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La
educación (I)
Por Ramiro Ross
ramiroross07@hotmail.com
La educación no tiene una, sino muchas definiciones, ya que éstas varían según
la sociedad, el momento histórico, la ideología y quien intente una definición
puede encontrar una nueva forma, o tal vez se podría sintetizar si decimos que
varía de acuerdo a que clase responde (conciente o no) el que lo haga.
En un rápido y seguramente incompleto pantallazo, si partimos desde los griegos
antiguos, veremos que la formación de los jóvenes se basaba en el conocimiento
de la agricultura, ya que de la tierra dependía la supervivencia del grupo
familiar (Homero labraba su propia parcela), despreciándose las demás tareas,
por lo que casi no existían los comerciantes griegos (los comerciantes de la
Odisea eran todos fenicios), tiempo después, el ideal de la educación para un
joven griego era el estímulo a las ‘virtudes ‘ guerreras, por el afán de las
clases dominantes de tomar tierras ajenas y acrecentar su riqueza.
En el caso de los espartanos, desde los 7 años el estado se apropiaba del chico
y no lo abandonaba mas. Hasta los 45 años pertenecía al ejército activo y hasta
los sesenta a la reserva, y su educación se basaba en la ‘nobleza de las armas’.
Asegurar la superioridad militar sobre las clases sometidas era el fin supremo
de la educación, por lo que ‘instrucción’ en el sentido que hoy e damos a ese
término, casi no existía entre los espartanos, muy pocas personas de la nobleza
sabían leer, tal era su desprecio por lo que no fueran las ‘virtudes’ guerreras,
que prohibían a los jóvenes interesarse por cualquier asunto que pudiera
distraerlos del ejercicio de las armas. Por supuesto que esta educación,
producía seres salvajes, brutales, taciturnos, astutos, crueles y a veces
heroicos.
En Roma, para la misma época, las cosas no eran muy distintas, los nobles,
ansiosos de poder y riqueza, al igual que los nobles griegos, preparaban a sus
hijos para salir a invadir tierras ajenas, con el fin de tomar prisioneros que
convertían en esclavos y se aseguraban que con un costo mínimo (un magro plato
de comida). Les labraran la tierra y sirvieran como personal doméstico en sus
palacios, como así también como maestros para que sus hijos aprendieran a leer y
escribir. Al crearse escuelas particulares, el estado se alertó por el terror a
lo que los maestros enseñaran, la idea de enseñanza no permitía exceder los
conocimientos mas allá de los dioses, ya que la ‘libre enseñanza’, no
significaba ‘libre doctrina’, la censura no tardó en llegar y se crea la figura
del regente, para controlar que la enseñanza no se aparte de la ‘vida y
costumbres’ de la sociedad que el estado no tenía ninguna intención de
modificar.
La preocupación en Roma por la instrucción que recibía la juventud, que al ser
privada era solo accesible a las familias pudientes era tal, que llegó a
subsidiar estas escuelas con la condición de instalar en cada una un censor que
se preocupaba de que no se excediera esa educación de los límites que el senado
romano había impuesto, dejando afuera al maestro que se atreviera a hablar del
Cristianismo.
Años mas tarde, en el siglo V de nuestra era, el estado empieza a abonar
salarios, aunque irregularmente, a los maestros, a condición de que éstos solo
serán nombrados por las municipalidades. El emperador Juliano pocos años mas
tarde regularizó esos salarios.
La enseñanza a cargo del estado ha aparecido en la historia.
En tiempos de la edad media, la Iglesia, ya desarrollada y con una normativa
rígida, había acumulado riquezas que le permitían financiar guerras, invasiones,
y sobre todo ser prestamistas de príncipes, reyes y agricultores, que en tiempos
de sequía o magras cosechas, necesitaba dinero para mantenerse. Este clero se
organizó de tal manera que solo enseñaba a leer y escribir en latín, lo que
limitaba a los alumnos a leer solo las escrituras llamadas ‘sagradas’ de la
Iglesia.
Por su enorme poderío, no es asombroso que las primeras escuelas fueran los
monasterios, aunque hay que aclarar que las ‘escuelas de instrucción’ (para
campesinos y artesanos), no enseñaban a leer ni a escribir, ya que según ellos
mismos aclaraban, que su objetivo no era instruir, sino familiarizar a las masas
campesinas con las doctrinas cristianas, o sea que su afán se centraba en
mantener a os campesinos en la docilidad y el conformismo, no se preocupaban en
instruir, sino en predicar y recordar constantemente que para la Iglesia, todo
lo que no aleja al hombre del pecado es positivamente dañoso. Un historiador
benedictino, ha escrito que los jornaleros de los monasterios, por el hecho de
ser analfabetos ‘presentaban mas resistencia a la fatiga y eran capaces de
soportar una tarea mas larga y mas penosa’.
Ya en el siglo XI empieza a nacer una nueva clase: La burguesía, nacida de los
mercaderes que se enriquecieron, muchos de ellos, acompañando a los nobles en
las cruzadas, comprándoles las joyas, junto con los esclavos y los bienes que
éstos saqueaban a su paso por las ciudades (todo en nombre de Dios) y que los
mercaderes vendían después a muy buen precio. Estos burgueses, necesitaron
burócratas que les administrasen sus posesiones y empezaron a preocuparse en la
instrucción de sus hijos. Así nace la Universidad, como una necesidad de
mercado.
En esa Universidad, el muchacho que deseba estudiar las artes liberales,
adquirió, paso a paso, el grado de bachiller, licenciado y doctor. La conquista
de un título universitario, ponía al buen burgués, casi al ras de la nobleza,
cuando se paseaba con su anillo, su toga y su birrete, lo empezaban a tratar
como un noble.
Al llegar el Renacimiento, la cultura, siempre al servicio de los poderosos,
cambia sus prioridades y fue su objetivo formar hombres de negocio, que fueran
al mismo tiempo ciudadanos cultos y diplomáticos hábiles. ‘Una lengua universal,
un tipo uniforme de cultura y la paz perpetua’, tal como lo sintetizó Erasmo en
el año 1500.
El brillo extraordinario del Renacimiento no modificó la situación de la
educación de los explotados, ‘Escribo para los cultos y no para la plebe’ había
dicho Ponciano y ese fue el sentir de lo que hoy llamamos ‘humanismo’. Recodemos
que en el 1400 Leonardo Bruni había escrito ‘he sospechado siempre de las
multitudes’, 100 años mas tarde otro intelectual había afirmado ‘Quien dice
pueblo, dice loco, porque es un monstruo lleno de confusión y temores’, los
humanistas siempre han despreciado al pueblo. Toda la cultura renacentista
descansaba sobre finanzas de banqueros y su objetivo fue darle utilidad y lustre
a esa clase, dejando de lado a las clases populares. Recién con la aparición del
libro impreso se empieza a vislumbrar una nueva educación mas integradora, si
bien durante los primeros tiempos el precio de un libro solo estaba al alcance
de las familias acomodadas y las universidades.
La aparición de Lutero y la reforma crearon una nueva expectativa esperanzada
para la educación popular y que contuviera más ciencia que dogma, ésta fue
pronto traicionada por el mismo Lutero que, la ver la actitud de la gente que
avanzaba en a búsqueda de conocimientos iba mas lejos de lo que él creyó, no
solo frenó su guerra de exterminio sobre el Vaticano, sino que llegó a afirmar a
los príncipes de Sajonia que el espíritu rebelde era un instrumento de Satán y
que esa actitud debía ser abolida en el país porque incitaba a la resistencia
contra las autoridades, afirmando que al pueblo ‘se le debe empujar
corporalmente a trabajar y a cumplir con sus deberes piadosos, como se tiene a
las bestias en prisión y encadenadas’.
El hombre de las clases inferiores siguió excluido de la enseñanza.
Febrero 2013
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La Iglesia y la educación
Por Ramiro Ross
ramiroross07@hotmail.com
A mediados del 1500, cuando el poder del Papa empieza de decaer, el clero se
reorganiza en una suerte de milicia a la que llama Orden de los Jesuitas,
fundada por Ignacio de Loyola y con un objetivo claro y de largo aliento,
devolver a Roma el poder perdido. Su brazo mejor preparado fuel dedicado a la
educación, en el terreno estrictamente pedagógico los jesuitas dieron a sus
colegios un barniz de cultura. Sin importarles demasiado la enseñanza popular,
sin embargo se esforzaron en captar la educación de nobles y de la burguesía
acomodada, Consejeros de los grandes señores, directores espirituales de las
grandes damas, profesores de los niños distinguidos, los jesuitas se
entremezclaron rápidamente en el mundo de la educación y pronto fueron los
maestros por antonomasia, y luego de 60 años de trabajo elaboraron su plan de
estudios, luego de juntar mucha experiencia y asambleas entre sus miembros.
Acá debemos detenernos un instante para recordar que el jesuita no es solamente
un confesor, es un director espiritual y como tal es consultado sobre todo,
desde el nacimiento, el casamiento y los negocios, y no se cree obligado al
secreto de confesión, de manera que si veinte directores que viven juntos en un
monasterio, pueden examinar y manipular los miles de almas de la comunidad en
que viven con la información que recogen de esas almas que están abiertas para
ellos y que ellos conocen hasta sus secretos mas guardados, los que pueden ser
debatidos en sus conciliábulos y a partir de ese conocimiento preparar sus
acciones para actuar en esa sociedad.
El reglamento de estudios que data de 1599 está vigente hasta hoy en los
colegios jesuitas, es la mas perfecta organización que se conoce para romper en
los alumnos hasta el mas tímido asomo de independencia personal, y para lograr,
por lo tanto, colaboradores adictos, celosos e incondicionales para las esferas
de un gobierno y de las finanzas. “En igual forma que se fajan los miembros del
niño desde la cuna –decía el jesuita Cerutti en su apología- es necesario desde
la primera juventud fajarles la voluntad para que se conserven el resto de sus
vidas en una feliz y saludable flexibilidad”. La cultura intelectual es
inculcada de modo tal que no se llegara jamás a la emancipación intelectual. Se
puede leer en sus constituciones “ Ninguna de las personas empleadas en
servicios domésticos por cuenta de la sociedad deberá saber leer y escribir. En
ningún caso se la instruirá a no ser con el consentimiento del general de la
Orden, porque para servir a Jesús, basta la sencillez y la humildad”. Así de
claro desprecian los jesuitas todo lo concerniente a la educación popular
‘guárdate del deseo de saber demasiado’ les recuerda su manual ‘es un gran
insensato el que busca otra cosa que no sea servir a su propia salvación’. Basta
recordar que la regla mas importante de las escuelas es guardar silencio, lo
mismo para los profesores como para los alumnos, está casi prohibido hablar con
el maestro y los castigos corporales son moneda corriente en sus aulas. Tienen
como objetivos que en sus escuelas se enseñen trabajos manuales (escuelas de
artes y oficios) pero de modo tal “Que las escuelas lleguen a ser agencias de
información donde las personas acomodadas puedan ir a buscar servidores para sus
casas o trabajadores para sus empresas. Los maestros visitarán las casas de los
alumnos para informarse de ‘las costumbres y prácticas religiosas de sus padres
y deben revisarles la correspondencia para que no se difundieran los libros
contaminados de herejía”.
Para finalizar este segmento, recodemos que revoluciones en la cultura no hemos
visto mas que dos, cuando la sociedad primitiva se dividió en clases y cuando la
burguesía del siglo XIII sustituyó al feudalismo, y hemos visto como la
educación ha estado siempre al servicio de las clases dominantes, hasta que otra
clase revolucionaria consigue desalojarla e imponer su nueva educación. Cuando
la nueva clase no es todavía bastante fuerte, se conforma provisoriamente con
que la clase dominante de apriete un poco para hacerle un sitio. En ese caso no
hay una revolución, en la educación, sino, simplemente una reforma.
Febrero 2013
La
educación (III)
La Educación para la Libertad
Por Ramiro Ross
ramiroross07@hotmail.com
Si bien es cierto que la educación ya no está en manos de la Iglesia, no al
menos con la fuerza de hace años, aún quedan residuos de la influencia que tuvo.
Los términos ‘Seminario’, ‘Claustro’, ‘Estar En Capilla’, que aún se escuchan en
las escuelas y las universidades, nos lo recuerdan constantemente, no obstante,
debemos entender que está en lenta pero continua retirada. Hoy, en las encuestas
que se realizan sobre sexualidad, fecundación in Vitro y otros tantos temas, en
que la Iglesia tiene una posición tomada, la mayoría de los encuestados se han
declarado contrarios a esas posiciones, a pesar que muchos de ellos se
reconocieron como ‘cristianos’.
Si en realidad queremos cambiar definitivamente este estado de cosas, se deberá
apartar a los pedagogos del sistema de los nuevos planes de estudios. La
educación, tal como la entendemos muchos participantes de los Bachilleratos
Populares, debe venir desde la clase obrera, con todas sus limitaciones
científicas, pero también con toda la historia de luchas y vivencias. También es
cierto que debemos estar preparados para que quizás no salgan con todo el
conocimiento que hoy creemos necesario, pero su formación clasista, obrera y
popular les dará las herramientas intelectuales necesarias para formarse con mas
criterio, se podría comparar la educación con la agricultura, los primeros
frutos no son tan importantes, sino la fecundidad de la tierra. La prioridad de
la educación para la libertad es enseñar a pensar, a discutir, a recordar, a
plantearse problemas, recordemos que fue en busca de lo imposible que el hombre
ha realizado lo posible, si solo buscamos lo posible, muy pronto abandonaremos
lo difícil y finalmente nos acomodaremos con lo ya conocido y de esa forma no
daremos un solo paso hacia delante.
La educación para la libertad implica en compromiso de vida que necesita de dos
partes dispuestas s modificar este estado de cosas, el compromiso de ambas debe
ser claro: O se educa para adaptarse a este tipo de sociedad o se educa para
comprometerse con la transformación de la misma.
La educación para la libertad significa que las órdenes dejen paso a la
persuasión razonada y el ejemplo. La utopia deja de serlo cuando se realiza, en
ese sentido, la educación es una utopia que se realiza todos los días, porque
ningún proyecto debe darse por terminado si entendemos que la formación de un
ser humano, empieza cuando nace y termina solo cuando fallece, porque siempre se
debe estar aprendiendo, y es por eso que en el aula no hay un profesor y un
alumno, sino dos personas que intercambiar información y conocimiento para
desarrollarse intelectualmente y de esa manera marchar juntas hacia la libertad,
esa libertad que no acepta limitaciones en la realización del ser humano, que no
acepta la esclavitud de nadie ni los convencionalismos burgueses, por eso
debemos apartar de las aulas a los profesores formados en las universidades que
nos propone el sistema, en tanto estén convencidos de esa educación cerrada y
vertical.
La educación para la libertad será realizada por la clase obrera o no será.
Febrero 2013.
De
sabihondos y suicidas
Por Ramiro Ross
ramiroross07@hotmail.com
(De sabihondos y suicidas I)
Siempre buscamos un
justificativo, y siempre lo encontramos, el asunto es reunirnos,
hablar como si no hubiera pasado el tiempo, y cada tanto, nos buscamos
mutuamente por el placer de hablar de cosas que no necesitan mayores
explicaciones entre nosotros, con solo mencionar un apodo, ya sabemos
de quien se trata, con solo hablar de un lugar, ya sabemos de que
hecho estamos hablando y eso nos crea una sensación de camaradería,
de complicidad, de esa sensación extraña que a veces sentimos al
encontrarnos con compañeros con los que nos une una vida de lucha
y un pasado con cosas incumplidas y con muchas otras que hasta hoy,
luego de tantos años, no nos cansamos de recordar con alegría y
orgullo.
Esta vez fue el cumpleaños de uno del grupo, con la complicidad
de su compañera que prometió dejarnos solos en la casa para que
habláramos mas cómodos, y como el día no ayudaba para hacer un asado,
nos pedimos 3 docenas de empanadas unas botellas de vino y fuimos
llegando como por casualidad.
Todos sabemos que las leyendas son eso, nada mas que leyendas y
no se les debe exactitudes porque cada uno la cuenta de diferentes
maneras y con el tiempo es el pueblo que las toma como propias y
quedan instaladas en la memoria colectiva. En nuestro caso se da
muy rara vez, ya que cada uno narra lo que realmente vivió y formó
parte de su vida, y tal vez por eso nos escuchamos atentamente.
Luego de recibir las empanadas y acomodarnos, como marca nuestra
‘rutina’, charlamos sobre los nuevos libros que salen sobre la lucha
de los 70’ y que a veces nos hacen pensar que si en realidad todos
los que dicen haberla vivido lo hubieran hecho en realidad, las
fuerzas populares hubiésemos sido tantas que seguramente el poder
ya sería nuestro, y eso nos molesta bastante, ya que algunos escritores
de ocasión cuentan cada pavada con mala memoria y peor justeza,
cuando no con mala intención, que dan ganas de ir a buscarlos, pero
bueno, estamos en el 2010 y todo lo que es negocio es válido…
Luego de unos vasos de vino empezaron las anécdotas de un tiempo
que muchos tratan de llamar ‘pasado’, pero que a otros nos parece
de mucho valor histórico.
Todos recordábamos cosas y la rueda se respetaba para hablar por
turno. Cuando le tocó al anteúltimo, y con la vista puesta en la
computadora del dueño de casa, porque, supongo, no quería que nos
diéramos cuenta si se emocionaba al relatarnos la historia dijo:
el día que ocurrió lo que voy a contar, amaneció frío, yo estaba
viajando desde Córdoba con destino a San Nicolás, para participar
de una reunión con compañeros de varias regionales, como era temprano,
estuve dando vueltas hasta las 9,30 hs. hora en que debíamos reunirnos
en un lugar de la costa. Nos fuimos reuniendo en el muelle de San
Nicolás, éramos unos 30 compañeros. Cerca del medio día, comenzamos
a subir de a 4 o 5 en dos botecitos a remo y luego de unos 20 minutos
llegamos a un pequeño muelle de las islas Lechiguanas, sobre el
margen derecho del río Paraná, era un islote chico y desierto con
solo tres edificaciones. A medida que llegábamos, dejábamos las
armas a un compañero que las guardaba en una casita mas chica al
costado de la principal.
Una vez que estábamos todos en la casa principal, una compañera
fue la primera en hablar, el informe nos decía que el clima en nuestro
país era irrespirable, los dictadores se pasaban el gobierno uno
a otro sin importarles el pueblo, este y otros temas fueron desarrollados
por la compañera, luego fuimos hablando todos y coincidíamos en
la necesidad de organizarnos para enfrentar a los golpistas. Sabíamos
que la lucha sería muy desigual, enfrentar a una fuerza de represión
formada por fuerzas de tierra, mar y aire, sería una patriada difícil
y quizás heroica, sin barcos, sin aviones, ni helicópteros, sin
tanques y sin contar con el apoyo económico y tecnológico que recibiría
nuestro enemigo por parte de la burguesía nacional e internacional,
encolumnada tras la ideología del Banco Mundial y el F.M.I., siempre
dispuestos a sostener dictaduras y tiranías que someten a los pueblos
y respetan a rajatabla los planes económicos que diseñan sus especialistas
para apropiarse de las riquezas de otros pueblos.
Sin duda, el proyecto sonaba a suicida, pero ninguno lo pensó así,
debíamos hacerlo, sentíamos, y así lo hablamos, que debíamos dejar
a las siguientes generaciones un ejemplo de lucha, demostrar al
resto del mundo que la muerte reciente del Ché en combate no surtiría
el efecto que ellos buscaban, que en este continente había hombres
y mujeres dispuestos a dejar la semilla de la libertad en la conciencia
popular.
Sin alargar mucho el trámite, un compañero salteño propuso el nombre
y nuestra bandera pasó a ser la que izó el General San Martín en
Mendoza, a la que se le quitó el sol y se le puso una estrella de
cinco puntas.
Serían las 20 hs. cuando cada uno volvió a su regional con tareas
concretas para realizar, luego de ese día la vida de nosotros y
de muchos que luego se incorporaron a la lucha cambió para siempre.
Ese día, el 27 de junio de 1970, el Comandante Mario Roberto Santucho
dio por fundado el ejército Revolucionario del Pueblo.
Terminado su relato se bebió o que le quedaba en le vaso, tal vez
para que no se notara que la voz se le quebraba, todos miramos para
cualquier parte para no romper ese instante y luego de unos minutos
de silencio, donde nadie sabía que decir ni como seguir la charla,
alguien propuso poner un tema de los Huerque Mapu para darnos un
respiro, porque ya nos estamos poniendo viejos para algunas emociones.
Septiembre 2010
Exorcizar
los demonios
Por Ramiro Ross
ramiroross07@hotmail.com
(De sabihondos y suicidas II)
A veces me pregunto
si esto de reunirnos entre viejos militantes y ex guerrilleros bajo
cualquier pretexto, tanto sea un asado, unos mates o un café, es
porque sentimos una necesidad no declarada de ‘exorcizar’ nuestros
viejos demonios que a veces nos visitan sin que los llamemos, y
es cuando descubrimos que la amistad y el afecto tienen el don de
devolvernos la fortaleza que a veces amenaza con abandonarnos.
¿ Como aparecen en nuestro horizonte psíquico estos fantasmas ?,
en realidad no tenemos deudas con nuestro pasado, todas nuestras
actividades de aquel entonces tuvieron un para qué, un porqué, y
destinatarios muy puntuales que, antes de llevarlas a cabo, fueron
pensadas y discutidas entre todos los compañeros. Podríamos asegurar
con orgullo que nunca nuestro enemigo fue la clase obrera, nosotros
no nacimos para apalear estudiantes ni obreros, mucho menos torturar
o violar mujeres y, definitivamente no fuimos nunca ‘desaparecedores’.
En lo personal, tengo una frase que ya conocen mis compañeros y
amigos: “Nunca le hicimos daño a seres humanos, solamente a milicos
asesinos, y tal vez a algún representante de la burguesía aliada
a los milicos ”. Así se puede entender porqué se realizaron algunas
acciones, como incendiar algunos supermercados cuando un representante
del imperialismo visitaba la Argentina como quien revisa su estancia
y era necesario demostrarle al mundo que acá había un pueblo que
no olvidaba ni perdonaba las invasiones a países hermanos de América
Latina o los intentos de invasión a Cuba, y que si había golpistas
dispuestos a recibirlos como si fueran nuestros virreyes, acá había
hombres y mujeres que aún tenían dignidad.
Alguna vez, hablando con un ‘bien pensante’ sobre este tema, me
planteaba que haber destruido tanta cantidad de alimentos era una
falta de respeto para aquellos que tenían hambre, pero le contesté
que si él creía que los dueños de esos supermercados estaban dispuestos
a repartir esos alimentos no conocía las reglas del capitalismo
y que si la clase obrera pasaba hambre, no era por la escasez de
alimentos, sino por los precios que ponen los dueños de los alimentos
que no están a alcance de los hogares de los trabajadores.
Creo también que esta ansiedad por vernos y recordar viejas historias
de militancia, nos hace sentir que seguimos preparándonos para dejar
nuestra experiencia a las nuevas generaciones, porque la historia
popular, esa que solo pasa por la narración oral de generación en
generación, fue cortada por la desaparición de casi una generación,
que eran quienes debían ser los referentes de las generaciones actuales,
pero hubo un genocidio que no lo permitió y su labor nos corresponde
a nosotros como una nueva responsabilidad que nos impone la realidad.
Cada uno desde su nueva trinchera. Para ese será la poesía, para
aquel otro, la palabra escrita, para el de mas allá, le está reservada
la difusión consecuente y esclarecedora de aquellas luchas, sin
temores y sin descanso, porque al capitalismo no hay que darle tregua
y cada día que pasa debemos salirle al cruce, en cada escrito, en
cada publicación.
Estamos concientes que con el tiempo se fueron aclarando algunas
dudas, pero siguen los grandes interrogantes de no haber hecho lo
suficiente, de no haber podido salvar la vida de muchos de los 30.000
compañeros nuestros, de no haber sido capaces de llegar mas lejos
y quizás, tratando de encontrar respuesta a éstos interrogantes
es que nos buscamos, para alentarnos a seguir adelante, para asegurarnos
que nuestro compañero no aflojó y encontrar en él, el apoyo cuando
nuestras fuerzas parecen languidecer. Y finalmente, pensar que esta
vida se nos está escapando entre las manos y queda tanto por hacer.
Septiembre 2010
El
hombre y su alma
Por Ramiro Ross
ramiroross07@hotmail.com
(De sabihondos y suicidas III)
Quizás sea una chiquilinada,
pero durante nuestras reuniones, nunca falta alguna historia amorosa
vivida por alguno de nosotros en la que conseguíamos ‘levantarnos’
a alguna compañera, lo que sucedía a menudo, ya que tanto ellas
como nosotros teníamos problemas para poder entablar romances con
alguien que no fuera de la organización, el impedimento de explicarles
de que trabajábamos, el porqué de nuestros viajes o las veces que
no las veíamos por semanas sin poder explicar nuestras ausencias,
todo boicoteaba las relaciones que entablábamos con personas ajenas
a la militancia, además si conocíamos a alguien que pertenecía a
otro partido u organización, la dirección nos llenaba de temores
sobre la posibilidad de que sea una ‘infiltrada’ que quería sacarnos
información o cosa por el estilo. El asunto era que durante la lucha
nacían romances que también tenían sus dificultades, ya que por
ejemplo, nos era muy difícil de manejar esa actitud protectora que
teníamos con nuestras compañeras de militancia y que se desarrollaba
aún más si esa compañera era nuestra novia, y que a ellas les molestaba
bastante generalmente, ya que se suponía que durante cualquier actividad
el riesgo debía ser compartido sin distinción de sexo, para nosotros
era muy difícil lidiar con esas cosas, nuestra educación burguesa
no siempre superada sobre la ‘obligación’ del hombre a ser el ‘macho
protector y proveedor’ que nos inculcaron desde chicos, se sumaba
la sensación de que ellas sentían la misma contradicción, aunque
tampoco la aceptaban en público, sentirse cuidadas por los compañeros
les daba tranquilidad, aunque durante las reuniones nos criticaban
esa actitud y nos exigían ser tratadas por igual.
Como había diferentes niveles de riesgo, ya que una cosa era, por
ejemplo, entrar a un supermercado y meter una pelotita de ping-pong
llena de ácido dentro de los bidones de 5 litros de kerosene que
se vendían en ese momento para las estufas y cocinas, hecho que
se hacía media hora antes del cierre, para que a las 2 horas, ya
disuelta la pelotita, el ácido entraba en contacto con el kerosene
y el fuego estaba garantizado y sus propagación rápida también,
dándonos 1 hora y media de tiempo para irnos lo bastante lejos del
objetivo cuando eso ocurriera, y otra era desarmar a un policía
para quedarnos con su arma en una esquina, lo que podía salir eventualmente
mal y el resultado podía ser un compañero baleado o muerto. En el
primero de los casos, habitualmente entraban una pareja al negocio
tomados de la mano, ya que se suponía que de esa forma se evitaba
la posible desconfianza de la gente de seguridad y además servía
para que, cuando uno se agachaba para abrir el bidón y tirar la
pelotita de ping-pong, la compañera lo cubría con su cuerpo para
evitar que la maniobra sea vista por alguien. Esas acciones fomentaban
la camaradería, ya que también se compartían pequeños secretos entre
ellos que no debían ser comentados con nadie de la organización
ya que no estaban permitidos, aunque todos los conocíamos, como
por ejemplo, pedir un pollo hecho al spiedo con papas fritas en
el sector de ‘rotisería’, tomar una gaseosa de la góndola, poner
todo en una bolsa y pasar por el baño, donde uno se comía todo,
se tomaba la gaseosa y tiraba los restos en el cesto del baño, se
lavaba las manos (se comía sin cubiertos), luego llegaba a la caja
con un paquete de yerba para no despertar sospechas, y luego salir
del supermercado ambos y llegar al punto de control felices y sonrientes,
con le objetivo cumplido y el estomago lleno sin haber pagado por
lo comido, que si bien sabíamos que de esa forma no le haríamos
ni cosquillas al sistema, era una pequeña revancha que nos tomábamos
y que nos hacía sentir bien.
Pero volviendo al tema de la relación con nuestras compañeras, todo
el ambiente que se vivía propiciaba los noviazgos; la cantidad de
horas que pasábamos juntos; las coincidencias ideológicas: los riesgos
que compartíamos y los momentos en que nos tocaba simular ser una
pareja, tanto para ser correo y llevar periódicos de la organización
y no tentar a los milicos que nos paraban a los hombres solos por
‘portación de cara’ y nos revisaban en plena calle. En esos momentos
caminábamos tomados de la mano o del hombro pero si la idea que
teníamos en mente era avanzar en la relación, se apretaba mas fuerte
de lo razonable la mano de la compañera o distraídamente se la acariciábamos
levemente para esperar la reacción, y si el sentimiento era correspondido,
aunque nunca lo hubieran hablado, ella respondía oprimiendo la mano
del compañero, y si, además remataba la acción regalándole una sonrisa
luminosa al mirarse ambos a los ojos, no hacía falta que fueran
necesario demasiadas palabras posteriormente para iniciar una relación.
A partir de allí, la cosa se complicaba pero esta vez con el responsable
del grupo, ya que a partir de ese momento debía tratar de no darles
actividades juntos, pues se suponía que se distraerían cuidándose
demasiado mutuamente y eso entorpecía el cumplimiento del objetivo,
ponía en peligro por consiguiente la vida de ambos y se perdía concentración.
Si bien era obligatorio blanquear toda relación afectiva entre los
militantes ante la dirección, también era cierto que eso no siempre
se cumplía, ya que se corría el riesgo de que a uno de los dos lo
trasladaran a otro lugar y eso, inevitablemente, evitaba que se
vieran asiduamente.
Este tipo de amores, nacidos al calor de la lucha, si bien estaban
teñidos de militancia, también contenían grandes dosis de compañerismo,
admiración y afecto profundo y leal.
Desgraciadamente, la cárcel, el exilio y los viajes y traslados
forzados a los que nos veíamos obligados, debilitaban la relación
y muchas de ellas se frustraron, aunque a pesar de eso, en algunas
ocasiones una de las partes, o ambas, no pudo olvidar lo vivido
y peor era cuando fue la muerte de alguno de la pareja, caído en
combate lo que produjo la separación.
Las historias, entre nosotros, ya veteranos a quienes, como diría
Borges, hablando de la vejez, “ya se nos murió el animal o se está
muriendo y solo nos queda el hombre y su alma”, son habituales y
si bien la chica que perdimos se convierte de ‘linda’ en ‘hermosa’
producto de nuestra fantasía y tendencia a sobrevalorar lo perdido
(¿Qué explicación nos daría el viejo Sigmund a esto?), y el resto
del grupo lo sabemos, pero como nos ocurre lo mismo con nuestros
recuerdos, los aceptamos como lo cuenta el compañero y a nadie se
le ocurre mencionar, ni en broma, la exageración de la realidad,
y todos asentimos con la cabeza porque respetamos los recuerdos
y al compañero, o tal vez porque nuestros hijos y nietos ponen cara
de aburridos si intentamos contarles nuestras historias y empezamos
a sentir que ya es tiempo de pensar en entregar la antorcha.
Septiembre 2010
Hermandades
Por Ramiro Ross
ramiroross07@hotmail.com
(De sabihondos y suicidas IV)
En el escrito anterior,
estuve hablando de la comida del militante y las formas de buscarla
cuando la plata no alcanzaba o las veces que tenía ganas de cobrarle
a las grandes empresas su alimento, que si bien conseguíamos comer
gratis y variado en supermercados de empresas extranjeras, también
habría que hacer una mención especial para la parrilla ‘Pippo’ de
Av. Corrientes y Montevideo en pleno centro de Buenos Aires y que
era el lugar de reunión de muchos militantes que mientras almorzaban
o cenaban en esas mesas con manteles de papel, donde muchos escribíamos
nuestros primeros poemas, cuando no, compartiendo la mesa con otros
compañeros, escribíamos lo que luego, en el local partidario se
terminaría transformando en un volante exigiendo la libertad de
algún compañero/a detenido de nuestra organización o nuestra solidaridad
con alguna fábrica en lucha.
El lugar era el elegido por varias organizaciones y por varias razones,
estaba en el centro neurálgico de la Ciudad, a escasos 60 metros
del bar ‘La Paz’, donde recalaban los intelectuales intentando su
primer libro o discutiendo alguna película del neorrealismo francés
o italiano recién vista en el cine Lorraine, el Lorca o el Cine
Arte, o alguna de origen ruso en le viejo cine Cosmos, y éstos estudiantes
de filosofía y letras, o sociología, siempre tenían algo para aportar
y los teníamos en cuenta para nuestros torpes escritos. En ‘Pippo’
uno deglutía un plato de vermicellis con una panera completa y un
pote de queso rallado que habitualmente comíamos antes que nos trajeran
los fideos, tal era el hambre que teníamos en aquellos tiempos.
Otra de las razones por las que íbamos a esa parrilla era que estaban
los ‘cumpas’, aunque fueran de otra organización, y eso nos daba
la tranquilidad de saber que si entraba la policía en los años 1969
o 70’ a pedir documentos o palparnos de armas, iban a tener que
vérselas con todos los comensales si pretendían llevarse detenido
a algún militante. Luego del 76’ cambió la forma de reprimir, pues
salió el ejército a realizar requisas y entraban de a decenas y
muy bien armados, lo que hacía casi imposible la resistencia.
La relación entre las organizaciones casi nunca era buena entre
los dirigentes, aunque en las bases las relaciones eran cordiales
y los marxistas formaban listas en común con loa peronistas revolucionarios,
conocidos como ‘la tendencia’ en gremios, en las tomas de fábricas
y en as asambleas de los sindicatos y si bien las discusiones eran
duras y extremadas veces largas la mayoría de las veces, ambas partes
ponían la mejor actitud para marchar juntas al menos en asuntos
muy puntuales.
Esa relación, a veces tensa pero respetuosa, tenía su válvula de
descompresión cuando en alguna circunstancia alguna podía demostrar
mayor despliegue de coraje para dejar a la otra mal parada y de
alguna manera obligada a tratar de emular la acción.
Para tratar de que se entienda de que estoy hablando contaré una
anécdota ; en los años 69/70, una comisaría del bajo Flores, barrio
bravo si los había, se hizo conocida por la militancia por la forma
de maltratar a los detenidos políticos, cosa habitual a partir del
golpe del 76’, cuando la crueldad y el sadismo se multiplicó por
100. a raíz de eso, decidimos, con un grupo de compañeros tomarnos
revancha por las atrocidades que estaban cometiendo con algunos
compañeros y luego de pensar un rato, decidimos darles, al menos,
un dolor de cabeza. Tomamos un colectivo que no tenía pasajeros
a las 3 de la mañana, hicimos descender al colectivero que quedó
con tres compañeros cuidándolo para que no realice la denuncia hasta
que nos diera tiempo de realizar el plan que habían pensado, y con
orden de dejarlo libre luego de 30 minutos. Una vez conseguido el
primer objetivo, nos fuimos tres mas hacia la comisaría, uno manejando
y los otros dos tirados en el piso, provistos de aerosoles, llegamos
a la comisaría en cuestión y el compañero a cargo del volante abre
decididamente la puerta de adelante y de atrás . Luego de asegurarse
que estaba estacionado justo en la vereda de enfrente a la puerta
de la comisaría y el ‘chofer’ bajó hablando muy fuerte al consigna
diciendo que lo habían asaltado y venía a hacer la denuncia, gritaba
como si estuviera bajo los efectos de un ataque de nervios, diciendo
que le habían llevado la recaudación y que el dueño no le creería
y que era muy posible que perdiera el trabajo por ese hecho y quería
que salieran los patrulleros a buscar a los ladrones. El consigna
solo atinaba a decirle que sacara el ómnibus de allí porque estaba
prohibido estacionar en ese sector, pero el compañero no lo escuchaba
y seguía hablando sin parar, mientras nosotros bajamos sigilosamente
por la puerta posterior que había quedado abierta adrede y agazapados
y cubiertos por la carrocería enorme del ómnibus, escribimos en
la pared “POLICIAS ASESINOS “, agregándole el nombre de nuestra
organización, en tan solo 3 minutos que era el tiempo que suponíamos
teníamos sin que sospechara el consigna, que seguía intimando al
supuesto chofer que pusiera el ómnibus en la esquina y que volviera
a hacer la denuncia. Cuando habían pasado los tres minutos, nuestro
compañero accedió de mala gana a sacar la mole de allí y asegurando
que dejaría el coche a la vuelta y que volvería en un minuto, subió
de un salto, se aseguró de reojo que nosotros ya estábamos nuevamente
tirados en el piso y salió rápidamente del lugar, anduvo 3 cuadras
hasta una avenida, abandonamos la unidad y nos tomamos un taxi para
salir de la zona rápidamente.
Al otro día, antes de las 2 de la tarde, hora en que la pintada
fue cubierta con pintura blanca por la Policía, pasaron muchos compañeros
que no entendían como se pudo haber realizado esa pintada sin caer
presos. Guardamos el secreto por un tiempo y luego lo contamos,
lo que generó que se convirtió en el comentario obligado durante
dos semanas entre las ‘orgas’.
En todo momento y en cualquier circunstancia que nos tocaba vivir,
había algo que me parece que hoy, salvo honrosas excepciones, es
mucho mas difícil de lograr, era la confianza que nos despertaba
el compañero. Todos teníamos conciencia que nuestra vida dependía
de la actitud del compañero que nos tocaba en suerte y él estaba
en las mismas condiciones. Siempre era posible que algo del plan
original saliera mal, pero de algo debíamos estar seguros, el error
nunca se debía a la traición o a la falta de de coraje, cada uno
conocía su responsabilidad y no había dobleces ni traiciones. Nuestra
caminata detrás de esa utopia esquiva, detrás de ese horizonte fugitivo
que se nos escapaba entre las manos, era mas llevadera por ese compañero
sin bajezas, por esa hermandad que a veces la sangre no nos da.
Quizás sea por eso que hoy, a pesar de los años, nos seguimos buscando
y encontrando, para revalidar nuestra condición de hermanados por
la vida.
Septiembre 2010
Hacia
la construcción del Hombre Nuevo
Por Ramiro Ross
ramiroross07@hotmail.com
(De sabihondos y suicidas
V)
A muchos que participamos, en mayor menor grado de compromiso, en
la lucha contra las dictaduras que azotaron el país, no deja de
sorprendernos que algunos ex militantes sigan repitiendo el discurso
que nos bajan los medios de comunicación, asegurándonos, a fin de
que nos convenzamos, de que las organizaciones guerrilleras tuvieron
que darse por vencidas frente a los militares. En lo personal no
dudo en afirmar que, salvo los errores inevitables de ese tipo de
organizaciones, la victoria fue nuestra y que, estratégicamente,
fuimos mucho mas allá de lo que nos habíamos propuesto.
Antes de que me acusen de loco, voy a explicar por qué digo eso:
Nadie con algo de sentido común, podría suponer que unos pocos miles
de militantes, deficientemente armados, podrían derrotar militarmente
a enemigos que contaban con hospitales de campaña, helicópteros,
tanques de guerra, aviones, satélites de comunicaciones y hasta
barcos, entre otros elementos, eso lo sabíamos muchos, aunque en
algunos influía el ejemplo de Cuba y la derrota que un grupo pequeño
de guerrilleros logró infligirle al ejército de Batista, y soñaban
con tener un resultado parecido, sin tener en cuenta las dimensiones
y característica de nuestro país, tan diferente al cubano, siendo
que deberían haber comparado nuestra lucha mas cerca de la lucha
de Argelia contra la dominación francesa, que debieron perder en
el plano militar pero lograron la independencia por la popularidad
y el grado de solidaridad a nivel internacional que, gracias a esa
guerrilla, habían obtenido. No creo equivocarme al decir que el
error surgió al tomar al pié de la letra el discurso que venía de
algunos dirigentes con un grado de exitismo desmesurado, quizás
discurso hecho para que no se cayera el nivel de combatividad de
los militantes guerrilleros.
Esto no se entiende, sino sabiendo que nosotros solo fuimos una
parte pequeña, pero imprescindible, de un pueblo que resistía de
muy variadas formas y que no tenían que ver con las armas, y si
bien, en la mayoría de los casos, no teníamos contacto directo con
otros grupos, sabíamos que allí estaban y ellos también contaban
con nosotros. Si uno no asume esta relación de las fuerzas populares,
no se puede explicar el grado de solidaridad que se desarrolló y
que se reflejó cuando logramos terminar con la dictadura.
Era un hecho normal, durante la dictadura, que cuando una fábrica
estaba en conflicto, sin que los obreros nos llamasen, ellos sabían
que contaban con nuestro aporte, entraban nuestro periódico a la
fábrica, escuchaban lo que decían nuestros compañeros en las asambleas
y los cuidaban para que pudieran entrar y salir de la fábrica sin
ser detenidos. Por supuesto que también el frente cultural estaba
presente y aportaba realizando obras de teatro que desarrollaban
el tema de la huelga, los músicos populares alzaban la voz en los
recitales haciendo la crítica al sistema que ponían al desnudo sus
bajezas y contradicciones, cuando no realizaban recitales sin cobrar
a fin de juntar dinero para los obreros en huelga. Los estudiantes
secundarios y universitarios daban participación a muchos militantes
de organizaciones guerrilleras en las listas electorales concientes
que, a pesar de las diferencias ideológicas que los separaban de
algunas organizaciones nos reconocíamos mutuamente como integrantes
del campo popular.
Hoy, muchos artistas y obreros reconocen que sin nuestro aporte,
no hubieran sido posible muchos logros y luchas que habían protagonizado.
Todo eso fue posible por la ya histórica miopía de las fuerzas armadas
que no conocen otra forma de reprimir que a los tiros y desapariciones
y creen que esa es la forma de disciplinar un pueblo, pero alguien
debería avisarles que los tiempos han cambiado y que lo de ellos
ha quedado en el pasado.
Cuando en 1986 Alfonsín propone la idea de ‘los dos demonios’ para
darle un marco de consenso jurídico a la ley de Obediencia Debida
y Punto Final, que intentaba liberar a los militares de toda responsabilidad
por el genocidio y torturas que habían aplicado al pueblo, se realizó
una marcha de repudio, y solamente en la Capital Federal, salimos
mas de 250.000 personas a repudiar esa medida, y si sumamos a eso
las columnas y actos similares que se realizaron en otras provincias,
tendremos una cifra que superó ampliamente el millón de personas,
y fue en esa marcha que por primera vez nos mirábamos a los ojos
unos a otros, que nos encontrábamos cara a cara, sabiendo que habíamos
estado peleando del mismo lado sin conocernos.
Allí estaba presentes los que habían luchado desde el frente barrial,
los que estuvieron en el frente sindical, los que estuvieron en
el frente cultural, artístico, los poetas, los escritores, los músicos,
los militantes de base de los partidos políticos y tantos otros,
y allí nos estábamos diciendo con la mirada, mientras marchábamos
hacia la Plaza de Mayo, yo me reconozco en vos, aunque no sé tu
nombre, yo no perdono la desaparición y muerte de tu compañero que
también era el mío, porque sé que si hoy no está es porque no abandono
la lucha contra los enemigos de nuestra clase.
Es por eso que no tengo dudas que ganamos esa lucha, y la seguimos
ganando a pesar de los años transcurridos, la lucha sigue y nuestras
victorias de hoy, son por el reconocimiento a los referentes caídos,
y si hoy podemos ponerle el nombre de Rodolfo Walsh a una plaza,
a una calle, a una biblioteca, se lo debemos a aquellas victorias.
Si podemos convertir a ex centros de detención clandestina en lugares
donde el pueblo se puede expresar es por aquellas luchas, y a la
vez, sin aquellas huelgas de los obreros, ni el apoyo de los artistas
populares, que a muchos de ellos debieron conocer el exilio y las
prohibiciones o integraron listas negras por haber apoyado las luchas
en todas sus manifestaciones, los cineastas, sin todos ellos, decía,
nuestras luchas no hubieran trascendido y no hubieran tenido sentido.
No nos engañemos mas ni permitamos que nos quieran convencer de
lo contrario, la victoria fue nuestra, pero ‘ellos’ no pueden permitir
que el pueblo sepa que ganó, temerosos que en algún momento quiera
avanzar en las conquistas obreras y ya no detenerse hasta la victoria
final.
Al hacer el análisis de aquellos tiempos, veremos que a pesar de
que algunas tácticas parecían suicidas, la estrategia estaba planteada
para el largo plazo y se está cumpliendo, pero es importante que
tengamos conciencia que no debemos bajar los brazos, que esta democracia
que es meramente formal, que no es el objetivo final buscado, que
si bien es una pequeña puerta que hemos abierto, no debemos permitir
que se cierre, sino, muy por el contrario, abrirla cada vez mas
hasta lograr un mundo sin excluidos, sin hambre y en plena construcción
del Hombre Nuevo marchando victorioso hacia su liberación.
Septiembre 2010
El
que no cambia todo no cambia nada
Por Ramiro Ross
ramiroross07@hotmail.com
(De sabihondos y suicidas VI)
Esa noche, la charla
venía pesada en la parrillita de San Juan y Salta, si bien la idea
era cumplir con la tradición social de reunirse para despedir el
año, todos sabíamos que esa no era mas que una nueva excusa para
vernos y charlar un rato.
Yo aproveché para decir que a mi me ponían mal esas fiestas en las
que se descuenta que deben ser de alegría , esa alegría con fecha
cierta y estipulada que ya nadie se la cree y "en paz y felicidad",
como dijo Ronny al encontrarnos en forma socarrona, como para empezar
a definir esos momentos que todos sabemos nos fueron "impuestos"
por un Papa llamado Gregorio porque así le convenía a la "Santa
Madre Iglesia".
Miguel estaba con mucha bronca porque, si bien no lo dijo, todos
supusimos que había entrado en el juego de ‘hacer balance’, como
nos aconsejan los bien pensantes para esas fechas, y se despachó
con que no estaba muy conforme con algunas de las decisiones que
había tomado en sus 55 años de vida, y se puso a enumerar algunos
errores que había cometido con otras personas y principalmente con
él mismo. Cuando dejó un espacio de silencio en su monólogo, el
Lobo Estepario aprovechó y sacó todo lo que tenía adentro como para
explicarle a Miguel que la culpa no había sido solo de él por esas
decisiones “Va a ser muy difícil cambiar esta sociedad, dijo con
su voz cascada por el cigarrillo y las noches en vela, -y ya al
escuchar eso, a ninguno se nos ocurrió interrumpirlo- , la derecha
a hecho muy bien las cosas en ese sentido, nos invaden y condicionan
desde todas partes, si salís a la puerta de tu casa ya te están
bombardeando con mensajes explícitos y subliminales que intentan
mostrarte que ellos tienen la razón, que su ideología nació para
decirte que debes pensar, como debes vestirte, que ídolos tenés
que seguir y que tu destino es repetir la cultura y visión de la
vida que ellos eligen por vos, y eso es muy difícil de modificar.
¿Por qué ? –le dije inocentemente-, si podemos pensar y descubrir
la trampa de ellos, podemos difundirlo y tratar de modificar cosas.
Me mira sonriente, -como tratando de esconder sus profesión de psicólogo-
, con esa sonrisa que está entre la esperanza y la bronca, luego
de un instante se puso serio nuevamente y me largó su pensamiento
casi sin respirar: a ver –me dijo- supongamos que salís de tu casa
y ves en la plaza de tu barrio una escultura, lo mas probable es
que sea de un militar, y por supuesto de alta graduación, un San
Martín, un Roca, un Dellepiane, nunca un soldado raso, que en realidad
fueron los que expulsaron a los ingleses y a los gallegos en 1810,
y eso no es casual, fijate sino –siguió-, lo que hacen con la guerra
de Malvinas, como no pueden poner un Galtieri, por impresentable,
hacen monumentos sin caras, sin uniformes, son alegorías que tratan
de decir que héroes son todos, y te mezclan a Benjamín Menendez
con un soldado que realmente se la jugó porque les creyó que estaba
haciendo patria. Mirá –siguió sin parar-, sin ir mas lejos, los
monumentos que hay en los pueblos del interior, levantan la figura
del herrero, del sembrador, del arriero, como vidas ejemplares que
debemos emular, que debemos sentirnos orgullosos de ser sus descendientes.
Pero claro, nos ocultan que muchísimos de ellos murieron con la
espalda doblada por el trabajo, o alcohólicos por la vida casi animal
que llevaban, sin haber leído un libro en toda su vida, sin tener
tiempo para estar con sus hijos, sin conocer el descanso, sin poder
disfrutar del placer de la música, ni conocer el arte, negando constantemente
su condición de ser humano, porque así los necesitan los ricos,
porque gracias a esos hombres fue que ellos se enriquecieron obscenamente,
y hoy gastan parte de la fortuna que hicieron explotando a sus abuelos
y a sus padres para convencer a los hijos de aquellos trabajadores
que deben ser igual a sus padres y abuelos, embrutecidos por la
vida que han hecho, o como les han obligado hacer, como si eso fuese
un ejemplo a seguir. La realidad es que los ricos quieren tener
mas esclavos y que además se sientan orgullosos de serlo, por eso
les ponen esos monumentos en la plaza principal o en la entrada
del pueblo, para que cuando pasen por allí, día tras día, esas moles
de cemento les recuerden que nacieron para eso. ¿O acaso viste algún
monumento a los obreros que en algún momento de la historia se levantaron
contra la injusticia, contra un intendente corrupto o contra un
patrón explotador ? No!!, la derecha tiene un plan y un proyecto
a largo plazo y eso es lo que nos falta a nosotros. Ellos saben
que se prepararon durante dos siglos parta que el país responda
a sus mandatos, por eso hay una calle Ramón Falcón y no hay ninguna
Simón Radowisky, Hay avenidas que se llaman Gral. Roca o Gral. Rauch
y no hay ninguna que se llame Arbolito, y todo eso, aunque parezca
que no, pesa en el inconsciente de la gente y al final, a pesar
de las críticas y de las broncas, llegado el momento, el pueblo
los vuelve a votar, porque los han convencido, sin decirlo directamente
que el futuro del país son ellos porque ellos lo hicieron y no hay
posibilidad de modificarlo, y que pobres hubo siempre y toda esa
ideología que trata que la gente se entregue sin esperanza.
¿Viste alguna vez una "Fiesta de la Tradición"?, desfilan en caballos
de raza, con aperos de plata repujada y cintos con monedas de oro
y plata y una botas que salen una fortuna, ¿vos crees que algún
peón rural tiene posibilidad de comprarse esa ropa y esos aperos?
–los ojos del Lobo Estepario nos miraban fijos- lo que pasa es que
desfilan los estancieros y no los peones, pero en el inconciente
colectivo queda grabado que ser trabajador rural es un trabajo bien
remunerado y es todo mentira, y además quieren que, como si fuera
poco los aplaudan!!! como los ricos del pueblo, que después de "regalar"
los monumentos al pueblo –cosa que forma parte del proyecto de domesticación-
quieren que el pueblo se los agradezca y los distinga, Para cambiar
este estado de cosas, también deberíamos empezar a sacar COMO SEA
los símbolos que les taladran el cerebro a la gente, porque ellos
saben que las marchas o un escrache a quien sea, que hacemos nosotros,
dura un día, pero los nombres de las calles y los monumentos de
ellos duran una vida. Por eso se hacen los democráticos y nos dejan
salir a protestar de vez en cuando.
Cuando el Lobo paró para tomar aire –y un sorbo de vino-, aproveché
y me puse a tararear un aire de triunfo que estaba de moda allá
por los 70’
Hay que dar vuelta el viento. Como la taba
El que no cambia todo, no cambia nada.
Cuando todos me hicieron coro para terminar el triunfo que conocíamos
de memoria, la cosa se descomprimió y Miguel, que siempre tiene
algún chiste que no conocíamos (y eso que ya le conocemos mas de
cien), nos contó uno de un loro, pero eso después lo cuento.
Enero 2011