Son muchos los moros

El ministro Martín Soria con El Cohete a la Luna, sobre la autodepuración de la Justicia

Por Alejandra Dandan

El sismo político desatado por las visitas del camarista Mariano Borinsky a la Residencia de Olivos obligó al recién asumido ministro de Justicia a volver a los micrófonos durante el fin de semana. En diálogo con El Cohete, Martín Soria se empeña en un planteo que sale de los lugares comunes para explicar de qué manera la Justicia demoró respuestas para los dramas más urgentes de la gente de a pie mientras se apuraba a perseguir a opositores de acuerdo a los intereses del ex Presidente Mauricio Macri. «Las únicas causas que avanzaban a velocidad eran las causas armadas contra sindicalistas y opositores. Lo que yo digo es que se separaron: alejaron la Justicia de la gente». También señala que el problema no se resuelve por dentro, como en Brasil, porque aquí no hay un solo juez involucrado: «No se trata de Moro –dice–. Tenemos muchos Moros que ocupaban muchos cargos».

–Volvió la agenda que impulsaste antes de ser ministro. No se fue nunca en realidad. ¿Qué es lo que ves?

–Yo no tenía dudas de que esto era así. Así como vimos jueces y fiscales ingresando a escondidas al despacho de Macri en Casa Rosada, sin pedido de audiencia oficial como corresponde, que fue lo que denunciamos con varios senadores y diputados, no tenía dudas de que de la misma manera varios funcionarios judiciales habían ingresado a la Quinta Presidencial de Olivos. Esta investigación periodística no hizo ni más ni menos que confirmar la falta de independencia del Poder Judicial. Es la prueba obscena de la vulneración del Estado de derecho en la Argentina. Muestra descarnadamente los vínculos entre un sector de la Justicia, el Gobierno de Macri y sin lugar a dudas también del conglomerado de medios más importantes, dado que también los registros muestran esos ingresos.

–Con Gustavo Hornos estableciste ciertos patrones entre las visitas a Casa Rosada y las causas en las que trabajaba. Los periodistas de El Destape encontraron parámetros parecidos. ¿Creés que efectivamente son causa y efecto? ¿O hay algo de relaciones naturalizadas?

–Todo está judicializado. No me corresponde como ministro hacer conclusiones pero es muy sospechoso que un juez ingrese al despacho del Presidente y al día siguiente o 48 horas después salga un fallo tramitado en su juzgado después de una visita a escondidas. Pero lo mismo ocurre si esos mismos jueces o fiscales dicen que iban a jugar al paddle sabiendo que tienen comprometida su imparcialidad o independencia: debían haberse excusado de los expedientes, que es lo que marca la ley, pero no lo hicieron.

–¿Hace unas horas dijiste que deben apartarse de las causas?

–No. Hubo mala interpretación. Dije que deberían haberse apartado en su momento. No lo hicieron. Y luego fallaron de acuerdo a los intereses precisamente de aquel que los recibía en su despacho. O con los que compartía partidos de tenis o paddle.

–La causa de la mesa judicial se inició con una denuncia tuya. El caso (Gustavo) Hornos también lo judicializaste y lo denunciaste ante el consejo de la Magistratura. ¿Vas a hacerlo ahora?

–Seguramente lo harán varios diputados, creo que ya lo anunciaron y es lo que corresponde ante semejante gravedad institucional. Las revelaciones (tanto) de los registros de Casa Rosada como (los de) la Quinta de Olivos, como dije, son la versión más obscena de lo que implementó el gobierno de Macri. Los más jóvenes quizá no lo sepan pero la manipulación del Poder Judicial de parte de la familia Macri no es algo nuevo. Lo hicieron a fines de los ’90 cuando el Grupo de Franco y Mauricio –que aunque quiera ocultarlo es Macri– se valió de la mayoría menemista de la Corte para ser absuelto de una deuda impositiva que damnificó tanto a todos los argentinos. Es más, esa absolución que careció de todo fundamento jurídico fue uno de los motivos que llevó al juicio político de aquella Corte Suprema de los años ’90. Con esto digo que lo que hicieron en los ’90 lo repitieron, ya no como grupo económico sino desde el Estado. Con un gobierno de Macri hijo como presidente. De ahí, la gravedad.

–Durante su gobierno también volvió el capítulo familiar del espionaje.

–También. De ahí que el Presidente anuncia Nunca Más a los sótanos de la democracia y un compromiso para decir Nunca Más a un Poder Judicial para perseguir a un sector político. Es una lástima que a esta altura debamos dedicar tanto tiempo a las fechorías de Macri y a un puñado de fiscales y jueces que entraban a escondidas a verlo. Yo asumí como ministro de Justicia hace sólo una semana. Y la verdad es que existe una agenda y necesidades mucho más amplias que las de estar preocupados por las fechorías de Macri y de la Mesa Judicial que creó para perseguir dirigentes de la oposición, sindicalistas, empresarios.

–A jueces y fiscales también los persiguió.

–La denuncia que hice como diputado se inicia, de hecho, con las declaraciones radiales de una jueza (N. de R.: Ana María Figueroa) que sufrió la extorsión de un enviado de Macri para que sacara un fallo para la tapa del diario del domingo. Como la jueza se negó y falló conforme a las pruebas reunidas en el expediente, después se la agarraron con la familia y los hijos, con operaciones de prensa. Pero decía que asumí hace una semana como ministro para solucionar los problemas de la gente, cómo hacemos para mejorar y revisar esta situación de desprestigio del Poder Judicial.

–Última de Casación. Está Borinsky con partidos de tenis, Hornos con visitas sociales, (Mariano) Llorens también con visitas, Eduardo Riggi sentado arriba del expediente de Indalo porque no quiere la eventual difusión de los cruces de llamadas del Gobierno. (Juan Carlos) Gemignani denunciado por violencia a sus compañeras. Y (Carlos) Mahiques padre, padre de ese vínculo con la Justicia. Son 6 de 12. Hay una Casación estallada. ¿Cómo se reconstruye? ¿Se reconstruye? ¿Qué tiene que pasar ahí?

–Lo que está pasando es que todas estas pruebas son gravísimas. Y muestran la afectación e imparcialidad: vos misma decías, seis magistrados sobre doce. Es de una gravedad importante. Lo vimos con las juezas reprochando estas conductas a uno de sus compañeros. No me imagino qué deben estar pensando en este momento el resto de (los jueces de) la Casación Penal. Yo creo que es una situación muy delicada institucionalmente porque son funcionarios que, como dije, además intervinieron en causas en las cuales no deberían haber intervenido, por las pruebas que hoy están surgiendo.

–Hacia el futuro, ¿es posible pensar mecanismos de transparencia? ¿Declaraciones juradas sobre contactos? ¿Auditorías en expedientes? ¿O sobre el modo en el que se realizan los sorteos de causas? Los números no cierran, no sólo con las causas que recibió Bonadío. También la Casación tenía un mecanismo de sorteo distinto y la sala de las visitas intervino en casos de mayor interés para el gobierno.

–Mucho está contemplado en los proyectos de reforma que cuesta sacar en el Congreso. El Presidente y nuestro gobierno han puesto lo máximo para salir de esta crisis con la idea de acercar la Justicia a la gente y a las necesidades reales. Porque quiero decir esto. Cualquier persona que hoy tenga un juicio por despido, un proceso de adopción que es eterno, parejas y niños que esperan largos años para formar una familia, juicios laborales, desalojos y femicidios, la violencia de género: todo esto tiene una justicia que tarda y en muchos casos no llega, con amplios sectores que no son escuchados. Las pymes, los comerciantes, emprendedores que conviven con un Poder Judicial que parece amenazarlos. Un poder del Estado que no quiere escuchar o no escucha. Pero, por otro lado, también hay jueces y fiscales que no han sido cómplices y seguramente sienten vergüenza ajena. Porque, ¿cómo se combate al canibalismo? ¿cenando con caníbales? Yo creo que no. No podemos hacer lo que ellos hicieron. Por eso, todos estos proyectos de reforma incluyen mecanismos de transparencia, que no debió verse afectada pero que fue lo que hizo el macrismo.

–¿Avanza la búsqueda de consensos en Diputados para lograr finalmente las reformas?

–El Presidente ya dijo que está dispuesto a que se le hagan modificaciones para mejorarlos, y que salgan. Para empezar a trasformar la Justicia con perspectiva de género, que sea accesible, más rápida. Esas son nuestras prioridades, pero las resistencias son precisamente de aquellos que hasta hace algunos días estaban en el anonimato. Esto que sale a la luz muestra la connivencia entre algunos grupos de medios, algunos jueces y fiscales y algún sector de la Inteligencia. Hornos y Borinsky son dos jueces de la Casación Penal, que es el órgano que revisa todas las condenas o absoluciones penales por debajo de la Corte. Pero fijate, por ejemplo, lo que pasa con los femicidios: desde que una persona recurre hasta llegar a sentencia de Casación pasan en promedio más de 24 meses, dos años para revisar una sentencia en un femicidio. Pero el femicida sigue siendo jurídicamente inocente. ¿Qué hacían los jueces de Casación mientras tanto? Iban a Olivos a jugar al paddle con el Presidente. Y las únicas causas que avanzaban a velocidad eran las causas armadas contra sindicalistas y opositores. Lo que yo digo es que se separaron: alejaron la Justicia de la gente.

–¿Acuerdos por la ley de Ministerio Público?

–El Presidente me encomendó buscar consensos. Si hay que modificar las leyes para que salgan mejor, se modificarán. Y acá de nuevo: el Ministerio Público vive hace tres años el interinato más largo de su historia, con una ley que no se corresponde con los tiempos. Y no es gratuito lo que nos pasa con el jefe de los fiscales. ¿Cuántas veces escuchamos decir que la Justicia es lenta, ineficiente? Pero resulta que hoy un número alto de fiscalías está vacante porque hay un procurador interino que en vez de llamar a concursos mantiene las vacantes, porque eso le permitió sacar y poner fiscales a dedo en las causas de relevancia, que son las que le interesaban al Presidente Macri. El costo de tener semejante anomalía en la Procuración, y esto es lo importante, lo paga la gente a la que le afectan las causas más cercanas porque optaron por perseguir a los dirigentes de la oposición.

–Con la agenda de esa transformación, el Presidente anunció un Tribunal Intermedio para causas de arbitrariedad.

–La idea es muy buena y surgió del informe del Consejo de Expertos porque a la Corte ingresan 20.000 causas por año, de las cuales resuelve 200 con fundamentos. A todo el resto le ponen la plancha del 280. Esto no viene del gobierno de Macri, viene desde hace hace décadas de una doctrina que se fue ampliando. La Constitución dice que la Corte debe intervenir en casos por normas constitucionales afectadas y con sus fallos, hace décadas, ampliaron también a cuestiones de arbitrariedad. Existe además la mora. Pero cuando tienen que resolver respecto de cuestiones políticas, como fue el per saltum de (Leopoldo) Bruglia y (Pablo) Bertuzzi lo hacen en un santiamén.

–¿Hablaste con integrantes de la Corte para iniciar diálogo o encuentro?

–No, porque asumí hace 4 días y en el medio surgió todo esto. Una cosa importante para mirar es que suelen decir que «los k» quieren colonizar el Poder Judicial. Sin embargo, los números de designaciones de jueces dicen otra cosa. Macri designó en cuatro años a 256 jueces; Néstor (Kirchner) designó 201. Eso significa 25 jueces por año. Mientras que Macri designó 54 jueces por año. Cristina (Fernández) designó en ocho años a 285 jueces, eso significa 36 jueces por año. Todavía dicen que los que quieren colonizar el Poder Judicial son «los K». No: lo hizo Macri.

–Por último, Lava Jato. El diálogo entre (el ex juez Sergio) Moro y un fiscal comenzó a mostrar la insolvencia de las pruebas contra Lula. En estos encuentros entre jueces y ex Presidente, ¿ves escenarios paralelos?

–El Presidente lo dijo claramente. En Brasil hay algunos sectores del Poder Judicial que al verificar que había jueces y fiscales que violaron las leyes para montar un Estado paralelo para perseguir a Lula da Silva, la propia Justicia comenzó a revisar la actuación de ese poder del Estado. El problema es que eso en nuestro país no es sencillo que ocurra porque no hay un solo juez involucrado. No se trata de Moro. Tenemos muchos Moros que ocupaban muchos cargos en la justicia y son fiscales. Y es más amplio el sector que no puede explicar (su) actuación y (el) Estado paralelo que montó Macri. Que es un poco lo que el Presidente llamó sótanos de la democracia. Por eso, el Presidente lo primero que planteó es que nosotros no vamos a actuar como actuaron ellos, y plantea una agenda de reforma de la Justicia y del Ministerio Público Fiscal. Si bien hay un paralelismo en Brasil, (allí) hubo uno y acá hay varios que entraban al despacho de Macri o a la quinta de Olivos. Más grave a mi entender es este país. Y dadas las pruebas que están surgiendo, todo esto robustece esa idea: tenemos varios Moros.

El Cohete a la Luna