Perú: un cuarto gabinete busca aplacar a la derecha

El nuevo premier Anibal Torres parece tener el respaldo de la izquierda parlamentaria para continuar el giro hacia el establishment que inició su predecesor Héctor Valer.

Por Isaac Bigio

El presidente peruano Pedro Castillo acaba de posesionar a su cuarto primer ministro en menos de 28 semanas. En esencia se trata del mismo equipo de su tercer Gabinete que dio a conocer hace 8 días, pero reemplazando al cuestionado Premier Héctor Valer por su hombre de confianza, el abogado Aníbal Torres, quien fue hasta ahora su ministro de Justicia.

Preservar el giro hacia el establishment

Los puestos claves del elenco de Valer se preservan en las 4 carteras estratégicas. Estas son Relaciones Exteriores, Economía, Interior y Defensa. En ellas se han ratificado a los ministros que debutaron con Valer. César Landa, un prestigioso jurista centroizquierdista que fue magistrado y presidente del Tribunal Constitucional es el nuevo canciller. En Economía Oscar Graham es aún más ortodoxo en el neoliberalismo que su predecesor Pedro Francke y su nominación busca tender puentes a los grandes empresarios. El contralmirante (r) José Gavidea en Defensa y el ex coronel de la policía Alfonso Chávarry anhelan representar a las Fuerzas Armadas y Policiales en el entorno de Castillo.

Es interesante ver que Castillo ha mantenido en sus puestos a ministros cuestionados como Chávarry, acusado de tener procesos o denuncias serias, incluyendo por narcotráfico; y a Alejandro Salas, militante del partido derechista Somos Perú que fue abogado del expresidente Martín Vizcarra, sin historial en Cultura, despacho que ocupa, y que ha sido señalado de haber publicado tuits racistas contra los afrodescendientes, xenofóbicos contra los chilenos y terruqueadores contra la izquierda.

Tanto la vicepresidenta Dina Boluarte, como el líder del partido izquierdista Juntos por el Perú Roberto Sánchez y Juan Silva han estado desde el inicio sirviendo a este Gobierno, aunque este último ha sido muy criticado por querer dar muchas licencias al peligroso transporte informal.

Dentro de las sorpresas se destacan 2 importantes personalidades en su respectivo sector: Diana Miloslavich, en la cartera de la Mujer, quien es una destacada feminista que substituye a una conservadora social y el científico nuclear Modesto Montoya, quien se hará cargo de Medio Ambiente.

Mientras el primer Gabinete fue capitaneado por Guido Bellido de Perú Libre, el segundo lo fue por Mirtha Vásquez del Frente Amplio, ambos provenientes de las izquierdas, el tercer Premier fue alguien quien había sido electo al actual Congreso como candidato de la lista más extrema y macartista de la derecha y, finalmente, el cuarto presidente del consejo de Ministros (PCM) es un abogado centroizquierdista que votó por Yohny Lescano de Acción Popular en la primera vuelta y que ha ido haciendo que Castillo se vaya distanciando de su anterior radicalismo.

Torres va a buscar mantener y profundizar el giro hacia el establishment que inicialmente quiso dar Castillo al colocar a Valer como Premier. La única razón por la cual él fue removido fue debido a los cuestionamientos que se le hicieron por haber agredido físicamente en el pasado a su esposa e hija, aunque toda la oposición de derecha votó por Keiko Fujimori quien ha sido la primera mujer en la historia mundial en asumir el título de primera dama tras que su dictatorial padre torturó, electrocutó y depuso de tal puesto a su propia madre.

Castillo confirma que su intención es hacer un Gobierno que satisfaga a las presiones de los distintos sectores del poder dentro de los altos mandos castrenses y policiales y empresariales.

No hemos encontrado ningún ministro que milite en las fracciones cerronista o magisterial de Perú Libre, el partido con el cual Castillo ganó las elecciones y que detenta la principal bancada del congreso (32 de los 130 parlamentarios). El ministro de Salud Hernando Ceballos, quien era una de las figuras más populares del Gobierno debido a su exitoso programa de vacunaciones, no ha querido seguir en su puesto y parece que tanto él como el Frente Amplio han desarrollado diferencias con las orientaciones de Torres.

Inicialmente pensaba que el Dr.Vladimir Cerrón, secretario general de Perú Libre, pudiese no avalar a este nuevo Premier pues en el pasado él acusaba a Torres de ser responsable de crear una brecha entre su partido y el presidente, porque se mantiene en esencia el mismo equipo anterior y porque Castillo no ha tomado en cuentas sus pedidos para que el Premier sea su hermano Waldemar y que las exmilitantes de su partido Bettsy Chávez y Dina Boluarte sean castigadas y sacadas del Gabinete.

El Dr. Cerrón solo tuiteó contra el anterior Gabinete el 4 de febrero, esto es a 4 días de la juramentación del ex primer ministro Valer, ya cuando se sabía que todas las bancadas, salvo la de Perú Democrático que encabezaba este cuestionado Premier, iban a vetarle. Esta vez, luego de que publicase una primera versión de esta nota, el Dr. Cerrón tuiteó que saludaba la designación de Torres como presidente del consejo de ministros y, en particular, mostraba su gran satisfacción porque 2 allegados suyos fueron designados para las carteras de Salud (Hernán Condori) y de Energía y Minas (Carlos Palacios).

Antes de que se presente al nuevo Gabinete sostuve que, conociendo la evolución de Castillo, lo más probable sería que él colocase como su Premier a un ministro conocido y popular que ha estado con él desde un inicio, en parte para evitar que aparezcan nuevos destapes (como los de Valer) y para darle continuidad. Planteé que las fichas más probables eran las de Torres o Ceballos, algo que se ha confirmado con la nominación del primero, el cual le ha de dar un mayor armazón legalista a la defensa contra el Congreso.

Castillo debe haber conversado previamente con todos los grupos parlamentarios de izquierda (quienes suman 44 de los 68 votos que se requieren para que el Gabinete sea ratificado por el Congreso) para conseguir su apoyo. El Dr. Cerrón ha justificado la designación del actual Gabinete como un paso necesario en esta etapa (se ha dado cuenta de que un Premier de sus filas generaría mucha resistencia). Guillermo Bermejo, quien, junto con 5 excongresistas de PL y 2 parlamentarios disidentes de la derecha, articuló la nueva bancada de Perú Democrático, ha saludado a Torres esperanzado en que él logre sacar adelante a Castillo en medio de tantas adversidades.

Castillo espera que el nuevo Gabinete sea ratificado con el voto de varios congresistas de la derecha «democrática» o «moderada», sobre todo ahora que ha demostrado su voluntad de no tener ministros cerronistas. Empero, varios de esos «centroderechistas» han venido moviéndose hacia el planteo de pedirle que renuncie, algo que ha sido secundado por varios medios y por Walter Gutiérrez, el Defensor del Pueblo, quien ya ha debido culminar su quinquenio en septiembre 2021.

En la medida que Lescano, el excandidato presidencial de Acción Popular, y que Alianza Para el Progreso (quienes tienen cada uno 15 congresistas y timonean el «centro»), han demostrado su interés en conversar con el nuevo Premier, es posible que él logre el voto de confianza. No obstante, el Congreso avanza en hacer reformas constitucionales que debilitarán aún más las facultades del presidente y harán más factible poder removerlo del todo o mientras se desarrolle una investigación.

Giros

Este nuevo Gabinete no va a poder o querer cumplir varias de las promesas electorales de Castillo tales como ir hacia una constituyente, eliminar la Defensoría del Pueblo y el Tribunal Constitucional, aumentar los salarios, renacionalizar o recuperar recursos naturales y una lucha frontal contra la corrupción y la delincuencia.

Ciertamente que Torres es un abierto partidario de ir hacia una nueva constituyente, algo que le separa de Valer quien, apenas llegó al premierato, sostuvo que dicha asamblea se iba a dar, en el mejor de los casos, cuando Castillo esté culminando su quinquenio. No obstante, Torres es un estricto observante de las decisiones del Tribunal Constitucional, el cual, probablemente, avale al Congreso en su negativa a dar paso a un referéndum constitucional directo.

Con Torres se ha de preservar el modelo neoliberal que busca captar inversiones extranjeras y desarrollar la economía en torno a las exportaciones (más que al mercado interno) y se va a buscar una componenda con varios sectores sociales e instituciones que anteriormente fueron hostiles a Castillo.

A pesar de que el anterior Premier cayó por ser acusado de ser un machista violento, en este Gabinete hay otro caso de maltratador de mujeres, en tanto que la cantidad de damas se ha reducido a únicamente 3, todas ellas en cargos no centrales. Todo ello lejos del pregonado objetivo de llegar a una paridad de género.

Un dato ilustrativo del nuevo giro es que Castillo por primera vez apareció en una ceremonia tan importante sin su sombrero chotano y que tampoco ninguno de sus ministros vistió un traje típico. El presidente quiere demostrar que se viene amoldando al establishment, en tanto que él ya ha renunciado a sus «palabras de maestro» que eran renunciar al sueldo presidencial (para vivir con el de un profesor), mantener a sus hijos en colegios públicos y mudarse del Palacio de Gobierno para que este se torne un museo.

En su última entrevista periodística (la misma que dio ante la CNN) Castillo se negó a reclamarse como de izquierda (diciendo que no creía en ideologías y que servía al pueblo) y hace poco fue a Brasil donde se llevó muy bien con Jair Bolsonaro, el mandatario más ultraderechista de Occidente.

Nunca antes en la historia peruana y tampoco en ninguna otra democracia occidental se ha dado el caso de un presidente constitucional tan sometido a tantos intentos de desconocer su triunfo electoral y al que se le busque hacerle tantos golpes y vacancias, o se presione para que se vaya.

Castillo tuvo dos maneras de enfrentar esa presión adversa. Una era movilizando a las masas en torno a medidas populares, como disminuir la jornada laboral para así permitir que haya más horas libres para nuevos trabajadores que hoy están desocupados; aumento salarial y canastas familiares para disminuir el hambre y la miseria y reactivar el mercado interno; renegociar o replantear el pago de la deuda externa; volver a nacionalizar recursos estratégicos que el fujimorismo remató tales como el gas o el petróleo, rondas urbanas, elección o control popular de jueces, etc. La otra, ha sido la de tratar de irse adaptando a las distintas presiones de la derecha para demostrar que es un mandatario que va a continuar su sistema. Hoy se ufana de que ha hecho disminuir la cantidad de muertos por Covid, que ha cobrado impuestos y que el Perú tiene la economía que más crece en Sudamérica. Y, todo ello, preservando el monetarismo heredado del fujimorismo.

Es esta última senda la que él ha ido tomando, y va a resultar difícil que a estas alturas él cambie de rumbo. Las reformas a las que apunta el actual Gobierno se centran en impulsar la descentralización y las regiones, promover la ciencia y los derechos de la mujer, restringir algunos fuertes abusos de grandes empresas al medio ambiente y a sus empleados, y buscar dar estabilidad económica y política al país. Castillo no quiere cerrar el Congreso y está dispuesto a seguir cohabitando con este haciéndole constantes concesiones.

Perspectivas

Pese a estas concesiones no es seguro que la derecha se calme. Dos grupos periodísticos importantes que adoptaron una actitud más amistosa o menos confrontacional contra Castillo han marcado sus distancias frente al nuevo Gabinete. Exitosa en su titular plantea que es «Más de lo Mismo» y La República cree que este es un «Gabinete de sobrevivencia» que no va a durar mucho, que es un instrumento para ganar tiempo y que ha demostrado que no ha cumplido con su promesa de dar paso a uno más amplio y liderado por un «estadista», en tanto que son muy críticos a Torres por haber removido al procurador de la república cuando investigaba a Castillo.

A pesar que muchos atacan a Castillo por su inexperiencia, en gran parte el problema que tiene el profesor es que su extracción social (es el primer izquierdista, sindicalista, campesino y habitante de un pueblo andino muy pobre y recóndito que es electo a la Presidencia) genera rechazo en la clase dominante blancoide de Lima, tradicionalmente racista y clasista ante los «serranos». Además, Keiko Fujimori está desesperada por que ella y su entorno podrían acabar en prisión en el 2022.

De allí que el fujimorismo, el cuál antes promovió desconocer las elecciones, diversos golpes y la vacancia presidencial, ahora pide que Castillo renuncie. Keiko le dice al actual presidente que aprenda de su padre que supo dimitir. Sí, pero Alberto Fujimori se escapó del Perú en el 2000 tras más de una década en el poder y tras haber sido echado por grandes protestas. El ejemplo que ella debiera plantearle es el de su papi que el 5 de abril de 1992 intervino los poderes legislativo y judicial, disolvió el Congreso e hizo una nueva constituyente.

Los giros y constantes cambios de ministros (un promedio de más o menos una por cada semana) y el que Castillo no esté cumpliendo sus promesas electorales han hecho que al menos un tercio de quienes votaron por él ya no le estén apoyando en las encuestas. Dentro de diversos sectores avanza la desilusión ante Castillo o los que le acusan de «traidor».

Una eventual renuncia de Castillo daría lugar a que sea reemplazado por su vicepresidente Dina Boluarte, la misma que, debido a que acaba de ser expulsada de Perú Libre, estaría condenada a hacer un Gobierno de alianza entre la centroizquierda y la centroderecha. Si bien esta opción pudiese agradar a las izquierdas «moderadas» o social democráticas, lo cierto es que el fujimorismo no descansaría hasta sacarla de Palacio. Como Boluarte no es popular ni figuraba en los mítines electorales, ella carece del «encanto» inicial y apoyo social que le permitiese ganarse una base de masas, una legitimidad electoral y un respaldo que le permitiese durar mucho en el cargo.

Desde marzo 2018 hemos tenido en menos de un quinquenio 6 presidentes (si tomamos en cuenta el breve periodo de Mercedes Aráoz) y todo ello debido a que el fujimorismo tiene como estrategia tumbarse a cualquier mandatario que no le obedezca. Si sube Boluarte ella sería la séptima y, además, no sería fácil que dure mucho, por lo que la Presidencia pudiese pasar a quien lidera al Congreso. De esta forma, en un sexenio el Perú pudiese tener hasta 8 presidentes, un cuadro de inestabilidad que no lo ha tenido ninguna otra democracia en cualquier país del mundo en esta década.

Un eventual Gobierno de Maricarmen Alva, la presidenta del Congreso, ya sea como resultado de una vacancia o de una suspensión presidenciales, provocaría la ira popular. Alva fue electa en el puesto 25 por Lima y es muy repudiada por su propuesta de leyes anti laborales (ha querido subir la jornada de medio tiempo de 20 a 24 horas semanales, facilitar despidos, eliminar gratificaciones, etc.); por no haberle dado seguridad social a sus trabajadores (100 de ellos fueron intoxicados y descubrieron que, pese a aportar, no estaban registrados); por su prepotencia (acaba de declarar que el Congreso es su casa y no la de todos los peruanos); y por su obstruccionismo. El Parlamento que ella timonea es uno de los más desacreditados de la historia peruana y andina.

Alva de presidenta usaría a las fuerzas policiales o armadas para reprimir manifestantes y causaría muertos, como los que produjo Manuel Merino (miembro de su mismo partido) tras su breve golpe parlamentario del 10-15 de noviembre del 2020.

Alva, además, quiere que, en caso de darse elecciones presidenciales, el actual Congreso dure hasta el 2026, lo cual va contra la democracia y crearía otra bomba de tiempo a cualquiera que ganase los siguientes comicios, por lo que pronto tendríamos más choques entre los poderes ejecutivo y legislativo. Un cuadro de estabilidad es preferible tenerlo cuando el Gobierno de turno cuenta con el apoyo del Congreso, lo cual no pudiese ser el caso con la propuesta de la actual mayoría parlamentaria que no quiere perder sus puestos y jugosas remuneraciones y prebendas.

Constituyente

Ante el impasse y choque que hay en el enfrentamiento entre los poderes legislativo y ejecutivo, la única salida consiste en ir a una asamblea constituyente con plenos poderes que reorganice al país. De hecho, todas las fuerzas políticas claman por cambios constitucionales, aunque el fujimorismo y Alva lo quieren hacer con este Congreso (que no fue elegido para tal función, y utilizando el recurso de «interpretaciones» para burlar la necesidad de alterar la carta magna con 2/3 de los parlamentarios).

Perú es el único de los 6 países que conforman o han conformado la Comunidad Andina de Naciones que no ha tenido una constituyente en este siglo. Venezuela, Colombia, Ecuador, Bolivia y Chile han electo sus respectivas asambleas para elaborar nuevas cartas magnas.

A los que plantean que Castillo convoque a un referéndum para ver si el pueblo le respalda para que prosiga en Palacio, sería bueno que en esa consulta se incluya otras preguntas, tales como si avalan que continúe este Congreso, si creen que debe darse una nueva constituyente, si creen que se debe renacionalizar a las propiedades de la Repsol (culpable del peor derrame ecológico en la historia de Lima y Callao, la única metrópolis con más de 11 millones de habitantes en el Pacífico americano) o si se debe aumentar los sueldos y reducir la jornada laboral.

A quiénes quieren que caiga Castillo, la pregunta es quién le ha de poder reemplazar. Cualquier otra opción hoy lleva a acentuar la inestabilidad y a que se vayan olvidando los clamores populares que hicieron que él fuese electo.

Lo que corresponde es seguir demandando a Castillo que cumpla con sus promesas y que sean las propias organizaciones sindicales, campesinas, juveniles, estudiantiles, vecinales, gremiales, feministas, de reservistas y de ronderos, entre otros que sean capaces de tomar las calles para que vayan presionando por sus demandas sociales.

Mientras tanto, si Castillo ha perdido una gran oportunidad para haber aprovechado el derrame petrolero para movilizar a las masas para pedir la renacionalización de los recursos naturales y el cambio de constitución. Mientras él no convoca a las masas ni siquiera para que se opongan a su vacancia, son las organizaciones sociales quienes hora tienen esa tarea.

Incluso para los sectores populares que hoy se sienten desencantados o traicionados por Castillo es imperativo evitar que se dé un golpe contra él, pues este produciría mayores retrocesos y ataques.

Castillo va a ser acusado por varios izquierdistas de querer seguir la senda de los expresidentes Alejandro Toledo (en cuyo partido militó década y media) y de Ollanta Humala, pero no por eso se debe hacer una alianza con el golpismo en contra suya.

Por último, la derecha peruana sigue sin emular a la europea. Mientras los conservadores británicos (a quienes todos los hinchas de Margaret Thatcher adulan) han aprobado en Londres que hayan sueldos 15 veces más altos que los de Perú, no permiten la sobreexplotación laboral extrema, desarrollan un excelente sistema de salud y educación públicas gratuitos, tienen un transporte público unificado y centralizado, dan seguro de desempleo y de enfermedad, construyen viviendas populares, evitan empresas que pongan en peligro el medio ambiente, tienen planes para disminuir las diferencias entre regiones y clases, y buscan proteger y educar a su mano de obra, sus pares en Lima promueven los monopolios, la extrema polarización social y la «ley de la selva».

En conclusión, Castillo ha de girar hacia el establishment, mientras que, a pesar de ello, se debe defender la democracia frente a los golpes y vacancias congresales. La única manera que hay hoy de materializar las «palabras de maestro» que fueron promesas electorales (las mismas que muchos van a querer seguir exigiendo a Castillo para que cumpla) consiste en que nuevamente las masas vayan tomando las calles.

América Latina en Movimiento