Eduardo Pérsico
Narrador y ensayista, publicó cuentos, seis novelas, "Lunfardo en el Tango y la Poética Popular y algún poemario. Nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.  www.eduardopersico.blogspot.com

 



Y sin equivocarse de adversario...

Por Eduardo Pérsico

…y hoy algunos populistas de sindicato demuestran un poder económico jamás permitido antes.

La irrupción de Perón en la política argentina en 1945, conmovió las expresiones más conservadoras y también a las progresistas, según entonces socialistas y radicales de la línea irigoyenista más el Partido Laborista que sustentara el inicial peronismo. Tres líneas no muy opuestas ante la problemática entonces sobre educación pública y defensa del patrimonio nacional, dos perfiles recurridos por algunos en el discurso. Más otras diferencias emergerían tras el lanzamiento de Perón en Plaza de Mayo el 17 de octubre de 1945, quien con un discurso-arenga fijara un nuevo eje al debate conceptual y político del país. Con imprevisto efecto sobre la actividad en general, ‘incluido el asombro del mismo Perón’ diría Raúl Scalabrini Ortiz ante la futura imposibilidad de hacer política sin apreciar el hecho con seriedad. Tanto que no fue casual la disolución de Forja, la Fuerza Organizada Radical de la Joven Argentina integrada por intelectuales y cuadros políticos de reunirse a debatir la realidad nacional. El escenario era otro y cada expresión debía revisar su comprensión de la muchedumbre, un gesto rechazado y negado por el Poder y sus fabricantes de opinión. Grave error cuando ese avance guardaba en su resultado algo más sustantivo y evidente: ‘la liberación psicológica del obrero ante el patrón’. Una variante relacional con un peso inmedible para las patronales y más preocupante aún por parecer acordado desde arriba. Esa ‘liberación psicológica’ que se expresaría de inmediato en ‘patrón, usted no me grita’, -frase entonces de alta significación- y la no comprensión de la nueva instancia llevaría a muchos bien intencionados a equivocarse al calificar compañero, adversario o enemigo. Un efecto de esos años de cierta gravedad por unos pocos fundamentalistas de uniforme.

El nuevo paisaje cambió la relación obrero patronal, un ‘accidente sociológico’ que sacudiera los elencos radicales y socialistas que de ahí padecerían cierta dolencia emocional por no saberse incluidos en la hechura de un avance que alguno de ellos, indudablemente solían propugnar en su propio discurso. El nuevo escenario fue una certeza que socialistas y radicales desecharon sin reelaborar sus planteos a la reciente realidad, y a cambio ahondarían una oposición desencaminada al descalificar como chusma a los seguidores de aquel peronismo del ’45. Descalificando en esa pose desde el ‘aguinaldo’, -un sueldo anual complementario- por ser una maniobra electoralista y en igual postura controversial, desechar ‘por demagógicas’ las colonias veraniegas para ‘los recién venidos’, más otras leyes sancionadas en la muy activa legislación laboral. Dentro de la oposición hubo posturas casi de concepción medieval para ser sostenidas por socialistas y radicales con fines electorales, con jugadas no profesionales que los abatiría; al fin muchos prestigiosos se mostrarían según políticos molestos ante el espectáculo de laburantes-multitud vitoreando en la calle. Y esos deslices por errada interpretación histórica no serían exclusivos de los sectores duramente antiperonistas; también se dieron en las bibliotecas de barrio fecundas en entreveros constantes por comprender al menos, si esa era la movilidad social y quienes los beneficiados. Que al fin del relato demostraría que los peronistas no eran los enemigos sino compatriotas antes no contenidos en las discusiones. Otro notorio error en muchos opositores, - digamos los los más feroces críticos- ni suponían que el mismo Sistema Económico cada tanto dispone el ingreso de más personajes a la escena, y esos nuevos participantes ya eran parte de su misma historia. Apenas eso. .

Luego y como expresión del no saber a veces quien integra los nuestros y quien el adversario, el peronismo inicial en Argentina y su enfática crecida populista originó un rechazo mayor pero similar a nuestros días del año 2014. En cuanto como ahora la mayor molestia recayó entre los sectores medios con vocación de alta clase; ese laberíntico segmento social que resiste el ascenso de los postergados en la escala por cierto inconsciente reflejo. Acaso por estimarse ellos como factor decisorio en otorgar la movilidad y el ingreso de nuevos participantes al sistema, más en cuanto ese crecimiento le resulta útil al tejido económico no es discutible. Sencillez que alguna clase media presiente en su contra y sin debatir, combate.

Esa actitud ejercida sobre los ‘recién llegados’ en 1945, siete décadas más tarde exhibe hoy ciertas contrariedades con la aparición de novedosos actores. Tal vez dentro del llamado ámbito sindical se exhiben novedosas estéticas y perfiles que tiempo atrás no serían propios a un dirigente que representa y gestiona, y no es al fin nada problemático. Pero quizá por la nueva dinámica contemporánea que exige algunos novedosos perfiles, - por decir- hoy se muestran en los medios de publicidad y comunicación; ambas cosas; algunos estilos y decires en delegados obreros que suelen confundir hacia donde apuntan. Al menos al no precisar con certeza si algunas de sus actitudes muy empresariales benefician a sus representados. En principio si casi toda la dirigencia sindical se titula heredera del peronismo, - esa memoria social de los argentinos- esa herencia pareciera a veces una carga en algunos sindicalistas o dirigentes al sugerir ellos un poderío económico jamás visto en quienes representan a los trabajadores. Quizá sería aceptable si esa contrariedad en un debate en serio resultara ser útil a la gestión sindical, y más provechoso aún si le evitara dudas a los mismos representados en quien los representa y defiende sus adversarios o enemigos.

Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.(jul.014)
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Julio Cortázar y un vistazo a lo popular

Por Eduardo Pérsico

…y me parece bueno decir que yo iba a esa milonga por los monstruos.

La aproximación inicial al nombre de Julio Cortázar me llegaría al terminar el colegio primario en 1948 y yo ingresara como aprendiz al taller mecànico frente a su casa de la calle Rodriguez Peña y Alvear, en Banfield. El entonces tendría tendría más de treinta años y no creo que anduviera mucho por el barrio. Además, mi inquietud literaria llegaría más tarde por otros escritores, guiado por el inolvidable Raúl Larra con sus biografías sobre Lisandro de la Torre, ‘el solitario de Pinas’, y de Roberto Arlt, ‘el torturado’. Así empezamos y por ahí andaría la cosa…

Unos cuantos años más tarde y cuando Julio Cortázar era ya figura de la vida literaria del ambiente, leería Las puertas del cielo, un cuento que transcurre en el popular bailongo Palermo Palace en 1942, y publicado en Bestiario por 1951. Y acepto que me molestara repensar esa veta ‘elitista’ del personaje narrador; un abogado de clase media que denominaría ‘monstruos’ a esos argentinos laburantes que frecuentaban aquella milonga barata. Personas con otro estilo y otras pautas al fin bastante iguales a mi entorno, donde antes de los veinte años curtiamos la diversión de ir a bailar cada fin de semana; acaso como una constante que sin más explicaciones que valieran la pena, fuera un recurso por mejorar la convivencia con los demás, quiérase o no. Así que discurriendo por esa certeza y a propósito del cuento Las puertas del cielo, tras su lectura y relectura acaso me condicionara en descubrir ciertos términos de ensañamiento con tipos y ambiente del mismo relato. Que hasta podrían ser estimados muy mal por cualquier lector, en cuanto la persistente adhesión a un encono primario y desmedido en contra de una escenografía con personajes incluídos, que más bien aquí denuncian la visión escasa y mezquina de un amplio entorno desconocido y casi ignorado por el autor. Donde caen en la volteada de esa impiadosa visión los frecuentadores de milongas de ‘medio fondo’ iguales a nosotros; ese Palermo Palace, que Julio Cortázar renombrara Santa Fe Palace, por extensión de visitantes habituales abarcaba desde La Enramada por ahí cerca de los bailongos de la costa de Quilmes, tan pintorescos. Sitios aquí descriptos o más bien imaginados con una visión poco amable y descalificadora de quienes así se divertían y ‘nos sentíamos vivir’. Según en este cuento él mismo Cortázar acepta de Mauro y Celina, dos personajes realzados sin duda por esa calidad narrativa habitual en él. Ese innegable escritor argentino que en este relato se desgasta en ‘asombros’ de un reciénvenido, más bien propios a la desdeñosa premura que suelen usar los ‘críticos comprometidos’ con cualquier asunto o escenografía no comprensible por ellos, y mucho menos en tanto resulte ajena a su entorno. Tal vez un pequeño detalle pero aquí muy certero.

Y en este cuento que sabemos escrito en 1944 y sin apenas sugerencias del peronismo venidero, igual en el país se insinuaba cierta movilidad que más se pronunciaría de 1945 en adelante, perìodo donde tanto se modificara el entretejido social de los argentinos por factores sumados a la creciente migración provinciana hacia Buenos Aires. Esa instancia que entre otras muchas venían cambiando el crecimiento de la comunidad toda, y en cuanto para eso sobran las estadísticas demostrativas, quiéranse o no, semejantes certezas numéricas nunca deberían merecer el `desgano` del escritor Julio Cortazar en abundantes renglones de su cuento Las Puertas del cielo. Y veamos algunos: “Me parece bueno decir que yo iba a esa milonga por los monstruos, y no sé de otras donde se den tantos juntos. Bajan de regiones vagas de la ciudad… las mujeres casi enanas y achinadas, los tipos como javaneses o mocovíes…las mujeres con enormes peinados altos que las hacen más enanas…A ellos les da ahora por el pelo suelto y alto en el medio, jopos enormes y amaricados sin nada que ver con la cara brutal más abajo…Además está el olor, no se concibe a los monstruos sin ese olor a talco mojado contra la piel, a fruta pasada. Uno sospecha los lavajes presurosos, el trapo húmedo por la cara y los sobacos…También se oxigenan, las negras levantan mazorcas rígidas sobre la tierra espesa de la cara… De donde salen, què profesiones los disimulan de día, qué oscuras servidumbres los aislan y disfrazan. Los monstruos se enlazan con grave acatamiento. El polvo en la cara de todas ellas y una costra blancuzca detrás de las placas pardas trasluciendo” .

Por supuesto esta transcripción es fiel pero no absoluta, así que resulta muy útil apreciar la premura descriptiva y casi ceñida a lo escenográfico que relata. Casi como si fuera habitual ese rictus de una intelectualidad en viaje de ida, tan habituada a denostrar ‘el malgusto popular’ como si ellos fueran los superadores de todo aquello que imponga hábitos y costumbres. Un feroz percance que suponemos, no mereciera la autoría narrativa del argentino Julio Cortázar; el mismo escritor luego reconocido además de su obra por sus frecuentes y elogiables actitudes personales. Y aunque esta visión que comentamos Cortázar también la tuviera. Pero bué….(marzo 014)

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Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.
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Una regia demora de la Corte Suprema

… la ingeniosidad es apenas una malversación del ingenio.

Por Eduardo Pérsico

Hacia las elecciones de renovación parlamentaria a fin de octubre del 2013, la mayor parte de los grupos opositores al gobierno ante micrófonos y cámaras de televisión, persisten con adjetivaciones por ‘más seguridad en la Argentina’ y una pronta
devaluación monetaria como gran proyecto ideológico, en tanto el oficialismo apuesta a reiterar en cada participación los logros obtenidos en sus años de gobierno. Y ambos bandos, magnificado o disminuyendo los datos sobre robos, crímenes, dólares y accidentes, se infatúan en ser exclusivamente ellos los auténticos defensores de los intereses de la ciudadanía. Cuando existen otras instancias más acuciantes y sustantivas para debatir que muy pocos desestiman -ciertas desigualdades sociales, por ejemplo-, pero entre las más preocupantes deficiencias dentro de nuestra sociedad actual hay varias muy poco discutidas en serio.

Y quizá eligiendo al voleo pero sin la mínima duda republicana, se nos ocurre como una falla gravísima el silencio de la Suprema Corte de Justicia, dejando sin resolver y convirtiendo esa demora en una rémora perniciosa, la plena vigencia de la Ley de Medios de Comunicación. Una ley debatida y votada en mayoría por las Cámaras Legislativas hace cuatro años, -apenas eso, señoras y señores- frenada tal vez por cuestiones extra judiciales. Sumando un deterioro evitable y más aún por estos días previos a un pronunciamiento electoral de la ciudadanía, asunto nada olvidable y que nos hace un país jurídicamente consolidado. Virtud no propicia a toda la comunidad internacional pero que nosotros practicamos, mientras nuestra Suprema Corte de Justicia obrando con postergaciones ya inexplicables en defensa de una privilegiada hacienda, pareciera funcionar bajo el mismo manual de instrucciones de los aciagos gobiernos militares que ya hemos soportado.

Sería muy lesivo para nuestra constitucionalidad la existencia de algún otro tipo de presión o acicate para no dictaminar sobre algo ya debatido hasta la saciedad, que por estos días hace que supongamos a los Honorables Miembros de la Corte Suprema de Justicia, fastuosamente dotados para retrasar con el ‘cajoneo’ de una democrática ley, la movilidad social de los argentinos. Apenas eso y no digamos ‘casi nada’, en tanto si esto se confirmara así expondría internacionalmente a los más altos responsables de la justicia en nuestro país, - señores Jueces de la Corte Suprema- de nuevo obligados a cumplir con los mandatos mandato de quienes se sienten ‘dueños de la Patria’. Pero en cuanto la ley, - ya demorada con mucha ingeniosidad- nos obligaría a suponer que otra vez aquí se juegan intereses económicos y políticos muy profundos. Que curiosamente y en este especialísimo entuerto, no coinciden con las necesidades o postulados del gobierno actual y eso no sería lo más grave. Más si igualmente esta demora fuera impuesta por esas u otras oblicuas razones, la no aplicación íntegra de la Ley de Medios de Comunicación dispuesta por ambas Cámaras legislativas, algún bromista culparía a los miembros de la Suprema Corte por ostensible falta de cumplimiento a los deberes de funcionario público. Pero bué, esas son pobres ocurrencias. (oct.013).

Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.
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Bonapartismo, un término de moda

Por Eduardo Pérsico

¿Y Rosas Irigoyen Perón Frondizi Evita y otro nombre bien actual, ahora son bonapartistas?

Es común decir Bonapartismo por citar un estilo de gobernar que otorgue toda la autoridad a un referente que por sus condiciones para la gestión, el mando y su influjo personal sobre el potencial electorado en el supuesto de dirimir su actuación por el voto popular, pueda subordinar al resto a su inspiración. Una condición favorable cuando es conveniente esquivar demoras burocráticas o legislativas si las hubiere, y por ende se trata de administradores políticos que resuelven sin largo debate cierto problema que atañe al gentío común. En general de modo peyorativo son denominados Bonapartistas para vincularlos con el autoritarismo, y en Argentina se los descalifica así en general a los dirigentes que por sí cuentan con un favor electoral considerable, y.que a veces pareciera imbatible. Desde un líder de gran ciudad a cierto caudillo rural, en nuestro país son acusados de Bonapartistas quienes no satisfagan a esos grupos que suelen tensar la convivencia íntegra del cuerpo social. Tarea disociadora que por principio ejercen los sectores privilegiados si un gobernante no favorece los intereses de ellos con armas y bagajes, y a quienes según suele acontecer se les suma una incierta ‘izquierda revolucionaria’ de trasnoche y mero discurso sin pueblo. Dos sectores que a veces no cuentan con más proyecto que el descrédito de ‘la dictadura de la mayoría’; esos enemigos electoralmente inalcanzable para ellos.

Dentro de ese contexto son variados los ejemplos de bonapartismo en el devenir político de nuestro país; Rosas, Yrigoyen, Perón, Frondizi, Eva Perón y también algún otro nombre muy actual. Y no como curiosidad y los perfiles propios, se contarían dos políticos de la provincia de San Juan, en Argentina, que a inicios del siglo veinte gravitaran en la opinión pública nacional. Federico Cantoni, que naciera en 1890 y falleciera en 1956, un médico electo gobernador de San Juan por la Unión Cívica Radical Bloquista, una escisión del reconocido Partido Radical que él mismo fundara en 1919 junto a su hermano menor Aldo, quien se desafiliara del Partido Socialista para sumarse al Bloquismo. Y luego que Federico Cantoni fuera electo gobernador en 1923 dentro de un clima de violencia a veces muy tormentosa, un funcionario de Marcelo T.de Alvear, -un presidente más reconocido como marido de una cantante famosa que por tarea de gobierno, dixit Arturo Jauretche- al borde de una intervención a la provincia acusaría a los Cantoni de bonapartistas.

Pese a otros varios incidentes violentos que se repetirían el bloquismo ‘bonapartista’ desarrollaría en San Juan un gobierno progresista en relación a tanto opaco caudillismo tan habitual en el interior argentino, en tanto reformaría la constitución provincial, en el año 1927 establecería el sufragio femenino y los derechos de segunda generación, y una avanzada legislación laboral con más de una década antes del primer gobierno nacional del peronismo. Y ese estilo basado en recaudación impositiva y desarrollo de la educación técnica para modernizar la producción del olivo y el vino, más algún efectivo plan de viviendas y el tendido de una red vial, los animó a una reforma agraria sin concretar ‘por esas razones’. Auque esa misma administración bonapartista propiciaría en 1927 la Constitución Provincial con derechos como la limitación de la jornada de trabajo, salario mínimo, seguros de vejez y planes de vivienda. Más una verdadera extrañeza de época fue la ley del sufragio femenino donde no sólo la mujer del gobernador votara por vez primera en nuestro país.

Durante la década del ’20 el Bloquismo apoyaría a la Unión Cívica Radical Antipersonalista, y en 1946 apoyaría la candidatura presidencial de Juan D. Perón; quien nombraría a Federico embajador argentino ante la Unión Soviética de 1947 a 1952. Cantoni allí conocería a José Stalin y abriría el camino al primer tratado comercial entre la Argentina y la URSS, un muy importante acuerdo además por su concepción política en ese tiempo.

Por lo que estos datos y otros quizá contradictorios, los modales y maneras bonapartistas de gestionar la cosa pública, ya merecen discutirse con más rigor que seguir alardeando sobre la pureza de la democracia formal, tan ferozmente defendida cuando le conviene a la clase económica mandante. Más ejerciendo una mayor seriedad conceptual que la descalificación rápida para cualquier lado, discutamos en serio la valiosa o negativa eficacia que al cuerpo de nuestra sociedad, le resultó el hoy meneado bonapartismo. (may.013)

Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús
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Apuntes entre París y el Tango

Por Eduardo Pérsico

¿Qué hacés en Buenos Aires? No seas otario.
Con tres cortes de tango sos millonario.
Morocho y argentino, Rey de París…
Araca París, de Carlos Lenzi. 1931.

En su libro ‘Los Dueños del País’, el sociólogo Julio Mafud sostuvo que desde 1870 a 1914 para la clase alta argentina París fue una verdadera obsesión. En tanto esa ciudad fuera el centro de la Europa civilizada, aunque más también porque debajo de ese París ‘pour la galerie’ existía el otro París, ‘el de la prostitución refinada y las amantes eróticas’. Y muy anterior al libro de Mafud, en una publicación francesa de 1912 el pintor francés Sem, muy afín a Toulouse Lautrec, comentaría que el furor del tango argentino en París era una especie de ‘fiebre’, en tanto por esa segunda década del siglo veinte sucedía que a la circulación de las partituras de ‘La Morocha’, un cuplé asimilado al tango, y ‘El choclo’, ambos de Angel Villoldo, se agregarían las ‘exhibiciones bailables’ que Ricardo Güiraldes luciera por 1910 ante la aristocracia francesa. Semejante ‘neurosis’ tanguera desplegó una marcha fulminante por los teatros, cabarets y grandes hoteles de París, y esa certeza alentaría a viajar hacia esos pagos de los músicos argentinos Celestino Ferrer, Eduardo Monelos, Vicente Loduca, el bailarín Casimiro Aín en 1913 y por 1919, la orquesta de Manuel Pizarro, Genaro Expósito y otros intérpretes más.

Como una coincidencia curiosa por el ámbito del deslumbramiento francés con el tango, muchos apuntarían que en Buenos Aires se conocían temas con nombres de madamas de prostíbulo, La Laura, la Queca o similares, que en París se difundían como Loulou, Marlene o Primerose. Y cuando el prestigio del tango en París se acrecentaba, los porteños decentes comenzarían a preocuparse: ‘y si París todo lo impone, ¿no acabará por hacernos aceptar en nuestra buena sociedad el tango argentino?’; se inquietarían la revista El Hogar y sus lectores por diciembre de 1911.

Terminada la primera guerra mundial y antes que Carlos Gardel luciera en el Teatro Fémina de Champs Elysees como ‘la grande vedette argentine’, el tango en París seguía ligado al baile en salones aristocráticos y cuando Francisco Canaro viajó en 1925 con su orquesta, el sindicato de músicos francés ya imponía a los extranjeros vestirse con ropas típicas. Asunto que Canaro relató con en sus memorias sobre aquel circuito de dancings y salones de tango, ellos vestidos de gauchos ante príncipes, maharajaes y artistas como Rodolfo Valentino, el pianista Arturo Rubinstein o el violinista y aficionado milonguero, Jascha Heifetz. Por esos días y vecino al Florida existía el teatro Le Perroquet, donde el Tano Genaro conducía su orquesta y entre las matinées llamadas thés-tango brillaban el Claridge Hotel y el Ermitage de Champs Elysées. Además del emblemático restaurant El Garrón, de un argentino y sede estable de la orquesta de Manuel Pizarro donde se bailaba hasta la madrugada, igual que en el dancing Capitol, cuya orquesta típica recibía a insomnes calaveras hasta la media mañana.

Por ese mismo tiempo hubo no pocos sainetes en Buenos Aires que ambientaron el primer acto en un conventillo porteño y el segundo en algún imaginario cabaret parisino. Y aunque la cultura del tango reflejara apenas el París del teatro o las letras, lo mismo la Ciudad Luz sería más nombrada que ninguna otra ciudad extranjera en el hablar de Buenos Aires. Quizá porque la cultura tanguera viera a la capital francesa como el mayor referente, sino además porque las aspiraciones extranjerizantes de la clase alta argentina ya se exhibían muy arraigadas. Y en ‘La Obsesión Francesa’, el autor Aníbal Oscar Claisse nos dice: ‘y en un muestreo hecho al azar sobre unos 2000 tangos me ha permitido registrar 632 alusiones a Francia, a sus usos y su cultura. ¿Y cómo se llaman las mujeres de los tangos? Frente a 46 Marías, Esteres, Nicanoras, Malenas y similares, me encuentro con 63 Ivonne, Yvette, Ninon, Germaine, Jacqueline, Claudinette, etc., apareciendo como campeona absoluta Mimí, con 15 menciones’. Y suponemos que si la protagonista del tango se llamara ‘solamente María’ como tantas chiquilinas embarcadas en Galitzia, Polonia, por los cafishos de la Zwig Migdal, por ser hermosas y rubias aquí bien serían negociadas como francesitas. Si al fin no pocas de ellas cubrirían los prostíbulos del Dock Sud y bien jóvenes irían a llenar el cementerio de la calle Arredondo en Avellaneda, Buenos Aires, siguiendo el itinerario de tantas ignoradas hasta en las letras del tango.

Desde ‘La que murió en París’, de Blomberg y Maciel en 1930, ‘Araca París’, de Carlos Lenzi en 1931, y ‘Anclao en París’ de Enrique Cadícamo en el mismo año, 1931, - temas de homenaje a la Ciudad Luz- ya antes hubo un repaso literario de lo francés demasiado gratuito y que nos propinara José González Castillo. Un innegable y valioso creador que en 1924 con su tango ‘Griseta’ se excediera en referencias inocuas con ‘mezclas raras de Museta con Mimí acariciadas por Schaunard quien quería ser Manón, aunque fuera del Quartier; su barrio, donde soñaba con Des Grieux queriendo ser Manón’; más otros abstrusos acertijos inválidos para un escritor tan orientado hacia lo popular. Pero si González Castillo pergeñara esa letra para cumplir de sobra con su cuota parisina, por fortuna eso hoy nos sirve para indagar la vinculación cierta de nuestra expresión más representativa, el tango, con lo francés. Porque a excepción de los actores directos de esa recurrencia, -músicos y letristas - los hombres comunes de Argentina que madrugaban para trabajar en oficinas, talleres, fábricas y negocios, no amanecían con somnolencias parisinas y demasiado inquietados por viajar a París. Y sabiendo que la veneración tanguera por lo francés entre el gentío común nunca fue tanto, cabe pensar que los fervorosos impulsos parisinos fueron fabricados, anecdóticamente, no sólo por algún tango sino por quienes más estimaran la prostitución y las refinadas amantes. Esa clase alta de divertidos y dependientes muchachos económicamente más pudientes de la sociedad. (marzo 2013).

Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.
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Cuando los medios no informan, deforman

Por Eduardo Pérsico

"Si nunca entregáramos una Verdad Cierta a nuestros lectores, el negocio se acabaría enseguida" Natalio Botana, Crìtica, 1932.

Que la opinión de la gente es siempre operable y fácil de convencer en los medios de comunicación ya es un prejuicio que la realidad convirtió en una superchería que se verbaliza y nada más. Esa mágica incidencia de la prensa sobre el pensamiento colectivo – preciada mística periodística- mucho ha decaído en su eficacia al menos en América Latina, donde el mismo gentío oyente o lector en verdad muy manejable décadas pasadas, en no pocas elecciones presidenciales le hizo perder convicción y seriedad a todo eso. En Bolivia con la elección de Evo Morales y en Argentina, esa decadencia se hizo muy visible en el año 2003, cuando al asumir en Argentina Néstor Kirchner con un magro veintidós por ciento de votos, el conservador diario La Nación lo visitó para indicarle al primer mandatario un programa de gobierno redactado por ellos y Kirchner no aceptó. Pocos días más tarde el mismo centenario matutino publicó ‘los argentinos han votado gobierno para un año’, una frase acaso no textual que más fuera estimada al sumarse el otro diario y multimedio de mayor venta, Clarín, en una brega contra el gobierno recién electo. El mandato de Kirchner terminó luego de cuatro años, 2007, y entonces Cristina de Kirchner del mismo signo político obtuvo la elección con un cuarenta y seis por ciento de los votos, - un poco más del doble anterior- porcentaje que al ser reelecta en el 2011 se amplió al cincuenta y cuatro por ciento del total de votos. Casi dos veces y media más votos del año 2003 y que ya denunciara la precariedad de esos medios sobre la opinión nacional en Argentina. Y en el reciente debate legislativo de diputados y senadores a propósito de la recuperación de sus Yacimientos Petroliferos en poder de la empresa Repsol, oficialismo y oposición dieron un acuerdo masivo de apoyo, al menos de un ochenta por ciento a la decisión del Poder Ejecutivo. Por supuesto nada equivalente ‘con cinco tapas en contra de nuestros diarios en la Argentina cae cualquier gobierno’ que mucho obligarían razonar los avisadores de esos diarios. Pero claro, de eso mismo y tras la sanción definitiva del recupero de la acciones de Repsol en YPF sin insultar a ninguno de sus ejecutivos, tan agresivos ellos, se encargó el humor popular: ‘Es que los peronistas somos tan analfabetos que al no saber que Clarín y La Nación ya nos echaron, seguimos gobernando’.

Pese a que los mismos periodistas y sus operadores prosiguen entreverando lo principal con lo secundario en esto de la recuperación de YPF, empresa nacional desde 1907, en semejante aislamiento conceptual el periodismo escrito y televisivo exhibe su rendición profesional ante el Poder como si fuera meritoria. Un rendición descalificadora que los escribas veteranos entienden como la mayor expulsora de credibilidad; en tanto prosiga el manual informativo protegiendo la verdad, el convencer a otro merece ser creíble y todo desecho de lo esencial cae en el panfleto. Por más que los fabricantes de opinión sigan creyendo que cada receptor es un sistema opaco y sin matices, y que cualquier movilidad social o rigor en el reclamo no existe entre el gentío, no hay objetividad posible. Deberían saber ya los informadores que la ‘cibernética’ de inmediato descifra cualquier falacia o ‘bajada de línea’ tendenciosa y ya eso, los tiene sencillamente contra las cuerdas. Está en crisis la verdad sagrada del periodismo que siempre advirtiera don Natalio Botana, - dueño del diario ‘Crítica’ cuatro décadas de más venta en Argentina- a sus redactores: ‘falsa, disfrazada o cierta, nosotros vendemos credibilidad. Pero si nunca entregamos una Verdad Cierta a nuestros lectores, el negocio se acabaría enseguida’. Pragmatismo y punto.

Además de lo que expresa cada medio subyace cuánto él mismo oculta, y ese encubrimiento es el gran servicio que el Poder impone a la comunicación sobre cualquier realidad que desenmascare el juego. Mientras bien controlado sea el universo de los privilegiados del sistema al ocuparse del profesionalismo farandulero, deportivo y demás evasores impositivos afines que despliegan sus lujos de fama y dinero a sus admiradores, todo sea bienvenido en tanto el hábil juego de los medios excitando con los famosos desinforma otras certidumbres de la comunidad. Y la inseguridad es un ‘flagelo’ adjudicado a los ‘marginales’ y la criminalidad explotadora de cada pudiente minoría, jamás es responsable de nada, y dentro de semejante estilo los grandes medios de comunicación, - a veces tan pequeños- imponen y amplifican cada asunto a gusto del Poder económico vigente.

Nadie proclama un mundo idílico pero sí advertirnos al menos de cuanto hace hoy a las crisis de los países europeos, tan enlazados en este imprevisto paso de baile del capitalismo financiero en un mundo casi exhibicionista de su bienestar. Por su indómita pequeñez los medios de comunicación jamás le desvelaron el sueño a nadie en Hamburgo. Roma, Atenas o Madrid, inversores tan ajenos a que una hipoteca sin respaldo sólo era una hipoteca sin respaldo. Así que por lo mismo mucho mejor resultó divulgar que futbolistas, tenistas, actrices o galanes se aman y se divierten embolsando millones antes de cumplir treinta años, en el fondo, otra inmoralidad que no permite ni una campaña contra el lavado de dinero y esas pequeñeces. Pero bué, lo esencial es contener la reacción de las ‘multitudes violentas’ que a diario indican la existencia de otro mundo más verdadero y preocupante para exhibir. Aunque para eso los informadores debieran escamotear su propia existencia como tales. (May.012)

Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.
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Esos ruidos entre industrialistas y financieros

Por Eduardo Pérsico

Los centros nacionales de decisión están incapacitados de instrumentar su política monetaria y fiscal…a causa de la dirección internacional de los circuitos financieros.
Celso Furtado, economista brasileño

Cuando ya el malabarismo del liberalismo económico en Europa se desinfló y el daño ocasionado en el área fue evidente, los centros de Poder atienden los conflictos con mano dura aunque en algunos países la clase dominante local ya delibera maquillajes del sistema más o menos factibles. Era esperable que al darse un futuro tan cenagoso y caerse varios nombres y cuadros dominantes de la escena, los remezones internos diluidos por años en un bienestar acaso artificial pero apreciado por la gente como bienestar y punto, se darían las discusiones postergadas. Y esta vez con síntomas y ejes que quizá no difieren mucho de los enfrentados hace diez años en América Latina, cuando comenzó a ganar impulso la voz de los industrialistas afirmando que sin aumento ocupacional verdadero, a corto plazo el capitalismo financiero acabaría en una tragicomedia con falacia financiera. Opinión que en Argentina desprecian los mentores del liberalismo prestamista y quienes propugnan que su dinero genere dinero y a otra cosa; analistas más que ambiguos pero bien difundidos por la prensa corporativa que en estos días se molestara por la modificación de la Carta Orgánica del Banco Central de la Argentina, del retiro del FMI de su sede en Buenos Aires y dos medidas proteccionistas a las importaciones, escandalizaron a los herederos intelectuales de una oligarquía que aún venera la dependencia argentina del capitalismo inglés. Aquel reflejo que rubricara Bernardo de Irigoyen a fines del siglo diecinueve diciendo ‘la deuda externa nos demandará grandes esfuerzos pero lo haremos en honor del país’. Confesión o deschave del apriete que por entonces le aplicaba al pobrerío quienes secundaban las comitivas de ingleses llegados al país a obtener concesiones de caminos, palacios de gobierno, ferrocarriles y cualquier tipo de empresa pública a ‘financiar con intereses altamente rentables’. Una oferta impensable en cualquier país pero acorde a esa ‘emprendedora clase’ ya entonces involucrada en turbios ‘créditos del exterior para hacer progresar el país’. Todas expresiones del sector Mitrista autocrático pero liberal…

Estas disyuntivas de independencia o dependencia económica persisten hoy en todo el campo de la actividad económica. Por un lado los partidarios del liberalismo económico liderados por el sector agroexportador, el más ortodoxo y cerril contrario a una movilidad modernizadora por encima de cualquier poder político elegido, enfrentan conjurados al capitalismo de producción que propicia un mayor empleo de mano de obra tan apropiada a esta coyuntura histórica y tecnológica. Digamos, acceder a una instancia que sin duda nos remite al New Deal de los años treinta en Estados Unidos, que en línea al pensamiento del británico John Maynard Keynes estimulara por sobre toda otra concepción el poder de la ‘oferta agregada’ para salir de la recesión. Además de refrescarnos a Henry Ford, que nunca fuera un mecenas dadivoso aunque invertía en mejoras por abaratar el costo de producción diciendo ‘el primer comprador de mi automóvil debe ser el obrero de mi fábrica’. Definición de un empresario que hoy ni menciona ese liberalismo financiero sólo implementa raudales en hipotecas de préstamos incobrables, y que prosigue sacando del circuito consumidor a multitudes de personas por día en esta Europa de marzo del 2012. Una hecatombe del sistema generada por esos prestamistas de quienes ninguna escuela o tendencia académica de la elogiada ‘ciencia económica’ se hace cargo. Como tampoco asumen las desigualdades en América Latina y el resto del planeta, pero embisten el menor proyecto que intente un mayor empleo que dinamice la movilidad social.

Aunque parezca enigmático que tantos países llamados del Primer Mundo persistan en creencias fuera de tiempo pese al descalabro, también en Argentina y otros países de América Latina los nuevos grupos políticos nunca liquidaron del todo a los anteriores. Por astucia o lo que fuera, al caer el Irigoyenismo en 1930 y el Peronismo en 1955, -dos expresiones populares que ni hablaron de reforma agraria- la clase alta se ufanó de voltear por ineficaces o autoritarios a dos legítimos gobiernos y en ambas escenas, esa reaccionaria y lustrosa derecha contó con el apoyo de algún sector de izquierda y otro tanto de cierto estudiantado militante que defeccionara de su prédica progresista. Así que al hablar de la cohesión de grupo que tiene la derecha en Argentina y el resto de América Latina, sería apreciar mejor si la riqueza de ellos proviene de algún olfato político muy desarrollado o más bien, a su ubicuidad para insertarse como sea en los caudales financieros más rentables. Y que en cuanto los industrialistas se obligan a cierta actualización cotidiana del mundo y su circunstancia, al ver en la función pública a dirigentes venidos de esa clase tan jugada a favor del liberalismo económico absoluto, pareciera que sus resultados de gestión están siempre por debajo de lo imprescindible. (marzo 2012)

Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.
www.eduardopersico.blogspot.com


De la Ciencia a la Ideología, hay Crisis de diferencia

Por Eduardo Pérsico

Nadie puede esperar una digestión suave del denominado subprime español. Entre 1998 y 2008 se iniciaron 5,5 millones de viviendas en España, muchas más de las necesarias. El parque especulativo es enorme y hoy se dice que existen entre 700.000 viviendas nuevas sin vender (según Fomento) y 800.000, según el servicio de estudios de Catalunya Caixa. Hubo años en los que España construía más casas que en Reino Unido, Francia, Italia y Alemania juntas y hoy toca pagar la factura.

Esto dice el diario El País de España el lunes 18 de julio del 2011, y ese informe del difundido medio advierte del preocupante clima no sólo de España; donde el paro laboral es oficialmente del 21%; sino de todos los países de la región que dentro de esa misma concepción económica fijada por los bancos para colocar en deudas hipotecarias sus excedentes financieros, avanzó hacia una crisis global desde al menos hace dos años. El recurso de invertir el dinero propio comprando deudas de bienes reales durante década ha sido un buen negocio, durable en seguridad hasta que algunos tomadores dejan de pagar y el cálculo matemático de recuperación del lo prestado se va al descenso. O más o menos así a veces es el final.

Pero en este caso ese desenlace era previsible ya en el año 2008 cuando Alan Greenspan, que presidiera la Reserva Federal en Estados Unidos hasta el 2006, admitiera su error al no controlar mejor el mercado financiero y que esa desregulación traería daños irreparables en la economía mundial si no era conjurada a tiempo. Una confesión también fuera de tiempo porque ya la realidad no esperaría y por entonces empezaba a ser impiadosa por los millones de recuperaciones impagas y colocaciones ya muy riesgosas dentro de un clima cada vez menos previsible. La estampida En los Estados Unidos no fue inmediata pero derivó en una suba notoria en la tasa de descuento de la Reserva Federal, - del tres al cinco por ciento y primera alarma del sistema- y siguió con un inesperado aumento del combustible que afecta al norteamericano medio mucho más que a nadie en el mundo. Igualmente por entonces pocos inversores aceptaban la cercanía de una crisis más seria y profunda, pero la perversión casi suicida de sostener los niveles de ocupación en USA instó más todavía a desmadre de aquella ‘burbuja financiera’ de hipotecas incobrables. Con el mismo estilo de reiterar explicaciones confusas o similares a las que hoy se imitan en los países de Europa, aquello sorprendió a muchos recién llegados al juego y en algún caso como sucede actualmente en Italia a enfrentarse a una realidad que no perdona. Toda esta representación se repite; a pesar de las demoras en aceptarla y el entramado de los grandes bancos de inversión complicados en la maniobra de ocultamiento es una película que también hemos visto en la Argentina alguna vez. Por ejemplo cuando el entonces gobierno de los radicales ‘acorraló’ los depósitos bancarios en el año 2001 y existen todavía muchos recursos de amparo judicial de los ahorristas sin recuperar su dinero. Y eso sí, tanto aquello en Argentina como esto actual en Europa opera en defensa de las entidades financieras que actúan en el planeta sin ningún riesgo posible de perder dinero; ‘eso y por profundas convicciones, jamás’.

Ante otros síntomas pero con la misma dolencia, hoy es bien sabido que cualquier salvataje financiero es inaplicable, teórico, y cada medida acaba en una distracción transitoria ante la dureza de cada cifra cotidiana, que en estos día y en España informa de una actividad económica en receso y el aumento del paro laboral. Por lo demás se presiente que la aplicación de seguros al desempleo sería poco sostenible ni siquiera a corto plazo, no solamente en España sino en el resto del panorama europeo que tiende a extenderse, y todo acontece a pesar de los desgastes oratorios entre los políticos que en cada país involucrado se culpan más menos deportivamente entre ellos; y hasta la renuncia pedida en España al presidente Rodríguez Zapatero ya sugiere haberse hecho sin mala intención, digamos….

Los feroces reflejos del malestar económico en Europa y las dificultades que soportaría USA de no ampliar su plafón o alcance del propio endeudamiento que les evitaría entrar en cesación de pago; algo impensable hace muy poco; por ejemplo ya mismo habilitaría a debatir con seriedad algo sustancial a la supervivencia de todos. Digamos que al menos y sin pretender una extensa fundamentación estructural sería bueno, inteligente y saludable que se precisaran mejor los términos de aquello considerado Ciencia Económica. Es la misma con sus doctorados y profesionales en actividad reconocidos por el Sistema Económico, una Ciencia, o si más que una ciencia con todo el rigor técnico de pruebas y contrapruebas, no sería más sensato dejar de calificarla como tal ya que más sencillamente, se trata de una Ideología nutrida de cualquier pastiche teórico incierto en su resultado, pero bien apropiado y certero en perjudicar a los de abajo. Este malentendido sería muy saludable aclararlo ya mismo, así todos sabemos mejor en qué consiste el juego. Digamos. (julio 2011).

Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.


¿Un cambio para que todo siga igual?

Por Eduardo Pérsico.

Al Poder lo inquieta de verdad la gente reclamando en la calle, sea donde sea.

(22 mayo 2011)

Luego de las primera cifras surgidas del conteo de votos en España hace unas horas, los diarios anuncian como un triunfo del Partido Popular con más de diez puntos de ventaja sobre el gobierno y ya mismo uno de los vicepresidentes de Zapatero reconoció la derrota del socialismo en la elección, y una vocera agregó esta no sería una buena noche para ellos en el gobierno. Por supuesto, el partido ganador se siente fortalecido por el triunfo pero a primera vista, cualquier cambio de mano en la gestión no augura de ningún modo una mejora inmediata en la situación general de España. Las cartas están echadas sobre la realidad económica que no se cambia con discursos y en esta instancia, donde aún prevalece la sensación de bienestar casi absoluto sobre gran mayoría del pueblo español, todas las recetas que arrimen los organismos financieros internacionales son de manual. Y quienes ya las sufrieran saben que esas medidas por siempre apuntan a la reducción del gasto oficial incluyendo reducciones de personal en el sector público, eliminación de ‘las prebendas sociales’ para los de más bajo recurso y ordenar según sus indicaciones, las cuentas fiscales a niveles más operables. Con tres o cuatro novedades particulares en cada caso y país, que jamás contienen un aumento de la desocupación y su lastimosa consecuencia inmediata con pobreza creciente y multiplicadora de la injusticia social en todos los casos. Recetas ya conocidas por siniestras en estos pagos de la América Latina, lamentablemente. .

La situación generada estos días en España y otros varios países de Europa son las consecuencias que sobre la población común suele ejercer el liberalismo en el manejo de la economía. Con criterios no pocas veces impiadosos, como aconteciera en la Argentina durante el año 2001 cuando este mismo mecanismo de asalto que la banca financiera hiciera sobre las ahorros bancarios y el consecuente ajuste sobre las cuentas del gobierno que han de sufrir España y otros países de la región por estos días, en nuestro país generó una inmediata ocupación de las calles reclamando ‘que se vayan todos’, un reclamo que en menos de una semana significó no sólo la expulsión del gobierno de entonces, - con el presidente Fernando de la Rúa del partido Radical a su frente- sino una actitud de creciente participación del gentío en el ejercicio de sus derechos avasallados impunemente, con sucediera, y se multiplicaron las espontáneas reuniones y movilizaciones que cambiaron todo el escenario político de entonces en el país. Naturalmente, no fue una movida con la profundidad que aconteciera en octubre de 1945 y el advenimiento político llamado peronsmo, con la inmediata liberación psicológico del obrero ante el patrón; un hecho sociológicamente pocas veces repetido; que entre los argentinos ya nadie discute y hace algunas semanas vinieron a explicarnos el español Savater y el peruano Vargas Llosa en la Feria del Libro de Buenos Aires; pero claro los dos juntos poco sabían…

Lo cierto es que no pocos medios en Argentina ya vislumbran con alguna certeza que ese tipo de manifestaciones, de manera especial y en los últimos días ocurridas en España, vuelve a poner en la escena política un síntoma que se pudo apreciar en los últimos movimientos del mundo árabe. No iguales, por supuesto, pero poniendo sobre la escena inquietudes que subyacen y no desaparecen por represiones más o menos ni por generación espontánea, acaso porque no se esclarecen de inmediato pero lo mismo revive a cierto subsuelo de cada sociedad humana en particular y en cada caso, pero que con la espontaneidad por reunirse pareciera ocultar cierto estallido posible en exponer una nueva interpretación de la realidad. Eso que el Poder tradicionalmente desconoce con al auxilio de ciertas capas beneficiadas con el privilegio, pero que de pronto emerge entre la gente común y se reencuentre en manifestaciones del estilo Puerta del Sol en España, que pequeño detalle, sirve sin retorno para que todo el cuerpo social perciba que algo ha cambiado en la manera de la participación. Un asunto que bien se sabe, jamás cuenta con la aprobación de los dueños del Poder en serio y que por estas días, se nos ocurre, con los resultados en contra del gobierno del PSOE y su líder Zapatero y a favor de Partido Popular, podría sugerir que algo cambie para que todo siga igual al menos por ahora. Porque los hechos históricos que vivimos día por día; con alguna guerra incluída por ahì cerca de Europa, dentro de su programa de sometimiento al Poder hay un hecho que lo inquieta de verdad: la gente defendiendo sus derechos en la calle y sea donde sea.

Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina. (5/2011)


Argentina y una oposición que se deshoja

...y en su confusión sólo propone enjuiciar a los demás

Por Eduardo Pérsico

Los grupos del privilegio reclaman más seguridad con tal insistencia que al fin, en la Argentina parecieran aglutinar en eso todo el caudal y proyecto ideológico que pretenden para el país. Un asunto que magnifican los medios adictos que reiteran sin tregua imágenes de robos, crímenes y accidentes en tanto esos mismos sectores dominantes guardan sin explicitar otras tendencias hacia lo público más inquietantes de verdad. Como las dominaciones más opresivas ocultas en esa desaforada demanda por mantener vidas y propias haciendas, según ese manual de instrucciones usado por los gobiernos militares encargados de retrasar la movilidad del pobrerío dentro de la vida nacional. Una persistencia del poder donde ‘iglesia, fuerzas armadas y campo son la patria’, dicho de un púlpito en estos días, es una expresiòn de vigor no casual si las autoridades contradicen sus intereses y posiciones dominantes. Y casi una advertencia propia a la naturaleza de una clase que añora los golpes antipopulares del ‘30, ‘55 y ’76, y más varios intentos malogrados.

Ya largada la campaña electoral de renovar autoridades en octubre del 2011, entre los coqueteos de alianzas aún no concretadas, se perciben divergencias en las fuerzas de oposición a Cristina Kirchner. Sin prejuzgar un desmadejamiento del bloque opositor que el señor Magneto, directivo de multimedio Clarín, ordenara hace unos meses en su propia sede, las desinteligencias detrás de un presidenciable ya son discordias enconadas y públicas bien marcadas en el peronismo disidente de Duhalde, Solá, de Narváez que ya prometió unirse a Maurizio Macri. Estos vaivenes no se ciñen a la vocación de servir a los demás y sí porque los intereses económícos que alientan a los candidatos tallan en este juego por encima de cada partido. La Sociedad Rural cuyos integrantes ganaran estos años cifras inigualables y ferviente precursora de los gobiernos de facto que le ahorraban hacer presiones en los pasillos parlamentarios, con sus aparceros de la Mesa de Enlace se hicieron operadores políticos directos a entorpecer cualquier tarea del gobierno contra el trabajo esclavo explotado ferozmente en forestaciones y cosechas. Se sabe que las entidades agropecuarias por siempre señeras para ejercer la evasión impositiva, el manejo de los resortes del comercio exterior y fijando valores cambiarios, tasas de interés y dígitos del endeudamiento externo, no permite ningún proyecto de país que los cuestione. Pero lo llamativo resulta que los productores chicos ahora ya riñen a los gritos con la Mesa de Enlace que favorece los intereses más concentrados de la explotación agropecuaria. Algo impensado por esos mismo prductores menores cuando hicieron la guerra gaucha y en bloque exigieron quitar las retenciones a la exportación, en tanto los fabricantes de maquinaria agrícola batían records de venta por la actividad que cada día más creciente. Pero claro, esas fueron pequeñeces.

Así como sucede entre las organizaciones camperas, en la tarea de los candidatos para enfrentar una elección presidencial persiste en todos ellos un discurso indescifrable. Quizá no se recuerde en la escena política argentina tanta limitación para exponer una mínima cartilla de gestión o algo que además de expresarlo pudiera sostenerse. A estos candidateables pensar tal vez les genere cefaleas y derrapan ni bien pretenden expresar algo, un elenco político que además incluye a dos o tres miembros del gobierno que no debaten pero se injurian por enredos y polémicas cotidianas acicateados por aparecer en cualquier medio de comunicación. Estos candidatos se prodigan en repetir frases heroicas, en reiterar una anécdota escrita por su asesor de imagen y ante la primera luz cámara acción que vislumbra el tipo se larga con la intrepidez de alguien que habla pero no se escucha. Ver Maurizio Macri, jefe del gobierno de Buenos Aires; todos ellos y ellas sin distinción de género abordan cualquier tema sin elaboración intelectual pero en la instancia de proponer medidas sustanciales o debatir dialécticamente algo, estos mediocres de reparto descalifican la gestión del gobierno creyendo así salvar la ropa y recitando un manoseado libreto contra la corrupción, la inseguridad o quedarse fuera del mundo sin trigo, carne ni pan, tejiendo trebejos de izquierda o derecha y frases multiuso sin ninguna sutileza. Como sucedió con un dirigente del radicalismo, Ernesto Sanz, quien despreció al gentío más bajo de la población afirmando con cara de saber que la asignación por escolaridad dispuesto por el gobierno iba derecho a la droga y el juego. Un renglón solitario que lo descalificó como persona y mucho más que eso. Pero bué...

Por más que enfurezca a quienes desprecian el devenir ordenado de una sociedad, la transformación es inevitable hasta dentro de los mismos actores de decisión y Poder verdadero. Este mundo que vivimos encierra esta realidad de imparable y profundo cambio conceptual que ha dispuesto la historia precedente. Los políticos comunes deben aceptar su limitación ante las nuevas instancias, tan ajenas a las de cincuenta años atrás que hasta Barak Obama comprende aunque no comparta. Y tan definitivamente así las cosas, sin cambiar la distribución de riqueza y el sistema de propiedad de la tierra, la inseguridad en el planeta seguirá creciendo pura y matemáticamente. El hambre sólo se contiene con comida y lo mejor contra la inseguridad es que comamos todos ya que ningún monopolio mediatico o esotérico sermón religioso consruirá un porvenir más seguro. Y cuando es evidente que quienes prosiguen un discurso excluyente no lo hacen porque aspiran a que desaparezca la miseria y sí en eliminar a los pobres de cualquier manera. (enero 2011)

Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.
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Un ideario constante y su procaz libreto

…los sectores más reaccionarios a una posible movilidad social en Argentina aguardan cualquier flaqueza institucional, para arremeter y tumbar al gobierno.

Por Eduardo Pérsico

Más que en ninguna clase social, en los sectores más altos de la escala es donde sus miembros más se ven obligados a un comportamiento colectivo. Algo que a primera vista parece contrariar a quienes, - férreos defensores de la libertad de elección individual en el discurso- están más vinculados entre sí hacia un objetivo común: la preponderancia de ese grupo sobre el resto de la sociedad toda. Dentro del mismo espíritu corporativo queda entramada la concepción clasista por sobre la conducta individual, y sin notarlo el rol consiste en permanecer en lo más profundo de esa integración. Una expresión clasista hasta llegar esta revalorización de la mujer como género, algo que puede cambiar el comportamiento del conjunto, en la clase ‘alta’ Argentina las relaciones sociales son la herencia que sostiene la cohesión social del privilegio y hoy día, de quienes presionan contra la movilidad del resto de la sociedad. Sin hablar de un serio ideario de clases, los ramplones libretos xenófobos, segregacionistas y baratos que recitan ‘ellos’ los mantiene en el ‘nosotros’ tozudos en darle reglas generales a un mundo que desconocen. Vale recordar que al sancionarse el voto femenino en Argentina y aplicarlo el gobierno peronista por 1950 por el fuerte impulso que esa ley diera Eva Perón, la reconocida feminista Victoria Ocampo, figura señera de la oligarquía argentina que ya venía bregando por lo mismo, se opuso a la ley ‘porque se trataba de una maniobra electoralista’. Un discurrir sectorial a ras del piso que suelen mostrar esos ‘nosotros’ que se sienten únicos en el mundo, y a quienes si la realidad les demuestra una movilidad social que desprecian, más la desprecian si no le atribuyen ellos su eficacia. Chicos caprichosos, digamos.

Estos y otros rictus o cosmovisión de poder convence a ‘ellos’ de ser referentes de todo y así actúan. Aunque pierdan el manejo administrativo del gobierno no dejan de gestionar su posición mandante, y hasta suponen que nadie lleva la cuenta de sus atrocidades ni conoce su actuación según clase dominante contra las mayorías desde nuestra fundación como país. Y aunque retórico vale decir que los agroexportadoras dueños de la tierra, por siempre vinculados a los intereses financieros internacionales, evasores impositivos y blanquedores de fortunas en paraísos fiscales, desde nuestro inicio como país estuvieron contra una igualitaria y responsable organización nacional. ‘Ante los señores de la tierra jamás se pudo’ suena a certeza vergonzante y al caer el Irigoyenismo en 1930 como el Peronismo en 1955, - dos gobiernos electos con vocación progresista pero que ni amagaron una reforma agraria en esta geografía ‘castigada por la inmensidad’- esa clase alta se consolidó intacta y fortificada. Y al retornar ellos al poder fáctico y desembozado, se exhibieron discriminadores y feudales y aunque sin incidencia de los industriales también ricos pero menos primarios en las relaciones de capital y trabajo, ‘ellos’ persiguieron toda idea de organización laboral ya obtenida o creciente. De golpe la movilización sindical pasó a ser un delito penal y sin escándalo ni rubor ratificaron la enseñanza católica en una demostración lindante con la irracionalidad en un país más que afortunado por las variadas corrientes culturales que lo habitan. Pero claro, para ese medievalismo anormal actuaron ‘ellos’ y sus confesores frente al resto, ‘tan ignorable, pobres’, aunque el vaciamiento de creyentes en la misa y la disposición a nuevas maneras de la convivencia como abortos, matrimonios igualitarios y demás, el aporte divino ya acerca menos el cielo a los señores de la tierra.

Así en esta última quincena del año 2010 dentro y alrededor de la ciudad de Buenos Aires hubo varias ocupaciones ilegales de lugares públicos por gente que reclama su vivienda propia. Algo extemporáneo al agregarse no pocos inmigrantes de países limítrofes a la intrusión, donde fueron censadas varios miles de personas necesitadas y varios elementos sospechosos en un predio que debía cuidar el gobierno de la ciudad de Buenos Aires, opuesto al central. Sin violencia la autoridad nacional los desalojó pero el clima de inseguridad pública quedó instalado y acicateado por los medios de comunicación y el desenfreno gobierno opositor de la ciudad de Buenos Aires. Para desalojar a todos se lucieron algunos ‘barrabravas’ del desorden y el choque pagados nadie sabe cómo, pero en su mayoría familias de indigentes verdaderos y no hubo violencias mayores. Algo que la paleolítica derecha política del país no absorbió del todo al insistir en expulsar por la fuerza para luego, según hábito y costumbre, cargarle el precio político al enemigo de turno y en este caso, exigirle al gobierno constitucional de evacuar la ocupación por la fuerza y capitalizar luego a su favor el costo político de la represión con armas de fuego. Un límite que Cristina Kirchner se niega a cruzar en esta instancia en que los monopolios comunicadores del país en acuerdo con la derecha autóctona y perpetua, critican el Estado Ausente ante la inseguridad en una batalla más con el gobierno nacional que abarca también la nueva ley de comunicación audiovisual. Es sabido que los sectores más reaccionarios a una posible movilidad social en Argentina aguardan cualquier flaqueza institucional, para arremeter y tumbar al gobierno actual antes de llegar a una nueva elección de la presidente en octubre del 2011. Detrás de este manifiesto embate golpista no existe más que desactivar algo de lo actuado por esta administración contra sus intereses, y de un golpe palaciego volver atrás no sólo lo sancionado en el rubro comunicaciones, sino también en los controles de las exportaciones, la posible averiguación de los dineros lavados en el exterior y otros avatares que inquietan a los dueños del Poder. Lo siguiente como la enumeración y antecedentes de actores, protagonistas y figurones secundarios puede esperar, en tanto sabemos que aunque cada nombre resuene diferente todos ellos provienen de los mismos ‘nosotros’ sin idearios pero con esos libretos repetidos y siniestros que tanto hemos escuchado

Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.
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Ante la realidad sobran disfraces

Y la realidad pasa tan lejos de semejantes disfraces numerarios del mismo modo que de las verdades religiosas.
Por Eduardo Pérsico

Por ahí escuchamos que la religión comenzó en el mundo cuando el primer pícaro se cruzó con el primer ingenuo. Incauto, creyente o según, pero fácil de convencerlo que la existencia toda era exclusiva voluntad y milagro de un ser o varios, - según el incauto- dueño de los misterios más profundos y con quienes en él creyeran y le obedecieran, sería un buen Dios capaz de atenuarle los temores al más allá donde sus seguidores recibirían la gloria eterna. Bien podría ser más o menos así la descripción de una eternidad cargada de infinitos y absolutos entre el pícaro y su primer incauto, con argumentos que los siguientes agnósticos y no creyentes no aceptarían con facilidad; por ejemplo esa salvación de las almas que no contradigan la voluntad divina y otros ‘misterios de la religión’. Pero de haber sido así nomás las cosas es improbable que lo siguiente fuera imaginación del mismo pícaro, como al pensar en la vestimenta o disfraz que vestirían en la tierra los mortales representativos del reino de los cielos. Quienes para resultar enigmáticos y todopoderosos en invierno y verano se calzarían mocasines colorados, un incómodo capote más ese gorro tan difícil de usar al saludar a un amigo. Bien pensado el asunto es de concluir que el mismo pícaro o sus seguidores, idearon una presentación para deslumbrar a los hombres de entonces cuyos mayores apremios, como ahora, serían el comer y aparearse; esto último a veces inconcientemente, para seguir proyectados como especie, y en otros encuentros normales y cuantiosos con o sin la ‘autorización del condón por el santopadre’, para amarnos sonriendo y nada más.

Este entrevero de lo improbable y simbólico que tanto incide y no pocas veces condiciona el imaginario social, podría trasladarse a otras expresiones agitadas como de obediencia obligatoria entre nosotros. Sin escarbar mucho, a la vigente y reverencial interpretación de la historia entre buenos y malos, - una ‘nada’ científica que difunden los países poderosos- hoy se acopian papeleríos de la moderna Ciencia Económica. Con algún presupuesto y mandato universal inútil en tanto no comamos todos, ese asunto a solucionar hace de esa pretendida ‘ciencia’ un palabrerío contradictorio y lejano de la realidad. Digamos equivalente al atavío y disfraces mencionados. .. En el quehacer político de América Latina son numerosos los augures de la economía, que de acuerdo a extraña ‘ciencia’ no permite imaginaciones de cumplimiento inmediato aunque enarbole suposiciones sin apoyatura real que al contradecirlas, según hicieron varios países de la región, derivó en resultados inigualables contra la desocupación y la marginalidad de los sectores más sumergidos. Al desecharse de a poco pero efectivamente entre nosotros los sagrados mandamientos del FMI, de los documentos uno y dos de Santa Fe que sirvieron al Consenso de Washington, más el peso de los neoliberales en los medios de opinión hicieron que tantos temerarios augures no previeron y hasta negaron el desastre económico de Argentina en el año 2001. Los mismos personajes que hoy se niegan a culpar al mismo régimen como causante de la crisis actual de Europa; con su secuela de achiques y desocupaciones; y los Estados Unidos, donde se congelaron los sueldos estatales con menos el de los militares, por supuesto. Esos militares que en el futuro inmediato pueden ser el sustento mayor del gobierno de Barak Obama, luego del empastelado sinceramiento, -con final abierto- de la diplomacia espiona y desestabilizadora de la primera potencia mundial, según deschavaron los 250.000 mails entregados por Wikileaks a cuatro o cinco diarios muy importantes, pero que cualquiera puede pesquisar ya en Internet. Algunos informes han de ser memorables por lo chaplinesco, como perseguir el ADN de un candidato a presidente en Paraguay o la preocupación por la salud mental de la presidente de Argentina, pero otros, - cierto bombardeo con muchos muertos atribuído a Yemen y hecho en verdad por los yankis- podría descolocar las piezas en los tableros menos pensados. Por más que Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel de entrada aplaudiera una publicación que según él, demostraría que Irán tendría armas atómicas y es un peligro latente para la paz, su arenga diaria, esto publicación podría ser una opereta urdida en la misma USA con fines imposibles de precisar.

Es que pese a seguir homenajeando los sagrados preceptos de la clásica economía capitalista, impuesta y venerada en los altares del Poder, la realidad pasa tan lejos de semejantes disfraces numerarios del mismo modo que las verdades religiosas, tan ajenas al hombre común y corriente que cada día defiende su permanencia sobre la tierra. Aunque claro, si consideramos que sobre la realidad cotidiana existen valores eternos y sagrados representados con ropajes tan extraños como los del papa, estamos al horno como una especie más.

Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.

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El mundo existe y ojalá dure

Por Eduardo Pérsico

En las últimas décadas que acrecentaron la comunicación en todos los niveles, también la emisión de cada palabra cambiaría su incidencia y peso sobre la opinión general. Pronunciadas desde un estudio televisivo o sobre la altura de un púlpito cualquiera, hoy han perdido oyentes y convocatoria en tanto sus emisores resultan de dudosa certeza que pervierten cualquier discurso. La pobre repercusión que hoy obtiene en el gentío el discurso de cualquier ‘dignatario religioso’ indica la sospecha de alguna argucia elaborada del emisor, un síntoma que recuerda lo dicho por Harold Lasswell por 1950, un avanzado de la comunicación que aconsejó apreciar ´quién le dice qué a quién y con qué fin´, esa vinculación entre emisor y receptor obligada en toda sociedad donde los fabricantes de opinión integran los cuadros de la producción y el consumo dependientes del Poder El sucinto mensaje ‘con qué fin alguien le dice qué a quién’ mantiene cierto aroma a ‘el productor crea al consumidor´ una sentencia de Carlos Marx que rechaza o reinventa, según su fragilidad teórica, el liberalismo de mercado que demostró su limitación y estrechez ante la realidad económica europea de los últimos años. ‘Irlanda y Grecia luchan para sacar a sus países de la insolvencia’, sin mencionar algún otro como sería España, son titulares muy atenuados en lo formal al cataclismo económico que sufriera Argentina en el año 2001; arte y obra del calamitoso liberalismo ejecutado durante los años previos, menemistas y radicales o gente parecida. Pero los mentores y teóricos internacionales de ese excluyente sistema jamás se hicieron cargo, igual que hacen estos días ante los ‘achiques presupuestarios’ de los países de Europa que significan simplemente ‘darles duro a los de abajo’. Si al fin, a quienes beneficia este régimen económico nunca se hicieron responsables en tanto los medios de comunicación que ellos operan hablen por su cuenta y tranquilicen las aguas. Y que a veces acontece con algún ejemplo adverso, a saber, el quiebre de General Motors en Estados Unidos en el año 2009. Esa grandiosa quiebra obligó al auxilio del gobierno de Barak Obama hacia la empresa, un gesto otrora ‘socializante’ que entonces no despertó ni un reflejo contrario de los medios de comunicación servidores del Poder que para ignorar esa verdad intervencionista dentro del capitalismo: ‘es una etapa de caída o al menos decadencia de la civilización del automotor’ apenas sugirió y pronto se desdijo el New York Times.

Naturalmente no es sencillo analizar el sistema económico en el mundo del último siglo sin la presencia de la industria automotriz, que pese a inquietar la salud del planeta resultó junto a los intereses petroleros y la fabricación de armas, consecuentes y vinculados, los grandes motores impulsores de esta economía. Que al fin en su última expresión gestaron este pernicioso liberalismo financiero cuya más depurada agresión, - al menos contra los países en desarrollo- es una constante contemporánea.

Estos asuntos un tanto desperdigados sirven para enterarnos también que los publicistas y medios de comunicación con sus expresiones más elaboradas de todo tipo, vienen perdiendo incidencia sobre el pensamiento general. Así como vienen demorando admitir que la realidad económica europea cambiará la opinión de millones de habitantes, demoran en enterarse que en América Latina han de persistir gobiernos tendientes a encausar y mejorar en lo factible la situación de los menos pudientes. Sin alharacas ni exitismos baratos y pese a la feroz embestida que aguanta hoy cada unos de esos países, entre ‘el populacho’ esta nueva instancia sigue sumando adhesiones. No hablemos de las encuestas que hasta podrían subastarse sino en la expresión imposible de igualar por los sectores mandantes: los actos callejeros que congregan al gentío en Argentina, Bolivia o Ecuador, por ejemplo, y el los triunfos indiscutibles de Dilma Rouseff, candidata de Lula en Brasil, y las adhesiones electorales recibidas por Chávez. ¿Es esto sólo un fracaso de los medios y sus peregrinos fabricantes de opinión, o una contante realidad que promete seguir siendo la única verdad? Una pregunta casi conjetural que puede resonar chabacana en otro debate y otros protagonistas, pero en tanto los medios que comunican y fabrican opinión persistan en difundir sólo acorde con sus intereses, - ese delirante estilo de la ignorancia- y prosigan ignorando cada día más y menos fuerza conceptual, no habrá sorpresas y el devenir proseguirá creciendo.

Sencillamente, en las mayores cadenas informativas no hay nada nuevo bajo el sol y siguen pontificando sobre una realidad imaginaria: la relación de fuerza internacional es distinta, sin aún no acabó el militarismo se extingue; - gran soporte de las derechas golpista- y el poder teocrático se diluye ante el fenomenal despegue de la mujer y su decidido accionar sobre la sociedad en el último medio siglo. Que los sectores mandantes entienden inaceptables y no discuten, como hacen con la imparable transformación llegada de computadoras, Internet y otras hazañas virtuales que además de los barrios exclusivos, llegan a cualquier rincón del planeta. Con altibajos, desencuentros y quebrantos empresarios que cada tanto a más velocidad trasladan alguna hambruna de un país a otro, hoy la dinámica es otra y acelera nuevas pautas; y el habitante de cualquier lejanía hoy sospecha en participar del juego. Por mucho que los comunicadores aconsejen cualquier delirio farandulero, se experimenta una aceleración histórica que no frenará el titular de ningún diario ni errátil campaña de televisión. Esos que ni siquiera descifraron ‘quién le dice qué a quién y para qué’. Porque a pesar de ellos el mundo existe y ojalá dure; pero esa es otra cuestión.

Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina. (Nov.10)


Comer y aparearse igual a otras especies

Por Eduardo Pérsico.

Por más violencia armada y artilugios verbales que usen, a los países centrales el costo de su ‘descivilización’ no les será gratuito ni muy lejano.

Algo del entretejido de la historia humana podrían explicarse con los datos habidos en cada migración, gigantescos y dolientes traslados del hombre no solamente bíblicos y perduran. La humanidad sigue empujada a las travesía en masa a territorios desconocidos de gentíos miserables y desechos por el hambre, que reemprenden alrededor del mundo otra nueva y forzada epopeya de la especie. Migraciones convocadas por esa perversa causa que la origina también hoy: las hambrunas que agobian a una grandiosa parte de la humanidad.

Ciertas referencias de esos traslados pueden explicarse con estadísticas, pérdidas y asimilaciones culturales o étnicas que se nos ocurran, pero a los países centrales les supone agobiador debatir estas ‘contradicciones’ de la civilización salvo en los discursos.

El Poder, que se expresa en las naciones dueñas del reparto y responsables de semejante infamia, se distrae exhibiendo mapas, tratados de cooperación, muros en construcción, soberanías y esas categorizaciones que a nadie en la instancia del hambre le sirven de algo. Los países dominantes coinciden en agitar el temor y el desprecio a los inmigrantes, y entre esos mismos países ganadores a pura fuerza bruta sostienen un corrompido sistema que impide la llegada de nuevos invitados a la mesa. Esa es toda la preocupación de los que internacionalmente mandan, y de ahí emergen muros, misiles, campamentos de refugiados y el patético uso de dioses, demonios y otras fabricaciones culturales guiadas a despreciar y agitar cualquier miedo contra los diferentes que llegan de lejos. Esas multitudes imprevistas y desesperadas que brotan mayormente del continente africano, ocasionan un dilema de difícil solución; esos exóticos tipos resultan incómodos de recibirlos en casa pero la tenacidad de la miseria ejrce otra lógica y 'siempre el hambre nos conduce y explica; atraviesa montañas, facilita los mares'. El comer y aparearse persisten en nuestra naturaleza y como si esta realidad de la especie fuera algo novedoso las dirigencias centrales hablan de una nueva realidad; y por más que rabinos, papas y ayatolas formen asociaciones ilícitas para convencernos de algo diferente la realidad seguirá siendo la única verdad.

Así las cosas y sin recetas lícitas para calmar estos malestares, valen las consecuencias individuales de las migraciones que hacen también a su engendro y problema. Quizá por siempre la literatura contempló la temática y no pocas veces, al constante rechazo de la nostalgia y a la vez, su añoranza y pena por la patria lejana, una dualidad que suele encerrar además de un sentir intransferible hacia el nuevo ámbito, la ‘memoria trasterrada’ en alguien que abandona su origen hacia estilos de vida novedosos y a veces alienantes. Por confortable que en principio resulte ese cambio, al inmigrante su nostalgia le parece más entrañable que la ajena y ese exilio, voluntario o forzoso, revaloriza cualquier entorno y el imaginario colectivo se aprecia como extraño. Algo que bien cubrió el francés Jean Baudrillard: ‘el racismo no existe mientras el otro es Otro y mientras el extranjero sigue siendo Extranjero, pero existe duramente cuando el Otro diferente se instala a peligrosamente próximo a Nosotros’. Cualquier exiliado o extranjero sufre esa nueva y dura instancia de la realidad; con la discriminación y el rechazo a su condición de ajeno, lejos del terruño, toda alienación es contaminante y suele reintegrar hábitos que nunca antes fueron ejercitados en su lugar de origen. A la típica quejumbre de los argentinos la exageró en el exilio el tomar mate o escuchar tangos más de la habitual, y fuera de su país es lo más simbólico de un emigrante que descubre algo esencial de su comarca. De ahí nunca fueron casuales los clubes de colectividades dispersos por el mundo entre inmigrantes que al perpetuar signos del terruño lejano, entraron a incidir en el 'mapa de conceptos' de su nuevo lugar. El nuclearse por regiones en latinoamérica, fuera de las imposiciones económicas que existieran fueron una herencia de los europeos llegados a sus playas desde 1850 y cuya transferencia cultural quedó fijada.

Hoy en los Estados Unidos los millones de latinos en su territorio le asoman una nueva imagen a la sociedad toda, y una conciencia a veces incentivada por las divertidas integraciones de alcoba define siempre al fin un cambio revulsivo. Aquello que también se diera entre nosotros los argentinos casi de manera constante y y por vez primera nos advirtiera Domingo Faustino Sarmiento en su 'Facundo. Civilización y Barbarie por 1845: ‘en Buenos Aires sobre todo todavía está muy vivo el tipo popular español… Todos los movimientos del compadrito revelan al majo; el movimiento de los hombros, los ademanes, la colocación del sombrero y hasta la manera de escupir entre los colmillos, todo eso que hacel compadrito es propio de un andaluz genuino'. Una observación del Sarmiento genial que sería bueno lo recordemos más seguido.

Las transmigraciones dejaron si sello en la literatura, decíamos, .y en su exilio en los Estados Unidos el cubano José Martí de 1881 a 1884, pasó por el deslumbramiento; sus años de escribir ‘Emerson’ y una crónica laudatoria a la construcción del puente de Brooklyn. En la siguiente etapa Martí radicaliza cierta crítica a su entorno yanki y retorna a la voz de su continente mestizo ‘para medir la profunda desesperación del hombre es necesario vivir desterrado de la patria o de la humanidad’. Cada expresión humana en la lejanía carga una ajenidad a veces misteriosa, y en cuanto ‘cada palabra convoca a su propia memoria’ en el inmigrante prevalece esa doble mirada, nostálgica y rechazante por el bien perdido. Dicho esto sin ahogarnos diciendo tango o patria, si hablamos de literatura y no ser intragables o aburridos, los escribas de ficción suelen complementar la tarea de historiadores y sociólogos recurriendo -a veces sin lograrlo- a embellecer el relato de la realidad. De una novela, un cuento y ni siquiera de un sueño podría decirse que es una mentira, pero al margen de eso en esta feroz instancia de inmigraciones y traslados por hambrunas que destruyen identidades y perfiles, el tema central de la humanidad vuelve a centrarse en millones de seres humanos en la nostalgia, el amor y el rechazo de la patria en el nuevo y cruel escenario del exilio. Y cuando el conflicto se reinstala en los países centrales ‘molestados’ por la inmigración, - una certeza histórica inmanejable al Poder salvo que decidan bombardear barcazas los europeos o dinamitar su alrededor Estados Unidos- más temprano que tarde los hambrientos harán que resurjan tantos atenuados conflictos íntimos en cada país. (nov.2010)

Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.

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Argentina y su latente mística peronista

Por Eduardo Pérsico.

Sin Néstor Kirchner, grupos políticos y la nueva juventud militante propician actualizar el transformador ideario del ’45.

Al menos para quienes vivimos algunas décadas, si trajinamos mal la historia la memoria se convierte en intrusa de uno mismo. Así que mejor es evitar que los recuerdos se amotinen por su cuenta al menos ante aquel 17 de octubre de 1945, cuando mi viejo manejaba un ómnibus del parque de Lomas de Zamora al Dock Sur, y en aquel mediodía se volvió a casa cuando los matarifes de frigorífico Anglo salieron a la calle. La mayoría eran seguidores del dirigente sindical Cipriano Reyes, - un alto valor que bien merece justicieros párrafos alguna vez- y uno apuró a mi viejo ‘largá negro que hoy no trabaja nadie’; más que suficiente. Ya entrada la tarde y él tomaba tomaba mate y me veía pelotear con una ‘de veinte’ en el patio, llegó don Justo, un grandote de enfrente y me llevaron de acompañante a la avenida Pavón a ver el gentío hacia Plaza de Mayo. Sobre el antiguo puente Escalada ellos dos, que la iban de radicales pero supo decir mi vieja veían bien las obras del Partido Conservador, se convidaron cigarrillos y al subir unos de la fábrica de cacerolas con rastros de esmeril en la cara gritando fuerte, mi viejo y don Justo se habrán dicho ‘esto va en serio’.

La avenida aún era empedrada y al bajar vimos un tranvía sin gente, mi viejo y el otro hablaron con unos del Partido Laborista en un comité de un tal Raúl Pedrera que luego fuera diputado. Serían las cinco, hacía rato que la gente iba a la Plaza de Mayo, pasaron unos de la Cristalería con un cartel y con ellos los dueños de la carpintería Suárez que se sumaron a los cinco o seis obreros. Era zona de talleres sin patrones millonarios y algunos se unieron a la manifestación y esa tarde se decía que Perón estaba en el Hospital Militar y no preso en Martín García, y ahí al tiempo supimos que uno de uniforme dijo ‘señores, la detención del coronel Perón es asunto del ejército así que vuelvan tranquilos a su casa’. Pero la plaza estaría casi llena, no había millones, y cuando casi a medianoche apareció Perón esa multitud había enronquecido y ‘el Coronel del Pueblo’ en el balcón de la Casa Rosada levantó los brazos para agarrarse del Poder hasta su muerte; hoy repiten algunos; los auténticos laburantes de la Argentina sintieron un cambio más que importante, profundo, sustancial, trascendente o cualquier otra adjetivación, una transformación esencialmente íntima. Y sí, ese aire novedoso de gritar ‘perón perón’ les daba un honroso empate antioligárquico pero sin vuelta atrás, ese 17 de octubre de 1945 se produjo en todo el ámbito trabajador la liberación psicológica del obrero ante el patrón. Algo que a sociedades objetivamente más desarrolladas les sigue demandando generaciones, como en la Europa actual…

Fue normal que el Poder de entonces en Argentina sintiera el impacto, tomara nota y al día siguiente luciendo su excelente oficio de manejar avatares políticos se iría acomodando a la nueva instancia. Por eso y sin precisar números ni fechas, quizá al morir Eva Perón en el 1952 el Poder de turno en Argentina precipitó dentro del peronismo sin prensa opositora ni escándalo denunciador, a persistentes sindicalistas menos combativos y más millonarios. Aún sobre el escenario los destellos de la Revolución Libertadora de 1955, las persecuciones y los fusilamientos en Lanús y José León Suárez en 1956, menos de una generación anterior por los años setenta, surgieron López Rega y su banda criminal Triple A. las complicidades de algunos sindicatos el broche de oro llamado Carlos Menem. Un inclasificable que además de propiciar viajes a las estrellas, en nombre del peronismo enajenó el patrimonio nacional más valioso a corporaciones y derivados. Es verdad que en eso de regalar ese ícono farandulero cumplió al desembarcar en el peronismo a filibusteros varios, no pocos de apellido tradicional que cimentarían dentro de un partido que naciera como un progresista envión de los trabajadores, un cenáculo reaccionario que ahora ofrece una vertiente exclusiva para empresarios de lo que sea, llamado Federal, bien estrambótico y políticamente previsible por derecha

Y por ahí y dentro de cada recesiva contradicción del peronismo, no fácil desde lo estratégico y menos de lo ideológico, el kirchnerismo rebuscó casi ‘contra natura’ no pocas recetas del movimiento nacido en 1945. Que sin mayor detalle significó jubilación de amas de casa, asignación universal por hijo, alejamiento del FMI, recuperación de las cajas previsionales privatizadas por el Menemato además de toquetear algunos resortes de la economía que le ocasionaron golpistas reacciones de ‘la gente de campo’, - un artilugio semántico, por llamarlo- al dinamizar la Administración Federal de Ingresos Públicos cuyo titular el día 2 de noviembre del 2010, hace unos días y ya muerto Néstor Kirchner y la presidente en Casa de Gobierno, describió ante los diputados oficialistas y opositores dentro el Congreso Nacional las maniobras evasivas de las grandes exportadoras de cereal para eludir el obligatorio pago de los impuestos. Y aprovechó el funcionario para volver a denunciar que los empleadores del sector rural mantienen en negro al 74 por ciento de los trabajadores. Un ocultamiento o más bien crimen tributario, imperdonable al sector históricamente más privilegiado de la Argentina que también y que acaso por tradición familiar, se inscribe individualmente entre los ‘contribuyentes’ más descollantes como evasores de impuestos en nuestro país. Con activa participación de personajes bien conocidos en los medios de comunicación, que suelen pontificar sobre la sacralizad de la propiedad privada, la democracia, el republicanismo y la salud de las instituciones, pero en definitiva atorrantes que a la hora de pagar, últimamente y ya sin los militares que hicieran el trabajo sucio por ellos, cortaron las rutas y desabastecieron el país divertidamente.

Esta visión sin ánimo de totalizar sesenta años de historia con tantos afluentes propios a cualquier país, apunta a ubicar algunos datos que no harían caprichosa una refrescada versión del primer peronismo, algo que a ráfagas buscaron los últimos dos gobiernos constitucionales del llamado kirchnerismo con algunos aprestos exitosos y otros no tanto. Que fueron visualizados al intentar gravar más las retenciones a la exportación de soja y chocar con las tradicionales entidades del campo y sus asociados campeones de la evasión impositiva; al proteger la gestión del Banco Central ante las entidades financieras internacionales y autóctonas; el no transigir con la curia trepidante ante el avance de hábitos más igualitarios y civilizados; y el fuera de protocolo ante las intocables Fuerzas Armadas de Néstor Kirchner, al ordenar la quita en los reductos militares de los cuadros de sus represores más notorios y sumado a ese hecho símbólico tan caro a los de uniforme, el querer agilizar el juzgamiento de muchos de ellos. Eso con más alguna otra decena de medidas mellarían la buen relación con los opositores, pero resultados y estadísticas advierten que sirvieron a mejorar las condiciones de la población. Y todo aquello más otros intentos no obtenidos que los hay y atención a esto, luego de la muerte de Néstor Kirchner devendrían en la irrupción de miles de jóvenes por los alrededores de la Casa de Gobierno, tal vez el fenómeno más clarificador de estas jornadas. De toda clase y condición pero con preponderancia de cierta clase media baja, a rachas mayoría entre los argentinos, mujeres y hombres aalieron a integrarse a una interminable fila de rendir el homenaje póstumo a Néstor y mayoritariamente, a saludarlo por primera vez. una despedida y saludo de bienvenida a la vez en cuanto no pocos recién llegados hasta repitieron que el ex presidente viviría ‘en el corazón de su pueblo’, expresión que retornó esa tarde lluviosa. Y bien nos divisó estos perfiles el historiador Oscar Actis al apreciar que ‘este magma donde la sociedad se mueve de una forma por arriba y otra por abajo, la muerte de Kirchner puede ser un punto de bifurcación por la aparición de un colado que nadie invitó al velorio, la juventud nada menos’. Y sí, porque en cuanta oportunidad en que la historia se condensa, el establishment atento en revalidar su diploma por siempre provisorio recurre a venerar sus instituciones en un intento de permanecer. Y en este caso puntual la oposición no dudó en discursear su acompañamiento a Cristina Kirchner, encubriendo en esto la visceral decisión de llevarla hasta la puerta de salida que al parecer, para la presidente no existe. Por lo que sin delirar mucho con el destino de las sociedades, del sitio que llega ocupar la juventud nunca se vuelve y no pocas veces habilita a instancias que aunque no lleguen a La Revolución se arrimen a cierta instancia módicamente parecida.

Noviembre 2010


Monteagudo, un mujeriego siempre revolucionario

Un intérprete del potencial femenino en la lucha de liberación americana, que además precursara una evolución de género que aún inquieta al Poder en este siglo.

Por Eduardo Pérsico

En cuanto cada palabra arrastra su propia memoria, decir Monteagudo convocaría en el imaginario a un seductor culto y más bien desprejuiciado, según en verdad lo era, y rodeado por mujeres en alguna reunión social de la época. Lo mismo, la histórica figura de Bernardo de Monteagudo registra una bibliografía nutrida y ardua en repasar con brevedad: nació en Tucumán en 1789 y murió asesinado en Lima, Perú, en 1825. Recibido de abogado en Chuquisaca en 1808, por mayo de 1809 promovió una rebelión contra la autoridad virreinal. Pronto encarcelado, con la ayuda de una mujer huyó hacia Potosí a integrar el ejército comandado por Juan José Castellí, un compatriota de pensamiento afín. A los veinte años ya poseía una inteligencia y cultura no sólo apreciada por las mujeres: leía inglés, a Voltaire en francés y según José María Carreño y Burdett O’Connor, militares al servicio de Colombia por 1822, ‘ese coronel de San Martín dominaba ambos idiomas’.

En esa época inquietante y tras los triunfos patriotas de 1818 en Chacabuco y Maipú, cuarenta oficiales españoles llegaron prisioneros a la provincia de San Luis, con orden de San Martín al gobernador Dupuy de ‘atender a los prisioneros conforme a su posición’. Quienes se alojaban en casas particulares tendrían más posibilidad de algún romance y el español Primo de Rivera intimaría con la hermana del coronel Pringles, también pretendida por el enviado de San Martín, Monteagudo, quien le exigiera a Dupuy controlar más a los prisioneros. Los mismos se rebelaron secuestrando al gobernador el 8 de febrero de 1819 y murieron todos ante un grupo de Facundo Quiroga, salvo Primo de Rivera que se suicidara y un tal Marcó del Pont que no participara de la revuelta.

En ‘Monteagudo y el Ideal Panamericano’, de Editorial Tor, 1933, Máximo Soto Hall describe a Monteagudo según la escritora M. Soneyra, que lo conociera en San Luis: ‘en política era impulsivo, violento, desdeñoso, de despertar odios y envidias, pero su inteligencia radiante y obtenía la pronta admiración de las señoras. Su porte arrogante y la piel morena y pálida remitía a razas tropicales y en sus pupilas oscuras brillaba la bravura del hijo de las pampas. Algo monárquico, lucía zapatos con hebilla de plata, guantes de gamuza y alfiler de brillantes en la pechera’. Y esta señora Soneyra, una más, ensalza la delicada ceremonia para encantar al contingente femenino. Al parecer y en lo formal Monteagudo fue un mulato muy seductor, más el fervor mujeril lo fortalecía su revolucionaria prédica sobre la potencial utilidad de ellas, en una instancia que podría modificar hasta su proyecto de género. En ‘A las Americanas del Sud’, que luego reproducido en Perú le trajera algún dilema político, él sostuvo que ‘mientras la sensibilidad sea el atributo de nuestra especie, la belleza será el árbitro de nuestras afecciones. Y señoreándose el sexo débil del robusto corazón del hombre, sería ese el mejor modelo de la costumbre pública y vuestra más preciosa inclinación’. Halago tendiente a incitar la hoy llamada militancia feminista: ‘estimular y propagar el patriotismo implica que la señoras americanas ejerzan la virtuosa resolución de no apreciar sólo al joven ilustrado y moral, sino también al patriota amante sincero de la libertad y enemigo irreconciliable de los tiranos. Si las madres y las esposas inspiraran a estos sentimientos, y si quienes por su atractivo de la juventud emplearan el artificio de su belleza en conquistar desnaturalizados, cuántos progresos haría nuestro sistema’. Muchas mujeres de hoy suscribirían ese documento, y al margen de la contradicción monárquica de Monteagudo tan propia por entonces, anunciar a las mujeres que ellas eran decisivas en esa lucha de liberación, nos muestra su perfil más revulsivo. Así las cosas, esas ideas y palabras de Monteagudo publicada en la Gaceta de Buenos Aires por 1812, San Martín las retoma y despliega en una arenga en julio de 1821: ‘Limeñas, la naturaleza y la razón exigen emplear todo vuestro influjo para acelerar esta guerra sacrílega donde los españoles combaten contra lo más sagrado, la voluntad universal y el derecho de los hombres. Den cooperación a la gran obra de libertar al Perú, como lo hacen con vuestro encanto y el temple de vuestras almas’. Y un año después, julio de 1822, por esta constante difusión de su avanzado pensamiento, al ‘Ministro de Estado don Bernardo Monteagudo’ lo atacan los privilegiados de Lima. Indignados contra la creciente independencia femenina y un decreto contra el juego de azar, pasión dominante en esa sociedad, el grupo más adinerado defendió su patrimonio aduciendo, - según es norma habitual- un ataque a la libertad personal y ‘un gravísimo ultraje a la dignidad social’. Las ideas ‘volterianas’ de Monteagudo sobre la religión, el uso de la capa y lo relativo al luto y los entierros, más la prohibición del juego hasta en casa de familia, lo obligaron a partir de Lima en agosto de 1822 pese a la tibia defensa de algunas damas. Monteagudo tuvo un paso por América Central y el acercamiento con Simón Bolívar, quien pese a ser cuestionado antes por él valoraba la tendencia de su ideario. Vuelto a Lima, Monteagudo se dedicaría por encargo de Bolívar a lograr en 1826 la unión hispano americana en un congreso a realizarse en Panamá, al que jamás llegaría en cuanto fue apuñalado en enero de 1825 yendo a casa de Juana Salguero. Lo siguiente no pertenece a su vida de cuantiosos, verdaderos y supuestos amoríos, pero sí a la recordación de un auténtico revolucionario americano. (octubre 2010)

Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.

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Presionar, desinformar y otras armas del Poder

Por Eduardo Pérsico

Cada vez que al Poder lo contradice la realidad que puede imponer a cualquier gobierno más o menos progresista en América Latina, se hace evidente el juego desestabilizador de los medios de comunicación regionales. Eso lo hicieron cruelmente al derrocar al presidente Zelaya en Honduras, el Golpe de Estado de la última semana contra el presidente Rafael Correa en Ecuador, y menos advertidos los manejos informativos del diario O’Globo en Brasil, durante las elecciones donde hasta última instancia ubicó al candidato Serra, quien perdiera por catorce puntos porcentuales en el recuento final y opositor al gobierno de Lula con su candidata Dilma favorita en todas las encuestas menos en las de ese diario. Semejante manipulación ya resulta institucional en los diarios y cadenas televisivas de las corporaciones informativas, donde pareciera que la convicción de los redactores de estar condicionando la realidad los libera de toda culpa. Algo más bien para psicoanalista sin entrar en ética ni moral que entre ellos queda al margen, acaso porque mientras el gentío común no descubra este juego sobre su propia realidad, ha de seguir la fiesta. La atrocidad descargada por militares, religiosos y banqueros en la región, en muchísimos casos debería avergonzar a los escribas y noticieros de Clarín y La Nación en Argentina al menos, que mienten de frente como si la verdad histórica estuviera en sus editoriales llenas de aire irracional. El ataque al encuentro entre personas en una manifestación, por ejemplo, aterra a todos los comunicadores porque vislumbran en esa actitud la fuerza que suplantará a esta contradicción de un sistema decadente y exangüe. No es para tanto, señores, pero cualquier pueblada en las informaciones son vistas como batalla sangrienta y decisiva, según vimos con la sanción de una Ley de Medios el matrimonio igualitario entre personas del mismo sexo; dos guerras santas entre los argentinos. Y en ese tipo de acomodamientos y conflictos sociales, dijeron estos días Beinusz Schmuckler, tratadista en Derecho y ex integrante del Consejo de la Magistratura, y Mariano Ciafardini, actual Director Nacional de Política Criminal, ‘el Poder Judicial desempeña el mismo papel de las Fuerzas Armadas en otra época: son el reaseguro del establishment’. Y lo afirmaron en tanto el cargo de los jueces es permanente mientras no caigan en mal desempeño, agregando los dos por hondo conocimiento de la actividad que los jueces son funcionarios no elegidos en un Estado democrático; un dogma que en parte garantiza la imposibilidad de cambiar el sistema de una corporación donde la inmensa mayoría que la integran ya vienen de una familia judicial. Y que la ‘homogeneidad entre los jueces es una cuestión ideológica y de clase, más allá de la cosa corporativa’; algo que en ciertas instancias preocupantes como la actual no es poco, decimos nosotros.

Y como la contienda entre las autoridades legalmente constituidas y los grupos de interés informativo ya inunda los juzgados; última ratio de los pícaros y privilegiados al ser contradecidos; también aquí la encumbrada Corte Suprema no asumió la objetividad, adecuación y oportunidad que demandan las resoluciones, según exige este caso agobiante y particular como la Ley de Servicios Audiovisuales. Una imprescindible legislación que fuera votada a favor de su aplicación por el Congreso Nacional en diciembre del 2009, ideal para proyectar un país más inclusivo y serio no sólo en lo cultural, y hace un año la posterga un aluvión de interpelaciones, amparos y ‘desinversiones’, - vocablo quizá algo procaz- que despliegan en los tribunales de todo el país los notorios juristas del grupo Clarín, ese mismo monopolio mediático en diarios y televisión que por de 1976 en adelante se asumiera socio, encubridor y cómplice de la dictadura más siniestra de la historia argentina. Y aunque por ahora se juzguen y encarcelen casi exclusivamente a los asesinos de uniforme, los procesos seguirán adelante y seamos optimistas…

Pero bien, al definirse sobre cómo y cuándo instrumentar de una vez por todas la Ley de Medios que nos ocupa y así neutralizar las infinitas conspiraciones tribunalicias y otra índole, los siete integrantes de la Corte Suprema de la más prestigiosa que tuviera Argentina durante décadas, bien digamos, en esta vez y rebuscando plañideros renglones, argucias sintácticas y galimatías verbales propias del gremio, ‘su Señoría’ volvió a indicarnos del modo más abstruso posible que ‘el Poder tiene razón, señoras y señores’. Por supuesto, esquivando por tanta elegancia natural agregar el tanguero versito ‘siga el mundo como está que está hecho a la medida’, y así el sistema judicial igual que el patriotismo seguirá funcionando como el último recurso de los pícaros. Mientras nosotros, cuarenta millones de argentinos no sabemos de quién son hijos las dos personas hoy mayores de las que hace treinta años se apropiara la dueña del Grupo Clarín; apropiación de niños, gravísimo delito; con qué mecanismo jurídico pasó a ellos y al diario La Nación la propiedad de Papel Prensa, y porqué Clarín no cumple con la ley de contratos laborales al no autorizar y expulsar las comisiones internas de trabajadores en en el diario, algo más o menos medieval, y la impunidad desde el Poder al presionar mafiosamente ‘con sus tapas’ a quien sea. Un Poder del que se jactan desde sus notables ejecutivos a los transitorios sonreidotes que frecuentan sus cámaras; y aunque por ahora por los imprescriptibles crímenes de lesa humanidad se juzgan y encarcelan casi exclusivamente a reos de uniforme, seamos optimistas porque los procesos siguen adelante. (6 oct.2010).

Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.


Un capitalismo engendro y sin sistema

Por Eduardo Pérsico

porque la genuflexión comunicadora interpreta cabalmente la patológica acumulación personal en sí misma y persiste en publicitar este engendro ideológico neoliberal, excluyente y esclavista.

A los partidarios del liberalismo económico les resulta impropio el crecimiento del conjunto social, si esa ampliación del bienestar cualitativo les aquieta en algo el crecimiento cuantitativo propio. Ese perfil siempre disimulado hoy lo demuestra el encono en los medios de comunicación de América Latina donde ya se largan a editorializar que cualquier movilidad social que no favorezca de inmediato a Los que Mandan, debe ser desechada. Y eso no ocurre por el temor a que el proletariado de abajo logre desplazar socialmente a sus patrocinadores, sino porque la genuflexión comunicadora interpreta cabalmente la patológica acumulación personal en sí misma y persiste en publicitar este engendro ideológico neoliberal, excluyente y esclavista. No hablemos de cómo andan estos días los países europeos comprometidos por las alquimias financieras que aquí tanto nos dañaron, y vayamos a otro tema.

El esquema liberal de la economía tuvo origen en la colonización anglosajona de los Estados Unidos, donde su inmigración ya libre del prejuicio feudal pero enajenada al individualismo económico más cerril empezaría a diseñar y construir este nombrado régimen liberal en la actualidad. Sin dudas ni cambio, los norteamericanos siguen abrazando la creencia de obtener la absoluta libertad si se asimilan cada día más al sistema, donde el enriquecimiento paulatino personal lleva al crecimiento de toda la sociedad. Así las cosas, defender su propiedad y por ende el sentido de libertad que ello implica, el norteamericano lo asimila a la democracia representativa, la igualdad de oportunidades y demás frases del discurso cotidiano. Algo plausible y meritorio si todos accedieran a ser propietarios, en tanto pertenecen a una especie que si no come se muere y si no se aparea se extingue; y no dentro de esa concepción política atomizadora de la condición humano: los norteamericanos, grandiosa masa de individuos enajenados y sin vocación de grupo devenidos en sumisos festejantes de las matanzas contra las multitudes opuestas al sistema. Esta concepción de la realidad que hasta pareciera banal, se hace y aplica en nombre de la libertad, la democracia y otros valores que costaron sangre a la humanidad pero claro, hoy Los que Mandan siguen apostando impúdicamente a quedarse con todo y eso quizá, resulte otro tema.

La estructura socioeconómica tradicional de América Latina proviene de la colonización española y portuguesa, que apenas se iría transformando por la acción de las fuerzas sociales internas por muchísimo tiempo. En Argentina además de influir quizá más que en el resto un clericalismo retrógrado, hoy en extinción por obra propia en el favor popular, en lo político se alternaron tendencias germánicas, anglófilas o proyanquis, según. Y salvo algunos conservadores lúcidos que a inicios del siglo veinte favorecieron la educación con más el interregno distributivo del primer peronismo en los años cuarenta - donde también ‘la oligarquía’ se enriqueció a dos manos- los gobiernos siempre fueron dirigidos por publicitados liberales del autoritarismo y la rapiña. Personajes de ejercer un liberalismo económico jamás sintetizador de libertades y mucho menos, que intentaran la mínima ruptura con el pasado dominador que hoy mismo, año 2010, no sólo sigue vigente sino discurseado de manera desafiante y cimentado por los herederos de esos apropiadores de la tierra y sus riquezas naturales más profundas. Eso que ya debería entenderse patrimonio de todos…

Pero bien, en Argentina mediante la Conquista del Desierto y sus derivados, el liberalismo a veces disuelto con alguna gragea populista funcionó por décadas y continúa siendo una ‘vacuna contra el estatismo controlador’ y cualquier otra maldición colectivista y disociadora del Ser Nacional. Con esas y otras inocuas parrafadas, los pontificadores de la libertad económica encubren que ni siquiera una vez, ellos propusieron al menos dentro de América Latina así podemos disfrutarlo, un Estado liberal en serio que regulara los excesos y achicara las brechas sociales del conjunto, para hacer de su adorada instrumentación liberal algo más o menos creíble. Pero a no dudar que estos profetas de un bienestar generalizado que nunca llega, seguirán usufructuando el trabajo ajeno y burlarse con actuaciones y astucias idiomáticas. Al hablar de un Estado con Libertad estos tipos reiteran ese galimatías verbal en donde el único Estado democrático posible sólo protege la libertad de la ‘inalienable propiedad’ y nada más. En tanto el resto serían gastos innecesarios del gobierno con los dineros del contribuyente, habitual crítica de tirar también en la volteada a las ‘burocracias políticas’ tan incómodas si contradicen sus intereses con medidas de un Estado Totalitario y Represor, según dicen. Y cuando pareciera aflorar cierto aire de mejor integración entre los países de América Latina, esta confusión cotidiana que difunden los medios del Poder con mayor peso y llegada, es algo muy arduo de neutralizar pero tratemos.

30 de septiembre 2010


Los reyes magos no existen

Por Eduardo Pérsico

El idealismo que estimaba a la revolución industrial como el mejor motor hacia un capitalismo productivo, de plena ocupación y movilidad social creciente, entró en debate al fin de la segunda guerra mundial. La real carnadura del sistema económico capitalista no se veía en superficie por ciertos logros progresistas del ‘keynesianismo’ distributivo en los Estados Unidos, que generó una gran ocupación en su industria primordialmente bélica, incorporando al sistema a una multitud de postergados desde la crisis de los años treinta. Un escenario que prometía extenderse hacia el futuro y que medio siglo más tarde, resultó un cosmético relumbrón de bienestar sobre la realidad. El liberalismo financiero ansioso de colocar su dinero excedente fijando tasas y condiciones usurarias con la garantía de los paises tomadores, había agilizado su operatividad ‘prestando ayuda’ en la posguerra en Europa, hasta gravitar en décadas mentor indiscutido del sistema económico mundial. Un sistema de ‘globalización planetaria’, dudoso nombre que hoy sufre una crisis acaso no definitiva, pero sí engloba en urgencias profundas desde los más miserables de la tierra a otros escalones más elevados en la sociedad. De clase media baja hacia arriba, a los europeos de países centrales cada día se le complica más la fiesta y el ‘derecho natural’ proseguir en ella cada vez les resultará más arduo. Y eso no exclusivamente por los apremios y mandatos del FMI, son más socios y seguidores impulsores de recetas recesivas que aplaudieron en los mismos paises hoy en apuros, cuando se aplicaron en esas comunidades llamadas del Tercer Mundo. Aunque en los últimos dos o tres años y en muchas naciones con escasos recursos naturales, o ausente de ellos, aparece su dependiente realidad y en algunos casos, - Grecia, Portugal más otras- su indefensión ante el juego dual y pernicioso del neo liberalismo vigente. Estrategia que hace depender toda la economía del préstamo, fabricando masas de irreprimibles en aceptar obligaciones de pagar a futuro, una modernidad con el caos previsible ya incorporado si viene en el mismo ciclo económico. Esa azuzada tendencia del ‘compre ahora y pague cuando quiera’ consolidó a banqueros y prestamistas que en algunos sectores industrializados, hasta lograron enajenar al capitalismo productivo generador de empleo en furtivas financieras. Sin atender una histórica enseñanza: las obligaciones nacionales al fin caen sobre cada habitante y el desenlace de esta crisis nuevamente será ese.

Por estos días, julio del 2010, en los Estados Unidos principal vector ideológico del endeudamiento, admiten cuanto todo esto afecta a su propia condición interna. Ben Bernanke, el responsable de su Banco Central anunció que hoy en USA no pueden recuperarse los nueve millones de puestos de trabajo perdidos estos dos años, que no son poca cosa. Una preocupación que desechan los defensores del neoliberalismo financiero no sólo en Norteamérica que emite dólares sin control ni respaldo; sino en varios países condenados a feroces ajustes presupuestarios en jubilaciones, subsidios, libertades sindicales y demás rubros de la seguridad social, que más afectan a la población común. Y como reacción política por el pronóstico de Bernanke, la FED, el quedo ocupacional y otras peripecias menores como el derrame de petróleo cerca de sus costas, el mismo presidente Barack Obama se jugó a una reforma financiera estima casi milagrosa. Una temeridad apta para pronosticar ‘gracias a esta ley nadie le volverá a pedir el pueblo norteamericano que pague por los errores de Wall Street. No habrá más rescates al sistema financiero con dinero de los contribuyentes’; y anunció su cambio del sistema financiero. NO pocas veces desde su gobierno vienen prometiendo mejor control del Estado al sector financiero ‘en defensa al consumidor’, una declamación que nos resulta casi aleccionadora. ¿Qué hubieran dicho los comunicadores de la tradicional derecha política si este desplante lo fuera de alguien estilo Che Guevara, el chino Mao o Fidel Castro? Habrían estallado en ‘el desprecio a la intervención del Estado contra la libertad empresaria, a la libertad de comercio y del carácter secreto ostentan las colocaciones financieras’, más el catecismo de advertencias de los rufianes economistas de la banca internacional. Pero el presidente Barack Obama que actúa según revulsivo del setenta, bien sabe que la banca internacional sigue vivita y coleando, al punto que Estados Unidos otrora campeón del no dirigismo y no meterse con lo privado, hoy no puede atender su propia deuda interna involucrando a todos en el problema. A saber, el cincuenta por ciento de la deuda norteamericana la tienen extra- nacionales y ‘fondos buitre’, una inseguridad en una economía que teme caer en una depresión más aguda que la de mil novecientos treinta. Una debacle aún lejana por la irreversible participación de China, Rusia y la India en el comercio internacional, que ayudaron a soslayar el riesgo del sistema.

Igualmente, el anuncio de Obama es una carilla y el Poder, siempre ganancioso, peleará cada renglón en eso de vender la felicidad con esa ilusión llamada dinero. Una elaborada picardía usada con los pueblos de América Latina y el Tercer Mundo con negociaciones cargadas de sospechas, ya instalada entre varios ‘exitosos y pujantes países centroeuropeos’ según los conocemos.

Pero los reyes magos no existen, niño, o quizá entre tanta burbuja millonaria se le espantaron los camellos y no llegarán a tiempo. Así que alguno te dirá más adelante como se arregló esto. (julio del 2010)
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Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina

Julio 2010


Los debilitados cimientos de la iglesia

Por Eduardo Pérsico

Cualquier circunstancia puede recordarnos que muchas representaciones provienen de muy lejos y sin agudizar una gran imaginación, vemos que con variado atuendo hoy actúan los intérpretes de la pasada historia igual que si ofrecieran un estreno. Jefes de la manada, figurones y majestades que ‘por llegar del cielo’, se hicieron reyes, rabinos, ayatolas y papas del infinito desconocido, retornan y reciclan casi naturalmente. Esa grandiosa picardía del Poder que ante un pensamiento racional no podría perpetuarse, hace que estos personajes persistan con estrafalarios bonetes y disfraces de bendecir las imaginaciones y temores del gentío, ataviados a la usanza que ni ellos podrían explicar. Estos virtuales actores que se lucen parloteando sin pausa los misterios de un dios superior que pronto ordenará debidamente los reinados, - una promesa reiterada como si nada- se erigen en tribunos inagotables del ‘orden natural y divino’; un concepto temerario, digamos científicamente, y testigo que para la mayoría de los religiosos el tiempo transcurrió sin ninguna noticia; un relojero y absurdo transcurso de las horas en el pensamiento de la humanidad. Igualmente acontecieron y disfrutamos hechos irrebatibles en el planeta a pesar que siempre y antes de Galileo, estos mismos bribones fueron impiadosos con la ciencia y la justicia oscureciendo cualquier novedad que no los favoreciera. Por decir, advirtieron que ubicar al Sol como centro del sistema planetario destronaría a la Tierra, y eso de convertirla en un cuerpo celeste más expresaba un ataque contra el bien de dios que desprecian los herejes, más otras locuciones de la teología medieval.

Con esta gente y otros comediantes tenaces en sostener pícaros y sagaces discursos desde cualquier púlpito, hoy el Vaticano se animó a exigir inmunidad jurídica con más otras prerrogativas para sus ‘servidores de la Fé’; sin excluir del privilegio a los mismos tipos que entre misas y oraciones violan a los alumnos del seminario o ejercitan su pedofilia por los rincones como un acto del sacerdocio. Y por ser tan grave y nauseabunda esta cuestión eclesial, además de las sanciones monetarias recibidas por hechos delictuosos en Irlanda y Bélgica, en la justicia de California, Estados Unidos, por ciertos hechos de abusos y violación se sustanciaron denuncias contra la misma Santa Sede como institución. Algo jurídicamente amparado por la Corte Suprema norteamericana que no aceptó el pedido de inmunidad solicitado por el Vaticano en un probado caso de pedofilia en ese país, y en el cual consta que "el Vaticano estaba advertido de la perversión del religioso pero el Papa y la Congregación para la Doctrina de la Fe no removieron al cura pedófilo". Un corporativo y amistoso desliz papal que derivó en algo muy preocupante para los catolicismos locales en cada país, donde las perversiones son ya institucionales para los innumerables sacerdotes que por formación y condición tienen muy confusa su condición sexual como personas. Y digamos, la cerril oposición que la iglesia católica despliega al uso del condón, la unión entre personas del mismo sexo, el divorcio y otras expresiones de una sociedad contemporánea más libre, nos advierten sobre las manifiestas represiones sexuales de los religiosos que con sus perversiones y dualidades éticas fueron despoblando los templos hasta en la misma América Latina. Un serio baluarte del catolicismo durante siglos donde también y más cerca en los almanaques y calendarios, abundaron las impunes jerarquías complicadas en la desaparición de personas y cientos de apropiaciones también ilegales de niños, más otros servicios conjuntos con los militares que asolaron estos pagos.

Con certeza, si prosigue la judicialización contra la pedofilia y el abuso de menores por los curas católicos que ocasionen rigurosos fallos de la justicia, en los púlpitos arreciarán las severas arengas. ‘Nuestras más hondas tradiciones peligran y perder el reino de los cielos nos devolverá a la penumbra del castigo sin retorno’, hemos leído con más un desprecio a los infieles jueces y demás discutidores de dios con una justicia terrenal que ellos no comparten. Y bueno…

Estos farsantes del poder extraterreno del más allá, por estilo casi no acusan la descalificación y enfrentar hoy a los insensibles bárbaros ajenos al hombre a imagen y semejanza de dios, -eso que al parecer sólo ellos bien conocen- les insumiría muchísimo trabajo. Así seguirán pontificando sin agregar, eso sí, ni un párrafo verdaderamente comprometido y opuesto a la injusta y brutal implementación de la economía; esta misma que rige realidad siniestra a casi toda la humanidad. Si cada cinco segundos se muere de hambre un pibe en el mundo y no comemos todos, este viaje es sin retorno por más dioses que nos acompañen. Menos aún cuando sus ‘enviados del cielo’ corregirán a los pecadores incrementando las penurias en el infierno. Y una vez al menos dejen de joder con reiterar zonceras infernales que Los que Mandan en el mundo verdadero de la economía y sus adyacencias, no se inquietan por discursos comunes o celestiales. (julio 2010)

Julio 2010


Sobremesa con mediáticos y milagrosos.

Por Eduardo Pérsico

Quedamos cinco de sobremesa y el otrora critico teatral comentó que la leyenda conocida de ‘una artista milagrosa’ sería de William Shakespeare, por el 1600, y que en el siglo diecinueve los amantes del ‘bel canto’ en Europa veneraron a una soprano turinesa, ‘la voz de Dios’ que tendría propiedades curativas. A todos nos pareció divertido seguir con el asunto entre sorbos de Malbec y nos largamos a construir los dones de ‘Ana Teresa, inmaculada virgen vernácula’, que a los catorce años, Divinidad Autóctona, lo ‘milagreó’ de corpiño caído a su fotógrafo inicial. Pero como catorce eran escasos años para debutar de pies a cabeza, a ‘nuestra diosa de los Mágicos Poderes’ le subimos su edad a dieciséis, que ella fuera oriunda del barrio sur y al afortunado fotógrafo le dimos amplia libertad operativa, dentro y fuera de cámara. Y de inmediato la bellísima ‘Ana, la milagrosa de la magia popular’, tuvo entrevistas filmadas y encamadas con personajes que la ungieron ‘Ana, la figura del arte nacional’ o ‘máxima artista de todos los tiempos’. Ella solamente repetiría los últimos aciertos expresivos internacionales o de provincia: si en la invasión murieron niños fue por su bien; la miseria se controla mejor rezando; el derrame de petróleo promete ser exitoso; desde hoy los pedófilos penarán más en el infierno; y hoy hundimos dos barcazas con inmigrantes. Prodigios que culminarían en el cierre con oraciones de nuestra estrella: la religión es algo de no creer; y hay guerra por la gente mala del mundo; todo largado ya en el enfoque del cruce de piernas y al cuadro siguiente.

Y en aquel juego de fabular se oyeron nombres de gente que ante cámara afirma su mejor temeridad porque su objetivo les impone abrir la boca y nada más. En verdad cada espacio amontona empresarios, legisladores y funcionarios en la misma bolsa y si lo ‘informacional’ le apunta a lo planetario, cualquier reciénvenido desprecia los perfiles de una comarca hiriendo alguna certidumbre cultural de la misma. Ellos ni se enteran y en esa confusión hallamos al actual vicepresidente de la Argentina, Julio Cobos, jefe de la oposición contra el mismo Poder Ejecutivo que él integra sin renunciar a su cargo, exabrupto que descalifica a cualquiera, dijo alguien de nosotros al revalorizar la palabra ‘hombría’. Es que a este imprevisto ‘milagroso’, Cobos, por votar contra un proyecto oficial los grandes diarios de la Argentina y la Sociedad Rural, lo nominaron recambio anticipado de la presidente actual, Cristina Kirchner. Y luego por avatares y furcios de la realidad, dijo uno de nosotros, el hombre debió sumarse a la derecha a pedir diálogo y consenso porque venía perdiendo, sin chance de figurar en la historia pero de entrar con certeza en la historieta.

Linda sobremesa; también hablamos del poco rigor en la ponderación que reiteran anteriores funcionarios y publicistas del liberalismo, y de ‘los maravillosos logros del capitalismo financiero internacional en nuestra región’ basado en inusitadas y extrañas colocaciones financieras para emitir y emitir bonos y billetes insustanciales contra la real economía de producción. Un método y receta sufrido por nosotros y que hoy, curiosamente acrecienta la inactividad en Estados Unidos y un paro creciente que desquiciará más la economía de Europa y sus alrededores. Países que por años se jactaron de ser tan organizados, serios y precavidos, que ahora luego de los gigantes globos de inversión tipo Bush, Merkel, Berlusconi, Sarkozy, Rajoy, Rodríguez Zapatero y quienes sumen, palabrean discursos y felicitaciones con el Strauss-Kahn del FMI, para luego arremeter con salvajes ajustes, refinanciaciones y quitas en el contrato laboral que les asegure una desocupación creciente y duradera. ‘Algo subsanable a mediano y largo plazo’, les prometen, pero atentos a que la especie sobrevive si todos comemos y la historia de la humanidad mejor la explican sus migraciones por hambre, esas dos realidades fijas no las altera ninguna ‘reunión cumbre’ de banqueros y políticos milagrosos.

Y fue ahí cuando atenuamos la sonrisa. En América Latina el ajuste neoliberal fue paralizador y hoy Argentina continúa pagando el ataque brutal a su complejo industrial básico, tan imprescindible en un país con vocación y obligación agroexportadora. Entonces no jodamos, los mismos informadores, especuladores y exégetas del neoliberalismo financiero que infló la burbuja de hipotecas en Estados Unidos y Europa, en la Argentina jamás explicaron sus negociados de vaciamiento suscribiendo un proyecto en serio. Sencillamente porque esos ‘rufianescos vendepatria’, dirían Arturo Jauretche o Raúl Scalabrini Ortiz, se burlan de los estafados.

Al repetirnos ‘que comamos todos’ los cinco advertimos que de eso no habla ninguna estrella mundial del estilo y la razón empresaria. Con o sin ajuste la desigualdad no solamente crecerá en España, Grecia o Portugal, los más votados. Bien sabemos los latinoamericanos si la mano viene pesada, y también que de la misma derecha universal que si pierde pide consenso con diálogo y si gana te masacra, surgirán los adictos, si les cabe, a ‘nuestra milagrosa diva de invención nacional’, que sin pisar un escenario o leer un exordio fuera idolatrada. Aunque claro, esta vez la magia es muy difícil y nada será sencillo ni muy normal.

Junio 2010


Los que Mandan sólo exigen un periodismo obediente

Por Eduardo Pérsico.

Falsa, disfrazada o cierta, nosotros vendemos credibilidad. Natalio Botana, dueño del Diario Crítica, 1930.

Si el el periodismo es serio, adusto, tilingo, rufianesco o simplemente canalla como es frecuente en la Argentina, eso no le interesa mayormente al Poder. Lo importante para los medios es cumplir con Obediencia Debida las decisiones del liberalismo económico, y si a eso los gremios llaman profesionalidad, periodismo independiente o como sea, a quienes Mandan no les incumbe. Ellos sólo indican los temas a tratar, de qué manera y la formalidad restante no les cuenta.

El principio de convencer o seducir es de manual en el juego informativo, pero en Argentina los escribas se engolan o crispan tanto que acaban manipulando el símbolo y no lo esencial del hecho a considerar. La parcialidad aliena a cualquier escriba y lo acerca al precipicio del panfleto increíble, - un deber de primer grado en el oficio- pero en la Argentina los empleados del multimedio Clarín y asociados despilfarran su decoro personal y el mínimo de objetividad contra una nueva ley de medios sancionada por las cámaras legislativas hace unos meses. Igual y pese a tanta chaplinesca demora judicial en convalidar lo sancionado, la ley tiene validez institucional y su aplicación es casi inminente, pero cierta perversión en la opinión y el debate; esencia del periodista; enrarece el clima algo que apunta a desmonopolizar y democratizar más nuestro hábito informativo. Esta innecesaria genuflexión ante el Poder olvida por la nueva ley de medios de paso liquida el lóbrego engendro de los militares todavía vigente, y tanta resistencia mecánica al gobierno de turno sería algo que podrían matizar en redacciones y estudios de televisión muchos periodistas. Al menos para ser más creíbles y cumplir un poco el objetivo final de todo monopolio dedicado a fabricar opinión: la credibilidad de la masa. No hay ninguna variable a esa razón de peso: ‘falsa, disfrazada o cierta nosotros vendemos credibilidad, pero si jamás entregamos una Verdad Cierta el negocio terminaría muy pronto’ completaría su pragmatismo el diestro Natalio Botana...

Cada editor bien puede criticar cuanto no entienda a su favor, algo no censurable, pero esa limitación no supone que el pensamiento del lector es un sistema de uso propio; eso tiene sus matices. Y ya resulta sospechoso que ningún medio, en ánimo de cuestionar, no la emprenda contra la tibia acción del gobierno en achicar la brecha gigantesca entre pobres y ricos, en no forzar mayor equidad en la repartición de la riqueza, la sanción penal para la fuga de capitales, el no pago del impuesto a las ganancias entre los magistrados del poder judicial por la intangibilidad del sueldo de los jueces, las inalcanzables jubilaciones de privilegio quienes nunca trabajaron, los legisladores que se ufanan de no asistir a una sesión de trabajo durante años, frenar las fabulosas evasiones impositivas en el negocio agroexportador, la prisión domiciliaria para los genocidas y demás tratos casi monárquicos. Esas más la lucha en serio contra la corrupción oficial serían muy válidas exigencias del periodismo, que ni se atreve a cuestionar la demora en identificar de una vez a los chicos adoptados o apropiados por la señora de Noble, - principal del multimedio Clarín- y concluir con una opereta jurìdica.

Si ya mismo todo eso tan serio para la convivencia se ventilara en los diarios y pantallas de televisión, los hacedores de la opinión deberían abandonar esa idea en la cual el lector-sujeto es un ente incapaz de la menor abstracción intelectual. Solamente por esa valoración tan confusa difusa que los medios hacen de la sociología, la psicología de masas y la realidad; una más de sus temeridades sin sustancia. .

Por naturaleza cada ‘periodista independiente’ cumple un mandato del Poder, y ese no entender que el imaginario social y colectivo es algo que ellos desconocen, - por inasible y misterioso- los confunde. Deberían aceptar que ‘eso’ que anda por ahí existe y son personas, gente, población, ustedes elijan el nombre. Pero es tal el despiste que el diario La Nación de Buenos Aires dedicó en los últimos años cientos de artículos contrarios al gobierno actual, sin estimar que tanta falta de objetividad elevaría a su ‘enemigo’ en el favor popular. Un pequeño detalle muy sustantivo no tomado en cuenta por los escribas, que más tarde advirtieron los encuestadores del mismo diario. Ese efecto inverso devino de la inmodificable realidad, tan categórica con quienes inauguran teorías caseras demasiado originales. Se sabe que la intención de voto a favor del gobierno sube levemente, pero quizá dentro de poco golpeará en lo medular y resulte algo equiparable a otra aseveración ya caída en desgracia: la de creer que en la Argentina ningún gobierno soportaría diez tapas de los diarios ‘serios’ en contra de su gestión, sin capitular. Una premonición propia de una sobremesa con buen Merlot en algún barrio privado, muy demorada quizá porque ‘estos tipos que gobiernan ni leen los diarios’ o algo parecido. A no engañarse, el mundo ha cambiado y la situación de la Argentina también; hoy los principales negociadores internacionales con el país son Brasil y China y no USA ni Europa Occidental; pasaron sesenta años, el peronismo sigue existiendo y su último reunión general ocurrió en la CGT; y si de pronto reapareciera su líder máximo en el balcón a gritar ‘que se calle el del bombo’, se callarían más de uno.

Argentina sigue estando en el planeta y aunque ciertos borroneos la confunden, a esa realidad ni de lejos la puede cambiar el palabrerío de los medios peleados con el gobierno. (5/2010).

Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina


La ‘fragmentación’ frenó un documento entre la iglesia y varios dirigentes

Por Eduardo Pérsico

Hace un par de semanas miembros de la iglesia católica en Argentina redactaron un documento para denunciar los altos índices de pobreza en nuestro país. Una calamidad innegable que suscribiría también varias entidades sectoriales: la CGT y la CTA de los trabajadores, las cámaras empresarias Unión Industrial, su similar Asociación Empresaria y de los grupos financieros, la Asociación de Bancos del país.

Esta iniciativa, lamentablemente para su responsable obispo Jorge Casaretto, no se consolidó a pesar de los publicitados anuncios previos por el ‘alto porcentaje de fragmentación que hay en el país’. Así dijo el obispo al cargar educadamente contra ‘las cámaras empresariales que impidieron avanzar en ciertos acuerdos que ya habían sido consensuados’, acuñando una opinión algo demagógica al no mencionar entre los disidentes a firmar, también a las representantes obreros previamente retirados. Pero bué, él será también perdonado por confesar ‘cierta ingenuidad de la iglesia ’ al pensar en erradicar el drama de la pobreza, ‘una emergencia nacional’. Algo que pareciera recién descubierta por esta jerarquía y no demasiado preocupante para las entidades empresarias que no firmaron, según alguno de ellos, por estimar al documento contrario al gobierno actual del país. Que bien entendido, ha sido para ellos un gobierno que les permitió ganancias sustanciosas durante su gestión, resultado favorable para cualquier empresario de servicios, la producción industrial y agro exportadoras; igual vertientes de opinión que por naturaleza reclaman por la presión tributaria, la inseguridad jurídica y demás quejas de la conocida agenda empresarial.

Pero igualmente no firmaron, y para algunos resultó sugestiva la reiteración del obispo Casaretto al hablar de ‘fragmentación de la sociedad’, un calificativo de por sí ambiguo: Fragmentar en principio implica dividir, Fragmentario es cualquier cuerpo compuesto por fragmentos y sin complicar más la cosa, cualquier grupo humano es un perpetuo exponente de lo fragmentario en tanto lo integren personas, instituciones, etnias, grupos de interés, pobres, ricos, multimillonarios y muertos de hambre. A quienes, ¿con ‘cierta ingenuidad’? en un papel escrito con frases muy dolientes les prometen cambiarle la situación de pobreza con un escrito que no iría más allá del anhelo y el buen deseo. Para el pobrerío, otro papel cargado de palabras y acaso para el sector de la ‘fragmentación’ más alta de la sociedad, saber algo de la miseria que pontificar siempre a favor de los pobres. Rezos y homilías no sirven en esta época de enterarnos que el asunto de la miseria se regenera con decisiones concretas y factibles, y es inservible cualquier vulgar enunciado que publicarán los diarios del domingo, y el lunes a otra cosa.

Para entrarle en serio y de lleno a la miseria y la desigualdad hay que olvidar el miedo a palabras por años malditas y despreciadas; los realistas ejecutores de las medidas elegirán los términos que ellos prefieran pero sin una redistribución de la riqueza incautando las fortunas desmesuradas, y la reeducación de los sistemas de uso y propiedad de la tierra, reforma agraria o como se llame, no hay arreglo. Sobra comida en la tierra para que coman todos sus habitantes y eso no es un hallazgo, pero sin una forzada repartija de los bienes la inequidad y la hambruna seguirán creciendo. Y más aún con dirigentes que pretenden jugarla de justicieros y se ocupan de la pobreza redactando una carilla crítica de la realidad que nadie niega, todo suena a broma televisiva o desconocimiento de lo verdadero. Escritos como estos bien pueden firmarse por millones y destinarlos a las corporaciones mediáticas más que al imaginario colectivo que pronto lo olvidaría, a no ser que este abortado o postergado manifiesto fuera pensado para retomar el ‘gracias que la iglesia se preocupa por nosotros’. Un ademán no infrecuente entre las agrupaciones políticas tributarias del privilegio en la Argentina, que si las cosas no culminan según ellos disponen se encabritan y destruyen la negociación. En esa pertinaz obstinación clasista en romper además las instituciones, según nuestra historia lejana, reciente y siempre próxima, algo que no fue el caso de este documento sobre la pobreza. Eso está descontado, apenas fue un frustrado apriete político donde el mayor exabrupto fue decir ‘sociedad fragmentada’ cuando algunos señores se negaron suscribir un documento que no compartían. Un exceso verbal que manifiesta cierta actitud ante los demás mortales, sin suponer que el obispo participante creyera de verdad que esa ‘fragmentación’ de los firmantes fuera un rechazo a la voluntad de dios.

(abril 2010)

Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina

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