|
|
|
|
Atroz:
Lo que le dijo la dictadura a Europa sobre lo que pasaba en la Argentina
(MDZ Online) Juan Gelman y Miguel Bonasso, fichados por los servicios y
señalados como "terroristas subversivos apátridas". Usaron la imagen del
Papa Paulo VI para argumentar su inocencia frente al terror. Escabrosas
imágenes de supuestas "víctimas de la subversión". Quisieron conmover al
mundo. Pero el mundo ya estaba conmovido por sus propios asesinatos.
Muchos de los señalados como "terroristas" sobrevivieron para contar lo que
pasó.
MDZ accedió al libro que los miembros de la dictadura militar enviaron a
Europa, pretendiendo desmentir sus matanzas y el ejercicio del terrorismo de
Estado. Te lo contamos aquí y te mostramos algunas de sus imágenes.
Por Gabriel Conte
Una cantidad incalculable de bibliotecas públicas del país cuenta en sus
estantes con un volumen atroz: el libro que la dictadura repartió en Europa
para contrarrestar el clamor mundial en contra de sus crímenes.
Se trata de la versión corregida, ampliada y explicada de un slogan que
inundó muchos Falcon en los años 70: “Somos derechos y humanos”.
“La Argentina y sus Derechos Humanos” se llama el libro de gran tamaño,
escrito en español, francés e inglés y en el que -como primer dato ridículo-
se sostiene la “peligrosidad” del escritor Julio Cortázar en que “es uno de
los primeros agentes encubiertos del Servicio de Inteligencias Cubana”.
Luego, vendrá, en las ajadas páginas del volumen que un lector trajo hasta
MDZ, una andanada de barbaridades propias y ajenas. Con ello, pretendieron
justificar el terrorismo de Estado que comandaban en el país.
Los fines “ideológico subversivos” del autor de Rayuela -de cuyo
fallecimiento se cumplieron esta semana 25 años- son señalados como parte de
una presunta actividad militante en “el ejército revolucionario del pueblo
(ERP) y de la Junta de Coordinación Revolucionaria (JCR)”.
Pero no sólo allí se queda el terrorífico manual del terror. Construido en
el típico lenguaje marcial, recurre a los títulos de la prensa internacional
para comparar lo que los “subversivos” argentinos hacían con el terrorismo
religioso internacional; a la figura de dos Papas: Paulo VI y Pío XI. Con el
primero –de quien colocan una foto gigante en la página 7- se dan el tupé de
hablar de paz. Con Pío XI, en cambio, señalan más coincidencias en la
contratapa del libro, reproduciendo un mensaje de 1937. Se encarnan en él y
quieren que se cumplan sus dichos, cual profecía: “Confiamos en que el eco
de nuestra voz llegue allí –dijo el religioso- donde se encuentran mentes
libres de prejuicios y corazones sinceramente deseosos del bien de la
humanidad; tanto más cuanto que nuestra palabra, en estos momentos,
desgraciadamente sube de valor a la vista de los amargos frutos de las ideas
subversivas…”.
Con impactantes imágenes de los muertos en manos de los grupos terroristas
argentinos agrupados entre fotos de mutilados y de reposando en el ataud,
acompaña textos en los tres idiomas señalados en los que reina la
adjetivación y el desprecio hacia cualquier reclamo de cumplimiento de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Vivos
Editado por la “Asociación Patriótica Argentina” queda vacante la respuesta
a una pregunta: ¿es la entidad que, con el mismo nombre, ha actuado en
defensa del militarismo antidemocrático a lo largo y ancho de toda la
historia argentina?
Un indicio de supervivencia, aun en tiempos democráticos, dio una
organización con el mismo nombre en 2004. Lo hizo mediante
una carta publicada en La Nación .
En ella, se solidarizaron “con el teniente coronel (R) Emilio Nani,
injustamente sancionado por una jerarquía militar complaciente con ciertos
ideólogos políticos”. Nani, violando las leyes y aun las normas que rigen a
los militares retirados, había dado un discurso en el que afirmó,
públicamente, que “los derechos humanos en nuestro país siempre estuvieron
en manos de los terroristas”.
La carta firmada en su defensa por la “Asociación Patriótica Argentina”
confirmó que 30 años después del último golpe de Estado, la crispación
política ha cobrado vigencia. Incluyó este párrafo: "Desde altas esferas
gubernamentales, ex terroristas, pero aún subversivos, pretenden que
nuestros militares dejen de prepararse para la guerra como lo hacen todas
las fuerzas armadas del mundo”.
Muertos
No hay pie de imprenta, ni fecha. mucho menos, autores con nombres y
apellidos. escudados en una sigla, se escondieron quienes, ya en el prólogo
del libro atroz, decían que "si no actuábamos a tiempo", la Argentina se
convertiría "en un Auschwitz". Argentina se convirtió en un Auschwitz a
escala con los cientos de centros clandestinos de detención, las
desapariciones, muertes como consecuencias de torturas, fusilamientos y
cuerpos arrojados a ríos y embalses.
Por suerte, Europa -ni nadie- se tragó las palabras de este volumen. Y
muchas oprganizaciones hicieron todo lo posible para levantar su voz por
sobre el Mundial 78 o las cortinas de humo que se construyeron para hacer
conocer lo que aquí sucedía.
Por suerte, Cortázar pudo volver al país y verlo transitar nuevamente un
camino democrático, más allá del ninguneo con que ésta lo recibió.
Por suerte, mucha gente no murió y puede contar lo que pasó y quienes lo
vivieron de lejos o aun no nacían para ser testigos presenciales, hoy pueden
contrastar la informaicón, como no se pudo entonces.
No tanto por suerte como por mérito de la sociedad y de la política, hubo un
juicio. Pero es verdad que no se ha saldado la deuda que la historia tiene
con la vida en democracia: ¿se conocerá algún día el nombre de quienes
escribieron el libreto que ejecutaron los militares, poniendo al Estado a la
altura del terrorismo y negando la vigencia de los derechos más escenciales?
Fuente: http://www.mdzol.com/mdz/nota/103831