Yeneral González y conflicto global

Por Mónica Peralta Ramos

La reunión del G20 a realizarse en Buenos Aires entre el 30 de noviembre y el 1° de diciembre declara como objetivo la construcción de consensos para un desarrollo equitativo y sustentable. El gobierno de Macri, anfitrión del evento, no ha presentado una agenda propia. No es necesario, la misma se cuela a través de un clima oficial de intimidación, amenaza de represión y creciente militarización de la Capital Federal a fin de prevenir supuestas actividades terroristas. El gobierno sustituye la libertad de expresión y de asociación por la exhibición continua de un vasto aparato de vigilancia e inteligencia. El jueves se denunció su primera víctima: un militante de la Confederación de los Trabajadores de la Economía Popular, muerto durante la represión de un centenar de familias que intentaban ocupar terrenos en el partido de la Matanza. La CTEP dice que fue baleado por la policía, que responde que se trató de un enfrentamiento con armas blancas entre sectores ocupantes.

Más allá del esclarecimiento del caso, en lugar de construcción de consensos para el desarrollo sustentable tenemos brutal intimidación y represión de la protesta en un contexto de profunda recesión, inflación imparable y feroz ajuste del gasto social, de los salarios, pensiones, AUH y jubilaciones. A esto se suma la pérdida de soberanía en la gestión económica, ahora en manos del FMI. Esta es la agenda del gobierno de Macri ante un G20 que se reúne en circunstancias caracterizadas por el estancamiento de la producción global, y la creciente fragilidad del sistema financiero internacional. En este contexto, el 1% de la población mundial concentra el 82% de la riqueza (oxfam 22 1 2018). Los acuerdos de Paris para controlar el cambio climático han colapsado y el planeta Tierra se acerca peligrosamente a una situación sin retorno en el calentamiento de la atmósfera, la extinción de las especies y la catástrofe ambiental. Asimismo, desde fines de la guerra fría el mundo no ha estado tan cerca de una confrontación nuclear.

Tanto la agenda no declarada del gobierno de Macri como las circunstancias que rodean a la reunión del G20 encuentran una explicación en la estructura de poder que impera a nivel mundial y en la relación de fuerzas que la misma ha engendrado.

Expansión del capitalismo global monopólico

El capitalismo global monopólico es un sistema de organización social caracterizado por el dominio monopólico de todos los aspectos de la vida en sociedad: desde la economía y la política hasta la información, los valores, la concepción del mundo y la construcción del sentido común.

Hacia fines de la década del ’60, la expansión mundial de grandes corporaciones multinacionales norteamericanas en cadenas de valor global dominadas monopólicamente trajo aparejada una integración de la producción y de las finanzas mundiales a niveles inéditos en la historia de la humanidad. Esto fue posible gracias a la activa participación del Estado norteamericano en el desarrollo de la industria de guerra y en la tecnología de punta asociada. Hoy esta cara invisible del capitalismo global monopólico esta expuesta a la luz del día a través de la militarización creciente de la política norteamericana y de la multiplicación de conflictos a nivel mundial.

El capitalismo global monopólico impone sobre el mundo la primacía de los valores e intereses económicos y políticos de un sector cada vez más reducido de la población, en detrimento de los intereses de las mayorías. Las rentas monopólicas permiten concentrar en pocas manos la apropiación del excedente, los ingresos y la riqueza acumulada en distintos países y regiones del mundo. Otros mecanismos permiten el control y manipulación de la información y de las instituciones democráticas y la creación de un nuevo tipo de instituciones, locales y globales que someten a los Estados Nacionales a los intereses de las grandes corporaciones multinacionales y al arbitraje de cortes con jurisdicción fuera de su territorio nacional. El poder monopólico global también se reproduce a través de la coerción, y de redes de corrupción y clientelismo enquistadas en las instituciones y en el sistema administrativo vigente en los distintos Estados Nacionales.

En los Estados Unidos, centro del capitalismo global monopólico, la expansión de la acumulación del capital ha impactado sobre la estructura institucional del país, y dado origen a un Estado de Seguridad Nacional con un núcleo duro: el Estado en las Sombras. Este núcleo pequeño y poderoso, a pesar de admitir en su seno conflictos de poder y de dinero, cada vez tiene mayor injerencia en el mundo. El ascenso de Trump al gobierno de los Estados Unidos desencadenó un golpe blando en su contra liderado por un sector del Estado en las Sombras, que acusándolo de connivencia con Rusia ha tratado de destituirlo, sin lograrlo hasta ahora. (MPR, IADE, 2017.)

Así, este tipo de capitalismo ha impuesto nuevas formas institucionales que trascienden las fronteras del país y se globalizan intentando imponer su sello al resto del planeta. En América Latina los golpes blandos con activa participación de las agencias de inteligencia, el Poder Judicial, los medios de comunicación altamente concentrados y sectores políticos han logrado desplazar a gobiernos elegidos democráticamente. En nuestro país, el gobierno de Macri se ha caracterizado por el desarrollo de operaciones mediático-judiciales con activa participación de los servicios de inteligencia y destinadas a perseguir a la oposición, y especialmente a neutralizar la posibilidad de que CFK sea candidata en las próximas elecciones.

Conflictos mundiales

La dislocación del proceso de producción mundial en cadenas de valor global quita a los Estados nacionales capacidad de formulación de políticas económicas dentro de sus fronteras. Asimismo, la emergencia de nuevas formas de institucionalidad global intenta limitar la capacidad de los Estados nacionales de regular las actividades dentro de sus propios territorios. A pesar de ello, estos aún controlan recursos administrativos y de poder propios y tienen margen de maniobra para imponer, según las circunstancias, su propia agenda.

Por otra parte, la creciente concentración del poder económico, de las decisiones políticas y de la información en el mundo genera un movimiento centrífugo de división, dispersión y oposición que se traduce en el desarrollo de conflictos cada vez más profundos. La persistencia de los Estados Nacionales y del sentimiento de identidad nacional contribuyen a crear una espesa corteza ideológica que esconde la raíz de estos conflictos mundiales basados en la competencia despiadada entre enormes corporaciones (públicas y privadas) por la apropiación del excedente, renta, ingresos, riqueza acumulada y recursos naturales en vías de extinción. Asimismo, esta concentración económica produce una polarización creciente de los sectores excluidos de estos procesos. Esta polarización ha dado origen a la protesta social de diversos estratos de la población mundial que, a través de populismos de distinto tipo, cuestionan el status quo en distintos países y regiones del mundo.

Este tipo de capitalismo genera distintos tipos de conflictos entre corporaciones, países y estratos de población marginada. Estos conflictos se han potenciado en las últimas décadas, debido a dos hechos fundamentales y en cierto modo conexos.

La creciente brecha entre el endeudamiento y la producción, tanto a nivel global como en los países centrales. El crecimiento exponencial del endeudamiento no puede ser compensado por un endeble crecimiento económico, salarios estancados y poca creación de empleo y ha derivado en la especulación financiera con burbujas de precios en los mercados de acciones, bonos y monedas.
Por el otro lado, este capitalismo global monopólico se ha basado en la utilización extensiva de recursos naturales no renovables en vías de extinción. La cantidad de energía que hoy se necesita para producir nueva energía es mayor que la nueva energía que se obtiene.

El descubrimiento de nuevas fuentes de energía (gas y petróleo no convencional) y el uso de energías renovables no alcanza para solucionar el problema del progresivo agotamiento de las fuentes de energías convencional conocidas, que todavía constituyen la mayor parte de la consumida. Este problema y el mayor costo de extracción del gas y petróleo no convencional han potenciado al endeudamiento al mismo tiempo que han convertido a las regiones del planeta con reservas de recursos naturales no renovables en un campo de batalla sin fin y fragmentado sus Estados nacionales en países inviables. Asimismo, la centralidad de los recursos naturales no renovables en vías de extinción también explica la creciente competencia entre corporaciones y países por controlar las fuentes de abastecimiento, la infraestructura y los mercados de estos productos.

Esta competencia ha dado lugar a un conflicto creciente entre los Estados Unidos y algunos de sus aliados mas importantes. Entre otros casos, es necesario señalar el intento de este país por impedir el abastecimiento de petróleo y gas ruso a la Unión Europea, y de obstaculizar con sanciones y presiones de todo tipo a la construcción de la infraestructura necesaria para ello. (Entre otros bloomberg.com 17 5 2017, cnbc.com 11 7 2018.) La importancia del petróleo y del gas en la expansión del capitalismo global monopólico y la necesidad de evitar la fluctuación de sus precios y mantenerlos bajo control explica la alianza estratégica entre Estados Unidos y Arabia Saudita. Esta y su petróleo han sido cruciales en la consolidación del dominio mundial del dólar como moneda de reserva internacional. Hoy esta situación empieza a resquebrajarse.

El dólar, el petróleo y el acceso a la tecnología de punta son los ejes en torno a los cuales giran hoy los conflictos mundiales y la agresiva presión de los Estados Unidos por consolidar su control geopolítico sobre vastas regiones del mundo.

Democracia, corporaciones tecnológicas y seguridad nacional

La captura de Jamal Kashoggi, ciudadano de Arabia Saudita y periodista del Washington Post, en un consulado saudita en Turquía, su posterior tortura, desmembramiento y destrucción total en el mismo consulado, constituyen una ventana a la degradación de los valores del mundo en que vivimos. A pesar de la existencia de pruebas irrefutables sobre el origen del crimen, el gobierno norteamericano prefirió ignorarlo para no perder el negocio de la venta de armas a Arabia Saudita y los precios bajos del petróleo garantizados por el aumento de la producción prometida por Arabia Saudita. (Entre otros, zerohedge.com 14 10 2018, cnbc.com 21 11 2018.)

Este incidente diplomático es sólo un indicador de un fenómeno cada vez mas expandido: la aceptación de la violencia descarnada como método natural de resolución de conflictos, tanto a nivel mundial como local. A esto se suma la manipulación de la opinión pública, del espionaje y de las actividades de inteligencia como algo natural en la vida cotidiana. La enorme importancia económica y política adquirida por las cinco mayores corporaciones tecnológicas norteamericanas, y su vinculación creciente con el aparato militar y las actividades de espionaje e inteligencia han contribuido a este fenómeno.

El acceso de Trump al gobierno ha dado una nueva impronta al desarrollo de estas corporaciones tecnológicas, su creciente penetración en la economía y el ciberespacio chino y su liderazgo sobre la evolución del precio de las acciones norteamericanas desde la crisis financiera del 2008, y ha generado un nuevo campo de contradicciones y conflictos, esta vez entre las fuerzas armadas norteamericanas y las grandes corporaciones tecnológicas.

Militarización y tecnología de punta

La evolución de las acciones de las principales corporaciones tecnológicas agrupadas bajo la sigla FAANG (Facebook, Apple, Amazon, Netflix y Google) ha sido espectacular en los últimos tiempos. En los primeros cuatro meses de 2018 aumentaron su valor de mercado en un 40% llegando a los 3 trillones de dólares y respondiendo por un 25% del NASDAQ compuesto, un índice que mide la performance del valor de mercado de más de 3.300 acciones del NASDAQ. (zerohedge 18 3 2018). Hacia julio de este ano, cuatro de ellas: Amazon, Microsoft, Netflix y Apple respondían por el 84% de las ganancias del S&P 500. Sólo Amazon explicaba el 36% de las mismas. (zerohedge.com 2 7 2018.)

Hoy Amazon es más que un monopolio. Se podría decir que tiende a mimetizar al propio mercado. Por un lado, captura uno de cada dos dólares que los norteamericanos gastan en compras usando internet. (techcrunch.com 13 7 2018.) Las actividades de Amazon son múltiples y diversas: la venta de libros y otros productos —desde blusas hasta baterías—, la producción de shows de TV y películas, diseño de dispositivos digitales, otorgamiento de préstamos y libretas de pagos a ser utilizadas tanto en las compras por internet como en los negocios regulares, delivery de restaurantes, venta de publicidad y comida. Tiene una plataforma de streaming de videogames y vende servicios de transporte y almacenamiento. Su página web es hoy la plataforma dominante para la venta en internet y alberga a miles de vendedores y de productos. Su división de servicios posee el 34% de la capacidad mundial de computación en la nube (cloud computing). Asimismo maneja en la nube toda la información de la CIA, de otras agencias de inteligencia y de las policías estatales. Amazon es la principal candidata a ganar la licitación para computación en la nube de toda la información de las Fuerzas Armadas norteamericanas. (thenation.com 15 2 2018, techcrunch.com 13 7 2018.)

Todas las grandes corporaciones tecnológicas han tenido y tienen estrecha conexión con el Pentágono y con el desarrollo de tecnología de punta a ser aplicada en la guerra. También tienen fuerte penetración en la economía china, y hoy están entre la espada y la pared ante la actual guerra comercial desatada por el gobierno de Trump. El objetivo de esta guerra es limitar la capacidad china de desarrollo tecnológico para la guerra (inteligencia artificial, quantum computing y otras técnicas de avanzada). Esta ofensiva del gobierno de Trump es liderada por las Fuerzas Armadas, que consideran necesario romper la dependencia de la economía norteamericana de líneas de abastecimiento y cadenas de valor estrechamente interrelacionadas con la economía de un país enemigo, en este caso China. El proteccionismo es hoy una cuestión de seguridad nacional. Así, los Estados Unidos tienen que romper cadenas de valor global para asegurarse que los bienes indispensables a la industria de guerra sean producidos localmente o en un país aliado. (defense.gov executive order 13806, septiembre 2018.) A esto se suma la critica del Pentágono, y del gobierno de Trump, a la cooperación tecnológica de las grandes corporaciones norteamericanas con empresas chinas que, según el Pentágono, posibilita el robo de información tecnológica.

En los últimos tiempos se ha agudizado la presión del gobierno sobre las corporaciones tecnológicas. (Vicepresidente Pence, Hudson.org 4 10 2018.) Según el jefe del Estado Mayor Conjunto, “es imposible comprender a algunas corporaciones que se esmeran por participar en la economía china y luego no quieren trabajar con el Pentágono… Tengo para ellas un mensaje muy simple: nosotros somos los chicos buenos”. (timesunion.com 17 11 2018.) Se refería, sin nombrarla, a Google. Esta corporación rompió su participación en el proyecto Maven del Pentágono debido a las criticas recibidas por 3.000 empleados ante la colaboración no declarada de Google en un programa a ser utilizado en la guerra. Al mismo tiempo, Google aclaraba en el Congreso norteamericano que efectivamente tiene en desarrollo un proyecto conjunto con el gobierno chino para impulsar un buscador que contribuya al mayor control y censura de la población china. (Entre otros zerohedge 28 9 2018.)

Así, poco a poco emerge un nuevo conflicto de consecuencias imprevisibles. En su afán de expansión mundial el Minotauro busca romper su laberinto, y en el proceso amenaza la supervivencia misma del planeta.

El Cohete a la Luna