«Un lugar bueno y seguro»
A nuevas proscripciones, nuevas propuestas.
Por Bárbara Orbuch*
El discurso de Cristina Fernández de Kirchner, ayer en Río Negro, dejó puntos de señalamiento sobre la situación política del país. La centralidad y la primacía de la política, como vía de salida, hoy plagada de chatura y mediocridad» y el timón de redefinición del acuerdo con el FMI, catástrofe, según sus palabras, de la cual nos libró Néstor Kirchner hace unos pocos años, revela las diferencias de proyectos políticos del peronismo y la oposición, asociada impunemente con el partido judicial y la hegemonía mediática.
La gravedad institucional del fallo proscriptivo, donde es condenada con el objeto de excluirla de la competencia electoral de este año, «sin dudas, pero sin pruebas» a estilo Moro, el intento de asesinarla en pleno clamor hacia la líder en las puertas de su hogar, no doblega ni a su ser individual de mujer dirigente ni mucho menos su férrea convicción política, como protagonista de la escena pública.
Redireccionar las coordenadas actuales, hacia «otra escena»; desde los discursos del odio, el intento de desaparición del adversario político de la escena política como continuidad y herencia del dolor en las lógicas del horror de la dictadura, es vital para erradicar las recidivas de un lugar al que no se desea regresar jamás.
CFK expone una vez más, las diferencias ostensibles con la oposición, en medio de una coyuntura absolutamente adversa, hostil y amenazante dentro de una crisis institucional de gravedad extrema.
El discurso versó sobre la preeminencia de la política por sobre la economía, dependiendo casi exclusivamente de la direccionalidad que prevalezca, con pragmatismo y vocación soberana y redistributiva y en el marco de los grilletes impuestos por el endeudamiento feroz del gobierno macrista.
Asimismo, advirtió sobre los peligros y los riesgos de la fragmentación política para las clases populares, que dejarían un territorio diezmado de perspectivas a futuro, además de hacer hincapié en la ligereza con la que algunos sectores hablan irresponsablemente de dolarización, privilegiando un tema en el que insiste últimamente: la economía bimonetaria, como caracterización de una estructura de una realidad insoslayable, que además significó como «patrón conductual», este último, revela con originalidad el estilo cognitivo, psicológico y cultural de la sociedad argentina, en su perfil social y performativo desplegado desde la dictadura en adelante.
Conocer es saber y saber es poder; y es en esta cuestión donde CFK gana con amplitud frente a cualquier otro político que juegue a su lado o enfrente de ella y la posiciona en un liderazgo indiscutible, aún a pesar de la feroz persecución a la que está expuesta desde hace al menos quince años, primero desde el frente mediático y luego mediante la sinergia que el mismo potenció con sectores del poder judicial y hoy ; en el contexto de pedido de juicio político a la Corte Suprema que accedió por la ventana merced a la mafia macrista.
La exposición de su discurso de recibimiento del honoris causa en la Universidad de Río Negro, brindó explicaciones fáciles sobre fenómenos complejos, como didacta y como conductora con experiencia y pericia.
Por otro lado, la única herramienta de la parecen disponer algunos de sus opositores, es el cinismo y el recurso de la connivencia con los poderes fácticos, con el apoyo irrestricto del establishment. Sin embargo, también el arco político opositor se encuentra fragmentado;
«Y Cristina lo sabe…»
Frente a esta situación, Cristina Fernández señala perspectivas de futuro, más allá de hacerse cargo de la candidatura a título personal.
Los gobiernos kirchneristas ostentan la virtud de haber consagrado al pueblo los mejores salarios de Latinoamérica durante la década de su gobierno, el desendeudamiento que contrajeron los gobiernos neoliberales y el mayor índice de crecimiento del PBI, así como la mayor participación en el mismo de la clase trabajadora.
No hay relato, hay datos y la seguridad política que éstos datos confieren al espacio del Frente de Todos se convoca a un presente donde se intentó un gobierno transicional «de solución de compromiso» donde la inflación acecha y no hay cosecha. Es un gobierno que no le pertenece, en el que CFK «dejó hacer» con las consecuencias nefastas que dejó la administración macrista y las impericias imperantes.
Ahora, su discurso señala un «hacia adelante» :frente a «las bondades de vivir en la incertidumbre» que refrendaba Esteban Bullrich, la certeza de «un lugar bueno y seguro» es un enunciado político potente y necesario, que no se doblega ante nada ni ante nadie.
La experiencia peronista es vasta y acumulativa. El peronismo fue excluido de la escena política durante dieciocho años y continuó siendo vigoroso y corpulento frente a una persecución sin metáforas.
La respuesta de CFK es propositiva e institucionalista.» Yo sé hacia donde hay que ir » por un lado y «Si lo hicimos antes, lo podemos volver a hacer » en el marco de la exigencia de una democracia participativa, condición mínima de validación de su espacio político y el de los otros.
Pragmática frente a los reduccionismos y tenaz contra las políticas regresivas de una democracia no constitucional como la denomina sin titubear, es hoy resultante de la pobre oferta política opositora , que solamente muestra expertise en la fuga de capitales.
*Psicoanalista y Polítóloga
orbuchbarbara@gmail.com