1 de enero
ZONA LITERARIA | EL TEXTO DE LA SEMANA
Por Julieta Novelli*
El último año nuevo juntos, dos mil quince, en la sobremesa mi mamá se hace la graciosa y dice «me gusta el chori», así dice y hace una risa cada vez que lo repite. Yo creo que a mamá no le gusta el chori sino dar la nota, es que siente que ya es la hora de empezar a dar la nota… entonces, abre los ojos, las manos y repite «me gusta el chori». Mi papá me regala la mirada del ahogado y yo tiemblo pero no por ellos sino por mis asuntos, me aburre el chiste clishé y empiezo a hundirme en mis pensamientos más básicos otra vez. En estos cinco días que van del nuevo año, aprendí: 1. Antígona no llora por Héctor, 2. La brea es en el pavimento lo que la gotita en los zapatos, 3. Cuando me enojo, la sensación física es un bloqueo dental, Facebook tiene la capacidad de hacer un daño infinito en el ánimo de cualquiera hasta que se salga del lugar cerrado. Papá, que sostiene los ojos del ahogado, se levanta de la mesa después del segundo chiste de libro de mamá «a las chapas si no las clavás se vuelan» y pita el cigarrillo. Todo esto es apropósito de un viento fuerte que desparramó las servilletas con restos de dulce de leche, los vasos de plástico de Ema y Helena, y el recibo de Nini de Carlos, mi tío almacenero, que nos demostró su astucia en un breve stand up con un terma en la mano izquierda –fueron intensos momentos de asombro ante la diferencia del Raid Azul en Coto con el de Nini. Pero el éxtasis llegó cuando tiró los precios del kilo de Playadito al por mayor. Mi tío el astuto, pensé, y después… los chistes de mamá, la mirada del ahogado, el viento violador, mi papá yéndose a dormir al auto, mamá obligando a Ema a estar a upa para no llorar, Ema le rompe la cadenita a mamá con todos sus hijos –ahí yo- colgados. Los hijos de mamá caen todos al pasto como liberándose de la horca, yo respiro y me junto del suelo (a Martín y a Nicolás los dejo tirados). Qué chiquita y brillante esa yo, tan cerca siempre de la boca pintada de mamá, colgando dura en cada escote, tal vez besada por papá en alguna escena kenchi, no, no, besada durante mis internaciones, como suplente mía esa vez que desaparecí unos días como Georgina la de Chiquititas, suplente mía esas veces que me operaron a todo ritmo. Eso, sí, besada en cada internación, en cada amputación, cada vez que me asomé al borde de algo, ese dije, que soy yo, se volvía todo lo importante. Ahora yo no voy a poder besarme a mí misma cuando toque, sin querer, el otro lado de las cosas. Me pongo el dije, yo, en la boca y me lo trago, me trago a mis hermanos también con mucha levité, no sé por qué hice eso, nos como por el símbolo, por lo que significa llevar a otros con uno, llevarse a sí mismo… yo también quiero dar la nota, mamá.
(De: Volver para mí, Pixel Editora, 2017)
- Julieta Novelli nació en La Plata (1991). Es Profesora en Letras de la Universidad Nacional de La Plata y trabaja en escuelas secundarias de La Plata y alrededores. Es actriz formada con, entre otros, Nora Moseinco, y participó de proyectos de creación y dramaturgia colectiva. Es también miembro de la murga La 60 y 118, que pertenece al Club de Gimnasia y Esgrima La Plata. Publicó Volver para mí (Pixel, 2018). Forma parte de la antología Constelaciones (Erizo, 2016).