La indiferencia

Sobre una foto de Carlos Brigo

Por Daniel Cecchini*

Si se apela al lugar común que afirma que una imagen vale más que mil palabras, la foto que intenta abordar este texto lo confirma de manera plena. Pero no se trata de un lugar común ni de discusiones sobre los discursos, sino de una foto que “es” la ciudad de Buenos Aires.

Si no fuera por uno, dos, tres… nueve papelitos y un algo rojo indefinible sobre la vereda sería la imagen ideal de la Buenos Aires de Rodríguez Larreta.

La vereda – a excepción de esas pequeñas molestias – está limpia, porque es linda Buenos Aires. Y limpia, sobre todo.

Aún en su sinuosidad, las baldosas son de las nuevas, de las prolijas, de las que nos merecemos los porteños.

Es una vereda de las de nuestro primer mundo, de ciudad capital con bicisendas, metrobuses, tachos de basura amarillos y contenedores armados como tramperas para las manos de los cartoneros.

En la foto hay otros dos elementos.

A la derecha de la imagen, como invadiendo, aparece una mano sucia, la manga de un pullover que cubre un antebrazo con muñeca descubierta y una frazada.

La mano sucia, la muñeca, la manga del pullover que cubre el antebrazo y hasta la frazada irrumpen desde unas columnas, la ciudad de las obras de cemento.

Es de suponer que se trata de la mano de alguien dormido en la calle, pero podría ser también la mano de un muerto. Para la Buenos Aires amarilla uno y otro – el sin techo dormido o el muerto – vienen a ser la misma cosa: lo que no se quiere ver.

A la izquierda, unos pasos se alejan en dirección a un contenedor amarillo. Son pasos que caminan – porque la foto retrata una suela levantada al apoyarse la punta del pie.

Esos pasos que se alejan son los de una persona que – si se toma como referencia la mano del dormido o del muerto, vaya uno a saber – estuvo de frente pero ahora está de espaldas. Que se va sin detenerse.

La foto de Carlos Brigo es una síntesis del imaginario porteño marcado por la impronta del PRO.

Carlos Brigo, en un instante, capturó el rostro de Buenos Aires.

Carlos Brigo fotografió la indiferencia.

 

* Fue director periodístico de Miradas al Sur. Fue corresponsal en Buenos Aires de la revista española Cambio 16 y del diario El Nuevo Día, de Puerto Rico. También ha colaborado con El Espectador (Colombia), Primera Hora (Puerto Rico) y Sportweek (Italia). En la Argentina trabajó como periodista en los diarios Crónica, La Razón (matutino) y Diario Popular, y en las revistas Caras y Caretas, La Revista del Mundo, Esto! y Flash, entre otros medios de circulación nacional .Ha publicado nueve libros en la Argentina, España e Italia. Entre ellos, “El libro negro de los mundiales de fútbol” (Planeta), “Padre Betancourt, milagros de la fe” (Sudamericana), “Catástrofes aéreas” (Sudamericana), “Los nuevos conquistadores. El papel de los gobiernos y las empresas españolas en el expolio de la Argentina” (Foca – Madrid – y Siglo XXI –Buenos Aires -), “Ho Scoperto Maradona” (en colaboración con el periodista italiano Iacopo Iandorio. Editorial Limina), “Silencio por sangre. La verdadera historia de Papel Prensa” (Grupo Veintitrés). También, en colaboración con Alberto Elizalde Leal, “La CNU. El terrorismo de Estado antes del golpe”. Publicó también «Cárceles. Otro subsuelo de la Patria», en colaboración con Eduardo Anguita. Su último libro es «Contratextos. Intersticios entre la crónica y la ficción».

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