Setenta plantas y ningún balcón

Hoy, en exclusivo, desde la vida cotidiana, nuestro enviado especial, Adrián Stoppelman, se interna en el selvático mundo de las plantas en la ciudad. Léalo, antes que le de un ataque de alergia por el polen.

Por Adrián Stoppelman

Yo sé que el contacto con la naturaleza es importante, pero no por mucho plantar cosas en tu contrafrente poco luminoso vas a estar en contacto con la naturaleza.

Para entrar en contacto con la naturaleza tenés que ir al mar, a las sierras, a un glaciar, a la reserva ecológica o ver cómo cae un árbol sobre tu auto estacionado en la calle un día de tormenta. 
Y raramente una persona admitirá que NO ama la naturaleza.

Porque ahora está de moda amar la naturaleza, preocuparse por el medio ambiente y tener tu huerta orgánica en dos frasquitos de yogur. Yo puedo decir, sin ningún orgullo, que no me llevo bien con la naturaleza.

Soy bicho de ciudad. No por eso dejo de estar en contacto con la tierra. Hace un mes que no paso la aspiradora. 
No crean que no lo intenté. Pero era como si no hubiera pagado nunca la factura de la luz: nada prendía. Y eso que probé con distintas variedades: albahaca, perejil, sueldo en blanco… nada.

Yo creo saber por qué nunca me llevé bien con las plantas: no les hablo. Lo único que me faltaba. Hacer un zoom con el potus. Y, además, porque me parece que se dieron cuenta de que las quiero para la ensalada. Y la tercera, seguramente, es porque de adolescente, en muchas citas, me dejaron plantado.

Lo que me llama la atención es que hay muchos nombres femeninos que coinciden con plantas o flores: Margarita, Rosa, Violeta, Azucena, Dalia… y el caso más extremo de amor por las plantas, pero fiaca para buscar nombre: Flor. 
Claro: es más fácil decir Margarita que Chrysanthemum leucanthemum. No va. Imaginate a Gardel diciendo: “Ya no sos mi Chrysanthemum leucanthemum”.


Casi nadie, en cambio, se pone nombre de animales: Cangrejo González, Jirafa Rodríguez, Rinoceronte Pascuali, Aguaviva Goldemberg… no hay. Salvo algún León, los animalitos se usan de apodo: ratón, pato, sapo, burrito, pájaro y el más famoso últimamente: Gato.

Télam

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