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La
tinellización de la política
Por Marcelo Koenig*
Tinelli ridiculiza la política. Una y otra vez la pone frente a sus miserias con
el recurso de la caricaturización y el grotesco. Eso que parece ser tan sólo una
sátira humorística simpática, se enmarca perfectamente en una estrategia. Los
grandes medios de comunicación masiva, concentrados monopólicamente (o
debiéramos decir “gorilopólicamente”), tienen una posición definida respecto de
la política. Ellos demonizan la política. Esta es la manera de aumentar la
capacidad de los grupos económicos de influencia y condicionamiento en las
democracias procedimentales y restringidas al mero hecho del sufragio que
nacieron en nuestra América en las últimas décadas del siglo XX. Es que la
política es, sin duda, la herramienta fundamental que tienen los pueblos para
conquistar sus derechos. Por eso es que convertir a la política en chivo
expiatorio de todos los males del país es funcional al poder económico
concentrado.
Este es el motivo por el cual, en ciertos momentos, la necesidad de deslegitimar
a la política se recrudece porque ésta está en el centro de la escena.
También para nosotros, militantes peronistas, este momento es fundamental en
nuestra tarea. Cuando la disputa política se transforma del mero hecho de la
confrontación electoral en una disputa de proyectos en pugna, la formación
política deja de ser un derecho de cada compañero y pasa a ser una obligación.
Es que la política es, en última instancia, disputa de intereses y sólo puede
defender sus intereses quien los conoce. El proyecto de la desmemoria quiere
hacer volver al país a los tiempos en donde los privilegios de la oligarquía no
tenían ningún tipo de cuestionamiento.
Ellos, desde los medios de comunicación o desde la cátedra, bombardean
permanentemente contra los intereses nacionales y populares. Nosotros tenemos
que ir casa por casa, barrio por barrio, colegio por colegio, universidad por
universidad dando la batalla ideológica con los que quieren hacernos volver a
los tiempos del neoliberalismo, la exclusión y la injusticia. Tenemos que ser
capaces de convertirnos en predicadores de la Argentina que soñamos. No de la
que tenemos, de la que soñamos. Porque sin profundización de este proceso no hay
continuidad posible.
Sólo recuperando la política como herramienta de liberación podremos construir
esa Argentina, la de la dignidad de los trabajadores. Una Patria económicamente
libre, políticamente soberana y socialmente justa.
La disputa se hace dura. Ellos entran todos los días en nuestras casas por el
televisor, la radio y el diario. Gastan enormes cantidades de dinero en
machacarnos con su palabra.
Por eso, la disputa real no es la que se da en el marco del marketing político,
sino en la construcción de la fuerza política que dote de sentido al proyecto de
país que tenemos.
Eso explica por qué, parados en la tradición del peronismo revolucionario y en
plena campaña electoral, hemos lanzado un seminario virtual de formación
política apuntando fundamentalmente a los jóvenes (www.seminarioperonismo
revolucionario.blogspot.com) en el que ya se inscribió más de un millar de
personas de todos los puntos del país, desde Jujuy hasta Tierra del Fuego.
Existe una necesidad real de discutir política en Argentina. La verdadera
formación política no es producto de laboratorio, sino de la reflexión crítica
sobre la práctica a partir de nuestros valores, nuestra doctrina, nuestra
ideología. Por eso nos vamos formando mientras damos pelea a los enemigos de la
Patria. Pues, como decía John William Cooke, “es mucho más importante que la
figuración, la formación de cuadros peronistas con ideas claras y métodos de
trabajo serios”.
Eso explica también por qué en plena campaña abrimos (la inauguración es el
viernes 29 de mayo a las 19) una Casa Cultural del Peronismo Revolucionario
(Rodríguez Peña 58, a una cuadra del Congreso, Ciudad de Buenos Aires), un
espacio donde encontrarnos, donde debatir, donde formarnos, donde pensar la
disputa con los grupos económicos y sus sirvientes políticos, donde recuperar el
sentido revolucionario del peronismo. Estamos forjando una nueva trinchera
popular contra la dependencia y contra la colonización cultural –parafraseando a
don Arturo Jauretche–.
Estamos con el proyecto nacional y contra la tinellización de la política. Pero
la política que nosotros queremos, la que profundice este modelo
político-económico en la distribución de la riqueza y del poder, no se puede
hacer en ningún caso desde el candidato sonriente que conteste con sus mismas
armas a la sonrisa falsa de los reaccionarios.
* Director de la Casa Cultural del Peronismo Revolucionario. Profesor en la UBA
Derecho y la Univ. Popular Madres de Plaza de Mayo.
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