5 de julio de 1807: la batalla por Buenos Aires

Luego de la fallida invasión comandada por Home Riggs Popham y William Carr Beresford durante 1806 al Río de la Plata, la organización colonial se alteró. El poder español (representado por el virrey Rafael de Sobremonte) quedó cuestionado por su corta capacidad para defender la ciudad, que había sido recuperada a partir de los ejércitos formados por cuerpos informales y comandados por, entre otros, Santiago de Liniers y Juan Martín de Pueyrredón.

La ciudad se militarizó (se estableció el servicio militar obligatorio para los varones de entre 16 y 50 años) y Liniers quedó a cargo como capitán general, mientras que el virrey, frente a una opinión pública que lo rechazaba, se retiró a Montevideo.


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Los ingleses, sin embargo, no se habían retirado. Una flota navegaba aun en las aguas del Río de la Plata, y los hombres británicos se reorganizaban en el actual Uruguay. Desde Ciudad del Cabo (Sudáfrica) se acercaban refuerzos que había solicitado Popham antes de la derrota y Londres, al enterarse de la ofensiva de la ciudad envíó dos flotas con más de 7 mil hombres bajo el mando de Samuel Auchmuty y Robert Craufurd. Ambos, llegados a América del Sur, quedaron bajo las órdenes de John Whitelocke. El 28 de octubre de 1806 iniciaron el ataque a Montevideo y la ocuparon rápidamente, sin una defensa adecuada por parte del ejército virreinal, muchos de sus hombres desertaron.

En Buenos Aires se supo que las tropas británicas no tardarían en volver a la ciudad y tendrían que actuar,  rápidamente. El 3 de febrero de 1807 Santiago de Liniers, que se encontraba en Colonia, dio batalla a los invasores pero fue derrotado y tuvo que regresar a Buenos Aires para organizar la resistencia. El 10 de febrero, el Cabildo reunido destituyó a Sobremonte y el poder quedó en manos de Liniers. Whitelocke llegó al Río de la Plata el 10 de mayo. Buscó en un primer momento ganarse a los porteños a través de un diario local, pero los vecinos sólo le devolvieron rechazo, según contó más tarde el mismo militar inglés. El 28 de junio las fuerzas inglesas desembarcaron en Ensenada sin resistencia. En la ciudad, mientras, Santiago de Liniers alentaba a las milicias porteñas a enfrentar a los invasores.

El primer choque fue el la Plaza Miserere, donde los locales fueron derrotados y perseguidos. Martín de Álzaga, alcalde de primer voto, negando cualquier posibilidad de rendición, dispuso que las fuerzas criollas se concentraran en la Plaza Mayor (hoy Plaza de Mayo) y que la defensa se dispersara en casas y azoteas, con la participación de toda la población. El 5 de julio se produjo la batalla mayor. Los invasores tenían la orden de avanzar con las armas descargadas para no disparar sobre los civiles escondidos. El plan inglés era llegar a la línea del río y tomar puntos estratégicos (plazas, hospitales e iglesias) para luego conquistar el Fuerte (hoy Casa de Gobierno). Mientras los británicos intentaban avanzar, fueron atacados desde las azoteas con balas y granadas, pero también con elementos caseros más rústicos. Las crónicas de la época detallan una batalla cruenta con una gran cantidad de bajas. Las columnas inglesas fueron reducidas por el Regimiento de Patricios que comandaba Cornelio Saavedra y, como último recurso, se refugiaron en la Iglesia de Santo Domingo donde muchos fueron aniquilados por los criollos. Dos días después, el 7 de julio, John Whitelocke capituló con Liniers y se dispuso el abandono inmediato de todos los invasores del Río de la Plata.

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