De las catacumbas al poder (*)

Por Francisco José Pestanha

FORJA ratifica su fe en la democracia que es el único régimen político que asegura la paz, la dignidad humana y el progreso de los pueblos: en consecuencia repudia todos los imperialismos y no acepta la intromisión en nuestras instituciones nacionales de los extremismos de derecha y de izquierda, que son incompatibles con la idiosincrasia del pueblo argentino y que pretenden servir a intereses políticos extraños a la argentinidad.

Introducción

Describir el proceso de integración de algunos forjistas a la gestión pública durante la primera década peronista, no sólo nos permite visualizar el itinerario de un agrupamiento que desde su prédica y su práctica contribuyó a cimentar el movimiento conducido por Juan Domingo Perón, sino que, además, facilita el análisis y la revisión del derrotero de un sector determinado de la elite política de la época, cuya actuación se vio decididamente opacada por la avalancha peronista.

Afirma Oscar Aelo “...los estudios del peronismo han enfatizado largamente sobre su base social, y especialmente, respecto al rol que habría jugado la clase obrera en su conformación inicial [...] buena parte del debate historiográfico se ha centrado en la observación de las pautas del comportamiento obrero, y en la postulada relación directa que se habría establecido entra la clase y un emergente liderazgo carismático y plebiscitario” . En los últimos años, sin embargo, aparecen numerosos ensayos que cuestionan total o parcialmente las conclusiones derivadas de las premisas precedentes, que hacen especial hincapié en la “...contribución de las segundas líneas en la modelación de las doctrinas y prácticas políticas del movimiento peronista” .

En este orden de ideas pensamos que la Fuerza de Orientación Radical para la Joven Argentina, FORJA, constituyó un verdadero protoperonismo. No sólo a partir de la ardua y paciente labor de articulación de las diversas corrientes nativistas desarrolladas durante las décadas anteriores al surgimiento del Justicialismo sino, también, desde la promoción de prácticas políticas y modelos de gestión pública claramente diferenciados de los que reinaban en la época. Los aportes de esta agrupación fueron, sin duda, producto de una profunda intuición que permitió a sus integrantes “...visualizar nítidamente un proceso que venía acuñándose en el substrato material y cultural de la patria. Ello era lógico ya que ellos mismos eran integrantes de ese subsuelo patrio, y además, de una generación que protagonizaba una profunda revolución ética y estética.” .

Arturo Jauretche, plenamente consciente de la importancia histórica de FORJA en la conformación del ideario justicialista, recordaba que: “Se era liberal, se era marxista, o se era nacionalista partiendo del supuesto que el país debía adoptar el liberalismo, el socialismo o el nacionalismo y adaptarse a ellos, partiendo del supuesto doctrinario importándolo, reproduciéndolo o forzando a la naturaleza a condicionarse a el” . Según el linqueño, el gran aporte de FORJA “no fue hacer ni liberalismo, ni marxismo, ni nacionalismo, sino contribuir a una comprensión en que el proceso era inverso, y que las ideas universales se tomaran solo en su valor universal pero según las necesidades del país y según su momento histórico las reclamasen como creaciones propias del mismo en su marcha ascendente. En una palabra utilizar las doctrinas y las ideologías y no ser utilizado. Hacer del pensamiento político un instrumento de creación propia...”

Si bien es cierto que algunos forjistas desempeñaron diversas funciones públicas durante el período yrigoyenista , la mayoría de ellos recién tuvo su primera experiencia gubernativa durante el peronismo, llegando así a diversas instancias del Estado nutridos de cierta virginidad respecto de los innumerables vicios que caracterizaban a la vieja política y a la gestión de la cosa pública. No obstante el interés que reviste el estudio pormenorizado de la incorporación de algunos de sus militantes al gabinete del Gobernador Mercante, en su carácter de miembros de una elite política que venía operando sobre la realidad nacional, es dable destacar que el atractivo especial de esta integración reside en sus contribuciones a la creatividad, la eficacia y la coherencia ideológica, como se verá en ésta y en futuras obras.

El repositorio documental que perteneciera a Francisco José Capelli - último secretario general de FORJA - nos permite, una vez más, develar aspectos poco conocidos de la experiencia de este agrupamiento; aspectos emergentes de las investigaciones realizadas con el invalorable apoyo brindado por la autoridades de la Corporación Buenos Aires Sur.

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