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NOTAS EN ESTA SECCION
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Bolivarismo y marxismo (1)

Por Jorge Abelardo Ramos

La aparición del proletariado en la América latina del siglo xx ha planteado desde nuevas bases la tarea de su revolución inconclusa. La nación latinoamericana, que hacia 1910 sólo vivía como un eco intelectual de las viejas batallas, comienza a ser una realidad en la Cuba socialista de medio siglo más tarde. En esta penosa y heroica marcha, el plan bolivariano sólo podrá desenvolverse bajo las banderas del socialismo. Ese socialismo posee ya una inflexión propia, una especificidad latinoamericana.

Pero si el pensamiento crítico de Marx puede arrojar una luz penetrante sobre la realidad de América latina, será a condición de que la conciba como un todo, en otras palabras, se impone reunir a Marx con Bolívar. Después de la pérdida del poder bolivariano América latina fue considerada como «un pueblo sin historia». Las instituciones, regímenes económicos y sistemas políticos que le impuso el imperialismo traían el sello simiesco de los productos que Europa destinaba al mundo excéntrico.

Las ideas marxistas no escaparon a esta degradación sufrida por todos los valores de la exquisita Europa al llegar a nuestras tierras. Al principio, los propios grandes jefes de la Rusia revolucionaria evidenciaban un desconocimiento completo del Nuevo Mundo. Luego, con el triunfo del stalinismo, fue exportado un artículo híbrido llamado marxismo leninismo, parido por los obtusos burócratas. El descrédito intelectual de semejante ersatz ya no requiere demostración. En cuanto a sus consecuencias prácticas, este libro ha hecho un recuento de esa edad rocambolesca.

Bastará recordar que en cada oportunidad en que el stalinismo divisaba una revolución nacional en el horizonte, se incorporaba rápidamente al bloque de las fuerzas oligárquicas que la enfrentaban. Esto ocurrió en Brasil, en Argentina, en Cuba, en toda América latina. Sólo advertían que una revolución vivía cuando ésta había triunfado; si no habían logrado impedir su victoria, se plegaban a ella para estrangularía desde el poder.

Tal es la crónica del stalinismo en Cuba, con su oscura legión de Escalantes y escaladores. Cuando la revolución estaba bajo la dirección nacionalista, como en el caso de Perón, el stalinismo se unía estrechamente, antes, durante y después de su gobierno, con las fuerzas más negras de la reacción. La propia expresión del marxismo leninismo reflejaba en la esfera semántica el sello de una política ajena. Pues toda la grandeza de Lenin como político había residido justamente en su admirable aptitud para interpretar a su país tal como era; por el contrario, la «rusificación» de la Internacional comunista después de su muerte invirtió el método leninista. Una caricatura trágica de ese método transformó fórmulas que habían resultado óptimas para la lucha política en el imperio zarista en la clave de todas las derrotas del último medio siglo.

Por esa razón, y no por puras consideraciones terminológicas, la adopción de un «marxismo bolivariano» compendiará mejor la naturaleza peculiar del proceso revolucionario en América latina. Este proceso deberá combinar todas las formas de la lucha. La actividad política no podrá sustituirse a la lucha armada, ni ésta a aquélla, ni la lucha legal a la ilegal, ni viceversa, pues todas ellas forman parte de un proceso único integrado por tácticas modificables y reemplazables. La importancia de cada una de ellas está condicionada por la relación de las fuerzas en presencia y por las particularidades de cada región latinoamericana. Ninguna de esas tácticas puede ser elevada a principio conductor; pero un hecho está confirmado por toda la experiencia histórica: no hay camino pacifico para la revolución. Ni siquiera para obtener el voto universal y secreto, reivindicación de la democracia burguesa en la Argentina, el viejo caudillo radical Hipólito encontró otro recurso que las revoluciones armadas. Sólo así obtuvo para el pueblo argentino el derecho a votar, derecho que la oligarquía, con el apoyo del Ejército, le arrebató desde 1955.

Nuestra bandera

La bandera de José Gervasio Artigas ha sido un símbolo de identidad para la Izquierda Nacional independiente, la que ha cabalgado junto al peronismo pero en distintos caballos.

¿Qué significan los tres colores?

José G. Artigas (1764-1850). Los tres colores, azul, blanco y rojo, aparecen en todas las banderas artiguistas.
El color blanco fue "signo de la distinción de nuestra grandeza", el azul simbolizó "nuestra decisión por la República" y el color rojo "la sangre derramada para sostener nuestra libertad e independencia"

¿Por qué la bandera de Artigas?

Porque Artigas basó toda su lucha en tres consignas esenciales para la liberación de la Patria.
1. Reforma agraria concreta a través de la entrega de tierras a los desposeídos que deseen trabajarla.
2. Proteccionismo económico para favorecer el desarrollo de la producción nacional.
3. Unidad de la Patria Grande para garantizar la liberación a través de las "Provincias Unidas de América del Sur".


Alfredo Zitarrosa - A Don José Artigas

En consecuencia, la acción sindical, tanto como la guerrilla, la lucha parlamentaria, la insurrección armada o la propaganda ideológica, son fases de una misma estrategia cuyo corolario no puede ser otro que la formación de los Estados Unidos socialistas de América latina. En aquellos Estados donde las relaciones capitalistas de producción han alcanzado mayor desenvolvimiento, como la Argentina, Chile, México o Brasil, las posibilidades de la lucha política parecen dominar este período y la consigna de «lucha armada» resultará inadecuada. Pero la relación entre esa consigna, la conciencia de las masas populares y el partido revolucionario deben ser muy estrechas. La disolución de esos tres factores por la decisión de un puñado de combatientes aislados conduce directamente al blanquismo, y muy probablemente a la derrota.

América latina no carece de mártires, sino de políticos revolucionarios y de revoluciones triunfantes. Es cierto que la lucha revolucionaria exige su tributo de martirio, pero el martirio por sí mismo no prueba la verdad del camino elegido. Este debe ser demostrado por otros hechos. El más importante de ellos es el conocimiento escrupuloso de la realidad económica y social de América latina. En una de sus habituales y vigorosas expresiones, Fidel Castro aludía recientemente a las «recetas» que el stalinismo latinoamericano extrae de su archivo desde hace cuarenta años para aplicar administrativamente a los múltiples aspectos de una realidad tan rica y compleja como la de América latina. Indios caribes, proletarios de la siderurgia, peones de estancia, campesinos sin tierra, chacareros ricos, quechuas de milenarias comunidades estáticas, estudiantes politizados, oligarquías extranjerizantes, burguesías nacionales frágiles y cobardes, militares de encontradas tendencias y desniveles históricos profundos -he aquí un cuadro que se resiste a una fórmula simple-. Ahí debe encontrarse la razón para latinoamericanizar el marxismo y marxistizar a América latina.

Es preciso asumir plenamente nuestro glorioso pasado de lucha. Es necesario redescubrir a nuestros héroes propios y elaborar desde aquí una perspectiva revolucionaria para los 250 millones de latinoamericanos. La tarea dista de ser sencilla. El carácter combinado de nuestra realidad social determina las formas mixtas, nacionales y socialistas de nuestro programa. Del mismo modo, los elementos «asiáticos» del pensamiento de Lenin se contraponían a los elementos «europeos» de ese pensamiento. Pero ambos reflejaban la realidad de una contradicción dinámica: pues Rusia era, a la vez, bárbara y civilizada, semicolonia e imperio opresor, Asia y Europa. Por eso la dialéctica siempre viva de la política leninista mostraba cierta ambigüedad que repelía a los socialdemócratas de una Europa estable y lineal. En Lenin convivían los elementos «democráticos» y «socialistas» que a su vez coexistían en la sociedad rusa multinacional: el mujik primitivo, el obrero industrial y el ciudadano de las naciones alógenas oprimidas por los grandes rusos. También las ilusiones de Lenin sobre la capacidad revolucionaria de la clase obrera europea se combinaban con su perspicacia para comprender el sentido profundo de la tempestad que se gestaba en Oriente. Pero si para hacer de la Rusia bizantina una nación normal era preciso destruir su imperio y dar a las nacionalidades que lo integraban el derecho a separarse, para hacer de América latina una «nación normal», la fórmula es inversa: es preciso unir sus Estados. Tanto como para Rusia, en América latina la resolución de las tareas democráticas y nacionales sólo puede lograrse por medio del socialismo. La burguesía nacional es incapaz de lograr el dominio político en el interior de cada Estado balcanizado; con mayor razón, ni sueña con la unidad de todos ellos. Precisamente por esa causa la tarea de Bolívar pasa a los discípulos de Marx. Éstos no podrán realizarla, sin embargo, sin la tradición de Bolívar ni volviendo las espaldas a los movimientos nacionales.

Y bien, para comprenderlo era preciso remontar el confuso río de la historia latinoamericana, a fin de revelar la unidad profunda de su corriente y tocar con la inteligencia su sólido lecho. Esa historia había comenzado en España y continuado en América. Quisimos narrar los momentos capitales de ese pasado donde los criollos emplearon las armas para ingresar a la historia universal como una nación independiente y unida. En ese periodo las grandes naciones europeas creaban su Estado nacional y nosotros lo perdíamos. Marx no comprendía a Bolívar, pero el Inca Yupanqui le inspiraba su juicio sobre la cuestión nacional. Un siglo después de la publicación de El capital, para los latinoamericanos Bolívar y Marx ya no podrán ser separados por fuerza alguna. Exponer las razones de tan curiosa fusión fue el propósito de esta historia de la nación latinoamericana. Aunque el libro termina aquí, esa historia continúa. De donde este fin es sólo un comienzo.

(1) Historia de la Nación Latinoamericana (Primera edición, 1968), capítulo Bolivarismo y Marxismo, digitalizado por Roberto Vera.


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La alianza plebeya (1)

Por Jorge Enea Spilimbergo

La alianza del proletariado con la pequeña burguesía constituye el fundamento estratégico de la revolución argentina. Englobamos en el proletariado a los asalariados industriales y del transporte, a los peones agrícolas y a vastas formaciones proletarias y semiproletarias de las provincias "pobres".

Esta afirmación no excluye que, en el curso de la lucha, puedan producirse acuerdos de más amplia naturaleza, con sectores específicamente burgueses. Pero interesa a los trabajadores la relación de fuerzas concreta que presidirá esos acuerdos y, en consecuencia, no sólo la necesidad de fortalecer su propia estructura ideológica y política de clase, sino su sistema de aliados inmediatos.

Tanto en el peronismo como en el frondizismo, con distintas dinámica y resultado tratábase de un frente nacional "por arriba", entre el proletariado, actuando como apoyo, y la "burguesía". Este frente nacional se ha roto y no se trata de resucitarlo. Corresponde, por el contrario, intensificar la lucha por multiplicar las relaciones y caminos hacia la alianza plebeya y revolucionaria del proletariado y la pequeña burguesía.

El socialismo revolucionario y la hegemonía del proletariado

La promoción de la clase trabajadora a representación nacional supone un salto de cantidad en calidad en la clase trabajadora misma. También el peronismo, en cierto modo, paga su deuda con el privilegio de la semicolonia clásica, ya que la tradición de sus métodos, sistemas y recursos fue posibilitada por una masa de reservas y maniobras surgida de nuestro poder adquisitivo como exportadores. De ahí que la dilución de las formas, hábitos y pensamientos de las políticas del frente de clases (incluido el primitivismo ideológico y la alineación a la jefatura bonapartista) exijan un proceso lento, paciente y obstinado.


Juan Carlos Castagnino, serie Cordobazo, 1970. El cordobazo ha sido una de las más avanzadas experiencias para que la alianza plebeya finalmente se constituya como eje de la revolución nacional. Más allá del retroceso histórico experimentado, éstos son hitos para la construcción de la memoria colectiva.

Hemos definido suficientemente como para que no requiera insistirse aquí, cuáles son los caracteres de esta superación cualitativa, en el campo ideológico, organizativo y táctico. Hemos demostrado la conexión indisoluble entre el programa socialista revolucionario y las tareas revolucionarias prácticas, que el oportunismo y el ultraizquierdismo insisten en disociar, ciñéndose a un manejo de slogans y a planes de "acción concreta". Hemos subrayado que no hay organización revolucionaria sin programa revolucionario que eduque y consolide los cuadros. Hemos distinguido entre meros programas enunciativos y el programa histórico del socialismo revolucionario, que es la conciencia marxista del proletariado emergiendo del proceso nacional y contemporáneo, vale decir, el socialismo de la izquierda nacional.

En consecuencia, hemos insistido en todo momento en que la lucha por el partido obrero está en la base misma de la lucha por la hegemonía del proletariado en la revolución, hegemonía que se revela como fundamento de un poder popular fecundo y perdurable. Negamos por eso mismo, que la constitución de un ala izquierda dentro del peronismo pueda sustituir la tarea de creación del partido obrero. Negamos que esta tarea pueda prepararse mediante el llamado entrismo en el peronismo. El deber de las fuerzas socialistas revolucionarias consiste en levantar públicamente su plataforma política y organizativa, en fraternal y limpia colaboración de lucha con los cuadros combativos del proletariado peronista. Sólo la preexistencia de una tal plataforma es capaz de suministrar, en el momento histórico oportuno, una opción real susceptible de dar cauce y expresión a la radicalización revolucionaria de las masas.

Consecuentemente, hemos denunciado como oportunista la tarea liquidadora de quienes se introducen en el peronismo para "trabajar en él", con frecuencia, para contrabandear dentro del peronismo sus propios lastres aventureros, antinacionales y cipayos. En general, criticamos a quienes absolutizan las diferenciaciones internas del peronismo, las opciones tácticas, el enfrentamiento entre "dirección" y "base", olvidando la cuestión fundamental: el carácter frente clasista del movimiento, su sustancia social democrática burguesa, que no puede superarse dentro del peronismo como movimiento. Pero así como nos negamos a centrar la cuestión en meros cambios de equipos, intensificaciones tácticas, apelaciones al democratismo organizativo y programas de tipo enunciativo, seguimos atentamente las tendencias a una radicalización concreta, que pugnan por suministrar bases más amplias de lucha, medios más eficientes y enérgicos y una comprensión más cabal del proceso político contemporáneo. Las grandes masas realizan sus experiencias a partir de los niveles históricamente dados. Sólo en la marcha, cuando queda al desnudo la insuficiencia de esos niveles, las grandes masas producen rápidos cambios de alineación, a condición de encontrar opciones reales preexistentes hacia las cuales desplazarse. Nuestra tarea no es permanecer aislados ante esa experiencia u oponerle una simple crítica lógica, agitando como un sonajero nuestras meras conclusiones acerca del partido revolucionario, sino estimular la experiencia misma, ayudar a que ella se produzca en las condiciones más amplias, normales y directas, para que los propios trabajadores (ya advertidos críticamente por otra parte, por nuestra prédica) extraigan la conclusión de que una nueva estructura histórica es la llamada a cumplir las tareas de la nueva situación histórica enfrentada, el tránsito de la política nacional burguesa a la política socialista revolucionaria.

(1) Fragmento extraído de Clase obrera y poder (Primera edición 1964). Digitalizado por Fernando Lavallén.


La unidad latinoamericana (1)

Por Honorio Díaz

La izquierda tradicional de Juan B. Justo y de Victorio Codovilla expresaba en cierto modo el país cosmopolita de principios del siglo XX, en el que hasta las teorías que se pretendían socialistas llevaban el sello dominante del europeísmo. Encarnaba las aspiraciones de los inmigrantes y sus concepciones se fueron perpetuando en los sectores intelectualizados de la pequeña burguesía progresista. Contra esa tradición, la izquierda nacional fue buscando construir un socialismo enraizado en el país, capaz de encarnar las inquietudes del proletariado provinciano que tuvo gestación durante la década del treinta.

La inquietud nacional latinoamericanista -que alcanzó sus primeras manifestaciones en Manuel Ugarte, José Ingenieros, Alfredo Palacios y Joaquín Coca- constituye otro de los rasgos diferenciales de la corriente. Sostuvo que cuando los europeos fueron conformando sus estados nacionales, los latinoamericanos lo perdieron en la fase extenuante de la balcanización. En la semicolonia la contradicción fundamental no surge de la oposición entre los intereses burgueses y las necesidades proletarias, sino que deriva de la existencia de un país opresor extranjero al cual se opone el frente plebeyo de las clases oprimidas. Así como la balcanización explica la dependencia, en la tarea de construcción de la nación continental se encuentra la clave emancipadora.

En la concepción de la nación latinoamericana tratan de superarse las falencias propias de las interpretaciones indigenistas e hispanistas. En las primeras se considera a la cultura indígena como la base fundamental de la nacionalidad (Manuel Gamio, José Mariátegui, etc.) y en las segundas la identidad se apoya en la cultura ibérica (Rómulo Carbia, Vicente Sierra, etc.). Una ve el comienzo de la sumisión en la conquista española, y la otra lo encuentra en el inicio de la emancipación americana. Ramos se instala en una tercera corriente que encuentra en el mestizaje el sustento de la conformación de un pueblo nuevo en el cual convergen la indianidad, la latinidad y la negritud. Esta vertiente latinoamericanista (José Vasconcelos, Manuel Ugarte, Leopoldo Zea, etc.) reconoce la nación como resultado de aportes múltiples a los cuales se fueron agregando -después- los propios de la inmigración europea masiva. En consecuencia, rechaza la leyenda negra que condena la conquista, y la leyenda rosa que la enaltece.

A medida que Ramos fue consolidando su obra historiadora resultó evidente el afán de superar la producción historiográfica de entonces con la articulación de una nueva versión del pasado nacional. Para esa elaboración no partía del vacío. Recogió aportes del revisionismo inicial que tuvo matriz liberal en Juan B. Alberdi, Adolfo Saldías y David Peña, entre otros. También recibió contribuciones del revisionismo rosista que se vio precisado a reestructurar, eligiendo con mayor dilección las elaboraciones forjistas, en especial de Scalabrini Ortiz y de Jauretche. Todo un vasto discurso latinoamericanista -que no receptó acríticamente- respalda su postura: de Martí a Mariátegui, de Rodó a Vasconcelos, de Darío a Ugarte, y tantos otros autores que reviven en sus páginas estableciendo las seculares hermandades y enemistades de los latinoamericanos.

(1) Fragmento del texto extraído de la publicación digital Izquierda Nacional: http://www.izquierdanacional.org


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Carta de Perón a Ramos

Madrid, lunes 29 de mayo de 1967

Señor Don Jorge Abelardo Ramos

Buenos Aires

Estimado amigo:

A mi regreso de un viaje de "manzanillización" a Sevilla, me encuentro con su carta y los ejemplares N° 3 y 4 de la revista "Izquierda Nacional" que tuvo usted la amabilidad de enviarme. Le agradezco su recuerdo: he leído con todo interés el material, sin desperdicio, de su contenido que comparto en un todo porque la verdad habla sin artificios. Una izquierda nacional, en la que orgullosamente me cuento, que sale a la palestra con verdades como puños sin preocuparse de que, en nuestros días, lo más peligroso suele ser decir la verdad. Llega poco a poco el día en que todos comenzamos a "hablar un mismo idioma" como iniciación de una unidad y solidaridad que está ya tardando en llegar y que será la única manera de encarar una liberación impostergable.

"La segunda revolución libertadora", excelente artículo de una verdad aterradora. La tan mentada "Revolución Argentina" es efectivamente la "segunda revolución libertadora" aunque sus consecuencias serán provechosas para nuestro pueblo. No sé si nosotros habremos sido demasiado buenos pero, los que nos han sucedido han sido tan malos que, en último análisis, venimos resultando óptimos. Estos nuevos "salvadores de la Patria" no harán sino confirmar el viejo refrán castellano: "detrás de mí vendrán los que grande me harán", lástima grande que sea el Pueblo inocente el que ha de pagar las consecuencias.

Desde la distancia y con la información que poseo puedo apreciar que desde el 28 de junio (*) hasta el relevo de los primeros ministros, la dictadura militar se ha debatido en una lucha sorda dentro de su "gobierno" entre los grupos interesados en copar el poder "detrás del trono" en la que han intervenido desde los grupos nacionalistas clericales hasta los de los gorilas contumaces pasando como ustedes dicen por los sectores de una versión inorgánica de los intereses de la burguesía nacional y las exigencias de la oligarquía vacuna. Mientras ello sucedía, la acción monopolista foránea y sus "cipayos"vernáculos, se encargaban de crear en el país un estado económico que obligara a la dictadura a caer en sus manos. El nombramiento de Krieger Vasena, conocido agente de los monopolios, demuestra que esos son los intereses que han vencido. Sus declaraciones iniciales y su acción ulterior están demostrando que no puede quedar lugar a dudas.

La campaña de intimidación, minuciosamente planeada y aplicada a continuación del fracaso del Plan de Lucha de la CGT, con la intención de paralizar toda acción de la resistencia popular nos demuestra que estamos frente al enemigo más peligroso que hemos enfrentado desde 1955: a la fuerza que esgrimen los militares que usurparon el poder, se agrega la habilidad de los grupos que sirven a los monopolios y la incapacidad y deshonestidad de muchos dirigentes sindicales que no sé si son tan incapaces como deshonestos. Esto nos debe hacer pensar en la necesidad imprescindible de reaccionar rápidamente hacia la unidad y solidaridad de todas las fuerzas populares. Ya no se trata de defender sindicatos, ni los intereses parciales, sino de la existencia misma de toda nuestra organización de la clase trabajadora argentina. Dentro de ello no cabe ya el egoísmo sindical de cada Comisión Directiva sino de articular una lucha de conjunto con disciplina y unidad de acción, porque a la unidad de nuestros enemigos no podemos sino oponerle nuestra propia unidad. A la oligarquía vacuna, a los intereses agroexportadores y la burguesía industrial, decididas a arruinar al proletariado argentino con la ayuda de las Fuerzas Armadas convertidas en "cipayos" del imperialismo, se les ha de oponer la decidida resolución del Pueblo que, dispuesto a todo, ha de oponer a la intimidación hechos fehacientes en los que demuestra que en la destrucción del pueblo estará implícita la destrucción de los demás y que si la clase trabajadora se hunde, se hundirán también las fuerzas que la condenan. Ello impone primero la unidad y solidaridad en nuestras fuerzas, segundo la purificación en su horizonte dirigente y tercero una planificación en la que vaya, desde la contraintimidación hasta la realización de medidas que no dejen lugar a dudas sobre la decisión de los trabajadores de llegar a los extremos que sea preciso llegar. Muchas veces he repetido a los peronistas que los pueblos que no quieren luchar por su liberación, merecen la esclavitud y nunca ha sido ese consejo más apropiado que en las actuales circunstancia.

Pero, esta lucha ha de ser inteligente: no se trata de oponer la fuerza al poder militar sino la habilidad. Según rige en los principios de la conducción, no se puede empeñar una batalla contra un enemigo más fuerte, pero sí se puede diluir la lucha en miles de pequeños combates donde uno se asegura el éxito y que sumados representan otra batalla librada en una lucha de guerrillas que no sólo da éxitos parciales sino que termina por desgastar las fuerzas adversarias. No es posible exponer al ciudadano inerme frente a la fuerza armada, pero sí es posible que este ciudadano, usando sus recursos, pueda producir un mal mayor en contra del enemigo que pretende batir, en este caso la dictadura militar, pegando donde duele, y cuando duele, allí donde la fuerza esté, nada, pero donde no esté la fuerza, todo. Cuando la reacción y las fuerzas que la sirven se percaten de que pueden perderlo todo, lo pensarán muy bien.

Sobre el asunto de mi conferencia reservada del 11 de noviembre de 1953 que aparece publicada en el N° 3 de "Izquierda Nacional" es absolutamente real. Nuestra política internacional estaba orientada hacia la integración geopolítica y hacia una integración histórica. La primera con los siguientes objetivos: suprimir los límites para un mejor aprovechamiento económico y técnico de América Latina; para formar luego un núcleo de países en condiciones de tratar sin desventajas con las grandes potencias (EEUU y Rusia); para impedir que nos siguieran dividiendo en provecho de esos intereses; para elevar el "standard" de vida de nuestros habitantes y para echar las bases de los futuros Estados Unidos de Sudamérica. La integración histórica en un "Tercer Mundo" para consolidar nuestras liberaciones por una unidad y solidaridad continental latinoamericana.

Cuando se firmó el tratado de Santiago de Chile, parecía que todos nuestros países lo firmarían y así lo hicieron en su mayoría, hasta que intervinieron fuerzas extracontinentales y "metieron el palo en la rueda" a través de la acción de Brasil y de Perú. Los norteamericanos formaron luego, por manos cipayas, la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio, con la finalidad de enterrar nuestro intento de integración, lo mismo que hizo Inglaterra cuando se formó la Comunidad Económico Europea. Ahora son los yanquis los que en Punta del Este propugnan la integración, pero esta vez se trata de una "integración sometida", es decir, un estatuto colonial, bajo la presión y al servicio de nuestros "hermanos del Norte". Es que la ALALC estaba destinada al mismo fracaso de la Comunidad Europea de Libre Comercio, creada por Inglaterra bajo la dirección norteamericana, que acaba de derrumbarse ante las efectividades económicas del Mercado Común Europeo hasta el extremo de que Inglaterra y sus seis acompañantes, mendigan ahora el permiso para ser admitidos en la Comunidad Económica Europea.
En 1953, pese al cipayismo dominante, estuvimos a un paso de realizarlo. Desde entonces hasta ahora, se ha perdido terreno. Espero que la juventud sudamericana tomará nuestro "testimonio" y lo llevará a su destino. Si no es así, pasarán muy malos ratos.

Con referencia al momento actual argentino, todo parece articularse alrededor de la situación económica y sus consecuencias sociales. El plan Krieger Vasena se evidencia cada día más como un gran camelo nacional. Los inevitables intereses creados y el temor de la gente impide que ese plan sea desenmascarado lisa y llanamente, pero por sobre todo el temor que parece haberse apoderado de importantes sectores de opinión independiente, un temor sutil e invisible que, en último análisis, no hace más que reflejar la presencia de un formidable aparato de represión que no se muestra desembozadamente pero que realmente existe y actúa en las formas más imprevisibles.

La toma del poder por un sector del mismo sistema -en este caso las fuerzas armadas- al margen del Pueblo en la actualidad cuesta mucha plata. En el pasado, el cambio más o menos violento del poder no alteraba esencialmente el ritmo económico, pero hoy las cosas son muy distintas, máxime si ese golpe, como se ve cada día, se realiza contra el Pueblo. Eso es precisamente lo que estos ingenuos "dictadores de bolsillo" no alcanzan a comprender y ese afán en soluciones que no serán tales mientras tal estado de cosas siga imperando. De afuera no viene ni vendrá ni un cobre. El famoso crédito "stand by" por 400 millones de dólares, está destinado pura y exclusivamente para equilibrar, en caso necesario, la balanza de pagos desfavorable, es decir, son dólares para pagar a los acreedores extranjeros, para que estos no dejen de cobrar, pero no significan ni un centavo de inversión productiva para el país. Esto que es elemental, no sólo no se dice sino que, por el contrario, tal operación aparece publicitada como un éxito financiero del gobierno. Es que todo es así: pura simulación, pero si la simulación puede engañar a los tontos, que son muchos, en cambio no arrima soluciones que es precisamente lo que se necesita.

Frente a lo que se avecina indefectiblemente en los próximos meses, con poco que supiéramos hacer nosotros y, si es posible, el resto de las fuerzas ciudadanas que hayan cedido al temor por la intimidación gorila, todo se pondría en excelentes condiciones. Me temo sin embargo, la indecisión que ya se manifiesta en los sectores políticos de radicales, que se reducen, como siempre, a lanzar manifiestos intrascendentes e inoperantes o los sectores del socialismo cipayo, lleno de simulaciones inconfesables. La unión de toda la ciudadanía formando un frente civilista que supiera oponerse al frente militar oligárquico tendría posibilidades insospechables. Ya el 17 de octubre de 1945 demostramos claramente que, si el poder militar es fuerte, es en cambio muy frágil frente a la resistencia inteligente de un Pueblo decidido a proceder con la misma inteligencia, mediante un poder que permanece oculto pero al que todos temen.

Nuestro problema sigue siendo el mismo: una conducción capacitada. Yo he designado para la conducción táctica al compañero Mayor Don Bernardo Alberte. Es como yo, un político aficionado pero un conductor profesional que domina la teoría, la técnica y la práctica de la conducción. Era uno de los hombres de reserva que tenía el Peronismo y se lo ha empleado por lo crítico de la situación actual. Yo lo conozco profundamente y sé que posee valores efectivos. Si todos le "ponen el hombro", estoy absolutamente persuadido de su éxito. El Peronismo me ha pedido siempre que nombre un jefe que sea tal y que me represente: lo he hecho con él. Espero que todos le obedezcan y le ayuden.
Le ruego haga llegar mis más afectuosos saludos a los amigos del Partido Socialista de la Izquierda Nacional, con mis mejores deseos por el éxito futuro.

Un gran abrazo.
Juan Perón

Fuente: Izquierda Nacional, http://www.izquierdanacional.org/web-anterior/los70/set06.html


Video de Juan Domingo Perón sobre la unidad latinoamericana

 


Zamba de la Izquierda Nacional

(Letra de Pericles Dentesano, música de "La Sanlorenceña")

Levanta su pabellón
La Izquierda Nacional
Y en su roja bandera
Las montoneras resurgirán

Gauchos de López Jordán
Y del Chacho inmortal
Con Facundo en La Rioja
Bandera roja levantarán.

Estribillo:

Pero ¡alerta americanos!
Que en la lucha nacional
América Latina,
la Patria Grande,
nos unirá.
Porque ése fue el sueño
Del Gran Artigas,
Simón Bolívar,
y San Martín.

El 16 radical, del peonaje expresión
Y en el 45, descamisados en rebelión
La clase trabajadora hará la revolución
Y será socialista la gran bandera de mi Nación

Estribillo

Pero ¡alerta americanos!
Que en la lucha nacional
América Latina,
la Patria Grande,
nos unirá.
Porque ése fue el sueño
Del Gran Artigas,
Simón Bolívar,
y San Martín.


Discurso del "Che" Guevara sobre el imperialismo

 


Discurso del "Che" Guevara en el que reivindica la educación, el trabajo y la lucha de liberación contra el imperialismo

 


Discursos Perón y Evita, 1947

 


El Cordobazo

 


Arturo Jauretche - Estatuto legal del coloniaje (entrevista)


Entrevista a Fidel Castro sobre el asalto a la Moncada

Relata Fidel los objetivos y detalles del asalto a la Moncada

Resumen de las conversaciones sostenidas por el Presidente cubano con periodistas suecos que lo acompañaron a recorrer los escenarios de los sucesos del 26 de julio de 1953.

Periodista: ¿...la estrategia del Moncada era tomar ese campamento para armar luego al pueblo y seguir una guerra?

Fidel: Nosotros pensábamos ocupar las armas del campamento en Santiago de Cuba, hacer un llamamiento a la huelga general de todo el pueblo, partiendo de la situación de descontento y de odio hacia Batista y utilizar las estaciones de radio para un llamamiento a la huelga general. Si no se lograba la paralización del país el objetivo nuestro era después ir hacia las montañas para librar una guerra irregular en las montañas.

Periodista: ¿...de dónde partieron los vehículos que fueron a atacar el Cuartel?

Fidel: Desde aquí... (la granjita Siboney) Esta casa sirvió primero para concentrar las armas, y por último, para concentrar el personal. Esta carretera sale a una avenida, la avenida al Cuartel, y tácticamente era el mejor lugar para esa operación. Aquí se disimulaba esto con el pretexto de que se estaba fundando una granja avícola en este lugar (en las afueras de Santiago de Cuba).

Periodista: Pero aquí no se hizo ningún entrenamiento, solo la concentración...

Fidel: Aquí no se podía hacer entrenamiento porque era muy arriesgado; el entrenamiento lo hicimos en La Habana... Llegamos a entrenar más de mil hombres... Aquí concentramos al personal que iba a atacar el Moncada. Ciento treinta y cinco hombres se reunieron aquí en la madrugada del día 26 de julio, mientras otro grupo estaba en la zona de Bayamo. Porque militarmente nosotros pensábamos tomar el Moncada y Bayamo (el cuartel), para tener una vanguardia organizada en la dirección principal de contraataque posible de Batista.

Periodista: ¿...Aquí se montaron en los carros y en los autos que fueron?

Fidel: Por ahí hay un pozo donde guardamos las armas, porque las armas nuestras las conseguimos en las armerías, eran armas de caza... El grueso de nuestras armas eran de este tipo de escopeta, calibre 12, calibre 16 y fusiles de 22 milímetros. La única arma de guerra es un fusil M-1 que se utilizaba de entrenamiento en la Universidad (de La Habana).
Otro hecho:... Todos nuestros uniformes eran uniformes del Ejército, que los habíamos adquirido a través de un compañero nuestro que estaba en el Ejército de Batista...
El elemento sorpresa era el factor decisivo de la operación... Al Ejército de Batista íbamos a tomarle la segunda fortaleza militar del país, que tenía más de mil hombres. Y se habría podido tomar. Aún hoy pienso que el plan no era un mal plan; era un buen plan.

Periodista: El problema fue el desvío de la otra fuerza.

Fidel: El problema fundamental es que con motivo de los carnavales, que nosotros habíamos planificado nuestra acción durante el carnaval, para poder movilizar más fácilmente a nuestras fuerzas, en esos días precisamente ellos redoblaron la guardia y establecieron una posta cosaca alrededor del Regimiento...Y lo que complicó la situación definitivamente fue el choque con la guardia cosaca alrededor del cuartel y por la calle principal por donde íbamos nosotros. Y origina un combate fuera del cuartel. De lo contrario, nosotros habríamos podido tomar el cuartel perfectamente bien.

Periodista: ¿Cuántos carros eran en total?

Fidel: Primero salieron los carros que iban a tomar el Hospital Civil, eran tres. Después, los carros que iban a tomar la Audiencia, eran dos... treinta y cinco hombres. Y después conmigo iban los carros que iban a tomar el Cuartel, que eran alrededor de catorce carros... Yo llevaba alrededor de noventa hombres...(Fidel y los periodistas arriban al Cuartel Moncada, donde prosigue el relato)
Entonces le voy a decir dónde se produce la crisis; se produce aquí. ¿Por qué? Porque la posta cosaca venía en esta dirección hacia acá y nos la encontramos aquí; pero un carro había pasado delante de nosotros, que es el que tenía que desarmar la posta, y el carro llegó-llevaba cien metros delante de nosotros-y desarmó la posta. Pero la posta cosaca vio pasar el primer carro y se quedó mirando; y cuando vio que el carro desarmó a la posta allí, se puso en guardia, alerta...
El resultado fue que el combate se empieza a desarrollar fuera del cuartel, y el combate tenía que desarrollarse dentro del cuartel.

Periodista: Entonces se movilizó el cuartel.

Fidel: Se movilizó el Regimiento y organizó la defensa. Eso fue lo que impide...Porque realmente la posta cosaca era una cosa nueva, que la habían puesto con motivo de los carnavales. El plan realmente...Allí tenía que empezar cuando nos franqueara la posta. Pero resulta el encuentro con la posta cosaca...
Yo creo que si hubiéramos seguido, sin hacerle caso a la posta los otros carros, habríamos tomado el cuartel. Fue el más grave. Si no llega a ocurrir el incidente de la posta cosaca, nosotros tomamos el Cuartel, porque la sorpresa era total. Era un buen plan. Y si fuera necesario hacer un plan ahora, con la experiencia que ya tenemos, haríamos un plan más o menos igual. El plan era bueno.

[Publicado en Revista Casa de las Américas, 1978]


La lucha antiimperialista es la clave de la liberación (1)

[Entrevista a León Trotsky por Mateo Fossa, 23 de septiembre de 1938]

Fossa: En su opinión, ¿cómo se desarrollará la actual situación en Europa?

Trotsky: Es posible que también esta vez la diplomacia logre llegar a un corrupto compromiso. Pero no durará mucho. La guerra es inevitable, y estallará en un futuro inmediato. Las crisis internacionales se suceden. Estas convulsiones son los dolores de parto de la próxima guerra. Cada nuevo paroxismo será más agudo y peligroso. Actualmente no veo en el mundo ninguna fuerza que pueda detener el desarrollo de este proceso, es decir, el nacimiento de la guerra. Indefectiblemente una horrible masacre se hará presa de la humanidad.
Por supuesto, una oportuna reacción revolucionaria del proletariado internacional podría paralizar el trabajo rapaz de los imperialistas. Pero tenemos que mirar cara a cara a la realidad. La inmensa mayoría de las masas trabajadoras europeas siguen la dirección de la Segunda y la Tercera Internacional. Los dirigentes de la Internacional Sindical de Amsterdam apoyan plenamente la política de la Segunda y la Tercera Internacional y participan con ellas en los llamados “frentes populares” [2].
La política del “frente popular”, como lo demuestran los ejemplos de España, Francia y otros países, consiste en subordinar al proletariado al ala izquierda de la burguesía. Pero toda la burguesía de los países capitalistas, tanto la de derecha como la de “izquierda”, está impregnada de chovinismo e imperialismo. El “frente popular” sirve para hacer de los obreros carne de cañón de su burguesía imperialista. Y para nada más.
En la actualidad, la Segunda Internacional, la Tercera y la de Amsterdam son organizaciones contrarrevolucionarias cuyo objetivo es frenar y paralizar la lucha revolucionaria del proletariado contra el imperialismo “democrático”. En tanto no se elimine a la dirección criminal de estas internacionales, los obreros serán impotentes para oponerse a la guerra. Esta es la amarga e ineludible verdad. Tenemos que saber enfrentarla y no consolarnos con ilusiones y balbuceos pacifistas. ¡La guerra es inevitable!

Fossa: ¿Cuáles serán las consecuencias de la lucha que se libra en España en el movimiento obrero internacional?

Trotsky: Para comprender correctamente el carácter de los próximos acontecimientos, ante todo tenemos que dejar de lado la falsa teoría, totalmente errónea, de que la inminente guerra se librará entre el fascismo y la “democracia”. Nada más falso y tonto que esta idea. Sus intereses contradictorios dividen a las “democracias” imperialistas en todo el mundo. No sería difícil encontrar a la Italia fascista en el mismo bando que Gran Bretaña y Francia si pierde la fe en el triunfo de Hitler. La semifascista Polonia se unirá a unos u otros, según las ventajas que le ofrezcan. En el curso de la guerra la burguesía francesa, para mantener sometidos a sus obreros y obligarlos a luchar “hasta el fin”, puede sustituir su “democracia” por el fascismo. La Francia fascista, igual que la “democrática”, defendería sus colonias con las armas en las manos. El carácter rapaz de la nueva guerra imperialista se demostrará mucho más abiertamente que en la de 1914-1918. Los imperialistas no luchan por principios políticos sino por mercados, colonias, materias primas, la hegemonía sobre el mundo y toda su riqueza.
El triunfo de cualquiera de los bandos imperialistas significaría la esclavitud definitiva de toda la humanidad, el doble encadenamiento de las actuales colonias y de todos los países débiles y atrasados, entre ellos los pueblos de Latinoamérica. El triunfo de cualquiera de los bandos imperialistas traería la esclavitud, la desgracia, la miseria, la decadencia de la cultura humana.
¿Cuál es la salida me pregunta usted? Personalmente, no me cabe ninguna duda de que una nueva guerra provocará una revolución internacional contra el dominio de la humanidad por las rapaces camarillas capitalistas. Durante la guerra desaparecerán todas las diferencias entre la “democracia” imperialista y el fascismo. En todos los países se impondrá una despiadada dictadura militar. Los obreros y campesinos alemanes morirán igual que los franceses y los ingleses. Los modernos medios de destrucción son tan monstruosos que probablemente la humanidad sólo podrá soportar la guerra durante unos pocos meses. La desesperación, la indignación, el odio, empujarán a las masas de todos los países beligerantes a sublevarse con las armas en las manos. El triunfo del proletariado mundial pondrá fin a la guerra y resolverá también el problema español, al igual que todos los problemas actuales de Europa y otras partes del mundo.
Esos “dirigentes obreros” que quieren atar al proletariado al carro de guerra del imperialismo que se cubre con la máscara de la “democracia” son ahora los peores enemigos y los traidores directos de los trabajadores. Tenemos que enseñar a los obreros a odiar y a despreciar a los agentes del imperialismo porque les envenenan la conciencia. Debemos explicarles que el fascismo es sólo una de las formas del imperialismo, que no debemos combatir los síntomas externos del mal, sino sus causas orgánicas, es decir, el capitalismo.

Fossa: ¿Cuál es la perspectiva de la revolución mexicana? ¿Cómo ve usted la devaluación de la moneda en relación con la expropiación de las riquezas en tierras y petróleo?
Trotsky: No puedo tratar detalladamente estos problemas. La expropiación de las tierras y las riquezas naturales constituye para México una medida de autodefensa nacional absolutamente indispensable. Ninguno de los países latinoamericanos podrá conservar su independencia si no satisface las necesidades cotidianas del campesinado. La disminución del poder adquisitivo de la moneda es sólo una de las consecuencias del bloqueo imperialista contra México que ya comenzó. Cuando se lucha, las privaciones materiales son inevitables. La salvación es imposible sin sacrificios. Capitular ante los imperialistas significaría entregarles todas las riquezas del país y condenar al pueblo a la decadencia y la extinción. Por supuesto, las organizaciones obreras tienen que controlar que el peso del alza del costo de la vida no caiga fundamentalmente sobre los trabajadores.

Fossa: ¿Qué me puede decir sobre la lucha de liberación de los pueblos latinoamericanos y sus futuros problemas? ¿Cuál es su opinión sobre el aprismo? [3]

Trotsky: No conozco suficientemente la situación de cada uno de los países latinoamericanos como para permitirme una respuesta concreta a las cuestiones que usted plantea. De todos modos me parece claro que las tareas internas de estos países no se pueden resolver sin una lucha revolucionaria simultánea contra el imperialismo. Los agentes de Estados Unidos, Inglaterra, Francia (Lewis, Jouhaux, Toledano, los stalinistas) tratan de sustituir la lucha contra el imperialismo por la lucha contra el fascismo. En el último congreso contra la guerra y el fascismo fuimos testigos de sus criminales esfuerzos en este sentido [4]. En los países latinoamericanos los agentes del imperialismo “democrático” son especialmente peligrosos, pues tienen más posibilidades de engañar a las masas que los agentes descubiertos de los bandidos fascistas.
Tomemos el ejemplo más simple y obvio. En Brasil reina actualmente un régimen semifascista al que cualquier revolucionario sólo puede considerar con odio. Supongamos, empero, que el día de mañana Inglaterra entra en un conflicto militar con Brasil. ¿De qué lado se ubicará la clase obrera en este conflicto? En este caso, yo personalmente estaría junto al Brasil “fascista” contra la “democrática” Gran Bretaña. ¿Por qué? Porque no se trataría de un conflicto entre la democracia y el fascismo. Si Inglaterra ganara, pondría a otro fascista en Río de Janeiro y ataría al Brasil con dobles cadenas. Si por el contrario saliera triunfante Brasil, la conciencia nacional y democrática de este país cobraría un poderoso impulso que llevaría al derrocamiento de la dictadura de Vargas. Al mismo tiempo, la derrota de Inglaterra asestaría un buen golpe al imperialismo británico y daría un impulso al movimiento revolucionario del proletariado inglés. Realmente, hay que ser muy cabeza hueca para reducir los antagonismos y conflictos militares mundiales a la lucha entre fascismo y democracia. ¡Hay que saber descubrir a todos los explotadores, esclavistas y ladrones bajo las máscaras con que se ocultan!
En todos los países latinoamericanos los problemas de la revolución agraria están indisolublemente ligados a la lucha antimperialista. Los stalinistas, traidoramente, paralizan a ambas.
En sus negociaciones con los imperialistas, los países latinoamericanos sólo le sirven al Kremlin de moneditas para el cambio menudo. A Washington, Londres y París, Stalin les dice: “Reconózcanme como su igual y yo les ayudaré a aplastar el movimiento revolucionario de las colonias y semicolonias; para eso tengo a mi servicio a centenares de agentes como Lombardo Toledano”. El stalinismo se ha transformado en la lepra del movimiento de liberación.
No conozco al aprismo como para arriesgar un juicio definitivo. En Perú la actividad de este partido es ilegal y por lo tanto difícil de observar. En el congreso de setiembre contra la guerra y el fascismo, el APRA, junto con los delegados de Puerto Rico, adoptó una posición que, hasta donde yo la puedo juzgar, fue valiosa y correcta. Sólo queda esperar que el APRA no caiga en la trampa de los stalinistas, ya que ello paralizaría la lucha por la liberación del Perú. Creo que los acuerdos con los apristas, para determinadas tareas prácticas, son posibles y deseables a condición de mantener una total independencia organizativa.

Fossa: ¿Qué consecuencias tendrá la guerra en los países latinoamericanos?

Trotsky: Sin duda, ambos campos imperialistas se esforzarán por atraer a los países latinoamericanos hacia la vorágine de la guerra, para luego esclavizarlos completamente. La hueca charla “antifascista” sólo sirve para preparar el terreno a uno solo de ambos imperialismos. Para enfrentarse a la ya preparada guerra mundial, los partidos revolucionarios de América Latina deben asumir inmediatamente una actitud irreconciliable hacia todos los grupos imperialistas. Los pueblos latinoamericanos tendrán que estrechar más íntimamente sus lazos en base a la lucha por su autopreservación.
En el primer período de la guerra, la posición de los países débiles puede llegar a ser muy difícil. Pero, con el correr de los meses, los imperialistas se tornarán más y más débiles. La lucha mortal entre ellos permitirá a los países coloniales y semicoloniales levantar sus cabezas. Por supuesto, esto se aplica también a los países latinoamericanos. Serán capaces de lograr su propia liberación si a la cabeza de las masas se colocan partidos antimperialistas y sindicatos verdaderamente revolucionarios. Uno no se puede escapar de las trágicas situaciones históricas por medio de triquiñuelas, frases huecas o mezquinas mentiras. Debemos decir a las masas la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.

Fossa: En su opinión, ¿cuáles son las tareas que deben encarar los sindicatos, y qué métodos deben utilizar?

Trotsky: Para que los sindicatos puedan nuclear, educar y movilizar al proletariado para la lucha por la liberación, tienen que superar los métodos totalitarios del stalinismo. Los sindicatos deben abrir sus puertas a los obreros de todas las tendencias políticas, a condición de que en la acción se respete la disciplina. Quien utiliza los sindicatos como un arma para lograr objetivos que le son ajenos -especialmente como un arma de la burocracia stalinista y el imperialismo “democrático”- inevitablemente divide a la clase obrera, la debilita y favorece a la reacción. Que reine una democracia total y honesta en los sindicatos es la condición más importante para que haya democracia en el país.
Para concluir, le pido que transmita mis saludos fraternales a los obreros de Argentina. No dudo de que ni por un momento han creído las desagradables calumnias que esparcieron por todo el mundo las agencias stalinistas en contra de mí y de mis amigos. La lucha que libra la Cuarta Internacional contra la burocracia stalinista es la continuación de la gran lucha histórica de los oprimidos contra los opresores, de los explotados contra los explotadores. La revolución internacional liberará a todos los oprimidos, incluyendo a los obreros de la URSS.

Notas
[1] Tomado de la versión publicada en Escritos, Tomo X, pág. 39, Editorial Pluma.
[2] Internacional de Amsterdam: con este nombre se conocía popularmente a la Federación Sindical, dominada por los socialdemócratas, cuyo centro estaba en Amsterdam. El Frente Popular es la coalición gubernamental de los partidos comunistas y socialistas con los partidos burgueses alrededor de un programa capitalista liberal. La Comintern adoptó la política del frente popular en su Séptimo Congreso (1935).
[3] APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana): fundada en 1924 por el peruano Haya de la Torre. En su momento de apogeo hubo movimientos apristas en Cuba, México, Perú, Costa Rica, Haití y Argentina. Fue el primer movimiento que planteó la necesidad de unificación económica y política de América Latina contra la dominación imperialista. De carácter populista, su programa consistía de cinco puntos: acción contra el imperialismo yanqui; unidad de América Latina; industrialización y reforma agraria; internacionalización del Canal de Panamá y solidaridad mundial de todos los pueblos y clases oprimidas. El APRA posteriormente degeneró en un partido reformista liberal, anticomunista y pro-capitalista.
[4] El “Congreso Mundial contra la Guerra y el Fascismo” tuvo lugar en México el 12 de septiembre de 1938. Sus organizadores stalinistas pretendían alinear al movimiento obrero internacional en la inminente guerra, en la defensa de los imperialistas “democráticos” contra los países fascistas; se designó “a dedo” a los delegados teniendo en cuenta este objetivo. Sin embargo, los delegados mexicanos, portorriqueños y peruanos alegaron que los gobiernos aliados también eran responsables de la guerra que estaba por estallar.

Fuente: http://www.marxists.org/espanol/trotsky/ceip/latin/22.LA%20LUCHA%20ANTIIMPERIALISTA%20ES%20LA%20CLAVE%20DE%20LA%20LIBERACION.htm


 El regreso definitivo de Perón a la Argentina (1973)


Discurso de Salvador Allende en la Universidad de Guadalajara (1972)

 


Leon Trotsky - Corrido / Leon Trotsky's song

 


Los medios de comunicación*

Por Raúl Scalabrini Ortiz

En un país empobrecido, los grandes diarios son órganos de dominio colonialista. El periodismo es quizás la mas eficaz de las armas modernas que las naciones eventualmente poderosas han utilizado para dominar pacíficamente hasta la intimidad del cuerpo nacional y sofocar casi en germen los balbuceos de todo conato de oposición. Su acción es casi in denunciable porque fundamentalmente opera, no a través de sus opiniones sino mediante el diestro empleo de la información que por su misma índole no puede proporcionar una visión integral y so1o transfiere aquella parte de la realidad que conviene a los intereses que representa. En su extraordinariamente documentado libro América conquers Britain (América conquista Inglaterra), Ludwell Benny nos relata la lucha silenciosa, públicamente disimulada, invisible para los pueblos, pero no por eso menos encarnizada y decidida, en que se trenzaron EE. UU. y Gran Bretaña durante el decenio 1920-1930 para conquistar mercados, el uno; y para evitar ser desplazada la otra.

Uno de los capítulos del libro esta dedicado a detallar aspectos desconocidos y a veces de carácter reservado de los procedimientos puestos en juego para lograr el predominio de; la información periodística en China. La técnica utilizada no se caracteriza por su corrección y quizás tampoco por su moralidad, pero no, eran esos valores el objetivo por los cuales pugnaban ni los británicos; ni los norteamericanos. La documentación de Ludwell Denny, es aparentemente imparcial y muy completa pues tenia todos los documentos a mano, en su carácter de Jefe de prensa del Departamento de Estado.

El pueblo chino no tuvo nunca conocimiento de esa lucha que se desarrollaba para decidir quien iba a ser el informante. Las acciones rivales aparecen como actos individuales, independientes los unos de los otros. La voluntad y la inteligencia central, que los dirigen en ambos bandos permanecen absoluta y totalmente ignorados por el pueblo chino.

Los grandes diarios cambian de propietario sin que la operación trascienda al público. Se establecen agencias informativas que compiten y desalojan con la modicidad y amplitud de sus servicios a las agencias locales y a las establecidas con anterioridad. Los directores y redactores de los periódicos influyentes y a veces de segundo orden son sobornados con tan hábil y distinguida urbanidad que el soborno aparece como un mezquino honorario de actividades profesionales. Hasta las transmisiones cablegrafías son monopolizadas. Cuando eso ocurre, el rival instala poderosas estaciones radiotelegráficas desde las cuales propala noticias que pueden ser reproducidas gratuitamente. A primera vista, sorprende la tenacidad y la amplitud de los medios puestos en juego para obtener el predominio en la información periodística china. Pero a poco de pensarlo se comprende que esa información es el único lazo que une el cuerpo nacional chino con el resto del mundo, es el equivalente nacional de sus ojos, de sus oídos, de su tacto.

El pueblo chino se enterara de los hechos mundiales que a las agencias les interese difundir. Esos conocimientos serán sus puntos de referencia para medirse a si mismo, para fundamentar sus pretensiones o para consolarse de sus desventuras. Si el pueblo chino cree que el resto del mundo come tan poco como el, nadie se quejara, si cree que el resto del mundo paga por el petróleo el mismo precio que el paga, no protestara. Si cree que para su arroz no se obtiene mas precio que el que el logra, no discutirá. Si cree que para progresar necesita recibir al capital extranjero, nadie podrá validamente oponerse a que recurra.

En una palabra, desposeído de sus medios colectivos de información, el pueblo chino queda a merced de sus infamantes extranjeros que poco a poco, insensiblemente, influirán hasta en sus sentimientos nacionales, en la jerarquía de sus apreciaciones y en la calidad e intensidad de sus gustos y apetencias.

*De "Bases para la reconstrucción nacional" , Editorial Plus Ultra, 1965
Fuente: http://ar.geocities.com/raulscalabriniortiz/esc02.htm


Alfredo Zitarrosa - Adagio a mi país

 

ADAGIO A MI PAIS

Letra de Alfredo Zitarrosa
Música de Alfredo Zitarrosa

En mi país, que tristeza,
la pobreza y el rencor.
Dice mi padre que ya llegará
desde el fondo del tiempo otro tiempo
y me dice que el sol brillará
sobre un pueblo que él sueña
labrando su verde solar.
En mi país que tristeza,
la pobreza y el rencor.

Tú no pediste la guerra,
madre tierra, yo lo sé.
Dice mi padre que un solo traidor
puede con mil valientes;
él siente que el pueblo, en su inmenso dolor,
hoy se niega a beber en la fuente
clara del honor.
Tú no pediste la guerra,
madre tierra, yo lo sé.

En mi país somos duros:
el futuro lo dirá.
Canta mi pueblo una canción de paz.
Detrás de cada puerta
está alerta mi pueblo;
y ya nadie podrá
silenciar su canción
y mañana también cantará.
En mi país somos duros:
el futuro lo dirá.

En mi país, que tibieza,
cuando empieza a amanecer.
Dice mi pueblo que puede leer
en su mano de obrero el destino
y que no hay adivino ni rey
que le pueda marcar el camino
que va a recorrer.
En mi país, que tibieza,
cuando empieza a amanecer.

CORO:
En mi país somos miles y miles
de lágrimas y de fusiles,
un puño y un canto vibrante,
una llama encendida, un gigante
que grita: ¡Adelante... Adelante!


17 de octubre de 1945

 


Las reivindicaciones feministas*

Por José Carlos Mariátegui

Laten en el Perú las primeras inquietudes feministas. Existen algunas células, algunos núcleos de feminismo. Los propugnadores del nacionalismo a ultranza pensarían probablemente: he ahí otra idea exótica, otra idea forastera que se injerta en la mentalidad peruana.
Tranquilicemos un poco a esta gente aprensiva. No hay que ver en el feminismo una idea exótica, una idea extranjera. Hay que ver, simplemente, una idea humana. Una idea característica de una civilización, peculiar a una época. Y, por ende, una idea con derecho de ciudadanía en el Perú, como en cualquier otro segmento del mundo civilizado.
El feminismo no ha aparecido en el Perú artificial ni arbitrariamente. Ha aparecido como una consecuencia de las nuevas formas del trabajo intelectual y manual de la mujer. Las mujeres de real filiación feminista son las mujeres que trabajan, las mujeres que estudian. La idea feminista prospera entre las mujeres de oficio intelectual o de oficio manual: profesoras universitarias, obreras. Encuentra un ambiente propicio a su desarrollo en las aulas universitarias, que atraen cada vez más a las mujeres peruanas, y en los sindicatos obreros, en los cuales las mujeres de las fábricas se enrolan y organizan con los mismos derechos y los mismos deberes que los hombres. Aparte de este feminismo espontáneo y orgánico, que recluta sus adherentes entre las diversas categorías del trabajo femenino, existe aquí, como en otras partes, un feminismo de diletantes un poco pedante y otro poco mundano. Las feministas de este rango convierten el feminismo en un simple ejercicio literario, en un mero deporte de moda.
Nadie debe sorprenderse de que todas las mujeres no se reúnan en un movimiento feminista único. El feminismo tiene, necesariamente, varios colores, diversas tendencias. Se puede distinguir en el feminismo tres tendencias fundamentales, tres colores sustantivos: feminismo burgués, feminismo pequeño-burgués y feminismo proletario. Cada uno de estos feminismos formula sus reivindicaciones de una manera distinta. La mujer burguesa solidariza su feminismo con el interés de la clase conservadora. La mujer proletaria consustancia su feminismo con la fe de las multitudes revolucionarias en la sociedad futura. La lucha de clases –hecho histórico y no aserción teórica- se refleja en el plano feminista. Las mujeres, como los hombres, son reaccionarias, centristas o revolucionarias. No pueden, por consiguiente, combatir juntas la misma batalla. En el actual panorama humano, la clase diferencia a los individuos más que el sexo.
Pero esta pluralidad del feminismo no depende de la teoría en sí mismo. Depende. Más bien, de sus deformaciones prácticas. El feminismo, como idea pura, es esencialmente revolucionario. El pensamiento y la actitud de las mujeres que se sientan al mismo tiempo feministas y conservadoras carecen, por tanto, de íntima coherencia. El conservatismo trabaja por mantener la organización tradicional de la sociedad. Esa organización niega a la mujer los derechos que la mujer quiere adquirir. Las feministas de la burguesía aceptan todas las consecuencias del orden vigente, menos las que se oponen a las reivindicaciones de la mujer. Sostienen tácitamente la tesis absurda de que la sola reforma que la sociedad necesita es la reforma feminista. La protesta de estas feministas contra el orden Viejo es demasiado exclusiva para ser válida.
Cierto que las raíces históricas del feminismo están en el espíritu liberal. La revolución francesa contuvo los primeros gérmenes del movimiento feminista. Por primera vez se planteó entonces, en términos precisos, la cuestión de la emancipación de la mujer. Babeuf, el líder de la conjuración de los iguales, fue un asertor de las reivindicaciones feministas. Babeuf arengaba así a sus amigos: “no impongáis silencio a este sexo que no merece que se le desdeñe. Realzad más bien la más bella porción de vosotros mismos. Si no contáis para nada a las mujeres en vuestra república, haréis de ellas pequeñas amantes de la monarquía. Su influencia será tal que ellas la restaurarán. Si, por el contrario, las contáis para algo, haréis de ellas Cornelias y Lucrecias. Ellas os darán Brutos, Gracos y Scevolas.” Polemizando con los anti-feministas, Babeuf hablaba de “este sexo que la tiranía de los hombres ha querido siempre anonadar, de este sexo que no ha sido inútil jamás en las revoluciones”. Mas la revolución francesa no quiso acordar a las mujeres la igualdad y la libertad propugnadas por estas voces jacobinas o igualitarias. Los Derechos del Hombre, como una vez he escrito, podían haberse llamado, más bien Derechos del Varón. La democracia burguesa ha sido una democracia exclusivamente masculina.
Nacido de la matriz liberal, el feminismo no ha podido ser actuado durante el proceso capitalista. Es ahora, cuando la trayectoria histórica de la democracia llega a su fin, que la mujer adquiere los derechos políticos y jurídicos del varón. Y es la revolución rusa la que ha concedido explícita y categóricamente a la mujer la igualdad y la libertad que hace más de un siglo reclamaban en vano de la revolución francesa Babeuf y los igualitarios.
Mas si la democracia burguesa no ha realizado el feminismo, ha creado involuntariamente las condiciones y las premisas morales y materiales de su realización. La ha valorizado como elemento productor, como factor económico, al hacer de su trabajo un uso cada día más extenso y más intenso. El trabajo muda radicalmente la mentalidad y el espíritu femeninos. La mujer adquiere, en virtud del trabajo, una nueva noción de sí misma. Antiguamente, la sociedad destinaba a la mujer al matrimonio o a la barraganía. Presentemente, la destina, ante todo, al trabajo. Este hecho ha cambiado y ha elevado la posición de la mujer en la vida. Los que impugnan el feminismo y sus progresos con argumentos sentimentales o tradicionalistas pretenden que la mujer debe ser educada sólo para el hogar. Pero, prácticamente, esto quiere decir que la mujer debe ser educada sólo para funciones de hembra y de madre. La defensa de la poesía del hogar es, en realidad, una defensa de la servidumbre de la mujer. En vez de ennoblecer y dignificar el rol de la mujer, lo disminuye y lo rebaja. La mujer es algo más que una madre y que una hembra, así como el hombre es algo más que un macho.
El tipo de mujer que produzca una civilización nueva tiene que ser sustancialmente distinto del que ha formado la civilización que ahora declina. En un artículo sobre la mujer y la política, he examinado así algunos aspectos de este tema: “a los trovadores y a los enamorados de la frivolidad femenina no les falta razón para inquietarse. El tipo de mujer creado por un siglo de refinamiento capitalista está condenado a la decadencia y al tramonto. Un literato italiano, Pitigrillo, clasifica a este tipo de mujer contemporánea como un tipo de mamífero de lujo.
“Y bien, este mamífero de lujo se irá agotando poco a poco. A medida que el sistema colectivista reemplace al sistema individualista, decaerán el lujo y la elegancia femenina. La humanidad perderá algunos mamíferos de lujo; pero ganará muchas mujeres. Los trajes de la mujer del futuro serán menos caros y suntuosos; pero la condición de esa mujer será más digna. Y el eje de la vida femenina se desplazará de lo individual a lo social. La moda no consistirá ya en la imitación de una moderna Mme. Pompadour ataviada por Paquín. Consistirá, acaso, en la imitación de una Mme. Kollontay. Una mujer, en suma, costará menos, pero valdrá más.
El tema es muy vasto. Este breve artículo intenta únicamente constatar el carácter de las primeras manifestaciones del feminismo en el Perú y ensayar una interpretación muy sumaria y rápida de fisonomía y del espíritu del movimiento feminista mundial. A este movimiento no deben ni pueden sentirse extraños ni indiferentes los hombres sensibles a las grandes emociones de la época. La cuestión femenina es una parte de la cuestión humana. El feminismo me parece, además, un tema más interesante e histórico que la peluca. Mientras el feminismo es la categoría, la peluca es la anécdota.
*Escrito: Redactado por José Carlos Mariátegui en 1924.
Publicado por vez primera: Mundial, 19 de diciembre de 1924, Lima - Perú. (Aparece en el tomo14, Temas de educación, de la colección "Obras Completas de J. C. Mariategui" de Biblioteca Amauta.)

Fuente: http://www.marxists.org/espanol/mariateg/1924/dic/19.htm


Discurso sobre la propiedad agraria*

Por Salvador Allende

Compañeros trabajadores de la tierra que han venido desde toda Latinoamérica y desde países socialistas; compañeros dirigentes de las distintas organizaciones campesinas chilenas; señor cardenal Raúl Silva Henríquez, jefe de la Iglesia chilena y buen amigo de los campesinos; compañeros ministros de Agricultura y del Trabajo; compañeros dirigentes del agro, representantes de la CUT, parlamentarios del pueblo y compañeros dirigentes de los partidos populares.
He querido en el día de hoy estar, aunque sea unos pocos minutos con ustedes, antes de dejar mañana Chile para recorrer Ecuador, Colombia y Perú. He querido venir a sentir el olor de la tierra y estar junto a ustedes, compañeros trabajadores del agro. He querido oír el pensamiento de ustedes y, sobre todo, señalar la importancia que tiene esta reunión.
Por primera vez se realiza una conferencia latinoamericana por la reforma agraria y los derechos sindicales y sociales de los trabajadores del campo. Y es honroso que haya sido nuestro país el que haya podido dar forma a este acto y a esta conferencia, que tendrá extraordinaria repercusión en el ámbito latinoamericano, y tengo la certeza de que una de las resoluciones fundamentales de ustedes, o la fundamental, será hacer posible la organización de una gran central de los trabajadores de la tierra de Latinoamérica.
Saludo, pues, a los representantes de las 40 organizaciones de campesinos e indígenas del continente que luchan por la reforma agraria y por sus derechos sociales. Quiero destacar que esta conferencia está patrocinada por la Confederación Nacional de Asentamientos, la Confederación Campesina Libertad, la Confederación Campesino-Indígena Ranquil, la Confederación Triunfo Campesino y la Confederación Nacional de Cooperativas, organismos que, representando diferentes tendencias del campesinado chileno, se han unido para hacer posible este evento. De la misma manera que los representantes que están aquí de distintos países latinoamericanos están afiliados en sus patrias a diferentes organizaciones.
Quiero, por ello, señalar, entonces, la actitud pluralista, democrática de esta reunión, que señala una gran conciencia de los trabajadores de la tierra.
Siendo el hecho fundamental plantear las fases de la lucha por la reforma agraria, lógico es también considerar, y ustedes lo saben perfectamente bien, que la reforma agraria forma parte del proceso del desarrollo económico de un país. Que reforma agraria no es sólo, y es muy importante, el cambio de propiedad de la tierra, sino que, además, es hacer posible que el trabajador de ella, el campesino, el mediero, el afuerino, cambien su vida y su existencia, eleven su nivel y su capacitación. Reforma agraria es tierra, más crédito, semillas, abono, planificación, mecanización, sindicación de la tierra. Es educación y es salud. Reforma agraria es hacer cierta la frase más que centenaria de Tupac Amaru, cuando decía, y lo hizo presente el presidente del Perú al dictar la Ley de Reforma Agraria, «el patrón no comerá más de tu sudor, compañero campesino».
Quiero decir que sobre el continente latinoamericano su preocupación fundamental debe ser, además del campesino, el indígena, el hombre aborigen, el primitivo de estas tierras. Quiero señalarlo para que se entienda que el Gobierno que presido tiene como preocupación fundamental, precisamente, que en nuestra patria hay 600.000 descendientes de araucanos en las reducciones indigenas, en las provincias de Cautín, Malleco y Bío Bío; que las condiciones de existencia de los descendientes de la raza aborigen son subhumanas, y por eso este Gobierno ha enviado al Congreso Nacional un proyecto destinado a crear el lnstituto de Desarrollo lndígena, para al mismo tiempo que apoyar el perfeccionamiento, la recuperación de las tierras usurpadas, sepa de una vez por todas que el araucano será un ciudadano igual, no aceptando la ley discriminatoria que lo colocaba al margen de las leyes que rigen para el resto de los chilenos.
Deseo decir que, en realidad, la reforma agraria en los países capitalistas comienza en el siglo XVIII, de acuerdo con la modalidad de los regímenes y sistemas capitalistas. Y que cambia el contenido de la reforma agraria con la revolución de octubre. Pero quiero, con un sentido de responsabilidad, decirle a los compañeros campesinos que si hay un problema serio, grave y profundo, en los procesos revolucionarios, es precisamente el problema de la reforma agraria y de la tierra. La experiencia de la revolución de octubre señalo, por ejemplo, que a poco caminar, frente, por cierto, a situaciones difíciles, en Rusia, por el cerco que los países capitalistas hacían a la revolución, Lenin cambió el sentido de la economía, echó a caminar lo que se ha llamado la NEP, nueva política económica. Esa nueva política económica tuvo, fundamentalmente, como preocupación, cambiar la táctica que se había seguido en la aplicación de la reforma agraria y el reconocimiento a los pequeños y medianos agricultores. Lo señalo, porque en muchas partes, y también en nuestro país, mucha gente vive un tanto afiebrada, y no comprende que la reforma agraria representa profundas dificultades; que, por lo tanto, nuestra obligación, es elevar, esencialmente, el nivel de capacidad de los campesinos, porque entre nosotros necesitamos que la tierra chilena produzca los alimentos que el hombre nuestro debe consumir.
He dicho: cada país tiene que encarar la reforma agraria de acuerdo a su propia realidad. Nosotros estamos aplicando la ley de la reforma agraria dictada en el Gobierno anterior. La hemos profundizado, agilizado, y hoy, después de cerca de meses de gobierno, hemos expropiado 1.300 fundos, haciendas y latifundios. Y es nuestro objetivo el avance económico y político. Queremos dar fin al latifundio para lograr el cambio en las relaciones de producción; mejorar las condiciones de vida del campesino en su nivel cultural, como lo he dicho, de salud y de vivienda; consolidar las organizaciones campesinas que garanticen la continuidad del proceso de reforma agraria y la operatividad de un sistema nacional de planificación. Tenemos que entender que la rigidez de las disposiciones legales ha hecho que sea difícil la incorporación de sectores que viven al margen de su ubicación en el trabajo de la tierra. Yo tengo el recuerdo de una entrevista, que por primera vez en su historia, en su larga, dolorosa y trágica vida tuvieron los afuerinos con un presidente de la República. Hice grabar las palabras sencillas de esos chilenos que no tienen tierra, viviendas, leyes de previsión, hogar, mujer e hijos, o que si los tienen no pueden vivir con ellos. Por eso quiero señalar a los trabajadores de la tierra, a los que tienen ya la posibilidad de emplear sus manos, a los que están en los asentamientos, a los que estarán en los centros reformados, que es duro el problema que tenemos, pero debe ser encarado. No puede seguir existiendo en Chile una subclase como el afuerino, al margen de toda protección legal y en condiciones infrahumanas de existencia.
Quiero, también, decirles a ustedes que el Gobierno tiene clara conciencia de las formas específicas de propiedad y explotacion de la tierra. Debo reiterar el respeto por la propiedad privada de medianos y pequeños agricultores, y hacer posible que ellos se incorporen a los planes nacionales de producción. El Gobierno impulsará la organización de los pequeños agricultores, de manera tal que se integren las pequeñas economías campesinas en formas colectivas de explotación, y en la integración de la propiedad individual en propiedad social para dar lugar a la formación de grandes unidades productivas.
Quiero señalar que habrá libertad irrestricta de parte del campesino para decidir su ingreso o no a estas nuevas formas de organización de la propiedad. Consecuencialmente, se aceptaran tres formas de propiedad: la estatal, la cooperativa y la privada. Cada una de estas formas tiene que estar en relación con la zona, con la región, con las características del suelo, pero fundamentalmente, como lo he dicho, debe contarse con la conciencia y decisión de los trabajadores de la tierra. Todos los conceptos anteriores de propiedad serán aplicados de acuerdo a las condiciones sociales, políticas y económicas de las distintas partes del país. La cooperativa como empresa de propiedad colectiva del campesino debe ser conducida por los propios campesinos. El centro de reforma agraria debe ser entendido como una empresa de propiedad del pueblo, dando lugar a la agrupación de contingentes de trabajadores y estará dirigido y administrado por los propios trabajadores, quienes se ajustarán al programa y desarrollo del plan agropecuario del Gobierno. Por eso se han establecido en un reglamento del nuevo sector reformado los centros de reforma agraria. No afectan a los asentamientos,pero se irá a una modificación de sus reglamentos, oyendo directamente, conversando y discutiendo con las organizaciones que representan a los asentados, como lo hemos hecho y lo seguiremos haciendo, porque nada haremos a espaldas de los directamente interesados.
Teniendo presente la idea medular o central que ya he expuesto, el Gobierno se apoyará en amplios sectores de las masas sociales populares deI campo para la realización práctica de sus objetivos. A nivel nacional y en cada zona de provincia o comuna, de acuerdo con el tipo de organización existente, se están creando consejos campesinos, a través de los cuales los campesinos constituirán los órganos de acción. Estos consejos campesinos canalizarán la intervención directa y los planes de desarrollo agropecuario, en las expropiaciones, en la organización de trabajos en tierras expropiadas, en el crédito, en la comercializacion de la producción y en los insumos. De esta manera, he querido reseñar, sobre todo, para los compañeros que nos visitan, el pensamiento central nuestro, que incide esencialmente en la voluntad sacrificada del campesino, que tiene que entender, y ya lo sabe, que de él depende el desarrollo económico, fundamentalmente, de Chile, y de él depende que el hombre de Chile pueda alimentarse en condiciones humanas. Lo he dicho y debo repetirlo una vez más: el problema de la tierra es el problema del trigo; el problema del trigo es el problema de la harina; el problema de la harina es el problema del pan, y tenemos que darle pan, simbolizando en esta acepción, el alimento para el hombre. Ya lo ha dicho un compañero desde esta tribuna; Chile es un país que tiene que gastar 180, 200 millones de dólares para traer carne, trigo, grasa, mantequilla y aceite que nuestra tierra debería producir. Y pensemos, todavía, que este año, como consecuencia de la nieve, de los temporales, del terremoto y de las erupciones volcánicas, seguramente para 1972 se elevará esta inversión. Pensemos que tenemos dificultades frente a las minas del cobre, y que tenemos dificultades como consecuencia de nacionalizar esas riquezas básicas, que hoy son de los chilenos. Por eso he dicho muchas veces que el cobre es el sueldo de Chile, y la tierra es el pan. Por eso, esta mañana, como Presidente del pueblo y compañero de ustedes, yo los llamo, compañeros trabajadores de la tierra, a esforzarse, a producir más.
A comprender que un proceso de reforma agraria no puede hacerse de la noche a la mañana. Que hemos acelerado el paso y que en el próximo año no quedará un solo latifundio en Chile, y que ellos serán entregados a los campesinos nuestros. Pero también tenemos que encarar el problema del minifundio, y allí, entonces, la necesidad de una organización unitaria de ustedes, como lo decía un compañero, que se eleve la capacidad del campesino en sus conocimientos. La experiencia heredada de generación en generación, debe ser acrecentada con los conocimientos técnicos que le permitan hacer que la tierra rinda más. Un ministro de Agricultura de Estados Unidos dijo que la década del setenta al ochenta sería la década del hambre en Latinoamérica. Decir que ésa va a ser la década del hambre es afirmar algo que ya conocen los campesinos y trabajadores de América Latina. El 63% de los latinoamericanos se alimenta mal. Yo muchas veces lo he dicho con dolor de chileno: como consecuencia de la falta de proteínas, aquí en Chile hay 600.000 niños retrasados mentales. Por eso, compañeros, antes de irme a recorrer otros países y llevar un mensaje de paz y solidario, he querido estar con ustedes. Yo sé que no tengo que pedirles que se inclinen sobre el surco para lanzar la semilla que ha de convertirse en alimento. Y yo sé que ustedes ya entienden que el sudor con que empaparán la tierra está destinado a hacer posible que ustedes tengan alimentos para los suyos y alimentos para el pueblo. El cobre es nuestro y producirá más. La tierra en manos de ustedes, tiene que producir más. Hay que trabajar más y esforzarse más. Tenemos que hacer efectivo aquello de que habrá pan para todas las bocas y pan para todas las mesas. Compañeros campesinos chilenos: ustedes están comprometidos ante sus propias conciencias, y ahora ante el resto de los trabajadores que vienen de países latinoamericanos y de países socialistas. Yo sé que ustedes cumplirán, porque al hacerlo defenderán el porvenir de Chile, que está en los hijos del pueblo, en los hijos de ustedes.

*Pronunciado: El 23 de agosto de 1971.
Fuente: http://www.marxists.org/espanol/allende/1971/agosto23.htm


Norberto Galasso - Día de los trabajadores

 


Rodolfo Walsh, Operación Masacre, capítulo 23

Texto Operación Masacre


Por la unidad de América Latina

A, Convocatoria del Congreso de Panamá

Simón Bolívar

Invitación a los Gobiernos de Colombia, México, Río de la Plata. Chile y Guatemala, a formar el Congreso de Panamá

Lima, 7 de diciembre de 1824

Excmo. Señor

Grande y buen amigo:

Después de quince años de sacrificios consagrados a la libertad de América, por obtener el sistema de garantías que, en paz y guerra, sea el escudo de nuestro nuevo destino, es tiempo ya de que los intereses y las relaciones que unen entre sí a las repúblicas americanas, antes colonias españolas, tengan una base fundamental que eternice, si es posible, la duración de estos gobiernos.
Entablar aquel sistema y consolidar el poder de este gran cuerpo político, pertenece al ejercicio de una autoridad sublime, que dirija la política de nuestros gobiernos, cuyo influjo mantenga la uniformidad de sus principios, y cuyo nombre solo calme nuestras tempestades. Tan respetable autoridad no puede existir sino en una asamblea de plenipotenciarios nombrados por cada una de nuestras repúblicas, y reunidos bajo los auspicios de la victoria, obtenida por nuestras armas contra el poder español.
Profundamente penetrado de estas ideas invité en ochocientos veintidós, como presidente de la República de Colombia, a los Gobiernos de México, Perú, Chile y Buenos Aires, para que formásemos una confederación, y reuniésemos en el Istmo de Panamá u otro punto elegible a pluralidad, una asamblea de plenipotenciarios de cada Estado "que nos sirviese de consejo en los grandes conflictos, de punto de contacto en los peligros comunes, de fiel intérprete en los tratados públicos cuando ocurran dificultades, y de conciliador, en fin, de nuestras diferencias".
El Gobierno del Perú celebró en seis de julio de aquel año un tratado de alianza y confederación con el plenipotenciario de Colombia; y por él quedaron ambas partes comprometidas a interponer sus buenos oficios con los gobiernos de la América, antes española, para que entrando todos en el mismo pacto, se verificase la reunión de la asamblea general de los confederados. Igual tratado concluyó en México, a tres de octubre de ochocientos veintitrés, el enviado extraordinario de Colombia a aquel Estado; y hay fuertes razones para esperar que los otros gobiernos se someterán al consejo de sus más altos intereses.
Diferir más tiempo la asamblea general de los plenipotenciarios de las repúblicas que de hecho están ya confederadas, hasta que se verifique la accesión de los demás, sería privarnos de las ventajas que produciría aquella asamblea desde su instalación. Estas ventajas se aumentan prodigiosamente, si se contempla el cuadro que nos ofrece el mundo político, y muy particularmente, el continente europeo.
La reunión de los plenipotenciarios de México, Colombia y el Perú, se retardaría indefinidamente si no se promoviese por una de las mismas partes contratantes; a menos que se aguardase el resultado de una nueva y especial convención sobre el tiempo y lugar relativos a este grande objeto. Al considerar las dificultades y retardos por la distancia que nos separa, unidos a otros motivos solemnes que emanan del interés general, me determino a dar este paso con la mira de promover la reunión inmediata de nuestros plenipotenciarios, mientras los demás gobiernos celebran los preliminares que existen ya entre nosotros, sobre el nombramiento e incorporación de sus representantes.
Con respecto al tiempo de la instalación de la Asamblea, me atrevo a pensar que ninguna dificultad puede oponerse a su realización en el término de seis meses, aun contando el día de la fecha; y también me atrevo a lisonjear de que el ardiente deseo que anima a todos los americanos de exaltar el poder del mundo de Colón, disminuirá las dificultades y demoras que exijan los preparativos ministeriales, y la distancia que media entre las capitales de cada Estado, y el punto central de reunión.
Parece que si el mundo hubiese de elegir su capital, el Istmo de Panamá, sería señalado para este augusto destino, colocado como está en el centro del globo, viendo por una parte el Asia, y por el otro el África y la Europa. El Istmo de Panamá ha sido ofrecido por el Gobierno de Colombia, para este fin, en los tratados existentes. El Istmo está a igual distancia de las extremidades; y por esta causa podría ser el lugar provisorio de la primera asamblea de los confederados.
Difiriendo, por mi parte, a estas consideraciones, me siento con una grande propensión a mandar a Panamá los diputados de esta república, apenas tenga el honor de recibir la ansiada respuesta de esta circular. Nada ciertamente podrá llenar tanto los ardientes votos de mi corazón, como la conformidad que espero de los gobiernos confederados a realizar este augusto acto de la América.
Si V. E. no se digna adherir a él, preveo retardos y perjuicios inmensos a tiempo que el movimiento del mundo lo acelera todo, pudiendo también acelerarlo en nuestro daño.
Tenidas las primeras conferencias entre los plenipotenciarios, la residencia de la Asamblea, como sus atribuciones, pueden determinarse de un modo solemne por la pluralidad, y entonces todo se habrá alcanzado.
El día que nuestros plenipotenciarios hagan el canje de sus poderes, se fijará en la historia diplomática de América una época inmortal. Cuando, después de cien siglos, la posteridad busque el origen de nuestro derecho público, y recuerden los pactos que consolidaron su destino, registrarán con respeto los protocolos del Istmo. En él, encontrarán el plan de las primeras alianzas, que trazará la marcha de nuestras relaciones con el universo. ¿Qué será entonces el Istmo de Corinto comparado con el de Panamá?

Dios guarde a V. E.
Vuestro grande y buen amigo.
Bolívar

El Ministro de Gobierno y Relaciones
Exteriores,
José Sánchez Carrión

Fuente: http://www.analitica.com/bitblioteca/bolivar/panama.asp


Por la unidad de América Latina

B. Carta a los gobernantes de América

Augusto César Sandino

El Chipotón, 4 de agosto de 1928

Señores presidentes:

Por ser los intereses de esos quince pueblos los que más afectados resultarían si se permite a los yankees hacer de Nicaragua, una colonia del Tío Samuel, me tomo la facultad de dirigiros la presente, dictada no por hipócritas y falaces cortesías diplomáticas, sino con la ruda franqueza del soldado.
Los yankees, por un resto de pudor, quieren disfrazarse con el proyecto de construcción de un canal interoceánico a través del territorio nicaragüense, lo que daría por resultado el aislamiento entre las repúblicas indohispanas; los yankees, que no desperdician oportunidad, se aprovecharían del alejamiento de nuestros pueblos para hacer una realidad el sueño que en sus escuelas primarias inculcan a los niños, esto es: que cuando toda la América Latina haya pasado a ser colonia anglosajona, en el cielo de su bandera tendrá una sola estrella.
Por quince meses el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua, ante la fría indiferencia de los gobiernos latinoamericanos, y entregado a sus propios recursos y esfuerzos, ha sabido, con honor y brillantez, enfrentarse a las terribles bestias rubias y a la caterva de traidores renegados nicaragüenses que apoyan al invasor en sus siniestros designios.
Durante este tiempo, señores presidentes, vosotros no habéis correspondido al cumplimiento de vuestro deber, porque como representantes que sois de pueblos libres y soberanos, estáis en la obligación de protestar diplomáticamente, o con las armas que el pueblo os ha confiado, si fuere preciso, ante los crímenes sin nombre que el gobierno de la Casa Blanca manda, con sangre fría, a consumar en nuestra desventurada Nicaragua, sin ningún derecho y sin tener más culpa nuestro país que no querer besar el látigo con que le azota, ni el puño del yankee que lo abofetea.
¿Acaso piensan los gobiernos latinoamericanos que los yankees sólo quieren y se contentarían con la conquista de Nicaragua? ¿Acaso a estos gobiernos se les habrá olvidado que de veintiuna repúblicas americanas han perdido ya seis su soberanía? Panamá, Puerto Rico, Cuba, Haití, Santo Domingo y Nicaragua, son las seis desgraciadas repúblicas que perdieron su independencia y que han pasado a ser colonia del imperialismo yankee. Los gobiernos de esos seis pueblos no defienden los intereses colectivos de sus connacionales, porque ellos llegaron al poder, no por la voluntad popular, sino por imposición del imperialismo, y de aquí que quienes ascienden a la presidencia, apoyados por los magnates de Wall Street, defienden los intereses de los banqueros de Norte América. En esos seis desventurados pueblos hispanoamericanos sólo habrá quedado el recuerdo de que fueron independientes y la lejana esperanza de conquistar su libertad mediante el formidable esfuerzo de unos pocos de sus hijos que luchan infatigablemente por sacar a su patria del oprobio en que los renegados la han hundido.
La colonización yankee avanza con rapidez sobre nuestros pueblos, sin encontrar a su paso murallas erizadas de bayonetas, y así cada uno de nuestros países a quien llega su turno, es vencido con pocos esfuerzos por el conquistador, ya que, hasta hoy, cada uno se ha defendido por sí mismo. Si los gobiernos de las naciones que van a la cabeza de la América Latina estuvieran presididas por un Simón Bolívar, un Benito Juárez o un San Martín, otro sería nuestro destino; porque ellos sabrían que cuando la América Central estuviera dominada por los piratas rubios, seguirían en turno México, Colombia, Venezuela, etcétera.
¿Qué sería de México si los yankees lograran sus bastardos designios de colonizar Centro América? El heroico pueblo mexicano nada podría hacer, a pesar de su virilidad, porque estaría de antemano acogotado por la tenaza del Tío Samuel, y el apoyo que esperara recibir de las naciones hermanas no podría llegarle por impedirlo el Canal de Nicaragua y la Base Naval del Golfo de Fonseca; y quedaría sujeto a luchar con el imperio yankee, aislado de los otros pueblos de la América Latina y con sus propios recursos, tal como nos está sucediendo a nosotros ahora.
La célebre doctrina Carranza expresa que México tiene por su posición geográfica, que ser -y en realidad lo es- el centinela avanzado del hispanismo de América. ¿Cuál será la opinión del actual gobierno mexicano respecto a la política que desarrollan los yankees en Centro América? ¿Acaso no habrán comprendido los gobiernos de Iberoamérica que los yankees se burlan de su prudente política adoptada en casos como el de Nicaragua? Es verdad que, por el momento el Brasil, Venezuela y el Perú no tienen problemas de intervención tal como lo manifestaron en la discusión del derecho de intervención en la Conferencia Panamericana celebrada en La Habana en el año actual, por medio de sus representantes; pero si esos gobiernos tuvieran más conciencia de su responsabilidad histórica no esperarían que la conquista hiciera sus estragos en su propio suelo, y acudirían a la defensa de un pueblo hermano que lucha con el valor y la tenacidad que da la desesperación contra un enemigo criminal cien veces mayor y armado de todos los elementos modernos. Los gobiernos que se expresan en horas tan trágicas y culminantes de la historia en los términos en que lo hicieron Brasil, Venezuela, Perú y Cuba, ¿podrán tener mañana autoridad moral suficiente sobre los demás pueblos hermanos? ¿Tendrán derecho a ser oídos?
Hoy es con los pueblos de la América Hispana con quienes hablo. Cuando un gobierno no corresponde a las aspiraciones de sus connacionales, éstos, que le dieron el poder, tienen el derecho de hacerse representar por hombres viriles y con ideas de efectiva democracia, y no por mandones inútiles, faltos de valor moral y de patriotismo, que avergüenzan el orgullo de una raza.
Somos noventa millones de hispanoamericanos y sólo debemos pensar en nuestra unificación y comprender que el imperialismo yankee es el más brutal enemigo que nos amenaza y el único que está propuesto a terminar por medio de la conquista con nuestro honor racial y con la libertad de nuestros pueblos.
Los tiranos no representan a las naciones y a la libertad no se la conquista con flores.
Por eso es que, para formar un Frente Único y contener el avance del conquistador sobre nuestras patrias, debemos principiar por darnos a respetar en nuestra propia casa y no permitir que déspotas sanguinarios como Juan Vicente Gómez y degenerados como Leguía, Machado y otros, nos ridiculicen ante el mundo como lo hicieron en la pantomima de La Habana.
Los hombres dignos de la América Latina debemos imitar a Bolívar, Hidalgo, San Martín, y a los niños mexicanos que el 13 de setiembre de 1847 cayeron acribillados por las balas yankees en Chapultepec, y sucumbieron en defensa de la Patria y de la Raza, antes que aceptar sumisos una vida llena de oprobio y de vergüenza en que nos quiere sumir el imperialismo yankee.
PATRIA Y LIBERTAD
Augusto C. Sandino.

Fuente: www.geocities.com/lospobresdelatierra2/textos2/sandinocartagobernantes.html


Cordobazo: Recuerdo del 29 de Mayo de 1969 en Argentina

Por Rodolfo Walsh

Trabajadores metalúrgicos, del transporte y otros gremios declaran paros para los días 15 y 16 de Mayo, en razón de las quitas zonales y el no reconocimiento de la antigüedad por transferencias de empresas.
Los obreros mecánicos realizaban una asamblea y son reprimidos, defienden sus derechos en una verdadera batalla campal en el centro de la ciudad el día 14 de Mayo.
Los atropellos, la opresión, el desconocimiento de un sinnúmero de derechos, la vergüenza de todos los actos de gobierno, los problemas del estudiantado y los centros vecinales se suman.
Se paraliza totalmente la ciudad el 16 de mayo. Nadie trabaja. Todos protestan. El gobierno reprime.
En Corrientes es asesinado el estudiante Juan José Cabral. Se dispone el cierre de la uniiversidad.
Todas las organizaciones estudiantiles protestan. Se preparan actos y manifestaciones. Se trabaja en común acuerdo con la CGT.
El día 18 es asesinado en Rosario, el estudiante Adolfo Ramón Bello. Se realiza con estudiantes, obreros y sacerdotes tercermundistas una marcha de silencio en homenaje a los caídos.
El 23 de Mayo es ocupado el Barrio Clínicas por los estudiantes y son apoyados por el resto del movimiento estudiantil.
El 26 de Mayo el movimiento obrero de Córdoba resuelve un paro general de las actividades de 37 horas a partir de las 11 horas, para el 29 de Mayo, con abandono de trabajo y concentraciones públicas de protesta.
Los estudiantes adhieren en todo a las resoluciones de la CGT. Los estudiantes organizan y los obreros también. Millares y millares de volantes reclamando la vigencia de los derechos conculcados inundan la ciudad los días previos.
El 29 de Mayo amanece tenso. Los trabajadores de luz y fuerza son atacados con bombas de gases a la altura de Rioja y Gral. Paz. Una vez más la represión está en marcha.
Las columnas de los trabajadores de las fábricas automotrices llegan a la ciudad y son atacados. El comercio cierra sus puertas y la gente inunda las calles.
Corre la noticia de la muerte de Máximo Mena, obrero mecánico. Se produce un estallido popular, la rebeldía contra tanta injusticia, contra los asesinatos, contra los atropellos. La policía retrocede. Nadie controla la situación.
Es el pueblo. Son las bases sindicales y estudiantes que luchan enardecidas. El apoyo total de la población.
Es la toma de conciencia contra tantas prohibiciones. Nada de tutelas ni usurpadores del poder, ni de cómplices participacionistas.
El saldo de la batalla de Córdoba "El Cordobazo" es trágico. Decenas de muertos, cientos de heridos. Pero la dignidad y el coraje de un pueblo florecen y marcan una página histórica argentina y latinoamericana que no se borrará jamás.
En medio de esa lucha por la justicia, la libertad y el imperio de la voluntad del pueblo, sepamos unirnos para construir una sociedad más justa, donde el hombre no sea lobo del hombre, sino su hermano.
"Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes ni mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores. la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan.
La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las cosas. Esta vez es posible que se quiebre el círculo..."

Fuente: http://www.rodolfowalsh.org/spip.php?article1955


Argentina 1969, el Cordobazo 


Perón, clase de economía


¿Quién fue el general Mosconi?


Litto Nebbia & Zupay Serenata para la tierra de uno


Víctor Jara - Te recuerdo Amanda


Nos mataron tantas veces*

Por Juan Carlos Jara

(En exclusividad para Cuaderno de la Izquierda Nacional)

Tantas veces me mataron,
tantas desaparecí…
M. E. Walsh

Nos mataron con Moreno en alta mar
Nos mataron con el interminable y tramposo empréstito de Baring Brothers
Nos mataron con Monteagudo en Lima, con Dorrego en Navarro, con Facundo en Barranca Yaco
Nos mataron cuando San Martín y Artigas (y Perón) debieron emigrar al exilio, cuando Rivadavia boicoteó el Congreso de Panamá, cuando Mitre impuso su paz a palos en el Interior
Nos mataron con el Chacho en Olta
Nos mataron en Villamayor y en Margarita Belén, en Cañada de Gómez y en Plaza Lorea
Nos mataron con los paraguayos en la guerra de la triple infamia (como la llamó Alberdi)
Nos mataron desalojándonos del “desierto” (que habitábamos)
Nos mataron en la Semana Trágica
Nos mataron cuando un vicepresidente dijo que éramos la joya más preciada del Imperio Británico y otro conspiró con un voto “no positivo”
Nos mataron en las noches tristes
de las corbatas
de los lápices
del fatídico apagón en Ledesma
Nos mataron en el bombardeo a Plaza de Mayo y en las “inolvidables lluvias de septiembre” que exaltara Borges
Nos mataron en José León Suárez y en Campo de Mayo
Nos mataron con las monjas francesas
Con los palotinos
Con Angelelli y con Mugica
Nos mataron en la encerrona de Trelew
En las claudicaciones de Don Justo
En la traición del tácito riojano
Nos mataron con los planes económicos (antítesis del Plan de Operaciones)
El Prebisch
El Austral
El Primavera
La economía de guerra y el Punto Final
La Obediencia Debida y el Indulto
Nos mataron (silenciosamente) entre los guiños de Alsogaray, padre
y las estolas de Alsogaray, hija
Nos mataron Braulio Costa y Domingo Felipe Cavallo
Manuel J. García
Roberto Dromi
Federico Pinedo
Nos mataron setenta veces 30 mil
En la Esma y en las fábricas
En Paysandú y en la Bahía de los Gansos
El 2 de abril de Martínez de Hoz
y el 19 y 20 de diciembre del señor de la Rúa
Nos mataron con saña y cálculo
con revanchismo
con toneladas de odio
racial
de clase
oligárquico
imperialista
Tantas veces nos mataron …
Sin embargo
seguimos
aquí,
resucitando …

*Juan Carlos Jara (sobre una idea de Mónica Gianoli)


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