Selección de textos y notas periodísticas

    


NOTAS EN ESTA SECCION
    Presentación  |  Es increíble la irracionalidad del mundo  |  Los intelectuales deben ser solidarios con los que sufren Hambre y piojos
Tierra y trabajo  |  Los ajeros, la "Galle" y los pañuelos blancos  |  Poesías, vindicadores y ajos  |  La larga paz argentina
"Soy agente foráneo, prochileno y delirante"  |  Un día occidental y cristiano  |  Historia de las utopías
"Sábato y Favaloro son parte de la hipocresía argentina"
 

Historiador, periodista, escritor, pensador, novelista, ensayista, cineasta... Osvaldo Bayer es uno de los escritores argentinos más reconocidos de nuestro país. Lleva toda una vida comprometido con los movimientos obreros y sus luchas por tener una vida digna, con los pueblos originarios de nuestro país, echados de sus tierras y masacrados por los gobernantes, y con todo tipo de minorías que no sean respetadas. Sus varios tomos de "Los Vengadores de la Patagonia Trágica" son documentos valiosísimos. En ellos testimonia la virulenta represión y matanza de obreros a manos del ejército durante las huelgas patagónicas de 1921. Su primer libro fue prohibido por Lastiri. "Lo cual, me da un poco de vergüenza, si hubiese sido prohibido por otro presidente de más categoría uno se pondría más contento", dice irónicamente. El segundo libro lo prohibió Isabel Perón y ya con la publicación del tercer volumen de "Los Vengadores de la Patagonia Trágica", llamado "Humillados y ofendidos" (1974) y el estreno de la película "La Patagonia Rebelde", llevada al cine por el director Héctor Olivera, Bayer apareció en las listas de la Triple A, viéndose obligado a dejar el país. En 1976 la embajada alemana lo ayuda a salir del país, como refugiado.

Su amor por la libertad, por su patria, por sus amigos y compañeros perseguidos por la dictadura militar hicieron que él ingresara varias veces al país de forma clandestina. En 1983, con el retorno de la democracia, regresó al país. Pero sus hijos ya habían estudiado y habían formado sus familias en Alemania, y su mujer, no quería saber nada con volver a un país que la persiguió y la humilló sin causa alguna ". Así que él se pasa ocho meses en la Argentina y los meses restantes con su esposa, hijos y nietos. El escritor cuenta que cuando regresó al país, le costó mucho volver a reintegrarse: "A lfonsín tuvo una política muy negativa con respecto a los exiliados. Al día siguiente de tomar la presidencia hizo una comida para intelectuales y no invitó absolutamente a ninguno de los que habíamos regresado. Entonces, los tres o cuatro primeros años me iba seis meses a Alemania, trabajaba allá, para ganarme las divisas para poder vivir aquí en Argentina. Yo no quería dar mi brazo a torcer. Hasta que Lanata me llamó para Página 12 y la Facultad de Filosofía me nombró profesor titular de derechos humanos y ahí pude asentarme acá", recuerda Osvaldo.

Nacido en el año 1927 en la provincia de Santa Fe, estudió medicina y filosofía en la Universidad de Buenos Aires, y más tarde se fue a Alemania para estudiar Historia en la Universidad de Hamburgo. Ha trabajado en los medios más prestigiosos del periodismo escrito como Página 12, Clarín y Noticias Gráficas. "Severino Di Giovanni, el idealista de la violencia" , La Patagonia rebelde" (tomo I, II, III, IV), "Los anarquistas expropiadores y otros ensayos", "Exilio", un ensayo junto al poeta Juan Gelman, "Rebeldía y esperanza" son algunas de sus obras.

Fuente: Magela Demarco, Clarin.com, 03/01/07


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Es increíble la irracionalidad del mundo

Es increíble la irracionalidad del mundo. Pero el hombre persiste. Sigue rigiendo la ley del dinero. Más dinero, más poder. Así de sencillo. Por ejemplo, que los alimentos del mundo estén en manos de un núcleo de personas surgidos en su mayoría de los dueños de la tierra. En un mundo con limitaciones –y las conocemos con respecto a las reacciones de la naturaleza y a eso que llaman la bolsa y la ruleta de las acciones o las altas y bajas de las divisas– las grandes líneas a seguir no las dictan los que defienden la vida a ultranza, ni siquiera los políticos elegidos en las urnas, sino los que tienen el verdadero poder. Lo vemos actualmente en Europa. Hoy el diario Frankfurter Rundschau –lo cito porque es un órgano que a veces, muy pocas veces, lástima– se atreve a decir basta. Hoy, viernes, le dedica toda su tapa, toda, a denunciar la inhumana política europea con respecto a los seres humanos del tercer y cuarto mundo que buscan refugio en Europa, los denominados “ilegales”, que llegan de todos los países pobres. En la tapa de ese diario está en grandes letras la palabra Europa atravesada con alambres de púa. Y luego, en letra pequeña, este párrafo: “Con toda dureza, los estados europeos proceden contra los que buscan refugio. Europa se comporta así como si sólo tuvieran derecho a una vida en dignidad los que nacieron en el continente correcto. Cómo ese apartheid hace ricos a los nuevos contrabandistas de personas, arroja cadáveres a las costas españolas y lleva a que los chechenos perseguidos no encuentren protección, informamos en la edición de hoy, el Día de los Refugiados”.  

Sí, Europa ha decidido hacer ya en un tono leguleyo lo que lleva a cabo Estados Unidos en sus fronteras con los “latinos”. Es el sistema. Esa Europa que estableció después del “descubrimiento” la esclavitud y la explotación de sus colonias africanas y americanas no se hace responsable por ello. Pero eso sí, sigue aprovechando el comercio con las elites de esos países que dominan sus economías y producen la pobreza, y por tanto la violencia.

Cuando uno lee las noticias de la Argentina, comprueba que la Sociedad Rural acompañada por otras organizaciones, que en conjunto siguen siendo dueños y señores de la tierra (algunos más, otros mucho menos, pero están juntos), hacen un “paro” patronal. La tierra, que significa el pan, que no tendría que pertenecer a nadie sino a todos, es de ellos. Esa tierra que tendría que ser de todos, como la sombra de los árboles en verano, como los caminos, como los ríos, como el derecho a la enseñanza, como el derecho a la salud. Causa hasta vergüenza que ninguno de nuestros gobiernos haya ido a golpear a la puerta de la Sociedad Rural y les haya preguntado: ¿de dónde tienen ustedes la tierra, quién se las otorgó, cómo llegaron a ella? La pregunta que tendríamos que hacerles todos a los estancieros, los latifundistas. ¿Cómo es posible que ningún Congreso nacional en toda su historia haya tratado el tema de los títulos de la propiedad de las pampas increíblemente fértiles e interminables o haya nombrado una comisión que estudiara a fondo cómo llegaron esos señores a la posesión de tales extensiones? No, no se hizo nunca. Se aceptó a libro cerrado esa historia terriblemente injusta y cruel. De eso no se habla. Y todos concurrieron a inaugurar el monumento a Julio Argentino Roca, el que dictaminó la muerte al “salvaje o bárbaro”. Y cómo después va a comenzar el otro capítulo, el de la explotación de los verdaderos trabajadores de la tierra, los “peones en negro”, como es habitual. Peones y sirvientas no entran por la puerta del Derecho.

Es hora de llamarlos a rendir hoy cuentas de cómo sus antepasados obtuvieron esas tierras. Sin ninguna duda, la mayoría fue después de la campaña de Roca, con el exterminio de los habitantes originarios. Lo dice toda la documentación histórica. Fue la Sociedad Rural presidida por José Martínez de Hoz –apellido bien conocido por los argentinos– quien va a apoyar y promover la campaña de Roca, por ejemplo, ofreciéndoles las “mejores caballadas” de los estancieros. Después del genocidio se otorgaron más de 41 millones de hectáreas a 1843 estancieros, entre ellos a la familia Martínez de Hoz, que recibió nada menos que 2.500.000 hectáreas. Y luego en la lista de beneficiarios estaban los Anchorena, Leloir, Temperley, Atucha, Ramos Mejía, Miguens, Unzué, Llavallol, Señorans, Martín y Omar, Real de Azúa, Luro, etc. Todos apellidos de la “aristocracia” de la tierra. El general Roca se quedará con 65.000 hectáreas, para “empezar”, y se otorgarán otras 7.450.000 hectáreas a los militares autores del genocidio. Lo dice el propio Domingo Faustino Sarmiento, en el diario El Censor del 18.XII.1885, textual: “Es necesario llamar a cuenta al presidente y a sus cómplices en estos fraudes inauditos. El presidente Roca, haciendo caso omiso de la ley, cada tantos días remite por camadas a las oficinas del Crédito Publico órdenes directas, sin expedientes ni tramitaciones inútiles, para que suscriba a los agraciados, que son siempre los mismos, centenares de leguas”. Por eso, durante la Década Infame, los conservadores levantaron el monumento a Roca en la Diagonal Sur de la Capital. Y ahí estaban todos, en primera fila los miembros de la Sociedad Rural. El mismo Roca aprobará la Concesión Grünbein, por la cual se otorgaron miles de hectáreas en la Patagonia principalmente a ingleses provenientes de las islas Malvinas. Que financiaron a los “cazadores de indios”. Una libra esterlina por par de orejas de tehuelches. La Sociedad Rural también apoyó firmemente la represión de los peones rurales patagónicos en la matanza de 1921 para no hablar de su influencia en la política de los centros provinciales.

¿Cómo es posible que jamás en la Argentina se haya intentado una reforma agraria? Seguimos aceptando un régimen que pertenece al medievo. Se tiene que dictar una ley poniendo una valla a la posesión, un máximo de hectáreas y dar preeminencia a las cooperativas de productores. Para ello, crear escuelas en cada ciudad del interior de más de cincuenta mil habitantes sobre administración del campo, ciencias agrícolas y ganaderas, para que los hijos de los trabajadores de la tierra puedan ya ser los técnicos futuros del campo.

Nada se arregla ahora con bajar o subir las retenciones, sino que la única solución es democratizar la posesión de la tierra. Y que sean esas mismas cooperativas las que se encarguen de la comercialización de sus productos.

Es lamentable que la Federación Agraria, aquella del Grito de Alcorta, no haya continuado su lucha de hace un siglo y que hoy busque como aliados a quienes están en la vereda de enfrente. Me viene a la memoria el movimiento del campo iniciado por integrantes de la Federación Agraria y apoyado por su diario La Tierra, en febrero de 1975, en el gobierno de Isabel Perón. Las otras organizaciones patronales del campo –Sociedad Rural, Coninagro y Confederaciones Rurales Argentinas– repudiaron las acciones de protesta. También Carbap, a través de su titular, Jorge Aguado, tuvo palabras muy duras contra el citado movimiento. Más tarde, en septiembre, del mismo año, sí, la Federación Agraria se plegó al movimiento de reivindicaciones de las Confederaciones Rurales Argentinas, a la que pertenece Carbap. Por lo que el periódico El Auténtico dirá: “La falta de una adecuada política económica tendiente a garantizar el precio de las cosechas, que hace que los pequeños y medianos productores queden a merced de los grandes monopolios exportadores, explica la decisión de la Federación Agraria de plegarse a una huelga hegemonizada totalmente por la más rancia oligarquía”. Hace treinta y tres años.

El diario La Prensa, por supuesto, apoyó el movimiento de la oligarquía del campo señalando que “De hecho, los gobiernos han mantenido una incoherencia sistemática respecto de la agricultura... que puede expresarse como desprecio por la merecida consideración de esa actividad productiva en el conjunto de los intereses nacionales”. Intereses nacionales.

La verdadera solución llegará cuando se lleve la verdadera democracia a la tierra. Ni terratenientes ni siervos. Que la alimentación de las ciudades no dependa de un triunvirato todopoderoso de los dueños de la tierra. Ojalá que la Iglesia Católica tome como modelo al obispo Angelelli, aquel que dijo en el púlpito, en ocasión de la muerte de un leñador y después de ver con sus propios ojos cómo sus compañeros llevaban el cuerpo sin vida sobre los hombros y lo enterraron así porque no les alcanzaba el dinero para comprar un ataúd: “En qué país vivimos que ni siquiera los leñadores pueden lograr la madera que abrace y contenga a sus seres queridos a la hora de la muerte”.

Al día siguiente, Angelelli yacía sin vida tirado en el suelo de una tierra por la que tanto luchó. Realidades constantes.

Fuente: www.tercerainformacion.es


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"Los intelectuales deben ser solidarios con los que sufren"

A propósito de la edición del libro Entredichos, Osvaldo Bayer 30 años de polémicas, el escritor, periodista e historiador actualiza el debate sobre "los temas que se discuten desde siempre". El autor de La Patagonia Rebelde no esconde nada.

Por Silvina Friera

Desde el escritorio de su casa en Linz am Rhein (Alemania), a orillas del río Rin, Osvaldo Bayer contempla un inmenso bosque de hayas, robles, nogales y otros árboles y plantas con sus curiosas y hermosas flores silvestres. Y oye el canto de los pájaros. En esa casa, construida por su hijo Udo, espera que lleguen los sueños, los recuerdos, los anuncios, lo imprevisto. "Aquí espero la visita de Chejov, de Bernhardt, o de los poetas de siempre, Goethe, Hesse. Y por ahí también llega Evaristo Carriego en el tren provincial y lo espero en la pequeña estación, o a Roberto Arlt, para hablar en alemán", cuenta el escritor a PáginaI12. "Tengo el retrato de Marlene Dietrich, claro, aquí en la biblioteca, no en el dormitorio como lo tengo en Belgrano. Sí, aquí, en la biblioteca, no sea que me visite José Pablo Feinmann y me denuncie en alguna contratapa", bromea. El escritor, periodista e historiador está convencido de que la polémica es una de la armas de la razón. Polemizar es su modo de estar en el mundo (ver aparte). Lo prueba, en parte, Entredichos, Osvaldo Bayer 30 años de polémicas, editado por Casa América Catalunya y La Ochava Ediciones, con compilación y epílogo de Fabián D’Aloisio y Bruno Napoli, que recoge siete polémicas que el autor de La Patagonia Rebelde ha mantenido con Ernesto Sabato, Alvaro Abós, Mempo Giardinelli, Roberto Baschetti, Günter Lorenz y Rolando Graña.

En estos debates intensos sobre el exilio, la violencia, la censura, el rol de los intelectuales y sus complicidades con el genocidio y el peronismo, Bayer pone la palabra al servicio de la reflexión, el debate y la discusión. Como señala Rodolfo Mattarollo en uno de los estudios preliminares del libro, "se trata de estar dispuesto al intento de pensar las experiencias límites y sus contradicciones muchas veces insalvables".

–¿Por qué al repasar las siete polémicas la sensación que impera en el lector es que los temas planteados no tienen fecha de vencimiento, que no están cerrados?

–A pesar del tiempo transcurrido, ninguno de los temas de las polémicas ha podido ser resuelto ni en el mundo ni en la Argentina. Porque miremos al mundo o sólo a la Argentina, ¿es aceptable el estado de cosas actual? ¿Acaso los argentinos hemos aprendido algo después de las enseñanzas que nos dejó la crueldad extrema en que vivimos durante la última dictadura? Nada; miremos las estadísticas: hambre de nuestros niños, gente sin trabajo, villas miseria. Después de dos guerras mundiales pareciera que la humanidad no ha aprendido nada. Irak, Afganistán, refugiados, hambre, bombardeos, deterioro de la naturaleza... Por eso, hay que sentarse a la mesa y discutir, por lo menos eso. No al conformismo. No al hincarse y ponerse a rezar. Pero yo no busqué las polémicas. Ante mis escritos, me buscaron y me encontraron. No le quité el cuerpo.

–Rodolfo Terragno plantea en uno de los artículos en los que polemizó con usted que el exilio, durante la última dictadura, creó una deuda. ¿Cree que se logró saldar esa deuda en estos años de democracia?

–No. La democracia no hizo justicia con el exilio. En ese sentido, la Alemania que surgió después de la caída del nazismo reivindicó a sus exiliados. Por ejemplo, se les pagó el pasaje de regreso y se les dio una labor. A los intelectuales prohibidos se les dio una tarea en la cultura o en la docencia y se les reeditaron sus libros quemados, indemnizándolos. En la Argentina no pasó nada de eso. Todo lo contrario. Cuando regresé, había un clima adverso al exiliado que volvía. Alfonsín, al día siguiente de asumir el mando, invitó a la Rosada a almorzar a intelectuales argentinos, pero a ninguno de los que habían regresado del exilio. Volví en octubre del ’83, el día de las elecciones. En los primeros cinco años no conseguí ningún trabajo. Por eso, todos los años regresaba a Alemania para trabajar seis meses y ganarme las divisas para poder vivir en la Argentina los otros seis meses. Hasta que PáginaI12 me abrió sus puertas y la Facultad de Filosofía me nombró profesor titular. Por lo menos, los gobiernos elegidos después de la dictadura tendrían que haber editado los libros quemados, y resarcido, por los daños, a las sufridas y valientes editoriales de esos libros.

–En el debate con Terragno la discusión parece tensarse cuando se reflexiona sobre el papel de los intelectuales. ¿Cuál es la incomodidad que produce y quizá siga produciendo pensar el rol del intelectual?

–Repito siempre: el intelectual debe tener todas las libertades para escribir o decir su pensamiento, pero eso sí, tiene que ser solidario con los que sufren y salir a la calle por ellos. Si no, ¿para qué sirve la intelectualidad, si se aísla en la torre de marfil y no escucha los ruidos de la calle? Y más aún durante una dictadura de la desaparición de personas.

–Usted definió a Sabato como "el héroe de la clase media" en 1985. ¿Lo sigue siendo, o después de la polémica que tuvo con usted, en el Periódico de las Madres, su figura fue perdiendo peso?

–Mi definición de Sabato como "héroe de la clase media" fue dicha con ironía. Me refería a esa clase media que no quiere ser molestada nunca y sale a la calle sólo para aplaudir al gobernante de turno, al triunfador de turno, al preferido de los medios. Sabato fue un maestro en mantenerse en equilibrio en todas las décadas. Con catorce dictaduras militares ni estuvo preso, ni le prohibieron un libro, ni tuvo que irse del país, ni la policía nunca le tocó el timbre de su casa. Esto no es un reproche, pero por lo menos tendría que haber dejado de representar su papel de "eterna víctima". Pero bien, todo se puede pasar por alto pero lo que no le voy a perdonar nunca es haber escrito en su libro El otro yo del peronismo esta frase: "Perón era un resentido, como buen hijo natural que era". Ser hijo natural no es ni un pecado ni un desmedro. Yo, que soy un hijo "legítimo", prefiero la palabra "natural" a la palabra "legítimo".

–¿Por qué Sabato nunca hizo el acto de contrición que usted le pedía?

–Creo que le falta una palabra que valoro mucho: humildad. El ir a visitar a Videla y decir que ese dictador criminal era "un general culto" fue un error que produce espanto. Luego, ya en democracia, tendría que haber dicho: "me equivoqué, y pido perdón a todas las madres de los desaparecidos". Y no, no lo hizo. Pero no quiero seguir este tema dada la edad actual de Sabato. Creo que está todo dicho en la polémica, que tuvo lugar cuando teníamos 23 años menos.

–En el campo de la discusión de ideas, tanto con Alvaro Abós como con Mempo Giardinelli se percibe que el debate sobre la violencia constituye una dificultad crónica de las izquierdas, peronista y no peronista. ¿Cuáles serían las causas de este déficit?

–Es que queda muy bien decir "estoy contra toda violencia". Yo también estoy contra toda violencia, pero comprendo ciertas reacciones de las víctimas de la brutal y continua violencia de los de arriba. Repito aquello tan verdadero: no hay violencia de abajo si primero no hay violencia de arriba. Es una reacción, a veces la última posibilidad de libertad y justicia. El derecho de "matar al tirano" o de hacerse justicia con la propia mano cuando no hay justicia de arriba son dos problemas que se discuten desde siempre. Si el atentado contra Hitler de Von Stauffenberg hubiera sido exitoso, se calcula que se habrían salvado diez millones de seres humanos. Hoy Von Stauffenberg es uno de los grandes héroes de la historia alemana: monumento y acto oficial en el que se lo recuerda todos los años. Claro, pero ¿quién pone los límites una vez desatada la violencia? Por eso, no hay que jugar con el pueblo porque siempre habrá alguno que reaccionará. En nuestro país no se conoce la autocrítica. Los radicales no han pedido disculpas por los fusilamientos de los peones patagónicos del ’21. Los peronistas no han pedido disculpas por las Tres A de López Rega, ni tampoco por los gobiernos de Menem, de Romero en Salta o de Juárez en Santiago del Estero, para nombrar sólo cuatro ejemplos de otros hechos negativos de nuestra historia.

–La última polémica del libro, con Roberto Baschetti, es sobre el peronismo, sobre el discurso que pronunció Eva Perón el 1o de mayo de 1949. Felipe Pigna disiente con su planteo de considerar a Evita heredera del pensamiento y las prácticas de la derecha, de la Liga Patriótica y de Roca. ¿Qué opina usted?

–Lo que siempre he buscado en la historia es terminar con los mitos: el de Roca, el de Sarmiento, el del propio Alberdi. Como experiencia histórica con respecto al peronismo, les gano a Baschetti y a Pigna porque soy viejo, tengo 81 años y viví ese peronismo desde su nacimiento. He vivido y experimentado sus acciones positivas y negativas. Para aprender de la historia hay que preguntarse el porqué de los fracasos, buscar los errores y tener la valentía de reconocerlos. Hemos perdido lo mejor de la juventud argentina en los años del crimen y la humillación. Y tenemos que preguntarnos por qué. No eran jóvenes "imberbes". Ahí está la clave, en esa palabra de la Plaza de Mayo. ¿Por qué Lastiri en vez de Cámpora? ¿Por qué la represión brutal del "malón de la paz", en 1946, esa pacífica manifestación coya que sólo pedía sus tierras comunitarias? ¿Por qué la prisión de Atahualpa Yupanqui, el cantor de la tierra? ¿Por qué la represión de la huelga marítima de 1950? Yo, que era marinero timonel del vapor Madrid, fui echado por huelguista para siempre de los buques argentinos. Si digo estas cosas, y lo del discurso de Evita, no es para denigrar el peronismo sino para que no se acepte todo como en la iglesia. Por analizar el discurso de Eva Perón no me alejo de ella sino que ayudo a conocerla. Y por eso la comprendo fundamentalmente. No fue Rosa Luxemburgo, pero hizo lo que pudo cuando estuvo en el poder. No soy tan palurdo de confundir a Evita con el pensamiento de la Liga Patriótica ni de Roca. Traigo ese discurso de Evita con enorme tristeza porque veo cómo se denostaba la heroica y bella lucha de los trabajadores del mundo y su "trapo rojo". Baschetti, que no hace mención a mi frase donde pongo bien alto la obra social que patrocinó Eva Perón, me compara con el almirante Rojas y con Marcos Aguinis. Le he respondido que "compararme con el almirante Rojas se lo perdono porque es un disparate tan grande que mueve a risa, pero lo que no le voy a perdonar nunca es que me compare con Marcos Aguinis". Eso, no (risas).

De las siete polémicas, el escritor señala que la que más trabajo le costó fue la de la violencia. "Tal vez nunca encontremos una solución ni comprensión perfecta del tema", admite. La polémica que más dolor le provocó fue la que tuvo con Lorenz en 1979, en Alemania, por lo injusto e irracional de prohibirle que leyera su disertación, Residencia en la amada tierra enemiga, rechazada por "impropia", "contraproducente", plagada de deformaciones demagógicas, de clisés y de generar los efectos contrarios a los buscados por la organización del III Coloquio Latinoamericano. "Pero esa prohibición me dio gran alegría por el apoyo que recibí de los sectores intelectuales y en la prensa alemana." Bayer recuerda que hace un tiempo, en una reunión de intelectuales, preguntó por qué Perón prefirió a López Rega y no a John William Cooke.

–¿Y qué le dijeron?

–Un intelectual peronista me gritó: "ésa es una pregunta gorila, Bayer" (risas). Y yo le respondí: "Claro, sí, es una pregunta gorila, pero respóndanla, por favor". No hubo respuesta. De eso no se habla.

Como buen polemista al que le gusta meter el dedo en la llaga, Bayer termina la entrevista lanzando la punta de la que podría ser otra intensa polémica, si algún peronista se animara a responder por qué el viejo Perón optó por el brujo López Rega. "Me voy a pasear y a soñar con las walkirias por las orillas de Rin", se despide el escritor.

Fuente: Página/12, 29/06/08


Hambre y piojos

Por Osvaldo Bayer. Desde Bonn, Alemania

Interesante. Acaba de ocurrir en esta Alemania. Gobernada, como la califican los sociólogos de fuste, por una coalición de la izquierda "moderada" (las comillas son mías) y la derecha moderada. (La derecha siempre es moderada, en la Argentina hubo "pensadores" que calificaron a Videla de gobernante "moderado".) Es decir, en Alemania el gobierno está compuesto por demócratas cristianos y socialdemócratas. Pues bien, el ministro de Trabajo, Olaf Scholz, salió a leer un documento oficial ante los periodistas. En ese documento, estudiado y redactado por organismos oficiales, se señala que en el 2007, en Alemania –el país mejor organizado económicamente de Europa– ha avanzado la pobreza y, al mismo tiempo, avanzado la riqueza. Se señala en ese estudio que en Alemania el 13 por ciento de la población está bajo el nivel de pobreza, y otro 13 por ciento no cae en la pobreza porque cobra del Estado ayuda por niño o el seguro de desocupación.

¿Pero cómo? ¿Acaso Fukuyama no nos aseguró que el capitalismo, por sí mismo, iba a solucionar todos los problemas económicos del mundo? ¿Qué podemos esperar si Alemania va para atrás? Claro, en lo que respecta sólo a los pobres, porque el mismo estudio oficial señala que los ricos van para adelante, a toda vela. Palabras textuales del ministro Olaf Scholz: "La tijera entre pobres y ricos se ha abierto más aún". Bien, aquí podríamos preguntarle al ministro por qué con esa tijera no le cortan las alas al sistema económico que aplican. "Las ganancias de los ricos crecieron –agregó el ministro– y la clase media se ha estancado." Tal cual. Y agregó: "Es deprimente, en especial, que haya crecido el número de los que trabajan y a pesar de ello se encuentran en situación de riesgo de caer en la pobreza".

Por supuesto, algunos lectores dirán que los pobres en Alemania no son tan pobres como en la Argentina. En la Argentina nuestros pobres viven en "villas de emergencia", como el idioma oficial las denomina, eliminando la palabra de la sabiduría del pueblo, que las llama "villas miseria". Los pobres en Alemania viven en casas. Pero igual, la humillación de la diferencia es la misma. Se nota en los supermercados de aquí entre quienes todos los días compran nada más que fideos o papas y no salen jamás de vacaciones y todos los otros que aprovechan las exuberancias perversas de la sociedad de consumo y que ahora van en jets privados a sus vacaciones en la Costa Azul. Sí, hay cada vez más jets privados.

Hasta se llega a esto, que tendría que darnos vergüenza a todos como seres humanos: en Munich se acaba de inaugurar la feria de los ricos, sí, para millonarios, Luxurious Fair, tal cual el nombre con que se anuncia. La entrada cuesta nada menos que 35 euros y se vende lo más exquisito y exótico que la mente humana pueda imaginar. Por ejemplo: handies de lujo de oro puro y adornados con diamantes. El pequeño aparato está dentro de un estuche en madera de arce de azúcar. El modelo "red devilkin of the stars" fue comprado por un industrial alemán en 149.000 euros para regalárselo a su hija cuando ella terminó su secundario. La socióloga alemana Ricarda Junge se pregunta en un artículo titulado "Nosotros, forjadores de la felicidad", ante la nueva estadística de la pobreza: "¿Por qué el 26 por ciento de nuestra población debe vivir en la pobreza o marginada? ¿Es nuestra culpa? ¿O nos explicamos todo como los norteamericanos puritanos que se rigen por la regla: Dios premia a los buenos con la riqueza y castiga a los malos con hambre y piojos?".

Una pregunta concreta de la socióloga. ¿Cómo la responderían nuestros obispos?

Eso sí, armas, más armas. En vez de repartir el pan nuestro de cada día, se fabrican más armas y se siguen haciendo grandes negocios con ellas. Las estadísticas enferman. Entre el 2001 y el 2006 los gastos militares mundiales crecieron un treinta por ciento, y ese año 2006 fueron de 1179 billones de dólares. Cínicamente se habla de que el mundo está en tiempos de "paz fría". La mitad de esos gastos corresponden a Estados Unidos, 528 mil millones de dólares. Luego, le siguen China, la India, Pakistán, Indonesia y Rusia. Alemania es el tercer país que más exporta armas, 7,7 mil millones de Euros. Sólo lo anteceden Estados Unidos y Rusia.

Para fabricar esas armas y tantos productos superfluos, el ser humano ha destruido su propia naturaleza. Lo dicen los expertos de Naciones Unidas en su documento "Advertencia antes de la catástrofe". Naturaleza destruida, tala de bosques, desaparición de la vida silvestre, catástrofes climáticas, a esto último lo hemos visto en las imágenes televisivas de los últimos días, en todos sus horribles detalles. El ecologista Joachim Wille lo ha definido todo en una corta frase: "La multiplicidad de las especies biológicas desaparece dramáticamente, porque con la destrucción de la naturaleza se gana mucho dinero". Está todo dicho. El presidente de Alemania, Horst Köhler, ha mirado más allá y manifestó por fin la verdad: "Los bancos han convertido a los mercados financieros mundiales en un monstruo. Debemos ponerle barreras". Ojalá que esa advertencia no sólo la haya dicho porque muy pronto está en juego su reelección.

De Italia siguen llegando noticias que asustan a los alemanes. "Ya de Italia no llegan ni siquiera buenos tenores, ahora vienen de Latinoamérica", ha dicho con sorna un comentarista alemán. Las organizaciones de derechos humanos de Europa están preocupados por el crecimiento del neofascismo italiano. Y remarcan las iniciativas de Berlusconi: más policía y expulsión de los inmigrantes "ilegales". Esto último es vergonzoso para un país que en su historia se salvó por la cantidad de emigrantes que envió al exterior, muchos de los cuales ayudaron a sus familias enviando dinero a la vieja patria. Berlusconi tendría que aprender que la única salida humana para retener la ola de pobres que va inundando Europa desde el Tercer Mundo es invirtiendo en esos países, creando nuevas fuentes de trabajo. No, Berlusconi es el demagogo que cree que con la expulsión de los abandonados del mundo y con más policía va a solucionar sus problemas económicos.

Pero no le va a resultar fácil a Berlusconi volver solapadamente a los tiempos del Duce. Hay una juventud que no se rinde. Por ejemplo, los más de diez mil jóvenes que concurrieron en Verona la semana pasada a recordar a Nicola Tommasoli, muerto a patadas por los neofascistas de la ciudad de Romeo y Julieta. Y también los jóvenes que asistirán al concierto que se dará mañana domingo en la Escuela de Música de Treviso en recuerdo de Bruno, mi nieto, que prefirió tener alas para ser nube en vez de soportar una sociedad de la alcahuetería y del sobado del poder.

Pero no sólo hay noticias malas en el mundo. De la Argentina me llega una noticia que me llena de alegría: se hizo justicia con los ajeros, los humildes recolectores del ajo en Mendoza. Se reincorporó a los cesantes. Fue porque en ningún momento abandonaron la lucha. Y otra más: la ciudad de Concordia, a través de sus representantes, eliminó el nombre de Julio Argentino Roca en su costanera y le puso el de Pueblos Originarios. Eso se llama coraje civil. La vida no se rinde.

Página/12


Tierra y trabajo

Por Osvaldo Bayer

¿Son las fantasías que tiene la realidad o es que a la historia hay que mirarla con ironía? Por ejemplo, esa Italia que fue capaz de enviarnos, hace más de un siglo, pensadores tan profundos como Malatesta y Pietro Gori, que nos hablaban que ya ahí, a la puerta, estaba esperándonos el socialismo en libertad por la decisión de todos; o ese Antonio Gramsci, muerto en la cárcel, convencido de que el marxismo era una unidad de teoría y práctica y arma definitiva del proceder revolucionario del movimiento obrero, sí, esa misma Italia acaba de elegir entusiasmada a Berlusconi. Berlusco.

Esto me hizo acordar, cuando triunfó Macri, que 102 años antes, en 1904, el barrio de La Boca había elegido al primer diputado socialista de América, nada menos que a Alfredo L. Palacios. Y justo ese mismo año, el 1º de mayo de 1904, los anarquistas reunieron allí setenta mil obreros para conmemorar el Día de los Trabajadores. Hoy, La Boca reúne ese número de gente cuando Boca Juniors juega con River Plate. Sí, setenta mil obreros en 1904, pese a la represión de Julio Argentino Roca, a palo limpio y disparos de Remington, que ocasionaron la muerte del primer héroe obrero del 1º de mayo argentino: Juan Ocampo, marinero, de apenas 18 años. A Juan Ocampo no lo recuerda ni una piedra en ningún rincón argentino, pero Roca tiene 36 monumentos argentinos. Y Macri acaba de levantar la figura de ese Roca, genocida de los pueblos originarios, en un discurso muy aplaudido.

De todas estas galas floridas y tornasoladas de la historia humana extraemos una que tiene que ver con la actualidad argentina. Se refiere a la Federación Agraria Argentina. Dos momentos. Primero, 1912, el grito de Alcorta. Cansados hasta el hartazgo de la explotación a que eran sometidos los chacareros por los terratenientes y los intermediarios, aquéllos se levantan y dicen basta. Emplean la misma arma que los obreros industriales, del transporte y todos los trabajadores dependientes: la huelga. Por supuesto que la prensa de entonces y de siempre califica a esta lucha como "una agitación artificial provocada por elementos extraños". Los chacareros debían entregar al terrateniente treinta o cuarenta por ciento de sus productos y alquilar para las trillas sólo las máquinas de los señores de la tierra. Además, debían venderle su trabajo al precio que le fijaran ellos.

Cuando se inicia su huelga, los chacareros invitan a los sindicatos obreros a una reunión y la central obrera designa al gráfico –legendario dirigente– Sebastián Marotta para representarla. Allí Marotta le dice a los chacareros que deben salir de la situación en que se encuentran: es decir, que ellos, los colonos, no son ni "asalariados ni capitalistas" y los aconseja pasar a ser asalariados netos, obligando así a los patronos a "administrar sus tierras con el fin de que cargaran con todas las peripecias de las malas cosechas". Tiempo después, Marotta escribiría: "Pensaba ilusoriamente que debía convencerse a los colonos, por vía de la propaganda, que una vez convertidos en asalariados, su lucha, desde el punto de vista de su nueva condición social, sí podía reportarles mejoras efectivas, tal como la rebaja de las horas de trabajo, preparándolos por la capacitación para su emancipación, expropiando de manos del capitalista la tierra y hacerla propiedad de todos".

Si Marotta hoy viviera hubiera visto que la Federación Agraria hizo todo lo contrario a lo que él les proponía. Se alió con la Sociedad Rural, es decir, con los dueños de la tierra en el reciente lockout patronal del presente argentino.

La tierra. Los argentinos cantamos desde hace 95 años el "ved en trono a la noble igualdad". Y los Martínez de Hoz, los Anchorena y los Luro siguen teniendo las pampas inmensas que les regaló Roca hace 130 años. Porque acaba de producirse el episodio de Tiófila Videla, puestera en el oeste pampeano, desde hace décadas y desde hace generaciones en ese lugar. Ella es criancera, en el idioma de esas llanuras. Bien, pero ahora se ha presentado el abogado Héctor de la Iglesia a reclamar su desalojo. Porque de pronto hay un dueño. Ante las protestas de Tiófila, el "comprensivo" abogado le dijo que la esperaría sesenta días y además movería sus "contactos" en la provincia para conseguirle una vivienda en otro lugar. Por el momento, la causa está parada, pero Malut, el Movimiento de Luchadores por la Tierra, va a seguir luchando para que se pare el desalojo de esa auténtica hija del campo. Porque más vale la vida y el trabajo que un papel fabricado en algún escalón burocrático. Malut ha señalado que apoyará siempre a los "pobladores ancestrales" y que los "puesteros son los legítimos pobladores de las tierras pampeanas". Pensar que hace un siglo y medio los anarquistas surcaron los caminos al grito de "Tierra y Libertad". Y hoy triunfan los burócratas por "contactos".

Sí, los jornaleros de los campos gritaban "Tierra y Libertad", y ese grito vale hoy para los seis campesinos paraguayos presos desde hace dos años en cárceles argentinas por el pedido de extradición del gobierno paraguayo. El pretexto de la Justicia argentina es que Paraguay es un "estado de derecho" y su pedido, por lo tanto, es legítimo. ¿Estado de derecho un gobierno que ha pisoteado siempre hasta los más mínimos derechos de defensa de los perseguidos políticos? Es como en tiempos de Isabel Perón, que se decía era un estado de derecho, con las Tres A. Ojalá muy pronto el nuevo presidente paraguayo Fernando Lugo, con su empuje hacia la verdadera democracia, solucione definitivamente este drama que la Justicia argentina no ha sido capaz de resolver.

El grito de "Tierra y Libertad" de los campos fue convertido en "Trabajo y Libertad" por los proletarios de las ciudades. Vayamos ahora a nuestras ciudades. En La Plata se ha producido el caso Mafissa. Los obreros de esa fábrica acaban de sufrir una represión brutal y absolutamente desmedida. Los conflictos del trabajo deben resolverse siempre en el diálogo entre partes y el Estado y la Justicia deben actuar como mediadores, pero mediadores que se preocupen principalmente por solucionar los problemas de trabajo de quienes tienen que alimentar a sus jóvenes familias. Esa debe ser la verdadera democracia. No, ante el despido repentino de personal, los obreros ocuparon la fábrica y la Justicia ordenó reprimir enviando 700 efectivos policiales –sí, tal cual, las filmaciones y fotos no nos dejan mentir–, con caballería, el grupo "Halcón", helicópteros, tropas de asalto y toda la parafernalia. Durante 25 minutos los uniformados dispararon balazos de goma y gases lacrimógenos. Desalojaron la fábrica y se llevaron a dieciocho defensores del derecho al trabajo. Los trataron bajo condiciones humillantes: fueron a parar a calabozos en las comisarías junto a presos comunes, estuvieron más de 12 horas esposados y los llevaron a lugares de detención a cien kilómetros de sus hogares. Algunos sufrieron magulladuras. La Justicia, por supuesto, les inició juicio a los que defendían el derecho al trabajo y no a quienes ejercieron el poder del que posee el dinero. Los 18 obreros están acusados de "coacción agravada, violación a la propiedad privada y portación de armas tumberas". Esto último es risible, porque se trató de juguetes y de una gomera que habían llevado los chicos, ya que durante la ocupación se hicieron muchas reuniones de familias enteras que acompañaron a sus padres obreros. Las familias de los despedidos no tienen ninguna entrada, de manera que han tenido que salir a trabajar las mujeres y los hijos adolescentes. Ellas se han unido y han hecho acampes frente a la casa de gobierno en La Plata. Una de ellas me dice: "Vamos a seguir luchando con nuestros maridos hasta que se haga justicia, no queremos que nuestros hijos tengan que ir a juntar cartones en este país lleno de riquezas".

Como ciudadano argentino pediría a los responsables del Gobierno y la Justicia que nombren a una comisión de neutrales para que analice esta situación de increíble injusticia, que se elabore un informe y que se trate de defender lo que más vale en una sociedad: el derecho al trabajo. Nada más. Y que los responsables vayan pensando en que la salida más democrática es propender a las cooperativas laborales y no a la dependencia de un dueño de todo, de la propiedad y las influencias. El caso Mafissa es típico de capitalismo medieval que hay que saber contener en una democracia.

Porque hablemos del dueño de ese establecimiento petroquímico que elabora fibras sintéticas. Una empresa que contamina el ambiente. Se puede ver en el número de obreros que padecen enfermedades típicas del trabajo insalubre, y también de los muertos como consecuencia de ese trabajo. Además, hay numerosos sordos, porque no se respetan los límites legales de decibeles de los ruidos de las máquinas. ¿Y los inspectores dónde están?

Pero vayamos al dueño, el señor Jorge Curi, propietario del establecimiento. Es autor del libro ¡¡Arriba Argentina!, que es un canto de adulación increíble hacia la dictadura militar, escrito en 1977. Basta leer este párrafo donde se expresa así sobre los desaparecidos: "A los argentinos nos consta que nuestro actual gobierno ha derrotado ampliamente a la subversión y ha obligado a muchos de sus componentes a emigrar a lejanos países donde, bien pertrechados de dinero, descansan y esperan...". En los archivos de Dipba han aparecido las actas donde esa empresa pide a la policía "la incorporación a la fábrica de tres hombres" (de los servicios) "a quienes se les abonará el salario correspondiente a fin de que se logre identificar al núcleo de personas disolventes". Así desaparecieron trece obreros de esa empresa. Realidades argentinas: hoy, los mismos dueños han recibido la ayuda de la Justicia y la policía para reprimir el legítimo pedido de las fuerzas representativas obreras.

Después de leer estos documentos salgo a caminar, veo nuestras calles con nostalgia y tristeza. Pienso: se acerca otro Primero de Mayo, Día de los Trabajadores... En 1904 iban cantando setenta mil proletarios, por esas mismas calles, aquel himno que los llenaba de futuro :

Ven. Oh mayo, te esperan las gentes,
Te saludan los trabajadores
Dulce pascua de los productores,
Ven y brille tu espléndido sol
De tiranos del ocio y el oro
Procuremos redimir al mundo
Y al unir nuestro esfuerzo profundo
Lograremos al cabo vencer.

Página/12, abril 2008


Los ajeros, la "Galle" y los pañuelos blancos

Por Osvaldo Bayer

Nos desbordaron los medios la última semana con informaciones de dueños de la tierra bien trajeados con rostros enojados o hasta amenazantes, con discusiones sobre la palabra argentina más actual (retenciones), o sobre las hinchadas de River que se despedazan por disputar el "poder" en las canchas, y siempre estamos informados al minuto cuando cacarea Maradona. Pero nadie nos informó que había muerto el delegado de los más humildes trabajadores del país: los recolectores de ajos de Mendoza. ¿Cómo? ¿Existen? Hace dos semanas escribí en este espacio sobre ellos. Sí, existen. Son los más ignorados de estas tierras, e informé cómo se rebelaron porque la gigantesca empresa rural Campo Grande, de Adrián Sánchez, no depositó los descuentos jubilatorios durante doce años. Esas mujeres y hombres de manos como raigambres y ajadas hasta el extremo decidieron la protesta, formaron una columna frente a la enorme propiedad rural.

Allí fueron desalojados por orden de la fiscal de turno Liliana Giner, en algo habitual en la historia mundial de los desposeídos: no se detuvo a los patrones estafadores del bolsillo humilde sino que se apaleó a los eternamente estafados. Los palos uniformados de la Justicia argentina fueron dados con todo gusto. Hubo rostros ensangrentados de obreras embarazadas y cabezas y espaldas apaleadas como bolsas. Esto fue en noviembre pasado. Ahora se informó que acaba de morir uno de los que levantaron la voz de protesta. El delegado Juan Carlos Erazo, en el hospital donde estaba internado por los golpes recibidos hace más de cuatro meses, perdió la batalla para siempre. Juan Carlos Erazo. Por algo será. Por protestar; el arma eterna de los proletarios. Sí, era pobre, y eso hay que tenerlo en cuenta cuando se sale a la calle. Pobre que protesta, pobre que la paga caro. La empresa no reincorporó a los delegados despedidos. No cumple la orden de blanquear la empresa con toda la peonada en negro.


Osvaldo Bayer: "Mientras haya pobreza, no hay democracia real". [Entrevista por Magela Demarco para Clarín, 03/01/07] Para charlar con Osvaldo Bayer hay que madrugar. Nos cita a las 8 de la mañana en "El Tugurio" –dice el cartelito de su casa, en Belgrano-. Ese mediodía se iba a Alemania a pasar las fiestas con su familia y antes tenía que terminar de filmar un documental con unos directores de cine españoles. Pero, con casi 80 años, Bayer tiene energía adolescente: defiende los derechos humanos, creó un movimiento para quitar los monumentos del general Roca ("genocida de los pueblos originarios") de los espacios públicos y sigue luchando por la Argentina, aún tras el exilio. Edición: Matías Rossi. Fotos: Ary Kaplan Nakamura.

La pregunta es: ¿no hay forma de hacer cumplir las leyes? ¿Por qué la Corte Suprema de la Nación actuó en forma tan burocrática y rauda a favor del asesino Patti, pero no hay justicia contra los que trasgreden todas las leyes y los principios de la ética pero están amurallados en el poder del dinero? ¿Cuánto tiempo pasará hasta que se haga justicia con los ajeros? El caso del recolector Juan Carlos Erazo me hace recordar los versos de nuestro poeta Raúl González Tuñón, que les cantó así a cuatro trabajadores recolectores de tabaco salteños muertos por la gendarmería nacional en 1948.

Aquí yacen Silvestre, Rueda, Allende

y Flores

Cuatro nombres con olor a madera

Y a cañaveral, a tabaco, a petróleo y luna

Ojalá que algún poeta mendocino nos describa alguna vez en versos las manos generosas del ajero Juan Carlos Erazo, manos que recogieron los productos de la tierra para la Vida, y que cayó para siempre ante los defensores de la codicia

Y sigamos con la Justicia. Otro caso que se mantiene en silencio. Nos referimos a la presa política argentina Karina Germano López, conocida por sus amigos cariñosamente como la "Galle". Es la hija del desaparecido Rodolfo Germano. Tanto Karina, como su madre, Hilda López, vivieron en el exilio, en Suecia y España. Pero antes pasó por la ESMA, donde fue interrogada por Alfredo Astiz. Karina volvió a la Argentina en 1998 y se integró a la organización H.I.J.O.S. En febrero de 2002, Karina fue detenida en San Pablo junto con otros cinco latinoamericanos y se los acusó de participar en el secuestro del multimillonario Washington Olivetto. Todos los detenidos fueron condenados por la justicia brasileña –muy criticada permanentemente por su proceder– a 16 años de prisión que luego fueron convertidos en treinta años por el Tribunal Superior de San Pablo. A pesar de que Karina demostró que estaba por casualidad en el lugar donde fue detenida y el secuestrado Olivetto declaró que nunca la había visto en el lugar. Luego de cinco años de detención en San Pablo, ella pudo ser trasladada a una cárcel argentina, Ezeiza, de acuerdo con el Tratado Argentino-Brasileño de Presos. Aquí, Karina, en la cárcel, estudia sociología y fue impulsora del Centro Universitario de la prisión

Al cumplir una sexta parte de la pena, le corresponden a la detenida salidas transitorias y al cumplir el tercio, la libertad condicional. Es lo que ha solicitado Karina. Pero el juez Sergio Delgado le niega este derecho por la pequeñez burocrática de que "el traslado de Karina Germano se produjo 49 días antes del tiempo estipulado para dicho beneficio". Todo esto es de una burocratismo vergonzante, más si se piensa que el fiscal de la causa es nada menos que Oscar Hermelo, quien, como se sabe, fue miembro del grupo de tareas de la Escuela de Mecánica durante la dictadura militar y como paradoja absoluta ese grupo de tareas fue responsable de la desaparición de Rodolfo Germano, padre de Karina. Por lo increíble no podría ni ser redactada una novela con este tema. Realidades argentinas. Realidades de nuestra democracia. Más pensando en todos los generales, almirantes y brigadieres desaparecedores que murieron en sus camas en sus lujosos departamentos en los últimos treinta años de esta democracia. Karina nos ha dicho ante tanta mordaz injusticia: "No me siento vencida. Me enfrento una vez más al gran circo jurídico que sigue vacilando ante los culpables, que continúa encarcelando a la parte vulnerable de nuestro pueblo, o sea a la pobreza, la marginalidad, la exclusión social".

El juez Sergio Delgado, el fiscal Oscar Hermelo, con todos los poderes frente a Karina Germano López, llamada con cariño la "Galle". Esa mujer. Estaremos siempre de su lado.

Y si seguimos con las fantasías morbosas de nuestra realidad argentina damos con otro hecho tan increíble como los dos casos anteriores. A la plaza en Núñez que desde hace once años lleva el bello nombre de Plaza de los Madres del Pañuelo Blanco ahora un colaborador acérrimo de la dictadura de la desaparición de personas, el macrista Santiago de Estrada, le quiere cambiar el nombre por el de Presbítero Fernando Carballo. Pícaro el macrista. Propone un cura contra las Madres así recibe el apoyo de Bergoglio y sus fratres. Se basa el colaborador de la dictadura en que ése es el deseo de la Comisión Obras Virgen de Luján. Llama la atención que esta organización católica se oponga al nombre actual de Madres del Pañuelo Blanco. O no. ¿Está también de acuerdo con esto la Iglesia? Más sabiendo que desde 1996 esa plaza fue llamada Madres del Pañuelo Blanco en un acto verdaderamente pleno de emoción con asistencia de los barrios vecinos. Recuerdo que me tocó hablar en él y lo dije pleno de nostalgias y emociones: que conocía desde niño ese lugar y me llenaba de agradecimiento que fuera el vecindario que se había decidido por ese poético nombre en recuerdo de las mujeres que salieron a la calle desafiando al poder de la muerte.

Desde aquella inauguración, allí el verde revivió, se pusieron juegos para los niños y bancos para lectores y contemplativos. Un magnífico mural cubrió los largos tapiales que rodean un lado de la plaza; los nombres de los desaparecidos de los barrios de Saavedra, Núñez, Villa Urquiza, Villa Pueyrredón y Coghlan sembraron los senderos entre los canteros. Por supuesto que cobardes ataques nocturnos de los pandilleros trataron de destruir lo levantado con esfuerzo y alegría. Pero la Verdad logró mantenerse.

Después de doce años, ahora el golpe de furca de Santiago de Estrada. De inmediato, la concejal Gabriela Alegre avanzó con otro proyecto donde se reafirma el nombre dado por la asamblea barrial. Veremos si triunfa la mano abierta o la cuchillada por la espalda. Hace unos días se hizo un concierto popular con bandas de música y murgas de apoyo al nombre Madres del Pañuelo Blanco. El pueblo, contra la burocracia de las bancas oficiales. Veremos quién triunfa. Aunque sabemos muy bien que vencerán finalmente las Madres del Pañuelo Blanco para que sigan encontrándose allí con sus queridos hijos desaparecidos en ese verde bajo las estrellas para abrazarlos, para encontrarse bajo el color de la luna con sus hijitos robados, el reencuentro por los siglos de los siglos.

Tres estampas de nuestro presente para tener en cuenta: los recolectores de ajos nos miran; la "Galle" no se rinde, la dictadura quiere volver a poseer una plaza llena de vida y de memoria.

Página/12, abril 2008


Poesías, vindicadores y ajos

Por Osvaldo Bayer

Los tira y afloja del presente pasarán sin pena ni gloria como en el pasado. Pero donde hubo ética y responsabilidad humana, eso queda a través del tiempo. Me han tocado unos días de comprobación y de alegría al ver que los principios siguen vigentes a pesar de desapariciones, picanas, fabulaciones mediáticas, Ratzingers, Vargas Llosas y Grondonas (los dos). Etc. Etc. Por los siglos de los siglos, pero no tanto. Sí, estos últimas días asistí a hechos que tal vez nunca me los hubiera imaginado diez años antes. Por ejemplo, en Mendoza inauguramos en la Radio Libertador el salón de conferencias con el nombre de Paco Urondo, el poeta, el luchador, que prefirió la muerte antes de que lo "desaparecieran". Un luchador, que si se hubiera portado bien, habría tenido los privilegios de un intelectual borgeano o sabatino. Pero no, él no habría vivido tranquilo en una sociedad con niños bajo el nivel de nutrición, juventud sin trabajo y familias sin techo o revolviendo basura. De Mendoza fui a Luján, donde hablé en el salón Dardo Dorronsoro, el poeta y herrero –¡qué dos oficios!– desaparecido en los años del oprobio argentino. Dardo Dorronsoro, el que escribió: "Yo he visto chicos grises como la tierra comiendo tierra. Yo los he visto ahí, con sus andrajos y su mugre, reptando, y los he tocado, acariciado su piel y convertido en ángeles, en mariposas, en viento de setiembre". Y que se definió así poco antes de ser "desaparecido" por los militares argentinos: "Soy un poeta que ama a los que no tienen amor ni pan, a los que se van sin haber llegado, a los que a veces sonríen, a los que a veces sueñan, a los que a veces les crece un fusil en las manos y salen a morir por la vida. En suma: he sido, soy y seré un poeta revolucionario. Sobre mi tumba verán florecer un puño".

Y justo en el salón Dardo Dorronsoro de la Universidad presentamos el libro Hermano, Paco Urondo, escrito por su hermana, Beatriz Urondo, y su sobrino nieto Germán Amato. En ese libro está todo Paco: sus versos, sus fotos, su espíritu que va creciendo página a página. Recuerdo su muerte. En la biblioteca del Instituto Iberoamericano de Berlín, durante el exilio, recibimos la noticia. Llegó ese día Manuel Puig, el escritor que escribía de la misma forma como habría plantado flores y begonias. Manuel Puig, que al enterarse de la triste nueva lloró prolongadamente sobre mi hombro.

Sí, y así siguió la semana con la memoria que va creciendo día a día. En la Biblioteca Nacional presentamos el libro de Eudeba Biblioclastas, sobre la destrucción del libro, editoriales y bibliotecas populares durante la dictadura de la infamia de Videla, Massera, Agosti... En el acto leí el escrito del almirante Massera, donde la estupidez y la soberbia se igualan en dimensiones inimaginables de prepotencia e ignorancia. Textual, escritas para el diario La Opinión de los militares, el 26.11.77: "Hacia fines del siglo XIX, Marx publicó tres tomos de El Capital y puso en duda la intangibilidad de la propiedad privada. A principios del siglo XX, es atacada la sagrada esfera íntima del ser humano por Freud, en su libro La interpretación de los sueños y como si fuera poco, para problematizar el sistema de los valores positivos de la sociedad, Einstein, en 1905, hace conocer la Teoría de la Relatividad, donde pone en crisis la estructura estática y muerta de la materia". Es decir, contra Marx, Freud y Einstein, "Dios, Patria y Hogar", lema bajo el cual se quemaron los libros. El nuevo libro de Eudeba finaliza con la obra teatral Biblioclastas de Jorge Gómez y María Victoria Ramos, genial diálogo entre dos quemadores de libros oficiales. La maldad, la estupidez, la ignorancia, en su forma más realista. Mientras se queman libros se grita el gol del seleccionado. Argentina, Argentina.

Pero las fantasías de la realidad me regalaron otro momento que guardé en lo más profundo de mi conciencia viva. La Cooperativa Unión Solidaria de Trabajadores, que lleva a cabo planes que corresponden a la recepción y la transferencia de disposición de residuos sólidos urbanos de Capital y conurbano, al mantenimiento de áreas verdes y parquización, y al mantenimiento de caminos internos y trabajos de relleno sanitario, está haciendo realidad un Proyecto Pedagógico Institucional, que incluye el Bachillerato Popular Arbolito, con títulos oficiales. Ese es el primer paso, luego la cooperativa organizará escuelas de formación técnica, talleres de capacitación de trabajadores de todos los sectores de acuerdo con las distintas ramas de productividad, y servicios y asesorías técnicas a trabajadores autogestionados. Ese es el futuro. Una república que se vaya democratizando cada vez más mediante cooperativas de trabajo igualitario y propia responsabilidad. Todos para uno y uno para todos. Y justamente ellos eligieron para su colegio de bachillerato el bello nombre de Arbolito, el joven ranquel que en 1827 hizo justicia contra el militar europeo genocida coronel Federico Rauch, que venía a cumplir el contrato firmado con Rivadavia para "exterminar a los indios ranqueles", por supuesto, pago con buen sueldo de mercenario. Esto me da una profunda alegría porque yo, en 1963, di una conferencia en la ciudad bonaerense de Coronel Rauch donde pedí que ese población votara para cambiar el nombre del genocida Coronel Rauch por el hermoso nombre del joven ranquel que puso fin a la vida de ese mercenario jugándose entero. Arbolito se llamaba... Por esa propuesta sufrí 63 días de prisión ya que el ministro del Interior de la dictadura militar que volteó a Frondizi era el general Juan Enrique Rauch, bisnieto directo del coronel genocida. Nunca se cambió el nombre a esa ciudad. Los habitantes y los políticos miraron para otro lado. "Hay que mirar para adelante", el lema de todos los que tienen que esconder algo. Y ahora, mi júbilo: una cooperativa de educación para trabajadores se llama Arbolito y una orquesta de rock plena de sangre joven lleva también el nombre del vindicador de esas enormes pampas.

Pero las emociones no terminaron allí. En Mendoza, antes de una conferencia en la radio Libertador, se aproximó una delegación de los más humildes de los humildes, los más explotados, los recolectores de ajo. Me trajeron como regalo un hermoso ajo envuelto en una cinta que decía: "Recolectores de ajos". Y me presentaron su denuncia, con palabras claras recalcadas con gestos sobrios de sus manos encallecidas. El petitorio estaba titulado: "Los trabajadores esclavos de Campo Grande". Son recolectores de ajo del establecimiento El Resguardo, del exportador Carlos Adrián Sanches. Desde el 7 de noviembre los recolectores de ajo están en conflicto con la empresa. Protestaron porque no se hacen aportes jubilatorios ni tampoco se les reconocen los doce años de trabajo. Son hombres y mujeres. El 29 de noviembre, los 23 delegados y sus familiares fueron impedidos de trabajar por patovicas. Se organizó entonces el paro general. Los obreros se quedaron en el portón principal. Pero muy pronto se hizo presente la fiscal Liliana Giner con 150 hombres armados y ordenó a los trabajadores retirarse del lugar. Entrelazadas de brazos todas las mujeres hicieron un cordón humano, también había algunas embarazadas, y a los hombres los hicieron poner detrás de ellas. Vino entonces la orden de represión. A machetazos, les tiraron balas de goma y perdigones de pimienta... Los manifestantes fueron perseguidos más de quinientos metros y resultaron más de cuarenta heridos. Quedaron todos despedidos. Desde ese entonces no se ha hecho justicia. Hay pruebas de que la empresa hace uso del trabajo infantil. Los recolectores piden justicia. Se llaman Ana, María, Graciela, Yemina, Pamela, Celeste, Javier... y siguen los nombres.

Cuando escribo esto tengo el ajo exultante que me regalaron. En el escritorio. Me emociona. Paco Urondo y Dardo Dorronsoro habrían hecho una poesía con él y las manos que lo cosecharon. Pero la mendocina Nora Bruccoleri ya había redactado esa poesía y me la alcanzó al marcharme:

Somos Ajeros
Y por ello cómplices de la entereza
Porque el ajo es fuerza vegetal
Que nos aclara la conciencia
Y aunque los patrones negrean nuestro destino
La intensidad cabeza a cabeza
Nos convence que debemos seguir
Apretando los dientes
Para que la sabrosura de la vida
Se sirva en nuestras mesas
En la de Todos

Página/12, marzo 2008


La larga paz argentina

Por Osvaldo Bayer

Bueno, queridos lectores, algo se está moviendo en nuestra Legislatura capitalina. Después de tres años de haber presentado el proyecto del traslado del monumento a Roca, al parecer muy pronto se debatirá el mismo. Esperamos que, como es costumbre, se escuchen las opiniones históricas de las partes. A mí me gustaría participar del debate informativo previo donde se invita a escuchar opiniones de los que saben del tema. La Legislatura tiene un salón magnífico para información previa al debate: el salón Montevideo. Allí, antes de la sesión sería muy bueno que los legisladores escucharan los argumentos de quienes van a probar el genocidio de Roca y los de aquellos que dicen que Roca "trajo el progreso". Ojalá se haga esa discusión previa y que se le permita concurrir al público, en especial, a estudiantes de historia. A mí, en especial me gustaría mantener un debate con Mariano Grondona. Quien ya –-evidentemente enterado del próximo tratamiento del tema en la Legislatura– da un cuadro idílico del general Roca en La Nación del domingo pasado.

Allí dice: "El general Roca, que fue el símbolo más notorio de ese proceso extraordinario, legó a sus familiares tres estancias: La Larga, La Paz y La Argentina. La larga paz argentina. Era el nombre mismo de una república próspera, casi centenaria, que nunca confundió continuismo con continuidad".

Qué idílica es la Argentina roquista para Grondona. Qué generoso su general, Mariano. Tres estancias a sus familiares. Acerca de lo que él titula "ese proceso extraordinario" del roquismo lo describe cómo "nos hizo pasar de la pobreza y el desierto a un ingreso por habitante sólo superado por seis naciones del planeta". Lo que no dice Grondona es que eso que él llama desierto estaba habitado por los pueblos originarios. Lo que tampoco dice es de los fusilamientos ordenados por Roca de ranqueles y que denuncia su mismo diario La Nación; lo que no dice Grondona es que Roca reimplantó la esclavitud "repartiendo" indios entre sus amigos azucareros del Tucumán y en la isla Martín García, y también a las mujeres y los niños indígenas –a quien Roca llamaba "la chusma"– como sirvientas y mandaderos traicionando los principios de la Asamblea del año XIII que había eliminado la esclavitud, y que Roca desvirtuaba así para siempre la bella estrofa del Himno Nacional de "ved en trono a la noble igualdad". Lo que no dice Grondona tampoco es que Roca manda aprobar la ley de residencia, la más cruel e injusta disposición de la legislación argentina, la ley 4144, por la cual se expulsaba a todo extranjero que cultivara "ideologías contrarias al ser nacional". Que no significaba otra cosa que: ojo, no meterse en la lucha obrera por las ocho horas de trabajo. Pero lo más trágico del caso era que por esa ley se expulsaba sólo al hombre y aquí quedaban su mujer y sus hijos, sin manutención. Pícaro el benefactor grondoniano, porque así, la mujer del inmigrante le decía a su marido: "No te metas en el gremialismo, porque te van a expulsar y me voy a quedar sin nada para dar de comer a nuestros hijitos". Además Roca es el autor de la represión del 1º de mayo de 1904, donde va a caer bajo las balas de la policía el primer mártir del Día de los Trabajadores en la Argentina, el marinero Juan Ocampo, de apenas 18 años. Pero para Mariano Grondona vale para Roca lo que para sus estancias cercanas a Magdala: "La larga paz argentina". ¿Cómo es posible tergiversar la verdad histórica así? Claro, Grondona debe estar agradecido a Roca que quitó esas tierras de Magdala a los pacíficos ranqueles, tierras con las cuales –lo dijo el propio Sarmiento– hizo Roca negociados increíbles junto con su hermano Ataliva Roca haciendo popular el verbo "atalivar" que quería decir coimear.

La afilada pluma de José Pablo Feinmann acaba de dejar al desnudo las relaciones fraterno-literarias de Grondona nada menos que con López Rega, el más bestial de los asesinos civiles del país argentino. Claro, porque si Grondona interpreta así la figura de Roca, por qué no le va a dar el mismo valor a López Rega. Uno mató "solamente" a indios y el otro a zurdos. Para el caso, es lo mismo. "Hay hombres cuyo destino es hacer la tarea." Es la frase de Grondona para justificar a López Rega. Magistralmente citada por Feinmann en esta contratapa del domingo último.

Defender la estatua de Roca es no tener el más mínimo de conciencia democrática. Más todavía que ese monumento fue levantado en la Década Infame, la del "fraude patriótico", término argentino que el mundo entero es incapaz de comprender. Los hombres de la Década Infame "hicieron la tarea". Picana eléctrica, fusilamientos, los famosos negociados. Y el monumento a Roca, inspirado por su hijo, Julio Argentino Roca, el del pacto Roca-Runciman que fue vicepresidente de la Década Infame. En la inauguración del Roca en bronce estuvieron todos, entre ellos Patrón Costas –el famoso terrateniente salteño–, el almirante Domec García –fundador nada menos que de la ultraderechista Liga Patriótica Argentina, la del primer pogrom en la Argentina, en la Semana Trágica–. Así nació la estatua más grande de Buenos Aires.

Es un insulto para los patriotas de Mayo y de la Asamblea del año XIII que ese monumento esté allí. Hay que quitarla en homenaje a la Etica y a los miles de argentinos que lucharon contra las dictaduras militares. Hemos pedido a la Legislatura porteña que en vez del genocida uniformado se levante un monumento a quienes verdaderamente lo merecen: a la mujer de los pueblos originarios, quien en su vientre dio vida a la estirpe criolla, y enfrente, mirándose, a la mujer inmigrante, la que también en su cuerpo dio vida a los que poblarían estas distancias. Ellas fueron las verdaderas heroínas de la vida argentina. Trajeron vida y no muerte.

Mientras tanto, llegan noticias que nos dicen bien que los pueblos no se rinden y luchan por la verdad. La calle Roca, de Santa Rosa de La Pampa, apareció con sus carteles indicadores tachados. El nombre de Roca fue reemplazado por el de "Pueblos originarios". Un ejemplo. Y en la Plaza Virreyes de esta capital porteña, el sábado pasado se hizo un verdadero festival de música y de historia, con participación de docentes y alumnos de escuelas, de pueblos originarios y de gente típica del barrio Flores sur. Pidieron que se acabe con el oprobio de que esa plaza sigue llevando el nombre de Virreyes, puesto por la dictadura de la desaparición de personas, en 1976, y pase a llevar el nombre de quien se adelantara a luchar por la libertad de América: Túpac Amaru, que por eso sufrió la más horrible de las ejecuciones por parte de los españoles. Justamente la plaza hoy honorifica a quienes administraron la esclavitud de estos pueblos y se llevaron sus riquezas a Europa. Es vergonzoso para los porteños que apenas una callejuela de 300 metros lleve el nombre de Túpac Amaru, este mártir de la Libertad. Hay que leer sus proclamas, escritas apenas 21 años antes que los patriotas del Mayo argentino, y que poseen el mismo contenido. Es tan perverso el conservadurismo idiota de quienes se creen dueños de nuestra historia que en Buenos Aires existe una calle llamada Corregidores, justo el nombre de los esclavistas españoles que administraban la mita y el yanaconazgo, las formas más brutales de la esclavitud a que fueron sometidos nuestros pueblos originarios por la conquista ibérica y católica.

Veremos pues si se produce lo que se me ha anunciado, el gran debate sobre Roca en nuestra Legislatura. Debate y no destrucción. Porque hemos pedido que el monumento a Roca no se destruya sino que sea trasladado a su estancia La Larga, hoy de los Alvear, sus bisnietos. Y también, poco a poco, se trasladen allí los otros 36 monumentos que existen en la Argentina del genocida de los pueblos originarios. Salvo que Mariano Grondona quiera tener algunos de ellos en sus estancias cercanas a Magdala, en las tierras que pertenecían a los pacíficos ranqueles, que se lo merece.

Página/12, noviembre 2007


Ojo, lectores, soy agente foráneo, prochileno y delirante

Por Osvaldo Bayer

Todo es posible en nuestro querido país argentino. Sin exageraciones: nos podemos comparar con Estados Unidos. Por ejemplo, en el caso de ignorar y sentirnos inocentes en nuestros crímenes como sociedad. Hace poco comenzó la discusión entre Estados Unidos y Alemania con motivo de un artículo del periodista alemán Markus Günther. En él se afirma que en Estados Unidos hay innumerables monumentos recordativos de los genocidios o crímenes sociales ocurridos en otras partes del mundo. Pero no hay ninguno que recuerde la esclavitud americana, ni tampoco referente al crimen cometido contra los pueblos originarios por los conquistadores, los colonos y los buscadores de oro. Por ejemplo, en territorio estadounidense hay ya más de cien monumentos recordativos del Holocausto nazi-alemán contra el pueblo judío. Y existen 27 monumentos que recuerdan el genocidio turco con el pueblo armenio (aunque estos monumentos sí son muy pequeños y demasiado discretos para no interferir en las buenas relaciones comerciales con Turquía). También hay ya un monumento –inaugurado por Bush– a las víctimas del comunismo ruso y chino y varios –en Florida, claro está– contra la Revolución Cubana de Fidel Castro. El periodista Markus Günther dice textualmente: "A los americanos les gusta recordar las víctimas de otros países, pero se olvidan de los cadáveres que tienen en el propio sótano". Principalmente de las víctimas de todos los golpes militares que financió y respaldó Estados Unidos en Latinoamérica. Para no hablar de Vietnam, Afganistán, Irak.

Los argentinos también tenemos nuestros cadáveres en el sótano. De eso no se habla. Todo lo contrario, a los autores de quitar la vida y la tierra les hacemos monumentos. Más todavía, se niegan hechos históricos. Ni siquiera reconocen sus grandes errores los partidos políticos que participan de la democracia, para los cuales el debate y la autocrítica tendrían que ser dos armas para el avance sobre las equivocaciones.

Y no la negación absoluta. Por ejemplo, el radicalismo, con las tres represiones obreras más sangrientas de un gobierno elegido por el pueblo. Y el peronismo, con Ezeiza, las Tres A, el nombramiento y dominio de López Rega. Para quedarnos en sólo tres cosas, porque podríamos llenar la página con pecados y transgresiones a los derechos y las libertades.

Por haber ayudado humildemente al esclarecimiento de hechos así negados, me acaban de insultar de la forma más grosera y falaz. Lo ha hecho nada menos que un organismo radical: la Fundación Arturo Illia, con la firma de su presidente, Gustavo A. Calleja. Tenga cuidado el lector conmigo porque he sido calificado de "escritor prochileno y defensor de los trusts internacionales del petróleo". Nada menos. Quién lo iba a decir. Además agrega que soy un "delirante" porque sostuve "que Yrigoyen estaba al servicio del Imperio Británico". Cosa que jamás sostuve. Lo invito al mencionado radical a demostrar con citas ese disparate.

Ese e-mail de la Fundación Arturo Illia ha recorrido todo el territorio del país y también ha llegado al extranjero. Sin lugar a dudas, el señor Calleja ha utilizado el estilo de Goebbels, el ministro de Propaganda del nazismo, de "miente, miente, que algo queda". Es el recurso de quienes desprecian el debate y las legítimas pruebas científicamente históricas. Para escribir esa carta, el señor Calleja no se tomó ni siquiera el trabajo de leer mis investigaciones, sino que habla por boca de ganso. Fíjese el lector esta burrada, textual, de esa fundación: "El escritor prochileno y defensor de los trusts internacionales del petróleo Osvaldo Bayer desarrolló novelísticamente la documentada obra de José María Borrego llamada La Patagonia Trágica". Hasta ahí la frase asnal. Ni siquiera escriben bien el apellido de ese autor. Borrego, lo llaman. Y es Borrero. Es igual, para ellos. Segundo: La Patagonia Trágica de Borrero no habla de las huelgas patagónicas sino de los cazadores de indios, los negociados con las tierras y la justicia del territorio de Santa Cruz. Para los autores radicales, es lo mismo, total, quien lee su mensaje no va a ir a comprobar nada. Pero la mentira queda, porque lo dice la Fundación Illia. Agrega el escrito radical que los verdaderos autores de las trágicas huelgas patagónicas de peones rurales fueron los que "servían conscientemente a las multinacionales petroleras, a las ambiciones chilenas de apropiarse de la Patagonia y a grupos anarquistas bakuninianos que pregonaban una revolución que no entendían". Y ya, en el total despropósito, agrega la Fundación Illia: "Todos ellos son los responsables del engaño a que fueron sometidos honestos trabajadores y que tan trágicamente terminara".

La Fundación Illia no tiene en cuenta ni siquiera la célebre sesión de diputados de la Nación del 1º de febrero de 1922, donde se discuten los fusilamientos en la Patagonia y donde se demuestra la increíble injusticia cometida. No hay ningún diputado yrigoyenista que afirme lo que ahora sostiene la fundación de que los autores de la huelga "sirvieron a las multinacionales petroleras, a las ambiciones chilenas y a grupos anarquistas bakuninianos que pregonaban una revolución que no entendían". Más todavía, el diputado radical Leónidas Anastasi en esa sesión reconoce la tragedia y la injusticia cometida y señala, en su larga exposición: "De los dos mil trabajadores de Santa Cruz han muerto una buena cantidad que eran secretarios y militantes de asociaciones obreras, qué rara especie de bala es ésta que busca en el campo de batalla precisamente a los secretarios de sociedades obreras, a los organizadores del movimiento de resistencia a la patronal". Está todo dicho, lo dice un hombre de primera fila del gobierno de Yrigoyen. Y la bancada mayoritaria radical no actúa con coraje civil y voluntad democrática: al contrario rechaza, porque es mayoría, la comisión investigadora que debía trasladarse a la Patagonia para excavar las tumbas masivas. Sólo dos radicales votan para que se haga la investigación: Amancio González Zimmermann y Ferraroti.

No hay ningún documento del teniente coronel Varela en el que pueda basarse la tesis de la Fundación Illia-Calleja, en la que se demuestre la intervención chilena ni la ridiculez de las "multinacionales petroleras". Una patraña de último momento de la Fundación Illia-Calleja. Todo lo contrario, en mis cuatro tomos de La Patagonia Rebelde demuestro cómo el gobierno chileno le ofrece al gobierno argentino colaborar en la represión de las huelgas rurales con el argumento de que "los mismos dueños de las estancias argentinas son los dueños de las estancias chilenas". Más todavía, la organización de extrema derecha Liga Patriótica Argentina, presidida por el radical Carlés, recibe el apoyo de la organización similar chilena, Liga Patriótica Chilena, para reprimir a los huelguistas.

Todo es un embuste lo que sostiene la Fundación Illia-Calleja. Y así recurre al insulto bajo contra mi persona. Por eso le iniciaré juicio por calumnias. Pero al mismo tiempo la invito a un debate público sobre las huelgas patagónicos que podríamos realizar en el aula magna de la Facultad de Filosofía, ante docentes y alumnos de Historia. Podrá venir el señor Calleja con todos los asesores que quiera.

Sobre el tema he escrito los cuatro tomos de La Patagonia Rebelde. Nunca ningún protagonista de los hechos me inició juicio por calumnias ni siquiera pudieron demostrar que alguno de los documentos citados podría ser falso o malinterpretado. No, los militares sólo se atrevieron a quemar mis libros y a perseguirme, cosa que me costó ocho años de exilio. Mis libros fueron quemados por el teniente coronel Gorleri durante la dictadura. Ese oficial después fue ascendido a general por el gobierno de Alfonsín y eso que yo envié todos los antecedentes al Senado de la Nación, que lo ascendió igual. Así que los argentinos tenemos un general cuya especialidad es ser quemador de libros. He calculado que actualmente el general Gorleri cobra un sueldo de general, que es cinco veces el de un bibliotecario de una biblioteca popular. Realidades argentinas.

Nunca el partido radical, del señor Calleja, me desafió a un debate sobre mis libros y el film La Patagonia Rebelde. Se calló la boca. Ninguno de sus representantes dijo nada. Y ahora se atreven con el insulto barato propio de la necedad estólida. Detrás de ellos está la sombra de los asesinatos cometidos también durante el gobierno de Yrigoyen de la Semana Trágica y de los hacheros de La Forestal.

Pero, como decíamos al comienzo, esos temas no se discuten. Por ejemplo, en la misma sesión de Diputados de 1922, se recordó que la cámara había enviado tres años antes un pedido de informes al presidente Yrigoyen acerca de la Semana Trágica y sus órdenes de reprimir la huelga de metalúrgicos que exigían las ocho horas de trabajo, permitiendo la actuación de la extrema derecha encarnada en la Liga Patriótica. Pues bien, Yrigoyen nunca cumplió con ese pedido legislativo y se llamó a silencio. De eso no se habla.

Tengan los políticos la valentía de reconocer los errores. Sólo así el país podrá entrar en los verdaderos caminos de la democracia y el respeto a la vida.

Fuente: Página/12, 07/07/07


Un día occidental y cristiano

Por Osvaldo Bayer

Camino por las orillas del Rin en este invierno alemán lleno de flores. Sí, en mi exilio, en enero, estas caminatas las hacía pisando nieves que quedaban dos o tres meses sobre la tierra. Ahora la temperatura de este invierno es de 15 grados y han empezado a florecer los cercos en enero. Impensable. Dios debe estar practicando ciertas inhalaciones con la nariz para tener esta imaginación actual. O a lo mejor le gusta recibir los gases que producen los terráqueos. Voy pensando en la nueva discusión que se ha iniciado en Alemania, si reinstalar o no las centrales atómicas, cuando en la calle un sacerdote católico me entrega un sobre. Lo abro. Adentro hay una cruz con cadenita para el cuello. Todo muy bien trabajado. La cruz es verde, tal vez por la esperanza. Me siento en uno de los bancos que miran al Rin. Me sorprendo al leer la carta. Es de la Obra San José de Ayuda a los Indios de Estados Unidos. Indios, sí, está la palabra Indianer, en alemán. Esto sí que nunca me lo había imaginado. ¿Cómo? ¿Ayudar a los indios norteamericanos? El documento dice textualmente: "Nosotros nos dedicamos a ayudar a los pobres niños dolientes de los indios Lakota, en la región de Dakota del Sur, en el centro de Estados Unidos. Le pedimos a usted su ayuda". Y explica: "Lakota, el nombre de ese pueblo originario, significa en su idioma ‘Amigo y aliado’. Esta Obra de la Iglesia Católica se ha creado para ayudar a los indios Lakota-Sioux, donde niños pobres y hambrientos reciben de la Obra San José una posibilidad de poder seguir viviendo gracias a la Escuela San José para Indios donde se les da educación y formación". Y agrega: "Pero cuesta mucho dinero alimentar, vestir, dar protección médica y escuela" y a continuación piden la ayuda del pueblo alemán para sostener a los niños Lakota-Sioux de Estados Unidos. La comunicación religiosa oficial informa que "El sufrimiento de la población indígena en Dakota del Sur tiene una tradición. Porque en esa región se sucedieron hechos dramáticos que trajeron al pueblo originario penurias y miserias, expulsión de las tierras en las que habían vivido siempre, el no cumplimiento de tratados y la esclavitud". Por supuesto –sin decirlo– se refiere a la conquista de los "blancos". Pero más adelante lo hace saber cuando da el nombre "de los legendarios luchadores indígenas de la libertad" como Reed Cloud y Sitting Bull y las masacres de indios de Wounded Knee o Little Big Horn. Pero no sólo eso, el documento también señala que en esos territorios existían enormes manadas de búfalos, que eran el medio de subsistencia de los Lakota-Sioux. "Los búfalos fueron muertos a tiros, miles y miles, por los cazadores blancos, sin piedad, para comerciar sus cueros. Esos animales fueron exterminados y esa injusticia es hasta hoy una mancha de deshonra en la historia de Estados Unidos, un pecado nunca reconocido ni pagado." Y después en el documento católico hay una frase que sorprende: "En esta época en que se usa constantemente la palabra globalización, ¿no podría valer también en cuanto a la globalización del amor al prójimo?". Termina el documento: "muchas familias de los Lakota-Sioux se quiebran ante la carga insoportable de una existencia sin esperanzas, caracterizada por la lucha diaria por el pan y a causa de la desocupación". La Obra católica se despide del lector con la palabra pilamaya, que quiere decir "gracias" en idioma Lakota.

El mismo día en que me entregan la cruz verde de la esperanza en la calle, leo en el diario de Bonn dos cosas que tienen que ver directamente con la moral de la sociedad. Primero, el anuncio de que Bush va a enviar 22.000 soldados más a Irak, lo que va a costar a su país mil millones de dólares. Mil millones. La pregunta es: ¿por qué, por ejemplo, el Papa no va a Dakota del Sur e inicia allí una huelga de hambre ante la realidad de los "indios" y el hecho de que se va a gastar una cifra no cristiana para matar y bombardear? ¿Por qué Naciones Unidas no comienza una campaña por la paz en el mundo y se van a Somalia todos sus representantes para protestar por el bombardeo que acaban de realizar los norteamericanos y que como resultado dio la muerte de todos los asistentes a una boda? ¿Quién es ahí el terrorista?

Veintidós mil soldados más. Pero la fantasía de la realidad me lleva esa noche a ver el programa principal de Phoenix, televisora alemana de derecho público, donde se pasó la documentación sobre la batalla de Verdun, en la Primera Guerra Mundial, que costó 330.000 bajas al ejército alemán y 316.000 bajas al ejército francés. Todos jóvenes. Muertos horriblemente por la estupidez humana. Jóvenes de 18 años, de 20, de 22. Muertos por la crueldad y la perversidad de sus sociedades y sus políticos. Y después de eso pienso en los mil millones de Bush para la guerra.

Pero sigamos con las "casualidades". Voy a la parte cultural del diario y leo en el Bonner Anzeiger, diario de Bonn, la gran polémica que se ha iniciado no ya por la película histriónica sobre Hitler, sino por el film Apocalyto, del norteamericano Mel Gibson. En este film se denigra a los mayas, pueblo originario que representó una de las más altas culturas del período precolombino. Se los pone como un pueblo sanguinario que mata por placer. El director cinematográfico se deleita con todo lo más cruel que pueda existir: los mayas arrancan el corazón a los vencidos, les cortan la cabeza y otros espantos. El profesor universitario de Bonn, Nicolai Grube, especialista en esa cultura maya, salió en diversos medios a criticar la falsa imagen de la película señalando que "el film presenta una imagen completamente falsa y absurda de la verdadera cultura de ese pueblo". A raíz de ello, los docentes de historia americana y etnografía de esa universidad organizaron un debate en el que se llegó a la conclusión de que "el film muestra a los mayas como un pueblo sanguinario con una religión de bárbaros, que tendrían que estar agradecidos por la conquista de los españoles cuando la realidad es totalmente otra" y que "para las matanzas masivas realizadas por los mayas como representa el film faltan totalmente los basamentos históricos" y "el film no es auténtico ni tiene la más mínima asesoría científica". Se explica luego la alta cultura que crearon los mayas. El profesor Grube señala que fueron asesinados más de doscientos mil mayas y más de un millón fueron expulsados de sus tierras". Y agrega que "a través de este film va a adquirir más terreno fértil el racismo antiindigenista que reina en América latina".

Sí, el racismo. Por ejemplo, se ha descubierto que uno de los mayores financistas de los viajes de Colón fue un comerciante dedicado al tráfico de esclavos. Y nosotros, los argentinos, nos llenamos de monumentos a Colón y festejar "el Día de la Raza". Más todavía, hay que leer los discursos oficiales de la inauguración del monumento a Roca durante la Década Infame. El presidente Justo –al poner la piedra fundamental– comparará a Roca con el general Uriburu, como gran alabanza. Sí, Uriburu el primer golpista y fusilador de obreros. Y Patrón Costas –personaje de la oligarquía salteña a quien se quería, mediante el fraude patriótico, poner como presidente argentino, y que habló como orador oficial en ese acto– dio una interpretación "positivista" del genocidio de los pueblos originarios diciendo que Roca "con certero golpe de vista militar señaló que era necesario llevarle la guerra ofensiva al indio, a sus propias tolderías, vencerlo, someterlo y correrlo más allá del Río Negro. Obtiene un éxito rotundo, que concluye con un problema secular". Y se acabó. Una interpretación cristiana. Y ese monumento quedó hasta nuestros días. Después nos admiramos del porqué de la violencia argentina que culminó con Videla. Es que, digan lo que digan, los argentinos nos sentimos un tanto protegidos cuando tenemos en la mano un billete de cien pesos y desde él nos mira el general Roca.

Bush, los Lakota-Sioux, el bombardeo a Somalia, cien mil millones de dólares para la guerra en Irak, los mayas en el cine norteamericano, Roca y Patrón Costas. Bueno, fue demasiado para un día que comenzó con un paseo por el Rin. Por eso, a la noche, me puse a oír el concierto para piano y orquesta de Beethoven. Respiré aire puro. Me encontré de pronto en un paraíso especial. Pero no, no me quedé en eso. Sino que, de inmediato, me puse a escribir esta nota.

Fuente: Página/12, 12/01/07


Historia de las utopías

Jornadas preparatorias para la creación de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo

Primer Seminario de Análisis crítico de la realidad argentina (1984-1999)

Desgrabación de la clase del sábado 21 de Agosto de 1999: "Historia de las utopías" por Osvaldo Bayer

GREGORIO (Coordinador): Algunas aclaraciones de orden operativo. Hoy recae sobre mi la coordinación de este tercer encuentro del seminario de análisis crítico de la realidad argentina porque Vicente Zito Lema, quien es coordinador general, se encuentra de viaje. Esta es una aclaración de orden bien explícito, operativo. Respecto de la dinámica quiero insistir, antes de comenzar con la clase de Osvaldo Bayer, en la necesidad de ir generando un campo de pensamiento grupal crítico. Uno de los objetivos de este seminario es justamente ese. Esto es, cómo podemos ir generando en el debate de las clases que vamos a ir escuchando un pensamiento realmente de corte grupal. Como podemos ir pasando del "a mí me parece" que venimos escuchándolo bastante en la lectura de las crónicas a "el grupo piensa", "el grupo ha producido esto". Esto como pequeños señalamientos y evolución a los compañeros de los que venimos leyendo las crónicas. Acá los compañeros proponen algo correlativo a lo que estoy proponiendo, esto es cómo realmente generar esta tercer instancia -que es uno de los desafíos de este seminario¾ y que lo diferencia de otros seminarios de orden academicista, de producción de pensamiento grupal acrítico e individual, cómo generar un campo de producción colectiva de conocimiento. Entonces, si partimos de esa base el "a mí me parece", la teoría personal de un compañero que relata su experiencia, rompe con el encuadre. Esto lo estamos discutiendo, lo estamos analizando y quería trasmitírselo y ya hay dos compañeros de ustedes que también felizmente recogen esta propuesta.
Bueno, hoy está con nosotros Osvaldo Bayer. Como decía el primer día Inés Vázquez, nos honra a todos, nos dignifica con su presencia. Va a empezar a hablarnos hoy sobre Historia de las utopías, en un lugar como éste en donde intentamos que las utopías y el campo histórico efectivamente se ejerzan. Y creo que nos va a introducir dentro de esta temática alguien que es todo un modelo al respecto del ejercicio y la reflexión crítica del campo histórico y de belleza de las utopías. Me parecería redundante presentar a Osvaldo con algo más que estas palabras de agradecimiento profundo a que esté hoy acá con nosotros. Lo dejo con ustedes, en una hora pasamos al funcionamiento grupal y en la otra hora rediscutimos la producción del grupo, no de los sujetos.

Osvaldo Bayer

"Historia de las utopías"

Bueno, realmente qué imaginación tiene la realidad. Estar hablando de utopías en la Casa de las Madres cuando uno recuerda todo aquello que pasó. Cuando veo esto tengo que sonreír con mucho gozo pensando en el brigadier Santuchone, que me despidió en Ezeiza diciéndome que yo nunca más iba a pisar el suelo de la patria. Entonces ver esto, en pleno centro, en la Casa de las Madres hablando sobre las utopías. Yo creo que no puede haber una imaginación más potente, las cosas que hace la historia. Por eso nada es imposible, ni es imposible llevar a cabo las utopías.
Yo entendí mal cuando Vicente Zito Lema y Hebe de Bonafini me dijeron que iban a hacer este seminario, yo creí que era una serie de seminarios y había programado "Historia de las utopías" en siete clases. Porque el tema da para mucho más y quería hacer un prólogo, un prólogo de nuestra realidad. Después, resulta que veo que me han puesto un solo día para toda esa gran historia de las utopías. Desde ese Platón hasta todos los demás, hasta Morris diríamos. Entonces, voy a hacer una especie de pequeña venganza: hoy voy a hablar del prólogo y ya he pedido que por lo menos me den dos clases más, aunque sea en diciembre cuando se termine el seminario para, entonces, meternos con todas las utopías.
Entonces, el prólogo son experiencias no propias sino experiencias en el campo argentino de los obreros, pero también otros aspectos que nos van a hacer posible centrarnos sobre uno de los hechos fundamentales. Yo quisiera que acá, en este lugar, comenzáramos a debatir y posiblemente lo hagamos el año que viene, el tema de la guerrilla, del por qué, los pro y los contras. Toda esa temática que tanto discutimos en las décadas del 60 y del 70. ¿Estuvieron equivocados o no estuvieron equivocados? Entonces, voy a terminar con la experiencia de una guerrillera alemana que creo que es muy interesante y que tiene tanto que ver con nuestra experiencia. Es decir, una guerrillera que estuvo siete años y medio en celdas de aislamiento, que no hace mucho que salió y que realmente relata toda su experiencia: por qué tomó ese camino en Alemania, en un país del Primer Mundo. Mucho más insólito que lo que hicieron nuestros jóvenes en un país del Tercer Mundo, donde había otras condiciones. Entonces, a partir de eso para dejar la duda y para ver hasta dónde puede alcanzar la utopía en los cerebros, de cómo en diversos aspectos de nuestra historia hubo esa cosa a veces increíble de la valentía y del coraje civil hacia la utopía.
Podríamos primero hablar sobre la utopía obrera. Justamente, últimamente estoy haciendo recordar la huelga de Ingeniero White de 1907. 1907, una huelga absolutamente increíble que hacen los estibadores de Ingeniero White. Ingeniero White al lado de Bahía Blanca. Bahía Blanca un emporio de exportadores de trigo británico y de la marina de guerra. Con un puerto llamado Ingeniero White, que era administrador del ferrocarril sur y amigo del general Roca. Entonces, el general Roca --¿por qué no?-- le puso el nombre de Ingeniero White por ser su amigo. Más o menos como eso que yo repito tanto que cuando uno quiere tanto al Sur y a la Patagonia y ve ese hermosísimo Lago Gutierrez, que se llamaba en mapuche "El hijo de Dios", pero el Perito Moreno le puso el nombre de Gutierrez que era un burócrata del Ministerio del Interior que le pasaba los sueldos. Entonces, por qué no quedar bien con el amigo y ponerle Gutierrez y nosotros, siempre tan ordenados y obedientes, lo seguimos llamando Lago Gutierrez. Antes de cumplir los ochenta años quisiera ver cambiado ese nombre. Es una utopía. El otro día se enojó conmigo mucho Felix Luna porque propuse cambiar el nombre de Castex en La Pampa por el Bairoletto. Es un poco atrevido, pero Castex jamás conoció la población de Castex. Un estanciero, administrador de estancias en Buenos Aires. Y él se enojó mucho porque dice que así se cambia la historia. Y le digo que lo que hay que cambiar es, realmente, la forma de interpretar la historia.
Entonces, empecemos a colocarnos en la temática de la utopía, pensando en esto de la huelga de Ingeniero White en el año 1907. Los obreros querían que las bolsas no pesaran más de ochenta kilos, ¡ochenta kilos!, pesaban más de ochenta kilos. Y las ocho horas de trabajo. Porque además de que las bolsas que ellos debían llevar a los barcos británicos pesaban tanto, además tenían que trabajar once horas. Miremos un poco lo que significa eso. La brutalidad, la explotación, se rompían las espaldas. A los siete u ocho años ya no podían trabajar más. Y, por supuesto, no había ninguna seguridad social. Y en ese lugar, con la prefectura general marítima, con la marina de guerra, con el señor Coleman, un inglés muy ávido de negocios, hacen una huelga. Se levantan todos los obreros pidiendo eso. Yo creo que es una cosa que habría que dedicar todo un seminario a esa huelga para explicarla. No estaban dadas las condiciones de ninguna manera para hacer una huelga, no era el lugar. ¿Por qué lo hicieron? Porque realmente tenían fe, porque tenían fe hasta en sus cánticos, porque salieron a la calle cantando esos himnos hermosos que tenían y que no cantan más. Pero no solamente esto, cuando se hace la huelga y son reprimidos por la prefectura a tiro limpio (como se hacía en aquella época y se sigue haciendo todavía, ahora un poco más disimulado por las balas de goma y esas cosas), el subprefecto comadante Enrique Astorga -yo creo que hay que nombrarlos siempre a los represores-- un tipo de una brutalidad increíble. Los reprime a balazo limpio y mueren los obreros Pascual y José Falccioni, también hay que nombrarlos. Eran casi todos obreros venidos de la baja Italia, de Sicilia y de Calabria, donde había habido y hubo una gran tendencia anarquista en el movimiento obrero. Quiero ser breve, se hace el paro. Cuando se sabe que hay el paro, viajan dos grandes oradores anarquistas: Pietro Gori -el famoso italiano, en aquel tiempo uno de los más famosos oradores de las asambleas obreras, era un intelectual-- y Rodolfo González Pacheco, otra figura totalmente olvidada. Un hombre que nos dejó muchas obras de teatro que habría que recordarlo también. Y tal vez alguna vez poner aquí un retrato de él.
Marchan inmediatamente allá para hablar de los ideales, etcétera. Si uno lee los discursos realmente hablaban solamente de la solidaridad, de lo que es la solidaridad, hablaban de conceptos intangibles casi. Y, por supuesto, aquello tan sagrado de las ocho horas de trabajo. Por las cuales habían muerto, habían sido ahorcados, los mártires de Chicago.
Pero lo más hermoso de este episodio es la solidaridad de los obreros de todo el país. Se hace una huelga general por los huelguistas de Ingeniero White. Para la Capital y para Rosario. El paro es general. Imaginémosnos una cosa de esas, que acá hubiera habido un paro total en la Capital Federal por la gente de Cutral- Có. ¿Ustedes se pueden imaginar algo así? Y sin embargo se hizo en ese tiempo, en 1907. Con esa carestía, con el miedo también de la pérdida del trabajo. Y con medios de comunicación mucho más precarios que los actuales. A eso iba. Estudiar qué sentido profundo de la solidaridad, del concepto de clase, del concepto de revolución, del concepto de la ayuda mutua, que es lograr parar un país por los estibadores y otros trabajadores de Ingeniero White que inmediatamente se adhirieron a la huelga. Los detalles son realmente muy simbólicos porque cuando marchan los obreros a enterrar a sus dos muertos con la orquesta adelante, se tocaba mucha música antes, especialmente los italianos, la orquesta de obreros iba adelante tocando los himnos obreros con los cajones y ataúdes de los compañeros muertos y es atacado por las fuerzas de la represión. La crónica de La Nación, a veces muy florida, dice que en la calle quedaron los instrumentos musicales de la orquesta y los ataúdes perforados a balazos. Finalmente se pierde la huelga pero el concepto se va imponiendo y se han rebajado kilajes en las bolsas y poco a poco, dos décadas después se llegará a las ocho horas de trabajo. Y el diario La Nación señala con orgullo que el comandante Astorga, el represor, tuvo que irse de la ciudad porque le dijeron que se fuera porque los obreros eran muy subversivos y terroristas. Se tuvo que ir pero, después, cuando se terminó la huelga volvió y fue agasajado por todas las autoridades. Ese es un primer hecho como ejemplo de todo lo que se hizo, de todo lo que se fue haciendo en la historia de este país. Tan difícil pero tan lleno de luz en muchas cosas, principalmente en esto que tenemos que estudiar muy, muy a fondo, explicarnos, hablar del por qué, el análisis del sistema económico de aquel tiempo, de cómo este pequeño gran ejemplo de Ingeniero White.
Hay una revista que se llama "El ojo avizor", que hizo una encuesta entre los periodistas argentinos de cuál ha sido la noticia que más conmocionó al siglo para cada uno. El primero para la mayoría de los periodistas argentinos fue el 17 de Octubre de 1945. Y como fui el único que votó por para mí el hecho más importante me hicieron hacer una columna, que creo que va a dar para mucho debate, uno no puede alejarse un poco de la provocación intelectual. Es increíble, yo no podía creer que la mayoría de los periodistas argentinos votó el 17 de Octubre del 45 como el hecho más importante. Para mí el hecho más importante del siglo fue la fundación de la FOA en el año 1901. Federación Obrera Argentina, que después será la FORA: Federación Obrera Regional Argentina. ¿Por qué? Porque por primera vez se unen las dos grandes tendencias del movimiento obrero, se ponen de acuerdo anarquistas, socialistas y gremialistas libres. Hay un clima realmente de mucha solidaridad y se logra a pesar de todas las cosas contrarias, de la amenaza de represión, se logra esa unidad y todo un programa. Todo un programa que después, a pesar de las divisiones del movimiento obrero, se iba a ir logrando en las luchas obreras. Entonces, ese es un principio de la lucha de la comunidad argentina, de la comunidad del trabajo argentino, por lograr una sociedad mejor. Por lograr la utopía, el sueño del socialismo, del solidarismo. Es también otra cosa muy importante que nosotros recordemos eso tan olvidado. ¿Quién sabe acá que en el año 1901 se fundó la FOA? Y para mí el segundo hecho más importante de este siglo es la formación de las Madres de Plaza de Mayo. Sin ninguna duda, lo que significó esa solidaridad, ese coraje civil de salir a reclamar por sus hijos ante la misma Plaza de Mayo, frente a esa dictadura tan feroz. Además, un movimiento conocido en todo el mundo, mucho más que acá. Ustedes conocen bien la historia de las Madres pero creo que es algo que va a ir creciendo con el tiempo. Los alemanes antinazis tienen, por ejemplo, la reacción de los militares monárquicos o conservadores contra Hitler (el 20 de julio del 44) como el gran hecho. Cuando fueron militares que habían combatido por Hitler hasta el 44, cuando vieron perdida la guerra se levantaron. ¡Qué poco tienen ellos! Hay otros movimientos también pero muy locales. Ellos están orgullosos, las nuevas generaciones, de haber tenido por lo menos eso. Ustedes van a ver dentro de veinte o treinta años lo que va a significar para la historia argentina el movimiento de las Madres de Plaza de Mayo. Por eso para mí, después de aquel intento de la FOA de buscar a través del sindicalismo llegar a una utopía solidaria, ver realizada la utopía a través del movimiento de estas Madres, que muy pocas estaban politizadas, que eran mujeres de barrio, que eran mujeres nada más que dueñas de casa, o que realizaban sólo tareas domésticas, y fueron capaces de hacer esta cosa tan épica y siguen trabajando por esto. Nos reunimos por ellas, es decir, a través de la idea de ellas.
Y para que sirva también para cimentar el curso que vamos a hacer después sobre Historia de las Utopías, hermosísimo capítulo, tal vez el más hermoso del género humano quiero leerles esta columna que yo escribí para El Ojo Avizor para, de alguna manera, tratar de explicar por qué yo no voté lo que votó el 90 por ciento de los periodistas argentinos. Y digo así:
"Comencemos el debate.
Me entusiasma esto de que cada uno elija lo que crea que son los veinte hechos más importantes de la historia argentina de este siglo. Ayuda al debate, al conocimiento de nosotros mismos y, de alguna manera, deja en descubierto la filosofía que mueve a cada uno. En cierto modo, nos desnudamos ante la historia y ante la sociedad.
La encuesta ha dado que la mayoría de los periodistas valoró al 17 de octubre de 1945 como el hecho más importante de estos últimos cien años. Yo en cambio -y debo haber sido el único¾ (después me confirmaron que sí) elegí un hecho hoy desconocido por casi la totalidad de la población argentina: la creación de la FOA, la Federación Obrera Argentina, a principios de siglo.
Claro, los criterios son distintos. Habría que debatir "qué es lo más importante" en la noticia: la repercusión emocional en el público; la cantidad de titulares y centímetros que ocupó en los diarios de la época o los minutos en la radio y -si existía ya-- en la televisión, etcétera; o acaso lo más importante es lo que a la larga tendría más influencia en la sociedad para llevarla por un camino hacia la democracia, la libertad y la justicia. ¿Qué es más importante: la consagración de Napoleón como emperador o la Revolución Francesa?
Para mí, la unidad de los sindicatos para seguir una línea de conquistas sociales fue algo fundamental para nuestra sociedad. Ese era el modelo para avanzar: luchar para el progreso; más dignidad significa más democracia. Es decir, que en 1901 nos ponemos en el camino que siguieron otras sociedades que llegaron a democratizarse con el esfuerzo y sacrificio precisamente de los sometidos y explotados. Se abría toda una perspectiva de una sociedad nueva. El 17 de octubre de 1945, en cambio, se proclama a un coronel que había llegado al poder mediante un golpe militar de derecha. La marcha de miles de argentinos de ese día obligará a elecciones donde sí será elegido el coronel. Y aquí viene la discusión: se puede decir que el peronismo acaba casi de inmediato con el movimiento obrero ideológico que había logrado con el propio esfuerzo leyes fundamentales, y crea un nuevo movimiento integrado por una nueva clase: los obreros llegados ya no de allende los mares sino del interior del país con el color del hombre autóctono en la tez. Los obreros ya no cantarán "Arriba los pobres del mundo" ni tampoco "Hijo del pueblo te oprimen cadenas" sino "Perón, Perón qué grande sos, mi general cuánto valés". Y se acostumbrará a que las leyes obreras vengan tácitamente del balcón.
Claro está que el peronismo cambia a la República. Pero no es una revolución sino una revulsión. Y como todo populismo terminará aproximándose a los poderes económicos a los cuales molestó pero no modificó. Menem hace la síntesis: llama como ministro de Economía al gerente general de Bunge y Born, empresa maldecida por Perón en 1945. Y hoy las leyes obreras casi ni cuentan en el desarrollo de la economía social argentina.
Para mí mucho más importante que el 17 de octubre del 45, por ejemplo, es la ley Sáenz Peña, de 1912, que a pesar de todas las veces que fue manchada y pisoteada, siempre sirve como documento básico para reiniciar intentos de democracia. Y todas aquellas fechas que muestran que los sometidos no aceptaron dictaduras ni injusticias. Para mí es más importante Cutral- Co que la invasión argentina de Malvinas ordenada por un general corrupto que no representaba a nadie y usó al país para intentar salvarse él.
Tenga cada uno la fecha de su simpatía. Lo fundamental -como decimos-- es el debate, pero el debate que traiga luz".
Los periodistas votaron a las Malvinas como la segunda noticia más importante del siglo.
Y, entonces, como tercer tópico sobre estos casos de utopía o de camino hacia la utopía o del camino hacia el paraíso, voy a tratar el caso de Margrite Schiller. Margrite Schiller, guerrillera alemana, de la RAF (ROTE ARMEE FRAKTION), de la fracción llamada el Ejército Rojo en Alemania siendo que actuaron en las décadas del 60 y del 70. Sufrió ella prisión pese a que no se le comprobó ningún asalto ni ninguna muerte. Ella, hija de un militar alemán, que combatió en la guerra, principalmente en el frente ruso, y que después integró el nuevo ejército alemán, de la Guerra Fría, en el año 52. Y la madre, diputada conservadora del partido demócrata cristiano. Realmente, un caso tal vez para quienes han organizado este seminario, algo que tiene que ver mucho ahí la ciencia psicológica. La fuerza de la reacción de esta chica como decíamos de un hogar bien. Ella ha escrito un libro y me pidió que yo le hiciera el prólogo. Que yo explico acá por qué no comprendo porque ella elige justamente a un hombre del Tercer Mundo para hacer esto. O, tal vez, ella sabe muy bien. No ha renunciado después del sufrimiento de siete años y medio de la celda de aislamiento total, que es lo peor, tal vez es la peor de las torturas, de no escuchar voces, ha escrito un libro que lo vamos a presentar acá cuando hagamos la edición española. Por supuesto, explica todo lo que significa no escuchar voces y las locuras de cuando por ahí la sacaban unos minutos y escuchar un grito, por ejemplo. ¡Qué bendición era escuchar un grito humano o una exclamación en la lejanía! Fíjense las cualidades del ser humano: qué sentido en el fondo de comunidad, de querer compartir, de querer escuchar qué es lo que pasa afuera. Y qué maldad, qué terrible perversión es aquel país que había firmado en el año 48 la Declaración de Derechos Humanos y, para colmo, un gobierno socialdemocráta liberal.
Creo que aquí está todo el debate, de la violencia de abajo, esto serviría para comenzar el debate de por qué la guerrilla en la Argentina. Un tema que muy pocos se atreven a debatirlo. Acá tendríamos que tratar de hacer mesas redondas con los Montoneros, con el ERP, con sobrevivientes, debatiendo toda esta parte histórica. Y tenemos que hacerlo también. Se han escrito libros realmente significativos que ayudan al debate y a hacer luz sobre todo este tema.
El libro de Margrite Schiller me devolvió a las décadas del 60 y del 70 y a las preguntas que quedaron sin respuesta. Pero justamente no de Alemania sino de mi país, la Argentina. Un mismo problema en dos escenarios totalmente distintos. Las circunstancias fueron diferentes pero las preguntas fueron las mismas y seguirán siendo las mismas. A pesar de aquello del Primer y del Tercer mundo. Aquí ya el lector, sin leer aún el libro de Margrite Schiller comenzará ya a polemizar consigo mismo.
Pero lo extraño del caso -o no-- es que Margrite Schiller me vino a pedir un prólogo a mí, justamente a mí, no precisamente un defensor de la guerrilla sino apenas un desconsolado profeta de lo que iba a ocurrir y ocurrió.
En esas décadas ella era muy joven y yo un hombre en la mitad de los cuarenta, partícipe ya en ese tiempo de agitadas discusiones con los jóvenes latinoamericanos que veían como único camino la guerrilla para terminar con una sociedad injusta y corrupta. Si Margrite Schiller hubiera estado en Buenos Aires en esos finales de los sesenta es muy posible que habría discutido conmigo y, al escuchar mis argumentos, habría dado un portazo y murmurando o gritando: "¡burguesito!", como me llegaron a llamar jóvenes montoneros de esos años.
Y no porque yo estuviera con el régimen militar de turno o los políticos corruptos elegidos por el pueblo en aquellos tiempos, sino porque esa juventud ansiosa de cambios me sabían de izquierda y revolucionario pero no podían aceptar que a la vez yo los tratara de convencer que el camino a la guerrilla iba a terminar en el fracaso más absoluto, en la pérdida de los mejores y le iba a dar a la reacción la oportunidad de fortalecer su sociedad explotadora y corrupta sobre pilares más fuertes aún. Como, desgraciadamente, ocurrió.
Todo se había iniciado en La Habana, en 1960, apenas a un año de la Revolución Cubana, cuando un pequeño grupo de argentinos tuvimos un encuentro con el Che Guevara. En esa reunión él trató de convencernos que la forma de cambiar el régimen argentino era la guerrilla de los jóvenes, que debían iniciarla en las sierras de Córdoba, en el centro de la Argentina. Recuerdo que contra esa tesis le recordé al Che que en la Argentina los cuerpos de represión eran mucho más preparados que los de la Cuba de Batista, y le mencioné todos los cuerpos (uno a uno) y organizaciones estatales que estaban para combatir cualquier rebeldía de izquierda. El Che me miró con profunda tristeza y contestó -refiriéndose a los cuerpos de represores-- sólo con tres palabras a mis extensos argumentos: "son todos mercenarios", me dijo. Recuerdo que al silencio inicial, siguió un aplauso encendido para el Che, del resto de los argentinos.
Ahí comprendí todo y esa contestación me sirvió de base para interpretar lo que iba a suceder después. Me dije: evidentemente para ser revolucionario no hay que empezar por analizar los impedimentos, sino que hay que creer en las propias convicciones y lanzarse a combatir la injusticia haciendo uso de la rebeldía, ese don de los dioses para quienes creen en el altruismo y la solidaridad. Pero no pude con mi genio y cuando las teorías del Che fueron convirtiéndose en realidad en las calles de la Argentina seguí alertando que se camino iba a terminar en al muerte, y en el retroceso. Aunque al mismo tiempo que alertaba iba creciendo mi comprensión y mi solidaridad para con los perseguidos.
Margrite Schiller es una de esas protagonistas. En otras latitudes. En el primer mundo. Más difícil de comprender su acción que si hubiera participado de esa línea en el tercer mundo. Pero no soy de esos que me conformaría con llamar al grupo que perteneció, la fracción del Ejército Rojo o la BAADER- MEINHOFF, como una organización terrorista, porque había que agregar por qué fue terrorista, por qué devino terrorista. Y para eso hay que meterse en la historia y en su circunstancia. No se puede hablar de la RAF sin explicar antes todo el escenario. Yo estudié en la Universidad de Hamburgo desde 1952 a 1956, y me afilié en esos años al SDS, Sozialistische Studenten Bund, (es decir, Liga de Estudiantes Socialistas) que ya se le iba por izquierda a la Socialdemocracia. Recuerdo hasta cuando vino Willy Brandt desde Berlín para darnos una clase de política. Bien, ¿cómo eran esos jóvenes apenas una década después del nazismo y de la guerra más destructiva de todos los tiempos? Era una juventud que quería hacer cosas. Si bien en las escuelas y en los colegios secundarios se estudiaba la historia sólo hasta 1913, el ambiente juvenil de Alemania empezaban a preguntarse por su pasado. Recuerdo que los jóvenes de la SDS no se conformaba en aquel tiempo con la "culpa colectiva del pueblo alemán". No le rehuían a la responsabilidad pero no aceptaban aquello de que "todos fuimos culpables, pidamos perdón a los judíos y combatamos a los comunistas". Era la Guerra Fría. Esa SDS y sus jóvenes querían saber qué papel habían jugado los poderes en 1933: el capital industrial alemán, las iglesias, los partidos políticos de derecha, desde el católico Zentrumspartei hasta los liberales. Se preguntaba por qué se juzgaba así a los verdugos de los campos de concentración pero a los ex nazis de escritorio se les permitía sin problemas una nueva carrera política, como el primer ministro Kiesinger, el presidente Lübke, el primer presidente de Baden-Würtenvberg, Han Filbinger con su pasado feroz de juez militar nazi, el después presidente Carstens, que había sido secretario de Goebels. Se hablaba de libertad, de democracia y de occidente pero mientras tanto, países europeos seguían teniendo colonias o interveniendo en la represión de los pueblos como los franceses en Vietnam y Argelia. Me acuerdo la larga discusión de esos años, discusión que recién comenzaba y que iba a hacer explosión a fines de los sesenta y en los setenta, con drásticas tomas de posición. Me acuerdo bien de las búsquedas de opciones para salir del injusto sistema y soñar con un socialismo libre de stalinismos. En esos años estaba en boga, en la SDS, estudiar y aconsejar como modelo a seguir el sistema de Tito en Yugoslavia, que se había separado del bloque del "socialismo real" y que intentaba nuevas formas cooperativas de producción. Eran búsquedas.
Había una especie de doble juego en la vida pública de la Alemania occidental: se enseñaba al individuo a ser protagonista, a no seguir el ejemplo de las pasadas generaciones que se dejaron llevar por un demagogo, todos tenían que aprender a defenderse contra toda intromisión indebida del Estado en sus vidas. No volver a ser engañados. Por eso, se les decía, ejercer el protagonismo (esto fue importante después, como consecuencia, porque una parte de la juventud alemana se lo tomó en serio). Pero al mismo tiempo se les enseñaba a creer en Estados Unidos, el aliado en la lucha contra el mal, que venía desde el Este. Es decir, ser protagonista sí, pero dentro del sistema.
La generación de Margrite Schiller fue, apenas llegada a la juventud, llevada a los empujones por una cadena de hechos que no les permitía detenerse: la rebelión estudiantil del 68 con aquello de "la fantasía al poder", hermoso slogan. El asesinato del estudiante Benno Ohnesorg en las calles de Berlín. Sartre en las primeras filas de las manifestaciones de los estudiantes alemanes declarando que los comunistas no podían hacer la revolución porque "los comunistas tienen miedo a la revolución". El atentando a Rudi Dutscheke, tal vez el más notable de los dirigentes estudiantiles de todo el movimiento de los estudiantes del 68. Un atentando cobarde que después lo llevaría la muerte.
Y, entonces, recuerdo una poesía de Biermann, un gran poeta alemán. Hago una traducción muy ligera en español. Dice: "tres balazos cayeron sobre Rudi Dutscheke, un atentando sangriento. Lo pudimos ver personalmente, y vimos a quien había hecho los disparos. ¡Ay, Alemania, tus asesinos!"
La lucha de los vietnamitas contra el poder del imperio era otra de la cosas a las cuales se veían confrontados los estudiantes y los hombres libres de todo el mundo. La lucha de los vietnamitas contra el poder del imperio. Y aquella otra poesía del poeta alemán Erich Fried que decía: "Vietnam es Alemania, su destino es nuestro destino. Las bombas por su libertad son las bombas por nuestra libertad", se refería a las bombas de los atentados no a la de los aviones norteamericanos. Y Erich Fried fue uno de los poetas alemanes más leídos en la época del 68.
Además, se enfrentaba la batalla abierta contra los medios de comunicación del capitalismo, entre ellos la cadena Springer, pero también la primavera de Praga, hecho que certificaba la efervescencia de todo el mundo contra el autoritarismo y la injusticia, mientras que Mao era cada vez más el símbolo a seguir por el tercer mundo; y allá Latinoamérica, con su héroe épico, el Che -recién muerto-y todo ese continente movido por la protesta y la pólvora, y las mujeres que pasaban cada vez más a la vanguardia enarbolando el femenismo. Todo esa fue la época y los temas de toda esa juventud alemana que después tomaría esa drástica posición.
Y en medio del entusiasmo, llegó el momento de definirse: o desmontar para esperar a que aclarase, o seguir adelante enfrentando a la violencia de arriba con toda la indignada violencia del sometido. El Che Guevara hubiera seguido ese segundo camino. Y aquí llegamos a donde también nosotros, frente a este libro de Margrite Schiller, de una protagonista, debemos definirnos. O callarnos la boca avergonzados.
Ahora, sí, para ello, debemos analizar la personalidad individual de cada uno. ¿Por qué unos se definieron por la lucha abierta y los otros prefirieron buscar refugio hasta ver hasta dónde llegaba el peligro de la tormenta? A los decididos se los analizará después -como explicación de su violencia-de acuerdo a Freud, Lacan u otros principios de psicoanálisis. Y así se tratará de explicar todo. Los otros, los que desensillaron y siguen esperando aún, se fueron adocenando poco a poco: algunos hasta terminaron con altos cargos en los partidos tradicionales, otros se dedicaron sólo a la ecología; los más, a continuar una vida en el común.
Yo hoy publico un artículo en Página 12 donde hablo del camino de los socialdemócratas que han llegado a un gran título que es "el nuevo centro", ya no pertenecen más a la izquierda sino que son el nuevo centro. Y Schroeder, el primer ministro fue uno de los grandes agitadores estudiantes del año 68.
Quienes midan todas esas vidas de acuerdo al cumplimiento fiel de los principios éticos guardarán simpatía -aún en el fondo del corazón-- por quienes se jugaron todo por cumplir el sueño de la revolución. ¿Por qué? Porque... vayamos a las experiencias. Por ejemplo yo, un hombre del tercer mundo que vivió ocho años de exilio en Alemania tuvo que soportar todos los días cosas como estas: que el gobierno democrático de la República Federal de Alemania vendiera armas sofisticadas a la feroz dictadura de Videla, la dictadura de la desaparición de personas.
Les voy a leer algunas cosas textuales. Resoluciones de gobiernos del primer mundo con respecto a las dictaduras.
El diario Franckfurter Rundschau, en primera página, el 1º de diciembre de 1977 informaba: "Fabricantes alemanes pueden exportar armas ventajosamente. Ofrecen ametralladoras de fuego rápido y cohetes. No se da abasto con la producción. Para poder cumplir con los deseos de expertos militares extranjeros la oficina de construcción de la Asociación Federal de Implementos Aeronáuticos e Industria de Cohetes e. V. (BLR) de Hamburgo, ha desarrollado una serie de nuevas armas y equipos de defensa especialmente para la exportación"... Más adelante señala que: "la Asociación Federal ha preguntado a las empresas asociadas -y que emplean a 17.000 técnicos- si tienen interés en tomar a su cargo esta ventajosa exportación de armas. Un representante de BLR declaró que las nuevas armas desarrolladas corresponden, entre otras, a una ametralladora que dispara diez veces más rápido que los modelos empleados hasta ahora (fíjense la perversión, por supuesto armas para las dictaduras del Tercer Mundo) y que al mismo tiempo es más sólida y económica. También la munición para esta ametralladora rápida es más barata. Además se ha construido un cohete que es apropiado especialmente para la lucha contra la guerrilla en el Tercer Mundo. (¡Con qué satisfacción lo dicen los diarios!). También se ofrecen a los gobiernos extranjeros instalaciones fronterizas de seguridad que funcionan totalmente en forma automática y que son casi siempre insuperables para el enemigo, por ejemplo, por los guerrilleros". Como digo, durante el gobierno socialdemócrata del señor Schmidt. Luego se añade: "Todas estas armas y equipos y los futuros: tienen en común su fácil manejo y pueden ser utilizados también por personal no especializado. De ahí que sean apropiados en especial para países del Tercer Mundo". (Somos todos brutos nosotros). La información agrega que "La Asociación señala que está permitida oficialmente como 'lobby' de armas en Bonn y que 'goza de consideración' de una serie de diputados federales".
Otra. Realmente son documentos para la historia y todos estos documentos los leía esta juventud que está consustanciada con las guerras del Tercer Mundo. "El gobierno federal alemán ha aprobado una garantía estatal para la construcción de un submarino para la Argentina, en su reunión de gabinete de miércoles. (Año 1977, plena dictadura de Videla). Lo hizo por razones políticas de empleo. (¿Y la moral?). El secretario de prensa Grünewald declaró a los periodistas que esa garantía estatal para un crédito de exportación se aprobó a pesar de todo, porque el gabinete quiso asegurar la ocupación obrera en el distrito de Emden que tiene una cuota promedio de desocupados por encima de lo normal".
Comparemos esto. Es decir, se venden armas a las dictaduras para conseguir empleo para los obreros. Y los sindicatos lo aceptaron, se callaron la boca. Volvamos a 1907, a esta solidaridad de todos los obreros de Buenos Aires, de Rosario por los estibadores de Ingeniero White. Hay otras cosas... Además, todos son diarios liberales.
Esto es de 1979. "El servicio informativo de la Iglesia Evangélica alemana acaba de revelar que la República Federal de Alemania ha vendido durante 1978, en el mundo, armas por la suma de 2.150 millones de marcos. ¡2.150 millones! Y luego Adveniat, Misereor y otras instituciones de beneficiencia de las dos iglesias alemanas creen que con 40 millones de marcos pueden ayudar a los pueblos latinoamericanos. Para esos pueblos sería mucho más útil si las iglesias tanto la evangélica como la católica en vez de enviar dinero gastaran ese dinero en una campaña contra el negocio armamentista e hicieran un llamado a los obreros a resistir y a no mancharse las manos con el triste y asesino negocio de la fabricación de armas".
Perdonen que me engolosine pero no tiene pérdida esto. Hasta que vienen tres diputados, porque había que cumplir con las Organizaciones de Derechos Humanos y vienen a ver qué pasa con los derechos humanos en la Argentina de la dictadura. Y estamos en el año 1978. Vienen, son dos diputados socialdemócratas y uno conservador, de los ultra cristianos. Explican después en su informe ante el congreso alemán: "la situación política en la Argentina y en el Uruguay sólo puede explicarse por el trasfondo de una apremiante circunstancia interna antes de la toma del poder por los militares. En especial el terrorismo ha estremecido fuertemente a estos países. En la necesaria contra la violencia criminal terrorista se obtuvieron éxitos (menos mal), pero se pagó cara la recuperación de la seguridad interna". (Es decir, a los muchachos se les fue la mano).
Y después esto que ya es para el folclore absoluto y total. Para decirles qué solos se pueden haber sentido toda esa juventud alemana que admiraba a las luchas del Tercer Mundo ante la realidad de sus políticos. Dicen los tres diputados en su informe: "En lo económico a la Argentina le va bien, a pesar de la inflación. El problema se debe más a la mentalidad de sus habitantes que hace recordar a la de los anarquistas vascos y a los mafiosos sicilianos". (Fíjense qué junta tenemos nosotros, somos una mezcla de anarquistas vascos y mafiosos sicilianos). Dicen: "Allá no se nota un mayor descontento (en la Argentina que ellos visitaron, la de Videla) se trata más bien de un régimen autoritario pero no totalitario. Existen torturas sí, y procedimientos jurídicos muy lentos, así como extralimitaciones del Estado en la esfera privada de los argentinos pero esto no afecta en general al hombre de la calle". Uno de ellos llegó a un cargo de subsecretario del Interior en Alemania así que no son cualquiera. Fíjense el pensamiento que tienen del Tercer Mundo.
Ahora viene una anécdota para conocernos mejor. Explican que la fuerza área los invitó a comer un asado y describen toda la clase de carnes, los vinos, etcétera.
Todo esto creo yo sirve para explicar el por qué de la RAF, o no, no sé. Por ejemplo, otras de las cosas fundamentales es que el banco de los sindicatos alemanes, de la Deutsche Gewerkschaft, de la gran central socialdemócrata de los obreros alemanes. Aquellos obreros con la tradición revolucionaria del 18 que voltearon al kaiser y que hicieron aquel hermoso gobierno de tan pocos días de la Comuna de Baviera. Ellos mismos ahora tienen un banco que dio un préstamo al dictador Videla. Y ante la presión de los argentinos exiliados en Alemania de que cómo el banco de los obreros alemanes podía prestar dinero a los militares que habían asesinado a centenares de trabajadores argentinos, contestó con absoluta frialdad o cinismo, de que el banco si bien es de los obreros alemanes participa de la situación financiera mundial, del juego financiero mundial y tiene que cumplir con sus obligaciones. Esa fue la respuesta absolutamente fría de por qué le dieron el préstamos a la dictadura de Videla.
Entonces, digo, aquí para los alemanes demócratas había tres caminos para elegir. Esperar a las próximas elecciones para optar entre dos partidos que demostraron apenas tener una diferencia de detalles pero no de fondo. Lo demuestran las políticas que tanto la Democracia Cristiana como la Social democracia, realizaron con respecto a la Latinoamérica de los dictadores cuando fueron gobierno. Ellos podía elegir. O esos estudiantes podían seguir haciendo protestas y huelgas de hambre al infinito, como lo hicieron. O la tercera posición era desentenderse como el 95 por ciento de la población. O, y ahí ponemos el dedo en la llaga, y ahí comienza nuestra discusión, el otro camino era recurrir a la violencia rebelde bajo el motto: si los gobiernos llamados democráticos del primer mundo apoyan a los dictadores asesinos del tercer mundo merecen probar entonces -como éstos- la reacción violenta de la rebeldía. Y hacerles ver en carne propia la violencia diaria que sufren los que sí quieren vivir una vida con dignidad, en esos países.
Entonces, de estas cuatro posiciones, ¿dónde está verdaderamente la ética? Cada uno tendrá su respuesta y sino recorramos la historia de la ética y la historia del mundo. Y dos nombres apenas: Espartaco y el obispo Thomas Müntzer. Espartaco, el esclavo liberado que sabe que va a morir y se levanta igual. Y el obispo Thomas Müntzer, el de aquel hermosísimo eslogan "por un comunismo cristiano", año 1516, escribió esas palabras y lo descuartizaron vivo los dueños de la tierra. Pero quedó esa línea.
Margrite Schiller tenía siempre un revólver en la cartera. Pero no disparó nunca. Me dijo de que era muy débil para disparar, no podía apretar el gatillo pero acompañaba a quienes apretaban el gatillo. Es decir, Margrite Schiller cuando adopta la guerrilla en Alemania cumple con los símbolos pero su interior se niega a ser consecuente con el "ojo por ojo, diente por diente"; lo que me haces tú a mí, te lo hago yo a ti. No lo hace Margrit Schiller y pierde. Pero soporta las consecuencias y su interior sigue fiel a los que se equivocaron, sí, pero que no quisieron integrar las filas de los que se quedaron en la mitad ni de los que optaron por la indiferencia. Perdieron los que prepararon y arrojaron las bombas de protesta. Y el 98 por ciento de la población alemana dijo no, ese método no. ¿Cuál entonces?
Yo, en la Argentina, fui, soy y seré un enemigo de la violencia. Pero qué les podía prometer a los jóvenes montoneros y del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) y de otras organizaciones hartos de ver cómo los militares se repartían el poder con los políticos corruptos y asesinaban a los que no podían soportar la ignominia. La famosa frase del general Saint Jean es el lema: "Primero terminaremos con los activistas, luego seguiremos con los que los ayudan y por último terminaremos con los indecisos".
Cómo debía reaccionar la juventud alemana a los cuales se les había enseñado a ser protagonistas en la lucha por los derechos de todos, cuando se enteraron que de territorio alemán partían los bombardeos norteamericanos que hicieron cualquier ignominia contra el pueblo vietnamita, hasta le arrasaron sus bosques con perversos venenos. Eso era lo que más los impulsó a la RAF, poner bombas contra las instalaciones norteamericanas. Porque allí, en el aeropuerto militar de Francfort, paraban todos los aviones que venían de Estados Unidos cargados de bombas. Allí volvían los oficiales y soldados norteamericanos a pasar semanas de jolgorio y después iban a tirar bombas incendiarias y a matar al pueblo vietnamita. Por qué el demócrata alemán y de todo el mundo no podía preguntar en voz alta : ¿y qué tiene que hacer Estados Unidos en Vietnam? ¿Qué tenían que hacer los jóvenes alemanes consecuentes con aquello de mostrar coraje civil contra la injusticia como le habían enseñado como consecuencia de Auschwitz? Tenía estos caminos: o protestar en Bonn deteniéndose en la Bahnmeile ( límite reservado, ahí se pueden hacer manifestaciones hasta trescientos metros antes del Congreso, adentro no se puede entrar), ya sabiendo que el Bundestag ya se había callado la boca totalmente en este problema; o hacer rezar misas o repartir volantes; o votar cada dos años a otro político que se iba a callar la boca. Decirse, como principio, como se dijo en la Argentina: la violencia, no. Si habré escuchado a tantos políticos y curas decir "yo estoy contra toda violencia", ¡qué lindo no! Todos estamos contra toda violencia pero, ¿y? Existe y cómo reaccionar entonces contra la violencia. Decir la violencia no pero aceptar en silencio que en ese momento un bombardeo norteamericano matara en silencio a 163 niños de una escuela vietnamita.
No tengo respuesta. Margrite Schiller sí la tuvo. Perdió y todos los que no hicimos nada o, a lo sumo, firmamos un petitorio o hicimos tres días de huelga de hambre, le decimos: te equivocaste. Lo mismo que todos los oportunistas de la derecha, los oportunistas del centro y los oportunistas de izquierda, y la masa silenciosa que se va a pasar las vacaciones a Mallorca y los jóvenes que se preparan para ser los mejores managers, y los diputados e intendentes, y los curas y pastores, y los profesores y maestros. Todos le decimos a Margrite: te equivocaste, fuiste una terrorista. La alta intelectualidad de izquierda lo dijo: se equivocó. Los profesores universitarios de la izquierda alemana, en número de más de trescientos, desde el profesor Wolfgang Abendrotx hasta el escritor Gerhard Zwerenz, pasando por Hürgen Habermas, la llamó "terrorista". Pero perdimos todos, también. Bastan ver las estadísticas del hambre, la desocupación, la corrupción, en el mundo antes y después de Stammheim (la prisión con las celdas de aislamiento total).
Con nuestra exquisitez antiviolencia logramos la globalización de todo eso. El sistema llevó a eso, a pesar de las libertades públicas y la de la economía social de mercado, a pesar del todas las propagandas preelectorales: "Kohl sí, Lafontaine no" o el actual "Schroeder sí, Kohl no". Las estadísticas del hambre siguen.
Margrite sí se equivocó, sin ninguna duda. Pero, y nosotros ¿qué hicimos? El poder financiero, el poder de los medios y nosotros con nuestra democracia de elegir cada dos años.
Margrite Schiller en su libro, nos dice cómo se equivocó pero es honesta explicándonos cómo fue. Se equivocó pero no se arrepiente. Nosotros no nos equivocamos pero perdimos tanto o más que ella.
Este libro de la guerrillera está para aprender sobre las equivocaciones honestas de Margrite y para vernos en el espejo. El primer ministro alemán de aquel tiempo, Helmuth Schmidt festejó su cumpleaños ochenta con Kissinger, el norteamericano, el autor intelectual del golpe contra Allende en Chile, el inspirador de Pinochet. Margrite Schiller será vigilada hasta el fin de sus días por el BND(servicio de informaciones federal), que es la organización de informaciones de Alemania. Kissinger triunfal, premio Nobel. No hay violencia sin causa.
Margrite Schiller con su verdad, su honestidad y su equivocación. Los cínicos -y el cinismo es la más grande de las corrupciones- abrazados con lágrimas después de haber cumplido con su deber de grandes demócratas, con aplausos, televisión y diplomas. Nuestros demócratas. Nos miramos al espejo y nos reconocemos en ellos. Y en las estadísticas del hambre. Pese a Stammheim. Pese a las celdas de aislamiento.
Margrit Schiller, gracias por tu vida, gracias por tu libro, aunque te hayas equivocado.
Esto nos lleva a preguntarnos por la frase que tenemos que discutir. ¿Se equivocaron también los jóvenes del 60 y del 70 en la Argentina?
Bien, esto es el prólogo para la historia de las utopías que si el gran amigo Zito Lema y los organizadores me lo permiten me van a dar dos días para poder desarrollarla. Yo creo que sí, que hay buena voluntad.
Entonces, vamos a respetar la organización que se ha tomado en este seminario. Que se hagan los grupos. Les digo la verdad, yo soy más amigo del debate abierto. Sin conclusiones, sin que el hombre de la mesa haga un resumen final. Sino que cada uno exprese con libertad lo que quiere decir. Pero, también me resulta interesante -y vamos a probarlo- el método que están siguiendo los compañeros organizadores.

Conclusiones de los grupos

-El grupo nuestro está constituido por 19 personas, lo que me sugiere que significa dos cosas: más riqueza en el pensamiento común y más dificultad para poder reflejarla. Así que ustedes sepan disculpar. Comenzamos a tratar el tema tratando de definir la utopía. Aquello que es deseable pero que, por quién sabe qué, no es realizable. Se propuso que era un objetivo consesuado socialmente, una fuerza que impulsa a la acción, una fuerza mayoritaria de un pueblo; pero también como un camino, como el camino a ser feliz, un camino personal, como un camino individual, una tendencia a la felicidad. Camino consensuamos que era sinónimo de utopía, tanto personal como grupal. Se terminó la utopía, éste fue el tema que siguió. Y al plantearlo, en el momento surgieron los temas para alcanzar la utopía, los temas de los caminos válidos y no válidos. Eso fue como dos vertientes que confluyeron luego en el pensamiento común: los caminos válidos y los no válidos. No para todos son válidos las mismas utopías y, por ende, las mismas estrategias para alcanzarla. Se habló también de un hermoso libro de Arnoldo Piñeira que se llama "La utopía inconclusa" sobre el Che. Y donde se deja planteada una cosa: que la utopía es siempre inconclusa y que estamos, de algún modo, llamados a concluirla.
Inmediatamente salió otro pensamiento muy fuerte: los que gozan del poder parecería ser que no tienen utopía. El hecho de poseer el poder los exime de tenerla. Y nosotros, que no tenemos poder, somos los luchadores que tenemos que seguir con este pensamiento insistente de no perder la utopía. Para lograr un tópico parece que hay un solo medio: destruir y volver a empezar. Eso es lo que nos enseña la historia. Por los medios lícitos, ya sea votos, opiniones, campañas, etcétera no se llega a nada. Y, por otro lado, el pensamiento de que lo que nos quitaron por las malas no nos lo van a devolver por las buenas. Surge el tema de matar al tirano, de si es válido. Y allí como válido surge que la violencia está convalidada por la acción, es espontánea, no es una acción premeditada.
Al cotejar el momento histórico para ver si es posible implementar la violencia, encontramos que a veces es inevitable usar la violencia. Muchas veces no es el mejor camino, depende del contexto histórico. Ese uso de la violencia nos puede llevar a la derrota. No sabemos, a veces, calcular la superioridad del enemigo. Hay dificultad de lograr consenso para ver cómo se usa la violencia. Las víctimas, surgen como pensamiento de un integrante de la ronda, deben seguir siendo víctimas y por eso tenemos la legitimidad de pedir el cambio. En aquello de seguir siendo víctimas en el sentido de no colocarnos en el lugar definitivo de víctima, sino en un lugar histórico de víctimas derrotadas. Es decir, si somos derrotados por esa circunstancia histórica esto nos da la legitimidad para poder seguir en busca de la utopía.
También se habló de un barrio que se llama "Entre vías" cerca de Dock Sud que era un reducto del anarquismo. Ahí hablaban los anarquistas de los beneficios de la educación, junto también con el uso de la violencia en las décadas del 20 y del 30. Luego comenzó el peronismo en ese mismo barrio, y se produce un cambio muy significativo en la dirección de ese pensamiento. Se inclina a favor de la educación pero también junto al populismo. Y surge como pensamiento común que no es fácil sacarle las banderas al capitalismo, al sistema. No con palabras ni con candidatos ni con programas. Eso cuando empezamos a hablar del populismo. Todo lo que nos proponían es populismo para poder conseguir lo que seguimos teniendo como meta de utopía.
Volvemos al tema de la violencia. El planteo de la lucha es un planteo en sí mismo. Como objetivo final se puede plantear el triunfo o no. La lucha hay que plantearla en una situación de oprobio y tiranía, la lucha armada. La violencia armada no la plantea uno sino el enemigo en determinada circunstancia histórica. La lucha armada es una forma de lucha. También está la micro lucha, la microresistencia. De eso hablamos el sábado pasado. También se dijo que el sistema se cae y las fuerzas populares luchan en la vida diaria. El proceso de acumulación de lo cotidiano, de la micro lucha cotidiana, se rompe por las propias contradicciones con el sistema. El proceso de acumulación de lo cotidiano lleva a la ruptura de las propias contradicciones del sistema. El sistema se rompe solo por sus propias contradicciones. La lucha, por consiguiente, es la microacumulación de las luchas cotidianas, pequeñas y diarias, de cada uno de nosotros.
Apoyando aquello de que la violencia y la lucha armada sólo la plantea el enemigo, y se desata en determinada coyuntura histórica, apareció el ejemplo de un militante que militaba con su pensamiento y cuando volvió Perón y los echó de la Plaza esta situación lo obligó a pasar a la clandestinidad y a llevar un arma encima para usarla si era necesario.
También se plantea el hecho de los comunicadores sociales que nos llevan a estar como espectadores, nada más. El pueblo argentino, se planteó muy fuertemente en la ronda, no es un pueblo de pacíficos que reciben todo el bombardeo de información, sino un pueblo de cobardes que no reaccionan a la información. Como un pueblo que no sale a acompañar la lucha. Pavlovsky planteó, y eso también fue comentado aquí, que luego de un asesinato en Paraguay se disparó una acción colectiva y se vio que el pueblo paraguayo no es cobarde, se organizó en una acción. Eso nos tocaría a nosotros, cuando la relación de fuerzas se rompa con el sistema vamos a reaccionar. Y también sucedió en el Mayo Francés. Los pueblos, como pensamiento colectivo, no gustan de la violencia, apuestan a la vida y sólo reaccionan a la violencia en determina circunstancia histórica concreta.
Si todos, dijo alguien, los que tenemos necesidades o tenemos una utopía, sólo caminando todos juntos pudiéramos lograr eso, pero todos caminando juntos, pasaríamos por arriba.
También surgió como pensamiento que no es un pueblo cobarde. Como una idea contrapuesta a lo que se comentó antes. El argentino es un pueblo fragmentado, atomizado. Es el logro de la nueva política: cómo agruparnos en lo micro para lograr lo macro. Surge el tema de la educación como una aplanadora que no nos permite concientizar la lucha y luego, la necesidad de ver el problema de la fragmentación del pueblo para lograr la utopía. Debemos tener un pueblo que sepa leer y escribir. Y se subrayó que sepa leer y escribir para qué y que esa es la cultura que nos va a llevar a la utopía. La clave es el esclarecimiento y la organización. El esclarecimiento y la organización son indestructibles como fuerza. Y la gente de este país está trabajando por debajo, en lo micro y eso es indestructible, a pesar del bombardeo de información del sistema que nos lleva para otro lado.
Lo nuevo de todo esto, para lograr la utopía, es escuchar al pueblo y no subestimarlo. Encontrar los problemas comunes. Escucharnos para saber qué hablamos cuando hablamos. Si nos conocemos, si nos escuchamos, vamos a lograrlo. El enemigo es la indiferencia, la violencia y el hambre. Y, sobre todo, que no estamos derrotados por las utopías que pasamos hace dos décadas. No estamos derrotados sino que somos distintos. Somos distintos y tenemos la libertad de organizarnos en lo micro y en lo macro para poder lograr la utopía.
¿Alguien desea agregar algo?
Bueno, en nuestro grupo se comienza discutiendo sobre el concepto de vanguardia. Y hay, básicamente, dos posturas. Una sería la vanguardia que está fragmentada del resto del pueblo, el pueblo es ajeno a la vanguardia. La segunda es una posición que afirma que ese es un discurso descalificatorio, ya que la vanguardia es real, no digita, no decide por sí sola, está capacitada y formada por los mejores luchadores de clase, responde a una conciencia de clase.
Surge el tema violencia. El grupo se pregunta si la violencia puede ser un medio. Se relacionó el tema de la violencia y la no violencia con el tema de la ética, volviendo a preguntarse cuántas éticas hay: una o dos. Respondiéndonos que la violencia implica un sometimiento, siendo la primer violencia la ejercida contra el pueblo. Y la otra, la nuestra, sería la reacción frente a esa violencia.
Cómo se podría romper con todo esto. Y se responde: con la toma de conciencia que sería nuestro deber. Hay un reconocimiento de que en los años 70 no le prestamos atención al pueblo, por lo que ahora necesitamos nuevas formas de consenso para producir algo seguro y permanente. Retomamos de la reunión anterior la dificultad de poder lograr una participación social. Surgen, básicamente, dos posturas. Primero lugar de lucha desde los sindicatos como lugar posible, espacio de lucha a no resignar. Segundo, que es muy difícil desde este tipo de corporaciones lograr un espacio de poder para el cambio.
Lo primero para decir de nuestro grupo es que se destacó la socialización de conocimiento que hizo el señor Osvaldo Bayer, que pareció importante. Y de esta socialización salió el primer eje de la charla que era preguntarse sobre los hechos violentos y cómo definir esa violencia. O sea, si la violencia pasaba sólo por la guerrilla, si pasaba sólo por estallidos sociales o si la violencia era una alternativa para el cambio. Luego como segundo eje, y relacionado también Osvaldo Bayer, era sobre esa encuesta que hicieron los periodistas sobre el hecho, o la mejor noticia, o la noticia más grande del siglo XX. Los hechos que nos introducen en la política, que nos generaban violencia y algo general en el grupo era que cada hecho que se destacó tenía que ver con las violencias personales, con los contextos y citar ejemplos: la señora que habló era de las Madres con la foto de sus hijos, pidiendo por sus hijos, y hacía recordar a las fotos de sus abuelos que llevaba su madre en la época del holocausto. La falta de trabajo del padre de una compañera que la llevó a ver la realidad de otra manera. Problemas de salud, del padre de otro compañero, que lo llevaron a tener una visión distinta de la realidad. Golpes de puerta que decía un abuelo y que no eran tales sino que las eran las bombas del 55. Llanto en la mesa del comedor de una casa escuchando la radio con la noticia de las leyes de obediencia debida y punto final. El indulto y la guerra de Malvinas. Básicamente eso se dijo.
En nuestro grupo empezó el debate diciendo que el discurso de Bayer nos permitía bajar a tierra. Por la discusión que veníamos teniendo ya en los encuentros anteriores alrededor de un compromiso de lucha, asociándolo ahora con las tradiciones históricas del movimiento obrero. Se enfocó básicamente el tema del populismo y de la guerrilla. Con respecto al populismo alguien sostuvo que éste, por un lado, acostumbraba a los obreros a recibir reinvidicaciones desde el balcón y, por el otro, tiende a asociar Estado y pueblo, disolviendo así la solidaridad internacional de la clase trabajadora. Aunque acá se reinvindicó en boca de otro compañero, en cambio, la organización de la clase obrera que se materializó en la FOA. Después, con respecto a la guerrilla se planteó la necesidad de separar, como planteaba el grupo anterior, el concepto de guerrilla del de violencia, incluso de lucha armada. Una compañera planteaba que ciertas formas de violencia, como los levantamientos populares o los cortes de ruta no deben ser condenados. Acá se reinvidica los estallidos sociales. Sería la diferencia con el grupo anterior. Alguien que está leyendo obras de Bayer, una compañera, planteó que la referencia al coraje civil, la desobediencia y la rebeldía son constantes en su obra. Se planteó a continuación qué métodos de lucha debíamos adoptar hoy en día, porque parecerían estar en cuestionamiento los métodos tradicionales. Un compañero planteó que la lucha surge de la gente común como una acumulación intolerable de males, de donde surgen formas de resistencia nuevas y espontáneas, como fueron en su momento las Madres, sobre las cuales luego se intelectualiza. Un compañero planteó que no habría que caer en una sobrecarga de teoría. Citó a Fidel Castro, quien sostiene que los obreros deben ser un poco más intelectuales y los intelectuales un poco más obreros. Que la solidaridad con los obreros debía surgir a partir de la discusión de las problemática concretas de los mismos: la precarización laboral, el miedo a perder el trabajo, etcétera. Finalmente se señaló como principal dificultad del presente el carácter anestésico de la sociedad que dificulta la creación de estrategias de lucha colectiva. Esto deriva en que las luchas, que las hay pero son aisladas, no sean escuchadas desde el poder. Una compañera, parafraseando la frase de Bayer según la cual la peor de las torturas es no escuchar voces, sostuvo que puede decirse que también la peor de las torturas es no ser escuchado.
Este es un grupo que tiene más interrogantes que respuestas o conclusiones. Y entre las preguntas y los interrogantes que fueron saliendo uno de ellos fue: si hubo un trabajo de base en los diferentes lugares donde participaban los movimientos revolucionarios. Un ejemplo era Tucumán. Hubo un cuestionamiento a la representatividad de estos grupos. Después, a su vez otro interrogante era, qué movió a que esta generación que en su mayoría era de clase media quisiera transformar el mundo, cambiar el mundo hasta dar la vida. Después otro tema fue el de la violencia, se habló de una violencia anónima, cotidiana, ejercida por el sistema, que uno lo puede ver a través de las estadísticas donde se afirma que en la Argentina hay más de 20 mil pibes por año que mueren por enfermedades que pueden ser curables. Una compañera dijo que la violencia ya está dada antes de que se formasen en Latinoamérica los grupos guerrilleros, la violencia ya estaba dada por el sistema. Después también se dijo que la violencia conduce a la utopía. Sin violencia no hubiera habido evolución en la historia humana, esta es una frase de Marx. Después, la injusticia también lleva a las utopías, a la utopía de la justicia. Hubo en el grupo un cuestionamiento a las formas de concretar esa utopía. Una de las dificultades que tuvimos fue esto de trasmitir entre las diferentes generaciones, es decir la del 70 y de los que hoy somos adultos, lo que pasó en aquella época. Falta por parte de los jóvenes o los adultos de hoy un poco de información sobre aquel momento, esto sumado al vaciamiento cultural que tenemos. Y, a su vez, de que la generación de aquella época, quien lo vivió le cuesta muchísimo poder expresarlo. Esto fue expresado por una compañera. Pero creemos que el estar acá es construir la utopías, que se va a ir dando en la medida en que se pueda ir resolviendo este dilema de transmitir lo que pasó. La transmisión de lo vivido en los 70.
Me parece que lo que pasó fue que había muchos interrogantes en los adultos y los que somos más jóvenes (no sé si decir joven, adulto) para mí tendría que haber durado mucho antes de ponernos a hablar de las utopías, antes de ponernos a reconstruir la utopía había muchas cuestiones sobre la historia, sobre lo que había pasado que muchos de los chicos no tenemos información. Y tampoco los grandes. Hay una discusión pendiente, quiero decir. Hay una discusión pendiente y una transmisión de la historia de esa generación hacia nosotros que falta y que eso es consecuencia del vaciamiento ideológico que ha habido después de la dictadura.
También hubieron muchos interrogantes en nuestro grupo y tal vez esté desarrollado en forma de interrogante porque hay cosas que no se cerraron. Empezamos diciendo ¿en qué se equivocó la guerrilla de los 60? y se plantea retomar el tema desde la responsabilidad civil y hacer foco en las causas, un revisionismo histórico para darnos tiempo para pensar en los errores del pasado. Se debe tener en cuenta, también, el nivel de consenso real para analizar la historia, el nivel de consenso real sobre un proyecto de cambio que serían los principios que a partir de Cuba fueron circulando por el mundo, los principios de revolución. No tal vez el consenso real sobre la lucha armada pero sí sobre la revolución. Sin embargo, ¿cuál es la acepción de consenso? se preguntaba el grupo. Tal vez, solidaridad, ayuda mutua, como los de aquella época de los 60 y los 70. ¿Cuáles son los instrumentos que podemos utilizar para alcanzar y bajar la utopía a la sociedad hoy? ¿Cómo generar y construir utopías horizontalmente? Se diferenciaron los contextos, pues tanto la cultura mediática de hoy que promueve el individualismo a ultranza, la mayor parte de los argentinos de los 70 se solidarizaron con el cambio a propósito de las dictaduras militares. La utopía, entonces, es debilitada por esa cultura mediática y una de las posibilidades sería desensillar hasta que aclare.
Nuestra tendría las puertas cerradas y por eso no le quedaría otra que optar por la violencia, en cuanto se gana un poco de dignidad viene nuevamente la violencia a sacarla. También se planteó el tema de las plazas llenas del mundial del 78, de la asunción de Cámpora y del 81 y se preguntaron ¿qué realmente representan esas plazas llenas? La violencia, se dijo, está en la raíz de la sociedad capitalista. Esta es en su esencia violenta y una de las primeras formas de ésta es la desigualdad. Se plantea resignificar la palabra violencia. Repensar la violencia, que no sólo se manifiesta en la guerrilla y en la lucha armada sino que existe violencia también en el silencio, en la desocupación, en el hambre y en la falta de educación y salud. Creemos que las causas de la violencia son el capitalismo, la acumulación del capital. Y se preguntan también por qué tanto miedo a la palabra violencia. Y también se responde que no hay violencia sin causa y por ello es que debemos encontrar las causas para comprender. Se acordó en que la violencia genera violencia, y el planteo sería cómo llegar o cómo lograr una violencia fructífera y productiva sin esta connotación negativa de la palabra. Se dijo que la guerrilla en la Argentina fue parte de la lucha popular, aunque después el proyecto haya fracasado por errores políticos. Se dijo, asimismo, que la violencia ejercida por el pueblo, sin embargo, es la única que trae el cambio y la revolución. Ante esta afirmación, se abrió un interrogante de que si realmente es posible el cambio si el pueblo no está concientizado y realmente no eran tantos los convencidos de la revolución de los 70 como parecían. Lo que no quedaba duda es que a la violencia no quedaba otra posibilidad que oponerle violencia. Las utopías siempre son posibles, se acordó en el grupo, hay que adueñarse de la palabra y desarrollar espacios de reflexión que no deben morir allí. La desigualdad y la división sobre el tema de la violencia siempre van a existir, pero en tanto no se hable de esto y se reflexione no va a ser posible. El silencio no es inocente porque fortalece al enemigo, al sistema y la propuesta del grupo es el anti-silencio.
Bueno, el grupo comenzó debatiendo el planteo de la utopía y su significación a partir de movimientos revolucionarios para llegar al concepto de democracia. Para eso ejemplificó con diferentes movimientos sociales, con la situación de Chiapas que devino en que la democracia es una de las utopías actuales. Luego se habló de Colombia y la FARC y sus diferencias. El grupo reflexionó acerca de la resignificación de la democracia como una utopía y sobre los caminos que hay para lograr dicha resignificación. El proceso de construcción de las democracias es un proceso de lucha. En la actualidad no se tiene conciencia de lo que se ganó, no existe idea de democracia aunque es mejorable en el sentido en que antes no existía. Se puede tomar a la democracia como un ideal, no como una utopía. Otro de los ejes temáticos giró en torno a los conceptos de meta y utopía, haciendo hincapié en el socialismo solidarista como una democracia plena. También el grupo afirmó que existe tanta fragmentación y tanto malestar que la obtención de algo básico parece inalcanzable.
La utopía de los obreros anarquistas de un movimiento de solidaridad a nivel mundial se ve enfrentada a los empresarios que logran la globalización de la economía como una forma de expoliación mercantilista. La vida cotidiana, la realidad, la capacidad de indignación y de tejer redes solidarias, fueron otros ejes de la discusión. La capacidad de indignación como un primer esbozo de toma de conciencia crítica frente a la realidad. El análisis derivó en la vida cotidiana y en la afirmación de no reproducir el modelo de poder. Luego se habló de tejer tramas solidarias y del ejemplo de las Madres de Plaza de Mayo que no se han quedado en su reclamo solamente, sino que articularon los reclamos con distintos movimientos sociales. Ellas emprenden el reclamo en el hoy en un proceso de construcción hacia el futuro. Uno de sus aportes es la creación de este seminario de análisis crítico de la realidad política desde 1984 a la actualidad.
¿No queda ningún grupo por desarrollar? Bueno, nuevamente Osvaldo Bayer.

Osvaldo Bayer

Creo yo que acá es sorprendente las frases de verdadera sabiduría popular que hemos escuchado. Algunos brillantemente expuestos, otros menos pero con una búsqueda de la verdad. Yo diría que ha habido una gran bondad en expresar todas estas ideas, buscando formas de expresarse. Creo que acá la sensación o el logro que podemos ver de tantos años de luchas, de pequeñas luchas, de rebeldía, es que hemos logrado transformar ya y sin regreso la teoría de los dos demonios. La teoría de los dos demonios ha dejado de existir. Ya nadie puede aceptar ese prólogo del Nunca Más donde se señala que en la Argentina, de pronto, había dos demonios. Ni la oposición, la búsqueda, la rebeldía en todas sus formas y sus equivocaciones fue un demonio sino una búsqueda, con hechos a veces muy desgraciados, con autoristarismos que tal vez esa sea la más grande enseñanza. No se puede hacer un movimiento liberador con autoritarismos, el autoritarismo lleva siempre a la corrupción. Y tal vez, ese autoritarismo llevó a la caída del socialismo también sin ninguna duda, en vez de haberse promovido un cambio sobre la base de las experiencias. Es interesante, yo creo que ya nadie podría escribir esto de los dos demonios. Y que en "La historia oficial" de Puenzo todo el mundo silbaría en ese diálogo donde se dice que son todos iguales. No fueron todos iguales. Aunque tal vez en esa búsqueda de la juventud hubo algunas gravísimas equivocaciones y hubo quienes hacían un doble juego.
Las formas de contestar. Las formas de contestar es la búsqueda, es el llevar adelante los viejos lemas del humanismo, del socialismo, de la solidaridad. De saber y de tener la sabiduría de que no hay paso adelante sino se hace con todos. Y en eso es un modelo, dentro de los reaccionarios, tal vez uno de los más inteligentes reacionarios que yo siempre lo nombro, Bismark cuando se da cuenta que no se puede seguir explotando porque eso va a determinar que se termine el jardín edén de los ricos, entonces hay que darles algo. El lo reconoció, y así nacieron las primeras leyes desde arriba. Perón, en cierto sentido, había leído a Bismark y era un bismarkiano. En el fondo, creo yo, era un conservador inteligente.
No se puede tener desesperanza por las cosas que se están viviendo. Hemos visto que en diez años no ha cosa ya más discutida que el neoliberalismo. A mí me sorprende y he traído una colección de una gran polémica iniciada en Alemania donde se dice que hay que buscar nuevos caminos porque esto del neoliberalismo no soluciona los problemas no ya del globo sino de nuestro país. No ya más la desregulación, que nos lleva a la locura. Yo hoy escribo en una nota que lo único que nos queda ante la frase de De la Rúa de que la Argentina tiene que bajar los costos, lo único que nos queda ya es ponerle precio al Aconcagua. Vender ya todo para bajar los costos. Entonces, no es así. Es el preparnos. Por eso, en mi Cátedra de Derechos Humanos ya el año pasado empezamos a estudiar economía. Porque es necesario que no nos metan la mula. No es una ciencia tan difícil para que nosotros demos la vuelta porque no entendemos nada. ¿Qué pasa con la Banca? ¿Qué pasa con la Bolsa?, etcétera. Entonces, uno de los caminos contestatarios es aprender, seguir aprendiendo. Por eso es realmente muy hermoso lo que hacen ustedes de venir, no a perder las horas, son las mejores horas empleadas. Porque de aquí a ustedes mismos les van a surgir una serie de ideas y van a poder discutir. Tener armas para la discusión y tener armas para seguir este camino. Ustedes ya me habrán escuchado mucho y hasta el título de mi último libro se llama así. Estamos en el camino del paraíso porque lo tratamos de elaborar, de hacer, de fabricar, de marcar ese camino. No hay otro paraíso. Va a ser una eterna lucha. Pero lo que nos hace levantar a nosotros es esto: que buscamos algo. Buscamos en beneficio de todo esto porque además estamos pensando en las próximas generaciones. Y estamos pensando también en las golondrinas cuando nos preocupa esto de que hay que producir más. ¿Para qué hay que producir más? Si con lo que se produce podemos vivir todos y muy bien. Por supuesto, más sencillamente.
Hay que estudiar también y debatir a fondo el fracaso del socialismo real. Pero no tomarlo como todo un fracaso, no, realmente fue toda una voluntad de crear cosas y salvo ese autoritarismo, penoso autoritarismo, se lograron muchas cosas societarias. Los alemanes occidentales se sorprenden de ciertos logros que se habían hecho en la Alemania Oriental. Por supuesto, con muro. Eso es lo que le hace perder cierta sustancia. Pero hubo logros realmente notables y que hoy, y es muy interesante escuchar todos esos años en la Alemania denominada democrática, se habían logrado cosas, dentro de todo había cierto sentido de la solidaridad y de una búsqueda de paz.
A mí me lo dijo el actual secretario general del neo comunismo en Alemania, cuando yo le pregunté por qué cayó todo eso. Y él me dijo: porque faltó la libertad. Pero, además, otra cosa que nos preocupa mucho. A la gente no le gustaba trabajar. Es decir, se allanaron a las leyes que los cubrían para hacer lo menos posible y vivir lo mejor posible. Y creo que tiene mucha razón, es otra de las cosas: la falta de solidaridad también de la gente dentro del socialismo. Es decir, para qué voy a trabajar más si total no me van a ascender más, voy a tratar de gozar todo lo que pueda. Eso yo creo que si lográramos un sistema de solidaridad habría que trabajarlo más. La eliminación del egoísmo individual, que sigue existiendo. Yo fui dirigente gremial cuatro años y les digo que tuve problemas que no los puede solucionar. Siempre tuve que defender a los mismos. Uno veía al solidario, uno veía al verdadero obrero socialista que trabajaba, que no le rehuía al trabajo. Y estaban los otros, que decía "para qué". Y eran los que tenían problemas. Entonces, también hay una serie de fallas y de generalizaciones que tenemos que profundizar y para eso es también tan importante la psicología, la sociología y todas esas cosas. Por eso es también importante ayudarnos con la ciencia y no solamente creer en nosotros mismos o en nuestro voluntarismo. En lo posible, seguir estudiando. En lo posible, seguir discutiendo. Cuánto se gana con esto. Y seguir esperando en la acción. No hay otra forma de vivir feliz nosotros que tenemos esa hermosísima enfermedad de la rebeldía y de la verdadera justicia y de la verdadera democracia. No puede haber otra democracia que la democracia con justicia, la democracia con dignidad. Todo esto que vemos a nuestro alrededor, los candidatos, estos discursos absolutamente vacíos no nos llevan a nada. Hay que también sacarle la careta a esta democracia que tenemos que no es ninguna democracia. Fíjense ayer lo de Marcos Paz como deja al desnudo las mafias, las luchas por el poder, el caudillo, el puntero. Tal cual, lo mismo que en los comités radicales de los años 20. Se reproduce lo mismo. ¿Qué democracia podemos tener cuando no hay democracia interna en los partidos? Cuando se señala a dedo.
Y pensar muy bien. No ver esto de octubre de la elección como un gran escalón para la democracia, sino como otra de las mentiras. Sin por eso escuchar las canciones de sirenas de ciertos demagogos de hay que terminar con esto. No. Esto hay que democratizarlo más, pero no tirar abajo esto definitivamente. Sino democratizarlo esto, siendo nosotros protagonistas. No es fácil con todos los problemas que hay, no es fácil con los medios de comunicación en contra. Tal vez a veces sean imposibles ciertas cosas, dadas las mentiras de los medios de comunicación. Luchar también por la democratización de los medios de comunicación y ya ha habido grandes ejemplos, en ese sentido, en el mundo capitalista. Como por ejemplo la televisión de derecho público en varios países.
Tenemos amplísimas plataformas y no hay recetas rápidas sobre qué hacer. Qué hacer hay mucho qué hacer. Está en nuestro comportamiento despreciar a las personas que sólo luchan por tener más. Esto es lo que hay que enseñar en la sociedad, los que son maestros y a nuestros hijos: el que vale es el que tiene menos y no el que acumula. La solución no está en comprarnos countries y en tener policías y alambres de púas. Demostrar la falsedad de todo eso y que la única riqueza es la riqueza del espíritu, la riqueza de la solidaridad, de la amistad, de estas conversaciones. Es hermosísimo ver cómo discutían ustedes todo esto. ¿Por qué lo discutían? No lo discutían ni por dinero ni por interés. Sino por saber más, por querer saber-en el fondo-lo que somos y para qué estamos en el mundo. Muchas gracias.
Bueno, le agradecemos todos, evidentemente, la sabiduría y el afecto con que Osvaldo hoy se acercó a nosotros. Coincido con él, en nuestra búsqueda de utopía y del paraíso nos encontramos acá todos los sábados. Por lo tanto, nos vemos el próximo sábado acá.

Bibliografía recomendada:
- Huelga en Puerto White, 1907, Ver "La Protesta" y "La Vanguardia", Julio y agosto de 1907. Idem "El Comercio" de Bahía Blanca y "La Prensa" y "La Nación", Bs. As.
- "Puerto White 1907", Historia de una pueblada. Creación colectiva. Teatro. Alianza, Bahía Blanca.
- Diego Abad de Santillán, "La FORA, ideología y trayectoria", 1942
- Para la fundación de la FOA: Idem anterior de Abad de Santillán; Sebastián Marotta "El movimiento sindical argentino", Buenos Aires, 1962.
- Iaacov Oved: "El anarquismo y el movimiento obrero en Argentina", Siglo XXI, México, 1978.
- Osvaldo Bayer "La influencia de la inmigración italiana en el movimiento anarquista italiano" (Gori y Malatesta), en el libro "Los anarquistas expropiadores", Legasa, Buenos Aires, 1986.
- Raanan Rein, "Peronismo, populismo y política", Editorial de Belgrano, Buenos Aires, 1998.
- Martha Diana, "Mujeres guerrilleras", Planeta, Buenos Aires, 1996
- Osvaldo Bayer, "En camino al paraíso", Capítulo "Los altruistas", Buenos Aires, Vergara, 1999.


"Sábato y Favaloro son parte de la hipocresía argentina"

Los criticó por el apoyo a la dictadura y rechazó que se los muestre como ejemplos

Carlos Walter Barbarich / La Capital (2005)

"Ernesto Sábato y René Favaloro representan el sentir de la hipocresía argentina", advirtió el escritor y periodista Osvaldo Bayer tras una conferencia que dictó en Venado Tuerto. Así se refirió al apoyo que ambos brindaron a la última dictadura militar. "Sábato dijo que Videla era un general culto mientras estaban desapareciendo personas", fustigó Bayer. En el caso de Favaloro recordó que el cardiocirujano apoyó a la dictadura y que al enterarse de que Bayer lo había criticado, le pidió disculpas que el escritor rechazó. "Esas cosas no se pueden disculpar", expresó el autor de "La Patagonia rebelde".

Bayer disertó sobre la conquista al desierto, en la Biblioteca Ameghino de Venado Tuerto frente a un colmado auditorio que lo escuchó atentamente durante más de cuatro horas.

Tras la conferencia, el escritor dialogó con Señales sobre figuras clave de la historia argentina, la matanza de los pueblos originarios y las contradicciones de los argentinos y de un país que "sólo podrá salvarse si se lo piensa integrando los Estados Unidos de Latinoamérica".

-La historia argentina plantea grandes contradicciones entre morenistas y saavedristas, sarmientistas y rosistas y otras dicotomías históricas. ¿Cómo se pueden describir esas contradicciones?

-Realmente se describen en los que tuvieron grandes intereses y grandes fortunas, en los dueños de la tierra o en la influencia del capital inglés, con los inmigrantes y la gente de trabajo que verdaderamente iniciaron el país. Lo peor de todo fue la eliminación de los pueblos originarios que tenían su cultura y su forma de ser. El país era tan grande que se podría haber respetado ese derecho y habríamos formado un gran país, pero no fue así. Primero fue la guerra cruel entre federales y unitarios, y luego hubo otras. Hay cosas que no se pueden perdonar, como por ejemplo la construcción de un monumento a Lavalle enfrente del Palacio de Justicia, en Buenos Aires, siendo que Lavalle mandó a fusilar a Dorrego y a destrozar su cráneo con fusiles.

-Integrar a Lavalle con Dorrego o a Juan Manuel de Rosas con los unitarios es un modelo de la historia que hoy es común escuchar que se plantea. ¿A qué visión responde?

-Así como los europeos terminaron con sus profundas diferencias y ahora forman un continente o un país con una moneda única y un Parlamento, hay que trabajar para la unión latinoamericana. Pero sin hipocresías. De esa manera hay que terminar con los mitos en la Argentina y no poner como héroes a los hombres que marcaron fronteras entre nosotros como Francisco Moreno, el Perito. No sé por qué se lo considera un héroe cuando en realidad era un hombre racista. Se nota eso en sus libros y cuando firma el acta de la Liga Patriótica, que fue una organización racista y absolutamente fascista. Hoy vemos que la mitad de la Patagonia se llama Roca y la otra mitad Perito Moreno. Siempre se hizo todo en función de aquellos que tenían el poder y no de acuerdo a la norma que impera en la ética y a los derechos que tiene el pueblo mismo.

-¿Cuál es la salida ante esta coyuntura histórica?

-La salida son los Estados Unidos de Latinoamérica y la concreción de ese sueño que tuvo ese gran hombre llamado Simón Bolívar. También nombro al general José de San Martín que fue un hombre que tuvo muchos valores y fue muy paciente y que merece ser siempre considerado un héroe de la libertad de los argentinos.

-¿La sociedad argentina es responsable de la historia escrita?

-Claro que tiene sus culpas en este sentido. La sociedad argentina aplaudió a dictadores y le interesó más algunos campeonatos mundiales que los presos políticos. Es una población que tuvo siempre sus egoísmos y que nunca se involucró en los problemas de la sociedad y además es bastante racista, desde todo punto de vista. Nadie se explica por qué fueron eliminados los hombres de raza de color. Esos son temas que parecen no interesarle a la sociedad argentina. Por ejemplo, se siguió teniendo como un escritor democrático a Ernesto Sábato cuando realmente fue un hombre que fue a saludarlo al dictador Jorge Rafael Videla. Además dijo que era un general culto mientras estaban desapareciendo personas en el país. Otra barbaridad de Sábato es haber escrito en su libro "El otro peronismo" que Juan Domingo Perón no era creíble porque era un hijo natural. Realmente reprocharle eso a Perón es algo que nunca debió hacerse. Tomarlo al ex médico René Favaloro como un gran personaje no es justo porque fue quien acompañó a Videla en el Proceso. Yo se lo reproché y debo confesar que tuvo la humildad de venir a mi casa a pedirme disculpas, porque lo que había hecho era para que no intervinieran su fundación, que atravesaba algunos problemas. Recuerdo que le dije que todo colaboracionista tiene su razón y que en nombre de eso no podía aceptar las disculpas del caso. Esas cosas no se pueden disculpar, ni en el caso de Sábato ni en el de Favaloro y forman parte de la gran hipocresía de esta sociedad.

-¿Qué opina del gobierno de Néstor Kirchner?

-Creo que sé está manejando bien en materia de derechos humanos y en ese sentido hay un avance con respecto a otros gobiernos democráticos de nuestro país. Igualmente sostengo que en materia económica no debería pagarse la deuda externa.

Fuente: http://archivo.lacapital.com.ar/2005/06/12/seniales/noticia_202309.shtml

    


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