El fútbol de cartón

Sigue sumando adeptos: a la mediocre «Major League Soccer», elegida por Lionel Messi para pasar una vejez serena y súper bien pagada, se sumó ahora la «Saudi Pro League» con ex cracks hambrientos de petrodólares, como Cristiano Ronaldo y Karim Benzema.

Por Bruno Passarelli

No son torneos para ser tomados en serio sino una variante del mismo show con millones de petrodólares invertidos, un público que de fútbol no entiende nada y algunas figuras que eligieron Arabia Saudita para acabar sus carreras con los bolsillos repletos, pero les falta el «pulga» argentino que hace lo mismo con sus magias del otro lado del océano.

La Saudi Pro League, o sea el campeonato de fútbol de Arabia Saudita, fruto de los petrodólares que manejan sus jeques como si fueran lechuguitas, ya está en marcha, con un facturado de 745 millones de dólares, muy cerca de los 954 millones que ostenta la UEFA en su máximo torneo, o sea la europea Liga de Campeones. Y arranca con los ojos del mundo clavados en ella.

¿Un ejemplo? La IMG, encargada de comercializar sus derechos televisivos los ha ya vendido a 174 países, excepto Rusia, considerada por los Estados Unidos y sus países satélites como un agresor en su guerra con Ucrania. Una orden tomada y aplicada con disciplina por los jeques sauditas para no disgustar a sus protectores petroleros. El torneo tiene una particularidad: en él militan unos 30-40 jugadores de nivel medio para arriba, mientras son de una mediocridad absoluta los que integran la absoluta mayoría de los equipos participantes.

Es necesario reconocer que la Saudi Pro League ha crecido formidablemente en los últimos meses. Tal vez haya sido decisivo el malhumor de Cristiano Ronaldo, erigido en su máxima figura, cuando en los entrenamientos y en contactos con la prensa, recién llegado, expresaba su disgusto por el nivel paupérrimo que tenía el plantel del Al Nassr y logró con su actitud que los jeques dueños se lanzasen a una furiosa campaña de compras pocas semanas antes del inicio del torneo. Así llegaron del Inter italiano el croato Marcelo Brozovic, del Bayern Munich el senegalés Sadi Mané, del Lens francés el marfileño Seko Fofana.

Ahora, el panorama que ofrece el campeonato saudita ostenta una neta mejoría. Y es altamente probable que este salto de calidad tenga que ver con el siempre protagonista Ronaldo. Arabia Saudita es un reino musulmán dónde no existe la libertad de religión. Y el exuberante portugués ¿no se le ocurre apenas llegado mejor idea que festejar uno de sus primeros goles corriendo hacia el centro del campo haciéndose, repetidamente la señal de la cruz? Llovieron las críticas periodísticas de los diarios y la televisión musulmana y, finalmente, Ronaldo entendió las razones de tanta bronca: en el reino existe libertad de culto, pero lo que está prohibido es la expresión pública de cualquier símbolo religioso no coránico. Algo que el portugués había violado exhibiendo en un estadio su devoción como católico con su símbolo con su símbolo máximo. Ahora ya lo sabe y tiene que esperar la ida a los vestuarios para agradecer como él quiere al Redentor. Años atrás, quien no lo sabía era el jugador colombiano Juan Pablo Pinto, quien fue arrestado porque sobre su brazo izquierdo lucía un vistoso tatuaje con el rostro de Jesucristo.

De los 18 equipos participantes, los entendidos -que en su mayoría son extranjeros- sostienen que apenas cuatro son candidatos a pelear el podio. Serían, además de los cotizados Al-Nassr y Al-Ittihad, este último por contar como figuras al francés de origen argelino Karim Benzana (ex Real Madrid y la selección de Francia) y al brasileño Fabinho, un buen defensor que se destacó en el Liverpool. Se les agrega en los pronósticos Al-Hilal dónde juegan Kalidou Koulibaly (defensor senegalés, ex campeón de la Liga italiana con el Nápoli), Sergei Milinkovic (serbio, ex Lazio) y Malcom (otro brasileño). A este cuarteto se podría agregar Al-Ahli, con el brasileño Firmino (ex Liverpool) y el marfileño Frank Kessié.

La diferencia abismal con los hinchas y simpatizantes de los clubes europeos tradicionales es la total incompetencia técnica de los sauditas que van a los estadios movidos por un estupor y una llamativa admiración por las celebridades. Para levantar este telón quizás se necesitarán años, pues hay una cláusula de vida impuesta a sus cracks y es la de tener virtualmente segregados a sus actores principales en lujosos departamentos al margen de todo contacto con los sauditas. Quizás esta perspectiva -el aislamiento suyo y de sus familiares- fue decisivo para que Messi rechazase la oferta de la Saudi League y aceptase la del Inter Miami.

Desde una lejana perspectiva Messi hizo una elección perfecta al preferir Miami, una ciudad donde se habla casi exclusivamente el castellano, consecuencia de la instalación en Florida de un aluvión de cubanos. Esto le permite vivir con su familia como mejor lo hace. O sea aislado del mundo. Mostrándose con una pelota en sus pies, como lo hizo contra el Dallas con sus magias y con ese golazo del 4-4 final que convirtió con un tiro libre «a lo Maradona» (4-4) faltando apenas cinco minutos de juego. En el sector de los vips lo aplaudieron a rabiar Serena Wiliams y James LeBron , dos mitos del deporte norteamericanos, presentes para verlo solo a él.

Una veneración de tipo hollywodiano que seguramente en Arabia Saudita no encontrarán Cristiano Ronaldo y sus compañeros de aventuras.

Fuente: Fútbol, Fierros y Tango. Memorias e Historias