Entre la tarde del 6 y la madrugada
del 13 de julio de 1977 fueron secuestradas en Mar del Plata once
personas, entre ellas varios abogados. La lista incluye a los letrados
Norberto Centeno, Salvador Manuel Arestín, Raúl Hugo Alaiz, Camilo
Ricci, Carlos A. Bozzi y Tomás J. Fresneda. Las otras cinco personas
fueron José Verde y su esposa, María de las Mercedes Argañaraz de
Fresneda –embarazada de 4 meses- Maria Esther Vázquez de García
y su esposo Néstor Enrique García Mantica. De todos ellos, solo
José Verde y su esposa, el Dr.Camilo Ricci y el Dr. Carlos A. Bozzi
sobrevivieron a aquellos trágicos días. La simultaneidad del secuestro
de seis abogados en solo dos días, y el alojamiento de los mismos
en las instalaciones del viejo radar situado en la Base Aérea cercana
a la ciudad de Mar del Plata, bautizó a esa noche como LA NOCHE
DE LAS CORBATAS.
En julio de 1977 fueron secuestradas once personas en Mar del Plata, seis
de ellas abogados. Cinco laboralistas fueron asesinados. Carlos Bozzi relató
su calvario a Télam y señaló que fue "la última operación de represión masiva
que vivió esta ciudad a 16 meses de instaurada la dictadura militar".
Por José Luis Ponsico
Entre la tarde del 6 de julio de 1977 y la madrugada del 13 fueron secuestradas
once personas en Mar del Plata, seis de ellas abogados. Hoy, se recuerdan
30 años de la tragedia.
Aquella orgía de sangre quedó grabada en la memoria colectiva como "La noche
de las corbatas", enlutando a la familia judicial marplatense. Uno de los
sobrevivientes, Carlos Bozzi, relató su calvario a Télam treinta años después.
Cinco laboralistas fueron asesinados.
El Colegio de Abogados marplatense recordó las trágicas muertes de Norberto
Centeno, Jorge Candeloro, Salvador Manuel Arestín, Raúl Hugo Alaiz y Tomás
Fresneda.
Los secuestros conmovieron a
toda la ciudad. Centeno, tenía 57 años. Su antiguo socio en el estudio jurídico,
Jorge Candeloro, tenía veinte años menos. El resto, no llegaba a 28 años
de edad de promedio.
La Noche de
las corbatas en
Atrapados en libertad,
AM 530, La Voz de las Madres, emisión 25 de septiembre de 2011.
"Creo que fue la última operación
de represión masiva que vivió Mar del Plata a 16 meses de instaurada la
dictadura militar", evocó Bozzi, especialista en Derecho Laboral, de 55
años, que regresó del exilio hace un tiempo.
Bozzi, que había sido titular
del Centro de Estudiantes de Derecho de la Universidad Católica local, en
1973, militaba en la Juventud Peronista. Tenía 21 años. Cuatro años más
tarde, graduado en Derecho, fue secuestrado.
"Era un grupo fuertemente armado
de la Policía bonaerense en tiempos del temido general Ramón Camps, se supo
después. También participó un grupo de Inteligencia de la Fuerza Aérea.
Por eso nos llevaron a la Base Aérea, en Camet", reseñó Bozzi.
El contexto político local del
régimen militar era otro: en una primera etapa el Ejército tenía el control
absoluto de todos los operativos, pero al cabo de un tiempo, otras fuerzas
de seguridad intervinieron en Mar del Plata.
Para Bozzi "la CNU (Concentración
Nacional Universitaria) que remitía como aparato de Inteligencia del GADA
601 ya no actuaba exclusivamente. Eran fuerzas combinadas y cada una funcionaba
por su cuenta", puntualizó.
"El doctor (Norberto) Centeno era uno de los laboralistas más prestigioso
de la ciudad y artífice de la Ley de Contrato de Trabajo 20.744 promulgada
por el gobierno de (Juan) Perón, en 1974. Centeno era peronista ortodoxo",
reseñó.
"La teoría que actuaban grupos de tareas entre las distintas fuerzas armadas
fue avalada por otros testimonios, cuando debí declarar en el Juicio por
la Verdad el 16 de mayo 2005", refirió.
"Paralelamente, luego se supo un grupo paramiilitar fue a buscar a Jorge
Candeloro, ex socio de Centeno, otro abogado laboralista de prestigio. A
Jorge (por Candeloro) se la tenían jurada por su militancia de izquierda",
agregó Bozzi que vivió exiliado en la provincia de Corrientes más de una
década.
"La investigación posterior la inició Marta, esposa de Candeloro, cuando
confirmó que el 13 de junio lo fueron a buscar a Neuquén donde residía y
allí se disparó el operativo de represión contra los abogados y ex estudiantes
universitarios que habían tenido militancia política unos años antes", describió.
"Había profundas contradicciones
en los objetivos ideológicos", analizó el abogado sobreviviente. "Centeno
había sido un militante de la resistencia peronista y muy reconocido en
el ambiente político local. A fines de los '50 había estado preso por peronista",
subrayó.
"Los otros colegas habían tenido militancia de izquierda a principios de
los '70. Vivían de su profesión, siendo abogados que actuaban a diario en
los Tribunales de Mar del Plata, a un año y medio de instalado el gobierno
militar", añadió.
"Otros sobrevivientes de aquella razia que terminó en una matanza fueron
José Verde y su esposa, sumado al colega Camilo Ricci. Yo estuve encapuchado
con (Tomás) Fresneda en la Base Aérea, a cargo del comodoro Ernesto Agustoni",
siguió narrando.
"Es posible que hayan torturado al doctor Centeno, cercano a los 60 años
de edad y cuyo asesinato no estuviera previsto" dudó. "Yo aparecí en el
baúl de un auto cuando me trasladaban y distintas fuerzas de seguridad terminaron
en un tiroteo. Entre ellos y cerca del paraje de Santa Clara del Mar. En
los diarios de la época la información daba cuenta de un enfrentamiento
con subversivos, algo imposible a esa altura", concluyó. (Télam)
VERDAD, JUSTICIA Y MEMORIA
Comisión Juicio por la Verdad
El grupo de hombres encapuchados, vestidos de civil y con armas largas llegó
en dos Ford Falcon a la casa de Hipólito Irigoyen 3080. Una parte se dirigió
a la planta baja y otro grupo tomó la vivienda del primer piso. Cuando Susana
Alicia Muñoz de Alais bajó abrir la puerta pensando que su marido Hugo se
había olvidado la llave, la encañonaron y la subieron a los empujones. Sus
dos hijas de 1 y 3 años vieron toda la escena de violencia desplegada por
los encapuchados. Años después la abuela de las niñas contó que luego de
esa experiencia, Eleonora la más pequeña, perdió el habla por un tiempo
y se angustiaba hasta el llanto cada vez que veía personas armadas o escuchaba
disparos por televisión.
Ayer en una nueva audiencia del Juicio por la Verdad declararon la esposa
y la suegra del abogado Hugo Alais secuestrado el 6 de julio de 1977 en
lo que se denominó "La Noche de las Corbatas" cuando el terrorismo de Estado
secuestró en dos noches seguidas, a un grupo de abogados laboralistas. Ambas
mujeres brindaron detalles sobre la noche del secuestro del abogado y de
todos los periplos realizados para obtener algún tipo de información sobre
su destino final.
Susana Alicia Muñoz, oriunda
de Chivilcoy, y Hugo Julio Alais se conocieron en julio de 1970 y se casaron
en diciembre del mismo año. Ayer, Frente al tribunal oral federal Nº 1,
Susana Muñoz contó que su marido que aún permanece desaparecido, militaba
en política desde muy joven. Un informe de la DIPBA muestra que los servicios
de inteligencia de la policía bonaerense tenían registrados que la actividad
política de Alais había comenzado a los 13 años. En Mar del Plata, el abogado
junto con su colega Jorge Candeloro, fundaron el Partido Comunista Revolucionario
(PCR).
Según su mujer, Alais fue de los dirigentes que siempre estaba expuesto
en los distintos conflictos y que en más de una oportunidad había vislumbrado
que su compromiso político le procuraría una muerte temprana.
Uno de los primeros enfrentamientos
en su época universitaria fue con la CNU (Concentración Nacional Universitaria),
que lo llevó a tener que abandonar en primer año sus estudios de abogacía
en la Universidad Católica. Luego con su mujer comenzaron a estudiar en
la facultad de humanidades. Él se inscribió en Sociología y ella, en Psicología.
Alaís se transformó en el referente del PCR en la universidad y los enfrentamientos
con la CNU continuaron. Muestra de ello, era los seguimientos en auto a
él y a su mujer Susana que viajaban en bicicleta de la universidad hasta
su casa. "Muchas veces nos tiraban el auto encima y nos insultaban", recordó
Muñoz. Entre los matones de la CNU recordó a los hermanos Ullúa, a Delgado
y a Juan Carlos Gómez.
En 1972, el matrimonio Alais
se radica en La Plata. Hugo retoma los estudios de abogacía y Susana comienza
medicina. Al poco tiempo, Alais recibe un mensaje de su padre diciéndole
que fuerzas de la marina lo estaban buscando y que debía presentarse en
la Base Naval de Mar del Plata. Alais concurre a la citación acompañado
por su padre y permanece un día bajo arresto. Luego de un exhaustivo interrogatorio
sobre su militancia. Lo dejan en libertad y le informan que desde esa fuerza
ya no lo iban a necesitar ni a molestar pero que no le podían garantizar
que desde las otras fuerzas no lo anduviesen buscando.
En octubre de 1976, Alais se recibe de abogado y con sus dos hijas muy pequeñas,
el matrimonio regresa a Mar del Plata. Se instalan en el primer piso de
Irigoyen 3080 y el joven abogado comienza a trabajar en el estudio del doctor
Camilo Ricci. La viuda de Alais, dijo desconocer que su marido estuviese
militando en política cuando regresaron a la ciudad.
El 6 de julio del año siguiente, cerca de las 21 sonó el timbre y Susana
pensó que su marido se había olvidado las llaves de casa. Bajó hasta la
puerta de calle y al abrir vio al grupo de hombres encapuchados, vestido
de civil y con armas largas que le preguntaban por "Hugo". Muñoz contó que
sus hijas lloraban y que las encerraron en una habitación. A ella la llevaron
a otro de los cuartos y abrían los placares buscando armas que no había.
Después de un rato la encerraron en el baño.
Al abogado, Eduardo Soares quien participó por primera vez como querellante
en una audiencia del Juicio por la Verdad, le llamó mucho la atención el
hecho de que el grupo preguntara por Alais llamándolo por el nombre de pila.
Esa situación y que estuvieran encapuchados abre la sospecha que quienes
buscaban a Alais temían ser reconocidos por él o por su esposa.
Después de un rato, permitieron que el padre de Alais quien se encontraba
en la vivienda de la planta baja, fuera arriba por sus nietas. Temía que
se llevasen a Susana y las nenas vieran esa escena. Finalmente, los hombres
se fueron solos dejando ambas casas todas revueltas.
Susana recordó que a los pocos minutos, llegó el hermano de Camilo Ricci
y le dijo que Hugo y su hermano habían sido sacados del estudio por un grupo
de personas armadas que les habían encadenado las manos por la espalda.
El padre de Alais presentó un recurso de Habeas Corpus en el juzgado del
magistrado Pedro Hooft pero a los pocos días fue rechazado. También se hicieron
presentaciones y se pidió ayuda al Colegio de Abogados de la ciudad. Nunca
hicieron caso al pedido de los familiares de Alais.
Cuando el caso timó estado publico, el doctor Paoletti, el jefe de Susana,
la echó del trabajo. Le dijo que no volviera para garantizar la seguridad
del resto de sus compañeros.
Un mes después del secuestro de su marido Susana se fue a vivir a Chivilcoy.
Hasta 1978 les dijo a sus hijas que su padre estaba de viaje. No podía decirles
que estaba muerto porque ella no tenía siquiera esa certeza.
Montones de cartas
Etelvina Zulema García de Muñoz, es la mamá de Susana y suegra de Hugo,
ayer se sentó frente al tribunal después de un cuarto intermedio de diez
minutos. Junto al padre de Alais fueron quienes emprendieron un largo periplo
para poder dar con Hugo.
Madre e hija habían decidido no decir nada a sus familiares de Chivilcoy
en tanto no se aclarara un poco la situación. Pero, una tarde desde Chivilcoy
llamaron a Etelvina para decirle que una radio uruguaya habían dicho que
durante un supuesto enfrentamiento entre el ejército y un grupo de extremistas
habían muerto tres hombres y una mujer y que uno de los hombres era el abogado
Hugo Alais, quien fue asesinado por la espalada cuando intentó huir por
un descampado. El periodista uruguayo, también dijo que dentro del baúl
del auto en el que viajaban los extremistas habían hallado con vida al doctor
Bossi uno de los sobrevivientes de la Noche de las Corbatas junto con Camilo
Ricci.
Etelvina contó que escribió montones de cartas que enviaba al regimiento
del GADA para que le brindaran información sobre el destino de su yerno.
Incluso, a través de su marido lograron una entrevista con los monseñores
Pezzolatto y De Nicolaes quienes le dijeron que "podían acceder a las listas
de los detenidos pero que no podían preguntar nada". Así fue que días más
tarde le informaron que Hugo Alais figuraba en una lista de detenidos en
el GADA pero que su nombre estaba marcado con una cruz lo que significaba
que ya no estaba allí.
En otra ocasión, Etelvina recordó que un vecino de su edificio, Pierino
Di Toma –un viejo militante del Partido Justicialista-, le dijo que podía
averiguar que había pasado con su yerno. Etelvina no recordó exactamente
la fecha, pero según su relato Di Toma le dijo que Alais había sido asesinado
y que lo habían "picaneado desde la planta de los pies hasta el cuello".
En mayo de 1978 La madre de Susana recibió una citación para presentarse
en el GADA junto a su hija. Las dos mujeres se entrevistaron con un teniente
coronel de apellido Coronel. El oficial les dijo que había meditado mucho
antes de citarlas y que después de leer las cartas de Etelvina en la cual
ella les pedía una explicación porque no sabía que decirle a sus nietas
cada vez que preguntaban por el padre, decidió recibirlas.
Coronel les dijo que les dijeran a las niñas que su padre había muerto en
un accidente. Según el militar, Alais pertenecía a un grupo armado y que
seguramente había querido salirse pero sus compañeros lo mataron para asegurarse
que no los delatara. Etelvina relató que su hija le preguntó al oficial:
"¿…y si aparece? Con total seguridad, Coronel respondió: "no señoras…no
va aparecer".
Ricci fue liberado a los pocos
días de su secuestro. El juez que había recibido el Hábeas Corpus por el
abogado secuestrado, no lo llamó a declarar tras su liberación. Hooft tampoco
averiguó sobre la suerte de Alais a sabiendas que habían sido secuestrados
por las mismas personas.
Ricci nunca recibió a los familiares del resto de los abogados secuestrados
durante la Noche de las Corbatas. En 1984, la viuda de Alais lo fue a ver
a su estudio, Ricci sólo le ofreció interceder ante la Caja de Abogados
para que Susana y sus hijas contaran con un subsidio. Con un llamado Ricci
logró lo que la viuda había perseguido 7 años. Susana hasta el día de hoy
se pregunta por qué Ricci actuó de esa manera.
En tanto, Marta García, la viuda de Candeloro, una vez liberada contó que
en el Centro Clandestino de Detención conocido como La Cueva vio a Hugo
Alais y que incluso en una oportunidad tuvo que brindarle asistencia porque
estaba muy lastimado tras una sesión de tortura. Hasta la fecha, Hugo Alais
continúa desaparecido.
Tras la declaración de Etelvina García de Muñoz, el tribunal decidió mandar
su testimonio a la justicia en primera instancia ya que los datos aportados
son relevantes para desentrañar la relación de algunos miembros de la Iglesia
con el Terrorismo de Estado.
"Lo único que nos queda es recuperar
el cuerpo"
José Antonio Burgos sabe que su hermano está muerto. Ahora, 31 años después
junto a su madre de 90 años, lo único que quieren es recuperar el cuerpo
de Juan.
Juan Jacinto Burgos militaba en la Juventud Peronista. Era el responsable
de la regional séptima. El 29 de julio fue a una cita con un compañero,
Héctor "el gallego" Fernández, quien había estado detenido por las fuerzas
militares. Debían encontrarse en la esquina de Moreno y Olazábal, pero al
llegar a pocos metros del punto de encuentro, Burgos se da cuenta que se
trataba de una "cita envenenada". La calle estaba tomada por fuerzas de
seguridad. Burgos alerta a su compañero, se produce un enfrentamiento y
cae herido.
José declaró ayer por primera
vez ante un tribunal sobre la desaparición de su hermano. Él cree que Fernández
era parte de la emboscada. Relató que su hermano no debía asistir a esa
cita sino que era otro compañero, un tal Paco, quien debía reunirse con
Fernández pero que Juan tuvo reemplazarlo porque estaba enfermo. Fernández
no fue detenido en esa emboscada y no figura como desaparecido por lo que
Burgos infiere que aún vive.
La primeras noticias sobre su hermano, decían que había sido trasladado
al HIGA muy mal herido. Lo operaron y sin autorización médica sus captores
lo sacaron de allí. Aparentemente, contó Burgos, habría sido custodiado
por un médico de apellido Castorina que en ese momento se encontraba haciendo
el servicio militar.
Una enfermera aseguró que en esa fecha llegaron al hospital una mujer embarazada
herida de bala y un hombre, también baleado, al cual no dejaban hablar con
nadie y a quien los militares no querían identificar. Todo hace pensar que
se trataba de Juan Burgos. Unos días después de la desaparición de Juan,
un grupo de militares tomaron el hotel de la Asociación de Agentes de Propaganda
de la Salud, lugar de trabajo de José. Ante esa situación, José saca a su
esposa, a la mujer de su hermano y a sus hijos de la ciudad. Después de
una semana en la que junto a su padre no pueden averiguar nada de su hermano
decide irse a Buenos Aires.
Una vez en Buenos Aires, en septiembre del 76 en un artículo muy pequeño
de La Razón se publicó que tras un enfrentamiento con fuerzas de seguridad
cayó abatido Juan Jacinto Burgos. José cree que esa podría haber sido la
fecha en que su hermano murió tras permanecer cautivo en un centro de detención.
El 11 de noviembre del 76, la hermana de su esposa, Silvia Gallina es secuestrada
y en febrero del año siguiente desaparecen sus otros dos cuñados Eugenio
y Mario y su suegro Eugenio Félix Gallina. Burgos se exilió en Brasil durante
muchos años junto a su familia.
http://www.hijosmardelplata.blogspot.com
Fuente: Indymedia Argentina
El coronel retirado del ejército Pedro Alberto Barda y comandante a cargo
de la subzona XV dentro del sistema represivo del primer cuerpo de esa fuerza,
fue detenido este jueves y puesto a disposición del juez subrogante Rodolfo
Pradas. En la actualidad Barda estaba cumpliendo arresto domiciliario a
disposición del Tribunal Oral número cinco de Buenos Aires, a la espera
del juicio oral por varios hechos ocurridos en esta zona. Este viernes sería
trasladado a dependencias del Tribunal Federal de Mar del Plata, sito en
la calle Bolívar y Viamonte .
El Coronel Pedro Alberto Barda nació en la provincia de Buenos Aires el
5 de Mayo de 1920. Ingresó al Colegio Militar de la Nación en el año 1947
y egresó en 1949. Está retirado desde 1981.
Perteneció al Grupo de Artillería de Defensa Aérea de Mar del Plata, Buenos
Aires y fue jefe de la subzona 15 desde febrero de 1976 hasta el 15 de diciembre
de 1977, y como tal fue responsable de los campos de concentración ubicados
en Mar del Plata, que funcionaban en la base aérea, la base naval, la comisaría
4º, el destacamento Batán y la escuela de suboficiales de infantería de
mar. En septiembre de 1983 fue llamado a declarar en el marco de la causa
sobre Ana Rosa Frigerio, cuyo cadáver considerado NN, fue descubierto en
el cementerio marplatense.
En abril de 1987, en el marco de la causa del primer cuerpo de ejército,
la Cámara Federal porteña le impuso la prisión preventiva rigurosa por homicidio
reiterado en las personas de Ana Lía Delfina Magliaro, secuestrada en 1976
y asesinada, y del doctor Jorge Candeloro, secuestrado en junio de 1977
y muerto en circunstancias que el propio Barda reconoció ante el tribunal.
Base aérea Mar del Plata
Ubicación: Provincia de Buenos Aires, Ruta Nacional Nº 2. Lindante
con el Aeropuerto de la ciudad de Mar del Plata.
Descripción: El lugar utilizado como centro de detención clandestina
está a 600 metros dentro de la base desde su entrada principal.
Es una construcción subterránea sobre la cual se encuentra la
torre de un viejo radar. Actualmente ha sido reformada para
utilizarse como polvorín auxiliar.
Exteriormente es un montículo de tierra de forma trapezoidal
con una entrada casi a ras del suelo; para acceder a la construcción
se debe descender unos quince escalones que desembocan en un
pasillo a cuya mano derecha se encontraba la sala de máquinas,
que era utilizada como sala de torturas; la cocina y el baño.
En la mano izquierda había seis recintos de diferentes dimensiones
que eran utilizados como celdas, el acceso a dos de ellos era
a través de otros, ya que no contaban con puertas que dieran
directamente al pasillo.
En total, fue procesado por
diez delitos cometidos como jefe de la subzona 15. No se benefició con la
ley de obediencia debida pero la Corte Suprema de Justicia lo desprocesó
en fallo de 21 de junio de 1988 por aplicación de la ley de Punto Final.
Fue indultado por el Presidente Menem, causa 2.429: "Molina, Rafael Adolfo
s/secuestro y privación ilegal de la la libertad" y de la causa "Patricia
Emilia Lazzerie s/privación ilegal de la libertad y desaparición"
Ha sido imputado en el juicio en España.
En abril de 2001, el periodista Amílcar González -en 1976 redactor del diario
La Capital, jefe de Télam y titular del Sindicato de Prensa marplatense-
declaró ante la Cámara Federal, en el marco del Juicio por la Verdad, responsabilizando
a Barda, como jefe del Grupo de Artillería 601 en Camet, de las atrocidades
que allí se cometían; González recordó que en ese entonces Barda "tenía
más poder que Videla" porque habían dispuesto su liberación a partir de
reclamos internacionales y él se negó.
El 1º de Noviembre del 2001,
el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Mar del Plata ordenó el "inmediato
arresto" del ex coronel del Ejército Alberto Pedro Barda para que declare
en los Juicios por la Verdad que se realizan en esa ciudad. Los jueces Roberto
Falcone, Mario Portela y Néstor Parra pretenden que se refiera al parte
que firmó el 30 de septiembre de 1977 -dirigido a un juez provincial- en
el que daba cuenta de que "mientras se realizaba un operativo contra la
banda de delincuentes subversivos, fue abatido el Dr. Roberto Jorge Candeloro".
TAMBIEN ARRILLAGA
En la tarde del Jueves en su
departamento de la calle Arcos en el barrio porteño de Belgrano fue detenido
el general retirado Alfredo Manuel Arrillaga, sindicado como uno de los
más brutales jefes militares de esa época en la ciudad. Arrillaga cumplió
tareas en la jefatura del ejército durante los años de plomo y se retiró
en 1990. Entre sus "méritos" señalaba haber sido el Jefe a cargo de la represión
durante el copamiento de La Tablada en el gobierno de Raúl Alfonsín. El
genocida que no estaba cumpliendo prisión domiciliaria como Barda, fue traslado
esta noche con destino a Mar del Plata para comparecer en el mismo Juzgado
Federal.
La agrupación H.I.J.O.S. Resiste, invitó a toda la comunidad a concurrir
a las puertas del Tribunal a la espera de que "estos genocidas para recordarles
una vez más que a donde vayan los iremos a buscar y que un pueblo comprometido
con la verdad y la justicia, no olvida ni perdona".
Fuente: www.0223.com.ar
Imágen: Represor Pedro Barda
Arrillaga y La Tablada
Apenas amanecía cuando las radios
empezaron a transmitir la confusión que se vivía en el Regimiento de Infantería
III de La Tablada, el 23 de enero de 1989. En un primer momento, el recuerdo
cercano de las rebeliones carapintadas de Semana Santa y Monte Caseros llevó
a creer al gobierno alfonsinista que eran otra vez los seguidores de Mohamed
Alí Seineldín. La confusión se disipó al mediodía: el copamiento no era
militar sino civil. Un grupo de unos cuarenta militantes del Movimiento
Todos por la Patria (MTP) era el responsable de la irrupción. El desconcierto
precedió a la condena unánime de un ataque que le permitió a las Fuerzas
Armadas agitar nuevamente el fantasma del "rebrote subversivo" y llevó a
la mayoría de la sociedad a desentenderse del modo en que se reprimió el
asalto. La Justicia tampoco se hizo eco y recién en 1997, la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos (CIDH) dictaminó que hubo ejecuciones y torturas a los
detenidos. Se reconocieron 39 muertos, entre ellos 11 militares y 2 policías.
La represión tapada
El general Alfredo Arrillaga fue el encargado de recuperar el cuartel. Hoy
en día se sigue ufanando de la efectividad de su estrategia que no ahorró
cañonazos y apeló, se sospecha, a armas prohibidas como el fósforo blanco.
Durante la dictadura, Arrillaga revistaba en Mar del Plata y fue uno de
los señalados como responsables de la "Noche de las Corbatas", el operativo
que en la oscuridad asesinó a cinco abogados defensores de presos políticos.
Más de tres mil efectivos del Ejército y la policía acudieron a La Tablada
para desalojar al reducido grupo de guerrilleros.
Durante el juicio se difundió
la grabación de un diálogo entre Arrillaga y el general Francisco Gassino,
donde el responsable de la represión dijo: "Tengo catorce paquetes (detenidos)
y dos en otra unidad". La abogada defensora de los presos, Marta Fernández,
explicó que "hubo trece presos vivos dentro del cuartel. Entonces ¿dónde
están los otros tres?
Los cuerpos mutilados, reventados, sangrantes fueron expuestos a la prensa
en la mañana del 24 de enero apenas minutos después de que el entonces presidente
Raúl Alfonsín recorriera el lugar. Pocos meses más tarde, el jefe de la
Policía Federal, Juan Angel Pirker, sentenció: "Yo los sacaba con gases
lacrimógenos". Se abrieron causas paralelas por la violación a los derechos
humanos pero ninguna avanzó. En diciembre de1997, la CIDH, el organismo
de la OEA, encargado de velar por el respeto de los derechos humanos, concluyó
que "el Estado argentino es responsable" por las siguientes violaciones:
* El derecho a la vida de Carlos Alberto Burgos, Roberto Sánchez, Iván Ruiz,
José Alejandro Díaz, Carlos Samojedny, Francisco Provenzano, Berta Calvo,
Ricardo Veiga y Pablo Martín Ramos. Burgos y Sánchez habrían sido ejecutados
en la guardia dentro del cuartel, según los testimonios de cuatro soldados
(Aibar, Miranda, Medina y Rojas). "Las autoridades no lograron identificar
los cadáveres de dichas personas a fin de establecer la causa de la muerte",
señala el informe. Ruiz y Díaz también fueron ejecutados después de ser
detenidos. En fotos de la revista La Semana, número 1227, y en un video
de Canal 13 se los ve cuando se entregaron.
* El derecho a la integridad personal de todos los detenidos. El pronunciamiento
alude a "los datos reunidos por Amnistía Internacional que mediante una
comparación de los informes médicos de los detenidos, de fechas 24 y 28
de enero de 1989, demuestra que el número de heridas había aumentado en
ese lapso, durante el cual habían estado privados de su libertad y bajo
el control exclusivo de agentes del Estado argentino". La comisión consideró
plenamente probado que Luis Alberto Díaz, Claudio Néstor Rodríguez, Carlos
Motto, Claudio Omar Veiga y Sebastián Ramos fueron torturados.
* El derecho a recurrir el fallo condenatorio ante un tribunal superior.
Cuerpos NN
Varios familiares no pudieron reconocer los cuerpos. El juez Gerardo Larrambebere
dejó los cadáveres sin nombre en la morgue. En febrero del ‘89, los forenses
pidieron autorización para "depostar" los cuerpos –es decir quitarles las
partes blandas–, el juez dio el visto bueno. Descuartizados fueron enterrados
como NN en el cementerio de la Chacarita. Recién en diciembre de 1997 se
autorizó la exhumación. Las pruebas de ADN todavía no concluyeron.
La abogada Marta Fernández, viuda de Carlos Alberto Burgos, explicó que
"faltan ocho cuerpos. Cuando sepamos a quiénes pertenecen esos cinco cadáveres
–algunos de ellos con huesos que no les corresponden– sabremos quiénes son
los tres desaparecidos. Creemos que apelaron a la depostación como un modo
de impedir la comprobación de las secuelas del fósforo blanco". Los muertos
sin identificar son Iván Ruiz, José Alejandro Díaz, Carlos Burgos, Carlos
Samojedny, Roberto Sánchez, Juan Manuel Murúa, Roberto Vital Gaguine y José
Mendoza.
El 30 de mayo el Juez Federal de Mar del Plata Alejandro Castellanos resolvió
la elevación a juicio de la instrucción que desarrollaba respecto del Suboficial
Mayor de la Fuerza Aérea (re) Gregorio Rafael Molina por la comisión de
delitos de lesa humanidad durante la última dictadura militar.
En la parte pertinente Castellanos resuelve "Elevar las presentes actuaciones
para su tratamiento en juicio oral y público en orden a los delitos de:
Homicidio agravado por ensañamiento, alevosía y con el concurso premeditado
de dos o mas personas (2 hechos), privación ilegitima de la libertad agravada
por ser perseguidos políticos (38 hechos) e imposición de tormentos a los
presos agravado por ser estos perseguidos políticos (38 hechos)".
Cristina Fernández, 7 de julio 2008 - Homenaje
en la CGT a Norberto Centeno y La Noche de las corbatas
En la causa son querellantes
entre otros Ledda Barreiro de Muñoz, Marta García de Candeloro, Julio D’Auro,
Martín Fresneda y la APDH local, quienes cuentan con el patrocinio del Dr.
Cesar Sivo, el letrado en diálogo con 0223.com.ar expresó "El hecho de que
una de las causas que se siguen por los delitos cometidos en el marco del
terrorismo de Estado llegue a juicio tiene un tremendo significado.
En primer lugar por que muestra
que el trabajo que se viene realizando hace años se va cristalizando en
procesos que avanzan y por que muestra también que aunque intenten amedrentar,
molestar, difamar o entorpecer la tarea somos muchos más los que queremos
el juicio y el castigo a los culpables que los que buscan consagrar la impunidad"
agregando "esto insufla esperanzas, otorga nuevos bríos y empuja a las instrucciones
que lentamente se siguen realizando".
Gregorio Molina desarrolló su
actividad como Suboficial Mayor durante la última dictadura militar en la
Base Aérea de Mar del Plata, precisamente en el Centro Clandestino de Detención
conocido como "La Cueva", varios testigos se presentaron a lo largo de la
instrucción y reconocieron fotografías del imputado, como el rostro de quien
fuera uno de sus torturadores al que sus compañeros llamaban Charly, durante
su trágica estadía en ese CCD.
Algunos de los testimonios expresan que "Charly" era uno de los guardias
que entraba junto con la patota a la sala de torturas "…estaba ahí de guardia
porque era la única persona que entraba cuando a uno lo llevaban a tortura
porque si no nos venían a buscar y nos entregaban al grupo que venía pero
esta persona entraba y salía con nosotros". En varios de los testimonios
se manifiesta además que Molina continuaba con las torturas al retirarse
el grupo de tareas, violaba a las mujeres y realizaba simulacros de fusilamiento
con los detenidos.
A Gregorio Molina se le imputa el haber matado, como consecuencia de la
aplicación de tormentos, a los Dres. Norberto Oscar Centeno y Jorge Roberto
Candeloro, y la participación en la privación ilegítima de la libertad,
la aplicación de tormentos y apremios ilegales a Tomás Fresneda (desaparecido),
Salvador Arestín (desaparecido), Raúl Hugo Alais (desaparecido), María de
las Mercedes Argañaraz de Fresneda (desaparecida, embarazada de 7 meses),
Marta García de Candeloro, Eduardo Salerno, Luis Rafaghelli, Martín Garamendi,
Luis Serna, Julio D’ Auro, Maria Luisa Bidegain, Margarita Ferre, Maria
Eugenia Vallejo, Marita Otero, Jorge Porthe, Martínez Teco, Rubén Starita,
Virginia Piantoni, Ángel Cirelli, Alejandro Canaves, José Fardin, Guillermo
Gómez, Gustavo Soprano, Eduardo Miranda, Marcelo Garrote, Lucia Martín,
Luis Demare, Jorge Toledo, Mercedes Longh, Cristóbal Domínguez, Néstor Fazzio,
Alberto Yansen, Ramón Fleitas, Rubén Rodríguez, Carolina Jacue Guitian,
Susana Jacue Guitian, Leda Barreiro de Muñoz y Alberto Muñoz.
Al ser consultado el Dr. Sivo sobre cuales son los próximos pasos explicaba
"Ahora sigue con el juicio oral, en unos cuatro meses aproximadamente y
con presentaciones en Mar del Plata y en las ciudades de la zona por nuevas
investigaciones que incluyen más casos y más represores, sean estos militares,
de fuerzas de seguridad o civiles, como los integrantes de la CNU-TRIPLE
A o miembros de la justicia federal y provincial de aquella época que han
tenido responsabilidad en actos de terrorismo de Estado".
Algunas de las victimas mencionadas fueron secuestradas entre el 6 y el
8 de julio de 1977 en lo que se conoce hoy como "La noche de las corbatas",
a sólo un mes de conmemorarse el trigésimo aniversario de ese trágico episodio
empezará a hacerse la luz sobre una parte de la historia de nuestra ciudad
y el país donde el brazo de la justicia antes no había llegado.
(AW) Gacetilla de prensa de la agrupación H.I.J.O.S.
Mar del Plata, 21 de noviembre de 2006 (H.I.J.O.S. MDP). El día viernes
17 de noviembre, a las 16 horas, en el 7º piso de la Facultad de Derecho
la agrupación H.I.J.O.S. junto con compañeros de diferentes organizaciones,
realizó otro de los escarches al juez Pedro Federico Hooft, cómplice de
la dictadura por acción u omisión, en la tan conocida Noche de la de las
Corbatas, noche en la que desaparecen los abogados laboralistas marplatenses.
En el aula donde se llevaba a cavo una charla sobre IDENTIDAD Y NIÑEZ, se
encontraban el doctor Slavin y su hija la Vicedecana de la Facultad de Derecho,
Carlos Balmaceda (yerno de Hooft), y otros facultativos de renombre.
Mientras se desarrollaba el acto escrache, Carlos Balmaceda, increpó a varios
de los hijos de los detenidos desaparecidos, algunos de ellos hijos de la
Noche de las Corbatas, quienes le pedían explicaciones al Juez Hoof sobre
su accionar directo en el cajoneo de habeas corpus de sus padres. Balmaceda
no sólo increpó a los hijos de los desaparecidos si no también pidió que
se fueran del aula.
Hofft está siendo investigado por su accionar en la dictadura. Son 148 causas
de lesa humanidad por lo cual se lo investiga. Por ello los organismos de
Derechos Humanos de Mar del Plata, juntos a otras organizaciones y a las
Secretarias de Derechos Humanos de Nación y Provincia presentaron hace un
mes el jury de enjuiciamiento. También H.I.J.O.S. y el resto de los Organismos,
pidieron en el Consejo Superior de la Universidad Nacional de Mar del Plata
la destitución de sus cargos en dicha casa de estudios.
Aclaremos que estas jornadas, "6º jornada nacional de filosofía y ciencias
políticas", fueron organizadas entre otras por la Facultad de Derecho de
la Universidad Nacional de Mar del Plata, y el centro de estudiantes (conducción
Franja Morada).
Nota: delitos por los que está siendo investigado son:
Asociación ilícita agravada
Violación a los deberes de funcionario publico
Denegación de justicia
Participe necesario en privaciones ilegales de la libertad reiteradas
Participe necesario en las desapariciones forzadas reiteradas
Autor de abuso de autoridad reiterado
Participe de torturas seguidas de muerte
Prevaricato reiterado
Autor de ocultamiento de prueba
Participe en supresión de identidad
Autor de destrucción de objetos destinados a servir de prueba en forma reiterada…
entre otros.
Por Carlos Aurelio Bozzi
Abogado
Sobreviviente de La Noche de las corbatas
Columnista de El Ortiba carlosbozzi@hotmail.com
Conferencia de Carlos Bozzi, sobreviviente de La noche de las corbatas,
en el Tercer Plenario de jovenes abogados de la Federación Argentina de
Colegios de Abogados (FACA) - Agosto 2006
Agradezco a la Comisión de Jóvenes Abogados de la FEDERACION ARGENTINA DE
COLEGIOS DE ABOGADOS el honor y la oportunidad que me brindan el poder dirigirles
estas palabras y poder compartir en conjunto este espacio de reflexión del
cual tengo sobradas esperanzas extraeremos auspiciosas conclusiones.
El año que viene se van a cumplir 30 años de la llamada NOCHE DE LAS CORBATAS
, que comenzó cuando el 6 de julio de 1977 fueron secuestrados CUATRO ABOGADOS
en una misma tarde, hecho de por sí que debe ser único en los anales de
la historia de las persecuciones a hombres del derecho.
La lista incluye a los letrados Norberto Centeno,Salvador Manuel Arestín,
Raúl Hugo Alaiz, Camilo Ricci, Carlos A. Bozzi, Tomás J. Fresneda y José
Verde.
Las otras cuatro personas fueron Ana María, esposa de José Verde ,María
de las Mercedes Argañaraz, embarazada de 4 meses,esposa del Tomas Fresneda
, María Esther Vázquez de García y su esposo Néstor Enrique García Mantica.
Liberados fueron los doctores Ricci, Bozzi y Verde y su esposa.
Documento:
El Estado terrorista en acción. Nota del diario La Capital de Mar
del Plata del 21/07/77, dando cuenta de un comunicado del Ejército
sobre de la liberación del Dr. Carlos Bozzi, atribuyendo hipócritamente
el secuestro a Montoneros.
El cadaver del Doctor Centeno
apareció el día 11 de julio en un camino vecinal.
Las restantes SIETE PERSONAS se encuentran desaparecidas a más del bebe
de la señora de Fresneda
Para ese entonces, el día 28 de junio ya había sido asesinado el DOCTOR
JORGE CANDELORO en el centro clandestino de deten ción llamado LA CUEVA
y ubicado en el mismo predio de la BASE AEREA MAR DEL PLATA.
El doctor Candeloro había sido detenido por la POLICIA FEDERAL el 13 de
junio en la ciudad de Neuquén y trasladado a Mar del Plata para ser entregado
al Comando de la Subzona 15,Area 151,Agrupacion de Artillería Antiaerea
de Camet ,más conocida como GADA 601 cuyo jefe era el Coronel Pedro Alberto
Barda,siendo su mano derecho el coronel Manuel Arrillaga.
Para ubicarse: cuando venga a Mar del Plata, seguido al Aeropuerto de Camet,
verá sobre a su izquierda un avión de combate empotrado sobre un monolito
a modo de monumento y un cartel que dice: "Base Aerea"...desde allí , a
1500 metros, adentro está LA CUEVA.
La cinta asfáltica que utilizan los aviones comerciales se encuentra a escasos
me tros del lugar, por eso todos los sobrevivientes recuerdan el impresionante
ruido produ- cido por las turbinas en las maniobras de ascenso o descenso.
Hasta hace unos años existía una gran torre de mampostería que asemejaba
al sostén de un tanque de agua, pintada de color blanco con franjas rojas,
edificación muy visible por los automovilistas que transitan la Ruta Nacional
Numero Dos.
Desde el aire se observa aún en la actualidad un gran montículo de tierra,
como una curiosa figura emergente en el inmenso predio militar. Bajo esas
toneladas de tierra y pasto, semi sumergida, estaba LA CUEVA de ayer, está
la NUEVA CUEVA DE HOY.
Era una construcción en la cual
se habían asentado los instrumentos de un viejo radar y en 1976 esas instalaciones
fueron cedidas "en préstamo" por la Fuerza Aérea a la Agrupación de Defensa
de Artillería Antiaérea situada sobre la costa del mar.
Esta unidad militar fue la encargada
de la represión en la zona, siendo su temido jefe en aquellos años 77 el
ya nombrado Coronel Pedro Barda.
Las dimensiones de la construcción semisubterránea superan apenas los 60
metros cuadrados y se calcula que entre 1976 y 1978 pasaron por allí cerca
de 100 personas y hasta momento los testimonios indican que en su interior
fueron asesinadas entre 3 y 5 personas. Las demás fueran sacadas de allí
para ser ejecutadas.
Pero la persecución contra los abogados en Mar del Plata comenzó mucho antes.
Ya en 1974 había sido detenidos los Doctores ARMANDO ROFOLDO FERTITA, PEDRO
RAUL BEGUE, EDUARDO ANDREOTI ROMANIN y LUCILA INTE LISANO y puestos a disposición
del P.E.N.
Otros debieron exiliarse tras serias amenazas de muerte como el DOCTOR LUIS
VENTIMIGLIA.
A partir del mes de marzo de 1976 fueron detenidos ilegal mente y pasaron
por dicho lugar donde sufrieron los tormentos de ru tina, los DOCTORES ALFREDO
NICO LAS BATAGLIA, EDUARDO ANTONIO SALERNO y LUIS ANIBAL RAFA GHELLI, sin
contar gremialistas, estudiantes, trabajadores, sacerdotes y toda clase
de personas.
Tambien ese año fue ilegalmente detenido otra vez el Doctor Armando Fertita.
Sobre los campos clandestinos de detención o lugares de reunión de detenidos
como fueron llamados en la jerga militar, se ha escrito mucho y se los ha
descripto de mil maneras.
Pero conviene detenerse a repasar unos párrafos extraídos de la causa "Suarez
Masón Carlos y otros, sobre privación ilegitima de la libertad", causa 14.216/03
cuyo autor es el Juez Rafecas, sentencia dictada el 20 de octubre de 2005,
para entender en simples conceptos que ocurrió y porque y cual fue el tremendo
calvario sufrido por todos nosotros.
"En relación con la organización
del sistema represivo y el accionar de las fuerzas armadas, Novaro y Palermo
explican: "...En su diseño..... se priorizó ante toda otra consideración
la eficacia de la ofensiva a desarrollar contra el enemigo que enfrentaba
la nación y las fuerzas Armadas, cuya naturaleza era política e ideólogica,
más que militar: «el comunismo subversivo» o más simplemente «el subversivo»
actuaba dentro de las fronteras y su entramado social, podía tener o no
vinculación ideológica, política y financiera con los centros mundiales
de la revolución, y actuaba en todos los planos de la vida social, la educación,
la cultura, las relaciones laborales, la religión. Lo que debía combatirse
en él era su condición subversiva que no estaba asociada solo con una práctica
revolucionaria (la lucha armada) ni con una determinada estrategia de toma
revolucionaria del poder (el modelo cubano, el vietnamita o el chileno)
ni con la pertenencia a un determinado tipo de organización (los grupos
revolucionarios y guerrillas) sino que se extendía mucho más allá."
Carta de
Arturo Jauretche a Carlos Bozzi
"Se entendía, entonces, que
para combatir eficientemente a «la subversión» había que atacarla especialmente,
en su causa primera el «virus ideológico» que es diseminado por los marxistas,
los comunistas o criptocomunistas, los izquierditas, los revolucionarios
en general. Aunque también los católicos tercermundistas, los freudianos,
los ateos y en una medida considerable, los peronistas, los liberales y
los judíos que representaban una amenaza para el orden, ya que difundían
ideas contrarias a su preservación, por lo que también debía perseguírselo.
Igual que todos aquellos que, con su prédica agnóstica, igualitaria o populista
atacaron las bases del orden nacional."
"Es así que, si bien esas filtraciones
eran datos suficientes, no eran del todo necesarias para identificar al
enemigo que podía estar solapado bajo otros disfraces y ser inconsciente
de su papel en esta guerra. Bastaba que la persona en cuestión actuara a
favor de un «cambio social» y en contra del orden".
"En este sentido los activistas no violentos, ajenos a las organizaciones
clandestinas que desarrollaban actividades políticas sindicales, religiosas
o intelectuales legales y legítimas en cualquier sistema de derecho resultaban
a los militares especialmente intolerantes, porque solían ser los más eficaces
transmisores del virus subversivo para la sociedad. Subversivo, en suma,
equivalía a ser enemigo de la Patria, de esa Patria uniforme, integrada
e inmutable tal como la entendían los militares".
"No importaría, por lo tanto, que como sucedió en muchos casos, los secuestrados
resultaran ser nacionalistas convencidos o devotos cristianos animados por
sentimientos no menos profundos que los de sus verdugos. La inclusión de
entre las señas de identidad del enemigo, de una amplia gama de «delitos
de conciencia» y actitudes cuestionadoras fue expresada de modo prístino
y reiterado por Videla: «Subversión es también la pelea entre hijos y padres,
entre padres y abuelos. No es solamente matar militares. Es también todo
tipo de enfrentamiento social".
"Para cumplir los objetivos propuestos, el régimen militar..., extrajo por
la fuerza a los supuestos enemigos políticos de sus ámbitos de pertenencia,
ya sea familiares, sociales, culturales, y de los circuitos de comunicación
social, despojándolos de este modo de toda significación socio-jurídica:
"el primer paso esencial en el camino hacia la dominación…" –sostiene Arendt-
"…es matar en el hombre a la persona jurídica" utilizando para ello un poder
punitivo subterráneo.
"Ello se logra colocando a ciertas categorías de per sonas fuera de la protección
de la ley: el hasta entonces ciudadano, con nombre y apellido, profesión,
etc., con derechos y obligaciones de diversa índole, pasa a ser una no-persona,
alguien de la cual sólo queda pendiente un cuerpo vital, lo que se ha llamado
la nuda vida del homo sacer, el cual está enteramente en manos del Estado
policial subterráneo, no sólo para torturarlo, negarle alimento, agua o
condiciones sanitarias mínimas, sino además para disponer definitivamente
de esa vida, anulándola en cualquier momento impunemente, sin necesidad
de razón o justificación alguna más allá del puro acto de poder, negándole
inclusive, los rituales debidos a toda muerte, propios de la condición humana"
.
Se señala "que allí cuando se desvanece la frontera entre orden jurídico
y estado de excepción (como lo fue el régimen militar en toda su extensión),
la nuda vida pasa a ser a la vez el sujeto y el objeto del ordenamiento
político y de sus conflictos" y por se afirmó que "Si es cierto, como se
dijo, que la historia de las penas es más infamante para la humanidad que
la historia de los delitos, una y otra juntas no igualan, en ferocidad y
dimensiones, a la delincuencia de los estados."
Estos centros constituyeron el espacio "donde todo era posible" , "…un espacio
de excepción, en el que no sólo la ley se suspende totalmente, sino en el
que, además, hecho y derecho se confunden por completo: por eso todo es
verdaderamente posible en ellos […] quien entraba en el campo de movía en
una zona de indistinción entre […] lícito e ilícito, en que los propios
conceptos de derecho subjetivo y de protección jurídica ya no tenían sentido
alguno" , hasta tal punto de que el realizar cualquier tipo de acción contra
toda persona internada en ellos no se considerara delito..
Este
es el panorama general del mecanismo impuesto por el Estado Terrorista y
que aún a pesar del tiempo transcurrido y de los ingentes esfuerzos de muchos
magistra dos no alcanzamos a juzgar, castigando a los responsables de su
implementación .
Si observamos la historia veremos
como no nos encontramos alejados de lo que anteriormente apunto.
En la llamada Causa 13 que tramitó ante la Cámara Nacional de Apelaciones
en lo Criminal y Correccional Federal más conocida como El Juicio a las
Juntas de Comandantes, se condenó a los mili- tares que la integraron en
su primera conformación por los siguientes hechos relativos a los abogados
de Mar del Plata:
Privación ilegítima de la libertad para los casos de Manuel Salvador Arestín,
Marta García de Candeloro, Jorge Candeloro y Norberto Centeno
Fueron absueltos por los asesinatos de Arestín, Centeno y Candeloro bajo
la siguiente formula:
"...Frente a tan escaso cuadro probatorio, resulta forzoso concluir en que
no se encuentra acreditado que esta muerte........haya sido la consecuencia
del accionar violento de sus captores..."
Es posible y atendible comprender el fallo del 1985. No olvidemos el país
de esos años y las escasas pruebas que se pudieron recolectar. Paso el tiempo,
se abrieron los Juicios por la Verdad, se anularon las leyes de obediencia
debida y punto final y mientras se acumularon innumerables testimonios y
pruebas documentales acerca de la responsabilidad, no ya de los Comandantes
en Jefe, sino tambien de los Jefes de Zonas, Subzonas y subordinados.
Y aquí llegamos al meollo del problema. Al punto critico que hoy nos toca
afrontar. Al dilema que nos desborda.
Y es necesario seguir haciendo historia, porque es necesario conocer de
donde venimos para saber a ciencia cierta adonde vamos.
Algunos
enlaces relacionados con La Noche de las corbatas
La represión en Mar del Plata
se asentó en un trabajo de inteligencia que combinó la acción civil con
la acción militar. La inteligencia estuvo realizada por grupos de personas
que aportaron datos determinados a las Fuerzas Armadas para que procedan
en su accionar.
Los datos estaban basados en las actuaciones de los supuestos sospechosos
de subversión, en su proceder profesional o laboral de años anteriores.
Este grupo de civiles fue sindicado por varios testimonios obrantes en el
expediente del JUICIO DE LA VERDAD como LA COMUNIDAD INFORMATIVA.
Lamentablemente algunos de sus integrantes, denunciados en los testimonios
en el Juicio por la Verdad son profesionales del foro local.
Los testimonios son públicos, se pueden consultar en el propio expediente
y en cualquier sitio web que trate específicamente el tema.
Pero más allá de este pequeño gran detalle, existen datos interesantes que
nos deben hacer reflexionar.
A pesar de las numerosas pruebas reunidas en el Juicio por la Verdad de
trámite por ante el Tribunal Oral Criminal de Mar del Plata, las pocas causas
que llegaron a instancias de los juzgados federales están tardando años
en dar pasos mínimos.
Reitero: están tardando años en dar pasos mínimos.
A raíz de prueba testimonial reunida por el TOF de esta ciudad hace tiempo
se esta tramitando en los Juzgados Federales Primera Instancia de Mar del
Plata el caso de las jóvenes Iorio, Renzi y Retegui secuestradas y asesinadas
en 1976. El expediente se encuentra aún en discusiones de procedimiento
y su avance es lento.
Base Naval Mar del Plata. Las personas
secuestradas eran alojadas en su mayoría en el edificio de la
Agrupación Buzos Tácticos en las dependencias correspondientes
a la actual Armería, Adiestramiento y otras oficinas de uso
no determinado.
El edificio de la Agrupación es de planta baja y primer piso,
ubicado casi sobre la playa.
El caso de Rosa Ana Frigerio,
detenida en la Base Naval, imposibilitada de trasladarse por sí misma ya
que se encontraba enyesada desde el cuello hasta los tobillos por un accidente
automovilístico que había sufrido es tambien interesante.
Esta joven fue asesinada en un supuesto enfrentamiento en 1977 y a pesar
de existir una recomendación de la CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS
CONTRA EL ESTADO ARGENTINO, el expediente en la instancia inferior corre
la misma suerte.
¿Cuántos años más deberán esperar estos expedientes?
El coronel Pedro Barda se encuentra imputado de 19 delitos sobre los cuales
hay prueba sobrada, pero solo se le aplicó prisión preventiva por el caso
de ANA LIA DELFINA MAGLIARO y del Doctor JORGE CANDELORO.
Respecto de la joven, fue secuestrada en la Capital Federal, detenida en
la Comisaría 32, de ahí fue entregada al Capitán Valentín Rezett del GADA
601 y apareció muerta en un enfrentamiento en Mar del Plata.
Valentin Rezett fue personal del GADA 601 y se retiró con el grado de Coronel.
Es el único caso firme contra Barda, porque por un error de procedimiento
la Cámara de la Capital Federal rechazó la elevación de juicio oral de Barda
por el asesinato del Doctor Candeloro.
En mi caso particular, fui liberado el 19 de julio de 1977.
En una ruta aledaña a Mar del Plata, mientras un vehiculo me transportaba
dentro su baúl después que los secuestradores me sacaran de LA CUEVA, el
automotor fue interceptado por una patrulla militar que abatió a sus tres
ocupantes.
Solo me salvé yo, porque obviamente no me quisieron matar.
Los diarios titularon: "ABATEN A TRES EXTREMISTAS Y LIBERAN AL DOCTOR BOZZI".
Muchos años después pudimos descubrir que dos de los muertos eran estudiantes
que habían sido secuestrados en la Ciudad de La Plata 20 días antes. Mal
podían ser extremistas y menos estar armados. Estaban secuestrados.
No solo existen pruebas testimoniales
recolectadas por la Cámara Federal de La Plata, sino que también existe
una ficha que la Direccion de Inteligencia de la Policia de la Provincia
de Buenos Aires abrió con los nombres y los datos de los dos infortunados
jóvenes
Pero hay más.
Desde 1984 vengo declarando en los Juzgados Federales de Mar del Plata por
este hecho, sin resultado alguno, al menos sin resultado expeditivo alguno,
por más pruebas que he brindado.
Y no solo las he brindado yo, sino tambien la señora Mata García de Candeloro
que atendió en su agonía al Doctor Norberto.
Tampoco voy olvidar cuando ingresé a LA CUEVA y a modo de reto nos gritaron:
"Portense bien, hoy no queremos matar a nadie mas".
Les recuerdo que ingrese el 8 de julio de 1977.El 8 de julio de 1977 esta
probado que asesinaron al DR.NORBERTO CENTENO.
Como comentario al margen les
digo que llevo ya en mi haber TRES DECLA RACIONES EN LOS JUZGADOS FEDERALES
DE PRIMERA INSTANCIA de Mar del Plata a más de la realizada en el Tribunal
Oral Federal .
Y sin resultado alguno.
No entiendo, realmente no entiendo cuantas mas pruebas se necesitan.
Entre 1976 y 1978 deben haber pasado cerca de 800 concriptos por la Base
Area Mar del Plata
Son 800 testimonios.
Son 800 voces que nunca se llamaron, que nunca se buscaron.
Nunca se llamo a suboficiales, ni a personal enganchado.
En realidad: NO SE LLAMO A NADIE.
Pero allí, se cometieron crímines.
Pues bien este es el panorama en Mar del Plata.
No es alentador y abre un abanico de innumerables interrogantes.
Puede que la sensación existente en la sociedad sea la que la justicia no
va a responder a las expectativas en curso y quizás alguna que otra causa
con impacto en la opinión pública tenga final distinto, pero si ello ocurre,
la razón hay que buscarla en que el perfil de los acusados ya no reviste
peligrosidad alguna para una investigación de la historia.
En estos casos, las responsabilidades que puedan atribuírseles no agregarán
hechos nuevos a la investigación de los crímenes de la década del 70.
Latente está la opinión generalizada de que la Justicia Argentina continua
en deuda con la sociedad ya que persiste con los mismos mecanismos de demora,
letargo y falta de definición en te- mas esenciales para la comunidad reiterando
una constante histórica a lo largo de todos sus años de vida.
Y precisamente respecto a los derechos humanos es que,salvo contadísimas
excepciones, esta justicia se ha convertido en una máquina de hacer tiempo
a la espera de que la biología opere y así los malos vayan muriendo paulatinamente,
lo que le evita atribuirles responsabilidades merecedoras de alguna condena
en vida.
Ello produce situaciones de inmunidad y de impunidad.
Situaciones de desaliento para las víctimas y situaciones de injustica tambien
para los propios acusados que deben esperar largos años un pronunciamiento
judicial.
No es una buena señal para la sociedad, que ve con desaliento este cuadro.
Cuadro que le provoca el temor de estar ante una maquinaria tan poderosa
que sería vano e inútil cuestionar o analizar, absurdo oponerse e igualmente
utópico soñar con torcer el rumbo de sus pasos.
La imagen que nos devuelve el reflejo frente a este espejo no es la deberíamos
transmitir a la comunidad.
Se que vamos a reaccionar.
Se
que Uds. que hoy tienen la edad que nosotros teníamos cuando fuimos secuestrados,
pueden hacerlo.
Como hombres de derecho nuestra misión es lograr la paz luchando por la
justicia.
No venganzas, ni utilización del remedio judicial para revanchas.
El crimen es un delito en cualquier parte del mundo y en cualquier momento
de la historia.
Este es mi mensaje del día de hoy.
No podemos avanzar si no nos ponemos en marcha. Necesi- tamos la ayuda de
todos para hacerlo.
En Mar del Plata se podrían impulsar muchísimas causas,pero existe temor,
precaución y el tiempo pasa.
Como decía al principio:
El año que viene se cumplen 30 años de LA NOCHE DE LAS CORBATAS y los responsables
(militares y civiles ) no han recibido siquiera una citación del correo.
El panorama que les comenté al principio acerca de la combinación de elementos
civiles y militares hace aún mucho más difícil las cosas y actúa como elemento
paralizante a cualquier acción particular.
De ahí que, si las querellas no son impulsadas por instituciones, no vamos
a tener éxito.
Por eso mi propuesta es que Uds. como FACA o el Colegio de Abogados de Mar
del Plata, como instituciones que siempre han luchado por la vigencia del
derecho y la justicia, se pongan al frente de esta gesta, iniciando la querella
por la Investigación de los Abogados asesinados en LA NOCHE DE LAS CORBATAS-
No es dificil. Sé que pueden hacerlo y si lo hacen la sociedad los va a
acompañar y los seguirá con más denuncias y más pruebas para el esclarecimiento
de los hechos.
Recordemos, en Mar del Plata se han registrado mas de 400 casos de desaparición
forzada de personas. Es la tercera ciudad del país que en proporción a sus
habitantes registra ese nivel de desaparecidos.Nada más y les agradezco
de corazón el haberme prestado tanta atención.
Carlos A.Bozzi
Abogado
Sobreviviente de La Noche de las Corbatas
Columnista de El Ortiba carlosbozzi@hotmail.com
Por Carlos Aurelio Bozzi
Abogado
Sobreviviente de La Noche de las corbatas
Columnista de El Ortiba carlosbozzi@hotmail.com
Entre la tarde del seis y la
madrugada del trece de julio de 1977 fueron secuestradas en Mar del Plata
once personas, entre ellas varios abogados.
La lista incluye a los letrados Norberto Centeno, Salvador Manuel Arestín,
Raúl Hugo Alaiz, Camilo Ricci, Carlos A. Bozzi y Tomás J. Fresneda. Las
otras cinco personas fueron José Verde y su esposa, María de las Mercedes
Argañaraz de Fresneda –embarazada de 4 meses- Maria Esther Vázquez de García
y su esposo Néstor Enrique García Mantica.
De todos ellos, solo José Verde y su esposa, el Dr.Camilo Ricci y el Dr.
Carlos A. Bozzi sobrevivieron a aquellos trágicos días.
La simultaneidad del secuestro de seis abogados en solo dos días, y el alojamiento
de los mismos en las instalaciones del viejo radar situado en la Base Aérea
cercana a la ciudad de Mar del Plata, bautizó a esa noche como LA NOCHE
DE LAS CORBATAS.
Gracias al testimonio de Martha García de Candeloro prisionera en esa "cueva"
se pudo conocer hace muchos años como fueron llegando, traídos por la fuerza,
el grupo de abogados. La testigo, esposa de otro abogado asesinado por esos
mismo captores días antes y que fuera secuestrado en Neuquén el 13 junio
de 1977, detalló minuciosamente esos momentos al declarar en en el Juicio
por la Verdad que se tramita en la mencionada ciudad.
Como único sobreviviente de
ese conjunto de abogados declaré el 16 de mayo pasado (2005) ante el Tribunal
Oral Federal de Mar del Plata después de casi 28 años de aquellos hechos.
Hoy solo puedo mostrar pedazos de esta cruel historia apelando a la memoria
como a un arma de larga duración. Siempre que estamos antes hechos tan atroces,
debemos pensar que el mejor medio es informar lo ocurrido en toda su dimensión,
ajustando lo vivido a la realidad de ese momento y alejando toda tentación
de acomodar las cosas al presente. La manipulación de un testimonio es pos
de una condena es siniestra, desnaturaliza y bastardea las cosas, terminando
por ser un impedimento en esta lucha por la verdad y la justicia.
"Desde ya partimos de un cierta ignorancia. Ignoramos la causa particular
y la causa general de nuestra sobrevida, aunque sabemos que fue una entera
decisión de los represores" ("Un debate que abre puertas" –Declaración de
la Asociación de Ex-detenidos desaparecidos). Y desde este punto de inicio
es que debemos contar y testimoniar para "mantener la memoria y construir
la justicia". (Id.)
En 1977 el monopolio de la represión en la ciudad estaba a cargo del jefe
de la Agrupación de Artillería de Defensa Aérea 601, coronel Alberto Pedro
Barda, quien había asumido el control de la unidad en febrero del año anterior.
En el escalafón inferior, como su jefe operativo, se ubicaba Alfredo Manuel
Arrillaga, también con el mismo grado de coronel.
Coincidentemente el Jefe de la Base Aérea Mar del Plata era el Comodoro
Ernesto Alejandro Agustoni, única persona que declaró en el Juicio a las
Juntas en 1985 y por el cual pudo saberse que a pedido del Cnel. Barda la
Aeronáutica cedió al Ejército el uso del viejo radar "para descanso y escala
de las patrullas de esa fuerza." De esta manera no tendrían que regresar
al GADA 601 que distaba unos 15 kilometros del lugar… El requerimiento fue
verbal, aunque informado a la superioridad… Ningún miembro de la Fuerza
Area prestó funciones en el radar... no le consta que dentro de la base
hubiese personas detenidas.
El préstamo concluyó el 3 de octubre de 1977 cuando el Comodoro pasó a retiro,
fecha esa también en la que el Coronel Aldo Carlos Máspero reemplaza a Barda.
(Datos extraídos del "Diario del Juicio", Editorial Perfil, fascículo N°
9 -23-07-85, fascículo N° 19, página 9, 1-10-85, fascículo N° 33, página
24, 07-01-86, "Informe Sobre Desaparecedores" de Federico Mittelbach, página
62 y libro "Nunca Más).
Ya desde mucho antes del golpe del 24 de marzo de 1976 una persecución indiscriminada
se centró al ámbito de la Universidad Católica, sufriendo autoridades y
alumnos secuestros e intimidaciones. Basta recordar el caso de la decana
de la facultad de Humanidades, María del Carmen Maggi, en 1975, o el secuestro
de María Dolores Muñiz Etchemoun, estudiante de derecho, producido el 17
de marzo de 1976 y de la que no se tienen noticias de su paso por ningún
centro clandestino de detención, estableciéndose con ello un modus operandi
que duró hasta casi fines de 1978.
Una simple reseña numérica demostraría que entre 1976 y fines de 1977 en
la ciudad de Mar del Plata, el índice de secuestros que afectaron a estudiantes
de derecho y a abogados, recibidos o relacionados con esa casa de estudios,
fue llamativamente elevado.
Alguna explicación tiene eso. No se debe olvidar que desde diciembre de
1971, fecha del asesinato de la estudiante Silvia Filler, la conformación
de poder en la Universidad Católica varió fundamentalmente y en especial
en la Facultad de Derecho, ámbito este del cual fueron desplazados los sectores
estudiantiles de la Concentración Nacional Universitaria. (Período 1972-1975).
Tampoco debe dejarse de mencionar que hasta esa fecha la única agrupación
que se reivindicaba como peronista y combativa era la CNU, agrupación ampliamente
desplazada por la flamante incursión de la Tendencia en la Universidad a
través de la JUP. (Ver reportaje a la CNU en revista Dimensión Universitaria,
publicación del centro de estudiantes de derecho, septiembre 1971, páginas
10, 11 y 12 ).
La puja entre ambas posiciones políticas, reflejo también de la conmoción
político-ideológica que se vivía en ese entonces en el país, se trasladó
activa y desgarradoramente a Mar del Plata. Sólo la investigación histórica
terminará por develar si es que integrantes de la agrupación mencionada
participaron en los hechos que hoy se están investigando a través del Tribunal
Oral Federal y la Justicia, de ser así, determinará su responsabilidad.
Estos como otros más que deben obviarse en mérito a la brevedad, son datos
de la realidad que no deben dejarse de mencionar cuando se trata de desmenuzar
el por qué de una acción tan drástica y desvastadora como la ocurrida en
la llamada Noche de las Corbatas, en la que fueran afectados tantos profesionales
del derecho sin ninguna vinculación entre si. Y más aún, hasta se pondría
llegar a pensar en una acción alejada del combate que en el contexto general
empeñaba a las Fuerzas Armadas contra las que denominaba "bandas de terroristas".
En este contexto es que fuimos secuestrados de nuestro estudio la tarde
noche del 8 de julio de 1977 el Dr. Tómas Fresneda y yo por un grupo armado
de personas. Posteriormente, en instantes, sumarían también a la esposa
de Fresneda como cautiva.
Pero solo hace unos pocos meses, el invalorable aporte de un amigo contribuyó
a reunir los datos necesarios permitiendo descifrar así los íntimos detalles
de aquellos trágicos sucesos acaecidos entre ese dìa y el 19 de julio del
mismo año.
Tras casi 28 años se hacia dificultoso rebatir la primera plana del diario
La Capital que aquel 21 de julio anunciaba con grandes letras: "CONFIRMÓ
EL EJERCITO LA LIBERACION DEL DR. BOZZI Y LA MUERTE DE 3 SEDICIOSOS".
Ese 8 de julio, ya atados y encapuchados, se nos gritó al Dr. Fresneda a
mí: "PORTENSE BIEN, HOY NO QUEREMOS MATAR MAS A NADIE". Debe recordarse:
se encuentra probado ante el citado Tribunal, que dicho día fue asesinado
en ese lugar el Dr. Norberto Centeno.
En las primeras 48 horas fuimos "visitados" por extrañas personas -con permiso
de la guardia- a quienes se nos concedió explicar nuestro estado. La intención
de la visita era transmitir serenidad y tranquilidad por el resultado final
de nuestra situación. A pesar de la capucha igual observé dos pares de zapatos.
Tomas Fresneda intuyó conocerlos, pero la intervención del custodio al escuchar
nuestra conversación impidió otra información y no pudo decirme quienes
eran.
Estas pruebas arrojan indudable responsabilidad en quién tenía el control
del Radar y permiten también visualizar en el ámbito jurídico la introducción
de un elemento "no-militar" en función de co-protagonista participante del
hecho. No toda persona estaba en condiciones de "obtener permiso de entrevistar"
a dos secuestrados en manos de una unidad represiva.
Después de esos momentos, nunca más volví a ver a Tomás y a su esposa. Fui
recluido lejos del núcleo donde los alojaron, en otra pieza, solo.
Una conversación entre dos guardias refirió a una mujer "traída ayer", lo
que me permitió descubrir -muchos años después- que ese "ayer" es el 13
de julio de 1977, fecha del secuestro de María Esther VAZQUEZ de GARCIA
y Néstor Enrique GARCIA MANTICA, de cuya desaparición aún no se había reparado
y que hasta figuran en esa condición en un archivo
secreto de la embajada de EEUU en nuestro país.
Pero el final de la operación se da cuando me comunican que voy a ser liberado
en la ciudad de La Plata. Vendado y atadas las manos me introducen en el
baúl de un automóvil, el cual es interceptado -tomé conocimiento después-
por una patrulla militar en el camino que une el acceso a la Ruta 2 con
la localidad de Santa Clara.
El auto frena bruscamente, escucho al conductor exclamar: "¿La p… que m….
es esto", se abren las puertas, hay tiros, corridas y muchos silencios.
En determinado momento percibo movimientos cercanos a la rueda trasera izquierda,
cuatro disparos, un golpe de algo que cae en el asiento trasero y tres quejidos.
Soldados me sacan del baúl y ya sin vendas en los ojos, un oficial, Itaka
en mano, me comunica que en el coche hay "dos muertos".
La claridad de la noche y las lejanas luces de la ruta 2 me permitieron
observar el automóvil –un Ford Falcon-con el parabrisas y la luneta destrozadas
por los balazos, las cuatro puertas abiertas, soldados yendo y viniendo
y un ánimo de confusión y desconcierto en los protagonistas.
Gracias al Lic. Alejandro Inchaurregui, designado perito forense por la
Cámara Federal de La Plata en varias causas de búsqueda de personas, se
pudo establecer que "los dos muertos" eran estudiantes universitarios secuestrados
el 28 de junio de 1977 en la ciudad de La Plata y trasladados desde el Centro
Clandestino "La Cacha" para ser eliminados en ese fatídico camino. Otros
sobrevivientes los vieron allí, días antes, a kilómetros de Mar del Plata,
encapuchados y maniatados.
Sus testimonios están registrados en la justicia platense y han sido publicados
en varios sitios de Internet. Los nombres, apellidos y demás circunstancias
de los jóvenes asesinados obran ya también en manos de la Justicia.
El enfrentamiento había sido fraguado. El diario La Capital –conviene leer
atentamente- decía en esa fecha y en su portada: " Armas secuestradas: Los
tripulantes del Ford Falcon tenían en su poder dos revólveres calibre 32,
una pistola 22 y un fusil, así como numerosos proyectiles... Habría confesado
uno de los abatidos. En el comienzo de la crónica se informa que uno de
los delincuentes que viajaban en el Ford Falcon, al iniciarse el tiroteo,
inició la huída hacia el campo. En esa oportunidad, mientras protegía su
fuga a balazos, cayó herido. Al parecer, el oficial a cargo del operativo
le habría tomado declaración. En esa oportunidad se habría confesado jefe
del grupo actuante, señalando que pertenecía a la denominada organización
Montoneros. También habría dado a conocer trascendente información que permitiría
en las próximas horas nuevos procedimientos".
Viendo la cobertura del diario, la "operación liberación" fue una noticia
impactante y auspiciosa, por lo que el cronista continua relatando.. "Optimismo
en el Gada: Las declaraciones formuladas por el extremista herido y que
en pocos minutos dejó de existir, harían renacer el optimismo en el Comando
de la Subzona 15 en cuanto a la prosecución de las operaciones emprendidas
a partir de la desaparición de varias personas secuestradas en nuestra ciudad...
se confiaría en tener a los restantes integrantes del grupo en las próximas
horas".
Lo cierto es que en una misma acción las fuerzas represivas sumaron: una
liberación, le atribuyeron mi secuestro a Montoneros, mataron secuestrados,
recuperaron el automóvil del Dr. Centeno reforzando la teoría de que también
había sido muerto por dicha organización y se vendió la operación como un
éxito de las fuerzas legales. Esto que ahora puede parecernos hasta absurdo,
a la moral del ciudadano común que necesita ratificar o que le ratifiquen
quiénes son los malos y quiénes son los buenos, en momentos y en contextos
de mucha confusión, funciona.
Se dice que los archivos del Diario La Capital de Mar del Plata correspondientes
a esa fecha se han perdido por inundaciones o incendios.
Por suerte conservé un ejemplar
con la edición de ese día. Archivos despiadados, memoria desgarradora. La
historia es así, uno nunca sabe. El crimen nunca queda impune.
Las victimas en este caso, son los testigos vivientes de este fraude. Su
testimonio no podrá nunca ser
desvirtuado. No habrá
posibilidad de preguntas o repreguntas. Su propia vida ha quedado en esa
ruta como hito de verdad imposible de ser refutada por argumento alguno.
Alguien escribió que esto es la gran victoria de las victimas, quienes han
llevado el protagonismo de los acontecimientos y han empujando hasta conseguir
que la memoria oculta sea aireada y salga a pasear por el mundo.
Entre tanto Salvador Manuel Arestìn, Raúl Hugo Alaiz y Tomás José Fresneda,
abogados, continuan desaparecidos. Su esposa, Maria de las Mercedes Argañaraz,
embarazada, también. Igual suerte corrió el matrimonio García.
En medio de este paisaje compuesto por todas y cada uno de estas verdades,
el más pequeño, el más insignificante de los hechos, se constituye en algo
revelador, en un eco sonoro de la verdad que exige ser escuchada y que nunca
podrá ser desvirtuada.
La larga noche de las corbatas aún no ha concluido. La Justicia tiene la
palabra. Estos muertos han hablado.
Visita a un centro clandestino de detención en
"La Feliz", Mar del Plata (junio 2006)
Por Carlos Aurelio Bozzi
Abogado
Sobreviviente de La Noche de las corbatas
Columnista de El Ortiba carlosbozzi@hotmail.com
Cada vez que te sientas, como siempre lo haces,
que todo te está saliendo mal y que estás a punto de ser aniquilado,
vuélvete hacia tu muerte y pregúntale si es cierto.
Tu muerte te dirá que te equivocas,
que nada importa en realidad más que su toque.
Tu muerte te dirá: "Todavía no te he tocado".
(Anónimo de MEB encontrado en la Web)
Ordenada por el Tribunal Oral Federal en lo Penal de Mar del Plata, órgano
judicial encargado de llevar adelante el llamado Juicio por la Verdad que
investiga las desapariciones de personas durante la década del 70, se realizó
el 29 de junio del corriente año una inspección ocular en las instalaciones
de la Base Militar Aérea de esa ciudad.
En dicha Base funcionó un Centro Clandestino de Detención, lugar de extermino
de personas bautizado "LA CUEVA", dentro de las instalaciones de un viejo
radar en desuso ubicado en el mismo predio militar.
En realidad esta es la tercera inspección judicial realizada, ya que la
primera fue efectuada por la Comisión Nacional de Personas Desaparecidas,
la segunda fue ordenada por este mismo Tribunal en marzo del 2002 y por
último la actual se realizó a mi pedido, como sobreviviente de La Noche
de las corbatas.
El lugar, totalmente transformado, actualmente se utiliza para algún tipo
de instrucción de la Fuerza Aérea y depósito de elementos de entrenamiento
militar.
Se encuentra a más de 1500 metros de la entrada de la Base Aérea, a la cual
se accede por la Ruta Nacional Numero Dos que une la Capital Federal con
la ciudad de Mar del Plata en la Provincia de Buenos Aires y para llegar
hasta el lugar hay que transitar ese kilómetro y medio por calles internas
de la misma base.
Con cierto respeto o con cierta ironía, lo ignoro, el militar encargado
de conducir a la comitiva judicial nos dijo: "Es mejor ir en automóvil,
el lugar queda muy lejos de la puerta ...".
Para ubicarse: cuando venga a Mar del Plata, seguido al Aeropuerto de Camet,
verá sobre a su izquierda un avión de combate empotrado sobre un monolito
a modo de monumento y un cartel que dice: "Base Aerea"...desde allí , a
1500 metros, adentro está LA CUEVA.
La
cinta asfáltica que utilizan los aviones comerciales se encuentra a escasos
metros del lugar, por eso todos los sobrevivientes recuerdan el impresionante
ruido producido por las turbinas de los jets.
Hasta hace unos años existía una gran torre de mampostería que asemejaba
al sostén de un tanque de agua, pintada de color blanco con franjas rojas,
edificación muy visible por los automovilistas que transitan la Ruta Nacional
Numero Dos.
Desde el aire se observa aún en la actualidad un gran montículo de tierra,
curiosa protuberancia emergente en el inmenso predio militar. Bajo esas
toneladas de tierra y pasto, semisumergida, estaba LA CUEVA de ayer, está
la NUEVA CUEVA DE HOY.
En 1976 las instalaciones fueron cedidas "en préstamo" por la Fuerza Aérea
a la Agrupación de Artillería Antiaérea situada sobre la costa del mar.
La unidad militar es más conocida como GADA 601 y fue la encargada de la
represión en la zona ,siendo su primer y temido jefe, el entonces Coronel
Pedro Barda. Las dimensiones de la construcción semisubterránea superan
apenas los 50 metros cuadrados.
A la inspección concurrieron a más de los miembros del Tribunal Oral Federal,
el Doctor Alejandro Vega, secuestrado en mayo de 1977 y que permaneció unos
días en el lugar, la señora Marta García de Candeloro, cautiva desde el
mes de junio hasta fines de septiembre del mismo año y cuyo esposo fue asesinado
allí mismo y yo que permanecí secuestrado entre el 8 y 19 de julio del mencionado
año.
Fui llevado a ese lugar el 8 de julio ,junto a mi socio Tomas José Fresneda,
aboga do y su esposa María de las Mercedes Argañaraz, embarazada de 4 meses
y medio.
En aquel entonces cuando ingresé, encapuchado y arrastrado por dos personas,
ascendí unos peldaños de escalera con los que torpemente tropecé. Ahora,
bajo la seria mirada de oficiales militares que con los brazos cruzados
observaban la diligencia judicial, descendí una rampa de cemento hacia un
escenario previamente preparado y totalmente transformado.
A pesar de las reformas del lugar, que antes poseía pisos de madera y de
mosaicos graníticos, escaleras, recovecos y un subsuelo, todos pudimos reconocer
el lugar donde estuvimos secuestrados. Hoy la iluminación era excelente
contrastando con la penumbra de aquel entonces. Ignoro porque, pero a pesar
del murmullo de las voces de las personas asistentes al acto judicial, igualmente
percibía los sonidos de aquellos lejanos días.
En aquel entonces el lugar me pareció enorme, de mayores dimensiones, con
baños que ahora no existen, con cocina que tampoco está, habitaciones con
paneles que sospechaba de vidrio, relojes de medición inmensos, tuberías
de ventilación y pasillos tenebrosos.
La nueva construcción ha borrado las huellas de los compartimentos internos,
el nivel del piso ha sido alterado y se van suprimiendo todos los ambientes.
El maquillaje de cemento sin embargo no ha podido borrar la presencia de
cada una de las personas que perdieron su vida en el lugar.
Da
la impresión que a pesar del concreto que maquillo el lugar, se perciben
esas escaleras que antes había, los baños, la cocina, el sonido de los extractores
de aire, los gritos de los guardias, los ruidos de los motores de los automóviles
y los golpes de las puertas al abrirse y cerrarse.
La sensación es como la de caminar sobre un cementerio sin tumbas. Eso si...hoy
bajo la atenta presencia de oficiales militares... y ayer también.
La nueva construcción no aleja el recuerdo de las personas que quedaron
en lugar como los Doctores Fresneda, Alais, Arestin, o María de las Mercedes
Argañaraz y Mercedes Lohn (*) o los últimos instantes de los probadamente
asesinados en el lugar tal el caso de los doctores Centeno y Candeloro y
de tantas otras personas que poco a poco se irán nombrando.
Me parece increíble que a pesar de tantas pruebas y tantos testimonios,
a casi treinta años de aquellos hechos no haya algún responsable mayor con
proceso judicial activo.
Y más increíble que el lugar se encuentre ubicado a solo 1500 metros de
la Ruta Nacional Numero Dos, a corta distancia de un aeropuerto comercial
sumamente transitado y en el corazón mismo de una unidad militar que en
la época contaba con 400 hombres entre conscriptos y oficiales.
Si bien LA CUEVA esta alejada del lugar en que existen otras instalaciones
de la Base, es seguro que todos los que transitaban por ella conocían lo
que allí pasaba. Para ingresar a la unidad militar hoy día se debe atravesar
un puesto de entrada custodiado por soldados armados fuertemente. Imaginemos
lo que habrá sido en aquella época.
Es
de suponer que al ingresar los grupos de tareas con sus prisioneros, los
centinelas franquearan las barreras militares bajo algún código de señales.
Nunca el personal que prestó servicios en la Base entre 1976 y 1978 fue
citado por la Justicia en casi treinta años y haciendo un simple cálculo
podemos estimar en cerca de 1000 las personas que transitaron los caminos
cercanos a LA CUEVA. Son 1000 testimonios que algo pueden aportar si existe
interés en escuchar.
Yo fui sacado de la Base en el baúl de un automóvil el 19 de julio de 1977
y se pudo establecer en esta inspección ocular la posibilidad de que transitando
por caminos internos se llegue al GADA 601 o al camino que une la ruta hacia
Santa Clara del Mar y la Ruta Nacional Numero Dos, evitando la presencia
de gente curiosa.
Precisamente el coche en el que era transportado y que atravesó esos caminos
internos aquella noche de julio, fué interceptado por una patrulla militar.
En el supuesto enfrentamiento mataron a sus ocupantes. Por el hecho el Ejercito
difundió un comunicado atribuyendo mi secuestro a Montoneros, identificando
a los muertos como miembros de esa organización.
Se tardó tiempo, pero se llegó a descubrir que dos de los jóvenes ocupantes
del automóvil era estudiantes secuestrados 20 días antes en la Ciudad de
La Plata, tambien situada en la Provincia de Buenos Aires. Nunca se citó
judicialmente a los integrantes de la patrulla militar que intervino aquella
noche.
A pesar de todo esto, poco a poco las pruebas reunidas van a ir determinando
la responsabilidad de los militares Barda y Arrilllaga, jefes del Gada 601
en ese entonces junto a la de otros militares y civiles que pueden haber
tenido alguna participación en estos hechos, pruebas todas que pacientemente
han reunido los miembros del Tribunal Oral Federal a lo largo de seis años.
Solo falta que los jueces de
primera instancia del fuero federal de Mar del Plata, tomen mayor participación
con las actuaciones que le corresponden para llegar a deter- minar con mayor
celeridad todas estas responsabilidades, siguiendo el ejemplo de lo sucedido
en la Ciudad de La Plata, lugar en el cual el Comisario Etchecolaz afronta
un juicio oral por sus crímines.
Jorge Candeloro, Raúl Alais,
Salvador Arestin y Tomás Fresneda
(*) Nota del autor: Mercedes
Lohn está desaparecida desde el 9 de abril de 1976, cuando fue secuestrada
delante de cuatro de sus cinco hijos. Dos de ellos son los boxeadores César
y Walter Omar Leiva, quienes tenían 4 y 6 años respectivamente. Aun en agosto
de 1977, es decir un año y medio despues fue vista con vida en LA CUEVA
por Marta Garcia de Candeloro.Era empleada doméstica de la Decana de la
Facultad de Humanidades de la Universidad Católica de Mar del Plata, María
del Carmen Maggi, tambien secuestrada en 1975 y cuyo cuerpo sin vida apareció
al día siguiente del golpe militar de marzo de 1976. El nombre de MERCEDES
LOHN aun no figura en NINGUNA DE LAS LISTAS de personas desaparecidas difundidas
en la Argentina.
Fotos: Marcelo Núñez, Diario El Atántico, Mar del Plata.
Tal
como ocurrió en otros lugares del país, la labor de la Delegación local
de la CONADEP realizó una tesonera y minuciosa labor de investigación que
le permitió establecer la existencia de seis C.C.D. perfectamente localizados
a través de las denuncias de un grupo importante de personas que habían
estado allí detenidas entre los años 1976 y 1978. Los lugares individualizados,
todos ellos objeto de una inspección por parte de la Comisión Nacional fueron:
Escuela de Sub-Oficiales de Infantería de Marina (ESIM)
Base Naval de la Armada
Base Aérea Militar
Cuartel Central de Bomberos
Destacamento policial de Batán
Se estableció aquí también la estricta coordinación entre las tres Fuerzas,
así como la conexión con otras áreas represivas. En este sentido resulta
esclarecedor el testimonio ofrecido por la Sra. Marta García de Candeloro
(Legajo N° 7305), psicóloga, quien fue detenida junto con su marido - abogado
- el 7 de junio de 1977 en Neuquén, Capital. Después de pasar ocho días
alojados en la Delegación de la Policía Federal incomunicados pero con conocimiento
de sus familiares, que habían viajado desde Mar del Plata, el matrimonio
es trasladado a esta ciudad, previa una corta etapa en el C.C.D. "La Escuelita"
de Bahía Blanca.
Según manifestaciones del Jefe de Inteligencia de la VI Brigada de Neuquén
a miembros de la A.P.D.H. de esa ciudad, estaban en conocimiento del traslado
del Dr. Candeloro y su información también llegó a conocimiento de Marta
García de Candeloro, quien el último día de su detención en Neuquén escuchó
como uno de los custodios llamaba al GADA 601, "comunicando que ya tenían
al detenido y preguntando qué hacían con su mujer..." Sin embargo, toda
información con respecto a los detenidos fue negada por esa repartición
militar, así como por cualquier otra dependencia de las Fuerzas de Seguridad
consultada por los familiares.
Mientras tanto, los detenidos eran alojados clandestinamente en la Base
Aérea de Mar del Plata, a donde llegaron con los ojos vendados. El tipo
de procedimiento utilizado con los esposos Candeloro no difiere de los utilizados
en el secuestro de otras personas de la zona.
"El avión nos condujo a Mar del Plata, a lo que más tarde supe era la Base
Aérea. Al llegar oyó gran movinuento de gente . Al baj arme por las escalinatas
del avión uno de los hombres dijo a otro: "fijate como miran esos colimbas".
Me introdujeron en el baúl de un coche e hice en él, por tierra, un trayecto
muy corto. Me bajaron entre dos y se oyó gran movimiento de gente que al
parecer salieron a recibirnos (a mi esposo y a mí). Bajé alrededor de 20
o 30 escalones, oyeron cerrar grandes puertas de hierro, supuse que el lugar
estaba bajo tierra; era grande, ya que las voces retumbaban y los aviones
carreteaban por encima o muy cerca. El ruido era enloquecedor... Uno de
los hombres me dijo: "¿Así que vos sos psicóloga? Puta, como todas las psicólogas.
Acá vas a saber lo que es bueno" y comenzó a darme trompadas en el estómago...
El infierno había comenzado. Estaba en el Centro de Detención ilegal llamado
la "Cueva", instalación ubicada en la Base Aeronáutica de Mar del Plata,
que había sido una vieja estación de radar, que ya no funcionaba como tal.
Dirigida por un Consejo perteneciente a las tres armas. El lugar, salvo
en los momentos de interrogatorios, controles, preparación de operativos
o traslados estaba a cargo de personas que cubrían guardias desde las siete
u ocho de la mañana hasta el otro día a la misma hora. Al parecer uno de
ellos era el responsable y de mayor grado, perteneciente a la Aeronáutica,
el otro perteneciente al Ejército".
La última vez que oí a mi esposo fue el 28 de junio. Siempre lo llevaban
a él primero (a la sala de tortura) y luego a mí. Esta vez fue al revés.
En medio del interrogatorio trajeron a mi marido le dijeron que si no hablaba,
iban a matarme. Comenzaron a aplicarme la picana para que él oyera rnis
quejidos y él me habló a mí gritando: "Querida te amo, nunca pensé que podrían
a vos meterte en esto". Estas palabras los enfurecieron, las últimas frases
eran entrecortadas, lo estaban picaneando, me desataron y me tiraron en
mi celda.
Estaban ensañados con él, su interrogatorio no terminaba nunca. De pronto
se oyó un grito desgarrador, penetrante, aún lo conservo en mis oídos, nunca
podré olvidarb. Fue su último grito y de pronto el silencio. Mi esposo murió
ese día, 28 de junio, víctima de tortutas". (Legajo N° 7305)
Sin enbargo, aún después de la liberación de Marta Candeloro, los familiares
siguieron realizando gestiones en busca del paradero del abogado desaparecido.
A fines de 1979 su esposa tomó conocimiento de una comunicación cursada
por el Ejército en respuesta a un hábeas corpus interpuesto en 1977, en
la que se informaba que el Dr. Candeloro había sido abatido en un traslado,
al intentar escapar, precisamente ese 28 de junio de 1977. La comunicación
había quedado retenida en el despacho del Juez Hoff. Tal actitud de indiferencia
al drama que se vivió por parte del Poder Judicial de Mar del Plata, lamentablemente
no fue de caracter excepcional.
En cambio, muchos abogados del foro local, en lugar de incurrir en desinterés
o el olvido como forma de renunciar a sus responsabilidades, realizaron
las gestiones que les fueron requeridas, tanto en favor del Dr. Candeloro,
como también de otros prestigiosos abogados secuestrados a fines de julio,
los Dres. Arestin, Centeno, Alais y Fresneda, cuya suerte pudo esclarecerse
a partir del testimonio ya mencionado:
"Esa noche de espanto y de horror, que compartí con Mercedes fue denominada
por los represores "la noche de las corbatas", ya que la casi totalidad
de los prisioneros ingresados eran abogados... Hay mucho ruido y música
a gran volumen; por momentos los gemidos y gritos de los torturadores superan
la música... Cuando los torturadores se fueron, tuve la sensación como que
había quedado un tendal de moribundos... El Dr. Centeno se quejaba continuamente.
En un momento me sacaron de mi celda para que le diera agua... Estaba tirado
en el suelo. Apenas pude subir mi capucha a la altura de mis ojos. Pedí
que me sacaran las esposas. No le di de beber en el jarro de aluminio que
me alcanzaron. Ya me habían alertado a mí. Con una mano subí un poco su
cabeza, mojé mi vestido y le humedecí los labios. No sé si fue precisamente
al día sigiuente, pero habían pasado varias horas. Los interrogadores volvieron,
dijeron: Traigan a Centeno. Volvieron a torturarlo en ese estado. Pensamos
(con Mercedes, su compañera de celda) que no iba a soportar. Y así fue.
Lo asesinaron. Arrastraron su cuerpo, y debieron dejarlo contra nuestra
puerta. Se oyó un golpe contra la madera."
Al cabo de un tiempo, Marta Candeloro fue trasladada a la Comisaría IV de
Mar del Plata, donde fue liberada meses después. Junto con otros testigos
participó de la inspección a ese local, que se mantiene sin modificaciones.
Por el contrario, tanto en la Base Naval como en la Base Aérea, las refacciones
efectuadas son considerables, pero contrariamente a las expectativas de
quienes las ordenaron, no impidieron el reconocimiento por parte de los
denunciantes, quienes en el caso del procedimiento efectuado en "La Cueva",
pudieron constatar que todo el local subterráneo donde funcionó el C.C.D.
estaba a punto de quedar disimulado.
Otro tanto ocurrió con las instalaciones del C.C.D. ubicado en la Escuela
de Sub-Oficiales de Infantería de Marina (ESIM), uno de cuyos alumnos, Pérez,
Oscar Horacio, declaró a la CONADEP (Legajo N° 6756):
"Que en 1978, presume que puede ser julio o agosto, pudo observar mientras
hacía la guardia en el Faro una ambulancia color blanco, colocada de culata,
hacia unas construcciones que se encontraban justo frente al polvorín y
disimuladas por un médano. En estas circunstancias ve que sacan de las construcciones
mencionadas una camilla y una bolsa blanca de regular dimensión, ambos elementos
los introducen en la ambulancia... Ante esta situación se comunica con la
guardia central, a lo que le contestan que dejara de mirar y se introdujera
en su puesto, caso contrario, lo sancionarían. También quiere aclarar...
que en el año "79, últimos días de febrero, se acerca al lugar mencionado
y junto con un grupo de aspirantes le ordenan destruir esas construcciones
pudiendo constatar que eran celdas de construcción precaria y de muy reducidas
dimensiones." (Legajo N° 6756)
Por su parte, un ex cabo aspirante de la ESIM, que declaró en ocasión del
procedimiento realizado por la Comisión a esa repartición, manifiesta:
"El puesto de guardia, donde le tocó hacer guardias repetidas veces, ubicado
sobre la playa, hoy no existe, salvo unas chapas que quedaron en la arena.
Que a su izquierda está El Polvorín lugar en el que se arrojaban detenidos...
que era de conocimiento entre el personal que el recinto ubicado a la derecha,
luego de bajar la escalinata, era utitilizado como sala de tortura. El mismo
estaba recubierto por fibra de vidrio... Que el dicente tenía orden expresa
de custodiar a los detenidos; que de noche no entraban, sólo de día y eran
llevados encapuchados. Que en una oportunidad vio al pasar un grupo de seis
o siete personas de ambos sexos sin capucha pero custodiados por personas
con armas. Que en una oportunidad vio que una joven era arrastrada por los
pelos rumbo al Polvorín, por el camino que entonces era de tierra, que esto
ocurió en el verano de 1978." (Acta del 27 de junio de 1984).
Grave
denuncia de la Secretaría de Derechos Humanos contra el juez Hooft (marzo
2006)
El juez Hooft y la Noche de las Corbatas
Se hizo famoso por su fallo a favor de la muerte digna y es considerado
un experto en bioética. Pero fue denunciado al más alto nivel por su rol
en un terrible caso de desapariciones en Mar del Plata en julio de 1977.
Hooft es titular del Juzgado Correccional N° 4 de Mar del Plata.
Por Alejandra Dandan, Página12, 12/03/06
Imagen: Juez Hooft
Alguna vez lo dijo sencillamente: "Nadie puede ser sometido a un tratamiento
quirúrgico en contra de su voluntad". Fue una definición celebrada de quien
se convirtió en uno de los referentes en bioética más importantes del país.
Sus fallos y un dictamen sobre la llamada "muerte digna" conmovieron el
año pasado y fueron tapa de los diarios. Pero Pedro Federico Hooft acaba
de ser denunciado por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación ante
la Justicia federal de Mar del Plata por participar como juez durante la
dictadura en el secuestro de once personas, la mayoría abogados, en la Noche
de las Corbatas. Y la provincia va a hacer propia la misma denuncia.
Según los organismos, Hooft, que es presidente de la Asociación Argentina
de Bioética y titular del Juzgado Correccional N° 4 de Mar del Plata "contribuyó
intencionalmente con el terrorismo de Estado, permitiendo que pudiesen cometerse
delitos de lesa humanidad". Por eso exigen su indagatoria, procesamiento
y detención como presunto responsable por acción u omisión de los delitos
de "tormentos seguidos de muerte, tormentos cometidos en forma reiterada,
violación reiterada", y como "autor penalmente responsable del delito de
abuso de autoridad, violación de los deberes de funcionario público, denegación
de justicia y supresión de objetos destinados a servir como prueba reiterada".
La historia argentina de los Hooft empezó durante el primer gobierno peronista.
El padre de Pedro había sido alcalde del pueblo holandés de Utrecht durante
la ocupación nazi y hacia el fin de la guerra se sumó a los grupos de refugiados
que buscaban asilo en Argentina. Pedro creció en Mar del Plata, donde aún
permanece. En 1966 se graduó con medalla de honor en Derecho por la Universidad
Católica. Era miembro de los grupos católicos y nacionalistas nucleados
en la ultraderechista Concentración Nacional Universitaria (CNU), con presencia
fuerte en La Plata y Mar del Plata desde 1975, y donde ocupó el cargo de
secretario académico de la universidad estatal por la agrupación.
Hasta ese momento, la CNU era la única agrupación que se reivindicaba como
peronista y combativa, pero comenzó a ser desplazada por la Tendencia Universitaria
de la JUP. "La puja entre ambas posiciones, reflejo de la conmoción política
que vivía el país –reseña la presentación judicial–, se trasladó activa
y desgarradoramente a Mar del Plata", donde el índice de secuestros que
afectaron a estudiantes de derecho y abogados recibidos o relacionados con
la universidad fue llamativamente elevado. Al accionar de la CNU se le atribuyeron
una serie de secuestros y de actividades de amedrentamiento paramilitar
en la ciudad. Y su sombra siempre estuvo detrás de lo que los lugareños
bautizaron como la Noche de las Corbatas, uno de los operativos coordinados
por distintas fuerzas de seguridad en Mar del Plata entre el 6 y el 13 de
julio de 1977 en contra de once personas, siete de las cuales murieron o
siguen desaparecidas.
El secuestro sacudió a la ciudad. Varias de las víctimas estaban comprometidas
con la defensa de las garantías constitucionales enterradas por la dictadura,
pero el único punto aparentemente en común entre todos es que en algún momento
habrían sido opositores a la CNU. Para los impulsores de la querella contra
Hooft, "sólo la investigación de lo que sucedió terminará por develar si
integrantes de la CNU participaron en los hechos que hoy investiga el Tribunal
Oral Federal y la Justicia (en los Juicios por la Verdad) y determinará
la responsabilidad" de cada uno. Hooft está ligado a esa causa.
Los casos
La redada sobre los abogados se inició a las siete de la tarde del 6 de
julio de 1977 con el secuestro de Camilo Ricci y Raúl Hugo Alais en su estudio
jurídico. A las nueve de la noche se llevaron al abogado Norberto Centeno,
cuyo cuerpo apareció días más tarde. Una hora después secuestraban a Salvador
Arestín. El operativo continuó al día siguiente. Media hora después de las
siete, se llevaron a los abogados Carlos Bozzi y Mercedes Argañaraz de Fresneda
y a las 22.30 a Tomás Fresneda.
Las noticias y rumores de los secuestros eran imparables. Los operativos
siguieron hasta el 11 y 13 de julio, con los secuestros del abogado José
Verde y su esposa, y de Néstor García Mantica y María Esther Vázquez de
García, los únicos cuatro sobrevivientes.
Entonces, Pedro Hooft era uno de los recién llegados a la familia judicial
marplatense. Hacía poco más de un año, el entonces interventor militar de
la provincia de Buenos Aires firmó un decreto para designarlo juez en lo
criminal y correccional de la ciudad. Por eso, horas después del primer
secuestro, Hooft recibía en su despacho el primer pedido de hábeas corpus
por Camilo Ricci. Sería el único pedido que no rechazó y su intervención
permitió la liberación del secuestrado pero, con el tiempo, se convirtió
en uno de los motivos de peso de su acusación.
De acuerdo a los testimonios, Ricci apareció con vida 24 horas después del
secuestro, encapuchado y lanzado a la calle desde un automóvil. Alguna vez
declaró que Hooft se hizo presente en el GADA 601 de detención para pedir
su liberación. Aunque Hooft podía y según la presentación judicial debía
repetir el mismo procedimiento con los otros detenidos, no lo hizo. Ese
habría sido el caso de Alais, por ejemplo. "Al conocer que Ricci había sido
detenido en las mismas circunstancias que el Dr. Alais y por la misma gente
–sostiene la denuncia–, Hooft sabía que estaba ilegítimamente detenido en
el mismo lugar. Su inacción sólo se puede explicar como la decisión de permitir
que continuara cautivo en forma ilegal."
Los múltiples testimonios concentrados en las 101 páginas de la denuncia
le adjudican al juez ser receptor de los pedidos de hábeas corpus y, al
menos en uno de los casos, lo sitúan como visitante de los lugares de detención
ilegal. Es el caso de Marta García de Candeloro, una sobreviviente secuestrada
con su esposo Jorge en la provincia de Neuquén, y trasladada a Mar del Plata
durante la época de las Corbatas. Ambos estuvieron en el viejo Radar de
la Base Aérea, el ámbito acondicionado como centro clandestino de detención
y conocido como "La Cueva", por donde pasó la mayor parte de los detenidos.
Allí, Marta vio a su marido en traje, prácticamente agonizando, el día en
el que supo que no resistiría otra sesión de tortura. Ella declaró ante
la Conadep, luego en el Juicio a las Juntas y finalmente en 2001 en los
Juicios por la Verdad de Mar del Plata. Cada vez mencionó dos intervenciones
de Hooft durante su secuestro. Y aunque no es la única causa, su caso es
un ejemplo del tipo de intervención ejercida por el magistrado durante aquellos
años.
Marta o ¿quién está acá?
Marta oyó lo de la Noche de las Corbatas durante su cautiverio. Era el nombre
que escuchó entre los guardias el día del traslado de los abogados.
–¿Qué es esto? –se decían.
–Es la Noche de las Corbatas.
La Noche de las Corbatas fue cuando los guardias empezaron a hacerse cargo
del dictado de las leyes. Las leyes, decían, "ahora las ponemos nosotros".
Marta permaneció con ellos hasta septiembre, cuando se la llevaron a la
comisaría cuarta en condición de "depositada" y a disposición de las Fuerzas
Armadas. En ese lugar se encontró con Hooft. En varias ocasiones, dijo,
le advirtieron que iba a venir el juez Pedro Hooft. La noticia de la visita
de un juez, explicó, significaba para los detenidos "la esperanza de que
se iba a hacer algo". En su recorrida, Hooft se detuvo frente a la puerta
de su calabozo.
–¿Quién está acá? –preguntó frente a Marta. Por única vez, ella se animó
a decir algo, un comentario fuera del reglamento:
–Soy una mujer que está a disposición de las Fuerzas Armadas –respondió.
Y agregó: "Soy la esposa del doctor Candeloro."
No recibió respuesta. "Y escuchando los pasos del juez que se retiraba -explicó–
sintió que eran los pasos de la justicia los que se marchaban." En ocasión
de su declaración en el juicio, Marta decidió no abrir una causa contra
el magistrado ni sobre los jueces de la dictadura porque de allí surgieron
funcionarios judiciales muy importantes, dijo. Pero su caso ahora fue retomado
por la querella. A criterio de los abogados, aunque todos los indicios de
la causa señalaban que el matrimonio había sido detenido por las fuerzas
de seguridad, Hooft "no produjo investigación alguna. Sólo se limitó a un
rutinario pedido de informes" y "rechazó el pedido de hábeas corpus cuando
aún faltaban respuestas" como la del coronel Barda, jefe de la Subzona Militar
15 de Mar del Plata.
En ese mismo sentido, recuerdan que cuando Hooft supo de la muerte de Jorge
Candeloro no "requirió la exhibición del cadáver ni practicó medida alguna
de comprobación de los hechos"; "no requirió se le informase el lugar de
inhumación de los restos ni la autopsia". Tampoco se preocupó por la demora
con la que las autoridades militares informaron del caso, ya que Candeloro
murió en un supuesto intento de fuga el 28 de junio de 1977 pero el juez
no recibió la comunicación hasta cuatro meses más tarde.
La acusación
El de los Candeloro es uno de los casos trabajados en la abultada denuncia
presentada por Eduardo Luis Duhalde como secretario de Derechos Humanos
del Ministerio de Justicia de Nación, con el patrocinio de Luis Hipólito
Alen, jefe de gabinete de la secretaría. Una presentación según la cual
Hooft debería ser juzgado por dos vías. Por un lado, "como autor penalmente
responsable del delito de abuso de autoridad, violación de los deberes de
funcionario público, denegación de justicia y supresión de objetos destinados
a servir como prueba reiterada". Por otro, como partícipe necesario de la
asociación ilícita criminal, integrada por las fuerzas represivas. Su aporte
y compromiso con "el plan delictivo de las FF.AA. estuvo garantizado con
anterioridad a la ejecución de los delitos puntuales" y "su responsabilidad
penal excede el mero encubrimiento, para tenerlo como parte integrante de
una asociación criminal y partícipe necesario de los injustos perpetrados
por esa organización". Así, por acción, omisión o por omisión impropia,
Hooft "prestó a los autores materiales de los crímenes de lesa humanidad,
un auxilio o cooperación institucional sin los cuales no habrían podido
cometerse, o al menos no con la impunidad que se ejecutaron". Para la querella,
"su principal obligación era la de respetar y hacer respetar la Constitución
y los derechos individuales, por lo cual su conducta es doblemente reprochable".
Entre los delitos que se le imputan se halla, por ejemplo, la desaparición
de expedientes. Según la denuncia, todas las causas que tramitaron en su
juzgado sobre "secuestros, torturas y homicidios de los abogados, han desaparecido".
El único dato que aportó el magistrado fue que las causas se acumularon
y remitieron a la Sub Zona XV a cargo de Barda. Pero como "no hay ninguna
constancia de que efectivamente ello haya sucedido, y deberían existir otros
expedientes de los que se desconoce también su destino", la secretaría pidió
"una urgente inspección y secuestro de todos los libros o documentos usados
en aquella época".
Para los abogados de una y otra secretaría, su colaboración "activa con
el aparato represivo" en la Noche de las Corbatas implica que "Hooft aceptaba
la doctrina de la seguridad nacional, la refrendaba a través de sus actos,
y era activo colaborador (por acción y por omisión) del salvaje sistema
de represión ilegal instaurado en aquel momento. Ello significa que el querellado
contribuyó intencionalmente, desde su función como juez, con el terrorismo
de Estado, permitiendo que pudiesen cometerse delitos de lesa humanidad,
al garantizar la impunidad judicial de sus autores".
La Noche de las Corbatas
La Noche de las Corbatas puso al descubierto procedimientos que se volverían
típicos del accionar represivo durante la dictadura. Así lo sintetiza uno
de los párrafos centrales del documento presentado por la Secretaría de
Derechos Humanos de la Nación con la denuncia sobre Pedro Hooft. El párrafo
traza las principales "aristas" de lo sucedido con los abogados de Mar del
Plata entre el 6 y el 13 de julio de 1976. El operativo tuvo: "1 Caídas
múltiples. 2 Desplazamiento colectivo a centros clandestinos de detención.
3 La aplicación de tormentos a los prisioneros. 4 Condiciones inhumanas
de detención y de tortura psicológica. 5 Tabicamiento. 6 Accionar conjunto
de las Fuerzas Armadas y de una fuerza de seguridad como era la policía
provincial. 7 La muerte de algunos prisioneros, como los abogados Candeloro
y Centeno. 8 La desaparición de otros. 9 La liberación de algunos para que
difundieran el horror y sembrasen el miedo. 10 El montaje periodístico de
una situación para evitar ‘costos’ a los represores, cargar culpas a otros
grupos, diluir el asunto, tratar de asegurar la impunidad y demostrar que
además de las armas también se manejaban los medios de comunicación".
Entre el 6 y el 8 de julio de 1977 se produjo el secuestro, desaparición
y muerte de un grupo de abogados laboralistas que es recordado como "La
Noche de las Corbatas". No fueron los protagonistas de ninguna gesta. Tampoco
fueron los artífices de ninguna epopeya que separe la historia en dos. Tan
solo eran abogados. Abogados como nosotros. Abogados de trabajadores. ¿Qué
fuerza pudieron tener sus palabras para explicar su masacre? ¿Qué subversivo
puede ser el ejercicio de abogar por los que menos tienen? ¿Qué peligro
pudo acarrear para el poder asaltado el enorme berretín de estos hombres-tordos
de querer defender sólo los derechos de los que únicamente tienen su fuerza
de trabajo para ofrecer al dios-mercado? ¿Qué pensamientos habrán atravesado
a estos hombres cuando la brutal represión de la tiranía militar fue por
ellos? ¿Se habrán visto en la memoria jugar con sus hijos, o abrazar a sus
mujeres, o tal vez a sus trabajadores esperando ser atendidos en sus estudios-fábricas,
o quizás en el medio del conflicto bravo? No podemos afirmar que fueran
héroes, sólo que ya no están porque decidieron vivir y morir en su ley...,
la de los hombres justos y consecuentes. A ellos nuestro homenaje. "Que
entre el 6, 7 y 8 de julio llevaron a todos los abogados a la Cueva, sin
poder precisar con exactitud qué día llegó cada uno. Que estima que el 6
llegaron Alais, Ricci y Arestín y entre el 7 y 8 llevaron al Dr. Fresneda
y su esposa, al Dr. Bozzi y al Dr. Centeno (...). Que todos los abogados
y la esposa de Fresneda, Mercedes Algañaraz de Fresneda, fueron sometidos
a tortura. Que el Dr. Centeno fue sometido horriblemente a tremendas sesiones
de tortura... Que un guardia le dijo ‘vení, dale agua al viejo’; que sabiendo
los efectos de tomar agua luego se las sesiones de tortura, sólo le humedeció
los labios y le dijo ‘quédese tranquilo, ya vamos a salir’ mientras el Dr.
Centeno preguntaba ‘¿quiénes son?, ¿quiénes son?’. Que ella vio la degradación
a la que fue sometido, que lo vio en traje prácticamente agonizando. Que
sabía que no resistiría otra sesión de tortura y no obstante ello fue sometido
otra vez más, escuchando luego de ello la caída del cuerpo y cómo lo arrastraban
por el piso para tirarlo dentro de un cuarto golpeando su cuerpo contra
la pared de madera. Que luego de la muerte del Dr. Centeno y del Dr. Candeloro
la situación cambió, se los veía a los guardias como tensos y sabiendo que
allí se había cometido un exceso, decían en tono crítico hacia quienes aplicaron
las sesiones de tortura que ‘se les había pasado la mano, que a ellos no
les hubiera pasado’ (...). Que días después escuchó en la radio que informaban
que el cuerpo del Dr. Centeno había sido encontrado luego de que lo secuestraran
los montoneros, que los guardias riéndose exclamaban ‘se la tragaron’ (...).
Que el nombre ‘La Noche de las Corbatas’ surge de los mismos guardias en
la noche en que llevaron a los abogados decían ‘¿qué es esto? Esto es la
noche de las corbatas. Los que administramos justicia ahora somos nosotros’."
(Del testimonio de Marta García de Candeloro, en los Juicios de la Verdad.)
En la memoria de Salvador Arestin, Camilo Ricci, Tomás Fresneda, Carlos
Bozzi, Hugo Alais, Jorge Candeloro, Norberto Centeno.
*Agrupación de abogados (UBA). Firman Luis Roa, Juan Manuel Di Teodoro y
Luis Palmeiro.
Nicolella, Ullua, Cincotta,
Delgado... Demasiados pajaritos sueltos. La CNU de sangriento festín en
plena dictadura. Las crónicas de los diarios por entonces hablaban del secuestro
de la decana de la Facultad de Humanidades profesora María del Carmen Coca
Maggi. Una de las primeras desaparecidas de la ciudad. Se cuestrada el 9
de mayo de 1975 y que recién apareció sepultada un día después del golpe
del 76 en un lugar cercano a la laguna de Mar Chiquita. A Coca se cree que
la mataron por su vinculación con el cardenal Pironio. Obispo al que los
de la CNU le habían pintado la catedral acusándolo de montonero. Con esa
línea de pensamiento también lo tendrían que haber tachado de montonero
al Papa, quien luego convocó a Pironio para trabajar en el Vaticano.
El mismo día de la aparición del cuerpo de Coca Maggi un grupo de tareas
secuestró a Amilcar Gonzalez en el Ministerio de Trabajo ubicado en Luro
y España. Amilcar, amigo de Jorge Candeloro, uno de los mejores abogados
laborales de la ciudad. Con una enorme cantidad de juicios ganados a favor
de los trabajadores marplatenses agrupados en los diversos sindicatos peronistas,
entre ellos el combativo sindicato de Prensa dirigido por Amilcar. Ya sea
de fleteros del puerto como empleados de Coca-Cola, Candeloro desataba los
nudos de la explotación marplatense. Aquel dinámico y febril defensor de
los heridos del caso Filler. Quien en aquellas primeras horas aciágas de
diciembre de 1971 había actuado con firmeza y valor. Ese hombre era el doctor
Jorge Roberto Candeloro. Un hombre al que no lo doblegaba ninguna flexibilización
laboral. Y un nudo. Un nudo en la garganta por el recuerdo y la indignación,
de aquellos nudos de las corbatas que se llevaron en esa siniestra noche
de 1977.
Sabían a quién y porqué iban a secuestrar. Candeloro corrió la misma suerte
que los testigos del caso Filler. El doctor Eduardo Salerno que trabajó
junto a Candeloro afirmó en una artículo periodístico de hace más de diez
años atrás que los testigos del caso Filler pasaron a ser desaparecidos.
Por ejemplo, Marcos Chueque. Candeloro como ya dijimos era un abogado laboralista.
Precisamente él se desempeñó en los inicios de su carrera junto a Norberto
Oscar Centeno, co-autor de la Ley de Contrato de Trabajo. Raúl Hugo Alais,
el español Salvador Manuel Arestín y Tomás Fresneda quién desapareció junto
a su esposa embarazada de ocho meses- eran laboralistas. Molestaban al poder
económico local. Además habían conformado una Asociación gremial de Abogados
en defensa de los derechos humanos. Entre ellos estaban Candeloro, Juan
Ernesto Mendez, José Luis Ventimiglia los tres abogados de las víctimas
del caso Filler- Eduardo Antonio Salerno, Eduardo Andreotti Romanín actual
concejal marplatense-, Raúl Begue y Armando Fertita (fallecido recientemente);
quien fue dejado cesante en la universidad local acusado de ser partícipe
de un vasto plan de subversión continental. Todos ellos perseguidos y muchos
de ellos desaparecidos. Es lógico que en la universidad los acosaran. Eran
los tiempos de Catuogno, Cincotta y Oliveros en esa casa de altos estudios.
Salerno también se refirió hace algunos años a El Camarón. Un tribunal básicamente
anticonstitucional que la dictadura de Alejandro Agustín Lanusse montó para
legitimar la represión. Este fruto del mar estaba integrado, entre otros,
por los doctores Quiroga y Munilla Lacase. Por aquella época, e inclusive
antes del golpe, en la Excelentísima Cámara Federal de Apelaciones, a cargo
del Dr. René Saúl Orsi se realizó un singular nombra-miento. El 2 de diciembre
de 1974 el entonces Procurador Fiscal Federal, Dr. Gustavo Demarchi, designó
a Eduardo Salvador Ullua uno de los de la CNU implicados en el caso Filler
y persecutor de Ponsico- como Auxiliar Superior de la Comisaría Séptima.
El doctor Demarchi podrá a alegar con justas razones que no pertenecía a
la CNU, que ayudaba a las ancianas a cruzar la calle y le daba de comer
a las palomas. Lo que jamás podrá negar es que concocía y era amigo de los
principales referentes de la CNU. Y para peor que en el frente de su casa
natal, ubicada en la calle Cata- marca entre Rawson y Garay, durante los
años sesenta y principios de los setenta se podía observar claramen- te
pintado el nombre TACUARA. Poco podía esperar entonces el hermano del doctor
Salerno cuando presentó un hábeas corpus a favor del abogado secuestrado
el doctor Eduardo Salerno fue secuestrado el 19 de marzo de 1976- ante el
entonces fiscal Gustavo Demarchi. A esta altura parece ocioso repetirlo,
pero obviamente la acción nunca prosperó.
Tampoco fue fructífera la reunión que mantuvo Salerno con el entonces secretario
de justicia José María Figueroa. Este funcionario fue enviado por el foro
local para ver a Salerno, detenido en Sierra Chica tras las torturas. El
encuentro se produjo en la dirección del penal. Allí estaba Figueroa festejando
el antológico triun-fo de Victor Emilio Galíndez sobre el norteamericano
Ritchi Kate. Cuando estaba ganando, el americano recibió una trompada que
lo dejó nockout. Estado de ánimo que debe haber experimentado Salerno cuando
Figueroa reconocido juez del foro local- le pusó algunos reparos a
sus futuras declaraciones. Mire que sabemos a donde vive su esposa le advirtió,
por si denunciaba las torturas padecidas. Una intimidación descriptiva del
carácter de un eficientísimo gestor de la impunidad tal cual calificó Salerno
al doctor Figueroa.
Impunidad conjugada en violencia. El 6 de julio de 1977 a las 20 horas secuestraron
de su estudio al doctor Salvador Manuel Arestín. Al día si-guiente se llevaron
a Fresneda junto a su mujer embarazada, Centeno, Alais, Carlos Bossi y Camilo
Ricci. Los dos últimos fueron liberados y posteriormente dejaron de ejercer
la profesión. Bossi inclusive abandonó la ciudad. Estos letrados junto a
Candeloro fueron los primeros en presentar hábeas corpus por los detenidos-desaparecidos
de nuestra ciudad. Todos ellos fueron llevados a la estación subterránea
de radar, conocida posteriormente como La Cueva. Uno de los centros clandestinos
de detención, el cual, estaba ubicado en las inmediaciones de la Base Aérea
de Mar del Plata. Allí fueron destinados desde mediados de junio cuando
los secuestraron en Neuquén el doctor Candeloro junto a su esposa. Candeloro
murió en La Cueva por las torturas recibidas el 28 de junio de 1977 tal
cual figura en el testimonio de su mujer. Ella fue una de las sobrevivientes
de la noche de las corbatas que testificó los hechos en el juicio a las
juntas de 1985.
Queda claro entonces que el objetivo de la noche de las corbatas fue eliminar
a un grupo de abogados que además de defender los derechos humanos y de
los trabajadores entorpecían el accionar del poder económico y del Plan
Martínez de Hoz. Cuyas consecuencias pagamos hasta nuestros días debido
a un fuerte endeuda-miento externo iniciado a partir de 1976.
Tras la noche de las corbatas Demarchi continuó varios juicios de Centeno.
Los familiares de las víctimas realizaron gestiones ante la justicia y la
Iglesia católica. Ambas con resultados absolutamente negativos. María del
Pilar Arestín, hermana de Salvador, relató en 1985 la falta de respuestas
que obtuvo por parte de monseñor Rómulo García y Pío Laghi al pedirles ayuda.
Estó mismo contó Nicolas Candeloro, padre de Jorge, quien dijo en el Juicio
a las Juntas que tras su encuentro con Pio Laghi la Iglesia no hizo
nada.
En cuanto a la justicia de aquel entonces su papel no fue de lo mejor. En
su momento María del Pilar Arestín presentó el 7 de julio de 1977 un pedido
de hábeas corpus ante el Juez Pedro Federico Hofft actual Juez del foro
local y profesor de Bioética de la Universidad Nacional de Mar del Plata-
con resultado negativo. En 1982 presentó la misma solicitud pero ante el
Juez federal Eduardo Pettiggiani actual titular de la Suprema Corte de Justicia
de la provincia de Buenos Aires y ex candidato a intendente de la
ciudad por el Partido Justicialista en 1995 (durante la campaña de ese año
aparecieron libelos en las calles marplatenses tachándolo de TACUARA)- también
con resultado negativo. El trámite de la hermana del doctor Arestín jamás
iba a sustanciarse. El doctor Pettiggiani desde hacía tiempo pertenecía
a la CNU. El abogado Eduardo Salerno así lo declaró en el Juicio por la
Verdad y también señaló al doctor De la Canale como uno de los referentes
de la CNU.
Por otra parte, tiempo después de la noche de las corbatas fue nuevamente
secuestrada, golpeada y liberada la mujer del doctor Candeloro. Durante
ese breve lapso de tiempo en el que estuvo secuestrada reconoció al represor
comisario Cerrutti, por entonces a cargo de la comisaría 4º de Mar del Plata.
Ahí también estaba el represor oficial inspector Marcelino Blainsten. Puesto
en esa repartición por el Ejército, estuvo presente cuan-do ingresaron ilegalmente
detenida a la señora de Candeloro. Y años atrás había recibido en la cuarta
a Ponsico cuando alojaron clandestinamente al torturado Amilcar González
en una de las celdas de Chile 2655.
Calabozos seguramente recordados por el juez Hofft. No es de extrañar por
cierto que a pesar de haber sido mencionado en los Juicios por la Verdad
el doctor Pedro Hofft de breve actuación como fiscal en el caso Filler-
nunca aparezca mal parado en el diario La Capital. Además de la añeja amistad
de Hofft con el propietario de ese medio, Amilcar Gonzalez, denunció durante
una de las audiencias de los lunes la conexión entre la antigüa dirección
del diario y la actual. Declaró que en 1984 Edgard Edi Ruberto, Florencio
Aldrey Iglesias y Albano Harguindeguy (general [RE] ministro del interior
de la dictadura) se presentaron a competir juntos por la licitación de LU6.
Para la misma época por las denuncias de Amilcar- Aldrey Iglesias
trató de comprar el silencio y la inmovilidad de Gonzalez en el Sindicato
de Prensa. Maniobra que le resultó imposible ante la digna negativa del
sindicalista. No obstante y mediante un pedido de Aldrey Iglesias junto
con el entonces intendente Angel Roig al doctor Raúl Alfonsín, el empresario
logró sacarlo del sindicato y consiguió de ese modo contar con una cúpula
gremial mucho más amena y negociadora.
Sin embargo, a pesar de las buenas migas entre Hofft y el propietario de
La Capital, el bioético doctor no podrá impedirle a nadie que lea el libro
Nunca Más. Allí se consigna perfectamente como la familia del doctor Candeloro
continuó realizando gestiones a pesar de la liberación de la esposa del
abogado. Es así que a finales de 1979 su mujer descubrió una comunicación
cursada por el Ejército en respuesta al hábeas corpus interpuesto en 1977.
En el mismo se hacía pasar la muerte del doctor Candeloro como que había
sido abatido al intentar escapar en uno de los traslados del 28 de junio
de 1977. Esta comunicación que le hubiera ahorrado innumerables angustias
a la familia Candeloro había quedado retenida en el despacho del juez Pedro
Hofft.
Otro cachetazo lo recibieron de parte del doctor Reyneiro M. Bernal representante
junto a Fransisco José Martino del entonces particular damnificado Roberto
Filler, padre de Silvia- hombre del Colegio de Abogados durante la dictadura
que les espetó yo no defiendo subversivos.
Tal cual dijo José Luis Ponsico el pasado lunes 23 de abril durante una
de las jornadas de los Juicios por la Verdad muchos de los represores -mencionados
en estas líneas- de aquella época aún se reúnen a tomar un café en La Fonte
D'Oro en la peatonal . El represor ex comisario Héctor Francisco Vicarelli,
quien secuestró al doctor Martín Garamendi, aún trabaja como encargado de
seguridad en el supermercado Toledo de Necochea. Incluso Bigote Gómez paraba
hasta no hace mucho en el Hotel Miami y según los mozos era un tipo simpático.
Como viejos y buenos muchachos, los que antes fueran los chicos de la CNU.
Aquellos vientos, estos lodos.
Desaparecido el 6 de julio de
1977, "La Noche de las Corbatas"
Norberto Oscar Centeno era un reconocido abogado laborista y especialista
en Derecho del Trabajo. Había escrito dos libros en la materia y numeroso
material en revistas especializadas. Era demás el autor de la "Ley de Contrato
de Trabajo" y la "Ley de Asociaciones Profesionales", las cuales habían
sido suspendidas por la dictadura. Se desempeñaba como abogado del Sindicato
de Choferes, Unión Gastronómica, Unión Obrera Metalúrgica y Asociación Obrera
Textil, así como asesor de la C.G.T. regional Mar del Plata y Capital Federal.
La noche del 6 de julio de 1977, Norberto y su amigo Ernesto Tomaghelli
se dirigieron del café situado en La Rioja entre Luro y San Martín al estudio
de Norberto que quedaba en La Rioja y 8 de Julio. Escucharon pasos detrás
de ellos y una voz que les decía: "Alto, ejército argentino!". Los golpearon
y se llevaron a Norberto con los pies a la rastra. Su secuestro fue parte
de la famosa "Noche de las Corbatas", durante la cual varios abogados fueron
secuestrados en Mar del Plata. Al día siguiente también detuvieron al ex-socio
de Norberto, Jorge Candeloro, en Neuquén, donde residía desde 1973.
Norberto fue llevado a centro clandestino de detención ubicado en la Base
Aérea de Mar del Plata. Allí fue brutalmente torturado, los detenidos escucharon
a los torturadores gritar ."¡Denle al viejo!, ¡denle al viejo!" mientras
lo torturaban. Una sobreviviente que le humedeció los labios y trató de
animarlo, dijo que estaba confundido y prácticamente agonizando. Falleció
durante una sesión de tortura. Su cuerpo apareció el 11 de julio en el camino
viejo a Miramar, mostraba muestras de golpes a diversas partes del cuerpo.
Se dejó constancia en el certificado de defunción que su muerte databa del
día 9 de julio, y se dio como causa del deceso "shock traumático hemorrágico".
La Federación Argentina de Colegios de Abogados (FACA) ha instaurado el
6 de julio como el Día Nacional del Abogado víctima del terrorismo de Estado.
El Dr. Norberto Oscar Centeno, nació en la ciudad de Santo Tomé, Provincia
de Corrientes, el 17 de febrero de 1927.
Fue un conspicuo compilador, acopiador de doctrinas y jurisprudencias pretéritas,
acumulador de la memoria colectiva e "intérprete de los trabajadores que
se sabían anchos de hombros llevando en sus sobacos una ley de trabajo y
el convenio colectivo".
Se recibió de escribano en la Universidad Nacional del Litoral, y de Abogado,
en la Universidad Nacional de La Plata, el 28-11-56.
Este último título lo recibió estando aún preso por el régimen militar que
derrotara al General Juan Domingo Perón en 1955, la prisión fue motivada
por su militancia peronista.
Abrió su estudio al público a partir del 14 de febrero de 1957.
Mucho antes de recibirse de abogado, formó parte de la recién creada Secretaría
de Trabajo y Previsión, cumpliendo funciones de Inspector de Salubridad
e Higiene, con lo cual tuvo oportunidad de constatar en forma personal las
condiciones infrahumanas en las que laboraban los trabajadores rurales en
el litoral del país.
Detenido en 1960, en el marco del Plan Conintes, por su defensa insobornable
a los derechos del trabajador, posteriormente corrió la misma suerte en
los años 1969 y 1976.
Su labor como jus-laboralista fue coronada por la elaboración del anteproyecto
de la ley de contrato de trabajo, que juntamente con el de la CGT constituyen
los antecedentes de la Ley 20.744; participando además como integrante de
la Comisión redactora de la anteproyecto de la ley de asociaciones profesionales
en 1973; de la Comisión redactora del anteproyecto de reforma a la Ley 7718
de Procedimiento Laboral en la Provincia de Buenos Aires, designado en la
ocasión por el Colegio de Abogados de la Provincia en 1974.
El día 20 de setiembre de 2004, se cumplen 30 años de la promulgación de
la Ley N° 20.744 de Contrato de Trabajo, la cual reconocía una concepción
humanista del trabajo como actividad creativa y productora de intrínseca
nobleza y dignidad, tal como lo afirma el autor en su fundamentación: "El
trabajo como valor esencial y original de las cosas y una sociedad fundada
en él, es la idea que se transmite a todo el dispositivo, pero además el
trabajo, cómo hacer, se confunde con el trabajador y es por ello el destino
de perfección". Asimismo, la "Introducción a la Ley de Contrato de Trabajo"
(Legislación del Trabajo T° XXII Pág. 865) bien lo dice al expresar: "La
idea de justicia social es la que domina toda su estructura ... El derecho
del trabajo es derecho en permanente movilidad ... no es un producto de
gabinete ni el resultado de una combinación, más o menos feliz, de fórmulas
abstractas.
Los datos vienen tomados de la realidad concreta adoptados en función de
ideales sociales de justicia; de allí el estricto criterio de factibilidad
que la informa, al combinar lo ideal con lo posible, si, como estamos dispuestos
a afirmar el derecho del trabajo, con cuanta mayor razón, es derecho de
la realidad ... No es derecho transitorio ... Es en cambio derecho en evolución
...".
Además, tenía bien en claro que "la atención, conservación y promoción en
su propia y esencial dignidad de trabajo-trabajador, vale decir, del primero
como expresión del esfuerzo humano y del segundo como valoración integral
y como destino, requieren su protección de la ley de modo de corregir los
defectos de aquellas estructuras y formas organizativas de producción y
de las consecuencias que de ellas se derivan".
Colaboró en varias publicaciones: Revista La Ley, Derecho del Trabajo (miembro
del comité consultivo al momento de su fallecimiento), Legislación del Trabajo,
Derecho Laboral, Trabajo y Seguridad Social, Jus, la Ley Laboral y Previsional.
Formó parte del grupo de Asesores del Ministro de Justicia Corbalán Nanclares,
durante el gobierno peronista de 1975.
Ejerció el papel de asesor letrado de la Confederación General del Trabajo,
de la Federación Sindicato Unido Petroleros del Estado (SUPE), Unión de
Trabajadores Gastronómicos (UTGRA), Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Sindicato
Unico de Trabajadores Edificios de Renta y Propiedad Horizontal de Mar del
Plata, Unión Argentina de Artistas de Variedades (UADAV), Sindicato Trabajadores
Industria de la Alimentación, Sindicato de Luz y Fuerza de Mar del Plata
y Sindicato Camioneros y Obreros del Transporte. Además colaboró con la
asesoría letrada de la Asociación Obrera Textil, del Sindicato de Trabajadores
de la Industria del Hielo y de Mercados Particulares y Afines así como de
la Federación Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (FATRE).
Ejerció como profesor titular de la Cátedra de Derecho del Trabajo y la
Seguridad Social en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad
Nacional de Mar del Plata y como profesor extraordinario de la Cátedra de
Derecho y la Seguridad Social de la Facultad de Derecho de la Universidad
Católica de Mar del Plata.
Como Director del Instituto de Derecho del Trabajo y la Seguridad Social
(UNMdP) e integrante de la Asociación Argentina de Derecho del Trabajo colaboró
en la Jornada sobre Derecho Procesal de Mar del Plata, de la que surgió
el anteproyecto de la reforma de la Ley de Procedimiento de la Provincia
de Buenos Aires.
En su larga trayectoria como abogado laboralista, fue integrante de la Asociación
Argentina del Derecho del Trabajo; Sociedad Internacional de Derecho del
Trabajo y la Seguridad Social; Instituto Latinoamericano de Derecho del
Trabajo y la Seguridad Social; Socio correspondiente de la Asociación Peruana
de Derecho del Trabajo y Seguridad Social; miembro de la Asociación de Abogados
Laboralistas de la República Argentina; miembro fundador de la Asociación
Iberoamericana de Derecho del Trabajo; miembro honorario de la Primera Convención
de Derecho del Trabajo en el área andina. Participó en destacados eventos:
Congreso Iberoamericano de Derecho del Trabajo y la Seguridad Social en
Madrid 1965, Lima 1967, Sevilla 1970; San Pablo 1972; México 1974; Congreso
Argentino de Derecho del Trabajo en La Plata 1965; Santa Fe 1969; ejerciendo
la Vicepresidencia en el de Buenos Aires de 1973.
Entre sus obras publicadas podemos destacar: El Procedimiento Laboral en
la Provincia de Buenos Aires, editado en 1974 y conjuntamente con los doctores
Justo López y Juan Carlos Fernández Madrid la muy conocida Ley de Contrato
de Trabajo comentada, publicada en mayo de 1977, además de cerca de cincuenta
trabajos publicados en revistas especializadas en el orden nacional e internacional.
Por último, y como corolario de toda una vida en la lucha por los derechos
del trabajador, teniendo pendientes congresos y trabajos monográficos relacionados
con su especialidad, entre los cuales se podría destacar la invitación para
participar en el XXVII Congreso Internacional de la Unión de Abogados a
celebrarse en Zagreb (Yugoslavia), falleció víctima de la represión militar.
Era una noche fría de julio de los años de plomo. Salió de su estudio de
la calle Rioja al 1400. "Y camino unos metros hacia Luro para tomarse ese
café, de parado, como le gustaba a él". "Y fue el último de ese hombre sencillo,
sencillo como su obra, enorme como su sencillez".
Fueron empresarios y militares, quienes con asesoramiento jurídico decidieron
cambiar el texto original de la Ley de Contrato de Trabajo. Ello se pone
en evidencia si se tiene en cuenta que el Golpe se efectivizó en Marzo de
1976, modificándose el 29 de abril de ese mismo año 125 artículos de dicha
ley.
Intervenidos los sindicatos, desaparecidos, asesinados, presos, exiliados,
el grueso de la flor y nata de la dirigencia política sindical de nuestro
país, dejo allanado el terreno para avanzar en la reestructuración del capitalismo
en la Argentina que encontraba como barrera para el incremento de su tasa
de ganancia la sólida organización sindical y una frondosa legislación laboral
fruto de sus luchas, que era de avanzada en toda América Latina.
Ese 7 de julio de 1977, conocido como "la Noche de las corbatas" fueron
secuestrados, casi simultáneamente, varios abogados de la ciudad de Mar
del Plata. Eran ellos: José María Vard, Carlos Bozzi, Camilio Ricci, Raúl
Hugo Alei, Salvador Arestin, Tomás Fresneda, María Argañaraz de Fresneda
y Norberto Centeno.
No casualmente entre los desaparecidos hubo una gran cantidad de abogados
laboralistas, entre ellos Norberto Centeno, que reflejaba claramente la
correlación de fuerzas a la que había llegado nuestra clase trabajadora.
Ideológicamente era inconveniente para la dictadura que a través de la jurisprudencia
y las afirmaciones doctrinarias se mantuvieran los principios inspiradores
de las leyes de protección obrera.
Este era un motivo fuerte para provocar su desaparición por parte de grupos
empresarios que veían en esto un obstáculo para la obtención de mayores
ganancias.
Del Juicio por la Verdad de Mar del Plata rescatamos el testimonio de su
hija Dra. María Eva Centeno, en parte del cual dice: "Mi padre era especialista
en Derecho del Trabajo, autor de dos libros sobre la materia, y numeroso
material en revistas especializadas. Se desempeñaba como abogado del Sindicato
de Choferes, Unión Gastronómica, Unión Obrera Metalúrgica y Asociación Obrera
Textil, así como asesor de la C.G.T.
regional Mar del Plata y Capital Federal. El día 7 de julio del año 1977,
a la salida del estudio jurídico donde desarrollaba sus tareas mi padre,
fue interceptado por un grupo de gente armada. De ello se tiene conocimiento
posterior por versión de un testigo presencial. El 11 de julio del año 1977,
aparece el cadáver de mi padre, dejándose constancia en el certificado de
defunción que su muerte data del día 9 de julio, y dándose como causa del
deceso "shock traumático hemorrágico".
La desaparición de mi padre se produce en forma simultánea con la de otros
profesionales, de los cuales uno solo recupera su libertad, el Dr. Carlos
Bossi, quien es encontrado en el baúl del automóvil que mi padre conducía
el día de su secuestro. En base al testimonio de la Sra. Marta García (Legajo
N° 7290), llega a mi conocimiento que, en el momento de ser ella alojada
en el centro de detención llamado "La Cueva," sito en la Base Áerea de Mar
del Plata, ubica a mi padre. El mismo había sido objeto de torturas y ella
tiene un contacto directo con él, al humedecerle los labios, ya que se quejaba
de terribles dolores. Con posterioridad en una segunda sesión de tortura,
mi padre fallece, apareciendo su cadáver, tal como he manifestado, el día
11 de julio de 1977".
Desde el año 1994, a instancias del entonces Secretario de Trabajo, Dr.
Jorge Rampoldi y del Director Provincial Ejecutivo Roberto Mario Mouilleron,
se decidió homenajear a Norberto Oscar Centeno, llamando con su nombre a
la Biblioteca de este Organismo.
Hoy su mensaje se recupera en esos trabajadores, hombres y mujeres que no
claudican frente a ninguna flexibilización laboral y por aquellos que también
hoy buscan recuperar la memoria histórica de un tiempo mejor, más justo
y más digno.
Para realizar la reseña se consultó el siguiente material bibliográfico:
Antecedentes Personales del Dr. Norberto Centeno remitido por su hija en
diciembre de 1994.
Centeno Norberto: "Introducción a la Ley de Contrato de Trabajo". En Revista
Legislación del Trabajo.
Año XXII, N° 262, Octubre 1974, pág. 865.
Articulo Homenaje publicado por la "Apuración de abogados Norberto Centeno"
.
Nunca Mas. Informe de la Comisión Nacional sobre desaparición de Personas.
Editorial Eudeba.
Juicio por la Verdad, Mar del Plata 2001 http://www.macandal.com.ar/derechos.htm
http://www.desaparecidos.org/arg/conadep/nuncamas/422.html http://www.nuncamas.org/juicios/marpla/marpla_2001.htm
El almirante Stella se entrevista con el empresario Macri; el general Brinzoni
–jefe del Estado Mayor del Ejército– se entrevista con el banquero Werthein;
el sangriento espantapájaros subcomisario Patti, advierte sobre el fin de
la democracia; una revista de militares vuelve al lenguaje del '76; en Mar
del Plata, en un ex campo de concentración de la marina de guerra funciona
un parque de diversiones para niños con pago de entrada, en manos de un
empresario. Allí, donde se representa La tortuga Manuelita, en el mismo
lugar donde los niños aplauden y ríen, fueron torturados bárbaramente por
la marina, el ejército y la policía, jóvenes de ambos sexos. Argentina 2002.
Un país deshecho, que se cae a pedazos. Los asesinos uniformados de Mar
del Plata –torturadores, secuestradores, asesinos– están todos libres gracias
a la Obediencia Debida y Punto Final de los radicales y el franeleo sonriente
de los peronistas. El punto final de la burla a todo sentimiento de dignidad:
hoy, la marina de guerra cobra alquiler para que el empresario del parque
de diversiones prosiga su negocio. El almirante Stella se calla la boca,
pero dialoga con el empresario Macri, por "una Argentina mejor". En realidad
en ninguna parte del mundo encontramos esta mezcla de realismo mágico con
hipocresía negociada y cinismo privatizado con Cuit.
Allí está. Junto al faro de Mar del Plata. Ese faro que creció tanto en
la imaginación de los niños marplatenses que veían cercanos a buques piratas
que eran barquichuelos de pesca de napolitanos. Allí, junto al faro, se
extienden terrenos que pertenecen al Estado y a la municipalidad. El Estado
asignó su uso a la Armada y ésta instaló la Escuela de Suboficiales de Infantería
de Marina. Y a partir de 1976 ese territorio va a quedar manchado para siempre.
Allí instalan los marinos de guerra el centro clandestino de detención,
donde se torturó, y se asesinó a los que ellos consideraban "enemigos del
orden y de la patria". El señor Macri podría preguntarle al almirante Stella
qué ocurrió en la noche previa al golpe cuando camiones del ejército llevaron
a obreras del pescado hasta la plaza de armas de ese campo de concentración
donde fueron humilladas hasta el hartazgo por los uniformados de la Patria.
Así empezaba el negocio. Porque toda represión es un negocio, siempre se
trata de favorecer los intereses de los que están en las sombras y siempre
guardan contacto con los comandantes de turno. Porque en Mar del Plata se
persiguió preferentemente a los obreros del pescado y a sus abogados laboralistas
que estaban en contra de los intereses de ciertas empresas y de la dirección
oficial de los sindicatos oficiales. Lo que ocurrió en ese campo de concentración
de la Armada supera toda la imaginación de la maldad y la degeneración.
Todo quedó aclarado en las investigaciones que se hicieron posteriormente
de los organismos de derechos humanos y de la Conadep. Los dos testigos
más valiosos fueron precisamente el suboficial Grunblat y el aspirante Oscar
H. Pérez, de la marina, testigos actuantes de esa vergüenza argentina. En
1984, el Concejo Deliberante marplatense, avergonzado de tener ese lugar
que había sido testigo del horror, solicita el traslado de esa Escuela de
la Marina de Guerra por ser esa una zona de turismo de preferencia. Pero
en ese tiempo alfonsinista, la Marina ni se dio por aludida y menos el Ministerio
de Defensa. No, de todo eran dueños los marinos de guerra que ni permitían
a los civiles caminar por las inmediaciones. Esas playas fueron frecuentadas,
por supuesto, por el ejemplo, por el asesino Astiz.
A fines del '90, trasladan a Puerto Belgrano a la Escuela de Suboficiales,
pero la marina sigue ocupando el predio. Y nueve años después, la marina
de guerra "globaliza" ese terreno que no le pertenece. Lo alquila a la empresa
privada Tutudjian. Esta instalará un parque de diversiones con juegos y
shows para grandes y chicos. Justo en la parte donde los organismos de derechos
humanos han denunciado que se encuentran enterrados los cuerpo de jóvenes
asesinados; allí, todos los días se representa el show de La tortuga Manuelita,
para grandes y chicos. Los argentinos somos perfectos, cuando hacemos las
cosas las hacemos con todos los detalles. La maldad nos supera, no podemos
con ella. Justo allí está la construcción subterránea que mandó hacer Massera
a sus acólitos, el lugar de las torturas y las míseras celdas. Es como si
los alemanes habilitaran los campos de concentración para bailar en Carnaval
o jugar al fútbol. Pero no nos salgamos de nuestras fronteras, nos basta
y sobra con nuestras valentías.
Existe un documento que realmente conmueve. Las organizaciones de derechos
humanos de Mar del Plata le escribieron una carta al empresario Tutudjian,
que utiliza ese terreno para el comercio de la diversión. Le dicen que él
pertenece al pueblo armenio, quien sufrió una de las peores masacres de
la historia humana en manos de los turcos. Le dicen que él no permitiría
nunca que un terreno donde se produjo parte de la tragedia armenia se utilizara
con fines comerciales o de diversión. Que por eso le pedían que desistiera
de ese comercio justamente en ese terreno de campo clandestino de detención.
Pero Tutudjian se hizo el desentendido. Las bondades de su empresa se difunden
en folletos que son repartidos en la Casa de la Cultura marplatense por
niñas sexi, al mejor método globalizado: más venta, mejor para él. Pese
a los cadáveres y la tétrica historia.
Se inició entonces la lucha legal para que la Justicia desaloje a la empresa
de diversiones. Todo está ahora en el Tribunal de Casación, que es el mismo
tribunal que paralizó todo "el juicio por la verdad" de Bahía Blanca. Buen
ejemplo para la Corte Suprema. Aquí, el camino judicial es muy largo, salvo
para algunos. Pero las organizaciones de la ética siguen luchando. Es una
lucha por la dignidad contra la burocracia de los intereses creados, la
burocracia uniformada, la burocracia del sistema de comités, patotas y punteros.
Nos quedan los rostros de todos esos abogados que fueron asesinados en Mar
del Plata. En "La noche de las corbatas". Eran abogados que no se vendían
por nada, ni a las empresas ni a los sindicatos gobernados por los "gordos"
de aquellos tiempos. Por eso había que eliminarlos. He visto el rostro de
esos abogados: jóvenes, sonrientes, entre ellos una mujer, embarazada, a
quien también la bestia no dejó con vida. Como una prueba nada más que humana
miro el rostro de los represores: el del coronel Alberto Pedro Barda, jefe
de Agrupación de Artillería de Defensa Aérea 601, tiene la cara propia del
verdugo, con un tinte de desprecio en sus labios y una mirada torva del
cobarde que se refugia en la fuerza de su posición, o la del general Arrillaga,
quien, por su pose y su gesto facial da toda la característica del nacido
para discriminar, torturar, asesinar. El peor de los verdugos de la dictadura
en Mar del Plata fue ascendido por Alfonsín para demostrar sus cualidades
en la represión del cuartel de La Tablada. Un hecho abominable, una cobarde
coartada para meterse todos en la misma olla: genocidas y demócratas, civiles
y militares. Es muy posible que alguna vez los veamos a Arrillaga y Barda
con sus nietos concurrir al Parque del Faro, allí, y sentarse para ver el
show de La tortuga Manuelita, encima del lugar donde se practicaron las
bestiales torturas a quienes defendían a los perseguidos. Los dos se van
a sentir satisfechos. Como cuando Brinzoni recibió al banquero Werthein
y el almirante Stella se abrazó con el empresario Macri. Y después todos,
sonrientes, recibieron el apretón de manos del subcomisario Patti, vestido
con breeches.
El 2 de abril pasado, la lujosa casa de departamentos de Arcos 2145 lucía
en su entrada una bandera argentina de guerra. El general que vive allí
quiso demostrar que es un patriota y festejó así el llamado Día de Malvinas,
cuando los argentinos, por orden oficial, festejaban uno de los peores crímenes
de la dictadura de Galtieri, aquel general borracho que se sintió Benito
Mussolini en el balcón de la Rosada.
Aquel 2 de abril nefasto de 1982, el citado general argentino, cuando el
whisky ya le salía por los ojos, envió a jóvenes argentinos a la muerte,
porque se le dio la gana, para huir hacia delante del fracaso total de la
dictadura de las tres fuerzas armadas.
Entre los que festejaron este año ese día de muerte y de derrota, estuvo
el general Arrillaga. En esa casa de departamentos de lujo de Belgrano,
donde vive gozando de su pensión por los servicios prestados, vegeta recordando
su mayor hazaña: la desaparición de abogados marplatenses, en un operativo
conocido como la "Noche de las Corbatas". El, un militar superficial e ignorante
–basta escuchar cómo se expresa–, hizo desaparecer a los más inteligentes
y humanitarios: los abogados marplatenses de derechos humanos. Ahora pone
la bandera de guerra para embanderar sus crímenes. Aprovechó para eso uno
de los pasos atrás más notorios del gobierno radical: el querer levantar
el caído honor del Ejército poniendo esa fecha de vergüenza como algo heroico.
Pero dejó aún más al descubierto toda la carroña que nos cubre cuando recordamos
a los jóvenes destrozados por la metralla británica, desamparados, entregados,
abandonados por sus jefes, los de la dictadura desaparecedora. En vez de
la bandera de guerra del general Arrillaga, en el vestíbulo de la casa de
departamentos de lujo de Arcos 2145 tendrían que figurar los retratos de
esos jóvenes abogados que fueron asesinados en forma tan abominable. Los
asesinos están entre nosotros, obediencia debida y punto final con Elena
Cruz y Fernando Siro, consecuentes en su trágica payasada de rendir pleitesía
al asesinato por la espalda.
Pero si López Murphy –batidor del record del ridículo– con el general Brinzoni,
De la Rúa y las bancadas de nuestro triste Parlamento crearon el trágico
adefesio de festejar el 2 de abril, Día de la Traición a la República, los
ciudadanos memoriosos y sin miedos siguen investigando y trayendo a la faz
de la sociedad uno por uno los crímenes de estos vulgares represores. Es
enternecedor revisar la documentación nueva, las publicaciones, el ver los
rostros de las víctimas resurgir del olvido a que nos querían condenar quienes
en 1983 inventaron aquello muy cómodo llamado la "teoría de los dos demonios".
Hasta en diarios locales depequeñas poblaciones aparecen los nombres y los
retratos de los desaparecidos. El escritor Hugo Presmann relata en Realidad,
de Marcos Paz, por ejemplo, una hermosísima y trágica historia de amor de
dos jóvenes, Enrique Sous y Amanda Petroff. El era delegado de ATE y además
distribuidor de productos de laboratorio. Ella, Amanda, maestra y profesora
secundaria. Hugo Presmann relata la vida de esta pareja, con sus sueños
y la alegría de la llegada de dos niños. Hasta que los uniformados de siempre
vendrán a buscarlo a él. Cuando era arrastrado, Enrique Sous todavía tuvo
fuerzas para volver a la puerta de calle y darle un último beso a Amanda.
Después como siempre, la única respuesta: "No está ni muerto ni vivo, está
desaparecido" que repetía ese sádico medieval llamado Videla. La destrucción
de lo más sagrado y luego la cobardía de no afrontar sus crímenes. Una maldad
semejante no podrá borrarse por los siglos de los siglos.
Como decíamos, los investigadores siguen implacables. Lo mismo ocurre hoy
en la Alemania actual, donde los libros sobre los crímenes sobre el nazismo
siguen llenando las librerías. Acaba de aparecer en Buenos Aires una publicación
riquísima en documentación de la época de los crímenes militares. Se llama
Veinticinco años después y está editado por Milenio y compilada por Norma
Fernández. Las ilustraciones de Ricardo Carpani -aquel artista testimonio
del pueblo– nos acompañan en todo el texto, que arranca, como tenía que
ser, con el clásico de esa época, Rodolfo Walsh y su cada vez más gigantesca
"Carta Abierta a la Junta Militar". Luego desfilan todos aquellos que fueron
testigos de esos años, con sus testimonios. Y las víctimas. Los que perdieron
sus vidas y los que sufrieron el exilio, tanto externo como el interior.
Una publicación para aprender y para saber más. Ya no hay retroceso. Los
militares y sus civiles paniaguados en todos estos años no fueron capaces
de responder con ningún trabajo serio. Son las pocas, monstruosas publicaciones
donde se nota la raigambre profundamente fascista de los autores del gran
crimen. Esa es la mejor prueba, no saben ni siquiera intentar su defensa.
Se cubren con "Dios, Patria y Hogar". Se detienen en su oficio de represores,
nada más.
Esa es la alegría de los otrora perseguidos; ése es el triunfo final. La
cultura los pone al desnudo. Aunque se cubran con la bandera argentina con
sol, han quedado desnudos ante la historia, con el olor nauseabundo por
la diarrea de Malvinas. Con el general borracho al frente forman una decrépita
columna que da vueltas sobre sí misma. Ya no los acompaña ni siquiera el
hisopo de algún cura. Etchecolatz trata de refugiarse detrás de su patota
de palurdos. Suárez Mason trata de desertar. Dos calaveras aplauden con
ruidos de huesos: Elena Cruz y Fernando Siro. Cierra el espectáculo el general
Videla en pijama repitiendo ya como un sonámbulo: "No están ni vivos ni
muertos, están desaparecidos". Desde alguna esquina Héctor Oesterheld hace
esbozos, esa caravana de la muerte pasará a ser el final de su última historieta.
En todos los cuadros aparece cada vez más nervioso el general Arrillaga
tratándose de envolver en una bandera azul y blanca con sol, pero al final
lo deja desnudo ante la historia.
Paso de nuevo ya siendo noche cerrada por el edificio de departamentos de
lujo de Arcos 2145; la bandera de Arrillaga está media chingada. En la calle
hay un hombre parado que lee versos. No distingo bien, pero esa figura tiene
rasgos de Paco Urondo. Le oigo decir:
Tropiezos heridos de muerte;
Esperanza y dolor y cansancio y ganas.
Estar hablando, sostener
Esa victoria, este puño; saludar, despedirme.
Sin jactancias puedo decir
Que la vida es lo mejor que conozco.
(NEUQUEN).- A partir de hoy,
el 6 de julio tendrá un nuevo significado para los abogados de Argentina,
ya que se ha instaurado que cada seis de julio se conmemore la "Noche de
las Corbatas", cuya denominación proviene de los propios secuestradores
y torturadores que generaron la desaparición de varios abogados que comprometidos
con la sociedad y su profesión abogaban por los trabajadores.
A través de un comunicado que hizo llegar a los medios la Junta de Gobierno
de la Federación Argentina de Colegios de Abogados, se dice: "La denominada
"Noche de las corbatas" que aconteciera en la ciudad de Mar del Plata durante
los días 6, 7 y 8 de julio de 1977, y que irrumpe en el escenario nacional
de forma paradigmática como emblema de nuestra profesión".
Y continúa: "Lo único reclamado por aquellos abogados era respetar el derecho
de los que siendo más débiles suelen conocer poco de sus derechos y mucho
de sus obligaciones. Aquellos colegas, nuestros colegas, eran simplemente
abogados que sólo ejercían el poder de la convicción, de la fuerza moral,
del derecho. Ello determina que no pudo haber explicación ni justificación
alguna para actos de tamaña barbarie, de tal criminalidad".
En La Palangana, programa de radio que se emite en FM CALF-UNC, de Neuquén
capital, el abogado Hugo Del Pin, integrante de la Asociación de Abogados
Autoconvocados, recordó este día.
El miércoles 7 de Julio de 2003 se cumplieron 26 años de "La Noche de las
Corbatas". En la ciudad Mar del Plata la agrupación H.I.J.O.S. realizó un
acto-escrache para recordar a los abogados desaparecidos y a una de las
páginas mas oscuras de la historia que comenzó un 6 de julio de 1977 a las
20 horas cuando secuestraron de su estudio al doctor Salvador Manuel Arestín.
Al día siguiente se llevaron a Fresneda junto a su mujer embarazada, Centeno,
Alais, Carlos Bossi y Camilo Ricci. Todos ellos fueron llevados a la estación
subterránea de radar, conocida posteriormente como "La Cueva". Uno de los
centros clandestinos de detención, el cual, estaba ubicado en las inmediaciones
de la Base Aérea de Mar del Plata y a cargo del ex Coronel Pedro Alberto
Barda. Allí fueron destinados desde mediados de junio, cuando los secuestraron
en Neuquén, el doctor Candeloro junto a su esposa, Marta Haydeé Garcia de
Candeloro, la única sobreviviente de la noche de las corbatas.
Sabían a quién y porqué iban a secuestrar.
Candeloro era un abogado laboralista. Precisamente él se desempeñó en los
inicios de su carrera junto a Norberto Oscar Centeno, co-autor de la Ley
de Contrato de Trabajo. Raúl Hugo Alais, el español Salvador Manuel Arestín
y Tomás Fresneda -quién desapareció junto a su esposa embarazada de ocho
meses-, se desempeñaban en la presentación de Habeas Corpus de las detenciones
ilegales de aquella época. Todo esto molestaba al poder económico local.
Además Candeloro junto a Juan Ernesto Méndez, José Luis Ventimiglia, Eduardo
Antonio Salerno, Eduardo Andreotti Romanín, Raúl Begue y Armando Fertita
habían conformado una Asociación Gremial de Abogados.
Queda claro entonces que el objetivo de la noche de las corbatas fue eliminar
a un grupo de abogados que además de defender los derechos de los trabajadores
entorpecían el accionar del poder económico y del Plan de Martínez de Hoz.
Cuyas consecuencias pagamos hasta nuestros días, debido a un fuerte endeudamiento
externo iniciado a partir de 1976.
Alais, Candeloro, Fresneda, Arestín, Bozzi, Centeno, Ricci. Su desaparición
tuvo que ver con un compromiso profesional y humano al que le dieron la
espalda gran parte del Poder Judicial el mismo Colegio de Abogados de Mar
del Plata.
Estos hombres a los que no los doblegaba ninguna flexibilización laboral
fueron detenidos, torturados y desaparecidos por la más sangrienta represión
que conoció nuestro país.
Un golpe cívico-militar con responsables fuera y dentro de las fuerzas Armadas.
Y un nudo. Un nudo en la garganta por el recuerdo y la indignación, de aquellos
nudos de las corbatas que se llevaron en esa siniestra noche de 1977.
Juan Marco Candeloro
Periodista e hijo de Jorge Roberto Candeloro, abogado laboralista, desaparecido
en La Noche de las Corbatas