¿Qué artistas estimás que han sido alabados desmesuradamente?
ZONA LITERARIA | EL TEXTO DE LA SEMANA
31 escritores argentinos responden la pregunta 31 del ‘En cuestión: un cuestionario’ de Rolando Revagliatti.
Entre diciembre de 2018 y diciembre de 2020, treinta y un escritores argentinos fueron respondiendo las treinta y cinco preguntas que conforman el ‘En cuestión: un cuestionario’ de Rolando Revagliatti‘. Estas entrevistas-cuestionarios fueron difundiéndose en la Zona Literaria de El Ortiba. Con el formato de Compilados cada una de las preguntas y respuestas se publican periódicamente en el orden establecido por el entrevistador.
31: ¿QUÉ ARTISTAS ESTIMÁS QUE HAN SIDO ALABADOS DESMESURADAMENTE?
RODOLFO A. ÁLVAREZ: Ninguno. Los que yo amo no son tan famosos. Y vos los conociste… Jorge Santiago Perednik, Enrique Blanchard, Emeterio Cerro, Raúl García, Juan Noel Mazzadi, Daniel Rodríguez… y varios más. Todos muertos. Sin mucha alabanza, ¿no?
FERNANDO DELGADO: Desconozco precisamente qué artistas, pero supongo que han sido muchos. En tal caso, esto tendrá que ver con el éxito, la exposición mediática. Cosa a la que no le doy mayor importancia. No concierne al ser artista. Y seguro como paradoja, se desconoce de aquel artista que conmovió con su letra, su música o aquellos pibes pintando un mural, que hicieran sin saberlo, reflexionar, y salvaran a ese pobre tipo que estuvo a punto de arrojarse a las vías del tren.
Pobres los desmesurados alabados “artistas”.
JOSÉ MUCHNIK: Mi ignorancia es mucha para que mi opinión en este tema tenga validez alguna. Puedo, no obstante, intentar un breve ejercicio de sinceridad.
Jeff Koons, escultor americano contemporáneo: el precio de sus esculturas es exorbitante, tal vez Historia confirme (o no) que es merecido. Su “Balloon dog” (perro anaranjado de gran tamaño), expuesto en 2008 en el palacio de Versalles / Francia, se ha vendido en New York en 58 millones de dólares. Su “Ramo de tulipanes” gigante (12m. de altura, 35 toneladas de metal), que proyecta ofrecer a la ciudad de París en homenaje a los atentados del año 2015, ha provocado gran debate.
Michel Houellebecq, el escritor francés más célebre en estos momentos. Leí “Las partículas elementales” y “Sumisión”. Todavía no leí “Serotonine”, su último éxito. ¿Cambiaré de opinión?
BIBI ALBERT: Alejandra Pizarnik, Ricardo Darín, Julia Zenko, Gabriel García Márquez, Marta Minujín, Héctor Alterio, Gabriela Mistral.
CLAUDIA SCHVARTZ: A mí me gustaría que artistas importantísimos, que nutren la base de muchos otros artistas —y son tan poco poquísimamente nombrados incluso por quienes los leen y conocen— fueran más conocidos, más leídos, más nombrados. Ricardo Carreira, Juan Andralis, Vigo. A Luis Thonis, a Liliana Guaragno, a Noemí Ulla. Otra desaparecida: Susana Cerdá… Soares, el gran cuentista. Y hay muchos más.
JORGE CASTAÑEDA: Ser alabado desmesuradamente es más de la moda o del comercio de sus obras. Lo importante es el paso del tiempo sobre las mismas. “El tiempo —afirmaba Leopoldo Marechal— es un gran trabajador y cada uno le dará la hojita de laurel que supo conseguir”. Aparte, “si el necio te alaba, mucho peor”.
JORGE LUIS LÓPEZ AGUILAR: No soy buen crítico respecto de esos. Prefiero rescatar a los que no han sido alabados como se merecían: Baldomero Fernández Moreno, por ejemplo. O Silvina Ocampo.
LUISA PELUFFO: Y qué importa… No pierdo tiempo en eso.
RITA KRATSMAN: No me involucro en ese tema.
LAURA CALVO: No han sido artistas.
ROGELIO RAMOS SIGNES: Escucho mucha música, de toda y casi todo el día. En ese terreno hay muchos artistas que han sido alabados y que a mí no me conmueven en absoluto, pero siempre pensé que es una cuestión de gustos. Y me parece maravilloso que no todos gustemos de lo mismo, si no el mundo ya se habría acabado en medio de guerras interminables por tener lo que tiene el otro, o tal vez nos aburriríamos tanto por no poder escuchar otra campana que nos sentaríamos a esperar el fin.
En música de rock, sólo por dar algún ejemplo que complete la idea de esta pregunta, considero que la capacidad de Jimi Hendrix y de Eric Clapton está sobrevalorada. La pintura de Salvador Dalí no me sugiere demasiado. El premio Nobel de Literatura a Bob Dylan me parece una barbaridad. Si querían premiar a un músico popular que hace literatura con la letra de sus canciones, opino que Leonard Cohen lo merecía mucho más.
En nuestro terreno también se da por épocas. Las novelas de Sándor Márai me aburren tremendamente, salvo “El último encuentro”, ni hablar de las de Leonardo Padura. E históricamente, no termino de entender la devoción por Marcel Proust.
LUIS BENÍTEZ: Ningún artista genuino es alabado lo suficiente.
LILIANA AGUILAR: La propaganda hoy se encarga de venderte espejos de colores que comprás con entusiasmo, pero siempre me llamó la atención las contratapas de los libros: todo es genial; el libro el autor la crítica todo, son geniales. Todos, todos son geniales. Lo más. El premio de aquí y de allá. Suena falso, por lo menos a mí. O quizás uno entre muchos, pero en medio de la hojarasca no lo descubrís.
También —oh, la balanza libriana— en más de una ocasión me he preguntado si ese texto que yo desmerezco, no será la salvación de otro lector.
GUILLERMO FERNÁNDEZ: Generalmente la crítica es despiadada y el mercado, las editoriales también hacen lo suyo. Un ejemplo es Milan Kundera, que cumplió su etapa en ser leído. Había marcado un imperativo cultural en el que era necesaria su lectura. Otro caso fue Aleksandr Solzhenitsyn.
MÓNICA ANGELINO: Los medios de difusión del empresariado de la literatura, las grandes corporaciones, producen best seller de obras que no necesariamente son “artísticas” y, en cambio, artistas que merecen el rotundo elogio permanecen anónimos o prácticamente olvidados, como Enrique Banchs [1888-1968], poeta destacado de la lírica en tiempos del modernismo, elogiado por Jorge Luis Borges. Compartamos la primera estrofa de su libro “La urna”:
“Entra la aurora en el jardín; despierta
los cálices rosados; pasa el viento
y aviva en el hogar la llama muerta,
cae una estrella y raya el firmamento”
DAVID ANTONIO SORBILLE: No me gusta dar nombres, pero se me ocurren muchos de la farándula y los que promocionan las editoriales sin tener en cuenta la calidad del escritor.
CARLOS NORBERTO CARBONE: ¡Uffff!, muchísimos. No voy a nombrarlos, no quiero polemizar con nadie, pero considero que algunos poetas venerados, algunos novelistas best seller y algunos rockeros, tienen muchos halagos no muy merecidos.
LEONOR MAUVECIN: No sé, la fama es una construcción social que depende mucho de lo que llamamos marketing. Siempre pensé que, por ejemplo, muchos grandes escritores morirán con sus manuscritos bajo el brazo sin llegar a trascender. Los elogios tienen algo de verdadero y también de exagerado.
RUBÉN SACCHI: La respuesta incluye una gran dosis de subjetividad, ya que depende de los intereses del receptor. En el ámbito local, Los Chalchaleros y, para buscar algo muy universal, The Rolling Stones. Otro ejemplo, aunque en otra expresión, es Quentin Tarantino.
HORACIO PÉREZ DEL CERRO: A los mediocres, y los hay muchos. Es un tema de mercado editorial, hablando de literatura. Tal vez a Gabriel García Márquez, por sus “Cien años de soledad”, del ‘67, sin ser mediocre, aunque no deja de remedar al “Señor presidente” de Miguel Ángel Asturias, del año ‘46.
MARÍA AMELIA DÍAZ: No vale la pena recordarlos, me producen lástima porque esas alabanzas desmesuradas terminan por estafarlos; además, la historia los borra.
CRISTINA MENDIRY: No sé si soy autoridad competente para decretar la desmesurada alabanza.
SANTIAGO SYLVESTER: Muchos, y sin embargo no me molesta la sobrevaloración de un artista sino lo contrario: el olvido; sobre todo si es programático y rencoroso, como pasa muchas veces.
ROBERTO D. MALATESTA: No sé, lo de alabado desmesuradamente puede ser en una época, luego eso cae, no se sostiene; de todas formas, yo admiro a quien me entregó algo, por ello no me interesa tanto la “alabanza”, prefiero la gratitud.
GLORIA ARCUSCHIN: El bailarín Maximiliano Guerra, los escritores Jorge Luis Borges y Leopoldo Lugones, el pintor Salvador Dalí. Afloran estos nombres como “alabados desmesuradamente” en mi criterio, según la valía que, de todas formas, está presente en estos artistas. Pero tengo una larga lista, considerando que el marketing, o la publicidad, digamos, a partir del Siglo XX, en el que el arte comienza a ser socio de la industrialización y seriación del arte de masas, para ir cada vez más apoderándose del arte “de autor”, acorralándolo, y dando valor a productos comerciales, que se le refriegan tanto por la cara a los pueblos, que terminan por imponerse, gracias a un discurso en el que se nos presentan verdaderos bodrios, muchos, meras imitaciones del arte de artistas, como algo grandioso, y miente, miente, que algo quedará. Creo que por sobrevaluaciones y creaciones ficticias de artistas supuestamente “geniales”, el arte se ha ido degradando fuertemente. Igual, siempre sigue viviendo el trabajo artístico profundo y con fundamentos técnicos y teóricos, aunque se despliegue en los márgenes.
RAFAEL FELIPE OTERIÑO: Me viene uno a la mente: el artista plástico británico Damien Hirst, que expuso un tiburón dentro de una caja de vidrio con formol. Comprendo que la novedad y la sorpresa son componentes del fenómeno artístico, pero creo advertir que algunas modalidades del arte conceptual y de las instalaciones abusan de la idea como arte, descuidando el valor atinente a la realización en sí de la obra. De todos modos, la exaltación de la obra de arte nunca es perniciosa, pues el tiempo se ocupa de poner las cosas en su lugar.
ALEJANDRO MÉNDEZ CASARIEGO: Rubén Darío, Pablo Neruda, Frank Sinatra (por los tres tuve discusiones ásperas con mucha gente).
LILIANA DÍAZ MINDURRY: César Aira y Osvaldo Lamborghini, para hablar de escritores de nuestro país.
CARMEN IRIONDO: No me agrada hablar bien o mal de alguien que a lo mejor deja su alma en lo que hace y porque a mí no me gusta decido que ha sido sobrevalorado.
Ya respondí una pregunta sobre lo ideológico. Allí existen muchos sesgos de alabanzas y críticas de acuerdo a poderes que utilizan al arte como vía de intereses. Tiendo más bien a fijarme en artistas que, por el contrario, han sido o son poco difundidos, o no valorados porque no se saben promocionar.
LUCAS MARGARIT: Muchos, pero no voy a dar nombres. Prefiero pensar en aquellos que han sido infravalorados, como la soprano Leyla Gencer.
CARLOS DARIEL: Es una pregunta complicada porque cualquier respuesta que dé puede mal interpretarse.
En círculos de confianza he dicho en más de una oportunidad que para mí, por ejemplo, Rimbaud ha sido sobrevalorado, y enseguida tengo que aclarar que lo considero uno de los más grandes poetas de todos los tiempos, pero que, comparado con poetas que hicieron mucho menos ruido, prefiero la intensidad poética e intelectual de, por ejemplo, Mallarmé y el Conde de Lautréamont, por citar europeos, o César Vallejo y Vicente Huidobro, por citar latinos. Incluso creo que en estos autores la estructura interna de sus poemas es más compleja.
Ahora bien, tu pregunta exige que nombre a quiénes considero que han sigo alabados “desmesuradamente” y debo decir también que no es el caso de Rimbaud.
Dicho esto, me resulta difícil ahora nombrar a alguien que considere desmesuradamente alabado. No digo que no los haya, digo que no vienen ahora a mi memoria.
Octubre 2022.