La elección legislativa del año 2009 y las opciones del Proyecto Nacional

Por Aritz Recalde

El gobierno nacional no enfrenta simplemente a un “no muy auspicioso” desempeño electoral, sino que principalmente se opone a una acción deliberada y sistemática de construcción y de deformación de la opinión pública, ejercida por algunas corporaciones económicas y mediáticas, que tiene como finalidad -más allá de la verborragia del periodismo o de la dirigencia opositora- quebrar algunas de las políticas de contenido progresista implementadas por el gobierno nacional. Las corporaciones no discuten simplemente con el “temperamento”, la “ceguera” o la supuesta “soberbia” de Cristina Kirchner, sino que interpelan algunas de sus decisiones políticas y económicas: no les interesa “transparentar” la gestión del gobierno o incidir sobre sus aspectos negativos, que por cierto son muchos, sino que por el contrario, intentan dar por tierra con los logros del gobierno ligados a la distribución del ingreso, la política regional y la recuperación del patrimonio público. La indiferencia respecto a este estado de cosas implica para las organizaciones políticas:

A- El peligro potencial de apoyar programas políticos de corte autoritario;
B- Permitir el ascenso de programas regresivos para la estructura productiva y social del país;
C- Desconocer las funciones y la organización de la prensa argentina y sus vínculos, actuales e históricos, con los esquemas de poder trasnacional y concentrado;

A continuación, presentamos un esbozo del debate actual sobre los resultados de la elección legislativa, comentamos su génesis y características generales y presentamos posibles alternativas al estado de la cuestión en el mediano plazo.

I- ALGUNOS DATOS DE LAS ELECCIONES LEGISLATIVAS DE 2009
Gran parte de las principales figuras de las fuerzas políticas nacionales fueron cuestionadas por el electorado y pese a esto, pareciere que el único perdedor que debe retirarse de la política es Néstor Kirchner. Los medios de comunicación fuerzan los datos para mostrar que la elección legislativa implica una “catástrofe” para el gobierno. La prensa “independiente”, no mide con la misma vara al conjunto de candidatos y opciones políticas. En adelante, vamos a comentar algunos datos electorales para cerciorarnos de nuestra hipótesis sobre el comportamiento de la prensa argentina.

El ex conductor nacional del Partido Justicialista, NÉSTOR KIRCHNER, según la prensa y los voceros de la oposición, debería retirarse de la política ya que quedó en un segundo lugar en la elección. Kirchner obtuvo el 32,11% de los votos en provincia, lo que deja aproximadamente, dos millones trescientos mil electores a su favor: es innegable la pérdida de caudal de votos, ya que existen casi catorce puntos de diferencia en la performance electoral del Frente Para la Victoria en la provincia de Buenos Aires en relación al año 2007 (46,02%).

ELISA CARRIÒ, presidente de la Mesa Nacional de la Coalición Cívica, quedó ubicada en tercer lugar en Capital Federal, repitiendo la derrota en su candidatura a la presidencia y la de su candidato -al cual apoyó personalmente-, en la elección a Jefe de Gobierno en el año 2007. Su candidatura a presidente del año 2007 obtuvo el 37,7% del electorado de Capital y en el año 2009 con su nombre en la lista de legisladores, llegó al 21,48%: la figura de Carrió en la Ciudad de Buenos Aires perdió aproximadamente 16 puntos en dos años. Carrió no renunció a la conducción del partido que representa y ningún periodista o colega se lo pidió, como si lo hicieron con el ex presidente Kirchner.

La lista que apoyó GERARDO MORALES, presidente del Comité Nacional de la UCR y senador por Jujuy, perdió por casi diez puntos con el Frente Justicialista, que incluso y pese a la prédica radical, mejoró su performance en relación al 2007. La construcción electoral de Morales en Jujuy no mejoró demasiado su performance electoral en relación al 2007, cuestión que queda evidenciada si se suman los votos de los aliados de la actual fórmula. Pese a esto, Gerardo Morales no dejó su lugar a otro político radical en la conducción del Partido y se presenta ante los medios como un triunfador incuestionable.

HERMES BINNER, titular del Comité Nacional del Partido Socialista, fue parte de una derrota en Santa Fe a manos de una lista conducida por Carlos Reutemann en una provincia en la cual y entre otros temas, el peronismo fue dividido. En este caso, se debe reconocer la escasa diferencia de votos con el primero y hay que decir además, que la fórmula del gobernador socialista obtuvo mayor cantidad de votos que en las elecciones legislativas de 2007 (33,67%). La prensa y la oposición a Kirchner, pareciere, no piden su dimisión de la conducción del partido y tampoco que se aleje de la política. Otros periodistas y dirigentes hacen hincapié en que la pérdida de caudal electoral es un motivo claro para decretar el agotamiento del proyecto kirchnerista.

La candidata de Mauricio Macri por Unión PRO, GABRIELA MICHETI, obtuvo el 31,09% de los votos que expresan un marcado desgranamiento de su base electoral que cae casi 14 puntos en un año y medio de gestión: en el año 2007 la fórmula Macri- Micheti alcanzó el 45,76% de lo votos y el 60,94% en segunda vuelta. La pérdida de caudal electoral si se analiza de la misma manera a todos los candidatos, debería conducir al periodismo a augurar el supuesto final del “ciclo macrista”: esto no ocurrió y pese a que Kirchner obtuvo un mayor porcentaje en provincia (32,11%). Al margen del deterioro electoral, es bueno recordar que el Frente Justicialista y sus aliados, mantuvieron un estrecho margen de ventaja en el recuento general de todo el territorio del país. Para completar con nuestro planteo de que las interpretaciones periodísticas son arbitrarias, debemos decir que se difundió en los medios la teoría del autoritarismo y de la falta de diálogo del gobierno nacional: extrañamente, no se le pide a Mauricio Macri o a Hermes Binner una convocatoria a la oposición o la formación de mesas de trabajo conjunto con todas las expresiones políticas.

A la luz de lo antedicho podemos argumentar que:

A- Gran parte de las principales figuras políticas de la oposición no fueron acompañadas masivamente en las urnas, encontrando incluso y como es el caso de Elisa Carrió o de Gabriela Micheti, un distanciamiento por parte de los electores. En este marco y pese a eso, el único renunciante a la conducción partidaria fue Néstor Kirchner. Lo mismo podría decirse de las perspectivas políticas de los candidatos: el periodismo concluyó de manera directa y unánime que llegó el final de Néstor Kirchner y no así, del resto del abanico político que obtuvo resultados similares.

B- No existe objetividad en los planteos de la prensa o en los candidatos de la oposición. Dicha cuestión se torna sumamente compleja en los casos en que la prensa está en manos de políticos: por ejemplo, América Dos es de Francisco De Narváez.

C- Se puede plantear que un segmento importante del electorado se expresó “en contra de” más que apoyando alguna alternativa de gobierno. A dicho cuadro, hay que sumarle que alrededor de un 30 % del electorado no fue a votar mostrando su falta de interés por los candidatos –la aparición de la gripe porcina o que sea una elección legislativa, no es un argumento sólido-.

D- Los medios de comunicación están construyendo masivamente la teórica “incuestionable” victoria de la oposición como alternativa de poder: dicha justificación tiene como fin el desgaste y el agotamiento del proyecto kirchnerista.

II- ALGUNOS COMENTARIOS A LAS CAUSAS DEL ACTUAL ESTADO DE COSAS
En nuestra opinión, el problema más serio para el país no está dado por la oposición a Cristina de la prensa o las corporaciones, cuestión inevitable e impostergable en países como el nuestro, sometido a la injerencia y a los intentos de desestabilización por parte de las estructuras de poder concentrado. Con un esquema similar se enfrentan los gobiernos de Brasil, Venezuela, Bolivia o de Ecuador y no por eso, pierden necesariamente las elecciones. En nuestra opinión el gran desafío que se presenta en la actualidad, está dado por la incapacidad del gobierno y de los partidos “progresistas, nacionalistas o de centro izquierda”, de romper el cerco mediático y político impuesto con mucha virulencia desde la fecha de sanción de la Resolución 125. La explicación de esta incapacidad no puede buscarse en la actualidad, sino que por el contrario, se vincula con la génesis misma del proyecto kirchnerista iniciado en el año 2003. Existen desde el origen mismo del proyecto, algunas limitaciones del modelo económico y de las construcciones políticas, que mencionaremos brevemente a continuación.

1-Modelo económico
El contexto de ascenso kirchnerista se caracterizó por una fuerte crisis del sistema político argentino en el marco del grave deterioro del aparato productivo. La posibilidad de que se produzca el discurso de Fidel Castro en la escalinata de Derecho de la UBA en mayo del año 2003 y en el contexto en el que la sociedad repetía que se “vayan todos” tras una década de alineamiento a Estados Unidos, era sintomático de la apertura hacia nuevas políticas que se abrían en la región. El vacío de poder y el profundo descrédito existente en la sociedad sobre los dirigentes empresariales, de los partidos políticos o mediáticos, abrían a la sociedad argentina dos caminos posibles: la posibilidad de iniciar cambios sustanciales en el funcionamiento del programa neoliberal o en su defecto, el inicio de algunas modificaciones marginales al modelo intentando mantener en pie sus principales variables de funcionamiento. Ésta segunda opción hubiere implicado continuar la línea de los asesinatos y la represión implementada por De La Rua que finalmente, y para bien del país, perdió legitimidad y adherentes con la caída de la candidatura de Carlos Menem. Las figuras del sistema político y del aparato económico concentrado usufructuario del vaciamiento del país, no podían garantizar fácilmente la gobernabilidad del sistema. En este cuadro, Kirchner erigió como alternativa económica de desarrollo para salir de la crisis, la conformación de una alianza con el capital extranjero y los grupos económicos locales ligados al sector exportador e industrial, postergando en parte, las demandas del capital financiero y de las empresas de servicios públicos. La Unión Industrial Argentina (UIA) o los grupos concentrados ligados al complejo agro industrial (SRA, pool de siembra, etc.-) son las instituciones visibles de este nuevo programa económico que presentó en el año 2002 el paquete de la “devaluación, la industrialización y el Mercosur ampliado”, dando por tierra el programa de la “convertibilidad, el capital financiero y el ALCA”, que tenían sus opositores neoliberales. A dicho modelo económico, Kirchner le anexó la recuperación de cierto protagonismo del Estado nacional en algunas carteras de gobierno que, pese a que lo hizo de manera contradictoria y sin modificar prácticamente el patrón de acumulación de las empresas trasnacionales y de los servicios privatizados, implicó un importante avance en términos de soberanía. En dicho contexto, muchas pymes se vieron claramente favorecidas. La estratégica decisión de desarrollar la obra pública y las medidas como la recuperación de los fondos de jubilaciones, coexistieron con la entrega de subsidios al capital trasnacional y con la profunda desigualdad del ingreso consecuencia de los inmensos negocios del grupo concentrado de poder. El resultado: varios años de crecimiento económico que generaron una baja considerable en la pobreza y el desempleo, pero que convivieron con una profunda desigualdad y con una fuga inmensa de recursos al extranjero. Esta alianza favoreció uno de los rasgos centrales del modelo que es la inexistencia de “justicia social”, condición sin la cual no se puede desarrollar en el mediano plazo una política con apoyo popular de masas: esta cuestión, a nuestro entender, es la principal variable a tener en cuenta entre las limitaciones actuales del gobierno de Cristina Kirchner. La trascendente y estratégica reconstrucción del tejido industrial desarrollado, coexistió e incluso agudizó en algunos casos, la concentración y la extranjerización de la economía sin resolver de fondo la profunda crisis social que caracteriza la actualidad de nuestro país. La Ministra Felisa Miceli, posiblemente dado que no provenía del riñón de las corporaciones, fue el intento más claro del kirchnerismo de despegarse de sus aliados del capital oligopólico, para encarar una política económica distinta y un potencial cambio de rumbo: la fuerte presión del sistema dio por tierra con el intento.
El programa exportador actual es diferente del proyecto del peronismo clásico, que estuvo centrado en la promoción de una burguesía nacional, en el protagonismo de las empresas públicas estatales, en las nacionalizaciones de los servicios públicos y del ahorro nacional y en la implementación de la justicia social para los trabajadores. Kirchner, a su manera y moderadamente, retomó algunas variables del desarrollismo frondizista y de manera similar al dirigente radical, no contó con el apoyo popular masivo en los momentos críticos. Este programa económico supuso trascendentes logros, pero además y es importante discutirlo, profundas limitaciones.

2-El Modelo político
La alternativa política que eligió Kirchner, sintéticamente, transcurrió en dos tiempos. El profundo descrédito de las dirigencias partidarias fue comprendido por Kirchner que por intermedio del Frente Para la Victoria, introdujo un lenguaje nuevo, promovió una ampliación de las alianzas que rompieron el esquema del peronismo conservador de los noventa e implementó una fuerte crítica a la política neoliberal. En este marco, le hizo tragar el polvo al viejo Partido Justicialista en las elecciones legislativas de 2005. Fue el tiempo de la promesa de Kirchner de construir la llamada “política transversal”, que en muchos casos y atendiendo la conformación de los gabinetes, tuvo más de discurso que de realidad. El segundo momento político kirchnerista, lo dio regresando al esquema político tradicional del país: acordó con la UCR, pactó definitivamente con los grandes medios de comunicación y finalmente, se metió de lleno en la interna del Partido Justicialista. La renovación de licencias o el blanqueo de deudas a grupos como Clarín o Telefónica, acompañaron su triunfo en los años 2005 y 2007 y en el año 2009, fueron los grandes protagonistas de su derrota. Figuras como Cleto Cobos o Felipe Solá, le permitieron a Kirchner afianzar su poder de manera transitoria y meses después lo convirtieron en “la madre de todas las batallas”. Kirchner, a la hora de pactar con los medios de comunicación y los partidos demoliberales, y es bueno que la oposición lo reconozca, permitió la supervivencia del viejo sistema político bipartidista que en 2001 parecía muerto: estos dirigentes hoy son los que lo empujan al fondo de mar. En ambos momentos, Kirchner y sus gobernadores e intendentes afines, no consolidaron una herramienta política sólida, capaz de apuntalar una alternativa de país por fuera del programa, profundamente excluyente, de las corporaciones mediáticas y de los grupos económicos trasnacionales y concentrados locales. Si a dicha incapacidad se le suman las deficiencias de la gestión en carteras claves como el transporte, la educación, el manejo del ahorro nacional o la asistencia a la pobreza extrema, tenemos un panorama que nos permite comprender, en parte, las dificultades políticas actuales del gobierno. Dichas limitaciones ponen en un estado de debilidad al proyecto kirchnerista y por eso, el día mismo que el sector agro industrial exportador y sus voceros de la prensa concentrada y de los partidos demoliberales, le soltaron la mano, el proyecto de Kirchner demostró sus carencias:
A- sus antiguos aliados económicos y políticos no lo apoyaron y muchos radicales, peronistas y periodistas de los medios de comunicación, empezaron la batalla al gobierno que culminó con la derrota en el Senado por la Resolución 125;

B-se evidenció la deficiencia de la gestión del gobierno y sus vinculaciones con varias corporaciones: Felipe Solá y Monsanto; Roberto Urquía y General Deheza; Javier de Urquiza y CRA; etc.- son ejemplos claros de las contradicciones internas del gobierno. La mala gestión política demostró las limitaciones del programa de gobierno para hacer política con los pequeños y medianos productores que no participaron del conflicto o bien lo hicieron desde la oposición;

C-se puso en evidencia la deficiente consistencia ideológica y programática de muchos de los cuadros de conducción del gobierno;

D-se expresó la inexistencia de una herramienta política con capacidad de romper el cerco de la comunicación impuesta por las corporaciones;

E- no se pudo organizar un proyecto alternativo al programa del capital financiero sojero y de los acopiadores, que movilizaron a gran parte de las agrupaciones sindicales ligadas a la producción agropecuaria;

3-Modelo Social
El gobierno tiene importantes logros en estas carteras que son producto del crecimiento económico, la reactivación industrial y la obra pública. Dichos logros no pueden esconder las profundas limitaciones, muchas de ellas, producto del modelo económico concentrado y extranjerizado comentado. Además es innegable que la gestión pública de las áreas sociales no estuvo a la altura de las circunstancias para atender el núcleo duro de la pobreza heredado por 30 años de destrucción del país. Se ampliaron programas y se destinaron recursos a experiencias cooperativas, se distribuyeron jubilaciones o se recuperaron ámbitos de discusión salarial, todos temas dignos de reivindicarse. Pero en ningún momento se abordó el drama social de manera masiva, contundente y global: sin una buena escuela pública, sin empresas del Estado, sin políticas universales de atención a grupos vulnerables, sin ámbitos de esparcimiento públicos de calidad, si un apoyo real a las pymes, sin distribución del ingreso, etc.- difícilmente se termine la pobreza en el país.

Resumiendo lo mencionado:

- El proyecto económico kirchnerista no implementó la justicia social, y más allá de que se producen importantes mejorías, no existe en gran parte de la sociedad un compromiso profundo con el modelo de gobierno;

-La gestión de gobierno de algunas carteras estratégicas adolece de serias falencias: ésta es la materia prima fundamental a partir de la cual la prensa construye opinión pública entre los sectores populares. El grave deterioro de la escuela pública, las preocupantes deficiencias del sistema de salud en provincias como Buenos Aires, las dificultades para acceder a la vivienda, el pésimo sistema urbano de transporte de pasajeros en muchas provincias, las limitaciones de los programas de seguridad –fusión de la policía, el servicio penitenciario y la justicia-, la fuerte flexibilización del empleo o el atraso de los salarios luego de la inflación, son elementos que inciden considerablemente en la formación de opinión publica. Los medios no solamente falsean, sino que además y principalmente, amplifican o distorsionan aspectos concretos de la realidad.

-No se apoyó desde el gobierno la formación de una herramienta política sólida con posibilidades de enfrentar la presión de las corporaciones;

-por fuera del gobierno no se divisa una estructura capaz de vertebrar una expresión organizativa de la comunidad nacional para defender los logros alcanzados y profundizarlos.


III- ALTERNATIVAS EN EL CORTO PLAZO
El desafío económico y la oposición:
Como punto de partida y atendiendo a la crisis económica mundial, el gobierno va a tener que administrar el país con menos recursos presupuestarios: las posibilidades de acordar con el conjunto de las corporaciones, locales y trasnacionales y los pequeños empresarios argentinos y los asalariados, se va a reducir considerablemente. Esta coyuntura pone en duda la vialidad del proyecto kirchnerista tal cual transcurrió hasta la fecha del debate de la Resolución 125, momento en el cual los sectores agrarios concentrados salieron del frente político del gobierno. En este cuadro y atendiendo la agenda del “campo y la oposición”, la posibilidad de ceder a las exigencias de la reducción de retenciones a las exportaciones, implica recortar el presupuesto y frente a este panorama, el gobierno podría reducir ingresos al:

- Capital financiero: siguiendo la línea de la recuperación de los fondos de jubilaciones y por ejemplo, no pagando o reprogramando la deuda externa, dictando una nueva Ley de Entidades Financieras o implementando impuestos a la renta financiera; en esta línea tal cual lo hizo Perón, la alternativa de máxima es la nacionalización de depósitos bancarios y del Banco Central: cuestión poco probable por el perfil del gobierno;
- Capital local concentrado y extranjero exportador ligado a la industria: se pueden eliminar subsidios y préstamos oficiales o se puede promover una reforma tributaria aumentando el impuesto a las ganancias; en esta línea tal cual lo hizo Perón, la alternativa de máxima es la recuperación de la renta de los recursos estratégicos (nacionalizaciones): cuestión poco probable por el perfil del gobierno;
- Empresas de servicios públicos: se pueden reducir subsidios, cuestión que representa un aumento de tarifas; en está línea tal cual lo hizo Perón, la alternativa de máxima es la nacionalización de algunas empresas que ofrecen grandes excedentes: cuestión poco probable por el perfil del gobierno;
- Gasto social: reducir las obras públicas, los sueldos, el gasto en educación, etc.-

En todos los casos e inevitablemente, el gobierno se enfrenta a un esquema de conflicto en el corto y mediano plazo donde va a tener que optar. Frente a este panorama, el programa de las coaliciones de las dos principales fuerzas de la oposición -Unión PRO y Coalición Cívica- plantean que la variable de ajuste va a ser el presupuesto del sector público ligado al gasto social y educativo. El proyecto político y económico de Prat Gay (JP Morgan) o de Mauricio Macri, sería similar al implementado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en el caso argentino o por figuras como Alan García en el Perú. En el corto plazo y atendiendo las declaraciones y los comportamientos de sus principales dirigentes, la oposición estaría apostando a una salida adelantada de Cristina Kirchner para implementar su modelo. Las opiniones favorables de Francisco De Narváez sobre la destitución de Zelaya en Honduras y el estilo de las protestas del núcleo sojero durante el 2008, hacen creíble en la perspectiva de estos grupos, que estén planeando una salida de Cristina similar a la experiencia de Raúl Alfonsín o el esquema aplicado a De La Rúa en el año 2001.
La oposición está actuando como polea de transmisión de los grupos concentrados trasnacionales, caminando hacia un oscuro panorama que peligrosamente, va empujando el sistema político a un abismo similar al año 2001: pero en este caso, lo que se avizora es una potencial alternativa conservadora de derecha. La dirigencia empresarial y partidaria del país, parece, no aprendió nada del 2001 y pese a que Kirchner le puso un respirador artificial a la vida del sistema político tradicional argentino y a la rentabilidad del capital, están dispuestos a tirar todo por la borda.

Alternativas que maneja el gobierno nacional
Dentro del denominado “kirchnerismo” existen diferentes interpretaciones de las posibilidades del gobierno en los próximos años:
- repliegue, apuntalamiento de los dos años de gestión y salida ordenada del gobierno a la espera de mejores condiciones;
- ofensiva política haciendo pie en la distribución del ingreso y la democratización de la política;
- continuismo en la gestión e inmovilismo como si nada hubiese ocurrido.
- acuerdo con los sectores conservadores del Partido Justicialista (PJ) y las corporaciones.

El Partido Justicialista y la organización política
Sobre este panorama, algunos dirigentes plantean reforzar los lazos con el Partido de gobierno haciendo una jugada conservadora con el sistema político, con la finalidad de poder implementar la agenda de las corporaciones concentradas, en particular aquellas ligadas al campo. El PJ contiene en su seno diferentes perfiles de dirigentes y de proyectos de país: dirigentes honestos, sectores nacionalistas, operadores del capital trasnacional neoliberal, funcionarios útiles, inútiles, cabecillas oportunistas o simplemente, a meros ladrones de gallinas. Sobre esta multiplicidad de matices hay dos cosas seguras que ha demostrado el Partido Justicialista en las últimas décadas:

1º: con él no se puede superar el proyecto de las corporaciones trasnacionales, a lo sumo, se discute cuáles son las que conducen, si las financieras o las industrialistas. El PJ es el Partido del Orden de gobierno: el proyecto de Perón en sus tres gobiernos, por el contrario, fue de “desorden”, en el sentido que buscó cambios radicales en el funcionamiento del sistema y por eso conformó una herramienta política nueva. La preocupación por el mantenimiento del poder, en gran parte de lo casos, hace conservador a los dirigentes del PJ.
2º: sin los sectores dinámicos del PJ no se puede gobernar el país. En este caso, la discusión se centra en la forma y/o en la posibilidad de que el PJ se acople y/o subordine a un frente de gobierno más amplio. Perón rompió el bipartidismo con el Laborismo y actualmente, el Frente Amplio Uruguayo, o las herramientas políticas de Evo Morales o de Hugo Chávez, siguen este camino.

Es innegable que el futuro del proyecto va a depender de la capacidad del gobierno de constituir una fuerza política sólida en su ideología y en su capacidad de movilización, que disponga de un programa político y de una fuerte presencia en las organizaciones sociales, culturales, del trabajo y de la producción. La herramienta política tiene que ser el instrumento para mejorar la gestión del gobierno que no puede ser el mero costo de los acuerdos políticos, sino que por el contrario, debe apuntalar el desarrollo nacional y la construcción política del pueblo. La idoneidad técnica, la claridad programática y la línea política, deberían ser la matriz básica de los cuadros de conducción en la nueva etapa del gobierno.

La prensa y la comunicación
No hay alternativa posible con el funcionamiento actual de la prensa argentina: te permite gobernar si acompañás los negocios de sus publicistas y auspiciantes, en su defecto, te enfrenta hasta las últimas consecuencias, ya sea promoviendo candidatos opositores, acompañando golpes de Estado o promoviendo el terrorismo. El periodismo te permite gobernar un par de años: tarde o temprano, se vuelve un chaleco de plomo. Frente a esta realidad desde el gobierno se manejan diferentes opciones:
- Enfrentar a las corporaciones mediáticas: dicha elección contempla acompañar la sanción de la Ley de Servicios Audiovisuales e implementar una política de medios, hasta ahora débil, de apuntalamiento y desenvolvimiento de una comunicación alternativa público privada.
- Buscar “comunicadores” con buena sintonía con la prensa: muchos dirigentes kirchneristas siguen pensando que para resolver el problema del periodismo, hace falta designar un comunicador al estilo “Corach con Menem”. La designación de la figura de Sergio Massa, entre otros temas, se vinculó con esto. Esta concepción evidencia la existencia de un pensamiento político demoliberal típico de los años noventa, renuente a la formación de un partido y una organización propia no “rentada temporariamente” como es la prensa, con la cual comunicar. Otra muestra de esta concepción, es la deficiente utilización de los canales públicos para presentar las propuestas del Poder Ejecutivo: Cristina dio una entrevista y no por casualidad, a la televisión Española de Canal 11 y no al periodismo de Canal 7.
- Pactar con la prensa: dicha opción daría por culminado el proyecto de ley de Servicios Audiovisuales y se debería “arreglar” económica y políticamente con los medios. En este caso, el gobierno, previamente, debería pactar con el grupo sojero trasnacional que apoyan Clarín y La Nación.

En el corto o mediano plazo, la sociedad argentina y latinoamericana deberán organizar una red de comunicación pública y privada no comercial, capaz de romper el cerco de las corporaciones trasnacionales: en su defecto, corre peligro la viabilidad misma de la democracia y se hace imposible toda posibilidad de alcanzar el desarrollo nacional independiente y dar por tierra el drama social del continente.

IV- ALGUNAS CONCLUSIONES
El panorama político del país es complejo. Qué opción sea la finalmente adoptada dependerá de la coyuntura, la decisión y la organización para el enfrentamiento de los adversarios y los enemigos en juego. Atendiendo los cambios de gabinete, la trayectoria del gobierno y las últimas medidas de Cristina, no se avizora una ofensiva estratégica del gobierno nacional. Tampoco se observa la existencia de una alternativa a la “izquierda” del gobierno. Por el contrario, se percibe un viraje hacia un esquema conservador. Una salida estrepitosa del gobierno de Cristina aceleraría la desintegración del proyecto industrialista en ciernes, agravaría el problema social y se tomaría distancia de los proyectos progresistas y de integración latinoamericana: en su lugar, volveríamos a ser importadores de trabajo extranjero como en los años noventa. Dicha alternativa haría extremadamente difícil la formación de un programa nacional capaz de hacer viable la existencia del conjunto de las organizaciones libres del pueblo de nuestro país: muchas van a ser aplastadas por las corporaciones trasnacionales y las presiones del teatro general de las naciones. Dicho programa conservador, necesariamente, deberá implementarse con un uso masivo y articulado de la prensa, del aparato clientelar y en especial, con un aumento de la utilización de la fuerza pública siguiendo, por ejemplo, los cauces actuales del proyecto de Alan García en Perú.+

C.E.H.A. – julio 2009

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