«¿POR QUÉ TENEMOS QUE DECIR ‘SÍ, SEÑOR’ CUANDO AVASALLAN NUESTROS DERECHOS?»
Por Monica Berrutti, conductora de la línea H, reprimida por Infantería.
Foto: Matias Baglietto
«Yo soy una de las 20 maquinistas mujeres del subterráneo de Buenos Aires. Estoy muy orgullosa de la lucha que llevaron adelante mis compañeras y hoy nosotras seguimos. Los tiempos van cambiando y los compañeros varones apoyan y respetan nuestra lucha. Pero no es fácil.
Durante todo el día, los medios dijeron muchas mentiras. Hoy cuando una periodista mujer me preguntaba por qué paré el subte y en el estudio de televisión sus compañeros me demonizaban, yo me pregunté: ¿Ésta mujer – y trabajadora- está justificando que un efectivo de Infantería me reprima? Los medios hegemónicos hacen su juego, deslegitiman nuestros reclamos, demonizan a la dirigencia sindical y perjudican a la clase trabajadora.
Hoy fuimos víctimas de una violencia institucional que cada vez se hace más fuerte. Hace muchos años que no vivíamos estas situaciones, una represión de esta magnitud cuando no estábamos haciendo nada más que ejercer nuestro derecho a la huelga, como lo permite la Constitución Nacional.
Militarizaron la estación. Primero llegó Infantería, después la Policía de la Ciudad. Nos tiraron gases, nos pegaron. Yo misma recibí un puñetazo que me dejó el ojo en compota. Solo por defender a un compañero. Sí, porque acá los trabajadores nos defendemos. Nosotros no poseemos armas, solo somos trabajadores llevando adelante una medida de autodefensa para visibilizar nuestra situación laboral, que no es la única en este país. Todos los trabajadores y trabajadoras de este país están igual o peor que nosotros.
Hace un tiempo, cada vez más, los pasajeros se solidarizan con nuestra lucha. No es casual, se sienten identificados con nuestros reclamos, ellos también la están pasando muy mal: inflación y bajos salarios. La gente tiene los mismos problemas que nosotros: la plata no alcanza y este Gobierno mira para otro lado. Es un gobierno insensible que vive en una mentira.
El poder, los medios hegemónicos y la patronal nos quieren dejar como delincuentes. Solo defendemos nuestro trabajo y queremos mejores salarios y condiciones dignas. La idea es humillar a los trabajadores a través de sus dirigentes. No lo van a lograr porque lo único que queremos es mantener la dignidad.
Nos quieren poner en el lugar de vulgares delincuentes porque ellos desean trabajadores sumisos. Pues no. Somos parte de esta clase trabajadora que está en lucha por sus derechos.
Reclamos por nuestros derechos y lo único que recibimos son 80 telegramas. Esa fue la respuesta de la empresa. ¿Cómo no vamos a protestar? Teníamos un cronograma organizado de paros, no queríamos parar las 6 líneas y paralizar el servicio. Pero nos obligan a hacerlo, y hasta que no liberen a todos, nuestros 16 compañeros y compañeras, no vamos a volver a nuestros puestos de trabajo.
¿Por qué tenemos que aceptar ganar menos?¿Por qué tenemos que decir ‘sí, señor’, cuando avasallan nuestros derechos? ¿Por qué? Creemos que la unidad de los trabajadores es la clave. Si tocan a uno, tocan a todos. Y hoy nos tocaron».