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Mirtha Legrand y los "cómplices del silencio"
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Historia Argentina
Prólogo a la
traducción de El contrato social *
Por Mariano Moreno
La gloriosa instalación del gobierno provisorio de Buenos Aires ha producido
tan feliz revolución en las ideas, que agitados los ánimos de un entusiasmo
capaz de las mayores empresas, aspiran a una constitución juiciosa y duradera
que restituya al pueblo sus derechos, poniéndolos al abrigo de nuevas usurpaciones.
Los efectos de esta favorable disposición serían muy pasajeros, si los sublimes
principios del derecho público continuasen misteriosamente reservados a
diez o doce literatos, que sin riesgo de su vida no han podido hacerlos
salir de sus estudios privados. Los deseos más fervorosos se desvanecen,
si una mano maestra no va progresivamente encadenando los sucesos, y preparando,
por la particular reforma de cada ramo, la consolidación de un bien general,
que haga palpables a cada ciudadano las ventajas de la constitución y lo
interese en su defensa como en la de un bien propio y personal. Esta obra
es absolutamente imposible en pueblos que han nacido en la esclavitud, mientras
no se les saque de la ignorancia de sus propios derechos que han vivido.
El peso de las cadenas extinguía hasta el deseo de sacudirlas; y el término
de las revoluciones entre hombres sin ilustración suele ser que, cansados
de desgracias, horrores y desórdenes, se acomodan por fin a un estado tan
malo o peor que el primero a cambio de que los dejen tranquilos y sosegados.
La España nos provee un ejemplo muy reciente de esta verdad: cuanto presenta
admirable el heroísmo de los pueblos antiguos se ha repetido gloriosamente
por los españoles en su presente revolución. Una pronta disposición a cuantos
sacrificios han exigido, un odio irreconciliable al usurpador, una firmeza
sin igual en los infortunios, una energía infatigable entre los cadáveres
y sangre de sus mismos hermanos; todo género de prodigios se repetía diariamente
por todas partes; pero como el pueblo era ignorante, obraba sin discernimiento;
y en tres años de guerra y de entusiasmo continuado no han podido los españoles
erigir un gobierno que merezca su confianza, ni formar una constitución
que los saque de la anarquía.
Tan reciente desengaño debe llenar de un terror religioso, a los que promuevan
la gran causa de estas provincias. En vano sus intenciones serán rectas,
en vano harán grandes esfuerzos por el bien público, en vano provocarán
congresos, promoverán arreglos y atacarán las reliquias del despotismo;
si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada
hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que se le debe, nuevas ilusiones
sucederán a las antiguas, y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres,
será tal vez nuestra suerte mudar de tiranos, sin destruir la tiranía.
En tan críticas circunstancias todo ciudadano está obligado a comunicar
sus luces y sus conocimientos; y el soldado que opone su pecho a las balas
de los enemigos exteriores, no hace mayor servicio que el sabio que abandona
su retiro y ataca con frente serena la ambición, la ignorancia, el egoísmo
y demás pasiones, enemigos interiores del Estado, y tanto más terribles,
cuanto ejercen una guerra oculta y logran frecuentemente de sus rivales
una venganza segura. Me lisonjeo de no haber mirado con indiferencia una
obligación tan sagrada, de que ningún ciudadano está exceptuado, y en esta
materia creo haber merecido más bien la censura de temerario, que la de
insensible o indiferente: pero el fruto de mis tareas es muy pequeño, para
que pueda llenar la grandeza de mis deseos; y siendo mis conocimientos muy
inferiores a mi celo, no he encontrado otro medio de satisfacer éste, que
reimprimir aquellos libros de política que se han mirado siempre como el
catecismo de los pueblos libres, y que por su rareza en estos países son
acreedores a igual consideración que los pensamientos nuevos y originales.
Entre varias obras que deben formar este precioso presente, que ofrezco
a mis conciudadanos, he dado el primer lugar al Contrato Social, escrito
por el ciudadano de Ginebra, Juan Jacobo Rousseau. Este hombre inmortal,
que formó la admiración de su siglo, y será el asombro de todas las edades,
fue, quizá, el primero que disipando completamente las tinieblas con que
el despotismo envolvía sus usurpaciones, puso en clara luz los derechos
de los pueblos, y enseñándoles el verdadero origen de sus obligaciones,
demostró las que correlativamente contraían los depositarios del gobierno.
Los tiranos habían procurado prevenir diestramente este golpe, atribuyendo
un origen divino a su autoridad; pero la impetuosa elocuencia de Rousseau,
la profundidad de sus discursos, la naturalidad de sus demostraciones disiparon
aquellos prestigios; y los pueblos aprendieron a buscar en el pacto social
la raíz y único origen de la obediencia, no reconociendo a sus jefes como
emisarios de la divinidad, mientras no mostrasen las patentes del cielo
en que se les destinaba para imperar entre sus semejantes; pero estas patentes
no se han manifestado hasta ahora, ni es posible combinarlas con los medios
que frecuentemente conducen al trono y a los gobiernos.
Es fácil calcular las proscripciones que fulminarían los tiranos contra
una obra capaz por sí sola de producir la ilustración de todos los pueblos;
pero si sus esfuerzos lograron substraerla a la vista de la muchedumbre,
los hombres de letras formaron de ella el primer libro de sus estudios;
el triunfo de los talentos del autor no fue menos glorioso por ser oculto
y en secreto. Desde que apareció este precioso monumento del ingenio, se
corrigieron las ideas sobre los principios de los estados, y se generalizó
un nuevo lenguaje entre los sabios, que, aunque expresado con misteriosa
reserva, causaba zozobra al despotismo y anunciaba su ruina.
El estudio de esta obra debe producir ventajosos resultados en toda clase
de lectores; en ella se descubre la más viva y fecunda imaginación; un espíritu
flexible para tomar todas sus ideas; un corazón endurecido en la libertad
republicana y excesivamente sensible; una memoria enriquecida de cuanto
ofrece de más reflexivo y extendido la lectura de los filósofos griegos
y latinos; en fin, una fuerza de pensamientos, una viveza de coloridos,
una profundidad de moral, una riqueza de expresiones, una abundancia, una
rapidez de estilo y sobre todo una misantropía que se puede mirar en el
autor como el muelle principal que hace jugar sus sentimientos y sus ideas
. Los que deseen ilustrarse encontrarán modelos para encender su imaginación,
y rectificar su juicio; los que quieran contraerse al arreglo de nuestra
sociedad, hallarán analizados con sencillez sus verdaderos principios; el
ciudadano conocerá lo que debe al magistrado, quien aprenderá igualmente
lo que puede exigirse de él; todas las clases, todas las edades, todas las
condiciones participarán del gran beneficio que trajo a la tierra este libro
inmortal, que ha debido producir a su autor el justo título de legislador
de las naciones. Las que lo consulten y estudien no serán despojadas fácilmente
de sus derechos; y el aprecio que nosotros le tributemos será la mejor medida
para conocer si nos hallamos en estado de recibir la libertad que tanto
nos lisonjea.
Como el autor tuvo la desgracia de delirar en materias religiosas, suprimo
el capítulo y principales pasajes donde ha tratado de ellas. He anticipado
la publicación de la mitad del libro, porque precisando la escasez de la
imprenta a una lentitud irremediable, podrá instruirse el pueblo en los
preceptos de la parte publicada, entre tanto que se trabaja la impresión
de lo que resta. ¡Feliz la patria si sus hijos saben aprovecharse de tan
importantes lecciones!
* Moreno había estudiado en la Universidad de Chuquisaca. Allí trabó amistad
con el canónigo Terrazas, que le facilitó el acceso a su biblioteca. Fue
en esa misma biblioteca donde tomó contacto por primera vez con los pensadores
del “siglo de las luces”. Quedó profundamente impresionado por Jean-Jacques
Rousseau y en 1810 publicó la traducción que él mismo realizó de El contrato
social.
Fuente: www.elhistoriador.com.ar
Revolución cubana y el himno del 26 de julio
Política
Latinoamericana
Carta al
General Prats
Por Juan Domingo Perón
Buenos Aires, 20 de noviembre de 1973
Señor Gral. Don Carlos Prats,
Mi estimado amigo: He recibido su grata carta en momentos de hacerme cargo
de la presidencia. Con viva y sincera emoción le agradezco sus cálidas felicitaciones
y sus buenos deseos de éxito en mi difícil misión. Le ruego me perdone el
haber demorado en contestarle, asuntos impostergables me lo impidieron.
Hoy con sumo placer me dispongo a reanudar nuestro diálogo.
Tiene usted toda la razón cuando afirma que la historia habrá de ofrecernos
más de una sorpresa como la de Chile. Una de las causas de la derrota de
una revolución radica en que muchas veces los revolucionarios creen que
puede realizarse incruentamente. ¡Craso error! Los ejemplos de México, Argentina,
Santo Domingo, Bolivia y últimamente Chile demuestran lo contrario. En todos
los países mencionados la reacción demostró a los revolucionarios lo caro
que debieron pagar por su humanitarismo.
El Presidente Allende me escribía que permanentemente sentía como un contacto
físico los tentáculos del imperialismo, que día a día iban paralizando con
mayor brutalidad el cuerpo ya enfermizo de la economía nacional, amenazando
con asfixiarlo. Esto es corriente en América Latina.
Usted me decía que el destino de un país, como lo confirma lo sucedido en
Chile, en mucho depende de la coordinación y unidad de las diferentes organizaciones
y partidos distantes entre sí por sus idearios políticos. Nada más cierto.
Desgraciadamente constatamos en América latina, aunque parezca anacrónico,
una abundancia de dirigentes empeñados en un mismo objetivo, que no atinan
a ponerse de acuerdo para lograrlo, entran en conflicto entre sí, se pelean,
siembran la desunión y la discordia debilitando a sus países en beneficio
del imperialismo. Es una pena el que tales dirigentes no quieran o no puedan
comprender el carácter popular de la revolución y se dediquen a acciones
que perjudican a la misma, provocando al pueblo a manifestaciones que acarrean
desórdenes e incidentes sangrientos.
Estoy plenamente de acuerdo con usted que tanto en Chile como en la Argentina
no podrá detenerse el movimiento revolucionario si las masas presionan con
firmeza y decisión para que así sea. Se observa algo semejante en otros
países del continente, lo que atestiguan numerosas declaraciones de dirigentes
políticos y sindicales y los comunicados de los acontecimientos que a diario
suceden. En las circunstancias actuales esto no es suficiente, todos sabemos
que la lucha depende en mucho de las posibilidades materiales y financieras
del movimiento revolucionario y del apoyo moral del exterior. Basta recordar
que en 1969 nos dedicamos a la tarea de constituir un fuerte movimiento
de solidaridad con la revolución boliviana. Hoy vemos la necesidad de unificar
las fuerzas revolucionarias, especialmente las latinoamericanas, en un potente
movimiento de solidaridad con la lucha del pueblo chileno, movimiento, que
a no dudarlo, aportará una contribución importante al triunfo definitivo
de las fuerzas populares en ese país.
Comparto su juicio de que el destino de un país dependerá principalmente
de las relaciones del gobierno con las Fuerzas Armadas, en una palabra de
la tendencia que predomine dentro de éstas. Es muy justo lo que usted menciona
sobre el proyectado plan de los Estados Unidos de modificar el estatuto
de la OEA. Si los altos mandos de las Fuerzas Armadas latinoamericanas lo
apoyan, tendremos que afrontar duras pruebas, ya que estas modificaciones
tienden a la formación de bloques militares en América latina. Traerían
como consecuencia la desunión y permitirían a los yanquis instaurar en el
hemisferio su anhelado teatro de títeres políticos. Si llegara a suceder,
ni imaginarlo quiero. América latina se atrasaría un siglo en el camino
de su desarrollo económico y su progreso social. Esta perspectiva debe impulsarnos
a poner al descubrimiento los pérfidos planes de los Estados Unidos, sus
intenciones inconfesables de "pentagonizarnos", de convertir nuestros territorios
en polígonos destinados a probar armas, en plazas de armas que servirían
a sus fines estratégicos.
Es indudable que el verdadero contenido de la política norteamericana en
América Latina debe ser analizado a la luz de los fines globales de su gigantesca
maquinaria bélica. En realidad todos los planes de ayuda a nuestros países,
la política de exportaciones, el sistema de financiación del desarrollo
industrial están sometidos a los intereses de los planes estratégicos del
Pentágono. Esto explica el gran interés del Pentágono en el perfeccionamiento
de nuestro sistema de comunicaciones, en la adquisición de materias primas
estratégicas, en el desarrollo acelerado de ciertas industrias, etc.
Reconozcamos que una de las causas principales de los duros reveses sufridos
por las fuerzas democráticas de América latina reside en no apreciar debidamente
el rol de los Estados Unidos, responsables de la mayoría de los golpes de
Estado. Sus manos están manchadas con la sangre de miles y miles de latinoamericanos
caídos en la lucha por la libertad y la independencia. No hay un sólo país
latinoamericano que no haya sufrido la intromisión descarada de los monopolios
norteamericanos, verdaderos ejecutores de la política exterior de su país.
Se equivocan los que afirman que respecto a Estados Unidos estamos viviendo
un período de calma. Y qué calma es ésta cuando están realizando toda clase
de actividades secretas, soborno de políticos y funcionarios gubernamentales,
asesinatos políticos, actos de sabotaje, fomento del mercado negro y penetración
en todas las esferas de la vida política, económica y social. Sobre nuestros
países vuelan los aviones militares norteamericanos, mientras nuestro suelo
permanece en poder de sus monopolios, con bases militares. Y a esto se añaden
centenas de establecimientos menores, como estaciones meteorológicas, o
sismológicas, capaces de convertirse en centros de terrorismo y agresión.
No estamos suficientemente bien informados de las actividades del imperialismo
en el derrocamiento de los regímenes democráticos de Brasil, Chile, Bolivia,
Uruguay y otros países. Pero poseo informes detallados de la actual arremetida
del imperialismo americano en la Argentina. Los yanquis se preparan para
un "nuevo diálogo después de Perón". Claramente les decimos que les espera
el fracaso. La Nación entera se pondrá de pie. Todos los argentinos se levantarán
en defensa de la soberanía nacional. Todos los pueblos hermanos de América
nos apoyarán.
Un gran abrazo.
Juan Domingo Perón
Fuente: www.elhistoriador.com.ar
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Homenaje al Mono Gatica en la versión de Leonardo Favio
Entrevista a Jorge Rendón Vásquez
El 24 de julio de 2010 visitó el Centro Cultural América Criolla de La Plata
el escritor peruano Jorge Rendón Vásquez, autor de la novela “El botín de
la Buena Muerte”. A continuación presentamos en nuestro Cuaderno de la Ciencia
Social la entrevista que recientemente le realizara el vicepresidente de
dicho centro Raúl Isman.
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Entrevista
a Juan Domingo Perón *
Autores: Pino Solanas y Octavio Getino, publicado en Revista Crisis, 1974.
A mediados de 1971 Fernando Solanas y Octavio Getino realizaron para el
grupo Cine Liberación
un largo reportaje
a Juan Perón. Se trataba de una singular experiencia cinematográfica:
un trabajo para que las bases del movimiento justicialista pudieran elaborar
y discutir con su máximo dirigente, una actualización política y doctrinaria
para la toma del poder. La película, de dos horas cuarenta minutos, incluye
fragmentos musicales y fotomontaje en las primeras secuencias. De allí en
adelante, sólo el general Perón explicitando la doctrina y la práctica del
movimiento justicialista. Este material fue exhibido, legal o clandestinamente,
en sindicatos, reuniones de militantes, agrupaciones estudiantiles. Incluye
dos cortes para posibilitar la discusión entre los espectadores. Crisis
ofrece fragmentos del guión en la convicción de que tanto la experiencia
cinematográfica como la palabra del dirigente justicialista son de singular
importancia. En particular hoy, a casi tres años de realizado el film. Hoy,
en los días siguientes que Perón anunciaba.
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(duración 1 hora, 12 minutos) |
Parte I
El justicialismo, la unidad y la identificación del enemigo
SOLANAS: Nuestra liberación es inseparable de la Liberación Continental.
¿Debemos coordinar también esta lucha con la de Asia y África? ¿Es esta
lucha del Tercer Mundo la que puede universalizar la liberación del hombre?
PERÓN:¡Natural! Es el Tercer Mundo, y hoy nosotros, los que trabajamos dentro
de esta línea, estamos en el Tercer Mundo, y estamos conectados con la idea
de la Liberación del Continente, trabajamos para eso. Y creemos que la juventud,
la gente del futuro, debe aferrarse a esa posición, porque esa será la posición
del futuro.
SOLANAS: Esta concepción, digamos, esta vocación independentista y liberadora,
¿es también continuidad de las viejas vocaciones nacionales, la "Guerra
Patria"?
PERÓN: ¡Y... natural, natural! En nuestro país no es un secreto para nadie
que el imperio inglés se fundó sobre los despojos del imperio español. Nosotros,
colonia española, pasamos a ser colonia inglesa. Por eso en la Argentina
ha habido una línea anglosajona y una línea hispánica. La línea hispánica
ha sido la que siguió con la idea independentista, la otra es la línea colonial.
Y en nuestro país, la línea nuestra es la línea de, diremos, de la Primera
Junta, que era independentista. Rosas, que defendió eso: Irigoyen, que fue
otro hombre que defendió también. Y Perón. Todos los demás gobiernos argentinos
han pertenecido a la línea anglosajona y la han servido, de una manera directa
e indirecta. De manera que todo esto tiene una continuidad histórica en
el mundo. Pero tiene también, en cada país, una continuidad histórica, porque
los países están viviendo el reflejo del resto del mundo.
Ya en el año 1949 dije, con motivo del Tratado de Complementación Económica
-que tenía por finalidad constituir una comunidad económica latinoamericana
con fines de integración continental-, que el año 2000 nos encontrará unidos
o dominados. Pero han pasado los años. Y hoy vemos auspiciosamente surgir
revoluciones salvadoras en varios países hermanos del continente: Cuba,
Chile, Perú, son dignos espejos en los que han de mirarse muchos otros latinoamericanos
que luchan por la liberación. Ahora es preciso que, sin pérdida de tiempo,
se unan férreamente para conformar una integración que nos lleve de una
buena vez a constituir la Patria Grande que la historia está demandando
desde hace casi dos siglos. Y por la que debemos luchar todos los que anhelamos
que nuestros actuales países dejen de ser factorías del imperialismo y tomen
de una vez el camino de grandeza que nos corresponde por derecho propio.
El futuro de un mundo superpoblado y superindustrializado será de los que
dispongan de mayores reservas de comida y de materia prima. Pero la historia
prueba que tales reservas son solución sólo si se las sabe y se las quiere
defender contra el atropello abierto o disimulado de los imperialistas.
GETINO: ¿Qué es lo que define, hoy, en la Argentina, a una persona como
peronista?
PERÓN:Peronista, para mí, como conductor del Movimiento, es todo aquel que
cumple la ideología y la doctrina peronista. Por otra parte nosotros esto
lo hemos aclarado bien en el Movimiento: hay un decálogo peronista, donde
dice cuáles son las diez condiciones básicas que debe llenar un hombre para
ser, sentir y poderse decir peronista. En ese sentido, con todo lo que ha
pasado en el país, yo pienso que habrá un sector malintencionado, pero más
que nada ha sido un sector desaprensivo e ignorante. Y el bruto es siempre
peor que el malo, porque el malo suele tener remedio, el bruto no. He visto
malos que se han vuelto buenos, jamás un bruto que se haya vuelto inteligente.
De manera que todo esto que uno va echando a la balanza, en la apreciación
de los hombres, debe servirle para calificar y para compensar; eso es conducción.
Los hombres son útiles en la medida de su capacidad y su buena intención.
El hombre bien intencionado, aun cuando no sea muy capaz, suele servir.
Es indudable que el hombre no puede ser perfecto, entonces tiene sus pasiones
y tiene sus intereses. Las pasiones y los intereses individuales son los
que desvían y deforman la actuación peronista. Porque no podemos pedir que
en cada peronista haya un santo o un héroe, ésos no salen todos los días.
Es bastante con que sea un hombre con sentido y con sentimientos peronistas.
Es lo más que podemos exigir.
Un hombre de nuestro Movimiento podrá tener cualquier defecto, pero el más
grave de todos será no ser un hombre del pueblo.
El Movimiento Peronista es de todos los que lo formamos y dependemos. Y
allí radica el derecho que cada peronista tiene de sentir y de pensar para
el beneficio común, como lo establece un viejo apotegma peronista: "Que
todos sean artífices del destino común, pero ninguno instrumento de la ambición
de nadie". Los hombres que vengan al peronismo deben hacerlo con la voluntad
decidida de poner todos los días algo de su parte para ennoblecerlo y dignificarlo.
Eso es, en pocas palabras, y en síntesis, el Movimiento Justicialista. El
Movimiento tiene enemigos de afuera y enemigos de adentro: quien no lucha
contra el enemigo ni por la causa del pueblo es un traidor. Quien lucha
contra el enemigo y por la causa del pueblo es un compañero. Y quien lucha
contra un compañero es un enemigo o un traidor.
Dice Mao Tsé-Tung que el que lucha contra un compañero es que se ha pasado
al bando contrario. Esto lo hemos observado todos, no hay peronista que
no haya observado este tipo de disidencia sospechosa, pero más que nada
negativa, para el trabajo de conjunto que demos realizar.
Ahora, hay que tener en cuenta que cuando aparece un hombre de nuestro Movimiento
que lucha contra otro hombre de nuestro Movimiento puede ser lo que dice
Mao, "que se haya pasado al bando contrario". Pero generalmente defiende
un interés, no un ideal, porque el que defiende un ideal no puede tener
controversias con otro que defiende el mismo ideal. Es que en la política,
además de los ideales, juegan los intereses, desgraciadamente. Y hay horas
distintas en la política: en 1955 fue la hora de los enanos; 1971 es la
hora de los logreros. Entonces, naturalmente, son esos intereses los que
han venido y siguen jugando. Pero el peronismo debe darse cuenta de que
cualesquiera que sean sus intereses no deben estar sobre el ideal que todos
defendemos y por el cual todos debemos luchar, porque el Justicialismo creó
un apotegma que dice que "para un peronista no puede ni debe haber nada
mejor que otro peronista". Entonces, ¡Cómo es posible que está en la misma
lucha esté luchando contra otro peronista, cuando tiene un enemigo contra
quien naturalmente debe luchar!
SOLANAS: ¿Cómo identificamos al aliado y al enemigo? Usted definió al compañero
y al traidor; ¿Puede definir al aliado?
PERÓN:Bueno, un aliado es el que trabaja por la misma causa que trabajamos
nosotros. También lo dice Mao: "Lo primero que el hombre ha de discernir
cuando conduce es establecer claramente cuáles son sus amigos y cuáles sus
enemigos", y dedicarse después, esto ya no lo dice Mao, lo digo yo, al amigo;
al amigo, todo; al enemigo, ni justicia. Porque en esto no se puede tener
dualidades. Todo el que lucha por la misma causa que luchamos nosotros es
un compañero de lucha, piense como piense. Y sobre todo, nosotros no tenemos
que tener suspicacias en este sentido, porque ninguno de los grupos que
se incorporan al peronismo, con buenas y otras veces peligrosas intenciones,
nos harán peligrar a nosotros. Porque todavía nadie ha conseguido teñir
el océano con un frasco de tinta. En toda la marcha de nuestro Movimiento
hemos demostrado que no ha habido fuerza política capaz de enfrentarse con
nosotros, y en el futuro habrá menos, porque hoy ya esas cosas se están
esclareciendo convenientemente como para que cada argentino pueda pensar
lo que le conviene al país. Ahora, indudablemente quizá eso no sea lo que
le convenga a él. Por la, diremos, compartimentación de intereses. Pero
lo que le interesa y conviene al país es indudablemente la realización de
nuestras ideas, y no las que acaban de fracasar a través de esta dura, amarga
y triste experiencia de dieciséis años de desorganización, de desgobierno,
de injusticia y de arbitrariedad.
Los enemigos de la patria son los enemigos del pueblo. La Argentina actual
es un satélite del imperialismo yanqui y su gobierno está al servicio de
la oligarquía y de la burguesía. Su pueblo, lógicamente, está tan en contra
del imperialismo como de la oligarquía y de la burguesía. Pero especialmente
opuesto al gobierno que les sirve, y a las fuerzas de ocupación, que lo
hacen posible.
Cuando nosotros decimos que para un peronista no debe haber nada mejor que
otro peronista estamos levantando la bandera de la solidaridad dentro de
nuestras fuerzas: esa conciencia colectiva y esa conciencia social por la
que nosotros luchamos. Lo importante es comprender que todo este espíritu
de solidaridad hay que imponerlo. Hay que ir persuadiendo, si es preciso
de a uno, para que cada uno sepa sacrificar un poco de lo suyo en bien del
conjunto. Predicamos con el ejemplo, que es la mejor de todas las prédicas.
Nuestra solidaridad no ha sido jamás ni sectaria ni excluyente. Para nosotros,
todos los que luchan contra los enemigos de nuestro país son nuestros amigos
y, en el carácter de tales, les hago llegar mi saludo emocionado y cariñoso.
Somos solidarios con todos los pueblos del mundo que están luchando contra
los enemigos de la patria grande. Continuará…
Parte
II
Conducción política y guerra integral.
PERÓN:Lo que necesita nuestra juventud es organizarse. En otras palabras,
las masas no valen ni por el número ni por la capacidad de sus componentes:
valen por la clase dirigente que tienen a su frente. De ahí la importancia
de los dirigentes de conducción y de los dirigentes de encuadramiento, de
la ejecución de la lucha táctica. Pero todo esto necesita una unidad de
concepción y una unidad de acción. La unidad de concepción pertenece al
comando estratégico y la unidad de acción pertenece a todos los comandos
de lucha táctica. Así debe ser, desde un punto de vista ideal, la organización
de las fuerzas. Indudablemente, que de la clase de conductor que se tenga
depende en gran medida el éxito al que debe aspirarse.
Siempre he pensado en este tipo de técnica de la conducción. Yo digo siempre
que si Dios bajara todos los días a la tierra a resolver el problema planteado
entre los hombres, ya le habríamos perdido el respeto. Y no habría faltado
un tonto que quisiera reemplazarlo a Dios, porque el hombre es así. Entonces,
hay que copiar en eso a la naturaleza, que es en la naturaleza donde está
inspirada esta técnica. Lo demás, bueno, los demás procedimientos son similares
a esto. En política no hay nada directo, no hay nada violento, no hay nada
que llegue a forzar la voluntad de los hombres, sino a promover esa voluntad,
concebirla y lanzarla. El conductor político es un hombre, que hace por
reflejo lo que el pueblo quiere. Él recibe la inspiración del pueblo, él
la ejecuta y entonces pueden tener la absoluta seguridad que lo va a realizar
mejor, porque los pueblos difícilmente se equivocan.
Para conducir un pueblo la primera condición es que uno haya salido del
pueblo, que sienta y piense como el pueblo. Quien se dedica a la conducción
debe ser profundamente humanista. El conductor siempre trabaja para los
demás. Jamás para él. Hay que vivir junto a la masa, sentir sus reacciones,
y entonces recién se podrá unir lo teórico y lo real: lo ideal a lo empírico.
Bien, la conducción política tiene un sinnúmero de características que llevan
a comprenderla. La política no se aprende, la política se comprende, y solamente
comprendiéndola es como es posible realizarla racionalmente. Decía el Mariscal
se Sajonia que él tenía una mula que lo había acompañado en más de diez
campañas, pero decía también:"La pobre mula no sabe todavía nada de estrategia".
Lo peor es que él pensaba que muchos generales que también lo habían acompañado
sabían lo mismo que la mula. En la política pasa más o menos lo mismo: hay
hombres que toda su vida han hecho la política, pero nunca la han comprendido.
Y otros que, sin han haberla hecho, la han comprendido. El éxito será siempre
para éste que la haya comprendido, no para el otro que pretendió aprenderla.
Porque la política es una sucesión de hechos concretos, en cada uno de los
cuales las circunstancias varían diametralmente. Hay cosas que son semejantes
y que pueden dar inspiración: pero igual no hay nada.
El deber de vencer es indispensable en la conducción; aquel conductor que
no sienta el deber de vencer, difícilmente va a vencer en cualquier acción.
El que quiere conducir con éxito tiene que exponerse. El que quiere éxitos
mediocres que no se exponga nunca; y si no quiere cometer ningún error,
lo mejor es que nunca haga nada.
SOLANAS: ¿Cuál es la misión de la conducción estratégica y cuál la de la
conducción táctica y cómo se articulan, General?
PERÓN:Lo estratégico toma el conjunto de las operaciones. Yo, en este momento,
soy el conductor estratégico; tengo cuatro misiones: mantener la unidad
del Movimiento; mantener la unidad de doctrina; encargarme de las relaciones
internacionales y revisar las grandes decisiones tácticas que puedan tener
influencia en la situación de conjunto. El comando estratégico maneja el
conjunto, sin detallar. La conducción táctica maneja la lucha en el teatro
de operaciones. Por eso yo puedo ser el conductor estratégico a quince mil
kilómetros, no podría ser el conductor táctico. El conductor táctico es
el Consejo Superior que está allá, dirigiendo el conjunto de operaciones
de la lucha en el propio terreno de operaciones y él debe estar conectado
con todas las fuerzas que accionan en cualquiera de las formas que esta
acción táctica se realiza. Táctica es la lucha directa, estrategia la conducción
de conjunto.
GETINO: La lucha electoral, ¿es táctica o estrategia?
PERÓN:La lucha electoral es táctica. Ahora la orientación de eso la da la
estrategia. No se puede decir cuándo termina la estrategia y cuándo termina
la táctica, están ensambladas una con otra. Es indudable que la articulación,
tanto del dispositivo estratégico como del dispositivo táctico para la lucha,
trae, en algunos sectores, un cierto grado de confusión, porque no todos
pueden comprender ni conocer lo que se está realizando a su lado, lo que
indica que cuando uno está en una lucha de esa naturaleza y está conduciendo
una lucha de conjunto, cada uno debe mirar al frente, no mirar al costado;
el compañero está también en una tarea y en una acción. ¿Cuáles son las
fuerzas que en este momento, por ejemplo, están en acción? Hay fuerzas sociales,
fuerzas económicas y fuerzas políticas, cada una de ellas tiene una misión,
están coordinadas y están conducidas. Eso es lo que da el dispositivo. El
dispositivo aquí no es esquemático, los dispositivos políticos son de acuerdo
a las circunstancias como surgen las articulaciones.
La sabiduría está en poderlas encaminar coordinadamente hacia un objetivo
y una acción común. Es lo que se está haciendo actualmente en la conducción
de nuestro Movimiento. En este momento, dentro del panorama nacional y frente
a la dictadura, hay tres acciones: una es la guerra revolucionaria, otra
es una insurrección que parece proliferar en el ejército, con los generales
y todas esas cosas, y otra es la línea pacífica de la normalización institucional.
Son las tres acciones que se están realizando.
Quizás el camino mejor fuera la normalización institucional. ¿Por qué? Y,
es la que se puede alcanzar en menor tiempo. Ahora, tiene un inconveniente:
la mala intención. E indudablemente se pretende hacer una trampa como nos
han venido haciendo en los dieciséis años de guerra que llevamos, porque
piensen que estos son dieciséis años de guerra de los cuales hemos ganado
nosotros cinco o seis batallas, la última ganada es posiblemente la decisiva.
Este enemigo se siente vencido y comienza a retirarse. Nosotros, ¿qué tenemos
que hacer frente a un enemigo que se retira? ¡Perseguirlo! No dejarle levantar
cabeza. Es lo que hacemos en esta conducción.
Pero siempre que un enemigo se siente vencido busca la negociación, busca
la mesa de negociaciones. En la negociación cada uno quiere sacar ventaja,
y algunos, como nos pasa a nosotros allá en nuestra guerra, quieren hacer
trampa. Pero para que se pueda hacer trampa en una mesa negociadora tiene
que haber un tramposo, pero tiene que haber un tonto que le haga el juego,
¿no?... El secreto está en que ese tonto no exista. Nosotros tenemos una
larga experiencia que ha venido pasando en el país durante dieciséis años.
Cada vez que han hecho una acción nos han querido meter la mula, digan que
nosotros no los hemos dejado y seguimos en la lucha. Bueno, pero ahora esto
puede ser un intento más, porque ya tenemos esa experiencia. Los hombres
que están negociando ahora del otro lado -enfrente nuestro- son los mismos
que antes nos hicieron trampa. Le hicieron trampa al pueblo, no a nosotros,
con los gobiernos pseudoconstitucionales y las dictaduras que los sucedieron.
Pero, ¿qué es lo que ocurrió? El país estaba en una economía de abundancia,
ellos llegaron y lo condujeron a una economía de miseria. Ahora, nosotros,
si llegamos, tenemos que volver a una economía de abundancia, y eso es lo
que pondrá en evidencia las consecuencias de esta lucha.
Hay sectores activistas que hacen la guerra revolucionaria: ésos están luchando
a su manera. Pero todos están luchando por un mismo objetivo. Ahora, eso
en el orden político; en el orden económico, ¡también!; existen, con el
orden económico, enfrentadas, dos grandes fuerzas: una la Confederación
General Económica que está con la causa nuestra. Frente a eso está la Unión
Industrial Argentina, que no es ni unión, ni es industrial, ni es argentina.
Porque entre ellos andan a las patadas, no solamente no son industriales,
sino que hay de todo allá adentro... y además, no es argentina, porque son
todos los gerentes de las compañías extranjeras que han tomado a nuestro
país. Entonces, esas fuerzas también juegan. Por otro lado está la Confederación
General del Trabajo, que es la fuerza social, que es la fuerza de toda la
organización sindical, ellos también están haciendo su lucha en su faja.
Ahora, por ejemplo, allí, dentro de eso hay algunos que defeccionan; bueno...,
donde hay muchos dirigentes algunos defeccionan... Hay otros, en cambio,
que son firmes: la lucha que se está librando dentro del organismo es la
misma lucha que libramos nosotros en todos los terrenos, no es que allí
haya una cosa diferente, ¡no!, es lo mismo.
Los peronistas han de hacerse a la idea de que son ellos y solamente ellos
los que han de poner el esfuerzo y, si es preciso, el sacrificio. La peor
de todas las actitudes es permanecer inactivo cuando el destino del país
está en juego.
Parte
III
Transvasamiento, organización y socialismo nacional.
PERÓN:Hemos hablado de la necesidad de un transvasamiento generacional.
Ello emerge de la necesidad insoslayable de mantener el estado juvenil del
Movimiento. Se trabaja normalmente para el futuro, y ese futuro por fatalismo
histórico y biológico, diremos así, corresponde a las generaciones jóvenes.
Un movimiento que sea, o que represente, una revolución trascendente, difícilmente
puede ser realizado por una generación, sino por varias de ellas. La historia
es bien clara en esto: la Revolución Francesa tuvo casi treinta años de
preparación a través de los enciclopedistas. Bien, ya treinta años es una
generación; la Revolución Rusa tuvo como sesenta; el pobre Lenin fue el
que preparó todo eso y no pudo alcanzar sino una pequeña parte de la revolución
y quedó marginado. ¿Por qué? Y, porque la generación que lo sucedió lo reemplazó.
Es indudable que esto da un derecho a la juventud, es el derecho de intervenir
en el quehacer actual, preparando el cambio generacional. Si no, los movimientos
envejecen y mueren; lo que se trata es precisamente; de hacer ese cambio
generacional a fin de que se remoce el movimiento, se perfeccione y se adapte
a las nuevas etapas. Las revoluciones cumplen normalmente cuatro etapas:
la primera que es la doctrinaria -son los enciclopedistas de los franceses
y es Lenin en Rusia, en la Revolución Rusa; la segunda etapa es normalmente
la toma del poder, o el Golpe de Estado, -es Napoleón del 18 de Brumario
y es Trosky con los Mil en Moscú-; la tercera etapa es, diremos, la etapa
que da verdaderamente la ideología, que inculca eso, esa ideología -es Napoleón
en el Imperio, y es Stalin en la Revolución Rusa. O sea la Etapa Dogmática,
donde se mete el dogma; se mete en la forma que hay que meterlo, el dogma
no se puede meter digamos... solamente con lindas palabras, sino también
es con otra acción que hay que meterlo, y la cuarta, definitiva, es la institucionalización
de la Revolución, y es la primera República Francesa después de la Revolución,
y es Kruschev que anula el culto a la personalidad a fin de reemplazarlo
por la institucionalización. Claro, cada una de estas etapas lleva un largo,
largo recorrido en la historia. Y los mismos hombres difícilmente llegan.
Entonces esa preparación -diremos así- para las nuevas generaciones, es
lo que hemos llamado nosotros el transvasamiento. Es decir, que es necesario
ir preparando los dirigentes, porque las masas evolucionan solas... y cuando
están imbuidas de una ideología y puestas en marcha por una doctrina, las
masas continúan, pero los dirigentes son los que deben ir evolucionando
en sí y preparándose para las nuevas circunstancias. Normalmente las ideologías
no cambian, sino en largos períodos de la historia. Ha habido ideología
para la Edad Media, ha habido para la etapa capitalista, hay ahora una para
la etapa socialista, en fin, pero duran siglos las ideologías. En cambio
las doctrinas -que son la forma de ejecución de esa ideología-, esas varían
con las circunstancias de la aplicación. A medida que se va aplicando esa
ideología, las circunstancias, el tiempo, el espacio, en fin... cambian.
A ese cambio es al que nosotros debemos ir acostumbrando a las nuevas generaciones.
Esos dirigentes que se forman para las nuevas generaciones deben ir bien
en claro, a través de una preparación humana acabada, que permita dar continuidad;
es decir ... que una generación pueda entregar sus banderas a la que le
sigue, para que ella las haga triunfar, aplicándolas de acuerdo con las
circunstancias y el lugar en que eso ha de realizarse. Nuestras banderas
de Justicia Social, Independencia Económica y Soberanía Política son inamovibles:
por lo menos por un largo período de nuestra historia serán inamovibles.
Naturalmente que el capitalismo con su, diremos, su fuerza, que es el liberalismo,
está luchando por no ceder, como los señores feudales lucharon con la Revolución
Francesa; también para no ceder. Pero indudablemente los acontecimientos
históricos del mundo nos están llevando a esa evolución que ya es insoslayable
y que en las tres cuartas partes del mundo ya las han aceptado.
Ese es el transvasamiento generacional del que nosotros hablamos. Yo siempre
les digo que le metan nomás. Porque peor que nosotros los viejos no lo van
a hacer. Vea el mundo que les dejamos: por macanas que hagan, peor de lo
que nosotros hemos hecho, no lo van hacer.
SOLANAS: General, hoy el justicialismo explicita que su objetivo de gobierno
es realizar el socialismo nacional. Como la palabra socialista ha sido usada
también para denominar proyectos antirrevolucionarios o reformistas, o social-demócratas
como los europeos, e incluso social-imperialista, ¿qué sería para nosotros
el justicialismo?
PERÓN: Bien, efectivamente, la determinación del término socialista, hoy
en el mundo es muy difícil, porque toma una enorme gama de extensión, que
va desde un movimiento internacional dogmático hasta uno abiertamente democrático.
Dentro de eso hay miles de gradaciones y uno puede observar en los cinco
continentes los distintos sistemas, todos basados en un socialismo.
Ahora, existen las monarquías con gobiernos socialista, existen los movimientos
marxistas, también socialistas pero del otro extremo. Entre la extrema izquierda
y la extrema derecha se escalonan todos los socialismos habidos y por haber.
Nuestro Movimiento en ese sentido es mucho más simple, es indudablemente
de base socialista. ¿Por qué? Porque pivotea sobre la justicia social, que
es la base de toda nuestra promoción revolucionaria. El socialismo nuestro
puede caracterizarse así: en estos dos siglos, como ya he dicho anteriormente,
se ha producido un avance extraordinario que supera a los diez siglos precedentes.
Esto ha estado en la máquina, la empresa, la ciencia, la técnica y el hombre.
SOLANAS: El capitalismo.
PERÓN:Es el capitalismo, nacido en la Revolución Francesa, que en estos
dos siglos, desde la Revolución Francesa hasta ahora, ha hecho un sistema
que, no podemos negar, ha hecho avanzar el mundo de una manera extraordinaria.
Especialmente en el aspecto científico y técnico. Pero los pueblos con esos
medios técnicos se han esclarecido por la facilidad de la dispersión de
las noticias, del conocimiento, y esos pueblos se dan cuenta de que se ha
avanzado estos dos siglos extraordinariamente, pero a costa de un tremendo
sacrificio de los pueblos. Entonces los pueblos piensan hoy, ese mismo avance
podrá ser más lento quizá, pero se puede hacer sin necesidad de sacrificar
a los pueblos. El justicialismo lo que anhela es eso, seguir luchando por
un progreso, quizá no tan rápido como ha sido el de estos dos siglos, pero
sí más justo.
Nosotros queremos que ese sacrificio desaparezca, y que se realice el mismo
trabajo sin sacrificio, sólo con esfuerzo. Eso es el justicialismo. Ahora
que es socialista, natural que es socialista, porque busca esas formas de
convivencia con gran acento en el aspecto social. Es decir, que el hombre
sea de la comunidad, pero la comunidad también sea del hombre. Para nosotros
el gobierno justicialista es aquel que sirve al pueblo, que no sirve otro
interés que el del pueblo, y hace l o que el pueblo quiere. Y dentro de
esas formas, él va luchando por la grandeza de la comunidad en que vive.
Congeniar lo individual con lo colectivo, ése es el proceso revolucionario
nuestro, y el hacerlo es una de las formas de socialismo.
SOLANAS: ¿Y, al mismo tiempo esto sería el proyecto socialista del justicialismo,
un socialismo argentino para los argentinos, autónomo, General?
PERÓN:Natural, porque cada comunidad tiene su propia idiosincrasia y sus
propios valores intrínsecos que es necesario respetar. No son iguales dos
comunidades, son las características distintas en las que influye hasta
la situación geográfica absoluta, la situación geográfica relativa, la raza,
en fin... un sinnúmero de circunstancias que gravitan sobre la formación
de esa comunidad.
En consecuencia lo que queremos es una cosa para argentinos realizada por
los argentinos. Y si en eso es necesario sacrificar algunas cosas, será
necesario sacrificar otras. Ese es el proceso de pesos y contrapesos que
no toda comunidad establece, el verdadero equilibrio de realizaciones. Eso
es lo que nosotros aspiramos a hacer con el justicialismo.
El hombre podrá independizarse, solamente, en una comunidad organizada.
Donde cada uno haga lo suyo, realizándose dentro de la comunidad que también
se realiza. Ya que es muy difícil que un hombre pueda realizarse en una
comunidad que no se realiza. La comunidad organizada tiende hacia ese fin,
y por eso nosotros a nuestro proceso ideológico anunciado, lo hemos llamado
la COMUNIDAD ORGANIZADA. Porque es la comunidad organizada, precisamente,
aquella donde el hombre puede realizarse mientras se realizan todos los
hombres de esa comunidad en conjunto.
Fuente texto: www.elhistoriador.com.ar | Fuente videos: www.nacionalypopular.com
El miedo en el cuerpo. Por Jesús Quintero
Breve homenaje a Luchino Visconti y su “Muerte en Venecia”
Historia
Latinoamericana
Ernesto "Che"
Guevara
Por Rodolfo Walsh. Buenos Aires, Octubre de 1967.
¿Por quién doblan las campanas? Doblan por nosotros. Me resulta imposible
pensar en Guevara, desde esta lúgubre primavera de Buenos Aires, sin pensar
en Hemingway, en Camilo, en Masetti, en Fabricio Ojeda, en toda esa maravillosa
gente que era La Habana o pasaba por La Habana en el ’59 y el ’60. La nostalgia
se codifica en un rosario de muertos y da un poco de vergüenza estar aquí
sentado frente a una máquina de escribir, aun sabiendo que eso también es
una especie de fatalidad aun si uno pudiera consolarse con la idea de que
es una fatalidad que sirve para algo.
Lo veo a Camilo, una mañana de domingo, volando bajo en un helicóptero sobre
la playa de Coney Island, asomándose muerto de risa y la muchedumbre que
gozaba con él desde abajo. Lo oigo al viejo Hemingway, en el aeropuerto
de Rancho Boyeros, decir esas palabras penúltimas: "Vamos a ganar, nosotros
los cubanos vamos a ganar". Y ante mi sorpresa: "I´m not a yankee, you know".
Interminablemente veo a Masetti en las madrugadas de Prensa Latina, cuando
ya se tomaba mate y se escuchaba unos tangos, pero el asunto que volvía
era el de esa revolución tan necesaria, aunque hoy se presenta tan dura,
tan vestida con la sangre de la gente que uno, admirado, simplemente quiso.
Nunca sabíamos en Prensa Latina, cuándo iba a venir el Che, simplemente
caía sin anunciarse, y la única señal de su presencia en el edificio eran
dos guajiritos con el glorioso uniforme de la sierra, uno se estacionaba
junto al ascensor, otro ante la oficina de Masetti, metralleta al brazo.
No sé exactamente por qué daban la impresión de que se harían matar por
Guevara, y cuando eso ocurriera no sería fácil.
Muchos tuvieron más suerte que yo, conversaron largamente con Guevara. Aunque
no era imposible ni siquiera difícil yo me limite a escucharlo, dos o tres
veces, cuando hablaba con Masetti. Había preguntas por hacer pero no daban
ganas de interrumpir o quizá las preguntas quedaban contestadas antes de
que uno las hiciera. Sentía lo que él cuenta que sintió al ver por única
vez a Frank País: sólo podría precisar en este momento que sus ojos mostraban
enseguida el hombre poseído por una causa y que ese hombre era un ser superior.
Yo leía sus artículos en Verde Olivo, lo escuchaba por TV: Parecía suficiente,
porque Che Guevara era un hombre sin desdoblamiento. Sus escritos hablaban
con su voz, y su voz era la misma en el papel o entre dos mates en aquella
oficina del Retiro Médico.
Creo que los habaneros tardaron un poco en acostumbrarse a él, su humor
frío y seco, tan porteño, debía caerles como un chubasco. Cuando lo entendieron,
era uno de los hombres más queridos de Cuba.
De aquel humor se hacia la primera víctima. Que yo recuerde, ningún jefe
de ejército, ningún general, ningún héroe se ha descrito a sí mismo huyendo
en dos oportunidades. Del combate de Bueycito, donde se le trabó la ametralladora
frente a un soldado enemigo que lo tiroteaba desde cerca, dice: "mi participación
en aquel combate fue escasa y nada heroica, pues los pocos tiros los enfrenté
con la parte posterior del cuerpo". Y refiriéndose a la sorpresa de Altos
de Espinosa: "no hice nada más que una retirada estratégica a toda velocidad
en aquel encuentro". Exageraba él estas cosas, cuando todos sabían que acaba
de recordar Fidel que lo difícil era sacarlo del lugar donde hubiera más
peligro. Dominaba su vanidad como el asma.
En esa renuncia a las últimas pasiones, estaba el germen del hombre nuevo
que hablaba.
Guevara no se proponía como un héroe: en todo caso, podía ser un héroe a
la altura de todos. Pero esto, claro, no era cierto para los demás. Su altura
era anonadante: resulta más fácil a veces desistir que seguirlo, y lo mismo
ocurría con Fidel y la gente de la Sierra. Esta exigencia podía ponernos
en crisis, y esa crisis tiene ahora su forma definitiva, tras los episodios
de Bolivia.
Dicho más simplemente: nos cuesta a muchos eludir la vergüenza, no de estar
vivos porque no es el deseo de la muerte, es su contrario, la fuerza de
la revolución, sino de que Guevara haya muerto con tan pocos alrededor.
Por supuesto, no sabíamos, oficialmente no sabíamos nada, pero algunos sospechábamos,
temíamos. Fuimos lentos, ¿culpables? Inútil ya discutir la cosa, pero ese
sentimiento que –digo- está, al menos para mí y tal vez sea un nuevo punto
de partida.
El agente de la CIA que según la agencia Reuter codeó y panceó a cien periodistas
que en Valle Grande pretendían ver el cadáver, dijo una frase en inglés:
"awright, get the hell out of here".
Esta frase con su sello, su impronta, su marca criminal, queda propuesta
para la historia. Y su necesaria réplica: alguien tarde o temprano se irá
al carajo de este continente. No serán los que nacieron en él. No será la
memoria del Che.
Que ahora está desparramado en cien ciudades entregado al camino de quienes
no lo conocieron.
Fuente: www.elhistoriador.com.ar
Homenaje a Sergéi Eisenstein a través de una famosa escena de “El Acorazado Potemkin”
Palabras
de Hugo Chávez en homenaje a su compañero,
amigo, hermano Néstor Kirchner *
*Una confesión que expresa el infinito pesar que llevo en el alma y en el
corazón desde que recibí la infausta nueva de la desaparición física de
ese grande llamado Néstor Kirchner: mi compañero, mi amigo, mi hermano.*
I
Por primera vez en estos años, en este ir y venir entre Venezuela y Argentina,
entre Argentina y Venezuela, llegamos a Buenos Aires el jueves 28 de octubre
con el llanto del Caribe y con el llanto del Orinoco que no quisieron guardar
ni un minuto, ni siquiera un segundo de silencio por la tristeza que nos
embarga: por el dolor mayor que compartimos plenamente con el gran pueblo
argentino ante la pérdida de este justo, de este valiente.
II
Cómo se parece la vida de Néstor, quiero reiterarlo, al título de aquel
extraordinario libro del gran escritor argentino Eduardo Mallea: Historia
de una pasión argentina. Y eso fue Néstor: una pasión ejemplar por la Patria
y por el pueblo, en especial por la causa de los humildes, de los excluidos.
Una pasión genuinamente peronista.
Hay un antes y un después de Néstor en la historia argentina
contemporánea: un antes y un después que se define, como bien dice la escritora
argentina Sandra Russo, por el regreso triunfante y orgulloso de la política,
de la gran política. Se puso en marcha una dinámica de repolitización de
la sociedad toda, especialmente de la juventud, que hoy está dando sus frutos.
“El Resucitador” lo he llamado y estoy convencido de que no exagero. La
Argentina golpeada y fundida por la larga noche neoliberal, se levantó como
un gigantesco Lázaro colectivo con el liderazgo de este hombre que había
surgido de las gargantas profundas de su pueblo y de su inmenso territorio
para hacer posible este maravilloso milagro colectivo.
La Argentina volvió a tener un proyecto real y verdaderamente nacional y
popular desde 2003: volvió a tener un Estado digno de tal nombre y una política
económica propia. Por primera vez en mucho tiempo los movimientos sociales
contaron con un Gobierno interlocutor y aliado en la Casa Rosada.
Igualmente, hay que destacar el coraje con el que le puso fin a la
impunidad: los derechos humanos tuvieron en él a su más activo y
resuelto defensor. Cuánta razón tiene el gran poeta y periodista argentino
Juan Gelman: “Actuaba sin miedo y fue un gobernante como hace decenios el
país no tuvo. Fue el que necesitábamos”.
Néstor no llegó a la Presidencia de la República Argentina: nos lo
trajo, en el momento y en el lugar indicado, la fuerza telúrica del
pueblo argentino y la historia inmensa de la Patria Grande.
Cómo no recordar que en el año 2003, con la asunción de Lula primero, ya
continuación con la de Néstor, se acabó la soledad en la que resistíamos
en la América del Sur. Tras derrotar dos golpes de Estado, la Revolución
Bolivariana ya no estaba sola: la fuerza histórica de los pueblos comenzaba
a darle forma al cambio de época.
III
“Yo no puedo ni quiero dejar de esperar que el día en que se realice nuestra
entrevista, el primer abrazo que nos demos transigirá cuantas dificultades
existan y será la garantía de la unión que ligue ambos estados, sin que
haya obstáculo que no se remueva definitivamente”, escribía el Libertador
José de San Martín al padre Bolívar, el 3 de marzo de 1822. A los pocos
meses, nuestros libertadores se estaban abrazando en Guayaquil.
Aquel primer abrazo inmortal se había casi perdido en el tiempo y en la
distancia: tuvieron que pasar 180 años para que los hijos de San Martín
y los hijos de Bolívar, volviéramos a abrazarnos y reemprender así el camino
hacia nuestra definitiva Independencia; tuvieron que pasar 180 años para
que nuestros pueblos le dieran vida y forma a una alianza estratégica que
continúa y se profundiza. El largo camino de Caracas a Buenos Aires no existía:
hoy está felizmente abierto y por él vamos con Néstor como vigía, señalando
el rumbo.
IV
Dije que la vida de Néstor es la historia de una pasión argentina: es también
la historia de una pasión suramericana y nuestra americana. Fue un forjador
de integración y un constructor de unidad. Gracias a su liderazgo político
la Argentina se reencontró con la América del Sur y con Nuestra América
toda.
Cómo olvidar su brillante rol protagónico en la IV Cumbre de las
Américas en Mar de Plata (noviembre 2005) cuando enterramos al ALCA. El
papel de anfitrión que a Néstor Kirchner le tocó desempeñar fue clave para
decidir los nuevos rumbos de nuestro continente.
Todo cambiaría desde Mar del Plata y hasta el día de hoy al imperialismo
se le ha hecho harto difícil imponernos su agenda, como era cosa natural
que ocurriera cuando todos nuestros gobiernos bailaban al son que les tocaban
desde el Norte.
Cuánta falta nos va a hacer su sabiduría política en la Secretaría
General de Unasur: Néstor era un secretario general de lujo; era el
hombre adecuado en el momento y el lugar adecuados para conducir el
proceso de consolidación institucional de Unasur.
Basta con recordar que fue el mejor de los mediadores para propiciar el
restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela.
Basta con recordar los esfuerzos que desplegó para que la misma noche del
30 de septiembre Unasur se reuniera en Buenos Aires para plantarse radical
y contundentemente frente al intento de golpe de Estado contra el presidente
Correa. Basta con recordar su incansable actividad, en sus últimos días,
en función de movilizar ayuda material al sufrido pueblo haitiano tras el
reciente brote de cólera.
V
¿Cuál es el legado que le deja Néstor a la Argentina? La dignidad en pie
de lucha de un pueblo al que vi convertido en poderoso río arterial, en
Buenos Aires y en Río Gallegos, para rendirle tributo al hombre que le había
devuelto, precisamente, la dignidad. Río arterial de las Madres y Abuelas
de Plaza de Mayo; de estudiantes, obreros y campesinos; de piqueteros y
descamisados. Río arterial de los desaparecidos y de los héroes anónimos
de las Malvinas; de las víctimas del Corralito, del saqueo neoliberal. En
fin, río arterial de la Argentina toda.
Néstor nos deja a Cristina: su mejor legado, como bien dijera el
pensador argentino José Pablo Feinmann; pasionaria y entregada a su
misma causa. Yo que la he visto, en su hondo dolor, agradecerle y
sonreírle al pueblo que la acompañaba, no voy a repetir que Cristina “se
crecerá”: Cristina ya se hizo inmensa como su Argentina; infinita como los
millones de rostros que la consolaban y a los que respondía, guardándolos
en su corazón, con la señal de llevar su puño al pecho.
“¡Por siempre Néstor! ¡Fuerza Cristina!”, es la consigna que se repite por
doquier: es la expresión combativa del amor de un pueblo pleno de gratitud
y de orgullo; es el renovado testimonio de su inquebrantable compromiso
con la Argentina que, primero con Néstor y ahora con Cristina, cambió para
siempre.
VI
Hoy domingo, además, el pueblo hermano de Brasil escribirá otra página de
esta nueva historia. Cuando caiga el sol más allá del Amazonas, cuando las
estrellas comiencen a iluminar la inmensa tierra de Abreu e Lima, las masas
populares de Lula, ese otro grande compañero, habrán elegido a otra mujer
patriota para dirigir el nuevo destino del Brasil.
Sí, Dilma a partir de hoy será Presidenta. ¡Bienvenida, Camarada!
Ya lo había dicho Bolívar: “El gran día de la América del Sur aún no ha
llegado”.
Pasaron dos siglos. Y nuestro gran día está aquí. Ha llegado. Hemos
llegado. Para vencer.
¡Venceremos!
¡¡Viva Néstor Kirchner!!
/Hugo Chávez Frías
Homenaje a Néstor Kirchner (1950-2010).
Hasta siempre querido compañero Néstor!!!
Último
reportaje a Pablo Neruda (Fragmento)
Fuente: Margarita Aguirre, Revista Crisis, N° 4, agosto de 1973
“Pueblerino de América”
En el número 4 de la revista Crisis, el correspondiente a agosto de 1973,
se publicó el que sería el último reportaje a Pablo
Neruda. Fue realizado por su entrañable amiga Margarita Aguirre durante
el mes de junio, tres meses antes del brutal golpe militar contra Chile
y de la muerte del poeta. Neruda habló de su mundo, de la política, de Borges,
de Perón, de la literatura, de la relación con las nuevas generaciones de
escritores de entonces, de sus recuerdos de la Argentina y del peligroso
desempeño de la derecha chilena. Testimonio de una época vital y crítica,
la entrevista de Aguirre muestra a un Neruda preocupado, ante la indefinición
de los intelectuales del mundo para combatir el crimen que se avecinaba
sobre Chile.
Cada día detesto más las entrevistas. No sé cómo pude dar la primera, pero
después ya resultan un vicio y un abuso. Un vicio por parte de uno, un abuso
por parte de los otros. Creo que las entrevistas literarias no conducen
a nada. Las entrevistas son válidas preguntando a los cosmonautas las experiencias
que tienen cuando regresan a la Unión Soviética o a Estados Unidos o cuando
Cristóbal Colón, un poco antes, regresa de la América del Sur. Pero no veo
ni el objeto ni la finalidad en molestarse y molestar a los poetas que están
haciendo constantemente una sola cosa: poesía. Después resulta que estas
entrevistas se van haciendo cada vez más rutinarias, se acumulan repeticiones,
repeticiones de lo ya dicho por uno y por otros. Llega un momento en que
en esta verbosidad provocada y artificial ya no sabe uno a quién le pertenecen
las ideas. Por lo demás no tiene tanta importancia a quién pertenezcan o
no.
Lo principal en estos casos parece centrarse siempre sobre algo que considero
completamente inasible, que es el proceso literario, el proceso del trabajo
poético, lo que se llama el camino de la creación. Todas estas palabras
para definir la urgencia que tiene un verdadero escritor, para escribir
su prosa o su poesía. Nunca entendí palote de este asunto, pero puedo decir
que mi trabajo ha sido continuo desde que tuve uso de pluma, uso de lápiz,
uso de papel, no por cierto uso de razón que todavía no la alcanzo. Pero
desde que tuve a mi alcance los implementos necesarios nunca he dejado de
hacer lo mismo y nunca me preguntaba por qué lo hacía ni podría explicarlo
tampoco. Dentro de este trabajo, especial o espacial, mejor dicho, tendría
que decirle que hay dos o tres factores que alteran de cuando en cuando
esta cosa sistemática de mi trabajo (hablo de mí solamente, de mí en singular,
ya que, por razones de su criterio o de la revista que a usted envía, parece
ser que soy el tema en general de este coloquio). Una es la necesidad explosiva
de escribir sobre ciertos temas de actualidad, sobre ciertos acontecimientos
que, a la vez, son acontecimientos públicos, y que tienen tal circunstancia,
decisión y profundidad dentro de uno, que lo llaman con urgencia a actuar
en un determinado lugar poniendo todos los medios a su disposición.
Otra cosa debe tomar en cuenta el poeta que está en contra de la preceptiva
tradicional, o de la superstición tradicional o de la herencia lírica y
romántica, es que el poeta debe también sobresalir a los compromisos que
se le pidan, es decir, la poesía que se accede a hacer a petición de un
determinado grupo humano, debe tener la calidad necesaria para sobrevivir.
Esto es importante porque el orgullo pequeño burgués de los poetas, cultivado
siempre por los de las clases que mandan en la sociedad capitalista, quiere
hacer creer al poeta que su libertad resulta menoscabada si atiende una
petición. Existe la poesía escrita a petición por la necesidad evidente
de un poema y que éste resulte verdadero, imperecedero, o por lo menos que
tenga la fuerza, el contenido y la poesía necesarios para servir en un momento
de alimento y de ayuda a un grupo o a un sector que naturalmente está íntimamente
de acuerdo con el poeta. Éste es un factor, es una orden que el poeta debe
esforzarse en cumplir, y cumplir con decoro. En mi caso particular tengo
conciencia que, muchas veces, poemas míos hechos y dirigidos, solicitados
y pedidos han sido de los que más me han satisfecho hasta ahora.
¿Quiere usted hablar de Borges?
Sí, siempre quiere uno hablar de Borges, aunque sea un poco excesiva la
atención que a veces se le dispensa, siendo él un hombre más bien quitado
de bulla, no digamos un anacoreta, pero sí un hombre de probada austeridad.
Es natural que la excelencia intelectual de Borges haga que su figura y
su palabra sean siempre examinadas y vistas como si fueran tan translúcidas
que pudiéramos penetrar hasta el otro lado de su sentido o de su transparencia.
En los últimos meses muchos argentinos han recibido, con gran molestia y
no poca ironía, sus palabras despectivas sobre la resurrección vital y plena
del movimiento peronista, es decir, sobre el actual momento de transición
libertadora que pasa el pueblo argentino. Hay que pensar, cuando se habla
de Borges, que es natural que a uno no pueda satisfacerle jamás una actitud
tan probadamente, tan empeñosa y cultivadamente reaccionaria como la de
él. Hay algo en esto de su viejo narcisismo de escuela inglesa, y por ese
motivo no debía preocuparnos. Claro, desconciertan si vienen de un hombre
que, además de ser un gran escritor, es también un erudito y un ilustre
archivero, puesto que fue el gran bibliotecario del país. Extraña que él
no comprenda que esta época excepcional de la Argentina está llena de hechos,
formulaciones, deseos insatisfechos, corrientes profundas. No se trata de
"demagogia y tontería", como Borges califica al movimiento actual, a la
revolución argentina; tienen que ser muchos los factores, los matices y
los alíneos, es mucha la profundidad documental, es mucha la riqueza fenomenal
de la actualidad argentina. Yo creo que la Argentina no ha vivido una época
tan interesante desde el tiempo de Sarmiento y Alberdi. Tal vez Borges debió
pensar en estas cosas. Pero en este mismo momento, a pesar de sentirme y
ser antípoda de sus ideas, yo proclamo y pido que se conduzcan todos con
el mayor respeto hacia un intelectual que es verdaderamente un honor para
nuestro idioma.
Naturalmente, su desacomodo con las ideas mayoritarias argentinas no sólo
significa un desacuerdo con la Argentina: también significa un desacuerdo
con lo más valioso del mundo, con lo que está creciendo en el mundo, con
la insurrección anticolonialista, antiimperialista, con un ascenso de las
capas populares que está aconteciendo en nuestra América y en el mundo entero.
El desconocimiento de Borges hacia estas realidades argentinas es el mismo
desconocimiento que él ha tenido hacia la realidad actual del mundo.
El Canto general es una obra de enorme influencia. En ella no nombra usted
a Perón. Dígame, compadre, ¿cuál es su juicio hoy sobre Perón y el peronismo?
La figura de Perón es una figura que toma las proporciones históricas que
le da el pueblo argentino. En una época, el gobierno de Perón fue un gobierno
profundamente anticomunista; es posible que haya habido una incomprensión
de parte y parte, yo estoy en general en contra de todos los anticomunistas.
Estoy en favor de todos los antifascistas y en contra de todos los anticomunistas.
Todo anticomunismo, donde esté, es sospechoso; todo anticomunismo encubre
un desacato hacia el porvenir humano. Esos son mis conceptos. Naturalmente,
pueden discutirse, pueden dialogarse, pueden hablarse. Ahora, bajo el puente
de Perón, como bajo mi propio puente, ha pasado mucha agua; son las aguas
de la historia las que están pasando. Ni Perón es el mismo, ni Pablo Neruda,
modesto poeta de Chile, es el mismo tampoco. Es decir, nuestra tierra va
cambiando, la sociedad humana va cambiando, y yo creo que el peronismo de
entonces no es el de ahora; es decir, que no será el peronismo de ahora.
Ahora viene Perón o las ideas peronistas amarradas, como dije antes, al
gran movimiento de liberación de los pueblos. Estamos atravesando una revolución
histórica en profundidad. Naturalmente que éste es un momento de liberación
para la Argentina. ¿Qué va a pasar? No lo sabemos bien todavía, la experiencia
histórica nos dice que los momentos de transición son los más duros, los
más difíciles. Deseo, para el movimiento justicialista y el momento actual
de la Argentina, el desarrollo más esplendoroso y mejor, es decir, el que
acomode más al pueblo argentino de acuerdo con su razón histórica y con
el porvenir de la humanidad que, naturalmente, es un porvenir progresista
y antiimperialista.
Se habla mucho de que usted es inmensamente rico.
Lo que gano -el editor lo sabe, que es el que hace mucho tiempo tiene los
derechos de toda mi obra- es una suma bastante modesta, pero que me alcanza
para vivir. De lo demás, todo se ha ido por mis manos comprando mis libros
y comprando, de cuando en cuando, un mascarón de proa; no recibo rentas
de ningún arriendo, no poseo acciones de ninguna parte, no tengo fortuna,
no guardo depósitos en grandes bancos. En resumen, tengo lo que recibo de
mi trabajo, eso es todo. Si esto suscita las simpatías de alguien, será
de una persona que trabaje. Si esto suscita la envidia de otros, es, en
general, de los que no trabajan. Entonces vamos a cerrar las compuertas
de la maledicencia, del chisme sobre éste, sobre aquél, sobre mí y sobre
los demás.
¿Pero a usted lo hiere la maledicencia?
De cuando en cuando -a pesar de que debiera estar curtido, de que debiera
tener una piel de elefante-, de cuando en cuando me turba, me molesta, pero
son cosas casi orgánicas. Yo soy un hombre del sur de Chile, debiera estar
más acostumbrado al frío, nací y crecí en el clima frío del sur de nuestra
América, y sin embargo, de repente me dan unos tiritones que no debiera
tener y que me reprocho. Así me pasa también con la vanidad, que todavía
sufre de algún pinchazo, de algún alfilerazo o de algún garrotazo.
¿Se definiría usted a sí mismo como una persona tímida?
Yo creo que sí, comadre, también tengo ese sentimiento de pobre de nacimiento
en los grandes restaurantes, en las grandes recepciones, en palacios o embajadas,
o en grandes hoteles. Me parece que, de repente, van a notar que estoy de
más allí y me van a decir: “Usted qué está haciendo aquí, por qué no se
va”. Siempre he tenido ese sentimiento -que no era desagradable- de no pertenecer
a tal cosa, a tal grupo. Y en realidad es así, no pertenezco.
Y con respecto a la timidez general hacia los hombres en la amistad, o hacia
las mujeres en el amor, siempre la tuve. Es un sentimiento hermoso por dos
cosas: para sentirlo y para vencerlo. En la amistad, muchos de mis mejores
amigos me resultaron, en un principio, impenetrables, los sentí orgullosos;
resultaba que ellos eran gente tímida como lo era yo, y no había aproximación.
En el amor también; hubo muchas mujeres que me parecían absolutamente frías
e inalcanzables, que me despreciaban de arriba abajo. Resultó hermoso hacer
esa lucha contra mí mismo y contra ellas, y poder vencerlas o ser vencido.
Me gustaría preguntarle sobre sus recuerdos de la Argentina.
Bueno, mis recuerdos de la Argentina son un poco tristes, porque mis amigos
han ido desapareciendo, y yo soy un hombre de amigos y la Argentina era,
y seguramente seguirá siéndolo, un país de amigos. Un hombre de amigos y
un país de amigos es algo serio, profundamente serio. Yo pongo la amistad
como una de las dimensiones de mi propia vida.
En verdad la Argentina es para mí una época inolvidable y el recuerdo de
Norah Lange o de Oliverio, de Raúl González Tuñón y de Amparito, y de la
rubia Rojas Paz y su salón literario, al que acudíamos con Pepe González
Carballo y luego vino Federico García Lorca... Después conocí más a Rodolfo
Aráoz Alfaro, uno de mis más queridos amigos -también mi compañero-, hasta
me tocó ser detenido e ir preso con él, lo que es en realidad una aventura
impresionante para uno, y además promueve un vínculo fraternal más estrecho
aun. Me acuerdo que era el tiempo de Aramburu, entonces a mí me llevaron
preso y me incomunicaron en una celda, la más inaccesible, la más remota.
Ya no existe esa cárcel, compadre.
Yo la admiré mucho a esa cárcel porque nunca he visto tantas puertas de
fierro como ésas. Conozco otras casas, castillos y residencias, pero esa
cárcel tenía impresionantes rejas de fierro cada tres o cuatro metros, no
se terminaba nunca de cruzar rejas. A mí me llevaron en una camilla y me
dejaron encerrado allí. Al día siguiente, el diario La Prensa no se dio
por aludido de que había centenares o miles de presos entre los cuales,
modestamente, también estaba yo. El señor Gainza Paz es un gran farsante,
y si no, búsquese en la colección de La Prensa de ese momento si hay siquiera
la mención de un poeta preso que, por lo menos, tenía muchos amigos, era
ciertamente conocido y tenía su editor en la Argentina.
Bueno, entre mis amigos argentinos de aquellos tiempos podría citar muchos,
pero me gustaría también hablar de mis amigos en toda la América. Tengo
amigos en México, en el Perú, en Venezuela, en el Ecuador, en el Uruguay,
en Colombia, en Panamá, en todas partes. Naturalmente, también tengo grandes
amistades en Francia, en Inglaterra, pero es en este continente donde están
mis mejores recuerdos, mis grandes amigos. Yo soy un hombre local, provinciano
de América, soy un pueblerino de Buenos Aires, soy un pueblerino de Santiago
de Chile, soy un pueblerino de Temuco y de Parral, de donde vengo, del sur
de Chile. También lo soy de los pueblos de Colombia o del Perú. Por todas
partes yo siento el llamado de la sangre. La Argentina me atrajo siempre
por sus contradicciones, por su extensión, por su belleza, por la cantidad
de fenómenos curiosos y por sus diferencias con Chile.
Compadre, he leído estos días, en los diarios de Chile, un llamado suyo
a los intelectuales. Me gustaría que los intelectuales argentinos también
lo conocieran.
Es algo complicado explicar la situación chilena, sobre todo al extranjero,
debido a la información tendenciosa de la prensa o a la falta de información
que muchos puedan tener. Naturalmente, mi llamado tiene por objeto despertar
la conciencia de los intelectuales -de los pueblos, primordialmente, pero
también de los intelectuales- hacia lo que está pasando en mi país.
El final de mi llamado se dirige a los escritores y a los artistas de la
América nuestra y del mundo entero. Estamos en una situación bastante grave.
Yo he llamado, a lo que pasa en Chile, un Vietnam silencioso en que no hay
bombardeos, en que no hay artillería. Fuera de eso, fuera del napalm, se
están usando todas las armas, del exterior y del interior, en contra de
Chile. En este momento, pues, estamos ante una guerra no declarada. La derecha
-acompañada por sus grupos de asalto fascistas y por un parlamento insidioso,
venenoso, una mayoría parlamentaria completamente opositora, adversa, estéril
y enemiga del pueblo, con la complicidad de los altos tribunales de justicia,
de la contraloría y los caballos de Troya que tiene dentro de la administración
y que se han tolerado hasta ahora, de la gran prensa chilena está tratando
de provocar una insurrección criminal de la cual deben tomar inmediato conocimiento
los pueblos de América latina. Se trata de instaurar un régimen fascista
en Chile. Han tratado de incitar a una insurrección del ejército, han tratado
de recurrir al pueblo para obtener en las elecciones un triunfo que les
permitiera derrocar al gobierno. No han conseguido ni conmover al ejército
para sus fines mercenarios ni alcanzar la mayoría necesaria como para derrocar
al gobierno.
Es verdad que hemos tenido un triunfo popular extraordinario, es verdad
que el presidente Allende y el gobierno de la Unidad Popular han encabezado
de una manera valiente un proceso victorioso, vital, de transformación de
nuestra patria. Es verdad que hemos herido de muerte a los monopolios extranjeros,
que por primera vez, fuera de la nacionalización de petróleo de México y
de las nacionalizaciones cubanas, se ha golpeado en la parte más sensible
a los grandes señores del imperialismo que se creían dueños de Chile y que
se creen dueños del mundo. Es verdad que podemos decir, con orgullo, que
el presidente Allende es un hombre que ha cumplido su programa, es un hombre
que no ha traicionado en lo más mínimo las promesas hechas ante el pueblo,
que ha tomado en serio su papel de gobernante popular. Pero también es verdad
que estamos amenazados. Yo quiero que esto lo sepan y lo recuerden mis amigos,
mis compañeros, mis colegas de toda América latina, pero en especial de
la Argentina, que conocen este caso porque han visto muchas veces en su
historia regímenes de implacable dureza que han sido instaurados en contra
de la voluntad y los derechos del pueblo argentino. Por eso yo llamo a una
solidaridad que se debe manifestar en una forma militante, en una forma
ardiente, en forma fraternal. Ese es el objetivo de mi llamado y yo la autorizo,
mi querida amiga, a darlo a través de su revista.
Quiero agregar, por último, que una entrevista como ésta debió haberse mantenido
en lo posible, y esencialmente, como una conversación espiritual sobre las
perspectivas y las derivaciones de la cultura. Pero quiero decir a los lectores
de Crisis que la vida política de mi país no me ha permitido limitarme de
una manera idílica a temas que tanto interesan. Qué vamos a hacer. Mi posición
es conocida y mucho me hubiera gustado hablar de tantos temas que son esenciales
para nuestra vida cultural. Pero el momento de Chile es desgarrador y pasa
a las puertas de mi casa, invade el recinto de mi trabajo y no me queda
más remedio que participar en esta gran lucha. Mucha gente pensará ¡hasta
cuándo!, por qué sigo hablando de política, ahora que debería estarme tranquilo.
Posiblemente tengan razón. No conservo ningún sentimiento de orgullo como
para decir: ya basta. He adquirido el derecho de retirarme a mis cuarteles
de invierno. Pero yo no tengo cuarteles de invierno, sólo tengo cuarteles
de primavera.
Fuente: www.elhistoriador.com.ar
El Plan de operaciones en marcha
El envío de la siguiente información
(acerca del libro “El Plan de Operaciones en marcha”) al Cuaderno de la
Ciencia Social, es una gentileza del historiador Alberto Lapolla
El Plan de operaciones en marcha
Auror: Eduardo M. Nocera
Sello: Del nuevo extremo Tema: Historia Ensayo Identidad Argentina Periodismo
Sinopsis: ¿Un invento de la historiografía nacional o el documento político
más importante de la historia argentina? ¿Qué queda del Plan de Operaciones
de Mariano Moreno? ¿Es posible ponerlo en marcha hoy? Eduardo Nocera entrevistó
durante más de tres años a historiadores, pensadores, filósofos, sociólogos,
periodistas y escritores para responder estas preguntas, y construye, a
partir de reflexiones, polémicas y contradicciones, un libro urgente y sustancial
para fundar un nuevo proyecto de país.
Nicolás Casullo / Norberto Galasso / Hugo Chumbita / Gabriel Di Meglio /
Alejandro Horowicz / Alberto Lapolla / Ernesto Jauretche / Patricia Pasquali
/ Fernando Barba / Miguel Winazki / Mario Pacho ODonnell / Lucía Gálvez
/ Armando Poratti / Germán Ibáñez / Daniel Ezcurra / Gustavo Baeza / Ignacio
Politzer / Martín Scalabrini Ortiz / Carla Wainsztok / Alejandro Olmos Gaona
/ Mario Tesler / Alejandro Rofman / Delia Carnelli de Puiggrós / Eduardo
J. Vior / Jorge Eduardo Rulli / Juan Namuncurá / Horacio Ballester / Miriam
Gomes / María Lamadrid / Néstor Gorojovsky / Eduardo de la Serna / Sebastián
Juncal / Silvina Ramírez / Alberto Morán / Gran Logia de la Argentina
Sobre el autor:
Eduardo M. Nocera Telleria nació en Buenos Aires, en 1973. Es periodista.
Se desempeñó como colaborador, redactor y enviado especial en las revistas
La Primera, Nueva, Rumbos, Poder, Semana, Maxim y First, entre otras, y
como columnista o co-conductor en las radios Municipal (hoy Radio Ciudad)
y FM La Tribu. Estudió cine, historia y filosofía. Egresó de la Escuela
de Periodismo del Círculo de la Prensa. Realizó labores de difusión y comunicación
en secretarías de prensa de instituciones sociales, deportivas y gremiales.
Ha concebido diversos poemarios y guiones de historieta. Éste es su primer
trabajo periodístico-historiográfico.
Agustín
Tosco narra lo sucedido el 22 de agosto de 1972 en el Penal de Rawson*
¿Puede usted relatarnos sintéticamente qué pasó el 22 de agosto de 1972
en el Penal de Rawson?
Desde el 15 de agosto, día de la evasión, vivíamos en un clima de gran ansiedad.
Habíamos sido reagrupados en pabellones distintos a los que ocupábamos en
aquella fecha, y aislados rigurosamente en cada una de las celdas individuales.
La puerta de la celda era maciza, con algunos agujeros de un centímetro
de diámetro, que hacían de mirilla para los celadores que nos observaban
y controlaban constantemente. Una especie de pequeña ventana, con barrotes
cruzados, semejante a una claraboya sin vidrios, colocada sobre la puerta,
nos permitía mirar directamente a algunos compañeros, a los ubicados en
las cinco o seis celdas de enfrente; para ello debíamos subirnos a la cabecera
de la cama y estar en posición muy incómoda. Pero lo hacíamos con entusiasmo,
pues eso nos permitía contactarnos de alguna manera, plantearnos los interrogantes
que la situación de incomunicación nos obligaba, e ir trasmitiendo las opiniones
con el lenguaje mudo de la mano, en lo que ya éramos expertos. Dados los
cuarenta y cinco metros de longitud del pabellón y las dos series de veintiuna
celdas a cada costado del mismo, la retrasmisión se iba haciendo en forma
de zigzag hasta completar la totalidad.
Nuestra preocupación mayor era la suerte corrida por los compañeros que
se habían fugado. Muchos de los prisioneros pertenecían a organizaciones
armadas y otros no; es decir, los que nos encontrábamos en el pabellón.
Más a todos nos embargaba una seria inquietud pues la noche del 15 de agosto,
habíamos escuchado por radio que todavía en ese entonces se nos permitía
tener, que habían sido apresados en el Aeropuerto de Trelew; que se les
había dado garantías de reintegrarlos al penal; que estaban en marcha hacia
el mismo, en una columna que encabezaban Pujadas, el juez Godoy, el Dr.
Amaya y miembros de las fuerzas de represión. La noche del 15 de agosto,
en la que permaneció tomado interiormente el Penal, escuchamos las emisoras
de Chile, donde se daba cuenta del secuestro del avión, y que en él viajaban
Santucho, Osatinsky, Vaca Narvaja, Gorriarán, Quieto y Mena. Pero el 16
de agosto a la mañana, que se nos incomunicó, no sabíamos casi nada de los
diecinueve restantes.
Teníamos la posibilidad de informarnos muy precariamente por dos vías: en
la guardia los celadores solían escuchar los informativos y todos hacíamos
un profundo silencio para tratar de pescar algo; el contacto con algunos
celadores más "flexibles". Cuando nos abrían la puerta para ir al baño o
cuando nos traían la comida, también podía darnos una "pista".
Antes del mediodía del 22 de agosto, algunos compañeros comenzaron a transmitir
con el lenguaje mudo que parecía que tres prisioneros que estaban en la
Base Naval de Trelew habían sido asesinados. Una gran angustia experimentó
todo el pabellón. Por la mañana habían requisado en forma muy dura -ellos
ya sabían lo acontecido en la madrugada- y propinaron golpes de puño a varios,
además de hacernos correr desnudos desde el baño a cada una de las celdas.
Habíamos gritado y protestado con toda nuestra fuerza.
A medida que lográbamos noticias, precarias todas, iba aumentando el número
de muertos. Decían que Pujadas había intentado apoderarse de la ametralladora
de un guardia, que se había generalizado un tiroteo y que habían, caído
todos. A las 17 horas estaba prácticamente confirmado que habían sido muerto
los diecinueve compañeros en la Base Aeronaval.
Fueron horas de intenso dramatismo. Todos estábamos encaramados y tomados
de los barrotes cruzados de la ventana de la celda hacia el interior del
pabellón. Había rostros enmudecidos. Otros lloraban con profundo dolor y
rabia. Algunos gritaban y daban vivas a cada uno de los caídos y a las organizaciones
guerrilleras, a la clase obrera, a la revolución y a la Patria.
A la noche se preparó un homenaje simultáneo en los seis pabellones ocupados
por los presos políticos y sociales. Espontáneamente cada uno relataba aspectos
de la vida, las convicciones, la personalidad de los caídos, hasta completarlos
a todos. Posteriormente hablaron varios enjuiciando y condenando el alevoso
crimen y fijando la responsabilidad en la dictadura y el sistema. Luego
a voz de cuello se gritó el nombre de cada uno y cada vez se respondía en
forma vibrante y unánime: ¡Presente! ¡Hasta la victoria siempre!
Se entonaron colectivamente las distintas marchas partidarias. Todo quedó
en silencio. Los guardias ordenaron acostarse. Esa noche nadie durmió. El
recuerdo de los mártires caídos, la imagen de cada uno, el heroico ejemplo
de cada uno, llenaba la imaginación, hacía estremecer los sentimientos y
daba una pauta más del duro y glorioso camino revolucionario que recorren
la clase obrera y el pueblo hasta su total y definitiva liberación.
* Diario El Mundo, Viernes 24 de agosto de 1973.
Fuente: http://www.elhistoriador.com.ar/entrevistas/t/tosco.php
Carta
de José Hernández al editor de la primera edición de Martín Fierro,
don José Zoilo Miguens
Querido amigo: Al fin me he dedicado
a que mi pobre Martín Fierro, que me ha ayudado algunos momentos a alejar
el fastidio de la vida de hotel, salga a conocer el mundo, y allá va acogido
al amparo de su nombre. No le niego su protección, Usted que conoce bien
todos los abusos y todas las desgracias de que es víctima esa clase desheredada
de nuestro país. Es un pobre gaucho, con todas las imperfecciones de forma
que el arte tiene todavía en ellos, y con toda la falta de enlace en sus
ideas, en las que no existe siempre una sucesión lógica, descubriéndose
frecuentemente entre ellas, apenas una relación oculta y remota. Me he esforzado,
sin presumir haberlo conseguido, en presentar un tipo que personificara
el carácter de nuestros gauchos, concentrando el modo de ser, de sentir,
de pensar y de expresarse que les es peculiar, dotándolo con todos los juegos
de su imaginación llena de imágenes y de colorido, con todos los arranques
de su altivez, inmoderados hasta el crimen, y con todos los impulsos y los
arrebatos, hijos de una naturaleza que la educación no ha pulido y suavizado.
Cuantos conozcan con propiedad el original, podrán juzgar si hay o no semejanza
en la copia. Quizá la empresa habría sido para mí más fácil y de mejor éxito,
si sólo me hubiera propuesto hacer reír a costa de su ignorancia, como se
halla autorizado por el uso, en este género de composiciones, pero mi objeto
ha sido dibujar a grandes rasgos, aunque fielmente, sus costumbres, sus
trabajos, sus hábitos de vida, su índole, sus vicios y sus virtudes; ese
conjunto que constituye el cuadro de su fisonomía moral, y los accidentes
de su existencia llena de peligros, de inquietudes, de inseguridad, de aventuras
y de agitaciones constantes. Y he deseado todo esto, empeñándome en imitar
ese estilo abundante en metáforas, que el gaucho usa sin conocer y sin valorar,
y su empleo constante de comparaciones tan extrañas como frecuentes; en
copiar sus reflexiones con el sello de la originalidad que las distingue
y el tinte sombrío de que jamás carecen, revelándose en ellas esa especie
de filosofía propia que, sin estudiar, aprende en la misma naturaleza, en
respetar la superstición y sus preocupaciones, nacidas y fomentadas por
su misma ignorancia; en dibujar el orden de sus impresiones y de sus afectos,
que él encumbre y disimula estudiosamente; sus desencantos, producidos por
su misma condición social, y esa indolencia que le es habitual, hasta llegar
a constituir una de las condiciones de su espíritu; en retratar, en fin,
lo más fielmente que me fuera posible, con todas sus especialidades propias,
ese tipo original de nuestras pampas, tan poco conocido por lo mismo que
es difícil estudiarlo, tan erróneamente juzgado muchas veces, y que, al
paso que avanzan las conquistas de la civilización, va perdiéndose casi
por completo. Sin duda que todo esto ha sido demasiado desear para tan pocas
páginas, pero no se me puede hacer un cargo por el deseo, sino por no haberlo
conseguido. Una palabra más, destinada a disculpar sus defectos. Páselos
usted por alto, porque quizá no lo sean todos los que, a primera vista,
puedan parecerlo, pues no pocos se encuentran allí como copia o imitación
de los que lo son realmente.
Por lo demás, espero, mi amigo, que usted lo juzgará con benignidad, siquiera
sea porque Martín Fierro no va de la ciudad a referir a sus compañeros lo
que ha visto y admirado en un 25 de mayo u otra función semejante, referencias
algunas de las cuales, como el Fausto y varias otras, son de mucho mérito
ciertamente, sino que cuenta sus desgracias, los azares de su vida de gaucho,
y usted no desconoce que el asunto es más difícil de lo que muchos se lo
imaginarán. Y con lo dicho basta para preámbulo, pues ni Martín Fierro exige,
ni son de la predilección del público, ni se avienen con el carácter de
su verdadero amigo, José Hernández Buenos Aires, diciembre de 1872.
Fuente: José Hernández, Martín Fierro, estudio premilitar por Carlos Alberto
Leguizamón, Editorial Kapelusz, Buenos aires, 1953.
Fuente en Internet: www.elhistoriador.com.ar
|
Coraje* Diciembre de 2010 |
*Enviado por el autor
**Jorge Arcolía es columnista permanente del Cuaderno de la Izquierda Nacional,
donde publicó su libro “Envar
Cacho El Kadri, uno de los nuestros”, y es responsable de
La columna del Nieto de Mordisquito
El Cuaderno de la Ciencia Social les obsequia “Aquellas pequeñas cosas”, interpretada por Joan Manuel Serrat y Mercedes Sosa. Que tengan todos un muy feliz 2011!!!
Manifiesto
de la fundación de FORJA
Fuente: Jauretche, Arturo, FORJA y la década infame, Buenos Aires, Peña
Lillo Editor, 1984, págs. 19-22, 89-92.
Declaración aprobada en la asamblea constituyente del 29 de junio de 1935
Somos una Argentina Colonial: queremos ser una Argentina Libre.
La Asamblea Constituyente de la Fuerza de Orientación Radical de la Joven
Argentina, considerando;
1. Que el proceso histórico Argentino en particular y Latinoamérica en general,
revelan la existencia de una lucha permanente del pueblo en procura de su
Soberanía Popular para la realización de los fines emancipadores de la Revolución
Americana, contra las oligarquías como agentes de los imperialismos en su
penetración económica, política y cultural, que se oponen al total cumplimiento
de los destinos de América.
2. Que la Unión Cívica Radical ha sido desde su origen la fuerza coordinadora
de esa lucha por el imperio de la Soberanía popular y la realización de
sus fines emancipadores.
3. Que el actual recrudecimiento de los obstáculos supuestos al ejercicio
de la voluntad popular corresponde a una mayor agudización de la realidad
colonial, económica y cultural del país;
Declara:
1. Que la tarea de la nueva emancipación se lo pueda realizarse por la acción
de los pueblos.
2. Que corresponde a la Unión Cívica Radical, ser el instrumento de esa
tarea, consumando hasta su totalidad la obra trucada por la desaparición
de Hipólito Yrigoyen.
3. Que para ello es necesario en el orden interno del Partido, dotarlo de
un estatuto que, estableciendo el voto directo del afiliado auténtico y
cotizando, asegure la soberanía del pueblo radical, y en orden externo,
precisar las causas del enfeudamiento argentino al privilegio de los monopolios
extranjeros proponer las soluciones reivindicadoras y adoptar una táctica
y los métodos de lucha adecuados a la naturaleza de las obstáculos que se
oponen a la realización de las destinos nacionales.
4. Que es imprescindible luchar dentro del Partido, para que este recobre
la línea de principismo e intransigencia que lo caracterizó desde sus orígenes,
única forma de cumplir incorruptiblemente los ideales que le dieron vida
y determinan su perduración histórica al servicio de la Nación Argentina.
Dentro de estos conceptos y tales fines, la Fuerza de Orientación Radical
de la Joven Argentina, F.O.R.J.A., abre sus puestas a todos los radicales
y particularmente a los jóvenes que aspiren a intervenir en la construcción
de la Argentina grande y libre soñada por Hipólito Yrigoyen.
- Por el radicalismo a la soberanía popular
- Por la soberanía nacional a la emancipación del pueblo argentino
PREÁMBULO
La Fuerza Orientadora Radical de la Joven Argentina, F.O.R.J.A., conforme
a la misión que se ha impuesto, está en la necesidad de plantear a la consideración
de los radicales de toda la República, cuál es la situación creada a la
Unión Cívica Radical, por los actos de sus direcciones, que tienden a destruirla
por el abandono de los ideales que le dieron origen, y por el debilitamiento
progresivo de los valores morales que han definido al movimiento histórico
del radicalismo.
Desde el 6 de septiembre de 1930, las oligarquías gubernamentales desarrollan
un plan sistemático para aniquilar la soberanía del pueblo, transfiriendo
a grupos de especuladores el goce de los bienes del la Nación, sin hallar
resistencia efectiva en los llamados partidos opositores que aprovechando
la abstención radical, fueron a compartir posiciones con el pretexto de
defender desde ellas los derechos populares.
Ninguna desilusión hemos sufrido al verles arrastrados por el camino de
su destino común con los gobernantes, porque, como ellos, han entrado en
el manejo del Estado, sin contar con la verdadera voluntad del pueblo.
En cambio hemos alentado durante los últimos años la creencia de que las
direcciones de la Unión Cívica Radical fueran, como debían ser, el centro
de la defensa indeclinable de los intereses de la soberanía nacional, y
hemos sacudido, con favor, todos los esfuerzos de liberación que ellas auspiciaron
o condujeron.
Después, esas direcciones han abandonado sus deberes, al propiciar la salida
de la abstención en que se mantuvo la austera protesta del pueblo soberano
contra todo lo que se hacía, sin derecho, en su nombre. Y, de renuncio en
renuncio, esas direcciones han llegado a sus fomentadoras de resignaciones
y acomodamientos.
No sin amargura hemos visto también a algunos de los que fueron, con nosotros
y más señaladamente que nosotros, sostenedores de la soberanía popular hasta
el 2 de enero de 1935, dejar sus ideales de redención nacional para tomar
la senda de unos comicios susceptibles de conducir a la disociación de la
Unión Cívica Radical.
Ésta no ha de destruirse sin embargo. El intento de los que aspiran a emplear
su inmensa fuerza colectiva como una fuerza ciega, para llegar a fines opuestos
a las aspiraciones del pueblo radical, de realizar una vida nacional solidaria
y digna, de trabajo y de justicia, no puede seguir ya su camino sin que,
del mismo seno de la Unión Cívica Radical, surja el empeño consciente de
defenderla.
Hemos agotado ya toda esperanza de que los autores de errores y desviaciones
reiteradas escuchen nuestras reflexiones, nuestras instancias, nuestras
súplicas, nuestras advertencias. Deploramos que las autoridades de la Unión
Cívica Radical con el pretexto de conseguir la soberanía política del pueblo,
estén colaborando con las oligarquías económicas, entregadas al capitalismo
extranjero.
No podemos apartarnos también nosotros del imperativo de nuestra conciencia
cívica que nos exige obrar urgentemente ante los males que afligen a la
Nación porque afligen a la Unión Cívica Radical. Pues todo riesgo de desintegración
moral de la Nación Argentina sería insignificante si la Unión Cívica Radical
estuviera en su entereza moral como custodia del patrimonio de la República,
porque ella sabría poner por sus propios medios la reparación y el freno
necesario a los daños sucedidos y a los que se avecinan.
Por lo cual a fin de mantener la vida y unidad plenaria de la Unión Cívica
Radical en la cual F.O.R.J.A. ha nacido y vivirá, debemos llamar, como llamamos,
a todos los radicales a trabajar por la rehabilitación de sus cuerpos representativos.
Se ha de ilustrar concretamente el criterio de todos con la revelación de
los hechos y expectativas que definen el actual momento de la vida nacional,
y para ello se citará nombres de personas y Estados sin los cuales la exposición
de nuestra causa perdería la claridad necesaria para servir al juicio público.
No nos mueve hacia esas personas y naciones, prevención ni desafecto.
F.O.R.J.A., al denunciar el carácter de la gestión del actual gobierno y
la ineficacia de sus oposiciones parlamentarias, acusa a las autoridades
de la unión Cívica Radical por mantener silencio ante la gravedad de los
siguientes problemas:
1. Creación del Banco Central de la Republica y del Instituto Movilizador
de inversiones Bancarias.
2. Preparativos para la Coordinación de Transportes.
3. Creación de Juntas Reguladoras de distintos ramas de industria y comercio.
4. Unificación de Impuestos Internos.
5. Tratado de Londres.
6. Sacrificio económico, impuestos al pueblo en beneficio del capitalismo
extranjero.
7. Régimen de cambios.
8. Política petrolífera.
9. Intervenciones militares arbitrarias.
10. Restricciones a la libertad de opinión.
11. Arbitrios discrecionales en el manejo de las rentas públicas.
12. Sujeción de la enseñanza a organizaciones extranjeras.
13. Incorporación a la Liga de las Naciones.
14. Supresión de las relaciones con Rusia.
15. Investigaciones parlamentarias sobre armamento y comercio de carnes.
16. El crimen del Senado.
17. Aplicación de censuras previas a la expresión de las ideas.
18. Desviaciones de la justicia contra la libertad individual.
Todos los aspectos de la vida nacional que se pasa a examinar, demuestran
que ya, se ha impuesto a la República una tiranía económica, ejercida en
beneficio propio por capitalistas extranjeros a quienes se ha dado derechos
y bienes de la Nación Argentina; y que, por las facultades extraordinarias
que este congreso y los jueces han dado al Gobierno Nacional y por la supresión
de derechos individuales, se ha echado las bases para establecer de inmediato
una dictadura política que asegure y consolide aquella tiranía.
(Fragmento del manifiesto de fundación de FORJA)
Fuente: www.elhistoriador.com.ar
Paco Ibáñez - La poesía es un arma cargada de futuro
Historia
y jurisprudencia argentina
Constitución nacional
de 1949. Capítulo III
Derechos del trabajador, de la familia, de la ancianidad y de la educación
y la cultura
37 – Declárense los siguientes
derechos especiales:
I. Del trabajador
1. Derecho de trabajar - El trabajo es el medio indispensable para satisfacer
las necesidades espirituales y materiales del individuo y de la comunidad,
la causa de todas las conquistas de la civilización y el fundamento de la
prosperidad general; de ahí que el derecho de trabajar debe ser protegido
por la sociedad, considerándolo con la dignidad que merece y proveyendo
ocupación a quien lo necesite.
2. Derecho a una retribución justa – Siendo la riqueza, la renta y el interés
del capital frutos exclusivos del trabajo humano, la comunidad deber organizar
y reactivar las fuentes de producción en forma de posibilitar y garantizar
al trabajador una retribución moral y material que satisfaga sus necesidades
vitales y sea compensatoria del rendimiento obtenido y del esfuerzo realizado.
3. Derecho a la capacitación - El mejoramiento de la condición humana y
la preeminencia de los valores del espíritu imponen la necesidad de propiciar
la elevación de la cultura y la aptitud profesional, procurando que todas
las inteligencias puedan orientarse hacia todas las direcciones del conocimiento,
e incumbe a la sociedad estimular el esfuerzo individual proporcionando
los medios para que, en igualdad de oportunidades, todo individuo pueda
ejercitar el derecho a aprender y perfeccionarse.
4. Derecho a condiciones dignas de trabajo - La consideración debida al
ser humano, la importancia que el trabajo reviste como función social y
el respeto recíproco entre los factores concurrentes de la producción, consagran
el derecho de los individuos a exigir condiciones dignas y justas para el
desarrollo de su actividad y la obligación de la sociedad de velar por la
estricta observancia de los preceptos que las instituyen y reglamentan.
5. Derecho a la preservación de la salud - El cuidad de la salud física
y moral de los individuos debe ser una preocupación primordial y constante
de la sociedad, a la que corresponde velar para que el régimen de trabajo
reúna requisitos adecuados de higiene y seguridad, no exceda las posibilidades
normales del esfuerzo y posibilite la debida oportunidad de recuperación
por el reposo.
6. Derecho al bienestar – El derecho de los trabajadores al bienestar, cuya
expresión mínima se concreta en la posibilidad de disponer de vivienda,
indumentaria y alimentación adecuadas, de satisfacer sin angustias sus necesidades
y las de su familia en forma que les permita trabajar con satisfacción,
descansar libres de preocupaciones y gozar mesuradamente de expansiones
espirituales y materiales, impone la necesidad social de elevar el nivel
de vida y de trabajo con los recursos directos e indirectos que permita
el desenvolvimiento económico.
7. Derecho a la seguridad social – El derecho de los individuos a ser amparados
en los casos de disminución, suspensión o pérdida de su capacidad para el
trabajo promueve la obligación de la sociedad de tomar unilateralmente a
su cargo las prestaciones correspondientes o de promover regímenes de ayuda
mutua obligatoria destinados, unos y otros, a cubrir o complementar las
insuficiencias o inaptitudes propias de ciertos períodos de la vida o las
que resulten de infortunios provenientes de riesgos eventuales.
8. Derecho a la protección de su familia - La protección de la familia responde
a un natural designio de individuo, desde que en ella generan sus más elevados
sentimientos efectivos y todo empeño tendiente a su bienestar debe ser estimulado
y favorecido por la
comunidad como el modo más indicado de propender al mejoramiento del género
humano y a la consolidación de principios espirituales y morales que constituyen
la esencia de la convivencia social.
9. Derecho al mejoramiento económico - La capacidad productora y el empeño
de superación hallan un natural incentivo en las posibilidades de mejoramiento
económico, por lo que la sociedad debe apoyar y favorecer las iniciativas
de los individuos tendientes a ese fin, y estimular la formación y utilización
de capitales, en cuanto constituyen elementos activos de la producción y
contribuyan a la prosperidad general.
10. Derecho a la defensa de los intereses profesionales - El derecho de
agremiarse libremente y de participar en otras actividades lícitas tendientes
a la defensa de los intereses profesionales, constituyen atribuciones esenciales
de los trabajadores, que la sociedad debe respetar y proteger, asegurando
su libre ejercicio y reprimiendo todo acto que pueda dificultarle o impedirlo.
II. De la familia
La familia, como núcleo primario y fundamental de la sociedad, será objeto
de preferente protección por parte del Estado, el que reconoce sus derechos
en lo que respecta a su constitución, defensa y cumplimento de sus fines.
1. El Estado protege el matrimonio, garantiza la igualdad jurídica de los
cónyuges y la patria potestad.
2. El Estado formará la unidad económica familiar, de conformidad con lo
que una ley especial establezca.
3. El Estado garantiza el bien de la familia conforme a lo que una ley especial
determine.
4. La atención y asistencia de la madre y del niño gozarán de la especial
y privilegiada consideración del Estado.
III. De la ancianidad
1. Derecho a la asistencia - Todo anciano tiene derecho a su protección
integral, por cuenta y cargo de su familia. En caso de desamparo, corresponde
al Estado proveer a dicha protección, ya sea en forma directa o por intermedio
de los institutos y fundaciones creados, o que se crearen con ese fin, sin
perjuicio de la subrogación del Estado o de dichos institutos, para demandar
a los familiares remisos y solventes los aportes correspondientes.
2. Derecho a la vivienda - El derecho a un albergue higiénico, con un mínimo
de comodidades hogareñas es inherente a la condición humana.
3. Derecho a la alimentación - La alimentación sana, y adecuada a la edad
y estado físico de cada uno, debe ser contemplada en forma particular.
4. Derecho al vestido - El vestido decoroso y apropiado al clima complementa
el derecho anterior.
5. Derecho al cuidado de la salud física - El cuidado de la salud física
de los ancianos ha de ser preocupación especialísima y permanente.
6. Derecho al cuidado de la salud moral - Debe asegurarse el libre ejercicio
de las expansiones espirituales, concordes con la moral y el culto.
7. Derecho al esparcimiento - Ha de reconocerse a la ancianidad el derecho
de gozar mesuradamente de un mínimo de entretenimientos para que pueda sobrellevar
con satisfacción sus horas de espera.
8. Derecho al trabajo - Cuando el estado y condiciones lo permitan, la ocupación
por medio de la laborterapia productiva ha de ser facilitada. Se evitará
así la disminución de la personalidad.
9. Derecho a la tranquilidad - Gozar de tranquilidad, libre de angustias
y preocupaciones, en los años últimos de existencia, es patrimonio del anciano.
10.Derecho al respeto - La ancianidad tiene derecho al respeto y consideración
de sus semejantes.
IV. De la educación y la cultura
La educación y la instrucción corresponden a la familia y a los establecimientos
particulares y oficiales que colaboren con ella, conforme a lo que establezcan
las leyes. Para ese fin, el Estado creará escuelas de primera enseñanza,
secundaria, técnico-profesionales, universidades y academias.
1. La enseñanza tenderá al desarrollo del vigor físico de los jóvenes, al
perfeccionamiento de sus facultades intelectuales y de sus potencias sociales,
a su capacitación profesional, así como a la formación del carácter y el
cultivo integral de todas las virtudes personales, familiares y cívicas.
2. La enseñanza primaria elemental es obligatoria y será gratuita en las
escuelas del Estado. La enseñanza primaria en las escuelas rurales tenderá
a inculcar en el niño el amor a la vida del campo, a orientarlo hacia la
capacitación profesional en las faenas rurales y a formar la mujer para
las tareas domésticas campesinas. El Estado creará, con ese fin, los institutos
necesarios para preparar un magisterio especializado.
3. La orientación profesional de los jóvenes, concebida como un complemento
de la acción de instruir y educar, es una función social que el Estado ampara
y fomenta mediante instituciones que guíen a los jóvenes hacia las actividades
para las que posean naturales aptitudes y capacidad, con el fin de que la
adecuada elección profesional redunde en beneficio suyo y de la sociedad.
4. El Estado encomienda a las universidades la enseñanza en el grado superior,
que prepare a la juventud para el cultivo de las ciencias al servicio de
los fines espirituales y del engrandecimiento de la Nación y para el ejercicio
de las profesiones y de las artes técnicas en función del bien de la colectividad.
Las universidades tienen el derecho de gobernarse con autonomía, dentro
de los límites establecidos por una ley especial que reglamentará su organización
y funcionamiento.
Una ley dividirá el territorio nacional en regiones universitarias, dentro
de cada una de las cuales ejercerá sus funciones la respectiva universidad.
Cada una de las universidades, además de organizar los conocimientos universales
cuya enseñanza le incumbe, tenderá a profundizar el estudio de la literatura,
historia y folklore de su zona de influencia cultural, así como a promover
las artes técnicas y las ciencias aplicadas con vistas a la explotación
de las riquezas y al incremento de las actividades económicas regionales.
Las universidades establecerán cursos obligatorios y comunes destinados
a los estudiantes de todas las facultades para su formación política, con
el propósito de que cada alumno conozca la esencia de lo argentino, la realidad
espiritual, económica, social y política de su país, la evolución y la misión
histórica de la República Argentina, y para que adquiera conciencia de la
responsabilidad que debe asumir en la empresa de lograr y afianzar los fines
reconocidos y fijados en esta Constitución.
5. El Estado protege y fomenta el desarrollo de las ciencias y de las bellas
artes, cuyo ejercicio es libre; aunque ello no excluye los deberes sociales
de los artistas y hombres de ciencia. Corresponde a las academias la docencia
de la cultura y de las investigaciones científicas postuniversitarias, para
cuya función tienen el derecho de darse un ordenamiento autónomo dentro
de los límites establecidos por una ley especial que las reglamente.
6. Los alumnos capaces y meritorios tienen el derecho de alcanzar los más
altos grados de instrucción. El Estado asegura el ejercicio de este derecho
mediante becas, asignaciones a la familia y otras providencias que se conferirán
por concurso entre los alumnos de todas las escuelas.
7. Las riquezas artísticas e históricas, así como el paisaje natural cualquiera
que sea su propietario, forman parte del patrimonio cultural de la Nación
y estarán bajo la tutela del Estado, que puede decretar las expropiaciones
necesarias para su defensa y prohibir la exportación o enajenación de los
tesoros artísticos. El Estado organizará un registro de la riqueza artística
e histórica que asegure su custodia y atienda a su conservación.
Domingo A. Mercante, Presidente
Mario M. Goizueta, secretario
Bernardino H. Garaguso, secretario
Fuente: www.elhistoriador.com.ar
En 1982 una miniserie española hizo historia, su título “Los gozos y las sombras”, basada en la novela homónima de Gonzalo Torrente Ballester. La historia se desarrolla en Galicia entre 1934 y 1936 (vísperas de la guerra civil) con las actuaciones de Eusebio Poncela, Charo López, Amparo Rivelles y Walter Vidarte entre otros. La miniserie completa consta de 13 capítulos. Cuaderno de la Ciencia Social te obsequia un fragmento del primero.
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ADN Por Jorge Arcolía * Esta es la historia simple de un tipo sencillo. un tano casi analfabeto que sentía orgullo por su gusto acriollado por tango, asado y mate. "Mi mujer es argentina, mis hijos también. Mi país es este." decía sin advertir que estaba confirmando una cita de Jauretche. "Patria es el lugar en que reposa la cuna de tu hijo". Por voluntad propia eligió argentinizarce "Para votar a Perón" según solía contarnos, mas no fue fácil. Le otorgaron la libreta ansiada durante el año 53, el golpe posterior lo puso en igualdad con el resto de argentinos, soportando ansioso dieciocho largos años de angustia y proscripciones. No puso caños en la Resistencia sí, habrá tomado parte en cada huelga, mostró su rebeldía salvando del decreto absurdo esa foto del Pocho sobre el caballo pinto y el disco de pasta en el que Nelly Omar cantaba "La Descamisada" para nosotros solos con el volumen bajito. Lloró el día del retorno y aquel 11 de Marzo, el tano casi analfabeto que coincidía con Jauretche pese a no haberlo leído, votando al tío Cámpora cerró la historia simple de su vida sencilla y ese domingo fue feliz. En tu recuerdo a modo de homenaje te agradezco viejo el haberme transmitido este ADN peronista que llevo en la sangre. 11-3-2011 |
*Jorge Arcolía es columnista permanente del Cuaderno de la Izquierda Nacional, donde publicó su libro “Envar Cacho El Kadri, uno de los nuestros”, y es responsable de La columna del Nieto de Mordisquito
“Mujeres” fragmento del capítulo 1 del programa de canal Encuentro “La vida según Galeano”
Discurso
de Hipólito Yrigoyen en defensa del petróleo nacional
Fuente: CLAPS, Manuel A, Yrigoyen, Buenos Aires, Biblioteca de Marcha, Colección
los Nuestros, Montevideo, 1971.
Buenos Aires, 23 de septiembre de 1919. Al Honorable Congreso de la Nación:
“Los problemas de orden legal y económico que la explotación de los yacimientos
petrolíferos suscita han merecido preferentemente atención por parte de
los gobiernos, habiéndose llegado a concretar en fórmulas legislativas especiales
los principios con arreglo a los cuales se ha considerado conveniente encauzar
las exploraciones y explotaciones de dichas minas.”
“La ley nº 726 del 26 de agosto de 1875 estableció en su artículo 2º que
el redactor de Código de Minería debía tomar como base para la confección
de ese trabajo el principio de que las minas son bienes privados de la nación
o de las provincias, según el territorio en que se encuentren.”
“El codificador, sin embargo, se apartó totalmente de ese principio y fijó
el contrario al reglamento.”
“Esa omisión, si bien sancionada por el Honorable Congreso, resulta en la
actualidad dañosa y perjudicial a los interese bien entendidos del país,
desde que las conveniencias que tanto de orden fiscal como social se derivan
de la utilización múltiple de ese combustible, reclaman la atención del
estado.”
“Se reserva, pues, para el estado, en razón de la incorporación de estas
minas de petróleo a su dominio privado, el derecho de vigilar toda explotación
de esta fuente de riqueza pública, a fin de evitar que el interés particular
no la malgaste, que la ignorancia o precipitación la perjudique, o la negligencia
o la incapacidad económica la deje improductiva, para lo cual se adoptan
en el proyecto disposiciones que fijan y garantizan un mínimo de trabajo
y las formas convenientes de realizarlo.
Con el mismo concepto se ponen trabas a la posible acción perturbadora de
los grandes monopolios.”
“Por la naturaleza misma de los yacimientos, no pudiendo constituir fuentes
permanentes de provisión de combustible, desde que su existencia como tal
es determinada dentro de un limitado número de años, estando además sujeta
a una serie de circunstancias, se impone la intervención y participación
del estado y su control en la forma y condiciones en que se manejan esos
yacimientos para asegurar su racional explotación e impedir se apresure
su agotamiento, y regular la producción y provisión de combustible, de acuerdo
con las necesidades del consumo.”
“El estado como encarnación permanente de la colectividad tiene el derecho
de obtener un beneficio directo sobre el descubrimiento de estas riquezas.
A eso responde la participación que se reserva el estado en el producido
neto y bruto de las explotaciones, en forma sin embargo que no reste estímulo
al interés privado; tanto más cuanto la mayor parte de dicha participación
se destina a servicios públicos, necesidades de la armada, de los transportes
ferroviarios, marítimos y fluviales, etc., que resultarán en beneficio inmediato
para los mismos y otra buena parte para fomentar el desarrollo de esta misma
industria minera.”
“Para no incurrir en los errores que en otros países se han cometido al
iniciarse las explotaciones, y a fin de aprovechar lo que en ellos se ha
experimentado y para dictar una legislación lo más perfecta posible y adaptable
a nuestro país ha sido menester estudiar con toda detención la solución
de este importante problema, a fin de no sancionar leyes incompletas o defectuosas
cuyo perfeccionamiento, derogación o aplicación traería trastornos o consecuencias
perjudiciales para la economía nacional.”
“Era, además, indispensable tener una noción, aunque sólo fuera aproximada,
de la importancia del yacimiento petrolífero, estudiar su forma más conveniente
de explotación para su ubicación y arbitrar los recursos pecuniarios para
llevar a cabo una explotación de cierta importancia.”
“La situación mundial del mercado monetario, del comercio y de las industrias
extranjeras, a las que habíamos podido recurrir en los tiempos normales
para desarrollar esta industria minera, no ha permitido intensificar la
explotación petrolífera; pero cuando V. Honorabilidad, se imponga de los
resultados obtenidos y del desenvolvimiento de las explotaciones petrolíferas
particulares, se convencerá que difícilmente se hubiera podido hacer más
durante la guerra mundial.”
“Después de haber estudiado las leyes que rigen las explotaciones petrolíferas
en Estados Unidos, Rusia y Rumania, el Poder Ejecutivo ha llegado a la conclusión
de que las que se han dictado en este último país, son las que más conviene
adoptar para el nuestro, con algunas modificaciones.”
“En los tres capítulos de la ley que el Poder Ejecutivo somete a la consideración
de Vuestra Honorabilidad se ha condensado cuál debe ser el régimen legal,
técnico, económico y financiero de las explotaciones de las minas de petróleo,
sin desconocer los derechos adquiridos bajo el imperio de las disposiciones
del Código de Minería y dando lugar a que la iniciativa privada pueda contribuir
al desarrollo de las explotaciones de esta riqueza natural, dentro de los
límites prudentes y bajo ciertas condiciones.”
“De acuerdo con las previsiones adoptadas por otras naciones, se prevé la
formación de reservas fiscales dentro de las regiones petrolíferas, cuyos
resultados beneficiosos pueden descontarse ya, pues así el estado en el
presente y en el futuro tendrá siempre en sus manos la producción directa
de este valioso combustible y un medio eficaz para contrarrestar posibles
perturbaciones de las compañías e intereses particulares.”
“Figura igualmente entre los conceptos que han inspirado el proyecto de
ley a la par del fomento de las explotaciones particulares del petróleo,
el propósito de fomentar las explotaciones de ese combustible, en aquellas
zonas en que aún no ha sido descubierto.”
“El plazo acordado, muchísimo inferior que el que fija en general el Código
de Minería, es uno de los medios de estímulo que comprende la presente ley.”
“Tales son, detalles aparate, los lineamientos generales de la iniciativa
para la cual el Poder Ejecutivo se empeña en solicitar el estudio y empeño
de Vuestra Honorabilidad.”
Hipólito Yrigoyen
Fuente: www.elhistoriador.com.ar
La obra de Benito Quinquela Martín con música de Astor Piazzolla
En
busca de... Osvaldo Guglielmino, escritor (1)
(Entrevista publicada por La Opinión de Rafaela en Julio de 2010)
Defender el origen
Contar casi noventa años en una charla es muy difícil. Intentar una suerte
de relato biográfico corre el riesgo de parcializar el extenso contenido.
En esta amena conversación de LA PALABRA con el reflexivo hombre de letras
podemos conocer historias, anécdotas, emociones y dolores de tantas décadas,
aunque mucho haya quedado por mencionar.
LP - ¿Cómo nace su vocación por escribir?
O.G. - Cuando nací, la birome no existía, es un gran invento. Era el lápiz
-al que había que sacarle punta- o la pluma. Hace poco estuve hasta en el
lugar donde apareció todo esto. En la Escuela Nø 2 de Pehuajó -con casi
115 años- en pleno centro y tenía once años. Y recuerdo el salón donde estaba
sentado en un asiento de adelante -me pasó como le suele ocurrir a mucha
gente, como le pasó al gran Dante Alighieri- había faltado la maestra de
otro curso, y trajeron a los chicos al mío. A mi lado sentaron a una rubiecita
que me llamó la atención y no pude dejar de mirarla. Y sentí que algo pasaba
dentro de mí. Era ese sentimiento nuevo, seguramente, a pesar de ser tan
joven en que empieza la diferencia de los sexos en la vida, pero pleno de
espiritualidad y belleza. No podía sacarle la mirada. Eso quedó prendido
en mí. Yo vivía en la panadería de mi padre, un hermoso lugar que recuerdo
con tanto cariño, toda la gente... No queda nadie allí pero la panadería
sí. Las panaderías siguen existiendo en el mundo, es curioso, el pan nuestro
de cada día está siempre en el mismo lugar. Y ahí en la tarde pensé -no
sé por qué- voy a escribir sobre esto. Mi padre era un gran lector y me
transfirió a mí todo esto y también lo fui de muy chiquito. Me puse a escribir
y de pronto apareció un poema que no me lo había propuesto. Por eso digo
que el que es poeta no va a la poesía, la poesía viene a uno, aparece de
pronto. De dónde no sé, pero aparece sola. A todo el mundo le llamó la atención
y a mí también. Y siguió así la cosa. Y fue aquello una especie de posesión
de la poesía por mí y el gusto mío por escribir. Lo más curioso es que a
los trece años apareció el primer soneto, pero perfecto, en decasílabos.
Y seguí escribiendo. A los catorce ya era una necesidad la poesía. Pero
aquellos poemas míos, sonetos de amor a esa rubiecita que no sé si la volví
a ver alguna otra vez, y todo eso me duró hasta los dieciocho años. Seguí
escribiendo y todo se transformó en poesía. El 26 de mayo pasado fui a Pehuajó
porque la directora de la Escuela me invitó para hacerme un homenaje. Fui
con amigos gerontes como yo. Hablé, les hice un poema y pedí ver el aula
donde hice tercer grado. Hacía ochenta años que no entraba, resultó más
chica de lo que yo creía pero fue una gran emoción, me acordé de tantas
cosas...
LP - Los géneros en los que incursionó escribiendo su obra.
O.G. - Empecé con la poesía, con el libro "Preludio", después salió otro
que se llamaba "24 horas". Estudié el bachillerato en Pehuajó. A los veinte
años me fui a estudiar a La Plata, profesorado en Letras y Ciencias de la
Educación. Ahí me encuentro con un certamen "Canto a la ciudad de La Plata".
Mandé dos poemas y fueron los únicos premiados. Me entregó los premios Ezequiel
Martínez Estrada y tomándome de los brazos me dijo: "Guglielmino usted ha
descubierto una veta poética, ahonde en ella". Entonces escribí siempre
metido en el paisaje del interior que era el paisaje de mi espíritu también,
como debe ser el suyo vinculado al interior y demás, el país uno lo quiere
y lo siente en el lugar donde vive realmente. Para mí, mi lugar es aquel
de Pehuajó, "mi punto de vista" decía Jauretche. Mi punto de vista de mirar
el mundo. Con el tiempo escribí cuentos, novelas, y fue el momento de la
prosa y el periodismo.
LP - Usted habló de "adentrismo"...
O.G. - Hablé de "adentrismo" cuando publiqué la primera versión de "Juan
sin ropa" en 1949. Es decir que el país -el hombre- necesitaba escribir
desde dentro de uno mismo y dentro de su paisaje en el que vivía. Este es
el gran sentido de la literatura universal: hablar de lo que uno está viviendo
y no de un mundo que no conoce. La vida es igual en todos lados, vale lo
mismo la vida humana en todos lados y no tiene por qué valer menos la vida
del que vive en el campo. Toda vida tiene su valor y su valor cultural.
LP - Las novelas vinieron después...
O.G. - Entonces escribí la primera novela que se llamó "Estero profundo"
que era sobre la ciudad Nueva Plata que fundó Rafael Hernández, el hermano
de José. Me fue muy bien en todos los aspectos. No hice más que recoger
lo que había pasado ahí con el desalojo violento de los colonos por los
intereses imperialistas que compraban y compraban y aparecían así las grandes
estancias de franceses e ingleses. Tenían tanta extensión de campo. Había
un campo -y con una naturalidad lo tomábamos nosotros- que le llamaban "el
campo de los pobres", pero se da cuenta! Dividida en chacras, tenían que
pagar por mes una cantidad de pesos. Y cada vez peor, estamos hablando de
la década del '30 cuando la gran crisis internacional. A Rafael Hernández
le interesaba que la gente fuera propietaria y a su campo lo había dividido
y se lo daba a pagar mensualmente. Muerto Hernández, no se sabe por qué
intereses ese campo lo compra un solo propietario y empieza a echar a la
gente a la calle. Fue un drama social increíble. Y termina todo así. Queda
todo deshabitado. Ahí está el monumento a Rafael Hernández que hizo su propio
hijo, gran escultor, que dicen fue compañero de Lola Mora.
LP - Le dedicó un trabajo a Rafael Hernández también...
O.G. - Yo vivía en Pehuajó cuando empecé a escribir sobre los Hernández
y en el año '54 publiqué el libro "Rafael Hernández el hermano de Martín
Fierro", porque un día apareció un pariente y me dijo: "mi abuelo Rafael,
hermano de José fue un hombre muy importante, era el que había fundado Pehuajó,
y le había puesto los nombres a las calles de Pehuajó que es la única ciudad
del mundo que tenían nombres de poetas todas las calles y la primera biografía
de su hermano José la escribió él. Mire la autoridad que tiene.
LP - ¿Qué cuentan los nombres de las calles?
O.G. - Mirando las placas, al lado de donde yo vivía estaba la calle de
Pantaleón Rivarola. Cómo encontré no sé, pero publiqué "Pantaleón Rivarola
y las atroces invasiones inglesas" porque era un sacerdote en la época de
1806 y él participa cuando los ingleses toman Buenos Aires. Su trabajo se
divide en dos partes: la invasión y la reconquista. El escribe en verso.
Como poeta, más o menos, pero tiene algunos logros. Lo publiqué con un comentario
previo contando todo esto y por qué. ¡Mire qué cosa curiosa este hombre,
los nombres que da, las acciones violentas que nadie las cuenta! Porque
en aquel día, dice, la matanza de niños, de mujeres, de sacerdotes, ¡esto
hizo que el pueblo reaccionara! ¿Por qué no dicen eso? El pueblo reacciona
y los vence y les tira con aceite caliente por las barbaridades que habían
hecho los ingleses. Los ingleses siempre nos hicieron barbaridades. ¿O no
lo hicieron con las Malvinas? Y sigue habiendo una invasión de tipo cultural.
LP - Sus actividades como docente en la promoción del teatro.
O.G. - En teatro hacíamos transposición de género. Era un invento. Hacíamos
hablar al personaje. Cuando hacíamos eso, elegíamos los que mejor leían.
Los elegían sus compañeros. Memorizaban sus partes. Salimos del aula, lo
llevamos a un teatro. Lo hicimos con Don Segundo Sombra. Con el tiempo me
enteré que lo seguían haciendo y para mí fue notable enterarme estando en
Buenos Aires cuando me lo contó un inspector de enseñanza destacando el
trabajo de un grupo de chicos de Pehuajó.
LP - La función pública.
O.G. - Era muy amigo de José María Castiñeira de Dios. Yo vivía en Pehuajó.
Quería salir de allí porque era tal la oposición radical que cuando me ofrecen
venir Buenos Aires con un cargo en cultura, lo acepto. Acabábamos de perder
un hijo de quince años, un gran dolor interminable de la vida. No aguantaba
ni la casa, en Pehuajó. Me ofrecen el cargo de director de Ediciones Culturales
Argentinas. Empecé a publicar una serie de cosas, seguí escribiendo, dando
conferencias. Y sobre todo hice lo que nadie había hecho, abarcar todo el
país, con un proyecto para publicar provincia por provincia. Venían los
grandes escritores de Buenos Aires a pedir que les publique su obra y les
decía que no porque ellos tenían a todas las editoriales para hacerlo y
los de las provincias no, y eso era lo que me interesaba a mí. Imagínese
los enemigos que tuve. Pero siempre había golpes militares. Era entre un
golpe y otro sucedía todo eso.
LP - Después fue Subsecretario de Cultura de la Nación.
O.G. - En ese tiempo hice teatro y dividí el país en siete regiones para
que los autores escribieran sobre cualquier tema, pero de la región. Se
hacían certámenes, al final, los que ganaban se venían al Teatro Cervantes
y el jurado les daba el premio a la mejor obra y a los mejores intérpretes.
Pero con los golpes militares desaparecía todo, más lo que tenía sentido
nacional.
LP - Síntesis a los casi 90 años de edad.
O.G. - Somos uno de los más grandes países del mundo en muchos aspectos.
En extensión, en climas, en recursos. Es decir, Dios nos puso a vivir en
un territorio de una riqueza formidable, tanto de la tierra como del mar.
Por eso nos siguen asediando, por eso los ingleses nos quitaron las Malvinas.
Mi última obra de teatro se llama Malvina Vernet, no se ha publicado todavía.
El día que la publique podemos hacer un acto en Rafaela. ¿Por qué los ingleses
toman Malvinas? Y... ¡por lo que va a venir después! Porque de ahí al Polo
ellos dominan todo. Por eso lo quisieron siempre. Tomé todo lo que escribió
María Sáez de Vernet, esposa del primer gobernador argentino de las islas,
Luis Vernet.
Osvaldo Guglielmino textual
Hablando del Martín Fierro
"Fui a una librería para niños, me encontré con muchos cuentos extranjeros.
No sé por qué tenemos que importar los cuentos infantiles. ¡Pero por favor!
Creémoslos si no los tenemos. El país es realmente un país importante cuando
tiene su propia cultura en todos sus aspectos. Porque si no, no es un país,
no tiene una cultura y no constituye una unidad realmente como tiene que
ser. Es la gran soberanía. La cultural. Por eso adoro a Hernández con su
Martín Fierro y a todos los que han escrito las cosas del país, y extrayendo
las cosas de acá. Siempre lo hice así. Por algunos años, no tuve de profesor
a Alejandro Korn, el gran filósofo, y leyendo sus obras encuentro que no
fue Leopoldo Lugones el que en 1913 destacó el valor del Martín Fierro.
El primero y un año antes fue Alejandro Korn que dice: acá se habla de literatura,
todos se creen que escriben, todos imitan a fulano, todos europeos, y nosotros
¿qué somos? Yo creo, dice, que lo único auténticamente nuestro que hay hasta
ahora acá es el Martín Fierro de José Hernández. Lo dice en 1912. Los dos
tienen su gran importancia, su gran mérito. Pero fíjese, Hernández muere
en 1886 desconociendo lo que iba a pasar con su Martín Fierro y habiendo
él mismo publicado el librito. El llevaba los libros al campo. Los paisanos
lo sabían de memoria. Siempre en el boliche había un Martín Fierro, y cuando
llegaban pedían por favor que le lean el Martín Fierro. Increíble. Le decían
"el libro". Un amigo escritor santafesino me contó que se habían quedado
empantanados y un paisano los sacó. Cuando le preguntaron cómo podían agradecerle
les pidió un favor: "¿podrían venir hasta mi rancho?". Los invitó con mate
y se vino con un pañuelo bataraza, lo abrió y sacó el Martín Fierro. Y les
dijo: "¿no me harían la gauchada de leérmelo?". ¡Qué increíble! Es emocionante.
Martincito Fierro
"Volviendo a mi visita a la librería... se me ocurrió, no sé, será por esa
inveterada posición mía que amo tanto lo nuestro, lo nacional y popular
que es lo que me interesa, que es lo más arraigado y auténtico. Se me ocurrió
y pedí un Martín Fierro para niños. La vendedora me dijo: "¿qué es eso?".
¿A no? -dije- va a existir. Me fui para casa y me puse a escribir Martincito
Fierro. Es el nieto de Martín Fierro que está en el campo y va contando
las pequeñas cosas que va viendo, hasta que aparece otro chico que es nieto
del Sargento Cruz. Y así sigue la historia. Se editó y está ilustrado por
Walter Gómez."
La educación en Argentina
"Estoy un poco alejado de eso, se imagina. Hace muchos años que dejé. Pero
lo que creo que en educación, no solamente hay que meterle cosas al chico
sino hay que extraer de él los valores que el chico tiene. Esta es la verdadera
misión del educador, ver cómo son esas criaturas, auspiciarlas y alentarlas.
Esto lo vi haciendo teatro con chicos humildes y resultaron grandes intérpretes.
Salieron de adentro de ellos mismos. Y estaban allí totalmente apocados,
ensimismados. Es una gran tarea hacer que el espíritu del chico se desarrolle.
Sus capacidades naturales que él trae. Esta es para mí la función más importante
de la enseñanza. No meter tanto conocimiento. Meterlos, pero también fortalecer
la parte espiritual y anímica e intelectual de chico haciéndole ver que
él es capaz de hacer cosas, no solamente de recibir. Es decir, no es un
ente pasivo, sino activo, porque la vida lo va a hacer actuar en cualquier
aspecto y el país necesita gente activa, y mentalmente activa y culturalmente
capacitada. Es muy difícil."
EL INDIO JUAN (2)
Por Osvaldo Guglielmino
¿Quién lo recordará si apenas era
una triste sonrisa en el paisaje,
un silencio lejano, un personaje
de la pampa olvidada y su frontera?
Nunca pudo vivir de otra manera
que aquella de su tierra y su lenguaje,
el que brotaba de su amor salvaje
perdido en la ciudad que lo rindiera.
El Indio Juan anduvo en nuestra infancia
callado, en soledad, como rastreando
el invadido rumbo del pasado.
Porque él estaba siempre en la distancia
donde su gente andaba galopando
más allá del malón civilizado.
Osvaldo Guglielmino (1921) es poeta, novelista, dramaturgo y ensayista.
Hombre profundamente preocupado por la realidad de su país, no dejó de indagar
en sus raíces más profundas en ninguna de sus obras, sean éstas poemáticas
o narrativas. Discípulo de Arturo Jauretche, muy pronto aprendió de éste
la militancia literaria. "Ha cultivado siempre lo que llamó 'adentrismo',
sin que esto significara rechazo a lo foráneo. Se trata más bien de una
reinvindicación legítima de esa relación de pertenencia que ha sido una
constante del escritor latinoamericano, sin ignorar que existen excepciones.
[...] Pues bien, Guglielmino es como los árboles, y sin rechazo de ninguna
cultura, ha buscado adentrarse más y más en lo propio, comprendiendo su
historia, iluminando sus personajes, recreando las tradiciones de los suyos"
decía de él la poeta y escritora Graciela Maturo, en 1995. De su extensa
obra poética se citan: "Preludio", "Mensaje", "Ida y vuelta de Juan Sin
Ropa", "Sonetos y canciones del desierto", "Esta heroica memoria de la tierra",
"La epopeya nacional y popular" (3).
(1) Fuente: http://www.laopinion-rafaela.com.ar/opinion/2010/07/29/u072903.php
(2) (3) Fuente: http://decidor.blogspot.com/2006/12/osvaldo-guglielmino.html
Rodolfo Kusch en Radio Nacional en 1963. Exposición acerca de su libro “El Pensamiento indígena americano” en el programa radial Taller de la Palabra, Radio Nacional, Argentina.
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Günter Rodolfo Kusch (Buenos
Aires, 25 de junio de 1922 - 30 de septiembre de 1979), obtuvo el título
de Profesor de Filosofía de la Universidad de Buenos Aires. Realizó profundas
investigaciones de campo sobre el pensamiento indígena y popular americano
como base de su reflexión filosófica. Además escribió varias obras teatrales
y una amplia colección de artículos y conferencias sobre estética americana.
El tango fue uno de sus temas predilectos.
En 1989 fue homenajeado por la Cámara de Diputados de la Nación Argentina,
considerándolo:
"... uno de los pensadores más importantes no sólo de la Argentina sino
de América, considerado por algunos un "maldito" más, de esos que pueblan
nuestra historia y cultura, y por ello silenciado y negado por los cenáculos
de la cultura oficial...”
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Rodolfo_Kusch
Los murales de Diego Rivera (1886-1957)
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