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LECTURA RECOMENDADA
Por Enrique Gil Ibarra El 17 de noviembre se cumple un
aniversario del retorno a la Argentina del General Juan Domingo Perón, en un ya
lejano 1972.
Desde la denominada Revolución Libertadora, en 1955, que prohibiera no solo al
partido peronista, sus emblemas y la “marcha”, sino hasta la mención del nombre
de Perón y reemplazándolo por el eufemismo “tirano prófugo” que usaban algunos
medios de la época. El 24 de diciembre de 1959 por la madrugada, un grupo de soldados irrumpió en la Jefatura de Policía de la ciudad de Frías en el límite entre Santiago del Estero y Catamarca-. El militar al mando declaró al oficial de policía que estaba a cargo:
-¡Soy el teniente coronel Puma! ¡Se ha declarado el Estado de Emergencia en todo
el país!, ¡esta comisaría queda bajo custodia militar!
Sus protagonistas se bautizaron a sí mismos Los Uturuncos; eran santiagueños, peronistas y creían que con su acción iniciaban un levantamiento general. Durante el período de colonialismo
hispano se conocía una leyenda, que hablaba de un hombre, un aborigen, que se
transformaba en Puma, para combatir a los españoles que sumían en la explotación
y humillaciones sin límite al pueblo del puma. Esa leyenda, narrada en quichua,
se llamaba Runa-Uturunco: "Hombre-Puma". Uturunco, pues, significa "puma". Ahora
bien, el ingenio de Félix Serravalle había
convertido en un acróstico de batalla esa palabra: PUMA, significaba también,
para los guerrilleros uturuncos, "Por Una Argentina Mejor". Asi comenzaban las luchas de la
resistencia peronista en esos años de proscripciones y dictaduras.
Enrique Gil Ibarra
El 27 de febrero de 2010 falleció
Enrique Oliva, periodista, escritor, militante,
corresponsal de Clarín en Europa y ciudadano ilustre de la ciudad de Buenos
Aires; Julio Robles dejó un mensaje en el
blog de Atrapados en Libertad. Por Julio C. Robles Nos fuiste presentado por Alicia Eguren, esposa de J. W. Cooke, corría el año 1959. La columna Tucumana del comando 17 de Octubre se aprestaba a subir a los cerros del Cochina, la columna de porteños estábamos preparando un golpe para tomar el Escuadrón Alto Uruguay de Gendarmería. En ese momento te conocimos, nos sorprendiste gratamente con tus claros planteos políticos. Traías una larga experiencia de supervivencia en la montaña adquirida en tu Mendoza natal, una voluntad de hierro,…..y una ligera sonrisa que no te abandonaba ni al habar, era como una agradable mueca que se dibujaba en tu rostro, como señal de sinceridad y confianza. Quedamos impresionados por tus brillantes pensamientos, por tu sencillez y humildad, que es condición de los grandes. Los Uturuncos que integrábamos esa patriada, éramos casi en la totalidad simples trabajadores. La incorporación al grupo de tan ilustrado compañero, nos llenaba de orgullo y seguridad. Por razones operativas estuvimos separados, y nos reencontramos en San Miguel de Tucumán.
Marchábamos a la montaña, no íbamos en busca de la gloría, solo queríamos luchar por el regreso de Perón, para que continuara con la revolución iniciada en el 46. El largo brazo de los represores te tomó prisionero en plena subida al cerro. Estoicamente soportaste el martirio de la cárcel que los tribunales militares te aplicaron. Pero no hicieron mella en tu espíritu revolucionario ni el largo alejamiento de tus seres queridos, ni el impiadoso castigo aplicado. Toda tu vida fue una pasión al servicio de la justicia y de tus compañeros del norte, a quienes siempre, hasta al mas humilde recibiste con alegría y buscando siempre soluciones a los problemas que te planteaban. Se de todos tus títulos académicos, de los merecidos honores que recibiste como Rector Fundador de la Universidad del Comahue, como periodista y como escritor, pero por sobre todo también se de tu orgullo de haber pertenecido al grupo UTURUNCO, y que por esa pertenencia fue que jugaste tu vida y tu libertad. Hasta siempre Comandante. Julio C. Robles
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