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Crisis
con el Banco Central: Amenaza y oportunidad
Por Raúl Isman*
“Les pido muy humildemente, sin ningún tipo de aprehensión ni de rencor, que si
no supieron gobernar por lo menos nos dejen gobernar ahora y no sigan poniendo
palos en la rueda. Los que durante dos veces en la corta historia de la
democracia rifaron las reservas del país y nos dejaron al borde de la disolución
nacional, hoy se han erigido en los defensores de las reservas”.
Presidente Cristina Fernández de Kirchner, refiriéndose a la U.C.R.
Sería imperdonable que el P.J. y el progresismo permitieran la restauración
conservadora. La oposición “Son los que trabajan para desestabilizar al
gobierno. Lo que ocurre es que no nos estamos rindiendo al sistema. Llegamos
para transformarlo”.
Frases de Néstor Kirchner.
Introducción
Rara vez los veranos en la Argentina resultan apacibles. El del 2010- acunado
por el golpismo posmoderno que apareciera sensiblemente el 25 de marzo de 2008-
no será la excepción. Pasadas las fiestas findeañeras, en las cuales no fue
verificada la amenaza de saqueos prohijados por fuerzas de los arrabales del P.J,
la asonada continúa por medio del armado de una crisis en relación con el Banco
Central. Mientras la población retoza en las playas, se prepara para desplazarse
o simplemente sueño con el paraíso atlántico se reactivo la aviesa campaña
golpista cuyo objetivo ya no es in siquiera oculto; que la presidente Cristina
Fernández no concluya su mandato. Inclusive lo ha dicho con todas las palabras
un legislador radical, la caída antes de tiempo de la mandataria equipararía
antiguas limitaciones casi atávicas de la U.C.R con las resultaren equivalente
en el P.J. Por si algún desprevenido no lo tiene claro, las fuerzas de la
reacción lo han blanqueado en un sinfín de oportunidades.
Digamos a modo de encuadre general un concepto que guía decisivamente el
análisis que desplegaremos: la causa fundamental de los infortunios populares es
la existencia de un poder económico que somete a los sectores subalternos a
explotación, marginación, opresión y más flagelos. Las diversas fuerzas
políticas son funcionales o resisten semejante “imperium”. Al matrimonio K se le
achaca claramente la dificultad que halla la derecha para licuar su iniciativa
política. Es recordado como, en diversas circunstancias históricas, los
radicales y otros retoños de la misma familla política entregaron a la derecha
ministerios decisivos frente al mínimo revés político. Es que el “pecado” que
cometió la mandataria es no someterse a las presiones del poder económico: En
efecto, aún en la derrota electoral los K mantuvieron el rumbo consistente en
intentar construir un estado con capacidad de intervenir en la economía, alentar
la distribución del ingreso, democratizar el acceso a los medios de difusión y
continuar la larga lucha contra la impunidad de los crímenes dictatoriales. La
oposición, por el contrario, cifra todo su crecimiento en invisibilizar al poder
real al cual sirve sin prisa, pero sin pausa. De hecho están parapetados detrás
de la muralla de los monopolios mediáticos. Lo dicho no es una cuestión menor.
En caso de que las fuerzas opositoras llegaren al gobierno. ¿Pueden hacer algo
por el pueblo habida cuenta de su absoluta dependencia con respecto al referido
poder real?
Los hechos son por demás conocidos. Un anodino funcionario neoliberal del Banco
Central (súbitamente) se convirtió en un resistente por obra y gracia de la
tramoya opositora, en realidad los autores del plan. Digamos que Martín Redrado
ha sido militante de la dictadura genocida y menemista. Tal vez el error
primitivo fuera creer que pudiera servir a una causa opuesta. De Néstor Kirchner
puede decirse cualquier cosa; pero no que sea muy eficiente en la búsqueda de
aliados. Aún contabilizando la derrota electoral del 28 de junio, mantendría las
mayorías parlamentarias si no hubiera sufrido el drenaje de legisladores
ingresados por el Frente Para La Victoria. Lo que está sucediendo con el Banco
Central puede leerse en los diarios y revistas de los días previos. Para un buen
repaso de lo ocurrido pueden consultarse los medios aludidos y recomendamos ver
el siguiente video:
http://www.youtube.com/watch?v=gzRvbX-gtOg
Es sabido que la derecha jamás dice cuales son sus verdaderos propósitos.
Cuando dicen calidad institucional, en realidad debe leerse subordinación
neocolonial. Cuando dicen consenso, debe interpretarse subordinación de los
sectores populares. De modo que trataremos en estas notas de desentrañar lo que
sustantivamente se juega en el presente conflicto y alejarnos de lecturas
formales y vacías.
Lo que está en debate y en juego
Existen dos ejes centrales para debatir, además del necesario repudio a las
maniobras golpistas, Frente a tales contenidos la mayor parte de las fuerzas
opositoras hacen gala de una petrofacialidad que excede toda capacidad de
asombro. Ellos son:
a) Deuda externa. Y
b) Autonomía del Banco Central.
La oposición de la Unión Cívica Radical (U.C.R.) y el PRO al decreto
presidencial que prescribe destinar una parte de las reservas a un fondo de
garantías para el pago de la deuda externa mueve a risa. En efecto, el Pro no es
más que una fuerza articulada en íntima relación con la gran internacional del
poder globalizado. Para que el país abone su deuda externa son capaces de
volverla eterna y comprometer en ello; no sólo las reservas del Banco Central,
si no el conjunto de los recursos productivos nacionales más la virginidad de
todas las argentinas y el upite de todos los varones pertenecientes a los
sectores populares. De modo que en su oposición no los mueve otra cosa que
esmerilar al gobierno. Y la U.C.R es la fuerza que, desde el primer gobierno de
la actual etapa democrática, saboteó toda investigación seria de la deuda
externa; cuando aún era tiempo para tal necesario debate. En efecto, durante en
los primeros tiempos de la gestión del doctor Raúl Alfonsín, el diputado y
economista radical Raúl Baglini (hoy operador y asesor del vicepresidente
golpista Cleto Cobos) abogó de modo militante por el pago de la deuda desde su
púlpito en el Congreso Nacional. Repitamos, era en los tiempos en que, dada la
cercanía con la dictadura, aún podía discutirse la legitimidad de la pesada
carga. Con posteridad, la nueva deuda tomada y agigantada de modo criminal y
exponencial durante el Menemato y el De La Ruato (radical, no hay que olvidarlo)
volvió, tal vez, imposible la diferenciación entre legitimidad e ilegitimidad de
los compromisos externos. El actual gobierno nacional es el primero que bajó el
endeudamiento, tomando la totalidad de la actual etapa democrática. En números
simples y también en relación al P.B.I. No hay dudas que esta es una de las
causas del odio que recibe por parte de tantos abogados, gestores, brujos
disfrazados de economistas o simples alcahuetes al servicio de los usureros
mundiales que hacen política desde las fuerzas mencionadas. El desendeudamiento
no es una medida aislada. Es parte de un modelo económico que busca la
reindustrialización del país, la autonomía nacional y revertir la marginación y
exclusión de vastos sectores populares. En tal contexto, un país menos sometido
a la presión de los organismos de crédito mundiales puede desarrollar más
opciones favorables el crecimiento de opciones productivas diversificadas y para
el beneficio de nuestro pueblo. Tal vez no han quedado debidamente impresas en
la memoria popular las inspecciones coloniales protagonizadas por los
funcionarios del F.M.I. durante el gobierno de De La Rua. En tal sentido se
vislumbra que la Argentina contemporánea se halla sometida a un clivaje
(contradicción) inocultable: aumentar la deuda externa -volviendo al país más
vulnerable con respecto a los capitales globalizados- o disminuirla para
aumentar la autonomía nacional y poder profundizar el modelo económico
industrialista.
La cantinela de la autonomía del Banco Central y el lloriqueo de las
instituciones avasalladas por el “pérfido kirchberuismo” merece un breve
análisis. Primero lo institucional ¿No es mancillar las instituciones que el
vicepresidente electo sea oponente constante a la presidente que el acompañó en
la formula? Sin dudas, lo es. Pero los custodios de la virginidad institucional
nada dicen. Y es más, le piden al émulo de Judas Iscariote que no abandone el
lugar que usurpa para sacar ventajas en hipotéticos nuevos desempates. ¿Llegará
a competir por la presidencia en el 2011 mientras es el vice de un gobierno al
que combate? La calidad institucional La U.C.R, el PRO y el peronismo derechoso
se la pasan por las asentaderas. Igual que en el caso de la visita del
funcionario de los EE.UU. Arturo Valenzuela, quién realizó una presión
indefendible. La oposición en pleno… se calló la boca de modo vergonzoso. Lo
mismo cuando Cristina fue amenazada durante un viaje. ¿La investidura
presidencial no ameritaba un pronunciamiento del conjunto de las fuerzas
políticas? La oposición nada dijo porqué fue, de hecho, cómplice. Sus referentes
políticos y votantes, sin duda, comparten el insultante apelativo de “yegua”
proferido por la voz que oírse dejo en el helicóptero presidencial. La presencia
de connotados procesistas y golpistas en las listas legislativas y elencos de
funcionarios nos exime de argumentar más para demostrar la íntima ligazón
existente entre gran parte de los conglomerados políticos enemigos del proyecto
nacional y las fuerzas económicas, sociales y culturales más reaccionarias
históricamente colocadas en la vereda de enfrente de la nación y de su pueblo.
Las doctora Elisa Carrió declaró que "Se está destrozando la institucionalidad
de la República Argentina y convocó para que la oposición logre "evitar un
conflicto de poderes generalizado que sólo podría dañar aún más a la ya herida
Argentina". "(En el diario oligárquico La Nación, versión digital del 9 de enero
del 2010) En realidad, pedir que la oposición salve al país de un escenario (el
conflicto de poderes) tal como fue buscado por las fuerzas de marras es como
pedirles al Bambino Veira y al padre Grassi que custodien un jardín de infantes.
Por otra parte, las instituciones democráticas están a salvo; aún en caso de
lanzar una andanada Carrió con su coprodispersor luego de indigestarse con
porotos. Es muy difícil diferenciar si la citada dirigente dispara por vía oral
o anal. No hablemos del Pro cuyo concepto de calidad institucional significa
transformar al ministerio de educación porteño en agencia de espionaje. De modo
que las instituciones y su calidad le importan un bledo al aquelarre opositor.
Su único interés es desgastar hasta voltear al gobierno popular. En ocasión de
sobreseer el juez a cargo a matrimonio presidencial en la causa por
enriquecimiento ilícito, la oposición vociferó la necesidad de hacerle juicio
político. El análisis del expediente demandó más de un mes. Cuando la jueza
María José Sarmiento le dio lugar a los dos amparos impulsados por la jauría
opositora… en menos de 6 horas nadie salió a cuestionarla ni a amenazar con la
destitución. La magistrada de marras está emparentada con represores de la
dictadura. Otra “casualidad” que no es menor y van…
Por otra parte, la cacareada autonomía del Banco Central no es más que una
imposición neocolonial. La Carta Orgánica del organismo fue pensada - y tal vez
redactada- durante la orgía privatista de los ’90 por un conocido esbirro de la
banca usuraria globalizada: Domingo Felipe Cavallo, dos veces ministro de
economía, una vez presidente de la institución en crisis. Y nos limitamos a lo
reciente. No queremos desarrollar lo referente a la fundación de la institución
durante la (infame) década de los ’30.
De modo que salir a rasgarse las vestiduras por la mancillada independencia del
B.C. no es más que apostar por un país cercenado en sus posibilidades económicas
y sometido a presiones de los poderes globalizados. Una autoridad monetaria no
puede estar por encima de los gobiernos electos democráticamente y su aptitud
técnica debe estar puesta al servicio de un modelo de crecimiento con inclusión
social. Embusteros sin remedio, como el Senador Gerardo Morales, salieron a
decir que el gobierno desea manotear las reservas porque se queda sin caja y la
función de la oposición es defender las citadas reservas, para proteger el nivel
de vida de los trabajadores. Confundidos pensábamos que era un homónimo del
legislador de marras el que se desempeñara como viceministro de desarrollo
social durante el tristemente recordado bienio delaruista (radical). Pero no, es
el mismo sujeto. De modo que cuando dice que no deben usarse las reservas, debe
leerse que no deben ser utilizadas para otro cometido que la fuga del ahorro
nacional en beneficio de los modernos piratas convertidos en usureros
internacionales. De ser conectado a un detector de mentiras, Gerardo los
rompería todos. La única posibilidad de que diga la verdad es que se halle
soñando.
Otro campeón mundial del dislate es el diputado nacional de la Coalición Cínica
Fernando Iglesias. Por la cadena nacional de medios privatizados al servicio de
la infamia- únicos espacios donde puede hablar, ya que nadie le puede refutar su
supina ignorancia- llegó a decir que la autonomía del B.C. no se discute en
ningún lugar serio del mundo. El mundo para el chantapuffi Iglesias es la casa
de Carrió porque muchos países, Brasil por ejemplo, no tienen entre sus
estatutos la citada autonomía. Por no hablar de Corea, China o Japón. Y Estados
Unidos, madre patria de gran parte de la oposición y país donde se acuñó la idea
que estamos glosando, metiose la tan mentada autonomía del B.C. (llamado allí
F.E.D) en el quinto forro de las esféricas cuando la crisis económica arreciaba.
De modo que hemos demostrado cuales fueron las verdaderas intenciones de la
oposición. Veamos algunas dificultades del proyecto nacional y porqué esta
crisis es a la vez amenaza y oportunidad.
Lo que debe debatirse y algunas limitaciones del gobierno
El gobierno nacional viene resistiendo la doble pinza de la crisis financiera
global y el acoso de la derecha, de la cual las fuerzas políticas no son más que
un pálido instrumento. La apuesta de los partidos mencionados por forzar una
situación que se salga de madre obedece a que- en el marco de la creciente
recuperación económica- las posibilidades del Kirchnerismo crecen hacia el 2011.
De hecho ya lo marcan diversas encuestas: Néstor y Cristina vienen revirtiendo
los bajos índices de aceptación a que habían llegado hacia mediados del año
pasado golpeados por el despiadado fuego mediático. De modo que la opción de la
oposición no se halla muy alejada de lo que ya decíamos hacia las elecciones del
2007: sus posibilidades de éxito electoral necesitan imperiosamente que crezca
el infortunio popular, hasta hacerse lo más doloroso posible.
En tiempos de su máximo potencial político, entre el 2005 y el 2007, le faltó al
gobierno la iniciativa para modificar el cepo legal ofrendado por el cavallismo,
la carta orgánica del Banco Central. Un nuevo modelo productivo necesita también
cambios legales e institucionales; entre ellos una autoridad monetaria capaz de
estimular financieramente los desarrollos económicos y la inclusión social, más
que resguardar la fría estabilidad monetaria. Hay que recordar que períodos de
expansión del bienestar popular- las tres presidencias del general Juan Domingo
Perón, la de Néstor Kirchner- fueron etapas inflacionarias. Y cuando predominó
la estabilidad del peso, básicamente durante el menemato o el delaruato, se
achicó el mercado interno, aumentó de modo exponencial la desocupación, creció
la desintegración social y nacional, entre otras aberraciones. De modo que lo
ideal es que la economía se desarrolle sin inflación. Pero si la opción es entre
el cementerio recesivo de la estabilidad monetaria y el crecimiento que incluye
mejoría del bienestar popular con inflación, la opción por la segunda
alternativa es clara. Que muchos ciudadanos opten por la primera no es más que
uno de los tantos triunfos culturales del neoliberalismo. Por cierto aquí
tenemos una magnífica oportunidad para desplegar el debate ideológico cultural.
Si lo hacemos logramos dos objetivos. Aportar a que el pueblo avance en
conciencia y pegamos con cemento mucho más al conjunto de la oposición con el
núcleo selecto del capital globalizado. Por otra parte, no se trata precisamente
de un acierto del ejecutivo la presentación de la candidatura del no menos
neoliberal que Redrado Mario Blejer, para suceder al Golden boy menemista en el
B.C. La confrontación dura contra la derecha mediática y globalizada es más
factible si los pueblos pueden avizorar cambios sustanciales modificaciones.
Echar a Redrado para poner a Blejer es como sacarse a Hitler de encima optando
por Pinochet. Lo cual implica una mirada acerca de las diferencias entre ambos
economistas y no una opinión acerca de los valores democráticos de Blejer.
Por otra parte, es inocultable que el gobierno tiene en su máxima virtud,
también la fuente de su debilidad. Se trata de su indomable voluntad política,
que lo conduce a no doblegarse frente al poder real, ni aún en la derrota. Hasta
ha logrado que no se verificase lo que parecía una ley histórica en el
peronismo, donde es costumbre rodear de soledad al perdedor. Pero la contratara
lo revela la condición de elite del Kirchnerismo, sin vasos comunicantes con
gran parte de la sociedad. En efecto, se trata de un verdadero foco pacifista
que interpela a los sectores populares como beneficiarios pasivos de los
inocultables logros conseguidos o como simples votantes; pero nunca como sujetos
activos en la transformación social y política. Siendo de tal modo las cosas,
los sectores que podrían ser proclives al gobierno observan lo que ocurre con la
crisis del Banco Central; “como malevaje extraño que mira sin comprender” por
decirlo en palabras tangueras. Las fuerzas sociales hostiles al proyecto
nacional lo analizan con el estrecho lente de su crispación originada en su
tradicional gorilismo. Pero carecen de posibilidades de influir en las calles
mediante cacerolazos. En efecto, en los countries las cacerolas solo hacen
ruidos al cocinar y al estar atravesando nuestra sociedad la temporada estival
la posibilidad de sumar manadas de gorilas en protestas callejeras disminuye
sensiblemente.
La crisis desatada en el Banco Central no es un conflicto “sin necesidad” en el
cual se embarcó el gobierno, como dicen los embusteros esbirros del grupo
Clarín. El desempeño actoral de muchos de los protagonistas, por ejemplo la
jueza Sarmiento, Redrado (que venía desde cierto tiempo saboteando la política
económica ralentando la baja de las tasas de interés, entre otras iniciativas),
Cobos, Morales, Sanz parece demostrar un tiempo previo de planificación y
ensayos, incluyendo el guión previo aportado por el “gran diario argentino”. El
sábado 9 de enero, la magistrada semejaba una buena estudiante de arte
dramático, mientras denunciaba supuestas presiones del ejecutivo y recitaba la
justificación de su impresentable conducta para los medios clarinezcos. Redrado
se presentó el viernes como si fuera un partisano en lucha contra la ocupación
nazi y Cobos- ataviado como es habitual con su mejor cara de yo no fui,-
distribuyó un comunicado en el cual afirmaba que se encuentra política e
ideológicamente hablando en las mismas posiciones que lo llevaron a integrar la
formula presidencial. Entonces. ¿Por qué la traicionó y se halla tan a gusto en
todo armado opositor? ¿Todos los protagonistas buscan los mismos fines en
política o unos benefician al pueblo y otros lo perjudican? Detrás de la
cháchara consensuística del vice- y del institucionalismo del conjunto de la
oposición- se encuentra la intención de esmerilar al gobierno; en la expectativa
de mínima. Y en su hipótesis de máxima provocar el cambio de la titularidad en
el ejecutivo. De lograr este último objetivo no sólo se burlaría la voluntad
popular. También se encontrarían con un B.C. con casi medio centenar de miles de
millones de dólares en reservas para hacerlas desaparecer en PRO de la
dependencia.
Algunas conclusiones
Las reflexiones desarrolladas han sido quizás demasiado extensas; pero no
estarían completas de no subrayar los ejes decisivos en forma de conclusiones.
1) La crisis desatada en el Banco Central sólo es comprensible en el contexto
del golpe desplegado por la derecha desde el 25 de marzo del 2008. Luego de las
incontables “confesiones” del mismo negarlo sólo puede ser parte de la
complicidad con las fuerzas reaccionarias.
2) Las autoridades monetarias deben estar subordinadas a gobernantes
democráticos y a un proyecto económico industrializador y de inclusión social.
Si se avanza en este debate, habremos aprovechado la oportunidad.
3) La lucha política debe desarrollarse en el marco de batallas
ideológico-culturales como la influencia del neoliberalismo implícita en la
autonomía del Banco Central. Para que el esfuerzo desplegado pudiera ser más
eficiente es preciso no cambiar sólo figuritas. También es necesario que los
cambios de funcionarios se realicen colocando figuras consustanciadas con el
proyecto nacional y popular.
* Docente. Escritor.
Columnista del noticiero televisivo Señal de Noticias.
Colaborador habitual del periódico socialista “el Ideal”
Director de la revista electrónica Redacción Popular.
raulisman@yahoo.com.ar