Por Ramiro Ross



 

La educación (I)

Por Ramiro Ross
ramiroross07@hotmail.com

La educación no tiene una, sino muchas definiciones, ya que éstas varían según la sociedad, el momento histórico, la ideología y quien intente una definición puede encontrar una nueva forma, o tal vez se podría sintetizar si decimos que varía de acuerdo a que clase responde (conciente o no) el que lo haga.

En un rápido y seguramente incompleto pantallazo, si partimos desde los griegos antiguos, veremos que la formación de los jóvenes se basaba en el conocimiento de la agricultura, ya que de la tierra dependía la supervivencia del grupo familiar (Homero labraba su propia parcela), despreciándose las demás tareas, por lo que casi no existían los comerciantes griegos (los comerciantes de la Odisea eran todos fenicios), tiempo después, el ideal de la educación para un joven griego era el estímulo a las ‘virtudes ‘ guerreras, por el afán de las clases dominantes de tomar tierras ajenas y acrecentar su riqueza.

En el caso de los espartanos, desde los 7 años el estado se apropiaba del chico y no lo abandonaba mas. Hasta los 45 años pertenecía al ejército activo y hasta los sesenta a la reserva, y su educación se basaba en la ‘nobleza de las armas’. Asegurar la superioridad militar sobre las clases sometidas era el fin supremo de la educación, por lo que ‘instrucción’ en el sentido que hoy e damos a ese término, casi no existía entre los espartanos, muy pocas personas de la nobleza sabían leer, tal era su desprecio por lo que no fueran las ‘virtudes’ guerreras, que prohibían a los jóvenes interesarse por cualquier asunto que pudiera distraerlos del ejercicio de las armas. Por supuesto que esta educación, producía seres salvajes, brutales, taciturnos, astutos, crueles y a veces heroicos.

En Roma, para la misma época, las cosas no eran muy distintas, los nobles, ansiosos de poder y riqueza, al igual que los nobles griegos, preparaban a sus hijos para salir a invadir tierras ajenas, con el fin de tomar prisioneros que convertían en esclavos y se aseguraban que con un costo mínimo (un magro plato de comida). Les labraran la tierra y sirvieran como personal doméstico en sus palacios, como así también como maestros para que sus hijos aprendieran a leer y escribir. Al crearse escuelas particulares, el estado se alertó por el terror a lo que los maestros enseñaran, la idea de enseñanza no permitía exceder los conocimientos mas allá de los dioses, ya que la ‘libre enseñanza’, no significaba ‘libre doctrina’, la censura no tardó en llegar y se crea la figura del regente, para controlar que la enseñanza no se aparte de la ‘vida y costumbres’ de la sociedad que el estado no tenía ninguna intención de modificar.

La preocupación en Roma por la instrucción que recibía la juventud, que al ser privada era solo accesible a las familias pudientes era tal, que llegó a subsidiar estas escuelas con la condición de instalar en cada una un censor que se preocupaba de que no se excediera esa educación de los límites que el senado romano había impuesto, dejando afuera al maestro que se atreviera a hablar del Cristianismo.

Años mas tarde, en el siglo V de nuestra era, el estado empieza a abonar salarios, aunque irregularmente, a los maestros, a condición de que éstos solo serán nombrados por las municipalidades. El emperador Juliano pocos años mas tarde regularizó esos salarios.

La enseñanza a cargo del estado ha aparecido en la historia.

En tiempos de la edad media, la Iglesia, ya desarrollada y con una normativa rígida, había acumulado riquezas que le permitían financiar guerras, invasiones, y sobre todo ser prestamistas de príncipes, reyes y agricultores, que en tiempos de sequía o magras cosechas, necesitaba dinero para mantenerse. Este clero se organizó de tal manera que solo enseñaba a leer y escribir en latín, lo que limitaba a los alumnos a leer solo las escrituras llamadas ‘sagradas’ de la Iglesia.

Por su enorme poderío, no es asombroso que las primeras escuelas fueran los monasterios, aunque hay que aclarar que las ‘escuelas de instrucción’ (para campesinos y artesanos), no enseñaban a leer ni a escribir, ya que según ellos mismos aclaraban, que su objetivo no era instruir, sino familiarizar a las masas campesinas con las doctrinas cristianas, o sea que su afán se centraba en mantener a os campesinos en la docilidad y el conformismo, no se preocupaban en instruir, sino en predicar y recordar constantemente que para la Iglesia, todo lo que no aleja al hombre del pecado es positivamente dañoso. Un historiador benedictino, ha escrito que los jornaleros de los monasterios, por el hecho de ser analfabetos ‘presentaban mas resistencia a la fatiga y eran capaces de soportar una tarea mas larga y mas penosa’.

Ya en el siglo XI empieza a nacer una nueva clase: La burguesía, nacida de los mercaderes que se enriquecieron, muchos de ellos, acompañando a los nobles en las cruzadas, comprándoles las joyas, junto con los esclavos y los bienes que éstos saqueaban a su paso por las ciudades (todo en nombre de Dios) y que los mercaderes vendían después a muy buen precio. Estos burgueses, necesitaron burócratas que les administrasen sus posesiones y empezaron a preocuparse en la instrucción de sus hijos. Así nace la Universidad, como una necesidad de mercado.

En esa Universidad, el muchacho que deseba estudiar las artes liberales, adquirió, paso a paso, el grado de bachiller, licenciado y doctor. La conquista de un título universitario, ponía al buen burgués, casi al ras de la nobleza, cuando se paseaba con su anillo, su toga y su birrete, lo empezaban a tratar como un noble.

Al llegar el Renacimiento, la cultura, siempre al servicio de los poderosos, cambia sus prioridades y fue su objetivo formar hombres de negocio, que fueran al mismo tiempo ciudadanos cultos y diplomáticos hábiles. ‘Una lengua universal, un tipo uniforme de cultura y la paz perpetua’, tal como lo sintetizó Erasmo en el año 1500.

El brillo extraordinario del Renacimiento no modificó la situación de la educación de los explotados, ‘Escribo para los cultos y no para la plebe’ había dicho Ponciano y ese fue el sentir de lo que hoy llamamos ‘humanismo’. Recodemos que en el 1400 Leonardo Bruni había escrito ‘he sospechado siempre de las multitudes’, 100 años mas tarde otro intelectual había afirmado ‘Quien dice pueblo, dice loco, porque es un monstruo lleno de confusión y temores’, los humanistas siempre han despreciado al pueblo. Toda la cultura renacentista descansaba sobre finanzas de banqueros y su objetivo fue darle utilidad y lustre a esa clase, dejando de lado a las clases populares. Recién con la aparición del libro impreso se empieza a vislumbrar una nueva educación mas integradora, si bien durante los primeros tiempos el precio de un libro solo estaba al alcance de las familias acomodadas y las universidades.

La aparición de Lutero y la reforma crearon una nueva expectativa esperanzada para la educación popular y que contuviera más ciencia que dogma, ésta fue pronto traicionada por el mismo Lutero que, la ver la actitud de la gente que avanzaba en a búsqueda de conocimientos iba mas lejos de lo que él creyó, no solo frenó su guerra de exterminio sobre el Vaticano, sino que llegó a afirmar a los príncipes de Sajonia que el espíritu rebelde era un instrumento de Satán y que esa actitud debía ser abolida en el país porque incitaba a la resistencia contra las autoridades, afirmando que al pueblo ‘se le debe empujar corporalmente a trabajar y a cumplir con sus deberes piadosos, como se tiene a las bestias en prisión y encadenadas’.

El hombre de las clases inferiores siguió excluido de la enseñanza.

Febrero 2013


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La educación (II)

La Iglesia y la educación

Por Ramiro Ross
ramiroross07@hotmail.com

A mediados del 1500, cuando el poder del Papa empieza de decaer, el clero se reorganiza en una suerte de milicia a la que llama Orden de los Jesuitas, fundada por Ignacio de Loyola y con un objetivo claro y de largo aliento, devolver a Roma el poder perdido. Su brazo mejor preparado fuel dedicado a la educación, en el terreno estrictamente pedagógico los jesuitas dieron a sus colegios un barniz de cultura. Sin importarles demasiado la enseñanza popular, sin embargo se esforzaron en captar la educación de nobles y de la burguesía acomodada, Consejeros de los grandes señores, directores espirituales de las grandes damas, profesores de los niños distinguidos, los jesuitas se entremezclaron rápidamente en el mundo de la educación y pronto fueron los maestros por antonomasia, y luego de 60 años de trabajo elaboraron su plan de estudios, luego de juntar mucha experiencia y asambleas entre sus miembros.

Acá debemos detenernos un instante para recordar que el jesuita no es solamente un confesor, es un director espiritual y como tal es consultado sobre todo, desde el nacimiento, el casamiento y los negocios, y no se cree obligado al secreto de confesión, de manera que si veinte directores que viven juntos en un monasterio, pueden examinar y manipular los miles de almas de la comunidad en que viven con la información que recogen de esas almas que están abiertas para ellos y que ellos conocen hasta sus secretos mas guardados, los que pueden ser debatidos en sus conciliábulos y a partir de ese conocimiento preparar sus acciones para actuar en esa sociedad.

El reglamento de estudios que data de 1599 está vigente hasta hoy en los colegios jesuitas, es la mas perfecta organización que se conoce para romper en los alumnos hasta el mas tímido asomo de independencia personal, y para lograr, por lo tanto, colaboradores adictos, celosos e incondicionales para las esferas de un gobierno y de las finanzas. “En igual forma que se fajan los miembros del niño desde la cuna –decía el jesuita Cerutti en su apología- es necesario desde la primera juventud fajarles la voluntad para que se conserven el resto de sus vidas en una feliz y saludable flexibilidad”. La cultura intelectual es inculcada de modo tal que no se llegara jamás a la emancipación intelectual. Se puede leer en sus constituciones “ Ninguna de las personas empleadas en servicios domésticos por cuenta de la sociedad deberá saber leer y escribir. En ningún caso se la instruirá a no ser con el consentimiento del general de la Orden, porque para servir a Jesús, basta la sencillez y la humildad”. Así de claro desprecian los jesuitas todo lo concerniente a la educación popular ‘guárdate del deseo de saber demasiado’ les recuerda su manual ‘es un gran insensato el que busca otra cosa que no sea servir a su propia salvación’. Basta recordar que la regla mas importante de las escuelas es guardar silencio, lo mismo para los profesores como para los alumnos, está casi prohibido hablar con el maestro y los castigos corporales son moneda corriente en sus aulas. Tienen como objetivos que en sus escuelas se enseñen trabajos manuales (escuelas de artes y oficios) pero de modo tal “Que las escuelas lleguen a ser agencias de información donde las personas acomodadas puedan ir a buscar servidores para sus casas o trabajadores para sus empresas. Los maestros visitarán las casas de los alumnos para informarse de ‘las costumbres y prácticas religiosas de sus padres y deben revisarles la correspondencia para que no se difundieran los libros contaminados de herejía”.

Para finalizar este segmento, recodemos que revoluciones en la cultura no hemos visto mas que dos, cuando la sociedad primitiva se dividió en clases y cuando la burguesía del siglo XIII sustituyó al feudalismo, y hemos visto como la educación ha estado siempre al servicio de las clases dominantes, hasta que otra clase revolucionaria consigue desalojarla e imponer su nueva educación. Cuando la nueva clase no es todavía bastante fuerte, se conforma provisoriamente con que la clase dominante de apriete un poco para hacerle un sitio. En ese caso no hay una revolución, en la educación, sino, simplemente una reforma.

Febrero 2013


La educación (III)

La Educación para la Libertad

Por Ramiro Ross
ramiroross07@hotmail.com

Si bien es cierto que la educación ya no está en manos de la Iglesia, no al menos con la fuerza de hace años, aún quedan residuos de la influencia que tuvo. Los términos ‘Seminario’, ‘Claustro’, ‘Estar En Capilla’, que aún se escuchan en las escuelas y las universidades, nos lo recuerdan constantemente, no obstante, debemos entender que está en lenta pero continua retirada. Hoy, en las encuestas que se realizan sobre sexualidad, fecundación in Vitro y otros tantos temas, en que la Iglesia tiene una posición tomada, la mayoría de los encuestados se han declarado contrarios a esas posiciones, a pesar que muchos de ellos se reconocieron como ‘cristianos’.

Si en realidad queremos cambiar definitivamente este estado de cosas, se deberá apartar a los pedagogos del sistema de los nuevos planes de estudios. La educación, tal como la entendemos muchos participantes de los Bachilleratos Populares, debe venir desde la clase obrera, con todas sus limitaciones científicas, pero también con toda la historia de luchas y vivencias. También es cierto que debemos estar preparados para que quizás no salgan con todo el conocimiento que hoy creemos necesario, pero su formación clasista, obrera y popular les dará las herramientas intelectuales necesarias para formarse con mas criterio, se podría comparar la educación con la agricultura, los primeros frutos no son tan importantes, sino la fecundidad de la tierra. La prioridad de la educación para la libertad es enseñar a pensar, a discutir, a recordar, a plantearse problemas, recordemos que fue en busca de lo imposible que el hombre ha realizado lo posible, si solo buscamos lo posible, muy pronto abandonaremos lo difícil y finalmente nos acomodaremos con lo ya conocido y de esa forma no daremos un solo paso hacia delante.

La educación para la libertad implica en compromiso de vida que necesita de dos partes dispuestas s modificar este estado de cosas, el compromiso de ambas debe ser claro: O se educa para adaptarse a este tipo de sociedad o se educa para comprometerse con la transformación de la misma.

La educación para la libertad significa que las órdenes dejen paso a la persuasión razonada y el ejemplo. La utopia deja de serlo cuando se realiza, en ese sentido, la educación es una utopia que se realiza todos los días, porque ningún proyecto debe darse por terminado si entendemos que la formación de un ser humano, empieza cuando nace y termina solo cuando fallece, porque siempre se debe estar aprendiendo, y es por eso que en el aula no hay un profesor y un alumno, sino dos personas que intercambiar información y conocimiento para desarrollarse intelectualmente y de esa manera marchar juntas hacia la libertad, esa libertad que no acepta limitaciones en la realización del ser humano, que no acepta la esclavitud de nadie ni los convencionalismos burgueses, por eso debemos apartar de las aulas a los profesores formados en las universidades que nos propone el sistema, en tanto estén convencidos de esa educación cerrada y vertical.

La educación para la libertad será realizada por la clase obrera o no será.

Febrero 2013.


La educación (IV)

Por Ramiro Ross
ramiroross07@hotmail.com

Según una vieja definición de la educación, ésta tiene por objetivo preparar a los miembros de una comunidad en los conocimientos, habilidades y destrezas para la convivencia en sociedad, y nosotros pensamos que, si bien se puede ajustar a nuestro parecer, quizás, en un arranque de soberbia no justificada, podríamos afirmar que es incompleta, pero necesaria como punto de partida para el análisis sobre el tema que nos preocupa.

Durante la edad media, en occidente, la única verdad la expresaba la Iglesia y la fe. El saber acerca de las cosas no tenía por sí mismo una forma propia de fundamentación e inteligibilidad. Para los que detentaban el poder, el conocimiento se apoyaba en la interpretación de las llamadas “Sagradas Escrituras” y algunos autores clásicos como Aristóteles (384-322 a.C.). Según la Iglesia, la razón humana, al ser imperfecta frente a la razón divina, debía subordinarse a la palabra de Dios, que estaba guardada en la Biblia, por ende, las fuentes de la verdad eran la tradición (los clásicos) y la revelación divina (la Biblia). Conocer era exégesis (entendida como la forma de entender el significado de los textos solo a través de algunas “autoridades”) y explicar el mundo en función de su lectura, y claro, solo ciertas “autoridades” tenían la “verdad revelada”, la “palabra santa”. Con el tiempo, con la invención de la imprenta y la traducción que hace Lutero de la Biblia al alemán, estos libros comenzaron lentamente a llegar al pueblo y por lo tanto rápidamente quedaron en evidencia sus contradicciones y sofismas.

Por otra parte, el empirismo valoraba la experiencia, al punto de negar el carácter universal y necesario de la ciencia fáctica.

El racionalismo suponía que la razón podía fundar el conocimiento por sí sola.

La educación en el estado ideal, decía Platón en “La República”, refiriéndose a aquellos que cuidan y gobiernan la polis, que “un buen guardián del Estado debe tener, además de valor, fuerza y actividad filosófica, y centurias más tarde era apoyado por Juan Jacobo Rousseau, quien aseguraba que “… quien se quiera formar la idea de la educación pública, lea “La República” de Platón, que no es una obra política, como piensan los que solo por los títulos juzgan los libros, sino el más excelente tratado de educación que se haya escrito.”

En cuanto a la educación, afirmaba Rousseau “…poco me importa que destinen a mi discípulo para el ejército, para la Iglesia o para el foro (…), el oficio que quiero enseñarle es el de vivir. Convengo en que cuando salga de mis manos, no será magistrado, ni militar ni sacerdote, será primeramente hombre, todo cuanto puede ser un hombre, y sabrá serlo, si fuese necesario, tan bien como el que más, en donde su fortuna le mudara de lugar, que él se encontrará con el suyo.”

En conclusión, la palabra Educación ha perdido su antiguo significado. Educación quería decir “alimento”, y, considerando que la educación es tarea de sujetos y su meta es formar también sujetos, ésta debe ser capaz de crear personas plenas de autonomía, de iniciativa propia. La educación es una forma de liberar al hombre para no repetir las miserias, las esclavitudes o las tiranías, y, para alcanzar tal concepto, se necesitan espíritus libres, hombres capaces de cuestionar el orden establecido, hombres saludables y aventureros.

Educar es educar contra el destino.

Julio 2013


De sabihondos y suicidas

Por Ramiro Ross
ramiroross07@hotmail.com

(De sabihondos y suicidas I)

Siempre buscamos un justificativo, y siempre lo encontramos, el asunto es reunirnos, hablar como si no hubiera pasado el tiempo, y cada tanto, nos buscamos mutuamente por el placer de hablar de cosas que no necesitan mayores explicaciones entre nosotros, con solo mencionar un apodo, ya sabemos de quien se trata, con solo hablar de un lugar, ya sabemos de que hecho estamos hablando y eso nos crea una sensación de camaradería, de complicidad, de esa sensación extraña que a veces sentimos al encontrarnos con compañeros con los que nos une una vida de lucha y un pasado con cosas incumplidas y con muchas otras que hasta hoy, luego de tantos años, no nos cansamos de recordar con alegría y orgullo.

Esta vez fue el cumpleaños de uno del grupo, con la complicidad de su compañera que prometió dejarnos solos en la casa para que habláramos mas cómodos, y como el día no ayudaba para hacer un asado, nos pedimos 3 docenas de empanadas unas botellas de vino y fuimos llegando como por casualidad.

Todos sabemos que las leyendas son eso, nada mas que leyendas y no se les debe exactitudes porque cada uno la cuenta de diferentes maneras y con el tiempo es el pueblo que las toma como propias y quedan instaladas en la memoria colectiva. En nuestro caso se da muy rara vez, ya que cada uno narra lo que realmente vivió y formó parte de su vida, y tal vez por eso nos escuchamos atentamente.

Luego de recibir las empanadas y acomodarnos, como marca nuestra ‘rutina’, charlamos sobre los nuevos libros que salen sobre la lucha de los 70’ y que a veces nos hacen pensar que si en realidad todos los que dicen haberla vivido lo hubieran hecho en realidad, las fuerzas populares hubiésemos sido tantas que seguramente el poder ya sería nuestro, y eso nos molesta bastante, ya que algunos escritores de ocasión cuentan cada pavada con mala memoria y peor justeza, cuando no con mala intención, que dan ganas de ir a buscarlos, pero bueno, estamos en el 2010 y todo lo que es negocio es válido…

Luego de unos vasos de vino empezaron las anécdotas de un tiempo que muchos tratan de llamar ‘pasado’, pero que a otros nos parece de mucho valor histórico.

Todos recordábamos cosas y la rueda se respetaba para hablar por turno. Cuando le tocó al anteúltimo, y con la vista puesta en la computadora del dueño de casa, porque, supongo, no quería que nos diéramos cuenta si se emocionaba al relatarnos la historia dijo: el día que ocurrió lo que voy a contar, amaneció frío, yo estaba viajando desde Córdoba con destino a San Nicolás, para participar de una reunión con compañeros de varias regionales, como era temprano, estuve dando vueltas hasta las 9,30 hs. hora en que debíamos reunirnos en un lugar de la costa. Nos fuimos reuniendo en el muelle de San Nicolás, éramos unos 30 compañeros. Cerca del medio día, comenzamos a subir de a 4 o 5 en dos botecitos a remo y luego de unos 20 minutos llegamos a un pequeño muelle de las islas Lechiguanas, sobre el margen derecho del río Paraná, era un islote chico y desierto con solo tres edificaciones. A medida que llegábamos, dejábamos las armas a un compañero que las guardaba en una casita mas chica al costado de la principal.

Una vez que estábamos todos en la casa principal, una compañera fue la primera en hablar, el informe nos decía que el clima en nuestro país era irrespirable, los dictadores se pasaban el gobierno uno a otro sin importarles el pueblo, este y otros temas fueron desarrollados por la compañera, luego fuimos hablando todos y coincidíamos en la necesidad de organizarnos para enfrentar a los golpistas. Sabíamos que la lucha sería muy desigual, enfrentar a una fuerza de represión formada por fuerzas de tierra, mar y aire, sería una patriada difícil y quizás heroica, sin barcos, sin aviones, ni helicópteros, sin tanques y sin contar con el apoyo económico y tecnológico que recibiría nuestro enemigo por parte de la burguesía nacional e internacional, encolumnada tras la ideología del Banco Mundial y el F.M.I., siempre dispuestos a sostener dictaduras y tiranías que someten a los pueblos y respetan a rajatabla los planes económicos que diseñan sus especialistas para apropiarse de las riquezas de otros pueblos.

Sin duda, el proyecto sonaba a suicida, pero ninguno lo pensó así, debíamos hacerlo, sentíamos, y así lo hablamos, que debíamos dejar a las siguientes generaciones un ejemplo de lucha, demostrar al resto del mundo que la muerte reciente del Ché en combate no surtiría el efecto que ellos buscaban, que en este continente había hombres y mujeres dispuestos a dejar la semilla de la libertad en la conciencia popular.

Sin alargar mucho el trámite, un compañero salteño propuso el nombre y nuestra bandera pasó a ser la que izó el General San Martín en Mendoza, a la que se le quitó el sol y se le puso una estrella de cinco puntas.

Serían las 20 hs. cuando cada uno volvió a su regional con tareas concretas para realizar, luego de ese día la vida de nosotros y de muchos que luego se incorporaron a la lucha cambió para siempre. Ese día, el 27 de junio de 1970, el Comandante Mario Roberto Santucho dio por fundado el ejército Revolucionario del Pueblo.

Terminado su relato se bebió o que le quedaba en le vaso, tal vez para que no se notara que la voz se le quebraba, todos miramos para cualquier parte para no romper ese instante y luego de unos minutos de silencio, donde nadie sabía que decir ni como seguir la charla, alguien propuso poner un tema de los Huerque Mapu para darnos un respiro, porque ya nos estamos poniendo viejos para algunas emociones.

Septiembre 2010


Exorcizar los demonios

Por Ramiro Ross
ramiroross07@hotmail.com

(De sabihondos y suicidas II)

A veces me pregunto si esto de reunirnos entre viejos militantes y ex guerrilleros bajo cualquier pretexto, tanto sea un asado, unos mates o un café, es porque sentimos una necesidad no declarada de ‘exorcizar’ nuestros viejos demonios que a veces nos visitan sin que los llamemos, y es cuando descubrimos que la amistad y el afecto tienen el don de devolvernos la fortaleza que a veces amenaza con abandonarnos.

¿ Como aparecen en nuestro horizonte psíquico estos fantasmas ?, en realidad no tenemos deudas con nuestro pasado, todas nuestras actividades de aquel entonces tuvieron un para qué, un porqué, y destinatarios muy puntuales que, antes de llevarlas a cabo, fueron pensadas y discutidas entre todos los compañeros. Podríamos asegurar con orgullo que nunca nuestro enemigo fue la clase obrera, nosotros no nacimos para apalear estudiantes ni obreros, mucho menos torturar o violar mujeres y, definitivamente no fuimos nunca ‘desaparecedores’.

En lo personal, tengo una frase que ya conocen mis compañeros y amigos: “Nunca le hicimos daño a seres humanos, solamente a milicos asesinos, y tal vez a algún representante de la burguesía aliada a los milicos ”. Así se puede entender porqué se realizaron algunas acciones, como incendiar algunos supermercados cuando un representante del imperialismo visitaba la Argentina como quien revisa su estancia y era necesario demostrarle al mundo que acá había un pueblo que no olvidaba ni perdonaba las invasiones a países hermanos de América Latina o los intentos de invasión a Cuba, y que si había golpistas dispuestos a recibirlos como si fueran nuestros virreyes, acá había hombres y mujeres que aún tenían dignidad.

Alguna vez, hablando con un ‘bien pensante’ sobre este tema, me planteaba que haber destruido tanta cantidad de alimentos era una falta de respeto para aquellos que tenían hambre, pero le contesté que si él creía que los dueños de esos supermercados estaban dispuestos a repartir esos alimentos no conocía las reglas del capitalismo y que si la clase obrera pasaba hambre, no era por la escasez de alimentos, sino por los precios que ponen los dueños de los alimentos que no están a alcance de los hogares de los trabajadores.

Creo también que esta ansiedad por vernos y recordar viejas historias de militancia, nos hace sentir que seguimos preparándonos para dejar nuestra experiencia a las nuevas generaciones, porque la historia popular, esa que solo pasa por la narración oral de generación en generación, fue cortada por la desaparición de casi una generación, que eran quienes debían ser los referentes de las generaciones actuales, pero hubo un genocidio que no lo permitió y su labor nos corresponde a nosotros como una nueva responsabilidad que nos impone la realidad.

Cada uno desde su nueva trinchera. Para ese será la poesía, para aquel otro, la palabra escrita, para el de mas allá, le está reservada la difusión consecuente y esclarecedora de aquellas luchas, sin temores y sin descanso, porque al capitalismo no hay que darle tregua y cada día que pasa debemos salirle al cruce, en cada escrito, en cada publicación.

Estamos concientes que con el tiempo se fueron aclarando algunas dudas, pero siguen los grandes interrogantes de no haber hecho lo suficiente, de no haber podido salvar la vida de muchos de los 30.000 compañeros nuestros, de no haber sido capaces de llegar mas lejos y quizás, tratando de encontrar respuesta a éstos interrogantes es que nos buscamos, para alentarnos a seguir adelante, para asegurarnos que nuestro compañero no aflojó y encontrar en él, el apoyo cuando nuestras fuerzas parecen languidecer. Y finalmente, pensar que esta vida se nos está escapando entre las manos y queda tanto por hacer.

Septiembre 2010


El hombre y su alma

Por Ramiro Ross
ramiroross07@hotmail.com

(De sabihondos y suicidas III)

Quizás sea una chiquilinada, pero durante nuestras reuniones, nunca falta alguna historia amorosa vivida por alguno de nosotros en la que conseguíamos ‘levantarnos’ a alguna compañera, lo que sucedía a menudo, ya que tanto ellas como nosotros teníamos problemas para poder entablar romances con alguien que no fuera de la organización, el impedimento de explicarles de que trabajábamos, el porqué de nuestros viajes o las veces que no las veíamos por semanas sin poder explicar nuestras ausencias, todo boicoteaba las relaciones que entablábamos con personas ajenas a la militancia, además si conocíamos a alguien que pertenecía a otro partido u organización, la dirección nos llenaba de temores sobre la posibilidad de que sea una ‘infiltrada’ que quería sacarnos información o cosa por el estilo. El asunto era que durante la lucha nacían romances que también tenían sus dificultades, ya que por ejemplo, nos era muy difícil de manejar esa actitud protectora que teníamos con nuestras compañeras de militancia y que se desarrollaba aún más si esa compañera era nuestra novia, y que a ellas les molestaba bastante generalmente, ya que se suponía que durante cualquier actividad el riesgo debía ser compartido sin distinción de sexo, para nosotros era muy difícil lidiar con esas cosas, nuestra educación burguesa no siempre superada sobre la ‘obligación’ del hombre a ser el ‘macho protector y proveedor’ que nos inculcaron desde chicos, se sumaba la sensación de que ellas sentían la misma contradicción, aunque tampoco la aceptaban en público, sentirse cuidadas por los compañeros les daba tranquilidad, aunque durante las reuniones nos criticaban esa actitud y nos exigían ser tratadas por igual.

Como había diferentes niveles de riesgo, ya que una cosa era, por ejemplo, entrar a un supermercado y meter una pelotita de ping-pong llena de ácido dentro de los bidones de 5 litros de kerosene que se vendían en ese momento para las estufas y cocinas, hecho que se hacía media hora antes del cierre, para que a las 2 horas, ya disuelta la pelotita, el ácido entraba en contacto con el kerosene y el fuego estaba garantizado y sus propagación rápida también, dándonos 1 hora y media de tiempo para irnos lo bastante lejos del objetivo cuando eso ocurriera, y otra era desarmar a un policía para quedarnos con su arma en una esquina, lo que podía salir eventualmente mal y el resultado podía ser un compañero baleado o muerto. En el primero de los casos, habitualmente entraban una pareja al negocio tomados de la mano, ya que se suponía que de esa forma se evitaba la posible desconfianza de la gente de seguridad y además servía para que, cuando uno se agachaba para abrir el bidón y tirar la pelotita de ping-pong, la compañera lo cubría con su cuerpo para evitar que la maniobra sea vista por alguien. Esas acciones fomentaban la camaradería, ya que también se compartían pequeños secretos entre ellos que no debían ser comentados con nadie de la organización ya que no estaban permitidos, aunque todos los conocíamos, como por ejemplo, pedir un pollo hecho al spiedo con papas fritas en el sector de ‘rotisería’, tomar una gaseosa de la góndola, poner todo en una bolsa y pasar por el baño, donde uno se comía todo, se tomaba la gaseosa y tiraba los restos en el cesto del baño, se lavaba las manos (se comía sin cubiertos), luego llegaba a la caja con un paquete de yerba para no despertar sospechas, y luego salir del supermercado ambos y llegar al punto de control felices y sonrientes, con le objetivo cumplido y el estomago lleno sin haber pagado por lo comido, que si bien sabíamos que de esa forma no le haríamos ni cosquillas al sistema, era una pequeña revancha que nos tomábamos y que nos hacía sentir bien.

Pero volviendo al tema de la relación con nuestras compañeras, todo el ambiente que se vivía propiciaba los noviazgos; la cantidad de horas que pasábamos juntos; las coincidencias ideológicas: los riesgos que compartíamos y los momentos en que nos tocaba simular ser una pareja, tanto para ser correo y llevar periódicos de la organización y no tentar a los milicos que nos paraban a los hombres solos por ‘portación de cara’ y nos revisaban en plena calle. En esos momentos caminábamos tomados de la mano o del hombro pero si la idea que teníamos en mente era avanzar en la relación, se apretaba mas fuerte de lo razonable la mano de la compañera o distraídamente se la acariciábamos levemente para esperar la reacción, y si el sentimiento era correspondido, aunque nunca lo hubieran hablado, ella respondía oprimiendo la mano del compañero, y si, además remataba la acción regalándole una sonrisa luminosa al mirarse ambos a los ojos, no hacía falta que fueran necesario demasiadas palabras posteriormente para iniciar una relación. A partir de allí, la cosa se complicaba pero esta vez con el responsable del grupo, ya que a partir de ese momento debía tratar de no darles actividades juntos, pues se suponía que se distraerían cuidándose demasiado mutuamente y eso entorpecía el cumplimiento del objetivo, ponía en peligro por consiguiente la vida de ambos y se perdía concentración.

Si bien era obligatorio blanquear toda relación afectiva entre los militantes ante la dirección, también era cierto que eso no siempre se cumplía, ya que se corría el riesgo de que a uno de los dos lo trasladaran a otro lugar y eso, inevitablemente, evitaba que se vieran asiduamente.

Este tipo de amores, nacidos al calor de la lucha, si bien estaban teñidos de militancia, también contenían grandes dosis de compañerismo, admiración y afecto profundo y leal.

Desgraciadamente, la cárcel, el exilio y los viajes y traslados forzados a los que nos veíamos obligados, debilitaban la relación y muchas de ellas se frustraron, aunque a pesar de eso, en algunas ocasiones una de las partes, o ambas, no pudo olvidar lo vivido y peor era cuando fue la muerte de alguno de la pareja, caído en combate lo que produjo la separación.

Las historias, entre nosotros, ya veteranos a quienes, como diría Borges, hablando de la vejez, “ya se nos murió el animal o se está muriendo y solo nos queda el hombre y su alma”, son habituales y si bien la chica que perdimos se convierte de ‘linda’ en ‘hermosa’ producto de nuestra fantasía y tendencia a sobrevalorar lo perdido (¿Qué explicación nos daría el viejo Sigmund a esto?), y el resto del grupo lo sabemos, pero como nos ocurre lo mismo con nuestros recuerdos, los aceptamos como lo cuenta el compañero y a nadie se le ocurre mencionar, ni en broma, la exageración de la realidad, y todos asentimos con la cabeza porque respetamos los recuerdos y al compañero, o tal vez porque nuestros hijos y nietos ponen cara de aburridos si intentamos contarles nuestras historias y empezamos a sentir que ya es tiempo de pensar en entregar la antorcha.

Septiembre 2010


Hermandades

Por Ramiro Ross
ramiroross07@hotmail.com

(De sabihondos y suicidas IV)

En el escrito anterior, estuve hablando de la comida del militante y las formas de buscarla cuando la plata no alcanzaba o las veces que tenía ganas de cobrarle a las grandes empresas su alimento, que si bien conseguíamos comer gratis y variado en supermercados de empresas extranjeras, también habría que hacer una mención especial para la parrilla ‘Pippo’ de Av. Corrientes y Montevideo en pleno centro de Buenos Aires y que era el lugar de reunión de muchos militantes que mientras almorzaban o cenaban en esas mesas con manteles de papel, donde muchos escribíamos nuestros primeros poemas, cuando no, compartiendo la mesa con otros compañeros, escribíamos lo que luego, en el local partidario se terminaría transformando en un volante exigiendo la libertad de algún compañero/a detenido de nuestra organización o nuestra solidaridad con alguna fábrica en lucha.

El lugar era el elegido por varias organizaciones y por varias razones, estaba en el centro neurálgico de la Ciudad, a escasos 60 metros del bar ‘La Paz’, donde recalaban los intelectuales intentando su primer libro o discutiendo alguna película del neorrealismo francés o italiano recién vista en el cine Lorraine, el Lorca o el Cine Arte, o alguna de origen ruso en le viejo cine Cosmos, y éstos estudiantes de filosofía y letras, o sociología, siempre tenían algo para aportar y los teníamos en cuenta para nuestros torpes escritos. En ‘Pippo’ uno deglutía un plato de vermicellis con una panera completa y un pote de queso rallado que habitualmente comíamos antes que nos trajeran los fideos, tal era el hambre que teníamos en aquellos tiempos.

Otra de las razones por las que íbamos a esa parrilla era que estaban los ‘cumpas’, aunque fueran de otra organización, y eso nos daba la tranquilidad de saber que si entraba la policía en los años 1969 o 70’ a pedir documentos o palparnos de armas, iban a tener que vérselas con todos los comensales si pretendían llevarse detenido a algún militante. Luego del 76’ cambió la forma de reprimir, pues salió el ejército a realizar requisas y entraban de a decenas y muy bien armados, lo que hacía casi imposible la resistencia.

La relación entre las organizaciones casi nunca era buena entre los dirigentes, aunque en las bases las relaciones eran cordiales y los marxistas formaban listas en común con loa peronistas revolucionarios, conocidos como ‘la tendencia’ en gremios, en las tomas de fábricas y en as asambleas de los sindicatos y si bien las discusiones eran duras y extremadas veces largas la mayoría de las veces, ambas partes ponían la mejor actitud para marchar juntas al menos en asuntos muy puntuales.

Esa relación, a veces tensa pero respetuosa, tenía su válvula de descompresión cuando en alguna circunstancia alguna podía demostrar mayor despliegue de coraje para dejar a la otra mal parada y de alguna manera obligada a tratar de emular la acción.

Para tratar de que se entienda de que estoy hablando contaré una anécdota ; en los años 69/70, una comisaría del bajo Flores, barrio bravo si los había, se hizo conocida por la militancia por la forma de maltratar a los detenidos políticos, cosa habitual a partir del golpe del 76’, cuando la crueldad y el sadismo se multiplicó por 100. a raíz de eso, decidimos, con un grupo de compañeros tomarnos revancha por las atrocidades que estaban cometiendo con algunos compañeros y luego de pensar un rato, decidimos darles, al menos, un dolor de cabeza. Tomamos un colectivo que no tenía pasajeros a las 3 de la mañana, hicimos descender al colectivero que quedó con tres compañeros cuidándolo para que no realice la denuncia hasta que nos diera tiempo de realizar el plan que habían pensado, y con orden de dejarlo libre luego de 30 minutos. Una vez conseguido el primer objetivo, nos fuimos tres mas hacia la comisaría, uno manejando y los otros dos tirados en el piso, provistos de aerosoles, llegamos a la comisaría en cuestión y el compañero a cargo del volante abre decididamente la puerta de adelante y de atrás . Luego de asegurarse que estaba estacionado justo en la vereda de enfrente a la puerta de la comisaría y el ‘chofer’ bajó hablando muy fuerte al consigna diciendo que lo habían asaltado y venía a hacer la denuncia, gritaba como si estuviera bajo los efectos de un ataque de nervios, diciendo que le habían llevado la recaudación y que el dueño no le creería y que era muy posible que perdiera el trabajo por ese hecho y quería que salieran los patrulleros a buscar a los ladrones. El consigna solo atinaba a decirle que sacara el ómnibus de allí porque estaba prohibido estacionar en ese sector, pero el compañero no lo escuchaba y seguía hablando sin parar, mientras nosotros bajamos sigilosamente por la puerta posterior que había quedado abierta adrede y agazapados y cubiertos por la carrocería enorme del ómnibus, escribimos en la pared “POLICIAS ASESINOS “, agregándole el nombre de nuestra organización, en tan solo 3 minutos que era el tiempo que suponíamos teníamos sin que sospechara el consigna, que seguía intimando al supuesto chofer que pusiera el ómnibus en la esquina y que volviera a hacer la denuncia. Cuando habían pasado los tres minutos, nuestro compañero accedió de mala gana a sacar la mole de allí y asegurando que dejaría el coche a la vuelta y que volvería en un minuto, subió de un salto, se aseguró de reojo que nosotros ya estábamos nuevamente tirados en el piso y salió rápidamente del lugar, anduvo 3 cuadras hasta una avenida, abandonamos la unidad y nos tomamos un taxi para salir de la zona rápidamente.

Al otro día, antes de las 2 de la tarde, hora en que la pintada fue cubierta con pintura blanca por la Policía, pasaron muchos compañeros que no entendían como se pudo haber realizado esa pintada sin caer presos. Guardamos el secreto por un tiempo y luego lo contamos, lo que generó que se convirtió en el comentario obligado durante dos semanas entre las ‘orgas’.

En todo momento y en cualquier circunstancia que nos tocaba vivir, había algo que me parece que hoy, salvo honrosas excepciones, es mucho mas difícil de lograr, era la confianza que nos despertaba el compañero. Todos teníamos conciencia que nuestra vida dependía de la actitud del compañero que nos tocaba en suerte y él estaba en las mismas condiciones. Siempre era posible que algo del plan original saliera mal, pero de algo debíamos estar seguros, el error nunca se debía a la traición o a la falta de de coraje, cada uno conocía su responsabilidad y no había dobleces ni traiciones. Nuestra caminata detrás de esa utopia esquiva, detrás de ese horizonte fugitivo que se nos escapaba entre las manos, era mas llevadera por ese compañero sin bajezas, por esa hermandad que a veces la sangre no nos da.

Quizás sea por eso que hoy, a pesar de los años, nos seguimos buscando y encontrando, para revalidar nuestra condición de hermanados por la vida.

Septiembre 2010


Hacia la construcción del Hombre Nuevo

Por Ramiro Ross
ramiroross07@hotmail.com

(De sabihondos y suicidas V)

A muchos que participamos, en mayor menor grado de compromiso, en la lucha contra las dictaduras que azotaron el país, no deja de sorprendernos que algunos ex militantes sigan repitiendo el discurso que nos bajan los medios de comunicación, asegurándonos, a fin de que nos convenzamos, de que las organizaciones guerrilleras tuvieron que darse por vencidas frente a los militares. En lo personal no dudo en afirmar que, salvo los errores inevitables de ese tipo de organizaciones, la victoria fue nuestra y que, estratégicamente, fuimos mucho mas allá de lo que nos habíamos propuesto.

Antes de que me acusen de loco, voy a explicar por qué digo eso: Nadie con algo de sentido común, podría suponer que unos pocos miles de militantes, deficientemente armados, podrían derrotar militarmente a enemigos que contaban con hospitales de campaña, helicópteros, tanques de guerra, aviones, satélites de comunicaciones y hasta barcos, entre otros elementos, eso lo sabíamos muchos, aunque en algunos influía el ejemplo de Cuba y la derrota que un grupo pequeño de guerrilleros logró infligirle al ejército de Batista, y soñaban con tener un resultado parecido, sin tener en cuenta las dimensiones y característica de nuestro país, tan diferente al cubano, siendo que deberían haber comparado nuestra lucha mas cerca de la lucha de Argelia contra la dominación francesa, que debieron perder en el plano militar pero lograron la independencia por la popularidad y el grado de solidaridad a nivel internacional que, gracias a esa guerrilla, habían obtenido. No creo equivocarme al decir que el error surgió al tomar al pié de la letra el discurso que venía de algunos dirigentes con un grado de exitismo desmesurado, quizás discurso hecho para que no se cayera el nivel de combatividad de los militantes guerrilleros.

Esto no se entiende, sino sabiendo que nosotros solo fuimos una parte pequeña, pero imprescindible, de un pueblo que resistía de muy variadas formas y que no tenían que ver con las armas, y si bien, en la mayoría de los casos, no teníamos contacto directo con otros grupos, sabíamos que allí estaban y ellos también contaban con nosotros. Si uno no asume esta relación de las fuerzas populares, no se puede explicar el grado de solidaridad que se desarrolló y que se reflejó cuando logramos terminar con la dictadura.

Era un hecho normal, durante la dictadura, que cuando una fábrica estaba en conflicto, sin que los obreros nos llamasen, ellos sabían que contaban con nuestro aporte, entraban nuestro periódico a la fábrica, escuchaban lo que decían nuestros compañeros en las asambleas y los cuidaban para que pudieran entrar y salir de la fábrica sin ser detenidos. Por supuesto que también el frente cultural estaba presente y aportaba realizando obras de teatro que desarrollaban el tema de la huelga, los músicos populares alzaban la voz en los recitales haciendo la crítica al sistema que ponían al desnudo sus bajezas y contradicciones, cuando no realizaban recitales sin cobrar a fin de juntar dinero para los obreros en huelga. Los estudiantes secundarios y universitarios daban participación a muchos militantes de organizaciones guerrilleras en las listas electorales concientes que, a pesar de las diferencias ideológicas que los separaban de algunas organizaciones nos reconocíamos mutuamente como integrantes del campo popular.

Hoy, muchos artistas y obreros reconocen que sin nuestro aporte, no hubieran sido posible muchos logros y luchas que habían protagonizado. Todo eso fue posible por la ya histórica miopía de las fuerzas armadas que no conocen otra forma de reprimir que a los tiros y desapariciones y creen que esa es la forma de disciplinar un pueblo, pero alguien debería avisarles que los tiempos han cambiado y que lo de ellos ha quedado en el pasado.

Cuando en 1986 Alfonsín propone la idea de ‘los dos demonios’ para darle un marco de consenso jurídico a la ley de Obediencia Debida y Punto Final, que intentaba liberar a los militares de toda responsabilidad por el genocidio y torturas que habían aplicado al pueblo, se realizó una marcha de repudio, y solamente en la Capital Federal, salimos mas de 250.000 personas a repudiar esa medida, y si sumamos a eso las columnas y actos similares que se realizaron en otras provincias, tendremos una cifra que superó ampliamente el millón de personas, y fue en esa marcha que por primera vez nos mirábamos a los ojos unos a otros, que nos encontrábamos cara a cara, sabiendo que habíamos estado peleando del mismo lado sin conocernos.

Allí estaba presentes los que habían luchado desde el frente barrial, los que estuvieron en el frente sindical, los que estuvieron en el frente cultural, artístico, los poetas, los escritores, los músicos, los militantes de base de los partidos políticos y tantos otros, y allí nos estábamos diciendo con la mirada, mientras marchábamos hacia la Plaza de Mayo, yo me reconozco en vos, aunque no sé tu nombre, yo no perdono la desaparición y muerte de tu compañero que también era el mío, porque sé que si hoy no está es porque no abandono la lucha contra los enemigos de nuestra clase.

Es por eso que no tengo dudas que ganamos esa lucha, y la seguimos ganando a pesar de los años transcurridos, la lucha sigue y nuestras victorias de hoy, son por el reconocimiento a los referentes caídos, y si hoy podemos ponerle el nombre de Rodolfo Walsh a una plaza, a una calle, a una biblioteca, se lo debemos a aquellas victorias. Si podemos convertir a ex centros de detención clandestina en lugares donde el pueblo se puede expresar es por aquellas luchas, y a la vez, sin aquellas huelgas de los obreros, ni el apoyo de los artistas populares, que a muchos de ellos debieron conocer el exilio y las prohibiciones o integraron listas negras por haber apoyado las luchas en todas sus manifestaciones, los cineastas, sin todos ellos, decía, nuestras luchas no hubieran trascendido y no hubieran tenido sentido.

No nos engañemos mas ni permitamos que nos quieran convencer de lo contrario, la victoria fue nuestra, pero ‘ellos’ no pueden permitir que el pueblo sepa que ganó, temerosos que en algún momento quiera avanzar en las conquistas obreras y ya no detenerse hasta la victoria final.

Al hacer el análisis de aquellos tiempos, veremos que a pesar de que algunas tácticas parecían suicidas, la estrategia estaba planteada para el largo plazo y se está cumpliendo, pero es importante que tengamos conciencia que no debemos bajar los brazos, que esta democracia que es meramente formal, que no es el objetivo final buscado, que si bien es una pequeña puerta que hemos abierto, no debemos permitir que se cierre, sino, muy por el contrario, abrirla cada vez mas hasta lograr un mundo sin excluidos, sin hambre y en plena construcción del Hombre Nuevo marchando victorioso hacia su liberación.

Septiembre 2010


El que no cambia todo no cambia nada

Por Ramiro Ross
ramiroross07@hotmail.com

(De sabihondos y suicidas VI)

Esa noche, la charla venía pesada en la parrillita de San Juan y Salta, si bien la idea era cumplir con la tradición social de reunirse para despedir el año, todos sabíamos que esa no era mas que una nueva excusa para vernos y charlar un rato.

Yo aproveché para decir que a mi me ponían mal esas fiestas en las que se descuenta que deben ser de alegría , esa alegría con fecha cierta y estipulada que ya nadie se la cree y "en paz y felicidad", como dijo Ronny al encontrarnos en forma socarrona, como para empezar a definir esos momentos que todos sabemos nos fueron "impuestos" por un Papa llamado Gregorio porque así le convenía a la "Santa Madre Iglesia".

Miguel estaba con mucha bronca porque, si bien no lo dijo, todos supusimos que había entrado en el juego de ‘hacer balance’, como nos aconsejan los bien pensantes para esas fechas, y se despachó con que no estaba muy conforme con algunas de las decisiones que había tomado en sus 55 años de vida, y se puso a enumerar algunos errores que había cometido con otras personas y principalmente con él mismo. Cuando dejó un espacio de silencio en su monólogo, el Lobo Estepario aprovechó y sacó todo lo que tenía adentro como para explicarle a Miguel que la culpa no había sido solo de él por esas decisiones “Va a ser muy difícil cambiar esta sociedad, dijo con su voz cascada por el cigarrillo y las noches en vela, -y ya al escuchar eso, a ninguno se nos ocurrió interrumpirlo- , la derecha a hecho muy bien las cosas en ese sentido, nos invaden y condicionan desde todas partes, si salís a la puerta de tu casa ya te están bombardeando con mensajes explícitos y subliminales que intentan mostrarte que ellos tienen la razón, que su ideología nació para decirte que debes pensar, como debes vestirte, que ídolos tenés que seguir y que tu destino es repetir la cultura y visión de la vida que ellos eligen por vos, y eso es muy difícil de modificar. ¿Por qué ? –le dije inocentemente-, si podemos pensar y descubrir la trampa de ellos, podemos difundirlo y tratar de modificar cosas. Me mira sonriente, -como tratando de esconder sus profesión de psicólogo- , con esa sonrisa que está entre la esperanza y la bronca, luego de un instante se puso serio nuevamente y me largó su pensamiento casi sin respirar: a ver –me dijo- supongamos que salís de tu casa y ves en la plaza de tu barrio una escultura, lo mas probable es que sea de un militar, y por supuesto de alta graduación, un San Martín, un Roca, un Dellepiane, nunca un soldado raso, que en realidad fueron los que expulsaron a los ingleses y a los gallegos en 1810, y eso no es casual, fijate sino –siguió-, lo que hacen con la guerra de Malvinas, como no pueden poner un Galtieri, por impresentable, hacen monumentos sin caras, sin uniformes, son alegorías que tratan de decir que héroes son todos, y te mezclan a Benjamín Menendez con un soldado que realmente se la jugó porque les creyó que estaba haciendo patria. Mirá –siguió sin parar-, sin ir mas lejos, los monumentos que hay en los pueblos del interior, levantan la figura del herrero, del sembrador, del arriero, como vidas ejemplares que debemos emular, que debemos sentirnos orgullosos de ser sus descendientes. Pero claro, nos ocultan que muchísimos de ellos murieron con la espalda doblada por el trabajo, o alcohólicos por la vida casi animal que llevaban, sin haber leído un libro en toda su vida, sin tener tiempo para estar con sus hijos, sin conocer el descanso, sin poder disfrutar del placer de la música, ni conocer el arte, negando constantemente su condición de ser humano, porque así los necesitan los ricos, porque gracias a esos hombres fue que ellos se enriquecieron obscenamente, y hoy gastan parte de la fortuna que hicieron explotando a sus abuelos y a sus padres para convencer a los hijos de aquellos trabajadores que deben ser igual a sus padres y abuelos, embrutecidos por la vida que han hecho, o como les han obligado hacer, como si eso fuese un ejemplo a seguir. La realidad es que los ricos quieren tener mas esclavos y que además se sientan orgullosos de serlo, por eso les ponen esos monumentos en la plaza principal o en la entrada del pueblo, para que cuando pasen por allí, día tras día, esas moles de cemento les recuerden que nacieron para eso. ¿O acaso viste algún monumento a los obreros que en algún momento de la historia se levantaron contra la injusticia, contra un intendente corrupto o contra un patrón explotador ? No!!, la derecha tiene un plan y un proyecto a largo plazo y eso es lo que nos falta a nosotros. Ellos saben que se prepararon durante dos siglos parta que el país responda a sus mandatos, por eso hay una calle Ramón Falcón y no hay ninguna Simón Radowisky, Hay avenidas que se llaman Gral. Roca o Gral. Rauch y no hay ninguna que se llame Arbolito, y todo eso, aunque parezca que no, pesa en el inconsciente de la gente y al final, a pesar de las críticas y de las broncas, llegado el momento, el pueblo los vuelve a votar, porque los han convencido, sin decirlo directamente que el futuro del país son ellos porque ellos lo hicieron y no hay posibilidad de modificarlo, y que pobres hubo siempre y toda esa ideología que trata que la gente se entregue sin esperanza.

¿Viste alguna vez una "Fiesta de la Tradición"?, desfilan en caballos de raza, con aperos de plata repujada y cintos con monedas de oro y plata y una botas que salen una fortuna, ¿vos crees que algún peón rural tiene posibilidad de comprarse esa ropa y esos aperos? –los ojos del Lobo Estepario nos miraban fijos- lo que pasa es que desfilan los estancieros y no los peones, pero en el inconciente colectivo queda grabado que ser trabajador rural es un trabajo bien remunerado y es todo mentira, y además quieren que, como si fuera poco los aplaudan!!! como los ricos del pueblo, que después de "regalar" los monumentos al pueblo –cosa que forma parte del proyecto de domesticación- quieren que el pueblo se los agradezca y los distinga, Para cambiar este estado de cosas, también deberíamos empezar a sacar COMO SEA los símbolos que les taladran el cerebro a la gente, porque ellos saben que las marchas o un escrache a quien sea, que hacemos nosotros, dura un día, pero los nombres de las calles y los monumentos de ellos duran una vida. Por eso se hacen los democráticos y nos dejan salir a protestar de vez en cuando.

Cuando el Lobo paró para tomar aire –y un sorbo de vino-, aproveché y me puse a tararear un aire de triunfo que estaba de moda allá por los 70’

Hay que dar vuelta el viento. Como la taba
El que no cambia todo, no cambia nada.

Cuando todos me hicieron coro para terminar el triunfo que conocíamos de memoria, la cosa se descomprimió y Miguel, que siempre tiene algún chiste que no conocíamos (y eso que ya le conocemos mas de cien), nos contó uno de un loro, pero eso después lo cuento.

Enero 2011


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