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La
muerte no todo lo puede
Por Osvaldo Vergara Bertiche
Cuando la muerte se precipita sobre el hombre, la parte mortal se extingue;
pero el principio inmortal se retira y se aleja sano y salvo. Platón
Entre la Muerte, Señora impiadosa y la Enfermedad, compañeras en muchas jugadas
de todos los tiempos, en una “pared” de pizarrón, impecable, pero insolente y
vanidosa, lo “pasaron” al “Negro”… se lo llevaron “puesto”; “pitada” final y la
tribuna atribulada.
Fue un 19 de Julio de 2007.
A esto, unos le llaman destino, que es esa sucesión inevitable de
acontecimientos incognoscibles que ocurren; otros azar, caso fortuito, desgracia
imprevista. Puede ser que así sea. Pero sea lo que sea, la pena y la congoja se
acumulan y da bronca.
Bronca, enojo, rabia, enfado, porque la Muerte pretendió matar el humor y la
sonrisa que provoca. Un imposible.
El humor que Roberto Fontanarrosa expresó a través
del papel y del decir no muere, perdurará por siempre.
En uno de sus últimos reportajes puso de manifiesto conceptualmente su manera de
pensar y de obrar: "Han habido tiempos tan duros como éstos y siempre hubo
humor. En mi caso personal encuentro que las crisis, por controversiales y
polémicas, son muy propicias para el humor. El problema es cuando se transforman
en tragedias, dado que allí me paralizo".
Para “Inodoro Pereyra, el renegau”, “la Eulogia”, “Mendieta”, Boggie alias “el
aceitoso”, y tantos otros, esta crisis no se transforma en tragedia porque no
han quedado solos, no han sido abandonados; por el contrario, fueron acogidos,
resguardados, cuidados por esa pléyade de admiradores, de seguidores, de un
estilo y de un carácter único e inigualable.
En el dibujo, en la palabra y en su accionar “el Negro” volcó sentimientos sin
par, por lo que se transformó en un artista. Un artista necesario.
Osvaldo Vergara Bertiche
En la foto: Roberto Fontanarrosa, con el autor de la nota y su esposa Olga
Mansilla.
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