MEDIOS ALTERNATIVOS Y CONTRAINFORMACION


NOTAS EN ESTA SECCION
A propósito de 'Contrainformación. Medios alternativos para la acción política'
La prensa partidaria de izquierda. Verdad, acción y conflicto, Santiago Gándara
 

A propósito de 'Contrainformación. Medios alternativos para la acción política', de Natalia Vinelli y Carlos Rodríguez Esperón

Rodríguez Esperón (comp.). Peña Lillo/Ediciones Continente, 2004, 207 páginas.

Por Santiago Gándara 
 
Los llamados medios alternativos, comunitarios, populares o contrainformacionales -desde una radio comunitaria, pasando por un mensuario hasta el video o la televisión 'piquetera'- pueden ser interpretados como una respuesta a la manipulación informativa que llevan a cabo porfiadamente los medios masivos. En ese sentido, las experiencias que llevan a cabo diversas organizaciones políticas y sociales convierten el apacible territorio de la comunicación en una arena de lucha: quién comunica, sobre qué, cómo, a quiénes y para
qué. Lo que los medios no discuten -y no lo hacen porque es parte de su estrategia manipulatoria-, los alternativos lo instalan en cada una de sus intervenciones al punto de poner la cuestión en el centro del debate para 'desnaturalizar' o desmitificar lo que tanto el animador televisivo como el locutor radiofónico presentan de un modo tan natural que pasma, a saber, que las noticias son neutras u objetivas y que ellos, sus productores, son jueces imparciales que no dependen más que de las sagradas reglas de su oficio.
En Contrainformación, Natalia Vinelli y Carlos Rodríguez Esperón, docentes de la Carrera de Comunicación y especialistas en comunicación alternativa, han compilado un conjunto de trabajos que reflexionan sobre el fenómeno de la comunicación alternativa y que registran una enorme variedad de experiencias relatadas por sus propios protagonistas. Y en eso reside uno de los méritos del libro: exhibir el abanico de posibilidades realmente existente de la comunicación alternativa en nuestro país, en soportes tales como la gráfica (mensuarios, revistas, hojas impresas), la radio, la televisión, el video e Internet. Frente a la escasez de publicaciones sobre el tema, cuya relevancia es directamente proporcional al poder de los grandes medios que tienden a uniformar más que a informar-, el libro es un aporte.

Pero al mismo tiempo constituye una intervención. 'Si perdemos el control sobre la circulación y estos textos sirven, de alguna forma, para abonar el trabajo cotidiano, nuestro objetivo entonces estará cumplido. Por eso sostenemos que la idea de este libro es instrumental'. Rodríguez Esperón y Vinelli apuntan en las páginas introductorias un propósito que va más allá de la necesidad de dar cuenta de un fenómeno. Procuran que el libro/herramienta contribuya a la reflexión teórica y práctica de quienes emprenden este tipo de experiencias y, por qué no, a la multiplicación de las mismas.

Y una intervención también en otro sentido. Porque, desde el estudio introductorio, realizado por sus autores, se plantea el problema de la comunicación alternativa o, más bien, el de su precaria definición. Admitamos que lo alternativo es un concepto vaporoso. Se habla de medios alternativos, pero el rótulo también rubrica la práctica de una medicina no oficial, de la indumentaria artesanal, de la llamada 'world music', de un centro cultural dependiente de un municipio... A la inflación del término, los autores contraponen algunas notas para una definición que no pretende cerrar la discusión pero sí delimitar un espacio. De allí que el concepto de 'contrainformación' aparezca privilegiado en el título del libro y que, a la hora de explicar qué entienden por otra comunicación, planteen como premisas el conflicto, la dependencia política y la manipulación no sólo para 'leer' los medios sino para constituir una experiencia contrapuesta.

El libro consta de dos partes. En 'Reflexiones', además del trabajo de los autores, se incluyen artículos sobre el problema legal de las experiencias alternativas, la prensa partidaria, la representación de los piqueteros en los medios masivos y en los videos producidos por colectivos de videastas, la alternatividad en Internet, el rol del periodismo y los medios alternativos.

En 'Las prácticas se cuentan a sí mismas', productores de medios y productos alternativos relatan sus experiencias. Se han recogido los aportes del Foro de Medios Alternativos, de Wayruro Comunicación Popular, de Anred, de FM La Tribu, de Cine Insurgente, del grupo de videastas Alavío, de La Conjura TV. En esa enorme variedad de soportes y, sobre todo, de perspectivas puede leerse el mapa de la comunicación alternativa en nuestro país, porque si bien, como advierten los compiladores, no han podido recoger experiencias de todo el territorio, presentan las experiencias de Wayruro, en Jujuy, de El Fisgón, en La Pampa, y de FM Alas, en Río Negro y La Conjura TV de Rosario. Un mapa que, al revés del que ofrecen los grandes medios hiperconcentrados, habla de una diversidad que promete -con todas sus limitaciones y sus diferencias- ir al encuentro de esas mayorías a quienes los grandes medios confiscan a diario su voz o la traducen con el doblaje que mejor se adecua a su ritmo y a su lógica.

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La prensa partidaria de izquierda. Verdad, acción y conflicto

Por Santiago Gándara

[Tomado de "Contrainformación. Medios alternativos para la acción política"]

El tema que hoy nos convoca es la prensa partidaria de izquierda y el conflicto social del 19 y el 20 de diciembre de 2001. No voy describir detalladamente que hicieron los distintos periódicos de izquierda en ese momento: la idea es tomar algunos ejes que nos sirvan para caracterizar la prensa de izquierda y diferenciarla de la prensa oficial, burguesa, e incluso, aunque en menor medida, de la prensa alternativa. Esos ejes a los que me voy a referir son la verdad, la acción y el conflicto, para a partir de ellos analizar cómo la prensa de izquierda concibe la verdad, cuáles son sus presupuestos en torno a lo que es la acción y cómo reflexiona acerca del conflicto.

Obviamente, este no es el único modo de analizar la prensa de izquierda: es solamente una entrada que tiene como pretensión la posibilidad de proyectarse sobre el análisis de materiales concretos. Otra vía interesante podría ser el estudio de las condiciones de recepción de la prensa de izquierda; por ejemplo, qué tipo de lectura se realiza hoy a diferencia de la que se podía realizar en los meses previos al 19 y 20. Esto es. de qué modo la rebelión popular afecto la percepción de los lectores (hasta los más periféricos). Pero no vamos a trabajar sobre la recepción sino sobre la producción de la prensa de izquierda.

Empecemos entonces con el eje de la verdad. En realidad, pensé mucho si debía empezar por acá: desde la semiología hasta los estudios culturales, en el ámbito académico hemos tenido un largo aprendizaje que nos permite ser bastante cautos con respecto al tema de la verdad. Estas disciplinas nos han enseñado que el lenguaje no transparenta la realidad sino que más bien la opaca, que hay una serie de mediaciones producidas por el lenguaje que' hace que nosotros no comuniquemos directamente la realidad. Charles Peirce. por ejemplo, sostenía que los interpretantes —los sentidos, digamos— no remiten a lo "eai sino a otros interpretantes en una cadena ilimitada. Sin embargo me parece interesante plantear el tema de la verdad por una razón central: la prensa de izquierda postula y se postula como una prensa que trabaja sobre la verdad. Es un tópico de la prensil de izquierda. Y un desafío.

Lenin decía que hay que "desarraigar la costumbre do la mentira, mostrar al pueblo en toda su desnudez quiénes son los enemigos que lo agobian"-^. Ustedes pueden encontrar cinco mil citas como ésta. No sólo en Lenin sino en todas las figuras importantes de la tradición marxista. No es casual que uno de los periódicos de la Rusia pre-revolucionaria se llamara Pravda, que significa ''la verdad'. Un nombre que está señalando que sus editores se proponen decir la verdad contra la falsedad difundida por la prensa burguesa.

Se trata de una concepción que contrapone verdad y falsedad, entendiendo por falsedad "ideología", el discurso que opaca las relaciones sociales objetivas. materiales, reales. De allí que, desde esta perspectiva, para poder comprender las relaciones sociales opacadas por la ideología lo que se debe hacer es develar, sacar todos los velos, descubrir la verdad "en toda su desnudez".

Ahora bien, la prensa burguesa no dice otra cosa que eso. Cualquier diario —sea LÍA Nación. Ámbito Financiero o el diario La U— habla de la verdad. El planteo de los grandes medios es, en efecto, '"decimos la verdad". Sería bastante paradójico que nos dijeran —en clave semiológica— "decimos el verosímil que nosotros producimos, construimos acontecimientos; representamos a través de sucesivas mediaciones...''. No van a decir eso. Dicen "somos la verdad". Incluso apelan a un estilo para producir un efecto de verdad objetiva: evitan la primera persona, citan "fuentes confiables", seleccionan términos menos connotados.

Entonces, si confrontamos la prensa burguesa por un lado y la prensa de izquierda por el otro, ambas se estarían haciendo cargo de la verdad, postularían la verdad. Estoy tentado de decir que alguna miente, pero para no plantearlo en esos términos lo que podríamos proponer es que hay una diferencia radical en la concepción de verdad de unos y de otros.

(. ua;'iChi ;; prensa oficial habla de la verdad queda muy claro que la está ('.-•camoteando. que esta ocultando el hecho de que esa verdad es parcializada, es la verdad de una clase (la burguesa). La prensa de un partido, en cambio, tiene un encabezado muy claro: ''Este es el semanario del Partido Comunista Revolucionario (PCR): ésta es la prensa del Partido Obrero (PO)". Es decir, indican que se trata de una prensa partidaria, con lo cual están señalando que la verdad que plantean es la verdad de un partido. Hay un partido que se hace cargo de esa parcialización. mientras que en los diarios oficiales nunca aparece una bajada, ni un eslogan ni un lema que diga: "Éste es el diario que representa los intereses de los sectores financieros internacionales". La perspectiva que fabulan es la de una verdad universal, objetiva porque coincide punto por punto con su objeto, porque no tiene patrón ni enunciador. Nadie la nombra: los hechos hablarían por si mismos. Ésta podría ser una primera distinción.

Una segunda distinción estaría vinculada a lo siguiente: la verdad que aparece en Pravda. o si quieren mas atrás, la defendida por Marx, no está centrada en su naturaleza objetiva, en su coincidencia con los hechos. Es una verdad que se demuestra en la practica. La verdad que postula la prensa de izquierda surge de una deliberación, en principio del propio partido, y de una deliberación posterior que es la de sus propios lectores, y entre ellos
sus militantes y sus no militantes. Es una verdad que se pone a discusión entre los sujetos y frente a las acciones. Si los hechos muestran lo contrario —y hay infinidad de ejemplos históricos para señalar en las distintas prensas—. éstas revisan sus postulados, se corrigen, porque el único modo de comprobar si algo es verdadero es confrontarlo con la práctica.

Hay una palabra que se utiliza generalmente tanto en las prensas como entre los militantes: caractcmucion. Cómo se caracteriza un momento, cuál es la característica de una determinada etapa histórica, cómo se caracteriza por ejemplo el conflicto del 19 y el 20. La prensa burguesa lo caracterizó: habló de estallido. Ninguna prensa de izquierda lo calificó así. La prensa de izquierda lo calificó, por ejemplo, de "rebellón popular", de "argentinazo" o de "pueblada". Esa caracterización es correcta o no en función de que se demuestre en los hechos que es correcta. Es la práctica concreta la que va a demostrar la veracidad de esa caracterización, la corrección o no de esa verdad. Por eso decía que hay diferencias en las concepciones de verdad, porque en la prensa de izquierda se trata de una verdad que se discute y que se confronta.

En las "Tesis sobre Feuerbach". en particular en la Tesis II, Marx señala: "El problema de si puede atribuirse al pensamiento humano una verdad objetiva no es un problema teórico, sino un problema práctico. Es en la práctica donde el hombre debe demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poder. la terrenalidad de su pensamiento. La disputa en torno a la realidad o la irrealidad de su pensamiento aislado de la práctica es un problema puramente escolástico"4. Por eso, el riesgo de la prensa partidaria en su conjunto r' .jUr -r expone a eso, a que yo la lea y diga "esto no es así y la discuta, aporte •nros argumentos y después trate de confrontarla a través de una practica concreta.

Todos estos giros en torno a la verdad nos llevan a un texto de Bertolt Brecht cuyo título es-justamente. Cinco dificultades pura escribir la verdad. Actor, poeta. dramaturgo, Brecht reflexionó también acerca de los medios de comunicación. Muchas de sus reflexiones sobre teatro son, en efecto, extremadamente pertinentes para pensar lo que significa la comunicación. Pero no solo reflexionó sobre el teatro, al que podríamos definir como un medio de comunicación de masas, sino también sobre la radio, la escritura. Ese texto al que me refiero es de 1932 y, aunque allí no está pensando en la prensa de izquierda —ni siquiera en la prensa en general sino en los escritores, en los artistas—. Sas reflexiones que plantea son pertinentes para pensar la cuestión de la verdad en la prensa de izquierda.

En 1932, Brecht ya no estaba en Alemania —estaba emigrado—, y escribe Cinco dificultades... como una suerte de manifiesto que envía a los escritores de su país para que, aun en la clandestinidad, pudieran seguir discutiendo y produciendo arte. Entonces abre el artículo diciendo: "Hoy en día el escritor que quiere combatir la mentira y la ignorancia y quiere decir la verdad debe luchar contra cinco dificultades por lo menos. Precisa coraje para decir la verdad que en todas partes está sofocada; inteligencia para reconocerla dado que en todas partes está escondida; el arte de tornarla manejable como un arma; suficiente criterio para elegir a aquellos entre cuyas manos será eficaz; y finalmente suficiente astucia para difundirla entre ellos"5.

La idea de tornar la verdad "manejable como un arma" es interesante porque constituye un tópico en toda la literatura acerca de la prensa de izquierda. y aun de la prensa alternativa. Este no es un dato menor, no sólo
por el contenido bélico para quienes se postulan como revolucionarios, sino por la interpretación que se hace del discurso.

Cuando Brecht habla del arte de transformar la verdad en un arma, lo que esta planteando es la necesidad de que esa verdad sea explicada en sus causas y consecuencias. No basta con presentar una determinada información sino que hay que inscribirla en la red de relaciones lógicas: esto es "causa de" y "consecuencia de". Y cualquier nota de cualquier prensa de izquierda efectivamente intenta explicar causas y consecuencias.

Pero además de plantear estas causas y consecuencias que nos servirían para entender un hecho, otro tema que allí señala Brecht es que todo tratamiento de una verdad o de una información tiene que estar acompañado necesariamente por una salida, por la perspectiva de una salida. El se pregunta, por ejemplo, para qué sirve decir que estamos en una situación de absoluta barbarie. Nosotros traduciríamos para qué sirve decir que estamos frente a una crisis terminal. Para qué, si al mismo tiempo no somos capaces de plantear una perspectiva de salida a los que están afectados por esa crisis. Esto es interesante porque también es un tópico do la prensa de izquierda: prácticamente los cierres de todos los artículos, todas sus conclusiones plantean una salida, ese carácter programático que caracteriza las notas de la prensa de izquierda.

Breve paréntesis. Esta sería una diferencia de Brecht con los contemporáneos alemanes Theodor Adorno y Max Horkheimer. La dialéctica negativa no nos llevaba a ningún lado: más allá de los aportes de estos autores, ninguno sale de la dialéctica del iluminismo sabiendo que hacer, más bien uno sale de dialéctica del iluminismo rumiando: "estamos en un atolladero histórico, frente a la barbarie absoluta''. No es que Brecht esté contestándole a Adorno (aunque confrontaron posiciones): pero efectivamente Brecht dice no sirve de nada plantear que estamos frente a una barbarie si no decimos, al mismo tiempo, que hay una posibilidad de salida, y esa salida es ésta o esta otra.

La otra dificultad que plantea Brecht también es clave: "suficiente criterio para elegir aquellos entro cuyas manos (la verdad) será eficaz". En otras palabras, plantea del problema de la audiencia y el público. A quién esta destinado. Es una marca de la prensa de izquierda el hecho de delimitar su publico. En el artículo, Brecht sostiene que esa verdad tiene que estar dirigida "a aquellos que pueden tomar partido de esa verdad". La traducción nos permite Jugar con la palabra partido. Lo que la prensa de izquierda propone es que esa verdad que se está tomando sirva para formar un partido, para construir partido. Tiene que apuntar a un destinatario que pueda sacar partido de ella. Y efectivamente la prensa de izquierda interpela a ese sujeto que puede sacar partido de esa verdad: la clase obrera, los trabajadores. los sectores populares: cada prensa (cada partido) lo define a su modo.

Por ultimo, Brecht señala la "astucia para difundir" la verdad. El autor piensa en el estilo y da algunos ejemplos vinculados a los eufemismos que velan los hechos, La astucia estaría vinculada con un determinado vocabulario, no un vocabulario que se ajuste al objeto, porque eso no existe, sino a términos que produzcan una representación conflictiva, denunciativa. desnuda. del objeto al que alude. No es lo mismo decir "la caída del gobierno de Fernando De La Rúa y Domingo Cavallo"' que "el colapso del gobierno asesino y hambreador de De La Rúa y Cavallo". No es lo mismo hablar de la "crisis con los organismos financieros" que hablar del "largo saqueo imperialista" Ese "no es lo mismo" estaría enmarcado en lo que Brecht define como astucia, que supone la presentación o representación de los hechos.

Entonces, las reflexiones citadas son claras para caracterizar a la prensa de izquierda, pero también para diferenciarla de la prensa burguesa. Si tuviéramos que resumir lo que estoy comentando, tendríamos que decir que la prensa burguesa maneja la información —dejemos ahora la palabra verdad— como consumo, porque se trata de mantener informado a un público. Y ésa no es la concepción que aparece en la prensa de izquierda, si no ^por que tanta preocupación por hacerla un arma, por buscar aquellos en cuyas manos sea más eficaz, si sólo se trata de consumir? No es ésa la perspectiva. En la prensa de izquierda la información sirve para la acción. Nos interpela pero rio para construir un "público" sino para construir un sujeto de acción, un activista, un productor.

Esquematizando, podríamos decir que la información de la prensa burguesa mediatiza, frente a la prensa de izquierda que trata de romper esa mediación, puesto que toda mediación distancia, separa, aisla. La prensa de izquierda, para romper esa mediación, nos interpela constantemente. Digo algo que es una obviedad pero que a veces perdemos de vista: ninguna prensa oficial invoca a su lector. La prensa de izquierda sí lo interpela: "llamamos a todas las organizaciones", "los convocamos"... Es un medio, pero un medio que trata de disolver la mediación para implicarnos directamente.

II
Esta idea de verdad también se puede asociar, de manera un poco más moderna —aunque el concepto no sea reciente sino que tiene varias décadas—, con el concepto de contrainformación. Es un concepto que podemos fechar en la decada del sesenta, vinculado sobre todo con las experiencias alternativas.

De hecho, casi todas las dificultades que menciona Brecht para construir la verdad se pueden aplicar directamente al concepto de contrainformación, es decir una información contra. Tendríamos la información oficial por un lado y por el otro a la información contraria, la que da vuelta la información oficial. El concepto de contrainformación nos sirve para diferenciar prensa de izquierda y prensa burguesa, pero al mismo tiempo nos sirve para diferenciar también prensa de izquierda y prensa alternativa, en términos generales.

Armando Cassigoli Perea recupera diversas definiciones de contrainformación para terminar proponiendo la siguiente: una información que, tomada en sentido contrario a la 'normal' información, le chupa la sangre6. Está pensando en la contrainformación como una especie de parásito, que parásita, le chupa la sangre a la información oficial.
En efecto, nos podríamos preguntar de dónde obtiene la información la prensa de izquierda. En gran medida la recibe de sus corresponsalías, que son los propios militantes que están participando en los distintos conflictos. Ahora, esto es limitado. Hay otro conjunto de informaciones que no pueden sacar de otro lado que no sean los propios medios. Es un problema de condiciones de producción: no tienen una agencia todo terreno que pueda producir todo tipo de información, como producen las agencias que dan insumos a la prensa oficial. Entonces se toma la información de la prensa oficial, no sólo de un país determinado, en este caso la Argentina, sino también del extranjero, Lo interesante es la operación que realizan sobre esa información oficial: una operación de manipulación, en el sentido más lato de manipular el obieto. recortarlo, fragmentarlo: pe'-o también en el sentido más fuerte del Termino: hacerle decir la verdad que no dice. exprimirla, sacarle la sangre.
Esta es. entonces, una de las formas del tratamiento de la información i''T\ la prensa de izquierda y también en la prensa alternativa: hacerle decir la verdad que reprime, acorralarla hasta que declare su verdad de clase.

La prensa alternativa también recurre a este tipo de operaciones. Pero, en relación con la prensa partidaria, se plantea una diferencia central. Casigoli apela a la teoría matemática de la información de Claude Shannon y Warren Weaver para concluir que la prensa alternativa apenas produce un "ruido" en el circuito informativo oficial. No alcanza a producir otra cosa, porque no está articulada, o porque no busca una articulación en términos de organización, es decir, no está articulada con un partido o no trabaja en pos de una determinada organización. Para decirlo de otro modo, los medios alternativos —en términos generales— se presentan en lucha contra un poder comumcacional: vamos a comunicar lo que otros no comunican, a decir lo que otros no dicen. Y a veces lo hacen muy bien. Basta pensar en las páginas web de Indymedia. Nodo50, etcétera.
Sin embargo, Cassigoli plantea una limitación y una delimitación, que se vincula con la finalidad. La finalidad de la prensa alternativa es informar de un modo distinto, proponer otra información, construir otra comunicación. La prensa de izquierda, en cambio, no tendría esa finalidad, o por lo menos no de manera prioritaria. No se trata de informar mejor —o de modo diferente— que los otros. No está construyendo poder comunicacional o por lo menos no sólo eso. Si la prensa partidaria se enfrenta a la comunicación oficial no es para construir sólo otro polo comunicativo, sino, centralmente, para construir otro polo de poder. Entonces la prensa de izquierda diría que su disputa es por el poder comunicacional —como en los medios alternativos— y por el poder a secas.

En este sentido podríamos decir que la prensa de izquierda no es una prensa alternativa sino que es la prensa de un partido. Lo alternativo es un concepto muy problemático que termina derivando en una noción demasiado vaga que se va llenando de contenido depende de quién esté hablando o de cómo se lea una determinada práctica comunicacional. Pudo haber sido una noción muy operativa, pero termina resultando un obstáculo. Como sucede con muchos conceptos del campo de la comunicación, lo alternativo se convierte en una palabra valija que alguien llena y emplea como quiere sin terminar de comprender lo que significa. Por eso insistiría en que la prensa de izquierda no es alternativa y en que, al hablar de prensa alternativa, habría que explicar en cada caso concreto su sentido.

III
El otro eje del que hablaba al principio es el de la acción, el acto, que está muy ligado a los temas desarrollados alrededor del eje de la verdad. Podríamos decir que la prensa de izquierda, y en realidad el discurso de la izquierda, tiende a ser performativo. Esta sería la tesis. Ahora abro un paréntesis para profundizar sobre los actos de habla, si no. no tendría sentido la afirmación.
La filosofía del lenguaje ha tenido un enorme desarrollo en los últimos años. Uno de los autores que forma parte de esta tradición es John L. Austin, un británico que publico hacia fines de los sesenta un libro que se titula Como hacer ccwos con ¡as palabras. Voy a hacer un muy breve resumen de su teorización que es en verdad bastante extensa y compleja, además de haber sido reíormuiada. En la primera formulación Austin sostiene que los enunciados que se producen pueden clasificarse en dos tipos: constatativos, que sirven para constatar, que describen la realidad ("hoy llueve", por caso): y ejecutivos o performativos (por ejemplo, cuando un juez dice "lo declaro culpable". no esta describiendo un hecho, está haciendo algo. lo está condenando).

El autor después reformula esta distinción y termina planteando que todos los enunciados tienen un carácter perfórmativo, que siempre actuamos con las palabras, pero quiero tomar la primera formulación. Fíjense que en gran medida los enunciados de la prensa oficial tienden a ser constatativos, descriptivos, frente a la fuerte tendencia del discurso de la izquierda a ser performativo, de construir enunciados que quieren ser actos. Para ilustrar cito la Prensa Obrera del día 20 de diciembre. Cierra así: "Llamamos a las organizaciones obreras a lanzar la huelga general contra el Estado de Sitio". No está describiendo la acción. esta llamando, está realizando un acto. esto es, un llamamiento.
Se trata de que el discurso no sea sólo discurso sino que se constituya en un acto. que produzca, por un lado, un efecto en su destinatario y, por el otro. que sirva para generar una acción: el próximo corte, la próxima huelga o la rebelión popular que seguirá.
Es imposible eludir a Lenin en esta reflexión. Lenin se definía antes, durante y después de la Revolución Rusa como un periodista. Dedica al tema gran parte de su obra. El ¿Qué hacer'', publicado en 1902, plantea cuáles son las tareas de la prensa; de hecho, el libro es, entre otras cosas, una reflexión acerca de la importancia de la prensa como instrumento para la construcción de un partido. Pero las reflexiones no se reducen a las publicaciones sino a su propia intervención como fundador de periódicos, como periodista. escritor o publicista. En este sentido Lenin desarrolla reflexiones muy puntuales. Planteaba, por ejemplo, la necesidad de que un periódico debía contar con un comité de cinco periodistas profesionalizados y una red de mil, cinco mil, diez mil corresponsales activistas que comunicaran los hechos
del modo menos elaborado posible para poder recuperar lo más vivo de los conflictos. Esa vitalidad podía manifestarse en las correspondencias enviadas por los obreros directamente desde su lugar de trabajo. Se preocupaba, además, por cómo elegir el título más sorprendente o por cuál tiene que ser el ángulo del ataque en una nota, etcétera. Es decir, por un conjunto de cuestiones que hacían a su tarea como periodista. Desde la postura de Lenin el periodismo es una suerte de bisagra entre la teoría y la acción políticas.

Ahora, volviendo al punto, decíamos que hay una tendencia de la prensa de izquierda —y es su marca— a ser performativa, y que Lenin podía aponnr 'a r.-ia reflexión. Tomo una cita de "Por dónde empezar", un artículo que escribe en el periódico Iskrcí' en 1901. \' que después publica en ¿Que hacer". Allí. Lenin define: "El papel del periódico no se limita sin embargo a difundir idea", a educar políticamente y a ganar aliados políticos. El periódico es no solo un propagandista y un agitador colectivo, sino también un organizador colectivo"^. En esa definición concentra prácticamente toda la matriz de la prensa de izquierda, por eso es muy conocida y muy citada.

La diferencia entre propaganda y agitación, que expresó claramente, esta vinculada a dos estrategias de comunicación de la información. La propaganda. decía Lenin. supone muchas ideas que son recibidas por un público restringido, frente a la agitación que es en realidad una sola idea que apunta a un público masivo o mucho mas amplio. Uno está tentado a pensar que la propaganda se vincula con los géneros escritos, donde hay posibilidades de desarrollar mas ideas, y la agitación con los géneros orales. Pero no es necesariamente así. porque la prensa de izquierda muchas veces combina propaganda v agitación. Es decir que no es lo escrito y lo oral 1o que permitiría distinguir una y otra. y esto pese a que el propio Lenin cuando habla de agitación casi siempre está pensando en la intervención en un acto, en un mitin. En realidad la distinción tiene que ver más bien con los destinatarios, por eso se puede pensar que la propaganda está destinada a una vanguardia o a aquellos que tienen más competencias para poder trabajar con ese conjunto muy grande de ideas, y que la agitación estaría vinculada a aquellos con menos competencias, aquellos que leen el conflicto desde la experiencia vivida y que todavía no pueden articularlo con la contradicción central.

Una tercera posibilidad es pensar esta distinción vinculada a ciertos momentos historícos. De hecho todas las prensas de izquierda antes de la Revolución Rusa pasaron por momentos de mayor agitación cuando se aproximaban momentos conflictivos. Digo esto más allá de que propaganda y agitación puedan aparecer en una misma prensa y en un mismo período histórico. Serían como grandes tendencias. La prensa tendería más a la
propaganda, y se reservaría la agitación para la intervención oral, pública o para el folleto, el panfleto, el volante.
Pero en esa definición Lenin subraya que el periódico es un organizador colectivo, por lo tanto está pensando que no se trata de tener bien informado al destinatario, o al público, sino de organizar un partido, crear una organización. llevarla adelante. ¿Cómo se ve este carácter organizativo de la prensa?. En principio porque en el encabezamiento dice que pertenece al partido tal. Pero además también por una tensión que se observa en toda la prensa de izquierda entre el discurso periodístico y el discurso político, y que no se advierte tan claramente en la prensa burguesa u oficial. Un ejemplo muy puntual es que muchos de los titulos de la prensa de izquierda son consignas políticas: "Por un nuevo Argentinazo". En la prensa burguesa. en cambio, no vamos a encontrar títulos consigna.

Desde el siglo XVIII hasta acá. se fue constituyendo el campo periodístico. es decir, un espacio "relativamente" autónomo. Tal autonomía puede advertirse, por caso. en la elaboración de géneros específicos: la noticia. Un camino similar ha desarrollado la literatura. Si ustedes piensan en la literatura argentina, en el siglo XIX esta atravesada por el discurso político; pero ya a fines del siglo se autonomiza, constituye su propio campo: es lo que va de El Matadero —cuadro de costumbre, cuento y panfleto al mismo tiempo— a Jurcni/id —una autobiografía—. A medida que avanza el siglo XX se profesionalizan los escritores, tenemos un campo relativamente autónomo de la política, que logra cierta independencia en la lógica de su funcionamiento, la profesionalización de sus productores, sus géneros.

La prensa burguesa resolvió la tensión entre discurso político y discurso periodístico. Es más. tal autonomía relativa es la coartada que le permite autodefmirse como independiente de los partidos políticos. Esa autonomía no la tiene la prensa de izquierda. Al contrario. Lo propio de la prensa de izquierda es manifestar explícitamente su inscripción partidaria, su "contaminación con lo político. Tomemos cualquier prensa y no vamos a encontrar géneros periodísticos puros. No vamos a encontrar una crónica del tipo: "El día de ayer se produjo una huelga", ni cabezas noticiosas o editoriales en un espacio estipulado. Todo está editorializado. O mas bien. todo el discurso periodístico esta tensionado con el discurso político. Por eso los cierres de las notas. para ilustrar el punto, son programáticos. En la prensa partidaria no hay géneros periodísticos puros, porque, sencillamente, se revela como "prensa política".

IV
Pero volvamos a los ejes planteados al principio. Ya trabajamos sobre la verdad y la acción: el tercer eje es el del conflicto.
En la prensa oficial existe una dificultad muy grande, por no decir una imposibilidad, de pensar el conflicto. Cuando éste aparece, ¿qué hacen los medios? En primer lugar, borrarlo. ¿Dónde encontramos información sobre los conflictos sindicales? No me refiero a alguna noticia sobre la huelga docente —tratada siempre como el problema de los alumnos que pierden días de clase. por otra parte— o de los trabajadores de una fábrica: sino a una información sistemática sobre los cientos y cientos de conflictos sindicales, movilizaciones piqueteras, etcétera, que se producen en todo el país. En ningún diario.

Ahur;! D.en. s. i.'i conflicto se desborda, crece, se profundiza, la operación que oorracki es ineficaz. El grupo Clarín tuvo que mandar, al fin, a sus periodistas a las Asambleas Populares o a la Interbarrial. Cuando el hecho es visible, entonces la prensa burguesa sale a cubrirlo len todos los sentidos del término. Para ello asumen distintas estrategas: una de ellas es naturalizarlo. El conflicto se presenta como desastre natural, como catástrofe. Por lo tanto, sus causas no derivan de la historia sino de la naturaleza misma de las cosas. Y frente a sus consecuencias sólo nos queda el socorro o la plegaria. En la misma tapa del diario conviven el terremoto de un lado y la crisis de la Bolsa del otro, como si fueran episodios análogos.

Otra estrategia es desviarlo: en vez de tomar el conflicto principal, el medio toma un conflicto secundario y lo potencia. Como señala Roland Barthes en su libro .Mitologías10, una de las figuras de la prensa burguesa es la"vacuna", Barthes sostiene que los medios masivos, en lugar de denunciar el conflicto principal, sobreabundan con los conflictos absolutamente secundarios: como no pueden tratar la crisis capitalista, entonces "denuncian" la corrupción: como no pueden confrontar con el proceso de concentración económica —los medios han sido quienes mas se han beneficiado de ese proceso—, salpican aquí y allí con algunas "fuertes" notas sobre las desprolijidades de la privatización de Aerolíneas.
Ahora bien. el problema se plantea cuando el conflicto adquiere tales proporciones que ya es imposible silenciarlo, naturalizarlo o desviarlo. Por ejemplo, la rebelión del 19 y 20 de diciembre de 2001. Los medios se vieron frente a una situación que no podían metabolizar, que no podían procesar. Por eso la sensación de vacío en las notas o las editoriales de los domingos, esa crispada desesperación de "no sabemos cómo puede terminar todo esto", esa apelación a la voluntad divina que vendrá a orientarnos... Se les acabaron muchos de los recursos que tuvieron.

No se si ustedes antes o después del 19 siguieron al grupo Clarín: antes, el 19, en las primeras planas o en alguno de los bloques informativos, Clarín desarrolló algo así como un género periodístico nuevo: los "instructivos". Le recomendaban a la gente un procedimiento para sacar la plata del corralito. para habilitar una cuenta o lo que fuera. En Radio Mitre, Marcelo Bonelli atendía llamados de los oyentes que le preguntaban qué podían hacer. Eran todos instructivos. Claro que después del 19 y 20 siguieron un tiempo mas. hasta que fue obvio que no sabían qué decirle a la gente. Entonces se acabaron los instructivos, cuya función era, en verdad, plantear la posibilidad de encontrar una salida. Algo así como decir "si seguís estos pasos, podes encontrar un agujero para sacar la plata del corralito". Lo mismo podemos ver en Pagina/ 12: uno de los primeros editoriales que escribe Horacio Verbitsky a la semana del conflicto lleva como título "Parar la olla", título ambiguo que alude tanto a la necesidad de comer como a la recomendación de que se pare con los cacerolazos.

Lii i.';tii;l)io. para ía izquierda pensar el conflicto es mucho mas sencillo. y por una razón muy simple: la prensa de izquierda se constituye como tal desde una leona que puede pensar el conflicto: una teoría que piensa la lucha de clases no tiene demasiado obstáculo para analizar los conflictos. Obviamente. es difícil entenderlos si lo que se relata acerca del 19 y 20 es que fue un estallido de vecinos manifestantes. Pagina/12 menciona a una mujer con un nenito que corre por una avenida: ¿.cual es el conflicto ahí? La izquierda no construye desde esa perspectiva, no habla ni de manifestantes ni de vecinos. Hay diferencias entre si: hablan de masas, de trabajadores, de jubilados... pero esta mejor preparada para reflexionar sobre el conflicto. Es mas. podríamos afirmar que las prensas de izquierda, en general, no fueron sorprendidas por el conflicto, y que eso les permitió publicar a los pocos días, o el mismo 20. no solo crónicas con las particularidades que mencionamos antes sino editoriales acerca del fenómeno.

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Para terminar este comentario, voy a agregar algunas reflexiones más acerca de como la prensa de izquierda se posicionó frente al conflicto. Hay muchas categorías para examinar esta relación, pero planteo una que me parece más, digamos, productiva. Se trata de proyectar sobre la prensa de izquierda —y también, sobre la alternativa— la tensión entre la continuidad y la ruptura. Hay una tendencia en la prensa de izquierda a pensar que las jornadas del 19 y el 20 no implicaron un quiebre, una ruptura con lo anterior, sino una continuidad. Lo cual no quiere decir que no se hable de una nueva etapa; esta expresión está pero se insiste centralmente en la continuidad.

El periódico Hoy, del PCR. nos ofrece un ejemplo de las diferentes continuidades que se manifiestan. El 26 de diciembre titula "Argentinazo", con una volanta que dice: "El pueblo hizo tronar el escarmiento". No hace falta decir que esta citando más directamente a Menem, pero también a Perón. Y abre su crónica diciendo: "Una gigantesca pueblada nacional, un nuevo 17 de octubre". Aparece lo nuevo, pero también aparece la tradición. Otro ejemplo es el de Prensa Obrera, del PO. El 20 de diciembre titula "El pueblo dice basta" y en la bajada se lee la consigna: "Fuera De La Rúa -Cavallo. Asamblea Constituyente, Asambleas Populares". La crónica señala que durante el miércoles 19 se desarrolló en la Argentina una auténtica rebelión popular, "una rebelión que es el producto directo de toda la incapacidad del régimen dominante, la consecuencia de un largo proceso de crisis política y de descomposición económica". Luego señala que la rebelión ha sido engendrada por un proceso histórico que remite al santiagueñazo y al cutralcazo.
Dejemos de lado ahora las diferencias, que son de orientación partidaria: uno de los periódicos remite al 17 de octubre; el otro al proceso histórico de la desintegración del capitalismo. Ambas prensas están tratando de establecer la continuidad que tuvieron estos hechos respecto de un proceso anterior. Establecer una continuidad significa la posibilidad de pensar el conflicto, porque si lo planteamos como una ruptura, como una etapa absolutamente diferente de todas las anteriores, en algún punto estamos impidiendo la reflexión. Es lo que asoma a veces en las Asambleas Populares, en el Colectivo Situaciones y. también, en la prensa de Autodeterminación y Libertad: Otras Palabras. Esta publicación piensa el conflicto del 19 y el 20 como ruptura: "estamos frente a desafíos apasionantes que nos abren caminos inciertos; ya no hay esquemas, estamos en un camino nuevo..."
¿,Que significa esto'? Si reflexionamos acerca del conflicto como continuidad. entonces nos encontramos con categorías para poder pensarlo, para inscribirlo en un proceso histórico más largo y articularlo con otras luchas: el PCR dice el 17 de octubre: el PO dirá el Cutralcazo, pero ambos lo articulan a una lucha anterior para después pensar la salida en la continuación de esas luchas. Si, en cambio, pensamos el conflicto como ruptura absoluta, ya no tenemos categorías: tendríamos que crear otras nuevas. El escenario es tan novedoso que no sabemos que hacer... Es decir, si lo pensamos como disrrupción. nos quedamos en el terreno de la incerteza, de la especulación sin terreno a la que son tan afectos muchos agrupamientos para excusarse de intervenir o para hacerlo sin dirección ni programa.
El tema esta sujeto a discusión, claro. Pero, ya que nuestro tema fue la prensa de izquierda y el conflicto, ¿para qué empeñarse en buscar otras palabras cuando existe una larga tradición teórica y de lucha obrera que nos ha provisto de un arsenal de conceptos y prácticas para pensar y actuar sobre el conflicto? A mediados de los ochenta, en lo que se denominó la "apertura democrática", la prensa de izquierda era recusada por estar fuera de moda. Sus palabras, se decía, son viejas, arcaicas, clisé. El discurso de izquierda debía, entonces, aggiornarse. Es claro: se contrabandeaba una crítica política como crítica de estilo. Pero han pasado dos décadas y, frente a la rebelión del 19 y el 20 de diciembre que todavía sigue abierta, en las calles vuelven las mismas palabras para denunciar la misma barbarie capitalista.

Fuente: www.prensadefrente.org

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