Los crímenes de la dictadura

Por Horacio Verbitsky

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Los crímenes de la dictadura

Testimonios de Ramón Genaro Diaz Bessone, Benito Bignone y Albano Harguindeguy

Por Horacio Verbitsky

"Usted no puede fusilar 7.000 personas"

31 de Agosto de 2003


Los detenidos-desaparecidos durante la dictadura militar fueron sometidos a torturas y ejecutados en forma clandestina, reconoció el general Ramón Genaro Díaz Bessone. Desde los salones del club social "Círculo Militar", del que fue presidente durante varios períodos, Díaz Bessone sostuvo que en la denominada guerra contrarrevolucionaria los daños colaterales son los desaparecidos y las ejecuciones extralegales.

"¿Cómo puede sacar información (a un detenido) si usted no lo aprieta, si usted no tortura?", preguntó. Díaz Bessone descartó como "propaganda" la cifra de 30.000 detenidos-desaparecidos y dijo que no llegaban a 7000. Pero admitió que fueron asesinados en la clandestinidad, cosa que nunca había hecho antes en público ningún integrante de la cúpula castrense de entonces. "¿Usted cree que hubiéramos podido fusilar 7000? Al fusilar tres nomás, mire el lío que el Papa le armó a Franco con tres. Se nos viene el mundo encima. Usted no puede fusilar 7000 personas". En el juicio a las juntas militares de 1985 Jacobo Timerman testimonió que el temor a la condena del Papa fue el argumento que altos jefes militares le dieron luego del golpe de 1976 para explicar la opción por la clandestinidad. Díaz Bessone continúa: "¿Y si los metíamos en la cárcel, qué? Ya pasó acá. Venía un gobierno constitucional y los ponía en libertad. Porque esta es una guerra interna. No es el enemigo que quedó del otro lado de la frontera.

Salían otra vez a tomar las armas, otra vez a matar". Las confesiones de uno de los generales paradigmáticos de la dictadura militar, que quedó en libertad gracias al indulto presidencial, forman parte del telefilm "Escuadrones de la muerte. La Escuela Francesa", dirigido por la periodista Marie-Monique Robin. El documental se difundirá el 1º de setiembre en el Canal Plus de París y en una docena de países. Robin cedió a este diario los derechos de reproducción sobre el testimonio de Díaz Bessone y de los otros generales argentinos entrevistados, Albano Eduardo Harguindeguy, Benito Bignone y Alcides López Aufranc, que se publicarán en días subsiguientes.

"Heridas profundas"

Al comparar la guerra sucia argentina con las guerras coloniales francesas que la inspiraron, Díaz Bessone afirma que entre ambas hubo "una gran diferencia: Argelia llegó a su independencia. Los que combatieron quedaron separados, unos en Argelia y otros en Francia. Con el tiempo es más fácil llegar a un acuerdo, a una amistad, a olvidar lo que pasó. Pero acá fue una guerra interna, con características de una guerra civil. Cuando se termina la guerra tenemos que convivir los antiguos enemigos. Y eso es muy difícil. Porque quedan heridas muy profundas, que seguimos viviendo en la Argentina". Según Díaz Bessone, "como se trató de una guerra interna la reconciliación es muy difícil de lograr". Insiste en que mientras "los argelinos hoy constituyen un país separado, acá los revolucionarios eran argentinos y siguen siendo argentinos y nos cruzamos en la calle todos los días". Eso parece obsesionarlo, aunque no termina de extraer las conclusiones de su propio razonamiento, descriptivas del desempeño de un ejército nacional como tropa de ocupación. Por el contrario, intenta una extravagante justificación: "Si los revolucionarios subversivos guerrilleros hubieran ganado esa guerra hubieran implantado un dictador al estilo de Fidel Castro o de Guevara. Yo no creo que hubiera durado mucho. Una cosa es Cuba, una isla, que tuvo la protección soviética. Otra cosa es la Argentina, con más de 5000 km de frontera. Nuestro país hubiera sido objeto de invasiones para expulsar a ese gobierno que hubiera sido una amenaza para todos los vecinos. Con lo cual hubiéramos tenido, en tren de hipótesis, una terrible matanza en la región, con guerras locales. Todo eso se evitó al impedir la implantación de ese tipo de gobierno".

"Interrogatorios duros"


Homenaje de Página|12 a Horacio Verbitsky al cumplir 50 años en el periodismo (28/11/10). Escriben Juan Sasturain, Juan Gelman, Rogelio García Lupo, Lila Ferreyra, Horacio González, Ernesto Tiffenberg, Adrián Paenza, Miguel Rep y otros.

Los asesores franceses que formaron a los militares argentinos predicaban con el ejemplo de la batalla de Argel. Enseñaron la división del territorio en zonas, subzonas y áreas de seguridad, la importancia del servicio de inteligencia y los métodos de interrogatorio de los prisioneros, dijo Díaz Bessone. "Sin un buen sistema de inteligencia es absolutamente imposible desarmar una organización revolucionaria, subversiva, guerrillera, porque ellos no llevan uniforme que los identifique. Al contrario, visten la ropa del paisano, del hombre común, del hombre de la calle. Están en todas partes. Atendiendo un comercio, asistiendo a clases en la universidad o en colegios, enseñando como profesores. Puede ser un abogado, un ingeniero, un médico, un trabajador, un obrero", sostuvo Díaz Bessone. El servicio de inteligencia "va detectando las células. Toma prisionero a un subversivo. Ese hombre está inserto en una célula de 3 a 5 personas. Es necesario interrogarlo para detectar a otro. Una vez que se reconstruye a la célula, sólo uno de ellos está conectado con la otra célula. De ese modo se puede ir reconstruyendo el tejido, se va armando un cuadro en donde están los nombres de aquellos que pertenecen a una célula, luego la célula con la que están conectados y así sucesivamente hasta llegar a la cabeza, a la cúpula, a la jefatura", explica Díaz Bessone, quien se declara de acuerdo con la afirmación de que "la única manera de acabar con una red terrorista es la inteligencia y los interrogatorios duros para sacarles información". A su juicio esa enseñanza de los franceses fue exitosa.

Interrogado acerca de los comandos especiales de paracaidistas franceses que actuaron en Argelia, Díaz Bessone explicó que "acá fue distinto, operó todo el Ejército sin excepciones. Todos los hombres en actividad actuaron en la guerra contra la subversión, desde que se empeñó a las Fuerzas Armadas, en febrero de 1975 hasta que terminó en 1978/9. Con mucha eficacia, en no más de tres años fue aniquilada la subversión", dijo. Una de las formas de transmisión de las enseñanzas francesas fue la lectura de los libros de Jean Lartéguy, Los Mercenarios, Los Pretorianos y Los Centuriones, en cuyas páginas se describe sin eufemismos la tortura y asesinato de prisioneros. Los asesores franceses "nos recomendaron esos libros. Fue un complemento a esa experiencia, que nos hizo pensar cómo se desarrolló la guerra revolucionaria en Argelia, que después debimos enfrentar nosotros en la Argentina. El método de interrogatorio estaba explícito en los libros de Lartéguy. Les resultó el único posible para obtener información y desarmar el aparato de la guerrilla revolucionaria. Esta es una discusión terrible que va a subsistir a través de todos los tiempos, mientras exista una guerra revolucionaria y se tomen prisioneros", justifica Díaz Bessone.

"Ninguna crítica"

En defensa de su posición, menciona las bombas atómicas lanzadas por Estados Unidos en Japón y los recientes bombardeos a Irak, en los que murieron civiles no beligerantes. "Los derechos humanos son un progreso enorme en bien de la humanidad. Pero en la guerra se sale a matar. El primer derecho humano es respetar la vida del otro. En consecuencia la guerra debe abolirse. Si atendemos al mensaje cristiano, amaos los unos a los otros, la guerra debe desaparecer. Pero la guerra es una realidad, existe. Y hay que hacerla como dicen Clausewitz y los grandes pensadores franceses. Clausewitz aprendió de Napoleón. El dijo que aquel que no vacile en aplicar toda la fuerza necesaria para conseguir la victoria es el que tiene las mayores probabilidades de éxito". En una curiosainterpretación del derecho internacional, Díaz Bessone pretende que sus leyes sólo protegen a los prisioneros de uniforme, capturados en una guerra clásica.

"Hubo que interrogar"

Díaz Bessone dijo que en la Argentina se había perdido la distinción entre beligerantes y población civil. "Hemos conocido amigos nuestros, cuyos hijos eran para los padres insospechados, estudiantes, buenos chicos. Ellos no sabían que ese hijo que iba a la universidad estaba en la guerrilla y escondía armas en su propia casa. Al estar metido dentro de la población, a veces se toma a alguien y se piensa que todos los que están en esa casa están complicados en la guerrilla y se cometen errores. Son los errores característicos de esta guerra", dijo. "La gente que critica no lo va a entender nunca. Pero el error es humano cuando hay guerrilleros infiltrados en la población, hijos, amigos. Una amiga de la hija del jefe de la Policía Federal, le puso una bomba en la cama que voló el jefe de policía y quedó destruida esa familia. Y era una amiga. Se salió a perseguir, se encontraron los padres. Los padres de esa chica, ¿sabían, conocían? Mientras no se averiguó hubo que interrogar. No en vano se la llama guerra sucia".

"La condición humana"

El mejor de todos

Por Diego Martínez

Trabajé para Horacio casi diez años. Pese a su nula vocación pedagógica, fue la mejor escuela de periodismo que conocí. Me han preguntado con tono de misterio por sus métodos y “equipos”. Cafetera express, sí. Mate y termo de vez en cuando. Asistente para tareas menores, trabajos de hormiga, filtro de pesados. Buenos amigos, por supuesto.

El método puede ser frustrante. Trabajar hasta el cansancio. Leer todo. Desmenuzar la letra chica. Procesar la información. Barrer la hojarasca. Guardar la esencia, el color mínimo. Fichar datos duros. Alimentar el archivo cada día. No depender de buscadores. Profundizar con los mejores (nulo trato con periodistas). Estudiar a fondo. Publicar la punta del iceberg. Pulir el texto en patas, con Coltrane o Ellington. Mechar guiños para mostrar que lo arduo no quita lo placentero.

Maestro de selección de blancos, sabe estar siempre en el lugar indicado. ANCLA y el primer informe de la ESMA durante el terrorismo de Estado. Ezeiza para recordar cómo empezó todo. Las crónicas del juicio a los ex comandantes (joya que nunca se editó como libro) para hacer oír a las víctimas. Civiles y Militares para entender la degradación de Alfonsín. Robo para la Corona y Hacer la Corte para desnudar al menenemato. Pernías, Rolón y los vuelos del capitán Scilingo para quebrar la impunidad. Las miserias del cardenal para ahorrarnos la desgracia de un papa argentino. Y cuando el kirchnerismo permitió algo de relajamiento, cayó en desgracia la santa madre: procesó los archivos de la Conferencia Episcopal y dejó una obra de consulta obligada por el resto de los días.

Perro raro, con sesenta largos escribe cada año más que el anterior. Impone agenda. Fabrica trincheras. Ladra, muerde y no larga a los salvajes, gruñe y muestra los dientes para disuadir a enemigos menores. Cierra la puerta, sonríe y guiña el ojo. Sin dudas, el mejor de todos.

28/12/10 Página|12

Díaz Bessone se declaró "muy respetuoso de la condición humana". Pero el ejemplo no se refería a la guerra sucia militar contra la sociedad argentina sino a su relación con los empleados y empleadas del Círculo Militar, donde sigue atendiendo como dueño de casa. "Cuando era presidente le daba la mano a todo el mundo. No acostumbraba a besar, porque no quería que se pudiera interpretar mal. Ahora que no soy más presidente les doy un beso. Pero en aquel tiempo no. Ya tengo 77 años y no quiero que me digan viejo verde". También se definió como "un ferviente defensor de la libertad" y dijo que durante la Segunda Guerra Mundial simpatizó con los aliados, contra el nazismo. "Estoy con la libertad, por eso combatimos a los revolucionarios. Al derrotar a la subversión impedimos que se instalara un régimen totalitario. Por eso aparentemente hay mucha libertad de expresión, pero hay un grupo de gente, militar, que tenemos que tener mucho cuidado para hablar de las cosas que estamos hablando. Porque no falta quien busca la manera de hacer un juicio por apología del delito. Tenemos la palabra restringida. Del tema de la tortura no se puede hablar mucho por eso. Es terrible". Desconfiado, Díaz Bessone colocó un grabador sobre el escritorio y al comenzar la entrevista lo echó a andar. Su confesión sobre las torturas y ejecuciones se produjo en un momento en que creía que la cámara estaba apagada. Su actual esposa, Leticia, lo interrumpió dos veces durante el reportaje, para llamarle la atención sobre detalles que él había pasado por alto al hablar de los desaparecidos. En una de ellas se produjo este diálogo:

Leticia: Los subversivos tenían la pastilla de cianuro, para matarse y matar a otros.
Díaz Bessone: Pero esos son muertos.
Leticia: Pero los cuentan como desaparecidos.
Díaz Bessone: Mucho no quiero hablar de eso.

Discurso del método

El impresionante documental de Marie-Monique Robin "Escuadrones de la Muerte" demuestra que los métodos de la guerra sucia militar contra la sociedad argentina fueron enseñados aquí y en la Escuela de Guerra de París por militares franceses que cometieron los mismos crímenes dos décadas antes, en las guerras coloniales de Indochina y Argelia. La periodista, autora de libros que han dado la vuelta al mundo, como su investigación Ladrones de Organos o la historia de las Cien Fotografías que hicieron la historia del siglo XX, entrevistó a los militares franceses que inventaron, aplicaron y enseñaron el método y a sus discípulos en Estados Unidos, Chile y la Argentina. Cuatro generales argentinos prestan su testimonio: Díaz Bessone, quien fue comandante del Cuerpo II de Ejército y ministro de Planeamiento de la dictadura; el ex ministro del Interior Albano Eduardo Harguindeguy, el ex dictador Benito Bignone y el ex Jefe de Estado Mayor del Ejército, Alcides López Aufranc. Algunos de los franceses que cuentan su parte de la historia son el general Paul Aussaresses, cuyo libro Services Speciaux Algérie 1955/57, sacudió a Francia hace dos años porque narró en primera persona y con detalle las torturas y ejecuciones clandestinas cometidos, y el ex ministro de Ejército, Pierre Messmer, quien envió a Aussaresses a Estados Unidos donde, junto con otra decena de veteranos de Argelia, instruyeron al Ejército de aquel país en las técnicas que luego se aplicarían en Vietnam.

Dos de sus discípulos, el general John Jons y el coronel Carl Bernard describen las enseñanzas de Aussaresses y cómo fueron aplicadas en Vietnam, donde produjeron el asesinato de 20.000 civiles durante el Plan Fénix. El general chileno Manuel Contreras, quien cumple una condena judicial en Santiago, reconoce que Aussaresses entrenó en Manaos, Brasil, a los torturadores de la DINA y que la dictadura de Pinochet mantenía un fluido intercambio de información con el gobierno francés de Valery Giscard D’Estaing. Lo mismo admite Harguindeguy. Marie Monique-Robin cedió a Página/12 los derechos de reproducción en la Argentina de sus entrevistas con Díaz Bessone, Harguindeguy y Bignone, que se publicarán en días sucesivos. En el documental se incluyen sólo fragmentos. El material completo termina con cualquier disputa posible acerca de los métodos de la dictadura.

© Página/12, 31/08/03
 


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“Hubo otros campos de concentración de la Iglesia en la Argentina”

Con tono monocorde y reflexivo, el más emblemático periodista de investigación y presidente del CELS cuenta cómo nació su interés por la Iglesia y cómo lo transformó en libros.

Por Alejandro Horowicz

Horacio Verbitsky me recibió en su oficina de la calle Lavalle, en las proximidades del Palacio de Justicia, y charlamos a lo largo de dos horas. El más importante periodista de investigación no eludió ninguna de las preguntas. Con tono reflexivo, casi monocorde, desgranó con conocimiento riguroso algunos resultados de 15 años de trabajo sobre la Iglesia Católica argentina. Por cierto, la investigación sigue en curso, y así como el domingo 6 de mayo republicó, en Página/12, un documento exclusivo sobre la confesión de Videla (silenciado por toda la prensa “independiente”), otras novedades no menos explosivas (¿otros campos de concentración en terreno de la Iglesia?) serán oportunamente comunicadas.

Verbitsky es además presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), que fundara Emilio Mignone, y desde tan comprometida atalaya libra su diario combate por la vigencia de los Derechos Humanos. Con una salvedad significativa, ni Verbitsky ni yo creemos que se trata de un problema del pasado, sino del impacto de ese pasado en nuestro presente, por una parte, y la necesidad de salvaguardar para la sociedad argentina el derecho a tener derechos.

–¿De dónde viene tu interés por la Iglesia Católica?
–De la confesión del capitán Scilingo; cuando el marino me dice que el método elaborado para el asesinato de prisioneros políticos había sido aprobado por la jerarquía eclesiástica. Arrojarlos vivos al río fue considerado una forma “cristiana” de muerte. El comandante de Operaciones Navales, contralmirante Luis Mendía, reunió en su momento a los oficiales y les dijo que se había decidido el método, y que la modalidad había sido aprobada por la Iglesia Católica. Los oficiales que participaban y tenían escrúpulos eran persuadidos por los capellanes navales; justificaban los asesinatos con parábolas bíblicas, se trataba, decían, de la separación de la cizaña del grano. Eso me motivó, me hizo pensar, antes que nada, en la importancia del tema. Yo había escrito sobre el rol de los capellanes en la justificación política de la dictadura, y había publicado una nota en Página/30 sobre el funcionamiento de un campo de concentración en una propiedad eclesiástica, en el Tigre.

–¿Entonces arranca en 1995 con Scilingo?
–Sí. Impactado por los dichos de Scilingo se me ocurrió hacer un libro sobre el campo de concentración en terreno de la Iglesia Católica. Era el único caso en que había funcionado un campo en esas condiciones; descubrimos, investigación mediante, que no era el único. Hubo otros también en la Argentina. Por ahora me reservo esa información, oportunamente la voy a dar a conocer. Retomé el tema, y en 1995 publiqué El vuelo (texto donde Scilingo confiesa mortificado por la culpa y rompe por primera vez la cadena de silencio); hasta que publiqué el libro sobre el campo (se llamaba El Silencio), pasaron diez años; por ese entonces aparece la viuda del periodista Julián Delgado, y cuenta su entrevista con Pío Laghi (representante diplomático del Vaticano ante el gobierno argentino); Laghi le dice que hay un grupo de detenidos con vida. El almirante Lambruschini no quería matarlos, eran hombres y mujeres con habilidades especiales, pero temía dejarlos con vida y que contaran todo; entonces consultó con el embajador vaticano si matarlos o no. Vale la pena subrayar el poder del monseñor. Laghi le dijo a la viuda de Delgado que podía averiguar si el periodista se encontraba en ese grupo. Hace la diligencia y le dice que no. Podía averiguar con detalle, eso demuestra lo aceitada que era la relación. Primero la viuda le estuvo agradecida. Después pensó: los desaparecidos son de todos. Recién ahí comprende el papel de Laghi. El conflicto entre el cardenal Bergoglio y los sacerdotes Yorio y Jalics (que acusan a Bergoglio de poner en peligro sus vidas al no avisarles que los buscaba la Marina) también aportó lo suyo. Bergoglio me dio la información documental sobre el título de propiedad de El Silencio. Me hizo saber en qué juzgado se tramitaba la sucesión, así accedí al título. Esa información me la dio de su puño y letra; mas tarde lo negó, pero exhibí el documento y debate concluido. En el medio me di cuenta que no podía escribir un libro conociendo solamente el episodio del campo. La propiedad era el lugar de recreo del arzobispo de Buenos Aires. El cardenal Aramburu iba todos los fines de semana a comer un asado y dormir la siesta. Todos los fines de año se celebraba la fiesta de fin de curso, el egreso de los nuevos sacerdotes, los seminaristas que accedían al sacerdocio.

–Te pusiste a estudiar el tema.
–Me puse a estudiar sobre la Iglesia. Cómo puede ser que una institución que declara que su finalidad es la salvación del alma, pueda estar asociada a los crímenes más atroces. Cuando comencé no sabía siquiera quién era el Papa anterior a mi nacimiento. Conocía de Pío XII en adelante. Me atosigué de encíclicas, de historia de la Iglesia. Estuve años sumergido en un mundo completamente desconocido. Entre el ’95 y el 2005 pasó una cosa que tuvo una influencia decisiva: el Tercer Milenio, y el Vaticano decide el jubileo del Tercer Milenio, es decir, el pedido de perdón por los pecados de la Iglesia Católica; lo hace el Vaticano a escala universal y lo tienen que hacer los distintos episcopados nacionales. El francés lo hace con mayor sinceridad, pide perdón y se arrepiente por su colaboración con la deportación de judíos franceses. En la Argentina también el Episcopado se ve obligado por el Papa. En 2000 hacen una ceremonia en Córdoba, montan un gran palco en el Parque Sarmiento, muy bien iluminado, 100 obispos vestidos de blanco, a la noche, una ceremonia sumamente teatral, absolutamente hueca. Mencionan los pecados contra los Derechos Humanos. Era muy hipócrita, invitaron al general Brinzoni, jefe del Ejército, y no invitaron a nadie de los organismos de los Derechos Humanos. Yo acababa de asumir la presidencia del Cels, Angélica Sosa de Mignone, viuda de Emilio, me dijo que el nuevo presidente del Episcopado era Estanislao Karlic, y que era otra clase de persona. Había sido auxiliar del cardenal Primatesta en Córdoba, y sucedió a monseñor Tortolo en Paraná, le escribimos una carta y Chela se la entregó personalmente. Le planteamos que tras el pedido de perdón podían abrir los archivos, y facilitar la investigación. Contesta que el Episcopado no tiene archivo; supe desde el primer día que me estaba mintiendo. Si algo caracteriza a la Iglesia es el manejo de la información, es decir, de sus archivos. Está entre sus mejores tradiciones.

–Y las peores también (risas).
–Buena parte de la cultura occidental debe mucho a esa pasión por los archivos. Karlic me manda un folletito (Iglesia y derechos humanos, editado en 1982 y reeditado en el ’84), donde la Iglesia intenta lavarse la cara: un blanqueo de sepulcros. Mostrarle a la sociedad cuántas cosas dijeron en defensa de los Derechos Humanos. Me pareció una burla. Pero la curiosidad me ganó y lo miré. Una cosa me llamó la atención, no había documentos completos, sólo párrafos sueltos. Fui a los archivos de los diarios, y para mi sorpresa descubrí que habían mutilado los documentos, para embellecer y tergiversar. No es que los párrafos no existieran, pero estaban en un contexto que omitían. En mayo del ’76, un documento del Episcopado dice: “no puede pretenderse que las fuerzas de seguridad actúen con pureza química”. En ese texto declaran el apoyo al proceso que defiende los valores occidentales y cristianos. Y después en el párrafo 40 reza: “no obstante… deben respetarse los Derechos Humanos”. La tapa de los diarios, donde el respaldo es lo que cuenta, no está en el folleto, sólo el fragmentito. Eso me estimuló. Conseguí gente de la Iglesia que no estaba de acuerdo con esa mentira, que creía que era legítimo dar a conocer esa información, decir la verdad. En los años de trabajo con esos archivos descubrí que la metáfora del silencio era débil. Que hubo complicidad.

–¿Cómo se materializó esa complicidad?
–De varias maneras. Entregan la quinta del Arzobispado en el Tigre para que hagan un campo de concentración. Esas personas que el almirante Lambruschini no sabía si matar o dejar con vida, con la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, debían ser reubicadas; camuflan las instalaciones, donde había una escalera ponen una pared, donde había oficinas, baños. Modifican el lugar para que no encuentren lo que están buscando, para confundir; para eso tienen que sacar de ahí a los prisioneros, y los esconden en El Silencio; es en ese lugar donde aguardan su suerte. El secretario del Vicariato castrense, monseñor Emilio Grasselli, mientras tanto, le vende esa propiedad al grupo de tareas de la ESMA. Grupo con el que colabora en forma abierta. Y el grupo de tareas compra la propiedad con el documento de un detenido desaparecido, que después quedó en libertad: Marcelo Hernández. El administrador de la curia figuraba en el título como propietario, y se la lega al Arzobispado; el Arzobispado se la vende a Grasselli y dos laicos, y Grasselli finalmente al grupo de tareas.

–¿Es una venta real o una “donación” encubierta?
–Es probable que el grupo de tareas haya pagado, esa información no la tengo. Con toda esa historia publico El Silencio en 2005. Hay otra fuente que manejo; los cables desclasificados por el Departamento de Estado norteamericano. A partir de un pedido que le hicimos a Madeleine Albright, el gobierno de Bill Clinton dijo que sí. Una suerte de venganza contra los republicanos por la acusación, el affaire de Mónica Lewinsky en la oficina oval, contra Clinton. En uno de los despachos desclasificados, el embajador de Washington en Buenos Aires muestra un gran conocimiento del “programa de recuperación” de prisioneros. El embajador dice a su gobierno que la fuente de su información procede de la Embajada de Francia y del nuncio apostólico del Vaticano. En 2006 publiqué Doble juego, es decir, la duplicidad de la Iglesia. De 2007 en adelante publiqué los cuatro tomos sobre la Iglesia Católica en la Argentina. Ese trabajo cubre el lapso de un siglo. El primer tomo, Cristo Vence, va desde 1884, cuando Roca expulsa al delegado apostólico, por oposición militante a la Ley 1420 (de educación laica), hasta el derrocamiento de Perón en el ’55. Derrocamiento que fue obra de la Iglesia. Fue el cerebro y el tejido conectivo de ese golpe. Suministra la justificación ideológica, organiza el terrorismo; los comandos civiles los impulsa la Iglesia, las armas se almacenan en colegios religiosos; el hombre que articula ese operativo es un marista, el hermano Septimio (primo hermano de Rodolfo Walsh). El segundo tomo, La violencia evangélica, va desde el ’55 hasta el Cordobazo (mayo del ’69). Está todo el proceso de cambio interno, influencia de los curas obreros, la experiencia de los curas franceses en Argentina, y sobre todo la autocrítica del golpe de Estado contra Perón (Mugica, De Nevares, Angelelli). Se trata de un proceso muy rico de participación en las luchas populares. La historia de la Juventud Obrera Católica (JOC), precursora de los sacerdotes del Tercer Mundo, comienza con los equipos interdiocesanos. El surgimiento en la Argentina de la Teología de la Liberación (documento de San Miguel), donde los obispos denuncian la opresión y enumeran: política, económica, social, por tanto el proceso de liberación tendrá que darse en todos los planos. En ese proceso los obispos participarán con la “violencia evangélica del amor”. Frase polisémica dicha para que el teólogo entienda una cosa y el lego otra. Una típica fórmula eclesiástica.

–¿De que se ocupa el tercer tomo de tu trabajo?
–El tercer tomo, Vigilia de armas, va desde el ’69 hasta el 23 de marzo del ’76. El documento de San Miguel es un mes anterior al Cordobazo, sin embargo cuando se produce no participan desde la “violencia evangélica”, sino que se alinean con el ultraconservador gobierno de Onganía. Ese tomo corresponde a las luchas populares que confluyen con el regreso de Perón a la Argentina en noviembre del ’72. Proceso donde el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo juega un rol muy importante en contraposición al Episcopado, que se alinea con la dictadura del general Lanusse.

–Se trata de una cúpula aislada, la mayoría de los sacerdotes no le responde.
–La cúpula lo vive muy mal, enfrenta a los sacerdotes tercermundistas, mientras el Vaticano apoya el regreso de Perón a través de la logia P2. Esto tiene una dimensión política y otra económica. La política, el Vaticano entiende que Perón es el único que puede poner límite al proceso revolucionario. Y la económica, un proyecto de desarrollo impulsado con capitales europeos, principalmente italianos, que se expresa en tres documentos fundamentales. Un libro de Giancarlo Elia Valori (camarero de capa y espada del Papa), Iglesia y FF.AA., un documento que firma Perón con Rogelio Frigerio, “La única verdad es la realidad”, y por último, la plataforma del Frente Justicialista de Liberación. Los tres plantean lo mismo, un programa de desarrollo sin presencia norteamericana, y con rol protagónico para el capital italiano. Esto es, las grandes empresas en las que tiene invertido su dinero del Vaticano. Después de todo, la P2 es parte de la estructura vaticana. Perón le cuenta a Pavón Pereyra, su biógrafo oficial, que la restitución del cadáver de Evita había sido planteada por Licio Gelli, otro conspicuo integrante de la P2. El chárter que trae a Perón a la Argentina lo paga la Fiat. A bordo de ese avión vienen Gelli y Valori, quien actúa como vocero oficial. Además vienen dos sacerdotes M terceristas, Mugica y Bernaza. Cuando Perón está instalado en Gaspar Campos, recibe a 60 sacerdotes del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo. Sacerdotes comprometidos con la lucha que implicó su regreso, y que participan activamente en el proceso de liberación. A esos sacerdotes, Perón les tira un balde de agua fría. Idéntico al que le tira a la JP. Ahora no quiere a los sacerdotes en la movilización, sino orando en los templos. Ahí se produce el fenómeno inesperado: Perón pasa a entenderse muy bien con el Episcopado, y a rechazar las prácticas revolucionarias del tercermundismo. El Episcopado entiende, con la ayuda del Vaticano, el rol de Perón. Y el 1 de julio del ’74, coincidiendo con la muerte de Perón, llega Pío Laghi a la Argentina. El Episcopado participa en el clima golpista del ’75. Y toman una preeminencia muy grande el vicario y el provicario castrense: Tortolo y Bonamín, autor de la famosa homilía donde habla del “festín de los corruptos”. Tortolo prácticamente anuncia el golpe a empresarios en la Nochebuena del ’75, participa en las gestiones para el alejamiento de Isabel. Y el vicepresidente de la Conferencia Episcopal, Raúl Primatesta, dice que no es profeta del castigo, pero la gravedad de la situación no permite quedarse en palabras, el remedio puede ser duro, la mano de Dios es paternal pero pesada: la frase que da título al último tomo de la historia: La mano izquierda de Dios, y cubre toda la dictadura militar.

20 de mayo 2012, Tiempo Argentino
 


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"Estaban de acuerdo"


Por Horacio Verbitsky

1º de Septiembre de 2003

El ex dictador Benito Bignone admitió que los instructores franceses enseñaron a los militares argentinos el método del secuestro, la tortura y la ejecución clandestina de personas y dijo que el Episcopado argentino aprobó esa práctica. En una entrevista con la periodista francesa Marie-Monique Robin, contenida en el documental Escuadrones de la Muerte. La Escuela Francesa, que se emitirá el 1º de septiembre en la televisión de París y en otra docena de países, Bignone dijo que los derechos humanos tienen valor distinto según la persona de quien se trate. En una asombrosa extrapolación de épocas, homologó las torturas aplicadas durante la dictadura militar con el maltrato a detenidos por la policía en el presente y dijo que los delincuentes que entran a una comisaría deben recibir por lo menos una pateadura. Bignone está bajo arresto domiciliario a disposición del juez federal Jorge Urso, en la causa por el robo de bebés dados a luz en cautiverio. Durante la entrevista, que fue filmada con una cámara oculta, Bignone dijo que sólo padece el "daño moral" de su detención y describió las envidiables condiciones en que la cumple, con salidas diarias autorizadas por la Justicia.

Según Bignone no hubo diferencia alguna entre la denominada Batalla de Argel y la guerra sucia militar contra la sociedad argentina. "Fue una copia. Inteligencia, cuadriculación del territorio dividido por zonas. La diferencia es que Argelia era una colonia y lo nuestro fue dentro del país. Era una diferencia de fondo pero no de forma en la aplicación de la doctrina. Los [instructores] franceses dictaban conferencias y evacuaban consultas. Para algo estaban acá. No cobraban el sueldo de gusto", dijo. Quien introdujo en la Argentina el interés por la guerra revolucionaria fue el coronel y luego general Carlos Jorge Rosas, quien cursó la Escuela de Guerra francesa a mediados de la década de 1950. "El trajo la inquietud de que toda la preparación de la guerra clásica no servía, porque la guerra moderna, la guerra revolucionaria, era totalmente diferente. Fue subdirector de la Escuela de Guerra y subjefe del Estado Mayor y el gestor de que tuviéramos una asesoría francesa."

El caso Moro

Respecto de los interrogatorios con torturas, Bignone contó una reunión que mantuvo en 1977 con tres obispos de la Iglesia Católica. Se trató de "un almuerzo para hablar de estos temas". El 7 de mayo de ese año, el Episcopado firmó una carta pastoral en la que expresó "serias inquietudes" por las desapariciones y secuestros, las detenciones sin proceso y las torturas, que atribuyó en forma bizantina a que "el gobierno no ha logrado aún el uso exclusivo de la fuerza". Bignone no identificó quiénes fueron sus interlocutores eclesiásticos, pero contó el diálogo que dijo haber sostenido con ellos. El militar les formuló un dilema hipotético:

–Como representante del Estado argentino, sea juez o general, tengo en mi poder al señor Juan Pérez. Es un subversivo que sabe dónde está una señorita que sé que está raptada por la subversión y de la que yo soy responsable, porque tengo la obligación de protegerla. ¿Hasta dónde llega mi potestad como Estado para que aquel señor me diga dónde está esta señorita, de modo que yo la pueda salvar?

–Su pregunta es muy difícil, general –dijeron al unísono los tres obispos, según Bignone. Pero luego, "el más viejo, que ya murió, dijo que ensayaría una respuesta:

–Creo que su potestad llega hasta cuando ese hombre hable con dominio de su mente".

Para Bignone ello implica que los obispos "estaban de acuerdo con buscar la manera de que [el detenido o secuestrado] me diga dónde está la persona que necesito salvar". A su juicio la disyuntiva correspondía a un "caso típico", que ejemplificó así ante la cámara: "Aldo Moro estaba preso y al mismo tiempo estaba preso el jefe de las Brigadas Rojas. ¿Usted cree que no sabía dónde estaba Moro? ¿Qué era más importante, los derechos humanos de ese sinvergüenza o los derechos humanos de Aldo Moro?". La democracia italiana respondió a ese dilema de un modo opuesto al de la dictadura argentina. Cuando el jefe de policía, general Carlo Alberto Dalla Chiesa, recibió la sugerencia de torturar a los detenidos para llegar a Moro respondió: "Italia puede permitirse perder a Aldo Moro, pero no puede permitirse implantar la tortura". Moro fue asesinado por las Brigadas Rojas en mayo de 1978 pero Italia conservó un gobierno democrático y derrotó a los brigadistas sin cometer las atrocidades que hasta el día de hoy han dejado una huella espantosa en la sociedad argentina.

Ocho mil desaparecidos

Bignone admitió la desaparición de personas detenidas pero puso en duda su cantidad. "Nuestro presidente habla de 30.000, pero sólo fueron 8000, de los cuales 1500 bajo el gobierno de ellos" [los justicialistas]. Hace una década, en su libro El último de facto, redactado por el escritor fantasma militar Héctor Simeoni, Bignone consideró que "hubiera sido un error trágico" publicar una lista de muertos por la dictadura militar, porque "después vendrían los interrogantes: ¿quién lo mató, dónde está el cadáver, por qué lo mataron?". Dijo que los secretarios generales de las tres Fuerzas Armadas "llegamos a la conclusión de que no era conveniente". Pero aun luego de haber admitido ante Marie-Monique Robin la responsabilidad castrense por la desaparición de entre 6500 y 8000 personas, Bignone repitió las inconsistentes explicaciones de los años de su gobierno. "Es un tema tabú, es una exageración lo que dicen acá. Es un tema muy difícil de explicar. La esencia es que los primeros que optan por desaparecer son ellos. No es como en el caso de Argelia. En el caso nuestro, ellos pasan a la clandestinidad, desaparecen. Se ponen nombres de guerra, tienen documentos falsos y obran en la clandestinidad. O sea, para la sociedad no existen. ¿Nos vamos a preocupar después nosotros por identificarlos? Llevaban una pastilla de cianuro en el bolsillo. En la guerra clásica también hay desaparecidos", dice, acumulando incoherencias.

Entrevistado para el mismo documental, el ex comandante del Cuerpo de Ejército II general de división Ramón Genaro Díaz Bessone reconoció que la dictadura militar hizo desaparecer a 7000 personas y que no se animó a fusilarlas por temor a la condena papal. Marie-Monique Robin le preguntó a Bignone si tales métodos le habían costado "algunas preguntas éticas al principio". Su respuesta: "¿Qué le parece? Uno vive haciéndose preguntas éticas. Yo creo que la reacción que vino después contra la Argentina, contra Chile y Uruguay fue precisamente motivada para que nadie se anime en el mundo a hacer lo que hicimos nosotros, porque ésa es la única manera de terminar con la subversión. No es lo mismo que convivir con la subversión, como convive Colombia o España con la ETA, o que ser derrotado por la subversión, como fue con Cuba o pudo ser El Salvador. Porque nosotros terminamos con la subversión. Que después perdimos políticamente es otra cosa. Pero militarmente terminamos con la subversión". El ex dictador ni siquiera sospecha que aquello que el mundo condena son los crímenes de lesa humanidad cometidos en forma sistemática desde el Estado para lograr fines que la camarilla gobernante definió por sí y ante sí como deseables para la Patria.

Ayer, hoy y mañana

La atrocidad de esos procedimientos y su incompatibilidad con cualquier forma del derecho, civil o militar, aparece en toda su extensión cuando Bignone intenta fundamentarlos en una doctrina contrainsurgente: "Si usted quiere que no le pongan una bomba en su casa, por más guardia que tenga igual se la van a poner. La única forma de evitarlo es matar al tipo que le va a poner la bomba antes de que la ponga".

–En mi país se habla abiertamente de estos temas, que antes eran tabú. Se discute si había que utilizar la tortura o no y qué técnicas se aplicaron –dice la periodista francesa.

Bignone responde que leyó las declaraciones del general Paul Aussaresses, cuyo libro Services Speciaux Algérie 1955/57 sacudió a Francia hace dos años porque narró en primera persona y con detalle las torturas y ejecuciones clandestinas cometidas por sus Fuerzas Armadas en Argel, donde 3024 personas desaparecieron, según el cálculo preciso del renunciante jefe de Policía de la ciudad, Paul Teitgen. "Israel tiene reconocida la tortura. Todas las policías del mundo. ¿O somos tan hipócritas para decir que no? A la policía hay que tenerle respeto y si no, miedo. El delincuente tiene que saber que si entra a la comisaría por lo menos una pateadura se va a ligar. Aquí en nuestro país pasa lo contrario. El policía le tiene miedo al delincuente", agrega Bignone, en una notable extrapolación cronológica.
La picana eléctrica se utilizó siempre "en todos lados", dice, y en la Argentina comenzó a utilizarse "en tiempos de Perón". La principal enseñanza de los franceses fue el uso de la inteligencia, que Bignone describe como "la piedra angular de la lucha contra la subversión". También cuenta que leyó Los Pretorianos, Los Mercenarios y Los Centuriones, de Jean Lartéguy, que los instructores franceses recomendaron a sus discípulos argentinos. Curioso cruce de ficción y realidad: los libros de Lartéguy son novelas apologéticas. En uno de ellos, Los Centuriones, el personaje Boisfeuras está inspirado en Aussaresses, el torturador y ejecutor. Ex paracaidista él mismo, Lartéguy retrata a Boisfeuras/Aussaresses en forma despectiva. Le atribuye "espíritu tortuoso, gusto por la intriga, falta de escrúpulos y palabra de honor, necesidad monstruosa de poder, que sólo conseguía satisfacer a la sombra de personas de grado superior, lo cual lo tornaba al mismo tiempo cauteloso y amargo". A la inversa, el documental muestra cómo la película ítalo-argelina de ficción La batalla de Argel, dirigida por el comunista Gillo Pontecorvo para denunciar los métodos utilizados por el Ejército colonial francés, fue luego utilizada en la instrucción de los oficiales estadounidenses y latinoamericanos que los replicaron en el Cono Sur y en el Sudeste Asiático.

Al comparar la experiencia francesa en Argelia con la de la dictadura argentina, Bignone dijo que en ambos casos habían ganado la batalla militar y perdido la política. También mencionó su amistad con el instructor francés Robert Servent, un veterano de Indochina y Argelia que formó parte de la misión militar en Buenos Aires. Bignone recuerda el furibundo antigaullismo de Servent, quien no perdonaba el abandono de Argelia decidido por Le Général. Bignone es comprensivo con el ex jefe de Estado. "Lo entiendo a De Gaulle. No se podía seguir así en este mundo. En nuestro caso era distinto, porque estábamos en nuestro propio país, no se podía decir al final les vamos a regalar dos provincias para que se queden tranquilos". Ni se le ocurre que por la misma distinción que intenta, nunca debieron acudir en su propio país a los métodos infames de un Ejército colonial.

Bignone conoció a Servent en Madrid, en la Escuela de Estado Mayor español. "Nos hicimos muy amigos, entre 1962 y 1964. En Madrid empezaba a despertarse el interés [por la guerra revolucionaria]. Yo llevé el planteo de un ejercicio teórico que se hizo en el segundo año. Transcurría en una colonia francesa imaginaria de Africa." La importancia que ya entonces asignaba el Ejército argentino a la experiencia colonial francesa se desprende de otro de los recuerdos de Bignone: el oficial que obtenía las mejores calificaciones en la Escuela Superior de Guerra era enviado a los cursos de perfeccionamiento en París, que incluían un período de práctica de un mes en Argelia. "La guerra contrarrevolucionaria interesaba, y la cuna de esto era Francia. En España el interés no estaba tan actualizado como acá. Allá la enseñanza estaba más volcada a la guerra clásica, y muy poquito de la guerra revolucionaria" dijo Bignone.

En su promoción, el destino en París le correspondió a su compañero Juan Carlos Gutiérrez Morcchio. Antes que él realizó el mismo curso el entonces teniente coronel Alcides López Aufranc, quien también es entrevistado en el documental. Al regresar, López Aufranc dirigió en Buenos Aires el Primer Curso Interamericano de Guerra Contrarrevolucionaria, en el que participaron oficiales de catorce países. Hasta entonces "la doctrina nuestra era la vieja doctrina alemana, después la americana. Nuestros reglamentos eran extraídos del Ejército de Estados Unidos, que casi no tenían doctrina en esta materia. La Escuela de las Américas de Panamá era la única que tenían. Los demás que iban a Estados Unidos era para estudiar la guerra clásica".

"Muchos menos"

El ex dictador repite en el documental una frase que hizo célebre en 1980 el general Santiago Omar Riveros, quien fue su jefe en el Comando de Institutos Militares y en la Zona IV de Seguridad y que, igual que Bignone, ahora está bajo arresto domiciliario por el robo de bebés cuyas madres, detenidas-desaparecidas, dieron a luz en el Hospital Militar de Campo de Mayo. "Peleamos con la doctrina y con el reglamento en la mano", dicen ambos. Pero además Bignone explica cuáles fueron esa doctrina y aquellos reglamentos: "La manera de oponerse a la guerra revolucionaria fue encarada a partir del modelo francés que íbamos conociendo por publicaciones y oficiales que realizaban cursos en institutos galos. A fines de la década del ‘60 aparecieron los primeros reglamentos para la lucha contra la subversión, LC82 Operaciones contra las Fuerzas Irregulares, tomos I, II y III, hechos por nosotros copiándolos de los franceses. La influencia francesa fue la que nos dio todo. Nuestra doctrina se volcó en los reglamentos y fue lo que aplicamos después".

Por eso, agrega, "cuando vuelve la democracia el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas dictamina que las órdenes para la lucha eran inobjetables. Allí fue donde en un exabrupto político le quitaron la causa al Consejo Supremo y se lo pasaron a la Cámara Federal aduciendo demora". A sus 75 años, el general ni se arrepiente ni vacila: "Los que dicen que hicimos una guerra sucia, no es cierto", se enoja en un momento. "El gran error nuestro fue admitir llamarle guerra sucia", dice en otro, como si el problema fuera semántico. "Ninguna guerra es limpia. En la guerra clásica todos los que mueren o la inmensa mayoría son inocentes. No eligieron ir, los mandaron a la guerra. En la guerra revolucionaria, ellos eligen ir a la guerra. Es mucho más sucia la otra que ésta, porque los inocentes que mueren en la guerra subversiva son muchos menos que en la otra donde todos, salvo el que llevó el país a la guerra, son inocentes", afirma.

© Página/12, 01/09/03


"Pecados y delitos"

Por Horacio Verbitsky

1º de Septiembre de 2003

Para el ex ministro del Interior de la dictadura militar, general de división (R) Albano Eduardo Harguindeguy, el método de la tortura y la desaparición forzosa de personas que los militares argentinos aprendieron de sus colegas franceses constituyó "una violación de los derechos humanos reconocidos por las Naciones Unidas" y "un error político". Su consecuencia fue que "ganamos la guerra pero perdimos la paz". Como los guerrilleros estaban en cualquier parte de la sociedad "todos eran sospechosos" y eso llevó a cometer errores y abusos. Las impactantes declaraciones de Harguindeguy fueron formuladas a la periodista francesa Marie Monique Robin, cuyo documental "Escuadrones de la Muerte. La Escuela Francesa" se emitió ayer por el Canal Plus de París y en canales de una docena de países. Robin entregó a este diario un video con la entrevista completa a Harguindeguy, quien fue el ministro político durante cinco de los siete años de la dictadura. Antes, como jefe de Policía designado en 1975 por la presidenta María Estela Martínez de Perón, preparó el abordaje castrense sobre el Estado Nacional. Por ironía del destino hoy vive en un suntuoso chalet en la calle Eva Perón 1331, del castrense barrio de Los Polvorines, donde se esconde de los escraches y extraña los libros que debió dejar en su departamento en Recoleta.

Los derechos humanos

En su autoindulgente versión de los hechos, Harguindeguy fue quien llamó la atención sobre el problema de los desaparecidos casi quince años antes que el teniente general Martín Balza. En el informe final sobre sus cinco años como ministro del Interior, en marzo de 1981, "se habla de los errores cometidos, de los desaparecidos, de los muertos de un lado y de otro. Nadie me lo reconoció". Hoy califica las desapariciones como "una realidad y un error", que atribuye a la diferencia entre las guerras coloniales francesas y la represión dentro del propio territorio. La enseñanza de la misión militar francesa que luego del derrocamiento de Juan D. Perón transmitió a los militares argentinos la experiencia adquirida en Indochina y Argelia "nos sirvió para librar una guerra. Ganamos la guerra pero perdimos la paz". Según Harguindeguy los instructores franceses "nos enseñaron la división del territorio nacional en zonas de operaciones, los métodos de interrogación, el tratamiento de prisioneros de guerra, la subordinación policial al Ejército". Es decir, "lo bueno y lo que se puede considerar un error, una violación del respeto por los derechos humanos consagrados por las Naciones Unidas". La división del país en zonas, áreas y subáreas, hizo "más difícil controlar por los niveles superiores la actividad de lucha contra la subversión". Al dispersar las fuerzas y las responsabilidades "cada uno se considera dueño del feudo, este pedazo es mío". En su opinión "la lucha en las ciudades es terriblemente difícil. Porque usted va caminando por la calle Florida y se cruza con alguien que le roza el saco. Es un guerrillero y usted no lo sabe. Por eso todo el mundo es sospechoso. Muchos son detenidos por las fuerzas legales y hasta que comprueben [su situación] sufren los efectos del desarrollo de la operación militar. Eso puede llevar a abusos". Para Harguindeguy "lo más terrible es cómo se mimetiza la subversión en la población, lo cual hace muy difícil decir aquél es el enemigo, aquel es propia tropa. Esa era otra diferencia con Argelia o Indochina, donde la diferenciación era incluso racial".

En esa batalla que denomina secreta, "es muy fácil que algunos miembros de las propias fuerza cometan actos que no hacían al desarrollo de la lucha contra la subversión. Los servicios de inteligencia del mundo, las policías de investigaciones del mundo viven caminando por el borde de la cornisa. Paso en falso que dan, se caen. Hay que tener mucha formación moral y profesional para seguir caminando sin caerse, sin cometer actos aberrantes". Sin embargo, Harguindeguy dice no estar arrepentido de nada:"Hicimos lo que correspondía, en cumplimiento del deber militar. Empezamos bajo un gobierno constitucional y seguimos en un gobierno de facto. Las Fuerzas Armadas deben decirle al pueblo argentino: nosotros los libramos de ser un país marxista. Tengo que reconocer que cometimos errores. Si no cometiéramos errores seríamos dioses. Qué aburrido sería un país gobernado por los dioses, sin pecado, sin delito".
Guerras coloniales

En la denominada Batalla de Argel los paracaidistas franceses hicieron desaparecer a 3024 personas, según la minuciosa estadística presentada junto con su renuncia por el jefe de la policía de la antigua colonia africana, Paul Teitgen. En la guerra sucia militar contra la sociedad argentina, el número de desaparecidos osciló entre los 10.000 compilados por la CONADEP y los 30.000 denunciados por los organismos de derechos humanos. Según Harguindeguy, mientras los franceses "libraron dos guerras coloniales nosotros no enfrentamos a extranjeros, éramos todos nacionales. Eso es muy serio. Más de una vez un prisionero era hijo, sobrino, nieto o pariente de un coronel, de un general o de un capitán" que pedían por su libertad. "Eso no le pasaría a Francia, porque [los presos] eran todos argelinos. Aunque siempre hay algún traidor", dijo. Además, los desaparecidos en Argelia "eran desaparecidos en el territorio de otra Nación, que se liberó luego de haber sido un apéndice de Francia". En cambio en la Argentina, "cada desaparecido tenía padres, hermanos, tíos, abuelos, que actuaron políticamente con un gran resentimiento, natural. Mientras los que murieron en lucha o en combate o que se supo y fueron identificados, no ocasionaron reclamo de ninguna naturaleza. El problema, dice el informe mío, son los desaparecidos". De este modo, Harguindeguy retoma un rancio debate entre facciones internas de la dictadura. Ninguna repudió los métodos que todas practicaron con criminal entusiasmo, pero algunos tuvieron mayor previsión sobre las consecuencias.
Picana y desaparecidos

Harguindeguy dijo que los franceses no enseñaron el uso de la picana eléctrica para el interrogatorio a los detenidos porque en la Argentina ya era conocido por la Policía Federal. Pero agregó que los asesores franceses sí fundamentaron la conveniencia de su empleo y que los militares argentinos adoptaron esos métodos "a medida que se hacía la lucha". El método del interrogatorio de los detenidos bajo torturas para obtener información operativa, "se hizo carne en el Ejército argentino, complementado con lo que se pudo estudiar en la Escuela de las Américas en Panamá, donde muchos oficiales fueron incorporados como profesores y volvieron con un gran bagaje teórico. Los americanos no habían tenido esa lucha, que después la tuvieron y sacaron su propia experiencia. Y también debe tener mucha conexión con eso el Ejército francés", dijo Harguindeguy. "No sé si los oficiales que estuvieron en la Escuela de las Américas, que tienen mi edad, que estamos más allá del bien y del mal, podrán decir si recibieron enseñanza específica sobre tortura, pero sobre la forma de interrogar seguro que sí."

En Argelia una vez que los torturados entregaban la información que poseían eran hechos desaparecer. Harguindeguy consideró la adopción de esa misma política en la Argentina como "un grave error", que explicó como una consecuencia de la amnistía de 1973. "El sistema jurídico había sido totalmente alterado. A partir de 1966 se agravaron todas las penas de los delitos conexos con la subversión, se creó una Cámara Federal Penal y se dio todo un cuerpo jurídico capaz de permitir el combate contra la subversión. Al asumir el gobierno, en 1973, Cámpora abrió las puertas de todas las cárceles, liberó a los presos y derogó aquella legislación. A partir de esa derogación, se tomaba preso a un subversivo y salía por la otra puerta. Con la perspectiva que dan los años creo que uno de los graves errores que cometimos fue no haber reimplantado todas esas leyes al asumir el gobierno en nombre del Proceso de Reorganización Nacional. Carecimos de una legislación penal que nos permitiera combatir a la subversión", a diferencia de la que "tuvieron Alemania e Italia para combatir a las Brigadas Rojas. Nos hubiera dado mucha más flexibilidad para conducir las operaciones militares, sometiendo a proceso a todos los delincuentes que se tomaban". No se conoce nada menos flexible que la muerte, claro.

Una diferencia que señaló Harguindeguy con las guerras coloniales francesas es que mientras en Argelia actuaron comandos especiales de paracaidistas, escuadrones de la muerte, en la Argentina participaron todas las Fuerzas Armadas. "Cada área de responsabilidad, cada zona, cada subzona, tenía la gente con la cual accionaba entrando a las casas, allanando, deteniendo y de ahí [los secuestrados] pasaban a centros de detención donde se hacían los interrogatorios. El interrogatorio hay que hacerlo en el lugar de los hechos, en caliente. Porque si usted toma un prisionero, lo deja reflexionar y lo deja pensar varias horas, cuando llega el momento del interrogatorio ya se ha formado una coraza interior. Mientras si usted lo interroga en el momento del hecho, y sobre todo si está herido, inmediatamente habla". No hablaba sólo de teoría.

Harguindeguy contó un episodio que protagonizó en 1974 luego del ataque guerrillero a la guarnición militar de Azul.

"Yo había dejado el comando de la brigada blindada de Tandil. Había vuelto al lugar sólo porque mi familia aún estaba allí y festejaba el aniversario de bodas. Cuando volvía de comer con mi mujer y mis cinco hijos, el segundo comandante de la Brigada viene a mi casa. Me avisa que habían tomado la guarnición militar de Azul y que no encontraban al nuevo Comandante de la Brigada. Marché a Azul a tratar de recuperar el cuartel, la gente estaba peleando, nos habían tomado rehenes, hubo muertos de la subversión y algún herido. Se lo interrogó en la herrería del regimiento y la información que se consiguió en el campo de combate se pasó inmediatamente y sirvió para dar varios golpes a las organizaciones subversivas". Como una picardía narró el equívoco que le sirvió para no dar explicaciones judiciales sobre el episodio. "Como se hablaba del interrogatorio que hizo un coronel, el juez pregunta qué coronel había allí. Le contestan que no había ningún coronel. Lo que pasaba es que yo acababa de ascender a general. Había vuelto de civil a Tandil, donde no había dejado ningún uniforme de general. Cuando me dijeron lo que pasaba agarré una chaquetilla y un pantalón a mano. Eso me salvó de tener que rendir cuentas", dijo.

Pese a la influencia francesa en la formación de los militares argentinos, Harguindeguy sostiene que el gobierno de entonces, presidido por Valery Giscard D’Estaing apoyaba a la dictadura militar, y narra que su colega francés Michel Poniatowski "vino con cartas credenciales en nombre del Ejército francés para establecer relaciones coordinadas, intercambio de información". Pero según Harguindeguy en los niveles inferiores "el gobierno francés no tomaba medidas internas contra los elementos subversivos. Contra los derechos humanos y contra la opinión pública ha sido muy difícil. El mundo está lleno de hombres proclives a tener una idea progresista, un centro izquierda, socialista", dice. La capacidad de predicción no se destaca en el reportaje, grabado una semana antes de la asunción presidencial de Néstor Kirchner. Según Harguindeguy, "vivimos un momento político muy especial. Yo pensaba en un giro a la izquierda y alguien me dijo: ¿cuándo viste un izquierdista que tomando el poder no se convierte en liberal?". Satisfecho con el hallazgo, Harguindeguy lo repite, atragantado de risa: "¿Cuándo viste un izquierdista que tomando el poder no se convierte en liberal? El único caso es Castro"-.

© Página/12, 01/09/03


Las autocríticas de 1995

CASO SCILINGO. Se conocieron esta semana nuevas declaraciones del capitán de corbeta (retirado) de la Armada, Alfredo Scilingo, quien dias pasados confesó su participación en la represión ilegal de la última dictadura. El testimonio de Scilingo había sido difundido el jueves 2 de marzo en el programa "Hora Clave" del periodista Mariano Grondona. En esa oportunidad, el periodista Horacio Verbitsky difundió una grabación con el capitán Scilingo, donde el oficial reconoció que en dos ocasiones participó del lanzamiento de prisioneros políticos vivos al océano.

En esta oportunidad, el jueves 9, el capitán Scilingo se presentó en el programa "Hora Clave", donde fue entrevistado Mariano Grondona, conductor del espacio. El viernes 10 el matutino Pagina/12 publicó el diálogo, del que reproducimos varios fragmentos.

Consultado por Grondona sobre si ratificaba sus dichos grabados, Scilingo afirmó que "Vine al programa porque quiero dar la cara y aclararle a todos los que tal vez no entiendan, por qué hable ahora. Ante todo quiero aclarar que yo no soy un facineroso. Los facinerosos duermen perfectamente todas las noches y yo, desde que hice el primer vuelo, si no uso lexotanil o alcohol no duermo. Nosotros ganamos una guerra, de eso no tengo dudas. Lo que hice, lo hice total y absolutamente convencido. Pero la guerra terminó y quedaron los hombres. Quedaron desaparecidos, y quedaron muchas heridas".

Scilingo relató que en febrero de 1991 envió una carta al ex dictador Videla y en marzo del '91 otra al jefe del Estado Mayor de la Armada, almirante Jorge Ferrer, reclamándoles que asuman su responsabilidad en la represión del pasado 'Proceso de Reorganizacion Nacional'. "Yo en esa nota del 4 de marzo del '91 le decía al almirante Ferrer si bien el Punto Final nos libera de toda condena no por ello dejamos de ser responsables de hecho de lo que fuimos participes. Y además le decía, entre otras cosas, que si yo llegaba a manejar ese tema era porque ellos, los superiores, no querían darlo a luz. Tendrían miedo de reconocer un procedimiento que era militar".

Luego comentó que "el 16 de agosto de 1991 le vuelvo a enviar una nota al almirante Ferrer. Y le digo que la falta de reconocimiento de errores luego del indulto por parte de mis ex superiores me hace cómplice de encubrimiento. La falta de respuesta a mi nota me hace sentir usado y descartado".

Finalmente Scilingo declaró que "la Armada debería haber informado a la ciudadania y en especial a los señores senadores cuales fueron los métodos que la superioridad ordenó emplear en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) para detener, interrogar y eliminar al enemigo durante la guerra contra la subversión. Y en caso de existir el listado de los mal llamados desaparecidos (porque, a nivel personal, el tema de los desaparecidos...como puede ser que a esta altura existan desaparecidos?...)", concluyó el ex capitán.

Los dichos del ex capitán Scilingo motivaron pronunciamientos de varios sectores de la sociedad. El martes 7, "pensando con profundo dolor en los familiares de las personas desaparecidas durante el regimen militar (...) pedimos entonces esas listas que, sin duda en su momento, fueron prolijamente recopiladas por quienen eran responsables de dichos campos". El comunicado fue firmado por los monseñores Justo Laguna, Jaime de Nevares, Jorge Novak y Jorge Hesayne, los obispos metodistas Federico Pagura y Aldo Echegoyen, el pastor Jose Miguez Bonino y el rabino Daniel Goldman.

Tambien suscribieron el documento Ernesto Sábato, Maria Elena Walsh, Aída Bortnik, Sara Facio, y los periodistas Magdalena Ruiz Gui#ñazú, Santo Biassatti, Santiago Kovadloff, Joaquin Morales Sola, Carlos Ulanovsky, Mónica Gutierrez, entre otros. Esa misma tarde, tras una concentración realizada en la Plaza de Mayo, organismos de derechos humamos pidieron al Presidente que dé a conocer "la nómina de ciudadanos ejecutados por órden de las Fuerzas Armadas entre 1976 y 1983".

Por su parte, el vicepresidente 2do. de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Emilio Bianchi Di Cárcano, declaró el martes 7 que "nosotros estamos en condiciones de afirmar, de asegurar con toda certeza que jamás al Episcopado se le consultó sobre un modo semejante de suprimir gente o cosas por el estilo.(...) ningún cristiano, nunca, puede aprobar hechos como esos". Monseñor Bianchi Di Cárcano se referia asi a la afirmacion del capitan Scilingo, quien dijo que luego de los vuelos capellanes militares confortaban a los oficiales con citas de los Evangelios sobre la necesaria separación del yuyo del trigal.

Al día siguiente, miércoles 8, los obispos emitieron un comunicado que señalaba que "nunca el Episcopado argentino ni sus autoridades fueron consultados sobre la licitud o viabilidad de los procedimientos denunciados para la eliminacion de detenidos, ni jamás dieron alguna forma de asesoramiento". Sin embargo, el punto 4 del documento decia que "si algun miembro de la Iglesia, cualquiera fuera su condicion, hubiera avalado con su recomendacion o complicidad alguno de sus hechos, habria actuado bajo su responsabilidad personal, errando o pecando gravemente ante Dios, la humanidad y su conciencia".

Las afirmaciones del ex militar fueron criticadas por el presidente Menem. Segun el primer mandatario, "las declaraciones de este individuo no son confiables porque provienen de un delincuente que tiene condena por falsificación, defraudación y robo de auto". El presidente Menem, ante la imposibilidad de desmentir la existencia de los metodos empleados en la "guerra sucia", buscó descalificar a Scilingo, quien es el primer militar que reconoció la metodologia utilizada.

Según fuentes militares, el ex capitán Scilingo fue destituido de la Armada en la primera semana de febrero por el presidente Menem, a través de un decreto. De acuerdo a portavoces militares, la baja de Scilingo se dispuso a raíz de una causa por estafa, en la que recibió la condena de un año de prisión en suspenso. El expediente, numero 22.824, fue tramitado en el Juzgado Nacional de Primera Instancia de la Capital Federal y el fallo, emitido el 22 de agosto de 1991, fue confirmado por la camara respectiva.

El presidente Menem negó la existencia de listas oficiales de desaparecidos. El jefe de Estado declaró el domingo 12 que no quiere "remover ese pasado, que no le hace bien a nadie". Días pasados se había referido a los indultos a altos jefes militares del "Proceso", entre los que se encontraban los generales Videla y Galtieri y el almirante Massera: "Yo obré de acuerdo con lo que aconsejaron las circunstancias, y es posible que algunos sectores de la ultraizquierda sigan con la idea de que me tengo que arrepentir por el indulto". (...) "yo he dictado un indulto que todo el mundo conoce y, a partir de ahí, las investigaciones han quedado totalmente archivadas y pueden ser consultadas".

Repercusión en el exterior: Con esta frase tituló el diario "Clarin" su nota del miércoles 8, que reproducimos en su totalidad: "Las revelaciones del capitán de corbeta Alfredo Scilingo tuvieron amplia reprecusión en medios periodísticos internacionales. En Gran Bretaña, todos los diarios, radios y noticieros televisivos informaron sobre "el destino final de 4.000 desaparecidos, arrojados vivos al océano Atlantico". "Prisioneros drogados, tirados al mar", informo el conservador "The Daily Telegraph". "Un oficial naval argentino sostuvo que el régimen militar de su país en la década del '70 ordenó que miles de víctumas secuestradas y torturadas fueron drogadas, desvestidas y arrojadas desde un avión" al mar, dijo el "Telegraph", un periodico muy leido y formador de opinión. En tanto, "Liberation", de Paris, y "El Pais", de Madrid, reprodujeron ampliamente las declaraciones del marino. El diario espñol le dedicó su última página completa a Scilingo".
(Fuentes: La Nacion 7, 8, 9, 11, 12 y 13/3/95; Clarin 8/3 y Pagina/12 10/3/95)

LA AUTOCRITICA DE LAS FUERZAS ARMADAS. Tras las declaraciones del sargento Víctor Ibañez, el jefe del Ejercito, teniente general Martin Balza, difundió por television el martes 26 un documento donde reconoció la existencia de torturas y asesinatos durante la represión ilegal de la decada del '70. Es la primera oportunidad que un jefe de esta fuerza armada reconoce y critica el empleo de metodos criminales.

En el diario La prensa del lunes 24, el sargento Ibañez decía que el Ejército tambien realizó los 'vuelos de la muerte', donde se arrojaban prisioneros vivos al mar.
"Todos tenian el mismo final, todos volaban", afirmo Ibañez. Este fue el primer caso donde un miembro del Ejército reconocía uno de los métodos empleados para la eliminación física de detenidos-desaparecidos.

El reconocimiento de los metodos aberrantes utilizados por la dictadura militar comenzó en el mes de marzo pasado, cuando el ex capitan de la Armada, Alfredo Scilingo, confirmó al matutino Pagina/12 la existencia de los "vuelos de la muerte", donde se arrojaban vivos al mar a detenidos de la Escuela de Mecanica de la Armada (ESMA). Esta metodología ya era ampliamente conocida desde los mismos años '70, pero siempre fue negada por los miembros de las Fuerzas Armadas.

Las declaraciones de Alfredo Scilingo funcionaron como un disparador, ya que a partir de entonces desde los organismos de derechos humanos y la Justicia se reclama la confección de una lista de desaparecidos. La Cámara Federal de la ciudad de Buenos Aires solicitó en varias oportunidades al Poder Ejecutivo, al Ejército y a la Armada que den a conocer listas de desaparecidos, pero en todos los casos se negó la existencia de las mismas.

Hasta este martes 26, la postura oficial del gobierno era descalificar a quienes aportaban estos testimonios. En su oportunidad, el presidente Carlos Menem catalogo de "facineroso" al ex-capitan Scilingo.
Tambien se procuró descalificarlo por estar involucrado en dos presuntos casos de estafas. Sin embargo, en ningun momento se pudo negar la veracidad de sus dichos.

La postura oficialista de procurar negarse a hablar del tema cambió tras el mensaje de Balza. Debido a la fuerte corriente de apoyo surgida tras la autocrítica del titular del Ejercito, el presidente Menem se convenció que podría sacar un rédito electoral de la misma. Por eso hizo público su apoyo a Balza, ademas de reclamarle a las otras fuerzas armadas y sectores políticos que hagan su mea culpa.

Fue asi que esta semana no solo el jefe del Ejercito reconoció el empleo de metodos aberrantes, sino que tambien, el viernes 28, el jefe de la Fuerza Aerea, brigadier Juan Paulik, tambien reconoció la existencia de una "metodologia inadecuada" en la Argentina en los años '70.

Paulik afirmo que "Reconozcamos que existio. ¿Qué tenemos que hacer sobre eso? Porque creo que además pasaron muchos años. No soy hombre de la justicia. No sé hasta qué punto puede alguien pretender que aparezcan cosas que no hay. La institución no tiene ningun tipo de listas (de desaparecidos). Lo dijo tambien el jefe del Ejército y tiene razon. Si alguien tiene algunos datos va a ser datos personales que tendran valor o no. Particularmente creo que solo con eso no se puede construir nada".

"Lo real es que no se puede construir un país con odio. Creo que alli radica el problema mayor de nuestra conciencia. Yo creo que debemos mirar hacia atras, reconocer objetivamente nuestros errores y, con seriedad, decir y hacer. En otras palabras, confirmar conductas con actitudes y con hechos", dijo el brigadier Paulik, quien el miercoles 3 de mayo -dia del aniversario del bautismo de fuego de la Fuerza Aerea- emitirá su versión de los hechos. Por su parte, la Armada tambien en esta semana realizaría su "autocritica", aunque esta fuerza es más reacia a revisar sus argumentos.

La autocrítica no solo es requerida por el Gobierno a las Fuerzas Armadas. El viernes 28 el presidente Carlos Menem expresó que "ojalá los Montoneros, los del ERP (Ejercito Revolucionario del Pueblo) y todos los que intervinieron en esa desgraciada etapa de la vida argentina también hagan una confesión similar a la del general Balza", recalcó el primer mandatario.

Previamente el presidente Menem llegó a insinuar la posibilidad de derogar las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, sancionadas durante el gobierno del radical Raul Alfonsin, y por el que se desprocesaron a numerosos militares acusados de violar los derechos humanos. Sin embargo el ministro Corach descartó el viernes 28 esta posibilidad, ya que aunque se las derogasen no se eliminaria su efecto retrospectivo que beneficia a los acusados.

Hasta el momento los pedidos de autocritica formulados por el presidente Menem no alcanzan a la clase politica, en particular a los miembros del gobierno constitucional de Isabel Peron (1974-1976). Durante esta presidencia se ordenó la participación de las Fuerzas Armadas en el combate a las organizaciones armadas de izquierda. En esos años el presidente Menem era gobernador de la provincia de La Rioja, mientras que su actual compañero de formula, Carlos Ruckauf, era ministro de Isabel Perón.

Texto completo del anuncio del general Balza
"El dificil y dramatico mensaje que deseo hacer llegar a la comunidad argentina busca iniciar un diálogo doloroso sobre el pasado, que nunca fue sostenido y que se agita como un fantasma sobre la conciencia colectiva, volviendo, como en estos dias, irremediablemente de las sombras donde ocasionalmente se esconde.

Nuestro país vivio una década, la del '70, signada por la violencia, por el mesianismo y por la ideología. Una violencia que se inicio con el terrorismo, que no se detuvo siquiera en la democracia que vivimos entre 1973 y 1976, y que desató una represión que hoy estremece.

En la historia de todos los pueblos, aún los mas cultos, existen epocas duras, oscuras, casi inexplicables. No fuimos ajenos a ese destino, que tantas veces parece alejar a los pueblos de lo digno, de lo justificable.

Ese pasado de lucha entre argentinos, de muerte fratricida, nos trae a victimas y victimarios desde el ayer, intercambiando su rol en forma recurrente, segun la epoca, segun la optica, segun la opinion dolida de quienes quedaron con las manos vacías por la ausencia irremediable, inexplicable.

Esta espiral de violencia creó una crisis sin precedentes en nuestro joven pais. Las Fuerzas Armadas, dentro de ellas el Ejercito, por quien tengo la responsabilidad de hablar, creyeron erroneamente que el cuerpo social no tenía los anticuerpos necesarios para enfrentar el flagelo y, con la anuencia de muchos, tomó el poder, una vez mas, abandonando el camino de la legitimidad constitucional.

El Ejército, instruido y adiestrado para la guerra clásica, no supo como enfrentar desde la ley plena al terrorismo demencial. Este error llevó a privilegiar la individualizacion del adversario, su ubicación por encima de la dignidad, mediante la obtencion, en algunos casos, de esa informacion por métodos ilegítimos, llegando incluso a la supresión de la vida, confundiendo el camino que lleva a todo fin justo, y que pasa por el empleo de medios justos. Una vez mas reitero: el fin nunca justifica los medios.

Algunos, muy pocos, usaron las armas para su provecho personal. Sería sencillo encontrar las causas que explicaron estos y otros errores de conducción, porque siempre el responsable es quien conduce, pero creo con sinceridad que ese momento ha pasado y es la hora de asumir las responsabilidades que correspondan.

El que algunos de sus integrantes deshonraran un uniforme que eran indignos de vestir no invalida el desempeño, abnegado y silencioso de los hombres y mujeres del Ejército de entonces. Han pasado casi veinte años de hechos tristes y dolorosos; sin duda ha llegado la hora de empezar a mirarlos con ambos ojos. Al hacerlo, reconoceremos no solo lo malo de quien fue nuestro adversario en el pasado sino tambien nuestras propias fallas.

Siendo justos, miraremos y nos miraremos; siendo justos reconoceremos sus errores y nuestros errores. Siendo justos veremos que del enfrentamiento entre argentinos somos casi todos culpables, por acción u omisión, por ausencia o por exceso, por anuencia o por consejo.

Cuando un cuerpo social se compromete seriamente, llegando a sembrar la muerte entre compatriotas, es ingenuo intentar encontrar un solo culpable, de uno u otro signo, ya que la culpa en el fondo esta en el inconsciente colectivo de la Nacion toda, aunque resulta fácil depositarla entre unos pocos, para liberarnos de ella.

Somos realistas y a pesar de los esfuerzos realizados por la dirigencia politica argentina creemos que aún no ha llegado el ansiado momento de la reconciliación. Lavar la sangre del hijo, del padre, del esposo, de la madre, del amigo, es un duro ejercicio de lágrimas, de desconsuelo, de vivir con la mirada vacía, de preguntarse por qué...por qué a mí...y así volver a empezar cada dia.

Quienes en este trance doloroso perdieron a los suyos, en cualquier posición y bajo cualquier circunstancia, necesitarán generaciones para aliviar la pérdida, para encontrar sentido a la reconciliación sincera.

Para ellos no son estas palabras, porque no tengo palabras, solo puedo ofrecerles respeto, silencio ante el dolor y el compromiso de todo mi esfuerzo para un futuro que no repita el pasado. Para el resto, para quienes tuvimos la suerte de no perder lo mas querido en la lucha entre argentinos es que me dirijo pidiéndoles, a todos y cada uno, en la posición en que se encuentre ante este drama de toda la sociedad, responsabilidad y respeto.

Responsabilidad para no hacer del dolor la bandera circunstancial de nadie. Responsabilidad para que asumamos las culpas que nos toquen en el hacer o en el dejar hacer de esa hora. Respeto por todos los muertos, dejar de acompañarlos con los adjetivos que arrastraron, unos u otros, durante tanto tiempo. Todos ellos ya han rendido sus cuentas, alli donde solo cuenta la verdad.

Las listas de desaparecidos no existen en la fuerza que comando, si es verdad que existieron en el pasado no han llegado a nuestros días. Ninguna lista traerá a la mesa vacía de cada familia el rostro querido, ninguna lista permitirá enterrar a los muertos que no estan ni ayudar a sus deudos a encontrar un lugar donde rendirles un homenaje.

Sin embargo, sin poder ordenar su reconstrucción, por estar ante un hecho de conciencia individual, si existiera en el Ejército alguien que dispusiera de listados o, a traves de su memoria, la capacidad de reconstruir el pasado, les aseguro, públicamente, la reserva correspondiente y la difusion de las mismas, bajo mi exclusiva responsabilidad.

Este paso no tiene mas pretensión que iniciar un largo camino, es apenas un aporte menor de una obra que solo puede se construida entre todos. Una obra que algun dia culmine con la reconciliacion entre los argentinos.
Estas palabras las he meditado largamente y sé que al pronunciarlas siempre dejaré a sectores disconformes.
Asumo ese costo, convencido que la obligación de la hora y el cargo que tengo el honor de ostentar, me lo imponen.

Sin embargo, de poco serviría un mínimo sinceramiento, si al empeñarnos en revisar el pasado no aprendieramos para no repetirlo en el futuro. Sin buscar palabras innovadoras, sino apelando a los viejos reglamentos militares, ordeno, una vez mas al Ejercito Argentino, en presencia de toda la sociedad argentina que:
-Nadie esta obligado a cumplir una orden inmoral o que se aparte de las leyes y reglamentos militares. Quien lo hiciera, incurre en una inconducta viciosa, digna de la sancion que su gravedad requiera.

Sin eufemismos digo claramente:
-Delinque quien vulnera la Constitucion Nacional.
-Delinque quien imparte ordenes inmorales.
-Delinque quien cumple ordenes inmorales.
-Delinque quien, para cumplir un fin que cree justo, emplea medios injustos, inmorales.

La comprensión de estos aspectos esenciales hacen a la vida republicana de un Estado y cuando ese Estado peligra, no es el Ejército la única reserva de la Patria, palabras dichas a los oidos militares por muchos, muchas veces.

Por el contrario las reservas que tiene una Nación nacen de los núcleos dirigenciales de todas sus instituciones, de sus claustros universitarios, de su cultura, de su pueblo, de sus instituciones políticas, religiosas, sindicales, empresariales y tambien de sus dirigentes militares.

Comprender esto, abandonar definitivamente la vision apocalíptica, la soberbia, aceptar el disenso y respetar la voluntad soberana, es el primer paso que estamos transitando desde hace años, para dejar atrás el pasado, para ayudar a construír la Argentina del futuro, una Argentina madurada en el dolor, que pueda llegar algun día al abrazo fraterno.

Si no logramos elaborar el duelo y cerrar las heridas, no tendremos futuro; no debemos negar más el horror vivido y así poder pensar en nuestra vida como sociedad hacia adelante, superando la pena y el sufrimiento.

En estas horas cruciales para nuestra sociedad, quiero decirles como jefe del Ejército que, asegurando su continuidad historica como institución de la Nación, asumo nuestra parte de la responsabilidad de los errores de esta lucha entre argentinos que hoy nos vuelve a conmover.

Soy consciente de los esfuerzos que realizamos todos con vistas al futuro. Por ellos agradezco a los hombres y mujeres que tengo el orgullo de comandar. Ellos representan la realidad de un Ejército que trabaja en condiciones muy duras, respetuoso de las instituciones republicanas y poniendo lo mejor de si al servicio de la sociedad.

Pido la ayuda de Dios, como yo lo entiendo o como lo entienda cada uno, y pido la ayuda de todos los hombres y las mujeres de nuestro amado país, para iniciar el tránsito del diálogo que restaure la concordia en la herida familiar argentina".

(El general Martin Balza leyo el texto citado en la noche del martes 25, en el programa "Tiempo Nuevo", del periodista Bernardo Neustadt. Lo reprodujimos textualmente de la edicion del diario Clarin del miercoles 26 de abril)
 
Declaraciones del ambito politico
-"Me parecio excelente. Nos alivia a todos. Si no, ibamos a continuar hasta el infinito con individuos que cada dos por tres salen a hacer declaraciones. Realmente yo me siento muy feliz de tener al frente del Ejercito a un hombre de la etica y moral del general Balza". (Carlos Menem, presidente de la Republica)
-"Creo que la verdad nos va a ayudar a todos. El general Balza le ha hecho un gran aporte a la vida de todos los argentinos y, por supuesto, a parte de los argentinos -las Fuerzas Armadas en democracia- que hoy luchan con nosotros y no como en el pasado, afuera de nosotros". (Jose Octavio Bordon, candidato a presidente por el FREPASO, senador por Mendoza)
-"Es muy importante que el máximo responsable del Ejército haya reconocido que hubo excesos, que se torturó y se eliminaron personas durante la dictadura militar. Esto es saludable porque siempre el futuro se construye tratando de esclarecer lo ocurrido en el pasado". (Horacio Massaccesi, candidato a presidente por la Unión Civica Radical, gobernador de Rio Negro)
-"Creo que el general Balza ha demostrado ser un militar de democracia, que ha tomado una actitud muy firme y muy valiente y que es un paso muy importante para la reconciliacion de los argentinos". (Carlos Ruckauf, candidato a vicepresidente por el justicialismo)
-"El mensaje de Balza es un paso adelante. Esta linea institucional debe profundizarse por parte del Poder Ejecutivo y el resto de las Fuerzas Armadas." (Carlos Alvarez, candidato a vicepresidente por el FREPASO).
-Raul Alfonsin calificó de "actitud valiente" al mensaje del general Balza, y juzgó como "un sinceramiento útil" la admisión de la existencia de torturas y crímenes. El ex presidente radical (1983-1989) sostuvo que "sigue estando pendiente de solución el reclamo de los familiares sobre las listas de sus desaparecidos", y que "esperamos que se puedan reconstruir".
-"Si bien el mensaje de Balza en lineas generales es positivo, han pasado casi veinte años y es mucho tiempo. Sin embargo, tira por tierra la doctrina del ex general (Jorge Rafael) Videla cuando dijo que la sociedad no solamente debía reivindicar la lucha del Ejército sino que adeáas debia pagarle por los servicios prestados". (Alfredo Bravo, diputado nacional por la Unidad Socialista).
-"El mensaje de Balza constituye un hecho muy positivo y marca un hito al hacer expreso un cambio de actitud del Ejército". (Hipolito Solari Yrigoyen, senador radical por el Chubut).
-"Balza, de esta forma, estaria de acuerdo con el espíritu de nuestro proyecto de ley de verdad y depuración del Estado y las Fuerzas Armadas, dando por sentado que la sociedad no puede confiar sus armas a quienes no resulten moralmente aptos". (Fernando "Pino" Solanas, candidato a presidente por la Alianza Sur).
-"Yo creo que ni aquí ni en ninguna parte del territorio nacional se cometieron torturas. A mí no me consta. Habrá que preguntarle a Balza dónde, cuándo y cómo vió las torturas", dijo el general (retirado) Domingo Bussi. Tambien afirmó que "yo no sé dónde habrá estado él entonces, pero aquí en Tucum´sn se cumplieron fielmente las órdenes expresa y personalmente impartidas por la presidenta Maria Estela Martinez de Peron, que se llevaron a cabo conforme las reglas, reglamento y todo cuanto sobre la guerra dice la Convencion de Ginebra". (Domingo Bussi, ex gobernador militar de Tucuman (1976-78) y diputado nacional de Fuerza Republicana por Tucumán y candidato a gobernador de dicha provincia. "En Tucuman, a partir de la experiencia de 'La Escuelita' de Famaillá, se establecieron por lo menos otros diez C.C.D.(Centros Clandestinos de Detencion-", informe de la CONADEP, capitulo 1, pagina 214).
-La ex presidenta Maria Estela Martinez de Peron (1974-76) elogió las declaraciones del general Balza, pero decidió no opinar sobre la represión de los años '70. "Como persona que ha regido los destinos del pais, cuando tiene algo que decir, lo dice en su momento y si no, se calla la boca y se lo lleva a la tumba".
-"Las de Balza son declaraciones realmente importantes, ya que asume la responsabilidad de las Fuerzas Armadas en la represión y reconoce la ilegalidad de los metodos empleados. Era hora de que alguien lo dijera".
(Julio Cesar Strassera, ex fiscal de la Camara Federal durante el juicio a los ex comandantes de la dictadura).
-"Nunca secuestramos niños, nunca matamos inocentes y nunca arrojamos cadaveres al mar", declaró el general (retirado) Luciano Benjamín Menéndez, quien criticó a Balza por no haber dicho "ni una palabra de la agresión marxista", ni que "la Argentina estuvo agredida y al borde de tener zonas dominadas por los comunistas, como era el monte tucumano". (Luciano Benjamín Menéndez, ex jefe del Tercer Cuerpo de Ejército durante la dictadura.
Solamente en la provincia de Cordoba, sede del III Cuerpo, funcionaron por lo menos nueve centros clandestinos de detencion, Informe de la CONADEP, capitulo 1, pagina 200).
-"Creo que por primera vez se reconoce aquello que se negó hasta ayer, pese a la existencia de la sentencia ya documentos que mostraban cual habia sido la naturaleza de los hechos. (Leon Arslanián, ex ministro de Justicia del gobierno de Menem).
-"Es un acto muy valiente y muy corajudo reconocer estos hechos. No se gana un lugar en la historia queriendo tapar o seguir ocultando lo que todo el pais y el mundo sabe. Esta actitud del general Balza me parece absolutamente positiva y habla del honor militar y de las personas que es este momento invisten la mas alta magistratura militar". (Antonio Cafiero, senador peronista por Buenos Aires).
-"Creo que representa un acto de coraje por una parte, realista por otra y contribuyente por parte de la maxima figura del Ejercito, en homenaje a un tema y a un tiempo de los argentinos, que evidentemente la sociedad no ha terminado de asumir. Creo que es un paso positivo". (Horacio Jaunarena, ex ministro de Defensa del gobierno de Alfonsin)
Las declaraciones del general Balza cruzaron la cordillera y motivaron la crítica del ex tirano chileno Augusto Pinochet. El actual jefe del Ejercito trasandino declaro que "Balza no estuvo bajo el ruido de ninguna bala. Nosotros sí lo estuvimos". El ex dictador consideró que el tema "es un problema de Argentina, no mío". En estos días se vive una delicada situación en Chile, debido a las denuncias judiciales contra militares por violaciones a los derechos humanos durante la tirania de Pinochet (1973-1989). (La Nacion 27/4 y Clarin 27 y 28/4/95)
Expresiones de los organismos de Derechos Humanos
-"Las declaraciones de Balza son importantes pero no suficientes; no estamos de acuerdo con eso de que la culpa de las torturas, las violaciones y las desapariciones son de todos. Esta forma colectiva de repartir las culpas no la avalamos. Las victimas no eran responsables, como tampoco lo somos todos". Adolfo Pérez Esquivel (Servicio Paz y Justicia, Premio Nobel de la Paz 1980).
-"Las afirmaciones del jefe del Ejército son de suma importancia, aunque como el mismo lo admite (...) en algunos aspectos se quedan a mitad de camino (...) pero es el comienzo y abre un dialogo". Emilio Mignone (presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales).
-"Me han impresionado profundamente las declaraciones del general Balza. Demuestran que, aunque es cierto que se han hecho cosas atroces y nosotros las hemos denunciado, todavia quedan militares con sentido del honor. Otros tendrian que imitarlo". Ernesto Sábato (ex presidente de la Comision Nacional sobre la Desaparicion de Personas, CONADEP).
-"Se trata de una actitud diferente. Puede suceder que haya críticas, pero en toda sociedad los pasos deben ser analizados. Cuando se trata de un avance hay que subrayarlo, y no pegarle". Simon Lazara (vicepresidente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos).
-Segun Nora de Cortiñas (dirigente de Madres de Plaza de Mayo-Linea Fundadora), el reconocimiento del jefe del Ejercito "es un paso adelante pero para preservar a las Fuerzas Armadas de nuevas confesiones".
-La presidente de la Asociacion Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, declaró que la autocrítica del jefe del Ejercito es "hipócrita", y que "si fuera auténtica, él no miraría a un costado y encarcelaría a los asesinos de los soldados que murieron en los cuarteles", por el caso del soldado asesinado Omar Carrasco. Tambien criticó al Presidente: "a Menem lo alivia el discurso de Balza porque el indulto a los comandantes asesinos, y quien perdona a asesinos de semejante calaña se parece bastante a ellos".

Los duros dichos de Hebe de Bonafini fueron criticadas por tres organismos de Derechos Humanos, quienes en un comunicado afirmaron que las declaraciones la presidenta de las Madres de Plaza de Mayo, "no concuerdan con el pensamiento de la mayoria de la población ni con nuestra posición respecto de muchos de los temas a los que se refiere".

El comunicado fue firmado por Abuelas de Plaza de Mayo, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Politicas, y Madres de Plaza de Mayo (Linea Fundadora). (Clarin y La Nacion 27 y 29/4/95)

La Iglesia Catolica se toma su tiempo
"Como resultado del cambio de opiniones en la asamblea la Iglesia a traves de sus obispos ira elaborando, con tiempo y serenidad, un examen de conciencia que, en el marco del Evangelio y teniendo en cuenta las mismas indicaciones del Papa, ponga de manifiesto los pecados mas graves en nuestra propia vida y en la de todos los cristianos a lo largo de la historia nacional, y que nos ayude a una verdadera conversión".

Así decía el informe de prensa de la 69ava. asamblea plenaria del Episcopado argentino, reunido el último fin de semana en la localidad bonaerense de San Miguel. En el encuentro se decidió postergar el examen de conciencia de "los pecados mas graves en nuestra propia vida y en la de todos los cristianos" en la historia nacional.

Mientras tanto, los ochenta prelados decidieron remitir al documento dado a conocer en marzo pasado, donde expresaban que nunca el Episcopado fue consultado sobre la licitud de los metodos empleados en la represion y que los obispos realizaron todo tipo de gestiones para liberar a los injustamente detenidos o desaparecidos.

Ese documento decia que "si algun miembro de la Iglesia, cualquiera fuera su condicion, hubiera avalado con su recomendacion o complicidad algunos de esos hechos, habria actuado bajo su responsabilidad personal, errando o pecando gravemente contra Dios, la humanidad y su conciencia".

Previamente al encuentro de San Miguel, el martes 25 el obispo de Resistencia, Carmelo Giaquinta, expreso que "siento que en algun momento -creo que proximamente no-, habrá algun documento donde se revisen las actitudes del cristiano frente a la violencia". El obispo reconoció que "fuimos benignos en no condenar suficientemente la violencia de izquierda y fuimos benignos en no condenar suficientemente la violencia de derecha y del Estado represor. Llegará el momento en que con más serenidad se podrá hablar".

En una tónica similar se expresó el obispo de Mar del Plata, Jose Maria Arancedo: "tal vez no hicimos todo lo necesario en momentos particularmente dificiles". Mientras que el obispo de Posadas, Alfonso Delgado, dijo que "la Argentina está pasando por un proceso de sinceramiento, que nos hace muy bien a todos". Delgado invito a todas las instituciones a revisar su pasado "para corregirnos de verdad" y "evitar lo que no ha estado a la altura de lo que Dios, nuestros hermanos y las circunstancias nos pedían".

Por su parte, el obispo de Quilmes, Jorge Novak, difundió un documento personal donde expresaba que "la Iglesia, en la Argentina, y nosotros que la constituimos, tenemos varios capítulos para confesar nuestros pecados y para pedir perdon, a Dios y a la sociedad". (...) "Sin duda, el de los desaparecidos resulta una carga pesada para nuestra conciencia eclesial, y no hacemos otra cosa que lo que debemos: pedir perdon por nuestra insensibilidad, por nuestra cobardia, por nuestras omisiones, por nuestras complicidades".

El obispo Novak tambien reivindicó al ex nuncio apostolico, Pio Laghi, que "atendió a muchas familias de detenidos y desaparecidos, facilitó la salida del pais de muchos perseguidos políticos, mantuvo informada a la Santa Sede de lo que ocurría en la Argentina, y cuestionó personalmente la metodologia usada por las fuerzas de la represión".

En declaraciones a la agencia ANSA, reproducidas en la Argentina el domingo 30, el ex nuncio apostolico Pío Laghi dijo que "no es cierto que callé. Yo hice todo lo posible para salvar vidas humanas. El único pesar que siento es no haber logrado lo imposible. Laghi declaro que "yo mismo recibí amenazas de muerte, amenazas anónimas, pero que probablemente llegaban de ambientes cercanos a los militares".

"El problema es que la dictadura militar actuaba en la sombra: yo me comprometia en ayudar a todos los que venian a la nunciatura intentando hacer lo posible, pero tuve que enfrentar obstáculos infranqueables de silencio, orgullo, cinismo y amenazas". Declaró tambien Laghi que "en realidad, en esa época ni siquiera imaginébamos la entidad real de lo que los militares argentinos estaban haciendo a sus compatriotas".

Finalizó diciendo que "en 1979 dije lisa y llanamente que la represión militar se habia puesto en el mismo nivel de la subversion; un año despues fui trasladado a los Estados Unidos, lo que causó gran alivio en la Argentina, donde me tenían por un nuncio rojo". (La Nacion 26, 29 y 30/4/95)

1995 fue un año prolífico en autocríticas.  En su campaña proselitista en la provincia de La Pampa, respecto a la autocrítica del jefe del Ejército, el presidente Carlos Menem afirmó que "yo he pedido, por intermedio del ministro de Defensa (Oscar Camilión), que reconocieran los errores que se habían cometido en otras épocas. Y esto lo comenzó el jefe del Ejercito con una alocución excepcional. Y este camino van a seguir los otros jefes de las Fuerzas Armadas".

Estas declaraciones fueron replicadas el viernes 5 por el comandante del Ejercito, general Martín Balza, quien reiteró que la autocrítica institucional que realizó la semana pasada fue por motu propio. Balza se negó a realizar mas apreciaciones sobre la represión ilegal que hicieron las Fuerzas Armadas en la decada del '70. También rehusó opinar sobre las declaraciones del ex jefe montonero Mario Firmenich.

Al dia siguiente, el presidente Menem expresó que "no me puedo arrepentir de los indultos a militares ni del indulto a Mario Firmenich. Fue una medida tendiente a conseguir la pacificación y no me voy a arrepentir de un hecho que tuvo un resultado positivo. Con esa medida se acabó la subversión en la Argentina y se acabó la actitud golpista de muchos sectores de las Fuerzas Armadas.

El presidente se refería asi a los dos indultos que promulgó a comienzos de su mandato, por los que se dejaban en libertad a jefes militares condenados por violaciones a los derechos humanos, como los ex dictadores Jorge Videla, Roberto Viola y Leopoldo Galtieri; el general Ramón Camps y el almirante Emilio Massera, entre otros. Tambien fueron perdonados los jefes montoneros Mario Firmenich y Cirilo Perdia. (Clarin 3/5 y La Prensa 6/5/95)

LA AUTOCRITICA DE FIRMENICH. El martes 2, el lider de Montoneros, Mario Firmenich, se presentó en el programa televisivo "Tiempo Nuevo" del periodista Bernardo Neustadt, para hacer la autocrítica de la organización. Montoneros fue una de las organizaciones armadas peronistas que lucharon por el regreso del general Juan Peron, concretado en 1973.

El testimonio de Mario Firmenich fue gestionado por la subsecretaria de Derechos Humanos, Alicia Pierini, de acuerdo a los deseos del presidente Carlos Menem. La funcionaria explico sus gestiones "porque entiendo que forman parte de mis funciones en cuanto se debaten temas de derechos humanos".

Los dichos del ex jefe guerrillero -emitido a las 22-habian sido grabados a las 13:30 de ese dia. En el reportaje realizado por el periodista Bernardo Neustadt, Firmenich confirmó la autoría del secuestro y crímen del general Pedro Eugenio Aramburu. Este atentado, realizado en 1970, fue una de las primeras acciones de Montoneros. Aramburu fue el general que derrocó en 1955 al gobierno del general Juan Perón.

En el programa se produjo el siguiente diálogo:
Neustadt: ...El secuestro del general Aramburu como lo vive usted?

Firmenich: No lo hemos vejado, lo hemos respetado...y tambien ahi aprendi que no habia que odiar al enemigo.

Neustadt: Pero lo asesinaron...

Firmenich: Fue un acto que no decidimos nosotros: asi lo decidió el pueblo...estaba decidido por el pueblo. Y esto es, en todo caso, lo triste, porque no podemos hablar de esta situación sin hablar de los bombardeos a la Plaza de Mayo, o del fusilamiento del general Valle.

A continuación reproducimos parrafos del texto leido por Firmenich en el programa televisivo, segun lo extractado por los diarios La Prensa y Clarin:

* Me dirijo a todos mis compatriotas asumiendo una vez mas la responsabilidad política por todo lo actuado por los militantes montoneros...

* Llego la hora de la verdad para los argentinos. El general Balza tuvo el coraje de asumir una autocrítica que le correspondía a Videla. Tendió una mano de paz y reconciliación con la verdad, con la sociedad de hoy o con sus antiguos adversarios.

* Los montoneros ya habiamos hecho nuestra autocrítica...Hoy vuelvo a reiterarla, aceptando la mano tendida por el general Balza, y tendiendo a la vez mi propia mano.

* Cuando fuimos acorralados, política y militarmente, mientras la Triple A nos masacraba tras la muerte del general Perón, cometimos el error madre de pasar a la clandestinidad y retornar a la lucha armada, pese a que no existía para eso la legitimidad que otorgaba el consenso de las mayorías. Políticamente, el error fue de naturaleza ideológica y militarista; espiritualmente, fue un pecado de falta de esperanza que nos llevó a una decisión desesperada.

* Ante la evidencia de aberraciones de lesa humanidad...no fuimos capaces de luchar cumpliendo el precepto cristiano que nos manda a amar a los enemigos. De haberlo hecho, se habrian evitado dolorosos daños...

* Nosotros no tenemos que arrepentirnos por haber desaparecido a nadie, ni por haber torturado a nadie para obtener información, ni por haber violado ninguna mujer, ni por haber robado ningun hijo a nadie, ni por haber empalado a nadie, ni por haber arrojado vivo al mar a nadie.

* Esta autocrítica abarca el haber celebrado, ingenuamente, algunos atentados contra adversarios, aún sin saber certeramente su procedencia. No es cristiano celebrar la muerte ni del peor enemigo.

* No tenemos la responsabilidad de lo actuado por otras organizaciones armadas (en alusion al ERP) que se opusieron a la salida electoral del '73 y que continuaron e intensificaron absurdamente su accionar guerrillero e intentaron instaurar una zona liberada en Tucumán.

* Los argentinos produjimos una guerra civil embozada desde 1955 en adelante. Nosotros no empezamos la violencia en la Argentina. Nosotros fuimos la generacion que nació, creció y se educó durante ese proceso histórico.

* El derecho de resistencia a la opresión por todos los medios fue legitimado universalmente tanto en el Derecho Constitucional como en las encíclicas papales. Los peronistas y nuestro líder entendimos que nos asistía este derecho. Nosotros, la juventud peronista, tuvimos la osadía y el coraje de ponerlo en práctica.

* Toda una generación fue generosamente sacrificada en una lucha que se nos imponía como un deber moral en un país que era injusto y sin destino.

* Nos avergüenza ante el mundo la hipocresía de sostener que tanta inteligencia y capacidad humana fue arrastrada de las narices a un trágico final, falsamente explicando por una teoría de los dos demonios...

* Todo el dolor nacional fue posible por una cultura política totalitaria y militarista, de la que todos hemos formado parte.

* El dolor de lo irreparable no admite estas razones. El amor a los seres queridos resultó mas fuerte que las ideologías.

* Hoy podemos hablar de la reconciliacion nacional y la pacificacion definitiva porque en un estado democratico...la violencia politica no tiene ningun sentido ni ninguna legitimidad.

* Pero no se trata de la reconciliación de torturadores y torturados. Se trata de la reconciliación social y política en una postura pluralista que entre todos hemos ido construyendo durante los once años de democracia.

Empero, el presidente Menem no quedó del todo conforme de las expresiones de Mario Firmenich. En declaraciones radiales, el presidente consideró que la autocrítica del jefe montonero "ha sido a medias". Agregó Menem que "no sé a partir de qué el señor Firmenich se arroga la representación del pueblo; estuvo mal, porque no hay arrepentimiento, que es fundamental para que en esta país totalmente pacificado podamos conseguir la reconciliación de los sectores que todavia siguen debatiendo este tema". (La Prensa y Clarin 3 y 4/5; La Nacion 4/5/95)

EL "MEA CULPA" DE LA ARMADA. Por iniciativa del presidente Menem, -y por imperio de las circunstancias- la Armada Argentina también se vio impulsada a autocriticar su papel en la represion de los años '70.
Pero como veremos mas adelante, este arrepentimiento no influye en las opiniones del jefe naval, almirante Enrique Molina Pico, sobre la catadura moral de algunos de los oficiales a su cargo.

Entretanto, extractamos algunos de los parrafos de la alocucion del almirante Molina Pico, realizada en la base naval de Puerto Belgrano:
 
* Enfrentemos por ello, derecha y sinceramente el pasado para sacar conclusiones y no repetir los errores vividos, pero enfrentémoslo en su totalidad, no con la visión parcial que es la que nos golpea diariamente.

* No podemos olvidar que esa violencia adquirió una intensidad cualitativa muy distinta cuando las bandas guerrilleras atacaron la sociedad argentina, no atacaron a las Fuerzas Armadas como enemigo directo, lo hicieron a la sociedad y a cada uno de sus sectores como un todo tratando -segun ha sido revivido ultimamente en confesiones publicas- de cambiar la esencia de nuestra Nación.

* En su accionar cayeron vidas de integrantes de todos los sectores del quehacer nacional, no había miramientos. Todo fue un huracán de sangre y fuego para, ilusoriamente, luego de hacer tabla rasa, poder construir una nueva sociedad.

* El país reaccionó, adecuándose para ello. Se promulgaron leyes, y se organizaron tribunales y las fuerzas de Seguridad y las Fuerzas Armadas cumplieron su cometido poniendo a disposicion de la justicia independiente los implicados en la violencia; pero luego se dió un paso atrás de enormes consecuencias, no importa aquí analizar las causas que llevaron simultáneamente a liberar a los condenados y a desmantelar el aparato jurídico que permitiría eficazmente luchar contra el flagelo.

* A partir de ese momento rigió la justicia de la mano propia, era matar o morir. Se atacó entonces a un gobierno constitucional y la violencia desbordó a las instituciones, la vida humana perdió todo valor y los bienes personales quedaron a merced de la voluntad de distintos señores de la guerra.

* La Nación fue atacada y se defendió. Las decisiones tendientes a como enfrentar la guerra se tomaron en ese clima, en un cuadro de situación nacional caótica, agravado por nuestro gran error historico: la destrucción del orden constitucional vigente. Repito: la interrupción del orden constitucional vigente no es justificable, ni aún por haber sido una constante cultural en la historia previa, ni por las circunstancias de excepción que se vivieron, lo que a su vez ilegitimó el accionar antisubversivo de las Fuerzas Armadas.

* ¿Qué nos pide la sociedad ahora? Un reconocimiento, ¿qué es un reconocimiento? ¿Es acaso la aceptación de una humillación pública?, ¿es acaso la aceptación de un sentimiento de culpabilidad que nos abata para el futuro?, desde ya que no; lo que tenemos que hacer y hacemos es reconocer la realidad, toda la realidad, terminar la instalada "guerra de mentiras" pues se acusó a las Fuerzas Armadas de cumplir exclusivamente un plan de exterminio de una mayoria de inocentes y nosotros los militares respondimos que no hicimos otra cosa que combatir segun las leyes de la guerra.

* Ante ello, ¿cual es la responsabilidad del jefe de Estado Mayor?, reconocer abiertamente que hubo métodos equivocados que permitieron horrores inaceptables, aun en el contexto de crueldad propio de la guerra. Por eso hoy los rechazamos y los excluimos como posibilidad ante cualquier accion futura.

* Pero la acción la hacen los hombres, pues fueron los hombres, cuyos temores y euforias compartí, los que combatieron al enemigo, la mayoría de quienes, en medio del odio y de la violencia de la guerra que se vivía, cumplieron lealmente planes y ordenes creyendo en la causa justa por la que se luchaba.

* No obstante la sociedad, después, cuestionó el método y la conducta de muchos de los hombres de armas y estos lo aceptaron, y ese fue el primer paso al reencuentro nacional. Y la sociedad juzgó a esos hombres. A través de sus representantes, el Congreso, estableció las leyes para dar un encuadramiento legal y juridico aplicable a lo que fue una situación anomala por la violencia y el caos imperante.

* Para los hombres que cumplieron con su deber, ya finalizó el tiempo de rendicion de cuentas ante ley. Ahora continúa la etapa de rendición de cuentas ante la propia conciencia.

* Mis expresiones anteriores son un breve resúmen de una historia cargada de violencia y la principal conclusión del análisis de este periodo: la Constitucion y las leyes deben regir todos los actos de nuestra institucion.

Luego de su discurso, el almirante Molina Pico desmintió categóricamente que la Armada vaya a disponer el retiro de un grupo de oficiales que participaron de la represión. Interrogado sobre una versión que indicaba que unos treinta oficiales navales serian pasados a retiro en septiembre proximo, Molina Pico declaro que "es la primer noticia que tengo, y desde ya, la desmiento".

Al ser consultado sobre si se ascenderia al capitan Alfredo Astiz, el jefe de la Armada dijo que "todavia falta", y que "cuando haya que considerar su ascenso se analizará, por cuanto prefiero no opinar sobre hechos futuros".
Alfredo Astiz es un oficial en actividad de la Armada acusado reiteradamente de integrar los grupos de tarea de la Escuela de Mecanica de la Armada.

Astiz esta sindicado de participar en el secuestro y desaparición de numerosas personas: Azucena Villaflor, primera presidenta de las Madres de Plaza de Mayo; la adolescente sueca Dagmar Hagelin y de las monjas francesas Alice Domon y Leonie Duquet, entre otras hazañas. También fue cuestionado por su actuación en la guerra de las Malvinas (1982), cuando se rindió ante las tropas britanicas apenas comenzado su desembarco en las islas Georgias.

Empero, para el jefe de la Marina, Alfredo Astiz "es un oficial juzgado en tribunales argentinos y absuelto". Tambien criticó Molina Pico a la justicia francesa, que condenó en ausencia a Astiz por el secuestro y desaparición de las dos monjas, al afirmar que fue un proceso "en contumacia, que verdaderamente no tiene un valor juridico importante". (Clarin 4/5 y La Prensa 6/5/95)

REPORTAJE A UN EX DIRIGENTE DEL PRT-ERP. El diario Clarín publico el domingo 7 un reportaje a Arnold Kremer, ex dirigente del Partido Revolucionario de los Trabajadores y comandante de su brazo militar, el Ejercito Revolucionario del Pueblo (ERP). Kremer (tambien conocido como Luis Mattini), un obrero metalurgico nacido en Zárate en 1941, es el único sobreviviente del buró político del PRT-ERP.

En 1976, luego de las muertes de Mario Roberto Santucho y Benito Urteaga y del secuestro de Domingo Menna, asume la conduccion del PRT-ERP hasta que se distancia del ala militarista dirigida por Enrique Gorriarán Merlo y en 1979 disuelve al ERP. En 1980 se exilió en Suecia y renunció al PRT.

Reproducimos en su totalidad el reportaje realizado por la periodista Maria Seoane a Arnold Kremer:
Clarin: ¿Cual es hoy su autocrítica?

Kremer: A la luz de la historia, creo que el uso de la violencia como método de acción política fue una tragedia. No hay nada que repare el dolor de las víctimas de aquellos enfrentamientos. Y hablo tanto de los civiles armados, desarmados y de los militares. Solo la justicia y el conocimiento de la verdad pueden traer paz.

C: ¿Por qué sucedió la violencia?

K: Al ERP lo integró una generación que nacio en un pais que, a partir del golpe del 55 contra Juan Perón, militarizó la politica en todos sus niveles. Fuimos hijos de la violencia del Estado contra la Constitución y contra los partidos politicos.

C: ¿Todos los argentinos fuimos de alguna manera culpables?

K: No. La guerrilla tuvo una responsabilidad en los atentados, que pagó con la derrota y el asesinato de sus miembros. Pero el Estado terrorista inaugurado en 1976 tiene la mayor responsabilidad, porque el Estado que protege a la sociedad de las cavernas, nos llevó a la caverna.

C: ¿Por qué el ERP continuó combatiendo contra los gobiernos constitucionales como los de Héctor Campora e Isabel Perón?

K: Cierto. La mayoria de la gente que luchaba contra las dictaduras de Ongania y Lanusse siguió en las fabricas y universidades un camino de oposición pacifica, con distintos grados de violencia. Pero cuando los trabajadores avanzaban en sus conquistas, intervenían los militares para garantizar los intereses de las grandes empresas. Entonces la emprendimos contra las Fuerzas Armadas y fuimos militaristas. Y sobre todo cometimos el error fatal que nos llevó a la derrota politica: no dejar las armas en gobiernos constitucionales.

C: Kremer, ¿usted mató?

K: Sí, en combate. Le aclaro que no nos gustaba matar. La violencia para nosotros, los civiles armados, era una fatalidad, algo inevitable pero indeseado.

C: ¿Y esas muertes no eran asesinatos?

K: Sin las razones políticas de esos años cualquier muerte es sin duda un asesinato.

C: ¿Que le parecio la autocrítica del general Balza?

K: Es positiva. Ocurrió porque se rompió el pacto de silencio de los militares. El general Balza tomó el toro por las astas e hizo un acto de alta politica, y decidió abrir el debate: pero también con la intencion de cerrarlo.

C: ¿Qué le pareció la autocritica de Mario Firmenich?

K: Comparto lo que dijo en lineas generales. No me parece bien, por razones electorales, que el debate se restrinja a los ex guerrilleros y a los militares. Es la dirigencia politica la que deberia tomarlo en sus manos, porque afectó el pasado y afecta el presente y el futuro de los argentinos saber por que en este país la violencia politica fue un flagelo.

C: ¿De qué querría pedir perdon. De qué siente verguenza?

K: Luego que en un intento de copamiento de un regimiento en Catamarca, en 1974, el Ejercito fusiló a 17 de los guerrilleros del ERP detenidos. En un impulso del más puro terrorismo, decidimos matar indiscriminadamente, en represalia, a oficiales militares. Entonces ocurrió una tragedia: cuando un comando del ERP atentó contra el capitán Humberto Viola, en Tucumán, y mató a su pequeña hija. En ese momento pensamos que no nos alcanzaría toda la vida política para reparar esa muerte. Suspendimos las represalias, pero aun hoy siento vergüenza y dolor.

C: ¿Usted volvería a empuñar las armas para combatir por sus ideas?

K: No.


El Partido Revolucionario de los Trabajadores es una organizacion guevarista   fundada en los años '60 por Mario Roberto Santucho. En 1970 el PRT decidió crear su brazo armado, el Ejercito Revolucionario del Pueblo (ERP), que llegó a contar con unos mil combatientes, cerca de cinco mil colaboradores y no menos de 20 mil simpatizantes. Pero su fuerza guerrillera de combate nunca superó los 600 guerrilleros.

Su bautismo de fuego ocurrió en septiembre de 1970, cuando asaltaron una comisaria de Rosario. Su última acción importante fue el frustrado copamiento del regimiento de Viejo Bueno (Monte Chingolo, prov. de Buenos Aires) en la Navidad de 1975. Al año siguiente, cuando las Fuerzas Armadas derrocaron al gobierno de Isabel Peron, el ERP ya habia perdido toda capacidad de combate, y habia muerto la mayoria de sus miembros activos, cuya edad promedio no superaba los 25 años.

Sus principales acciones fueron el mantenimiento de un foco guerrillero en la provincia de Tucuman en los años 1974-76, numerosos ataques a unidades del Ejercito, secuestros de empresarios y atentados contra militares. (Clarin 7/5/95)

CONTRADICCIONES EN LA IGLESIA CATOLICA. En el seno de la Iglesia Catolica Argentina son numerosos los testimonios opuestos sobre el rol que cumplio en años pasados, en particular durante la dictadura del autodenominado "Proceso de Reorganizacion Nacional" (1976-1983).

Ya la semana pasada el obispo de Quilmes, Jorge Novak, habia difundido un documento pidiendo "perdon" en nombre de la Iglesia.

Entretanto, el Episcopado postergó hasta fin de año el exámen autocrítico sobre su posición durante la dictadura. Segun explicó el obispo de Moron, Jorge Laguna, "los tiempos de la Iglesia no son los tiempos comunes, la autocritica de la Iglesia no es una autocritica corriente".

En cambio, el obispo de Santa Fe, Edgardo Storni, aseguro que "la Iglesia no necesita hacer ningun exámen de conciencia, y mucho menos pedir perdón a la sociedad argentina por la actuación de la jerarquia catolica durante la ultima dictadura militar".

En este intercambio público de opiniones -inusual en una institucion tan cerrada y verticalista como la Iglesia Catolica Argentina- la monja francesa Ivonne Pierrou cuestionó la actuación de parte de la jerarquía católica porque "no tuvo una actitud enérgica" ante la represión de la pasada dictadura. La monja Pierrou fue compañera de las religiosas Leonie Duquet y Alice Domon, secuestradas por grupos de tarea de la Armada.

La monja de 68 años, afirmó que "debemos decir con dolor que hubo una parte de la Iglesia, que es la otra Iglesia, que no es la Iglesia de Cristo". Esta religiosa consideró que el secuestro de sus dos compañeras se produjo por "error" y que, en realidad, los grupos de tarea de la Armada la buscaban a ella. Agregó que pudo volver a Francia mediante un salvoconducto de la embajada de su país, luego del rapto de sus compañeras.

La religiosa sostuvo que el capitán Alfredo Astiz -acusado del secuestro de las monjas francesas- "es un asesino, pero no era un capitancito más, era un miembro de la CIA y como él habia muchos otros". Ivonne Pierrou trabajó en Francia en los centros de exiliados argentinos donde descubrió a Astiz, que realizaba tareas de inteligencia simulando ser un refugiado.

"Lo buscaban todos y lo teniamos allí. Cuando se dió cuenta que lo descubrimos, que estaba alli para hacer listas de los argentinos exiliados, escapó. Ese sí que era un hombre astuto". En la actualidad la religiosa Pierrou esta destinada en Puerto Illia, una localidad misionera a 150 quilometros de Posadas.

Por último, el obispo de Viedma, Miguel Hesayne, comunicó que los comandantes militares de la última dictadura, condenados y luego indultados, tienen prohibida la comunion en su diócesis. "He prohibido la comunión en mi diócesis a los comandantes condenados e indultados porque violar a una persona, es violar el mismo Dios. No pueden comulgar porque no se han arrepentido".

Hesayne recordo que "como episcopado argentino hemos hablado, pero han faltado gestos, es más, han habido antigestos. Invitamos en el día del pontífice a un ágape a los ex comandantes y nosotros los habiamos denunciados como violadores". El obispo se refería sin nombrarlo al cardenal de Buenos Aires, Antonio Quarracino, quien invitó a un agasajo al ex dictador Jorge Videla, cuando recuperó la libertad luego de su indulto.

El obispo de Viedma repudió las "relaciones íntimas" entre militares y obispos. "Por un lado denunciábamos a los militares y después comíamos con ellos. Y para el pueblo el que come con otro está en cierta manera comulgando".

Respecto a las acusaciones contra miembros de la Iglesia Catolica, Hesayne afirmo que "si verdaderamente hubo capellanes implicados en torturas y otras aberraciones de una u otra manera, tenemos que defender a los que no tuvieron nada que ver y a los culpables aplicarle todo el peso de la ley que el código de derecho canónico exige, hasta la exoneracion". (Clarin 3 y 4/5 y La Prensa 6/5/95)

EL DISCURSO DEL JEFE AERONAUTICO. En esta especie de periodo de autocriticas en que se encuentran sumidos varios sectores de la Argentina, el miércoles 3 le llegó el turno a la Fuerza Aérea, la fuerza armada menos comprometida en las violaciones a los derechos humanos cometidas en nuestro pais.

Fue asi como el jefe del arma, brigadier general Juan Paulik, reconoció que "en la lucha contra el terrorismo se cometieron graves errores de procedimientos y tambien horrores". Pero aclaró que los "horrores" fueron "patrimonio de ambas partes", en alusión a las organizaciones revolucionarias de los años '70.

Estos son los principales parrafos del discurso del brigadier Paulik, segun los recogio el matutino Clarin:
 
* Deseo dejar totalmente y claramente expresado que la actual conducción superior de la fuerza es absolutamente consciente que en la lucha contra el terrorismo se cometieron graves errores de procedimientos y también horrores, estos ultimos patrimonio sin duda alguna, de ambas partes.

* No obstante, resulta importante destacar que el accionar de las Fuerzas Armadas, en este trágico período, no puede extraerse del mismo y analizarse como si hubieran sido los únicos partícipes de la escena.

* Seguramente esta en el recuerdo de quienes vivieron la década del 70, el accionar terrorista con violencia sin limite, empeñados en lograr el poder a toda costa y alimentados por ideologías extremistas que sacudían la geografía del mundo entero.

* En ese escenario tan complejo y pleno de confrontaciones, no busco diluir responsabilidades de entonces ni esconder o no reconocer hechos, por aberrantes que sean.

* Solo aspiro a señalar que las instituciones armadas fueron un factor más, en un país donde la escalada de violencia y el desencuentro entre compatriotas crecían vertiginosamente; por cierto no es mi intención justificar lo injustificable, pero también cierto es que no resulta equitativo enjuiciar nuevamente a un solo actor sin vincularlo con el contexto en el cual estaba inmerso.

* Es esas circunstancias tan especiales, deseo enfatizar el total convencimiento de los integrantes de la Fuerza Aérea que el instrumento militar debe estar sujeto a los límites que marca el gobierno nacional, bajo el amparo de la Constitución y las leyes.

* Lo que acabo de destacar no debe tomarse como una formal y vacia declaracion; ya que la institucion ha dado pruebas contundentes desde el advenimiento del periodo democratico de haber interpretado e internalizado esa concepcion.

* Aseguro con total responsabilidad que la Institucion trabaja en el presente, con vista al futuro, a la luz de los aciertos y errores del pasado, cualquiera haya sido su naturaleza y a los cuales me siento en la obligación de reconocer.

* El intenso contenido emotivo con que esta impregnado el actual debate requiere una imprescindible cuota de serenidad, mesura, objetividad y sobre todo sana autocrítica para llegar entre toda la sociedad, a cimentar una auténtica reconciliación.

(Clarin 4/5/95)-| <> DETUVIERON AL MARINO SCILINGO. En la noche del martes 2 el ex capitan de la Armada, Adolfo Scilingo, fue detenido por efectivos de la Policia Bonaerense por el presunto delito de estafa. Segun fuentes judiciales el ex militar habia librado cheques sin fondos para pagar el alquiler de un local bailable. Scilingo esta acusado, junto a otros cuatro hombre y una mujer, de "asociacion ilicita y estafas reiteradas".

Scilingo -un militar que pidio el retiro en 1986 y que fue dado de baja el 28 de febrero ultimo-tambien esta procesado por pagar siete videocaseteras con cheques sin fondos. Ademas tiene una causa por haber comprado un auto robado, segun el de buena fe.

El ex capitan, de 48 a#os, fue el primer marino que reconocio el metodo empleado por la Armada para eliminar detenidos-desaparecidos. El sistema consistia en arrojarlos vivos al rio de la Plata o al oceano Atlantico desde aviones militares. El ex capitan -que reconocio haber arrojado a una treintena de personas al mar-aseguro que el metodo era habitual y organico en la Marina. Scilingo estimo que entre 1.500 y 2.000 personas fueron victimas de ese accionar.

A partir de sus testimonios, publicados por el diario Pagina/12 en el mes de marzo, comenzaron a aparecer numerosos testimonios de ex represores.
Esto provoco una serie de declaraciones -autocriticas y no tanto-de participes y victimas de la violencia politica acontecida en la Argentina. (Clarin 4/5/95)


Desde la Banada Oriental llegaron criticas a la presentacion televisiva del lider montonero Mario Firmenich. El sabado 6, en un documento leído en el homenaje al extinto fundador del Movimiento de Liberacion Nacional-Tupamaros (MNL-T), Raul Sendic, los tupamaros señalaron que "no se arrepentirán jamas de su glorioso pasado".

"Desde la Argentina, ciertos elementos lamentables se han apresurado a realizar declaraciones vergonzosas", dijo el histórico dirigente tupamaro, Julio Marenales. Añadió que las autocríticas montoneras fueron hechas por "falsos y lastimosos" ex lideres revolucionarios que "si bien cometieron errores, como los cometimos todos, fueron las organizaciones y no ellos, los miles de militantes, no ellos, el ejemplo de heroísmo y herencia que pertenece a todos los latinoamericanos".

En el homenaje a Raul Sendic (fallecido en 1989), los tupamaros sostuvieron que "al recurso de la lucha armada" no puede renunciarse "cuando a los pueblos no les queda otra alternativa". Reiteraron que su extinto lider "no se arrepintió nunca y nosotros tampoco". Y añadieron que "es ante esas inmoralidades que este acto cobra su dimensión por oposición contradictoria y ejemplarizante".

La mayoria de los lideres tupamaros permanecieron en prision durante la dictadura que goberno el Uruguay entre los años 1973 y 1984. En la actualidad el MNL-T integra el Frente Amplio, una coalición de izquierda.
(Clarin 3/5 y La Nacion 7/5/95)

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