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Como
en los viejos tiempos
Por Osvaldo Vergara Bertiche
Como en aquellos tiempos de la Libertadora, de alias Fusiladora, de Aramburu
y Rojas, hay que volver a la resistencia, a la auténtica Resistencia
Peronista, hoy una ampliada Resistencia Popular con la inclusión de otros
sectores del campo Nacional, pero Resistencia al fin.
Aquella, singular, heroica y combativa actitud de miles y miles de
compañeros en todo el país que comienzó como un movimiento inorgánico, que
llevó a cabo sus acciones en los mismos lugares de trabajo.
Consistieron en pequeñas maniobras individuales de sabotaje, o formas de
protesta colectiva, como detener el trabajo por un par de minutos y ponerse
a silbar la “marcha”.
Muchos de los integrantes de los grupos de resistencia comenzaron a formar
comisiones internas dentro de las fábricas y otros en forma paralela forman
grupos de choque que se dieron a conocer como “comandos” de la Resistencia.
Estos “comandos” llevaron a cabo acciones de protesta y reivindicación como
volanteadas clandestinas o la detonación de artefactos explosivos de
fabricación casera, bautizados popularmente como “caños”, caños peronistas.
Uno de los principales impulsores de los “comandos” de la resistencia, fue
el abogado y ex diputado John William Cooke.
Rebelde y combativo, Cooke representa la opción más revolucionaria del
peronismo. Por su carácter aguerrido e intransigente, y su aguda percepción
política, Perón, desde su exilio en Venezuela, lo elige como su delegado
personal, y lo distingue con el cargo de “jefe de las fuerzas peronistas
organizadas en el país y en el extranjero”.
Para la misma época en que la Resistencia realiza sus primeras acciones de
protesta, un grupo de militares leales a Perón planea un levantamiento
armado contra el gobierno. La noche del 9 de junio de 1956, una sublevación
militar, encabezada por el general de división Juan José Valle, intenta
tomar la Escuela de Suboficiales de Campo de Mayo, la Escuela de Mecánica
del Ejército de Buenos Aires, y el Regimiento número 7 de infantería de la
ciudad de La Plata.
Al mismo tiempo, varios comandos civiles de la resistencia peronista inician
acciones de apoyo en las ciudades de Avellaneda y Rosario, y en la provincia
de La Pampa.
Llegada la medianoche, casi todos los focos de la rebelión son reprimidos.
Salvo en el caso de La Plata, donde las fuerzas rebeldes, al mando de una
división entera de tanques de guerra, se traban en combate hasta altas horas
de la madrugada.
El 10 de junio, el gobierno militar de la Revolución Libertadora establece
la ley marcial. En las siguientes 48 horas, se llevan a cabo fusilamientos
en Lanús, La Plata, José León Suárez, Campo de Mayo, la Escuela de Mecánica
del Ejército y la Penitenciaría Nacional. Para la medianoche del 11 de junio
de 1956, la lista de ejecutados asciende a 16 militares y 13 civiles.
Con la intención de poner fin a las ejecuciones, la mañana del 12 de junio,
el general Juan José Valle se entrega a las autoridades militares.
Esa noche, en el patio de la Penitenciaría Nacional, Valle es fusilado.
Pero la Resistencia no cesó, continuó de variopinta maneras hasta el regreso
del General, aquel 17 de Noviembre de 1972, fecha que nos invita a brindar
un especial reconocimiento a todos los militantes. Esos militantes, que
lucharon con sincero entusiasmo, tenacidad y sacrificios, animados por un
auténtico ideal.
Esos militantes, que supieron entregarse, enteramente, a una causa política,
siendo víctimas de la intolerancia, las persecuciones, la cárcel, la muerte
y la desaparición. Esos militantes que lo dieron todo.
Hoy, a más de cincuenta años, debemos volver a organizar la Resistencia.
Esta vez no contra mandamás de un gobierno de facto, sino contra una
oposición mediática, falaz, incompetente y destituyente.
Esta vez no con “caños” ni volanteadas clandestinas.
ESTA VEZ CON MOVILIZACIONES POPULARES.
ESTA VEZ CON EL PUEBLO EN LA CALLE.
El enemigo es el mismo de entonces.
En vez de aquellos integrantes de la Unión Democrática, cuya Junta de
Coordinación Democrática estaba presidida por el radical Ricardo Garbellini,
e integrada por Justiniano Allende Posse (Centro Argentino de Ingenieros),
Germán López (Federación Universitaria Argentina), Bernardo Houssay
(científico), José Santos Gollán (rector de la Universidad Nacional del
Litoral), Alejandro Lastra, Joaquín de Anchorena (Sociedad Rural Argentina),
Laureano Landaburu (PDN), Juan José Díaz Arana (Partido Demócrata
Progresista), los radicales antipersonalistas José M. Cantilo y Diógenes
Taboada, los socialistas Nicolás Repetto y Alfredo Palacios, el radical
Gabriel Oddone, Carlos E. Díaz Cisneros y Gregorio Aráoz Alfaro, y que el 19
de setiembre de 1945 hicieran su aparición pública con “Marcha de la
Constitución y la Libertad” (en la que se entonaba “La Marsellesa”) y en la
que cincuenta personajes encabezaban la marcha, entre ellos los radicales
José P. Tamborini, Enrique Mosca, Ernesto Sammartino y Gabriel Oddone, el
socialista Nicolás Repetto, los radicales antipersonalistas José M. Cantilo
y Diógenes Taboada, el conservador (PDN) Laureano Landaburu, los demócratas
cristianos Manuel Ordóñez y Rodolfo Martínez, el comunista Luis Reissig, el
demócrata progresista Juan José Díaz Arana, y el rector de la UBA Horacio
Rivarola…
En vez de aquellos civiles de la Junta Consultiva creada el 28 de Octubre de
1955, representando a la Unión Cívica Radical: Oscar Alende, Juan Gauna,
Oscar López Serrot y Miguel Ángel Zavala Ortiz; al Partido Socialista:
Américo Ghioldi, Alicia Moreau de Justo, Ramón Muñiz y Nicolás Repetto; al
Partido Demócrata Nacional (conservador): José Aguirre Cámara, Rodolfo
Coromina Segura, Adolfo Mugica y Reinaldo Pastor; al Partido Demócrata
Progresista: Juan José Díaz Arana, Luciano Molinas, Julio Argentino Noble y
Horacio Thedy; al Partido Demócrata Cristiano: Rodolfo Martínez y Manuel
Ordoñez; y a la Unión Federal (nacionalista): Enrique Arrioti y Horacio
Storni…
En vez de todos aquellos personeros de intereses antinacionales y
antipopulares, y como las víboras solo paren viboritas, hoy se llaman Cobos,
Macri, Carrió, Sanz, Morales, Solá, de Narvaez y tanto otros, todos rodeados
de sus adlateres, acompañados de la impresentable Mesa de Enlace sojera y de
sectores del capital concentrado y de funcionarios funcionales como el
“rebelde sin causa” Martín Redrado y jueces de la justicia injusta de
amparos dudosos y fallos sospechosos.
En vez de Braden… Arturo Valenzuela, funcionario jefe de la diplomacia para
Latinoamérica del “carapalida” presidente estadounidense Barak Obama, que
realizó una feroz embestida contra el gobierno argentino.
Como en los viejos tiempos, todos amontonados con un solo objetivo: impedir
toda política destinada a resolver los problemas de los más necesitados,
colocarnos de rodillas, acorralarnos con corralitos, frustrar nuestro
crecimiento, liquidar nuestra manera de Ser comos somos; en definitiva
someternos a los designios del imperio.
Como en los viejos tiempos, todos en plan de provocación y conspiración
permanente contra el gobierno constitucional del peronismo (por más que les
pese a algunos).
Como en los viejos tiempos urge la Resistencia a todos estos intentos.
La batalla por la Ley de Medios Audiovisuales se dio en las discusiones y en
la calle.
De idéntica manera, debemos impedir las pretensiones del gorilismo
profesional, centrando la lucha en el campo de las ideas y en las calles.
Como señala Jorge Giles en su artículo “¿Una rebelión “carapintada” en el
Banco Central?”, pobre de nosotros si ganaran estos personajes.
Osvaldo Vergara Bertiche
Rosario, Provincia de Santa Fe, 9 de Enero de 2010
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