Monumental enciclopedia de los logros peronistas, editado en
1950. Clic para descargar.
Una de las
hipótesis más caras a la intelectualidad “gorila” hacía del peronismo un
sucedáneo del fascismo, punto que consideraba probado en la profusión de
imágenes del “tirano prófugo” y su mujer. En realidad, los afiches
peronistas no fueron más gráficos que otros de la misma época, ni incurrían
en la utilización de la propia imagen con más obstinación que los curiosos
souvenirs de Don Hipólito Irigoyen (vasos de cristal, cajitas de fósforos y
hasta hojitas de afeitar con el rostro del “Peludo”).
Perón inventó
la comunicación política moderna. El coronel advierte que la aparición del
color le permite reformular el concepto gráfico de los afiches, haciendo de
la imagen no la mera ilustración de la consigna sino el soporte mismo del
mensaje. En 1947, todavía lo hace echando mano a las vanguardias, pero
durante el segundo mandato entenderá la importancia de copiar la estética
que predomina en las revistas, ese “naturalismo chúcaro” tan alejado del
arte, anticipando el lugar que ocupará la fotografía a partir de los ’60.
(Hugo Salas)
En 1955 el furor
iconoclasta de la
revolución fusiladora
arrasó con los símbolos y las imágenes del peronismo, intentando borrar de
la memoria colectiva todo vestigio que evocara el régimen depuesto. Tan sólo
diez años antes una de las preocupaciones centrales del movimiento que
comenzaba a organizarse era crear una serie de símbolos que contribuyeran a
otorgarle identidad. Así, en los primeros años del gobierno de Perón la
producción de miles de afiches y folletos acompañó el ritmo de las
realizaciones: las siluetas de los descamisados y las familias felices de
los trabajadores recordaban quiénes eran los verdaderos beneficiarios de las
políticas del Estado. (Marcela Gene)
El 5 de marzo de 1956, el
decreto 4161
decide que "en su existencia política, el Partido Peronista ofende el
sentimiento democrático del pueblo argentino". La medida prohíbe en todo el
país “la utilización de la fotografía, retrato o escultura de los
funcionarios peronistas o de sus parientes, el escudo y la bandera
peronista, el nombre propio del presidente depuesto, el de sus parientes,
las expresiones peronismo, peronista, justicialismo, justicialista, tercera
posición”. La prohibición se extiende a “las fechas exaltadas por el régimen
depuesto, las marchas Los muchachos peronistas y Evita capitana, los
discursos del presidente depuesto y su esposa”.
El nuevo régimen
castiga con cárcel el hecho de nombrar a Juan Domingo Perón y a María Eva
Duarte, y de exhibir los símbolos partidarios “creados y por crearse”.
Durante años, el periodismo escrito y radial se referirá al general
derrocado como “el dictador depuesto” y “el tirano prófugo”.
Se
destruyen monumentos y se queman libros escolares. La Ciudad Infantil Evita
es arrasada y se clausura la Fundación de Ayuda Social Eva Perón. El militar
que asume como interventor elabora un informe en el que menciona el derroche
peronista que significaba darles de comer carne y pescado todos los días a
los chicos y, además, bañarlos y ponerles agua de colonia. El interventor
contrata una cuadrilla para romper a martillazos toda la vajilla con el
sello de la institución.