"El pueblo argentino
puede estar tranquilo porque el país no gastó una sola bala,
ya que desde el mar fuimos asistidos por la marina británica."
(declaraciones del golpista Isaac Rojas)
"Los yanquis, los rusos y las
potencias reconocen a la Libertadora, Villa Manuelita NO"
La
revolución fusiladora
El 16 de junio de 1955, elementos golpistas de la Armada
argentina y de su sección aérea lanzaron una rebelión en Buenos Aires
(bombardeo de Plaza de Mayo). Sin embargo,
el Ejército se mantuvo leal al gobierno constitucional y el levantamiento
fue pronto sofocado. En las semanas siguientes aumentó la tensión a
medida que distintas facciones dentro del gobierno y de las Fuerzas
Armadas tomaban posiciones.
Finalmente, el 16 de septiembre de 1955,
grupos insurgentes golpistas de las tres armas lanzaron una rebelión
concertada, llamada la 'Revolución Libertadora' después de tres días
de enfrentamientos, durante los cuales murieron unas 4.000 personas,
Perón se vio obligado renunciar y se refugió en una cañonera paraguaya
anclada en el puerto de Buenos Aires. El 20 de septiembre, el líder
de los golpistas, el general de división Eduardo Lonardi, asumió la
presidencia provisional, prometiendo restablecer la democracia. Desde
el balcón de la Casa Rosada expresó en su discurso que no habría ni
"vencedores ni vencidos" y que el régimen instaurado duraría lo mínimo
necesario para reorganizar el país. Eduardo Lonardi fue presidente por
pocos meses debido a que no hizo un corte duro con el peronismo. Perón
se marchó al exilio, primero a Paraguay y posteriormente a Venezuela,
República Dominicana y España.
La llamada "Revolución Libertadora", triunfante en setiembre de 1955
se extendió hasta 1958, fecha que asumió nuevamente un presidente elegido
por sufragio popular, Arturo Frondizi.
Entrevista a Perón por Tomás
Eloy Martínez (1970)
Pero en esos tres años se sucedieron en la Presidencia
Nacional el General Eduardo Lonardi y el General Pedro Eugenio Aramburu.
En ambas Presidencias el Almirante Isaac Rojas ocupó el cargo de vicepresidente
de la Nación conjuntamente con la Junta Consultiva, integrada por representantes
de los partidos opositores al peronismo.
El Golpe de Estado de 1955 fue presentado ante la opinión
pública como la recuperación de la tradición republicana, iniciada en
la Revolución de Mayo de 1810, frente al gobierno de Perón caratulado
de "segunda Tiranía". La primera, según el pensamiento liberal, había
sido el gobierno de Juan Manuel de Rosas
La dirigencia gremial comprometida con el gobierno depuesto renunció
y fue reemplazada por una nueva, también de tendencia peronista. En
un principio no se intervino la C.G.T., tratándose de buscar un acercamiento
con sus líderes.
El Congreso Nacional se disolvió; las provincias fueron
intervenidas; a los miembros de la Corte Suprema de Justicia se los
dejó cesantes; se creó una Comisión Nacional de Investigaciones destinada
a actuar contra el peronismo.
La política de Lonardi, respaldada por ultracatólicos y nacionalistas,
despertó la oposición de quienes reclamaban medidas más duras y nada
conciliadoras. Un golpe interno en las Fuerzas Armadas, determinó el
día 13 de noviembre su reemplazo por el General Pedro Eugenio Aramburu
como Presidente Provisional de la Nación, asociado al Almirante Isaac
Rojas, nuevamente como vicepresidente.
Revolución
fusiladora y resistencia - Parte 1 (15 min)
Revolución
fusiladora y resistencia - Parte 2 (15 min)
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"¡Viva
la Marina!" Cartel de la Unión Cívica Radical
en apoyo al golpe de Estado contra el gobierno
elegido por el pueblo
Historias como la del capitán de corbeta Adolfo Cordeu, jefe de la ESMA,
que no se sumó al alzamiento del 16 de junio de 1955, fueron silenciadas
por años por el consenso antiperonista en la Armada.
En el marco de enfrentamientos cada vez más agudos entre la Iglesia
y el gobierno peronista, el 16 de junio de 1955, 34 aviones militares
descargaron toneladas de bombas sobre la Plaza de Mayo: mataron a 364
personas y 800 resultaron heridas. El intento de matar a Perón se transformó
en un bombardeo a la población civil. El levantamiento, en el que participaron
conspicuos dirigentes radicales, conservadores y socialistas, fue reprimido
y sus referentes huyeron al exterior o fueron apresados.
Esa misma noche, el Vaticano
excomulgaba a Perón. El capitán de navío Adolfo Cordeu, jefe de la ESMA
en ese momento, fue uno de los pocos altos oficiales de la Armada que
no se incorporaron a los rebeldes. Cordeu era legalista y había jurado
no participar en ningún golpe de Estado. Cuando los militares antiperonistas
ganaron finalmente en septiembre de ese mismo año, la actitud legalista
de Cordeu le valió la baja, marginación y difamación. Una historia poco
conocida del alzamiento de junio de 1955.
Síntesis de la carta del
capitán de navío Adolfo V. Cordeu, jefe de la Escuela de Mecánica de
la Armada (ESMA) durante la jornada del 16 de Junio de 1955, al triunfante
jefe de la marina ‘revolucionaria’ de septiembre, almirante Samuel Toranzo
Calderón. El capitán Cordeu -uno de los jefes más destacados de su promoción-
resistió con éxito, al frente de los suboficiales y de unos pocos oficiales
leales, los tenaces intentos de los sublevados de junio para levantar
contra el orden constitucional a la unidad bajo su mando. Buenos Aires,
18 de noviembre de 1955
Al Sr. Alte. Samuel Toranzo Calderón
"Ante la imposibilidad de entrevistarme con Ud.,... recurro a este medio
robándole unos pocos minutos de atención para plantearle un problema
de conciencia que su hombría de bien no puede menos que atender."
Fragmento
de Sinfonía del sentimiento
"Después del 16 de Junio
fui relevado del comando de la ESMA y, previo pasaje por la Penitenciaría
Nacional, revisto adscripto a Personal hasta hace pocos días en que
fui pasado a ‘disponibilidad’ como operación previa a mi retiro ‘de
oficio’. Si mi situación obedeciera a causas de carácter profesional
o simplemente de confianza de las anteriores o actuales autoridades
de la Marina, personalmente no tendría objeción que formular por tratarse
de un problema subjetivo que solamente cabe al superior o su conciencia
resolver."
"Pero todo obedece a la
convicción general... de que en la revolución del 16 de Junio yo estaba
comprometido con fuerzas revolucionarias y con su jefe, y que posteriormente
fui convencido o ‘comprado’ por el Alte. Teseire para no salir con mis
fuerzas y que a ello se debió el fracaso" (de la misma)...
"Dentro de mi terrible amargura, a esta altura de la vida soy lo suficiente
mente realista para comprender que toda la actuación en la Institución,
que todos mis actos con respecto a los hombres de la misma -inspirados
en un solo objetivo, el bien sin vulnerar y aún más exaltando los principios
humanos fundamentales- no tendrían ningún valor ante la tacha infamante
de ‘TRAIDOR’."
"En el período del 16 de Junio al 16 de Septiembre,... no puede imaginarse
el Sr. Alte. el cúmulo de humillaciones recibidas, por supuesto ninguna
frente a frente, el panfleto que corrió por todo Buenos Aires, las cartas
anónimas a mis familiares, amigos e inclusive a todos los dueños de
departamentos de mi casa, tildándome de traidor. Las amenazas de todo
tipo y forma que obligaron a cambiar mi número de teléfono por otro
reservado. La opinión de casi toda la Marina, que me señalaba peor que
a un leproso,y por encima de eso la sensación de que los muy pocos que
todavía se acercaban lo hacían con aprensión y con cierta caridad."
"Mi posición en la Marina,
cualquiera sea la resolución, es muy difícil porque el daño de la calumnia
y la infamia no se repara nunca. No obstante ello, un deber ineludible
hacia mi hogar, familiares y esos muy pocos amigos me obligan a dirigirme
alLos rSr. Alte. ..."
"Está en sus manos hacer
conocer la verdad, para lo cual le solicito se exprese por escrito,
dejando perfectamente aclarado el hecho que el Capitán Cordeu no había
sido hablado por Ud. ni por ninguno de sus Jefes para participar en
la revolución del 16 de Junio, y para que esta afirmación sea creída
(el hecho de que Ud. y yo lo sepamos no es suficiente) es necesario
que Ud. indique qué Jefes de mi Escuela o de la Escuela de Guerra estaban
hablados para hacerse cargo de mi Comando y hacer salir a la Escuela
en apoyo de sus objetivos."
Comunicado golpista de la Marina
"Comprendo, Sr. Almirante,
los pocos instantes de que Ud. dispone, pero a través de lo expuesto
-que es un pálido reflejo de la realidad- podrá darse una idea de la
importancia que para mí reviste, por ello me permito insistir en que
esa carta dirigida a mí o al Sr. Ministro, con amplia libertad para
utilizarla en la forma más conveniente, sea lo más clara, amplia y precisa
posible..." Respuesta de Toranzo Calderón, recibida por Cordeu el 21
de Noviembre de 1955 (de mano del Teniente de Fragata Salas). Buenos
Aires, 18 de Noviembre de 1955
Carta de Perón a Aramburu desde Panamá,
fechada el 5 de marzo de 1956, a raíz de unas declaraciones
del golpista donde lo llama "cobarde". Clic para agrandar.
Ver en formato
texto mas abajo
Contraalmirante I.M. Samuel
Toranzo Calderón
Sr. Cap. de Nav. Adolfo V. Cordeu
"He leído detenidamente
su carta y, con referencia a lo que en ella me solicitara, pongo en
su conocimiento que -efectivamente- durante la preparación del Movimiento
del 16 de Junio no se habló con Ud. respecto de su ingreso al mismo,
porque teníamos casi la certeza de que no obtendríamos su colaboración
(como quedó confirmado cuando telefónicamente se lo instó a detener
a Perón, quien al parecer había pensado refugiarse en la Escuela de
Mecánica) y por ello lo mantuvimos totalmente ajeno a la citada preparación."
"Es indudable que, considerando
que únicamente Ud. y algún otro Jefe de ese Instituto serían los únicos
(sic) que no intervendrían, habíamos tomado las medidas convenientes
para plegar la Escuela a nuestra causa."
"Si ello no se realizó en la forma que estaba previsto, fue debido a
circunstancias ajenas a nuestra voluntad, que interfirieron en los planes
proyectados."
"De lo expresado surge que, no habiendo estado en combinación con nosotros
en ningún momento, en realidad no nos pudo haber traicionado."
Cordeu fue obligado a pasar
a retiro en diciembre de 1955 por una "Junta Asesora Revolucionaria".
Un "Tribunal de Honor" de la Marina decidió su absolución, en razón
de su "falta absoluta de culpabilidad". El "Tribunal" estableció que
"no puede reprocharse al Capitán Cordeu no haber salido con su fuerza"
y que "tampoco puede acusársele de deslealtad ya que su actitud fue
perfectamente clara". Esta decisión, a diferencia de la primera, no
fue informada al público por la Marina (sus jefes decidieron mantenerla
"Secreta"), lo que reforzaba su "linchamiento público".
Por esta razón, Cordeu insistió
hacia fines de 1957 en su demanda de reparación moral, en una carta
dirigida al director general del Personal Naval:
"En los últimos años (de
mi carrera) goberné a miles de hombres y cientos de cadetes para quienes
la dudosa posición de quien fue su Comandante tiene que haber dejado
el sabor amargo de las primeras desilusiones de la carrera. La Superioridad
tiene todos los elementos de juicio para hacer justicia, no por mí sino
por ellos, que recién seinician y son la Marina del mañana. Para ello,
todo lo que pido con todo respeto, pero firmemente, es que se les haga
conocer la verdad, que se sintetiza en los siguientes puntos:
Clic para ampliar
"1) El Capitán Cordeu no
traicionó a nadie el 16 de Junio. No fue hablado para participar en
el movimiento. Producido el intento revolucionario, no fue ni convencido
ni comprado para no salir con la Escuela de Mecánica."
"2) El Capitán Cordeu fue
culpable, jugando su carrera y la seguridad de los suyos, de omitir
en sus declaraciones al Consejo de Guerra y al Ministerio de Marina
(en el período previo al 16 de septiembre de 1955) todo aquello que
podía perjudicar a sus camaradas, inclusive a quienes le habían sido
desleales."
"3) El Capitán Cordeu fue culpable, a riesgo de su vida, de defender
su Comando impidiendo que la Escuela de Mecánica fuera arrastrada por
quienes -sin medir las consecuencias y solamente gobernados por sus
impulsos- pretendían hacerla salir, lo que hubiera significado la pérdida
de muchas vidas inútilmente."... Los reclamos de Cordeu nunca fueron
atendidos hasta hoy y tampoco los de la mayoría de los miembros de las
Fuerzas Armadas que intentaron entonces y en los años sucesivos defender
o recuperar el orden constitucional, durante el largo período de odio
y revancha que se inició con los bombardeos del 16 de junio.
En sus reclamos formales a la triunfante Marina ‘revolucionaria’, el
capitán Cordeu no podía referirse a otros importantes elementos de juicio.
Estos datos complementarios sí eran conocidos por su familia y amigos.
Los más destacados son los siguientes:
Después del levantamiento de 1951, encabezado por el general Menéndez,
un grupo de jefes de la Marina al que pertenecían Cordeu y su hermano
José Angel (también capitán de navío) se juramentó para no apoyar ningún
futuro intento de levantamiento contra el orden constitucional. A este
grupo de juramentados pertenecía el almirante Isaac Rojas, que conduciría
junto al General Lonardi el golpe de septiembre de 1955.
El 16 de junio de 1955 Cordeu habló por teléfono desde la ESMA con Hugo
Guillamón, edecán naval del Presidente, para preguntarle si Perón estaba
cuerdo (los conspiradores sostenían que se había vuelto loco). La confirmación
de que el Presidente estaba "en pleno uso de sus facultades mentales"
terminó de despejar toda posible duda.
Los hermanos Cordeu no eran
"peronistas", eran legalistas por convicción. El otro marino, José Angel,
se desempeñaba como agregado naval ante los gobiernos europeos y fue
también pasado a retiro después de septiembre "por peronista". El hermano
menor médico, Matías, había sido simpatizante de Forja y admirador de
sus principales figuras, entre las que se destacaba Arturo Jauretche.
El más joven de los Cordeu había participado, además, en la jornada
del 17 de octubre de 1945.
Los "revolucionarios" victoriosos del ‘55 cantaban con entusiasmo en
sus desfiles la "Marcha de la Libertad" y levantaban la voz para entonar
su verso preferido: "¡Mil veces una muerte argentina!" ( un remedo,
quizás, del coro final del Himno Nacional: "¡Oh juremos con gloria morir!").
No imaginaron las miles de "muertes argentinas" que sumarían las luchas
políticas que desgarraron al país durante las siguientes décadas.
"Con las armas lo echaron, con las armas lo traeremos"
Porfirio Cena
Miembro de la Resistencia Peronista de Córdoba
El 16 de septiembre de 1955 se produce el golpe de Estado y cae el gobierno
peronista, el proceso se venía incubando y a diferencia de muchos que
opinan sobre el inicio de la Resistencia Peronista nada mejor que hablar
con los resistentes peronistas.
Juan Carlos Cena y su padre Porfirio Cena fueron miembros activos de
la Resistencia en la provincia de Córdoba, luego de la muerte de Eva
Perón, el propio Porfirio le dice a su hijo que se vienen momentos duros.
Luego de las bombas sobre
Plaza de Mayo, Porfirio Cena y otros resistentes se empiezan a organizar,
la resistencia ferroviaria y la resistencia en todos los lugares, son
los trabajadores que quisieron formar las milicias, son quienes aplaudieron
las armas compradas por Evita, la única forma de resistir el golpe era
organizándose y llevando adelante la lucha para no permitir la caída
del gobierno peronista. Estos resistentes le reprocharon a Perón porque
no castigó a los responsables de aquella masacre que fue el bombardeo
sobre Plaza de Mayo, así lo sostiene Juan Carlos Cena.
Porfirio Cena decía: "Con las armas lo echaron, con las armas lo traeremos´,
recuerda su hijo.
Recortes de prensa sobre el golpe
de Estado de 1955 y la dictadura militar. Clic para descargar.
Antes de iniciar el diálogo
con Cena vale relatar que esto que anticipamos pertenece a un trabajo
de investigación que está realizando, es un homenaje a los resistentes
que aún quedan vivos y a los que ya no están.
Cena es, a pesar de muchos, un historiador del Movimiento Obrero, viene
desde su seno y la lucha lo ha llevado a luchar y escribir. Luego de
la debacle final del ferrocarril, la escritura y el trabajo de investigación
lo ganaron. Entre sus trabajos por salir están los que permanentemente
sigue que es el problema del ferrocarril, pero está su investigación
sobre la Resistencia Peronista, y la Historia del Movimiento Obrero,
además, de la Historia de las Masacres en la Argentina, todos trabajos
que está finalizando y que tienen anticipos que demuestran que rompe
con algunas frases hechas y largas exposiciones que distan mucho de
ser veraces.
Este reportaje es un adelanto…
Un poco de historia previa
Luego del bombardeo a Plaza de Mayo del 16 de junio, donde la marina
de guerra y la fuerza aérea, esta realiza su bautismo de fuego asesinando
al pueblo que estaba en las inmediaciones de la plaza, buscan el levantamiento
para derrocar a Perón, hay otros instantes donde en esos tres meses
serán claros, el final se venía anunciando.
Previo al 16 de junio había
habido una numerosa movilización de Corpus Christi, el 11 de junio,
donde se enarbolaron la bandera nacional y la papal en una movilización
que fue desde la Catedral Metropolitana hasta el Congreso de la Nación.
El 12 fue otro día aciago, era domingo, una bandera se quema en aquella
movilización contra Perón y esto vale para desagravios y también los
ánimos encendidos de un lado y otro, huevos, piedras y cachiporrazos
en la misma Catedral.
El 13 Perón habla y responsabiliza
a la iglesia de no querer la pacificación, aquí es que decide expulsar
a los monseñores Tato y Novoa y por supuesto Roma excomulga a Perón,
los ánimos estaban caldeados. El 14 hay un paro decretado por la C.G.T
Confederación General del Trabajo en memoria de Eva Perón y desagravios
a la bandera argentina. El 15 hay allanamientos y clausuras a las sedes
parroquiales de la Acción Católica.
El desenlace siniestro se
da el 16 con el bombardeo a Plaza de Mayo… 350 muertos, aunque testigos
de aquella etapa refieren que fueron solicitados a la anterior Municipalidad,
en la oficina de Cementerios, la reserva de 700 ataúdes. Los heridos
son más de 2.000, sin contabilizar los lisiados por vida.
Perón - Por qué no hubo
resistencia en 1955. Fragmento de entrevista con Tomás Eloy Martínez.
Luego de sofocar el levantamiento
de aquel 16 de junio viene un proceso complejo que terminará con el
golpe de estado.
El ejército ganancioso sobre aquel complot y con la marina en contra
y también la novel Aeronáutica, arma creada durante el gobierno peronista,
es el interlocutor válido de Perón; así transcurren esos meses en forma
rápida y de caída. Los ministros Borlenghi de Interior, el de Educación,
Transporte, Agricultura y Ganadería y el Secretario de Medios el cuestionado
Raúl Apold renunciaron en aquellos días. Además, renuncia Vuletich al
frente de la C.G.T.
En julio el enfrentamiento
con la iglesia fue cada vez mayor, se acusó a Perón y al gobierno de
querer armar una iglesia por fuera de Roma, Arturo Frondizi, Vicente
Solano Lima y Luciano Molinas de los distintos espectros políticos fustigaron
duramente al gobierno de Perón.
El 15 de agosto se denunciaba un complot para asesinar al presidente
Perón y por otro lado desde los estamentos del gobierno y del partido
gobernante se iba dando por finalizado la tregua ante la falta de colaboración
por parte de los partidos opositores, las cartas estaban echadas, el
proceso se iba decantando, rápidamente. El golpe era algo que se esperaba,
desde el mismo ejército que mantenía aún su lealtad al gobierno se iban
perfilando los grupos golpistas y opositores.
El 6 de septiembre, días
antes del inicio del golpe, los dirigentes de la C.G.T. Confederación
General del Trabajo le ofrecen al presidente Perón que los seis millones
de trabajadores sean parte de las milicias populares para la defensa
del gobierno constitucional. La repuesta fue rápida, el general Lucero
Ministro de Guerra no estaba de acuerdo, Perón no avanzó en la idea
y el golpe sobrevino. El 2 de septiembre el golpe fallido de Díaz Balaguer
y el 16 Lonardi, general retirado viaja a Córdoba para ponerse al frente
del golpe militar, Aramburu y Rojas eran los otros sectores. Luego de
cuatro días, Perón se retira del gobierno con aquel planteo de la sangre
o el tiempo.
Loas y festejos del gran diario
argentino al golpe de Estado de 1955. Clic para ampliar.
Luego sobrevino sobre la
Argentina tres años de un golpe militar que implantó el decreto 4161
de represión a todo aquello que fuera peronista, nombrara a Perón y
Evita o luciera los símbolos peronistas, esto acarreó cárcel para miles
y miles de hombres y mujeres que se resistieron a ser proscriptos.
Rosario capital del Peronismo
Muchos se preguntan ¿por qué Rosario?, es la ciudad más importante de
la provincia de Santa Fe, y la Capital del Peronismo. Esa ciudad con
puerto propio y de aguas más profundas que el puerto de Buenos Aires,
ciudad que compite y compitió con los porteños de Buenos Aires en cuanto
al nivel y la importancia de sus puertos y de su realidad industrial.
Rosario supo tener un cordón industrial importante, que protagonizó
cientos de luchas ocultas por los historiadores, sociólogos y cientistas
sociales de todo tiempo, lugares emblemáticos que enfrentaron siempre
a las dictaduras de turno, el famoso cordón rojo del Paraná que fue
invadido y destruido a fuerza de ocupaciones militares durante la década
del 70, anticipando el último genocidio del golpe militar del ´76.
El mismo 16 de septiembre de 1955, apenas iniciado el golpe contra el
gobierno constitucional peronista, aparecieron los resistentes en Rosario,
durante 7 días con sus noches soportaron el asedio de los golpistas.
El general Bengoa con refuerzos militares, armamento y municiones suficientes
sitia a la ciudad provocando una guerra civil en Rosario, algo que describe
en su trabajo Beba Balvé. Sitiados, sin alimentos, sin armamento, las
fuerzas leales a Perón, el Regimiento Militar II de Infantería de Rosario
junto a los trabajadores del cordón industrial y el pueblo pelean y
avanzan sobre los sectores enemigos de los Libertadores del centro de
la ciudad y las fuerzas armadas.
Durante siete días mantuvieron en vilo a la ciudad y a las fuerzas golpistas
que nunca pudieron entrar para arrancar los bustos de Perón y Evita,
por ese motivo Perón la declara la Capital del Peronismo. Allí la resistencia
peronista fue una de las más feroces y activas. Tenía una base social
amplia y de esas filas hay que contabilizar al general Valle. En esos
días de guerra civil, en Rosario, el golpe se cobró más de 400 muertos
entre niños, mujeres y hombres de distintas edades, además de cientos
de heridos.
Las purgas y las luchas políticas entre los golpistas
Es dable destacar que luego del golpe y habiendo asumido el general
retirado Eduardo Lonardi como presidente, bien pronto se vio la lucha
interna de ambos sectores: uno que buscaba recrear un peronismo sin
Perón, los nacionalistas que se mostraban con un perfil más populista
y el otro sector era de corte oligárquico y pegado a las multinacionales,
donde militaban las huestes de Aramburu, Rojas y quienes, posteriormente,
se harán del gobierno golpista.
A
partir del primer día de octubre se llevan adelante las purgas en el
ejército y entre ellos quedan pasados a retiro 44 generales con historia
peronista, como así numerosos oficiales, en tanto Perón era descalificado
por el Tribunal de Honor, entre los firmantes estaban los generales
Basilio Pertine, Víctor Majó y Carlos von der Becke.
El entonces mayor Alejandro Agustín Lanusse, jefe de Granaderos jugó
a favor del desplazamiento de Lonardi. Las cartas se habían vuelto a
echar, se profundizaba el
proceso oligárquico y liberal, la línea que
se imponía en este nuevo golpe militar.
Juan Carlos Cena miembro de la resistencia peronista
Un párrafo destacado para aquellos que desde las fábricas, los barrios,
del seno del movimiento obrero, desde las estructuras de los cuerpos
de delegados y comisiones internas hicieron el engranaje de aquella
forma de resistir el golpe, con la consigna de Perón Vuelve. Centros
esenciales de la industrialización sirvieron como base del accionar
resistente, también es importante destacar que desde otras formas partidarias
aportaron y fueron parte de resistir el golpe militar.
En 1956 se produce en la ciudad de Córdoba una huelga de la Unión Obrera
de la Construcción encabezada por el dirigente comunista Canelles que
une sus fuerzas con la Resistencia. Todo el proceso que se dará en Rosario,
Córdoba, el primer y segundo cordón industrial de la provincia de Buenos
Aires, en la provincia de Tucumán y en Tafí Viejo, donde se encuentran
los talleres ferroviarios más emblemáticos, Altos Hornos Zapla, los
cañeros de la Fotia, Minera Aguilar, Jujuy y las Pirquitas, cuyo líder
era el minero Avelino Bazán y tanto más son lugares fundamentales de
aquellos años de luchas. También entre los ferroviarios y entre los
metalúrgicos, obreros de la construcción, textiles, mecánicos, de todos
los lugares aparecieron resistentes, cientos de dirigentes salieron
de las filas de la Resistencia.
En el diálogo con Juan Carlos Cena le preguntamos:
¿Podemos hablar de un inicio
de la Resistencia Peronista?
No hay una fecha de inicio, no hay un inicio porque la clase obrera
siempre estuvo en estado de resistencia, empieza a organizarse luego
de la muerte de Eva Perón y había conversaciones reflexiones entre los
compañeros, eso pasaba en mi casa, y el que llevaba adelante estas charlas
era mi padre.
Luego del bombardeo, si tomó fuerza la organización, y comienzan las
reuniones, en mi casa en Guinazú, Córdoba, se hacían reuniones de los
ferroviarios. Otra fue la estación Sarmiento, otra en Avellaneda, cerca
de Deán Funes, las otras que recuerdo fueron en la Reducción de Tucumán
donde mi tío Cacho Cena jugaba un papel importante y después empezaron
a moverse. Hubo reuniones en San Cristóbal, Santa Fe, y otros lugares
ferroviarios, todo esto antes del golpe de estado.
Aunque ya contestó en parte, de todas formas muchos periodistas, escritores,
historiadores, sociólogos sostienen que hay un inicio y una terminación
de la Resistencia,
¿Qué opina usted?
No se puede opinar desde
la ignorancia, y no se puede investigar un fenómeno como el de la Resistencia
Peronista que no tiene tutor.
¿Cómo
es eso?
Que no hubo ningún ideólogo, intelectual o político que armara la Resistencia
Peronista.
O sea, no tiene padres.
Exactamente, no tiene padres, en realidad el Movimiento Obrero es el
padre de la Resistencia Peronista, no tiene ese tipo de padres. Y en
algunos campos académicos, podríamos decir, eso molesta.
La miserable hijoputez de los golpistas:
Los asesinos que bombardearon Plaza de Mayo el 16 de junio
del 1955 fueron "un puñado de valientes" y el culpable de
las 350 muertes... ¡fue el propio Perón!
¿Cómo se puede definir la Resistencia Peronista?
Muy sencillamente, es la respuesta sustancial del Movimiento Obrero
peronista al golpe de estado del ´55. La Resistencia Peronista asume
la defensa de la identidad peronista. El partido peronista se había
borrado y los burócratas como Alonso entre otros, no guardaron ni luto,
porque a los quince días ya estaban reunidos, primero con Lonardi y
después con Aramburu.
¿En qué lugares fue fuerte la Resistencia Peronista?
La Resistencia Peronista
fue fuerte en las grandes concentraciones obreras.
¿Cómo cuales?
Zona industrial de la provincia de Buenos Aires, el primer cordón: La
Plata, Berisso y Ensenada, Rosario, Córdoba y Tucumán como centro que
abarcaba toda la zona norte.
¿Qué es el CIPON?
El CIPON es el Comando Interseccional
Peronista de Obreros del Norte, es la primera manifestación organizativa
de la zona Norte del país con centro en los Talleres de Tafí Viejo.
Donde en esos Talleres de Tafí Viejo se los conocía como los Mau Mau.
Los hechos a
través de la radio
¿Por qué Mau Mau?
Porque los comparaban con los guerrilleros negros del Africa, Kenya,
porque era el Ejército de Liberación que luchaba contra los ingleses
y su dirigente era Yomo Kenyata, lo que hacían era que a los prisioneros
ingleses les cortaban la cabeza y los ponían en una pirca.
Porque los Mau Mau de Tafí
Viejo le habían cortado, simbólicamente, la cabeza a dos jefaturas del
taller, o sea, los corrieron.
¿Cuáles fueron los códigos éticos y militantes de los resistentes?
Bueno, eran códigos éticos que tenían que ver con la clase obrera, honestidad,
valentía, abnegación y firmeza en los principios. Nunca dañar algo que
le pertenezca al pueblo. Nunca cometer una acción que genere víctimas
del pueblo.
Duros con los traidores y delatores…
La disciplina era férrea en el núcleo central, pero también había políticas
de alianzas que pertenecían a otras corrientes políticas e ideológicas.
Teníamos amor a la Libertad…
¿Cómo eran las acciones?
Las acciones podemos decir
eran diversas, muy diversas, desde un sabotaje que tenía que ver con
la interrupción de servicios, el cuidado de los compañeros que estaban
en las primeras líneas, es decir en los sindicatos, a esos compañeros
se los protegía.
Por ejemplo en Tafí Viejo
el 17 de octubre colocaban 17 bombas de estruendo, nunca los pudieron
apresar a los compañeros, días antes se reforzaba la policía provincial
y aparecía la Gendarmería. La Resistencia tiene que ver con la alegría
por luchar, esas 17 bombas eran un divertimento, y una burla al sistema
porque el peronismo seguía vivo, a pesar de burócratas y dirigentes
del partido.
También tuvimos traidores. Augusto Vandor, Eleuterio Cardoso, Alejo
Simó de Córdoba entre otros.
Muchos pensarán que a pesar de lo que dice hubo víctimas. Ahí va la
pregunta:
¿Me puede referenciar que acciones fueron adjudicadas a la Resistencia
y que no las hizo la Resistencia?
La voladura de la estación
de servicio Shell de Córdoba que produjo 11 víctimas, no fue hecha por
la Resistencia, la hizo la policía. Y algunos historiadores se la adjudican
a la Resistencia Peronista, craso error…
Volviendo a su padre: ¿Sabía que su papá era miembro de la Resistencia?
No, lo supe al tiempo, fue
muy prudente cuando comenzó a anoticiarme de la Resistencia, poco a
poco hasta que ingresé a la misma, a partir de ahí vivía con mis viejos,
pero del tema no se hablaba más porque yo pasé a otra área, a capacitarme
con unos instructores. Algunos habían estado en la Guerra Civil Española.
¿Cuál fue su primera tarea?
Mi primera tarea fue de correo y después en la organización ferroviaria,
que sí se coordinaba por todo el país, no, como dicen algunos que era
anacrónica y desorganizada.
Las viejas comisiones internas, los cuerpos de delegados, o las comisiones
ejecutivas pasaron a la clandestinidad, desde ese lugar comenzó la Resistencia
y a través de ella, la reorganización y la recuperación de los sindicatos.
Más o menos se impulsaron más de 55 huelgas generales y parciales, esta
actitud que se puede ampliar mucho más, molestaba tanto a los militares
golpistas, como los burócratas sindicales, como Alonso y compañía.
¿Cuándo decide ser parte de la Resistencia Peronista?
El golpe de estado del 16 de septiembre me sorprende en el depósito
de locomotoras de Alta Córdoba, ahí veo que desde las escuelas católicas
las Mercedarias y el Corazón de María salían chicas y chicos, curas
y monjas blandiendo la bandera del Vaticano, y gritando Cristo Vence
y muera Perón, era la demonización de Perón y el peronista. Nosotros
éramos peronistas, habíamos vivido en la época de él, algunos acarreaban
sobre sus hombros viejos fusiles máuser, ese fue el primer cachetazo.
El segundo la detención de mi padre y el tercero, pero yo ya era parte
de la Resistencia son los fusilamientos de León Suárez. Fueron tres
momentos que definen mi participación político y sindical.
¿Qué edad tenía?
Tenía 19 años y desde ese momento no paré más…
Loas y festejos del gran
diario argentino al golpe de Estado de 1955.
¿Y qué pasa con la vida
de cualquier joven de 19 años y una militancia como estar en la Resistencia
Peronista?
Nosotros seguíamos igual, yendo a los bailes, porque yo siempre fui
muy feminista… risas…, seguí jugando al fútbol, seguí siendo un joven,
éramos jóvenes, pero comprometidos con los ideales. ¿Se entiende? No
necesitábamos poner cara de guerra para pelear por nuestros proyectos
y los ideales que creíamos justos…
Con esa tonada cordobesa que no se ha sacado, a pesar de los años que
vive en Buenos Aires, arrastra la r, que hace sonora y risueña cuando
nos dice que no ponían cara de guerrrrrrra…
Juan Carlos Cena nos cuenta en el Guardapalabras, memoria de un ferroviario
lo siguiente:
"No era joda pertenecer orgánicamente a la Resistencia, era como un
baldón aunque nadie lo supiese. Pertenecer era no andar vacío, y menos
siendo joven cuando la carga de romanticismo es grande. Pertenecíamos
a algo prohibido, luchábamos para hacer regresar al ausente prohibido,
al innombrable que llegaría para encabezar una insurrección también
prohibida. Era una conjura y ser un conjurado era cuestión de valentía.
Uno llevaba el fervor, el convencimiento de ser la avanzada de todo
el proceso insurreccional. Por eso cualquier tarea era importante, y
también la pérdida de viejos y queridos hábitos y la adquisición de
otros, odiados pero necesarios".
¿Cómo vivió el decreto 4161?
No lo viví, no le dimos bola… risas… seguíamos poniendo con carbón en
las paredes, Perón Vuelve, esa prohibición era toda una tentación.
Con sus recuerdos a cuesta y su permanente militancia le preguntamos
que cosas importantes dejó la Resistencia Peronista y que críticas hace
a aquel proceso?
La Resistencia no era una
organización afiatada y homogénea, en cada lugar tenían comportamientos
distintos, en Rosario la historia del movimiento obrero rosarino influenciado
por anarquistas, socialistas y comunistas tiene que ver con sus rasgos
particulares. En Tafí Viejo se creó la Federación Obrera Ferrocarrilera,
en 1909, adherida a la FORA, la influencia de la ideología libertaria
perduró y se hizo carne en toda la zona norte.
En Córdoba es otro tema, la cuestión era ser anticlerical. El clericalismo
y el anticlericalismo como respuesta comienza en 1918 con la Reforma
Universitaria. El fuerte de la Resistencia Peronista en Córdoba estaba
en la Fábrica Militar de Aviones, Talleres Córdoba y el Sindicato de
la Unión Obrera Metalúrgica, pero nosotros los ferroviarios nos coordinamos
por todo el país. Es la particularidad del oficio ferroviario, la de
viajar y conectarse.
La Resistencia Peronista también estuvo integrada por compañeros de
otras corrientes políticas e ideológicas. También fuimos infiltrados.
El general Iñiguez cumplió una tarea de desarme a toda la Resistencia
obrera peronista nacional. A nosotros en Córdoba, el comisario Gordillo
miembro de la Resistencia Peronista nos delató durante el Plan Conintes,
domicilio por domicilio. Era un hombre de Iñiguez.
¿Las consecuencias cuales fueron, aunque parezca una pregunta tonta?
Nos reprimieron brutalmente…
¿Cuál es la actitud de los resistentes con el pacto Perón – Frondizi
y la intermediación de John William Cooke?
Son los 800.000 votos en blanco.
El decrépito
golpista y fusilador de peronistas Isaac Rojas se abraza cordialmente
con el presidente liberal Menem durante los años
90.
¿Era un caudal más que importante?
Es el primer acto de rebeldía de los peronistas contra Perón, contra
las directivas del Viejo. A un requerimiento de un periodista cuando
le nombró sobre los 800.000 votos en blanco, Perón contestó, socarronamente:
"esos son más peronistas que todos".
¿Por qué se habla de la toma del Lisandro de la Torre, en 1959, como
el momento de la Resistencia?
Eso lo dicen los que no
conocen integralmente las acciones de la Resistencia Peronista en el
orden nacional, y lo que no dicen de los hechos del Frigorífico es que,
esta es la segunda acción territorial de la Resistencia Peronista. La
primera fue la toma de Tartagal, la segunda el Frigorífico y la tercera
Monte Caseros y en el medio la toma de los cuarteles militares de Rosario.
¿Cuál es su opinión del dirigente Sebastián Borro?
Sebastián Borro es hijo
de la clase obrera. La clase obrera lo eligió y él supo corresponder,
él fue la voz de todos y el portador de la palabra de todos, no es un
burócrata como lo citan algunos académicos, solo puedo decir de estos
pseudos académicos, que son unos eunucos, quieren y no pueden, por no
decir, quieren y no saben.
¿Por qué lo cuestionaron tanto a Borro?
No únicamente a Borro, sino a otros dirigentes peronistas, como al negro
Atilio López. Critican a Borro y a Atilio López, desde las orillas del
Movimiento Obrero, no conocen sus profundidades, ni la relación social
que existe, ni las contradicciones que hay en su seno. Todas son calificaciones
peyorativas.
¿Es por esto de ser peronista?
Por supuesto, es la herencia gorila de la Unión Democrática. Se dicen
progresistas y revolucionarios y son funcionales al sistema, no vale
la pena seguir opinando. No aportan a entender el pasado de nuestro
país que es entender e interpretar la realidad, pero comprendiendo los
procesos históricos y sus identidades en esencia.
¿Cómo sintetiza toda esta etapa?
Yo, desde el ´55 vengo naciendo de nuevo, a veces retrocedía un poco,
comparaba, me daba cuenta que en cada nacimiento me parecía que mejoraba
un tantito, no era solamente la Resistencia sino lo que pasaba en el
mundo. Teníamos a Cuba como ejemplo de América Latina, y los intentos
insurgentes en Africa y los países Arabes, y Argelia. En la China Mao
le daba un plato de arroz por día a su pueblo, que eran 800 millones
de armas, 800 millones de platos, 800 millones que morfaban dignamente.
Y después la batalla contra las moscas, la prostitución y el opio. Dar
de comer y limpiar en un solo acto revolucionario.
Cuando uno es joven, no le teme al vuelo de sus propios pájaros, y más
cuando creen que vuelan alto. En nuestro caso era la defensa de las
ideas del gordo Cooke, y la simpatía romántica por Fidel Castro, el
Che Guevara, y Camilo Cienfuegos, la posición a favor de la enseñanza
laica, y lo más irritante para los autoritarios, no esperar instrucciones
acerca de cómo pensar.
Pertenecer
a la Resistencia era una distinción aunque no se viese el distintivo
en la solapa. Era el sufrimiento, el coraje, el compañerismo compartido,
la lealtad a un ideario, empezó por el ´55 y se concretó ni bien desembarcaron
los milicos y continúo por un largo período; sufrió transformaciones,
se modificó, pero siempre hubo Resistencia, aunque tuviera otro nombre.
Cada uno de nosotros, los que pasamos por la Resistencia quedó marcado,
no fue igual la marca, ni salimos todos del mismo modo: hubo quien salió
hacia la izquierda, y quien salió hacia la derecha, hubo otros pero
fueron los menos.
La división del peronismo se reflejó en la Resistencia, cuya base era
el movimiento obrero peronista. Unos lo querían para el golpismo y los
enjuagues cuarteleros, otros para la insurrección popular.
¿Me puede nombrar aunque
sea con nombre de pila algunos resistentes?
El Vasco
El Tuerto Longo
El Medio Pollo Pérez
Don Francisco Mor
El Cutiti Díaz
El Chichilo Díaz
Toto Romero, que por suerte vive.
Raúl Lechessi
Tableta Gutiérrez
Y por supuesto mi viejo y mi tío Cacho, El Porfirio y Cacho Cena.
Vale pensar en el proceso de quiebre que produce aquella ofensiva resistente,
el poder político y económico divide sus aguas y sobreviene un golpe
dentro del golpe, que es la salida de Lonardi, la mirada más ecléctica
del golpe, queda afuera la fachada nacionalista del golpe que da paso
al golpe siniestro, desnudo y claro encarnado en las figuras que asumen
la conducción política de la denominada Revolución Libertadora, toda
esta realidad es inducida, impulsada, las contradicciones rompen el
proceso, porque actúa sin miramientos la Resistencia Peronista. Es en
definitiva la clase obrera con una identidad que se une a otras identidades
y entiende que los golpes de estado son para sepultar sus luchas.
Luego analizar aquel golpe es pensar otro tipo de Estado, proyecto de
nación y en definitiva el avance sobre el proceso más independiente
e industrializado, mirando hacia el mercado interno y protegiendo la
industria nacional.
Córdoba,
1955, civiles armados en apoyo al golpe de Estado de Eduardo
Lonardi contra el gobierno constitucional.
Las aguas de aquel tiempo
histórico, del estado de bienestar que se introdujo entre el proceso
político terminada la Segunda Guerra Mundial supo tener en el peronismo
un interlocutor válido.
Lo real desde el punto de vista humano fue la represión, persecución
y la paulatina lucha por liquidar todas las conquistas obreras y sociales
conseguidas al calor de luchas históricas en el Movimiento Obrero organizado.
Perón eligió el tiempo, la sangre, evidentemente, fue puesta por millones
de hombres y mujeres que soportaron la persecución. Los años de proscripción
de la mayor fuerza política fueron 18, y luego otro proceso que merece
un análisis aparte.
Juan Carlos Cena no niega, ni oculta su historia dentro del peronismo,
se ríe ante las bromas de otros que le dicen que el peronismo le puso
zapatos. Sus lecturas y su militancia después siguen.
Se cumple medio siglo de aquel golpe de estado, y muchos no tienen la
fortaleza de condenarlo como un genocidio más. Por el contrario intentan
dibujar disculpas. Ningún golpe de estado puede ser mejor que un gobierno
democrático. También hay que decirlo, luego de los sucesivos y siniestros
golpes de estado en nuestro país, esta democracia de más de dos décadas
quedó maniatada a los preceptos golpistas.
El Guardapalabras nos ofrece una de las tantas sabidurías de aquel maestro
y amigo anarquista, don Américo Catáneo: "la gente se entretiene con
discusiones mediocres, mientras los liberales están en aprontes y con
paciencia amasan su ofensiva en democracia. En definitiva, a pesar de
que los milicos se van, persistirá la falta de libertad…"
Como final en palabras de Juan Carlos Cena: "A partir del 16 de septiembre
de 1955 comienza el desmontaje de una formación ideológico de carácter
nacional, dentro del campo social y político".
El proyecto de país que
se destruyó a sangre y fuego era el de distribuir para crecer, el de
la visión política espacial, el del pleno empleo como garante del mayor
nivel salarial, el de la integración latinoamericana.
La década del ‘45 fue precedida
por la primera década infame, la del treinta, en la que el conservadurismo
terrateniente se apropió del poder mediante el fraude y gobernó el país
oligárquicamente en sociedad explícita con Gran Bretaña.
Es el coronel Perón quien, desde el Departamento Nacional del Trabajo,
luego Secretaría, inaugura una nueva institucionalidad que incorporó
a los trabajadores, quienes de ese modo dejaron de hacer política contra
el Estado para pasar a hacerla con el Estado.
Desde el 2 de diciembre
de 1943 se concretan las primeras e importantes medidas laborales y
sociales: se crea el fuero laboral para resolver conflictos que antes
debían solucionarse en forma privada; se otorgan aumentos salariales
por decreto; se crea el sueldo anual complementario; se celebran convenios
colectivos de trabajo bajo la tutela del Estado, se dictan 111 leyes
laborales, todo hasta 1945.
La Argentina de por entonces
cuestionaba lo que se dio en denominar la "democracia formal", fundada
en el fraude electoral y en los pactos de cúpula entre políticos conservadores
y radicales, condenando escandalosos negociados ocurridos en la época
que los involucraban, como el de la Chade y el de los terrenos de El
Palomar.
Si bien los precios mayoristas habían aumentado un 65,5 por ciento entre
1938 y 1945 y el salario real apenas un 12,3 por ciento, el inicio del
reconocimiento a los derechos de los trabajadores por el gobierno del
general Edelmiro J. Farrell preocupó a los hasta entonces dueños del
poder. Trescientas diecinueve entidades patronales dieron a conocer
el "Manifiesto del Comercio y la Industria" por el que protestaban contra
la nueva legislación laboral del gobierno. Esta proclama del 16 de junio
de 1945 fue suscripta por la Cámara Argentina de Comercio, la Industria
y la Producción, Bolsas de Cereales, la Cámara de Grandes Tiendas y
la Cámara de Exportadores, a las que un día después adhirieron la Sociedad
Rural y Confederaciones Rurales Argentinas, agregando su reclamo contra
el que consideraban el abusivo "Estatuto del Peón".
La
clase obrera y el pueblo no van ni al purgatorio
Por Juan Carlos Cena
"En lo político, lo real es lo que no se ve"
(José Martí)
El 16 de septiembre de 1955, un golpe de estado derrocaba
a Juan D. Perón.
Es el umbral de otra época, donde se alternarán tiempos
de democracia restringida, y dictaduras militares. La proscripción
del peronismo, principal fuerza política del país, obligó
a sus militantes a generar prácticas de lucha entre las
bases de los trabajadores peronistas, que se transformaron
en las primeras manifestaciones de resistencia obrera, luego
llamada Resistencia Peronista. Resistir era la consigna.
El Gobierno Provisional presidido por el general Pedro E.
Aramburu, inauguraba una nueva fase de la Revolución Libertadora:
habían desplazado al general Lonardi, una hegemónica política
liberal, donde se implementaría un programa económico privatista,
el desmantelamiento del modelo estatal-industrialista, distribucionista
del peronismo y la desarticulación de las instituciones
socio-políticas peronistas: Unidades Básicas, sindicatos,
y otras organizaciones y agrupamientos.
En el campo de las organizaciones laborales, el gobierno
fijo como objetivo principal, desperonizar a los trabajadores.
Comenzaba la resistencia obrera peronista, que luego se
extendió a otras identidades políticas. Rosario, no bien
se dio el golpe de Estado, fue uno de los lugares más resistentes:
ese día, obreros del puerto, de la zona sur, de los mataderos
con sus caballos, del frigorífico Swift, estibadores, las
mujeres con el pecho desnudo, como el 17 de octubre de 1945:
Gente y más gente rumbean para el centro de Rosario, esta
ciudad es prácticamente tomada por el pueblo peronista.
Levantaron barricadas en las calles, en las esquinas, cortaron
el tránsito. La huelga paralizó la 'capital durante varios
días'. Pasaron por arriba a la policía que no atinaba a
nada.
'Un poco más al sur de Rosario, entre las barriadas más
pobres, está Villa Manuelita, con una sola calle principal,
Abanderado Brandoli, de barro mejorada con empedrado grueso
como lecho para las vías del tranvía número once. Ahí está
el frigorífico Swift, único pasaporte a la dignidad para
los habitantes de la villa miseria. (...)
Ellas sabían de las novedades del alzamiento de Córdoba
y que con ojos angustiados se miraban entre sí preguntándose,
sin palabras, qué pasaría con el frigorífico. (...) Con
el ajetreo, a una de ellas se le desabrochó la blusa y asomaron
sus pechazos blancos apenas atrancados por el último botón
de la cintura. Parece la imagen de la República Francesa
enarbolando como bandera el delantal blanco de su hombre.
En eso, giró su cabeza hacía la entrada de la villa y, dirigiéndose
hacía un enemigo aún invisible, empezó a agitar al aire
la ropa y a decir con fuerza, pero gravemente: ¡Vengan!
¡Tiren! ¡No le tenemos miedo! ¡Viva el general Perón! ¡Viva
la compañera Evita!. La vorágine se había desatado. Ligadas
por un acuerdo mudo, ancestral, comenzaron a bloquear las
vías del tranvía con enormes piedras, levantándolas con
una fuerza descomunal. '¡Villa Manuelita no se rinde! ¡Viva
Perón! ¡Mueran los traidores! ¡Viva Evita! ¡No van a pasar!.
Los gritos se entrecruzaban en diferentes lenguas, dialectos
y acentos pero, juntos decían una sola frase ¡Viva Villa
Manuelita!
Llegaron los militares, se inició la represión. Por la calle
Abanderado Brandoli avanza una formación de soldados que
había llegado con la orden de tomar el tanque de agua.
(...) La mujer del pecho desnudo comenzó a golpearse y dejaba
surcos en cada gesto salvaje convertido en imán para el
resto de las mujeres que empezaron a desabrocharse las blusas
y a sacar sus pezones, únicas armas para defender la supervivencia.
¡Villa Manuelita no se rinde! ¡No hay libertad con hambre!
¡Evita vive! (...) de una casilla llevaron una pila de delantales
blancos. Las mujeres empezaron a unirlos con alfileres,
uno al lado del otro, hasta reunir varios metros de tela
blanca. Sobre la bandera improvisada escribieron, con brea,
bien clarito 'Todos los países reconocen a Lonardi. Villa
Manuelita no lo reconoce' (...) de la columna de jinetes,
tres soldados se apearon y lentamente se acercaron al tanque.
Venían con la orden de quitar la bandera que desafiaba al
general rebelde. Las mujeres arrastraban a sus hijos pequeños
que lloraban y los alzaban consagrándolos hacia Dios que,
a lo mejor, estaba en el cielo: ¡Adelante..! ¡Mátenlos!...¡Asesinos!...¡mátenlos!...¡tiren
cobardes!' Los tres soldados se dieron media vuelta y volvieron
corriendo. Dicen que uno iba llorando. Y Villa Manuelita,
firme, no se rendía! (No me olvides. Memoria de la Resistencia
Peronista 55-72-Edit. Biblos-Carulli-Caraballo-Cafiero-Charlier.
Rosario fue tomada por el pueblo peronista. Se alzaron contra
el golpe militar pero no tenían nada más que las manos,
la indignación y mucha bronca. La huelga paralizó a la capital
del peronismo durante varios días. Perón había dicho que
prefería el tiempo a la sangre. En esa ciudad y otros lugares
del país, hubo sangre en las calles del pueblo que derramaron
en su nombre por un largo tiempo. El pueblo se quedó con
la sangre en el tiempo. Sólo los tanques pudieron hacer
retroceder a los resistentes rosarinos. Pero nunca penetraron
al centro de Villa Manuelita.
Día 16 al 21 de septiembre de 1955, en la ciudad de Córdoba,
la Aeronáutica junto a civiles, tomaron por asalto casi
todos los sindicatos. Ocuparon la Unión Obrera de la Construcción
(UOCRA). Un grupo de civiles partidarios de la Revolución
Libertadora convocó a una reunión para hacerse cargo del
gremio. Compañeros delegados, activistas peronistas y comunistas,
encabezados por los compañeros Guardia (Resistencia Peronista),
y Canelles (Partido Comunista), se opusieron a tal maniobra.
Este era uno de los primeros pasos de unidad que se daban,
para resistir a este nuevo proyecto de país
El 9 junio se produce un alzamiento militar encabezado por
el general Valle, properonista, en varias guarniciones.
El día 10 se impone la ley Marcial. Después de dos días
de resistencia el levantamiento fue derrotado. La represión
fue brutal y precisa: veinte militares y nueve civiles fueron
fusilados sin que éstos hubiesen matado a ningún partidario
del gobierno. Los trabajadores (civiles) participantes fueron
masacrados en los basurales de la localidad de León Suárez,
provincia de Buenos Aires sin ningún tipo de juicio. La
clase obrera en su conjunto resistió desde 1955 hasta esa
fecha, período donde fueron violentamente reprimidos.
Desde los tiempos de la masacre de La Patagonia no se fusilaban
obreros; los militares repitieron la masacre en los basurales
de José León Suárez.
A pesar de ello y de todos los compañeros caídos, torturados
y detenidos, jamás pudieron desarticularlos ni vencerlos.
Al contrario, la clase obrera peleó palmo a palmo el poder
al capitalismo, en el marco de la lucha de clases; resistió,
se organizó y salió a dar batalla.
El gobierno resolvió llamar a elecciones. Frondizi ganó
después de pactar con Perón y con las fuerzas de izquierda.
Asumió el 1º de mayo de 1958. Las luchas continuaron y la
represión no cesó, era una constante. Hay huelgas en los
gremios bancarios, médicos, petroleros (YPF), el 27 de noviembre
de 1958 el gobierno decretó la movilización militar al gremio
ferroviario. Los encarcelaron en los propios lugares de
trabajo.
Al iniciarse 1959, Frondizi soportó uno de los actos resistentes
más significativos de la clase obrera: la toma del frigorífico
Lisandro de la Torre, hecho donde participó activamente
el activismo de la Resistencia Peronista, con Sebastián
Borro a la cabeza. Fue la primera acción territorial de
la Resistencia Peronista.
El 14 de febrero de 1960 se implantó el Plan Conintes -Plan
de Conmoción Interna. Sancionado durante el gobierno de
Perón y reglamentado por el de Frondizi, para combatir al
terrorismo y, ordenó el procesamiento de los trabajadores
detenidos por un tribunal militar.
Los trabajadores ingresaban a la década del '60 resistiendo
y combatiendo, cara fue su libertad para el poder económico
y político. Durante todo el gobierno de Frondizi los conflictos
no se detienen. Frondizi, éste, todo lo que pactó con Perón
y las otras fuerzas políticas, lo tiró por la borda y obedeció
los requerimientos de los yanquis.
Hay movilizaciones, huelgas, marchas, actos asambleas en
forma permanente. Ante esta situación desbordante, las fuerzas
armadas depusieron a Frondizi, haciendo jurar a José María
Guido como presidente de la República. Las luchas continuaron.
De nuevo elecciones.
Ganó el Doctor Arturo Illia, con el peronismo proscrito.
Nombró como canciller a Zabala Ortiz, que participó en el
bombardeo a Plaza de Mayo el 16 de junio de 1955, junto
a Roque Carranza, luego Ministro de Defensa de Alfonsín,
dejó víctimas esparcidas por la plaza, las calles, los ómnibus
incendiados con trabajadores, mujeres y niños en su interior.
Este fue un salvaje acto represivo contra el pueblo. Fue
el primer estallido. La oligarquía descargaba sin piedad
sobre el pueblo todo ese odio rancio acumulado, de linaje.
Ese bombardeo salvaje demostró una vez más, que a los factores
de poder no les tiembla el pulso, ni escatiman absolutamente
nada, para no perder en la confrontación de la lucha de
clases. Toda la sociedad simiesca aplaudía las muertes,
no existía en ellos aflicción cristiana, sino el gozo oligárquico
de la muerte de clase. La muerte era de los otros, fueron
350 muertos y más de dos millares de heridos. Ellos no olvidaron
nunca la lucha de clases. En esta puesta en práctica, utilizaron
la violencia sin medir ningún costo. Ellos sólo miden: la
ganancia máxima.
Al fin, para la oligarquía vacuna y sus socios nacionales
y extranjeros, el 26 de junio de 1966 fue depuesto el doctor
Arturo Illia. Los tres comandantes: Marina, Aeronáutica
y Ejército en nombre del orden, derrocaron al doctor Illia.
Un oficial de caballería, el general Juan Carlos Onganía
es nombrado democráticamente por estos tres, Presidente
de la República. Perón dice: que es un general pundonoroso
y hay que prestarle atención; agregó más adelante: hay que
desensillar hasta que aclare.
La burocracia sindical obedeció. Todas las organizaciones
que representaban al gran capital nacional y extranjero,
la sociedad Rural, ganaderos y terratenientes, el doctor
Arturo Frondizi desplazado, también, por un golpe de estado,
apoyaron a este golpe de Estado. Muchos repudiaron el golpe
de estado, emitieron documentos y se pusieron en estado
de alerta.
Pero el intelectual, doctor en física, Ernesto Sábato le
cantaba así al golpe: Llegó el momento de barrer prejuicios
y valores apócrifos que no responden más a la realidad (...)
por eso la gente ha sentido un profundo sentido de liberación.
Ojalá que la serenidad. La discreción, la fuerza sin alarde
que ha manifestado Onganía en sus primeros actos sea lo
que prevalezca, y podamos al fin, levantar la gran Nación.
No bien se hicieron cargo la represión fue lo primero. Las
bases sindicales resultaron los estamentos organizativos
más golpeados. Es que es allí donde se manifestó la oposición
al régimen no bien éste asume. Son intervenidos los Sindicatos
Ferroviarios y de Prensa de la Capital Federal, Personal
de la Universidad.
El SUPA, -Sindicato Unico de Portuarios Argentinos-, decretó
un paro con movilización en la zona del puerto de Buenos
Aires, se oponen al intento de cambiarles las condiciones
de trabajo, los trabajadores portuarios resistieron la medida,
son brutalmente reprimidos, son los iniciadores de la resistencia
en las calles, en esta etapa que recién comenzaba. Los portuarios
fueron los primeros en resistir el proyecto de la dictadura
de Onganía... llegó el momento de barrer prejuicios, había
alentado Sábato.
Fuente: www.argenpress.info
Aquella Argentina, la de
la Segunda Guerra Mundial, estaba dividida en aliadófilos y germanófilos.
Una coalición integrada por socialistas, comunistas, conservadores,
radicales y demócratas progresistas, en septiembre de 1945, expresa
su enfrentamiento a las políticas que tildan de nazi-fascistas mediante
la marcha de "la Constitución y la Libertad", que simbólicamente es
encabezada por el embajador norteamericano Spruille Braden. Convocadas
las elecciones nacionales, el 24 de febrero de 1946 la fórmula Perón-Quijano
obtiene el 56 por ciento de los votos venciendo a la de la Unión Democrática
que postulaba a Tamborini-Mosca y representaba a los partidos de la
coalición "democrática".
Transcurridos los primeros seis años de gobierno, en 1951, el presidente
Perón plebiscita su gestión, logra 4.580.000 votos contra 2.300.000
de la Unión Cívica Radical. El sesenta y seis por ciento de los argentinos
lo respaldan.
Sin embargo, los "demócratas", argumentando que intentaban asesinar
a Perón, ametrallan y bombardean al pueblo en la Plaza de Mayo el 16
de junio de 1955 para luego derrocar al gobierno popular y constitucional
mediante el golpe militar de septiembre de 1955. Casualmente en las
mismas fechas pero diez años después del "Manifiesto del comercio y
la industria", y de "La marcha de la Constitución y la Libertad".
Qué tenían que destruir
En la década de 1945-1955 se sentaron las bases del Proyecto de la Justicia
Social, proyecto de país truncado autoritariamente, cuyos pilares constitutivos
son la soberanía política, la independencia económica, y la justicia
social. La idea dominante es la de pasar de la política representativa
a la participativa, construyendo la comunidad organizada como visión
superadora del agotado modelo de la partidocracia liberal. Modificando
la legitimidad formal expresada en aquello de que "el pueblo no delibera
ni gobierna sino por medio de sus representantes", por la construcción
de una nueva legitimidad, la real, en la que "la verdadera democracia
es aquella donde el gobierno hace lo que el Pueblo quiere y defiende
un solo interés: el del Pueblo. El Gobierno es del Pueblo para el Pueblo
–agrega– cuando es realmente ejercido por el Pueblo, condición que sólo
puede realizar un Pueblo que posee conciencia, organización y personalidad
social".
En lo económico, el justicialismo plantea la economía social, que es
aquella que pone el capital al servicio de la economía y ésta al servicio
del bienestar social. Se trata de una filosofía de vida, simple, práctica,
popular, profundamente cristiana y profundamente humanista, que procura
realizar el equilibrio del derecho del individuo con el de la comunidad.
Doctrina social que realiza la justicia social dando a cada persona
su derecho en función social. El eje central de la nueva concepción
es la armonía: nadie se realiza en una comunidad que no se realiza.
El peronismo asume el agotamiento del proyecto agroexportador impulsando
la industrialización. Modifica la estructura económica del país, cancela
la deuda externa originada en el gobierno de Bernardino Rivadavia, nacionaliza
los servicios públicos, regula los precios y salarios, universaliza
la previsión social y la salud pública, califica y también universaliza
la educación cuya currícula es el nuevo proyecto de país, genera una
fuerte redistribución del ingreso hacia los más postergados, haciendo
realidad aquello de que donde hay una necesidad hay un derecho.
Las conquistas sociales son institucionalizadas en la Constitución de
1949, que lleva a la cúspide de la pirámide normativa otra Argentina,
la productiva, con empleo, salarios justos, protección a la niñez y
la ancianidad, acceso a la salud, a la educación, a la vivienda, dueña
de sus recursos naturales y de sus servicios públicos. El trámite y
derogación de facto de esa norma constitucional resulta un caso ejemplar
de cómo el cuestionamiento formal fue funcional a que se nos quitaran
importantísimos derechos a todos los argentinos.
Durante su trámite, los opositores a la reforma constitucional cuestionaron
el quórum para la votación (si dos tercios del Congreso o dos tercios
de los presentes), crítica que terminó siendo la justificación confesa
de su posterior derogación por el golpe de Estado de 1955, de la que
los mismos "demócratas" de la Unión Democrática, que se oponían porque
habían perdido poder político y visto afectados sus intereses económicos,
participaron activamente. El trasfondo y la realidad era que la oligarquía
no podía admitir que se consolidaran constitucionalmente los derechos
sociales conquistados por el Pueblo.
Para no discutir obviedades, basta constatar qué paso con nuestros niños,
con la educación, con la salud pública, con los mayores, con las jubilaciones,
con el empleo, con la vivienda, con el nivel de los salarios, con los
recursos naturales, con los servicios públicos, con el endeudamiento
externo, con la soberanía política, con la independencia económica.
Lo que querían y lograron era quedarse con lo que nos corresponde a
casi tres tercios de los argentinos.
El proyecto de país que se destruyó a sangre y fuego era el de distribuir
para crecer, el de la visión política espacial, el del pleno empleo
como garante del mayor nivel salarial, el de la integración latinoamericana,
el de hospitales públicos que garantizaban que la salud no fuera un
negocio para pocos, el de la Universidad Obrera, el de la ciencia y
tecnología pueblocéntrica, el de la integración de nuestro interior,
el de la planificación y sus dos planes quinquenales, el que llevó a
más del 50 por ciento de la riqueza la participación de los asalariados,
el que mientras se construía el nuevo país socorría con la transitoria
e indispensable ayuda social, el de la solidaridad con los pueblos hambreados,
el que donó trigo y carnes a la Europa devastada. Demasiado para los
mercaderes que sentían que demagógicamente se estaba repartiendo lo
que por un supuesto derecho natural les correspondía solamente a ellos.
Un dato es irrefutable, al justicialismo había que derrotarlo por las
armas porque tenía ganado el corazón y reconocimiento de la gran mayoría
del pueblo. Lo que ocurrió en 1955 y en 1976 también. No se debe olvidar
que el golpe de 1955 tuvo un cauce, que motorizó el odio y la división
de los argentinos. Camino que transitó falacias, sofismas, blasfemias.
Se apelo a Santo Tomás de Aquino y el tiranicidio para justificar el
quiebre de la voluntad popular ametrallando al pueblo en aquel junio
del ‘55, a levantar la quema de iglesias para ocultar la mutilación
y muerte del verdadero templo de Dios, el hombre. A cuestionar por antinacional
los acuerdos de 1955 con la Standard Oil que en realidad resentían los
intereses petroleros británicos. A difamar a las jovencitas que concurrían
a la UES, a demonizar a Perón, a Evita y a los peronistas.
Sin embargo, había objetivos concretos absolutamente emparentados con
la Argentina oligarca, la que no bien fue derrocado Perón liquidó el
IAPI, liberalizó la economía, privatizó los depósitos bancarios, incorporó
a la Argentina a los organismos internacionales de crédito, privatizó
las empresas del Estado, decretó la apertura a las inversiones extranjeras,
liberó las importaciones, elimino las barreras arancelarias. Sin duda
los grandes perjudicados fueron los asalariados a quienes mediante una
devaluación del orden del 120 por ciento se les disminuyó su poder de
compra y el nivel de participación en la distribución de la riqueza
que habían logrado.
Sangre o tiempo
Destruir lo construido fue un objetivo que se mantuvo constante a manos
de los "demócratas" realmente germanófilos. Los beneficiarios y partícipes
del poder político residual de por entonces se encargaron de silenciar
las atrocidades perpetradas contra la democracia. Es más, aún se escucha
a quienes fueron comandos civiles horrorizarse cuando manifestantes
orinan en la Plaza de Mayo, pero nada dicen ni dijeron de quienes bombardearon
ese lugar donde nació la Patria.
No sólo se trató de balas, asesinato, muerte. Hasta nuestros días llega
la discusión de que Perón huyó, que no tuvo valor para enfrentar la
sedición, que si Evita viviera... Lo que no quieren ver ni admitir es
que hubo una decisión clara, no acompañar un baño de sangre entre argentinos,
evitando que eventualmente los jacobinos de la libertad, autodenominados
libertadores, dividieran a la Argentina en dos, quedándose con el sur
petrolero en alianza con Gran Bretaña.
Cincuenta años después de que nos privaron de la libertad en nombre
de su defensa, de quienes fueron inmisericordes "en nombre de Dios",
de quienes decían defender la Fe y demostraron ser los mercaderes que
se apoderaron del templo, es importante tener memoria, y aunque el pueblo
sí perdona, no debe olvidar.
El bombardeo a la Plaza de Mayo, el golpe de 1955, el golpe de 1976,
el autoritarismo fueron instrumentos del egoísmo de unos pocos que se
creen los mejores, superiores, los predestinados, cuando solamente defienden
sus propios intereses y las posiciones logradas. Es necesario revisar
la historia para no tropezar con la misma piedra, porque aquellos que
lo único que quieren es atesorar despreciando al que no tiene porque
consideran que es lo que se merece, han quebrado la voluntad comprando
y cooptando voluntades, disciplinándonos –o intentando hacerlo– mediante
la exclusión y por la necesidad de sobrevivencia, y, aunque con otros
ropajes, el ‘55 sigue presente.
Aquella barbarie les costó a los trabajadores algo más de cinco billones
de pesos, que dejaron de disponer para mantener su nivel de vida, a
lo que se le debe sumar el costo de su salud prepaga, de educar privadamente
a sus hijos, de los servicios que si bien son públicos son un pingüe
negocio privado. Riqueza que no se perdió, simplemente paso al bolsillo
de los pocos que alentaron y alientan conculcar los derechos ciudadanos.
Nuestro pueblo ya ha puesto su sangre, 50 años después es tiempo de
remediar lo social reconociendo la verdad histórica y asumiendo que
todo proyecto inconcluso llama, reclama. El proyecto que nos arrebataron
y sigue pendiente es el de la Justicia Social, necesario para volver
a armonizar.
1 Junio 16. Estoy haciendo guardia en el Comando de la Primera División
Blindada. Vienen, desde Santa Fe, haciendo quilombo, los que incendiaron
San Nicolás de Bari. Tipos muy diferentes a los que había visto en las
manifestaciones peronistas. ¿Lumpenaje? Vienen corriendo a dos muchachos
que buscan la puerta del Instituto de Cultura Religiosa Superior. Yo
intento cruzarme con el máuser, pero el capitán que está al lado mío
me dice: "Quédese aquí soldado" y mira con placer la corrida. ¿Miraba
la historia como Hegel o sabía que había algo trucho en esos grupos?
Pero el cinco por uno existió. También el patrullero que desde atrás
seguía tranquilamente a los manifestantes.
2 Entre junio y septiembre
nunca dormí menos en mi vida. Por la situación hacíamos guardia día
por medio. En las puertas, en las ventanas, en la terraza del comando.
Había un sargento que estaba cagado porque los comandos baleaban a los
centinelas. El se iba bien adentro y nos decía: "Cuídense, soldaditos,
no se asomen demasiado". Y yo me dormía apoyado en el máuser e intentando
–estaba en segundo año de Letras– leer el machete de La Divina Comedia
que el tano Marone nos hacía estudiar de memoria. Pero más allá se cocinaban
otras historias. En la facultad se decía que Marone tenía detrás del
retrato de Perón uno de Mussolini.
3 Aunque el panorama político estaba denso, el bombardeo fue sorpresivo.
Hasta poco tiempo antes en la División Operaciones teníamos que dibujar
enormes mapas de la Mesopotamia para que los generales jugaran a la
guerra con Brasil, principal hipótesis de conflicto de la Argentina
en ese momento. La historia dio un vuelco. El jefe de Operaciones, el
teniente coronel Ayala, desapareció y se fue con Aramburu a levantar
Curuzú Cuatiá. Al poco tiempo andaba por los pajonales. Algunos sunchos
peronistas decían: "Cuando venga lo vamos a cagar a tiros". Pero cuando
volvió, después del 16 de septiembre, triunfador, cambió el discurso.
Con espíritu de "libertadores" le decían: "¿Por qué no nos llevó con
usted mi teniente coronel?". Un año antes Ayala se había encargado de
peronizar a la policía de la provincia de Buenos Aires. Eso dicen o
decían. En este país los bandazos políticos son muy frecuentes. Como
las traiciones.
4 La situación en el comando, sin mandos, fue muy extraña. Era imposible
saber bien qué estaba pasando. Una noche nos encerraron en un salón,
sentados, con el máuser entre la piernas. Esperando no sabíamos bien
qué. Cuando se oyeron unas enormes explosiones, se conjeturó rápidamente
que el almirante Rojas había comenzado a bombardear Buenos Aires. Pero
no era así. Las explosiones provenían de los disparos de los tanques
Shermann contra el edificio de la Alianza Libertadora Nacionalista.
Yo no sé si la situación era de desinformación, de entrega o de incompetencia.
Aunque pienso que debe haber habido traiciones en ese momento que todavía
deben estar en carne viva. Como la carne de primera calidad que se llevaban
los oficiales a sus casas en esos días preliminares en que un mayor
de esgrima llevó a Pacheco, el ex cantor de Fresedo, al comando. Y que
con su voz finita cantó Vida mía.
5 En el comando el ambiente era mesturado. Había desde soldados universitarios,
fubistas, ya gorilas, hasta muchachos de los sectores populares, laburantes
que no trabajaban en los escritorios, sino en la cocina o en los depósitos.
Yo me acuerdo de un gordo grandote que golpeaba las paredes y decía:
"¡Yo quiero salir a pelear! ¡Yo quiero defender a Perón!". A veces pienso
que la resistencia peronista nació ahí, en el arranque de la Libertadora,
espontáneamente. Aunque nada es espontáneo. Todo tiene su historia,
sus tiempos largos.
6 No sé si fue el 16 de septiembre que me llamaron a casa a las dos
de la mañana. Yo salí rajando. Como la costumbre era viajar al lado
del conductor del tranvía, recuerdo que me explotó la caja de conexiones
eléctricas arriba de la cabeza. Llegue rápido porque vivía cerca. Un
teniente primero me dio una 45 y me felicitó. Era el mismo que me había
sacado a salto de rana limpio en una reunión de instrucción, porque
cuando había hablado críticamente de las sublevaciones yo le pregunté
qué había sido el ’43. Y con él me tocó estar de guardia cuando comenzaron
los festejos de la "Libertadora".
Estábamos en la puerta y la gente pasaba alborozada sin ver que había
muchas caras tristes. De duelo. Yo no era muy peronista, pero me molestaba
tanta alegría. Entonces le dije: "Esto es una mierda, mi teniente".
Para qué lo habré dicho. Comenzó a gritarme que eso era la libertad,
la vuelta a la democracia, pero no oí más porque me fui al mazo. Además
tenía mucho sueño. Un sueño que sigo teniendo.
Fuente: Página/12, 16/09/05
Si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra
historia; una historia "del otro lado", en la que el espanto vale apenas
uno y cinco el amor.
Conscientes de que "la historia
la escriben los que ganan", los epígonos de las fuerzas cívico-militares
sediciosas que derrocaron al gobierno legítimo del General Perón en
septiembre de 1955 han impuesto, en el campo histórico, que, para ser
considerado "objetivo", se requiere la condición sine qua non de manifestarse
antiperonista (se admite cierta moderación, es cierto, y hasta la segmentación
de aspectos parciales, pero no la inconsecuencia a lo esencial del principio).
Para todas las miradas que
se dirigen hacia el período "de la tiranía", cualquier otra alternativa
o resquicio implica el abandono de la "ciencia objetiva" y el desbarrancamiento
hacia una especie académicamente despreciable: la "literatura de combate
o militante" o la mera "retórica populista", en el mejor de los casos.
Como me considero heterodoxo y no practico –consciente de las consecuencias–
ese dogma, que es uno de los pilares que sustentan y connota decisivamente
el discreto encanto de la burguesía académica, habré de referirme a
aquellas jornadas de hace medio siglo, situado voluntaria (y provocativamente)
del otro lado del mostrador.
Lo haré partiendo de una
de las falsificaciones más groseras del "pensamiento objetivo": el mítico
"cinco por uno", nacido al calor de aquellos enfrentamientos del ‘55
y transformado por la intelligentzia en símbolo indubitable de la barbarie
y de la violencia peronista.
Es verdad que fue Perón, desde los balcones de la Casa de Gobierno,
quien, el 31 de agosto de 1955, dijera: "Por cada uno de los nuestros
que caiga, caerán cinco de los de ellos". Todos lo saben y lo repiten
hasta el hartazgo (y muchos ya sin saber de qué se trataba). En fin,
de allí salió el "cinco por uno, no va a quedar ninguno". Pero pocos
han sido capaces de percibir (o se han preocupado por hacerlo notar,
si lo percibieron) que, más allá del enunciado de la frase (real y sólo
justificado en las circunstancias en que fue pronunciado), el contenido
fue puesto en práctica y brutalmente ejecutado en contra de los sectores
populares. A nadie parece preocuparle eso. Será porque, contrario sensu,
para la "objetividad científica" siempre "es mejor decir que hacer y
prometer que realizar".
He leído en un reportaje, que Ud. se ha permitido decir
que soy un cobarde porque ordené la suspensión de una lucha
en la que tenía todas las probabilidades de vencer. Usted
no podrá comprender jamás cuánto carácter y cuánto valor
hay que tener para producir gestos semejantes. Para usted,
hacer matar a los demás, en defensa de la propia persona
y de las propias ambiciones, es una acción distinguida de
valor.
Para mí, el valor no consiste —ni consistirá nunca— en hacer
matar a los otros. Esa idea sólo puede pertenecer a los
egoístas y a los ignorantes como usted. Tampoco el valor
está en hacer asesinar a obreros inocentes o indefensos,
como lo han hecho ustedes en Buenos Aires, Rosario, Avellaneda,
Berisso, etc. Esa clase de valor pertenece a los asesinos
y a los bandidos cuando cuentan con la impunidad. No es
valor atropellar los hogares humildes argentinos, vejando
mujeres y humillando ancianos, escudados en una banda de
asaltantes y sicarios asalariados, detrás de la cual ustedes
esconden su propio miedo.
Si tiene dudas sobre mi valor personal, que no consiste
como usted supone en hacer que se maten los demás, el País
tiene muchas fronteras; lo esperaré en cualquiera de ellas
para que me demuestre que usted es más valiente que yo.
Lleve sus armas, porque el valor a que me refiero, sólo
se demuestra frente a otro hombre y no utilizando las armas
de la Patria para hacer asesinar a sus hermanos. Y sepa
para siempre que el valor se demuestra personalmente y que,
por ser una virtud, no puede delegarse. Hágalo, sólo así
me podría probar que no es la gallina que siempre conocí.
Si usted no lo hace y el pueblo no lo cuelga, como merece
y espero, por salvaje, por bruto y por ignorante, algún
día nos encontraremos. Allí, le haré tragar su lengua de
irresponsable.
Juan Perón, General.
Comando Nacional del Partido Peronista
En definitiva, como le dijo
Jauretche, siempre lúcido, al General: "Por cada uno de ellos que cae,
terminan cayendo cinco de los nuestros". Así fue, en lo que hacía a
la vida de los hombres y también en lo simbólico. Veámoslo aplicado
a las cosas del sentir, como el espanto y el amor.
Espanto uno. 16 de junio de 1955. Cuando los aviones navales (copiloteados
por civiles) bombardearon la Plaza de Mayo, murieron 350 personas, según
La Nación; o 360, según Arthur P. Whitaker, cuyas continuas referencias
en su obra al "tirano" garantizan su "neutralidad valorativa" (fuentes
citadas, estas dos, con el objeto de no irritar nuevamente la mirada
académica del doctor Isidoro J. Ruiz Moreno); o más de 400, según investigaciones
recientes, pero carentes, naturalmente, de "objetividad".
Espanto dos. Las jornadas del 16 al 20 de septiembre de 1955. Los días
de la autodenominada "revolución libertadora" (que, poco importa, no
fuera ni una cosa ni la otra para la mayoría de los argentinos), durante
cuyo transcurso, según sus panegiristas, las víctimas producidas fueron
irrelevantes y quedaron en un discretísimo segundo plano. Mientras tanto,
hordas de "gente bien" arrasaban locales peronistas incendiándolos (no
eran, claro, el Jockey Club) y destruyendo todo símbolo del "régimen
depuesto". Por ejemplo, en la saqueada Fundación Evita, quemaban con
fruición "democrática" miles de frazadas porque tenían impreso el escudo
peronista. "¡Ahora que los negros se caguen de frío!", aullaban los
incendiarios. ¡Qué difícil evaluar ese gesto con objetividad!
Espanto tres. El 5 de marzo de 1956 se sanciona el decreto-ley 4161
(encabezado por las firmas de Aramburu y Rojas) que "prohíbe la difusión
de una posición y doctrina política que ofende al sentimiento democrático
del pueblo argentino". Se refería al peronismo (que en la última elección
de 1954 había obtenido el 62 por ciento de los votos y 18 años después
de una permanente proscripción y persecución repetía ese porcentaje),
e imponía prisión de 30 días a seis años a quienes utilizaran con fines
de afirmación ideológica o de propaganda armas tan peligrosas como "imágenes,
símbolos, signos, expresiones significativas, doctrinas, artículos y
obras artísticas (...) pertenecientes o empleados por los individuos
representativos u organismos del peronismo". Para que lo entiendan todos:
si alguien decía "¡Viva Perón!", iba preso; en cambio, si decía "¡Muera
Perón!" era democrático. ¡Qué modo original de concebir la democracia!
Espanto cuatro. La proclama del 27 de abril de 1956, suscripta por el
presidente (Aramburu), el vicepresidente (Rojas) y los ministros del
gobierno de facto, deroga por bando militar la reforma constitucional
de 1949 y declara vigente la Constitución nacional sancionada en 1853.
Eso sí, en el artículo 2º se aclara que "el gobierno provisional de
la Nación ajustará su acción a la Constitución que se declara vigente
por el art. 1º en tanto y en cuanto no se oponga a los fines de la Revolución,
enunciados en las directivas básicas del 7 de diciembre de 1955 y a
las necesidades de la organización y conservación del gobierno provisional".
Situados en el mundo del revés, se llamaba tirano a quien votaba la
mayoría del pueblo y a esta contrarrevolución se la denominaba "revolución"
(y, además, "libertadora"). Así, era lógico que la democracia fuera
descaradamente antidemocrática.
Espanto
cinco. En la madrugada del 10 de junio de 1956, los jefes de la dictadura
militar (Aramburu y Rojas) firmaron el decreto 10.364 que establecía
la ley marcial e imponía la pena de fusilamiento a los civiles y militares
que se habían alzado el día anterior contra el poder que detentaban
(esto debía estar relacionado con "las necesidades de organización y
conservación del gobierno provisional", porque la Constitución declarada
vigente por ellos lo prohibía). En un extraordinario artilugio jurídico,
lo aplicaron retroactivamente. Por ese decreto, entre el 9 y el 12 de
junio, hubo fusilamientos en Campo de Mayo, Lanús, La Plata y en la
vieja Penitenciaria Nacional de la avenida Las Heras. Como consecuencia
de su aplicación anticonstitucional fueron ejecutados 31 hombres, entre
civiles y militares peronistas. Ellos fueron: Juan José Valle, Alcibíades
Cortinez, Ricardo Ibazeta, José Irigoyen, Oscar Cogorno, Dardo Cano,
Eloy Caro, Jorge Costales, Jorge Noriega, Néstor Videla, Juan Abadie,
Osvaldo Abedro, Mario Brion, Nicolás Carranza, Francisco Garibotti,
Carlos Lizaso, Dante Lugo, Miguel Mauriño, Carlos Irigoyen, Vicente
Rodríguez, Clemente Ross, Norberto Ross, Ramón Videla, Miguel Paolini,
Rolando Zanetta, Ernesto Garecca, Isauro Costa, Luis Puchetti, Hugo
Quiroga, Luciano Rojas y Miguel J. Rodríguez. Fin del espanto. ¿Para
qué más?
Amor uno. 12 de junio de 1956. Antes de que lo fusilaran, el general
Juan José Valle dejó una carta dirigida a su fusilador. "Dentro de pocas
horas usted tendrá la satisfacción de haberme asesinado. (...) Entre
mi suerte y la de ustedes, me quedo con la mía. Mi esposa y mi hija,
a través de sus lágrimas verán en mí un idealista sacrificado por la
causa del pueblo. Las mujeres de ustedes, hasta ellas, verán asomárseles
por los ojos sus almas de asesinos. (...) Es asombroso que ustedes,
los más beneficiados por el régimen, y sus más fervorosos aduladores,
hagan gala ahora de una crueldad de la que no hay memoria. Nosotros
defendemos al pueblo, al que ustedes están imponiéndole el libertinaje
de una minoría oligárquica, en pugna con la verdadera libertad de la
mayoría (...). Como cristiano me presento ante Dios, que murió ajusticiado,
perdonando a mis asesinos; y como argentino, derramo mi sangre por la
causa del pueblo humilde, por la justicia y la libertad de todos y no
sólo de las minorías privilegiadas (...).
Conclusión: si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir
que hay otra historia; una historia "del otro lado", en la que el espanto
vale apenas uno y cinco el amor. En las cosas del sentir (y del escribir)
yo también "entre mi suerte y la de ustedes, me quedo con la mía". Quien
quiera oír, que oiga.
oscar@castellucci.com.ar
Instituto para el Modelo Argentino
www.sitioima.com.ar
Episodo trágicómico dentro de la irracionalidad libertadora
que sufría el país en l955 - Reconstrucción hecha por Eduardo Rosa en
base a recuerdos personales y al libro "Conversando con José María Rosa"
de Pablo J.Hernández
Serían las dos de la mañana cuando tocaron el timbre de mi departamento
de la calle Cangallo (hoy Perón). Yo vivía solo. Era John W. Cooke,
que no podía entrar en el departamento que le habían facilitado en ese
mismo edificio. Le habían entregado una llave equivocada. Recordó que
yo vivía allí y venía a pedirme asilo. Conocía a Cooke por su interés
por la historia y en ocasiones yo había ido a su casa o él a la mía.
Pero no podía decirse que fuéramos amigos de esos de trato frecuente.
Obré como debe obrar un criollo. Lo hubiera hecho aunque fuera mi enemigo,
y Cooke no lo era. Puse la casa a su disposición, y a la mañana me fui
a dictar mi cátedra a La Plata que inexplicablemente aún conservaba.
(aunque luego de este episodio me echaron).
Cuando regresé no fue menuda mi sorpresa: me esperaba una fila de policías
con ametralladoras que apenas cabían en el estrecho pasillo. La presencia
de Cooke había sido detectada. Conclusión: me metieron preso, alojándome
en una oficina bastante incómoda. Así estuve durante varios días. Después
me pasaron a un salón muy grande de la jefatura. Allí funcionaría un
tribunal, pero como no lo había visto nunca, ni en las películas.
Un estrado con seis o siete
jueces de uniformes de las distintas armas; uno sólo, en un extremo,
de civil. En frente cuatro o cinco filas de sillas ocupadas por gente
de uniforme de alta graduación y señoras y niñas muy bien arregladas
que me miraban, (esa fue mi impresión) con infinito desprecio ya que
era un "peronacho".
Me hicieron sentar frente al estrado. La silla era endeble y casi destartalada.
Después de sacarme fotografías,( y creo películas) se apagaron las luces
de la sala, y potentes reflectores se concentraron sobre mí.
Situación deprimente. O intimidante. Ridículamente sentía vergüenza:
hacía cinco o seis días que estaba preso, dormía malamente en una silla
apoyado en una mesa, estaba sin bañar, con el traje arrugado y manchado,
la barba sin afeitar (era lampiño entonces), el pelo alborotado. Iluminado
por esos reflectores y con un público tan distinguido.
Se hizo silencio- La escena pareció detenerse en el tiempo. Hasta que
de pronto se alzó la voz de uno de mis jueces. Era del que estaba de
civil.. Enunció con voz entre lacónica y metálica:
La
"Revolución Libertadora": retorno al coloniaje
Por Ernesto Jaurteche
En noviembre de 1955, a dos meses del derrocamiento del
gobierno peronista, Arturo Jauretche publicó una respuesta
al plan económico elaborado por encargo del gobierno de
facto de Aramburu y Rojas.
Jauretche destacaba la siguiente afirmación de Raúl Prebisch,
consejero económico de los militares golpistas: "Una de
las medidas imprescindibles que hay que tomar para que el
plan sea exitoso, es el ingreso de la Argentina como país
miembro del Fondo Monetario Internacional" (el gobierno
peronista había resistido con éxito todas las presiones
internacionales y nuestro país no era miembro del FMI).
Este ingreso se concretaría en abril de 1956.
Para que ello fuera posible, la llamada Revolución Libertadora
había derogado, por un inconcebible decreto, la Constitución
de 1949. Además, había dictado el Decreto 4161 que prohibía
la sola mención de los nombres de Juan Perón y Eva Perón,
el uso de las palabras peronismo y justicialismo y toda
la iconografía e imágenes simbólicas del peronismo, proscripto
como partido político. Las organizaciones obreras y profesionales,
así como las asociaciones empresarias nacionales, habían
sido intervenidas y saqueadas; poblaban las cárceles, incluida
la de Ushuaia, más de diez mil dirigentes políticos y sindicales;
las humillaciones, torturas y persecuciones, los fusilamientos
legales e ilegales, de los representantes de toda manifestación
política vinculada a lo que llamaron "la dictadura sangrienta
de Perón" inauguraban la vigencia del terrorismo de estado.
Jauretche, en un texto lamentablemente profético, advirtió
cuáles iban a ser las consecuencias de la política económica
impuesta por la dictadura así como del ingreso de Argentina
al FMI. Bajo el subtítulo "¿Hacia dónde vamos?", afirmaba
Jauretche:
...El plan Prebisch significará la transferencia de una
parte sustancial de nuestra riqueza y de nuestra renta hacia
las tierras de ultramar. Los argentinos reduciremos el consumo,
en virtud de la elevación del costo de vida y del auge de
la desocupación. De esta manera, no solamente aumentarán
nuestros saldos exportables, sino que serán más baratos,
lo que será aprovechado por el consumidor extranjero que
ensanchará su cinturón a medida que nosotros lo vayamos
achicando.
La mayor parte de nuestra industria, que se sustentaba en
el fuerte poder de compra de las masas populares, no tardará
en entrar en liquidación.
Los argentinos apenas si tendremos para pagarnos la comida
de todos los días.
Y cuando las industrias se liquiden y comience la desocupación,
entonces habrá muchos que no tendrán ni para pagarse esa
comida.
Será el momento de la crisis deliberada y conscientemente
provocada...
Los productores agrarios, que en un momento verán mejorar
su situación, no tardarán en caer en las ávidas fauces de
los intermediarios y de los consorcios de exportación, que
muy pronto absorberán el beneficio de los nuevos precios
oficiales. Para ese entonces, ya no existirá el I.A.P.I.
ni habrá defensa posible...
Exportaremos más pero percibiremos menos por esas exportaciones
en razón de la caída de nuestros precios como efecto directo
de la reforma cambiaria.
Luego, a medida que se destruya el sistema de comercio bilateral
y quedemos sujetos al patrón de una única moneda de cambio
internacional, tendremos que comenzar a ceder a la presión
del ‘único comprador’.
Llegado ese momento, no habrá más remedio que aceptar sus
imposiciones, porque estará cerrada toda otra posibilidad.
Se cumplirá así una clara sentencia de Prebisch: ‘las economías
débiles no colaboran, se subordinan fatalmente’...
Y completará esta apreciación de 1955, que 50 años después
será cruenta realidad:
Mientras tanto nos iremos hipotecando con el fin de permitir
que falsos inversores de capital puedan remitir sus beneficios
al exterior. Y como nuestra balanza de pagos será deficitaria,
en razón de la caída de nuestros precios y de la carga de
las remesas al exterior, no habrá entonces más remedio que
contraer nuevas deudas e hipotecar definitivamente nuestro
porvenir.
Llegará entonces el momento de afrontar las dificultades
mediante la enajenación de nuestros propios bienes, como
los ferrocarriles, la flota o las usinas.
Poco a poco se irá reconstruyendo el estatuto del coloniaje,
reduciendo a nuestro pueblo a la miseria, frustrando los
grandes ideales nacionales y humillándonos en las condiciones
de país satélite...
Sólo aspiro a que el lector, superando toda bandería y todo
sectarismo, se aboque a la verificación de las cifras y
de los hechos consignados. Que no se deje encandilar por
los fuegos artificiales de los hombres ‘magos’ de esas creaciones
míticas con que los imperialismos pretenden explotar la
ingenuidad de los pueblos jóvenes.
Pocos años más tarde, Jauretche responderá al ministro de
Economía Alvaro Alsogaray, que planteaba la cuestión entre
"dirigismo" y "libreempresismo":
El dirigismo tiene el sentido que le da el que dirige, y
siempre hay dirigismo. Sólo que se llama dirigismo cuando
dirige el Estado y libertad económica cuando dirigen los
grupos monopolistas particulares, que en los países coloniales
o semicoloniales no son muy particulares, porque a su vez
están dirigidos por la política del imperio predominante.
Y se refirió en estos términos a las medidas adoptadas por
Alsogaray en la línea de privatizar la banca pública:
El que tiene la dirección de la banca tiene en sus manos
el factor más eficiente de desarrollo del país o de retraso;
si los bancos están orientados por la sociedad, responderán
a los intereses de esa sociedad, y promoverán las actividades
que a ella le convienen. Si están orientados por los intereses
privados, promoverán el estacionamiento del país en la esfera
exclusiva de esos intereses privados. Y en un país colonial,
donde los más poderosos intereses privados están regidos
por la política de los consorcios extranjeros, la acción
de la banca se dirigirá precisamente a mantener las condiciones
coloniales...
El que maneja el crédito maneja más la moneda que el que
la emite... El que maneja el crédito maneja más el comercio
de exportación e importación que el que compra y el que
vende... estimula determinadas formas de producción y debilita
otras; establece qué es lo que se ha de producir y que es
lo que no; determina lo que puede y lo que no puede llegar
al mercado con facilidades de venta, y maneja por consecuencia
el consumo. El que maneja el crédito crea moneda de pago
y poder adquisitivo... decide qué se produce en el país
y qué no se produce, quién lo produce, cómo lo produce,
cómo lo vende y cómo lo acapara, adónde lo exporta y en
qué condiciones; determina las condiciones de la plaza,
incide en la bolsa, todo, en una palabra.
El secreto de la prosperidad o la decadencia, del desarrollo
o del atraso, está en gran manera en los bancos. Las disposiciones
jurídicas, las leyes de promoción, la organización de los
negocios, no son más que la anatomía de la sociedad económica.
El mismo transporte es también anatomía. Pero el dinero
es la fisiología de una sociedad comercialista. Es la sangre
que circula dentro de ella, y el precio del dinero, su abundancia
o escasez, está determinado por el sistema bancario....
Pero el dinero de los bancos no es de los bancos. Es de
la sociedad toda que allí lo deposita, y de allí sale multiplicado
en forma de préstamo...
Así, si crear moneda es una función del Estado, que éste
debe vigilar cuidadosamente para adecuarlo a las condiciones
del mercado, no es explicable que se pretenda que crear
crédito, que es crear mucha más moneda, es actividad privada.
Destruir la nacionalización de la banca fue y es un objetivo
fundamental de los cipayos.
Ante la política de promoción a las exportaciones agropecuarias
en detrimento del mercado interno y la manufactura impulsado
por los gobiernos posperonistas, dirá más adelante:
La diversificación y la industrialización en el mercado
interno levantan el nivel de vida, al ofrecer trabajo abundante
y remunerado. No sólo son precursores de la expansión hacia
otros rumbos del comercio internacional, competencia, sino
que convierten al país productor en un mercado propio competidor
del metropolitano, tanto porque el alza del nivel de vida,
como consecuencia del mayor poder adquisitivo de la población
la hace consumidora y por consecuencia competidora del tradicional,
como porque alza los costos que el país dominante trata
de mantener bajos. País de pocos patrones y "peones de pata
al suelo" es lo que Alsogaray quiere.
Una población rica implica una fuerte demanda interna, y
sobre la base de esa demanda interna se crean nuevas formas
de producción, que se desarrolla a expensas del mercado
interno hasta que han adquirido su plena capacidad, y están
en condiciones de salir a la conquista de otros mercados.
La subversión de las ideas básicas explica que se haga necesario
desarrollar estos conceptos elementales.
Por fin, Jauretche hacía también una alusión a su método:
Habrá en esto redundancia como en todos mis trabajos, pero
conviene no olvidar que persigo un fin didáctico, por lo
que hay que caer y volver a caer sobre lo mismo para compensar,
con la reiteración, el ocultamiento de las verdades que
se dicen, de que se ocupa el mecanismo de la publicidad,
que a falta de elementos de convicción utiliza su difusión
masiva y continuada para la deformación del pensamiento
argentino, cultivando memorias y olvidos maliciosos.
Y rematará su anatema publicado bajo el título "Retorno
al coloniaje", con una impresionante exhortación:
Bajo el falso pretexto de una crisis económica sin precedentes,
está por consumarse la gran estafa a los intereses y a las
aspiraciones de la nacionalidad. Ha llegado la hora en que,
por encima de los transitorios rencores internos, cada argentino
asuma la responsabilidad que le compete...
En la reforma económica está el secreto de nuestro porvenir
libre o esclavo, del bienestar o de las penurias de los
argentinos y del juicio definitivo que la historia formulará
sobre los hombres y las instituciones que asumieron la responsabilidad
de mandar en esta tierra.
- El capitán Gandhi le pregunta...
- ¿Quién es el capitán Gandhi? - pregunté, realmente sorprendido. No
conocía al personaje en cuestión.
- Soy yo. - respondió la misma voz.
Porque ese capitán de civil hablaba en tercera persona.
Comenzó a interrogarme sobre Rosas. ¡Eso era la locura! Los que me conocen
saben que cuando hablan de Rosas se me olvida el sueño, el cansancio,
la depresión, Perdí conciencia del lamentable estado en que me encontraba
y me puse a dar una clase sobre el Restaurador (?) a ese público absurdo.
- El Capitán Gandhi dice que usted sabe mucho de Rosas. - me increpó
Tal vez tenga razón el capitán Gandhi. Pero si quiere que le hable de
Rosas que me invite una tarde a su buque, nos tomaremos dos whiskies
y le digo todo lo que el capitán Gandhi quiere saber sobre Rosas...
pero no sé por qué me han traído con ametralladoras y en este estado.
O al menos hubiese comprado mis libros; así por lo menos yo ganaba algo....-
- Usted es un mercader de la historia!
- ¿Y usted de que vive?. Porque supongo que debe ser mercader de algo...
Aquí cambió la expresión del capitán: – "Es que usted enseña cosas que
pervierten a la juventud y nos gustaría comprobarlo".
-¿Pervierto a la juventud? –
- "Los trata de hacer rosistas, cuando Rosas fue un tirano, como el
prófugo, que mató mucha gente". (eso pasaba antes del 9 de junio de
1956).
- No mataba tanta, capitán. Los que mandó fusilar fue por traidores
a la Patria.-
- "¿Cómo a la patria? En todo caso traidores a Rosas."- intentó ironizar.
- Toda la época de Rosas es de conflictos internacionales, con los bolivianos,
con los franceses, con los ingleses, con los brasileños, y esa gente
ayudaba al enemigo.- le dije serio, tratando de no traslucir ningún
sentimiento.
- "¿Guerra con Francia, con Inglaterra, cuándo?"- se interesó. Me pareció
que buscaba el pie para la burla.
- Con Francia hubo dos intervenciones: la de 1838, y la conjuntamente
con Inglaterra de 1845. – aclaré
-¡Ah... los bloqueos!- respondió como no dándole importancia
-Pero el capitán Gandhi debe saber que un bloqueo es un acto de hostilidad,
y además no se limitaron los interventores a bloquear; también bombardearon
a Martín García, Atalaya, la Vuelta de Obligado...- Quería mirarlo a
los ojos tratando de percibir, a pesar de los reflectores, su expresión.
-"Pero no bombardearon Buenos Aires".- me dijo como quien no espera
respuestas ya que considera vencido al enemigo
Bueno: dicen que por una réplica uno es capaz de hundirse hasta las
verijas; y yo, que soy polemista de alma, no iba a perder la ocasión
que me brindaba el capitán.
-Buenos Aires nunca fue bombardeada – le dije – por marinos ...extranjeros.-
concluí
En el momento (el capitán Gandhi) no pareció darse cuenta de la intención;
Alguien le arrimó un papel con un mensaje. Lo leyó y, tomándose un instante
para reflexionar lo que iba a decir, enunció entre rígido y furioso:
- "Su interrogatorio, señor, ha terminado. Lo íbamos a poner en libertad,
pero queda detenido por ofensa a la Revolución Libertadora".
Me pasaron a un calabozo.
Días después a la penitenciaría, rigurosamente incomunicado.
No puedo decir que padecí mucho con la incomunicación. Lo único que
quizás me preocupaba era no saber que pasaba afuera.
La incomunicación puede hacer sufrir a un extravertido, pero no a un
introvertido como yo. No me querían dar lápiz ni papel por lo que mi
único entretenimiento en los primeros días, era el de meditar.
Después supe que se podía leer; bastaba con pedir al guardián un libro.
El reglamento permitía leer un libro pero uno no lo podía elegir. Cuando
pedí uno me trajeron una novela de Salgari; al día siguiente lo cambié
por otro y llegó una "Corona fúnebre" en homenaje del general Manuel
Rodríguez, con los discursos pronunciados en su entierro. Al tercer
día pedí me lo cambiaran ante el asombro del guardián por la rapidez
de mis lecturas. Vino El Quijote y ya no precisé más cambios. El Quijote
era lectura constante mía, y lo releí por enésima vez.
Además eso de la incomunicación se fue relativizando. Se siente los
primeros días, pero después uno se acostumbra, y busca la vuelta para
no hacerla rigurosa. Por ejemplo: nos traían a las cinco de la mañana
el tazón de mate cocido que era nuestro desayuno; Esto lo hacían presos
comunes y no guardianes. Entonces uno podía ponerse en contacto con
los tres presos de la celda de enfrente, que a esa hora tenían sus mirillas
abiertas y también tomaban sus mates. Conversábamos en voz alta. Eran
políticos peronistas y entablamos muy buena amistad. Sobre todo con
un mozo morocho y delgado, que debía ser algo importante porque a cada
momento lo llamaban a declarar.
En horas de la noche también me podía comunicar con los presos de celdas
contiguas: bastaba poner sobre la mesa el banquillo, y subido allí se
alcanzaba una pequeña ventana de rejas. Como de noche tampoco había
guardianes, sino presos comunes, podíamos conversar, aunque sin vernos
las caras. También a la mañana temprano, cuando hacíamos el barrido
de la celda y limpiabamos el "zambullo" en las letrinas, se podían cambiar
palabras con los presos en iguales condiciones. Así me hice de algunas
amistades. Una vez pasó ante la puerta de mi celda el ex ministro de
relaciones exteriores de Perón, Cavagna Martínez, siempre muy elegante,
embutido en un pijama de seda y con el zambullo en la mano.
-¿Dónde va el canciller?
-"A ver al Nuncio".
Un hombre que conserva el humor, merecía mi aprecio. Fuimos, hasta que
murió no hace mucho, grandes amigos. Otro amigo que me hice fue ese
morocho que estaba en una celda de enfrente. Yo no sabía quién era,
pero él me llamaba don Pepe con cordialidad: yo era más conocido de
lo que imaginaba. Una tarde un preso común me hizo llegar una invitación
de ese mozo para festejar Navidad en la letrina: debía pedir permiso
para ir a ellas, y el soldado de guardia me llevaba con fusil hasta
la entrada. Allí encontré a mi amigo desconocido junto con varios ex
ministros de Perón, a algunos de los cuales conocía, festejando sentados
en las letrinas, la navidad con champagne francés y un magnífico pavo
asado. Ese mozo debería ser hombre de recursos, porque no solamente
había conseguido traer esos comestibles, sino que no nos molestasen
al brindar por la felicidad del país, de Perón, y por cada uno de nosotros.
Allí me enteré que el amable desconocido era Jorge Antonio. Su amistad
la conservo también: dicen que los amigos de la escuela y de la cárcel
no se pierden.
Después supe que también nuestros amigos y familiares se habían juntado
en la puerta de la cárcel de la calle Las Heras para recibir la navidad
lo más ruidosamente posible. Pero desgraciadamente no los llegamos a
escuchar. Sin embargo sospechábamos que en alguna parte de la algarabía
navideña estaban nuestros seres queridos y nos recordarían.
Mis hijos estaban haciendo esfuerzos para sacarme, pero sus recursos
de hábeas corpus se estrellaban contra la información de la policía.
No sabían donde estaba. Hasta que una tarde cayó a la celda de enfrente
el Bebe Goyeneche perseguido por los libertadores gorilas. Su culpa
era haber sido secretario de prensa de Lonardi. Lo habían puesto, para
agraviarlo, entre los peronistas para que se ensañaran con él por las
cosas que había dicho contra Perón y "sus relaciones con niñas menores".
Yo lo defendí ante mis amigos. Después que salgamos de aquí, peleémonos.
Pero aquí ayudémonos unos a otros. No estuvo mucho tiempo, y cuando
salió pudo decirle a mis hijos que yo estaba en la sala tal, la celda
cual, de la penitenciaría.
Mientras mi familia tramitaba el hábeas corpus (que en rigor debe despacharse
en horas, pero llevaba cinco meses de demora) ante un juez, Arturo Llosa,
que me conocía. Había sido nacionalista, y ahora estaba entre los libertadores
que lo hicieron juez.
Con los datos de donde estaba exigió las causas de mi detención, y le
dijeron que era en averiguación de actividades terroristas. Llosa que
me conocía, pidió aclaración, y el jefe de policía dijo que "las actividades
terroristas eran defender a Juan Manuel de Rosas".
Mis hijos presentaron un escrito diciendo que yo "no había tomado parte
en el gobierno depuesto de Juan Manuel de Rosas". Llosa, muy molesto
con la policía, ordenó que me levantasen la incomunicación, y pusieran
en libertad dentro de las 24 horas bajo amenaza de allanar la penitenciaría.
El abogado de mis hijos vino esa noche para decirme que me interrogarían
esa misma noche en el Departamento de Policía para atribuirme, de palabra
solamente, algún acto terrorista, que podía ser la quema de las iglesias,
que justificase mi larga detención. Pero que no temiera porque el juez
Llosa me pondría indefectiblemente en libertad al día siguiente.
Debo decir que en esos días de estar incomunicado me enteré quién era
ese famoso capitán Gandhi: era un protegido del subjefe de policía,
de profesión maestro de escuela que había estudiado algunas materias
de medicina, y su verdadero nombre era Próspero Germán Fernández Albariños.
Oí decir muchas cosas extrañas de su manera de preguntar y de sus actos
anormales, de cómo había cortado la cabeza de Juan Duarte para probar
que no se había suicidado sino que lo mataron, que tenía la cabeza de
Duarte en una bandeja sobre su escritorio e infinidad de cosas por el
estilo.
Un detenido peronista, diputado por no sé dónde, que era médico psiquiatra,
hizo en base a los relatos que se hacían del tal Gandhi el diagnóstico
de su enfermedad: "es un paranoico" –
-¿Qué es un paranoico?-, le pregunté.
Me explicó que era un delirio sistemático, es decir que sólo deliraba
un sistema de la personalidad, mientras la otra permanecía con una apariencia
casi normal. Por los datos que le dábamos el tal Gandhi era un perseguido-perseguidor
con predisposición a delirios de grandeza, que le llevaba a fingir conocimientos
que no tenía y que se sentía perseguido por enemigos imaginarios, fruto
de su delirio. Gandhi se creía acosado por los nacionalistas, y por
eso se ensañaba, digamos que para defenderse, con ellos. Agregó que
esa clase de enfermos tiene conciencia de que están perturbados, pero
tratan de ocultarlo o disimularlo ante los demás y que si yo le hubiera
dicho "usted es un paranoico", le habría provocado quizás una crisis.
- Qué lástima – le dije – saberlo recién ahora.-
Cuando me dieron la noticia de que esa noche volvería al famoso tribunal,
deseé fervientemente que Gandhi estuviese allí para desquitarme de los
cinco meses que a la sazón había sufrido de incomunicación. Se me ocurría
que no tenía él la culpa (Injusto por parte mía, porque no era a él)
sino mi poca prudente alusión a los bombardeos de Buenos Aires. Pero
de todas maneras me cobraría la bronca (rabia, furia ?) en un gorila.
Esa noche fui llevado al tribunal; y Gandhi estaba. El tribunal ya no
era el mismo. Ya no había militares sino unos muchachitos "comandos
civiles" que hacían, junto con Gandhi, de jueces. La diversión ahora
parecía comenzar a aburrir. Gandhi fue rápido a la imputación:
-"¡Se lo acusa a usted de haber incendiado las iglesias!" -
Como yo alcé los hombros, me gritó:
-"¿No le importa esa grave acusación?"-
-Absolutamente nada: entre usted y yo hay mucha distancia.-
-Le voy a mostrar la distancia, dijo el capitán, y tomando un bloque
de papeles trazó unas líneas.
-Acá en el centro está el capitán Gandhi , haciendo un circulito que
lo representaba; -aquí a mi izquierda el infierno comunista- con circulitos
que eran Marx, Stalin, Molotov... -Y aquí a mi derecha el infierno nazi-,
dibujando circulitos que eran Hitler, Mussolini, Perón y Rosas. -Y junto
a Rosas está usted.- Y exhibiendo triunfante, con un dedo en el capitán
de su gráfico y otro en el circulito que me correspondía, me espetó
sonriente: -Vea la distancia que hay entre el capitán Gandhi y el doctor
José María Rosa.
-Me parecería mayor.... pero si usted lo dice... –
-¿Qué le parece este gráfico?-, mostraba triunfante su dibujo.
Hice como si lo estudiara, y después lenta, muy pausadamente, le contesté:
-Es el dibujo de un paranoico.
Un momento de silencio en el auditorio. Algo debería haber trascendido
sobre el estado de Gandhi porque me pareció oír risas reprimidas en
los comandos libertadores.
-¿Qué sabe usted lo que es un paranoico? ¿Es médico acaso?
- No lo soy, pero sé que el capitán Gandhi es un paranoico.- afirmé
sin tonos.
-¿Y qué es un paranoico?- me preguntó con cierta alarma.
-Es un delirante – repetía la lección del psiquiatra peronista – perseguido-perseguidor,
que imagina persecuciones y usa nombres que no tiene.-
Aquí las risas de los gorilas no pudieron contenerse. Gandhi, con el
color cambiado, dio una orden a alguien. Hubo un silencio: esperaba
que me mandasen otra vez al calabozo. No me importaba: me había dado
el gusto, y una noche se pasaría pronto. Pero todavía no había acabado
la sesión.
El mensajero trajo un libro cuyo título decía: "Psiquiatría". Gandhi
lo hojeó con nerviosidad hasta encontrar lo que buscaba. Era un dibujo.
Mostró el dibujo del libro, y en la otra mano el suyo.
-Este es el dibujo de un paranoico. ¿Ve que son distintos?-, me indicó
ahora con angustia.
Yo no entiendo una palabra de psiquiatría pero se me ocurrió decirle:
- En uno los trazos son rectos, en el otro son curvilíneos: pero en
los dos el enfermo se coloca en el centro.-
En verdad yo no había visto ningún enfermo en el dibujo del libro, cuyo
trazado no entendía muy bien. Y contesté al tanteo...
Debí acertar porque Gandhi, fuera de sí, se puso a gritar: ¡ El capitán
Gandhi será un paranoico, pero José María Rosa es un nazi, y prefiero
mil veces ser un paranoico que un nazi! La angustia y el miedo le transfiguraron
el rostro. Por un momento pensé que iba a intentar golpearme. Después
me pareció que iba a llorar.
La escena era penosa y la gente ya no se reía. Me pareció que se retiraba.
Los comandos civiles que integraban el tribunal, miraban a todos lados
queriendo irse a cien leguas. Mientras Gandhi fuera de sí gritaba, les
remaché el clavo a los libertadores: – ¿No se dan cuenta que este hombre
es un enfermo? Cuando salga de aquí los haré a ustedes responsables
de mi detención, y no a este pobre loco.
"¡Usted no saldrá nunca – gritaba Gandhi – porque la Revolución Libertadora
no morirá nunca y usted se pudrirá en la cárcel !". Y cosas por el estilo.
Alguien, compadecido, le tomó el hombro y le dijo algunas palabras al
oído. Entonces, con aire de mando, dijo: "¡Váyase! Usted es un nazi,
y no podemos respirar el mismo aire que respira un nazi. ¡Váyase inmediatamente!
Y le prohíbo que escriba una palabra sobre lo que ha pasado esta noche.
Si llega a hacerlo, yo escribiré el epílogo".
La primera vez – dije dirigiéndome a los nerviosos comandos civiles
– que un juez echa al reo del tribunal.- Y me fui nomás. .
Esa noche con unos lápices que le pedí al pesquisa y una resma de papel,
reconstruí el increíble diálogo, dispuesto a publicarlo cuando me liberaran.
Que fue al día siguiente. Hice copiar el manuscrito a máquina, y lo
llevé a la revista De Frente que dirigida por Prieto, increíblemente,
todavía salía. Como era la única publicación peronista su tiraje pasaba
los 100.000 ejemplares, como no ha tenido ningún semanario político,
que yo sepa.
Prieto mandó hacer unos dibujos donde aparecía Gandhi con uniforme de
Napoleón, ojos bizcos, colmado de chapitas de Coca-Cola como condecoraciones,
mostrando el gráfico famoso. Como acápite una nota: "Este diálogo ha
sido reconstruido por el doctor José María Rosa. El gobierno puede saber
si no está ajustado a la verdad porque está grabado en cinta magnetofónica
en el Departamento de Policía. Lo invitamos a que nos desmienta".
Fue la última actuación de Gandhi... y también la última de De Frente.
Vinieron de presidencia a comprar diez ejemplares: horas después llegó
la orden de clausura definitiva.
Autor: Raúl Morales Álvarez, Revista Ahora , 25 de Octubre de 1955 (días
antes de su destitución).
Excelencia, el Movimiento Revolucionario que usted encabeza ha recibido
el apoyo de los grandes partidos políticos de la Argentina, como los
demócratas, los socialistas y las dos tendencias que dinamizan la UCR,
bien, pero queremos hacerle una pregunta irreverente; ¿Qué cabida tendrá,
o mejor dicho que actitud tendrá el gobierno provisional con los comunistas?
La Revolución ha contado con la simpatía de los partidos democráticos,
y contó con su efectivo apoyo cuando fue necesario y hubo oportunidad
de prestarlo. El gobierno fijará más adelante las normas relativas a
los partidos que incluyen principios del totalitarismo en sus programas
Presidente, sobre el peronismo ¿lo considera usted como algo desarraigado
del alma popular argentina? Dicho de otro modo ¿cree usted que el peronismo
está derrotado por la caída de Perón? ¿Cómo juzga usted al peronismo
en cuanto poderío electoral? ¿Cómo un fantasma, un mito, o algo, en
cambio, que es necesario sopesar y concretar?
El país está desilusionado del peronismo. La Revolución Libertadora
habría sido imposible en caso contrario.
Abundando sobre estos mismos temas ¿Cuáles cree usted que serán los
caminos más viables y apropiados para "desperonizar" a los que aún se
mantienen "peronizados"?
Lo más eficaz es el contraste entre la administración anterior y la
nuestra, respetuosa de la libertad y exigente en lo que se refiere a
moral de los funcionarios.
Queremos insistir general sobre los mismos tópicos. ¿Puede calcularse,
por ejemplo, el monto de la fortuna ilegal lograda por Perón? ¿En cuántos
millones de dólares? ¿Cuál será el destino de esta riqueza? Si ella
es ilegal, ¿podría reivindicarse el Gobierno aún en el caso de que esté
depositada en bancos extranjeros?
Todas estas preguntas tendrán respuesta judicial o policial cuando sea
pertinente.
14/11/55. Clic para ampliar
¿Cuándo estimaría usted oportuno el instante de convocar a elecciones?
¿Podría precisarnos la fecha y afirmar para dentro de qué tiempo?
Cuando estén preparados los instrumentos electorales se llamará a elecciones.
¿Postulará usted a un cargo rector dentro de los destinos argentinos
si así se lo exigieran las fuerzas morales que dieron nacimiento a la
Revolución que derrocó a Perón?
Terminado el gobierno provisional volveré a la vida privada.
Sectores de la opinión pública estiman que esta revolución es obra de
las fuerzas armadas, derecha y clero ¿Es correcta esta apreciación?
La revolución propiamente dicha, es obra de las Fuerzas Armadas, ciudadanos
amantes de la libertad de todas las tendencias, nos han prestado su
valiosísimo apoyo. En cuanto al Clero, sin perjuicio de la ayuda que
individualmente prestaron sus miembros, le cupo un papel de primer orden
en la preparación del ambiente revolucionario, por la defensa brillante
de la religión y de las piadosas tradiciones del pueblo argentino.
¿Apoya usted la formación de un nuevo y fuerte Partido Demócrata Cristiano
que vendría en cierto modo a reemplazar dentro de su gobierno a lo que
fue el Partido Peronista en el pasado régimen?
Quiero mantener la más absoluta imparcialidad respecto de todos los
partidos políticos.
En los diez años de dictadura, ¿cuál ha sido la curva inflacionaria
con que el peronismo flageló al país? ¿Podría hacer usted un verdadero,
necesario y hasta cruel diagnóstico de la vida económica del país?
Las curvas de inflación las determinarán los técnicos en economía. En
lo económico, el peronismo fue un desastre mucho mayor que lo calculado
antes de la Revolución. A todo se pondrá remedio.
Sobre este mismo punto, ¿cuál será el futuro rumbo económico que el
Gobierno Provisional impondrá al país? ¿Retornará el liberalismo económico,
anulando los controles del IAPI ¿Continuará en funciones este mismo
organismo? Los estudios del Dr. Prebisch, ¿serán fundamentales para
la nueva política económica argentina?
El DR. Prebisch presidirá el asesoramiento económico. No se adoptarán
reformas, aun las que parezcan más obvias, sin el consejo autorizado
de especialistas rectos y patriotas. Mi deseo es dar la mayor libertad
posible, incluso en lo económico, para que la iniciativa de los particulares,
con su inextinguible capacidad creadora, contribuya de modo eficaz a
remediar los enormes perjuicios causados por el peronismo. Esta plaga
totalitaria nos ha hecho más daño que si hubiéramos perdido una guerra.
En su aspecto económico más íntimo, ¿cuál será el destino de la Fundación
Eva Perón?
También ahí tiene la palabra el asesoramiento económico. En todo caso,
me parece que la Fundación puede utilizarse para instituciones públicas
en beneficio común.
Quiero que usted acepte mis excusas. Pero usted comprende que en los
actuales momentos, Eduardo Lonardi no es ni siquiera un hombre de hogar.
Condecirle que he tenido que variar por completo los horarios de una
vida normal, sometiéndome a lo que necesariamente es sorpresivo. ¿A
qué horas cena usted, por ejemplo? Entre las 8 y las 9 de l anoche,
¿verdad? Bien. Yo lo hago a las 11, las 12, a la 1 de la madrugada,
y a veces, no ceno. ¿Qué le parece? Dejemos, para otro momento las preguntas
que faltan.
Por Alberto R. Pringles, suboficial retirado de la Fuerza Aérea, desde
Los Angeles, California
alberto.pringles@verizon.net
Era la 1:30 de la madrugada del día 16 de septiembre de 1955. Sonó el
silbato muy fuerte en la barraca de mi Compañía en la Escuela de Suboficiales
de la Fuerza Aérea Argentina, sito en la ciudad de Córdoba. El Teniente
Ramírez quien no pertenecía a mi compañía nos ordeno prepararnos dado
un "Estado de Alerta", y pocos minutos mas tarde la compañía entera
estaba formada afuera con todo el armamento listo. Siendo mi especialidad
en armamentos el Teniente me ordeno estar a cargo de un cañón antiaéreo
ubicado sobre un rodado que enganchamos a un camión al que luego subimos
una veintena de estudiantes cuyo grado era "Aspirantes".
Estaba en ese entonces en el final de mis estudios en la Escuela de
Suboficiales y a menos de 90 días para nuestra graduación. La Escuela
esta ubicada a 6 1/2 Km. de la ciudad de Córdoba, camino a Carlos Paz.
Justo enfrente se encontraba la Fabrica Militar de Aviones también conocido
como "IAME", en donde se fabrico el Pulqui, Pulqui II, Rastrojero, motos
Pumas, etc. Mas adelantes esta la Escuela de Aviación.
No se nos explico la razón del "Estado de Alerta", y supusimos que al
igual que en otros similares anteriores nuestra Escuela estaba del lado
y en defensa del gobierno constitucional del Presidente Perón. Al amanecer
presenciamos un intenso cañoneo por parte del Ejército hacia la Escuela
de Infantería. Luego cerca de mediodía nuestra compañía ataco y se apodero
de LV2, luego denominada "La Voz de la Libertad". Ya casi al atardecer
nuestra compañía se fue al centro de la ciudad de Córdoba en donde había
muchos tumultos y entre ellos una demostración. Pocos minutos después
y para mi sorpresa escuche los primeros gritos desde la otra parte de
la Plaza San Martín que vivaban los disparos que un Capitán realizaba
y a los gritos de "Matéenlos a todos esos peronistas hijos de p…!".
Allí en ese mismo momento todos comprendimos que nuestra Escuela no
estaba defendiendo al gobierno constitucional, por el contrario éramos
parte de los rebeldes que querían derrocarlo, y no podía entender eso!
Como podía ser esto posible? Siempre estuvimos de lado de la legalidad!
La Fuerza Aérea no era golpista! Porque ahora si? Y esas mismas preguntas
se las haría luego por la noche al Tte. Ramírez, después de atrincheramos
en las afueras del IAME. "No se, nosotros nos limitamos a cumplir ordenes",
me decía, pero sus explicaciones no eran para mi muy convincentes!
Dentro de una Institución como nuestra Escuela en donde prevalece una
estricta disciplina, los estudiantes vivíamos también aislados totalmente
del acontecer fuera de sus límites. No sabíamos ni discutíamos por ende
de política, que además estaba vedado para nosotros. Pero mis compañeros
mas cercanos sabían perfectamente de mis raíces peronistas, de provenir
como les decía "de una familia en donde hasta el gato era peronista".
Ellos sabían de mis triunfos como atleta en el Campeonato Infantil Evita
en 1950, en donde me corone Campeón de Capital Federal y Subcampeón
Nacional en 64 Metros con vallas. Merced a mi triunfos había sido recibido
por Evita en la Residencia de Olivos, y allí sentado junto a ella y
a otros chicos en las escaleras charlábamos y reíamos con ella como
si ella fuese casi de nuestra edad! Ella era absolutamente sencilla
y natural! Mis amigos sabían que por dicha razón de mis simpatías peronistas!
Un peronista que 20 días atrás, el 24 de Agosto recién cumplía 19 años!
En la madrugada del 17 de Septiembre el Teniente Ramírez a los gritos
nos ordeno prepararnos para entrar en combate! A lo lejos se veían el
perfil de dos bombarderos Avro Lincoln, de la Fuerza Aérea seguramente
de la Base Aérea en Villa Reynolds, San Luis y que se dirigían exactamente
en nuestra dirección! Mientras preparaba y ubicaba mi cañón Hispano
Suizo de 20 Mm. Mi cabeza era un panel de ideas confusas! En pocos segundos
más debería tomar la decisión más importante de mi vida! Y era mía,
solo mía!
Nuestro grupo estaba compuesto de 25 a 30 Aspirantes de diversas promociones
y también había allí soldados, todos estaban armados con fusiles Máuser
modelo 1905, pistolas calibre 45 y ametralladoras PAM calibre 9 Mm.
Yo estaba a cargo del arma mas poderosa y seguramente la única efectiva
en un fuego antiaéreo! Tenia un cañón Hispano Suizo de 20 Mm., que dispara
a razón de 400 disparos por minuto a un alcance de 1500 a 2000 Metros
de distancia, con espoleta y un explosivo en cada proyectil! Los Avro
Lincoln son aviones comprados a los ingleses luego de la segunda guerra
mundial. Eran grandes, lentos y venían justo para sobrevolar nuestro
campamento, volando bajo, a no mas de 200/300 Mts. de altura! Eran un
blanco perfecto! Había tiempo para apuntar, disparar, corregir la dirección
y seguir disparando, sabiendo que un solo proyectil que diera en el
blanco era suficiente para derribar cada bombardero a su vez seguramente
cargado de bombas! Si, era un blanco muy simple de derribar!
De pronto el Teniente Ramírez ordeno "Fuego, Fuego!" y al unísono todas
las armas dispararon hacia los aviones ya sobre nuestras cabezas! Todos
cumplieron su orden y dispararon! Menos mi cañón Hispano Suizo el cual
permaneció en silencio! El Teniente Ramírez repitió su orden, que todos
cumplieron! De mi cañón antiaéreo no salio un solo disparo! Rato después
el Teniente Ramírez ordeno al grupo que me rodearan apuntándome con
sus armas! Eran 30 armas de fuego apuntándome! El Teniente saco su pistola
Ballester Molina calibre 45 y la puso contra mi frente! Estaba muy nervioso
y me gritaba a pleno pulmón: "Sabe Usted Aspirante Pringles la pena
que corresponde por sabotaje y negarse a disparar frente al enemigo",
"Sabe Usted Aspirante lo que ha hecho?" Por supuesto que lo sabia, lo
dice el Código de Justicia Militar: "Fusilamiento inmediato frente a
un pelotón"! Si, que lo sabia! Yo permanecí callado, pero el Teniente
seguía gritando y repitiendo lo mismo: "Sabe Usted lo que ha hecho?".
Estaba enardecido! Y allí en el medio de esos gritos yo también a los
gritos le conteste: "Ellos no son mis enemigos, son Oficiales y Suboficiales
que están defendiendo a un gobierno legitimo y nosotros no! Ellos no
son mis enemigos"! y "Yo no soy un asesino"!
El Teniente se puso fuera de si, de su boca brotaba la saliva por los
costados del encono que tenia, su pistola casi tocaba mi frente y se
bamboleaba de un lado al otro frente a mis ojos! Mi vida en ese momento
no tenia valor alguno!
"Aspirante Pringles: Cállese la boca!", "Le estoy ordenando que se calle
la boca", me seguía repitiendo! Nuestros gritos se cruzaban mientras
yo seguía repitiendo "Yo no soy un asesino"! "Ellos no son mis enemigos"
¡Ambos gritábamos a la vez! Yo nunca había hecho eso de levantar la
voz en la estricta disciplina de nuestra escuela y de respeto a un superior!
De pronto mis camaradas tensos por la situación y al unísono empezaron
a gritarme: "Callate Pringles, callate"! Y al final me callé!
Fui arrestado y puesto en un calabozo, mientras a través de los guardias
me enteraba que se rumoreaba mi fusilamiento como "ejemplo y escarmiento"
para el resto de los estudiantes! Mi madre se vino desde Buenos Aires,
dado que no sabía nada de mí. El Suboficial de Guardia me permitió verla
sin que ella supiera mi estado de detenido!
Al sexto día de estar detenido me hace llamar un Capitán que estaba
ese día de Jefe de Día y a cargo de la seguridad de toda la Escuela.
Y allí me pregunta: "Aspirante Pringles, explíqueme que es eso que Usted
se negó a disparar frente al enemigo?" A lo que respondí: "Hace pocos
meses un Capitán Instructor nos explico "que era" una "Orden Legal del
Servicio"? Y nos decía que para ser "legitima" debía: a) Ser emanada
de un superior asignado "específicamente" por la "superioridad correspondiente".
B) La "Orden" en si debe ser "legitima", es decir respetando los "códigos
Militares como así la Constitución Nacional". "Pero y en este caso,
Señor:", seguí diciendo. "El Teniente Ramírez, no pertenece a mi compañía,
por ende no es una autoridad legitima para darme una orden de ese tipo!".
"Una orden de derrocar al Presidente y al Gobierno legal es una orden
ilegitima, viola la Constitución y tampoco se debe acatar!" "Finalmente
Señor, el Capitán Instructor reemplazante que nos dio esas directivas
ese día, fue Usted mismo"!
Así termine mi respuesta! El Capitán quedo totalmente sorprendido ante
mi respuesta y quedo callado por unos momentos. Estaba sentado frente
a un escritorio y de pronto se tomo con sus manos la cabeza mientras
la meneaba de un lado a otro y me dijo: "Es verdad Aspirante, yo dije
eso", "Es lo que corresponde y lo puedo volver a repetir y Usted interpreto
bien mis instrucciones"!"Pero es también cierto que hoy vivimos un momento
que nos sabemos que "esta mal" o "esta bien"!
"Váyase Aspirante Pringles, Usted queda en Libertad Usted no ha violado
ningún reglamento, Usted esta libre!" Vaya fortuna para mí ese día!
Cuantas coincidencias? Que se le ocurriera al Capitán llamarme y mas
aun tener la nobleza de refrendar lo dicho! No, nunca pude recordar
el nombre de dicho Capitán, que en una sola oportunidad reemplazo a
nuestro oficial instructor militar asignado. Siempre tuve, buenos Oficiales
y Suboficiales Instructores! La Fuerza Aérea siempre nos doto de principios
férreos de moral y disciplina!
Y estos fueron siempre la columna vertebral de mi vida y que procure
transmitir a mis hijos! Porque traigo estos recuerdos al aire en ocasión
de que la nación recuerda el 50 aniversario de un golpe de estado, de
un episodio vergonzoso, antiargentino, basado en "La Razón de la Fuerza",
que origino violencias inusitadas y creo la separación de los argentinos?
Lo hago, puesto que es el momento tal vez único y ultimo que me queda
para hacerlo. Acabo de cumplir 69 años, y los tripulantes de los Avro
Lincoln tendrían entre 5 y 15 años más de edad que la mía, es decir
todos entramos en una edad donde la luz al final del túnel es ya muy
tenue!
Quienes eran los 12 o 14 Oficiales y Suboficiales que integraban la
tripulación de dichos Avro Lincoln? Yo nunca lo supe! Y ellos seguramente
nunca se enteraron lo cerca que tuvieron de perder su vidas 50 años
atrás a manos del entonces "Aspirante Pringles!"
Me gustaría conocerlos y de lejos o de cerca poder estrecharnos en un
abrazo reviviendo hechos muy trágicos en nuestras vidas! Ojala
que así sea! [2005]