fue
casual que las fotos más difundidas de demandantes de nuevos empleos eran
hombres y mujeres negros. ¿Será un mensaje para recordarle al presidente que los
más grandes y tradicionales diarios norteamericanos tienen sus balances en rojo,
con elevadas deudas, viéndose obligados a reducir gastos y rematar activos?.
En Suramérica y el Caribe también está padeciendo Obama críticas que sus
allegados califican de "provocaciones" o "tocadas de oreja". Fidel Castro, a
pesar de sus primeras declaraciones esperanzadas con el nuevo presidente, ha
lanzado una serie de ataques al quien repetidas veces llama "inquilino de la
Casa Blanca", como insinuando tu temporalidad, cuando él ha estado medio siglo
en el poder y aun no lo suelta. Los calificativos lanzados desde Cuba,
parecerían demostrar que en La Habana no se espera nada de Washington. Como
menudean los opinólogos que interpretan la actitud de Castro como una operación
mediática para mostrar lucidez y recuperar presencia e iniciativa política, De
todas formas ha ganado en promoción, generando suspenso y especulaciones
variadas, obligando a hablar de él. Y logró sus efectos, con una demorada foto
de la mano de Cristina Kirchner que ha dado la vuelta al mundo acaparando
pantallas y primeras planas.
La contundencia de las ideas expuestas por Hugo Chávez contra el "imperio
yanqui", ha obligado a Barack Obama a referirse a él con una frase: "Venezuela
es un problema para el desarrollo".
Evo Morales no pierde la costumbre de ganar elecciones. Ya tiene promulgada la
nueva constitución por él diseñada, destacando no haber precisado para ello la
venia de Washington. Expulsó al embajador norteamericano, como a los miembros de
la DEA y otros voluntarios "culturales" del mismo origen, por "intromisión en
cuestiones internas". Asimismo, impuso la obligación de visado para entrar a su
país, en especial en reciprocidad por la misma medida vigente para los
bolivianos en viaje a EEUU.
Y el pasado viernes 6, un cable de la agencia rusa Novosti, de Moscú,
distribuido por la red Rebanadas de realidad, informaba que "Gazprom trazará un
esquema para el desarrollo de la industria del gas en Bolivia". ¿Intromisión en
el "patio trasero"?.
Tanto Lula como Rafael Correas se han permitido despacharse con severas condenas
al capitalismo salvaje financiero que el liberalismo busca resucitar en un vano
intento de introducir algunas reformas cosméticas para no cambiar nada. Y vale
la pena repetir una frase plena de ironía del presidente del Brasil, pronunciada
en el Foro Social de Belém días atrás, ante 10.000 delegados internacionales:
"Estoy cansado de viajar a Londres y Nueva York, para que yuppies de 30 años me
digan lo que debemos hacer en Brasil, cuando ellos no saben dónde queda. Que
hagan lo mismo con Obama".
Deben abrumar en estos días al presidente norteamericano los sabiondos
consejeros y premios nobel económicos desacreditados por la impiadosa realidad,
ante el caos del liberalismo. Pero Obama ha abierto el paraguas anunciando el
viernes pasado que deben esperarse "decisiones difíciles", referidas a Iraq y
Afganistán. El primer tema lo considera el más urgente, y al segundo, más
delicado pero a mayor plazo, según escribe Yolanda Monge desde Washington para
El País de Madrid. En la nota se habla e insiste en un "ordenado" retiro de
fuerzas norteamericanas en Iraq (142.000 soldados por ahora) en el término de 16
meses. La cifra no comprende a varios miles de paramilitares y contratistas que
prestan servicios privados, a los cuales George Bush les quitó las inmunidades a
partir del 1º de enero pasado. Lo de "ordenado" repliegue parece referirse a un
mal recuerdo que fue el humillante escape de Vietnam donde los gorilas bajaban a
trompadas de los últimos helicópteros a los vietnamitas que fueron colaboradores
de las fuerzas de ocupación. Todo bien televisado.
Respecto a Afganistán no hay tampoco precisiones. Solo se ha adelantado un
proyecto de incrementar con 30.000 soldados más a los 36.000 ya existentes en
ese país devastado y con más de 2 millones de refugiados amenazantes en países
vecinos. No se entiende este deseo de insistir en "tranquilizar" con el tiempo a
los afganos, poseedores de una de las historias más impactantes de lucha contra
infinidad de conquistadores que no pudieron instalarse seguros en sus tierras,
incluyendo entre ellos a Alejandro Magno, 26 siglos atrás. El paso Kiber,
frontera con Pakistán, ha sido de tránsito obligado para todos los
conquistadores venidos del Este como del Oeste. Y allí siguen los afganos, en un
territorio de 652.225 K2 (no hay en Europa otro más extenso) y más de 25
millones de habitantes. Pese a múltiples intentos del exterior por imponerles
una religión, solo aceptaron el islamismo, que practica el 99 % de la población.
De Afganistán, los ingleses pueden darle a Obama mejores informes que los
expertos del Pentágono, nombre del edificio donde estuvo el presidente el
viernes 7, requiriendo "la pura verdad" sobre la situación militar en ese frente
y en Iraq. Los británicos saben más por experiencia propia. Durante la guerra de
1842, tomaron Kabul y gran parte del país. Las guerrillas (terroristas los
llamarían hoy) los fueron desgastando hasta que su ejército de 14.000 cipayos y
1,700 ingleses debieron replegarse poco a poco hasta concentrarse todos en Kabul
y allí encerrarse en la vieja fortaleza junto a la capital. Rodeados los
invasores y asediados por el hambre, sin dar batalla decidieron las fuerzas de
su Majestad salir de las murallas y emprender una retirada de 200 kilómetros
para volver a la India, en lo que es actualmente la ciudad de Peshawar en
Pakistán. Luego de atravesar un desierto, encararon los 57 kilómetros del
estrecho sendero del paso Kiber, lleno de cuevas, precipicios y…cobras. (1) Los
ataques sorpresivos de guerrilleros no dieron cuartel durante la travesía del
retorno. Los asedios fueron tantos y decididos, que solo lograron regresar con
vida dos soldados hindúes y el subteniente médico Vincent Eyre. Este último pudo
escribir un informe militar con la historia del desastre.
Nota:
(1) El autor de esta nota conoce el trayecto de Kabul a Peshawar, por haberlo
realizado en enero de 1980 por un único y angosto camino de cornisa del Kiber en
un desvencijado ómnibus alquilado con otros 3 periodistas franceses.
(*) CEES (Centro de Estudios Estratégicos Suramericanos)