Ajuste en la Corte
Por Franco Mizrahi*
Cambio de era en la Justicia: Ricardo Lorenzetti fue reemplazado por Carlos Rosenkrantz en la presidencia de la Corte Suprema. El ex abogado de Clarín e ideólogo del fallo del 2×1 para liberar genocidas será el encargado de llevar adelante el ajuste en el Poder Judicial. La cortesana Highton de Nolasco fue clave, ya que articuló una nueva mayoría. Las causas que más preocupan al Gobierno tenían un seguimiento puntilloso por parte de Lorenzetti y su devenir ahora es una incógnita.
Foto: Joaquín Salguero
El Gobierno logró su cometido. Ricardo Lorenzetti dejó de ser el presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación después de 11 años. Su paso al costado fue festejado en la Casa Rosada, con la que siempre tuvo una relación tirante. Lo sucederá al frente del máximo tribunal del país el supremo Carlos Rosenkrantz, ex abogado del Grupo Clarín. Ocurre mientras el Gobierno y la Corte están en tensión por el ajuste en el presupuesto del Poder Judicial.
El mandato de Lorenzetti como titular de la Corte concluía el 31 de diciembre pero se adelantaron los tiempos. La tensión interna entre los cinco supremos en torno a quién sería el próximo presidente cortesano surcó este 2018. Más aún entre Lorenzetti y el Poder Ejecutivo. Como una apretada partida de ajedrez, desde el inicio del vínculo cada parte movió sus piezas en el tablero político-judicial atendiendo a las jugadas que podía realizar su adversario. No hubo avanzadas al azar en esta relación de poder. La definición de ese pleito se definió este martes, en un encuentro entre los ministros cortesanos del que surgió la acordada 29/18, en la que se procedió a la elección de las nuevas autoridades. Rosenkrantz fue ungido la cabeza del Poder Judicial de la Nación. Elena Highton de Nolasco, quien fue clave en este devenir, fue elegida como su vice. Ambos asumirán su nueva función el 1° de octubre, es decir, tres meses antes de lo previsto.
Según se desprende la acordada los cinco magistrados “previo intercambio de ideas consignaron su voto como se expresa a continuación”: Rosenkrantz propuso a Higthon de Nolasco como vicepresidenta, esta a Rosenkrantz como presidente; este adhirió a esa propuesta. Luego, Rosatti y Lorenzetti adhirieron. El expresidente de la Corte sabía que tras el posicionamiento de los dos primeros, su suerte estaba echada. Su relación con Rosatti es la más tirante de todas y jamás ellos se hubiesen votado entre sí. El quinto cortesano, Carlos Maqueda propuso que continuase la fórmula vigente, Lorenzetti – Highton de Nolasco. De esta forma, las nuevas autoridades cosecharon 4 votos contra 1.
Highton de Nolasco jugó un rol clave. Vicepresidenta de Lorenzetti, es junto al rafaelino y Maqueda “sobreviviente” de la Corte “nueva” que se constituyó a instancias del entonces presidente Néstor Kirchner. En esta ocasión articuló para conformar otra mayoría. Quizás por ese rol clave, Elisa Carrió tuiteó el mismo martes: “Highton de Nolasco va a ser recordada por haberle hecho un gran bien a la República y a la Patria. Que Dios la bendiga”.
Esta jueza, la única dama de la actual Corte, tiene 75 años, es decir que debiera haberse jubilado este año, pero gracias a un amparo de la Justicia puede continuar en el cargo. El Gobierno tuvo un rol clave para que eso sucediera: no apeló la decisión del juez de primera instancia en lo Contencioso Administrativo Federal, Enrique Lavié Pico –que por sus vínculos con el operador judicial del PRO Daniel Angelici fue denunciado por Carrió-. Por lo tanto, la sentencia quedó firme. Desde entonces, muchos interpretan que sus movimientos están, de alguna forma, condicionados.
Si bien el cortesano Horacio Rosatti era el principal adversario interno de Lorenzetti –en Comodoro Py muchos creían que esa sería la disputa de fondo por la presidencia de la Corte- lo cierto es que Rosenkrantz era el verdadero candidato del Gobierno. Lo fue siempre por la desconfianza que le tiene a Lorenzetti. Por eso en el Poder Ejecutivo estaban exultantes con el cambio de conducción –ya hablan de una Corte menos“política y más horizontal”-. Pero lo cierto es que aún es una incógnita cómo impactará esta jugada en los tribunales y sobre todo en el devenir de aquellas causas que más preocupan al Gobierno y que solían tener un seguimiento puntilloso por parte del rafaelino.
Acaso, la que más festejó públicamente el desplazamiento de Lorenzetti fue su “archienemiga”, la diputada nacional y cofundadora de Cambiemos, Elisa Carrió.
“La renovación de la Corte en su presidencia, es un eslabón más de la lucha por la República, el fin de la impunidad y la extorsión”, tuiteó Carrió el mismo martes. Y hasta llegó a adjudicarse el recambio.
La diputada tiene un enfrentamiento abierto con Lorenzetti, a quien denunció en distintas ocasiones por “tráfico de influencias y hasta por“enriquecimiento ilícito”. La última presentación la realizó días atrás, cuando apuntó contra él por supuestas irregularidades en el funcionamiento y contrataciones de personal de la Morgue Judicial, que depende del máximo tribunal.
Uno de los interrogantes que se abre en la nueva etapa es si las embestidas de Carrió contra Lorenzetti quedarán sepultadas o avanzarán en tribunales.
El horizonte
El martes reinaba el desconcierto y la incertidumbre en los tribunales federales de Comodoro Py, donde tramitan las causas políticas más sensibles del país.
“A mí me tomó por sorpresa”, aseguró un juez federal de los tribunales de Retiro. Otro habló de “incertidumbre” por la noticia. El estado de confusión es porque muchos magistrados creían que Lorenzetti iba a tener el respaldo para continuar otros tres años en el cargo.
En la lectura de estos jueces, que es la de muchos, ahora se allana el camino para un “ajuste en el Poder Judicial”. Con este movimiento, Lorenzetti no habría querido asumir el costo de ser él quien lo lleve adelante.
Por ejemplo, se espera que el Gobierno avance sobre intereses corporativos que Lorenzetti defendió hasta el último día de su presidencia. Entre las medidas que esperan con temor en tribunales figuran el pago de ganancias –la mayoría de los jueces están exentos- y un recorte de gastos, algo que desde la propia Corte se rechazó cuando se realizó la proyección del presupuesto para 2019, el 24 de agosto: “Que el Poder Ejecutivo Nacional a través de la Subsecretaria de Presupuesto dependiente del Ministerio de Hacienda ha comunicado los ‘techos presupuestarios’, los que resultan insuficientes para el nivel de necesidades mínimas de esta Corte Suprema de Justicia de la Nación”.
En el Presupuesto cortesano (acordada 26/18) se solicitaron $10.118.765.831 para el año próximo, es decir, un 22,2% de aumento respecto al de este año. La particularidad está en que del total, el 20% (más de 2 mil millones) se piensan destinar a la Dirección de Asistencia Judicial en Delitos Complejos y Crimen Organizado (DAJuDeCO), una mini SIDE paralela que está bajo la órbita del Alto Tribunal y se creó cuando se hizo el traspaso de la oficina de escuchas, que estaba en manos del Ministerio Público Fiscal tras ser extirpado de la AFI. Se creó en febrero de 2016, dos meses después de que Mauricio Macri asumiese en la Casa Rosada.
A este escenario se suma una posible “diáspora” de los “protectorados” que Lorenzetti supo tejer en los tribunales federales durante sus presidencias. En Comodoro Py había más de un juez preocupado. Por citar dos ejemplos: Ariel Lijo –quien administra la causa penal del Correogate- y Julián Ercolini solían articular con Lorenzetti.
La palabra de Lorenzetti
El mismo martes, el abogado que llegó a ministro cortesano en diciembre de 2004, buscó mostrarse comprensivo con el nuevo escenario. Así se desprende de las palabras que brindó a Clarín: “Es tiempo de dar un paso al costado, los cargos no deben ser nuestro objetivo”, dijo Lorenzetti.
También aseguró que hizo “mucho por la Corte y por el país en todos estos años” en que sus colegas lo “honraron con la elección como presidente”.
“Seguiré trabajando como siempre y tal vez tenga más tiempo para la vida académica y la actividad internacional, sobre todo en el tema ambiental, que es tan urgente”, añadió.
El desplazamiento de la presidencia –a la que llegó en enero de 2007- implicó para el supremo una pérdida simbólica –ya no tendrá más el manejo de la agenda temática del Corte- y material. “Se le escurren de las manos las potestades que tiene todo presidente como es asignar compras, obras, dar contratos a tribunales, a juzgados, todo lo referente a la política interna”, recordaron fuentes judiciales.
Quién es Rosenkrantz
Carlos Rosenkrantz asumió en la Corte entrada la presidencia de Mauricio Macri: fue en agosto de 2016 luego de que no prosperara su nombramiento en comisión en diciembre de 2015, algo que el propio jurista había aceptado y le valió amplios rechazos. Fue el último de los actuales cinco miembros en incorporarse al tribunal.
Como abogado integró el estudio Bouzat, Rosenkrantz & Asociados, que representa a grandes empresas y corporaciones. Uno de los clientes más conocidos de Rosenkrantz fue el Grupo Clarín, a quien llegó a defender utilizando una ONG trucha como querellante en una causa. Pero su bufete también litigó a favor de Cablevisión, YPF, América TV, La Nación y La Rural, entre otros. Incluso representó a Farmacity cuando estaba en manos de Mario Quintana, recientemente desafectado del Gobierno nacional.
Abogado egresado de la UBA y con un magister y un doctorado en Derecho (ambos títulos de la Universidad de Yale), fue profesor en varias universidades estadounidenses, en España y en la Universidad de Buenos Aires. A su vez, se desempeñó como rector de la Universidad de San Andrés entre 2008 y 2015. Es considerado un técnico y no tiene un perfil político como su antecesor en la Corte.
Fue autor y coautor de numerosos libros. Muchos recuerdan su prólogo de “La Cosa Juzgada Fraudulenta”, que escribió su asesor Federico Morgenstern, “proyectista” en el “caso Muiña”. “La Cosa Juzgada” propone analizar la reapertura de aquellas causas cerradas, consideradas “cosa juzgada”, si es que durante el proceso hubo algún “fraude”. La teoría, consideran algunos juristas, podría utilizarse en causas contra exfuncionarios kirchneristas.
Los organismos de Derechos Humanos miran de reojo a Rosenkrantz por ser el ideólogo del escandaloso fallo del 2×1 por el que la Corte benefició con esa modalidad de reducción de la pena a los genocidas de la última dictadura cívico-militar (caso Muiña).
La mayoría que avaló la aplicación de esa ley en casos de lesa humanidad (Rosenkrantz, Highton de Nolasco y Rosatti) podría empezar a articular con asiduidad.
*Especialista en periodismo de investigación y colaborador en Nuestras Voces
Nuestras Voces