«La vida breve de Dardo Cabo» de Vicente Palermo

Plantó la bandera argentina en Malvinas, fue editor de El Descamisado, militante del peronismo revolucionario hasta su asesinato en 1977. La figura de Dardo Cabo convoca a la biografía, la crónica histórica y también atrae las modulaciones de una narración más amplia en la intersección de diversos géneros literarios. Tal es la propuesta de Vicente Palermo en La vida breve de Dardo Cabo, una interpretación del peronismo plebeyo.  

Por Susana Cella

¿Quién fue Dardo Cabo? ¿Qué de su “vida breve»? El título, con sabor onettiano, queda como vivo pasado en el presente. Pasión y tragedia del peronismo plebeyo, el subtítulo de la narración de Vicente Palermo, postula una interpretación de “ese” peronismo -el de Evita, los rebeldes y los revolucionarios– opuesto y/o discordante al reglamentado y sumido al régimen liberal que nunca abandonó. 

Los dos epígrafes de este relato trazan un contraste a modo de adelanto de lo que se desgrana en el desarrollo cuando ambas concepciones se ponen en cuestión. En primer lugar, el del poeta miliciano asesinado por la dictadura de Francisco Franco: “Llegó con tres heridas, la del amor, la de la muerte, la de la vida. Con tres heridas viene, la de la vida, la del amor, la de la muerte. Con tres heridas yo, la de la vida, la de la muerte, la del amor. Miguel Hernández (1910-1942)”. El segundo, del fascista que fuera mentor de la Falange Española: “Aquel acto fue el primero de nuestra propaganda, y con el brío de todas las cosas pujantes, concluyó a tiros. Casi siempre, el empezar a tiros es la mejor manera de entenderse. José Antonio Primo de Rivera (1903-1936)”. Señalar las fechas de contemporaneidad entre uno y otro no es dato menor. Coexisten y por tanto invitan al cotejo y más, a una toma de posición. Lo que se despliega en esta biografía/novela implica sopesar convergencias y divergencias. Podría decirse que es este un punto muy polémico del libro de Palermo, que afortunadamente sopesa las cosas de modo que no se vaya a caer en la torpe e interesada teoría de los dos demonios, cuestión que queda aquí debidamente zanjada.

Adelanto

Lo mismo ocurre cuando se perciben las diferentes perspectivas históricas, la reposición de años pasados y muchas, muchísimas consideraciones o puntos de vista que exceden el período de vida del biografiado, Dardo Cabo (1941-1977), nacido en la órbita peronista, marcado por su padre -el “histórico” dirigente Armando Cabo- partícipe de distintas acciones y encuadramientos (Resistencia, Tacuara, Movimiento Nueva Argentina, Jotapé. Descamisados y Montoneros) hasta su final, contado al principio, cuando, preso por la última dictadura cívico militar, fue “trasladado” (o sea asesinado) por orden del General Camps al hacerse cargo de la represión en la Provincia de Buenos Aires. Para entonces y contando con apenas treinta y seis años, Cabo había recorrido un pedregoso, difícil y largo camino en su condición de esencial militante siempre dentro de corrientes nacionalistas y peronistas (no sin marcar los matices entre los diversos grupos).

La estrategia de Palermo para contar esta vida como centro a partir del cual desplegar una serie de hipótesis, atraviesa, y se sirve, de géneros literarios a los que aprovecha en sus intersecciones y en sus rasgos diferenciales: se supone que se trata de una biografía -no en clave psicológica- indisolublemente ligada a la circunstancia histórica (no en vano hay más de una mención a Camus). Aclara el autor que al cruzar trayectoria personal y proceso social resguarda la peculiaridad de una vida y encara “las dimensiones biográfica, histórica y conceptual”. Aunque se mantenga “fiel a los hechos”, señala que “este libro constituye una inmensa elipsis”. Esta figura retórica le permite eludir -valga la reiteración- aclaraciones o notas al pie respecto de los múltiples personajes históricos mencionados (por ejemplo Vandor, los Rearte, Andrés Framini, el Kadri, Firmenich, etc.) para proponer a quien lea un papel activo: que reponga datos y que reflexione.

Tratándose de un contemporáneo de Palermo (“apenas diez años mayor que yo, copartícipe de la trama histórica, a quien llegué a conocer solo de lejos”) no se trata de una novela histórica. Porque para serlo, siguiendo el paradigma lukácsiano, la distancia entre los hechos narrados y el novelista histórico debería exceder todo marco temporal compartido, así, no está de más coincidir con el autor en que hay más semejanza aquí con Dostoievski que con Víctor Hugo. En este sentido, se trata aquí de ese tipo de novelas en las cuales los personajes tienen como principal acto el de hablar, y esto se contrasta con la breve pero cargada de actos riesgosos y de proyectos patrióticos triunfantes o fracasados, vida de quien plantara la bandera argentina en Malvinas y fuera editor de El Descamisado.

No importan las apelaciones a un género, este relato se sirve de muchos más y arma su propio espacio en que se combinan lo narrativo y lo argumentativo en clave polifónica. Si las dos formas primordiales del discurso son la narración y la argumentación, el enlace que se establece entre ellas sirve aquí para, en nítida disparidad, contar lo relativo a una vida de acción al tiempo que cavilar sobre ella abarcando mucho más que hechos puntuales porque va dejando aparecer referencias teóricas tanto anteriores como posteriores para relacionarlas con la teoría general que se expone.

Y que bien puede ser el intento de definición de un peronismo plebeyo (entre la rebeldía y la revolución, en el agónico grito de Evita, en lo que anida en las creencias y acciones de las bases) para abrir una puerta magna, que va poniendo cartas sobre la mesa a fin de visualizar, sin agotar, desde luego, lo que hace a todo el enigma de qué cosa es el peronismo.

Los cinco capítulos que pautan esto dejan en pie las preguntas: ¿biografía? ¿testimonio? ¿hipótesis acerca de las gestas peronistas? ¿rememoración? ¿proyecto futuro? Se suceden sin solución de continuidad, pero a la vez en los abruptos cortes que marcan las fechas encabezando los fragmentos, se van contrapunteando teoría y praxis, libertad y necesidad, elección o destino, o sea, una serie de grandes temas filosóficos puestos en la arena de la historia.

Por eso y por la cantidad de referencias no explicadas conjuntamente con la apelación a quien lee de comprometerse en una lectura amplia, profunda e impulsada a responder, así como el autor declarándose “un contendiente resuelto”, de haber podido darse esa contienda, se trata de aprehender algo más: el poder de la ficción para emplazar un sitio en el cual el biografiado puede dialogar con alguien que desde el tiempo más remoto va hacia los sitios de la épica, y con dos jóvenes, a caballo entre el siglo pasado y este, que interrogan, hablan, evalúan, intentan comprender aquello que surge desde la voz de Cabo. La estrategia narrativa para vivificar lo testimonial consiste en trazar un espacio, no un tiempo, en el que es posible el encuentro de voces acordantes o discordantes. Si ese espacio es una pura virtualidad, llamado está el presente a convocarla.


04/01/23