La noche del 27 de julio de 1976 se cortó el suministro eléctrico en todo el
departamento de Ledesma, provincia de Jujuy, mientras policías, gendarmes,
militares y capataces de la empresa Ledesma allanaron y saquearon viviendas en
Libertador General San Martín y Calilegua. En vehículos de la empresa se
trasladaron más de 400 trabajadores, estudiantes y
profesionales a galpones de mantenimiento del ingenio
azucarero, donde permanecerán días y meses atados y
encapuchados. Tras las torturas e interrogatorios, algunos
prisioneros son liberados o enviados a comisarías y
cuarteles militares, otros destinados a cárceles de
distintas provincias. Treinta permanecen desaparecidos. El médico
Luis Arédez, intendente de Ledesma y esposo de Olga Márquez de Arédez, fue uno de los secuestrados-desaparecidos. Desde entonces Olga, junto a sus
cuatro hijos, llevó adelante una lucha incansable en la ciudad de Libertador
General San Martín, acompañada por Madres de Plaza de Mayo y muchos
vecinos que no olvidaron quien fuera intendente y
defensor de los derechos populares. Olga Arédez murió el 17 de marzo de 2005,
víctima de bagazozis, enfermedad que produce la materia
prima para hacer papel que sale de la caña quemada al aire libre por la empresa
Ledesma. Sus cenizas fueron depositadas en la plaza central
de Libertador General San Martín, lugar de su incansable
lucha por la verdad y la justicia.
Quizá no haya ningún otro acontecimiento que refleje con semejante
contundencia la simbiosis entre el poder económico y la represión genocida de
los militares.
Entre el 20 y el 27 de julio de 1976, las fuerzas de seguridad de la
dictadura ejecutaron uno de sus innumerables temerosos operativos. Esta vez,
fue el partido jujeño el escenario elegido para llevar a cabo el plan.
Durante una semana, los militares provocaron cortes de luz para secuestrar a
unas 400 personas.
El hecho conocido como "La noche del Apagón" consistió en varias noches
-entre el 20 y 27 de julio de 1976- en las que se provocaron cortes de luz
en distintas localidades del partido de Ledesma con el objetivo de
secuestrar estudiantes, militantes políticos y sociales, gremialistas o,
simplemente, sospechosos de tener vinculaciones con las actividades
guerrilleras.
El primer corte de energía eléctrica ocurrió el 20 de julio a la medianoche
en Libertador Gral. San Martín y Calilegua. Primero la gente pensó que se
trataba de un hecho sin importancia, hasta que comenzaron a escuchar los
autos y los gritos y, poco a poco, el miedo fue ocupando las casas.
"En esa época, quien disponía de la energía para todos los pueblos era el
ingenio Ledesma, ellos eran quienes distribuían la luz", explica Julio
Gutiérrez, miembro de CAPOMA (Centro de Acción Popular Olga Márquez Arédez por
los Derechos Humanos)
Esta organización funciona actualmente en una parte de la casa de Olga
Márquez de Arédez, una luchadora incansable que falleció en 2005, esposa del
médico Luís Arédez, quien fue arrancado de su casa la noche del 27 de julio.
La vinculación entre el ingenio Ledesma y el accionar del aparato represivo
fue denunciada por numerosos testigos y no se limitó solamente a facilitar
los cortes de luz para que el operativo quedara en la sombra.
"Corrí hasta mi casa y vi las camionetas de Ledesma actuando con total
impunidad, acorralando gente y llevándosela en sus móviles. Luego eran
conducidas a la base de Gendarmería que estaba adentro del ingenio",
testificó Ricardo Arédez, hijo de Luis y Olga.
A 38 años de “la Noche del Apagón”,
símbolo de la complicidad empresarial con la dictadura.
Producción Agencia Télam 2014.
Las 400 personas que se secuestraron esas noches tuvieron diferentes
destinos. Algunas fueron trasladadas al penal de la ciudad de Jujuy, y
muchas de ellas derivadas al centro clandestino de detención Guerrera.
Algunas fueron liberadas a los pocos días, otras paseadas por varias
cárceles y centros clandestinos del país durante meses, y treinta continúan
desaparecidas.
Ernesto Saman, uno de los que vivió para contar la historia
Fue uno de los centenares de secuestrados y detenidos entre la semana del 20
al 27 de julio de 1976 en Ledesma. En diálogo con télam.com.ar, relató los
momentos de terror que vivió durante su cautiverio.
Ernesto Saman fue una de las casi 400 personas secuestradas y detenidas
entre la semana del 20 al 27 de julio de 1976 en el partido de Ledesma,
Jujuy. Después de pasar por distintas unidades penales y por el centro
clandestino de detención Guerrero, fue liberado en abril de 1978.
"Las marcas son de todo tipo, físicas, psicológicas y sociales, porque
todavía hoy la sociedad de Ledesma sigue siendo muy cerrada", explica
Ernesto, a quien todavía le tiembla la voz cuando comienza a relatar los
hechos. En aquel entonces tenía 23 años y era empleado administrativo en el
ingenio Ledesma. Estaba casado y tenía un bebé de siete meses.
Recuerdan a las víctimas del apagón
en el ingenio Ledesma (2009)
Cuando el 20 de julio de 1976 se produjo el primer apagón, él se encontraba
festejando el cumpleaños de su madre en la casa de ella. Al principio no los
sorprendió, así que sacaron velas y continuaron con el agasajo, pero a los
pocos minutos comenzaron a escuchar el movimiento de los autos que frenaban
y arrancaban velozmente, y seguido a esto los gritos y los ruidos de las
puertas pateadas. Entonces comenzó a invadirlos el miedo y Ernesto decidió
que pasarían la noche allí.
Al día siguiente, cuando fue a su casa –vivían con su abuela- le dijeron que
lo habían ido a buscar a la noche y que le habían dejado una nota diciéndole
que se presentara a la seccional 24 de policía. Y Ernesto, que ni siquiera
sospechaba que Argentina estaba en el mismo infierno, se presentó.
"Ahí me dijeron que quedaba detenido a disposición de las autoridades
militares, y me enteré del raid de la noche anterior. Escuché que habían
levantado por lo menos a 200 personas y que algunos ya habían sido
trasladados a Jujuy", recuerda.
A las 14 fue trasladado a la central de policía de Jujuy, a donde lo
ingresaron por la puerta de atrás. Allí, el jefe de la central de
operaciones de la policía, Ernesto Jaig, y el subcomisario, Damián Vilt lo
recibieron a golpes, le ataron las manos, y lo tiraron sobre una cucheta
donde pasó toda la tarde.
Antes de la noche lo trasladaron en un Ford Falcón del Ejército a su futuro
destino: el centro clandestino de detención Guerrero. "Eso lo pudimos
identificar recién en 1984, porque alcanzamos a ver que íbamos por la ruta
9", explica.
El número 56
Al llegar a Guerrero, Ernesto se convirtió técnicamente en un
desaparecido. Su familia desconocía su paradero, estaba incomunicado y
al ingresar le quitaron el documento y asignaron un número
La voz de Olga Arédez. A pesar de su salud ya deteriorada, Olga
camina desde Calilegua a Ledesma. Con sus palabras, las ultimas en ese espacio
multitudinario, se dio por finalizada la "Marcha de los Apagones" del año 2004.
"A partir de ahora sos el 56", recuerda y agrega: "Te juro que todavía
tiemblo cada vez que lo cuento. Yo llegué a escuchar hasta el número 108".
Después de sacarle los pocos objetos personales que le quedaban lo tiraron
sobre otras personas y recién entonces comenzó a reconocer gente y empezó a
entender que estaba secuestrado, lejos de los derechos civiles y lejos de la
libertad.
La historia allí adentro es conocida porque el accionar del aparato
represivo, que incluía tortura física y psicológica, fue un común
denominador de todos los centros clandestinos que se extendieron de norte a
sur del país.
Vendados, tabicados, golpeados, hacinados, hambrientos, desposeídos de sus
bienes y de sus identidades, muchos de los desaparecidos de los apagones
estaban en Guerrero, resistiendo el dolor.
"El obispo José Miguel Medina estaba en las salas de tortura. Yo escuché que
estaban llevando a declarar y pedí que me llevaran porque quería explicarles
que yo ya no militaba en ningún lado. Se declaraba al lado del baño, en una
habitación donde había un tipo que te hacía preguntas mientras los demás te
torturaban", explica detalladamente, sin poder y sin querer borrar los
detalles de su mente.
"Yo creo que pensaron que estaba vinculado con la guerrilla tucumana porque
yo había estudiado en Tucumán, pero yo no militaba. Y obviamente no me
creían. Yo estaba vendado pero me ponían delante a compañeros que me
acusaban de estar en el ERP que seguramente estaban presionados. Hasta que
uno dijo que yo no andaba en nada", cuenta.
Allí estuvo 13 días, hasta que al principio de agosto, los trasladaron de
vuelta a la policía central. Y de ahí a la comisaría de Villa Gorriti en
Jujuy donde quedaron a disposición del PEN.
Aparecidos, pero subversivos
Cuando llegaron a las celdas que tenían asignadas en la comisaría había un
cartel arriba que decía "subversivos". Dos semanas después volvieron a ver
al obispo Medina, quien en su homilía no perdió el hábito de "apretarlos".
"Muchachos, ustedes no hablaron y tienen que hablar, yo me ofrezco a pasar
por cada celda a escucharlos. Lo que las fuerzas de seguridad están haciendo
es por la patria", les dijo, esta vez, amistosamente.
Como eran presos "legales" podían tener comunicación con la familia por
carta.
El 7 de octubre los trasladaron nuevamente, esta vez a la Unidad 9 de La
Plata. "Allí llegamos 78 hombres jujeños, entre ellos el médico Luis Arédez.
A las mujeres que habían estado con nosotros en Guerrera las llevaron a
Devoto. Allí nos trataron mejor porque estaba Amnesty y la Cruz Roja
Internacional que iban de visita al penal".
Y vueltos a desaparecer
En julio de 1977 el presidente de facto Jorge Rafael Videla inició una
"gira" por el norte del país. Como una forma de asegurarse que no fuera a
haber ningún atentado –sobre todo en la zona noroeste- las fuerzas armadas
trasladaron como "rehenes" a dos o tres personas de las distintas provincias
que conforman el Tercer Cuerpo del Ejército.
Entre ellos estaba Ernesto, quien fue sacado de la U9 de La Plata, y llevado
hasta Córdoba, donde se encontró con compañeros de otras localidades.
"Lo hicieron sin decirle nada a nuestra familia, para quienes volvíamos a
estar desaparecidos, fue terrible para ellos, y también para nosotros,
porque en cada traslado pensábamos que nos iban a matar – recuerda – cuando
llegamos a destino nos informaron que éramos rehenes y que si le pasaba algo
a alguien del ejército nos fusilaban. Esos días estuvimos incomunicados".
¿El fin de la odisea?
En octubre de 1977 lo llevaron a Sierra Chica, Partido de Olavarría, en
Buenos Aires. Fue una nueva aparición. Allí los detenidos reanudaron el
contacto con sus familias, les permitían salir al patio a tomar sol y hasta
les dejaban leer el diario.
"Un día leo en el periódico que me iban a liberar. Empiezo a preguntar y me
dicen que sólo falta la aprobación del ejército", explica.
La libertad llegó el primer domingo de abril de 1978. "Salimos con dos
compañeros, no teníamos ni plata, ni ropa. Era un domingo, me acuerdo
perfecto porque era día de visita. Lo primero que hicimos fue ir a un bar y
pedir una gaseosa, y la gente se agolpaba para pagarnos, fue muy
emocionante", recuerda.
De Olavarría, Ernesto fue primero a Buenos Aires, y después consiguió ir a
Córdoba con un compañero. Allí durmió una noche, y consiguió pasaje para ir
a Jujuy en tren.
"Cuando llegué a Jujuy mucha gente se había ido. Yo decidí quedarme porque
allí estaba mi mujer con mi hijo", explica justificando su permanencia. Y
agrega: "Nos costó mucho insertarnos socialmente Cuando me veía venir la
gente cruzaba de vereda y no faltó quien comentara por lo bajo ‘algo habrán
hecho’".
Al poco tiempo consiguió nuevamente empleo en el Ingenio Ledesma, pero ahora
como obrero de limpieza. Luego pasó a ser ayudante químico. Hasta que en
1981 tuvo la posibilidad de hacer un curso de Educación Física y comenzó a
dar clases a la vez que a estudiar para maestro de grado. Finalmente se
recibió y dio clases en Libertador General San Martín.
"Acá una de las peores cosas que dejó la dictadura fue la cultura del miedo.
Yo tuve un poco de miedo al principio, pero cuando las vi a las madres
luchando enseguida me plegué a ellas", explica.
Hoy, además de ser un reconocido docente del pueblo, es uno de los
sobrevivientes que trabaja en la lucha por mantener viva la memoria y por
buscar justicia
Olga Márquez de Arédez, un pilar de la lucha
Fue uno de los signos más emblemáticos de la lucha por la memoria, la verdad
y la justicia. Desde que organizó en 1983 la primera marcha para reclamar
por la aparición de su esposo hasta que murió, en 2005, no dejó de dar
testimonio.
Olga Márquez de Arédez fue uno de los signos más emblemáticos de la lucha
por la memoria, la verdad y la justicia de Ledesma. Desde que organizó en
1983 la primera marcha alrededor de la plaza para reclamar por la aparición
de su esposo - secuestrado el 27 de julio de 1976 en una de las noches de
Los Apagones- hasta que murió en 2005, no dejó de dar testimonio.
El matrimonio Arédez, Olga y Luis, llegaron a Libertador Gral. San Martín en
1958. Venían de su tierra natal, Tucumán, pero decidieron probar suerte en
esa parte del noroeste argentino.
Al poco tiempo de llegar, Luis consiguió trabajo en el Ingenio Ledesma,
empresa que controlaba y -aún controla- la economía de la zona. Él era
médico y su primer enfrentamiento con los dueños de la firma fue por
reclamar mejoras en las condiciones sanitarias de los trabajadores de la
zafra. Pero esta no fue su única "conducta sospechosa" ante los ojos de sus
patrones: también brindaba atención gratuita a las familias pobres.
Unos meses más tarde fue despedido por "proporcionarle demasiados
medicamentos a los empleados". La relación con el Ingenio Ledesma había
terminado, o al menos eso era lo que Arédez creía.
Por su trabajo social, rápidamente fue querido y respetado en el pueblo,
donde llegó a ser intendente hasta que, ni bien instalada la dictadura, fue
secuestrado por unos meses y liberado. Pero poco tiempo después, el 27 de
julio de 1976, fue llevado de su casa nuevamente, y esta vez en forma
definitiva.
"Yo recuerdo que lo vi en octubre de 1977, cuando nos trasladaron de la
cárcel de Villa Gorriti de Jujuy a la Unidad Penal 9 de La Plata", señaló
Ernesto Samán, un sobreviviente de "La noche del Apagón".
Si bien algunos de sus compañeros han testimoniado que estuvo con vida hasta
1977, en un momento se perdió el rastro y hoy es un integrante de la lista
de desaparecidos argentinos.
Fue entonces cuando Olga, quien había quedado sola con sus cuatro hijos,
comenzó a luchar para averiguar dónde se encontraba su marido. Primero
estuvo acompañada, pero con el tiempo, el miedo, la resignación o el
cansancio se fueron apoderando de sus compañeras y se fue quedando sola.
"Recuerdo que la veía dando vueltas sola en la plaza cada jueves y me
llamaba mucho la atención. Hasta que un día me acerqué y comenzamos a hablar
y me contó su historia", relató Julio Gutiérrez, miembro de CAPOMA (Centro
de Acción Popular Olga Márquez Arédez por los Derechos Humanos).
Y así, pese a las advertencias que le hacían de que no se acercara a ella -
aún cuando la dictadura había caído ya hacía al menos tres o cuatro años –
Julio se hizo amigo de Olga y de sus hijos y, junto a otros jóvenes,
empezaron a colaborar con las madres de Ledesma.
Pero además de la lucha por la aparición de su esposo, acompañó todos los
reclamos de justicia que pudo e impulsó un juicio contra la empresa Ledesma
para que cese la contaminación de bagazo –el desecho de la caña de azúcar-
que los enfermó a ella y a tantos de sus vecinos.
Las jornadas anuales en memoria "La noche del Apagón" son también su legado,
una actividad que hoy continúan quienes la conocieron, la admiraron y
aprendieron de ella el valor de la militancia por los derechos humanos.
"Era una mujer con mucha fortaleza. Cuando nosotros nos emocionábamos ella
nos decía: compañeros, ya hemos llorado bastante, ahora hay que seguir para
adelante, hay que continuar con la lucha", recuerda –emocionado- Samán.
Olga Márquez de Arédez murió en Tucumán, el 17 de marzo de 2005, como
consecuencia de un tumor en sus pulmones, provocado por el bagazo.
Ayer se cumplieron 30 años de una de las experiencias más aterradoras que
viví en mi adolescencia en Libertador General San Martín, que depende
totalmente de la actividad del ingenio Ledesma. Aquel mediodía, cuando salí
de la escuela secundaria, ya estaba instalado el rumor de que algo pasaría a
la noche. Mi padre, Luis Ramón Arédez, estaba detenido en el penal de Villa
Gorriti, en San Salvador de Jujuy. Era médico y asesor del Sindicato de
Obreros y Empleados del Ingenio Ledesma. Fue el primer detenido del 24 de
marzo de 1976, a las 3 de la mañana, y se lo llevaron en una camioneta de la
empresa Ledesma que manejaba un empleado.
El 27 de julio, decidí encontrarme a las 21 en la plaza de Libertador con
algunos de mis compañeros de escuela. Cosa de adolescentes, nos sentamos en
los bancos y a las 22 de pronto se cortó la luz en todo Libertador. Todos
corríamos aterrorizados por las calles, a mí me detuvieron en medio de la
oscuridad y me alumbraron con los focos de las camionetas. Gente de civil
dijo "no, a éste no, suéltenlo". Corrí hasta mi casa y vi las camionetas de
Ledesma actuando con total impunidad, acorralando gente y llevándosela en
sus móviles. Luego eran conducidas a la base de Gendarmería que estaba
adentro del ingenio. En lugar de estar cuidando nuestras fronteras vigilaba
las fronteras de las instalaciones de Ledesma. Toda la noche duró el
operativo, porque los apagones se produjeron desde el 22 de julio en El
Talar, Calilegua y Libertador General San Martín. Recuerdo los ruidos de las
gomas de las camionetas cuando arrancaban, los gritos de la gente, de las
mujeres pidiendo que no se los llevaran. Con el tiempo Madres de
Detenidos-Desaparecidos del departamento de Ledesma decidieron recordar este
hecho violento. Destaco la valentía de esas madres que salieron a la calle,
a la plaza y marcharon uniendo las dos localidades que fueron castigadas por
los apagones. Mi madre, Olga Márquez de Arédez, ya no está físicamente y
cuando recuerdo que murió producto de un cáncer provocado por bagazosis, por
los desechos de la caña de azúcar, tengo la absoluta certeza de que Ledesma
contamina el medio ambiente desde siempre. Una muestra de cómo piensan estos
dueños de latifundios en el norte argentino está en la carta de lectores que
mandó el presidente de Ledesma, Carlos Pedro Blaquier, al diario La Nación,
titulada "La envidia igualitaria": "La naturaleza ha puesto en los hombres
muchísimas y muy grandes desigualdades. No es igual su salud, ni su
inteligencia, ni su voluntad, ni su talento para sus diversas funciones, y
de esta inevitable desigualdad deriva como consecuencia la desigualdad de
las situaciones de vida. Además, los hombres mejor dotados han sido siempre
minoría. De todo lo cual resulta que son muchos menos los que están en los
sectores más altos que los que se encuentran más abajo. Pretender eliminar
estas desigualdades es ir contra el orden natural de las cosas y
desalentaría a los más aptos para realizar la labor creadora del progreso a
la que están llamados".
La multitud que había marchado junto a los restos de Olga Arédez y en recuerdo
de la Noche de los Apagones escuchaba a los oradores del acto frente a la
Intendencia. En esos momentos, un médico del lugar tomó el micrófono para
anunciar que estaba dispuesto a "aportar las pruebas para demostrar que el
bagazo que acumula el Ingenio Ledesma provoca enfermedades graves como el cáncer
que mató a Olga". Esto ocurrió el 28 de julio (de 2005), y esa misma noche los
abogados que llevan adelante el juicio para frenar la contaminación de la
fábrica de los Blaquier sufrieron un extraño robo de documentación. De todos
modos, esa causa iniciada por Arédez poco antes de morir ha avanzado en el
ámbito judicial. Esa mujer que supo dar vueltas a la plaza de Libertador, primero acompañada por
madres de desaparecidos y luego sola en reclamo de su marido secuestrado durante
la dictadura, dejó varios legados (ver aparte). Uno de ellos es el juicio que
inició con el Comité para la Defensa de la Salud, la Etica Profesional y los
Derechos Humanos (Codesedh). No se trata de una reparación por daños y
perjuicios, porque decía que no perseguía un objetivo económico, sino un amparo
para que cese la contaminación de bagazo que los enfermó a ella y a tantos de
sus vecinos. "Ella murió a eso de las 18 y a las siete de la mañana del día
siguiente ya estaban los abogados de la empresa en la Cámara Civil y Comercial
de San Pedro pidiendo que se cerrara la causa", relató a Página/12 María Adela
Antokoletz, de la agrupación Hermanos de desaparecidos. Junto a otros militantes
de derechos humanos, Antokoletz integra una comisión que se encargará del
seguimiento del proceso que la Justicia jujeña accedió a no archivar aunque haya
fallecido la denunciante. Los abogados de Codesedh argumentaron que se trataba
de derechos de incidencia colectiva, cuya afectación es a un grupo indeterminado
de la comunidad.
Así como durante años mantuvo viva la memoria de aquellas noches de julio de
1976 en que el Ejército y otras fuerzas de seguridad secuestraron a unas 400
personas en Libertador y Calilegua (de las cuales 30 permanecen desaparecidas),
Arédez había denunciado en varias oportunidades la contaminación provocada por
los desechos de la caña de azúcar que Ledesma arroja en enormes montañas al aire
libre. El bagazo es el residuo del tallo de la caña que queda después de que se
le ha exprimido el jugo. Si ese desecho es fresco puede tener varios usos, desde
combustible hasta abono. En cambio, viejo y seco produce bagazoosis, una
enfermedad respiratoria causada por la inhalación de ese polvo. Arédez redactó
aquel recurso de amparo con sus últimas energías, en febrero de este año. En principio el pedido fue presentado con su historia clínica y las indicaciones
del Ministerio de Salud de la Nación para el tratamiento del bagazo en los
ingenios azucareros. También aportaron un estudio de la Universidad Nacional de
Salta sobre los suelos de Libertador: de tres muestras tomadas a 30 metros de
las montañas de bagazo, dos demostraron la presencia de actynomices, la misma
sustancia encontrada en los pulmones de Arédez y que proviene del polvo del
bagazo enmohecido. Así lo describió a este diario el director del Codesedh,
Norberto Liwski. Los abogados de Ledesma descalificaron el estudio, pero la
Justicia lo consideró prueba suficiente para impulsar la investigación. "La causa está en la etapa pericial y el juzgado ordenó una serie de medidas que
habíamos pedido, tales como el estudio de impacto ambiental que estará a cargo
de científicos de renombre del Conicet y de la Universidad de Jujuy", indicó
este médico y militante de derechos humanos. En poco más de un mes esa casa de
estudios deberá emitir un informe pericial, que estará enfocado básicamente a
comprobar la existencia de ac- tynomices. También será necesario un estudio
epidemiológico sobre la bagazoosis, porque en Libertador no se han registrado
casos de esta enfermedad. Liwski considera que hay carencia de recursos técnicos
para diagnosticarla en el pueblo, pero advirtió que "una respuesta negativa no
define la ausencia del problema". Alrededor de las 21.30 del jueves 28 se dirigía junto a otros miembros del
Codesedh en un remís hacia San Salvador de Jujuy, cuando el vehículo aminoró la
marcha para pasar unas vías. En ese momento se abrió el baúl y vieron una sombra
que se alejaba. Cuando bajaron advirtieron que faltaban los portafolios de los
letrados. En la denuncia formulada ante la policía de San Pedro solicitaron que
se determine "la posible conexión (del hecho) con el desarrollo del proceso
judicial dado que la sustracción incluyó fotocopia de documentación relativa al
recurso de amparo".
Jorge Weis, delegado sindical, fue miembro del combativo gremio del Ingenio
Ledesma en el Norte Argentino, liderado, en ese entonces, por el sindicalista
Meliton Vazquez. Intervenido el sindicato en 1975 y perseguido por la Triple A
(Asociación Anticomunista Argentina) durante el gobierno de Isabel Peron, Weis
es encarcelado junto a su mujer (Dora Weis) y trasladado a S.S. de Jujuy donde
en diciembre de 1976 es desaparecido junto con miles de militantes y activistas
de la argentina jujeños, como la incansable luchadora por la educación popular
Marina Vilte (Legajo Nº 1616).
Marina fue Sec. Gral del gremio docente (ADEP) y una de las fundadoras de CTERA
(sindicato que nuclea a nivel nacional a los maestros) donde tuvo una activa
participación en la lucha docente hasta ser secuestrada y desaparecida.
La década del 70
1977 - 13 de mayo - 2008 Una lucha sin cesar, irreductible
En el nombre de un Papá
Les envió para compartir el recordatorio sobre esta fecha que
nunca podré olvidarla, el 13 de mayo, pero de 1977, cuando mi
padre, fue secuestrado de la ruta nacional que une las
localidades de Fraile Pintado - donde era médico pediatra en el
Hospital - y la ciudad de Libertador General San Martín.
Esperaron que estuviera solo para secuestrarlo. Porque con mi
madre fuimos a Tucumán a ver a mi hermana Olguita, entonces
estudiante de medicina. Ellos sabían siempre de todos los
movimientos de mi padre. Ese día salio del hospital Escolástico
Zegada al mediodía, la Doctora Perla Chocobar y Mario Yeoryakis,
lo despidieron y nunca llego a su casa. Unos vecinos que
regresaban de la ciudad de San Salvador de Jujuy, pasado el
mediodía de aquel 13 de mayo de 1977, lo vieron en la ruta, lo
saludaron, pero mi padre no les respondió el saludo, adentro de
su vehiculo había tres hombres de lentes oscuros y con saco,
según cuentan esos testigos, mi padre ya viajaba rumbo a la
ciudad de San pedro de Jujuy, no hacia Libertador que tenia su
casa.
Su auto aparecían a los 4 meses de su secuestro en el Jardín
Botánico de la Ciudad de Buenos Aires y ninguna policia
caminera, lo detectó en 1977. Increíble pero real.
Un año mas sin saber dónde estas, quiénes te secuestraron, por
qué lo hicieron, una justicia lamentable, sin siquiera haber
respondido nunca un habeas Corpus, los ideólogos de tu
desaparición, viven, como si tal cosa pero callan, y callan y
nunca dirán la verdad. El poder de la zona, mucho le convenía tu desaparición, nunca
dudaron en hacerla efectiva, aunque no quedara rastros de ese
hecho.
Algún día sabremos que paso con nuestros 30.000 detenidos -
desaparecidos, ni el Estado Nacional, por supuesto que ni el
estado provincial de Jujuy y menos el estado Departamental de
Ledesma, nunca quisieron e hicieron nada, de nada para
esclarecer este hecho y muchísimos hechos mas de mi querida
provincia de Jujuy.
Pero nosotros tus hijos, tus hermanos de la causa, en la
construcción de una sociedad justa y solidaria, nunca dejaremos
de buscar, hasta encontrarte en una mano tendida, en un corazón
solidario, en un anciano que tenga todas sus necesidades
satisfechas, en una madre que diga tarea cumplida, cuando sus
hijos encuentran un proyecto de vida. Es ahí donde estarás con
esos sueños, con esa sonrisa y tus llantos contenidos.
Cuando sepamos que nuestro querido país sale hacia adelante en
un camino sin retorno, hacia una unidad con nuestros hermanos de
otros paises y que también buscan su lugar, su respeto y su
futuro.
Hasta la victoria siempre, mi querido y admirado papá, yo no te
entendía cuando era chico, porque simplemente era chico, ahora a
mis 48 años, siendo el menor de mis hermanos, te admiro a vos a
tus miles de hermanos que dieron lo mejor que tenían para dar,
sus sueños, para que algo comience a cambiar en nuestro pais.
Ricardo Ariel Arèdez Militante de DD.HH. Ledesma- Jujuy con lugar de residencia en la ciudad autónoma de
Buenos Aires
"Yo lo conocí a Jorge Weis en un campamento de trabajo universitario en la
Provincia de Salta (norte Argentino) en una experiencia con Indios chiriguanos
en La Loma, pegadito a la localidad de Tartagal ahí lo conocí en enero del 68,
al hacer pareja decide dejar la universidad, entre otros de los planteos típicos
de la época. El estudiaba ingeniería electrónica y se planteaba a quien iba a
servir esto? a las grandes empresas... y decide que no quiere seguir ese camino;
ubíquense, año '68, antes del cordobazo (levantamiento popular en la provincia
de Cordoba), el Mayo Francés, la ideología del proletariado al frente, entonces
muchos jóvenes de la época, de estudiante salen y tienen una postura de clase y
dicen que si no viven como esas clase no van a pensar como esa clase entonces se
larga a buscar trabajo en fabrica. Lo que algunos le decían desclasarse, salir
de la pequeña burguesía y vivir y convivir con el obrero."
El Sindicato
"En aquel tiempo se empieza un trabajo sindical clandestino, por supuesto que
esto no puede saberlo el Ingenio Ledesma porque el primero que habría la boca lo
despedían. Ese trabajo sindical clandestino dura hasta el año '72 que se hace la
primera huelga. Desde el año '49 no había una huelga en Ledesma, recién en 1972
se sale a la calle por primera vez.
Durante todo ese período se venía organizando la base, sección por sección, las
posturas eran a través de volanteadas que se hacían adentro de fabrica, de
noche, los obreros sacando plata de su bolsillo cada uno el que iba a comprar
papel lo pagaba, el que iba a comprar tinta lo pagaba y el otro imprimía, era
como funcionaba todo el sistema sindical y esa dirigencia sindical, sin
plata..., con la plata de los compañeros. Es lo que se conoce como la corriente
Clasista que hace punta en Ledesma pero que se desarrolló también
fundamentalmente en Córdoba , SMATA automotores, Villa Constitución, Gráficos
con Ongaro en Buenos Aires.
Todos ellos tienen contactos y reuniones y una política en común .
El planteo era "Recuperación de lo sindicatos de manos de la burocracia" y en la
lucha por esa recuperación sindical lo mas notable era el pluralismo, es decir
en Ledesma no había gente de un partido, se recuperan a los viejos compañeros de
lucha desde la resistencia peronista a todo lo que viene naciendo después.
Ellos firmaban GOL (Grupo de Obreros de Ledesma) y a partir de eso fijaban las
posturas frente a las asambleas sindicales pero clandestinamente, nadie sabia
quienes eran, esto es notable. Por eso a este sector sindical con la dictadura
se le dio a morir, se borró esta dirigencia que nacía.
Lo notable era que el sindicato estaba en manos de peronistas y los compañeros
combativos peronistas estaban por la recuperación de ese sindicato, de esas
manos y sabían quien los vendía y quien los traicionaba."
La Empresa
"En ese entonces Ledesma era tres veces mas grande que ahora, si mi memoria no
me falla, eran 15000 hoy me dicen que quedan 5000. Y un sindicato con 15000
obreros es un sindicato muy grande.
Y los obreros cobraban todavía en bonos, con vales, se les daba semanalmente una
limosnita y el resto se hacia ahorro forzoso, que se daba al final de la cosecha
porque era un engaño fantástico, porque ellos (los trabajadores) llegaban con
unos pesos en la mano a su lugar de origen y entonces todos decían "vamos a los
ingenios que se gana plata y todavía se ahorra", pero si vos sacabas la cuenta
con cuanto los obligaban a vivir todos los meses de zafra era realmente para
comer mal, lo de siempre, no alcanzaba para nada.
Yo viví el cambio de Herminio Arrieta a su yerno Blaquier, ahí viene la creación
de la papelera, y la papelera tiene una técnica mucho mas moderna, a medida que
la tecnología cambia cambian también las relaciones de producción... De una
relación paternalista, personalista, por ejemplo la empresa se atrasaba y no
pagaba lo sueldos y venia un avión negro, y decían "ahí viene Arrieta y el como
es tan bueno, cuando sepan que estos atorrantes no nos pagan el va a dar la
orden de pagar así que al día siguiente van a pagar".
El malo de la empresa siempre suele ser el jefe de personal acá era Mario Paz,
pero uno sabe que ese es el que da la cara. Está un sistema detrás y el que se
lleva la ganancia no es el, aunque el sistema con los "jefecitos" era también
terrible.
A mi que trabajaba en la docencia me tocaba convivir con las mujeres de los
jefecitos y se creían los hijos de Rockefeller, porque tenían un sueldito un
poco mejor y una casa que les daba la empresa y los ponían a trabajar de
alcahuetes . En realidad el día que a la empresa no les sirven mas, un trapo de
piso, los echan.
Al poco de andar y organizarse se veía que este trabajo era peligroso y Ledesma
era feroz que detrás del peso no le importaba la vida y la muerte de la gente.
Cuando el "proceso" tuvo que llevar de a cientos no le importaba poner sus
vehículos con el logo, sus choferes y llevarse..., era así, a cara descubierta
por ahí en las cañas usaba "el familiar" con los cañeros, pero en la fabrica si
el familiar reprimía reprimía a cara descubierta."
Marina Vilte
"El sindicalismo docente era el gremio de los maestros y el de las profesores,
una atomización increíble y ahí empieza la lucha por la formación de CTERA, es
decir la unión de todas esas agrupaciones nacionales y regionales de docentes
dispersos, había que hacer un solo gremio y la pelea porque se llame
"trabajadores de la educación", porque el docente es un "apóstol", es cualquier
cosa menos un trabajador. El trabajador suena a obrero y es cierto que no somos
obreros pero hay muchas categorías de trabajadores, esa fue una de las luchas de
la Marina, imponer el nombre del sindicato.
Esta democracia sindical se extiende, y yo siempre digo que lo que vi cuando
Marina y otras compañeras estaban en ADEP nunca vi en otro gremio, había una
asamblea nacional de CTERA, la postura de Jujuy se tomaba en asamblea pero en
esa asamblea había delegados de todas las escuelas de Jujuy que a su vez tenían
que hacer una asamblea en su escuela y llevar mandato escrito y firmado por sus
colegas, ella iba como representante no a decir lo que quisiera, era el delegado
de la opinión de los compañeros, por eso en mandato tenia que ser escrito y
firmado eso en toda la provincia. Por eso cuando Marina iba a una asamblea
nacional y decía "Jujuy dice huelga por tiempo indeterminado", decía este el
mandato de todos los docentes de la provincia menos 12 personas, con nombre y
apellido te decía quienes no iban a hacer huelga. Cuando Jujuy proponía,
garantizaba que la medida se cumpla, no por que un pequeño grupo de los
dirigentes decide una medida de lucha y después no va nadie, no adhiere nadie,
no tiene fuerza.
Y otra cosa era el pluralismo, ese mismo que yo viví en Ledesma, estaban todos,
no es que no hubiera lucha interna, pero eran otras, estaban todos. En la
política de alianzas se sabia hacer alianzas, vos por ahí sabes que una alianza
te dura hasta acá, pero mientras tanto lo necesitás y lo hacés, hombres
perfectos no existen, el que no se equivoca jamás tampoco. Lo que pasa, que las
decisiones tomadas en conjunto son las únicas que te garantizan un rumbo mejor .
Ella era un líder..., nunca tuvieron doble discurso (Marina Vilte y Jorge Weis)
y jamas trabajaron para ellos en absolutamente nada, ellos estaban de por vida
dedicados a lo demás, una vida que vos podías ver desde que nacieron hasta que
murieron, hasta que se los llevaron, los mataron, vos podías poner todo sobre la
mesa."
Jorge Weis
"El sindicato de Ledesma era un viejo sindicato, incluso el no fue ni secretario
general, el decía "yo no vengo a un país de tontos, yo porque vengo de Buenos
Aires tengo que venir a hacer las cosas", el no fue nadie, el vivía, convivía y
peleaba con los compañeros de Jujuy que eran los que estaban en las listas,
peleaban el sindicato.
El único carguito que tuvo, cuando sale la Ley de Obras Sociales, que las
empresas tienen que poner el 2% patronal y te descontaban el 2% del sueldo y a
su vez ese dinero tenían que gerenciarlo las obras sociales, a el lo nombran en
la comisión sindical que tenia que manejar esos fondos, es la única conquista
que el tuvo incluso sus compañeros lo habían elegido delegado de sección, cuando
lo hecha Ledesma ni siquiera eso le quería reconocer. Apareció un tránsfuga que
varios años después firma un papel con fecha de aquellos años, donde dice que el
ministerio de trabajo no acepta su candidatura.
Eran otros momentos históricos ellos son los emergentes de toda una situación...
de fundirse con el pueblo. Si un montón de gente que trabaja aislada trabajara
abajo la cosa seria distinto.
Es siempre difícil para alguien de la ciudad entender la cultura o la subcultura
de un pueblo chico o de campesinos, el campesino si se va a trabajar a Buenos
Aires aprende rápidamente los códigos de ellos... qué tenia (Jorge ) no se, pero
tenia entrada con la gente, la gente lo quería.
En un momento del trabajo, cuando todavía era trabajo clandestino (un trabajador
del gremio) le dice : vos tenés un trabajo y una profesión, y acá cuando se
arme, se ponga difícil, vos te podes ir y yo tengo 10 hijos detrás, una
profesión, así que no puedo arriesgarme. Esto es riesgoso y entonces él (Jorge)
le dice: yo vine acá y pase lo que pase voy a estar al lado de ustedes.
Cuando llega el momento que las Tres A estaban amenazando, porque ya venia brava
la mano, discutimos en casa una noche los dos lo que se viene... nos buscaban,
los estábamos esperando en realidad y el se acordaba de eso, "yo hice este
compromiso y acá me quedo".
Marina hizo exactamente lo mismo, Marina es detenida el día del golpe y es
llevada al tiro federal..., no se a un lugar de tiro del regimiento con otra
gente, porque había orden de matar a todo el secretariado de CTERA y ella
formaba parte del Secretariado Nacional, finalmente hay contraorden y va a parar
a (Cárcel) Gorriti donde estábamos nosotros, estuvo pocos días y cuando le dan
la libertad le decíamos, Marina por favor borrate ya, no des dos pasos te van a
levantar, y ella decía "si yo me borro y se borran todos los dirigentes, aquí el
pueblo queda solo"
Marina siguió yendo al sindicato, a ADEP, no se cuanto tiempo hasta que la
levantaron pasa con ella y pasa con Luis Arenes, por ejemplo la tienen detenida
un tiempo, lo liberan para después detenerlo afuera. De todas maneras hay un
grupo que lo sacan directamente de la cárcel, entre ellos ademas de Jorge Weis
esta Carlos Patriniani que era el abogado asesor del Sindicato de Ledesma.
Era un compañero de origen enterriano que había estudiado en Córdoba donde había
trabajado en el cuerpo de asesores de SMATA o de SITRAC SITRAM, eran varios y él
había estado en ese grupo de trabajo y de ahí pasa a Ledesma... excelente tipo
también."
Dora, el nacimiento, la cárcel
"Cuando la gente habla de que hubo errores (en la represión) creo que hoy a 20
años está claro que errores no, que fue planificado desde el pentágono para todo
el cono sur, que fue aplicado muy bien. Porque si vos te pones a pensar cada
caso eran lo mejor...
En la localidad de Ledesma dan un zarpazo la noche del apagón (noche en la que
se secuestraron y desaparecieron a decenas de dirigentes), y no pueden surgir
otros líderes porque el que surge se va, se lo llevan, no hay recambio, por lo
menos en la legalidad como ellos habían trabajado.
Todos desaparecen en diciembre, los que estaban en la cárcel también. Lamento no
recordar todos los nombres, el gordo era un compañero dentista...
Las Mujeres después estábamos concentradas en (el Penal de) Gorriti. Primero
estuvimos antes del golpe en el Buen Pastor los presos políticos y después nos
separan en un régimen de máxima seguridad porque somos "muy peligrosas" (ja,
ja), y en Gorriti hay un pabellón de mujeres.
El día del traslado a Buenos Aires en 2 aviones llevan el mismo día a los
varones a La Plata y a las mujeres a Devoto y quedan algunos, los que van a
salir en libertad a los pocos días y los que van a desaparecer.
Estando en el aeropuerto, yo desde el carromato del penal, yo veo desde lejos
cuando van bajando desde el camión a los compañeros a los empujones, a las
patadas los bajan del camión, se caen al suelo, los van subiendo al avión y yo
veo que mi marido no está, porque aunque no veía nítidamente las caras, yo a el
lo conocía por el bulto, de lejos ahí me doy cuenta que había sido separado del
grupo e incluso que va a desaparecer.
Hay compañeros que estuvieron con el y dicen "pero si el decía, compañeros ya
vamos a salir, el siempre pensó que iba a salir". Yo creo que los mas viejos
teníamos que sostener el animo de los compañeros y darles a los que realmente
iban a salir, ayudarlos a que hagan gimnasia, a que jueguen, a que canten, a que
todos los mecanismos por la vida se mantengan .
Como ya te contaba, tenía la celda abierta porque tenía un bebé, es más, como la
nena lloraba, el médico había ordenado que me dejaran pasear por el pasillo,
para dormirla y me dejaban pasearla por el pasillo. Yo usaba ese privilegio lo
mínimo posible, para no perderlo. Ademas, así que todo el tiempo que yo me
pudiera quedar adentro con mis compañeras, me quedaba y la nena cuando empezaron
a dar recreo una hora por día, dos por hora una en cada punta del patio sin
hablar, éramos 7 antes del golpe, así que duraban unas cuantas horas, desde que
empezaba de la primera a la ultima, entonces mi hija la tenia la primera y se la
pasaba a la que seguía, para que tomara sol, entonces jugaban con ella en el
patio y yo me quedaba encerrada o era la hora que aprovechaba para lavar
pañales, entonces la nena tenia un montón de madres... . Ella nació en el 75, en
octubre del 75 y después con el golpe ella tenia unos pocos meses.
Un día Marina desde su celda que estaba cerrada me estaba cantando, a mi que
estaba en el pasillo, una canción muy tierna y muy bella y era larga y entonces
yo miro y veo que la celadora no andaba por ahí, me acerco a su celda, a su
ventana, porque era una puerta que tenía un ventanuco y le digo escribime eso, y
me dice øqué querés que te escriba? -lo que estas cantando. Cómo querés que te
lo escriba, que se yo lo que estoy cantando, si lo estoy inventando. Y se perdió
la canción, pero la música ella me contó que la escuchó en una reunión y era
para un chico que había nacido en prisión, anterior a Trelew, y entonces ella
recordaba un poco la melodía y le fue inventando la letra.
El pedacito de canción que yo trato de retener y trato de repetir para no
olvidar era:
Tengo una esperanza chiquita, chiquita fruto del amor
de un día de visita
Vivíamos con luz artificial, estábamos todo tabicados, todo el pabellón y ella
tenia una frazada doblada al lado de mi celda al lado de su puerta, en el
pasillo para que viera gente. Las chicas iban al baño, salían, cualquier cosa,
hacían "sociales" con ella, porque estaba sentada ahí.
Y lo único que yo recuerdo, porque esta nena había sido encargada, concebida en
ese mismo lugar en el (penal) de Gorriti antes del golpe, porque antes del golpe
teníamos un régimen de preso común que tiene la visita de la esposa. Cuando
nosotros nos damos cuenta pedimos autorización a un juez y los domingos me
llevaban a mi a su celda, algo así como de 3 a 6 de la tarde . Así que hice el
embarazo de la nena y el embarazo de la beba en el buen pastor y ella vivió 11
meses en la celda hasta el traslado a Bs As.
En síntesis, la historia es larga..., eso es lo que cuando uno tiene 20 años no
ve: cree que no hay que dormir porque hay que hacer el volante y no sabe
preservar fuerzas y pierde la paciencia... y no ve las semillas que están
creciendo, no ve el futuro. Pero si vos te ponés a mirar la historia hacia
atrás, ves que vamos avanzando. Con idas y vueltas, con guerras y fracasos, pero
que todavía seguimos."
Desde que me enteré -hoy por la mañana-, estoy tratando de reponerme y de pensar
cómo escribo esto. Confieso no haber alcanzado ninguno de los dos propósitos.
Las circunstancias ofrecieron la posibilidad de pensarlo, desde hace tiempo soy
consciente que este momento iba a llegar; sin embargo, comienzo a escribir estas
líneas sin idea de cómo continuaré más allá de este punto.
En el día de ayer, murió Olga Márquez de Arédez, Madre de Plaza de Mayo, la
Madre de 'Ledesma', entrañable compañera, queridísima y respetada por "Tod@s",
MUJER incomparable.
Esa oportunidad que nos ofreció el tiempo, desde que supimos de su enfermedad,
no sirvió para que nos resulte más fácil enfrentar este momento. Sí sirvió para
que ella lo transite serenamente, acompañada / acompañando a su familia,
despidiéndose de todos, haciéndose cargo de todo, como siempre se hizo cargo de
su vida, de la de sus hijos, de su lucha que es la nuestra.
Yo no quiero hacer un obituario para Olga, tampoco puedo. Para que se entienda
(en parte), porqué es importante, qué ha significado para todos nosotros: elijo
compartir lo que ha escrito Luis Bruchstein en Página 12. Luis la ha conocido
bien, y también entiende su pasaje por esta vida en toda su dimensión. Él es
hijo de Laura Bonaparte, también Madre de Plaza de mayo, conoce el dolor por la
desaparición de su padre, de sus hermanas, entiende perfectamente la dimensión
de Olga.
También tienen en común, que pese a todo, hoy la familia Bruchstein Bonaparte,
es una familia 'preciosa', como 'preciosa' es la familia Márquez Arédez. El
milagro de reconstrucción de mujeres como Olga y Laura, se verifica en todo, en
su lucha, en su vida pública, en la privada, en sus familias. Por eso MUJER lo
escribí con mayúsculas. La lucha por la Verdad, la Justicia, la lucha contra la
Impunidad en donde se dé, se entiende, si uno comprende el papel que cumplen
estas Mujeres, cómo pusieron toda su lucha y la nuestra al hombro y marcharon
delante.
No sólo se dio en Argentina, no sólo son las Madres de Plaza de Mayo, vale
fijarse en lo que ocurrió también en Chile, en Uruguay, en Guatemala, en todos
lados...
Si uno lo ve desde esa perspectiva despeja unas cuántas paradojas. Entiende que
nadie más que una mujer puede tener ese poder de reacción, y esa fuerza cuando
le quitan lo que más quiere. Van creando y sumando nuevas dimensiones a su
condición humana. Pueden verlo en Olga, pueden verlo y escucharlo de Laura, de
Nora, de María Adela, de todas, de tantas.
Siempre digo que estoy aquí, por las Madres. Nadie me 'apura' más que ellas, de
ellas aprendí a no aceptar, ni callar, a no quedarme con 'una parte' del 'todo'
que busco. Por más que acelerara el paso, siempre las vi adelante. No hace falta
idealizarlas, aceptando las características, más que diversas de cada una de
ellas, siempre resulta claro y obvio su aporte.
Muchas Madres se han ido, muchas ya no pueden marchar, al Estado le pregunto:
¿Cuánto tiempo más se quieren tomar?. No son cómplices por omisión, la
desaparición forzada es un delito permanente, se comete a diario: son
"directamente responsables". Nadie puede vivir tranquilo con esa carga sobre las
espaldas. No alcanzan los gestos, ni los discursos, hay que quebrar
definitivamente la impunidad, que caiga bajo el peso inmenso de la Verdad y la
Justicia.
Del Estado Argentino, a Olga le han llegado antes Premios que respuestas. Ella,
a lo largo de su vida no luchó por premios (como tampoco se detuvo cuando la
ignoraron), ella 'pelea' por respuestas, por Justicia efectiva para Tod@s... Y
lo ha hecho de una manera incomparable.
No despido a Olga, me quedo con el calor de su abrazo, la 'risa' espontánea e
incompresible (?) que nos salía cuando nos veíamos, el regalo de su vida que
sirvió para demostrame/demostrarnos, que aunque estés solo, aunque parezcas un
loco, aunque veas solo espaldas, hay que seguir. Hay que seguir porque sí,
porque es así, y porque aunque no lo veas, le estás enviando señales a mucha
gente que espera confirmar que nada es al 'divino botón', que no hay olvido, que
no podemos perdonar en nombre de l@s que no están, que no merecen que paremos.
Hasta ayer a las 18, ella no paró, ahora tampoco. En la próxima Marcha del
Apagón en Ledesma el 28 de Julio, sus hijos dejarán sus cenizas frente a los
cerros, en especial el Calilegua donde la gente del pueblo dice que puede estar
Luis, su esposo. Ella quiso que esa marcha sea como las últimas: " con música,
baile, alegría en las luchas cotidianas", porque "para penas y angustias, creo
que ya fueron suficientes todos estos años, ahora la lucha debemos darla con
alegria, sueños y esperanza".
No nos despedimos de Olga, ella siempre va a estar con nosotros, ayer nomás
entró en nuestro territorio fundamental , el de la MEMORIA. Donde está Luis, y
tod@s nuestros Compañer@s. Olga entra allí, con el más fuerte y agradecido de
nuestros aplausos, bailando y riendo, como a ella le gusta...
¡GRACIAS, Viejita! Ojalá que estemos a la altura de todo lo que nos enseñaste, y
todo lo que nos diste...
Abrazo apretado y risa..., como siempre ...
Un gran abrazo,
Carlos D. PÉREZ,
Coordinador General de REDH,
Red Solidaria por los Derechos Humanos
El símbolo es esa mujer que da vueltas sola en un pueblo del norte. Es la plaza
de Ledesma, en Jujuy, donde está el ingenio. La mujer es Olga Arédez, de la
Línea Fundadora de Madres de Plaza de Mayo. Lleva un cartel, el pañuelo en la
cabeza y da vueltas mientras el pueblo, bajo la sombra del ingenio, da la
espalda con temor. El placero lleva la cuenta de las vueltas y es el único que
le habla. Cuando termina, guarda el cartel, se saca el pañuelo y regresa a su
casa en silencio.
Tras años de cumplir el mismo rito, Olga consiguió romper el miedo, quebrar el
silencio y una vez por año, en los últimos diez, Ledesma se sobrecogía en el mes
de julio con la Marcha de la Noche de los Apagones. Primero iban gente de Buenos
Aires y Tucumán y unos pocos vecinos. Y después los mismos pobladores de Ledesma
se hicieron cargo de la cita y realizaron actos en las escuelas y en los barrios
para recordar a los desaparecidos del pueblo, estudiantes, vecinos y
trabajadores, entre los que se cuenta el ex intendente, el médico Luis Arédez,
esposo de Olga.
A la tarde se quema el bagazo de caña y un olor dulzón inunda el pueblo. La
chimenea gigante del ingenio más grande de Latinoamérica lanza una nube espesa
de cenizas que cubren las calles y los autos. Forma parte del paisaje y la gente
se acostumbra en un lugar donde es alta la incidencia de enfermedades
respiratorias.
Olga murió ayer en Tucumán, víctima de cáncer, una enfermedad que se potenció
por la bagazoosis que produce la caña que quema el ingenio. Sabía que se moría y
se fue a Tucumán para estar acompañada por sus hijos Olga, Adriana, Ricardo y
Luis. No quiso cuidados extremos ni que le prolonguen la vida en forma
artificial. Asumió el diagnóstico fatal con serenidad, ordenó sus cosas y
mantuvo alguna comunicación ?la que permitía su salud precaria? con los amigos
en el resto del país.
Siempre fue así, de carácter fuerte pero sereno, desde su juventud, cuando
recién casada con un médico recién recibido llegó a Ledesma. Luis Arédez quería
ser útil donde más se lo necesitara. Y eligió el pueblo con la tasa más alta de
mortalidad infantil. Pero después de un tiempo, el ingenio lo echó porque exigía
demasiado para los trabajadores.
Se retiró a Tilcara, donde fue director del hospital por algunos años, pero
abandonó todo para regresar y dar pelea, o sea ser útil. Fue el médico rural de
los trabajadores golondrina y de los obreros del ingenio. La empresa hizo lo
posible para echarlo, pero en 1973, los trabajadores le pidieron que fuera
candidato a intendente y ganó. El resto es historia, lo depuso un golpe
policial, lo metieron preso, lo liberaron y finalmente lo secuestraron y
desaparecieron. Una noche de julio de 1976 se cortaron las luces del pueblo y de
Calilegua, una localidad contigua, y la Gendarmería y el Ejército se llevaron a
400 vecinos en camiones cedidos por el Ingenio Ledesma. La mayoría fue internada
en campos de concentración, 40 de ellos siguen desaparecidos.
El Ingenio Ledesma también sigue allí. Olga se murió. Es inevitable sentir el
peso de la injusticia, de la desigualdad más desaforada. Pero si a ella y a
muchas más las hubiera ganado el desconsuelo, les hubiera atado las manos y
sacado el aliento o llevado a la resignación, el pueblo de Ledesma seguiría en
silencio, las Madres no hubieran existido y no habría lugar, siquiera, para la
esperanza o la dignidad.
En la película de Eduardo Aliverti, Sol de Noche, que cuenta esta historia, se
la ve a ella y al cura del pueblo y un directivo del ingenio, enemigos del
doctor Arédez. El contraste es tan fuerte entre la mujer y la hipocresía, la
miseria humana, que lastima. Su vida, como la de todos, tiene un sentido en ese
contraste.
La casa de Olga en Ledesma era una romería durante los días de la Marcha de los
Apagones. Madres e HIJOS de todo el país se alojaban allí y se cocinaban grandes
ollas de locro y docenas de empanadas. Habían sido muchos años de soledad, de
dolor y humillación y la marcha era su victoria, la confirmación del valor de la
dignidad, de que no estaba sola y de que el reclamo de justicia era algo más que
una locura desgarradora. Ya enferma, en las últimas marchas caminaba con un
barbijo para evitar la ceniza.
No estarán más su calidez, su opinión serena de luchadora, ni su mirada
práctica. Faltará ese alegre empecinamiento fundamental. La vamos a extrañar en
julio. Seguro que en estos últimos días pensó más de una vez en la marcha de
este año, que será la primera sin ella. Pero también es seguro que en la Marcha
de la Noche de los Apagones de este año en Ledesma estará más presente que
nunca.
En la noche del 27 de julio de 1976 directivos del Ingenio Ledesma entregaron a
las fuerzas represivas ilegales listados, personal y vehículos para el secuestro
de personas que resultaban molestas a sus fines de explotación del trabajo
ajeno. Durante un terrorífico apagón procedieron a llevarse cerca de 400
personas de las localidades de Calilegua y Libertador General San Martín. De
ellos más de treinta engrosan la lista de 30 mil detenidos desaparecidos
herencia del terrorismo de Estado agudizado a partir del 24 de marzo de 1976. En
sintonía con la marcha, en Buenos Aires se hizo un escrache a Nelly Arrieta de
Blaquier. El Ingenio Ledesma es propiedad de esta familia. Ayer el diario La
Nación desnuda una vez más los intereses a los que sirve y sale en defensa de
quien era Presidenta de la Asociación Amigos del Museo de Bellas Artes. Al mismo
tiempo hace una feroz crítica a la metodología del escrache ideada por HIJOS,
nacida de la falta de justicia y del hecho de que los genocidas gocen de
impunidad, circunstancia que al diario conservador no parece molestarle. Sí le
molestan los HIJOS a quienes llama violentos y compara con los nazis. La
editorial de ayer de La Nación - debe reconocerse - es absolutamente coherente.
El hecho paradigmático del apagón del Ingenio Ledesma tiene en el diario la
Nación, la prensa más adecuada. Es cierto que la editorial no defiende al apagón
y aquellos secuestros; pero, ¿qué otro efecto puede tener la sanguinolenta
crítica del escrache a la Blaquier?. Sobre todo porque todo lo relacionado con
la protesta ante la impunidad se pone en afirmativo y todo lo referido al
genocidio y sus responsables, en potencial. Lean la editorial. No tiene
desperdicios
Editorial de La Nación
"Escrache" en el museo
A práctica del "escrache", ejercitada con frecuencia en nuestro país por los
miembros de la agrupación Hijos, tiene un curioso parecido con la que utilizaban
los activistas del nazismo en la Alemania de los años 30 cuando marcaban con una
cruz las casas en las que vivían los judíos. En efecto: los esbirros de Hitler recorrían los barrios en los que sospechaban
que podía habitar un miembro de la etnia aborrecida y cuando lograban
identificar su domicilio particular o comercial le dejaban una marca en la
puerta. La intención era doble: por un lado, notificaban a todo el vecindario que allí
vivía un judío, con lo cual lograban que a éste se le hiciese difícil, de ahí en
más, la vida en su barrio; por el otro, le dejaban al interesado en su propia
puerta un símbolo amenazante, un anticipo de lo que tarde o temprano iba a
pasarle. Los integrantes de la organización Hijos se dedican a identificar el paradero de
las personas supuestamente responsables de haber colaborado con los grupos de
tareas que practicaron el terrorismo a domicilio durante el último gobierno
militar y les organizan una suerte de clarinada frente a su casa, a la vez que
dejan marcas o señales en el lugar a fin de que el vecindario se entere de que
en ese edificio reside un personaje aborrecible. El jueves último hubo un "escrache" en un lugar poco habitual: la sede del Museo
Nacional de Bellas Artes. La destinataria de la demostración de repudio fue la
presidenta de la asociación Amigos de esa institución, Nelly Arrieta de
Blaquier, señalada como supuesta responsable de haber provocado en 1976 el
secuestro y la desaparición de 400 obreros y militantes barriales en la
provincia de Jujuy. Que la agrupación Hijos utilice metodologías de antigua prosapia nazi suena a
ironía -o sarcasmo- de la historia, dada la filiación ideológica del grupo.
Aunque, si se lo mira bien, el asunto no debe sorprender: los violentos de todos
los pelajes se parecen inquietantemente unos a otros. En el caso de la señora de Blaquier, el episodio tuvo una derivación inesperada:
puso al desnudo el desembozado oportunismo del director del museo, Jorge
Glusberg, quien aprovechó la "volada" para exigir la renuncia de la titular de
la asociación Amigos, con quien mantiene un largo y enojoso pleito
burocrático-político. Por lo demás, la principal víctima del "escrache" resultó la escultura "Clamor a
la fraternidad" de Luis Arata, sobre cuya dura piel se practicó
desaprensivamente toda clase de leyendas y pintadas, sin que se tenga noticia de
que el director del museo -responsable obvio del patrimonio de la institución-
haya manifestado su disgusto. Al contrario, lo que se sabe es que Glusberg
confraternizó amablemente con los revoltosos y hasta colaboró con ellos para
indicarles el domicilio exacto en el que debían efectuar su simbólico gesto de
repudio.
(Argentina / 2003/duración 77'/documental) Dirección: Pablo Milstein y Norberto Ludin
La Dictadura militar, los desaparecidos y la realidad de un pueblo postergado,
heridas que no cicatrizan en el temple de una mujer luchadora, protagonista de
este brillante documental.
CONTRA VIENTO Y MAREA
El documental testimonial es un género cuya máxima se sustenta en la asignatura
pendiente con el pasado. Si bien es cierto -y hasta resultaría obvio mencionarlo
-está estrechamente ligado con la palabra "memoria", su carga de significación
le otorga un valor extra que excede su calidad artística per se. Sin embargo,
cuando se logra amalgamar la contundencia de los hechos y testimonios con una
idea cinematográfica concreta, se deja no sólo una huella en la memoria del
espectador, sino algo más importante y hasta inexplicable: una huella en el
corazón.
Ahora bien, si está en juego nuestra historia, ésa que atraganta el pecho y
duele en los huesos, el documental se transforma en un vehículo poderoso y
necesario contra el olvido y en herramienta invalorable de reconstrucción de
pedazos de vidas, voces, sonidos, que se clavan en el inconsciente colectivo
como espinas portadoras de verdad. Esa es la primer sensación transmitida por los ojos de Olga Arédez, una de las
protagonistas del film Sol de noche, la historia de Olga y Luis. Dirigida por
Pablo Milstein y Norberto Ludin, con la producción ejecutiva del periodista
Eduardo Aliverti, la película recorre uno de los tramos más horrorosos de
nuestro pasado de sangre y locura. El marco referencial es la llegada de la
Dictadura militar a partir del 24 de marzo de 1976 y su posterior plan
sistemático de secuestro, tortura y desaparición de 30000 personas. Luis Arédez
es uno de ellos y es otro de los protagonistas del film. La vida de la familia Arédez estuvo signada por el trabajo, la coherencia, la
solidaridad y los sueños de un país más justo. El doctor Luis Arédez y su mujer
Olga llegaron desde Tucumán, su tierra natal, a un pueblo de la provincia de
Jujuy, Libertador General San Martín, en 1958. El pueblo era dominio del ingenio Ledesma, empresa dedicada aún hoy a la
producción de cítricos papel y azúcar. El Grupo Ledesma, dueño de gran parte de
terrenos de la provincia, influye en las decisiones políticas tomadas por los
gobiernos de turno de este pequeño feudo del noroeste argentino. El doctor
Arédez se enfrentó a los dueños del ingenio exigiendo mejoras en las condiciones
sanitarias de los trabajadores de la zafra. Brindaba atención gratuita a las
familias pobres.
El hecho causó estupor en los dueños del ingenio, quienes inmediatamente lo
echaron del hospital. Su trabajo, junto a la gente del lugar, le valió la oferta
de hacerse cargo de la intendencia del pueblo. Apenas asumió sus funciones
demandó al ingenio el pago de impuestos, hecho sin precedentes en la historia de
la provincia. Con la llegada de la Dictadura, Arédez fue obligado a renunciar al
cargo y en la noche del 24 de marzo de 1976 detenido ilegalmente por las fuerzas
militares. En medio de un clima enrarecido, en el mes de julio del mismo año, se produjo un
operativo de gran envergadura que dejó como saldo el secuestro de 400 personas
durante un apagón premeditado y donde el ingenio Ledesma proveyó la logística
adecuada para el despliegue militar. Este trágico episodio conocido como "La
noche del apagón" aparece una y otra vez en los testimonios de sobrevivientes,
amigos, familiares y en la emblemática Olga. Con la llegada de la democracia, la
mujer comenzó su lucha silenciosa por el esclarecimiento de la desaparición de
su esposo Luis y el castigo a los culpables.
Ella, junto a otras mujeres, familiares de desaparecidos durante los años del
Proceso, se reunieron todos los jueves en la plaza principal del pueblo y se
nuclearon bajo el nombre de Madres de desaparecidos de Ledesma. Hoy, queda sólo
Olga Arédez, testimonio vivo que refleja la crudeza de esos años y la incansable
perseverancia frente a la perversa dinámica de la intolerancia y del "No te
metás". Sol de noche... escarba en la tierra donde se intentó enterrar la complicidad
entre el poder económico y el político, sin segundas lecturas ni ideologías de
por medio. Así, el ingenio Ledesma se convierte, en el documental, no sólo en un
ejemplo de pujanza y trabajo como antaño, tal como recalca un siniestro
ex-gerente, quien se jacta de la eficiencia de sus hombres contra los zurdos y
su ayuda a las fuerzas del orden para trasladar gente a los centros
clandestinos, sino en símbolo de connivencia entre poderes. Ledesma también
representa la postergación de un pueblo y, más abarcativo aún, del interior del
país.
En ese contexto, la película se resignifica porque traza un paralelo entre
pasado y presente; entre la ausencia como elemento de construcción de un
personaje que ya no existe y la cara visible de un pueblo sobreviviente a duras
penas. Sol de noche... muestra los rostros de la idiosincrasia del interior, corre el
velo a la máscara de la hipocresía en el retrato de personajes patéticos como
por ejemplo un cura que afirma sin pruritos "a los torturados sólo se les leía
la Biblia para encaminarlos y alejarlos del comunismo". Sin embargo, el film no se apoya en los testimonios de Olga y sus hijos, sino en
un trabajo de investigación y realización notable, complementado a partir del
voz off de Eduardo Aliverti y los textos de Marcelo Birmajer . Estos abren paso
a la reflexión y a la conmovedora historia de Olga. Ella, todos los años, marcha 10 kilómetros entre Calilegua y su pueblo en el
aniversario del apagón. Los jueves de cada semana, Olga ata la dignidad en su
pañuelo blanco, levanta su pancarta con la foto de Luis y camina en la plaza,
sola, contra el viento de la indeferencia y la marea del olvido.
RECUPERADA LA DEMOCRACIA Y PRODUCIDO UN JUICIO QUE DEMOSTRÓ LAS ABERRACIONES DEL
TERRORISMO DE ESTADO TODAVÍA ALGUNOS TIENEN DUDAS ACERCA DE ESAS ATROCIDADES Y –
POR OTRO LADO – LA IMPUNIDAD PERMITE QUE HAYA NUEVAS VIOLACIONES A LOS DERECHOS
HUMANOS QUE NO SON SINO LA CONTINUIDAD DE LAS QUE SE PRODUJERON EN LA ÚLTIMA
DICTADURA MILITAR
LA FAMILIA BLAQUIER Y EL INGENIO LEDESMA PUSIERON PERSONAL Y VEHÍCULOS PARA EL
SECUESTRO DE POBLADORES DE GENERAL SAN MARTÍN Y CALILEGUA DURANTE EL APAGÓN DEL
22 DE JULIO DE 1976 HOY PRESTAN VEHÍCULOS PARA REPRIMIR Y ENVENENAN A LOS
FAMILIARES DE LOS DESAPARECIDOS.
Cuando termine de escribirse la historia de lo sucedido en Argentina a partir
del 24 de marzo de 1976, OLGA MÁRQUEZ DE Arédez deberá ocupar un lugar
destacado. Esta heroína solitaria protagonizó una gesta que desconocemos porque lo que hizo
lo realizó en la lejana Jujuy. El 22 de julio de 1976 militares que se desplazaban en vehículos del ingenio
Ledesma y que eran asistidos por personal de la familia Blaquier, secuestraron a
numerosos pobladores de las localidades jujeñas de San Martín y Calilegua. De todos los secuestrados unos treinta permanecen detenidos desaparecidos. Entre
ellos un médico abnegado que fue intendente de San Martín y cometió la
imperdonable insolencia de cobrarle por primera vez, impuestos al ingenio
Ledesma. Era el marido de Olga Arédez y no apareció nunca más. Su mujer comenzó a dar vueltas a la Plaza de San Martín sola. Peor que sola,
sola y repudiada. Los familiares de las otras víctimas no la acompañaban porque, a su vez, tenían
otros familiares trabajando en el ingenio. Sus vecinos la veían como un bicho raro y como una amenaza. Con el tiempo alguna que otra persona se le sumó. Incluso una vez debieron reclutar a un borracho porque sobraba una pancarta. Después vinieron las marchas de un puñado de personas que, año con año, iba
caminando por la banquina de la ruta que une San Martín y Calilegua. El jueves pasado la acompañó un grupo muy grande. Una multitud si tenemos en
cuenta el enorme peso que el Ingenio Ledesma y los Blaquier aún representan. El año pasado lograron que la Municipalidad colocara en un monolito una placa
con los nombres de las víctimas del apagón, también plantaron numerosos árboles. Este año se encontraron con que los árboles no existen y la placa está
pintarrajeada. Pero Olga ya no está sola - al menos cada 22 de julio - después, sí vuelve a su
soledad. Pero, ella no se quiebra, no se quebró nunca y se convirtió en un referente al
que los humildes peones, collas y desocupados le llegan con los pedidos más
insólitos. Cuando se escriba la historia más o menos reciente de los argentinos, dentro de
las páginas de las numerosas heroínas que nacieron al calor de la lucha y el
reclamo por justicia y verdad, OLGA MÁRQUEZ DE Arédez junto con AZUCENA
VILLAFLOR ocuparán una página de honor, tan honorífica como la de todas las
madres, esposas, hijas, que - de amas de casa, profesionales, mujeres comunes -
se convirtieron en un referente universal de dignidad y lucha por la memoria, la
verdad y la justicia. Mientras tanto el Ingenio Ledesma envenena a los vecinos con la carbonilla que
afecta sus vías respiratorias, sus ojos y sus vidas, seguramente chantajeando
con el argumento de que si le exigen que coloquen filtros que eviten la
contaminación, cerrarán la planta, como en su momento hizo La Forestal después
de convertir una selva en un desierto y a la gente en fantasmas que vagan sin
trabajo y sin futuro.
Crónicas de Ledesma 3 Amanece el jueves 29 de julio en Ledesma. El cielo, entre nublado y luminoso,
promete una jornada de clima diferente de tantas anteriores, sin calor que
agobie. A las 11 empieza el acto en la Escuela Normal de Libertador, primer
evento de la 21ª Jornada de la Dignidad. Hileras de magníficas fotografías
tomadas en 2003 por una compañera de la porteña Asamblea de Plaza Dorrego se
lucen en la retaguardia del acto, que tendrá lugar sobre la tarima y alrededor
del monumento a los estudiantes y docentes detenidos desaparecidos. Sobre la
placa con los nombres que hasta la fecha se conocen (pues hay más), varios ramos
rinden su florido homenaje.
Olga Arédez va presentando a los oradores y oradoras: un ex alumno y compañero
de los hoy ausentes, Miriam Bordón (madre de Sebastián, asesinado por policías
de Mendoza) y Olga de Herrera (una de las Madres del Dolor de Patricia Villalba,
de Santiago del Estero), el titular del gremio docente de Tucumán, una Madre de
Ledesma y Mirta Baravalle, de Línea Fundadora, el diputado de la Nación Luis
Zamora (quien después caminará mezclado con la otra gente, lejos de la primera
fila), Víctor Penchaszade, médico genetista y ciudadano del mundo que vive en
EE.UU., Marta Úngaro, del incipiente grupo de Herman@s de La Plata, la Madre
Edna de Ricetti también de La Plata, la misma Arédez. Emociona ver las 16 fotos
de los estudiantes desaparecidos; se saben los nombres de 18, pero falta una de
las fotografías.
Como desde hace 21 años, a las 15 se lanza la marcha. Andan por ahí el dirigente
Carlos Perro Santillán y el padre Jesús Olmedo, cuya valiente palabra y actitud
se hace notar en su Diócesis de Humahuaca. Parte la manifestación encabezada por
la bandera de las Madres locales, tras la cual se ve también al diputado de la
Nación Miguel Bonasso, al intendente de la ciudad bonaerense de Morón, Martín
Sabatella; más atrás va Luis Zamora. En el camino se va agregando gente y
aparece el Secretario de Derechos Humanos de la Nación Eduardo Luis Duhalde.
Marchan varias Madres ancianas y Hermanas de Ledesma, junto con Madres de Línea
Fundadora y de La Plata. Más adelante se incorporará con su bastón otra anciana
Madre, compañera nuestra llegada desde Morón. Son numerosos los compañeros que
han viajado con el Grupo de Apoyo, trayendo cantidad de ropa, zapatos y
alimentos no perecederos, todo lo cual se sumará a las donaciones con que se
paga entrada en la peña de la noche. Al día siguiente se clasificarán esas
donaciones para darles tres destinos: la comunidad wichi Laka Honat de
Embarcación, Salta; el grupo La copa de leche, de la CTA de Calilegua, y los
trabajadores desocupados del MST y la CCC. Algo se llevan también las hermanas
que han venido con doña Damiana.
Camina también una pareja de Grenoble, Francia, donde bien sabemos las Madres
que el Grupo de solidaridad con la Argentina ofrece hospitalidad y acciones a
favor de la verdad y la justicia en nuestro país y en Latinoamérica. Este
matrimonio y varios compañeros de esa ciudad envían desde hace tiempo
medicamentos para el dispensario Luis R. Arédez, del Barrio Balbín, de
Libertador, tal como hace la Plataforma por los Derechos Humanos de Barcelona.
Por cierto, ambos grupos propiciaron hace pocos meses un viaje de Olga Arédez
para denunciar y dialogar sobre los temas de Ledesma.
Entre las fotos de los desaparecidos ledesmenses enarboladas por la multitud se
ven la de las Madres fallecidas María Adela Gard de Antokoletz, promotora desde
el comienzo del apoyo a estos actos, y Carmen Cornes de Castiglione, presente
también muchas veces en el apoyo de intendencia a los manifestantes (con su
habilidad culinaria, en especial). Se ve asimismo la imagen de la Virgen patrona
de Tilcara luciendo un pañuelo blanco, colocada por el antiguo y recordado
párroco P. Eloy Roy como símbolo de los derechos humanos. La carga una querida
compañera, doña Damiana, pobladora quechua de Maimará, mujer indígena pequeñita
y tenaz que ha comprendido el sentido de estos actos y los apoya desde hace
muchos años. Este año Damiana y su compañera Josefina no han cantado sus coplas,
música para nosotras extraña y fascinante, que hemos echado de menos.
Al llegar frente al Parque Municipal, bautizado con el nombre del ex párroco
local, el sacerdote represor Aurelio Martínez, la iniciativa popular tacha ese
nombre repudiable y pinta con gruesa brocha dos nombres inolvidables para
Ledesma: el del sindicalista Jorge Weisz y el del obrero Crescencio Vargas. La marcha a lo largo de 10 kilómetros por caminos de tierra y por la ruta 34,
con los cañaverales florecidos a ambos lados, se extiende por varias cuadras. El
diario jujeño El Pregón informará después que hubo más de nueve mil personas. Se
hace un alto, como siempre, alrededor del monolito de la llamada Rotonda de los
desaparecidos, con los nombres de los detenidos desaparecidos de Ledesma, y se
corea con un ¡presente! sus queridos nombres. Lo mismo se ha hecho por la
mañana, en la escuela. Aclaremos que este año, como sucede SIEMPRE, los
colaboradores tuvieron que pintar nuevamente de blanco el monolito y de negro
los nombres de los detenidos desaparecidos de Ledesma; cada año manos anónimas
destrozan las pinturas. En esa oportunidad Miguel Bonasso habla contra la
impunidad en Ledesma y en el país. Dos compañeras (tucumana y salteña) guían los cantos, altavoz en mano. Se eleva
por momentos el llamado Himno de la Marcha, con el ritmo del carnavalito El
Humahuaqueño:
Saliendo estamos ya / recordando a los que no están (bis) Junto a los compañeros / por la justicia y la dignidad (bis).
Compañeros desaparecidos (bis) Juntos los recordamos / en esta noche del Apagón (bis)
La noche del Apagón / los llevaron en un furgón (bis) Porque se los llevaron / juicio y castigo al represor (bis)
Otra de las canciones también tiene el mérito de haber surgido aquí, de no ser
importada:
Sí sí señores, vamos marchando / junto a las Madres hay que luchar, Por la justicia de nuestro pueblo / por un futuro de pan y dignidad.
A estos muchachos se los llevaron / en esa noche del Apagón Los recordamos en esta marcha / por la justicia, contra la impunidad.
La murga Los Verdes de Monserrat, integrada también con algunos de Los Bakanes
de Olivos, se pone a la cabeza de la marcha, y su redoble alegre convoca a mucha
gente, que no se encolumna en la marcha sino que sigue a la murga por los
costados. Vuela por el aire un volante del Frente Murguero, que dice en uno de
sus párrafos: Nos solidarizamos y apoyamos la lucha de las Madres de Plaza de
Mayo del país y saludamos la fuerza y el compromiso de todos los sectores que no
se resignan a vivir de esta manera y tienen la virtud de seguir creyendo en las
utopías que nos dejaron nuestros 30.000 compañeros. Cuidan a los marchadores
compañeros de la CTA, atentos a todo detalle.
En la plaza de Libertador se suceden los oradores: Eduardo Duhalde refiere que
el recordado abogado Rodolfo Ortega Peña estuvo en Libertador acompañando los
reclamos de trabajadores y sindicalistas una semana antes de ser asesinado por
la Triple A; la madre de Juan Carlos Uro, muchacho arrollado y muerto por el
auto conducido en contramano por el juez Rodolfo Echazú (se puede suponer que
estaba beodo o se creía impune ... o ambas cosas); la determinación de la madre
nos hace apoyarla, nos da certeza de que habrá justicia; Asociación Seré por la
Memoria y la Justicia, de Ituzaingó; CEDEMS (sindicato de docentes de enseñanza
media); Grupo de Apoyo a los Juicios en Jujuy; Oscar Tapia, secretario general
del nivel primario de ADEP (Asociación de Docentes de Enseñanza Media, de
Jujuy); Familiares de Detenidos Desaparecidos DE Salta, que han llegado con
apoyo de la Universidad local; Familiares de Tucumán que llegaron con H.I.J.O.S;
Asociación Carita de Angel, Jujuy; hablan también un miembro de CTA-SUTEN de
Catamarca, el Perro Santillán de la CCC (Corriente Clasista y Combativa), Martín
Sabatella, Fernando Nando Acosta, de la CTA jujeña, Miriam Bordón con su
encendida palabra, Mª Carlota González, miembro de CTA-SUTEM (el gremio de
trabajadores de la educación de Catamarca), Quique Mosquera, de trabajadores
desocupados de Libertador, nuestra compañera Nair Amuedo.
Así como dos franceses, un argentino en EE.UU. y un holandés han caminado los
diez kilómetros desde Calilegua, las adhesiones llegan desde todos los puntos
cardinales: Francia, España, Ecuador, el lejano sur argentino: Abuelas de Plaza
de Mayo, Familiares de Córdoba, Asociación Anahí de La Plata; Herman@s de
Desaparecidos por la Verdad y la Justicia; Margarita Cruz, sobreviviente de La
Escuelita de Famaillá (centro clandestino de detención, tortura y exterminio en
Tucumán); H.I.J.O.S.; los organismos de derechos humanos de La Plata; Asamblea
Permanente por los Derechos Humanos de Rosario; la Plataforma Argentina con sede
en Barcelona; La Casita Augusto Conte; Oscar Parrilli, Secretario General de la
Presidencia; Dirección de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires;
Secretaría de Estado de Derechos Humanos de Tucumán; CTA Capital y provincias;
los padres de Diego Lucena, de Isidro Casanova, La Matanza, otro muchacho
asesinado por agentes policiales; el sindicato del Hospital Borda; el colectivo
feminista Viva La Pepa, así denominado en homenaje a nuestra compañera Pepa
Noia; ex empleados del Municipio de Fraile Pintado; los diputados Nilda Garré,
Alicia Castro, María América González, Alberto Piccinini, Mario Cafiero y Héctor
Polino; Federación Universitaria Argentina FUA; Concejales del Bloque Unidad
Popular Ledesmense; los secretarios General y Adjunto de Franja Morada; PCR
Jujuy, y muchas adhesiones más.
Terminado el acto a las 20, nos vamos dispersando, serenamente. Muchos ancianos
han estado de pie desde antes de las 15. Quizá haya algunas ausencias en la peña
que se abrirá en poco rato. Por la noche, la peña con artistas locales hace
temblar las mesas con las cajas, las quenas y los bailes de locales y
visitantes.
Otra vez estalla la alegría del trabajo que hubo que hacer, del camino que
elegimos vivir.
Los últimos años de su vida, Olga Arédez marchó sola en la plaza de Libertador
General San Martín, con un pañuelo blanco sobre el pelo encanecido y la foto de
su marido desaparecido. El médico Luis Arédez fue intendente de ese pueblo que
es más conocido como Ledesma, por el Ingenio azucarero, y se animó a cobrarles
impuestos a los poderosos dueños de la empresa, los Blaquier. Este 17 de marzo,
Olga fue vencida por la enfermedad que provoca el bagazo de la caña de azúcar.
Sus cenizas serán esparcidas este jueves en esa plaza, al terminar la marcha por
los 29 años de la Noche del Apagón, cuando cortaron la luz en Ledesma y
secuestraron a centenares de personas. "Era una militante que hacía de abuela y
de madre", la definió Luis Arédez, uno de sus cuatro hijos. En diálogo con
Página/12 desde Tucumán, donde vive, Luis también destacó el rol del Ingenio hoy
y durante la dictadura. "Estamos programando lo mismo que hicimos durante años con mi madre. El
miércoles 27 habrá una misa en Libertador, donde los vecinos van a despedirse de
ella. El jueves 28 tenemos un acto en una escuela, y después de almorzar
empezamos la marcha desde Calilegua hasta la plaza de Libertador, donde
esparciremos las cenizas de mamá, como ella quería. A la noche hay una peña para
recaudar alimentos para comedores de las villas." –¿Esta marcha tiene un sentido especial por ser la primera sin Olga? –Sí, obviamente. Pero también nos lleva a pensar a todos los que venimos
participando en qué hacer de ahora en más, no sólo porque no está Olga en
Ledesma. Con mis hermanos sabemos qué hacer, pero queremos saber qué piensan los
vecinos, los amigos, los compañeros de ruta. –¿Pueden anticipar qué planes tienen? –Vamos a darles continuidad a las actividades que llevaba adelante Olga, tanto
ante la Justicia como en la promoción y defensa de los derechos de las personas.
Nos preocupa mucho la situación de los aborígenes del Chaco salteño, hemos
recibido información de que fueron amenazados y reprimidos por la policía de la
provincia de Salta. –Se ocuparán de violaciones a los derechos humanos y sociales actuales. –Sí. Creo que al continuar el modelo económico que se impuso con la dictadura
llevó a quienes reclamaban aparición con vida, y otras demandas históricas, a
asumir naturalmente derechos sociales que hoy en día están siendo vulnerados,
aun en este gobierno democrático. –¿El Ingenio Ledesma sigue condicionando la vida de los pobladores en Libertador
General San Martín? –Después de leer el libro de Olga Demitrópulos sobre Libertador, me queda claro
que es una lucha histórica desde los primeros pobladores que llegaron a la zona
y se organizaron hasta hoy, y que seguirá. Mis padres fueron eslabones en esa
cadena. Creo que los sigue condicionando de muchas maneras, la cuestión es que
los ledesmenses decidan hasta qué punto quieren ser condicionados. Hay problemas
de trabajo, de vivienda y de educación que deben ser resueltos, y el gobierno
debe tomar medidas. En este punto creo que hay una aceptación de ese
condicionamiento como algo inevitable, insuperable. Un concejal hizo referencia
al cerco que la compañía Ledesma tiene alrededor del pueblo, a la imposibilidad
de acceder a nuevas tierras para hacer alguna economía de subsistencia para la
gente que más necesita. Y al escucharlo yo pensaba, pues bien, no son problemas
diferentes a los que enfrentó mi padre cuando estuvo al frente de la
Intendencia. En ese sentido, mi padre allanó el camino al cobrarles impuestos a
Ledesma, y al dejar un gran superávit en la Municipalidad. Interesante sería
saber ahora, en un municipio que debería ser rico por estar al lado de Ledesma,
qué pasa que hay tanta pobreza. Habría que saber si se están cobrando los
impuestos, de qué manera, si eso tuvo su continuidad desde el ‘73 en adelante.
–¿Tiene algún dato o duda al respecto? –No tengo datos, no quiero adelantarme. Son preguntas que me hago luego de
visitar Ledesma. Yo nací allí, por eso me interesa. –¿Cómo describiría el rol del Ingenio durante la dictadura? –Creo que no sólo Ledesma sino otras empresas aprovecharon la dictadura para
hacer ajustes económicos y negocios. Ya lo dice Mario Paz (ex gerente de
Relaciones Públicas de Ledesma) en la película Sol de noche: "Yo mismo despedí a
10 mil personas". Esto repercutió en la población, mucha gente se fue, otros se
quedaron a subsistir con lo que encontraban. El tema es que hay leyes laborales
y sociales que también los Blaquier deben cumplir. –¿Era parte de los negocios colaborar con la desaparición de personas, como
afirman los sobrevivientes de la Noche del Apagón? –Está documentado en la misma película, cuando se hace referencia a los
gendarmes que estaban instalados dentro del Ingenio. Había ahí una relación
íntima entre las fuerzas de seguridad y la empresa Ledesma. De hecho, Mario Paz
hace una alusión meritoria de estos represores. Y luego, el Ejército usó los
móviles de Ledesma para hacer detenciones. Eso está suficientemente documentado. –¿Así fue en la detención de su padre? –Así es. –¿Considera que algunos empresarios aún deben rendir cuentas? –Mucha gente aún no lo ha hecho. Además de los autores materiales de las
torturas, asesinatos y secuestros operados durante la dictadura, hay que ir más
allá, hasta los instigadores y cómplices de esas situaciones. Hay que llegar
hasta el final. Es algo que mi madre hizo y hay que continuarlo. No estamos
solos, nos acompañan familiares, madres, abuelas, y otras organizaciones que son
parte de esta marcha desde hace décadas. –¿Cómo fueron los Juicios por la Verdad en Jujuy? –No ha sido muy diferente que en otras provincias, no sólo por el tiempo
transcurrido sino también porque muchos autores de estos delitos fallecieron, y
se perdieron testimonios para esclarecer esos hechos. –¿Nunca se llegó a la instancia de que alguien de la empresa Ledesma haya sido
citado por la Justicia? –No, no tengo conocimiento de que haya sido así. –La causa iniciada contra el Ingenio por la contaminación de bagazo (desechos de
caña de azúcar que Ledesma arroja en montañas al aire libre), ¿es otra
continuidad de la lucha de Olga? –Me parece que era una parte necesaria de la lucha porque los ledesmenses nos
debemos una vida mejor, y no por tener trabajo debemos resignar otros derechos.
Era algo que ella reclamó como algo natural, nos pidió que continuáramos con el
caso, y estamos dispuestos a hacerlo. –¿Cómo vivió el premio que le entregaron en la Casa Rosada? –Pasamos tantas décadas de abandono, de negación de los poderes públicos, de
traiciones, de expectativas frustradas, que recibir ese reconocimiento a ella le
causó mucha alegría. El hecho de ingresar a la Casa Rosada de una forma distinta
de cuando lo hacíamos durante la dictadura, haciendo reclamos al Ministerio de
Interior para averiguar el paradero de nuestros desaparecidos, fue reconocida
por la constancia. –¿Otras Madres tuvieron miedo de acompañar a Olga en la plaza? –Yo conozco a la Olga madre, una persona bastante fuerte y, a veces, dura. Por
eso no me resulta extraño su tesón. La sostuvo muchos años el hecho de saber que
en muchas otras ciudades del mundo se llevan adelante estos gestos por mantener
viva la memoria. Me parece muy importante que se conozcan muchas historias
parecidas a las de Olga. Ella fue acompañada en otras épocas por madres que se
cansaron, se enfermaron de pena. –El miedo dura hasta hoy. Algunos sobrevivientes reciben el pedido de sus nietos
de que no hablen sobre aquella época porque los perjudica en su trabajo en el
Ingenio. –Así es. Nos ponen en la falsa disyuntiva de resignar derechos en función de
mantener otros, como tener un empleo. Pero me hace perder la paciencia tanto ese
poder de Ledesma como el que le otorgan los poderes públicos. Era y es
obligación del poder provincial evitar la contaminación, no sólo en Ledesma. No
se tienen en cuenta los derechos de la gente que estáhaciendo día a día la
riqueza de una empresa como Ledesma. Es y seguirá siendo una empresa poderosa,
el tema es que el Estado debe poner límites a las transgresiones de esa y otras
compañías. –¿Cuál es su recuerdo personal de Olga como madre? –Ella decía: "No me veo como la abuelita que va a visitar a los nietos y se
queda un tiempo largo...". A medida que fueron creciendo, sus nietos entendieron
la opción de la abuela. Por la cercanía, la visitábamos seguido, pero ella nunca
dejó de viajar para ver a sus hijos y nietos. Siempre aprovechó para tomar
contacto con sus compañeras, para mantenerse al tanto. Era una militante que
hacía de abuela y de madre.
Hace un mes se fue la mujer que daba vueltas sola a la plaza de Libertador
General San Martín, reclamando por su marido desaparecido. Pocos días antes de
su muerte, con el último aliento, Olga Arédez tuvo la fuerza de escribir un
recurso de amparo contra el Ingenio Ledesma, para que cese la contaminación de
bagazo que la enfermó a ella y a tantos de sus vecinos. Con su desaparición la
causa pudo quedar abstracta, pero la sala IV de la Cámara Civil y Comercial de
San Pedro de Jujuy aceptó que el proceso siga adelante, impulsado por el Comité
para la Defensa de la Salud, la Etica Profesional y los Derechos Humanos
(Codesedh). "Estaba muriendo en paz, y creemos que éste puede ser su legado",
explicó Francisco Cullen, uno de los abogados de la ONG que redactó junto a
Arédez la presentación contra la empresa de los Blaquier. Así como durante años mantuvo vivo el recuerdo de la Noche del Apagón –aquel 27
de julio de 1976 en que el Ejército secuestró a 400 personas del pueblo– y de su
marido desaparecido, Olga Arédez también denunció en varias oportunidades la
contaminación provocada por los desechos de la caña de azúcar que el Ingenio
Ledesma arroja en montañas al aire libre. El bagazo es el residuo del tallo de
la caña que queda después de que se le ha exprimido el jugo. Si este desecho es
fresco puede tener varios usos, desde combustible hasta abono. En cambio, viejo
y seco produce bagazosis, una enfermedad respiratoria causada por la inhalación
de ese polvo. –¿Cómo surgió la idea de iniciar esta causa? –Olga era una de las fundadoras de Codesedh. En noviembre se acercó al
presidente, el doctor Norberto Liwski, le relató el origen de su enfermedad y le
pidió si nuestro organismo podía hacerse cargo de la acción judicial que ella
quería iniciar contra el Ingenio Ledesma. En lugar de armar una acción por daños
y perjuicios, que persigue una indemnización, Olga quiso que fuera un amparo
colectivo que apuntaba al cese de la contaminación, porque en caso de obtener
una sentencia favorable se beneficiarán todos los habitantes de General San
Martín que están expuestos a la misma contaminación que sufrió ella. Esa era su
histórica lucha. Fuimos a Tucumán, donde estaba en sus últimos días con su
familia en una internación domiciliaria. Llevamos un borrador, ella estaba con
el respirador, bastante débil, pero durante tres o cuatro horas hizo el escrito
con nosotros. Por momentos se ahogaba, pero tomaba fuerzas y seguía. Así hicimos
el amparo que, según nos dijo, reflejaba lo que ella quería. Lo presentamos el 1
de marzo, ella falleció el 17. –¿Cómo lograron que el juicio siga en pie tras su muerte? –Fuimos a hablar con el juez para tratar de continuar esa acción de amparo, dado
que se trataba de derechos de incidencia colectiva, cuya afectación es a un
grupo indeterminado de la comunidad. La Justicia nos planteó que nos
presentáramos como organización y eso hicimos. El viernes se presentó la acción
de amparo, con la historia clínica de Olga y con el mismo objetivo: la intención
de que cese la contaminación ambiental y pidiendo la medida cautelar de no
innovar para que se cumplan las medidas que el Ministerio de Salud de la Nación
estableció para el tratamiento del bagazo en los ingenios azucareros, sin
afectar las fuentes de trabajo de los operarios. El hecho de que Olga haya
fallecido iba a terminar beneficiando a quienes le habían generado la muerte,
con lo cual buscamos la fórmula jurídica para seguir con su objetivo. –¿Qué perspectivas hay de que el planteo prospere? –Nosotros tenemos las mejores expectativas. Es verdad que el ingenio tiene
poder, y es verdad que en Ledesma hay muchísimo temor. Yo trabajo en Buenos
Aires y me tuve que matricular allí porque no encontramos abogados que hicieran
la presentación por temor de litigar contra el ingenio. Vamos a luchar contra
todas las instancias que haya internamente, y si no tenemos suerte en la
Justicia de Jujuy, iremos hasta la Corte Suprema y si hace falta, hasta los
tribunales internacionales. La idea es ir hasta las últimas consecuencias con lo
que era el deseo de Olga, que al mismo tiempo es el deseo de un montón de gente
que no puede alzar su voz por temor. No quiero abrir un juicio previo sobre la
Justicia de Jujuy, pero estamos decididos a hacer cesar esa realidad. –¿Con qué pruebas cuentan? –En los partes médicos está claramente demostrado cómo fue la evolución de la
enfermedad y cómo se origina en el bagazo de la caña de azúcar que se libera de
los desechos del Ingenio Ledesma. –¿El ingenio dio alguna explicación sobre la contaminación? –Lo que pasa es que el ingenio no reconoce que contamina a su gente, y no hay
denuncias, salvo las que hacía Olga. Antes el miedo era a la desaparición
forzada, ahora es a la desaparición social. La gente que se opone al ingenio
allí teme perder su trabajo y su casa, y tendrían que irse de un lugar donde
está su familia, su historia. El ingenio puede seguir produciendo con métodos
para filtrar el contaminante que no son demasiado costosos. En nuestro escrito
incorporamos el informe del Ministerio de Salud que estipula unas siete u ocho
medidas con las cuales se evita la contaminación del bagazo. Sin ser un experto,
cualquiera se da cuenta de que sólo hace falta la voluntad para hacerlo. –¿Tienen cifras sobre la cantidad de enfermos de bagazosis? –No, porque el problema para determinarlo es que la gente no tiene recursos para
hacerse los análisis que indicarían el resultado de la bagazosis, es un estudio
complejo. Pero además, en el hospital también temen diagnosticar cualquier cosa,
que de alguna manera incrimine al Ingenio. Con lo cual los diagnósticos tienen
que ver con problemas cardiorrespiratorios, no hay ningún caso donde se hayan
animado a diagnosticar bagazosis, pero esto no quiere decir que no exista. Olga
se fue a hacer estudios a Córdoba y a Buenos Aires. En su historia clínica se
demuestra la evolución de su enfermedad, que empieza con bagazosis y paso a paso
se va transformando en un carcinoma que terminó con su vida. Los pobladores de
Ledesma temen enfrentarse a la desaparición social. Pero creemos que la Justicia
va a considerar que, además de Olga, hay muchas personas potencialmente
expuestas a recorrer el mismo camino. Por otra parte, hay otra demanda contra el
gobierno de Jujuy, porque el Estado es garante de los derechos de los
ciudadanos. Tiene la obligación del efectivo derecho a la salud, y si no lo
hace, tiene responsabilidad por omisión. –¿Por qué sostienen que hay una relación entre el rol del ingenio en el pasado y
en la actualidad? –En Libertador General San Martín, durante la Noche del Apagón se llevaron
detenidas a 400 personas, y hay cantidad de pruebas que demuestran que la
Gendarmería esa noche actuó con las camionetas del Ingenio Ledesma. Entonces la
metáfora es: la desaparición de ayer y la contaminación de hoy, con la
consecuencia de siempre estar vulnerando los derechos humanos de la gente.
La historia del pueblo en que secuestraron a 400 personas juntas
El film empieza con la historia de Olga y Luis. El era médico, y siendo
intendente de Ledesma, Jujuy, fue detenido y desaparecido. Desde entonces, su
esposa pelea sola en busca de justicia. Pero en su desarrollo es clave la
reconstrucción de "La noche del apagón", en que los militares se chuparon a la
mitad de la población.
La relación entre el doctor Luis Arédez y el pueblo Libertador General San
Martín de Jujuy -más conocido por sus habitantes como Ledesma, ya que allí está
instalado el famoso ingenio azucarero- comenzó en 1958. Ese año, Arédez se
trasladó allí desde Tucumán, su tierra natal, junto a su esposa Olga Márquez de
Arédez. Logró ser un reconocido médico de la obra social del Sindicato de
Obreros del Azúcar y el Papel del ingenio Ledesma. De su afectuosa relación con
el pueblo saltó a la intendencia en 1973 y permaneció en el cargo hasta el 24 de
marzo de 1976, cuando se produjo el golpe de Estado más sanguinario de la
Argentina.
Ese día un grupo de policías y gendarmes lo detuvo y lo cargó en una camioneta
del ingenio que era conducida por un chofer de la empresa y paciente suyo. Mientras Arédez estaba detenido, otro hecho traumático sacudió al pueblo jujeño.
El 27 de julio del '76 se produjo "la noche del apagón". Esa noche cortaron el
suministro eléctrico de la zona y los militares, en medio de la oscuridad,
secuestraron a unas 400 personas de Libertador General San Martín y Calilegua,
que fueron llevadas a centros clandestinos de detención, nuevamente en vehículos
de la empresa Ledesma. Treinta de los detenidos permanecen desaparecidos en la
actualidad. El calvario de Arédez continuó después de su detención en el '76.
Luego de estar encarcelado un tiempo en La Plata, fue liberado el 5 de marzo de
1977.
Volvió a Ledesma a ejercer nuevamente su profesión de médico hasta que el 13 de
mayo de ese mismo año volvieron a secuestrarlo. Desde entonces permanece
desaparecido. Su esposa Olga da vueltas sola por la plaza de Ledesma todos los
jueves y es, en la actualidad, la única familiar de desaparecidos que sigue
luchando en ese pueblo.
En base a estos hechos y haciendo hincapié en la figura emblemática de Olga, los
directores Pablo Milstein y Norberto Ludin realizaron el documental Sol de
noche. La historia de Olga y Luis que tiene producción ejecutiva de Eduardo
Aliverti, encargado también de la voz en off del film. El trío es el mismo que
realizó Malajunta, una película estrenada en 1996, a veinte años del golpe, que
refleja el horror desatado por la última dictadura militar. La producción de Sol
de noche... es de La Azotea y los productores contaron con el apoyo de la
Secretaría de Cultura de la Ciudad, del Instituto de Cine y Artes Audiovisuales
(Incaa), de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y de la Escuela de radio ETER.
Sol de noche se estrenará el año próximo. Mientras tanto, circulará por una
numerosa cantidad de festivales: Semana Internacional de Cine de Valladolid,
Festival Internacional de Cine Ajijic (México), Festival del Cinema
Latinoamericano de Trieste (Italia) y el Festival de Cine Latinoamericano de
Londres. Aliverti, Milstein y Ludin explicaron, en una entrevista con Página/12,
detalles de esta historia.
-Hay 30 mil historias que pueden contarse. ¿Por qué se decidieron por la de Olga
y Luis?
Eduardo Aliverti: -Hay tres ejes decisorios. Uno tiene que ver con el hecho de
que por primera vez se imponía el desafío de tratar la relación dictadura- terror económico desde una geografía del interior y, en particular, desde una
geografía noroesteña. Y otra cosa que nos impactó mucho fue el hecho de que Olga
da vueltas sola alrededor de la plaza hace tantos años. Nos parece una categoría
simbólica formidable. Y, por otro lado, el desconocimiento que hay sobre esta
historia a nivel nacional, más allá de las marchas que se hacen por el
aniversario de "La noche del apagón". En líneas generales es una historia muy
fuerte en dos planos: en la soledad de Olga y en la relación poder
económico-dictadura, una alianza tan clara. Un pueblo apagado a partir de una
sociedad de los militares y el terratentismo azucarero.
-Algo impactante en la película es el recuerdo cariñoso que los vecinos de
Ledesma tienen por Luis Arédez cuando fue intendente del pueblo. Como
contracara, en la actualidad prevalece el "que se vayan todos". ¿Están narrando
un hecho sucedido a años luz de distancia?
E.A.: -No, porque creo que lo que tiene que ver con la política en Jujuy y con
la problemática del terror sigue vigente.
Norberto Ludin: -También en Ledesma, al igual que en los pueblos chicos del
interior, lo que sucedió es que una vez que terminó la dictadura los personajes
nefastos que hicieron estos actos siguieron circulando y hoy se los ve. Entonces, el final de la dictadura en un pueblo como Ledesma es un hecho
relativo. A nosotros nos pasó con un chofer de una camioneta que pudimos
contratar para el rodaje. Cuando fuimos a hacer una entrevista con una de las
mujeres que fue detenida durante el apagón nos dijo: "El chofer ese que los está
llevando era uno de los que manejaba los camiones del ingenio". O sea que
nuestro chofer de filmación era uno de los que participaron de la represión.
E.A.: -En Ledesma, al terror se le suma la desocupación. En 1976 había 12 mil
empleados y ahora hay 3000. Es una desocupación pavorosa con gente que, de algún
modo, sigue dependiendo del ingenio como capital golondrina para la zafra y nada
más. O sea, es un terror instalado muy profundo. Yo subrayo lo que dijo
Norberto: es absolutamente relativo hablar del final de la dictadura en Ledesma.
Pablo Milstein: -La participación de la gente es bastante relativa porque en la
marcha por "La noche del apagón" que se hace todos los años las personas del
lugar que van son muy pocas. O sea, casi todos los que van son del interior o de
Capital. Nos comentó Olga que la marcha que se hizo el jueves 25 de julio fue la
primera vez que la gente del pueblo salió junto con ella para marchar. Por primera vez el miedo desaparece porque está el temor de la gente a no salir
en función de que el dueño del pueblo es el ingenio Ledesma. Ese día se pasó
nuestro film en la plaza del pueblo y fue muchísima gente del lugar, que se
sentó para verla.
N.L.: -Olga nos contaba que después de la proyección, hubo una repercusión
importante cuando los habitantes escucharon los testimonios.
-Cuesta imaginarse un funcionario como Arédez en la actualidad...
E.A.: -Tiene un componente político interesante porque estamos hablando del
gobierno camporista y Arédez era radical. Este es otro ingrediente que no se
debe dejar de tener en cuenta. Si uno lo mira ahora retrospectivamente, imaginar
un intendente radical de un pueblo alejado con esas características combativas
frente a semejante monstruosidad de poder, casi que afecta al sentido común
pensarlo. Uno tiene que situarse en los '70 para entender que alguien se haya
animado a hacer algo así.
N.L.: -Y aparte haber podido acceder a la intendencia con el apoyo de los
obreros y el sindicato. Que un tipo radical acceda a la intendencia con el apoyo
de los obreros en la década del 70 es una cosa irrepetible. Y además de todo era
médico, no era un político. Y médico de los obreros. O sea, un hombre en
contacto directo con la gente. Además, que él no haya hecho campaña es algo
también para marcar. A él lo fueron a buscar porque lo veían como una figura
posible de cambio.
-Hay un testimonio escalofriante: el cura del pueblo cuenta que durante la
dictadura una madre lo fue a ver porque no encontraba a su hijo y él le contestó
que el problema era que los chicos que desaparecían eran comunistas y no habían
sido bien educados.
E.A.: -Cuando se entrevistó al cura nosotros teníamos la información de que no
era precisamente un párroco progresista. Pero tampoco imaginábamos que podía
ejercer semejante brutalidad verbal y menos a cara descubierta como lo hace en
el medio de la capilla. A mí, en lo personal, no me sorprendió escuchar a un
sacerdote decir eso en términos cualitativos porque todos sabemos cómo pensaba
el sector más reaccionario de la Iglesia. Pero el cinismo con que lo dice, sí me
impactó. Pero no se buscó específicamente que el cura dijese una cosa así y que,
a partir de ahí, viniera colgado el "por algo será".
N.L.: -Nos iba sorprendiendo en el mismo rodaje de la entrevista. Recuerdo que
nuestras miradas detrás de cámara eran increíbles. Estábamos escuchando algo que
siempre se sospechó pero que nunca pudimos realmenteoír en boca de un tipo como
ése. Alguien que tiene contacto con la gente del lugar, digamos. No es que está
encerrado en una oficina y desde ahí habla. Es un párroco que hace décadas está
ahí y conoce a todo el pueblo.
-La imagen de Olga caminando sola en la plaza del pueblo es muy fuerte. ¿Con eso
buscaron captar, simbólicamente, que el silencio, aunque sea masivo, es más
débil que el grito en soledad?
N.L.: -Mi posición con respecto a eso es que rescato más la figura de Olga que
la figura de los que no están. Lo que a mí me impacta de la imagen y de la
historia en general es la fuerza de Olga. O sea la capacidad que tiene para
estar sola y quedarse sola en cada marcha. Eso para mí tiene más peso que los
que no la acompañan.
-El film describe algo que pocas veces se cuenta: cómo algunos grupos
empresarios no sólo adhirieron al plan económico de los militares sino que
colaboraron con la desaparición de personas.
E.A.: -En el caso de la película eso está muy marcado. A nosotros nos atrapó
porque también en este punto hubo como un generalizado silencio de radio
periodístico. La relación poder económico-dictadura no estuvo abordada hasta
ahora por la cinematografía argentina en el volumen que se merece. Este es un
caso indesmentible porque los anteriores siempre se han prestado a polémica. Acá no hay duda posible: fue con las camionetas del monopolio azucarero del
lugar que el ejército se chupó a la gente.
N.L.: -Y además el caso concreto que sella la suerte de Luis es que siendo
intendente logra impulsar un proyecto para cobrarle por primera vez impuestos al
ingenio Ledesma. Eso lamentablemente marcó su destino.
-¿Intentaron acceder al ingenio Ledesma para registrar imágenes? ¿Tuvieron algún
inconveniente con la empresa para la filmación?
P.M.: -Intentamos y nos sacaron. Nos echaron las dos veces que quisimos entrar
para filmar. En los lotes y en los campos, a los quince minutos teníamos las
camionetas con los guardias echándonos, preguntándonos qué hacíamos ahí.
-¿Y les dieron alguna explicación de por qué no podían estar ahí?
P.M.: -Sí, que era una propiedad privada.
N.L.: -En todo momento intentamos no mezclarnos, especialmente porque el 80 o
90 por ciento de la gente que vive allí trabaja para el ingenio.
-Sol de noche tiene un cuidado por la estética. ¿Es más difícil mantener el
equilibrio entre contenido y estética en el documental que en la ficción?
P.M.: -Sí. Además nos costó unos cuantos años terminarla. La montamos, la
desmontamos, probamos escenas, las sacamos, cortamos testimonios, cambiamos
músicas. No fue un montaje más lineal que uno pudiera tener pensado antes de
filmar, como sucede, en general, con la ficción. Uno cuando va a filmar ya sabe
lo que quiere contar. Acá fue probar y sacar hasta que quedó como queríamos.
Palabras de Olga del Valle Márquez de Arédez
Después de ver esta película, la historia de Olga y Luis, quiero expresarles mi
agradecimiento, a los realizadores de esta obra, por haber comprendido que las
historias de nuestras luchas, no deben quedar en el olvido, que en mi caso sigo
desde mi lugar de defensora de los Derechos Humanos en Ledesma, provincia de
Jujuy, República Argentina, no terminará nunca, porque en mi país, se siguen
violando estos derechos fundamentales de la gran mayoría de los argentinos.
Desde mi lugar, vengo desarrollando también, un fuerte compromiso en la mejor
calidad de vida de nuestro pueblo, para ello, estoy abocada en una hermosa
empresa, que es la ampliación del Dispensario "Dr. Luis Ramón Arédez", en un
barrio muy carenciado de la ciudad de Libertador General San Martín. Mi objetivo
es poder instalar un consultorio odontológico, porque la demanda para la
atención de los habitantes de estos barrios es mucha, y nos encontramos con que
la crisis, también llegó a la salud.
Es por eso que busco la provisión de elementos básicos -medicamentos, elementos
de primeros auxilios y de odontología-, para arreglos primarios, para poder
seguir con el funcionamiento de este Dispensario que tanta falta hace en este
pueblo, donde vivo.
Invito a las personas que quieran colaborar con este proyecto, a visitarnos,
comunicarnos y ver el uso que se le da a su ayuda.
Desde ya muchas gracias.
Olga del Valle Márquez de Arédez
vallemar71@hotmail.com
Queridos amigos, queremos compartir con ustedes la alegría de haber estrenado
nuestra película. Luego de la primera semana de proyecciones les contamos que tuvimos excelentes
críticas y concurrencia de público. Hemos logrado el récord de espectadores en
el cine Gaumont desde que se inauguró como sala del INCAA. Agradecemos a todos los espectadores, e invitamos a quien todavía no la haya
visto a acercarse a cualquiera de las cuatro salas en las que se proyecta Sol de
Noche. Muchísimas gracias y esperamos difundan este mail a sus amigos. Norberto Ludin Pablo Milstein Director Director Cines Hoyts Abasto, Showcase
Belgrano, Village Recoleta y Gaumont La Azotea producciones Presenta Sol de
Noche La historia de Olga y Luis Porque hay historias truncas. Porque hay historias plagadas de mentiras, historias silenciadas.
Y todas ellas esperan para ser contadas. Cines Hoyts Abasto, Showcase Belgrano, Village Recoleta y Gaumont
Sol de Noche, la historia de Olga y Luis, el largometraje dirigido por Pablo
Milstein y Norberto Ludin, y producido por el periodista, Eduardo Aliverti, se
estrenó comercialmente en Buenos Aires el Jueves 21 de Agosto. Por primera vez
el cine argentino relata un hecho ocurrido en el interior profundo del país
durante la dictadura militar. El film cuenta la vida de Olga Arédez. Una mujer
que cada jueves, sola, ronda la plaza del pueblo de Libertador Gral. San Martín
(en la ciudad de Ledesma) reclamando por el destino de su esposo, médico del
lugar.
El film es el único documental que la industria cinematográfica exhibiò en las
salas jujeñas en este 2003. Sol de noche fue presentada en Europa en diversos Festivales internacionales
donde ha recibido importantes premios, por lo que llega a Jujuy precedida de un
exitoso camino y con una crítica que le reconoce su valor histórico y
testimonial y su aporte a la construcción de la memoria colectiva. Premios y participación en Festivales El film ha sido premiado como mejor
documental en el "Festival Internacional Tres Continentes del Documental" y en
el "DOCUMEDH" (Festival Internacional de Documentales de Derechos Humanos).
Además ha participado en los siguientes festivales internacionales: Semana de
Valladolid (España), International Documentary Film Festival (Taiwán), Latino
Film Festival (Los Ángeles, USA), International Film Festival (Ajijic, México),
Festival de Cine de España y América Latina (Bruselas, Bélgica), Festival Latino
de Cine (Trieste, Italia), Latin American Film Festival (Londres, Inglaterra),
Global Vision Film Festival (Edmonton, Canadá), Festival Internacional de Cine
(Montevideo, Uruguay), Festival Dei Diritti (Ferrara, Italia), Cinéma du Réel
(Paris, Francia), ViewPoint Documentary Film Festival (Gent, Bélgica), Festival
Internacional de Cine (Mar del Plata, Argentina), Zinebi (Bilbao, España),
Festival Internacional de Cine Las Palmas de Gran Canaria (Islas Canarias,
España), One Word International Film Festival (Praga, Rep. Checa), Jornada
Internacional de Cine y Video (Bahía, Brasil), 6th. Internacional Film Festival
of the Americas (Texas, USA), 6° Festival de Málaga - Cine Español (España) y
FIDOCS, Festival Internacional de Documentales de Santiago (Chile).
"Ningún entierro es cualquier entierro. Ningún hombre es cualquier hombre." Olga
Arédez lo sabe desde el día en que desapareció su marido. Como en la leyenda que
recorre los campos de Jujuy, que dice que "hay hombres que son tragados por la
tierra antes de la cosecha para que ésta sea buena", el Dr. Luis Arédez
desapareció repentinamente, nunca fue encontrado, ni pudo ser enterrado por sus
seres queridos. Y aunque su ausencia nada tiene que ver con aquel mito
campesino, su vida y su muerte estuvieron íntimamente relacionadas con la
historia de esa provincia, con esas tierras azucareras, sus trabajadores y sus
gobernantes. Sol de noche es la historia de Olga y Luis. Pero para contar qué
hizo este médico (junto a su mujer) en el noroeste del país, por qué luchó por
los que menos tenían y cómo fue desterrado por los poderosos de turno y
desaparecido por la última dictadura militar, el film debe hablar de una región
entera, de su idiosincrasia y de los intereses económicos que estaban en juego
en el territorio del ingenio Ledesma.
A partir de allí, y guiada por la voz en off de un narrador–que es el periodista
Eduardo Aliverti (también productor ejecutivo de la película)–, Sol de noche va
intercalando los hechos históricos con los aspectos más personales de sus
protagonistas. La Historia en primera persona resulta más poderosa y elocuente
que la Historia en general. Por eso, en Sol de noche se decide hablar de la
represión genocida de los militares argentinos desde la trágica "Noche del
apagón" de Ledesma (en la que se llevaron a 400 pobladores para torturarlos), y
de la vida de Luis desde el recuerdo de Olga. Cómo ella lo acompañó y apoyó
durante años, cómo se quedo sin él. Cómo marcha sola cada jueves, desde hace más
de veinte años, por la plaza del pueblo Libertador General San Martín, con su
pañuelo blanco (el que identifica a las Madres de desaparecidos) y su pancarta.
Es su forma de lucha y de recuerdo. La imagen más potente y conmovedora del
film.
El film está dividido en seis capítulos titulados "Olga y Luis", "Olga y sus
hijos", "Luis", "Golpe de Estado", "Democracia" y "Olga sola". En cada uno de
ellos se hace hincapié en una parte de esta compleja trama en la que se mezclan
la vocación de Luis Arédez por ayudar a los habitantes desprotegidos, la presión
de la poderosa empresa dueña de la mitad de la ciudad para mantener su imperio
feudal, y el plan de aniquilamiento de la dictadura.
Pocos relatos alcanzan para sintetizar y contraponer las diferentes posturas:
Olga, por supuesto, que fue partícipe de cada acto y va reconstruyendo los
hechos en los que se vieron involucrados ella y su marido. Dos de los hijos del
matrimonio Arédez, cuyos recuerdos aportan una gran cuota de emoción. El ex
gerente de Relaciones Públicas de la azucarera Ledesma, del que basta escuchar
dos o tres frases pronunciadas con orgullo o desdén, tales como "hay que saber
coimear", "yo eché a más de 10 mil hombres" o "era un mediquito zurdo", para
comprender el pensamiento siniestro de la empresa a la que representa. Y el cura
del pueblo, un español con pensamientos retrógrados para el que todos eran "comunistas", que pondera a la cárcel porque
"allí a Luis le enseñaban la Biblia
y el amor a la sociedad", y que afirma sin despeinarse que "los hijos de los que
iban a llorar a la iglesia desaparecían por la mala educación que les habían
dado los padres".
A los testimonios y entrevistas se suman otros dos recursos propios del formato
documental. Las fotos familiares, cuando media el relato y urge la necesidad de
ponerle un rostro al doctor Arédez. Y las imágenes de archivo, que recuperan
algunos momentos muy puntuales como el primer comunicado del dictador Jorge
Rafael Videla, el 24 de marzo de 1976, o la asunción presidencial de Raúl
Alfonsín, en 1983. Del pasado al presente, algunas escenas se reiteran, se
completan y se van resignificando a lo largo de la película: las que ilustran
los preparativos de la marcha que lidera Olga, cada aniversario del "Apagón", y
las vistas panorámicas del Ledesma, con sus incansables chimeneas de humo.
La de Olga y Luis es una historia dura, pero Sol de noche está construida y
narrada de tal manera que su efecto es lento, acumulativo y, por cierto,
contundente al fin. La película es franca, comprometida con lo que cuenta, no
escamotea la verdad pero tampoco golpea sino de manera sutil, fuerte pero nunca
inesperada, efectista o con golpes bajos. Para lograrlo, Sol de noche va de lo
general a lo particular: comienza adentrándose en el trabajo de los zafreros de
Jujuy, describiendo, por ejemplo, el olor insoportable de la caña de azúcar de
la ciudad; para terminar relatando la desaparición de Luis y la lucha, muchas
veces solitaria, de Olga.
Hay varios logros más en este segundo largometraje documental de Pablo Milstein
y Norberto Ludin (Malajunta, 1996). La música original de Pablo Green y Julio
Kladniew, que ilustra con sus melodías momentos de miedo, tensión o simplemente
un hecho en particular o un lugar. Y la voz en off, cuyos textos son claros,
sencillos: el escritor Marcelo Birmajer supo darles forma para que no dijeran ni
una palabra de más ni de menos, y para cargarlos de sentido y emoción.
Decisiones estéticas aparte, el mayor acierto de los directores es haberse
acercado a esta historia –que no deja de tener vigencia con tantas heridas aún
abiertas–. Habernos acercado a Olga, a su vida y a su presente, tan particular,
tan ligado a su pasado y a Luis.
"Sol de noche" cuenta la historia de Olga Arédez, una madre de la provincia de
Jujuy, que cada jueves ronda sola la plaza del pueblo Libertador San Martín,
también conocido como Ledesma, en forma de lucha y recuerdo por uno de los
hechos más terribles que se dieron durante la dictadura: la famosa "Noche del
apagón", cuando el ejército en cooperación con gente del ingenio Ledesma
secuestraron a 400 personas, entre ellos a Luis, el marido de Olga, que alguna
vez fue intendente de ese pueblo y que hasta el día de hoy continúa
desaparecido.
Toma 1: ¿Cómo encontraron la historia de Olga y Luis?
Norberto Ludin: Después de hacer "Malajunta" en el ´96, comenzamos a proyectarla
en distintos lugares, y nos llegó la información de que existe esta historia a
través de Beatriz Zardain, porque ella ya la conocía a Olga y tenía contacto con
nosotros. Nos contó que Olga está en un pueblo, en Ledesma y decidimos hacer un
primer viaje para conocerla. Fuimos más o menos unos diez días y al llegar a
Ledesma nos dimos cuenta cómo era el lugar y, al conocer a Olga, vimos que
realmente había una historia para contar. Desde ahí decidimos encarar el
proyecto y cuatro años después lo terminamos.
T. 1: En "Sol de noche" hay dos testimonios muy fuertes, uno es del ex gerente
del ingenio y otro es del cura Aurelio Martínez. No vamos a adelantar lo que
dicen, pero tiraron barrabasadas del estilo de "por algo será". ¿Cómo lo
vivieron ustedes?
N. L.: Por la información que nos daba Olga teníamos una idea de cómo pensaba
este señor, íbamos con una idea. Igualmente, hubo una sensación encontrada
porque por un lado, da bronca escuchar estas cosas y por otro, como
realizadores, sabíamos que estábamos consiguiendo un material muy bueno.
Entonces la sensación es: "qué bueno lo que estoy filmando" y "no puedo creer lo
que este sujeto dice"
T. 1: Ustedes hacen un gran retrato de lo que es Ledesma hoy y de lo que fue
durante la dictadura, ¿qué experiencias encontraron cuando empezaron a laburar
sobre el documental? ¿Hubo sentimientos de temor de parte de la gente del lugar
por lo que iban a decir en la película?
N. L.: Yo creo que no es temor la palabra, sí había precaución porque por una
cuestión lógica todo el mundo depende directa o indirectamente del ingenio,
depende para sobrevivir, lo digo en un sentido económico. Quién no trabaja en el
ingenio, tiene un pariente o un amigo muy cercano, o trabaja en relación a algo
que sí depende de él. Entonces esa precaución es lógica. Hubo muchos testimonios
que no pudimos conseguir porque no quisieron hablar de un tema en el que el
ingenio estaba involucrado de manera negativa. Más allá de ese temor, este año
se cumplieron veinte años de la marcha que organiza Olga, y esta vez a la marcha
fueron muchísimas más personas que en otras oportunidades.
T. 1: ¿Hubo aprietes de parte de la gente de Ledesma cuando se supo el motivo
del documental?
N. L.: No, no. Simplemente se nos complicaba filmar lo que correspondía a campos
y trabajo de los zafreros porque era propiedad privada del ingenio entonces no
nos dejaban pasar. Era complicado conseguir ese material, había que ingresar a
los campos, armar rápido la cámara y filmar lo que se pudiera antes de que nos
echaran. Pero más allá de eso, no hubo ningún apriete.
T. 1: Estuvieron cuatro años dedicados a la edición y posproducción del
documental. ¿Por qué tardaron tanto en encontrar la película que querían?
N. L.: Por un lado está el factor económico que es muy importante, porque cada
uno de nosotros tiene su propio trabajo, además de éste, que es con el cual
vive. Entonces, muchas veces había que ocupar el tiempo en eso y no en la
película. Pero durante el montaje de "Sol de noche" hicimos varias versiones, ya
no me acuerdo cuántas, porque se presentaban distintos problemas o mejor dicho,
distintas cuestiones. La mayor era contar una historia que transcurre a lo largo
de cincuenta años en la vida de Olga y de Luis y había que contarla toda en
tiempo presente con personajes de la actualidad, entonces bueno, eso presentaba
una complicación. Además, nuestra intención era quedarnos en Jujuy, en Ledesma,
y no abrirnos a la historia nacional. Eso también trae una dificultad porque hay
mucha gente, sobre todo jóvenes, que no conocen la historia y teníamos que
incluir ciertos datos para que se entendiera.
T. 1: A propósito de los jóvenes, tal como hicieron con
"Malajunta", a esta
película la presentaron en escuelas, exhibieron "Sol de noche" en Jujuy, ¿Cómo
fue la experiencia?
N. L.: Sí, decidimos hacer el estreno nacional en San Salvador porque nos
parecía una manera de cerrar nuestro propio capítulo de la película. Dentro del
marco de ese estreno, pudimos conseguir hacer proyecciones durante la mañana
para colegios. Fueron más de 1500 chicos de colegios secundarios. Para nosotros
y sobre todo para Olga, fue todo un logro.
T. 1: ¿Cómo fue la reacción de los chicos cuando se enteraron de que el lugar
que conocen desde que nacieron tiene esta historia?
N. L.: Desconocían absolutamente todo, eso es lo más llamativo. Notamos mucho
asombro, primero porque veían una película filmada en Jujuy, y segundo porque la
impresión que seguramente tenían acerca del ingenio, acerca de las personas del
lugar, se les modificó completamente.
T. 1: Como con "Malajunta", ¿van a hacer proyecciones para escuelas?
N. L.: Sí, ya hay planeadas para hacer, luego del estreno, estrenos para el
interior y después sí, vamos a hacer proyecciones que tienen que ver con el tema
educativo y organismos.
T. 1: La película se exhibió en el exterior ¿Pudieron hablar con Olga acerca de
la repercusión que tuvo su historia?
N. L.: Nunca hablamos, después de terminar la película, no tuvimos esa charla de
decir "bueno, Olga ¿qué te parece?" Estamos esperando que pase la tormenta del
estreno y, ya con más tranquilidad, poder juntarnos de nuevo con ella.
T. 1: La película se estrena en un momento especial del país que tiene que ver
con las extradiciones, la anulación de las leyes de punto final y obediencia
debida...
N. L.: Sí, coincidió increíblemente. Además, Olga está juntando material para
enviar a España aparte de los testimonios que se escuchan en "Sol de noche".
Ella tiene interés en que formen parte de los juicios que se hacen en España.
Así que sí, coincide con un momento del país por un lado favorable y por otro,
esperanzador.
T. 1: En el caso de Aliverti, ¿cómo se involucró él, además de ser productor
ejecutivo? ¿los acompañaba a las entrevistas, por ejemplo?
N. L.: Sí, él junto a Javier Rubel . Sobre todo Eduardo se involucró en la
producción periodística y después, durante la posproducción, fue uno de los
referentes que buscamos a la hora de pedir una opinión sobre la película.
T. 1: Además, lo veo muy apasionado al escribir u opinar sobre la película.
N. L.: Sí, él está con todas las pilas con la película y moviéndose para que
mucha gente la vea.
"Sol de noche" fue dirigida por Pablo Milstein y Norberto Ludin