Desgastar a fondo, estrategia de la oposición mediática

Ajuste e impuestazo, palabras prohibidas durante el macrismo, saturan páginas de los diarios opositores

Por Comunanet

La decisión editorial de desgastar al flamante gobierno de Alberto Fernández mantiene la imposición de la figura del «ajuste» por saturación, robustecida con la exaltación al bloqueo opositor al ajuste de tasas en la Provincia de Buenos Aires, presentado por unanimidad como «impuestazo». Los tanques mediáticos desempolvan viejos sueños, sintetizados en esta frase de Morales Solá en La Nación: «La rebeldía rural está muy cerca de las puertas del palacio».

Tanto la cobertura «noticiosa» como los artículos de análisis y opinión se basan en ocultar los efectos que la Ley de Solidaridad pueda tener para los millones de argentinos castigados por cuatro años de macrismo: el eje es el «ajuste», el «impuestazo», etc., que recae «en el campo y la clase media», frase que cada uno de los columnistas de Clarín y La Nación parece obligado a incluir.

La «primavera» de cien días que, se dice comúnmente, es beneficio de todo nuevo gobierno, fue totalmente sepultada: de hecho, a la crítica dirigida a la Ley de Solidaridad y luego al gobernador Kicillof se agregan nuevos elementos de confrontación. El blanco preferido es la ministra de Seguridad, Sabina Frederic, a quien ya se presenta -aunque sin una sola fuente identificada- distanciada del Presidente.

No hay diferencias de fondo en este enfoque, apenas unos matices. Uno de los casos más extremos es el de Morales Solá, quien paladea el fracaso del intento de AF por desdolarizar la economía, reconoce que la segmentación de las retenciones al agro es justa pero destaca que es «para dividir» y luego remata: «La rebeldía rural está muy cerca de las puertas del palacio. Más le vale al Presidente dar a conocer cuanto antes su sistema de segmentación». Sin este tono de amenaza, no menos grave es el diagnóstico de Rodríguez Yebra en el mismo diario: Alberto camina «sobre hielo quebradizo», aún después del «alivio» que sintió por la aprobación del «ajuste decorado con palabras amables».

¿Primavera de cien días? Kirschbaum en Clarín escribe también el domingo que Alberto Fernández perdió 12 puntos de imagen positiva, según «consultoras» cuyo nombre no tuvo espacio para incluir.

Y, en otra línea compartida entre ambos diarios, va contra la ministra Frederic: Ella hace todo -dice- para «agradar a Cristina», y contrasta con el ministro Guzmán, quien a su gusto trabaja con perfil bajo. A Kirschbaum y a Clarín jamás se le olvida dar espacio preponderante a la voz de la Embajada: por eso se queja porque «aún» no fue reconocido el «gobierno provisional» de Bolivia. Y esta posición, avisa, es «observada» por Estados Unidos.

La unanimidad de diagnósticos negativos para el gobierno en las notas de opinión es simultánea al manejo concertado de las tapas. El sábado La Nación y Clarín compartieron el título principal por el «freno» al «impuestazo» de Kicillof; También compartieron que la «justicia» se opone a que la ministra Frederic revise cómo actuó la Gendarmería en la «pericia» sobre la muerte de Nisman. Y también títulos alarmistas sobre «tomas de tierras» por los mapuche en el sur, que en verdad fue solamente una. Para apretar un poquito más, Clarín convirtió en pésima noticia la puesta en marcha de la ayuda a los jubilados de menores ingresos: «Colas a 40 grados para cobrar el bono».

Sin embargo, el coro puede entonar aún con más precisión. Primer título de las tapas del viernes:

Clarín: «La ministra Frederic quiere revisar el peritaje que indicó que a Nisman lo asesinaron».

La Nación: «La ministra Frederic quiere revisar la pericia que dijo que Nisman fue asesinado».

En tanto, cero piedad con el gobernador Kicillof, ya en el pasado un blanco predilecto de ataques, incluso con expresiones de odio y discriminación: ahora es el único «culpable» de la acontecido en la Legislatura, por «falta de cintura política» y por actuar como un «debutante» que «prefirió ir al choque», martilló Clarín, que recién en párrafos perdidos recuerda que cada año se discute la actualización de tasas provinciales, como hace solo un año lo propuso la Santísima Vidal.

El ataque se desarrolla sin pudor y sin el menor decoro, tanto que González, en Clarín del sábado, consigue la proeza de describir la historia de la Provincia en un solo párrafo: los historiadores se desmayan de envidia. Pero no importa mucho, el objetivo de la nota es repetir lo del «impuestazo», hablar de un Kicillof «a los gritos», «agresivo», lanzando «ataques», es decir que es «el kircherismo del 2011».

Kirchnerismo ante el cual Alberto Fernández busca fortalecerse, tipeó el domingo Van der Kooy en Clarín, y mantiene la disciplina en el Frente de Todos, pero solo «por ahora». Después de haber pronosticado mil veces que el Presidente y la Vice chocarían fatalmente antes que nos despertáramos el 11 de diciembre, la nota concede que Alberto es quien está en primer plano y Cristina en «lugar secundario».

Falto de materia objetiva para cuestionarla, el «analista» se aboca a sus mensajes en Twitter, donde «polemiza con noticias periodísticas», algo que como se sabe los medios hegemónicos condenan llenos de odio. Y el odio te puede hacer patinar: Cristina Kirchner, dice, tiene una «manía». Le diagnostica una «obsesión», y es probable que «en su inconsciente» desea ser jefa de Granma, el diario oficial del Partido Comunista de Cuba, o incluso de Pravda, el diario de la ya desintegrada URSS.

Con «periodistas» como este, los psicólogos van camino a quedarse sin trabajo.

Comunanet
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