Historia urgente de una lucha
Por Tali Goldman
El séptimo proyecto para legalizar el aborto que llega al Congreso fue el que encendió el mayor debate y desató la militancia de las mujeres en todo el país. Queda una seguridad que trasciende cualquier ley: “El futuro es feminista”. Pero este mundial feminista empezó hace más de treinta años, en la soledad de algunas pocas. Al igual que las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, las pioneras por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito también eran tildadas de “locas”.
Son las 18 horas en el subte B. En un asiento, una madre con su hija chiquita, de no más de tres años. La madre tiene el pañuelo verde puesto como vincha y la nena tiene un corazón de glitter verde pintado en uno de sus cachetes. Parados dos señores de alrededor de 40 años comentan, en voz baja:
—Dios mío, encima con una hija eso es lo peor…
—A mí lo que me pareció un desastre es que tomaran colegios los chicos.
—Che, ¿y el jueves dónde ves la apertura del mundial por qué no te venís a casa?
La pequeña anécdota del subte sirve como perfecto ejemplo de lo que está pasando en la Argentina de hoy. Y se usa el gerundio porque está pasando, porque hay una revolución en vivo en las calles, mientras que los diputados sesionan y debaten por la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). Y el contraste entre la mujer y su hija y los dos hombres que comentan sobre fútbol y el aborto casi en el mismo renglón parece una parodia. Pero quizás reside en ese contraste la victoria del feminismo independientemente del resultado final, los feminismos ganaron las calles. Algunos dicen que la multitud llegó al millón de personas. Es posible, pero si no fueron un millón lo parecían.
Hay una remera que tenían muchas pibas en la Plaza. Dice: “El futuro es feminista”. Y la frase, que seguramente fue pensada como metáfora o deseo, se convirtió en la pura realidad. Durante toda la jornada del 13, las calles del Congreso se llenaron de miles y miles de pibes y pibas, adolescentes, estudiantes de secundario. Y entonces por eso, salga o no salga la ley, el futuro es feminista.
Mundial y aborto legal, dos pasiones argentinas
Desde temprano, el Congreso amaneció vallado, pero a diferencia de otras marchas, la plaza estaba dividida en dos. De un lado, los autollamados “Pro vida” y del otro, los que apoyan la legalización del Aborto. Las fotos de cada plaza eran contundentes. A las 12 del mediodía, la Plaza celeste y blanca estaba casi vacía. Un señor con un megáfono gritaba desaforado: “Dios va a castigarlos a todos. Si sale esta ley Dios se va a vengar”. Algunos lo miraban un poco atónitos repartiendo pañuelos con la insignia “salvemos las dos vidas”. Mientras tanto, una pequeña columna ingresaba a ese sector de la plaza al grito de “Sí a la vida, sí a la vida”.
Del otro lado de la Plaza, el olor a choripán se convirtió en el perfume constante mezclado con un paisaje todo verde. Desde temprano, carpas y puestos de organizaciones sociales, políticas y feministas coparon un sector de la plaza que se fue extendiendo desde Rivadavia hasta Corrientes.
En esa marea feminista estaba Zoe, que tiene 22 años y vino de Córdoba especialmente para participar de la jornada. Y como Zoe, vinieron otras cientos de distintas provincias de todo el país. Ninguna quiso perderse la oportunidad de ser protagonistas. O Valentina, de 16 años, que estudia en una escuela privada de Pilar y que hasta hace pocos días no estaba tan decidida a venir. “Una amiga me explicó y me dieron muchas ganas. Lo que me explicó mi amiga nunca me lo dijeron en la escuela”, dijo Valentina, con un pañuelo verde en el cuello y los labios pintados de violeta. Y así, otras miles de Valentinas que copaban las calles, que cantaban, bailaban, se abrazaban, gritaban, aplaudían. Fue una verdadera fiesta. En el escenario pasaron actrices, comediantes, cantantes, diputados. Como en un mundial, una pantalla gigante transmitía por momentos el debate. Todxs miraban, atentos y aplaudían cuando estaban de acuerdo y abucheaban cuando no, igual que en un partido de futbol. Porque este está siendo el mundial feminista.
Y por eso, cada hora que pasaba se iban sumando más y más. Y no importaba el hambre y no importaba el frío. Las pibas se multiplicaban y se preparaban para quedarse toda la noche, hasta que se defina este primer round.
El aborto es una cuestión política, no metafísica
Adentro, en el recinto la jornada comenzó a las 11 de la mañana y se extendió hasta el día siguiente. Y como se sabía, el resultado y el clima iban variando a medida que pasaba el tiempo. “Dos abajo”, “empate” “Ahora dos arriba”, se escuchaba constantemente en el salón de Pasos Perdidos, en la antesala del recinto, que funcionó como sala de prensa y de encuentros. El minuto a minuto era tenso. Nadie arrojaba ningún resultado. “Hay que esperar hasta el final”. Mientras tanto, asesores y los propios diputados llamaban y “rosqueaban” durante todo el día.
Pero este mundial feminista no empezó ni terminó hoy. Empezó hace más de treinta años, en la soledad de algunas pocas. Al igual que las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, las pioneras por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito también eran tildadas de “locas”.
Muchas de ellas fueron mencionadas por varias diputadas en la sesión como Dora Coledesky que era una abogada trotskista que se exilió durante la dictadura y regresó al país en 1987 con fuertes ideas feministas. Ella fue una de las promotoras de la primera organización que habló de la legalización y despenalización: la Comisión por el Derecho al Aborto (Codeab). Desde ese espacio realizaron una revista que publicaba artículos alusivos, sacaban solicitadas a favor de los diarios y viajaban a encontrarse con otras feministas en el mundo que también luchaban por lo mismo.
Junto a Dora también estaban Olga Cristiano, Martha Rosenberg, Nina Brugo, Alicia Cacopardo, Nelly “Pila” Minyersky y Marta Alanis, fundadora de Católicas por el Derecho a Decidir, la organización que repartió los pañuelos verdes por primera vez el 16 de agosto de 2003 en el XVIII Encuentro Nacional de Mujeres (ENM) en Rosario. Aquel Encuentro empezó con 10.000 asistentas y una bandera enorme violeta que decía “Por el derecho al aborto libre y gratuito”.
El ENM comenzó en 1984, cuando un grupo de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo se juntaron y comenzar a pensar un encuentro feminista más ligado con la tradición de los Derechos Humanos.
Cinco mitos sobre el aborto
El pañuelo verde del aborto ‑color que fue decidido casi de manera arbitraria por simbolizar la esperanza, el medio ambiente‑ está inscripto en esa lógica. Hoy el pañuelo está en todos los cuellos y atado a las carteras y mochilas. Pero sobre todo, se convirtió en una contraseña entre miles de mujeres, transeúntes que se miran y que saben que comparten mucho más que un pedazo de tela.
Pero ese Encuentro en Rosario fue clave, además, porque fue también el germen de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito: una amplia y diversa alianza federal, impulsada desde grupos feministas y del movimiento de mujeres, como así también desde mujeres pertenecientes a movimientos políticos y sociales.
Recién el 28 de mayo de 2005‑ Día de Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres‑ fue lanzada con una gran marcha y la primera entrega al Congreso de la Nación de cien mil firmas recolectadas. Allí se acuñó el lema que hoy ya se convirtió en un mantra para todas: “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”.
La primera vez que se presentó en la Cámara de Diputados el Proyecto de IVE fue en 2007, y luego otras seis veces más. Pero la séptima fue la vencida y este año, fueron cuatro mujeres las primeras firmantes del Proyecto que entró al Congreso el 6 de marzo. Lo interesante fue que esas cuatro mujeres pertenecen a distintos partidos. Victoria Donda, de Libres del Sur; Brenda Austin, de UCR Córdoba; Mónica Macha, de Unidad Ciudadana; y Romina del Pla, del Frente de Izquierda. Cuatro mujeres que se asumen feministas y que pusieron a ese movimiento transversal por encima de sus inclinaciones políticas.
El debate
Treinta años después de aquella primera reunión en 1989, muchas de esas mujeres pioneras llegaron al Anexo de la Cámara de Diputados y formaron parte de las más de 700 expositores que durante dos meses, todos los martes y jueves, argumentaron a favor y en contra de la Ley.
El diputado del Pro, Daniel Lipovetzky ofició de anfitrión como presidente de la Comisión de Legislación Penal, la comisión cabecera de las cuatro que debieron dar dictamen para que la propuesta llegue al recinto. Las otras son Familia, Salud y Legislación Penal. En la primera audiencia, el 10 de abril, fue el turno de Marta Rosemberg: “Buscamos que se reconozca el aborto como derecho humano de las mujeres”, sostuvo.
Según un recuento realizado por el portal LATFEM Noticias, el 75 por ciento de las expositoras que argumentaron a favor del aborto fueron mujeres, mientras quienes rechazan la incitativa eran, en su mayoría, varones que trabajan tanto en la Universidad Católica Argentina (UCA) como en la Universidad Austral.
Pero hay más: sesenta voluntarios convocados por la Fundación Huésped en la Facultad de Derecho de la UBA, analizaron la veracidad de 51 afirmaciones tanto a favor como en contra. El resultado es un baldazo de realidad: apenas el 15 por ciento de los discursos de los “anti derechos” fueron verdaderos mientras que el 52 por ciento fueron falsos, el 7 por ciento dudosos y el 26 por ciento inchequeables.
Como sostiene la periodista especializada en género Florencia Alcaraz, “esta jornada no puede leerse sin estos avances legislativos, políticos, jurídicos y acontecimientos sociales: el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable (2002), la Ley de Educación Sexual Integral (2006), la Ley de Protección Integral a las Mujeres (2009), la línea de Lesbianas y feministas por la Descriminalización del Aborto y el Manual Aborto con Pastillas (2010), la ley de Matrimonio Igualitario (2010), la ley de Identidad de Género (2012), la creación de Socorristas en Red (2012) la primera marcha por Ni Una Menos (2015), el primer paro de mujeres, lesbianas, travestis y trans (2016) y el primer paro internacional (2017)”.
El debate y la marcha son parte de una jornada histórica, una foto para enmarcar y que los diputados y diputadas y, sobre todo, el gobierno nacional, deben mirar con lupa. La calle está hablando ¿Están ellos a la altura de lo que está pasando? ¿Qué foto están mirando? ¿Cómo mirarán a la cara a las miles de pibas que quieren vivir en un país en el que tienen el derecho de decidir qué hacer con sus propios cuerpos? Porque son las pibas las que están poniendo el cuerpo. Ellas ya ganaron, porque lo saben: el futuro es feminista.