|
|
|
Que
se vayan todos…
Los hijos de punta
Por Claudio Díaz*
Fue en enero, en un lujoso club house alquilado por la rata Rattazzi llamado
El Chorro (el predio, no el presidente de FIAT). Ambiente de puterío
político y del otro. Champagne fácil y mucho olor a oligarquía. La crema del
poder económico y algunos farabutes del jet set celebraban que un mes antes
el Congreso Nacional de la Argentina se había llenado de aves rapaces y
chimpancés.
La fiesta blanca. Así denominó Rattazzi a la popular reunión de castos
patriotas. ¿Acaso porque los asistentes son inmaculados vírgenes de la
sociedad ilustrada? ¿O porque en ese campo corrían por la raya los alados
reyes que aspiran a intoxicar a los argentinos? Presencias temibles para la
democracia: Mariano Grondona, el clan Macri, la “famiglia” Soldati, Daniel
Hadad, Tinelli. No se detectó a la serpiente Carrió, aunque por esos días se
la veía muy feliz retozando por las playas y provocando peligrosos maremotos
cada vez que se arrojaba a las aguas.
En diciembre, el cristiano empresario ya había protagonizado una expedición
libertadora de manual: primero un apriete a sus pares de la Unión Industrial
para que tomaran posiciones de mayor confrontación contra el gobierno;
después una reunión con Duhalde, en el que el bañero se mostró dispuesto a
servir como salvavidas del antipopulismo kirchnerista; luego un viaje a
Israel (según Ámbito Financiero del 21 de diciembre “para visitar una
industria maderera”); finalmente, gran fiesta social gran por la boda de su
hija, Rattazzita, con el nieto de Goar Mestre en el Tattersall de Palermo,
con notable concurrencia: entre otros próceres, Domingo Cavallo y señora;
los infaltables Macri y autoridades del Grupo Clarín.
¿Conspiración en marcha? No podemos asegurarlo, más allá de las
coincidencias de ideas e intereses. ¿Confirmación de un hecho clave y
peligroso para el futuro? Acá sí podemos darlo por sentado… Y es que esta
runfla decadente que no tiene más motivación en la vida que amar al dinero y
al poder (para lo cual se plantea aplastar toda iniciativa que intente
repartirlo de otra manera), ha conseguido la victoria más importante de su
carrera: después de “vencer” por la vía de la violencia más atroz, hoy ha
logrado “convencer” a una masa estúpida de dirigentes de diversa extracción
social e ideológica para que “vean” en el gobierno nacional de los últimos
años al peor de los monstruos de toda la historia argentina.
Estos sectores han asimilado (en verdad se han tragado con placer) la idea
de que nunca jamás, desde 1810 hasta hoy, el país estuvo tan al borde de su
desaparición como desde 2003 para acá. Con una “naturalidad” que roza lo
demencial, aparece esta nueva clase que compungida y seriamente afirma que
lo que están “sufriendo” los argentinos no se vivió ni en la Década Infame;
ni en los años de bombardeo, fusilamientos y proscripciones del 55 en
adelante; ni en la masacre y el saqueo del 76; ni mucho menos en la estafa
más grande que haya conocido país alguno en nombre de la democracia, cuando
en los 80 y 90 se rifó el país de la manera más vergonzosa que se recuerde.
El odio al peronismo, el patológico comportamiento de verdaderos poligrillos
de la política que hoy posan de monaguillos como si no hubieran pecado jamás
(¡¡¡los radicales que vaciaron el Banco Central por negociar un megacanje
ahora denuncian al gobierno que ahorró la friolera de 48 mil millones de
dólares!!!), es una invitación a perder la cordura y abrir brechas muy
profundas.
A uno, por caso, lo lleva a asumir conductas primitivas en la relación con
otros eventuales pasajeros en este viaje de vida, que tal vez no sean
aconsejables porque rompen cualquier posibilidad de armonía, pero que hacen
a la más elemental forma de supervivencia, en este caso de un proyecto
político. Queremos decir: los amigos de nuestros enemigos son nuestros
enemigos. No hay vueltas. Y esto cabe para todos, sin excepciones. ¿Lo
entenderán en las playas esteñas donde se levantan los pinos de Solanas?
Hoy tenemos que pelear contra una hidra de siete cabezas: corporaciones del
dinero, embajadas, jueces, mercenarios de la política, periodistas, obispos
que no tienen cura y esos civiles incivilizados que -para disgusto del padre
celestial de la educación- llaman a la barbarie cuando les calientan un poco
la sesera.
Todos empujan y golpean de arriba a abajo, en muchos casos esquizofrénicos,
para provocar una verdadera movida de piso que nos quiebre y nos lleve a
profundidades inimaginables. También nuestra Argentina está sufriendo un
terremoto provocado por el odio y la sinrazón. Que seguramente tendrá
réplicas sin pausa, de mayor o menor intensidad, para que no quede ni un
edificio en pie y sus habitantes (el pueblo, nosotros) terminemos por
aceptar que con la “naturaleza” de las “instituciones” no se puede.
La imbécil clase media que llena restoranes y playas, la que come y no
convida porque se tragó muchos sapos en su vida, y que grita histérica que
ya no se puede más porque le aumentan el perejil todos los días, esta vez no
pedirá como castigo un movimiento militar sino un movimiento
“institucional”.
¿Podremos eludir el diluvio liberal? Por si acaso, empecemos ya a construir
nuestra arca de Noé. Todos los nacionales debemos reunirnos en el mismo
barco porque ante cualquier posibilidad de hundimiento tenemos que estar más
juntos que nunca. Hay que conservar la especie humana de la que venimos para
que nuestra civilización de amor, solidaridad y justicia social no
desaparezca nunca.
Vamos por nuestra gran balsa con una consigna: tengo que conseguir mucha
madera, tengo que conseguir de donde sea… (Y que no nos falten palos).
* Periodista, profesor de
historia y escritor. Entre sus títulos se encuentran “Manual del
antiperonismo ilustrado”, “La ultraderecha argentina”, “La prensa canalla”
(compilador) y "Diario de guerra". Obtuvo tres Martín Fierro (1992, 1993 y
1995) al mejor servicio informativo por el noticiero de Radio Mitre, del
cual fue productor entre 1991 y 1997. Trabajó en La Razón, El Periodista, El
Porteño, Línea y Clarín. En 1988 le otorgaron el Premio Latinoamericano de
periodismo José Martí.