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Rafael Alberti y Paco Ibáñez - "A galopar"
Teología de la liberación - Entrevista a Leonardo Boff
La
responsabilidad social de los científicos- Galileo Galilei
Por Bertolt Brecht
El que no conoce la verdad es simplemente un ignorante.
Pero el que la conoce y la llama mentira, ése es un criminal
Galileo: Me retracté porque me aterraba la idea del dolor físico.
Andrea: Esta bien. La ciencia no conoce más que un mandamiento, el trabajo
científico.
(…) ¡El temor al sufrimiento es algo natural! ¡A la ciencia no le importan
las debilidades humanas!
Galileo: ¿No? (…) incluso en mi situación actual, me siento capaz de darte
algunas lecciones sobre lo que le importa a la ciencia (…) Hasta un comerciante
en lanas, además de comprar barato y vender caro, debe ocuparse de que el
comercio de la lana en general no sufra tropiezos. Y el cultivo de la ciencia
exige, en ese sentido, me parece, un coraje excepcional. La ciencia comercia
con un saber obtenido por medio de la duda. Pretende proporcionar conocimientos
a todos acerca de todas las cosas, y tiende a convertir a cada hombre en
alguien que piensa y duda. Ahora bien, los príncipes, los clérigos y los
grandes señores se han ocupado de mantener a la mayoría del pueblo en una
nebulosa de mentiras y supersticiones destinadas a ocultar sus propias maquinaciones.
La miseria de la gente es vieja como las montañas, y desde el púlpito y
la cátedra se predica que es también tan indestructible como las montañas.
Por eso nuestro nuevo arte de la duda cautivó multitudes. Nos arrancaron
el telescopio de las manos y con él enfocaron a sus opresores. Y de pronto,
aquellos hombres egoístas y brutales que se aprovechaban ávidamente de los
frutos del trabajo científico, sintieron que la fría mirada de la ciencia
detectaba y denunciaba una miseria milenaria pero artificial, que podía
fácilmente ser eliminada si se los eliminaba a ellos mismos. Nos cubrieron
entonces de amenazas y sobornos, (…) ¿Pero acaso podemos negarnos al pueblo
y al mismo tiempo seguir siendo hombres de ciencia? Los movimientos de los
cuerpos celestes son ahora más fácil de calcular, pero los pueblos todavía
no pueden calcular los movimientos de sus señores. La lucha por medir el
cielo ha sido ganada, pero las madres del mundo siguen siendo derrotadas
día a día en la lucha por conseguir el pan de sus hijos. Y la ciencia debe
ocuparse de esas dos luchas por igual. Una Humanidad que se debate en las
tinieblas de la superstición y la mentira, y es demasiado ignorante para
desarrollar sus propias fuerzas, no será capaz tampoco de dominar las fuerzas
de la naturaleza, que Uds. los científicos descubren y le revelan. ¿Con
qué objetivos trabajan ustedes? Mi opinión es que el único fin de la ciencia
consiste en aliviar la miseria de la existencia humana. Si los científicos
se dejan atemorizar por los tiranos y se limitan a acumular conocimientos
por el conocimiento mismo, la ciencia se convertirá en un inválido y las
nuevas máquinas sólo servirán para producir nuevas calamidades…"
Fuente: www.elhistoriador.com.ar
[Fragmento de Galileo Galilei, obra de teatro escrita por Bertold Brecht descargar]
El nombre de la Rosa: censura y control
Enfrentamiento entre conocimiento mágico y conocimiento empírico-racional a través de un fragmento de "El nombre de la rosa"
Guerras calladas - (Los Nadies) El mundo según Galeano
Entrevista
a Herbert Marcuse*
Por Friedrich Hacker
MARCUSE Y LA VIOLENCIA
El profesor de psiquiatría Friedrich Hacker -nacido en Viena en 1914, doctorado
en Basilea en 1939 y radicado en California al año siguiente- es un estudioso
apasionado por el problema de la violencia. Como perito de los tribunales
federales norteamericanos elaboró un psicograma del asesinato de Sharon
Tate y que sirvió para interrogar a los criminales. Su trabajo más importante
se titula ¿Falla el hombre o la sociedad? En él analizó el origen de algunos
inexplicables retornos a la barbarie. Ahora acaba de culminar sus largas
y pacientes investigaciones sobre la actual violencia destructora en el
mundo con una entrevista al filósofo Herbert Marcuse. En esos diálogos -que
reproducimos- Hacker coteja sus conclusiones con las de Marcuse y pone a
prueba sus valiosos puntos de vista. El reportaje, que Redacción publica
en exclusividad con la autorización de Editorial Grijalbo, forma parte del
último trabajo de Hacker titulado Agresión.
En la última década, el filósofo alemán Herbert Marcuse, establecido en
San Diego (California), discípulo de Heidegger y cofundador de la Escuela
de Francfort de filosofía y crítica, se convirtió en el apóstol de la juventud
rebelde y en una de las figuras de la moderna historia cultural que más
controversias ha suscitado. Tachado de Ángel del Apocalipsis y de provocador
de la juventud, ensalzado como profeta moderno y primero de los filósofos
vivos, la valoración de este hombre notable oscila entre el amor y el odio.
Los conceptos, por él acuñados, de tolerancia represiva, de sociedad unidimensional
y de gran negación han entrado hace tiempo en el lenguaje habitual de las
personas informadas.
La idea de Freud
Marcuse: La brutalización de la sociedad moderna, de la que se ocupa usted
en sus trabajos, me parece una observación incontrovertible. Según la teoría
de Freud, habría que admitir que la liberación sexual del presente debería
conducir a una reducción de la agresión; pero vemos que la agresividad estalla
en grupos y en individuos que poseen una libertad erótica mucho mayor y
que se han deshecho de todos los imperativos sexuales. En realidad, un aumento
de la libido debería conducir a una disminución de la agresión.
Hacker: Las cosas no son tan simples. Ante todo, ya Freud hizo observar
que las formas con que se manifestaban los impulsos no debían confundirse
con éstos. En las manifestaciones de los instintos, éstos aparecen en gran
medida transformados, mezclados y nunca en forma pura. Desde el primer momento,
los impulsos se mezclan con los mecanismos de defensa dirigidos contra ellos;
además aparecen todas las aleaciones, fusiones, mezclas y disociaciones
posibles entre formas libidinosas y formas agresivas, condicionadas además
por organizaciones internas y externas, o sea por los condicionamientos
sociales. En otras palabras: la energía instintiva como tal se transforma,
se pospone y se metamorfosea, y, aunque alimenta las distintas manifestaciones
instintivas, no se puede desligar de ellas sin más ni más, o ser extraída
por filtración de las mismas, para determinarlas cuantitativamente.
Marcuse: A menudo, se me ha reprochado que interpreto a Freud de un modo
cuantitativo o mecanicista. Pero yo afirmo precisamente esta idea freudiana
del depósito de energía, según la cual la energía instintiva -sea en forma
directa o sublimada- que se aplica a un objetivo ya no está a nuestra disposición
para aplicarla a otro.
Hacker: Precisamente en el caso de la agresión, esto no debe ser necesariamente
así. Hay muchos ejemplos en los que el hecho de hacer posible una manifestación
de la agresión conduce al hábito de la agresión, a la habituación e incluso
a una especie de manía agresiva. La agresión ocasionalmente explosiva, pero
mucho más la habitual, contribuye al general incremento del nivel agresivo,
al embrutecimiento antes que al alivio.
Marcuse: Es posible. No obstante, queda por explicar cómo es que la mayor
libertad sexual, la pérdida de los vínculos paternos autoritarios, la creciente
tolerancia del "super-yo" o su falta parcial conducen -dentro de una perspectiva
social general- a un aumento y no a una reducción de la agresión. En realidad
-al menos según
Freud- cabría esperar lo contrario.
Hacker: Ante todo habría que poner en claro la cuestión siguiente: la situación
actual, ¿representa una auténtica liberación sexual o tal vez únicamente
una desinhibición en unos sectores muy determinados y delimitados? Unos
tabúes igualmente fuertes, sólo que distintos, impondrían con mayor intensidad
que antes unos preceptos socialmente aprobados y fomentados, en el sentido
de una moral del placer. Así, estamos condenados a la búsqueda del placer
y a la supuesta obtención del mismo. La libertad se convierte en obediencia,
bajo el imperativo del placer y de la variedad.
Las transformaciones de la agresión
Marcuse: En una publicación psicoanalítica reciente se señalaba que la hostilidad
contra la civilización que limitaba los instintos ha aumentado, a pesar
de la disminución de la represión.
Hacker: No sé si esto es exacto para la represión en general y no sólo para
ciertas formas, muy determinadas, a partir de las cuales hemos desarrollado
hasta ahora, tradicionalmente, el modelo de represión. Tanto los organismos
que reprimen como los contenidos reprimidos han cambiado sustancialmente
en la actualidad.
Marcuse: Una transformación esencial es el desgaste de la confianza de la
sociedad en ella misma, bajo los efectos de unas contradicciones crecientes
dentro de esa misma sociedad. Toda sociedad necesita una gran fe en los
propios valores, que definen la salud y la normalidad sociales y que garantizan
el funcionamiento y el contacto armónico cotidianos entre las personas,
en el trabajo y en el tiempo libre. Cuando esta seguridad se tambalea, proliferan
no sólo la insatisfacción y las perturbaciones psíquicas sino también toda
especie de actitudes sociales erróneas, como la ineptitud, la indiferencia,
la negligencia, la resistencia al trabajo y a todo principio de rendimiento.
Hacker: La secular transformación aparencial de la constitución psíquica
y de los caracteres es algo que se puede comprobar fácilmente, tanto en
la vida diaria como en la clínica psiquiátrica. En la actualidad, no han
disminuido las neurosis y otras perturbaciones mentales, pero sí se han
transformado mucho en su manifestación claramente agresiva. Los llamados
casos clásicos se presentan cada vez con menos frecuencia, y en cambio nos
encontramos con un montón de combinaciones y formas híbridas de comportamientos
sociopáticos y neuróticos, con elementos psicosomáticos y maníacos; estas
combinaciones se presentaban antes con escasa frecuencia. Además, el indudable
cambio que se puede observar en la moral sexual ha conducido a nuevas expectativas,
de suerte que parecen también posibles y deseables unas transformaciones
en otros campos de la organización social e interna.
Marcuse: La introducción del concepto expectativa no me parece fundamentado
en la teoría de Freud; además lo considero demasiado psicológico.
Hacker: La expectativa es una dimensión importante del principio de la realidad.
El examen de la realidad conducido por el "yo" incluye necesariamente el
conocimiento y la valoración de las posibilidades individuales y colectivas
existentes. También la conciencia individual se transforma mediante progresos
o regresiones sociales, técnicas y psicológico-colectivas. Los mismos hechos,
y principalmente la difusión y el conocimiento de estos, son factores que
transforman potencialmente la personalidad.
Marcuse: Veo aquí una dificultad de principio. El psicoanálisis se ocupa
básicamente, sino exclusivamente, de individuos. ¿Cómo se pasa de estos
mecanismos individuales a unos procesos sociales? ¿Hay que creer, por ejemplo,
que muchos, o la mayoría, de los norteamericanos tienen una historia familiar
idéntica o semejante a la del teniente Calley, acusado de asesinato masivo
y juzgado actualmente por su admitida participación en la matanza de My
Lai?
Hacker: Precisamente, espero haber aportado algo a este problema exponiendo
las transformaciones de la agresión. La convivencia social de los seres
humanos y la educación pertinente son cosas son cosas que condicionan y
exigen -por simple necesidad objetiva- ciertas leyes y normas de conducta
más o menos formalizadas, al margen de que las mismas hayan nacido de la
sumisión al poder, del consentimiento general o de la combinación de ambas
cosas. Las leyes sociales están provistas de sanciones y tienen como resultado
generalmente unas medidas que exigen y provocan la renuncia a los instintos.
La formalización de la renuncia parcial a los instintos y de la promesa
de satisfacción que se basa en ella se produce tanto por la exteriorización
o extroyección colectiva en instituciones externas, como por la introyección
en organismos internos, en el "super-yo" y en el "yo". La agresión, prohibida
como delito, parece recomendable como sanción. La agresión latente, inevitablemente
contenida en instancias exteriores e interiores, utilizada para la vigilancia
y la limitación de la agresión, evita la violencia manifiesta; es por tanto
responsable de todo tipo de estabilidad en la estructura social y de la
personalidad, alimentadas también por una energía agresiva. La agresión
latente es también agresión: el hecho de que se mantenga en estado latente
no garantiza todavía su legitimidad. La agresión latente contenida en ciertos
sistemas de dominación puede ser extraordinariamente injusta y, bajo la
capa del freno a la agresión, puede caer en su ejercicio irrefrenable.
Las reglas del juego
Marcuse: El relajamiento de las reglas del juego sociales debe producir
también cambios en el "super-yo". Así, sin embargo, el descubrimiento de
la moderna agresión instrumental -que es la agresión con ayuda de complicados
aparatos y armas técnicas- conduce con toda seguridad a que se alivie la
represión del sentimiento de culpabilidad: el sujeto de la agresión es el
aparato, no el individuo, que se limita a servirse de él.
Hacker: Sí, e incluso creo que este sentimiento de culpabilidad no llega
muchas veces a producirse, y por consiguiente no tiene que ser reprimido;
porque mediante la previa producción en cadena de una buena conciencia,
la propia agresión suele cambiar de nombre y no experimentarse ya como tal
agresión.
Marcuse: Sin duda, este argumento es cierto. Con todo, lo decisivo sigue
siendo el fin al que sirve el instinto agresivo: el fin determina el "valor
instintivo" de la agresión. Esto no depende tanto de las acciones en sí
como de su objetivo final. Nuestro amigo Leo Löwenthal ha observado que
en "La tempestad" de Shakespeare, Ferdinand es inducido a su agresiva actividad
de cortar árboles. No obstante, esta actividad, agresiva como tal, cambia
su sentido, puesto que sirve a un objetivo "erótico", el de construir con
los troncos de los árboles caídos una casa que servirá de nuevo hogar a
Ferdinand y a su novia. Este objetivo erótico justifica la acción agresiva:
sirve para la creación de un ambiente placentero, que promete mayor amplitud
y mayor realización vitales.
Hacker: Para aumentar el placer, habría que crear entonces una especie de
dificultades, como en una carrera de obstáculos, que habría que superar.
Por ejemplo, en los juegos de azar, las reglas del juego permiten crear
unos obstáculos artificiales que producen temor ante la incertidumbre del
desenlace; en conjunto, estos obstáculos -aunque se pierda la jugada- se
consideran un incentivo agradable; aunque sólo lo son, naturalmente, cuando
se gana. Puede que esto sea análogo a la situación antes comentada: al principio,
un devaneo o un movimiento de evasión, que tenía como premisa la acción
de saltar unas barreras internas y externas o de pasar por debajo de ellas,
ha supuesto una cantidad mucho mayor de satisfacción, con la consiguiente
descarga de impulsos, que la "pura" descarga de impulsos, sin obstáculos
e igualmente accesible a todo el mundo, de la satisfacción impune por parte
del mayor número posible de participantes. La cantidad sería inversamente
proporcional a la intensidad de la satisfacción.
Marcuse: Del mismo modo que la cantidad de bienes y servicios que ofrece
una sociedad represiva restringe la liberación obtenida por la victoria
sobre la escasez. La abundancia y la prosperidad son represivas en la medida
en que fomentan la satisfacción de unas necesidades, satisfacción que hace
necesario proseguir la lucha por la existencia. De ahí que un cambio cualitativo
presuponga un cambio cuantitativo, a saber, la reducción de un desarrollo
excesivo.
Hacker: El psicoanálisis describe principalmente la reducción del nivel
de tensión en el organismo, la descarga instintiva y de energía, como algo
placentero, y, a la inversa, considera que produce disgusto la detención
de la energía instintiva al reducir las posibilidades de descarga y de expresión.
No obstante, en determinadas circunstancias, también se considera un placer
el aumento de excitación dentro de unas fronteras concretas. A esta categoría
corresponden la búsqueda de estímulos, el deseo de excitación, las ganas
de experimentar.
Agresión ofensiva y Agresión defensiva
Marcuse: Aunque sólo como primer grado hacia el placer de una satisfacción.
Posteriormente, esto condujo a Freud al concepto, mucho más vasto, del "eros"
-frente al más limitado de la sexualidad-: "eros" como ocupación placentera
de todo el cuerpo, así como también la ocupación libidinosa del medio ambiente,
subrayada por mí, con el fin de ampliar el ámbito del "eros". Aquí no se
trata ya de momentos localizados, sino de una transformación radical de
la sociedad.
Hacker: ¿A qué se refiere usted en concreto?
Marcuse: Por ejemplo, ¡la destrucción de los puestos de mando e instalaciones
militares de las potencias imperialistas agresivas me parece redundar en
interés del "eros"!
Hacker: El "interés erótico", ¿Justifica la destrucción de todos los centros
de violencia, incluso los del bando que se defiende?
Marcuse: Naturalmente que no. Debemos aferrarnos a la distinción entre agresión
ofensiva y agresión defensiva. Por ejemplo, si un criminal armado con un
hacha entra en mi casa y quiere atacar a mi mujer, no sólo tengo el derecho,
sino el deber de ejercer la antiviolencia y reducirlo por la fuerza. Así,
el cirujano que amputa una pierna gangrenosa actúa también al servicio de
una buena causa. Esta operación no puede calificarse de agresiva, aunque
la amputación de una pierna sea agresiva en sí misma.
Hacker: Con estos ejemplos cruelmente simplificadores, hace usted que todo
sea efectivamente muy simple.
Marcuse: Porque casi siempre es así de simple.
Hacker: Esto es lo que yo quisiera discutir. Creo poder demostrar que toda
agresión, al margen de su justificación objetiva, tiene la tendencia a sentirse
justificada de entrada por el que la lleva a cabo o por el que está sujeto
a unas órdenes. Precisamente no podemos confiar en la propia experiencia,
aunque parezca convincente con una evidencia inmediata.
Marcuse: Podemos estar engañados, o puede tratarse de una simplificación,
de una racionalización, invocando por ejemplo una agresión anterior, contra
la que uno quería únicamente defenderse. Se trata de la evidencia de hechos
y no simplemente de lo que uno siente o dice, aunque lo diga con toda sinceridad
y con toda verosimilitud. Así, por ejemplo, la guerra de Vietnam es sin
lugar a dudas una agresión de los norteamericanos y una defensa justificada
de los norvietnamitas. Y la misma claridad existe en la injustificada agresión
de la Unión Soviética para ocupar y someter a Checoslovaquia.
Hacker: ¿Cuáles son las circunstancias, sin embargo, en el conflicto árabe-israelí?
Marcuse: Evidentemente, el caso no es tan manifiesto y resulta más difícil
decidirse. Naturalmente, no existen unos criterios absolutos, aplicables
en todos los casos. Pero el caso límite no puede contradecir la validez
del "caso normal" ejemplar, sino sólo limitarla.
¿Qué es la agresión?
Hacker: ¿Existen al menos unos preparativos o unas escalas para la formulación
de criterios diferenciadores entre violencia defensiva y agresiva? De entrada,
parece plausible la contraposición. Lo que sirve a la buena causa, lo que
estimula la vida y amplía las perspectivas, podrá servirse también de la
agresión. Lo que destruye la vida cae bajo la denominación de violencia
agresiva. Este es, precisamente, el problema que debemos resolver, aunque
sea difícil hacerlo. La simplicidad engañosa impide toda posibilidad de
solución. Más aún: ¿Cuáles son los criterios diferenciadores y quién hace
la diferenciación?
Marcuse: Tampoco es tan difícil decirlo. Todo lo que sirve a la vida, especialmente
a una vida dichosa, es bueno. La reducción de las condiciones represivas
de vida y de experiencia vital es en definitiva el objetivo de los instintos
eróticos. Lo que favorece a la vida no puede ser injusto, aunque para la
creación de dichas condiciones sea necesaria la realización de ciertas medidas
coercitivas.
Hacker: "¿No es la vida el bien supremo?”
Marcuse: No toda cita expresa una verdad. Incluso el estudio razonable,
objetivo, científico de unos criterios presupone ciertamente un juicio de
valor. La ciencia libre de valores es ideología, aunque sea ideología de
mucho éxito, muy útil y muy rentable.
Hacker: ¿Acaso el juicio de valor no debería estar al final de la investigación,
y no al principio de la misma?
Marcuse: Se halla incontrovertiblemente al principio. Los datos de la experiencia
adolecen de una ambigüedad objetiva, como he dicho ya en mi libro El hombre
unidimensional. La razón nunca está libre de valores. He citado también
una frase de Whitehead: "La función de la razón es fomentar la vida". En
relación con este objetivo la razón es "la orientadora del ataque contra
el medio ambiente", al que "debe el triple impulso: primero, de vivir; segundo,
de vivir bien; tercero, de vivir mejor". En este sentido, vamos a tomarnos
ahora una copa de vino o de whisky. ¿Lo considera usted agresivo?
Hacker: No excesivamente. Pero si yo me siento atacado, aunque sólo sea
en forma indirecta y sublimada, por ejemplo en un debate, podría imaginar
perfectamente que todo lo que dice y hace mi oponente podría ser interpretado
por sí como algo agresivo, aunque me ofreciera comida y bebida. El juicio
de valor, que decide previamente lo que es agresivo y lo que es defensivo,
pasa por alto el examen objetivo de las circunstancias y las convierte en
algo superfluo.
Marcuse: Ahora da usted un sentido tan amplio a la agresión que el concepto
parece perder su significado. Para usted, casi todas las expresiones de
vida son agresión.
Hacker: Eso fue exactamente lo que le reprochó en su tiempo al psicoanálisis
en relación con la sexualidad. Si las acciones de agarrar, de preguntar,
de mirar, contienen elementos sexuales, entonces resulta que todo es sexualidad.
Esta es la primera impresión que, necesariamente, debe surgir cuando, como
yo intento hacerlo con la agresión, se pretende rastrear las manifestaciones
ocultas, enmascaradas o llamadas de otra forma, de la agresión en sus escondrijos,
en su forma latente o fría (que, por otra parte, es muy semejante a la agresividad
instrumental de usted). Evidentemente, no todo es agresivo, o, en cambio,
lo es mucho más de lo que suponíamos hasta ahora, sobre todo muchas de las
cosas que se consideran y se presentan como freno de la agresión o como
medida puramente defensiva.
Marcuse: Entonces, habría que hacer ante todo ciertas diferenciaciones.
Habría que llamar violencia únicamente a una acción agresiva de naturaleza
física; la agresividad primaria es instintiva; puede ser sublimada hasta
la no violencia.
Cuando dos chicos se pelean
Hacker: Dentro del concepto global de agresión existen descripciones muy
diferenciadas de los fenómenos agresivos que no son en modo alguno idénticos
o intercambiables, como violencia, poder, crueldad, brutalidad, sumisión,
vigilancia, etc.; estas descripciones son de gran importancia. No pretendo
afirmar en absoluto que estas manifestaciones diversas sean formas exclusivamente
agresivas, o que todas las formas de agresión son igualmente valorables
o igualmente vigentes. La cuestión de la legitimidad es ciertamente decisiva,
sólo que, en mi opinión, no puede ser previamente decidida sobre la base
de la inmediatez de la propia experiencia o por criterios abstractos, como
la buena vida, que se prestan a la justificación y a la racionalización
ideológicas, y también al enmascaramiento oratorio de casi todo.
Marcuse: Es seguro que, en cada caso, hay que examinar y decidir muy concretamente
la situación objetiva. Afirmo, sin embargo, que esto es casi siempre posible
y ni siquiera resulta demasiado difícil. Naturalmente, en último término,
los criterios que hay que desarrollar no son puramente psicológicos, ni
pueden serlo tampoco, sino solo político y morales.
Hacker: Comparto esta opinión. De todos modos, me parece que esto esquiva
la imprescindible definición de criterios y de legitimación. Sigo sin ver
aún con claridad quién está legitimado, y con qué puntos de vista, para
adoptar estas decisiones morales, o para exigir y provocar sacrificios en
su nombre. Siempre vamos a parar a lo mismo: a la diferencia, postulada
enérgica y patéticamente, pero no detectada en ninguna parte, entre una
agresión justificada y otra injustificada, entre la violencia defensiva
y la agresiva, entre necesidades buenas y malas.
Marcuse: Sin duda no es lo mismo, pero, en principio, estas diferencias
son perfectamente comprobables. Todo lo que sirve para la protección de
los instintos vitales es mejor que lo contrario. Hay una autoridad racional.
El comandante de un avión tiene todo el derecho a ejercitar plena autoridad
durante el vuelo y obligar, en caso necesario, a todos los pasajeros a que
se sometan a la disciplina. O bien, para poner otro ejemplo: cuando dos
muchachos se pelean, es muy difícil saber quién ha empezado. Cuando, por
ejemplo, el muchacho A ataca al muchacho B, que estaba tranquilamente ocupado
con su juguete, resulta evidente que el muchacho A es el atacante y el muchacho
B la víctima que tiene derecho a defenderse. En todos los niveles hay casos
semejantes, que se pueden investigar con facilidad.
Hacker: Para seguir con su ejemplo simplificador, y por tanto desorientador:
¿qué pasa si el muchacho B, que juega aparentemente de un modo pacífico,
ataca con regularidad, o al menos con mucha frecuencia -pongamos diez veces
en las dos últimas semanas- al muchacho A, lanzándose de pronto e inesperadamente
sobre él o tirándole una piedra? Esta situación, que queda oculta en principio
para el observador atento, ¿no autorizaría al muchacho A a tomar unas medidas
preventivas y justificadas de defensa, basadas en un cálculo de probabilidades
nacido de su experiencia concreta?
Marcuse: Naturalmente, en este caso no sólo sería algo justificado, sino
recomendable. Sería una represión racional. Voy a poner aun otro ejemplo:
un escolar que, en la clase, molesta e impide que se den las lecciones debe
ser castigado. Se trata en este caso de una agresión defensiva justificada
por parte de la colectividad. Por otra parte, el alumno que, con preguntas
acertadas, desconcierta al mal profesor y se convierte en un factor de perturbación,
debe ser protegido. En este caso, el profesor debería estar mejor informado
o ser sustituido por otro.
"Estoy contra los actos insensatos de violencia"
Hacker: Siempre volvemos al mismo tema, en distintas variantes. ¿Qué haría
usted, por otra parte, con el alumno que interrumpe una clase y que es,
por tanto, un mal alumno?
Marcuse: La solución sería un tratamiento psicológico individual.
Hacker: La experiencia de la criminología nos enseña que la mayoría de los
delitos violentos son cometidos por una pequeña minoría, bien conocida por
su tendencia a la recaída y a la reincidencia; una minoría que incluso se
puede determinar de antemano con un margen de error relativamente escaso,
sobre la base de unas acciones preparatorias conocidas. ¿Sería usted partidario
de una detención preventiva para este grupo?
Marcuse: La detención preventiva pertenece al arsenal del fascismo. Algo
muy distinto es la "educación preventiva", observando unas medidas estrictas
de precaución contra el abuso de autoridad.
Hacker: Este me parece, precisamente el problema: porque, en este caso,
el uso y el abuso están tan próximos y, además -como lo demuestra nuestra
conversación, a mí no me parecen tan fácilmente diferenciables. Con el consentimiento
entusiasta de la mayoría de la población, el gobierno norteamericano acaba
de presentar un proyecto de ley que, ante la sospecha de un delito, prevé
en general la detención preventiva en lugar de la fianza, hasta ahora habitual;
existirá, por tanto, la detención preventiva antes y hasta la declaración
de la culpabilidad, para evitar el peligro de repetición, que no debe ser
demostrado primero en cada caso. Tales propuestas apelan a la razón y a
la aspiración de la sociedad a protegerse contra los asaltos y los crímenes.
Además, las apreciaciones falsas no se ponen jamás al descubierto. La persona
que luego resulta inocente, o el culpable que posteriormente ha demostrado
no ser reincidente, han estado encerrados "en vano". Sin duda, a la colectividad
no le molesta que la violencia preceda al derecho, en lugar de ocurrir a
la inversa. Sin embargo, ante el actual nivel de posibilidades de abuso,
yo no estaría dispuesto a hacerme responsable de semejante riesgo de reclusión
preventiva.
Marcuse: El riesgo parece pertenecer a la historia de la humanidad, mientras
dicha historia siga siendo la historia de la explotación y de la opresión.
Estamos en la esfera de una terrible moral doble: pensamos poco en las hecatombes
de seres humanos provocadas por los gobernantes para conservar su poder,
pero nos volvemos terriblemente sensitivos cuando se trata de la violencia
de un régimen verdaderamente revolucionario, seriamente preocupado por acabar
con la miseria y la explotación. Estoy contra los actos insensatos de violencia
(por idealistas que sean sus motivos) que sólo sirvan al sistema establecido.
En la Historia, el terror sólo ha sido eficaz cuando lo ejercían grupos
que ya estaban en el poder. El terror individual se pierde. Los más nobles
anarquistas no tuvieron eficacia social. Por el contrario, los jacobinos,
o Hitler y Stalin, tuvieron una eficacia tremenda, una vez que se hicieron
en el poder.
Hacker: ¿Cómo se consigue, no obstante, el acceso al poder o la toma del
poder? ¿Imagina usted que la creación del nuevo tipo de hombre, no agresivo,
se puede conseguir de otra forma que sea la más encarnizada agresión en
un período de transición que será, por lo menos, muy arriesgado?
Marcuse: El hombre que se distinga del tipo actual, el hombre realmente
satisfecho, realmente libre, que es la aspiración de la rebelión de los
jóvenes, no vendrá únicamente a partir de la rebelión de los jóvenes, no
vendrá únicamente a partir de las entusiastas ideas de los estudiantes;
esto es evidente. La transformación real está en manos de la clase obrera,
una clase que en la actual situación de los Estados Unidos no es revolucionaria,
porque la prosperidad económica hace que no esté dispuesta a participar
en acciones revolucionarias. Esto, sin duda, no siempre será así. Un Estado
capitalista, con su prosperidad y su pleno empleo, es inimaginable a la
larga. Las contradicciones internas del sistema, es decir, la contradicción
entre la riqueza social disponible y su lamentable utilización debe conducir
tarde o temprano a las crisis profetizadas por Marx, que acaban creando
las premisas revolucionarias o, si las cosas van mal, también las premisas
para el fascismo. En cualquier caso, la transformación radical es resultado
de un largo proceso cuyo protagonista son las masas.
Hacker: Ernst Bloch distingue entre explotación y opresión, por un lado,
que se reducen en los estados occidentales del presente, y ofensa y desposesión
de todo derecho, por otro lado, que han aumentado si cabe. ¿Cree usted que
el sentimiento de injusticia, que va unido nuevamente a unas esperanzas
de cambio real y posible, bastará para la creación de una situación revolucionaria
de amplias perspectivas?
"La revolución no debe ser necesariamente agresiva"
Marcuse: Es difícil decirlo. En definitiva, el bienestar general representa
también una satisfacción real y no sólo un sucedáneo. Sea como fuere, las
potencias dominantes son muy sensibles y toman precauciones para que las
personas y grupos a quienes dominan se mantengan sistemáticamente en estado
de desinformación y de estupidez, por ejemplo a través de los mass media.
Sin embargo, esto no le va a servir siempre al capitalismo occidental. Ciñéndonos
a la tesis de Marx, el margen de beneficio de los empresarios debe caer
tan pronto como la carga de los costos sobre los consumidores haya alcanzado
sus límites. Es una contradicción clásica del sistema capitalista: todos
los intentos de forzar la situación amenazan la supervivencia del sistema.
No existe en la historia un solo sistema que perdure indefinidamente, lo
que no deja de ser un pobre consuelo, en la situación actual. Lo que no
tiene sentido en ningún caso es la acción voluntarista, que crea mártires
innecesarios, en una situación poco madura para estos actos revolucionarios.
Hacker: Admite usted, por consiguiente, que las condiciones de un cambio
radical no consisten tan sólo en unos factores económico-materiales, sino
también en unos valores que hasta hoy se han infravalorado calificándolos
de psicológicos, de elementos superestructurales. Mi opinión es que los
sentimientos de desposesión o de impotencia constituyen unos factores reales
muy papables.
Marcuse: Esto es cierto, sin duda. Pero el monopolio de hecho de los medios
de comunicación de masas contrarresta la evolución de la ciencia. Por esta
razón considero decisiva la intervención de los procesos de comunicación.
Las fuerzas progresivas deberían intentar penetrar en el mercado de los
periódicos, para tener parte en el manejo de los medios de comunicación.
En el caso hipotético de un dominio total de dichos medios, es probable
que la conciencia de las masas pudiera ser transformada decisivamente en
un plazo de tres semanas.
Hacker: Es probable que unas semanas no bastaran, pero un dominio total
de años sobre todos los medios de comunicación -persiguiendo las tácticas
exclusivistas agresivas contra los que piensan de otra forma, que serían
idénticas a la práctica totalitaria- permitiría obtener probablemente los
resultados deseados. Pero esto no me parece deseable ni realizable.
Marcuse: Es probable que no lo sea. De todos modos, no deberíamos considerar
la alternativa reforma-revolución como una contradicción cuyos dos términos
se excluyan. Como hegeliano, pienso que los cambios cuantitativos de ciertas
proporciones pueden conducir a una transformación cualitativa.
Hacker: Estoy plenamente de acuerdo; tampoco existe una contradicción inmediata
entre evolución y revolución, por el simple hecho de que la transformación
revolucionaria, como amenaza o utopía, puede representar una posibilidad
evolutiva, un motivo de evolución. Sin embargo, la revolución no debe ser
necesariamente más agresiva o más violenta que el quantum de violencia latente,
instituida, que se utiliza para poner o para mantener en marcha el proceso
que recibe el nombre de evolución.
Marcuse: Exacto. Existen sin duda contrarrevoluciones y sistemas políticos
muy violentos para impedir la revolución y anticiparse a ella. En el Brasil,
por ejemplo, un sistema político cada vez más brutal impide que se impongan
unas justas aspiraciones revolucionarias con todos los medios violentos
y de propaganda, por no hablar de las pérdidas en vidas y en felicidad humanas.
La negación de la libertad, y de su misma posibilidad, tiene como equivalente
la concesión de la libertad absoluta allí donde ésta consolida a la opresión.
No sólo los medios y los fines sino las mismas fuentes instintivas son distintas
en la violencia y la antiviolencia; hay que atenerse a esta diferencia.
"El criterio es lo que afirma a la vida"
Hacker: Quisiera conocer más cosas en concreto sobre los criterios de esta
diferencia. Principalmente sobre lo que usted llama "valor instintivo";
porque hoy, gracias a los desarrollos psicológico y técnico, se ofrece quizá
por primera vez la oportunidad histórica de que no sólo nos sometamos a
las reglas del juego social o nos resistamos a ellas sino de que participemos
también en el proyecto de estas reglas del juego.
Marcuse: Ahí reside, no obstante, una contradicción. No se puede prescribir
cómo deben organizarse los hombres libres; si lo hicieran de acuerdo con
unas prescripciones previas, ya no serían libres. De todos modos, la práctica
del dominio de la naturaleza nos enseña que debemos admitir ciertas presiones
objetivas como condiciones previas de la libertad: no la dominación de las
personas, sino la administración de las cosas.
Hacker: Este no me parece un criterio concluyente; porque, en definitiva,
las cosas existen para su propietario, son protegidas y defendidas por quienes
las administran y las poseen, como si fuesen partes de sí mismos. Y para
tener acceso a las cosas, habría que excluir primero agresivamente a las
personas, las cuales se han identificado con las cosas de un modo habitual
o fetichista. Esto conduce de nuevo, a través de un breve rodeo, a la situación
ya esbozada del dilema de decisión.
Marcuse: Las decisiones importantes nos son arrebatadas sin duda por las
potencias y las fuerzas económicas que no tienen nada de anónimo y son perfectamente
identificables. Yo tengo la opinión de que una renuncia no calificada a
toda violencia nos condena a la indefensión política, pero conviene hacer
matizaciones en este aspecto. Por desgracia, existe algo así como un mal
menor, que debemos escoger en determinadas situaciones históricas, para
conjurar o evitar un mal mayor.
Hacker: Hemos vuelto al punto de partida: ¿Cómo es posible que una persona
como yo -faltándome, como al parecer me falta, el acceso a unos fundamentos
de decisión de inmediata evidencia- pueda reconocer lo que es una agresión
buena o mala, justa o injusta? No quiero que me comprenda usted mal: naturalmente
pronuncio unos juicios de valor muy delimitados y tengo unas ideas muy concretas
sobre unos desarrollos y unas medidas buenas o malas (o al menos, mejores
o peores). Tengo mis convicciones, respondo de ellas, las defiendo y creo
en ellas, a veces muy intensamente y sin limitación. Sólo que, por razones
psicológicas y de psicología social -que naturalmente también a mí me afectan-,
desconfío de la experiencia seudoinstintiva de la inmediatez. Como hombre
que actúa, creo en ciertas cosas y creo saber lo que debo hacer y lo que
debo omitir; como hombre capaz de conocimiento, debo ser consciente de que,
a pesar de mis sentimientos y convicciones, no siempre estoy perfectamente
informado sobre el tiempo, el lugar y la forma en los que una renuncia a
un impulso, un sacrificio, una acción violenta son o no son legítimos, o
parte de un mal menor. Lo mismo ocurre con la pregunta sobre los criterios.
Marcuse: Entonces mi definición volverá a parecerle demasiado filosófica.
Sólo puedo repetir una cosa: el criterio es lo que afirma la vida, lo que
sirve al desenvolvimiento de unas facultades humanas, de una felicidad y
una paz para los hombres. No conozco otra definición mejor, ni tengo, simplemente,
la inteligencia para darla.
Hacker: Puede que hoy no haya nadie suficientemente inteligente; se trata
de provocar y multiplicar esta especie de inteligencia en el futuro al servicio
de la información de vida a la que esta conversación agresiva ha servido;
y hallar, o inventar, así eficaces alternativas a la violencia y posibilidades
de salvación.
* Suplemento de REDACCIÓN, Nº 16, junio de 1974.
Fuente: www.elhistoriador.com.ar
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Ricardo Carpani - Persistencia de la utopía
Entrevista
a Liber Seregni *
Primera Plana, Nº 456, 26 octubre de 1971.
El Fiat 600 cruza el barrio del Parque Rodó, bordea el boulevard Artigas,
frena ante un sobrio edificio de departamentos. Van a dar las diez y media
del último viernes, Montevideo amenaza con un día habitual, sin novedades.
Hace calor. El ascensor se detiene en el segundo piso; una señora abre la
puerta del living sin pretensiones, pero atiborrado de cuadros (algunos
de buen gusto). No hay estilo. "Ahora viene el general", se despide. No
habrá tiempo de sentarse: el hombre aparece con sus pasos cortos y veloces;
por supuesto, tiene los zapatos lustrados, la barba no muestra sombras,
el cabello se ha apretado hacia atrás, dócilmente, con fijador. Un pantalón
gris, una blanca camisa, impecable, sin corbata; el bigote, convencional,
dibuja una sonrisa fácil. "Quisiera que fueran preguntas ágiles, concretas",
desafía; no hay que temer ni sospechar: el hombre mira de frente y responde
a todo -casi semeja una postura política-, gana con simpatía, diluye la
agresión, la mínima trampa de un reportaje.
Habrá de fumar cuatro rubios Nevada, no invitará con café; se levantó una
sola vez para ponerse saco y corbata -debía tomarse fotografías en color-;
fue el momento para pispear detalles. No sirve de mucho: los libros están
en otra habitación, apenas se atisban un par de discos de música clásica
y, la sorpresa, un cuadro con la firma de Liber. "Sí, claro que pinto; ahora
no, por supuesto. Ese lo firmé hace unos 15 años". En cuanto a la música,
"me gusta; sin embargo, lo único que sé tocar es la radio y la televisión".
Habrá otras novedades insólitas. La astronomía -"estudié varios años, me
becaron en una universidad mexicana"-se mezcla sin prejuicios con el fútbol:
"Soy de Nacional". Hace un mes, como no quería confesar su afición por los
tricolores, sus adversarios dijeron que "no se quería definir". Parece más
dispuesto para hablar de matemáticas o de física, dos disciplinas que estudió
a fondo: "Soy muy frío -reconoce-para analizar los problemas, pero cuando
los encaro me vuelvo apasionado". Esa regla de oro quiso que fuera atendida
por sus oficiales, cuando les daba clases: "Siempre les decía que es necesario
tener una heladera en la cabeza y un calentador en el pecho".
Después de dos horas de grabación, el general Liber Seregni, 54, dos hijas
casadas, candidato a la Presidencia del Uruguay por el Frente Amplio -uno
de los acontecimientos políticos más sorprendentes de la historia oriental-saludó
al corresponsal de Primera Plana en Montevideo, Fernando Ainsa, y al secretario
de Redacción Roberto García. En la calle, unas gotas presagiaban la tormenta
y el aguacero; desde la residencia presidencial se invitaba a una conferencia
de prensa (ver recuadro); corría la primera información sobre el secuestro
de un anciano periodista, José Pereyra González, redactor responsable del
colorado diario El Día; en Canelones, se sostuvo -erraron, el sábado, todos
los diarios argentinos-, había caído otra vez el fundador de los Tupamaros,
Raúl Sendic. A un mes y horas de las elecciones generales, con uno de los
panoramas más confusos y desasosegados de su historia, el Uruguay comenzaba
a sacudirse para festejar otro hito democrático, casi un hallazgo en Iberoamérica.
Para empezar, convendría una definición del Frente Amplio. Se puede definir
de varias maneras. Una, bien real por otra parte, es considerarlo una respuesta
natural, auténtica y espontánea, dada por el pueblo oriental en el momento
más crítico de su existencia. La continuidad de las tensiones económicas
y sociales había desencadenado formas de violencia desconocidas. El incremento
de esas tensiones conducía a situaciones de violencia generalizada. ¿Cómo
se formó la coalición? Los fenómenos de tipo sociopolíticos no tienen un
nacimiento preciso: tienen hitos que se marcan por hechos. Hacía tiempo
que existían intentos de unificación, todos abortados; el Frente ve la luz
luego que el Gobierno instaura un abrupto giro en su economía y florecen
las luchas sindicales y estudiantiles. Esas rebeliones crean una unidad
entre esos sectores; como la crisis la sufren todos, la unidad se crea en
la calle y el Frente surge por esos reclamos, no por los efectos de una
componenda política. Pero debe haber un día. Claro, el 7 de octubre de 1970,
cuando se produce el Llamado de los Ciudadanos Independientes. A partir
de ese momento, es una explosión; los políticos se limitan a institucionalizar
ese fenómeno. El 5 de febrero de este año, se establece la partida de nacimiento;
antes ya se habían producido las coincidencias, varios grupos políticos
habían abandonado sus lemas: esto explica la formidable demostración popular
del 26 de marzo, sin antecedentes en la historia uruguaya.
Pero, no hay que engañarse: en materia político-social, los hechos no brotan
en una mañana. ¿Acaso la Revolución Francesa comenzó con la toma de la Bastilla?
¿El Frente es una especie de lema? No. El Frente es una fuerza política.
Los lemas carecen de definición, no tienen un programa adecuado a las circunstancias
actuales, no están organizados en su conjunto ni poseen una dirección estable.
Verdad, pero quisiera que conteste este planteo para ver si es cierto que
el Frente no se maneja como un lema tradicional. Por ejemplo, si uno es
partidario del candidato A, quien pertenece al lema colorado, quizá su voto
sirva para entronizar a B, un enemigo de A. Entonces, el lema es una trampa,
se burla de la decisión del votante. Esto es cierto y, con el caso del Frente,
ocurre algo parecido. Si uno es militante comunista y vota a su Partido
en la alianza, en caso de ganar le sale de Presidente un general que alguna
vez compartiera la política de Jorge Pacheco Areco. Un momentito. No le
sale, el votante elige la opción. En el Frente hay un solo candidato y un
solo programa; los comunistas, utilizando su esquema, para integrarse, antes
aceptaron al candidato y al programa. En esto no hay engaños. Por otra parte,
quiero aclararle que, como militar, acompañé a Pacheco Areco hasta noviembre
del '68, cuando se agudiza el proceso. Renuncié como ciudadano -no compartía
esa política-y, como general, no quería que el Ejército tuviese que enfrentar
al pueblo.
De cualquier modo, ese contubernio
de cristianos, colorados y blancos disidentes, marxistas y socialistas,
más que un Frente parece varios frentes. La heterogeneidad de ideas no es
un problema actual; sencillamente, existe una identidad de la actualidad
y del camino a recorrer. Hasta cuándo el camino será conjunto, mi querido
amigo, eso está en el futuro. Es decir, que luego de los comicios habrá
quienes se bajen del ómnibus y habrá quienes se suban. Yo no tengo la bola
de cristal. Lo que sé es que ahora el Frente es la fuerza real de un movimiento
real que ya no tiene retroceso. Se acepta que el Frente sea una agrupación
nueva, innovadora. Pero, ¿acaso no hay una contradicción en esos términos
cuando se recuerda la lista de políticos preexistentes, intermediarios,
con escasa trascendencia electoral que anidan en el movimiento? Esos hombres
-quienes, gracias al Frente, volverán al Congreso-poco tienen que ver con
las generaciones formadas en comités de base. Hay dos cosas en esto. Primero,
la realidad de una fuerza política organizada fundamentalmente sobre una
base de sustentación popular, que se dio en forma espontánea. Segundo: por
supuesto, hay una estructura organizativa y una representación parlamentaria;
pero, esos delegados no son necesariamente intermediarios entre la dirigencia
del Frente y las organizaciones de base. Es toda la organización la que
forma el conjunto.
En cuanto a las figuras que provienen del sistema anterior, no podía ser
de otra manera: es decir, el Uruguay no cambió la población de un año para
el otro, los que estamos ahora somos los mismos que estábamos antes. Quizá
la pregunta deba seguir varios pasos. ¿Usted es candidato exclusivo a la
presidencia? Exclusivamente, he hecho cuestión sobre el punto. Bien. En
el caso de no ganar, ¿seguiría en el Frente y en la escena política? Por
supuesto. Entonces, sin importar el triunfo y gracias a su prestigio, la
esperanza que se deposita en el Frente servirá para devolver al Parlamento
a los mismos políticos que, con escaso electorado, dudaban de la posible
reelección. También, y lo que las agencias internacionales sospechan como
lo más grave, el Partido Comunista -el único realmente organizado de la
coalición-se asegura una redituable participación en el Parlamento. O sea,
que usted va a perpetuar en el teje y maneje político a lo que se supone
usted pretende desterrar del Uruguay. No es así. Las figuras y grupos que
se han incorporado al Frente -inclusive, que lo fundaron-tenían largamente
asegurado su continuidad parlamentaria dentro del lema tradicional. Entonces,
al revés de lo que usted señala, lo válido es la valentía cívica que tuvieron
esos políticos para abandonar la sombrilla protectora y largarse, el año
pasado, a esta aventura. Nadie puede afirmar que tuvieran la reelección
garantizada. En el Uruguay, como usted mismo lo dijo, se vive un proceso
inédito, encrespado por la violencia.
Tanto los Tupamaros como Jorge Pacheco Areco radicalizaron el espectro político,
dejaron en el camino a quienes jugaban en la mitad. El Frente, una vez amalgamado,
se convirtió en una opción; sus integrando, si hubiesen corrido el albur
en forma solitaria, el 29 de noviembre habrían cambiado de profesión. Es
cierto que, a partir del '68, por culpa de un Gobierno represivo que se
acercó o sobrepasó los bordes de la Constitución, se obligó a polarizar
el panorama. Antes del Frente y, gracias a esa situación dictatorial, sólo
quedaba la alternativa de la violencia; los partidos tradicionales -simples
lemas o cooperativas-eran incapaces de salir de este callejón sin salida.
La exigencia histórica era el nacimiento de este grupo político, y aquellos
que se integraron, en tanto que el Frente crece, crecen ellos mismos. El
Frente Amplio no es la suma aritmética de las facciones que lo compusieron;
es más que eso, es una alianza que se ha enriquecido en sí misma, por suponer
una opción distinta y valedera. El Frente ha ocupado un vacío que nadie
podía llenar; no se puede interpretar peyorativamente a quienes se han allanado
a un programa en un momento decisivo e histórico.
¿Cuál es la plataforma del Frente? Quien sepa en materia política y lea
nuestras bases programáticas y las 30 primeras medidas de Gobierno que tenemos
planeadas, en caso de triunfar, si tipifica la plataforma dirá que es democrática
avanzada. No es ni siquiera un programa socialista. El plan que se propone
es nacionalista, liberador -lo que supone el corte de las dependencias con
el extranjero-, pero sus estructuras y fines pueden calificarse de democráticos
avanzados. Y no más de ahí. ¿Cómo ve la viabilidad de la aplicación de esas
medidas? Las 30 primeras medidas corresponden al Poder Ejecutivo, están
enmarcadas en el actual régimen constitucional, son legales. Usted habla
de cortar la dependencia extranjera, una medida nacionalista bastante de
moda. Lo que está de moda, también, es la represalia internacional. Eso,
legalmente, no está previsto. ¿Cómo se arregla para responder dentro del
marco legal? Como usted sabe, la opinión pública está dividida por tercios,
mayores o menores pero tercios al fin. Sucede que, por demagogia, necesidades
de la hora o sentimientos, las agrupaciones políticas adversarias anuncian
sus planes y repiten nuestras consignas (por ejemplo, la reforma agraria,
la nacionalización de la banca). De manera que, cuando presentemos los proyectos
de ley, podrá discutirse el matiz, pero no el principio. Con nuestra actitud,
hemos obligado a dar definiciones; tampoco hay que pensar que somos los
únicos portadores de la verdad.
Al parecer, el Frente Amplio ha conseguido buena repercusión en Montevideo.
Y el interior, el que decide los resultados, ¿cómo responde? Guardando las
distancias, se obtuvo la misma respuesta que en la capital. Es que los sectores
agropecuarios han sufrido los embates de la crisis. Tanto que, por razones
de concientización, se produce un caso interesante: hay muchos estancieros
que son frentistas, mientras algunos de sus peones aún permanecen en los
lemas tradicionales. Es un problema de cultura, ya llegaremos a cubrir eso;
aquí, como en otras partes del mundo, la masa no está bien informada y marcha
en dècalage con relación al tiempo. ¿Cómo ve la situación geopolítica del
Uruguay en caso de que gane el Frente? Somos claros en nuestros programas.
Nos interesan el apoyo y la solidaridad de regímenes similares; toda América
latina -salvo Brasil-está viviendo la misma situación. Parecería que la
dependencia uruguaya fuera aún mayor que la de otros vecinos. La dependencia
existe en toda América Latina. Nadie discute eso, pero en Uruguay de pronto
falta querosén -como este año-y lo deben aportar los países cercanos. Ese
fue un error de planificación. Cuando habla de cortar con la dependencia,
no explica cómo hará el Uruguay para que tenga sentido como país con sus
escasos bienes de producción.
Nada se obtiene sin lucha, sin sacrificios, sin esfuerzos. Eso lo sabemos
como una petición de principios. El inmovilismo conduce a la muerte, sólo
la lucha conduce a la victoria. Hay un juego de opiniones en esa decisión
de cortar la dependencia; no hay que olvidar que, aparte de los dos grandes
bloques y dentro del sistema capitalista, hay una serie de países que tienen
interés de participar en negocios con América Latina. ¿Leyó las críticas
del escritor Augusto Céspedes al Gobierno de Torres? Dice que, muchas veces
se piensa con ilusión que, luego de romper un lazo y lograr otros, se vivirá
la liberación; de pronto, según él cuenta, se descubre que las condiciones
son peores que las que tenían. Valen las experiencias ajenas. No tenemos
que caer en los errores de otro. Pero, cuando se trata la materia económica
en un solo campo específico, se yerra; la economía no puede estar aislada
de la política, las dos están correlacionadas. El problema del Frente será
igual al de cualquier Gobierno que se haga cargo: no podrá satisfacer sus
obligaciones exteriores. Nuestra deuda, el año pasado, era de 500 millones,
y estimo que ahora trepa a los 530 o más; eso significa dos años y medio
del total de las exportaciones que el país hace. Nunca, el Uruguay tuvo
una carga tan pesada. La única posibilidad, entonces, es buscar la refinanciación.
¿No la moratoria? La moratoria es una medida extrema, mi querido amigo;
cuando ya no quedan soluciones, entre morirse de anemia y morirse peleando,
la gente prefiere lo último. En suma, nuestro objetivo es la refinanciación
y aquí, sin duda, juegan los factores políticos. ¿Cómo van a reaccionar
nuestros acreedores? Con ese plan nacionalista y el respaldo político del
comunismo tal vez no reaccionen de buen talante. El Partido Comunista es
uno de los integrantes del Frente, el Frente no es el PC. No sabemos cómo
va a reaccionar nuestro principal acreedor, USA; hasta ahora, ha renegociado
con Chile, también con Perú. La política exterior ya no está solidificada:
recuerdo que con motivo del viaje de Nixon a China, un funcionario norteamericano
se burló de las quejas de un periodista, aún conmovido por las barbaridades
que antes solían cruzarse las dos potencias. "Son cosas del pasado -aclaró-,
y en la política exterior sólo cuenta el presente y el futuro". Piense,
además, que todo acreedor prefiere cobrar aunque sea diferido a no ver un
peso. ¿Cuál es el resultado de la autocrítica del Frente? Uno se marca metas
y tareas a cumplir y, a veces, tiene urgencias sobre el cumplimiento; hay
una cosa que ya se tiene en cuenta: no se puede ir más allá ni más rápido
de lo que el contexto social está creando. Ahora, el Frente se convirtió
en una alternativa de poder; cuando lo alumbraron, ¿habían imaginado esta
posibilidad? No, sólo pensábamos cumplir una función histórica y trascendente.
Conviene aclarar que el próximo 28 de noviembre no se termina el Uruguay,
ni mucho menos el Frente. Se afirma que algunos allegados al Frente lo ven
como una caja de resonancia de gente más avanzada ideológicamente. Hasta
se habla de utilizarlo como un foco...
Un momentito. En la célebre discusión de los procesos revolucionarios hay
dos posiciones: la teoría del foquismo y la de las masas. Una toma la labor
de carozo, está altamente concientizada; yo, por mi parte, creo que sólo
los pueblos pueden resolver los problemas. Es probable que haya grupos que
propugnen lo que usted dice, ya que ninguno de los que integran en el Frente
ha perdido individualidad. En todo proceso de cambio siempre hay sectores
que quieren ir más rápido y otros que quieren ir más lentamente. Digo que
el gran arte es encontrar el tempo de la sinfonía y ese tempo está dado
por un saber: tomar la velocidad que permiten los hechos. Siempre digo que
quien haya corrido 100, 200 y 400 metros sabe que hay un equilibrio, que
si intenta aumentar la velocidad poniendo la cabeza y el tronco demasiado
adelantado no puede seguir con la velocidad necesaria para conservar el
centro de gravedad, se caen. ¿Se van de boca? Se van de boca. Hay que encontrar,
entonces, la velocidad que permita el equilibrio logrando el máximo de avance.
* Fuente: www.elhistoriador.com.ar
Por Alberto J. Franzoia
Jean Ferrat, cuyo nombre y apellido
real era Jean Tenenbaum, nació un 26 de diciembre de 1930 en Vaucresson
(suburbios de París). Cantante y compositor de renombre internacional le
puso música a muchos poemas de Louis Aragón en dos discos (1974 y 1995).
Identificado con el ideario marxista fue un duro crítico de las desviaciones
stalinistas en la URSS y del PC francés. En el tema "Camarada" denunció
la invasión rusa a Praga en 1968 y en “El Balance” criticó el balance general
positivo que el PC francés hizo del “socialismo real” en los países del
Este. Se retiró a temprana edad de los escenarios, cuando contaba con apenas
42 años, convirtiéndose en un habitante más del pueblo de Aubens, al cual
adoptó como propio en su madurez. Sin embargo, más allá del retiro voluntario,
ha sido un cantautor de grande y perdurable éxito por la calidad de sus
textos y melodías, además de ser muy respetado por sus inquebrantables convicciones
ideológicas-políticas. De sus críticas no se salvó la industria discográfica
a la que consideraba un duro escollo para la creatividad. Con 79 años Jean
Ferrat murió en Aubenas (región francesa de Ardéche) el pasado 13 de marzo.
Publicamos como homenaje a su talento y coherencia Le Bilan (El Balance),
un trabajo imperdible, ya que el arte a veces nos conduce por caminos más
directos a la correcta evaluación de los procesos históricos.
Le Bilan (El Balance) *
Ah nos han hecho tragar culebras
De Praga a Budapest de Sofía a Moscú
Los celosos estalinistas que ponían todos los medios
Para haceros firmar las confesiones más locas
Habíais combatido por doquier a la bestia inmunda
De las brigadas de España a las del maquis
Vuestra juventud era la historia de este mundo
Teníais nombre Kostov o London o Slánský
En nombre del ideal que nos
hacía combatir
Y que nos impulsa hoy a batirnos todavía
Ah nos han hecho aplaudir los insultos
Los complots desbaratados de denuncias
Los traidores desenmascarados los procesos impecables
Los presidios merecidos los justos ahorcamientos
Ah cómo se ha creído a los desviacionistas
A los salvajes decadentes a los escritores espías
A los sionistas burgueses a los renegados titistas
A los calumniadores de la revolución
En nombre del ideal que nos hacía combatir
Y que nos impulsa hoy a batirnos todavía
Ah nos han hecho aprobar masacres
Que algunos siguen llamando errores
Un error es fácil como uno y dos son cuatro
Para barrer de un plumazo años de terror
Este socialismo era una caricatura
Si han cambiado los tiempos han quedado sombras
Guardo en el fondo del corazón la sombría magulladura
En mi boca para siempre la sed de verdad
En nombre del ideal que nos hacía combatir
Y que nos impulsa hoy a batirnos todavía
Pero cuando oigo hablar de "balance" positivo
No puedo dejar de pensar a qué precio
Y esos millones de muertos que forman el pasivo
Es a ellos a quienes habría que pedirles su opinión
No me exijáis alma de contable
Para cantar en el presente este siglo tragedia
Los conocimientos propuestos como bajo cuerda
Los cadáveres pasados en pérdidas y ganancias
En nombre del ideal que nos hacían combatir
Y que nos impulsa hoy a batirnos todavía
Otro porvenir es el que hay que reinventar
Sin ídolo o modelo paso a paso humildemente
Sin verdad trazada sin futuros que canten
Una felicidad inventada definitivamente
Un porvenir que nazca de un poco menos de sufrimiento
Con nuestros ojos abiertos y grandes sobre lo real
Un porvenir llevado por nuestra vigilancia
De todos los poderes de la tierra y del cielo
En nombre del ideal que nos hacía combatir
Y que nos impulsa hoy a batirnos todavía.
* Fuente de la letra en Castellano: www.sinpermiso.info, 28 marzo 2010
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Entrevista
a Fermín Chávez *
"La historia poco conocida de San Martín"
Fuente: Revista La Maga, miércoles 16 de agosto de 1995, por Sergio Ranieri
/ Eduardo Blanco.
Desde que el general Bartolomé Mitre escribió su Historia de San Martín
la vida del Libertador se convirtió en un compendio de lugares comunes que
fue aprendido por generaciones de escolares desde las aulas o desde las
páginas de la revista Billiken. Al cumplirse 145 años de la muerte de San
Martín muchos aspectos de su vida pública y privada permanecen aún en la
zona gris de la leyenda o el mito. En la siguiente entrevista, el historiador
Fermín Chávez habla de algunas de esas contradicciones todavía no resueltas
por la historia oficial, como por ejemplo su vinculación con la masonería,
su relación con el catolicismo, su violenta enemistad con Bernardino Rivadavia
y las razones que lo llevaron a exiliarse en Europa.
¿Qué opinión tiene acerca de la relación entre San Martín y la masonería?
La masonería en un sentido general es una cosa, pero en el sentido riguroso
es otra muy distinta. Quienes participaban realmente en la masonería eran
aquellos que estaban al servicio de la Gran Logia de Londres. San Martín,
curiosamente, no aparece en ninguna documentación inglesa. La Sociedad de
Caballeros Racionales de Cádiz, en la que participan San Martín, se crea
para impulsar el regreso de todos los americanos que vivían en Europa, y
especialmente en España, para que participen en el proceso emancipador que
se había iniciado en América a partir de 1809. El fin de esta logia –que
tenía todas las formas de rito y el secreto masónico- era muy concreto y
determinado: apoyar a los movimientos emancipadores. En 1811, Carlos María
de Alvear, que sí era masón, les propone a los miembros de la Sociedad de
Caballeros Racionales que ingresen en la Gran Logia y por mayoría deciden
rechazar ese ofrecimiento. El fin de la Logia Lautaro -en la que participaba
San Martín- es muy claro: ordenar bien el Gobierno y orientarlo para continuar
con la emancipación de la corona. El lema de la Logia Lautaro, escrito de
puño y letra por San Martín, es: “Nunca reconocerás como gobierno legítimo
de la patria sino a aquel que haya sido elegido por la viva y espontánea
voluntad del pueblo”. Esta Logia Lautaro, de la que yo tengo los apuntes
originales en los que se transcribe la forma por la cual prestaban juramento
sus miembros, seguía todo el ritual secreto típico de la masonería. En 1813,
en tiempos del Directorio, el sistema político está en crisis. Se estaba
pensando en un príncipe europeo. Después Alvear empieza a pensar en el protectorado
inglés. En medio de esa crisis, se crea la Asamblea del año XIII para declarar
la independencia, pero la independencia no se declara.
Es decir que Alvear y algunos integrantes de la Logia Lautaro como Alvear
querían emanciparse para que entrara la influencia del imperio británico
en el Río de la Plata.
Muchos masones estaban ligados a un proyecto británico. Pero San Martín
en su actividad dentro de la Logia Lautaro no participó de esa idea, él
sólo se limitó a luchar por la liberación. Existía una tradición de logias
masónicas en el Virreinato. La primera que se instaló en el Río de la Plata
fue la Estrella del Sur, que llegó desde Inglaterra en la época de las Invasiones.
No hay que olvidarse que Buenos Aires estaba ligada a la intermediación
y al comercio del puerto. Es probable que la logia de Londres haya tratado
de captar a San Martín, pero no hay pruebas fehacientes. La Logia Lautaro
por las formas era masónica, pero por el objetivo, no. Porque los objetivos
de la masonería consistían en facilitar la influencia británica y San Martín
nunca trabajó en forma directa para los ingleses, aunque es obvio que sus
planes de emancipación coincidían con los intereses comerciales británicos.
Al leer la correspondencia del almirante inglés Bowles y del cónsul Stapples
se percibe que existía una relación de gran desconfianza hacia San Martín.
La intención evidente era usarlo pero nunca terminaron de confiar en él.
No lo consideraban un hombre de ellos. Ese es el motivo por el cual lord
Cochrane fue nombrado almirante de la flota libertadora en la campaña contra
el Perú. Cochrane debía seguir e informar los movimientos de San Martín.
Y con el tiempo se convirtió en uno de sus más duros críticos. En esa época
el almirantazgo británico tenía más poder que el propio gobierno inglés.
Durante su exilio, San Martín recibió una condecoración en Bruselas con
símbolos masones, es evidente que sus servicios fueron muy bien apreciados.
Eso es cierto, pero en ese tiempo andaban por Europa muchos amigos de San
Martín que sí eran masones declarados.
¿No tenían demasiados amigos masones?
Sí, bueno, en esa época eso era común.
En una investigación publicada en la revista Todo es historia Rodolfo Terragno
demuestra mediante una extensa investigación que el plan continental de
San Martín tiene muchas coincidencias con el ideado por el inglés sir Thomas
Maitland en 1800.
Conozco el texto, pero a San Martín no lo veo en eso. Puede ser que haya
conocido ese plan, pero él también era un estratega formado en Europa y
estaba acostumbrado a planear las batallas sobre los mapas como los militares
europeos, así que su plan es absolutamente lógico para un oficial de su
nivel.
Otro de los temas poco difundidos es el enfrentamiento de San Martín con
Bernardino Rivadavia. Cuando El Libertador está en el Perú, el gobierno
de Buenos Aires –encabezado por Martín Rodríguez y cuyo secretario era Rivadavia-
le niega todo tipo de apoyo.
Claro, San Martín envía a su delegado peruano Gutiérrez de la Fuente, quien
recibe el apoyo del general Bustos, de Córdoba, pero el gobierno de Martín
Rodríguez lo tiene un mes esperando y no le da apoyo económico indispensable
y el proyecto se frustra. San Martín pide reforzar el ejército auxiliar
del Perú para poder atacar a los realistas por el Norte y el Sur. En esto
incide una vieja historia de enconos con Rivadavia que venía desde la época
del Primer Triunvirato, en 1812, que había sido destruido por San Martín
y Ortiz de Ocampo. La primera acción militar de San Martín es San Lorenzo,
sino la Plaza de la Victoria, cuando echa al Primer Triunvirato con los
granaderos que por entonces estaba formando. El factótum de ese gobierno
era Rivadavia y, una década después, como secretario de Martín Rodríguez,
trabó el pedido que San Martín hacía desde Perú. Con las noticias que le
llegan desde Buenos Aires, San Martín va a entrevistar a Bolívar en Guayaquil.
A esa reunión va solo, sin el apoyo de su gobierno.
¿Qué sucedió en Guayaquil, en el encuentro con Simón Bolívar que dio lugar
a tantas leyendas?
No hay misterios. Bolívar no le podía dar los nueve mil hombres que le pedía
San Martín. Allí Bolívar le asegura que mientras San Martín esté en el Perú,
el ejército de la Gran Colombia no iba a entrar en ese territorio. Pero
Bolívar realmente no podía apoyarlo. San Martín, sin la ayuda de Buenos
Aires y ante la imposibilidad de la colaboración de Bolívar, se quedó solo.
Entonces decidió irse a Cuyo y atender su chacra en Mendoza. Mientras tanto,
Bolívar envía el ejército de Sucre que derrota definitivamente a los españoles
y más tarde crea la República de Bolivia, y queda así cercenada una parte
importante de lo que había sido el Virreinato del Río de la Plata. En una
carta al mariscal Castilla enviado cuando ya vivía en Europa, San Martín
le cuenta lo que pasó y dice: “Yo debía haber fusilado a unos cuantos de
los míos, pero me habían acompañado tanto”. Lo de Sucre es una idea propia,
Bolívar no era partidario de la división de Bolivia. Hay correspondencia
sobre ese tema entre Sucre y Bolívar. A Sucre lo ayudó mucho la posición
de Rivadavia. Y no sólo por no haber prestado la ayuda inicial, sino porque
la orden que tenía el general Alvarado, hombre enviado por Rivadavia a la
frontera, era entregar el territorio al norte del río Desaguadero. Rivadavia
tenía una concepción muy ilustrada del territorio, sólo le importaba la
ciudad de
Buenos Aires. Él quería un país chico, pero culto e ilustrado.
A tal punto llegaba el enfrentamiento que cuando San Martín volvió del Perú
y se instaló en Mendoza, Rivadavia intentó arrestarlo e inclusive atentar
contra su vida.
Es cierto. Primero le pusieron un espía y cuando se enteraron que tenía
intenciones de viajar a Buenos Aires para ver a su mujer que estaba muy
enferma le pusieron partidas en el camino para liquidarlo. Ahí fue cuando
Estanislao López, el caudillo de Santa Fe, le dijo que si quería él lo iba
a proteger. En ese momento San Martín decidió dejar el país. Los doctores
de Buenos Aries lo acusaban de tener aspiraciones políticas y creían que
representaba un verdadero peligro para su futuro.
¿Qué pasó cuando en 1829 San Martín regresó de Europa y llegó hasta Montevideo?
San Martín volvió porque lo llamó el entonces gobernador Dorrego. Lo había
convocado porque todavía no había terminado la guerra contra el Brasil y
ya había caído su enemigo Rivadavia. La idea de Dorrego era que San Martín
se hiciese cargo del conflicto militar. Pero cuando llegó, Dorrego había
sido asesinado y los autores del crimen habían sido Rivadavia y sus agentes,
eso lo dijo el propio San Martín en una carta de la época. Juan Lavalle
era sólo la cara del golpe, “la espada sin cabeza”, como diría años después
Esteban Echeverría. San Martín no quiso darle amparo con su prestigio a
ese gobierno y retornó a Europa para siempre.
¿Qué hay de cierto con respecto a la historia que asegura que cuando fueron
repatriados los restos de San Martín la jerarquía de la Iglesia Católica
se oponía a que la tumba fuera instalada en la Catedral, debido a su condición
de masón?
Eso es cierto. La Iglesia argentina –debido a estas imprecisiones que existían
en torno de San Martín respecto de su participación en las logias masónicas-
creía que San Martín era verdaderamente masón. Entonces decidieron hacer
el templete fuera del recinto sagrado de la Catedral, por las dudas. Ahí
es donde puede verse hoy. En ese momento la fobia a la masonería era muy
fuerte por parte de la Iglesia, hacía poco tiempo que el Pontífice había
condenado la masonería.
¿Cómo se llegó a esta concepción tipo Billiken que hoy se tiene de la figura
de San Martín?
Ha habido una necesidad política de construir un mito por el cual se supone
que desde 1810 todo salio bien. La historia argentina es la suma de islotes
gloriosos y luminosos, salpicados por islotes negros. Los héroes son aquellos
que en alguna medida apoyaron el proyecto, los que no querían el proyecto
quedaron de lado. Esta es la historia que cuenta Bartolomé Mitre. Una historia
que pretendía negar el San Martín humano. Como no podía evitarlo, era preferible
construirlo liviano, rosadito. Es por eso que estas historias son prácticamente
desconocidas para el común de la gente. Era mejor hablar de El Gran Capitán
de los Andes y nada más. Porque si se empezaba a escarbar y se les decía
a los chicos que San Martín era enemigo de Rivadavia; que además se escribía
con Rosas o que le donó el sable corvo de Los Andes por su lucha contra
el bloqueo anglo-sajón, o que conspiró para derrocar el gobierno del Primer
Triunvirato porque no había consultado la voluntad del pueblo, la cosa cambiaba.
Ya no podría ser El Santo de la Espada y se tornaría en una figura contradictoria
e inmanejable porque estaría vinculada con la política. Sería otro San Martín,
estaría demasiado vivo y se tornaría peligroso.
* Fuente: www.elhistoriador.com.ar
Si dios fuera mujer - Mario Benedetti
Entrevista
a Josip Broz, Tito
Revista SIETE DÍAS, diciembre de 1968.
YUGOSLAVIA: TITO, O COMO SOBREVIVIR A LOS RUSOS .
Josip Broz, Tito, y su mujer Jovanka en la residencia que habitan en las
afueras de Belgrado, capital de Yugoslavia. El mariscal soportó la primer
amenaza rusa en 1948, cuando Stalin censuró su original socialismo. ¿Romperá
con la URSS? Dentro del bloque comunista, el presidente de Yugoslavia es
un rebelde ideológico. Luego de criticar la invasión rusa a Checoslovaquia,
el ex guerrillero debería enfrentar una posible intervención a su país.
"El camarada Tito se puso su uniforme de guerrillero", es el comentario
que hoy recorre las calles de Belgrado, capital de Yugoslavia; una frase
simbólica, pues Josip Broz, alias Tito, mariscal y presidente, sigue usando
ropa civil y sólo para grandes ocasiones se engalana con rimbombantes prendas
guerreras. Lo que esa frase señala es que, como ocurrió en 1943 frente a
la invasión nazi, la nación entera está dispuesta a luchar junto a Tito
por su independencia. El posible invasor ya no es fascista, ni siquiera
capitalista: es el "hermano grande" socialista, nada menos que la Unión
Soviética. Con la invasión de la URSS y de sus aliados del Pacto de Varsovia
a Checoslovaquia, la etapa de distensión con Yugoslavia, inaugurada por
Nikita Kruschev en 1955, ha concluido bruscamente: Tito, el gran herético,
es otra vez amenazado por Moscú.
La primera amenaza partió de José Stalin, en 1948. Tito, quien con sus campesinos
armados había tenido en jaque durante cuatro años a sesenta divisiones alemanas,
no sólo era el presidente y el héroe nacional de Yugoslavia, sino el inventor
de un socialismo original que pretendía salvaguardar su independencia frente
a Moscú.
En 1939, el embajador ruso Alejandro Maiski decía en Londres a lord Halifax,
con respecto a Europa oriental y central: "La URSS también tiene su doctrina
Monroe". Ahora Moscú parece dispuesta a defender esa doctrina y a hacer
respetar, si es preciso con sangre, la bipartición del mundo que surgió
de Yalta. La invasión de Checoslovaquia es la primera etapa de esta reactualización
de la doctrina Monroe, versión soviética. Los jerarcas soviéticos parecen
recordar al amigo de Stalin, el viejo Molotov, quien en 1955 decía a Nikita
Kruschev: "Si toleramos el cisma de Yugoslavia, su ejemplo será un reguero
de pólvora que pondrá en peligro nuestro bloque europeo". Kruschev no le
hizo caso; se sentía fuerte como para ser tolerante con el hereje yugoslavo.
La troika que actualmente dirige la URSS ya no se siente fuerte, ni fuera
de sus fronteras, donde pululan los desafíos, ni dentro de su propio territorio,
que ya no es más ese gigantesco monolito sobre el que se asentaba Stalin.
Por eso su prensa se desencadena en un ataque sin precedentes contra el
camarada Tito y todo el sistema socialista yugoslavo. La pequeña nación
responde: las milicias obreras se entrenan todos los días, organizaciones
de guerrillas están preparadas en cada rincón del territorio, y periodistas
extranjeros, como Serge Mallet, de Le Nouvel Observateur, pueden ver grupos
de campesinos limpiando sus ametralladoras y sus fusiles de 1944.
Así se dan los vuelcos más extraordinarios: Albania, que hasta hace poquísimas
semanas imitaba a China en sus constantes denuestos contra el gran revisionista
Tito, ahora publica los discursos con que éste hace saber a la URSS su voluntad
de no aceptar ninguna intromisión, y suspende toda crítica contra el ex
réprobo. Ocurre que Yugoslavia es el paragolpes geográfico que se interpones
entre la URSS y la pequeña Albania. Igualmente. China depara enormes sorpresas:
no sólo defiende a Checoslovaquia, cuya liberalización choca con la esencia
misma del maoísmo, sino que acumula tropas en la frontera con la URSS, "en
previsión de que la camarilla revisionista de Moscú ataque a Rumania". La
mayor sorpresa la depara la NATO (según irreverentes observadores del periódico
italiano L'Expresso, los Estados Unidos...), que anuncia amenazadoramente
a la URSS que "su esfera de interés en Europa se extiende a Austria, Yugoslavia
y Albania". Que los Estados Unidos "defiendan al pequeño satélite de China
es el mundo al revés", dice L'Expresso.
Mientras se tejen y destejen premiosas conjeturas, Yugoslavia confía en
su mariscal de 77 años, quien reta de igual a igual a la URSS, mientras
mantiene cordialidad, pero también distancia, con los EE.UU., al que no
deja de acusar cuando lo juzga necesario. La advertencia de la NATO y una
previa intervención de los EE.UU. a favor de Rumania pueden moderar los
ardores de Moscú, empeñada, según la revista británica The Economist, en
"crear un Commonwealth soviético en base a la teoría de la soberanía limitada
de las otras naciones-socias". Entre tanto, Tito (quien recibió hace una
semana a Raymond Tournoux, del semanario francés Paris Match, en una entrevista
que Siete Días reproduce con carácter de exclusividad) da pruebas de su
perdurable habilidad política. Si Moscú no invade a Yugoslavia, la cohesión
nacional habrá ganado un valioso impulso que permitirá sobrellevar dificultades
económicas; si la invasión se produce, Tito vestirá nuevamente su viejo
uniforme de guerrillero y trepará otra vez a la montaña para defender la
soberanía de Yugoslavia.
El drama de Checoslovaquia fue un impacto en el corazón de Yugoslavia. Ustedes
permanecen alertas y con las armas al alcance de las manos. Sin embargo,
ya no parecen temer más que la URSS los invada.
No, no tememos una invasión de la URSS y no la temimos jamás, aún durante
la crisis de Checoslovaquia. Pero, forzosamente, tomamos todas las medidas
de precaución. Nuestra confianza fue mellada por los sucesos.
La crisis de Checoslovaquia es la que ustedes vivieron hace 20 años. Sin
embargo, la URSS no invadió entonces a Yugoslavia.
No, a pesar de que en 1948 Yugoslavia estaba completamente aislada. Todo
el movimiento comunista internacional nos agredía. En 1968, la posición
de Checoslovaquia era muy diferente: gozaba de simpatía en casi todo el
mundo, y los partidos comunistas occidentales la apoyaban. Nosotros estábamos
“excomulgados”y en nuestras fronteras oíamos resonar la amenaza de las armas.
Pero estábamos decididos a luchar y preparamos todo para defender nuestra
independencia y nuestra vía propia hacia el socialismo. Stalin se dio cuenta
a tiempo de las consecuencias de un acto irreflexivo de agresión: cuando
un pueblo está decidido a pelear, es muy difícil vencerlo. Stalin era un
hombre inteligente y yo siempre lo consideré como un realista. Ahora bien:
en calidad de hombre de Estado se mostraba muy brutal frente a las aspiraciones
del pueblo. El stalinismo hizo mucho daño.
En Occidente hay importantes personalidades que lamentan que Checoslovaquia
no hay luchado contra los invasores. ¿Qué piensa usted?
No hubiera sido más que un inútil derramamiento de sangre. La reacción de
los países occidentales, y en especial de los Estados Unidos, fue blanda.
¡Notablemente blanda! La situación de Checoslovaquia era muy particular
y se obró sensatamente. Claro que en Yugoslavia, aunque lo quisiéramos,
no podríamos obligar al pueblo a quedarse con los brazos cruzados.
¿Fueron razones ideológicas o móviles estratégicos los que llevaron a la
URSS a la intervención militar?
Los dos.
Se suele sostener esta tesis: la URSS aplicó los frenos en Praga porque
prevé un enfrentamiento con China dentro de unos diez años y quiere fortificar
su bloque en el Oeste.
Mi opinión es completamente distinta. La intervención de la URSS fue negativa
para todos y creó problemas en vez de resolverlos. Los métodos soviéticos
hicieron que el pueblo checoslovaco se llenara de desconfianza y amargura.
Así no se consolidó nada. Fue un error imponer la voluntad de los dirigentes
de un estado a otro estado independiente.
En síntesis, usted no cree que la perspectiva de un conflicto con China
explique la actitud soviética. Sin embargo, China se muestra dispuesta a
socorrer a Albania y hasta a Rumania contra la URSS. Pekín interviene cada
vez más en los asuntos europeos.
Es cierto. Pero China está lejos y es muy difícil que los chinos lleguen
hasta aquí. En cuanto a la acción de la URSS en Checoslovaquia, contribuye
a perjudicar las relaciones -ya muy deterioradas- entre soviéticos y chinos.
Y en lo referente a Albania (si bien China la ayuda, sobre todo con armamentos),
se encuentra adosada a nuestro país; contar con una Yugoslavia independiente
y decidida a defender su independencia le resultaría un sostén mucho más
importante.
¿Existe para usted un "peligro alemán"? ¿La voluntad de revancha germana
es una realidad o un mito?
Habría un verdadero peligro si el revanchismo de Alemania Federal, que está
apenas en su etapa inicial, continuara desarrollándose, lo que no es el
caso por el momento. Muchas declaraciones soviéticas se toman como prueba
de una confrontación entre la URSS (o mejor dicho, el Pacto de Varsovia)
y el Pacto del Atlántico, es decir la NATO. Si el Pacto del Atlántico y
el revanchismo alemán llegaran a coincidir en criterios y objetivos, sería
algo muy distinto y sumamente grave, que justificaría la actitud actual
de la URSS.
Dejando de lado el peligro militar, la penetración económica de la Republica
Federal Alemana en Europa central y oriental, ¿no puede constituir una amenaza
en zonas estratégicas de la URSS?
No lo creo. Sin duda, la aspiración de Checoslovaquia de tener más contactos
comerciales con Alemania oeste y los demás países de Occidente disgustó
a la URSS. Fue un error. El ejemplo yugoslavo lo prueba: desde hace veinte
años tenemos relaciones económicas muy intensas con Occidente y seguimos
siendo un país socialista. Al mismo tiempo, hemos insistido en la necesidad
de desarrollar cada vez más ampliadamente nuestras relaciones con la URSS
y los demás países socialistas.
Precisamente, puede haber movilizado a la URSS el ejemplo de ustedes. Se
habrán dicho: "Después de Yugoslavia, Checoslovaquia rompe el sistema y
debilita la defensa".
El régimen socialista de Yugoslavia, basado en la autogestión, suscita críticas.
Pero nosotros no pedimos recetas a nadie y tampoco se las damos a los demás.
Lo cierto es que hay una tendencia general a la democratización del desarrollo
socialista. Según mi análisis, el móvil principal de la invasión de la URSS
a Checoslovaquia fue impedir que se desarrollara allí un socialismo democrático.
¿Entonces usted no cree en la "contrarrevolución" denunciada por los soviéticos?
Oh, por cierto, existían en Checoslovaquia elementos reaccionarios y contrarrevolucionarios.
Yo mismo dije a Dubcek y a los camaradas de la dirección Checoslovaca que
debían tomar una actitud más enérgica y decidida contra esos elementos,
por otra parte irresponsables. De todos modos, la razón de intervenir en
Checoslovaquia fue, esencialmente, impedir el proceso de democratización
socialista; por lo demás, los checoslovacos podían defenderse muy bien,
pues contaban con un partido comunista y una clase obrera fuertes y ejército
bien preparado.
Entonces, ¿la Unión Soviéticas no estaba obligada a la intervención y podía
haber encontrado otras vías para solucionar diferencias con Checoslovaquia?
Los dirigentes soviéticos proclaman su voluntad de lograr un arreglo pacífico
de todos los problemas en las relaciones internacionales. ¡Razón de más
para aplicar esos principios pacíficos a la solución de los problemas que
se plantean dentro del propio campo socialista!
Yugoslavia aspira, como Checoslovaquia en su breve primavera, a dar rostro
humano al socialismo; por otra parte, personifica un comunismo nacional.
¡No estoy de acuerdo con esa fórmula de comunismo nacional! Somos y seremos
ante todo internacionalistas. Es cierto que aspiramos a que el socialismo
coloque en primer plano al hombre y que el desarrollo social adquiera al
máximo un carácter humano. Pero no es un fenómeno típicamente nacional el
que, como nosotros, los checos y los eslovacos hayan querido suprimir los
métodos dogmáticos, rechazar la arbitrariedad, dar al socialismo un contenido
humano. Al contrario, ésas son las aspiraciones generales de las fuerzas
progresistas en el mundo entero. Por supuesto, las nacionalidades deben
poder expresarse plenamente en este cuadro de un socialismo humano. El que
no respeta a su propio pueblo no puede respetar a los otros pueblos. Pero
defender los derechos de las nacionalidades implica asumir obligaciones
internacionales.
¿El marxismo-leninismo es compatible con un socialismo humano?
Toda la ideología marxista-leninista está penetrada de humanismo, esencial
en ella.
Entonces, ¿la situación actual no permitiría hablar de un fracaso de esa
ideología?
Lo más importante no es dictaminar si todos los regímenes que se titulan
socialistas lo son ya, y auténticamente. El hecho básico es que la idea
del socialismo predomina hoy en el mundo; y la evolución general marcha
hacia una sociedad conducida por esa ideología, donde se garanticen la liberación
y la dignidad del trabajo, el pleno desarrollo de la personalidad humana.
Parece usted subestimar los logros de la democracia en países donde se afincó
hace tiempo, como Francia, Gran Bretaña, los Estados Unidos.
Si los pueblos que habitan esos países están conformes, yo no tengo ningún
reparo contra la democracia de tipo occidental. Sin embargo, aun en el sentido
clásico de la democracia, ¿son democráticos los Estados Unidos? A mi juicio,
no. La democracia no puede existir cuando perdura la discriminación racial.
Pareciera que, en nuestra época, la lucha de las razas reemplaza la lucha
de las clases.
Al contrario. Son las diferencias raciales las que se transforman en luchas
de clases.
¿Teme usted, como el general De Gaulle, que estalle un conflicto mundial,
o, más bien, que se vuelva a la guerra fría?
¿Cómo no temer un conflicto mundial? La guerra fría lleva a la guerra caliente.
La flota soviética crece no lejos de las costas yugoslavas, en el Mediterráneo,
mientras se refuerza la VI Flota de los Estados Unidos. ¿Qué opina usted?
Como ya hacía tiempo que los barcos estadounidenses estaban en el Mediterráneo,
en un primer momento la llegada de los navíos rusos parecía equilibrar la
situación de los países árabes frente a Israel. Pero ahora estoy convencido
de que sería mejor si en el Mediterráneo no estuvieran ni la flota soviética
ni la estadounidense.
En Yugoslavia se habla mucho de libertad, pero no hay pluripartidismo.
Desde el comienzo no se planteó la cuestión de crear un sistema pluripartidista.
¿Por qué? Simplemente porque casi todos los dirigentes de los partidos burgueses
se habían comprometido colaborando con el ocupante, o habían huido al extranjero.
Las masas se plegaron a nuestro movimiento de liberación y adoptaron integralmente
nuestro programa.
El sistema económico yugoslavo, ¿en qué consiste? Se afirma que les acarreó
serias dificultades...
Tenemos un sistema de autogestión: las colectividades de trabajo asumen
ellas mismas la gestión de la empresa. Este sistema ya está tan enraizado
en la mentalidad y en la práctica de nuestros compatriotas que nada puede
reemplazarlo. En estos últimos tres años logramos vencer las peores dificultades.
Ya sabíamos que nada iba a ser fácil, pero igual logramos buenos resultados.
Aseguramos la estabilidad del dinar(moneda yugoslava); logramos mantener
los precios en el mercado interno; restablecimos en una medida bastante
satisfactoria el equilibrio de nuestra balanza de pagos; las exportaciones
aumentaron, y la modernización y automación fueron introducidas ya en un
55 por ciento de nuestras empresas.
¿Qué puede poseer un yugoslavo?
Podría comprarse una casa, un departamento en la ciudad o una residencia
de verano, por ejemplo. Los campesinos tienen casa propia, y también cierto
número de habitantes urbanos. No toda la propiedad privada está prohibida
en Yugoslavia.
¿Puede ser dueño de la tierra?
Si él mismo la hace producir, puede llegar a tener diez hectáreas de tierra
arable. Puede también convertirse en propietario de un taller artesanal,
o bien de un restaurante, siempre que no tenga más de cinco empleados.
¿Es cierto que el stalinismo perdura en la URSS? ¿Podría surgir allí un
nuevo Stalin?
El pasado nunca vuelve. Es cierto que quedan restos de stalinismo en la
URSS, pero la sombría época staliniana ya fue superada.
¿Es verdad, señor presidente, que en 1953, poco antes de morir, Stalin había
dado orden de hacerlo matar?
Carezco de datos concretos al respecto.
Una última pregunta: ¿prefiere que lo llamen señor presidente, mariscal,
camarada Tito, o bien por su verdadero nombre, Josip Broz?
Camarada Tito. Pero dejo que mi interlocutor elija el nombre que más le
guste.
Fuente: www.elhistoriador.com.ar
Regreso de Alfredo Zitarrosa a Uruguay (marzo de 1984)
Secuencia final de una gran película: Y la banda siguió tocando
La columna de política internacional de Raúl Isman del 10 de Mayo de 2010: reunión de la Unasur
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Enquête
(encuesta) sobre la Independencia argentina
El 25 de mayo de 1810 -a poco de llegar a Buenos Aires la noticia de que
Sevilla había caído en manos de las tropas de Napoleón- se constituyó en
Buenos Aires el primer gobierno patrio. Reunido en la Plaza de la Victoria,
hoy Plaza de Mayo, el pueblo de Buenos Aires impuso su voluntad al Cabildo
y creó la Junta Provisoria Gubernativa del Río de la Plata, conocida como
Primera Junta. Se iniciaba así el proceso revolucionario que desembocaría
en la declaración de la Independencia el 9 de julio de 1816. Para recordarlo,
hemos seleccionado una encuesta a importantes personalidades del momento
realizada por la revista Caras y Caretas en mayo de 1910, en ocasión del
centenario de la Revolución de Mayo. La Enquête reúne opiniones sobre el
país de escritores como Máximo Gorki y Rubén Darío. (El Historiador www.elhistoriador.com.ar)
Fuente: Revista Caras y Caretas, 21 de mayo de 1910
“¿Cree que la República Argentina es conocida en Europa?
Más de una vez me han hecho esta pregunta. A veces he respondido que sí.
Otras, que no... En ambas situaciones he dicho la verdad. Un país con sólo
cien años de existencia, no tiene ningún derecho para creerse ofendido porque
en muchas ciudades europeas de diez siglos de edad se ignore su existencia.
Tampoco es justo que en estas mismas ciudades tan doctas, se dé poca importancia
a las naciones que, cual la nuestra, se levantan y brillan detrás del horizonte...
Sin embargo, todo eso es realidad. Analizando en Europa el conocimiento
que allí se tiene de la América latina, tropiézase a menudo con sorpresa
curiosa. En Italia, por ejemplo, la gente obrera, la que no lee, la que
no estudia, es la que conoce más profundamente a la República Argentina.
En cambio, los hombres de encumbrada posición-tanto pecuniaria como intelectual-hablan
de nosotros cual nosotros hablamos de Calcuta...”
“¡Malo! ¡Bueno! ¡Qué se yo!... Sólo sé que es verdad. Pero se explica. La
gente pobre está bien informada porque de aquí le enseñan geografía todos
esos millones de inmigrantes que han venido a enriquecer la tierra y que
escriben cartas todas las semanas... En Francia son los escritores, los
banqueros y las mujeres quienes saben de nosotros algo más que los mismos
hombres de estado. Pongo como prueba a Clemenceau que nos desconoce amablemente.
En cambio, con pedantería, Paul Adam no ignora nuestra historia y sabe nuestra
fuerza. Y así, muchos...
Ahora bien: ¿cómo reunir las opiniones claras y concretas de los principales
hombres europeos sobre la República Argentina? Para lograrlo contaba con
un medio: la "enquête". Aunque el sistema es vulgar por ser antiguo no deja
de ser cómodo por lo que tiene de eficaz. Aproveché la ocasión del centenario
de la independencia, e inicié la campaña. En cuatro preguntas logré condensar
todo mi cuestionario. Lo distribuí entre los literatos, sabios, políticos,
poetas y músicos que encontré más próximos a mí. Cien fueron las respuestas
recibidas. Dada la extensión del conjunto, seleccioné las que mejor interpretaban
el pensamiento de cada país de cada religión y de cada rama del arte. Esas
son las que publico. Mi deseo, o mejor dicho, el deseo de Caras y Caretas
es altamente patriótico. Quisiéramos sintetizar en esta página todo lo que
se piensa de la Argentina en las naciones europeas. Todo lo que se piensa,
he dicho. Sí. Todo lo que se piensa, con errores y con franqueza. Con suave
galantería y con áspera crítica que por ser justas serán tal vez benéficas.”
“Aunque se tenga poca fe en los consejos que algunos de los ilustres personajes
dan, conviene agradecerlos. Hay razones de ética. Estética sentimental.
Pero, he aquí las cuatro preguntas de mi "enquête":
1.a ¿Cuál es su opinión sobre la independencia de la América española y
en particular sobre la República Argentina?
2. a ¿Cual podrá ser dentro de las ideas que usted cultiva, el porvenir
de nuestro país?
3. a ¿En qué forma podrán desenvolverse y con qué resultado las ideas que
le son más queridas?
4. a ¿Tiene usted algo personal o anecdótico que pueda contarnos sobre la
República Argentina?
Tales fueron las cuatro preguntas que, escritas en francés envié a todo
los países europeos. Jacinto Benavente protestó en el El Imparcial, de Madrid,
porque mi circular estaba escrita en francés, idioma que, según su propia
confesión, el ilustre dramaturgo desconoce por completo. Decía Benavente
que el idioma en que debí formular mis preguntas era castellano, nuestra
lengua patria. Confieso que no quise ofender mi propio idioma. Mucho menos
a España… Si recurrí al francés fue porque siendo lengua universal, podía
con ella hacerme entender de rusos como Máximo y Sienkiewicz, de polacos
como Paderewsky, de ingleses como Wells, y hasta de los mismos sabios franceses.
Si les escribo en español ninguno de ellos hubiera comprendido. Desgraciadamente
en Europa el castellano lo hablan sólo algunos españoles... La abundancia
de respuestas francesas, italianas, suizas e ibéricas, obligóme a reducir
el número de las que debía publicar a fin de que aparecieran representadas
en síntesis todas las naciones del continente europeo. Así veréis figurar
a Francia con personalidades multicolores como Bourget, Paul Adam, el ex
capitán Dreyfus, la victima de la isla del Diablo, ; León Bourgeois, el
célebre pacifista de La Haya; Max Nordau, Jules Lemaitre, el Sar Peladan
[…]
[…] Como veis desfilan hombres de todas las ideas y de las tendencias científicas
más contradictorias. Ningún prejuicio dio la elección de las respuestas.
En muchas de estas opiniones no tenéis errores y con doble intención es
conservado. Conviene que allí queden para realce de las otras respuestas
donde se dicen verdades amargas y mentiras audaces. Reunid estas hojas cual
si fueran las varillas dispersas de un abanico japonés y tendréis ante vuestros
ojos nacionales un paisaje lleno de sol y de sombra. Es el paisaje que los
europeos ven en la República Argentina cuando la miran por encima del mar...”.
Juan José SOIZA REILLY
El ex capitán Alfredo Dreyfus
París, marzo de 1910
Después de las heroicas luchas sostenidas por los habitantes de Buenos Aires
contra los ingleses a principios del pasado siglo, la revolución contra
el dominio español estalló en ese medio de fermentación, dando por resultado
la proclamación de la República Argentina, cuyo desenvolvimiento durante
estos últimos años ha adquirido un vuelo maravilloso, que desde aquí seguimos
con la más profunda simpatía. Saludo al par que nosotros la fecha gloriosa
cuyo centenario os prepararais a celebrar y que fue para la Argentina la
aurora de una era de libertad y de progreso.
Alfredo Dreyfus
De H. G. Wells
Señor:
Todo lo que yo pudo decir en contestación a sus amables preguntas es que
los ingleses vemos con placer el progreso de la República Argentina que
pone sus bellezas morales, intelectuales e históricas a la altura de las
bellezas geográficas.
Mis más cordiales saludos a la República Argentina.
Londres, marzo de 1910.
H. G. Wells
De Máximo Gorki
Capri (Italia), enero de 1910
El aumento del imperialismo en los Estados Unidos de América Septentrional,
traerá para la América del Sur una grave invasión política y económica.
La República Argentina no podrá evitar de ningún modo una colisión,-tal
vez un fuerte choque bélico,-con las tendencias imperialistas de los Yanquis.
Creo que este proceso de absorción que ejercerá el continente americano,
valiéndose del capital de los Estados Unidos de América, principiará, sin
duda, tan pronto como comience a ejecutarse el proyecto del canal de Nicaragua.
Desde el punto de vista de los intereses del capital, las naciones son los
mercados libres de la tierra donde tiene derecho a proveerse toda la humanidad.
Frente a esto, la independencia de una nación, su cultura y los esfuerzos
que ella despliegue para desarrollar su espíritu, carecen por completo de
valor.
Estoy persuadido de que en un porvenir más o menos cercano,-tal vez en el
siglo XX,-los españoles de la América tendrán que soportar un vivo ataque,
punible y hostil, del capital de la América del Norte.
No es necesario ser profeta para emitir esta opinión, pues ésta surge de
toda una serie de hechos reales y de cargos concretos. Además está basada
en la necesidad histórica que tiende siempre a encadenar el hombre con las
fuerzas ciegas y terribles del oro...
¿Qué más podré deciros?
Agradezco, con infinito reconocimiento, a la literatura española, lo mucho
que le debo. Sus maestros han tenido una influencia muy grande en la vida
de mi corazón. Especialmente y sobre todos, Miguel de Cervantes, cuyo Don
Quijote tan querido y de un alma que se aproxima mucho a nuestra alma rusa.
Siento gran estimación por las obras de Pérez Galdós, Blasco Ibáñez y Echegaray.
Desgraciadamente sólo he podido leer estos autores en traducciones rusas
y francesas.
Siento sinceramente no conocer otros muchos talentos españoles y sudamericanos
cuyos libros están publicados únicamente en su lengua natal.
De todo lo que sé sobre la América española y de los últimos acontecimientos
ocurridos en España con el asunto Ferrer, saco en consecuencia que están
muy próximos los días del Renacimiento de todas las fuerzas que constituyen
el Genio Nacional Español.
¡Que lleguen pronto tan hermosos días!
Máximo Gorki
De Paderewski
Rion – Boson – Suisse
A los argentinos:
Pronto celebrareis el centenario de vuestra independencia.
¡Cien años de libertad!
A nosotros, los polacos, eso nos pone tristes, muy tristes y muy melancólicos.
Hace 16 años conmemoramos tristemente el centenario de nuestra esclavitud.
¡Pobre Polonia!
Sin embargo, no somos envidiosos. De todo corazón, con toda el alma, felicitamos
al valeroso pueblo argentino que gracias a su trabajo, a su energía y a
sus propios méritos conquistó su libertad; y es también de todo corazón
que hacemos votos fervientes para que nadie turbe vuestra dicha, vuestro
progreso y vuestra gloriosa independencia durante muchos siglos venideros...
J.J. Paderewski
De Rubén Darío
La independencia de América española fue hecha por los españoles, por los
criollos, y tuvo mucha culpa la literatura.
Cierto que hubiera desde fines del siglo XVIII sublevaciones de negros y
de mestizos como las de Coro, en Venezuela, en 1795, y otras. Pero esto
ha pasado siempre en otras partes en donde el caballo se encabrita, la llama
se echa, o el asno se planta. La idea revolucionaria, la que había de encender
la guerra separatista contra España y crear las nuevas nacionalidades llegó
en los libros que leían los blancos, los peninsulares trasplantados y sus
descendientes. Y todos los libertadores sino son nobles, pertenecientes
a familias con parentela en la madre patria; y los dos más grandes, San
Martín y Bolívar, sirven en su juventud en el ejército español.
La gente lee; aunque lleguen pocos ejemplares del libro, estos pasan de
mano en mano. Y luego si, “c’est la faute á Voltaire, - c’est la faute á
Rousseau”, a los enciclopedistas, y a la eterna novelería humana. Y póngase
fuego a tanta pólvora concentrada como había en los nacidos en aquel suelo,
de padres españoles, y que se sentían más papista que el Papa, esto es,
más americanos que América. Como los criollos de ahora y con un alma romántica.
Mestizos, mulatos, zambos y negros engrosarán la fiesta de la sangre y del
heroísmo por la libertad.
Después hay que contar también con el concurso de tales o cuales extranjeros
amantes de la aventura encuentran propicia el instante para guerrear contra
el español, el "infame opresor", el "León ibérico".
Los ejemplos de la América inglesa y de Francia resolvieron los gloriosos
delirios. La independencia estaba madura. Era fatal. No podía ser de otro
modo. Pero por madura que estuviese, había que sacudir mucho el árbol luego,
una de las causas principales, la causa económica.
España fue, como siempre, mala administradora. Los gerifaltes de Heredia,
multiplicados en nuestras Indias, hicieron cosas muy éticas y muy heráldica,
pero que tuvieron las más deplorables consecuencias.
Yo me imagino una nación que hubiese, después de hecha la conquista de América,
dominado el continente y las islas, como Inglaterra sus colonias. Sacar
atributos, imponer virreyes; no tocar cultos autóctonos, e ir suprimiendo
poco a poco aquellos que chocasen demasiado, como los sangrientos de México.
Y tener a los Incas y a Moctezuma y su gente es, como la Gran Bretaña ha
hecho con los maradjahs y además príncipes raros de sus dominios. La famosa
ley del progreso hubiera hecho lo demás.
¡Oro! Perfectamente. Pero en esas rapiñas ilustres, el viejo León, el llenado
de romances, no supo nunca emplear las garras como un hábil leopardo que
se respeta.
Virreyes, o I. Doria, adelantado, encomenderos y todos esos señores que
tan admirablemente conoce el argentino Juan Agustín García, no habían sino
preparado la obra de los insurgentes. Y cuando llegó el instante, la literatura
fue la mecha que hizo estallar mina. Si los libros europeos no se exaltan
aquellas fantasías, no se pronuncian aquellas arengas, no se escriben aquellas
proclamas, ni se comprende bien lo que han llevado a cabo en 1776 los colonos
norteamericanos, y en 1789 los ciudadanos franceses. Y los españoles mismos,
con el espectáculo de su bravo patriotismo en 1808, contra la invasión napoleónica,
esto es, por la libertad y por la independencia, no acaban sino de dar la
viva lección a los hispanoamericanos deseosos de gobernarse por sí mismos.
Que la independencia ha sido un bien, con todas las abominaciones y terriblezas
que se han sucedido en las repúblicas hispanoparlantes, es innegable. De
no ser así, nos encontraríamos a estas horas con mucho, como hoy se encuentra
España. Y no digo más.
(…)
¡Y después! Brotará también de allí la luz de las naciones australes. Se
sabrá-¡y pronto!-Como piensa, cómo siente, como sueña ese vasto pueblo.
No hay comparación mejor que con los Estados Unidos. Como allá, la raza
se mezcla, la fiebre de trabajo se propaga, la conquista del oro se agranda,
el progreso material crece, la lucha por la vida intensa, aumenta; y todo
eso sirve para que bajo el imperio del guarismo, la labor del espíritu sería
considerarse también en su calidad de valor. Así la Argentina total entrará
en la inmensa comunidad del mundo. El trigo de Rusia: sí; pero también Tolstoi.
Las carnes, los granos y las máquinas yanquis: sí, pero también Whitman.
III
Que la cultura sea una de las grandes ligas del estado. Que, pues, se ha
tenido para la formación del espíritu nacional una universal contribución,
se proyecte la obra de la Nueva y Gloriosa Nación, por todas partes.
Que la riqueza material valorice y sostenga y propague la riqueza mental.
Que se haga como en los Estados Unidos: que se exporten dignamente los elementos
intelectuales propios, lo buenos, lo mejores, y se hagan valer en los centros
docentes europeos.
Que a la xenofilia, muy natural en una nación que se forma con tanto conglomerado
extranjero, se le agregue una buena dosis de chauvinismo y de jingoísmo.
Ayudar con puño y hombro a todo lo argentino. Con puño y hombro, quiere
decir en “yanqui”, con mucho dinero. Ya se tiene, para comenzar, una prensa
que está entre las dos o tres primeras del mundo. Es un buen comienzo. Pero
que se vea más en Europa esa prensa, y los libros, y los cuadros, y las
estatuas argentinas. Que no se sea "yanqui" sólo por Sarmiento y por Drago:
que esos señores millonarios hagan algo de lo que hacen los millonarios
del norte.
Rubén Darío
Fuente: www.elhistoriador.com.ar
[Puede descargar las revistas
Caras y
Caretas 607 del 21 de mayo de 1910, citada en este artículo (pdf 85
Mb), y Caras
y Caretas 608 del 28 de mayo de 1910, con toda la cobertura de la visita
de la Infanta Isabel y los festejos del Centenario (pdf 27 Mb)]
HOMENAJE
AL BICENTENARIO
Bicentenario: ¿por una cultura de la dependencia o por una cultura de la
liberación? *
Por Alberto J. Franzoia
Breve aclaración sobre el concepto cultura
El concepto cultura suele utilizarse con diversos grados de amplitud. En
su manifestación más amplia cultura es toda producción material, intelectual
y espiritual de la humanidad. Por lo tanto no hay período ni pueblo que
carezcan de ella. La Gioconda de Leonardo, Los versos del capitán de Neruda,
la Sinfonía 40 de Mozart, la Lógica de Hegel, son cultura; pero también
lo son las pinturas rupestres del hombre primitivo, los utensilios de los
guaraníes, las obras hidráulicas de los egipcios, o el sistema político
de los incas. Mientras que en una acepción más restringida la cultura incluye
sólo las producciones simbólicas del espíritu y el intelecto: arte, literatura
y filosofía (algunos incluyen a la ciencia). También en esta utilización
más acotada del concepto se puede sostener, por lo menos desde una postura
alejada de todo elitismo, que no hay pueblo que no geste su propia producción
simbólica independientemente de la simplicidad o complejidad que ésta manifieste.
¿Y cuándo una cultura es nacional? Toda cultura es una producción que surge
en contacto directo con un medio localizable en el tiempo y en el espacio.
Desde la constitución de las nacionalidades se utiliza por lo tanto el concepto
cultura nacional para referirse a las manifestaciones materiales, intelectuales
y espirituales específicas que adquiere este fenómeno universal a partir
de la estrecha relación que se establece entre una comunidad y su contexto
específico. Esas producciones materiales y simbólicas consolidas en el tiempo
van siendo transmitidas de generación en generación hasta constituir una
verdadera cultura autóctona. Sostiene Hernández Arregui:
"Una cultura nacional, base de la unificación nacional del país, es sin
que se anulen en su seno las oposiciones de clase, participación común en
la misma lengua, en los usos y costumbres, organización económica, territorio,
clima composición étnica, vestidos, utensilios, sistemas artísticos, tradiciones
arraigadas en el tiempo y repetidas por las generaciones; bailes, representaciones
folklóricas primordiales, etc., que por ser creaciones colectivas, nacidas
en un paisaje y en una asociación de símbolos históricos, condensan las
características espirituales de la comunidad entera, sus creencias morales,
sistemas de la familia, etc. La cultura de un pueblo deriva de un conjunto
de factores materiales y espirituales, más o menos estables y permanentes,
aunque en estado de lenta movilidad, íntimamente conexos y en sí mismos
indivisibles, o mejor aún configurados de un modo único por el genio creador
de la colectividad nacional"(1)).
La cultura nacional tiene componentes relativamente estables pero nunca
es inmutable como conjunto, ya que en su seno lleva simultáneamente el cambio,
producto de creaciones propias que surgen ante circunstancias históricas
nuevas y de la asimilación (en su propia matriz) de aportes útiles de otras
culturas aunque siempre adaptados a la realidad nacional.
Punto de partida en Argentina para dos culturas
En el artículo que presentamos privilegiamos la temprana presencia de dos
culturas antagónicas (entendidas en este caso sólo como producción simbólica)
que van a desplegarse desde 1810 a lo largo de toda nuestra historia: la
cultura de la liberación y la cultura de la dependencia. Desde ya cada una
de ellas encontrará su propio correlato material, lo cual permite trasladar
el antagonismo a un plano más abarcativo. A medida que los sucesos revolucionarios
de mayo de 1810 van avanzando en el Virreinato del Río de La Plata, depuesto
el virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros y constituida la Primera Junta, esas
visiones de mundo con sus respectivas prácticas empiezan a manifestarse
como visiones y prácticas antagónicas del cambio que queríamos gestar. Como
en todo acontecimiento de trascendencia las diversas clases y fuerzas sociales
existentes (algunas en evidente estado larvario), con sus respectivos intelectuales,
se habían encolumnando primero en torno a la resolución de la contradicción
fundamental generada por la invasión napoleónica a la península ibérica.
Si bien en 1810 no se declara nuestra independencia política, ya que de
ser así cabe preguntarse qué cosa ocurrió un 9 de julio de 1816, sí comienzan
a definirse las propuestas que con diversos matices y actores sociales van
a recorrer todo ese siglo proyectándose al siglo XX y a la primera década
del actual.
La Primera Junta surge como insurrección popular en estrecho vínculo con
los sectores internos de España que se levantan contra el invasor francés
y contra una España negra definitivamente inviable como proyecto colectivo
para la época. Pero ya en el seno de la misma convivían quienes daban los
primeros pasos para gestar un proyecto nacional-popular, identificándose
realmente con la España democrática y revolucionaria, y los que veían la
posibilidad de aprovechar los hechos sólo para establecer vínculos comerciales
con el nuevo imperio del siglo XIX. En principio la revolución no se realiza
contra toda España, sí contra la España retrógrada, profundamente antidemocrática,
antiburguesa, identificada con un oscurantismo medieval que agonizaba en
Europa. Pero cuando el rey Fernando VII regresa al poder termina decepcionando
tanto a los sectores que habían luchado internamente contra el invasor francés,
como a los que en América realizaron la revolución popular aunque sin renegar
en principio de su autoridad. La miopía de Fernando VII no hace más que
dar el pie necesario para que aquella incipiente contradicción presente
ya en la Primera Junta terminara de manifestarse. Por eso dos visiones desplegarán
sus contenidos expresando intereses concretos opuestos: por un lado un modelo
de desarrollo económico autosostenido y políticamente popular integrado
al contexto latinoamericano, por el otro un proyecto balcanizador y elitista
que gestaría veinte repúblicas ficticias convertidas en simples eslabones
de un sistema capitalista mundial dominado por un nuevo imperio.
En la primera etapa, durante la revolución, fue Mariano Moreno con su Plan
de Operaciones quien desarrolló una propuesta de claro contenido nacional
, popular y democrática, en la que Estado asumía un rol clave para impulsar
un capitalismo autosostenido a falta de una burguesía productiva que pudiese
hacerlo como en las principales potencias europeas de la época, o como finalmente
ocurriría en EE.UU. cuando el Norte se impuso al Sur. Pero también durante
esa primera etapa Saavedra expresó una línea adversa al morenismo, el primer
eslabón de un modelo librecambista conservador, y por lo tanto favorecedor
de un a nueva dependencia que poco después profundizaría en esas primeras
décadas y desde un supuesto progresismo Bernardino Rivadavia.
Moreno y Saavedra
Las figuras de estos dos integrantes de nuestro primer gobierno actuaron
como aglutinantes de dos proyectos antagónicos con bases sociales muy distintas.
La propuesta de Moreno marca el punto de partida de los intentos más serios
por impulsar un capitalismo autóctono, si era posible vinculado a la España
revolucionaria, pero siempre liberándonos de la España negra que era esencialmente
antiburguesa. El morenismo representaba en 1810 la posibilidad de un desarrollo
autocentrado en el Río de La Plata e integrado con el resto de Latinoamérica.
Si bien se identificaba con la España revolucionaria por lo que no renunciaba
a todo vínculo con ella, simultáneamente consideraba necesario prepararse
por si los revolucionarios eran vencidos en la península. Para Moreno y
los morenistas estaba claro que las posibilidades de desarrollo económico,
libertad, justicia, democracia nada tenían que ver con la España negra de
los nobles y la fracción más retrógrada de la Iglesia, aunque tampoco consideraba
posible que esos logros se conquistaran mediante una política de puertas
abiertas con la librecambista potencia inglesa.
Moreno era partidario de una sustancial modernización de la economía agrícola,
ganadera y minera pero simultáneamente consideraba que ningún país que no
tuviese industria podía ser independiente, de allí la necesidad de favorecer
la industrialización nativa. La falta de una burguesía productiva sin embargo,
lo lleva a proponer al Estado como agente necesario para impulsar dicha
actividad. La expropiación de fortunas parasitarias (de comerciantes y grandes
ganaderos) constituía por otra parte el paso inicial y realmente revolucionario
para promover una actividad que garantizaría el desarrollo no sólo económico-social
sino también político e ideológico-jurídico. En el plano interno se manifestó
respetuoso de las autonomías provinciales, pero simultáneamente consideraba
la insurrección como un proceso que debía abarcar al conjunto latinoamericano,
poniendo especial énfasis en Brasil para el logro del objetivo principal.
Otros compatriotas suyos creyeron en cambio que podríamos tener instituciones
modernas con una economía al servicio de nuevos intereses ajenos a la Patria
Grande. Lo curioso es que el que habitualmente ha cargado en nuestra historiografía
con el mote de idealista fue Mariano Moreno, cuando no existe mayor idealismo
que creer que la superestructura jurídica y política puede gestarse independientemente
de las condiciones materiales existentes. Desde dicha postura, si la llevamos
a un ejemplo extremo (pero esclarecedor para lo que queremos expresar),
se podría sostener que las constituciones liberal-democráticas no fueron
concebidas en la etapa primitiva de la humanidad tan sólo porque a nadie
se les ocurrieron. Semejante disparate sin embargo está implícito en la
lógica idealista que supone que toda realidad no es otra cosa más que la
materialización de una idea. Mientras que en el Plan de Operaciones se parte
de una clara visión de la realidad material y se pretende modificarla a
partir de la intervención del Estado, ya que ese misma realidad es la que
le indica a Moreno que por un lado carecíamos de una burguesía nacional
pero por otro no era posible ser libres sin un desarrollo económico autocentrado
Lo dicho anteriormente no supone desconocer que las fuerzas sociales con
la que contaba Mariano Moreno para impulsar su proyecto material y político
eran débiles. Tuvo el apoyo de intelectuales jacobinos como él, entre ellos
se destacaba su continuador Bernardo de Monteagudo, sin olvidar que el mismo
plan surgió por encargo de Manuel Belgrano. También contaba con el apoyo
de sectores militares partidarios de esas ideas y que ya habían luchado
en España junto a los sectores revolucionarios. En el caso concreto de San
Martín, si bien llegó a Buenos Aires cuando Moreno ya había muerto, no fue
ajeno a las ideas de su plan y llevó algunas a la práctica en Perú. Desde
ya esa base social concreta no era suficiente; hubiera sido necesario un
importante trabajo cultural para difundir dichas ideas entre sus seguros
beneficiarios, ya que la estructura económico-social heredada del virreinato
favorecía proyectos de continuidad en la dependencia, con escaso desarrollo
de las fuerzas productivas y su eje (con cabeza en la ciudad puerto de Buenos
Aires) orientado hacia la exportación. Sin embargo esa particularidad simultáneamente
volvía inviables las instituciones europeas que en estas tierras pretendía
instaurar los partidarios del librecambio.
En cualquier momento de la historia, y este no fue una excepción, los cambios
revolucionarios surgen de la convicción de que la realidad no sólo es como
es (lo objetivo) sino que además puede ser modificada (conciencia y voluntad
para le necesaria transformación). Ambas cuestiones forman parte de un abordaje
dialéctico de la realidad, ni idealista ni empirista. Pero para ello se
necesita que las ideas de avanzada tengan la posibilidad de ser difundidas
entre las clases y sectores que objetivamente se beneficiarán con las mismas,
como en este caso el colectivo integrado por las masas del viejo virreinato
del Río de La Plata y del conjunto de la Patria Grande. La muerte de Moreno
en alta mar fue por lo tanto una excelente noticia, aunque no inesperada,
para los continuadores de la cultura de la dependencia
Los partidarios de un proyecto superador del colonialismo impuesto por la
España negra, pero no de un nuevo tipo de dependencia generadora de atraso
con respecto al capitalismo triunfante en Europa, contaban con una base
social mucho más significativa que la del morenismo. Los saavedristas expresaron
los intereses de la burguesía comercial que operaba en el puerto de Buenos
Aires (antiguos contrabandistas nacionales e ingleses y algunos comerciantes
españoles acomodados) y de los ganaderos que producía para la exportación.
A estas dos clases se agregan jefes militares de línea de origen oligárquico
e intelectuales que mutaron los principios de la revolución francesa por
un limitado e inconveniente librecambismo comercial. El predominio de los
sectores liberales rápidamente se plasmó en medidas contrarias al desarrollo
de un capitalismo nacional. Por un lado los derechos de artículos importados
fueron reducidos de un 48% al 12%, por otro se permitió la libre exportación
de oro y plata. Mientras que Moreno proponía en su Plan exactamente lo contrario:
expropiar la riqueza minera, su explotación a cargo del Estado y prohibir
las importaciones de bienes suntuarios.
Con respecto a la cuestionada (por la historia mitrista) autenticidad de
Un Plan de Operaciones gestado por la pluma de Mariano Moreno, sostiene
el historiador Juan Carlos Jara:
“…no es cierto –y existe suficiente documentación probatoria- que los hombres
de la Junta no hayan hecho alusión al Plan en su correspondencia privada.
Es más, esas cartas y documentos más o menos secretos, evidencian también
la autoría irrefutable de Moreno.
Lo cierto es que a nivel historiográfico la autenticidad el Plan de Operaciones
ya no se discute. La disputa se zanjó definitivamente en 1952 cuando Enrique
Ruiz Guiñazú (padre de Magdalena y político nacionalista tan simpatizante
de Lord Strangford como de Benito Mussolini) destinó las casi 400 páginas
de su libro “Epifanía de la libertad. Documentos secretos de la Revolución
de Mayo” a demostrar, minuciosamente y sin lugar a equívocos, que el Plan
de Operaciones fue efectivamente concebido y redactado por Mariano Moreno
y entregado a la Junta de Mayo el 30 de agosto de 1810” (2).
Por su parte Jorge Abelardo Ramos afirma que Ricardo Levene en su Ensayo
histórico sobre la Revolución de Mayo y Mariano Moreno, al igual que Groussac
en sus artículos publicados en “La Biblioteca” desconocen la legitimidad
del Plan de Operaciones. Pero agrega:
“El propósito no es erudito, sino político. Disociar a Moreno del Plan es
indispensable para despojar a la Revolución de Mayo de su carácter latinoamericano
y subordinarla al librecambio británico. Puiggrós en la obra ya citada (Ramos
se refiere a La época de Mariano Moreno), deshace por completo la impostura
seudocientífica “(3).
El mismo Ramos emite dos juicios que resultan muy significativos en relación
a las dos figuras que dividían a nuestro primer gobierno criollo.
1. “La fama que rodea a la Representación de los hacendados” ha servido
para sumir en la oscuridad el “Plan de operaciones”. Verdadera síntesis
política del genio de Moreno, este último es el elemento decisivo para interpretar
la naturaleza de la Revolución de Mayo y la razón de su eclipse. Los modernos
apologistas oligárquicos del 25 de Mayo, que no son sino los agentes nativos
del imperialismo, los ladinos democráticos que sostienen a la clase ganadera
y a las fuerzas retardatarias, insisten en presentarnos el año 10 como la
fecha nupcial de la joven argentina con su amigo británico. Prefieren pasar
por alto la lucha del partido morenista, no por breve y trágica menos significativa,
y glorificar los acontecimientos de Mayo bajo el signo del librecambismo
más puro” (4).
2. “La caída de Moreno, por obra de la tendencia saavedrista, cuya ideología
liberal conservadora se adaptará perfectamente a las necesidades de la burguesía
comercial porteña pro británica, cierra el capítulo auténticamente revolucionario
de Mayo”(5)
Lo que intentamos expresar en definitiva es que ya 1810 se van perfilando
dos culturas distintas: una nacional-popular que se orienta hacia la construcción
de lo que realmente era sinónimo de progreso en esa época, un capitalismo
nacional, por lo tanto no dependiente; otra dará el primer paso hacia la
gestación de un régimen semicolonial, es decir un nuevo tipo de dependencia,
ya no como colonia de España, sino como un país formalmente independiente
pero transformado en apéndice de la economía británica. Los arquitectos
y apologistas de esa segunda cultura nos presentaron (y aún lo siguen haciendo)
a la Revolución de Mayo como un proceso contra toda España y a favor del
libre comercio probritánico. Norberto Galasso sostiene que hay varios mitos
en torno a este proceso histórico:
“El central es decir que la Revolución fue en contra de España. Los pueblos
originarios casi no intervienen, si bien después sí lo hacen en las guerras
del Norte o con Artigas. Pero entre los hombres de Buenos Aires no hubo
participación de los pueblos originarios. Eran criollos, hijos de españoles.
La versión oficial pretende vincular la Revolución al comercio libre con
los ingleses. Ese mito permite a Mitre levantar la bandera de la Revolución
de Mayo con la de la libre importación y crear una semicolonia ganadera
primero, y luego agrícola ganadera. Es decir, justifica la subordinación
del país a Gran Bretaña. Allí hay varias mentiras juntas” (6).
Otra cuestión fundamental a tener en cuenta es que el carácter latinoamericanista
de la revolución que Mariano Moreno defiende en su Plan de Operaciones,
definitivamente contrario a la balcanización gestada por la cultura librecambista
y dependiente que finalmente se instaló, está presente en el desarrollo
concreto de los acontecimientos. Recurramos nuevamente a Galasso:
“La Revolución empieza en 1809, en Chuquisaca y en La Paz; sigue en
Caracas, en abril de 1810; después en Buenos Aires, en mayo de 1810; luego,
en septiembre, en Chile y en México; y en febrero de 1811 con Artigas. Es
un solo proceso. Lo que pasa es que la historia oficial se construyó desde
la perspectiva porteña, probritánica. Los historiadores al servicio de la
clase dominante, como Levene, han seguido esa línea, que no es más que una
fábula” (7))
La historia como proceso
En tanto la historia no es una mera colección de hechos muertos que quedaron
en un lejano pasado sin ninguna conexión con la actualidad como pretenden
demostrar algunos ideólogos de las clases dominantes, sino un proceso que
se manifiesta en el presente y tiene sus proyecciones hacia el futuro, debemos
considerar a Mayo de 1810 como un punto de partida para dos tipos de cultura
que, desaparecidos de la escena Moreno y Saavedra, han tenido nuevas manifestaciones,
cada una adaptada desde ya a un contexto específico, pero continuidades
al fin de lo que por aquellos años comenzaba a perfilarse. Un capítulo aparte
merecería el abordaje de la etapa anterior a las jornadas de mayo, pero
no es el objetivo de este artículo.
Moreno alcanzó con su Plan de Operaciones la formulación teórica más elevada
de un proyecto nacional latinoamericanista y popular para el siglo XIX,
si bien su caída y muerte marca el fin del “capítulo realmente revolucionario
de mayo” como bien señalara Ramos, no es menos ciertos que a lo largo de
dicho siglo hubo prácticas culturales que mantuvieron en pie la posibilidad
de defender una cultura de la liberación como contracara de la cultura de
la dependencia. Precisamente eso expresaron federales y unitarios. Sin embargo,
en el caso de los federales, hubo por sobre todas las cosas prácticas concretas
más que teoría revolucionaria, y esas prácticas tuvieron más que ver con
un defensa de lo propio ya existente que con un proyecto revolucionario
para el futuro. Seguramente fue José Gervasio Artigas quien levantó con
mayor claridad y osadía las banderas para una cultura general de la liberación,
sintetizando en su planteo el proteccionismo económico, la reforma agraria
y la unidad de la Patria Grande.
En otras prácticas de la época la cultura de la liberación se manifiesta
en el federalismo provinciano a través de una política económica proteccionista,
que intenta defender la producción nacional de tipo artesanal ante la importación
de bienes industrializados por Europa, fundamentalmente por la muy desarrollada
industria inglesa. Esas economías provincianas tienen por otra parte un
correlato simbólico que se expresa en la música, literatura, pintura y otras
artes que constituyen una cultura autóctona más cercana al conjunto de América
Latina que a la cultura material y simbólica que propiciaron los unitarios
u otras manifestaciones políticas que adoptó el liberalismo oligárquico
a lo largo del siglo. Uno de los intelectuales más representativos del mismo
fue Sarmiento, quien plasmó en su planteo dicotómico las dos culturas que
se enfrentaban. Desde su plena identificación con una de ellas el sanjuanino
se refirió a la “civilización” y la “barbarie”.
“Si bien en Argentina las polarizaciones se hicieron presentes en la práctica
cotidiana desde la Revolución de Mayo y luego a través del enfrentamiento
entre unitarios y federales, las mismas no encontraron una acabada expresión
teórica hasta que Domingo Faustino Sarmiento las plasmó en su célebre dicotomía
civilización o barbarie). Para el pensador sanjuanino la civilización se
correspondía con toda producción material o inmaterial gestada por la avanzada
cultura europea, y en contraposición considera barbarie a todo aquello que
producían en íntimo contacto con su medio los atrasados habitantes de la
América, pero Latina. Porque, por otra parte, admiraba profundamente a esa
fracción del norte que es EE.UU. “(8).
Sarmiento proponía entonces reemplazar la cultura latinoamericana, que en
realidad era el producto de la fusión entre los pueblos originarios y la
colonización ibérica, por aquella que provenía de la Europa más avanzada.
“Quizás por eso también admiraba tanto a los vecinos del Norte. Allí sí
la civilización europea había barrido con todo vestigio de cultura autóctona,
pues la conquista anglosajona, a diferencia de la hispana, no se caracterizó
por la fusión y el mestizaje. EE.UU. era la posibilidad cierta de implantar
Europa en América, borrando la América preexistente. Pero por estas tierras
las cosas eran distintas, si bien nadie que no sea un hispanista fanático
podrá negar que hubiera exterminio, pillaje y explotación de la población
nativa durante la conquista y colonización, simultáneamente debe admitirse
que hubo fusión cultural y étnica. De allí que la actual América Latina
sea, como lo era en tiempos de Sarmiento, una América esencialmente mestiza
y culturalmente iberoamericana” (9).
Esas dicotomías formuladas con enorme claridad intelectual, y que con las
diferencias propias de contextos distintos no dejan de expresar la continuidad
de los proyecto culturales presentes ya en las jornadas de mayo, no fueron
exclusividad del siglo XIX. Tanto el siglo XX, como esta primera década
del XXI las culturas de la liberación y de la dependencia han encontrado
sus respectivas expresiones. Seguramente este festejo del bicentenario tiene
un significado bien distinto según el espacio cultural en el que nos ubiquemos.
No es exactamente lo mismo levantar la figura de Mariano Moreno y su Plan
de Operaciones desde el bloque nacional-popular en este siglo XXI, que adscribir
al librecambio y la balcanización latinoamericana que acompañó el proyecto
y acción de los intelectuales del bloque oligárquico-imperialista. Desde
nuestra perspectiva este mayo de 2010 celebramos un proyecto de liberación,
e invertiremos nuestro mayor esfuerzo para materializarlo.
La Plata, mayo de 2010
Bibliografía
(1)Hernández Arregui: La formación de la conciencia nacional, (páginas 47,
48). Editorial Plus Ultra 1973.
(2) Ramos, Jorge Abelardo: Tomo 1 de Revolución y Contrarrevolución en la
Argentina (Las masas y las lanzas), pagina 32 (pie de página), Editorial
Plus Ultra, 5º edición, 1973, Buenos Aires.
(3)Jara, Juan Carlos: Plan de Operaciones, el programa de la revolución,
publicado en Reconquista Popular el 4 de mayo de 2010
(4)Ramos, Jorge Abelardo: Obra ya citada, página 32
(5)Ramos Jorga Abelardo; obra citada página 36
(6)Galasso, Norberto: Entrevista en La Gaceta Literaria, 2 de mayo de 2010.
Tucumán, Argentina. Publicada digitalmente en Reconquista Popular
(7) Galasso, Norberto: entrevista ya citada
(8) Franzoia, Alberto J.: Las interminables dicotomías nacionales: barbarie
o civilización, peronismo o antiperonismo, artículo publicado digitalmente
en La Tecl@ Eñe, Septiembre de 2009
(9) Franzoia, Alberto J.; artículo ya citado
* Trabajo producido originalmente para la Tecl@ Eñe
HOMENAJE AL BICENTENARIO
Política
Latinoamericana
Reportaje
al Presidente de Uruguay José "Pepe" Mujica
Por Roberto Caballero
REPORTAJE CON EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY, JOSÉ MUJICA.
`ESTADOS UNIDOS ESTÁ EN RETIRADA. EMPEZÓ A PERDER, TIENE QUE DARSE CUENTA
DE QUE YA NO ES EL PATRÓN ABSOLUTO`
EN LA PRIMERA ENTREVISTA CON UN MEDIO ARGENTINO DESDE QUE ASUMIÓ LA PRESIDENCIA,
EL EX GUERRILLERO JOSÉ “PEPE” MUJICA HABLA SIN RED.
-La mayoría de los presidentes de la región se parecen a sus pueblos. Un
cocalero como Evo en Bolivia, un obrero de izquierda como Lula en Brasil,
una abogada como Cristina en la Argentina y un chacarero ex tupamaro como
usted en el Uruguay. ¿Cómo llegamos hasta acá?
- Creo que inapelablemente, la Historia progresa así. Me decía Lula la otra
noche: cuando era dirigente Sindical tuve que vivir y aprendí que los sindicalistas
que pedían siempre. Y hay algo de eso: yo pertenezco a una generación que
quería cambiar el mundo, y ahora estamos peleando por cambiar un poco la
vereda del lugar donde vivimos.¿Quiere decir que estar en el mundo no tiene
sentido? Si, tiene, y mucho.
- Algún viejo sabio dijo que las revoluciones se hacían con sangre o con
tiempo...
- Y yo creo que es así. Entonces, claro, se producen estos fenómenos, que
tipos como nosotros, que representan a un lado muy contestatario de la sociedad,
sigan gobernando, y con apoyo popular muy grande y hasta con un apoyo militante
utópico, de gente que necesita creer en alguien, o en algo.
- Se lo pregunto a un ex guerrillero que llegó a presidente a través de
las urnas. Antes, en los ’60 y '70, se idealizaba el fusil. ¿Cuál es el
instrumento del cambio actual?
- Los fusiles nunca hicieron cambios revolucionarios pero siempre sirvieron
para hacer contrarrevolución. Porque la cara conservadora se presenta con
canto de fusil cuando tiene que intervenir y ponerle freno. De ahí que no
se puede pensar en aparatos armados. Pero si los aparatos armados que construye
la sociedad no respetan los cambios, los cambios están comprometidos. Porque
la justicia social va a generar contradicciones severas en la sociedad,
por la puja distributiva. Sí los aparatos militares profesionales que crea
la sociedad no respetan esas tensiones, Se nos va la vida.
- ¿Usted cree que hay que seducir al capital y no combatirlo?
- Han pasado muchas cosas en el mundo. A la gente le gusta la igualdad.
Si querés mantener la igualdad apretando de arriba hacia abajo, se te arma
una bronca en tus propios cuadros. Y por lo menos, provisoriamente, soy
de los que piensan que el socialismo requiere una sociedad rica, culta y
con mucho conocimiento. NO por ser culta, rica y con conocimientos va a
ir al socialismo pero, sin esas condiciones, los intentos del hombre terminan
agotados, o por el lado de la burocracia o por el lado de la ineficiencia.
El hombre es un animal antropológicamente socialista. La civilización fue
la que construyó lo mío y lo tuyo. Durante el 90% de Su existencia sobre
la tierra, el hombre vivió francamente Socialista, altamente gregario, del
Neolítico para acá. El abuelo prehistórico está sentado ahí en nuestra memoria
antropológica.
- El Socialismo Sería casi natural, entonces...
- Sí, es natural en el hombre. Nos mató la mercadería y el intercambio.
Tenemos esa contradicción. La lucha del Socialismo es volver al disco duro,
en el fondo.
Tenemos que hacer todo un remonte donde solamente el conocimiento y la cultura
nos pueden ayudar. Y hoy estamos en un vacío teórico, porque hicimos una
cantidad de experimentos muy racionalistas pero excesivamente sociológicos
y nada antropológicos.
- Usted dice que la generosidad es innata, ¿el egoísmo no lo es?
- Sí, lo es. Y tiene un límite, asociado con preservar la vida, que es una
ley fuerte. El egoísmo tiene un nudo: preservar la vida. Y la solidaridad,
que no es lo mismo que el altruismo, tiene que ver con el mantener la especie.
El individuo solo, no sobrevive.
- En la cosmovisión izquierdista clásica, muy en boga en los '60 y ’70,
los Estados Unidos representaba un gigante a derrotar. Visto desde el 2010,
¿qué es hoy?
- A los Estados Unidos tenemos que ayudarlo a ver que está en retirada,
que debe administrar la retirada. Empezó a perder, tiene que darse cuenta
de que hay otros, ya no es el patrón absoluto.
- ¿Obama es la cara de un imperio en retirada?
- Tiene una resistencia feroz desde adentro. Obama representa una necesidad
histórica de los Estados Unidos: Adaptarse a ser alguien importante, pero
entre otros importantes. Es toda una crisis para la sociedad norteamericana
esto. Porque produce licencias, la aparente falta de poder en el mundo.
¿Cómo explicarse lo que está haciendo Lula con Teherán? Porque los chinos
no hacen lo que deberían estar haciendo. Porque hay un vacío, que lo puede
ocupar Lula. Alguien le debe decir a los Estados Unidos: ‘?Loco, ¿qué querés?
¿Otro Irak? Ojo, porque este será más costoso y desastroso que el otro."
Y le tiene que decir a Teherán: ??Pará, no j odas con ese discurso incendiario.
No podés desconocer el Holocausto. Bajá la pelota a tierra.”
- ¿UnaSur es la nueva OEA, pero sin el poder de veto de los Estados Unidos?
- No sé qué va a Ser la Unasur todavía. Por algo tenemos nuestro origen
hispano profundamente castellano somos especialistas en obedecer sin cumplir,
entonces inventamos organismos a troche y moche y no funcionan. Hasta dónde
llega Unasur, no sé. Tienen un punto clave: Brasil. Si empezamos por entender
que Brasil juega un partido con su hegemonía real, dió Alemania, después
de dos guerras, claro... Pero si Brasil se mantiene un poco al margen, poco
comprometido, no sirve para nada...
- Los dos diarios más importantes de la Argentina publicaron que usted iba
a vetar o votar en contra de la candidatura de Néstor Kirchner a la Unasur.
Fue una sorpresa ver que finalmente apoyó el consenso general. ¿Nos informaron
mal?
- Nosotros íbamos con una posición de no votar a nadie, pero al mismo tiempo
íbamos con la posición de no obstruir. En realidad no hubo votación, nosotros
no podíamos votar aquí a Kirchner porque una parte importante de la sociedad
uruguaya no loiba a entender, pero a esa altura me parecía que no debíamos
obstruir porque si el conjunto de presidentes de América Latina decidía
que fuera, es un acto medio grosero para un paisito de 3 millones de habitantes
como Uruguay decirle al Conjunto de la Sociedad de América Latina que nosotros
no queríamos.
- Y Su corazón, ¿qué le decía?
- Mi corazón dice que todo esta kafkiano, que el de Botnia es un conflicto
al pedo. Todo esto se desmadró y chau. Se desmadró y tiene vida propia y
va más allá de 10 racional. Hasta cuándo Seguimos con esto? Andar bien con
los vecinos es el principio.
Es muy poco inteligente aquel que crea que tiene que llevarse a los vecinos
por delante, sobre todo cuando se es más chico. Llevamos 5 años y se amontonaron
problemas en la agenda, que vistos en su conjunto son más importantes que
el puente
(Gualeguaychú—Fray Bentos): el gas de Bolivia, la navegación por el río,
la profundización del canal Martín García, las trabas en el comercio.
Ninguna de ellas es tan espectacular como el puente. Pero vivimos en 200
años sin puente. Podemos vivir otros 200 así.
- La relación Tabaré-Kirchner estuvo signada por la frialdad. ¿Qué podríamos
decir de la relación entre usted y Cristina?
- Néstor no tiene una proverbial simpatía, lo habré visto dos o tres veces.
Pero la relación con Cristina es muy cordial, muy allanada, muy sin pose
de presidente, ni nada por el estilo, todo lo contrario.
- ¿Usted cree que el kirchnerismo sigue después del 2011?
- Bajando a tierra, en el dibujo político, si le pregunto a los más racionales
analistas políticos argentinos, más o menos la respuesta que me van a dar
del futuro de la Argentina es que el justicialismo, este justicialismo que
está en el gobierno, tiene grandes posibilidades de perpetuarse en la próxima
administración, y si no se perpetúa, el que venga va a tener que negociar,
y muy fuerte, con este justicialismo. No me inmiscuyo. Pero yo tengo que
tratar de arreglar el fato con esta barra. Tenemos que administrar el río,
que no se pudra la naturaleza, y darle paso a la vida, entonces la decisión
que tomo, la tomo en ese marco. Y hay una parte muy grande de mi pueblo,
que yo tengo que respetar, que no me puede entender. Pero como gobernante
tengo la obligación de pensar en pasado mañana. NO le vamos a meter pechera
a un país como la Argentina.
- ¿Va a hablar con los asambleístas de Gualeguaychú?
- Yo me reuní una vuelta, en casa de un amigo común, con cuatro o cinco
asambleístas, pero antes de ser presidente. Me transmitieron su visión,
no muy homogénea tampoco, y yo los respeto mucho, de mí no van a esperar
agresión. En el fondo hay algo que siempre he reconocido: menos mal que
los movimientos ecologistas existen y han llamado la atención sobre problemas
que son muy importantes. El problema que tienen es que suelen evolucionar
hacia un fundamentalismo en el que, en el fondo, ni ellos mismos creen,
porque nadie vive de ello asumiendo las consecuencias que tiene el fundamentalismo
que ellos mismos pregonan.
-Lo cambio de tema. En la Argentina no cayó bien que usted dijera que no
quería ver a los ex represores, ya ancianos, en prisión.
- Deben entender que filosóficamente no creo en la justicia. Los hombres
no podemos ser justos, somos parte. Admiro la labor de los jueces, tomando
decisiones a veces por encima de su humanidad. Pero no me gustan los presos
viejos, no me gusta la venganza. Me preocupa el futuro. Por lo menos en
el Uruguay, tenemos fuerzas armadas endógenas: familias enteras de militares.
Cuando yo tengo un viejo de estos presos, este viejo es un cascajo más,
pero no me quiero divorciar del sistema planetario que lo rodea. Tengo que
tratar de pasar para el otro cuadro a ese sistema planetario, y no le quiero
regalar a la derecha el Valle de los Caidos, porque las posiciones fascitoides
son débiles ideológicamente y necesitan fortaleza mitológica. No me gusta
regalarle mitos. Mi partido es de ajedrez.
- Si no existe la justicia, tampoco existe la injusticia. Sin embargo, del
otro lado de estos viejos represores y sus familias hay víctimas, que también
tienen familias, hijos, nietos y quizá la única reparación que haya sea
la justicia, la que hay.
- No creo que el hombre pueda ser neutral, ni objetivo. Me revienta la vieja
esa con la balanza. La balanza siempre se inclina. La justicia está llena
de convencionalismos sociales, pero es imprescindible, y yo tengo que respetar
sus decisiones. Comprendo que haya gente que la reclame. Pero con los viejos,
será por mis atavismos de expreso, y no sólo por los militares, hablo de
cualquiera, no me gusta verlos presos.
- ¿Por qué un tumaparo como usted puede ser presidente y Firmenich vive
exiliado en Barcelona?
- Nosotros no estamos donde estamos porque guerrilleros. Cuando salimos
de la cana, al otro día estábamos haciendo asambleas. Decidimos insertarnos
en la sociedad. Inventamos las mateadas en una esquina y seguimos y seguimos
hasta hoy. Tampoco nos arrepentimos de lo hecho, fueron otros momentos históricos.
- La última: ¿Qué sabe sobre la radicación de Techint en Uruguay?
- Techint instaló su oficina administrativa en Uruguay, con unos 100 empleados,
pero no su planta industrial. En simultáneo, hay una empresa de origen hindú,
con un proyecto marítimo, pero para exportar mineral de hierro de Uruguay,
que se descubrió que es muchísimo. Creo que son dos cosas por separado.
Al menos, vienen por separado. Eso es todo lo que hay.
Fuente: diario “Tiempo Argentino”. Publicado digitalmente en: http://www.gacemail.com.ar/Detalle.asp?NotaID=15797
Pepe Cibrian Campoy y el texto completo "Maricas"
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