|
|
|
|
Esta vez, la inflación benefició a Raúl Alfonsín
(o “La Muerte te sienta
bien”)
La
muerte y los medios
Por Segundo Rosa
En Buenos Aires Viceversa, una película dirigida por Alejandro Agresti,
Mirta Busnelli encarna el personaje de una mujer separada de su pareja, (
Lorenzo Quinteros ) quien trabaja de presentador del noticiero televisivo
del mediodía. Durante el relato de la historia, ella, quien no se resigna
haberlo perdido, almuerza cotidianamente frente al televisor, para poder
estar con su ex, aunque más no sea en forma virtual. En esas escenas
conversa, le da de comer, lo cela con la presentadora del pronostico, pero
siempre le cree, a rajatabla, todo lo que él dice en pantalla. Mientras, su
vida no avanza por otros senderos, ya que se encuentra virtualmente coptada
por esa idealización de pareja con su electrodoméstico. Incluso, llega a
desesperarse el día que su aparato falla, y llama a un técnico con la
angustia de quien espera la ambulancia.
El día que logra liberarse del maleficio es aquel en que su pareja virtual
relata un episodio del que ella fue testigo presencial, y nota que lo que se
dice en la tele dista mucho de ser lo que en realidad pasó.
Hoy me pasa algo parecido.
Lamenté profundamente la muerte de Raúl Alfonsín. No soy radical, ni nunca
lo voté. Posiblemente no lo hubiese hecho. Pero siempre tuve muchísimo
respeto por aquella persona que supo interpretar las necesidades de un
pueblo que salía de la oscuridad del proceso, y que lamentablemente los
dirigentes del peronismo no lograron ver.
Alfonsín fue el primer gobierno democrático completo que me tocó vivir. Y
que creo lo hizo con muchísima humildad e hidalguía.
Alfonsín tenía valores que hoy son poco frecuentes, que escasean.
Alfonsín fue uno de los últimos políticos con jerarquía que practicaba la
militancia permanentemente. Y era un enamorado de sus ideales y defensor de
las instituciones y del sistema de partidos. También debe haber tenido su
encanto seductor, ya que conozco muchas mujeres que le rinden admiración
continua.
Y tuvo, como han tenido todos, aciertos y errores.
Hasta ahí. Se fue un ex presidente. Se fué un gran dirigente de un gran
partido.
Luego viene la inflación. Luego vienen los medios.
Luego vienen los intereses, los mensajes cruzados, las ventajas, los
discursos velados.
No sé que hubiese pasado si la muerte de Alfonsín se producía en 2004, con
el kirchnerismo en su apogeo, el país rebotando de la crisis y todos sus
índices para arriba, el radicalismo avergonzado escondiéndose en los
rincones, la alianza en decadencia y en retirada, intentando reubicarse como
pueda.
Los mensajes, la concurrencia, las lágrimas... hubiesen sido las mismas?
El llanto de ayer era todo por la muerte de Don Raúl o alguno estaba
dirigido hacia Doña Cristina?
La verdad es que sentí que las cámaras enfocaban exageradamente a las
lágrimas...y eso, en tele, es como poner el titulo en letra mas grande que
la habitual...
Sentí que se armó un show que era maldito, pues si bien nos parecía
exagerado, no podíamos dejar de estar, so pena de ser culpados o
excomulgados mediáticamente.
Aún en estas líneas me veo obligado a aclarar que la muerte de Alfonsín me
dio tristeza, no vaya a ser cosa....
Luego vienen los títulos, los honores.
Llega el “padre de la democracia”, título que le adjudica todos los meritos
de la lucha de un pueblo contra la dictadura.
Eclipsa este título la resistencia peronista, la lucha de las madres y
abuelas, mayoritariamente con hijos peronistas, el trabajo de la
multipartidaria, la inmolación de los caídos en Malvinas y tantas otras
cosas que contribuyeron con la restitución de la democracia.
Lo cierto es que me entero que teníamos un padre, por lo que no debemos ser
muy buenos hijos, ya que hasta la semana pasada no le hacíamos ni un llamado
para las fiestas...
Como Mirta Busnelli, vemos como los medios cuentan la historia que sabemos,
pero a medias, inventando partes, deformando la realidad.
Como Lorenzo Quinteros, los medios, seguramente alimentados por algunos
actores secundarios de esta película, nos inventan un héroe en un ratito,
pues ya que no somos capaces de hacer nuestra realidad, nos inventamos
nuestra fantasía.
Vengo de una familia donde la revisión de la historia era parte de nuestra
idiosincrasia.
Si somos testigos de la inflación de un buen hombre para transformarlo en
casi prócer, déjenme dudar entonces de todos aquellos hombres de nuestra
patria que conocimos a través de las figuritas del Billiken.
El día que como sociedad nos demos cuenta que los medios no son la voz de la
verdad, seguramente como Mirta Busnelli podremos rehacer nuestro país.
Segundo Rosa
Abril 2009
segundorosa@hotmail.com
|