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Historia
argentina y música
El tango en la década infame
Por Carlos Bozzi
"Manzi, es el poeta de las cosas que fueron". E.S. Discpolín
"¿Nos ves que están bailando...? ¿No ves que están de fiesta...? Vamos que
todo duele, ¡ viejo Discepolín!"
Con la caída de Yrigoyen, la Argentina ingresa en lo que ampulosamente
históricamente recibió el nombre de "los tiempos modernos". Buenos Aires, otrora
ciudad, conoce y aprehende un fenómeno singular: EX HOMBRES por doquier,
deambulan por la urbe hambrienta. En sus mentes, se dibujan, tenebrosamente, los
versos que el inmortal Discepolín , dedica a la monstruosa concentración de
cemento, sorda a las quejas de quienes la habitan y dentro de su ensordecedor
trafago, muda. Terriblemente muda. Como recuerda Abelardo Ramos "En la Buenos
Aires orgullosa, cantada un día remoto por Darío y Lugones, rezongaban ahora
barbados harapientos".
Manzi y Discépolo marcan la culminación de la historia de las letras de tango
porteño. No son el principio. Si significan un hito en cuanto a lo que cantan o
lloran, pero rozan el final del tango como medio de expresión de un sector
social, que concluye alrededor de 1950. Ambos ven el fracaso del intento
radical, la restauración conserva- dora y la revolución peronista.
Si bien el radicalismo representó un cúmulo de intereses muchas veces
encontrados, el irigoyenismo fue testimonio de lo que los sectores populares
podían dar. Su fracaso, en los años `30 resultó definitivo y serian otros
sectores-principalmente a través de F.O.R.J.A- los que habrían de continuar su
camino y profundizar su contenido.
Derrotado el caudillo, la economía nacional ingresa en una de las peores crisis
de la historia. A ella, Manzi y Discépolo, se refieren en sus versos. La
oligarquía, deseosa de recuperar las prebendas perdidas, pugnó por entregar al
exterior los resortes de la economía, dejando subsistentes solo los mínimos
principios de soberanía. El pueblo, más que nunca, quizás, pagó un alto precio
por la conducta antinacional de sus "próceres".-
Tal situación hizo variar totalmente el "modus vivendi" de las clases populares.
Aun la clase media que antaño había gozado de una relativa "estabilidad"-valor
que siempre sublimó- sufrió rudamente el golpe. Hasta el compadrón, el bohemio,
se sentía un extraño en su propia ciudad. "Se sabia en silencio, con resignación
o rabia, que el país no pertenecía a los argentinos" (Hernández Arregui)
Manzi y Discépolo encuentran un tango "adecentado" por la contra-cultura: un
tango que conserva situaciones, personajes, pero que lleva insuflada una
moralina idiota: la casita de los viejos, la mamita, el trabajo y pese a todo,
algunas injusticias sociales, pero…sin señalar sus causas. Y el gran mérito de
ambos, pese a no evitar una nueva tramutación que ocasiona un apoderamiento del
tango por la clase "conformista", consiste en situarlo donde debe estar: con el
pueblo.
En Manzi aflora una nostálgica retrospección por lo que se fue: "Pesadumbre de
barrios que han cambiado"(SUR), "Así evoco tus noches, barrio ´e tango (BARRIO
DE TANGO ), " Ya nunca me veras como me vieras"(SUR) , en tanto que, la Buenos
Aires que la clase dirigente pretende para sí, solo le merece burla: "La
Facultad de Derecho es una casa vieja"(42 VERSOS EN LA FACULTAD DE DERECHO),
"Rosedal, Parnaso decadente donde duermen las musas cien veces benditas de los
intendentes" (ROSEDAL ).
Contrastan en el inmortal Homero su añoranza del pasado y su visión negativa de
ese presente: "Volví por caminos muertos, volví sin poder llegar" (MILONGA
TRISTE), con una actividad política necesariamente lanzada al futuro. Al
respecto Aníbal Ford sostiene que en su intento de elaborar una cultura popular
para enfrentar a la contracultura oficial, Manzi recurrió a la estética
romántica, volviendo al pasado para rescatar elementos genuinos que el sistema
pretendía agotar.
Discepolín, pese a una inconsciente identificación que se haga, contrasta con
Manzi.
Su obra es exigua frente a la del este, que comprende casi un centenar de
letras, entre tangos, milongas, valses y poemas. Pero en cambio,guarda una
coherencia llamativa en la mirada desesperada sobre un presente que repudia.
Ahí vislumbra una verdadera subversión de valores: "Vale Jesús lo mismo que el
ladrón" (¡QUE VACHACHE!), "Lo mismo un burro que un gran profesor" (CAMBALACHE )
por la que caen despedazados la razón ("La tiene el de mas guita"), la honradez
( " la venden al contado"); la moral (" la dan por moneditas"); el amor ("se
ahogo en la sopa"); el criterio ("ya murió") y en su lugar se ha instalado una
nueva axiología: "la panza es reina y el dinero Dios"( ¡QUE VACHACHE!).
Discepolín inquiere en las causas de este desorden y encuentra, en principio,
que es el dinero el nuevo Dios al que hay que rendirse si se quiere seguir
viviendo: "plata, plata, plata… y plata otra vez/ así es posible que morfes
todos los días… dame puchero, guárdate la decencia…" (¡QUE VACHACE!), "que por
un pan cambiaste como yo, tus ambiciones de honradez" (QUIEN MAS,QUIEN MENOS)
Otra vez verá que la causas del desorden están en que se suplantaron valores sin
tener otros para reemplazarlos.
Enfrentarse a un mundo semejante supone la perdida de ideales, la ruptura de
ilusiones sobre el futuro, y básicamente, encara una imagen de si, que no es la
soñada: "las cosas que he soñado, me cache en dié, que gil!" (TRES ESPERANZAS).
Atrapados en la vorágine, procurando salvarse, los hombres se vuelven hostiles
entre si: "No esperes nunca una ayuda/ ni una mano/ ni un favor" (YIRA,YIRA).
Consecuentemente, cualquier intento de reacción, sea individual, sea colectivo,
será inútil: " te crees que el mundo lo vas a arreglar vos? Pero no ves gilito
embanderado/ que la razón la tiene el de mas guita… vos resultas haciendo el
moralista/ un disfrazao… sin carnaval…" ( ¡ QUE VACHACHE!) .
Eso lleva a Discépolo a generalizar las verdaderas causas de los procesos
padecidos: "el mundo fue y será una porquería ", "todo es igual, nada es mejor"
(CAMBALACHE)
Pero ya en sus últimas letras- Cafetín de Buenos Aires, 1948- cambia totalmente
la actitud del autor, pues perdió la desesperación exaltada y ahora recuerda al
chiquilín, al muchacho, al hombre, que hizo su duro aprendizaje por la vida.
Igualmente, entrega una reflexión final en la que tronca su actitud anterior por
una triste reflexión: "bebí mis años… y me entregue sin luchar".
En lo político la inteligencia de Discépolo -recuerda Alberto Adellach-
"consistió en no agregar un elogio más en la obra de gobierno o un denuesto más
a la oposición. Consistió en desenmascarar a esta ultima, en bajarla del
pedestal ridículo en que se había colocado". El humor punzante del poeta, en
esta, su última época, consiste en obviar todo juego dialéctico con la
oligarquía. La tutea, la ridiculiza con sus picardías: "vos que pasaste de
naufrago a financista sin bajarte del bote"… Es que "Mordisquito" planteo su
adhesión al peronismo sin pensar siquiera lo que se echaba en contra, eso que,
finalmente, lo hizo morir prematuramente, en las vísperas de la noche buena de
1951.
Homero y Discepolín, con su fino olfato, con su sensibilidad popular, no erraron
el rumbo. "Perón es el conductor de la obra iniciada por Hipólito Yrigoyen",
advertía Manzi. "A mi me la vas a contar?", rubricaba "Mordisquito" en sus
charlas.
Habían encontrado la brújula que les permitía ordenar su mundo convulsionado y
estaban dispuestos a gritar a los cuatro vientos.
Fuente: Revista "Planteo, de Mar del Plata hacia el país", Nª 16, febrero de
1974
Fuente en Internet: http://www.elortiba.org
Política
Internacional
Introducción al libro “Objetivo: voltear a Cuba”,
de Keith Bolender
Por Noam Chomsky
El desenfreno tal vez sea el rasgo más destacado de la guerra que ha librado
Washington contra Cuba desde que, por fin, este último país se atrevió a
liberarse en 1959. La invasión de Kennedy a Bahía de los Cochinos poco después
de su asunción como presidente fue autorizada en un clima de “histeria”, según
declaró posteriormente el secretario de Defensa Robert McNamara ante el Comité
Church. En la primera reunión de gabinete tras el fracaso de la invasión, la
atmósfera era “casi salvaje”, como señaló el subsecretario de Estado Chester
Bowles, quien describió una “reacción casi frenética para un simple plan de
acción”.
El componente central de ese plan de acción era una guerra terrorista de
importantes dimensiones. Robert Kennedy, encargado de coordinar la gran campaña
de terrorismo de estado a nivel internacional, manifestó más de una vez que
derrocar al gobierno cubano era “la prioridad número uno del gobierno
estadounidense, más importante que todo lo demás, sin reparar en gastos de
tiempo, dinero, esfuerzos o recursos humanos”. El propio presidente reconocía
que, para los aliados, “estamos un tanto dementes” en cuanto al tema de Cuba,
condición esta que subsiste en la actualidad.
Cuando la economía cubana sufría graves dificultades por la caída de la Unión
Soviética, los demócratas liberales, encabezados por Bill Clinton, ajustaron aún
más la soga, flanqueando al gobierno de Bush por derecha, con el objetivo de
“sembrar el caos en Cuba” (en palabras de Robert Torricelli, representante
demócrata de Nueva Jersey y personaje clave en la iniciativa). Al Pentágono, por
su parte, le preocupaba un poco semejante extremismo. En 1992, el US Army War
College, una de las principales instituciones académicas del ejército
estadounidense, advertía a sus alumnos que debían tener cuidado con la “carga
emotiva innata” que impulsaba a las autoridades responsables de formular
políticas, quienes veían en Castro “la encarnación de todo mal” y suponían que
merecía ser castigado por “su desafío contra los Estados Unidos y por otros
actos reprochables” (aunque dudosamente habría alguno que ranqueara tan alto
como ese “desafío”).
Según Arthur Schlesinger, asesor y biógrafo de John Fitzgerald Kennedy, el
presidente y su hermano pretendían sembrar “el terror de la tierra” en Cuba. Esa
guerra terrorista contra el gobierno cubano se recrudeció nuevamente a fines de
la década de 1970, mientras el gobierno de Reagan incorporaba a Cuba en la lista
de países que fomentaban el terrorismo. La ironía pasó inadvertida, igual que el
hecho de que Cuba reemplazara en esa lista a Saddam Hussein, quien no podía
figurar allí si el reaganismo quería ayudarlo. Saddam siguió siendo un amigo
privilegiado de los Estados Unidos hasta 1990, cuando rápidamente se convirtió
en la reencarnación de Hitler al cometer un verdadero crimen. En efecto,
masacrar a los kurdos no era tan grave como desobedecer órdenes o entenderlas
mal. Luego de la invasión estadounidense a Irak, Saddam fue capturado, juzgado y
condenado a muerte por delitos cometidos en 1982, el mismo año en que lo habían
eliminado de la lista de estados terroristas. Una vez más, la ironía pasó
inadvertida.
Obviamente, existía un pretexto oficial para sancionar a Cuba como estado
terrorista en 1982: se alegaba que el gobierno cubano apoyaba a los grupos de
resistencia contra la “guerra al terrorismo” declarada a inicios de la
presidencia de Reagan en ciertos países de América Central. En realidad, esa
supuesta guerra fue un golpe terrorista de dimensiones extraordinarias que se
llevó la vida de cientos de miles de personas y dejó gran parte de la región en
ruinas, aunque la historia lo describa como un triunfo del idealismo
estadounidense y la promoción de la democracia. El segundo motivo oficial, que
aún hoy persiste, es la política cubana en materia de derechos humanos, una
excusa que sólo puede inspirar risas fuera de los círculos más adoctrinados si
se analiza el mismo factor en los clientes más privilegiados de Washington, por
no hablar de los derechos humanos en los Estados Unidos.
Al lanzar su campaña de terrorismo, el presidente Kennedy también intensificó
profundamente el embargo que había dictado Eisenhower, lo que según los
funcionarios de mayor jerarquía resultaba legítimo porque “los cubanos [eran]
responsables del régimen” (Douglas Dillon, subsecretario de Estado) y, por lo
tanto, debían padecer hambre y privaciones para lavar sus pecados. Kennedy
reafirmó que Washington tenía el derecho y el deber de generar “una
insatisfacción cada vez mayor entre los cubanos que pasan hambre”. Lester
Mallory, funcionario del Departamento de Estado durante la gestión de
Eisenhower, había delineado las ideas principales en abril de 1960, cuando su
gobierno se había comprometido en secreto a derribar ese régimen insolente:
Castro sería derrocado “gracias a la decepción y la hostilidad generadas por la
insatisfacción y las penurias económicas, [de modo que] la vida económica de
Cuba debe debilitarse a la brevedad por todos los medios posibles [para que
surjan] el hambre, la desesperación y [la] destitución del gobierno”.
En efecto, además de la guerra terrorista, Kennedy impuso un embargo comercial
de una severidad sin precedentes, que prohibía todas las operaciones con bienes
“de origen cubano” o que hubieran sido “almacenados en Cuba o transportados
desde allí, [o] fabricados en todo o en parte con artículos cultivados,
producidos o elaborados en Cuba”. A partir de ese momento, se ha volcado una
enorme cantidad de recursos a supervisar el comercio internacional para procurar
que se cumplan las restricciones, lo que no resulta fácil si se trata de
prohibir la entrada de todos los productos que puedan contener níquel de origen
cubano (como hicieron los presidentes Johnson y Reagan) o impedir el ingreso de
los chocolates suizos elaborados con azúcar refinada en Cuba (como hizo el
presidente Clinton). Habría que perdonar a los aliados por considerar que la
palabra “demente” no alcanza para describir semejante fanatismo en todo el
espectro político.Valga como ejemplo un informe presentado al Congreso
estadounidense en abril de 2004 sobre las actividades de la OFAC (Oficina de
Control de Activos en el Exterior), un organismo del Departamento del Tesoro
encargado de investigar las transferencias financieras sospechosas en el marco
de la “guerra contra el terrorismo”. Según lo informado por la OFAC al Congreso,
de sus 120 empleados, cuatro están a cargo de revisar las operaciones
financieras de Osama Bin Laden y Saddam Hussein, mientras que son más de veinte
los que se ocupan de que se cumpla el embargo contra Cuba. Entre 1990 y 2003, la
OFAC realizó 93 investigaciones relacionadas con el terrorismo y aplicó multas
por 9.000 dólares, mientras que las investigaciones relacionadas con el embargo
a Cuba ascendieron a 11.000, con multas por 8 millones de dólares. Al parecer,
no cambió nada cuando un grupo de extremistas islámicos que habían recibido el
apoyo de la CIA casi destruye el World Trade Center en 1993, por no mencionar
otros planes mucho más ambiciosos, que apenas fueron frustrados. Estos datos no
contaron con ninguna difusión en la prensa, aunque sí se informó que el senador
Max Baucus había condenado al gobierno por su “obsesión absurda y cada vez más
desopilante con Cuba” y por la “malversación de la recaudación fiscal” para
castigar a dicho país, “una tergiversación peligrosa de la realidad […] cuando
los Estados Unidos enfrentan amenazas terroristas muy concretas en Oriente Medio
y otras partes del mundo”. Esta “obsesión absurda” se remonta a los primeros
meses posteriores al derrocamiento de Batista, el dictador respaldado por los
Estados Unidos, pero alcanza el punto del fanatismo durante el gobierno de
Kennedy.
El esfuerzo por sostener el castigo moral contra el pueblo cubano persiste aun
cuando despierta una oposición prácticamente unánime en el plano internacional,
como lo demuestra la votación anual sobre el embargo llevada a cabo en la ONU,
donde los Estados Unidos apenas consiguen al apoyo de los países dependientes,
como Israel o alguna isla del Pacífico. Sin duda, el desprecio por la opinión de
la comunidad internacional es una constante, al igual que la indiferencia frente
a la propia opinión pública estadounidense, que hace años favorece en su gran
mayoría la normalización de las relaciones con Cuba. Lo que resulta más extraño
es que el desenfreno persista incluso contra la voluntad de grandes
conglomerados de poder pertenecientes al sector privado, como el agro, la
industria farmacéutica, las empresas de energía y otros. El interés del gobierno
por aplastar a Cuba supera aun a ese factor, que en general es decisivo para la
configuración de las relaciones internacionales.
Esa “obsesión absurda” resulta irracional a la vista de las supuestas amenazas
provenientes de Cuba, con la excepción de la ocurrida en octubre de 1962, que en
gran medida fue consecuencia de la guerra terrorista, planificada para culminar
ese mismo mes con “una rebelión manifiesta y el derrocamiento del régimen
comunista” que sólo podrían alcanzar la “victoria definitiva” con una
“intervención militar decisiva por parte de los Estados Unidos”. Según concluye
el historiador Thomas Paterson, es muy probable que “de no haber existido el
desembarco de exiliados en Bahía de los Cochinos, las actividades destructivas
encubiertas, las conspiraciones de asesinato, las maniobras y estrategias
militares ni las medidas económicas y diplomáticas para acosar, aislar y
derribar el gobierno de Castro en La Habana, no habría existido tampoco la
crisis de los misiles. Los orígenes de la crisis de octubre de 1962 se remontan
en gran medida a la campaña orquestada por los Estados Unidos para aplastar la
revolución cubana”. No obstante, sin contemplar las amenazas autoinducidas, esa
“histeria” parece exceder los límites de la razón, aunque la irracionalidad no
implica que no existiera una lógica. No cabe duda de que la hubo. Además de sus
profundas raíces históricas, esa lógica deriva racionalmente de las exigencias
del imperialismo. En efecto, la CIA había informado al Poder Ejecutivo que
derrocar el régimen castrista era una medida “clave para toda América latina; si
Cuba triunfa, se puede esperar que caiga casi toda América latina”. A esto, el
Consejo de Seguridad estadounidense durante el gobierno de Nixon agregaba que,
de no controlar sus propios terrenos aledaños en América, no podrían tampoco
“alcanzar un orden exitoso en otras partes del mundo”, es decir, imponer su
propio dominio a nivel mundial. Como explicaba Henry Kissinger al expresar su
apoyo a las guerras terroristas de Reagan en América Central, “si no logramos
manejar la situación en América Central, será imposible convencer a los países
amenazados en el Golfo Pérsico y otras regiones de que sabemos cómo lograr el
equilibrio mundial”, lo que podría traducirse como “será imposible dominar el
mundo”, aunque siempre por el bien de la humanidad. Esas otras regiones
presentaban una importancia cósmica aún mayor, sobre todo las naciones de
Oriente Medio que producían petróleo. Controlarlas ofrecería un “control
sustancial del mundo”, según lo manifestado por A.A. Berle, un asesor influyente
y reconocido durante el gobierno de Roosevelt y en otras presidencias liberales.
La lógica subyacente era la teoría del “efecto dominó”, que tiene dos
vertientes. Ante la opinión pública, la amenaza es la conquista militar,
reflejada en varios exabruptos a lo largo de los años, como cuando Reagan se
calzó las botas de vaquero y declaró el estado de emergencia nacional porque las
“hordas sandinistas” estaban apenas a dos días de distancia de Texas, a punto de
superarnos, y habían invadido Granada, la isla de las especias, porque podía
servir como base militar para los rusos (siempre y cuando la encontraran en el
mapa). Esta primera versión suele quedar descartada como una ridiculez cuando su
carácter absurdo salta a la vista, pero la versión más seria de la teoría del
“efecto dominó” nunca cae, porque es totalmente razonable. Podríamos describirla
como la “doctrina de la mafia”, uno de los pocos principios generalizados de la
dominación imperial o, en términos eufemísticos, como el compromiso con el
“equilibrio” y la “estabilidad” a nivel mundial. Se trata de una lógica sencilla
y absolutamente racional. El Padrino no tolera la desobediencia. Si algún
comerciante humilde no paga por su protección, el Padrino envía a sus matones, y
no sólo para cobrar el dinero, que no le haría mella, sino para que lo destrocen
de una paliza, así los demás no se hacen la idea de que la desobediencia es
permisible. Tiene que asegurarse de que el “virus” no se “contagie”, por tomar
las palabras de Kissinger cuando planteó la necesidad urgente de derrocar el
gobierno parlamentario de Chile para imponer un régimen de asesinos y
torturadores. Por supuesto, estos se ocuparon velozmente de propagar una forma
de “contagio” más aceptable al fundar un centro internacional de terrorismo de
una eficiencia brutal, como lo fue la Operación Cóndor, respaldada por el
gobierno estadounidense.
La lógica de la mafia se aplica constantemente en las relaciones
internacionales. Cuba es un ejemplo, pero apenas uno entre muchos otros. En ese
caso, el problema básico fue percibido de inmediato por el gobierno de
Eisenhower. El Departamento de Estado comprendió que Castro rechazaba “el
concepto de que es necesaria la defensa del hemisferio bajo el liderazgo
estadounidense”, con el significado típico del término “defensa” en ese
contexto, sinónimo de “control” e incluso de “agresión”, si surgiera la
necesidad. Es más, el Departamento de Estado advertía que Castro impulsaba “un
papel más protagónico para América latina en los asuntos internacionales, de ser
posible bajo el liderazgo de Cuba […] como una fuerza independiente, asociada
estrechamente con el bloque afroasiático”. Estas preocupaciones generaron aún
más histeria 15 años después, cuando cayó el imperio portugués y Cuba desempeñó
una función de gran importancia (y totalmente desinteresada, como lo ha
demostrado el historiador Piero Gleijeses) en la liberación del África negra y
en la preparación del terreno para la posterior caída del régimen del apartheid
en Sudáfrica, apoyado hasta entonces por los Estados Unidos. Durante el gobierno
de Eisenhower, el Departamento de Estado notó también que el éxito de los
programas económicos implementados por Castro podría amenazar los intereses
estadounidenses en América latina, o incluso en otras regiones. Douglas Dillon,
que entonces era el número dos del Departamento de Estado, advertía que “si Cuba
se sale con la suya en cuanto a las medidas tomadas contra los estadounidenses
que tienen propiedades en su territorio [que poseían casi todo el país],
correría grave peligro todo nuestro modelo de propiedad privada en el exterior”.
Según Philip Bonsal, embajador estadounidense en Cuba, el problema básico era
que “Castro sigue contando con el apoyo de las masas”, mientras que Calvin Hill,
el especialista en asuntos latinoamericanos del Departamento de Estado,
lamentaba la “marcada resistencia emocional entre los cubanos a reconocer que su
unión con Castro está saliendo mal”.
Ahora bien, el carácter supuestamente infantil y sentimentalista del
temperamento latino siempre ha preocupado a los funcionarios serios y racionales
de los Estados Unidos: en noviembre de 2009, cuando el presidente Obama rompió
filas con Europa y América latina al respaldar las elecciones llevadas a cabo
bajo un gobierno militar en Honduras, el representante estadounidense ante la
OEA tuvo que ordenar a sus peones rezagados de América latina que se unieran a
los Estados Unidos en el mundo real y abandonaran su “mundo de realismo mágico”
reconociendo el golpe de Estado como lo había hecho el Gran Hermano.
Cuando Kennedy sucedió en la presidencia a Eisenhower, la CIA le transmitió casi
las mismas preocupaciones. En julio de 1961, un informe de ese organismo
señalaba que “la influencia generalizada del castrismo no proviene del poder en
Cuba […] La sombra de Castro se proyecta a lo ancho y a lo largo de la región
sobre todo porque las condiciones sociales y económicas en América latina
invitan a la oposición contra las autoridades y fomentan la agitación en pos de
un cambio radical”, para el cual sirve como modelo el gobierno de Castro. El
presidente Kennedy ya había recibido las mismas advertencias por parte de Arthur
Schlesinger en su informe sobre la Misión Latinoamericana, donde se llamaba la
atención sobre la susceptibilidad de los latinoamericanos a “la idea de Castro
de tomar el toro por las astas”. Más adelante, Schlesinger detalla los graves
peligros que supone esa “idea de Castro”, sobre todo cuando “la distribución de
la tierra y otras formas de riqueza nacional favorece ampliamente a las clases
terratenientes [y] los pobres y los desposeídos, impulsados por el ejemplo de la
revolución cubana, comienzan a exigir oportunidades para una vida más decente”.
La amenaza soviética tampoco se pasaba por alto. Kennedy temía que la ayuda
proporcionada por Rusia transformara a Cuba en una “vidriera” del desarrollo, lo
que otorgaría ventaja a los soviéticos en todo el territorio latinoamericano.
El Consejo de Planificación de Políticas del Departamento de Estado pronto
amplió esas preocupaciones, llegando a la conclusión de que “el principal
peligro que representa Castro yace en el efecto que surte la mera existencia de
su régimen sobre el movimiento izquierdista en muchos países latinoamericanos
[…]. Básicamente, Castro simboliza el éxito de la resistencia a los Estados
Unidos, la negación de todas nuestras políticas para el hemisferio en los
últimos 150 años”, es decir, la negación de la doctrina Monroe, que enunciaba la
intención y el derecho de dominar todo el hemisferio.
Como lo evidencian las críticas contra Castro, esa cruzada para derrocar al
gobierno cubano, que ya lleva 50 años, tiene profundas raíces históricas. John
Quincy Adams, gran estratega y autor intelectual de la doctrina Monroe, escribió
que “la anexión de Cuba a nuestra república federal será indispensable para la
continuidad y la integridad de la Unión misma”. En este sentido, Thomas
Jefferson expresó que la incorporación de Cuba “a nuestra confederación es
exactamente lo que se necesita para redondear nuestro poder como nación […] El
control que nos proporcionaría esta isla, junto con el cabo de la Florida, sobre
el golfo de México, los países e istmos que lo rodean y aquellos que reciben sus
aguas, completaría la medida de nuestro bienestar político”. Para su sucesor en
la presidencia, esas delimitaciones resultaron demasiado modestas. El eminente
historiador John Lewis Gaddis sostiene que las “raíces de la doctrina de Bush”
sobre la guerra preventiva se remontan a los documentos estatales de su admirado
John Quincy Adams para justificar la sangrienta invasión a Florida en 1818, que
también sentaron precedentes para otras medidas inconstitucionales, como la
guerra ejecutiva. Según Gaddis, Adams sentó el principio de que la expansión
territorial es el camino a la seguridad nacional. El historiador señala con tono
compasivo que este principio ha servido como guía a los dirigentes políticos
desde entonces, llegando hoy en día a los planes de “dominar el espacio” para
fines militares.
Sin embargo, Adams comprendía que la conquista indispensable de Cuba iba a tener
que esperar. Los británicos contaban con una gran fuerza disuasoria, y ya habían
bloqueado numerosos intentos de conquistar Canadá, pero Adams advertía con
inteligencia que, a medida que creciera el poder estadounidense y disminuyera el
británico, esa fuerza disuasoria se iría desvaneciendo y Cuba caería en manos de
Washington gracias a “las leyes de la gravitación política”, como una manzana
que cae de una rama. Hacia 1898, las leyes de la gravitación política ya habían
surtido su efecto mágico, y el gobierno estadounidense estaba en condiciones de
llevar a cabo la operación militar conocida como “liberación de Cuba”, que en
realidad era una intervención destinada a evitar que Cuba se liberara del
dominio español y a convertir la isla en una “colonia virtual” de los Estados
Unidos, como bien la definen los historiadores Ernest May y Philip Zelikow. De
hecho, el extremo oriental de ese territorio, incluido el importante puerto de
la Bahía de Guantánamo, aún sigue siendo una colonia que nada tiene de virtual y
que fue tomada gracias a un tratado de 1902, firmado por los cubanos bajo
amenaza de violencia. Es más, en los últimos años el gobierno estadounidense ha
infringido ese tratado al utilizar la zona como campo de detención para los
haitianos fugitivos de un régimen terrorista militar, apoyado por los Estados
Unidos, y como sala de torturas para las personas sospechosas de haber
perjudicado o intentado perjudicar sus intereses nacionales.
Esa “colonia virtual” alcanzó su liberación auténtica en 1959, con la excepción
del territorio oriental. Desde entonces, ha sufrido el embate de los Estados
Unidos, que utilizan las armas de la violencia y el estrangulamiento económico
para castigar a los habitantes de esa “republiqueta infernal” que tanto habían
enfurecido al racista Theodore Roosevelt como para que este deseara “borrar su
pueblo de la faz de la Tierra”, pues se seguían rebelando, sin reconocer que el
gobierno estadounidense los había “liberado”, negándose hasta hoy a entender que
su papel no es jugar a la independencia, sino servir al amo.
El valioso estudio publicado en este libro nos permite oír las voces de las
personas que han sido víctimas de la campaña de terrorismo internacional lanzada
por los hermanos Kennedy, y nos permite oírlas por primera vez, lo que pone
claramente de manifiesto la naturaleza de la cultura imperialista reinante en
los Estados Unidos y en sus países aliados de Occidente.
Fuente: http://www.elargentino.com/nota-150380-Adelanto-Obsesion-y-fanatismo.html
Política
internacional
Washington declara la guerra a su pueblo
Por Alejandro Nadal, 07/08/11
En 1961 el presidente saliente Dwight Eisenhower pronunció un discurso de
despedida y una famosa advertencia. En aquella ocasión previno sobre el poder
desmedido del complejo militar-industrial. Según uno de sus más importantes
biógrafos, Geoffrey Perret, el borrador del discurso preparado por Eisenhower
contenía la frase complejo militar-industrial-congresional para marcar el papel
negativo que desempeñaba el Congreso como correa de transmisión del poder de la
industria militar. En el último momento, el presidente prefirió eliminar la
referencia al Poder Legislativo para no irritar demasiado.
Hoy Eisenhower habría dejado la referencia al Congreso en su discurso. Y es que
por fin el Congreso estadonidense ha declarado abiertamente una guerra contra el
pueblo de ese país, obedeciendo los designios del 5 por ciento más rico de su
población. Aunque, pensándolo bien, la guerra comenzó hace mucho.
El fetichismo reaccionario ha logrado imponer como verdad la idea de que la
causa del descalabro fiscal en Estados Unidos está en los programas sociales, en
especial el sistema de seguridad social. Ha conseguido que el pueblo
estadunidense considere que los derechohabientes del seguro social sean
considerados parásitos sociales, a pesar de que una parte importante de sus
prestaciones está cubierta con sus contribuciones a lo largo de su vida laboral.
Eso no importa: la ideología reaccionaria insiste en que los pensionados son
como sanguijuelas que consumieron más de lo que podían pagar y dejaron de
ahorrar para enfrentar su vejez. Ésa es la más grande mentira que el pueblo
estadunidense ha terminado por aceptar.
La realidad es que el sistema de seguridad social en Estados Unidos siempre se
ha mantenido con superávit. El seguro social se alimenta con recursos
provenientes del impuesto FICA que es pagado directamente por los trabajadores
estadunidenses. Si se consultan las cifras oficiales (www.socialsecurity.gov) se
puede comprobar que entre 1984 y 2009 los derechohabientes pagaron dos billones
(castellanos) de dólares al seguro social y al programa Medicare por arriba de
lo que recibieron como prestaciones. Dependiendo de los supuestos sobre
evolución demográfica, empleo y crecimiento del PIB, así como el nivel del
impuesto sobre nómina (15.3 por ciento en la actualidad), el seguro social
estadunidense permanecerá con números negros hasta 2025 o 2035.
¿De dónde provenían esos recursos? En 1983 Reagan nombró a Greenspan presidente
de una comisión para la reforma del seguro social. Esa comisión recomendó un
incremento del impuesto sobre nómina que generó enorme superávit. Pero esos
recursos no se mantuvieron en el fideicomiso especial del seguro social, sino
que fueron desviados al fondo de ingresos generales. A cambio sólo quedaron
pagarés inservibles del tesoro. Atención: no son bonos del Tesoro, son simples
pagarés carentes de valor.
Es decir, el seguro social no contribuye al déficit, sino que ha subsidiado
constantemente al gobierno federal y ese subsidio ha sido superior a los dos
billones de dólares antes mencionados. Si el gobierno no hubiera usado esos
recursos habría tenido que aumentar su endeudamiento, lo que habría implicado
mayor carga financiera. El cálculo oficial indica que se habrían erogado otros
800 mil millones de dólares por el peso de la deuda si el gobierno no hubiera
usado los recursos del fondo del seguro social.
En pleno debate sobre el techo de endeudamiento, el presidente Obama indicó que
si no se llegaba a un acuerdo sería imposible garantizar que los cheques del
seguro social fueran pagados a los derechohabientes. ¿Cómo es que no había
dinero para pagar esos cheques si el seguro social tiene en teoría un superávit?
La realidad es que ese fondo sólo contiene los pagarés que el Tesoro
estadunidense ha entregado al seguro social a cambio de los recursos que se han
captado por las cotizaciones individuales retenidas como impuesto.
En otras palabras, el superávit del fondo del seguro social ha sido saqueado
para cubrir el costo de mantener bajos los impuestos a los ricos, para pagar el
costo creciente de las aventuras militares imperiales y, más recientemente, para
pagar los astronómicos rescates para el sector financiero.
En otras palabras, los recursos del seguro social fueron objeto de un desfalco,
de una gigantesca malversación de fondos mientras el pueblo de Estados Unidos
veía televisión y rendía homenaje a sus héroes caídos en guerras sobre las
provincias más lejanas del imperio. A Obama le tocó la explosión de esta bomba
de tiempo sembrada en 1983. En lugar de denunciarla, ha preferido abrazarla. La
reacción en el congreso no ha titubeado y aprovechó bien la oportunidad para
comenzar a desmantelar el seguro social. Es una forma de enterrar el problema.
Dicen que las guerras tienen la ventaja de quitar las máscaras. Así se conoce al
enemigo, porque en la batalla lo que importa son las acciones, no las palabras.
Ahora el saqueo del siglo ha quedado al descubierto.
Fuente: http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=4355
La
revolución en curso de Islandia
Por Deena Stryker
28 de agosto de 2011
Un programa radial italiano hablando sobre la revolución en curso de Islandia es
un ejemplo impresionante de lo poco que nuestros medios de comunicación nos dice
sobre el resto del mundo. Los estadounidenses pueden recordar que al inicio de
la crisis financiera de 2008, Islandia, literalmente, se declaró en quiebra. Las
razones se mencionan sólo de pasada, y desde entonces este miembro poco conocido
de la Unión Europea volvió a caer en el olvido. Como los países europeos caen
uno tras otro, poniendo en peligro el euro, con repercusiones para todo el
mundo, la última cosa que los poderes desean es que el caso de Islandia se
convierta en un ejemplo. He aquí por qué:
Cinco años de un régimen puramente neoliberal había hecho de Islandia,
(población de 320.000 personas, sin ejército), uno de los países más ricos del
mundo. En el año 2003 todos los bancos del país se privatizaron y en un esfuerzo
por atraer inversionistas extranjeros ofrecieron préstamos en línea, cuyos
costos mínimos les permitió ofrecer tasas relativamente altas de rendimiento.
Las cuentas, llamadas “Icesave”, atrajeron a muchos pequeños inversores ingleses
y holandeses. Pero a medida que las inversiones crecieron también lo hizo la
deuda de los bancos extranjeros. En 2003 la deuda de Islandia era igual a 200
veces su PIB, pero en 2007 fue del 900 por ciento. La crisis mundial financiera
de 2008 fue el golpe de gracia. Los tres principales bancos islandeses,
Landbanki, Kapthing y Glitnir, quebraron y fueron nacionalizados, mientras que
la corona perdió el 85% de su valor con respecto al Euro. Al final del año
Islandia se declaró en bancarrota.
Contrariamente a lo que se podría esperar, la crisis dió lugar a la recuperación
de los derechos soberanos de los islandeses, a través de un proceso de
democracia directa participativa que finalmente condujo a una nueva
Constitución. Pero sólo después de mucho dolor.
Geir Haarde, el Primer Ministro de un gobierno de coalición socialdemócrata,
negoció 2.100.000 dólares de préstamo, a lo que los países nórdicos agregaron
otros 2.500.000. Sin embargo, la comunidad financiera extranjera presionaba a
Islandia para imponer medidas drásticas. El FMI y la Unión Europea querían
hacerse cargo de su deuda, alegando que era el único camino para que el país
pague la deuda a Holanda y Gran Bretaña, que habían prometido reembolsarla a sus
ciudadanos.
Las protestas y los disturbios continuaron y, finalmente, obligaron al gobierno
a renunciar. Las elecciones se adelantaron a abril de 2009, resultando una
coalición de izquierda que condenaba el sistema económico neoliberal, pero de
inmediato cedió a sus demandas de que Islandia debía pagar un total de 3.500.000
euros. Esto requiere que cada ciudadano islandés abone 100 euros al mes (o
alrededor de 130 dólares) durante 15 años, el 5,5% de interés, para pagar una
deuda contraída por el sector privado vis a vis. Fue la gota que colmó el vaso.
Lo que sucedió después fue extraordinario. La creencia de que los ciudadanos
tenían que pagar por los errores de un monopolio financiero, que a toda una
nación se le debe imponer el pagar las deudas privadas se hizo añicos, se
transformó la relación entre los ciudadanos y sus instituciones políticas y,
finalmente, condujo a los líderes de Islandia al lado de sus electores . El Jefe
del Estado, Olafur Ragnar Grimsson, se negó a ratificar la ley que hace a los
ciudadanos de Islandia responsables de sus deudas bancarias y aceptó las
llamadas a un referéndum.
Por supuesto la comunidad internacional sólo aumentó la presión sobre Islandia.
Gran Bretaña y Holanda, amenazaron con represalias terribles de aislar al país.
Como los islandeses fueron a votar, los banqueros extranjeros amenazaron con
bloquear cualquier ayuda del FMI. El gobierno británico amenazó con congelar los
ahorros islandeses y cuentas corrientes. Como dijo Grimsson: “Nos dijeron que si
nos negábamos a las condiciones de la comunidad internacional, nos convertirían
en la Cuba del Norte. Pero si hubiéramos aceptado, nos habrían convertido en el
Haití del Norte. “(¿Cuántas veces he escrito que cuando los cubanos ven el
estado lamentable de su vecino, Haití, pueden considerarse afortunados?)
En el referéndum de marzo 2010, el 93% votó en contra de la devolución de la
deuda. El FMI inmediatamente congeló sus préstamos. Pero la revolución (aunque
no se televisó en los Estados Unidos), no se dejará intimidar. Con el apoyo de
una ciudadanía furiosa, el gobierno inició investigaciones civiles y penales de
los responsables de la crisis financiera. Interpol emitió una orden de detención
internacional del ex presidente de Kaupthing, Sigurdur Einarsson, así como de
otros banqueros implicados que huyeron del país.
Pero los islandeses no se detuverin allí: se decidió redactar una nueva
constitución que libera al país del poder exagerado de las finanzas
internacionales y el dinero virtual. (La que estaba en vigor se había escrito en
en momento en que Islandia se independizó de Dinamarca, en 1918, la única
diferencia con la Constitución danesa es que la palabra “presidente” fue
sustituida por la de “rey”.)
Para escribir la nueva constitución, el pueblo de Islandia eligió a veinticinco
ciudadanos de entre 522 adultos que no pertenecen a ningún partido político,
pero recomendados por lo menos por treinta ciudadanos. Este documento no fue
obra de un puñado de políticos, pero fue escrito en Internet. Las reuniones de
los Constituyente se transmitieron on-line, y los ciudadanos podían enviar sus
comentarios y sugerencias, asistiendo al documento, que tomaba forma. La
Constitución, que eventualmente surje de este proceso democrático participativo,
sería presentada al Parlamento para su aprobación después de las próximas
elecciones.
Algunos lectores recordarán el colapso agrario de Islandia del siglo IX que
apareció en el libro de Jared Diamond, con el mismo nombre. Hoy en día, este
país se está recuperando de su colapso financiero en formas que son del todo
contrarias de las que generalmente se consideraban insolayables, como confirmó
ayer la nueva jefe del FMI, Christine Lagarde, a Fareed Zakaria. Al pueblo de
Grecia le han dicho que la privatización de su sector público es la única
solución. Y los de Italia, España y Portugal se enfrentan la misma amenaza.
Se debe mirar a Islandia. Negarse a someterse a los intereses extranjeros, ese
pequeño país indicó claramente que el pueblo es soberano.
Es por eso que no está en la noticias.
Fuente:http://www.dailykos.com/story/2011/08/01/1001662/-Icelands-On-going-Revolution
y http://sleepwalkings.wordpress.com/2011/08/24/la-revulucion-en-curso-de-islandia/
Traducido por Arielev
Fuente de texto traducido: http://gramscimania.blogspot.com/2011/08/la-revolucion-en-curso-de-islandia.html#more
Guerra
colonial contra Libia
Por Stella Calloni
26 de agosto de 2011
La perversión de agencias estadounidenses y europeas y sus subordinados en el
mundo al llamar “guerra civil” a lo que está sucediendo en Libia, demuestra cómo
se convirtió una intervención colonial contra un país, del que Estados Unidos y
sus socios quieren apoderarse por diversas razones de intereses, en una
“rebelión” interna que “humanitariamente” debía ser ayudada.
La realidad es que el pueblo libio soporta desde mediados de marzo los
bombardeos salvajes de la Organización del Atlántico Norte (OTAN), contra un
país de casi seis millones de habitantes, considerando que una buena parte de
ese territorio es desierto.
Muerte y destrucción han producido los bombardeos en todo el país, para abrir
camino a los mercenarios que fueron desde el principio el motor de la supuesta
“rebelión” del pueblo contra Muamar Gadafi.
No existe ninguna imagen de aquella rebelión “popular”, ni de la “excusa” -los
supuestos “bombardeos de Gadafi contra la población civil”- con que ampararon
una intervención brutal en pleno siglo XXI.
Entretanto, esa población civil está siendo masacrada por sus “protectores” de
la OTAN y sus hogares, escuelas, centros de alimentación, laboratorios
medicinales, universidades, hospitales, todo destruido.
Nadie puede desconocer los avances producidos en Libia después que Gadafi
encabezara la rebelión que terminó con una monarquía colonial y con el status de
colonia que tenía ese país en 1969.
Todo ese esfuerzo está siendo demolido, mientras siembran ese territorio con
uranio empobrecido, lo que significa un desastre humano y ecológico para el
futuro.
La resolución 1973 adoptada por Naciones Unidas el 17 de marzo de este año para
establecer un supuesto bloqueo aéreo en Libia, tenía como única finalidad
impedir al gobierno de ese país soberano defenderse. Esa resolución se tomó sin
escuchar lo que los observadores directos tenían que decir.
Se aseguraban así de que Libia no tuviera defensa aérea. Y se puede anotar como
una derrota moral que ese país haya resistido durante casi seis meses los
bombardeos, dejando en evidencia que los tales “rebeldes” sin la OTAN no
existen.
Basta ver una fotografía que circuló en las últimas horas y publicaron algunos
medios, mostrando supuestos “opositores libios” cuyo físico, vestimenta y
armamento los asimila a los típicos mercenarios que las potencias llevaron a esa
región, para tener una dimensión de la verdad que ocultan los medios.
Para poder comenzar y sostener la intervención, Estados Unidos y sus asociados
utilizaron los medios masivos de comunicación en el mundo, que en realidad están
bajo su control militar y de seguridad.
En este caso contaron también con la colaboración interesada o desinteresada,
pero cumpliendo el mismo objetivo, de algunos periodistas e intelectuales
considerados “progresistas”, que fueron cómplices de esta intervención y de la
red de mentiras que se utilizó para justificarla.
Ahora éstos esperan para justificarse ellos mismos, que gane la OTAN y cuente la
historia de los vencedores sobre “las horribles violaciones de los derechos
humanos cometidas” por el gobierno libio para encubrir lo que hacen los
mercenarios y las tropas invasoras. Como lo hicieron en Afganistán, Irak o mucho
antes.
¿Olvidaron tan prontamente a los “contra” nicaragüenses cuando atacaban desde
las bases de Estados Unidos en Honduras a la Nicaragua sandinista, destruyendo
aldeas, matando, torturando, violando a mujeres y niñas? Ronald Reagan les
llamaba entonces “los combatientes de la libertad”.
Llamar “rebeldes” a grupos de mercenarios manejados por la CIA y sus asociados,
es faltar el respeto a los rebeldes reales que luchan en el mundo por su
liberación.
El pueblo y el gobierno libio no sólo tenían el derecho, sino la obligación de
defenderse. Cualquier país del mundo bajo ataque extranjero tiene el deber de
hacerlo.
Si logran quedarse con Libia para transformar el país en “una nueva Somalia”
como denunció el pasado 19 de agosto el portavoz del Gobierno libio, Mussa
Ibrahim, ante el incremento de los bombardeos de la OTAN, todos los países del
mundo quedan en la desprotección total.
Con el añadido de que un fiscal argentino de la Corte Penal Internacional (CPI)
quiere condenar a Kaddafi, mientras ampara las criminales intervenciones y el
genocidio de Afganistán e Iraq.
Somalía es un país sin gobierno, con una crisis alimentaria, y es lo que
pretenden hacer de Libia las potencias occidentales al continuar los ataques
“mientras nosotros trabajamos planes de paz” recordó también el vocero libio. (Telesur
19-8-11).
La capital de ese país está sufriendo en los últimos días una nueva oleada de
ataques de la alianza imperial que causaron docenas de muertos y heridos.
Las autoridades advirtieron el 19 de agosto pasado que los bombardeos se
incrementarían en días previos al aniversario 42 de la llamada Revolución Verde,
que encabezó Gadafi el 1 de septiembre de 1969.
A esta altura de los acontecimientos, cuando las potencias se han apropiado de
los dineros del Estado libio, incluso han instalado en Washington una embajada
del llamado Consejo de Transición, lo que nunca antes había sucedido, nadie
puede dudar de que estos “rebeldes” jamás representaron al pueblo libio. De
hecho antes de controlar territorio alguno, los “rebeldes” crearon el Banco
Central de Benghazi. ¿Existe algo similar en la historia?
Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2011/08/25/guerra-colonial-contra-libia/
Política
Latinoamericana
Las visiones de Chávez no son simples intuiciones:
se trata de racionalidad estratégica
Por Raúl Isman *
Septiembre de 2011
Decía, en su importante ensayo El Estado y la Revolución, el célebre
revolucionario ruso Vladimir Illich Ulianov (Lenin) que en vida los grandes
colosos de la transformación social sufrían persecuciones sangrientas, para
pasar a ser convertidos en litúrgicos íconos de campañas mercachifleras de la
derecha una vez muertos, fallecimientos muy a menudo producidos por causas de
las balas de la reacción. Las persecuciones reaccionarias de nuestro tiempo las
realizan los ejércitos de ocupación mediático: salvo, claro está, cuando acuden
al viejo método de asesinar, como en el caso del joven chileno Manuel Gutiérrez.
Pero hasta aquí, el comandante bolivariano Hugo Rafael Chávez Frías es un
verdadero favorito de los artilleros mediáticos; al punto que cualquier cándido
y desprevenido creyente en la CNN y tantos medios reaccionarios que funcionan
como cadena internacional inmediatamente cuando se menta al presidente
venezolano automáticamente dice la palabra dictador. Lo importante es que
podamos desbrozar las causas de la campaña de infundíos: el mote defenestrante
de dictador se lo cargan para omitir debatir lo central, que son las
orientaciones que Chávez imparte desde hace más de una década.
Desde que llegó al poder- y en rigor desde antes- el bolivariano se encargó de
señalar que el capitalismo- particularmente en su versión imperialista- es el
causante de la explotación, el atraso y en general los sufrimientos de nuestros
pueblos. Pero su prédica no se limitó a la denuncia discursiva; si no que
también desarrolló por vía práctica y teórica una alternativa a la dominación
impuesta casi con alcances universales por la reacción desde la caída del muro
de Berlín. Los pueblos integrados al A.L.B.A. y otros pudieron disfrutar del
valor solidaridad gracias a las remesas de petróleo subsidiado que permitía
acceder a combustibles más baratos que por las vías comerciales convencionales.
La canalla prensa imperialista se burlaba y tildaba de utopías faraónicas las
iniciativas de integración (Banco del Sur y otras medidas financieras,
Gasoductos continentales, entre muchas otras) impulsadas por Chávez. ¿Y que
puede concluirse de tales polémicas? Que la orientación neoliberal sermoneada
por la reacción y sus batallones mediáticos hunde al mundo central en la
depresión económica al tiempo que azuza incesantemente el incendio social que
allí se vive. Al tiempo que la Unasur- imbuida de las ideas del comandante
Chávez- vive un contexto de crecimiento en la producción y creciente autonomía
del “apestoso” imperialismo. Aquí están las causas de la campaña de mentiras: en
la superioridad cultural de la causa independentista y en evadir los debates
acerca de cómo solucionar los problemas de los pueblos. El líder bolivariano es
un ejemplo no sólo por la impresionante dignidad y fortaleza con la que encara
su lucha contra el cáncer, si no por la claridad, justeza y acierto de sus
orientaciones estratégica, refrendadas clara y prácticamente durante las
complejas encrucijadas de la actualidad.
* Raúl Isman es profesor de historia, docente universitario, Director de la
revista digital Redacción Popular y colaborador permanente de nuestros Cuadernos
Política
Nacional
Un nuevo modelo de pareja política
Por León Rozitchner *
Néstor Kirchner no hizo, es cierto, la revolución económica que la izquierda
anhela: inauguró –nada menos– una nueva genealogía en la historia popular
argentina: “Somos hijos de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo”, nos dijo,
abriendo los brazos de una fraternidad perdida. Fue capaz de hacer reverdecer un
lugar en el espacio político que, según es pensable, los hombres les debemos a
las madres, al menos a las de la primerísima infancia, sin las cuales el anhelo
de una vida feliz no hubiera sido posible. Viniendo desde el horror que los
asesinos habían marcado en el cuerpo de cada argentino, abrió el lugar a una
Justicia que no venía sólo del derecho: venía desde ese “otro derecho” que es un
orden previo a la ley que la violencia sostiene, engendrado desde el cuerpo
amoroso de las Madres, no del cuerpo del Estado y del Padre Terrible. Esa es
desde entonces nuestra nueva ascendencia política. Había que tener, para
hacerlo, una fuerza afectiva y un coraje que venía desde más abajo y desde algo
más profundo para hacer reverdecer en el cuerpo de la ciudadanía aterrada una
imagen de cobijo y de vida (que quizás ya esté madurando sus frutos en el campo
político). En esa dramatización sintética con la cual Kirchner inicia su
gobierno –la Ultima Escena– dos modelos de Argentina se enfrentan y uno de ellos
triunfa cuando la efigie del jefe de los asesinos es bajada a tierra. Podemos
decir que fueron las Madres y las Abuelas, todas figuras femeninas, aquellas que
en medio del horror implacable, y sólo por salvar a los hijos que habían
engendrado, inauguraron un nuevo espacio político –el espacio del amor generoso
materno en el campo patriarcal impiadoso–. Las Madres despiertan en casi todos
nosotros la promesa de una felicidad perdida que quedó grabada en el fondo del
alma. Esas son ahora las premisas históricas y colectivas de nuestro recomienzo:
parten desde donde las madres procuran al hijo su cobijo, allí cuando ellas le
dan todo sin pedirle nada, por amor al arte, sin equivalentes, ese orden amoroso
donde se inicia espontáneamente el derecho a la vida (tan contradictorio y
opuesto al capitalismo) y que ese sea el lugar ensoñado de una “vida feliz” que
todos –desde San Agustín a Marx– le reconocen a la primera infancia, como si
ella relampagueara siempre en un instante de desesperanza. Y es lo que la
derecha no podía imaginar siquiera que le pasara a tanta gente cuando muere
Kirchner. No entienden a éstas, nuestras madres que lloran con Cristina la
muerte de un hombre que por lo menos no quiso ser déspota: que tenía algo de
madre y de femenino en su destartalada estampa. Por algo los blancos pañuelos de
las Madres fueron el sudario que cubría los restos de Néstor.
Intentemos leer lo que nos está pasando desde esta otra perspectiva, que por
incluir lo llamado “subjetivo”, donde el afecto y lo imaginario abren de nuevo
la Primera Escena primordial, no es menos material, social y política. Sería
deseable que para pensar la política nosotros también bajemos a tierra para
buscarla desde nuestro personal origen. El hombre y la mujer, cuando sus cuerpos
en verdad se aman y se compenetran, intercambian las figuras de los amores que
los hicieron nacer a la vida como semejantes en la diferencia. Así también se
hicieron los Fernández-Kirchner: un modelo de pareja humana que corrige y amplía
a la pareja del primer peronismo, donde Evita sumisa proclamaba la necesaria
adoración al hombre que la había escogido sacándola de la turbiedad de las
candilejas porteñas. Ella era sólo el complemento sumiso: hacía por caridad
cristiana, para ayudarlo, lo que Perón hacía por ley del Estado, mientras les
pedía a los descamisados que lo amaran al Coronel con la misma devoción femenina
–no materna– con que ella lo amaba. El, hombre-hombre por un lado, ella
mujer-sumisa-amorosa y devota por el otro.
Cristina Fernández es una mujer que se unió a un hombre desde otro lugar
corporal histórico: donde el encuentro de la heterogeneidad de los sexos en la
militancia temprana no se impuso como sumisión, sino como igualdad dentro de esa
diferencia. Seamos objetivos: ambas son dos modelos que una misma matriz
política engendra. Cristina no es más buena ni más mala que Evita: es una mujer
histórica distinta, aunque algo las una y otro algo las separe. Cristina es un
animal político femenino en pie de igualdad con el animal político masculino de
su marido Néstor, cosa que no pasaba con Perón y Evita. Ocupa un rango superior
a Evita en la escala de Richter de la evolución femenina. Aquí las diferencias
no se contraponen, sino que se complementan, como se complementan los cuerpos
que al amarse se unen. De allí surge, desde muy abajo, otro modelo político
–tiránico o acogedor, según sea la cifra– en los representantes del poder
colectivo en el gobierno. Y por eso también desde allí surge ese odio nuevo, tan
feroz y mucho más intenso, que se apoderó de gran parte de nuestras clases media
y alta argentinas.
Por eso, tantas mujeres sumisas y ahítas de alta y media clase, tan finas y
delicadas ellas, no nos ahorran sus miserias cuando se muestran al desnudo al
dirigirle sus obscenas diatribas: no ven lo que muestran. Son mujeres esclavas
del hombre que las ha adquirido –o ellas lo hicieron– y al que se han unido en
turbias transacciones, donde el tanto por ciento y las glándulas se han
fusionado en una extraña alquimia convertida en empuje que llaman “amoroso”. La
envidian a Cristina desde lo más profundo de sus renunciamientos que el amor
“conyugal” exige pero no consuela. Cristina las pone en evidencia a todas: se
han quedado, sin jeans que las ciñan, con el culo al aire. Ella tiene, teniendo
lo mismo o más de lo que ellas tienen, lo que a todas juntas les falta. Pero
saben que tampoco podrían nunca llegar a tenerlo. Por eso, ellas no la envidian:
la odian como a una traidora de clase –de clase de mujeres, digo–. La han
cubierto de insultos y desprecios: de las ignominias más abyectas que nunca vi
salir antes de esas boquitas pintadas de servil encono. Cristina las pone fuera
de quicio. Esto también constituye el suelo denso y material de la política, tan
unido a la lucha de clases entre ricos y pobres. Ellas también son el resultado
de la producción capitalista de sujetos en serie: mercancías femeninas con
formas humanas, con su valor de uso y su valor de cambio.
¿Y del odio de sus maridos? De esos machos viriles que ven en Cristina,
mezclados con sus maduros atractivos femeninos que les hacen cosquillas desde el
cerebro hasta sus partes pudendas, a esa mujer que un flaco feo y bizco ha
conquistado, no se la tragan. Primero los humilla que sea el suyo un tipo de
mujer que nunca ni siquiera podría posar en ellos su mirada, y que los supera
con su inteligencia. Segundo, y como consecuencia, ven avanzar el peligro en la
amenaza de un modelo femenino que termine con la sumisión de sus mujeres en las
cuales ellos han invertido tanto: toda una vida de negocios turbios y de duro
trabajo de oficinas, de atender la clientela, de contar ganado o hectáreas de
soja, y de groups financieros para poder “mantenerlas”, como si de amor se
tratara esa transacción que los sigue minando por lo bajo y los hace sentir tan
vacíos e impotentes y adictos al ***This is SPAM***. Sienten en la figura
femenina desafiante de Cristina –aunque exageren– la revolución en marcha.
¿No ven todos ellos en el nuevo modelo de mujer que Cristina Fernández les
ofrece, un desafío, un estado de insubordinación y hasta de guerrillerismo
cuando de la liberación de las mujeres y la amenaza del orden amoroso materno
alcanza la política? La “seguridad” por la que todo lo establecido clama –desde
la CIA y hasta los inversionistas–, ¿no será la que también alimenta la
inseguridad de la pareja pequeño y gran burguesa, por más plata que tengan, esa
corriente nueva que desciende incontenible como agua turbia que todo lo
arrastra, hasta alcanzar el campo de la política que cruje entonces ahora tanto
desde abajo como desde arriba? Los hombres honestos y las fieles mujeres y
felices estamos en peligro, nos gritan implorando y añorando el terror de las
fuerzas represivas: se mueren de miedo. Y ahora, como antes con Evita y ahora
con Néstor, prolongando a los asesinos saludan y dan vivas al cáncer y al
infarto. Gritan, frente al enemigo, “viva la muerte”, como aquel general
franquista durante la guerra civil española. Sienten el peligro, forman un solo
bloque con sus hombres: no quieren perder nada.
Si les preguntáramos a muchos de nuestros políticos ¿en qué ha quedado
convertida la figura de la madre que les dio la vida?, los hechos contestan.
Entre la madre de la infancia y las mujeres, la codicia y el dinero se han
interpuesto. Algunos ya no van de putas porque tienen plata, compran las
“modelos” y las tienen ahora en casa. Este también es un “modelo” político de la
pareja humana en el capitalismo.
Y aquí es entonces cuando volvemos a Cristina Fernández, que no es sólo “de”
Kirchner. Es nuestra Presidenta –¿para muchos, acaso, una “madre política”?–
que, sobre la estela de nuestras Madres, ha asumido un modelo fraternal distinto
en su ser mujer política. Por eso es que quizás tanta gente ve en ella lo que
ninguna otra mujer en nuestra escena actual (ni tampoco casi ningún hombre) ha
sido capaz de suscitar en nuestra última historia. Quizás el orden amoroso pueda
llegar por nuestro afecto y nuestra memoria, ese que venciendo el terror las
Madres y Abuelas han abierto para la ciudadanía, a convertirse en la premisa
sensible de una nueva voluntad y de un nuevo razonar político: que se abra en la
democracia el acogimiento y el fervor de las madres de nuestra primera infancia.
Quizás ella con nuestro apoyo logre prolongarlo y, al hacerlo, nuestras propias
fuerzas de hombres que recuperan su origen al sostenerla se ahonden. Para
sostenerla con nuestro cuerpo sensible del cual el Espíritu Santo nos había
despojado de nuestras madres carnales al reemplazarlas con una Madre postiza:
exangüe, melancólica y virgen.
Con las nuevas madres y abuelas argentinas ha vuelto a ocupar la escena política
esa primera mujer-madre corporal, gozosa y generosa, que todos –hombres y
mujeres– hemos tenido para poder llegar a la existencia y ahora a la vida
política de la que el terror de Estado nos había distanciado. Es nuestro propio
fundamento más hondo el que ha reverdecido con ellas. Quizá la política necesite
ahora el apoyo de todos nosotros desde más adentro y desde más abajo. Porque
Cristina Fernández-Kirchner ha prolongado y asumido como mujer-madre, y con el
hombre que fue su marido, un nuevo modelo social de pareja política. No es poco
para recuperar el origen materno del imaginario colectivo que busca una
sociabilidad distinta. De todos modos, habremos ahondado un lugar nuevo y más
fuerte si, para defendernos, la defendemos: no nos queda otra. Y no he sido ni
soy, por eso, “kirchnerista”.
10 de noviembre 2010 Página|12
*Esta es una de las últimas notas escritas para Página 12 por el filósofo León
Rozitchner, fue publicada el 10/11/2010.
Fuente: http://www.madres.org/navegar/nav.php
Política
Nacional
Los campos gravitatorios
Por Hugo Presman
Los planetas y las estrellas tienen campos gravitatorios. Su poder de atracción
está relacionado con su masa. A mayor masa, más poder de atracción. Es increíble
como este concepto desarrollado desde la física, es aplicable a la política.
Cuando mayor masa hay detrás de un político es considerablemente mayor su poder
de seducción. Es lo que acaba de ocurrir con las PASO, las elecciones primarias
abiertas, simultáneas y obligatorias. El arrasador triunfo de Cristina
Fernández, tanto por el porcentaje alcanzado, como por la sideral distancia de
sus adversarios, ha producido que sectores económicos que la demonizaban, hoy
descubren virtudes desconocidas.
Los empresarios, como Cristiano Ratazzi, de comportamiento serpenteante y
rastrero, afirman que ha descubierto una presidenta con la que siempre soñó. Es
apenas uno de los que engordan sus bolsillos mientras la ideología lo lleva a
ubicarse en el lugar equivocado. En la celebración del "Día de la Industria", en
Tecnópolis, el presidente de la Sociedad Rural, el advenedizo Hugo Biolcati,
estuvo presente. Es la influencia de los campos gravitatorios. Es el mismo
dirigente caracterizado por su incontinencia verbal, que sostenía apenas treinta
días atrás: "El campo puede darse el lujo de ser opositor"; "Estoy seguro que
esta larga noche está llegando a su fin", o "Estoy seguro que pronto, todos
juntos en las urnas, podremos devolver a la patria los valores que fuimos
olvidando"; "Por favor, dejen de castigar al campo, lo que es decir dejen de
castigar a la Argentina".
Es el poder de atracción del campo gravitatorio de un 50,24%. Donde aparecen los
oportunistas, los acomodaticios, los que se suman a los triunfos ajenos para
obtener ventajas. Para la presidenta es un momento en que la generalización del
apoyo también significa el peligro de adormecerse en el aroma embriagador del
triunfo. Los mejores momentos del kirchnerismo, los más audaces, han sido en sus
momentos más adversos. Ahora le toca canalizar la energía electoral para ir por
lo que falta, por corregir lo que se hizo mal, por romper con muchas de las
continuidades de la década del noventa. Y sabiendo que muchos de los que se
suman hoy, son los primeros que descabalgarán cuando las adversidades aparezcan.
CAMPOS GRAVITATORIOS NEGATIVOS
Cuando un cuerpo pierde masa, pierde capacidad de atracción, es decir que se
debilita su campo gravitatorio. Si eso ocurre en la física, en la política
además, es altamente probable que empiece un camino de centrifugación que
termine en una implosión con la huída de muchos de sus integrantes. Eso es lo
que sucede en toda la oposición, con excepción del FAP (Frente Amplio
Progresista), que de un cuarto puesto en las internas se dirige a ocupar un
segundo lugar en las elecciones del 23 de octubre, pero a pronunciada distancia
de Cristina Fernández.
Recogerá algunos puntos del ocaso del peronismo federal y del UDESO, es decir
del frente conformado por el Radicalismo con Francisco de Narváez. También de
aquellos que desde un profundo antikirchnerismo, enfilarán su voto a aquel que
pueda presentarse sólidamente como segundo y acortar las distancias que separen
a éste de la odiada presidenta. Binner deberá mirarse en el espejo de Pino
Solanas y Francisco de Narváez, quienes recogieron el voto antigubernamental en
las legislativas del 2009, en la Capital Federal y en la provincia de Buenos
Aires respectivamente. Muchos de esos votos no son propios, sino meramente
coyunturales.
Las internas del 14 de agosto que fueron distorsionadas por todos los partidos,
convirtiéndose en una encuesta sólida, ha pulverizado a Alfonsín, Duhalde,
Carrió y Pino Solanas. Es difícil decretar su partida de defunción, pero les
costará volver a los primeros planos. Derrotados en un partido amistoso de
verano, como le pasó a Ramón Díaz en River, hace unos años, perdiendo por
goleada en Mar del Plata con los juveniles de Boca lo que precipitó su renuncia,
Alfonsín y el radicalismo se refugian en mantener puestos electivos
territoriales y convertir una elección presidencial en una legislativa,
intentando no descender del lejanísimo segundo puesto. Su alianza con De Narváez
está rota y como esos matrimonios que mantienen dificultosamente las
apariencias, con cuernos recíprocos, consumarán la separación oficial después de
octubre. El hijo de Raúl Alfonsín está tan debilitado que sus propios candidatos
a gobernadores o a intendentes, pretenden obviarlo en sus boletas. El menemismo
residual, que es el peronismo federal, se ha convertido en una Pyme de carácter
familiar, que pretende infructuosamente llevar a Hilda González de Duhalde a
senadora. El candidato a vicepresidente de Duhalde, Mario Das Neves, tiende a
recorrer el camino del oculto Julio César Cleto Cobos, aquél que los medios lo
imaginaron como Julio César y que nunca pasó de Cleto.
Pino Solanas quedó eliminado y Elisa Carrió está feliz porque se sacó el peso de
ser segunda como en el 2007 y ahora juega la zona del descenso. Es un caso que
escapa de los cánones políticos para entrar decididamente en los de la
psiquiatría. Patricia Bullrich, hasta hace poco su mano derecha, pegará su
habitual salto oportunista hacia el macrismo, mientras otros sectores
descarriados aterrizarán en el FAP.
Los que salieron segundo y tercero, Alfonsín y Duhalde, han perdido masa y son
estrellas fugaces que se apagan. Su campo gravitatorio se ha comprimido tanto
que sólo expulsan la masa residual.
Los medios hegemónicos no saben a quién respaldar en defensa de sus intereses en
riesgo.
Es posible que abracen a Hermes Binner, que hasta ahora ha realizado una
oposición sensata. Ese abrazo puede hacer cambiar sus propuestas mesuradas. Ahí
se demostrará si está para mucho más que ser un tenue radical de izquierda,
precisamente eso que ha dejado de ser globalmente el radicalismo actual. El
partido de Yrigoyen, hoy más bien de Marcelo Torcuato de Alvear, ha sido sacado
dos veces de un estado vegetativo; una vez por aliarse a Carlos Chacho Álvarez,
otra vez por hacer lo mismo con Elisa Carrió, y en menor medida, cuando alquiló
un candidato como Roberto Lavagna. Por el momento, es difícil prever que tenga
una cuarta oportunidad de revertir un declive que parece crónico.
Por todo esto, a pocas semanas de las elecciones, no hay clima electoral y
posiblemente no lo haya. Una elección ampliamente definida es más insulsa que
chupar un clavo. Y encima el kirchnerismo ocupa toda las franjas que van de la
centro derecha a la centro izquierda. Su política fiscal y de superávit gemelos,
es inatacable para la ortodoxia económica, al tiempo que con sus políticas
sociales, medidas macroeconómicas con fuerte presencia estatal, articulaciones
anticíclicas de corte keynesiano, con decidido apoyo sindical, de agrupaciones
sociales y de derechos humanos le permite cubrir el campo de la centroizquierda.
Deja a la oposición un posicionamiento a su derecha y por izquierda a partidos
sin peso de la izquierda bullanguera. De ahí que al FAP, solo le queda el
espacio del centro, con alguna letra disonante izquierdista.
Eso explica los papelones, que sin solución de continuidad, protagoniza una
oposición sin ubicación, sin alternativas y desesperada. El último acto inaudito
fue la presencia de Sergio Schoklender en el Congreso. Como bien escribe el
politólogo Edgardo Mocca: "La citación al Congreso de una persona penalmente
imputada con el fin de esclarecer hechos por lo que ha sido acusado. La escena
de una veintena de legisladores autoconvertidos en investigadores de delitos que
la Justicia está investigando, con el obvio e inocultable objetivo de incriminar
al Gobierno unas pocas semanas antes de la elección, pertenece a una versión
degradada del realismo mágico"
Para ratificar este concepto de realismo mágico degradado, Carlos Pagni en La
Nación del 15 de septiembre, demostrando que es su columnista más lúcido, tituló
en tapa: " La oposición ya tiene un jefe: Schoklender".
Es evidente que el desconcierto de la oposición es tan profundo que se puede
aplicar la frase certera del periodista uruguayo Federico Fasano Martens,
referida a otra situación de su país: "O no entendieron lo que está pasando o ya
pasó lo que estaban entendiendo"
LOS CAMPOS GRAVITATORIOS
La dispersión de los seguidores de los grandes derrotados confluirá, después de
las elecciones, en proporciones variables e impredecibles hacia Cristina
Fernández, Hermes Binner y Mauricio Macri, éste último acertadamente ausente de
las elecciones del 23 de octubre.
Estos son los tres astros que han engrosado sus cuerpos gravitatorios. Por eso
su capacidad de atracción se incrementa.
Es un interesante ejercicio, el entrecruzamiento entre las ciencias duras y las
humanísticas.
De la física con la política. Y también con la economía. Donde se sabe que el
capital poderoso es un campo gravitatorio que atrae negocios y rentabilidades.
La relación entre el trabajo y el capital. Esa vinculación evidente que
premeditadamente se oscurece para que pase desapercibida.
Esa que nadie definió con la precisión y elegancia de Carlos Marx: "El capital
es trabajo muerto que para resucitar debe vampirizarse chupando trabajo vivo"
23-09-2011
Puede visitar el blog de Hugo Presman:
http://www.presmanhugo.blogspot.com
Política
nacional
Cáncer y proceso emancipatorio: una relación que
debe ser pensada
Por Raúl Isman
Noviembre de 2011
En un pasaje de Cien años de soledad Gabriel García Márquez identifica al cáncer
con el cangrejo; animal que camina para atrás, tal vez simbolizando el siempre
recomenzado triunfo de la muerte sobre la vida. Durante siglos, era sinónimo de
final doloroso e inevitable. Si bien el desarrollo científico ha permitido que
la citada patología dejara de estar necesariamente ligada a la llegada de la
parca de un modo rápido, seguro e inevitable no puede dejar de resultar
preocupante que el año que ya casi termina fuera el que se le descubriera la
enfermedad a dos colosales gladiadores de la segunda independencia de nuestra
América: primero Hugo Chávez y luego Lula. A ellos es preciso agregar- aunque la
evolución de sus cuadros clínicos aparece como favorable- que padecen la
enfermedad el presidente de Paraguay Fernando Lugo y su colega brasileña Dilma
Roussef. Pareciera un sino trágico que cuando las condiciones para nuestra causa
presentan una situación excepcional, como nunca a lo largo de la historia, la
biología nos juegue tan mala pasada. Agreguemos a este cuadro la muerte el año
pasado del gran constructor de la patria grande Néstor Kirchner. Pero sin dudas
que no debemos resignarnos pasivamente ante los embates de la desgracia.
Existe una posibilidad de reemplazar de modo eficaz y orgánico las bajas: se
trata de construir organizaciones políticas poderosas que actuaren como garantía
de no extraviar el rumbo en caso de producirse bajas individuales irreparables.
No se trata sólo de movimientos sociales- que los hay y muy dinámicos- sino de
fuerzas con una finalidad clara y precisa: asegurar un poder popular realmente
efectivo, duradero y transformador y no sólo la capacidad de contestar abusos
tramados por el poder. Señalada la hipotética solución no pueden omitirse
algunos déficits.
La construcción política referida muestra sensibles retrasos. En la Argentina no
hay factor más profundamente transformador… que la figura de Kristina. Los
movimientos sociales han perdido densidad social, los sindicatos no pueden ir
medio milímetro más allá que la defensa corporativa, los partidos de izquierda
festejan pasar del 0.24 % al 0.50 como si se tratara de un triunfo de la
revolución mundial y - por añadidura- en caso de sufrir algún percance la
presidente el Peronismo tornaría a su condición de cancerbero político del orden
neoliberal. Tal vez sea el país con mayor retraso en la edificación que
mencionamos. Brasil cuenta con el partido de izquierda más grande del mundo…
sólo que reducido a gestor de las tímidas y mínimas reformas sociales impulsadas
por las presidencias de Lula y sucesora. Al ser la única fuerza política de
alcance nacional es la que mejor puede gestionar la fuerza del estado brasileño,
en tanto estado nacional. En Ecuador la centralidad de la figura del presidente
Rafael Correa resulta sumamente similar al caso argentino. Sólo en Bolivia y
Venezuela se ha avanzado un poco más en la construcción de la organización
requerida. Pero el estado incipiente de la misma tiende una sombra de duda e
interrogación sobre el futuro, máxime cuando el imperialismo extrema sus
agresiones y recursos para desestabilizar a los gobiernos populares.
Política
internacional
La
cooperación entre Rusia y China: el nuevo enfoque geoestratégico que pone
fin al poder de Occidente
Por Alberto Cruz
Rusia está a punto de dar un giro de gran calado a su política exterior. La
esquizofrenia en que ha vivido durante el mandato de su actual presidente,
Dmitri Medvédev, está tocando a su fin (1). Medvédev había venido impulsando un
notable giro pro estadounidense y pro occidental a la política exterior en temas
como el programa nuclear de Irán, la OTAN o Libia (justificó los bombardeos)
para, supuestamente, impulsar la modernización del país. El primer ministro,
Vladimir Putin, entendía justo lo contrario, que sólo una Rusia con pleno
control de los recursos energéticos (uno de sus principales rubros de
exportación), así como la recuperación del terreno con los antiguos aliados en
la época de la Unión Soviética, mantendrá al país plenamente independiente y con
voz en el ámbito geopolítico al tiempo que conseguirá el montante económico
suficiente para impulsar la modernización. En el caso de Libia, Putin criticó
con dureza a la OTAN por sobrepasar los aspectos recogidos en la Resolución de
la ONU respecto al embargo aéreo y los bombardeos contra la población civil.
La batalla entre ambos, que para algunos como el Partido Comunista de Rusia no
es más que una moneda de dos caras, se ha decantado a favor del segundo. A pesar
de pertenecer al mismo partido, Rusia Unida, Medvédev y Putin mantenían una
sorda pugna por la nominación a la presidencia en las elecciones de la primavera
de 2012 que se ha resuelto con el menor de los males: el intercambio de cargos.
¿Qué les ha llevado a esta ecléctica postura? El triunfo del Partido Republicano
de EEUU en las elecciones de noviembre de 2010. Una de las primeras iniciativas
tomadas por los republicanos, que dominan el Congreso estadounidense, fue
paralizar la ratificación del nuevo tratado START de control de las armas
nucleares estratégicas. Otra, de no menor calado, la aceleración de la
estrategia militarista significada por el llamado “escudo antimisiles” que se
ubicará en países fronterizos con Rusia y que éste país ve como una amenaza
directa.
Medvédev llevaba a gala que había “arrancado” a Obama la necesidad de
“consensuar” con Rusia el proyecto de defensa antimisiles. Pero la realidad es
que EEUU no consensua este tema con nadie, simplemente impone. Este asunto, muy
delicado en Rusia, ha ido mermando las posibilidades de Medvedev y reforzando
Putin, que siempre había manifestado que tenía que existir una garantía expresa
por parte de EEUU de que el citado proyecto no iba dirigido contra Rusia. Un año
después, el tiempo da la razón a Putin al constatarse esta realidad. El ministro
de Asuntos Exteriores ruso ha calificado la actitud de EEUU de “insincera” al
negarse a dar garantías jurídicas sobre que dicho escudo no apuntará a Rusia
(2).
Por lo tanto, las posturas de Putin sobre política exterior salen notablemente
reforzadas mientras Medvédev se hunde en el ostracismo aunque vaya a ser el
nuevo primer ministro. Si durante la presidencia de éste ha habido dos actores
claros y muchas veces contrapuestos, él y Putin, durante la venidera presidencia
de Putin sólo habrá una voz en política exterior. Y esa voz cada vez estará más
alejada de Occidente, olvidándose de los coqueteos de Medvédev con la OTAN, por
lo que volveremos a ver campañas políticas y mediáticas contra Putin como las
que se lanzaron durante su anterior etapa como presidente (envenenamiento de
espías, asesinato de periodistas, encarcelamiento de oligarcas aliados de
Occidente, etc). Además, el intercambio de puestos –“enroque”, según los
analistas rusos- refuerza a Rusia Unida de cara a las elecciones de 2012 puesto
que da una imagen de unidad en unos momentos en los que era más evidente que
nunca las dos posturas que mantenían ambos dirigentes, polarizando a la opinión
pública y abriendo espacios cada vez mayores a la oposición de izquierdas. No en
vano, cada vez un mayor segmento de la población rusa manifiesta su añoranza
respecto a la URSS y nada más y nada menos que un 25% del electorado de Rusia
Unida se mostraba dubitativo ante la decisión de volver a votar a esta
formación.
El acercamiento a China y el fin del dólar
Putin actúa ya, de hecho, como presidente. Dando un giro de 180 grados respecto
a la relación anterior con China se pasa ahora de enemigo a aliado y se plantea
una relación estratégica entre los dos países como forma de crear un contrapoder
efectivo, tanto político como económico y militar, a Occidente.
Nada más haberse hecho el anuncio de que Putin sería el candidato a presidente,
es decir, el sucesor de Medvédev, realizó su primer viaje al exterior. Destino:
Beijing. Un viaje, del 9 al 12 de octubre, al que en Occidente no se dio la
importancia que tiene. Tal vez en la convicción que aquello que no se publica,
no existe. Pero ese viaje era crucial por tres cuestiones: la primera, porque
dejaba bien claro que el papel de Rusia en política exterior ya no tenía en
cuenta a Occidente; la segunda, porque se planteaba una cooperación energética
de gran calado muy alejada de la moribunda Europa -Rusia es el mayor productor
mundial de energía, China el mayor consumidor-; la tercera, porque dicha visita
se producía la misma semana en que ambos países habían vetado la resolución que
Occidente había presentado en la ONU contra Siria. Una muy rara asociación entre
Rusia y China puesto que en contadas ocasiones ha coincidido el veto común sobre
alguna cuestión.
Rusia y China nunca han tenido una coincidencia de intereses en Oriente, Próximo
o Lejano, y su veto conjunto anuncia que van a tener un papel mucho más
protagonista en esas áreas a partir de ahora. Dejan muy patente que no habrá
otra Libia y eso supone un enfrentamiento directo con EEUU y la UE y un anuncio
muy a tener en cuenta: rusos y chinos han dicho basta a la prepotencia
occidental.
La candidatura de Putin a la presidencia ha sido acogida por China con toda
clase de bendiciones. “Su vuelta [a la presidencia] es digna de ser bienvenida
por todo el mundo, porque las políticas interna y exterior de Rusia tendrán
mayor estabilidad y previsibilidad, lo cual es beneficioso para la estabilidad
de las relaciones internacionales, especialmente para el desarrollo de las
relaciones bilaterales con China”, dice Wang Haiyun, vicepresidente del
Instituto de Historia de las Relaciones Chino-Rusas (3).
En este caso el académico fue mucho más discreto que los políticos. El
presidente chino, Hu Jintao, dijo que se iniciaba una era de “relación
estratégica integral”. Putin, por su parte, fue mucho más agresivo: “La relación
entre los dos países no encontrará problemas en ninguna esfera. (…) Hay que
terminar con la parasitaria dominación del dólar” (4).
Putin puede ser cualquier cosa, pero no un tonto. La referencia al dólar la hizo
en un momento clave puesto que tres días antes de su visita a Beijing el Senado
de EEUU había amenazado a China con una guerra comercial si no reevaluaba su
moneda para favorecer el comercio mundial –es decir, el de EEUU- dado que para
los estadounidenses está infravalorada y eso favorece las exportaciones chinas.
En estos momentos es China quien tiene un superávit comercial con EEUU de
273.000 millones de dólares y no al revés. El fin de la “era americana” está
mucho más cerca de lo que se cree.
Aunque los chinos no son tan agresivos y tienen como premisa salvaguardar las
relaciones con EEUU, la nueva relación con Rusia es equivalente a una situación
de “ganar-ganar”. La visita de Putin terminó con la firma de 16 acuerdos
económicos y comerciales por valor de más de 6.000 millones de euros, la
inversión china de 1.100 millones de euros en un complejo industrial de
fundición de aluminio en Siberia y la creación de un fondo común de inversiones
de otros 1.000 millones de euros. Rusia, por su parte, va a surtir de petróleo a
China a través del oleoducto Skovorodino-Daqing. Hasta ahora la presencia rusa
en China era “lenta y limitada”, por lo que el salto que se da es espectacular
sobre todo cuando entra en escena la joya de la corona rusa: Gazprom, el primer
exportador de gas natural del mundo. China refuerza su talón de Aquiles, el
suministro energético, y afianza su protagonismo mundial.
El comercio entre los dos países fue en 2010 de 54.000 millones de euros y en
virtud del nuevo acuerdo se espera llegar a los 65.000 millones de euros en
2011, estipulándose en 95.000 millones para el año 2015 y en 200.000 millones
para el 2020. Es decir, cuando Putin acceda a la presidencia en 2012 todo su
mandato va a estar centrado en este objetivo y Europa y EEUU quedarán relegadas
en la estrategia rusa puesto que los aliados occidentales han hecho todo lo
posible por dificultar los acuerdos de suministro de gas ruso a Europa
(recuérdese el conflicto con Ucrania por el gas). Además, rusos y chinos han
estipulado que ese intercambio comercial no tiene por qué estar basado en el
dólar.
Los chinos dejan a los nuevos socios el enfrentamiento con Occidente y ellos se
benefician de todo. Salvo que EEUU dé el paso que quieren los republicanos en la
guerra comercial. Entonces China tendrá que actuar y por eso en EEUU existe un
lobby al revés: las principales multinacionales con intereses en China están
presionando al Senado para que no se apruebe una ley que será muy peligrosa para
sus intereses, lo que heriría aún más la economía estadounidense.
El nuevo bloque político-militar: la Unión Euroasiática
La nueva relación estratégica entre Rusia y China tiene también como objetivo la
creación de un bloque político, económico y militar que sirva de contrapeso a
EEUU y la UE, la denominada Unión Euroasiática. Es un viejo sueño ruso que
plantea la creación de un nuevo polo que haga frente a Occidente. En el lenguaje
diplomático ruso, dicha Unión Euroasiática debe convertirse en “un puente
efectivo entre Europa y la dinámica región de Asia-Pacífico”. Por eso, reactivan
los ejercicios militares conjuntos, su papel en el eje BRICS y se da un nuevo
aire a la decaída Organización para la Cooperación de Shanghái (OCS).
De la OCS forman parte Rusia, China, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán y
Uzbekistán y a sus reuniones acuden como invitados Irán, que ha solicitado su
adhesión plena, Pakistán e India, que no puede quedarse al margen del nuevo
orden regional y mundial aunque coquetea tanto con EEUU como con la OTAN (Rusia
y China no van a dar ningún paso con India hasta estar seguros que este país no
es el caballo de Troya de EEUU en la Unión Euroasiática). Lo mismo pasa con
Turquía, miembro de la OTAN, que ha solicitado ser considerado “socio de
diálogo” de la OCS. Afganistán, Sri Lanka y Mongolia han pedido recientemente
ser admitidos en calidad de observadores.
En los últimos dos años la OCS ha sido mantenida casi en hibernación y China
había acusado a Rusia de “privar de seriedad” a la OCS por el acercamiento a la
OTAN que impulsó Medvédev. Sin embargo, el pasado mes de julio celebró una
reunión crucial en Kazajstán. Para sorpresa de casi todos, lo que se discutió
fue no sólo el reforzamiento de la cooperación militar sino la adopción de una
nueva moneda global y la creación de un banco de desarrollo. ¿Por qué es
importante esta revitalización de la OCS? Pues porque estamos hablando de una
alianza que engloba a países que cuentan con casi la mitad de la población
mundial.
Lo que hay en marcha es una OCS que combina aspectos de una alianza militar como
la OTAN con las ventajas económicas de una unión entre países como la UE o la
UNASUR, solo que con mucha más población y en constante crecimiento. El proceso
se está acelerando y ya se está preparando una nueva reunión, esta vez el San
Petersburgo, en la que se va a discutir “el fortalecimiento de la cooperación
entre los Estados miembros de la OCS en diversos ámbitos, entre ellos la
agricultura, la economía y el comercio, las finanzas, la tecnología y la
energía, entre otros” (5). Incluso el FMI y el BM se ven amenazados con la
posible instauración de una nueva moneda para las transacciones financieras de
estos países. Esta es la razón por la que desde el verano EEUU ha decidido
re-enfocar su presencia en Asia y agitar viejos conflictos como el que enfrenta
a Vietnam con China a propósito del Mar Meridional de China. El propósito es
dificultar al máximo esta integración que puede llegar a dominar rutas
estratégicas y desarrollar unas nuevas relaciones políticas, económicas y
militares sin la interferencia occidental y, sobre todo, de EEUU.
Los chinos saben que una de sus debilidades estratégicas, la energía, está
asegurada con la nueva relación estratégica con Rusia. La otra es su dependencia
de las importaciones y exportaciones vía marítima. Por eso está construyendo
portaaviones y por eso está reforzando su poder militar y sus alianzas en este
campo. Si durante el 90 aniversario de la constitución del Partido Comunista de
China se anunció que se estaban buscando emplazamientos para una base naval (6),
la primera fuera del territorio chino, ahora ya se ratifica que ha llegado a un
acuerdo con Sri Lanka para que la marina de guerra china pueda utilizar el
puerto de Hambantuta, uno de los más grandes de esa zona. No debería sorprender,
por lo tanto, que Sri Lanka haya pedido ser aceptado en la OCS en calidad de
observador.
La alianza estratégica entre Rusia y China se ha fortalecido a raíz de la
agresión a Libia. Ambos países fueron cogidos por sorpresa por la decisión de la
Liga Árabe, patrocinada e impulsada por Arabia Saudita, y tuvieron una reacción
dubitativa que les llevó a abstenerse en la ONU. Pero el contraataque ha sido
fulgurante y así lo han puesto de manifiesto tanto con el veto a la resolución
sobre Siria como con esta alianza geopolítica. Para Rusia y China la agresión a
Libia fue la constatación que las palabras de cambio de Obama al inicio de su
mandato no eran más que una táctica y un ejercicio de relaciones públicas que
estaba muy lejos de un compromiso serio por la paz o el respeto al derecho
internacional. Rusos y chinos son cada vez más conscientes de ello y actúan en
consecuencia. Máxime cuando el Secretario de Defensa de EEUU, Leon Panetta, no
se recata en afirmar que una alianza militar entre Rusia y China supondría “una
amenaza para la seguridad nacional de EEUU y para el mundo entero” (7).
Vivimos unos momentos en los que la intensidad de los cambios geopolíticos está
al mismo nivel que hace 20 años, con la desaparición de la URSS y el comienzo
del mundo unipolar bajo el pomposo nombre de Nuevo Orden Mundial. Ese mundo está
desmoronándose. Como se ha dicho antes, el fin de la “era americana” está
llegando a su fin. Como una fiera cuando está herida, el imperialismo se vuelve
más peligroso y hay un país, Irán, que puede convertirse en la piedra de toque
para desbaratar la nueva estrategia ruso-china de Unión Euroasiática en mayor
medida que las escaramuzas del Mar Meridional de China. La renovación de las
amenazas contra el país persa por su programa nuclear van en esa dirección,
poner en un aprieto internacional a dos de sus principales socios económicos y
valedores políticos.
Ya lo dijo hace dos décadas Brezinski, ex Consejero de Seguridad Nacional
durante la presidencia de Carter: “la primacía global de EEUU depende
directamente de la duración y eficacia de su preponderancia en el continente
euroasiático”.
Notas
1. Alberto Cruz, “La deriva pro occidental de Rusia en el enfrentamiento
Medvedev-Putin” http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article1010
2. Ria Novosti, 31 de octubre de 2011.
3. Diario del Pueblo, 27 de septiembre de 2011.
4. Xinhua, 14 de octubre de 2011.
5. Xinhua, 8 de noviembre de 2011.
6. Alberto Cruz, “China: Ejército, geopolítica y el retorno a Mao” http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article1205
7. Voice of Russia, 14 de septiembre de 2011.
Alberto Cruz es periodista, politólogo y escritor. Su último libro es “La
violencia política en la India. Más allá del mito de Gandhi””, editado por La
Caída con la colaboración del CEPRID. Los pedidos se pueden hacer a libros@lacaida.info
o bien a ceprid@nodo50.org
Correo: albercruz@eresmas.com
Fuente: http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article1291
HISTORIA
Aniversarios de la “nohistoria”
Por Noam Chomsky
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
George Orwell acuñó el útil término “nopersona” para personas a las que se niega
el estatuto de personas porque no acatan la doctrina estatal. Podemos agregar el
término “nohistoria” para referirnos a la suerte de nopersonas, expurgadas de la
historia por motivos semejantes.
La nohistoria de las nopersonas se recuerda a lo largo de los aniversarios. Los
importantes generalmente se conmemoran con la debida solemnidad cuando resulta
apropiado, como por ejemplo Pearl Harbor. Pero otros no se conmemoran y
podríamos aprender mucho de nosotros si los sacamos de la nohistoria.
Ahora mismo no conmemoramos un evento de gran significación humana: el 50
aniversario de la decisión del presidente Kennedy de lanzar la invasión directa
de Vietnam del Sur, que pronto se convirtió en el crimen más extremo de agresión
desde la Segunda Guerra Mundial.
Kennedy ordenó que la Fuerza Aérea de EE.UU. bombardeara Vietnam del Sur (en
febrero de 1952, se habían realizado cientos de misiones); autorizó la guerra
química para destruir cultivos con el fin de hambrear hasta la sumisión a la
población rebelde; y activó programas que acabaron llevando a millones de
aldeanos a tugurios urbanos y a campos virtuales de concentración, o “Aldeas
Estratégicas”. Allí los aldeanos serían “protegidos” contra las guerrillas
indígenas a las cuales, como sabía el gobierno, apoyaban voluntariamente.
Los esfuerzos oficiales para justificar los ataques eran escasos y la mayor
parte fantasiosos. Uno típico fue el apasionado discurso del presidente ante la
Asociación Estadounidense de Editores de Periódicos el 27 de abril de 1961,
cuando señaló que “en todo el mundo se nos opone una conspiración monolítica e
implacable que se basa primordialmente en medios clandestinos para expandir su
esfera de influencia”. En las Naciones Unidas, el 25 de septiembre de 1961,
Kennedy dijo que si esa conspiración lograba sus objetivos en Laos y Vietnam
“las puertas quedarán abiertas”.
Los efectos a corto plazo fueron mencionados por el altamente respetado
especialista en Indochina e historiador militar Bernard Fall, que no era
pacifista, pero se preocupaba por la gente de los países atormentados.
A principios de 1965 calculó que unos 66.000 sudvietnamitas murieron entre 1957
y 1961; y otros 89.000 entre 1961 y abril de 1965, en su mayoría víctimas del
régimen cliente de EE.UU. o “del peso aplastante de los blindados, napalm,
bombarderos jet y finalmente gases vomitivos estadounidenses”.
Las decisiones se mantuvieron ocultas, así como las espantosas consecuencias que
persisten. Para mencionar solo una ilustración: Scorched Earth de Fred Wilcox,
el primer estudio serio del horripilante y continuo impacto de la guerra química
en los vietnamitas, apareció hace algunos meses –y probablemente se sumará a
otras obras de la nohistoria. El núcleo de la historia es lo que sucedió. El
núcleo de la nohistoria es “borrar" lo que sucedió.
En 1967, la oposición a los crímenes en Vietnam del Sur había llegado a un grado
importante. Cientos de miles de soldados de EE.UU. causaban estragos en Vietnam
del Sur y se sometían las áreas pobladas a intensos bombardeos. La invasión se
había propagado al resto de Indochina.
Las consecuencias habían llegado a ser tan horrendas que Bernard Fall predijo
que “Vietnam como entidad cultural e histórica… está amenazado de extinción…
(mientras)… el campo literalmente muere bajo los golpes de la mayor maquinaria
militar jamás desatada contra un área de ese tamaño”.
Cuando la guerra terminó ocho devastadores años más tarde, la opinión dominante
estaba dividida entre los que la llamaban una “causa noble” que podría haberse
ganado con más dedicación y en el otro extremo, los críticos, para quienes había
sido “un error” que resultó demasiado costoso.
Faltaban todavía los bombardeos de la remota sociedad campesina del norte de
Laos, con tal magnitud que las víctimas vivieron en cuevas durante años para
tratar de sobrevivir; y poco después el bombardeo de Camboya rural, sobrepasando
el nivel de todos los bombardeos aliados en el escenario del Pacífico durante la
Segunda Guerra Mundial.
En 1970, el consejero nacional de seguridad de EE.UU., Henry Kissinger, ordenó
“una masiva campaña de bombardeo en Camboya. Cualquier cosa que vuele sobre
cualquier cosa que se mueva” –un llamado al genocidio de un tipo raramente
encontrado en los archivos conocidos.
Laos y Camboya fueron “guerras secretas”, porque la información fue poca y los
hechos todavía son poco conocidos por el público en general o incluso por elites
educadas, quienes sin embargo pueden recitar de memoria cada crimen real o
supuesto de los enemigos oficiales.
Otro capítulo en los anales desbordantes de la nohistoria
Dentro de tres años podremos –o no podremos– conmemorar otro evento de gran
relevancia contemporánea: el octavo centenario de la Carta Magna.
Ese documento es el fundamento de lo que la historiadora Margaret E. McGuiness,
refiriéndose a los Juicios de Núremberg, aclamó como un “tipo particularmente
estadounidense de legalismo: castigo solo para quienes se pueda demostrar que
son culpables, por medio de un juicio justo, con una panoplia de protecciones de
procedimiento”.
La Carta Magna declara que “ningún hombre libre” será privado de derechos
“excepto por el juicio legal de sus pares y por la ley del país”. Los principios
se ampliaron posteriormente para aplicarlos a todas las personas en general.
Cruzaron el Atlántico y entraron en la Constitución y en la Declaración de
Derechos de EE.UU., señalando que no se puede privar de derechos a ninguna
"persona" sin el debido proceso y un juicio rápido.
Los fundadores, claro está, no querían que el término “persona” se aplicara a
todas las personas. Los americanos nativos no eran personas. Tampoco los
esclavos. Las mujeres apenas eran personas. Sin embargo, concentrémonos en la
noción central de la presunción de inocencia, que se ha arrojado al olvido de la
nohistoria.
Otro paso del debilitamiento de los principios de la Carta Magna fue cuando el
presidente Obama firmó la Ley de Autorización de la Defensa Nacional, que define
la práctica Bush-Obama de detención indefinida sin juicio bajo custodia militar.
En la actualidad ese tipo de tratamiento es obligatorio en el caso de los
acusados de ayudar a fuerzas enemigas durante la “guerra contra el terror”, u
opcional si los acusados son ciudadanos estadounidenses.
El alcance es ilustrado por el primer caso de Guantánamo que llegó a proceso
bajo el presidente Obama: el de Omar Khadr, un ex niño soldado acusado del
horrendo crimen de tratar de defender su aldea afgana cuando fue atacada por
fuerzas de EE.UU. Capturado a los 15 años, Khadr fue encarcelado durante ocho
años en Bagram y Guantánamo, luego llevado ante un tribunal militar en octubre
de 2010, donde se le dio la alternativa de declararse inocente y permanecer en
Guantánamo para siempre, o de declararse culpable y permanecer solo 8 años más.
Khadr prefirió esto último.
Muchos otros casos iluminan el concepto de “terrorista”. Uno es Nelson Mandela,
sacado de la lista de terroristas solo en 2008. Otro fue Sadam Hussein. En 1982
Irán salió de la lista de Estados que apoyaban el terrorismo para que el
gobierno de Reagan pudiera suministrar ayuda a Hussein después de que invadió
Irán.
La acusación es caprichosa, sin revisión o recurso, y refleja comúnmente
objetivos políticos, en el caso de Mandela para justificar el apoyo del
presidente Reagan a los crímenes del Estado del apartheid en su defensa contra
uno de los “grupos terroristas más notorios” del mundo: el Congreso Nacional
Africano de Mandela.
Lo más importante está consignado en la nohistoria.
Febrero de 2012
© 2011 Noam Chomsky
Distributed by The New York Times Syndicate.
© 2011 The New York Times Company
El libro más reciente de Noam Chomsky, en colaboración con Ilan Pappe, es "Gaza
in Crisis." Chomsky es profesor emérito de lingüística y filosofía en el
Massachusetts Institute of Technology en Cambridge, Mass.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=144461
BIOGRAFIAS
En
la muerte de Ronald Fraser
Por Tariq Alí
19/02/12
Ronald Fraser, fallecido a la edad de 81 años, fue uno de los historiadores e
hispanistas británicos más respetados, talentosos y prolíficos. Su obra más
conocida Blood of Spain (1979) [Recuérdalo tú y recuérdalo a otros, Crítica,
Barcelona, 1979], constituye un relato incomparable de la Guerra Civil española,
cuidadosamente elaborado a partir de entrevistas con participantes de ambos
bandos. Guiado por una voz firme y de una consistente cortesía, el libro ayudó a
establecer la historia oral como disciplina por derecho propio. A Ronnie le
disgustaba esa descripción, "como si fuera una categoría de historiografía a la
par con la historia 'económica' o 'política', en lugar de lo que en realidad
supone: crear nuevas fuentes con el fin de promover la investigación histórica".
Su última obra, Napoleon's Cursed War (2008) [La maldita guerra de España,
Crítica, Barcelona, 2006], una magistral reconstrucción de la Guerra de la
Independencia entre 1808 y 1814, siguió el mismo principio, pero esta vez se vio
obligado a excavar en los archivos para dar con las voces y hechos de la gente
del común.
Ronnie nació en Hamburgo en 1930, de padre escocés, empleado de una naviera, y
de madre norteamericana, una heredera cuya fortuna ayudó a adquirir la casa
señorial de Amnersfield, en el condado de Hampshire, en la que vivieron después
de dejar Alemania en 1933. Su hermano Colin nació dos años más tarde.
Su padre estaba decidido a que los chicos adquiriesen las maneras de la pequeña
nobleza conservadora, cosa que no logró con ninguno de los dos. Si Ronnie nunca
se llevó bien con su padre, tampoco su madre, que se divorció de éste para
casarse con un médico neozelandés. Tras la muerte repentina de su segundo
marido, se estableció con Tom Harper, un piloto de bombarderos de la RAF.
Años después, Ronnie retornaría a la campiña inglesa para investigar "la íntima
sensación de nulidad que me había dejado una infancia inglesa". In Search of a
Past (1984, reeditado en 2010) ponía en relación los recuerdos de su niñez,
ayudado por el psicoanálisis, con las ocho personas del servicio doméstico que
habían hecho las veces de progenitor colectivo en sus primeros años. Se trata de
unas memorias inusitadamente apasionantes.
Tras asistir a las escuela preparatoria del lugar y a varias "public schools"
[elitistas escuelas privadas], sirvió como oficial de la Guardia durante varios
meses, para pasar luego un breve periodo trabajando con la agencia de noticias
Reuters. Escribir con plazo fijo de entrega, sin embargo, no era de su agrado.
Le dejaba poco tiempo para la reflexión seria y ya había iniciado con España una
historia de amor para toda la vida, inspirado por la obra de Gerald Brenan, que
más tarde se convertiría en buen amigo suyo.
Tras la muerte de su madre, y con el dinero de una herencia, Ronnie se mudó a
Andalucía: "Fue en 1957 – el año en que, según me enteré después, la producción
agrícola española, alcanzó el nivel anterior a la Guerra Civil. Nada indicaba en
el empobrecido pueblecito de montaña de Mijas al que había ido a parar la
recuperación de la guerra que había terminado hacía 18 años".
Fue allí donde, por pura casualidad, conoció a un joven francés, André Gorz,
autor Le Traître (El traidor), una exploración autobiográfica y teórica.
Desarrolló una íntima amistad intelectual con Gorz, entonces periodista de
L'Express y luego notable filósofo social y pionero de la ecología política, lo
que llevaría a Ronnie a París.
La atmósfera política de la rive gauche de París era difícil de resistir. Fueron
las ideas de Jean-Paul Sartre y su círculo las que convirtieron a Ronnie en
socialista para el resto de su vida. Y fue Gorz quien introdujo a su nuevo amigo
inglés en el Soho [el barrio bohemio de Londres por aquel entonces] y la New
Left Review en 1963. Allí conoció a otros parias políticos semejantes; por fin
estaba en casa.
La revista se encontraba en proceso de transformación, y las habilidades por
explotar de Ronnie en el terreno de los negocios permitieron que sobreviviera.
Quedó a cargo de gestionar la parte comercial, contribuyendo más tarde a crear
New Left Books/Verso. Fue pionero en la labor de entrevistar a gente trabajadora
en la revista, anticipándose así a Studs Terkel [escritor e historiador
norteamericano, célebre por sus libros de testimonios sobre la Gran Depresión]
en este campo, describiendo sus ocupaciones y lo que en sus vidas significaba.
En 1968 Penguin publicó su recopilación Work: Twenty Personal Accounts, única en
su época.
La conciencia política de Ronnie nunca declinó. Como miembro veterano del New
Left Trust, solía llamar de formar regular para interesarse por la salud
financiera de ambos empeños.
Deja dos hijos, Mark y Jessica, de dos parejas distintas – su primera mujer,
Fern Fraser, y Rosalind van der Biek–-, pero durante los últimos 25 años
convivió felizmente con su segunda mujer, la historiadora Aurora Bosch, en
Valencia, la ciudad natal de ella. Ronnie me llamaba por teléfono rabiando por
los provincianos que le resultaban los valencianos, más todavía que los
ingleses, pero a los que, con todo, estimaba. Era un inglés español que conocía
su país mejor que la mayoría y, en cierto modo, un inglés chapado en eso a la
antigua. Le sobreviven Aurora y sus hijos.
Tariq Ali es miembro del consejo editorial de SIN PERMISO. Su último libro
publicado es The Duel: Pakistan on the Flight Path of American Power [hay
traducción castellana en Alianza Editorial, Madrid,2008: Pakistán en el punto de
mira de Estados Unidos: el duelo].
Traducción para www.sinpermiso.info: Lucas Antón
Fuente: http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=4739
Política
latinoamericana |
Elecciones en México
¿Más de lo mismo o un cambio verdadero? *
Por Pablo Moctezuma Barragán
Febrero 2012 |
Digg Digg
Para Luis Javier Garrido, querido compañero y valiente patriota, cuya obra y
ejemplo perdurarán en el futuro y darán frutos en el México renovado.
En las próximas elecciones presidenciales se enfrentarán dos opciones: el
continuismo de los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y Acción Nacional
(PAN), por un lado, y por otro, el cambio de rumbo para construir un México
soberano y en paz que buscan el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y
Andrés Manuel López Obrador. El proyecto del PRI-PAN –dos caras de la misma
moneda– busca subordinar al país y a su pueblo a la construcción imperial de
Estados Unidos, impulsa la profundización de la guerra en territorio nacional y
la consolidación de la integración militar bajo la bandera de la “alianza
estratégica” con la nación más agresiva del mundo. El continuismo para dar
prioridad a corporaciones extranjeras y nacionales y entregar las riquezas con
base en la explotación al máximo de pueblos y trabajadores, al negar derechos
fundamentales y obstruir el futuro a los jóvenes. Por otra parte, está la
iniciativa del cambio verdadero que pasa por la derrota del PRI y el PAN y el
triunfo de un gobierno que dé prioridad a la defensa de la paz, el desarrollo
del país, la defensa de la soberanía y el inicio de la transformación política,
económica y social que permita la construcción del México del siglo XXI.
Enrique Peña Nieto avaló (el 11 de noviembre de 2011, en Washington, Estados
Unidos) la “guerra” del presidente Felipe Calderón. La virtual candidata a la
Presidencia de la República, Josefina Vázquez Mota, el 6 de febrero pasado, en
entrevista con la periodista Carmen Aristegui, dejó claro que apoya la “guerra”
y “que no tiene ninguna duda o contradicción” con la estrategia calderonista de
respaldar la permanencia del Ejército en las calles. Por cierto, en el punto más
álgido de la entrevista “se cortó la llamada”. Una postura diametralmente
opuesta es la de López Obrador, que opta por la paz, el retiro gradual del
Ejército y la Marina del combate contra el narcotráfico y el cese de la
represión contra movimientos sociales. Reivindica la soberanía nacional, plantea
validar los principios de no intervención, autodeterminación de los pueblos,
solución pacífica de los conflictos y el freno a la “asistencia militar de
Estados Unidos”. Tres candidatos, dos posturas, una por la guerra, otra por la
paz.
Más de lo mismo con el PRI y el PAN, lo que conduce a que México se subordine a
los intereses estratégicos de Estados Unidos y la integración militar llevará en
su momento a la participación de nuestros hijos en las guerras que ese país
desate en un futuro. El imperio en decadencia cocina una gran guerra y quiere a
los mexicanos como carne de cañón. Eso no lo permitiremos: estamos cansados de
que las decisiones se tomen en Washington y no en México.
Mientras que el nuevo proyecto de nación de Morena propone un cambio de rumbo
para enfocarse en el desarrollo nacional, al crear una nueva economía con
soberanía política y económica, autosuficiencia alimentaria y aprovechamiento de
nuestras riquezas para los mexicanos, lo que rompería así con el
neocolonialismo. ¿Cómo es posible que sean los canadienses quienes se llevan
nuestro oro y plata y que el 25 por ciento del territorio nacional es otorgado a
las corporaciones mineras?
El PRI y el PAN siguiendo las recetas del Fondo Monetario Internacional y el
Banco Mundial, con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) han
arruinado el campo y haciéndolo aún más vulnerable en época de sequía. Pero
además elPRIAN ha tenido políticas desastrosas en cuanto al manejo del agua.
Ahora quieren echarle toda la culpa al “cambio climático” para eludir
responsabilidades en lugar de aplicar los recursos para lograr soluciones. La
riqueza no se va en resolver problemas, sino que se destina a una minoría rapaz.
Hoy nos lamentamos de la tragedia de los rarámuris, ¿qué han hecho los gobiernos
panistas?
Un grupo de rarámuris apostados afuera de la sede donde se dio el segundo debate
entre los panistas desplegaron una manta que decía: “Josefina devuelve los 56
millones de pesos que robaste a los tarahumaras cuando estabas en Sedesol”. El
periodista José Reveles señala que, cuando menos durante 2005, se desviaron y
malversaron 1 mil 800 millones de pesos de programas sociales que manejó la
Secretaría de Desarrollo Social, entonces a cargo de Vázquez Mota. Puntualiza
que en el caso del fondo para la vivienda rural tanto rarámuris como otros
grupos indígenas fueron utilizados sólo como un membrete para sus burdos
fraudes.
Fraudes e impunidad con el PRI y el PAN: cerca de 50 mil millones de dólares
salieron cada año de manera ilegal de México, en la última década,
principalmente a través de facturaciones fraudulentas de exportaciones de
bienes, estimó el 30 de enero pasado Raymond Baker, director de la consultora
Global Financial Integrity, al presentar el informe México: flujos financieros
ilícitos, desequilibrios macroeconómicos y la economía sumergida. La media anual
durante el decenio de 1970 fue de “3 mil millones de dólares; en la década de
1980, 10 mil millones; en 1990, 17 mil millones y casi 50 mil millones de
dólares el primer decenio del siglo. El especialista estima que entre 1970 y
2010 salieron fondos ilegales por 872 mil millones de dólares, sin contabilizar
las transacciones en efectivo y el tráfico de drogas y personas, que el estudio
no midió. Global Financial Integrity ubicó a México, entre 160 países del mundo,
en el segundo lugar de salida de fondos ilícitos. El PRIAN y la cúpula
financiera han permitido el saqueo de las riquezas y los 12 años del PAN han
sido desastrosos. Como vemos, sí hay dinero pero se lo llevan al extranjero. Los
flujos ilegales se incrementaron tras la entrada en vigor del TLCAN, en 1994,
firmado entre Estados Unidos, Canadá y México. Un año más tarde, llegaron a
representar 12.7 por ciento del producto interno bruto del país, lo que equivale
a 36 mil 291 millones de dólares. Este dato lo dio a conocer el 30 de enero
pasado, Baker, en el informe antes mencionado. Desde varios puntos de vista, el
TLCAN ha sido absolutamente negativo para la economía mexicana y el bienestar
del pueblo. Aparte de esta salida de recursos, legalmente salen del país
alrededor de 50 mil millones de dólares anuales por el pago de la deuda interna
y externa: en 2011, el gobierno dejó un boquete fiscal de 743 mil millones de
pesos, con el Fondo Bancario de Protección al Ahorro-Instituto para la
Protección al Ahorro Bancario se ha pagado el rescate de bancos extranjeros con
cientos de miles de millones de pesos, más los capitales que año con año salen
del país. En resumen, vivimos un saqueo neocolonial rapaz y despiadado. En el
Banco de México se acumulan 145 mil millones de dólares, mientras 52 millones de
mexicanos viven en la pobreza. Todo tiene solución si el Estado se pone al
servicio del pueblo y de México, para lo que hay que crear una nueva economía,
como lo proponen Morena y López Obrador. Y que hay recursos, ¡hay recursos,
pues!
Una economía en provecho propio. Pero Peña Nieto y Vázquez Mota sólo piensan en
Washington, donde Peña se mostró a favor de la presencia de capital privado en
Petróleos Mexicanos, aunque lo prohíba la Constitución. Y cuando el periodista y
escritor Pablo Hiriart Le Bert y la periodista y comunicadora Ana Paula Ordorica
le preguntaron a Vázquez Mota ¿cómo se había sentido después del debate?,
contestó (entre otras incoherencias): “A ver, aquí vamos a ver qué es lo que
tenemos, mira yo creo que son momentos de sumar […] Y este será el entorno sin
duda más […] Que podíamos vivir allá desde Washington”. Es obvio que en ese
momento no estaba en sus cabales, después explicó que no había dormido en 48
horas, pero lo preocupante es constatar como tiene a Washington como punto de
referencia. Y ambas caras de la derecha, PRI y PAN, pretenden continuar con la
“alianza estratégica” que no es más que una “subordinación patética”, como la de
Calderón que se reunió el 18 de enero pasado con el jefe de la Agencia Central
de Inteligencia (CIA, por su sigla en inglés), David Petraeus, con quien acordó
la agenda “antinarco” entre México y Estados Unidos (Reuters). Antes de la
reunión se congregó con todo el gabinete de seguridad: las secretarías de la
Defensa Nacional, Marina, Gobernación, Seguridad Pública, la Procuraduría
General de la República y el Centro de Investigación y Seguridad Nacional. ¡Qué
subordinación de este gobierno a los designios de Washington! El jefe de la CIA
es un funcionario de tercer nivel y aquí se le trata como máxima autoridad. Eso
es inadmisible. Los mexicanos nos autodeterminamos y nuestra seguridad depende
de nosotros; nadie, ni un jefe de Estado y menos uno de la CIA debe tener acceso
a información y el trato que le dieron aquí, no es un protectorado de Estados
Unidos. Sin embargo ya se están construyendo bases militares (lo que viola la
Constitución) donde intervienen los estadunidenses –como en Puebla, Chihuahua ¿y
dónde más?–. A este respecto López Obrador ha rechazado explícitamente la
alianza militar con Estados Unidos, las bases militares extranjeras en
territorio nacional y el intervencionismo, al propugnar una relación de respeto
entre ambos países.
Para que prevalezcan los intereses del imperio y las corporaciones necesitan de
operadores ineptos y que se presten a ser sus títeres. Por eso Peña Nieto no
supo hablar de tres libros que hayan marcado su vida, desconoce el precio de la
tortilla y el monto del salario mínimo. Así los quieren y los requieren las
corporaciones que son las que mandan y no necesitan operadores pensantes, sino
que obedezcan. También a Vázquez Mota le gritaron “burra” en la Feria
Internacional del Libro de Guadalajara, cuando era secretaria de Educación
Pública en 2008, ya que confundió al autor Carlos Fuentes con el escritor
Octavio Paz, y la obra la Región más transparente conla “ciudad más
transparente”. Y hasta se atrevió en 1999 a ponerle como título a su libro Dios
mío, hazme viuda por favor. Las corporaciones necesitan políticos superficiales,
irresponsables, como Vázquez Mota que sólo asistió a ocho de 134 votaciones,
subió a tribuna una vez, pero que sí cobró su sueldo completo, que aunque muy
generoso no alcanza como para que use los aretes de 40 mil pesos y más que
porta. ¿De dónde? Políticos de gustos caros, elitistas, lejanos al pueblo como
ella o Peña Nieto, cliente frecuente de la exclusiva tienda de ropa de diseño
para hombres de Rodeo Drive (considerada la más cara del mundo en su tipo) donde
se distingue a quienes han gastado 2 millones de dólares en vestuario: los
príncipes de Gales, William Arthur Philip Louis Windsor y Charles Philip Arthur
George Windsor; el rey de España, Juan Carlos I de Borbón, y grandes magnates
que son a los que sirven el PRI y el PAN. En contraste, tenemos un proyecto
basado en las necesidades populares y el contacto con la gente, de un candidato
que ya recorrió uno a uno los 2 mil 456 municipios del país, incluso los 418
municipios indígenas. Y que tiene una iniciativa en la que se prioriza a los
jóvenes con planes concretos de empleo y estudio.
El 1 de julio próximo, se enfrentará López Obrador y todas las fuerzas
progresistas unidas, contra el personaje del PRI o el PAN que haya salido
adelante en la pugna interna por ser el “campeón” de la oligarquía y el imperio.
Lo hará en una situación de desventaja, porque ya desde el inicio es evidente la
inequidad. Vázquez Mota lleva semanas anunciándose en spots televisivos,
mientras que a López Obrador se le ha prohibido por ser “candidato único”.
También lo es Peña Nieto, pero él lleva años promocionándose en televisión con
el presupuesto del Estado de México. Lo hará con encuestas arregladas para dar
la imagen de que el PRIAN va a ganarle, pero no se puede tapar el sol con un
dedo y el fortalecimiento y crecimiento de la campaña de Morena y de López
Obrador es evidente.
Las fuerzas progresistas y populares están construyendo una gran unidad, ejemplo
de ello es el apoyo del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas al candidato López Obrador
y todo el proceso unitario en curso, mientras que por el lado de las fuerzas del
retroceso cunde la división. Calderón usa todo su poder contra el PRI y lo
seguirá haciendo y hasta prepara un escenario extremo de difícil realización que
podría llegar incluso a cancelar las elecciones con el pretexto de una situación
de emergencia.
Además del pleito PAN-PRI, el candidato del PRIAN que sobreviva llegará
desgastado por las pugnas internas de sus propios partidos que son cada vez más
fuertes, lo que evidenció la elección del PAN que fue particularmente sucia y
enconada: hubo de todo, robo de papelería electoral, acarreo masivo, canjeo de
votos por despensas, padrón rasurado y urnas embarazadas, robo de urnas por
comandos armados (como sucedió en Zozocolco, Veracruz), desviación de recursos
de entidades públicas para favorecer a precandidatos. Todas las marrullerías
que, además, han quedado impunes. La crisis interna de la reacción ha quedado
manifiesta a su vez con el rompimiento de Elba Esther Gordillo con el PRI. El
candidato que surja del Partido Nuevo Alianza será un factor más de pleito y
negociación entre ellos. Por su parte Vázquez Mota ya contrató al especialista
en guerra sucia, de origen español, Antonio Solá, quien inventó que López
Obrador era un peligro para México, por lo que se ve que la situación va a ser
grotesca.
La política estadunidense consiste en campañas de chismes y ataques personales,
de evidenciar la vida íntima y juzgarla, de ahondar en la sexual y pleitos
familiares de los candidatos para desviar la atención de los problemas
nacionales y de las propuestas de políticas públicas. El monopolio de medios al
servicio del PRIAN fomentan esta política de lavadero y desvían la atención de
las propuestas de fondo. Por lo contrario, la política popular y progresista
pone por delante el proyecto de acción, solución a los graves problemas del
país, las políticas públicas y los programas de trabajo; la discusión y el
debate de las grandes salidas nacionales. Por eso es importante que Morena y
López Obrador hayan discutido, trabajado, elaborado 50 puntos del nuevo proyecto
de nación y que de antemano se den a conocer las propuestas para el gabinete y
que sean mexicanos capaces y reconocidos.
Dos proyectos se enfrentan, uno defendido por el PRI, el PAN y algún otro
candidato que surja para hacerle el caldo gordo a la mafia en el poder; el otro,
el nuestro, que está tomando cada vez más fuerza es el plan unitario de fuerzas
progresistas y que tiene en López Obrador a un digno representante de los
mexicanos que queremos construir un futuro para nuestros hijos y gozar de un
país en paz. Es la alternativa para quienes amamos nuestra patria y nuestro
pueblo. Es la hora de la unidad para rescatar, renovar, reconstruir la nación.
Es la hora de derrotar al retroceso y la podredumbre que representan el PAN y el
PRI. Como dijo López Obrador el 9 de febrero pasado: “Votar por Peña Nieto o
Vázquez Mota es una especie de suicidio colectivo”. Ya no queremos más de lo
mismo, llegó la hora del verdadero cambio.
*Politólogo y urbanista; dirigente de Mexteki y vocero del Congreso de la
Soberanía
Fuente: Revista Contralínea 272 / 19 febrero de 2012
http://contralinea.info/archivo-revista/index.php/2012/02/19/mas-de-lo-mismo-o-un-cambio-verdadero/
* Enviado a nuestra publicación por Alfredo Ramírez Vilar desde México.
Economía
Unión Europea: el
innecesario sufrimiento causado por la austeridad neoliberal y la insuficiencia
de la crítica de Paul Krugman a la perversa estupidez de la élite eurocrática
Por Michael Hudson
Acabo de regresar de Rimini, Italia, en donde he vivido uno de los más
asombrosos espectáculos de mi vida académica. Cuatro colegas de la Universidad
de Missouri en Kansas City (UMKC) fuimos invitados a dictar conferencias durante
tres días sobre la Teoría Monetaria Moderna (TMM), a fin de explicar por qué se
halla actualmente Europa en tamaño lío monetario y para mostrar que hay una
alternativa, que la austeridad impuesta al 99% y la enorme riqueza pillada por
el 1% no es una fuerza de la naturaleza.
Stephanie Kelton (incorporada al Departamento de Teoría Económica de la UMKC, y
directora y editora de su blog –New Economic Perspectives—), el penalista y
profesor de derecho Bill Black, el banquero de inversiones Marshall Auerback y
yo mismo, junto con el economista francés Alain Parquez, comparecimos en el
pabellón polideportivo de Rimini el viernes por la noche. Bajamos hasta la
cancha central, rodeados de un auditorio estimado en más de 2.100 personas. Fue
como entrar en una ceremonia de los Oscars, con gente coreando nuestros nombres.
Algunos decían haber leído todos nuestros blogs económicos. Stephanie bromeó:
ahora sabía cómo se sentían los Beatles. Grandes aplausos, no para un
acontecimiento físico deportivo, sino intelectual.
Con una diferencia, claro está: nuestros adversarios no estaban allí. Había
mucha prensa, pero los eurotecnócratas dominantes –los lobistas bancarios que
determinan la política económica europea— están persuadidos de que cuanta menos
discusión haya en torno a posibles alternativas a la austeridad, más fácil les
resultará asestar su brutal golpe de mano financiero.
Todos los miembros de la audiencia habían contribuido a financiar nuestro viaje
desde los EEUU (en el caso de Alain, desde Francia) y nuestro alojamiento en el
Gran Hotel de Federico Fellini en la playa de Rimini. El acto fue organizado por
el periodista Paolo Barnard, antiguo estudiante de TMM con Randall Wray. Paolo
Barnard se percató de que en Italia podría haber una demanda masiva para una
discusión económica seria sobre lo que en estos momentos determina las
condiciones de vida en Europa: la aparición de una elite financiera dispuesta a
servirse de la crisis para convertirse en los nuevos señores financieros capaces
de construirse feudos por la vía de privatizar un dominio público liquidado a
precios de saldo por unos Estados que, por lo mismo que carecen de un banco
central capaz de financiar sus déficits, están trágicamente a merced de
tenedores de bonos y de eurócratas sacados del campo neoliberal.
Paolo y su gran equipo de apoyo (traductores incluidos) lograron que se
escuchara un enfoque de la teoría y la política monetarias y fiscales del que
hasta hace muy poco apenas se oía nada en los EEUU. Justo una semana antes, el
Washington Post había publicado un artículo sobre la TMM, a lo que siguió una
larga discusión en el Financial Times. Pero la TMM sigue básicamente radicada en
el Departamento de Teoría Económica de la UMKC y en el Levy Institute del Bard
College, con los que casi todos nosotros estamos asociados.
El núcleo de la Teoría Monetaria Moderna
El núcleo básico de nuestra tesis es que, así como los bancos comerciales crean
crédito electrónicamente en las pantallas de ordenador (creando un depósito de
crédito bancario para sus prestatarios, a cambio de que estos firmen un pagaré
con intereses), los Estados pueden crear dinero. No es necesario tomar prestado
de los bancos, pues las pantallas de ordenador suministran creación
prácticamente libre de crédito para financiar el gasto.
La diferencia, ni que decir tiene, es que los Estados gastan el dinero (al
menos, en principio) para promover el crecimiento y el empleo a largo plazo,
para invertir en infraestructuras, investigación y desarrollo, para proporcionar
atención sanitaria y para cumplir otras funciones económicas básicas. Los bancos
tienen, en cambio, un marco temporal más de corto plazo. Prestan crédito contra
colateral. Cerca del 80% del préstamo bancario son hipotecas contra bienes
raíces. Otros préstamos se hacen para financiar compras apalancadas y toma de
control empresariales. Pero el grueso de la inversión empresarial en nuevo
capital fijo se financia con los ingresos retenidos.
Desgraciadamente, el flujo de ingresos esta siendo en nuestros días
crecientemente derivado hacia el sector financiero: no sólo para pagar intereses
y recargos a los bancos, sino para la recompra de acciones concebida para apoyar
los precios de las acciones, y así, el valor de las opciones sobre acciones con
que se obsequian a sí propios los ejecutivos de las empresas financiarizadas de
nuestro tiempo. En lo tocante a las bolsas y los mercados de valores –que los
libros de texto siguen describiendo como el lugar en que se consigue dinero para
nuevas inversiones de capital—, se han convertido en un vehículo para comprar
empresas a crédito (por ejemplo, con bonos basura a intereses elevados) y
substituir los fondos propios por deuda. En la medida en que el pago de
intereses es deducible fiscalmente –como si fuera un coste necesario del
negocio—, ha bajado la recaudación por impuestos al ingreso. Y lo que deja de
ingresar el fisco por ese concepto, queda disponible para que lo ingresen los
banqueros y los tenedores de bonos, que se hacen ricos lastrando al conjunto de
la economía con deuda.
El insuficiente diagnóstico de Paul Krugman sobre Europa
Bienvenidos a la economía postindustrial, estilo financiarizado. El capitalismo
industrial ha pasado por una serie de etapas de capitalismo financiero, desde la
Economía de la Burbuja hasta la etapa de la quiebra técnica de los hipotecados,
los desahucios, la deflación por deuda, la austeridad y lo que ahora parece una
servidumbre por deuda en Europa, singularmente en los llamados PIIGS: Portugal,
Irlanda, Italia, Grecia y España. (Los países bálticos de Letonia, Estonia y
Lituania ya se han hundido tan profundamente en la deuda, que sus poblaciones
están emigrando en busca de trabajo y huyendo de los bienes raíces lastrados por
la deuda. La misma plaga se ha abatido sobre Islandia desde que sus estafas
bancarias colapsaron en 2008.)
¿Por qué son tan reluctantes los economistas a entrar en la descripción de este
fenómeno? Por una mezcla premeditación ideológica y de obnubilación analítica?
No bien terminó la conferencia de Rimini el domingo por la noche, por ejemplo,
la columna de Paul Krugman del pasado 27 de febrero en el NYT "¿Qué aflige a
Europa?", imputaba todos los problemas de Europa, simplemente, a la incapacidad
de los países miembros para devaluar sus monedas. Criticaba con razón a los
republicanos norteamericanos por culpar a los gastos en bienestar de los
problemas de la Eurozona, y criticaba acertadamente también a quienes culpan a
los déficits presupuestarios.
Pero dejaba fuera de su foco crítico a la verdadera camisa de fuerza que impide
al Banco Central Europeo (BCE) monetizar los déficits, consecuencia de la teoría
económica basura que inspiró a la constitución de la Unión Europea.
Si las naciones periféricas tuvieran todavía su propia moneda, podrían y
deberían servirse de la devaluación para restaurar la competitividad. Pero ya no
tienen moneda propia, lo que significa que se hallan inmersas en un largo
período de desempleo masivo y de una lenta y demoledora deflación. Sus crisis de
deuda son, substancialmente, un producto lateral de esa triste perspectiva,
porque las economías deprimidas llevan a déficits presupuestarios y la deflación
magnifica el lastre de la deuda.
La devaluación rebajaría el precio del trabajo al tiempo que incrementaría el
precio de las importaciones. La carga de la deuda denominada en moneda
extranjera aumentaría con la devaluación, lo que sería una fuente de problemas a
menos que el gobierno legislara para redenominar la deuda toda en moneda
nacional. Eso satisfaría la primera regla de toda finanza internacional, y es a
saber: ten siempre deudas denominadas en tu propia moneda (como los EEUU).
En 1933, Franklin Roosevelt anuló la Clásula del Oro en los contratos
estadounidenses de crédito, que obligaba a pagar a los bancos y a otros
acreedores con equivalentes al valor en oro. Pero en su característico estilo
neoclásico, el Sr. Krugman ignora el problema de la deuda:
"Los países afligidos, en concreto, no tienen nada excepto malas alternativas. O
bien sufren el dolor de la deflación o toman la drástica medida de abandonar el
euro, lo cual no será políticamente factible hasta que, o a menos que, todo lo
demás fracase (un punto al que parece estar aproximándose Grecia). Alemania
podría ayudar si suprimiera sus políticas de austeridad y aceptara una inflación
más elevada, pero no va a hacerlo."
Abandonar el euro no bastaría para evitar la austeridad y la deflación por deuda
Lo cierto es que abandonar el euro no bastaría para evitar la austeridad, los
desahucios y la deflación por deuda, si la nación que lo abandona mantiene las
políticas económicas neoliberales que infectan al euro.
Para percatarse, basta suponer que la economía post-euro dispone de un banco
central que sigue rechazando financiar los déficits públicos, forzando al
gobierno a tomar prestado de bancos comerciales y de tenedores de bonos. O que
el gobierno cree que debe equilibrar su presupuesto, antes que suministrar a la
economía la capacidad de gasto necesaria para crecer económicamente. O que el
gobierno desmantela el gasto público en bienestar. O que rescata las pérdidas de
los bancos privados. O que, como Irlanda, hace suyas, incorporándolas a la
contabilidad pública, las pérdidas dimanantes de las apuestas especulativas
bancarias.
El resultado seguiría siendo la deflación por sobreendeudamiento, la pérdida de
las viviendas, el desempleo y la imparable ola emigratoria que acompañaría a la
contracción de la economía nacional y de las oportunidades de empleo.
¿Cuál es la clave?
Así pues, ¿cuál es la clave? La clave es disponer de un banco central que haga
aquello para lo que fueron fundados los bancos centrales: monetizar los déficits
presupuestarios públicos, a fin de verter dinero en la economía para promover
del mejor modo posible el crecimiento económico y el pleno empleo.
Ese es el mensaje básico de la TMM que los cinco invitados tratamos de explicar
a nuestra audiencia en Rimini. Algunos se nos acercaron para contarnos que
venían de España expresamente para escucharnos. Otros, de Francia, y de otras
ciudades italianas. Y aunque concedimos muchas entrevistas a prensa, radio y
televisión, los grandes medios de comunicación ignoraron tranquilamente tesis
políticamente tan incorrectas.
Tal es el espíritu censor de la austeridad monetaria neoliberal. Su consigna es
NHA: No Hay Alternativa, y hacen todo para que así parezca. Mientras puedan
seguir suprimiendo la discusión sobre las carias (y superiores) alternativas
planteadas, mantendrán viva la esperanza de enseñorearse de un público resignado
a que sus niveles de vida se contraigan y su riqueza sea vampirizada por el 1%
en la cúspide de la pirámide económica.
La audiencia quedó especialmente satisfecha con la presentación teórica de
Stephanie Kelton, quien ofreció la más diáfana clase de teoría económica que yo
haya oído en mi vida: una introducción euclidiana a la lógica de la Teoría
Monetaria Moderna. (Puede verse en youtube, traducida a un italiano muy
inteligible, en: http://www.youtube.com/watch?v=XP60tpwu5cs.) Al final, nos
sentimos como unos concertistas.
La cantidad de gente que atestaba el polideportivo para escuchar nuestra
explicación sobre cómo ha de operar un banco central para evitar la austeridad y
promover, no destruir, el empleo, mostró que el propósito del gobierno de lavar
el cerebro de la población es vano. No funciona. Funciona tan poco como en la
clase 101 de Teoría Económica de Harvard, famosamente abandonada por los
estudiantes para protestar contra el ficticio universo intelectual paralelo allí
imperante, sólo atractivo para pacientes del Síndrome de Asperger
convenientemente seleccionados como idiotas útiles entrenables para construir
imágenes de la economía capaces de excluir el análisis del coste de la deuda, de
la barra libre rentista y del parasitismo financiero.
Michael Hudson es ex economista de Wall Street especializado en balanza de pagos
y bienes inmobiliarios en el Chase Manhattan Bank (ahora JPMorgan Chase & Co.),
Arthur Anderson y después en el Hudson Institute. En 1990 colaboró en el
establecimiento del primer fondo soberano de deuda del mundo para Scudder
Stevens & Clark. El Dr. Hudson fue asesor económico en jefe de Dennis Kucinich
en la reciente campaña primaria presidencial demócrata y ha asesorado a los
gobiernos de los EEUU, Canadá, México y Letonia, así como al Instituto de
Naciones Unidas para la Formación y la Investigación. Distinguido profesor
investigador en la Universidad de Missouri de la ciudad de Kansas, es autor de
numerosos libros, entre ellos Super Imperialism: The Economic Strategy of
American Empire.
Fuente: http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=4791
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