Dirección general: Lic. Alberto J. Franzoia




NOTAS EN ESTA SECCION
Izquierda Nacional e izquierda del bloque nacional  |  De Artigas a Lord Ponsonby, por Jorge A. Ramos
El día del Renunciamiento (fragmento Del Tiempo de Perón). Javier Prado  |  El peronismo femenino (fragmento Del tiempo de Perón). Javier Prado
 La Fundación Eva Perón (Fragmento Del tiempo de Perón). Janier Prado  |  Los geniecillos de José Carlos Mariátegui, por Jorge Rendón Vásquez
Julio Robles, el último uturunco. Por Enrique Gil Ibarra  |  ¿La abuela y los nietos son lo mismo?, por Oscar Aramburu
Jorge Abelardo Ramos y su visión sobre las izquierdas  |  Internacionalismo de izquierda e izquierda nacional  |  Documental "Proyecto Lupín"
América Latina: Una Nación fragmentada. Por Juan Ramón Peñaloza (Enrique Rivera)
 "Resignificar las fechas" 20 de Noviembre Día de la Soberanía Nacional. Por Leonardo Killian  |  Entrevista a Galasso en Radio Nacional Mendoza
Mejores ojos para un mejor camino, el de la emancipación. Por Juan Carlos Jara  |  Video: La Otra Historia 1 (Argentina)
Dos marxistas agrarios, por Gustavo Battistoni


    

VOLVER AL INDICE
 

Izquierda Nacional e izquierda del bloque nacional *

Por Alberto J. Franzoia

En varias oportunidades he intentado establecer diferencias conceptuales entre aquello que es una izquierda nacional y la que no lo es en países que, como el nuestro, aún luchan por convertirse en Nación. Claro que esta preocupación teórico-política no se gesta ahora en mi cabeza sino que tiene sus orígenes en las primeras manifestaciones de la Izquierda Nacional argentina (Aurelio Narvaja, Partido Socialista de la Revolución Nacional). Sí he tratado de realizar algún humilde aporte colaborando para poner la cuestión al día, ya que desde las décadas del 40 y 50 del siglo XX ha corrido mucha agua por debajo del puente. En esa dirección se inscriben algunos pasajes de un último trabajo que titulé “El núcleo duro de la Izquierda Nacional”, que integra el libro (de varios autores) recientemente publicado por editorial Paso de los libres: “200 AÑOS construyendo la Nación”.

Claro está que el trabajo citado no tiene la osada pretensión de agotar la tarea de actualización teórica de la Izquierda Nacional, esencialmente porque dicha objetivo sólo podrá ser el producto de una labor colectiva realizada por numerosos compañeros con historia militante y enorme valía intelectual. Además, el trabajo que cito es una producción que apunta en lo fundamental no a la actualización sino a poner en evidencia, sobre todo para las nuevas generaciones, cuáles son las tesis centrales que condujeron la práctica política de esta significativa corriente política argentina a partir de los años sesenta. Finalmente el espacio del que disponía era bastante acotado por cuestiones editoriales.

Volviendo a la aclaración de conceptos fundamentales, que es el objetivo de este breve artículo, extraigo algunos párrafos de “El núcleo duro de la Izquierda Nacional”:

“En concreto, todo país que está luchando por la liberación nacional, porque ha sido oprimido a lo largo de su historia precisamente por las naciones de capitalismo desarrollado que le impidieron gestar su propia nacionalidad, tiene una primera contradicción a resolver: se libera del opresor, externo e interno, o continúa en la condición colonial o semicolonial que ha caracterizado su historia.

Dicha contradicción genera un alineamiento de clases y sectores sociales que, con diversos grados de articulación según el período analizado, se expresan en dos bloques:

• Bloque oligárquico-imperialista, que intenta perpetuar el statu quo dependiente del que se benefician sólo sectores internos minoritarios (oligarquías nativas y franjas privilegiadas de las capas medias). y las naciones opresoras (empezando por sus respectivas burguesías).

• Bloque nacional-popular, que lucha por la liberación nacional para constituir una nación, lo que en esta región del mundo sólo puede ser el producto de una integrada acción revolucionaria del conjunto de los pueblos de América Latina…”

“Cada uno de esos bloques sí desarrolla en el devenir histórico sus derechas, centros e izquierdas, ya que tanto los intentos por perpetuar lo existente (condición semicolonial) como las apuestas transformadoras (hacia la construcción de la Nación) admiten diversas opciones; más conservadoras o bien moderadas unas, más radicalizadas o trasgresoras las otras.

Por lo dicho cuando recurrimos al concepto Izquierda Nacional en Argentina (como en el resto de América Latina) no nos estamos refiriendo a cualquier tipo de izquierda que se constituya y actúe en nuestra geografía, ya que esa sola condición no es garantía de pertenencia cultural, especificidad en el abordaje teórico, ni de transformación revolucionaria efectiva en lo político. Lo que define el carácter nacional o antinacional de una izquierda es precisamente la conexión práctica y teórica que ésta tenga con el contexto concreto en el cual intenta generar efectos políticamente pertinentes. De allí que hubo y hay una izquierda que actúa en el territorio nacional pero a contrapelo del bloque nacional-popular, realizando una tarea funcional (por izquierda) a los intereses del bloque oligárquico imperialista, independientemente de cuál sea su intencionalidad. Por el contrario la izquierda que estamos abordando es aquella que se constituye durante la Segunda Guerra imperialista adoptando una postura definitivamente crítica hacia los dos bloques de opresores que luchaban por el reparto del mundo; enfrentando por lo tanto a todo imperialismo y a las oligarquías nativas, y es la misma que a partir de 1945 se integrara en el bloque nacional-popular conducido por el peronismo en condición de ala izquierda del mismo, es decir, como una Izquierda Nacional..”

Ahora bien, esta caracterización de la Izquierda Nacional no intenta resolver otro importante problema que se presenta hacia el interior del bloque que integra: ¿se corresponde toda la izquierda de dicho bloque con aquello que históricamente se definió como Izquierda Nacional? El concepto está presente tanto en documentos del Partido Socialista de la Revolución Nacional (1955) como sostiene José Luis Madariaga en “Introducción al socialismo” (1974), como en el pensamiento de un pionero de la corriente como fue Aurelio Narvaja según afirma Jorge A. Ramos en “La ideología de la revolución nacional” (1990). En ambos casos cuando se hace referencia a la Izquierda Nacional es para expresar el surgimiento de una izquierda socialista y revolucionaria independiente del peronismo (por más que explicite su apoyo a él) y que con los años trató de construir su propio partido político apuntando a un objetivo central: que la clase obrera se convierta finalmente en la clase conductora del bloque nacional y popular. Para el peronismo ésta ha sido siempre la columna vertebral del bloque, para la IN debe constituirse en la cabeza del mismo.

Sin embargo no son pocos los casos en los que el concepto izquierda nacional suele ir asociado a una izquierda peronista. Esto fue muy común en los sesenta-setenta y aún hoy persiste cierta ambigüedad conceptual. Quizás esto tenga bastante que ver con que el notable pensador nacional Juan José Hernández Arregui se atribuyó la creación del concepto en 1957 (según consta en “La formación de la conciencia nacional”), y lo vinculó con una corriente dentro del peronismo (aunque también destacó a quienes no adherían a él) y le otorgó pocas posibilidades de constituir un partido propio. Sin embargo para esa fecha el concepto ya tenía una existencia comprobable en el documento del Partido Socialista de la Revolución Nacional (partido que había surgido en 1954 apoyando al gobierno de Perón pero que no era peronista). El mismo dice “¡Por una nueva Izquierda Nacional y Latinoamericana! ¡Por un poderoso partido de la clase trabajadora! ¡Por la lucha irreconciliable contra el imperialismo y sus aliados!”.

A esta altura de lo historia convendría entonces intentar darle a nuestra teoría política un poco más de claridad y no precisamente con fines académicos, que poco interesan, sino con objetivos vinculados a una práctica política lo más consistente posible. Considero que el concepto Izquierda Nacional ya tiene una historia propia que no pude ni debe ser desvirtuada, en tanto corriente de pensamiento con posibilidades prácticas en política que resulta definitivamente necesaria. Pero, por otra parte, esta corriente tan específica es sólo una de las partes constitutivas de un territorio mucho más amplio al cual podríamos definir como la izquierda del bloque nacional.

La izquierda del bloque nacional incluye tanto a la Izquierda Nacional (con una teoría y práctica política socialista y revolucionaria que marcha históricamente junto al peronismo pero que es independiente de él e intenta constituirse como partido político), como a la izquierda peronista (que adopta posturas de izquierda dentro del movimiento peronista, define como sujeto principal a los trabajadores, pero no es independiente de la jefatura histórica de dicho movimiento). Pensamientos y prácticas como las de Abelardo Ramos y Jorge Spilimbergo, y partidos como el PSIN, FIP, PIN, o el actual PyP son manifestaciones claras de la Izquierda Nacional.

Mientras que Juan José Hernández Arregui y John Willam Cooke por otro lado fueron dos de los más importantes referentes de una izquierda peronista que en los sesenta-setenta se expresó en diversas agrupaciones políticas, político-militares, estudiantiles y sindicales; mientras que hoy se manifiesta como una pata del kirchnerismo aunque con un contenido político-ideológico más moderado que en los sesenta-setenta. Pero además de estas dos fracciones fundamentales de la izquierda del bloque nacional no podemos desconocer que existe un tercer componente que no está vinculado a la historia de la Izquierda Nacional, ni tampoco al ala izquierda del peronismo. Sus miembros provienen de aquella izquierda que llamamos tradicional o cosmopolita, hayan militado o no en ella. Decepcionados del permanente divorcio entre los grupos de izquierda a los cuales en otros tiempos adhirieron y los trabajadores a los que pretenden representar (sobre todo por la incomprensión de la cuestión nacional), esta tercera fracción ha adoptado la sabia decisión de incorporarse al bloque nacional y popular. Esta fracción no es nueva, es más, algunos importantes intelectuales que adhirieron finalmente al peronismo tuvieron ese origen, como el notable caso de Rodolfo Puiggrós. Lo nuevo es que ha crecido cuantitativamente en los años del kirchnerismo.

La necesidad o no de un partido independiente es un tema que divide aguas en la izquierda del bloque nacional, y si bien no es un tema menor en la coyuntura constituye una contradicción secundaria; mientras que la resolución de la contradicción principal, que enfrenta a todo el bloque nacional-popular con el oligárquico-imperialista, mucho tendrá que ver con la necesaria consolidación ideológica y política de esta pata izquierda. Para lograrlo es necesario promover la unidad en las diferencias, lo cual supone el fin de ciertos sectarismos inoperantes que sólo inhiben al bloque nacional de su posibilidad de profundizar la liberación de la Patria, abriendo signos de interrogación para el (por ahora) lejano escenario político de 2015, cuando Cristina ya no pueda ser nuestra candidata.

La Plata, 30 de mayo de 2011


De Artigas a Lord Ponsonby

Por Jorge Abelardo Ramos

El libro de Luis Alberto de Herrera sobre la Misión Ponsonby reviste un doble interés. En primer término, exhibe una impresionante cantidad de documentos copiados en el archivo del Foreign Office de Londres, de los que brota elocuentemente el papel decisivo desempeñado por la diplomacia inglesa, en especial por Canning y Ponsonby, en la creación del Uruguay como Estado independiente. En segundo lugar, la obra arroja una luz peculiar sobre la historia de las ideas políticas en la sociedad uruguaya y sobre todo acerca del pensamiento de un célebre caudillo político de la tierra purpúrea, Luis Alberto de Herrera.

Durante varias décadas, hasta su muerte en 1959, Herrera fue la figura central del viejo Partido Nacional o Blanco. Su autoridad en dicho movimiento, que participó varias veces en el gobierno de su país, sin lograr triunfar electoralmente nunca, salvo en el último año de la vida de Herrera, fue inmensa. Era un hombre de vasta ilustración histórica y un astuto jefe político a la criolla. Había montado a caballo en su juventud en las guerras civiles junto al legendario Aparicio Saravia y remontado caballadas en las estancias próximas a la frontera en medio de un remolino de lanzas: pero también había almorzado pulcramente en el Palacio de Buckingham con el rey Jorge V de Gran Bretaña (y Emperador de la India).

Herrera era el prototipo del gaucho-doctor, característico de las pampas regadas por el Plata en una época desaparecida para siempre. Había iniciado el revisionismo histórico en su país con El Drama del 65, donde examina la política del mitrismo porteño y el aniquilamiento del Paraguay. En la guerra del Chaco (1932-1935) militó en las filas del ejército paraguayo, pues creía en la unidad de destino de paraguayos y orientales y temía una nueva catástrofe sobre la tierra de Solano López. Durante la segunda guerra imperialista de 1939-1945, la mayoría de la clase media del Uruguay prestaba su apoyo a la causa de los aliados anglo-francoyanquis y deseaba intervenir de algún modo en el conflicto. Herrera defendió tenazmente la neutralidad. Sus adversarios, incluidos los comunistas, lo acusaron de nazi y pidieron la cárcel para él. Se opuso igualmente a la instalación de bases militares extranjeras en el Río de la Plata, negó su concurso al gobierno en 1950 para enviar tropas uruguayas a la guerra de Corea, como lo exigía el gobierno de los Estados Unidos y fue el único y declarado amigo de Perón en un Uruguay liberal, democrático y antiperonista durante la década 1945-1955.

¿Cómo se explica, entonces, que este libro constituya la más asombrosa apología al Imperio británico que se haya escrito jamás fuera de Inglaterra? Para colmo, este himno en prosa al genio político de Canning, lo escribe un oriental en recordación del papel jugado por Ponsonhy en la creación de la República del Uruguay, lo que equivale a decir que se trata de un homenaje escrito a la fragmentación de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Esta feroz paradoja sólo puede ser descifrada a la luz de la evolución sufrida por la sociedad uruguaya desde la conclusión de las guerras civiles.

Cuando Herrera se incorpora a la vida política de su país en la década de 1890, la sombra de Artigas comienza a corporizarse. Había sido arrojado a un abismo de olvido después de su derrota a manos de los porteños y del portugués; pero después de hundirse su proyecto de una Nación sudamericana, federando las provincias, una de ellas se erigía en Nación y transformaba al unificador olvidado en su héroe de bronce. Herrera forma sus ideas en una Banda Oriental que desde hace medio siglo se llama Uruguay. Es un país fundado con la garantía británica, que disfruta de una economía agraria floreciente incrustada en el sistema mundial de Gran Bretaña.

A semejanza de la Argentina, Uruguay empieza a desarrollarse como una gran planta fabril de productos cárneos, que abastece sin competidores los mercados europeos, gracias a los bajos costos derivados de la fertilidad natural de las mejores tierras del mundo. Separado por Canning de las viejas Provincias Unidas del Rfo de la Plata, poseedor de una gran pradera, de una hermosa capital y de un excelente puerto de profundidad natural, el Uruguay se constituye en un país que prospera gracias a las ventajas climáticas, a una población reducida y a la protección discreta de la gran amiga británica.

Mientras América Latina esclavizada se consume en el hambre, el Uruguay se revela como un notable ejemplo de instituciones democráticas, con su apacible Capitolio blanco, una especie de Westminster criollo que funciona sin sobresaltos y donde los oradores no cargan pistolas. La relación estructural entre el intercambio de lanas, carnes, cueros y cereales y la importación de artículos industriales está respaldada por una renta agraria que permite a un millón de orientales gozar del nivel de vida de una ciudad europea, sin salir de la condición de una República compuesta de pastores y burócratas. Aunque esa rara felicidad depende de las carnes rojas, se explica la satisfacción reinante en el Uruguay por cuanto semejante estado se prolonga desde comienzos de siglo hasta iniciarse la década del 60. Su fase culminante se puede situar entre 1904 y 1930, entre la muerte de Aparicio y la crisis mundial. Pero como un régimen de producción determinado engendra una sociedad de rasgos específicos, el Uruguay, nacido de una pradera abundante, ofreció a la mirada de América Latina fenómenos que jamás pudieron reproducir los enfermizos Estados latinoamericanos, salvo en los textos vacíos de sus admirables constituciones: una gran clase media propietaria de viviendas confortables; un régimen previsional de retiros sin paralelos (una sola persona podía llegar a acumular hasta tres o cuatro jubilaciones: había jubilados de 40 años de edad); una clase obrera pequeña y relativamente bien remunerada; el mejor índice de escolaridad de América Latina; la más baja proporción de nacimientos; el más bajo índice de mortalidad; irrestrictas libertades públicas, un partido socialista librecambista y un partido comunista admirador a la vez de Stalin, de Baffle y de Franklin Roosevelt.

Muchos liberales extasiados emitieron la opinión de que tales maravillas eran el resultado del buen funcionamiento de las instituciones parlamentarias, que a su vez permitía la prosperidad. Jauretche señaló marxísticamente (iquién lo diría!) que, por el contrario, si las instituciones democráticas funcionaban bien esto se explicaba por la prosperidad. Jóvenes jubilados, una rica y refinada literatura, profusión de becados por el Consejo de Cultura Británica o por el Departamento de Estado que se lanzaban a conocer el mundo, abundancia de alimentos y de libros, prensa de izquierda para satisfacer a un público ávido de información sobre las revoluciones lejanas, protección a las madres solteras, a los niños y ancianos, ley de divorcio, ferrocarriles y servicios públicos nacionalizados (hasta el expendio de leche), mutualización generalizada de la medicina, ese admirable Uruguay se enfrentaba pacíficamente cada cuatro años, en fecha electoral. Los dos partidos históricos, el Colorado y el Blanco, Ilegaron a sellar un pacto bastante simbólico de semejante sociedad: el partido triunfador se reservaba el 60% de los cargos públicos; y el derrotado, disponía del 40% restante. A este convenio equitativo, la prensa uruguaya designaba risueñamente como el reparto de las achuras.

En ese Uruguay británico, surgido de la balcanización de América Latina y de algún modo beneficiario de dicha balcanización, se formó Herrera. En procura de alguna justificación histórica, escribió La Misión Ponsonby. Del presente libro, se desprende lo siguiente: Artigas no fundó el Uruguay; lo fundó Ponsonby. El Protector de los Pueblos Libres se había propuesto construir una gran federación de provincias con un gobierno central. Ponsonby, en nombre del Imperio dijo a Roxas y Patrón: El gobierno inglés no ha traído a América a la familia real de Portugal para abandonarla. Y la Europa no consentirá jamás que dos estados, el Brasil y la Argentina, sean dueños exclusivos de las costas orientales de la América del Sur, desde más allá del Ecuador hasta el Cabo de Hornos.

La vida de Herrera conoce tres etapas fundamentales: su juventud, que transcurre en los últimos años de la estancia criolla y del enfrentamiento declinante entre ese mundo arcaico y los nuevos intereses urbano-rurales ligados a la época exportadora encarnada por Baffle y Ordóñez. En la segunda etapa de su existencia, el Uruguay conoce un bienestar y una lozanía económica y social sin precedentes. Es el periodo en que Herrera compone La Misión Ponsonby. En la tercera, que es la de su vejez, luego de la prueba de la segunda guerra mundial y del crepúsculo del Imperio Británico, que a duras penas puede garantizarse a sí mismo y mucho menos estaba en condiciones de garantizar al Uruguay, Herrera va cambiando radicalmente los puntos de vista que expone en La Misión Ponsonby. El Uruguay posterior a 1945 aún se mantiene en pie, goza todavía serenamente del premio a su insularidad, pero ya se insinúan en el horizonte los relámpagos de una crisis irresistible. Herrera advierte la significación de los nuevos tiempos. Daré aquí un testimonio personal, que excusará el lector. Conocí a Herrera en 1950, en Montevideo. Me sorprendió su simpatía y declarada estima por mi libro América Latina: Un País, que el diputado peronista de origen conservador José Emilio Visca acababa de secuestrar en la Argentina. En dicho libro me permitía designar al Uruguay como a la "Gibraltar en el Río de la Plata". Afirmaba categóricamente mi convicción de que Canning habla intervenida en nuestro río padre para debilitarnos y para fortalecerse. Al darme un abrazo, el viejo caudillo me dijo: —Cuidado mi amigo con sus verdades, que lo van a colgar.

Sentí, en ese momento, que Herrera era otro y que el autor de La Misión Ponsonby había dejado de existir en 1930. No hay nada de extraordinario en ese cambio. El Uruguay se precipitaba hacia una crisis irrevocable y los jóvenes ilustrados de buena familia que se habían iniciado en las filas del Partido Socialista intemporal y aséptico fundarían más tarde el movimiento de los Tupamaros. Buscaban sin encontrarlas las huellas perdidas de una vieja historia olvidada. En el horizonte Artigas montaba de nuevo a caballo y se disponía a romper en pedazos los tratados de Ponsonby. En aquel 1928 en que Herrera reúne en Londres los documentos que ahora publicamos por primera vez desde esa fecha, cada uruguayo (y Herrera, con su intuición de historiador y de político) advertía que la paz interna y el nivel de vida de la Banda Oriental, eran una verdadera bendición, un Nirvana único y deseable. Nadie quería renunciar a él. Angel Floro Costa había titulado un libro sobre el Uruguay precisamente así: Nirvana. Ni en el Uruguay de 1928 ni en la Argentina de la misma época, podía encontrarse un solo antiimperialista inglés. En el mejor de los casos había una legión de antiyanquis que protestaban por las tropelías norteamericanas en el Caribe. Pero Raúl Scalabrini Ortiz era impensable en 1928 en ambas márgenes. De algún modo había una conformidad general implícita en el hecho de que las relaciones con Gran Bretaña eran tan normales como podían serlo. Faltaba la perspectiva histórica para descubrir que habían sido relaciones óptimas, si se tiene en cuenta que los ingleses, en otras partes del mundo, habían empleado la brigada ligera para asumir su control directo en las regiones rebeldes. Justamente Scalabrini Ortiz descubre, después de 1930, en la lectura de La Misión Ponsonby, las pruebas de que Inglaterra era la autora de la segregación del Uruguay. Antes de esa fecha, el gran escritor argentino se consagraba a la literatura. Destruido el mito del patrón oro y la ciega seguridad de las colonias, el sector más militante de la pequeña burguesía argentina, procedente del radicalismo —FORJA— se lanza, con Jauretche y Scalabrini Ortiz, a la búsqueda de los orígenes. Se encontrarán con La Misión Ponsonby. Pero también la apología de Herrera se trueca por obra de la bancarrota mundial y del papel que en dicha bancarrota juega Gran Bretaña, en la prueba para condenarla. El mismo libro servia, año 1930 por medio, para dos tareas opuestas.

Es muy singular que Artigas, al enterarse por boca de los amigos que van a buscarlo al Paraguay para que regrese, que se ha escrito en la Banda Oriental una constitución y fundado una República, rehúse volver con estas palabras: "Ya no tengo patria". Su patria era más grande. En 1928, Herrera dedicó el libro que glorificaba a Ponsonby de este modo: "A mi patria". Treinta años más tarde, los estancieros, importadores, industriales y banqueros que habían engendrado la insularidad y que se aprovecharon de ella, conducían al despreocupado Uruguay de la era británica a la dictadura militar. Ponsonby realmente había muerto y Artigas estaba más vivo que nunca.

Fuente: http://www.abelardoramos.com.ar/_doc/doc045.php


Del tiempo de Perón. Capítulo 2: Peronismo *

Por Javier Prado

El día del Renunciamiento (1951)

Perón estaba por finalizar su primer mandato y su popularidad seguía creciendo. Se aproximaban las elecciones. “El 2 de agosto de 1951 la CGT pide a Perón que acepte la reelección (hecho posible a partir de la reforma constitucional de 1949) y expresa su anhelo de que Evita lo acompañe en la fórmula”129. Mucho se ha dicho sobre las razones que llevaron a Evita a declinar su candidatura a vicepresidente, pero poco se ha dicho sobre las razones que llevaron a formular la posibilidad. Tal vez fue un intento de Perón para ver cuál era la relación de fuerzas luego de casi 6 años de gobierno y tratar de apreciar cuales eran las reacciones dentro de las fuerzas armadas (las de la oposición ya eran demasiado evidentes). Lo cierto es que en un multitudinario acto, el 22 de agosto de 1951, se proclamó la fórmula del pueblo: Perón -Eva Perón.

“Yo a Evita, cada vez que había un acto iba…para la Plaza de Mayo…Y ahí en la 9 de Julio, la CGT también. Hizo un acto Perón, cuando Evita no quiso ser presidente. (…) Estaba la calle 9 de Julio hasta donde le daba la vista (…) Tenía cáncer ya…Estaba muy demacrada (…) Gracias 128 Gerónima Ramos 129 Castiñeiras, Noemí. Ser Evita. Síntesis biográfica. Instituto Nacional de investigaciones Históricas Eva Perón, Buenos Aires, 2001, p. 28
a ella pudo la mujer votar. Y cuantos beneficios”130.

En inolvidable diálogo entre el pueblo y Evita, esta fenomenal mujer pidió unos días para pensar su decisión, la cual se conoció finalmente el 31 de agosto, no aceptando la candidatura.

“Si, el Cabildo abierto del Justicialismo. Recuerdo que para estar ahí en la mejor ubicación, la señorita Luisa Komel nos llevó a las doce y cinco de la noche, ya pasando (al 22)… y ahí estuvimos todo el día hasta que a la tarde, a la siesta, se hizo el acto de renunciamiento de Evita. Pero antes, ya nos había recibido Evita en distintos lugares, como el Hogar de la Empleada, en los Hogares de Tránsito. Nos llevó a conocer la Ciudad de los Niños, la ciudad Universitaria, todo, todo. El Hogar de Ancianos de Burzaco. Era una joya, porque los ancianos nos estaban ahí tirados como están ahora mismo. Todavía no se ha logrado revertir esa situación de los ancianos, que los dejan ahí tirados y que no hacen nada. Mueren de pena. En cambio ahí, en el Hogar de Ancianos, cada anciano tenía su actividad. O sea que no se sentía inútil. Era una enseñanza, que tenían. Si al anciano le gustaba hacer carpintería, hacía carpintería; si al anciano le gustaba hacer escobas hacía escobas, todo eso fuimos a visitar nosotros. Yo tengo una serie de cosas que he visto cuando estuvimos allá, que después vino la “revolución libertadora” y rompió todo. Nosotras tuvimos la suerte, un grupo de diez, doce subdelegadas, de que la señora Eva Perón nos reciba en la residencia que había en la Avenida del Libertador…porque no era únicamente la residencia de Olivos que existía en esa época. Existía la residencia que había en Capital Federal. Y ahí, ese edificio ha sido destruido por la “revolución libertadora”, porque era el lugar donde Evita trabajaba y recibía a la gente. Entonces (fuimos) 10 subdelegadas, más o menos… Siempre hay, dentro de los grupos, personas que son más capaces y otras que los lleva el entusiasmo y la voluntad. Entonces, la señorita Komel eligió a las personas que estábamos más capacitadas para el diálogo con Eva Perón. Y yo recién tendría 18 o 19 años, no tenía más.

Y la señorita Luisa Komel me eligió a mí para que le haga entrega de la canasta de flores, muguets, que era la flor preferida de Evita y nos iba a recibir a las 3 de la tarde en la residencia de Olivos. Ahí, antes de estar con la señora Eva Perón, con Evita, la señorita Luisa Komel me hace pronunciar las palabras que yo le tenía que decir a Evita al 130 Carlos Ritchie entregarle la canasta. Cuando a las 3 de la tarde viene el secretario de Evita, que era Renzi, nos dice “ya las recibe la señora Eva Perón”.

Se abre la puerta del living done nos iba a recibir. Evita, vestida de una falda a cuadritos que ella siempre usaba y un pullover de lana porque era agosto. Justamente agosto y ella andaba medio enferma.

Un pullover rosa y una chinelas todas de raso. Y cuando yo la veo tan bella, tan hermosa, algo que uno ve…una Virgen…el rostro de ella era hermosísimo…quedé impactada, tan impactada que no le pude decir nada, nada. Todo lo que había estudiado para decirle se quedó en decirle “señora,…señora…”…y se me cayó la canasta, que la recibió Renzi. Y lloré, lloré y ella me abrazó y me besó…Así que nunca olvido a Eva Perón. Para mí, es el recuerdo más hermoso que tuve de mi vida política (…) Pasamos al living, pero yo quedé muda. Yo ya no hablé más nada.

Todas mis compañeras hablaron, porque ella nos incitaba a hablar. Ella era una persona muy agradable, muy humilde. Y eso se quedó grabado en mi mente para toda la vida. Estuvimos en el acto del renunciamiento de Evita, desde las doce de la noche hasta que terminó el acto. Esa vez fue una delegación muy grande, también fueron hombres, pero por separado. Y ahí nos alojaron en un colegio católico a todas. Y vivíamos muy bien, porque fueron a ofrecernos espectáculos, porque el colegio tenía un salón de actos. Estuvieron los Hermanos Ábalos, artistas de primera que nos hacían bailar a todas ahí en el escenario”131.

La declinación de Evita, su renunciamiento, pudo deberse a cuestiones de salud, pero además revela que la relación entre Perón y las fuerzas armadas era difícil. La política obrera de Perón y la profundización de las reformas molestaban a una parte de las fuerzas armadas. La candidatura de Evita era tomada por algunos grupos militares como una “provocación” que justificaría algunos movimientos conspirativos. Poco más de un mes después del renunciamiento se producía la intentona golpista de Menéndez. Esto solo podía ser resultado de una actividad conspirativa previa, por lo que no eran descabelladas las prevenciones de Perón y de parte de su entorno respecto de movimientos sediciosos en el ejército. Por otra parte, si Evita hubiera aceptado su candidatura, no hubieran faltado los “críticos” que dijeran que Perón quería “encerrar” a Evita en el senado como presidenta de la cámara. Evita era consciente que tenía un amplio espacio que Perón dejaba a su disposición, dentro del cual se movía por iniciativa propia, pero siempre en el marco de una plan general.

131 Olga Montenegro

* Fragmento de “Del tiempo de Perón” Autor del texto: Javier Prado
Responsable de su digitalización: Javier Prado
Responsable de su publicación original en Internet: Cuaderno de la Izquierda Nacional (http://www.elortiba.org/in.html)


Del tiempo de Perón. Capítulo 2: Peronismo *

Por Javier Prado

El peronismo femenino (1947 – 1951)

El Partido Peronista Femenino vino a reforzar el respaldo político al presidente Perón, pero además tuvo la característica de ser independiente (organizativamente) del partido peronista masculino: “Con los hombres era separado. El partido justicialista de hombres separado del Partido Femenino. Evita lo creó así y así lo dice en sus memorias. El General dice: “para que las mujeres nazcan vírgenes en política, no tienen que llevarse por las mismas y tradicionales mañas de de los viejos y tradicionales partidos políticos”, que eran el Demócrata y el Radical. Entonces para que la mujer no se dejara llevar por ningún caudillo (en esa época les decíamos caudillos)”88.

El Partido Peronista Femenino fue una herramienta política de gran importancia en el aspecto proselitista, pensándolo como herramienta electoral; en la faz doctrinaria (ya que se difundían las bases del proyecto político del líder popular y sus realizaciones); y social (porque en las Unidades Básicas del peronismo femenino y masculino se recibían pedidos de ayuda social que se canalizaban luego mediante el accionar de las instituciones estatales oficiales o por medio de la Fundación Eva Perón89).

“Entonces nosotros hicimos en cada pueblo, porque éramos 204 mujeres que trabajamos con Evita para hacer el Partido Peronista Femenino90 (…) Evita me mandó unas cuantas cosas. La intendencia de Campana me dio mesas, sillas y para que yo pudiera traer y atender a los chicos del barrio y enseñarle las lecciones (…) En la Unidad Básica yo enseñaba a los chicos las cosas del colegio. Enseñaba a las mujeres a coser y corte y confección (…) después, una vez por mes, invitaba a todas las mujeres que quisieran venir. Yo no decía a “Fulana y Fulana”, no. Que vinieran las que quisieran venir, entonces yo las anotaba cuando habían venido, en el registro. Pero yo sabía las que no eran peronistas, porque ellas mismas me lo decían”91.

La nueva organización política nació en un encuentro de mujeres en el Teatro Cervantes, en 1949, pero se había empezado a gestar desde 1947 en consonancia con la promulgación de la ley de voto femenino: “el peronismo de todo el país contaría con dos agrupaciones, una integrada por hombres y la otra por mujeres, ésta última como consecuencia de la reciente sanción de la ley por la cual se acuerdan derechos políticos a la mujer”92. Allí fueron convocadas mujeres que adherían al movimiento peronista. Evita ya tenía contactos con quienes trabajaban cerca suyo en la Fundación y además se fueron sumando simpatizantes y militantes que compartían las ideas de Perón.

En el congreso organizativo se eligieron 23 mujeres que fueron nombradas como Delegadas Censistas.

“Mi militancia empezó en los centro peronistas femeninos “María Eva Duarte de Perón”, así se llamaban. Luego Eva Perón manda una delegada censista a cada provincia, a nosotros (Entre Ríos) nos tocó Juana Larrauri, que era una cantante”93.

Su misión era ir una a cada provincia para censar y afiliar a las mujeres que quisieran sumarse al partido.

“Era una de las más fanáticas de Perón y Evita. Y ella inaugura acá un centro en Alem 18, en Paraná, Entre Ríos. Inaugura la sede central”94.

El proceso de inclusión de la mujer también estaba atravesado por cuestiones clasistas, más allá de la heterogeneidad del peronismo “las maestras eran mas vale ya gente con dinero para haber estudiado, entonces al peronismo medio no lo habían aceptado, pero las maestras que eran de carácter humilde empezaron a moverse y cuando empieza Eva Perón había logrado nombrar delegadas en las distintas provincias (...) la mujer humilde era la que sufría lo que pasaba en la casa y había visto como había cambiado con el peronismo, fue más leal aun que el varón hacia Perón y hacia Eva Perón”95.

El Partido Peronista Femenino profundizó los alcances del voto femenino, logrado en 1947 y redondeó la incorporación de la mujer al escenario político: “Eso se pidió por la cámara. Esos trámites los hizo Perón y Evita y la gente, los diputados y senadores peronistas. Incluso había gente radical, había mujeres. En esa época estaba Lidia Parodi, Juana Larrauri, un montón de mujeres que fueron las pioneras, las secretarias principales de Evita y todo eso”96.

Sin duda que el proyecto del voto femenino fue una de las grandes obras del peronismo, en este caso, impulsada por Evita, pero ya Perón, mucho antes de ser presidente había propuesto la idea: “Evita me mandó una invitación para ver si yo quería trabajar en el Partido Peronista (…) yo trabajé todo el tiempo con Evita. Nosotros hicimos el voto, el voto femenino, que Perón pidió permiso en la Capital al que hace los documentos para que pudieran votar las mujeres”97.

La fase organizativa del movimiento peronista femenino corría a la par de las acciones sociales. Dentro de las mujeres censadas, las delegadas debían elegir una subdelegada que las ayudara en las tareas organizativas y a su vez buscar a las personas más indicadas para presidir las Unidades Básicas que debían fundarse en cada localidad, como recuerda esta sanjuanina: “Yo empecé en el ‘49,…cuando una asamblea de mujeres venidas de todas las provincias la eligieron a (Evita) como presidenta del partido, entonces se iba a formar el partido (…) Se llamaba Partido Peronista Femenino. Evita quería chicas que estuvieran dispuestas a trabajar en el partido, que sean activas. Y un pariente mío, que estaba cerca de ella, fue el que me dijo y me propuso eso. Yo no me defendía mucho, pero me decidí…y junto con otras chicas fuimos a verla a Evita a la residencia de Olivos…Verla a ella fue algo maravilloso para mí…Una mujer extraordinaria de la manera que nos trató, como familiares. No tendría calificativos para hablarte de ella, de su bondad, de su personalidad tan maravillosa. Entonces me destinó a una Unidad Básica, la primera Unidad Básica que se inauguraba en el primer barrio que hizo acá98 la Fundación, que se llamaba “Presidente Perón” que actualmente se llama “Barrio Saavedra”, y ahí estuve trabajando”99.

“Delimitado por las calles Crisólogo Larralde, Aizpurúa, la avenida General Paz y Andonaegui, y en el límite con el Parque Sarmiento y el Museo Histórico General Cornelio Saavedra, el barrio Presidente Perón (actual barrio Parque Saavedra) fue uno entre tantos realizados en el marco de la política de vivienda del primer peronismo, que concretó medio millón de unidades en todo el país.

El Ministerio de Obras Públicas de la Nación, dirigió la obra, que contó con el apoyo financiero del Banco Hipotecario Nacional. Pero el verdadero motor fue la Fundación Eva Perón”100.

“El trabajo que teníamos que hacer era censar. Para poder formar un partido, tenía que tener cierta cantidad de afiliados, para que le den la personería jurídica. Entonces había que afiliar, la tarea nuestra era afiliar. Hablábamos a la gente, a las mujeres y no exigíamos, la que voluntariamente quería afiliarse, se afiliaba. Andábamos por casas, era una cuestión de tomar mi cuadernito, íbamos casa por casa y había gente que nos recibía bien, otras mal, pero no importa, así fueron mis inicios.

Después, más o menos, un mes habré estado ahí y en una reunión que hizo la señora en la Secretaría de Trabajo, en una reunión para todas las secretarias de las Unidades Básicas, entonces me ascendió a Sub-Censista de la Unidad Básica, de la Circunscripción Cuarta, de Barracas. Ahí me puso al frente de esa Unidad Básica. Y ahí estuve trabajando. Un barrio populoso, pero casi todo de gente comunista.

Teníamos nuestras conversaciones y discusiones. Bueno, después de eso, a los dos o tres meses, me llama a la residencia. Entonces ella me mandó a San Juan a organizar el Partido Femenino (yo soy oriunda de San Juan, nosotros nos vinimos después del terremoto del ‘44, mi familia se vino a Buenos Aires, porque perdimos todo y como teníamos familiares acá, nos vinimos). Cuando me dijo eso, era como que se me caía una montaña encima…Porque yo digo “¿cómo voy a organizar yo un partido?”…Y era joven, muy joven…y bueno, felizmente, gracias a Dios, pude…Primero porque uno ya llevaba ese entusiasmo de joven, ese amor a la causa, y todo eso que hizo que aceptara y me puse a trabajar…Y así fue que organicé todo el partido. Hubo mucha gente que me ayudó porque yo solita no podía hacer todo. Me recorrí la provincia varias veces (…) Donde yo sabía que había grupos de una población femenina, yo estaba…Incluso tenía una Unidad Básica en una montaña. En San Juan las localidades se llaman departamentos, era el departamento de Valle Fértil. Una localidad pequeña, mejor dicho, es en la montaña y se llama Sierra de Chávez…Entonces yo sabía que había varias viviendas ahí, la gente trabajaba con sus cabritos. De eso se ocupaban. Bueno, hice amistad con una chica que vivía cerquita de esa montaña y toda la gente que bajaba por la montaña forzosamente tenía que pasar por la casa de ella. Entonces, conversando con ella, le dije que en tal fecha iba a ir a visitarla. Y así fue que tres días seguidos estuve internada en la montaña. Y ahí puse una Unidad Básica. Una experiencia maravillosa. Esa gente, la sencillez de la gente, cómo me recibían, eso es una cosa que no me olvido más. Esa gente humilde que Del tiempo de Perón Javier Prado lo único que podía ofrecerme era un mate y me lo hacían solamente para mí, y eso que yo no tomo mate, pero tenía que tomarlo, calcule que era lo que la gente podía ofrecerme, no podía negarme. Así que hasta en esa sierra se inauguraba una Unidad Básica, que al frente la puse a esa chica que contactó con toda esta población. Después otra Unidad Básica en otra montaña que se llama Sierra de Elizondo, pero esta no era tan difícil como esa de Chávez. Yo iba con un muchacho de 15 años y otras dos señoras más y me decían “hay que subir a esa montaña” y yo en el caballo decía “¿cómo voy a subir?, ¿y para bajar?”.

Eran cosas terribles, pero uno todo lo puede cuando es joven y está entusiasmada por una causa, entonces yo hice todo eso. Bueno, después de inaugurar todas las Unidades Básicas que Evita me había pedido, tenía que tener en tal fecha inauguradas 125 Unidades Básicas (me había puesto la fecha y todo) en toda la provincia. Entonces las tuve.

Después de eso fue cuando se preparó la gente para las elecciones. Otra cosa quería destacar: (en) las Unidades Básicas (allá en San Juan por lo menos nosotros lo hacíamos así), no solamente que afiliábamos. En las Unidades Básicas había gente que generosamente se ofrecía, maestras, a ayudar a chicos en sus tareas escolares, o alguna chica que conocía un poco de corte y confección. Entonces, eso también lo dábamos en las Unidades Básicas, gratis. Los chicos iban y hacían sus tareas o sea que no solamente era cuestión de afiliar. Tratábamos siempre, en lo posible, alguna situación que se presentaba así de ayuda social o enfermos, en fin, todo eso también lo tratábamos de solucionar. Y fue así que Evita me propuso para diputada. Y yo no quise aceptar, porque me parecía que no era para mí. Por otra parte jamás, lo digo con toda sinceridad, jamás (lo) pensé…Yo fui a trabajar con todo ese entusiasmo, pero porque yo sentía la causa, la amaba mucho a ella y al General, pero lo menos que pensaba era en una diputación…Cuando ella me dijo así yo le dije que no. No aceptaba. Además yo pensaba que para estar en una banca del congreso (eso es lo que yo pensaba) tendría que ser universitaria y yo no era universitaria. (…) Y ahí dijo que no, que no. Ella me dijo “vos te lo has ganado con tu trabajo, ¿a quién voy a poner, si vos hiciste el trabajo?”. Y bueno, fue así que ella me eligió para diputada.

Y también yo, en esa oportunidad, traje siete mujeres para ser diputadas provinciales”101.

Aquí se puede observar, en esta sencilla anécdota, el profundo proceso de incorporación política y social que se estaba dando en la sociedad argentina.

La posibilidad de que alguien venido del mundo del trabajo y sin títulos universitarios ocupara una banca en el congreso era algo increíble en aquellos tiempos (incluso para la propia candidata, como en este caso). El peronismo incorporó a las cámaras, concejos deliberantes, intendencias, puestos de importancia y gobernaciones a muchos hombres y mujeres que provenían de las clases trabajadoras. En el caso de las mujeres era doblemente meritorio, teniendo en cuenta que para esa sociedad de los años ‘40 y ‘50 era toda una novedad que una mujer participara en política como candidata y que asumiera un cargo legislativo. “Los derroteros de las mujeres a lo largo de la primera mitad del siglo XX parecen quebrarse con la llegada del peronismo”102.

“(¿Reuniones con ella?) Yo cuando tenía urgencias, cuando yo necesitaba algo… Porque fíjese, en las Unidades Básicas yo tenía que: hacer un discurso, poner a la que va a estar al frente de esa Unidad Básica, y yo tenía que mandar la fotocopia103 de lo que yo decía y lo que decía la mujer que ponía al frente de la Unidad Básica, una fotografía y mandarla a los secretarios que ella tenía, del partido, que eran un señor Juan Carlos Luciano y otro señor, Marrón, que no me puedo acordar el nombre. A ellos les mandaba la correspondencia. Y cuando yo tenía que venir a Buenos Aires para consultar alguna cosa, yo pedía permiso. Hacía una nota, y entonces por teléfono me decían “bueno, baje”…Entonces yo me presentaba y ya sabía que estaba. Y yo tenía que consultar alguna cosa con ella, pero ¿qué pasaba? Ella me decía “vení mañana a la Residencia”, la residencia que estaba en Agüero, y estaba atendiendo a medio mundo ahí. Se hacía la hora que tenía que ir a Trabajo y Previsión: “bueno, vení con nosotros”. Me metía al auto de ella e ir a Previsión, ella trabajaba ahí. Y mientras, no me atendía para lo que yo iba. O sea que yo pasaba el día de acá para allá con ella. Siempre me pregunté por qué ella nos hacía eso, por lo menos a mí me lo hacía, no sé a las otras y después pensaba “será para que nosotros aprendamos a trabajar como trabajaba ella”. Porque atendía a la gente, al pobre, a los más encumbrados, a toda la gente que iba ahí, pero con una dedicación.

Fíjese que los muchachos que atendían ahí, le ponían sobre el escritorio una cajita con bombones de marrón glacé y ella mientras conversaba con la gente, iba y agarraba un bomboncito (…) Y cuando yo venía por esos viajes, y me atendía recién a los diez días, mientras, como andaba de acá para allá con ella a lo mejor venía alguna señora, esposa de algún personaje, qué sé yo y me pedía que la acompañara a tal persona al restaurant “San Martín”, que era un restaurant que estaba en la calle Avenida de Mayo, hermoso, que lo había hecho la Fundación. Era un restaurante de lujo, era para sacar más bien fondos. Porque fíjese: en Avenida de Mayo estaba el restaurant “San Martín” y por la otra, que viene a ser Rivadavia, estaba el “Hogar de la Empleada” y ahí iba la gente a comer el mismo menú que le daban en el restaurant “San Martín”; comía el mismo menú. Yo tenía una pariente en casa, que ella tenía el horario cortado, tenía poco tiempo de venir acá (yo vivo en la provincia de Buenos Aires, en Florida), entonces ella comía ahí.

La misma comida que servían en el “San Martín”. Entonces Evita, a veces, nos decía “acompañá a tal señora a tal parte”…Yo la he visto trabajar y como atendía a la gente, con que cariño. Yo tengo un recuerdo imborrable para ella”104.

“La Fundación Eva Perón construyó el Hogar de la Empleada “General San Martín”, inaugurado el 30 de diciembre de 1949. El edificio, ubicado en Avenida de Mayo 869, contaba con once pisos, nueve de los cuales estaban destinados a dormitorios, con capacidad de alojamiento para 500 personas.

En el entrepiso del Hogar funcionaba el Restaurant General San Martín, con precios acomodados y abierto al público en general. Eva solía ir allí a cenar, muy tardíamente, al concluir su jornada”105. De manera que la acción social que desarrollaba la Fundación estaba organizada cubriendo todos los aspectos: vivienda, salud, educación y recreación. Los hogares escuela brindaban educación y vivienda a los niños carenciados y los Hogares de Tránsito ayudaban a mujeres y niños pobres hasta que consiguieran mejorar su situación (lo que era tramitado por la propia Fundación).

Los hombres, igualmente, podían colaborar con las mujeres cuando ellas lo requirieran, más allá de la independencia organizativa del partido femenino: “teníamos el Centro Femenino. Acá teníamos la afiliación de los hombres y las mujeres aparte. Mejor dicho, el mismo partido pero con padrones distintos (…) Trabajaban en conjunto, pero claro, tenían su sede también. Mejor dicho, en un mismo edificio funcionaba un local masculino y el otro femenino, pero se trabajaba de común acuerdo”106.

Las unidades básicas cumplían su objetivo desde lo partidario, pero también en función de la incorporación social del ciudadano al ejercicio de sus derechos: “En las Unidades Básicas reuniones para dar clases de civismo, a la gente del barrio. Dábamos charlas, rendíamos homenaje a Evita, por supuesto, cuando correspondía”107.
Las delegadas censistas y subdelegadas cumplían la importante tarea de establecer cuantas mujeres simpatizaban con el peronismo y estaban dispuestas a militar en las Unidades Básicas y en la acción social desarrollada por el gobierno. Así, en Santiago del Estero, en 1949 “Yo he trabajado organizando muchas cosas. Yo trabajaba y salía a los pueblos con la señorita Luisa Komel, que era la delegada censista y con ella hemos ido para varios departamentos a organizar a las principales que quedaban de las chicas que trabajaban, digamos a los líderes de cada barrio, de cada pueblo, de cada ciudad. Y así fue tan grande el movimiento”108

A finales de 1949, Evita decía sobre el Partido Peronista Femenino: “A las compañeras que trabajan a diario, les pido que colaboren con las censistas y subcensistas, porque ellas no tienen más que una misión específica: la de censar para saber cuántas mujeres estamos enroladas en la causa peronista.

Las dirigentes saldrán de la masa. Las más laboriosas, las más abnegadas y las más disciplinadas serán las que surgirán, porque la masa será la que elegirá y yo respaldaré a las elegidas con el cariño y el respeto que siento siempre por las decisiones del pueblo”109.

Una característica del antiperonismo fue descalificar al nuevo movimiento por su “inexperiencia” política o por carecer de “títulos”. Ese enfoque encierra un desprecio social y de clase que les impide ver el inmenso valor de la incorporación de hombres y mujeres a la vida política y al pleno ejercicio de sus derechos civiles. Así lo señala esta militante entrerriana.

“Nadie nos enseñó nada. Las directivas que traían las delegadas censistas de Evita, que en este caso era Juana Larruari, era lo poco que ella sabía, igual que nosotros. Pero lo hizo todo la creatividad de las mujeres que adhirieron de alma y vida con la causa de Perón y Evita”110.

Justamente por su “inexperiencia” es valorable el proceso de inclusión civil que se da en esos años.

“Mis padres siempre han abrazado la causa peronista. Yo era muy dispuesta a todo lo que me enseñaban en mi casa y a ver las necesidades que se vivían en el momento. Yo era estudiante todavía. Estudiante de magisterio y me gustaba leer mucho, así que yo conocía todo lo que pasaba a mi alrededor y en la política de Perón y Evita. Participé de la fundación (aquí en Santiago del Estero) del movimiento peronista femenino. Ya comenzando a dar mis primeros pasos en la política del peronismo con el apoyo de mi padre, por supuesto. Porque mi padre era militar, de la época del General Perón. Trabajaba a la par del General Perón, en la Secretaría de Trabajo y Previsión. Ahí trabajaba mi padre junto al General Perón y nosotros aquí vivíamos con mi madre, con mis hermanos, y él se fue y estaba allá como militar retirado. Era teniente coronel. Y después volvió al ejército, por pedido del General Perón.

Así que yo seguí aquí, como ya estaba en la escuela secundaria y no queríamos salir de la ciudad, habíamos nacido aquí. Y tenía un hermano nada más. Todos aquí en mi casa, la familia, era peronista. Continué dentro de la parte estudiantil apoyando a los grupos juveniles y luego me llamaron (como me vieron joven y dispuesta a participar en todos los actos que podían existir aquí en La Banda) cuando vino la Delegada Censista. Se llamaba así, Delegada del Movimiento Peronista Femenino enviada por Eva Perón, que era la señorita Luisa Komel. (…) llamó a todos los que queríamos trabajar en el movimiento peronista. Yo ya, hasta eso tenía 17 años, estaba para recibirme de maestra y continuaba asistiendo a las reuniones que promovía el movimiento femenino. Todos eran de la rama femenina, porque así se llamaba nuestro movimiento: “Movimiento Peronista Femenino”. No había cumplido todavía 18 años cuando se organiza aquí en La Banda, la afiliación masiva de las mujeres peronistas. Me convoca la señora del intendente de La Banda, más la señorita Komel, que vino a La Banda a organizar la afiliación en masa. Se alquiló un local, donde comenzamos a afiliar a todas las mujeres peronistas del departamento Banda. Luego de esa afiliación masiva (que yo no pude afiliarme porque todavía no tenía 18 años, pero yo estuve ahí en esa reunión, tengo una foto por supuesto, de ese acto con todas las chicas de esa época donde está una multitud viendo la afiliación del peronismo en La Banda. Multitud de mujeres), después, poco a poco, se fueron organizando las Unidades Básicas, donde había una delegada central. Se hizo la Unidad Básica central, y ahí entonces nos empezábamos a reunir, casi siempre, permanentemente, porque venían las elecciones del General Perón, y gobernadores y todas las cuestiones.

Teníamos que salir a hacer la propaganda callejera, a pegar carteles.

Y siempre lo hacíamos acompañadas de los hombres del movimiento justicialista. Nosotras éramos muy jóvenes. La mayoría que andábamos éramos muy jóvenes. Dentro de las más jóvenes, era yo. Y gracias a Dios, como digo, porque yo me preparé muy bien, porque no sólo era ser maestra (que yo ya me recibía de maestra, de docente), sino que también he estudiado mucho, leía mucho sobre la vida de Perón y Eva Perón. Trabajé mucho cuando se dictó el voto femenino. Antes del voto femenino, ya se organizaron las Unidades Básicas en distintos barrios de la ciudad. A mí me dieron, pese a mi edad, la primera Unidad Básica del barrio. Tenía 18 años, ya, y me dieron la Unidad Básica Femenina más joven y mis compañeras, las que me secundaban, también eran jóvenes. No tendrían más de 20 años. O sea, que teníamos muchas ganas de trabajar. Luego tuvimos encuentros, participación en delegaciones que fueron a Buenos Aires. Fuimos dos veces, en delegaciones del Movimiento Peronista Femenino de toda la provincia. Ya se organizó en toda la provincia y se llevaron los delegados y los subdelegadas más las secretarias que teníamos en esa ocasión, tuvimos la suerte de participar en muchos actos en la Capital Federal y de que nos recibiera el General Perón y Evita. Tuve muchas experiencias muy buenas en ese entonces. En la primera oportunidad nos alojaron en algunos hoteles, porque éramos menos, una delegación más chica. Y nos llevaron a conocer muchas cosas: teatros, cines, fuimos a verlo a Sandrini, a verlo actuar en el teatro (“El diablo andaba en los choclos”), y después nos llevaron al cine y a distintos lugares donde trabajaba Eva Perón. Y la segunda oportunidad, que viajamos a Buenos Aires, fue para el 22 de agosto, día del renunciamiento de Evita”111.

Del mismo modo, estas militantes entrerrianas cuentan como era la situación por el año 1949/50 en Entre Ríos. En primer lugar, Heraclia recuerda los comienzos de las actividades de las delegadas censistas: “Y se coloca en los diarios que “hoy se va a censar a las mujeres” que había en el movimiento justicialista. Y yo estoy entre las primeras.

Entonces, cuando me toca a mí, me dice (Juana Larrauri): “Vos, ¿qué sos?”, “estudiante, con 18 años, estudiante y militante y trabajadora de la administración pública”. “Bueno, ¿no querés venir a trabajar conmigo?”, “si, yo quiero trabajar en el partido peronista”. Y me sienta en una mesa, Juana Larrauri de Abrami, a censar a todas las mujeres. Las mujeres eran una cuadra y media, la cola. Entonces me senté a censar mujeres. Y de ahí, salí Inspectora por toda la provincia de Entre Ríos.
No sabía nada de política, era militante, nada más. Empecé a militar y al militar te ponés al tanto de todas las cosas. Y recorro la provincia de Entre Ríos (…) si el jefe de familia, o el abuelo, comulgaba con las ideas del General o de la señora, todas las mujeres se nos adherían.

Estaba también en la táctica nuestra, de convencerlas (…) salí con una catramina que nos prestó un cura para hacer la propaganda en toda la provincia. Y tuvimos nuestros serios encuentros con los que no comulgaban con nosotros (…) No pedíamos prestado auto, porque ni auto teníamos, pedíamos a la policía. En ese tiempo era gobernador Domingo Maya. El primer gobernador justicialista de Entre Ríos. Así que a veces teníamos auto, a veces no teníamos nada. Recorríamos las distintas ciudades, sobre todo, con la colaboración de alguna policía solidaria. Porque al ser mujeres, era la primera vez que veían salir a una mujer a la calle con un libraco a afiliar gente. Mejor dicho, nosotros no decíamos “afiliar”: a “censar” quién coincidía con nuestros ideales (…) En la calle principal de Concordia, en una de las ciudades importantes de Entre Ríos, vamos pasando y yo era la que manejaba un disquito y pasaba “hoy en Concordia inauguramos la sede de la Unidad Básica Femenina Peronista”, y estaban los señores gorilas en una famosa confitería enfrente, calle Entre Ríos y entonces salen lo señores y… éramos puras mujeres no tenían por qué agredirnos. Era la primera vez que la mujer salía a la calle a hablar en un partido político. Y nos gritan. Juanita Larrauri que era porteña y era brava, (les dijo) “Señores, a la justicia”. Todos los que salieron a la puerta a gritar. Nosotros no hacíamos más que la propaganda. Pasábamos un disquito en una catramina que daba lástima y decíamos “hoy a tal hora se inaugura la Unidad Básica”, y nada más, porque mucha letra no teníamos, recién empezábamos”112.

Debió ser un cambio social (y político) impactante en esa sociedad de los años cuarenta, ver a mujeres haciendo proselitismo electoral, cuando tradicionalmente ese papel estaba reservado a los hombres. El peronismo, sin tantos teoremas feministas, concretó la aspiración política de una mitad de la sociedad que era solamente espectadora de los avatares políticos de la época.

Tras sancionarse la ley de voto femenino había que elaborar los padrones de mujeres y no faltaron las dificultades aunque todo se viera coronado por la entrada al cuarto oscuro:

“Cuando fui a votar, para nosotros mucha emoción, porque nosotros éramos partícipes de haber censado a las mujeres. Nosotros empezamos con la Libreta Cívica, porque no obstante la ley de Evita, que no me acuerdo el número, la mayoría de las argentinas no estaban inscriptas en los registros civiles (padrones). Había que acompañarlas, llevarlas, luchar con la burocracia para que las anotaran, porque esa mujer había nacido en tal lugar, en tal fecha. Y bueno, con todas ellas acompañarlas y ¿cómo fui? Como fuimos todos los que vamos por primera vez, con mucha emoción a votar. ¿Sabe qué pasa? Eso es una pasión”113.
“A pesar de la intensa actividad del Registro Civil y de los juzgados, muchas ciudadanas no han podido contar a tiempo con sus documentos (…) Faltará entregar unas cien mil partidas”114. La creación de Unidades Básicas era una de las primeras tareas de las delegadas y sub delegadas censistas, a fin de lograr un lugar de encuentro, organización y planificación proselitista: “Yo las preparaba y la delegada de Evita las inauguraba. Porque yo le decía a la mujer del vecindario, a la que más estaba compenetrada en nuestros ideales. Y venía Juanita y poníamos la marcha. En aquel tiempo todavía no estaba la Marcha115, estaba la “Marcha del trabajo”.
Entonces militábamos así y todo era nuevo, diletantes, aficionados.

Todo lo aprendimos al andar (…) Nos tocaba estar al tanto de todo lo que pasaba en la provincia, porque teníamos varias Unidades Básicas.
Y ¿quién mejor para que te traslade todo lo que pasa en cada ciudad qué el ama de casa?; la que concurre a un lugar donde van todos los humildes, van los chicos que hay que enseñarles a leer y escribir. Todas esas cosas”116.

¡Sencilla e interesante conclusión! Para la organización de la ayuda social en el marco del ascenso social de las masas, quien podría dar una mejor idea de las carencias familiares era la mujer, en una sociedad en la que recién se estaba produciendo el despegue de la mujer a nivel político, pero donde ciertas costumbres sociales y de organización familiar se mantenían dentro de límites tradicionales. Por su parte, Esther, otra militante de aquellos años, recuerda: “Ya estaba instalado el partido peronista femenino, del cual Juanita Larrauri era la delegada principal de Evita. Entonces ahí hacíamos las directivas que traía Juanita y nos participaba a nosotras para que saliéramos a censar, a hablar con la gente. Teníamos Unidades Básicas en las cuales se enseñaban las primeras palabras a algunas personas que no habían escrito nunca. Las sumas. A hacer un corte, teníamos máquinas de coser. Enseñábamos, la que sabía aprovechaba y cosía.

Después salíamos a los barrios, pero ya le digo: Femenino, todo femenino. Ahí el único que había varón, era un médico. Porque después era todo mujeres. Julián Saín, fue el primer médico que hubo ahí”117.

Las delegaciones del interior solían viajar a Buenos Aires a mantener encuentros con militantes de todo el país y con Perón y Evita: “Y a nosotros nos llevaba Juanita Larrauri en una delegación. Parábamos en los hoteles de Ezeiza e íbamos de noche a la sede de la residencia presidencial de Agüero y Alvear, que luego la cobardía de la oposición deshizo ese hermoso (lugar), casa de los presidentes que era regalo de la familia Unzúe. El Palacio Unzué. Nosotros estábamos ahí a las 12 de la noche esperando a que Evita nos recibiera. Y bajaba por una escalerita Perón, recién, a saludarnos. Éramos una delegación de Entre Ríos, otra vez sería de otra provincia. Íbamos con Juanita (Larrauri). Juanita era muy querida por Perón y Evita. Así que a nosotros nos recibía Evita en desabillé, con su perrito. Y nos decía “bueno, chicas, a ustedes les toca una tarea grande: la de difundir la doctrina peronista”, y nos daba consejos”118.

El trabajo de Evita era incansable. Tanto a la residencia presidencial como al edificio de Trabajo y Previsión llegaban delegaciones de todo el país para mantener: “una entrevista con ella y con Juanita Larrauri, en la Secretaría de Trabajo y Previsión, donde ella recibía al pueblo. Bueno, nosotros estábamos sentadas ahí esperando que la recibieran a Juanita, que era la delegada personal de ella en Entre Ríos. Estaba este boxeador… que era medio payaso…Gatica, la mujer, embajadores, de todo. Todos estábamos esperando ahí, sentados. La señora (Evita): las piernas todas hinchadas, recibía a la gente de pie. Ponía una rodilla arriba de una banqueta. A las 4 de la tarde nos invita (a Juanita Larrauri y yo, con ella por su puesto) a ir a la residencia de Agüero y Alvear, Austria, a comer.

A mí no me pasaba ni un pedacito de pan. Y la señora no comió nada, ¿cómo era posible que viviera si no comía?. Nos atendían muy bien, pero más que nada eran instrucciones. Ella permanentemente te daba instrucciones. “Juanita, ¿cómo anda Entre Ríos?”, “Y señora, Entre Ríos…hay poco asfalto…podemos salir poco a la provincia”, “Tome el tren Juanita. Si usted no puede ir en auto, tome un tren”. Y empezamos a viajar en tren. Porque en esa época había poco asfalto en Entre Ríos.
Y nos daban instrucciones. Estaba el ministro Niccolini, la hija Ema.

La señora no comió nada, la mayoría de nosotros tampoco, porque si no comía la señora menos íbamos a comer nosotros. Los mozos nos decían “coman por favor, coman”. A nosotros no nos pasaba un pedazo de pan. Y bueno, esa fue mi primera (vez), que la señora Juanita Larrauri me lleva como posible candidata para que me nombre la señora Evita como inspectora de Entre Ríos. Yo ya había hecho todos mis pininos en la sede central. Ya que era la primera que se anotó para trabajar con Juanita y ella me fletó enseguida para todo Entre Ríos. Yo no sabía nada de lo que tenía que hacer. Me daba las instrucciones por teléfono. Así que todo era pasión y militancia”119.

En las Unidades Básicas del Partido Peronista Femenino también se diagramaban y decidían las posibles candidaturas de mujeres en política: “Las primeras personas que se animaron a ser electas legisladoras aceptaron, yo no acepté porque yo había sido la primera que entró a la sede central. Entonces yo dije que no, porque yo iba a ser enviada a la Escuela Superior Peronista”.

88 Heraclia Arrúa
89 Veremos más adelante
90 En Campana Provincia de Buenos Aires
91 Honoria Chéves (nacida en 1913, )
92 El Orden, 17/09/1947, p. 1
93 Heraclia Arrúa (1929)
94 Heraclia Arrúa
95 Edgar Zapata
96 Gerónima Ramos
97 Honoria Cheves
98 Capital Federal
99 María Tejada
100 www.humanoya.com/flasheva/indiceanecdotas.htm
101 María Tejada
102 Adriana María Valobra. Del hogar a las urnas: recorridos de la ciudadanía política femenina:
Argentina, 1946-1955, Prohistoria, Rosario, 2001, p. 18
103 Probablemente una copia, simplemente
104 María Tejada
105 Castiñeiras, Noemí. Fundación Eva Perón. Desde sus inicios hasta la muerte de Evita. Instituto
Nacional de investigaciones Históricas Eva Perón, Buenos Aires, 2001, p. 16 y 17
106 Arsenio Martínez
107 Olga Montenegro (nacida en 1932)
108 Adelina Paolucci
109 Evita en Acto organizado por la comisión Auxiliar Femenina de la Confederación General del
Trabajo en el Teatro Colón 16 de diciembre de 1949 www.pjmoreno.org.ar/documentos/
discursoseva3.aspx
110 Heraclia Arrúa
111 Olga Montenegro
112 Heraclia Arrúa
113 Heraclia Arrúa
114 El Litoral, 16/3/1949, p. 4
115 Marcha de los Muchachos Peronistas
116 Heraclia Arrúa
117 Esther Reitober
118 Heraclia Arrúa

* Fragmento de “Del tiempo de Perón”
Autor del texto: Javier Prado
Responsable de su digitalización: Javier Prado
Responsable de su publicación original en Internet: Cuaderno de la Izquierda Nacional (http://www.elortiba.org/in.html)


Del tiempo de Perón - Capítulo 3: Peronismo y obras *

Por Javier Prado

La Fundación “Eva Perón”, la ayuda social

“mi padre fue afiliado peronista, pues aun guardo su carnet de afiliación, de mi madre no podría responderte con seguridad, pero fue ella la mas entusiasta simpatizante. Mis padres tenían un taller de de dibujo y pintura en casa donde se dictaban cursos de arte. Eso daba lugar a que concurrieran muchos alumnos que generalmente terminaban en largas tertulias que daban lugar a discusiones de todo tipo inclusive políticas (no había televisión). Recuerdo haber acompañado a mi madre a una Unidad Básica a pintar juguetes de madera para repartir en las fiestas de fin de año (…) mi mujer es catamarqueña y relata que en su infancia (década del ‘50) concurría a la escuela primaria en la localidad de Choya, bien en los cerros. Hasta allí todos los viernes llegaba un largo micro de Salud Publica, que tras haberles hecho un chequeo a todos los niños, luego (cada viernes) regresaba para continuarles el tratamiento indicado. Ella dice tener ¡todavía un arreglo dental desde esa época!.

Además recibían de la Fundación, ropa para los niños, máquinas de coser y frazadas para los hogares mas necesitados y en Navidad juguetes para todos! ¿Serían los que mi madre pintaba en Buenos Aires, en una Unidad Básica de Caballito? (…) Las reuniones de navidad y año nuevo eran las clásicas. Se reunía toda la familia y se comía y bebía mientras los chicos jugaban y recibían algún regalito, no muy distinto a la actualidad, aunque te podría observar que las familias eran mas numerosas. En año nuevo en algún barrio se bailaba en la calle con todos los vecinos, el vigilante (entonces existía el agente de la esquina) y convidaban a los motorman y guardas de algún tranvía que pasaba con sidra y pan dulce”188.

La referencia a “la Fundación” tiene que ver con la “Fundación Maria Eva Duarte de Perón” creada por Evita y que más tarde se conoció como “Fundación Eva Perón”. Esta institución nació en julio de 1948, y en propias palabras de Evita: “fue creada para cubrir lagunas en la organización nacional, porque en todo el país donde se realiza una obra, siempre hay lagunas que cubrir y para ello se debe estar pronto para realizar una acción rápida, directa y eficaz”189. La misión de la Fundación fue complementar la obra social del gobierno y atender casos específicos de necesidades materiales, sanitarias y educativas. Entre los principales objetivos de la institución se hallaban: “Prestar ayuda pecuniaria o en especie (…) a toda persona carente de recursos que así lo solicite (…) Construir viviendas para su adjudicación a familias indigentes (…) Crear y/o construir establecimientos educacionales, hospitalarios, recreativos o de descanso (…) Construir establecimientos benéficos (…) satisfacer las necesidades esenciales para una vida digna de las clases sociales menos favorecidas”190. La fundación dejó de existir tras la caída de Perón, en 1955.

“Después Eva Perón, a través de la fundación Eva Duarte, para las fiestas mandaba sidra, pan dulce, ropa, todo. Para la gente trabajadora de menos recursos. Porque no tenia, porque lamentablemente en aquella época estábamos muy escasos en lo que se refiere a la economía (…) Eso lo distribuía por intermedio del correo. Nosotros estábamos de veedores, nada más. Para evitar pensamientos malos. Porque usted sabe como es la política y hoy peor que nunca”191.

Los regalos navideños escandalizaron a la oposición, que se agitaba en quejas acerca de la “demagogia” peronista, para ocultar su egoísmo y su aversión a las grandes mayorías: “Para la época de navidad y año nuevo llegaban los regalos de la sidra, del pan dulce y para los niños los juguetes el día de reyes…Nosotros hacíamos como un censo del barrio. No era para todos, por supuesto, pero se daba a la mayor parte de la gente. En ese entonces era muy humilde la gente nuestra, aquí en La Banda. Nuestra influencia llegaba a la zona donde la gente vivía en ranchitos”192.
Los conservadores de ayer y los de hoy no dejan de quejarse por esa política de inclusión. Las políticas sociales del gobierno eran apoyadas por la acción de la Fundación Eva Perón: “Los repartos de juguetes los hacía Evita. Por ejemplo, por acá pasó un tren que iba Evita y paró en la estación y dio muñecas y bicicletas para el día del niño y siguió para el sur (…) Después daban para navidad pan dulce, sidra…Eso lo daban en el correo”193.
Esto quedó grabado para siempre en la memoria popular. Las mejoras materiales concretas (aun dentro de los límites de una sociedad capitalista) terminan por conformar la ideología de la clase trabajadora de los años ‘40 y ‘50. Y esto, transmitido como tradición oral y familiar, solidificó al peronismo no solo como partido político, sino como movimiento y como cultura. Desde el lado opuesto, el egoísmo de las clases más altas veían en estos actos “derroche”, “demagogia” y “vagancia”.

“Por intermedio del partido y del gobierno, los juguetes los regalaba el correo. La sidra y el pan dulce. Entonces a los chicos nos daban la estampilla para ir a retirar los juguetes. Y el primer juguete que yo tuve, tuve un autito justicialista color verde, de chapa que me acuerdo como si fuera hoy y un trompo, de chapa. Y después mi viejo fue presidente de la Unidad Básica con el teniente coronel Barbieri (…) Mi viejo compró la casa con un crédito hipotecario, que después que Perón cae lo recontracagaron. Tuvo que pagarla dos veces. (...) Después del golpe lo echan de La Martona, se tuvo que ir a pintar barcos al puerto”194.

Los testimonios reiteran estos aspectos de la política social: “el reparto que nos daban por el correo. La sidra, el pan dulce. Juguetes.

Y los daban en el correo. Había que ir, hacer cola y te lo daban. Lo repartía el correo, El rico que siempre era rencoroso, criticaba. Criticaban eso a muerte (…) ¿Quién conocía antes horas extras? ¿Quién conocía vacaciones? ¿Quién conocía aguinaldo? Por Dios… No se daba abasto vendiendo, la gente consumía, tenía plata…Por eso la política de ahora, les guste o no les guste, para mí los Kirchner están en la justa. En la justa.

El que mueve es el obrero, el que gana. A ese le falta todo. Pero tiene que ganar bien. No explotado (…) Cuando nosotros nos trasladamos de acá, de Esquel…ya repartían los libros, esos libracos grandes, del primer plan quinquenal…pero eran unos libros extraordinarios”195.

Claro análisis económico de este militante. Sin dinero en el bolsillo del trabajador no hay mercado interno. Sin embargo la política de inclusión concretada por el peronismo, siempre es criticada por los representantes más amargos de la derecha, tal como Marcos Aguinis quien dice de Perón y el Peronismo: “Su proyecto no era revolucionario sino fascista (...) El mecanismo perverso de ser “mantenidos”, de vivir a costa del erario público, se vigorizó”196. Aguinis repite con pretendida “intelectualidad” pavadas que ya fueron refutadas hace décadas y aplastadas por la Historia. Pero de supuestos intelectuales como este se alimentan los sectores más reaccionarios de nuestra sociedad.

En cambio en la memoria popular, entre las clases trabajadoras, aquel proceso histórico es valorado de forma diferente. Alguien que tuvo oportunidad de acompañar a Evita por aquellos tiempos recuerda pasajes de su vida: “Yo viajé con ella, porque ella viajó entregando máquinas de coser, colchones, frazadas. Muchas cosas para los pobres. Lo más emocionante de Eva Perón (es) que fue la mujer y sigue siendo la mujer más importante no solamente de la Argentina, yo creo que del mundo entero. Por eso le digo, cuando llegaba navidad y año nuevo, les mandaba una canasta a todos los humildes con todas las cosas adentro ¿quién lo hace eso hoy?

(…) fuimos a Misiones que le hicieron una zamba que nos hizo llorar a todos. Después la acompañé hasta Mar del Plata, en Chapadmalal, cuando inauguró el edificio ese grande que ahora no sé quien lo tiene, para los chicos y para los pobres que no podían venir a veranear. Venían ahí gratuitamente. Después estuve cuando Dodero le regaló un edificio de cuatro pisos y le entregó la llave, también viajé con ella”197.

Campeonatos infantiles Evita Uno de los lemas del peronismo es “los únicos privilegiados, son los niños”. Y de verdad que se implementaron medidas que daban concreción a ese lema. De los puntales de la recreación infantil, los Campeonatos Infantiles Evita fueron el símbolo más visible y recordado. Estas competencias traían, además del beneficio del esparcimiento deportivo, un intenso examen de los participantes para conocer su estado de salud y a esto se sumaba la posibilidad de conocer lugares del país completamente distintos a los de su lugar de residencia. En 1949, desde Esquel, Chubut (en esos tiempos, Territorio Nacional), partió lleno de ilusiones un equipo de fútbol infantil: “Don Arturo Morado fue el que formó el equipo. Éramos vecinos, a la vuelta. Y se llamaba en primera época Talleres y éramos todos de ahí, de ese barrio. Y justo se da el tema del campeonato Evita y acá era intendente en esa época Dante Brozzi… intervinimos en el Evita y ya ganamos los partidos para clasificarnos acá y ya, prácticamente, de todos los pibes de acá, se hizo un combinado. Entonces, ya cambió de nombre, era Nahuelpán. En Buenos Aires nos preguntaban “¿por qué Nahuelpán?”. Nosotros, los pocos que sabíamos, creo que era por “cabeza de tigre”198, o algo así. (…) Ganamos todo. Fuimos ahí a Rawson, me parece que les metimos cuatro, ahí en la Iglesia de Rawson. Es pura piedra y nosotros acostumbrados a jugar acá, en otro tipo de terreno. Tuvimos suerte y les ganamos y nos clasificamos para ir a Buenos Aires (…) Antes, para ir a Trelew, se hacía en dos etapas.

Se dormía no sé si era en Paso de Indios, por ahí y al otro día se llegaba a Trelew. Un viaje matador. Y ¿qué pasó? Entonces, para no quedar mal, parece que llevaron de ahí del Valle199 (que los incorporaron allá en Buenos Aires) a un tal Remusi, un petisito, bastante bueno, después un gringuito, no sé si era Jones o Evans y un lungo, alto, Torrejón (…) Este tal Torrejón, que me acuerdo que jugaba de fullback porque era alto, bastante bueno también. Esos tres los incorporaron. Y los demás éramos todos de esta zona (cordillera). Y como jugadores de fútbol, no es por mandarme la parte, pero éramos bastante buenos porque llegamos a cuartos de final allá”200.

Luego llegaría el ansiado viaje a Buenos Aires: “El trencito acá, la “Trochita”201 llegó en el año ‘45. Y, de la escuela, (en) pantaloncitos cortos, una nevada (y a) esperar el trencito. No me lo olvido más. Con las banderas argentinas, pispeando cuando llegó por primera vez, en el año ’45 (…) La cosa es que viajamos en el trencito ese. Tuvimos la suerte. Iba de aquí (Esquel), Maitén, Jacobacci. Y en Jacobacci enganchabas el tren grande. La otra trocha, que llegaba a Bariloche. Así que nosotros hicimos el viaje en el trencito. Y da la casualidad que llegamos a Buenos Aires y era en ese tiempo que Evita ya estaba enferma, pobre. Si, no me olvido más de eso. Suspendieron el campeonato. Nosotros fuimos, no sé si era a mediados de diciembre… Del ‘49, porque el ’50, era año del Libertador General San Martín. En vez de mandarnos de vuelta (como los equipos cerca, los mandaron de vuelta) a nosotros nos dejaron. Nos dejaron en Buenos Aires. Y nos instalamos en el Tigre, en la calle Victorica. Era un club de remos, porque ahí, en la calle Victorica (está frente al río) ahí son todos clubs de remo. Y era el Hispanoargentino, donde paramos nosotros. Al lado estaba el Teutonio, pasando el río, del otro lado, estaba un club, La Marina. Todo era remo. Para nosotros, para mí, principalmente, que era un indiecito que nunca había salido de acá, me abrió la cabeza. Yo estaba en sexto grado. Aquel que me conoce (sabe) los únicos estudios que tuve: séptimo grado (…) Nos quedamos ahí…¡que atención!: otra que Maradona. Nos revisaban, nos pedían qué es lo que faltaba, nos vistieron de arriba abajo, extraordinario. Y en ese tiempo, me quedó grabado que en Buenos Aires también andaban esos coches que eran abiertos, esos tipo colectivo, no sé como les llamaban. Unos “tipo” palanganas. La cosa que a nosotros en vez de mandarnos de vuelta, a la mañana llegaba el colectivo ¡pum! Arriba…Conocí Luján. Conocimos todas las figuras de esa época: los Gálvez, Fangio, los boxeadores. El Chúcaro, en la Quinta de Olivos, actuó para nosotros, eso no me lo olvido más. Y la gente nos miraba, nos preguntaba, porque llevábamos un escudito, andábamos más o menos todos vestidos parecidos, el grupo (…) ¡Una atención!. Yo en mi vida pasé lo que pasé con el campeonato Evita. Me ha quedado grabado, porque a Dios gracias, soy un tipo que bastante memoria (…) Mientras estábamos ahí, en el Tigre, que no jugábamos, porque el campeonato se suspendió, yo me pasaba así…íbamos a pasear por todos lados. Conocimos todo. Un día con Alesio, otro muchacho que falleció, le digo “Alesio, vamos a ir a ver eso que me llama tanto la atención”. Era un yate. El que le regalaron los italianos a Evita o a Perón: “Tecuara”, le habían puesto.

Y los tipos, claro, que éramos del campeonato: nos pasaron adentro. Me quedó grabado, un yate hermoso. Anclado ahí, frente al club. Cuando comenzó el campeonato, se inauguró, eran todos de pantalones largos. Y yo, con Lucho De Bernardis (…) éramos los más chiquitos del equipo.
Y ¿qué pasó? No teníamos pantalones largos. Teníamos pantalones cortos. Entonces teníamos que tener una especie de uniforme, todos iguales. Llega un día, cuando ya se aproximaba la fecha para inaugurar (porque se inauguró en la cancha de River el campeonato Evita. Lo inauguró Evita y Perón). Antes de eso, para conseguir el traje, viene un día, que me acuerdo patente, el hermano de Evita, Juan Duarte, que lo mataron después (decían que lo había echo matar Perón, pero son esas cosas de política). Con Juan Duarte, con Morado, nos llevaron primero a Gath & Chaves, que era la casa más importante de tienda.

Otra casa grande que había, que se llamaba Lamota, de ropa, de todo.

Y no había forma, no había traje para nosotros y nos llevan a una casa que yo miro arriba el letrero El Niño Argentino, decía. Parece que ahí nos calzaron. Un trajecito que me duró después. Pantalón largo, saquito cruzado, impecable. De diez, así que salimos vestidos. Bueno,
la inauguración en la cancha de River. Evita y Perón. Evita nos da la mano, pero uno por uno nos saludó. Y yo los cargo: “por esta manito que yo tengo, no han tenido la suerte” les digo a los locos acá “de haber saludado, pobre Evita, y al general Perón”. Y lo que me quedó grabado de Evita, ya estaba enferma pobrecita, delgadita... Para mi era extraordinario. Y ¿sabe lo que me recuerdo de Perón? La cara, todas las venas, así, marcadas. Y no me acuerdo que frase nos dijo. Perón era de acá202,conocía muy bien el sur. Eso no me lo olvido más. Y tantas cosas que decía. Evita decía: “volveré y seré millones”. Y por eso yo soy un agradecido a la vida. Porque vivo estas épocas, y veo tantas realidades que Evita ya las ansiaba para la gente. Para la gente humilde, que éramos nosotros (…) yo conservo eso gracias a mis hermanas en Bahía Blanca. Si no, yo no hubiera tenido una copa, que nos dio el Senado de la Nación, por el campeonato, por la buena clasificación que tuvimos.

La medalla que nos dieron en Chubut, dice “Territorio del Chubut” y es así como de plata. Y en Buenos Aires, Evita (nos dio la medalla). La medalla es con la esfinge o la carita de Evita y era como bañada en oro.

Esas son las dos medallas y la copa que doné203… (…) Nos entregaron en Buenos Aires. En el Senado de la Nación nos dieron la copa. Una copita con el escudo argentino y dice “Senado de la Nación al campeón del Chubut”. Grabado y todo”204.

Los niños del interior, mediante estos campeonatos deportivos, tenían la posibilidad de conocer la Capital y de encontrarse con otros chicos de diversos puntos del país. Solamente quienes nunca pasaron necesidades pueden quejarse de ese maravilloso programa de integración social.
Residencia de Olivos, niños, vacaciones Las colonias de vacaciones redujeron la brecha entre las familias pudientes y las pobres. Se crearon y acondicionaron centros de esparcimiento e incluso la Quinta Presidencial de Olivos era un lugar de encuentro para niños de la Capital Federal: “Antes no había lavarropas automático. Entonces la gente de buen nivel tenía la lavandera, la mucama. Y entonces mi mamá era lavandera. Y lavaba la ropa toda a mano. Entonces va a trabajar a la casa de un militar, que no recuerdo como se llama y ese militar fue el que la hizo entrar ahí, a la quinta presidencial. Mi mamá le dijo que tenía una hija así, yo había terminado de estudiar. Incluso yo estudié de noche, porque terminé el sexto grado y después me puse a trabajar en mi casa. Cosía boinas, esas boinas de vasco. Y después cuando ya me pude emplear, me emplearon y ya después entré a trabajar en una tienda. Y, yo los veía muy a menudo (a Perón y a Evita) porque ellos tenían la residencia ahí en la quinta.

Y en una parte de la quinta era la colonia de vacaciones, de diciembre a fines de febrero, de los chicos humildes que no podían los padres llevarlos de paseo y entonces pasaban todo el día ahí. Y yo era una de las maestras que los atendía a los chicos. Y los veía a Perón y Evita cabalgar por todo el parque de la residencia, que eran todos caminos inmensos (…) y Perón venía todo vestido de blanco con pantalón, camisa blanca y Evita también. Y después, un día quisieron venir a visitar a los chicos que estaban en el comedor, que iban a almorzar, y cuando los chicos los vieron se largaron…Habían cuatro escalones para subir al comedor. Se largaron de ahí: era una pila de chicos, uno arriba del otro, de la alegría que tenían de ver a sus ídolos, porque ya desde que nacen se les va inculcando esa idea, por lo menos en ese entonces.

Y los chicos y la juventud eran muy respetuosos de lo que decían los mayores. Y yo me acerqué hasta el portón que había y Evita venía toda vestida con un vestido color rosa de encaje y Perón venía todo vestido de blanco. Ahí los saludaron. Pero a los chicos no los dejaron pasar ahí a saludarlos porque se iban a enloquecer, entonces otras personas los tenían contenidos un poco. Yo he vivido una linda experiencia en todas esas cosas, aparte que éramos muy respetuosos y la gente también (…) Se les daba el desayuno, entraban a las 8 de la mañana y se iban a las 5 de la tarde. Se les daba el desayuno, se los llevaba a caminar por todo el parque (porque era inmensa, era como tres cuadras, manzanas, no sé… era inmensa esa quinta) y después se les daba el almuerzo y antes de irse se les daba la merienda. Y después, ya se iban en los micros que habían venido, cada uno a su lugar de origen, (por)que eran de las escuelas del centro, de la capital federal. Ellos (Perón y Evita), en esa época, que ya le digo era a principios de diciembre hasta fines de febrero, estaban ahí, viviendo en la Quinta. Así que ellos, tempranito, a las siete de la mañana salían a cabalgar y después ya estaban dentro de su residencia. No era un tiempo muy prolongado que estaban afuera de la casa. Y esa era la vida. Después, cuando los chicos estaban, los hacíamos dormir la siesta, todas esas cosas, los estábamos cuidando y nosotros veíamos que ellos andaban por los jardines (…) Antes estaba el humilde y el rico, rico. No había término medio. Entonces el humilde no podía salir de vacaciones, porque tenía trabajo la gente, pero no sé si era la costumbre que cada persona que tenía un nivel, un status, podían salir de vacaciones, los otros, no. Entonces (Perón y Evita) hicieron eso para que los chicos no anduvieran en la calle, pero venían cada contingente de chicos… todo el día, que abarcaba como 6 o 7 escuelas (...) El que era muy peronista fue mi marido. Él se dejaba matar por Perón. Trabajaba en una fábrica, de los licores ¿Potram?, (…) obrero de la fábrica. Después que salió de la fábrica de licores entró en la fábrica de las telas “Castelar”. Él era un peronista acérrimo. A veces conversaba con los hermanos, porque tenía tres hermanos más. Estaban en la casa de los padres, nosotros vivíamos ahí con ellos, se ponían a hablar. Peronista y boquense. Y era el tema de los domingos a la tarde: hablar de política y de fútbol. La gente vivía normalmente, aparte que antes no había la cantidad de gente que hay ahora, era más familiar todo. Y la gente era respetuosa, porque la gente lo había votado y con la gente del pueblo ellos no eran malos”205.

Los hogares de tránsito, los hogares escuela Mediante la construcción de los hogares escuela, se completaba la acción de ayuda social para los sectores pobres de la sociedad. Estos complejos edilicios brindaban todas las atenciones a las familias necesitadas. Pero se trataba de buscar el progreso de las familias, un cambio favorable en la situación social de los más desprotegidos. De manera que los hogares-escuela brindaban apoyo ante la falta de hogar o de trabajo, pero por otro lado se buscaba darle solución a esos problemas puntuales para que las familias pudieran tener un hogar propio. En 1952 asumieron su banca en el congreso las primeras mujeres elegidas mediante el voto popular. El peronismo fue el partido que más candidatas presentó en sus listas. Muchas mujeres de las clases populares ingresaron a la cámara: “Las elecciones fueron en noviembre. Hasta ocupar mi banca en fines de abril en donde teníamos que jurar y el primero de mayo recién (asumía)…En ese lapso, desde noviembre, voy a la residencia de Olivos y me dice Evita: “¿qué andas haciendo Tejada?” y le digo “estoy un poco aburrida”, me dice “¿ah si?, ¿estás aburrida?, bueno, vas a ir a trabajar allá, al Hogar Escuela de San Juan”, porque ese hogar ya estaba casi terminado. Estaba terminado, todavía no internaban a los chicos. Un hogar hermoso. Nosotros, como tuvimos terremoto (en San Juan), Evita hizo dos hogares escuela…para 1.500 chicos, pero este al que me mandó ella estaba para inaugurarse y me mandó para seleccionar el personal. Mediante (que) la gente escribía, te escribía pidiéndote puestos, trabajo, entonces mediante esas cartas que mandaban, tenía que seleccionar según las capacidades de cada uno: médicos…de todo, porque los hogares escuela eran una cosa maravillosa. Un chico entraba ahí y lo alimentaban, lo curaban, estudiaba, de todo y también iba a su casa. Fíjese que yo trabajaba ahí y lo que es la maledicencia. Tenía una señora que era la visitadora social, que tenía que ver a esas personas y también para internar los chicos, mediante esas cartas también, que escribían. La mayoría de la gente que tenía clase media baja o clase media, chochos de la vida de que sus hijos se internaran ahí, y los pobres, los realmente pobres que para ellos hizo Evita, decían que “no, no, porque Perón nos quiere quitar a los hijos”…alguien hizo correr esa voz. Entonces, cuando esta señora me contó, yo me fui con ella y les hablaba a la gente, que eso era un infundio, que eso no era verdad. Que ellos los internaban y ellos los podían sacar en el momento que ellos quisieran, nadie se los iba a retener. El día que ellos dispongan, que no quieran que sus hijos continuaran: los retiraban”206.

Desde la oposición siempre se buscaba echar sombra sobre la acción social peronista. Por eso se hacían correr todo tipo de rumores, incluido ese sobre la “apropiación” de hijos que estaría tramando Perón. Sin embargo y a pesar de esas cosas: “Para Evita, la meta principal era crear un puerto seguro para los niños víctimas de las tempestades de la vida. La Fundación estableció veinte Hogares Escuela durante los siete años precedentes al golpe de estado de 1955. Los niños asistían a las escuelas públicas y cada uno mantenía los lazos con su familia nuclear siempre que fuera posible. Integración, no segregación, era el lema de cada Hogar Escuela (…) Los niños fueron admitidos desde los cuatro hasta los diez años (de seis a diez en Ezeiza). Niños con problemas físicos o psicológicos fueron derivados a las instituciones apropiadas y su tratamiento fue pagado por la Fundación. Los asistentes sociales trabajaron con la familia de los niños antes y después de que fueron admitidos al hogar escuela. Evita no quiso que ningún niño fuera aislado del mundo. Todos los niños debían tener una familia nuclear afuera del Hogar donde pasaban los fines de semana y los días de fiesta”207.

“Además, los chicos una vez al mes iban a la casa. Pero esos hogares escuela, no tiene idea usted lo que eran….De todo tenían, ropa, de todo.
Una maravilla. Y actualmente, fíjese, esos hogares escuela, en uno, en el que yo fui para ordenar al personal, una parte está para geriátrico y otra parte está para enfermos infecciosos, en San Juan, en un lugar que se llama Chimbas. El otro, que está en Rawson, es el que funciona como escuela, pero como estoy medio desconectada no sé si van los chicos o cuanto tienen que estar, no sé…(…) Eran enormes, era un predio enorme. Tenían hasta pileta de natación. (…) Como todas las obras de la Fundación…Fíjese que una vez, yo tuve que venir con 200 mujeres del partido porque Evita quería que Perón conociera la (Fundación o las cosas)… claro, porque ella era la presidenta y quería hacerle ver al General que las cosas estaban bien, que estaba organizado todo. Entonces nos daban cada día una tarjetita para visitar algunas de las obras de la Fundación. Se llamaban “Hogares de Ancianos”, no se llamaba geriátrico, como ahora, sino “Hogar de Ancianos”. Fuimos a un hogar de ancianos en Burzaco208, que es una parte de la provincia de Buenos Aires. ¡Ah, una maravilla, una maravilla! Ella no estaba conforme con eso, ella quería otra cosa, no sé que habría querido para los viejos, porque ese era un predio enorme, con decirle que tenía hasta vacas, para los ancianos que eran del campo, que sabían en cuestiones de ordeñar y eso, así se entretenían. Tenían sala de música, piano, violín, guitarra…Una tienda parecía, donde tenían la ropa porque los vestían y todo. La Fundación hizo todas esas obras, desgraciadamente las destruyeron. Todos destruyeron. Los de la “libertadora” destruyeron todo (…) Yo ahora tengo 88 años, entonces yo tenía 30”209.

También en Entre Ríos se construyó un monumental Hogar, que hasta el día de hoy esta en pie: “Lo más importante, que hasta ahora perdura, en el recuerdo de la gente fue la maravillosa escuela de las 1.000 camas, “Evita”. Calle Don Bosco, de Paraná. Hasta el día de hoy, las cosas que tiene esa escuela no la tiene ninguna escuela. En la tecnología, en el estudio, en todo”210.

En tanto, acerca de las visitas de Evita a Paraná, suele señalarse que en la primera ocasión (durante la campaña del ’46) no bajó a la ciudad sino que permaneció en una embarcación. En cambio, posteriormente visitó la zona: “En dos oportunidades, durante 1950, Eva Perón, esposa del entonces presidente Juan Domingo Perón, visitó la ciudad de Paraná. Estos acontecimientos merecieron importantes titulares en los diarios locales. Como solía suceder en los acontecimientos políticos de la época, el pueblo se volcó a las calles de la ciudad para observar de cerca a la mujer que movilizaba multitudes. El periódico paranense La Acción tituló en su edición del 3 de marzo de 1950: “Paraná no presenció jamás un espectáculo como el que se le ofreció ayer”, y en la crónica de primera plana, ilustrada con grandes fotografías, destacó que “la expectativa que había despertado la visita de Eva Duarte de Perón a Paraná y el hecho de ser la primera vez que llegaba a nuestra ciudad fue motivo suficiente para que desde hora temprana al promediar la mañana ya se notara en la plaza 1º de Mayo una gran actividad (...) A las 17 y 35 arribó a la estación local el tren especial donde viajaba Eva Perón. De inmediato fue conducida al predio donde la Fundación de Ayuda Social levantaría el Hogar Escuela para colocar la piedra fundamental. Después de este acto la comitiva se dirigió al edificio del correo donde se había levantado el palco oficial. Luego de una serie de discursos se dirigió a público Eva Perón que, entre otros conceptos anunció la construcción de un asilo de ancianos en Gualeguaychú y un hospital en Gualeguay (…) Meses después, el 23 de mayo, Evita volvió a la ciudad capital de Entre Ríos, esta vez acompañando a su esposo, el presidente Juan Domingo Perón, para asistir a la asunción de electo gobernador Ramón Albariño”211.

Los hogares de tránsito estaban destinados a socorrer a mujeres y niños abandonados, que no tenían un hogar y vivían en la calle. En 1948 se inauguraron tres: el de la calle Carlos Calvo 102 (250 camas), el de calle Lafinur 2988 (500 camas, actualmente Museo Evita), el de calle Austria 2561 (400 camas). “En 1948, la Fundación Eva Perón compró, restauró y dedicó la casa como Hogar de Tránsito Nº 2, un refugio temporario para mujeres y niños sin recursos.

El 18 de julio de 1948, Evita inauguró el Hogar con estas palabras, “El Hogar de Tránsito ampara al necesitado y al que momentáneamente no tiene hogar... todo el tiempo que sea necesario hasta que la ayuda social le encuentre trabajo y vivienda”. Evita ofreció a las mujeres y los niños “una puerta abierta, una mesa tendida, una cama limpia,” y también “consuelo y estímulo, aliento y esperanza, fe y confianza en sí mismo””212. Además se construyó el Hogar de la Empleada, en Avenida de Mayo 869, de Buenos Aires. Tenía una capacidad de 500 camas y un comedor para 1.500 cubiertos.
“(A Evita) Yo iba siempre a pedirle algo para alguno que necesitaba (¿los Hogares de Tránsito que tenía Evita?) Si, dormí también ahí a la noche, si se me hacía tarde. Yo iba a uno que estaba en calle Rivadavia, ahí nomás, al 400 o al 500, no sé. Por ahí. Doce pisos de alto”213.

188 Ezio R. Paronzini
189 Marysa Navarro. Evita, Edhasa, 2005, p. 244
190 Marysa Navarro, ob. cit., p. 240
191 Celestino Sagaseta
192 Olga Montenegro
193 Gerónima Ramos
194 Piazzale
195 Víctor Pérez
196 Marcos Aguinis. El atroz encanto de ser argentinos, Planeta, Buenos Aires, 2001
197 Esther Fadul (nacida en 1914)
198 Tigre y león
199 Se refiere al valle inferior del río Chubut
200 Víctor Pérez
201 Línea ferroviaria que unía Esquel y Jacobacci. Trocha angosta que hoy es un atractivo turístico y
sigue corriendo por los rieles patagónicos.
202 Vivió en Chubut, pero era nacido en Buenos Aires
203 A la municipalidad de Esquel
204 Víctor Pérez
205 María Angélica Senra (nacida en 1932)
206 María U. Tejada
207 www.evitaperon.org/education_eva_peron-es.htm
208 El hogar se llamaba “Coronel Perón” y tenía una capacidad para 350 internados
209 Maria U. Tejada
210 Heraclia Arrúa
211 Semanario Análisis 28 de junio de 2007 www.analisisdigital.com.ar nota de Claudio Cañete


Los geniecillos de José Carlos Mariátegui *

Por Jorge Rendón Vásquez **

Al otear el relieve histórico de la cultura peruana se advierte en seguida que la más alta cumbre del pensamiento es José Carlos Mariátegui. Y no sólo por sus certeros juicios sobre nuestro pasado —dominado por el despotismo, la hipocresía y la corrupción, sacralizados como un modo normal de vida por la plutocracia eclesiástica, que él exhumó y analizó—, sino, sobre todo, por el futuro socialista que avizoró para nuestro pueblo.

El semblante sereno de José Carlos Mariátegui y sus oscuros ojos en su rostro de perfil afilado revelaban su exultante inteligencia; y su manera de expresarse, con frases de elegante estilo, dichas con voz clara y extraña a las estridencias, llevaba a sus interlocutores a la convicción de que estaban ante un hombre de extraordinaria y vasta cultura. Y, sin embargo, le eran ajenos la altanería, la presunción y el desdén, que suelen marcar como primeros rasgos a los intelectuales al uso. Departía con todos con la misma sapiencia y confiriéndoles similar atención. Viéndolo, escuchándolo o leyendo sus escritos se reconocía en él al hombre bueno y, además, a un paradigma de la decencia.

A pesar de ello, tuvo enemigos. No porque él los hiciera. Personalmente era incapaz para las ofensas. Lo vieron y clasificaron como un acérrimo enemigo los titulares de la cúpula social, y tuvo que enfrentarse también a una enfermedad que acabó postrándolo físicamente y arrastrándolo a la muerte.

El establishment consideró siempre a José Carlos Mariátegui como un peligro para su estabilidad y subsistencia, y lo hostilizó, atacándolo desde su prensa y echándole encima a los sabuesos de la policía. Varias veces fue llevado a la cárcel, y, en cierta ocasión, cuando él tenía veintitrés años, un teniente del ejército de talla enorme, ingresó a la redacción del periódico El tiempo, donde trabajaba, lo abofeteó y derribó, a él que era pequeño, esmirriado y con una pierna inútil. José Carlos, sin amedrentarse y con la dignidad incólume, retó a duelo a su agresor y éste aceptó, sabiendo que su adversario desconocía el uso de la pistola, pero los padrinos impidieron el encuentro. Este escándalo dio lugar a la renuncia del ministro de Guerra.

Más amarga fue la lucha de José Carlos Mariátegui contra la enfermedad degenerativa que lo agobió tempranamente y a la que se sobreponía con altivez, sin resignarse a la desgracia ni perder su sentido del humor.

En la mitología de la Roma antigua existían los genios del bien y del mal que más tarde el imaginario popular convirtió en dos pequeños duendes llevados por toda persona sobre cada hombro, invisibles para los demás. Según esa leyenda, el genio del mal se obstina en convencer a la persona, hablándole al oído para que cometa los actos más perversos, consejos que el genio del bien combate, llamando a su protegido a la reflexión. Del genio que se imponga en la discusión depende la conducta de la persona. Me imagino que en José Carlos, el genio del bien triunfaba siempre.

La ciencia de la biología ha tomado de esa leyenda la idea de los genios para denominar genes a las unidades más pequeñas de los seres vivos, que le dan su configuración y se transmiten por la herencia. Hay también genes buenos y genes malos. Los buenos pueden determinar una vida más larga y saludable, como los malos una vida más corta y propensa a las enfermedades. Es posible también que la inclinación a admitir y respetar los valores tenga su primario origen en los genes buenos, como, al contrario, la atracción por los antivalores se deba a los malos. Por lo general, la educación, las ciencias y las técnicas domeñan a los malos y hasta pueden neutralizarlos.

Pienso que en José Carlos Mariátegui los genecillos malos le causaron la enfermedad con la que luchó gran parte de su vida. Se congregaron en una de sus piernas y no pararon hasta que la cirugía intervino cortándosela. Y siguieron su aviesa faena hasta abatir su vida a la edad de treinta y cinco años, cuando estaba en la plenitud de sus facultades mentales y de su producción teórica.

Esos genes malignos —potros de bárbaros atilas, como dice un verso de nuestro gigantesco César Vallejo—, que concurrieron al mismo propósito de sus enemigos, no desaparecieron. Tuvieron que saltar por la herencia a sus descendientes biológicos, mezclados con los genes buenos.

Por curiosidad intelectual es válido preguntarse adónde fueron a parar. No es verosímil que se detuvieran en sus hijos. Tal vez se reunieron en la generación que vino después, quizás formando una colonia en el cerebro de alguno de ellos. Pero, ¿en cuál? (1)

(1) Aclaración de la Redacción de Cuaderno de la IN:
El autor con su interrogante alude en este final de artículo a Aldo Mariátegui (nieto de José Carlos Mariátegui), quien es conocido por su incondicional defensa del neoliberalismo y su fobia a las izquierdas. Dirige en Perú el diario Correo (propiedad de un grupo vinculado a la gran pesquería) y en las últimas elecciones apoyó a la hija de Fujimori.

* Enviado desde Perú por su autor para ser publicado en Cuaderno de la Izquierda Nacional

**Jorge Rendón Vásquez en un destacado intelectual peruano que cursó sus estudios de Abogacía en la Universidad Nacional de Buenos Aires, se doctoró en La Universidad Mayor de San Marcos de Lima y en la Universidad de Paris (La Sorbona). En el terreno literario publicó: La Calle Nueva, El Cuello de la Serpiente, La celebración y otros relatos. En el Centro Cultural América Criolla de La Plata (Argentina) disertó en julio de 2010 sobre su por entonces reciente novela El botín de la Buena Muerte.


Julio Robles, el último uturunco

Por Enrique Gil Ibarra *

2009

El 17 de noviembre se cumple un aniversario del retorno a la Argentina del General Juan Domingo Perón, en un ya lejano 1972.

Años signados por la dictadura del General Alejandro Agustín Lanusse, quien había declarado que “a Perón no le daba el cuero” para volver.

Desmintiendo esa afirmación, el jefe del movimiento de masas más importante de América Latina bajó del avión en Ezeiza, haciendo realidad la consigna enarbolada por la juventud de entonces: LUCHE Y VUELVE.

Finalizaban 17 años de un exilio forzado por diversas dictaduras militares, y gobiernos constitucionales, gobiernos legales que, sin embargo, no habían levantado las proscripciones y prohibiciones que operaban sobre el movimiento peronista y su conductor.

Desde la denominada Revolución Libertadora, en 1955, que prohibiera no solo al partido peronista, sus emblemas y la “marcha”, sino hasta la mención del nombre de Perón y reemplazándolo por el eufemismo “tirano prófugo” que usaban algunos medios de la época.

Fueron tiempos conflictivos para la Argentina. Un enorme sector de la población se sentía sin derecho a participar, opinar, decidir. En 1956, una contrarrevolución encabezada por el General Juan José Valle, que reclamaba el retorno de Perón, fue duramente reprimida y fusilados casi todos sus cabecillas.

Get this widget | Track details | eSnips Social DNA

Entrevista a Julio Robles por Enrique Gil Ibarra, Lu17 AM 540 Radio Golfo Nuevo de Puerto Madryn, Programa "El susurrador", 17/11/09.

En los años siguientes, poco a poco, en los barrios obreros, en las villas, pequeños grupos de trabajadores se organizaban, inicialmente sin contacto entre ellos. Nacía la Resistencia Peronista.

El 24 de diciembre de 1959 por la madrugada, un grupo de soldados irrumpió en la Jefatura de Policía de la ciudad de Frías en el límite entre Santiago del Estero y Catamarca-.
El militar al mando declaró al oficial de policía que estaba a cargo:

-¡Soy el teniente coronel Puma! ¡Se ha declarado el Estado de Emergencia en todo el país!, ¡esta comisaría queda bajo custodia militar!

Los policías se entregaron sin ofrecer resistencia. Fueron despojados de sus uniformes, de sus armas y encerrados en los calabozos. Luego los integrantes del comando se dedicaron a cargar todas las armas y municiones que encontraron en el Jeep donde habían venido y una camioneta de la policía. En menos de quince minutos, habían abandonado el lugar.

Así se efectuó la primera acción guerrillera pública en la Argentina.

Sus protagonistas se bautizaron a sí mismos Los Uturuncos; eran santiagueños, peronistas y creían que con su acción iniciaban un levantamiento general. Durante el período de colonialismo hispano se conocía una leyenda, que hablaba de un hombre, un aborigen, que se transformaba en Puma, para combatir a los españoles que sumían en la explotación y humillaciones sin límite al pueblo del puma. Esa leyenda, narrada en quichua, se llamaba Runa-Uturunco: "Hombre-Puma". Uturunco, pues, significa "puma". Ahora bien, el ingenio de Félix Serravalle había convertido en un acróstico de batalla esa palabra: PUMA, significaba también, para los guerrilleros uturuncos, "Por Una Argentina Mejor".

En los meses anteriores, otras acciones menores, que no habían sido reivindicadas por el grupo, habían servido como preparación y entrenamiento de combate.

De esos Uturuncos (hombres puma) originales, muy pocos sobreviven. De los que subieron al monte tucumano, solo uno: se llama Julio Robles, vive en la provincia de Córdoba, y lo tenemos en línea... (audio)
Así comenzaban las luchas de la resistencia peronista en esos años de proscripciones y dictaduras.

Después…. Vendrían las luchas obreras en los frigoríficos, los programas de La Falda y Huerta Grande, las 62 Organizaciones de Pie, la CGT de los Argentinos, hasta llegar, a través de esos 17 años, de nuevo donde empezamos: Al 17 de noviembre de 1972, el día del militante. El día en que (tal vez solamente para contrariar a Lanusse) a Perón le dio el cuero, y regresaba al país donde se haría cargo, meses mas tarde, de la presidencia de la Nación por tercera vez.


* Enrique Gil Ibarra es periodista y escritor nacido en La Plata. Inició su labor periodística en 1973 en el diario Noticias. Ha publicado cuentos, novelas y poesía. Actualmente dirige una radio y una revista en Chubut (Argentina).

Fuente: http://www.elortiba.org


¿La abuela y los nietos son lo mismo? *

Por Oscar Aramburu **

Tanto en el orden militar como en el político, saber deslindar dónde se ubica el enemigo principal, es tan fundamental como enterarse como saber cuales son son sus fuerzas inmediatas o potenciales. Luego habrá que investigar sus relaciones, sus socios menores y como funcionan los que se consideran enemigos secundarios o terciarios.

Este tipo de estudio es tan imprescindible para cualquier organización de izquierda nacional que pretenda el poder como instrumento para establecer un sistema socialista de convivencia democrática e igualitaria.
Dicho estudio nos obliga a valorizar y profundizar las relaciones que el imperialismo tuvo y va teniendo con el capitalismo. El primero, el imperialismo, ya hace casi un siglo fue bien caracterizado en sus comienzos por Lenin, y el segundo por Marx. Aunque históricamente deberíamos haber empezado por invertir el orden genético tanto como correspondería en cualquier biografía familiar, empezar por la abuela y por ultimo el nieto, pero esa historia ya esté hecha y rescrita bajo muy diversos puntos de vista.

Lo que creo entonces es perentorio conocer y deliberar ahora en Sudamérica, es sobre las diferencia cualitativas entre la abuela, el hijo y el nieto, dado que dentro de la lucha antiimperialista se da un tendencia ultraizquierdista que tiende a eliminar al delincuente, matando a toda su amplia y dispersa familia de un solo golpe, tan efectivo que incluya hasta su finada tatarabuela. Con todo lo cual tendríamos así a una gran parte de esa familia del delincuente, por más lejano que fuere, a su favor y en contra de toda pista certera que desarrolle el detective en cuestión.

Siguiendo la metáfora, creemos que la lejana, mediata e inmediata familia del mencionado delincuente es una gran parte de la clase media la que a estricta visión y rigor político es la llamada pequeña burguesía, sin poder precisar objetivamente dónde empieza y termina, y menos aun subjetivamente. Indeterminación que se terminaría si diferenciamos cualitativamente el imperialismo con la burguesía nacional (pequeña, regular o grande). Esta burguesía nacional, auque de débil existencia y poco o nulo rol específico en la historia política y económica de nuestro país, es preferible tenerla de aliado contra el principal enemigo del desarrollo y autonomía argentina. Esa burguesía, tanto pequeña, mediana como grande es preferible registrarla en esta instancia histórica como aliado o socio menor del proletariado en esa lucha abierta y prioritaria que se debe mantener contra el imperialismo que se da en el orden económico por intermedio de los monopolios, oligopolios, trusts, multinacionales, transnacionales o tribunales extranjeros, batallones económicos que están reforzados con la invasión cultural y la amenaza militar que sufrimos los latinoamericanos.

* En exclusividad para Cuaderno de la Izquierda Nacional.

** Militante histórico de la Izquierda Nacional, en los '50 integró el Partido Socialista de la Revolución Nacional y actualmente el partido Patria y Pueblo.


Jorge Abelardo Ramos y su visión sobre las izquierdas

(Dos fragmentos seleccionados por Cuaderno de la IN de una entrevista realizada en octubre de 1982 por Américo Torchelli para la revista Status)

Primer fragmento

Status: Usted es un izquierdista. Sin embargo las izquierdas clásicas de la Argentina no lo aceptan y usted no acepta ser incluido entre las filas de esas izquierdas. Por favor, dígame por qué.
Ramos: Las izquierdas que usted llama clásicas se han opuesto sistemáticamente a los movimientos populares. Tal pasó con Irigoyen y con Perón. Ante los movimientos liderados por estos dos caudillos, los partidos de izquierda hicieron una oposición, como se decía antes, objetiva. Apoyaron a la Unión Democrática y a varios golpes militares. Se los premió. A los socialistas de Ghioldi con una embajada en Portugal y a los comunistas, permitiéndoles ir por todo el mundo distribuyendo la idea de la necesidad de apoyar a los militares de Videla para evitar que vinieran los malos. Frente a ello, aparece una tendencia de izquierda, nacional y popular, a la cual pertenezco. Ella ha contribuido a sostener a todos los movimientos populares, extrayendo su ideología de las raíces de la Nación y de Latinoamérica en contraposición a la llamada izquierda portuaria.

Status: ¿Qué quiere decir portuaria?
Ramos: Es una manifestación de la rosca que manejó al país desde el puerto de Buenos Aires. En la época colonial existía un grupo de hacendados y comerciantes llamados por los mismos europeos, la pandilla del barranco. Estos señores, entre quienes había un Martínez de Hoz, antepasado del célebre Joe, se intercambiaban señales desde las alturas del Parque Lezama, con los buques ingleses. El objeto era eludir el control de la Aduana. Los herederos de aquellos pandilleros siguen intercambiando señales pero ahora desde el asfalto de la City y sin catalejos.

Status: ¿Qué tiene que ver la izquierda con esta descripción?
Ramos: Este clima de trampa crea sectores de un izquierdismo banal y abstracto. Todos tienen enemigos comunes y también participan del error de no buscar los vínculos y alianzas reales en el suelo argentino y latinoamericano.

Status: Supongo que al hablar de izquierdas usted engloba a comunistas y socialistas. A propósito, ¿usted se considera socialista?
Ramos: Los creadores de la izquierda nacional, así como los nacionalistas, hemos vivido en una Argentina cosmopolita. Bebimos nuestra doctrina en los libros de Marx, Lenin, Trotsky, Stalin, Mao, etcétera, según la edad y las circunstancias. Los nacionalistas a su vez, seguían a un partido de la monarquía como Maurras, o reaccionarios como Rivarol o Burke, hasta que decidieron buscar fuentes en los caudillos del interior, Rosas y otros. Estas fuentes eran más genuinas para sus doctrinas cristiano – céntricas. Esto sucedió con Irazusta, Ernesto Palacio, Pepe Rosa y algunos más. Nosotros abandonamos la Comuna de París y las revoluciones europeas. Buscamos entonces nuestras raíces en la sociedad argentina. La preeminencia de lo social sobre lo individual es lo que nos caracterizó como socialistas. Por otra parte, para ser socialista, se debe partir de lo argentino y más aún de lo latinoamericano. Desde esa posición se debe procurar la hegemonía decisiva de la clase trabajadora y los trabajadores intelectuales en el proceso económico y social.

Status: Teniendo tan claros los objetivos ¿por qué razón los izquierdistas tienden a dividirse?
Ramos: Las derechas también se dividen. En este momento la Nueva Fuerza intenta unirse con FUFEPO y con Manrique, el verdadero demagogo del sector. El comunismo no tiene en la actualidad inserción en las masas. Sus divisiones se producen como en el caso del PCR (Partido Comunista Revolucionario), pero lo fundamental es su curiosa transformación en un partido de burgueses banqueros, especialistas en ganar plata legalmente. Es un partido social demócrata conservador. A tal punto lo es que en la economía, lo único interesante es el comercio exterior, por la relación con la URSS, y en lo político argentino enarbolan banderas tales como para una democracia estable o Paz en el Atlántico Sur. Esto, evidentemente favorece a los ingleses. La primera de las consignas pertenece al arsenal del ejército. Mientras Videla se dedicaba a cercenar todas las libertades, sostenía al mismo tiempo que nos estábamos dirigiendo hacia una democracia fuerte y estable.

Status: ¿Cuál es el caso de la Confederación Socialista?
Ramos: El Partido Socialista como tal, desapareció. Me refiero al viejo tronco. Quedan grupos muy respetables que pueden tener dificultades para ser partido nacional. Se necesitan cuarenta mil afiliados en todo el país pero siguen trabajando tras un ideario. Otros no son tan respetables. Tal es el caso del partido del Profesor Américo Ghioldi, que estuvo a favor de todas las dictaduras. El partido de Juan B. Justo ya no existe. Se formó con parte de la masa de obreros europeos que trajeron consigo sus ideales y sus hábitos alcohólicos. A medida que desaparecieron esos obreros reemplazados por un proletariado criollo, fue desapareciendo el partido que no supo y no pudo enrolar a estos últimos incorporados a la incipiente industria nacional. Ahora que Perón ha muerto, los viejos socialistas se sienten desobligados al rencor: el peronismo ha dejado de ser amenazante y en consecuencia, la izquierda abandona su campaña antiperonista. El socialismo tradicional tiende a adaptarse, aunque no renuncia a su antiguo cosmopolitismo.

Status: ¿Qué va pasando con las derechas mientras tanto?
Ramos: Vea, seguir con la simplificada clasificación de derecha e izquierda, me parece un error. Es una manera europea de enfocar el problema. En la Argentina existen dos bloques: el que defiende y se nutre de lo nacional y el, digamos, no nacional. Entonces existe la derecha oligárquica y la derecha nacional. Lo mismo sucede con la izquierda. También se divide en esos dos grandes bloques. En el campo de la cultura esa división persiste y da nacimiento a subculturas dependientes que se autoalimentan. De esta manera se puede entender mejor al peronismo y al antiperonismo.


Segundo fragmento

Status: Un periodista argentino produjo un esquema de interpretación política interesante. Dice: existen tradicionalmente la derecha, el centro y la izquierda. Luego aparecen la extrema derecha y la extrema izquierda y por último la ultra derecha y la ultra izquierda. El centro aparece incólume. Sin embargo, la historia ha dado extremistas de centro. Tal el caso de Hitler. Los nazis eran nacional socialistas. Durante el último período peronista apareció el socialismo nacional. ¿No cree que la definición de su propia ideología pueda acarrear algún tipo de mal entendido? Desde ya, sin ánimos de hacer comparaciones, sino sólo aclaraciones.
Ramos: Esa analogía universal es errónea. Se confunden los términos. Quiero que quede claro. El carácter universal de la tesis de su amigo periodista y la misma universalidad de su observación pueden hacerlo caer en un error. El mundo se ha dividido y se divide en países dominantes o centrales y coloniales o semicoloniales. El dominante puede estar en declinación o ser imperialista sin colonias. Es el caso de la mayoría de los países europeos. De todas maneras quedan hábitos culturales y los resabios. En casi todos los casos algún vínculo se preserva. El nacionalismo de Hitler, así como el de cualquier país imperialista, sólo puede mantenerse sobre la base de la opresión de otros pueblos y de la supresión de sus libertades en aras de su propia expansión. Muy diferente es el nacionalismo de Mahatma Gandhi. Este tiende a la liberación de su pueblo y al desarrollo de sus fuerzas productivas. El otro conduce a la destrucción y a la guerra, como en realidad sucedió y sigue sucediendo. En cada uno de los países se dan históricamente los dos nacionalismos. El imperialismo inglés, al practicar su nacionalismo, redujo a la esclavitud a millones de almas. El accionar de la Thatcher, con el imperio declinante es antirrevolucionario. Para nosotros, en los países dependientes, el nacionalismo es sinónimo de liberación.

Fuente: http://www.abelardoramos.com.ar/_doc/doc040.php


Internacionalismo de izquierda e izquierda nacional *

Por Alberto J. Franzoia

Si bien los alemanes Carlos Marx y Federico Engels le imprimieron a su teoría del socialismo un fuerte sesgo internacionalista, lo hicieron en el contexto del capitalismo de libre competencia que predominaba en la Europa Occidental de las primeras décadas de la segunda mitad del siglo XIX, cuando aún se pensaba que el socialismo fluiría desde los países capitalistas más avanzados hacia su periferia. Sin embargo por aquellos años ambos ya observaban y daban cuenta de un creciente proceso de concentración del capital.

Siguiendo el desarrollo de dicha concentración, el marxista ruso Lenin se destacó desde el punto de vista teórico completando el análisis iniciado por sus maestros, y en 1916 produce un texto esencial para comprender el carácter de una nueva etapa del capitalismo mundial, ya no de libre competencia sino monopólico. El texto se tituló “El imperialismo fase superior del capitalismo”, y es el momento en que la contradicción entre países opresores (donde se desarrolla la concentración del capital hasta convertirse en capital financiero) y países oprimidos pasa a desempeñar un papel fundamental.

La concentración del capital sólo podía acabar con la libertad de pequeños y medianos productores y comerciantes dando paso a un mercado controlado por muy pocas grandes empresas, las que para maximizar permanentemente sus ganancias se veían impelidas por las fuerzas objetivas de la economía a salir en busca de mercados más favorables para concretar dicho objetivo. Así el capital concentrado de los países más desarrollados de Europa (y luego de EE.UU.) comenzó a expandirse hacia regiones periféricas del sistema, como el caso de América Latina. En la periferia encontrarían materias primas baratas, al igual que tierras y mano de obra de la misma condición. A ese proceso de conquista en el que las fuerzas de ocupación ya no fueron esencialmente político-militares sino económicas, Lenin lo calificó como un nuevo imperialismo, manifestación de la fase superior del capitalismo.

Cuanto más explotaba el capital concentrado de los países dominantes esas regiones, más desarrollo capitalista incorporaba a sus naciones pero, simultáneamente, más subdesarrollo generaba en la periferia del sistema. Esta cuestión tan peculiar llevó a que algunos socialistas del tercer mundo gestaran una teoría y una práctica que, sin renunciar al método y teoría general del marxismo, debió incorporar cuestiones nuevas y muy específicas, propias del mundo subdesarrollado, ajenas a la realidad del capitalismo desarrollado. Comenzaron a surgir entonces las izquierdas del tercer mundo, diferenciadas de la clásica izquierda cosmopolita por razones objetivas que felizmente terminaron por manifestarse en la conciencia de sus exponentes. En Argentina, a partir de los años cuarenta se va perfilando una izquierda que tiempo después se autodefiniría Nacional, como consta en documento del Partido Socialista de la Revolución Nacional (14 de abril de 1955); partido marxista que desde un perfil y organización propia apoyó al movimiento nacional durante el segundo gobierno de Juan Domingo Perón. También en el seno del peronismo se va gestando una izquierda de características nacionales (Hernández Arregui, Cooke y otros), y en algunos países de la Patria Grande ocurre algo similar, como en Bolivia durante el gobierno del MNR en los cincuenta.

Por otra parte en los años sesenta surge en el tercer mundo, pero con especial relevancia en América Latina, la teoría de la dependencia (Dos Santos, Cardoso, Faletto, Galeano), respuesta crítica a una teoría de la modernización de cuño desarrollista. En cada caso y con matices diversos, los nuevos exponentes de la izquierda latinoamericana toman distancia de ese marxismo clásico eurocéntrico que convertía el original internacionalismo de sus fundadores en una bandera tan ortodoxa como abstracta.

En la actualidad no es raro encontrar grupos que aspiran a ser partidos de masas, con una visión de mundo socialista, que aún reivindican el internacionalismo de Marx y Engels sin ubicarlo en contexto. Se podrá argumentar que si en el siglo XXI el capital se ha globalizado aún más que en tiempos de los pensadores y políticos alemanes, bien pude y debe globalizarse una visión de mundo alternativa que exprese los intereses de los trabajadores. Sin embargo globalización es el concepto con el que los teóricos de las clases dominantes pretenden ocultar el carácter constantemente imperialista del capital financiero. Y si hay imperialismo, por más que tenga ahora nuevas componentes que no existían en tiempos de Lenin, sigue vigente la contradicción entre países opresores y explotadores por un lado y países oprimidos y explotados por el otro. Esa sigue siendo la contradicción central aunque nuestros intelectuales progresistas lo hayan olvidado... La misma no ha sido aún resuelta, sin embargo en regiones del mundo oprimido como América Latina se comienza a dar pasos alentadores para vislumbrar un futuro venturoso.

La pregunta del millón es cómo se resuelve dicho conflicto. ¿Es el internacionalismo socialista un punto de partida para hallar la solución definitiva? Los grupos críticos más significativos del mundo desarrollado (algunos espontáneos autodefinidos como “antisistema” y otros más organizados con una propuesta de izquierda reformista), no luchan, por ahora, por las mismas cosas que las izquierdas del mundo subdesarrollado. Porque ante la crisis del capital, las clases y sectores sociales oprimidos por esa burguesía muy concentrada y especuladora del mundo desarrollado, en lo más profundo de sus conciencias sólo intentan recuperar el nivel de vida que disfrutaron en tiempos no muy lejanos. No tienen una visión de mundo claramente alternativa ni mucho menos una organización política para lograr cambios sustanciales. Eso es lo que efectivamente se comprueba al abordar sin fantasías sus acciones y sus propuestas. El anarquismo romántico de algunos de estos grupos, o la política reformista que explicitan los más organizados, marcan la escasa posibilidad de que algo cambie en serio por esas latitudes; si es que nos referimos a cambios estructurales conducidos por los intereses concretos de trabajadores y excluidos.

Ahora bien, si no se avizoran cambios de esa especie, la única manera que existe para que los sectores populares del mundo desarrollado y hasta hoy dominante recuperen su añorado nivel de vida, consiste en que la economía de las naciones imperialistas en las que viven vuelva a ser exitosa, porque de allí emergieron sus posibilidades económicas, sociales, políticas y culturales. Sin embargo, ya sabemos, el éxito de las naciones dominantes del capitalismo es inversamente proporcional al desarrollo de las economías del mundo dominado y al bienestar de sus sectores populares.

En el antes denominado tercer mundo las cosas son bien distintas. La única izquierda con posibilidades ciertas de conducir un proceso de transformaciones de fondo, es aquella que se ha compenetrado con la historia concreta de las clases y sectores oprimidos por la alianza entre las burguesías imperialistas del mundo dominante y las oligarquías nativas del mundo dominado. Esta cuestión resulta muy clara en América Latina. Las izquierdas que profesan un cosmopolitismo abstracto y un clasismo ortodoxo carecen de posibilidades políticas concretas, ya que expresan un divorcio histórico de los trabajadores y sectores afines. Mientras que la izquierda que asume el carácter específico de la realidad latinoamericana, como en Venezuela, Bolivia o Argentina es la que crece y logra incorporar algunas de sus reivindicaciones populares más preciadas en el programa y acción de sus respectivos gobiernos.

De esta manera lo que podemos comprobar si abordamos cada proceso concreto de América Latina, es que sólo una izquierda con características nacionales, como es el caso de la izquierda que participa del proyecto y práctica política kirchnerista en Argentina, está en condiciones de resolver contradicciones hacia el interior del bloque nacional y popular (que las tiene) para conducir el proceso de cambio hacia una profundización definitivamente favorables a las clases y sectores plebeyos.

Desde ya nadie que se reivindique de izquierda puede abandonar su intención de construir una sociedad mundial alternativa al capitalismo decadente, nadie puede en esa condición, por lo tanto, renegar del internacionalismo socialista. Pero, a diferencia del anquilosado planteo abstracto de la vieja izquierda cosmopolita, que lo presenta como punto de partida para cualquier política “concreta”, la izquierda compenetrada con nuestra Patria Grande es consciente de que el internacionalismo socialista sólo puede ser la consecuencia de políticas que tengan en cuenta la especificidad del propio contexto histórico,. Por eso para nuestras izquierdas nacionales el internacionalismo socialista es el punto de llega (no de partida) de un desempeño político particular, que al trabajar por la liberación definitiva de los pueblos oprimidos de la periferia, genere las condiciones para una toma de conciencia profunda y una práctica política organizada de las izquierdas y movimientos contestatarios del mundo desarrollado.

Al capital financiero, causante de la actual crisis, no es posible combatirlo a medias, sólo cuando afecta intereses parciales. Los explotados del mundo dominado forman parte del problema global a resolver. Si nuestra izquierda avanza en esa dirección los pueblos del Norte se verán objetivamente beneficiados, en tanto la liberación de los pueblos oprimidos por el imperialismo, los conducirá también a ellos a la impostergable necesidad de liberarse de sus opresores promoviendo cambios estructurales que superen la cosmética de la “indignación”. Seguramente será con dolor, pero sin dolor no podrán parir una nueva sociedad; porque como lo expresó hace dos siglos el Inca Yupanqui en las Cortes de Cádiz: “Un pueblo que oprime a otro no puede ser libre”

La Plata, 4 de octubres de 2011


Angelelli, La Palabra Viva

Documental dirigido por Fernando Spiner y Victor Laplace, sobre el Padre Obispo Enrique Angelelli, emitido por el canal cultural "Encuentro"
Duración: 01:07:51

Enrique Ángel Angelelli nació un 17 de julio de 1923 y murió un †4 de agosto de 1976, asesinado en La Rioja durante la dictadura cívico-militar que gobernó Argentina entres 1976 y 1983. Angelelli fue obispo de la Iglesia Católica imprimiéndole a su acción un fuerte compromiso popular.

 


"Proyecto Lupín"

 Documental Inédito sobre Néstor Kirchner. El documental completo (57 minutos) realizado por Andrés Sal.Lari, periodista argentino que actualmente reside en Bolivia, contiene entrevistas con viejos amigos y compañeros de militancia de Néstor.
 


América Latina: Una nación fragmentada *

Por Juan Ramón Peñaloza **

Toda revolución democrático-burguesa tiende a constituir un Estado nacional, o sea, a dar "cohesión estatal a territorio con población de un solo idioma" . "El idioma -escribe Trotsky en su Historia de la Revolución Rusa, cap. "La cuestión nacional"-es el instrumento más importante de unión entre los hombres y, por consiguiente, de unión en la economía. Se convierte en idioma nacional con la victoria de la circulación mercantil, que une a una nación. Sobre esta base se establece el Estado nacional como el terreno más cómodo, más ventajoso y normal de las relaciones capitalistas".

"Sobre esta base" tenemos, sin embargo, en América Latina, no un Estado nacional sino veinte Estados distintos . En el vasto territorio que se extiende desde el Río Grande hasta el cabo de Hornos se habla una lengua -el castellano-plenamente desarrollada y consolidada en una literatura cuya importancia es obvio destacar; es decir, que posee todos los caracteres de un idioma nacional. Observemos, empero, que apenas hay "circulación mercantil" entre esos Estados... Tal hecho basta para denunciar claramente que estamos ante una nación fragmentada, inconstituída.

Mas no toda revolución democrático-burguesa ha necesitado constituir el Estado nacional; así, Cromwell no tuvo que hacer la unidad de Inglaterra, Gales y Escocia, pues ésta ya había sido alcanzada bajo los monarcas. Pero en Alemania y en Italia (siglo XIX), la revolución democrática se encontró ante un estado de división nacional, mantenido sobre todo por la opresión de potencias extranjeras (Francia, Austria, Inglaterra). Se desarrollo entonces como revolución nacional. Trotsky señalaba, al respecto, que en estos dos países "la lucha por la liberación nacional y la unificación era el meollo de la revolución burguesa".

En América Latina, la revolución democrática de los albores del siglo XIX no logró constituir un Estado nacional; lo impidieron el débil o nulo desarrollo del capitalismo nativo, el abrumador predominio de las estructuras feudales y precapitalistas, el alejamiento de los principales centros. Primaron las tendencias centrífugas, surgidas del atraso, y volvieron todo hacia atrás, más atrás inclusive que en la época del Imperio hispano-americano, en que existía la unidad política y administrativa. A esta causa de fragmentación nacional, que los esfuerzos de San Martín y Bolívar no consiguieron superar, sumase pronto otra, el capitalismo extranjero, principalmente inglés, que intervino decisivamente para consolidar la división e incrementarla, favoreciendo la creación de nuevos Estados desgajados del tronco común por la diplomacia y la prepotencia imperialistas. En 1826, Bolívar urgía para que se concretara la unidad en el Congreso de Panamá, a fin de salvar la revolución; ya entonces, con una clara prenoción de su destino imperialista, los observadores yanquis sabotearon esa tentativa. Corriendo el tiempo, la misma provincia de Panamá donde se celebró el Congreso fue amputada por el imperialismo norteamericano del territorio de Colombia y así tuvimos hasta una "nacionalidad" panameña.
De este modo, el sentimiento de nacionalidad común entre los habitantes de América Latina, que latía hasta en una aldea como era el Jujuy de 1812, se fue perdiendo, al par que el localismo, con el aliento que le prestó el imperialismo, se elevó a la categoría de sentimiento "nacional". La leyenda histórica, fabricada luego por los plumíferos a su servicio, sancionaría este estado de fragmentación nacional, presentando a nuestros héroes como queriendo crear veinte Estados distintos en lugar de uno solo. La falacia, verdaderamente monstruosa, de esta "historia" oficial reside en que, mientras en todo el mundo la nación se ha constituido corno resultado del triunfo de la revolución democrático-burguesa, en América Latina se consideran como naciones distintas a los veinte Estados surgidos de su fracaso.

América Latina, atrasada y dividida, fue fácil presa del imperialismo; sus veinte países fueron convertidos en semicolonias y colonias, cuya vida económica reposó entera-mente en la exportación de una o dos materias primas, o cereales, o frutos naturales a la metrópoli imperialista, de la cual se recibían en cambio los artículos manufacturados de la industria moderna. Lejos de combatir el atraso, el imperialismo reforzó a las oligarquías terratenientes que explotaban con métodos feudales o semifeudales al campe-sino indígena, dejando subsistente la barbarie agraria; en aquellas ramas de la producción donde invirtió directamente capitales (minas, plantaciones, transporte ferroviario, pozos petrolíferos, etc.) aprovechó el bajo nivel de vida del nativo y la ausencia de democracia para combinar el régimen del moderno salariado con la servidumbre en la institución del peonaje.

Escribe Trotsky caracterizando este proceso: "Mientras destruye la democracia en las viejas metrópolis del capital, el imperialismo impide al mismo tiempo la ascensión de la democracia en los países atrasados. El hecho de que en la nueva época ni una sola de las colonias o semicolonias haya realizado una revolución democrática. -sobre todo en el campo de las relaciones agrarias-se debe por completo al imperialismo, que se ha convertido en el obstáculo principal para el progreso económico y político. Expoliando la riqueza natural de los países atrasados y restringiendo deliberadamente su desarrollo industrial independiente, los magnates monopolistas y sus gobiernos conceden simulta-neamente su apoyo financiero, político y militar a los grupos semifeudales más reaccionarios y parásitos de explotadores nativos. La barbarie agraria artificialmente conservada es hoy día la plaga más siniestra de la economía mundial contemporánea”.

*Fragmento del texto “Trotsky ante la revolución nacional latinoamericana”, de Juan Ramón Peñaloza, Editorial Indoamérica, 1953
** Seudónimo de Enrique Rivera.


"Resignificar las fechas" 20 de Noviembre Día de la Soberanía Nacional

Por Leonardo Killian

(En exclusividad para Cuaderno de la Izquierda Nacioal)

Fue el entrañable José María "Pepe" Rosa el responsable intelectual de que la ley 20.770 declarara al 20 de noviembre como nuestro Día de la Soberanía.

El viejo luchador alcanzaba un viejo sueño de su generación. Que se reconozca oficialmente la gesta de ese día del año 1845 cuando la Confederación enfrentó a una flota anglo francesa. Las dos potencias coloniales más importantes y mejor armadas de la época. Con el desprecio que han solidó tener a lo largo de la historia los imperios y, como hemos visto en estos años lo que han hecho los EE.UU. y sus socios en Irak, Afganistán, Libia, etc. Así en el siglo XIX también ingleses y franceses se repartían el mundo no europeo a su antojo. Extensas zonas de Africa y de Asia como China y la India, e incluso el territorio americano eran objeto del saqueo entre estos vampiros coloniales.

En nuestra América hispana tendrían dos grandes reveses. En México, la aventura de Maximiliano y su sueño imperial terminarían humillados por Benito Juárez y aquí, al sur de la América del Sur, el indoblegable Juan Manuel les mostraría de qué madera estaban hechos estos gauchos. Estos bárbaros que se negaban a entregar así nomás la navegación de nuestros ríos al extranjero.
Para los de mi edad era un clásico. Después de una reunión, de un asado con amigos, entre el vino y las guitarras aparecía junto a las canciones de Litto, de Spinetta o de los Sui Géneris ese Triunfo que todos cantábamos a coro.

Eran épocas de sueños.

La Revolución Nacional estaba a la vuelta de la esquina.

Los recuerdos de las grandes gestas nacionales como las victorias sobre los ingleses en 1806 y 1807 y la Vuelta de Obligado, pertenecían a ese folklore, a esos hechos que nos hacían sentir el orgullo de ser argentinos. Las victorias del pasado auguraban la gran victoria del porvenir.

Noventa buques mercantes
veinte de guerra
veinte de guerra
vienen pechando arriba
las aguas nuestras
las aguas nuestras

La heroica resistencia gaucha de ese pedazo del río Paraná fue durante años ninguneada por la enseñanza escolar y por nuestro calendario forjado en la historia mitrista.

La pucha con los ingleses
quien los pudiera
quien los pudiera
¡Que los tiró a los gringos
ju´e una gran siete
Navegar tantos mares
venirse al cuete
que digo venirse al cuete!

Pero nuestro pueblo supo guardarla en su memoria en forma de canciones, folletines y todas las formas que adopta la cultura popular para recordar y proteger lo que le pertenece.

A ver che Pascual Echagüe

Gobernadores, gobernadores
que no pasen los franceses
Paraná al norte, Paraná al norte

Angostura del Quebracho
de aquí no pasan
de aquí no pasan
Pascual Echagüe los mide
Mansilla los mata, Mansilla los mata

En el frío junio del ´82 con el corazón allá en Malvinas, volvimos a sentir esa sensación que solo producen las gestas nacionales.

Ahí estaba otra vez el Imperio y como aquella vez con Rosas, la gran mayoría de los argentinos y americanos del sur supieron ver muy bien quien era el enemigo.

Después llegó la derrota y el tiempo de los miserables.

Un cachetazo del imperio que se vengó de las anteriores afrentas y que todavía nos duele.
La Vuelta de Obligado fue una derrota militar pero una gran victoria política de la Confederación.
Ingleses y franceses pudieron pasar pero a un costo terrible en pérdida de vidas y materiales. Rosas los obligaron a firmar un pacto que ponía a la Argentina entre las pocas naciones que no se arrodillaban ante el poder del desprecio.

Malvinas fue una derrota militar y política.

Pero la historia no termina y los pueblos saben guardar en la memoria los nombres de sus héroes.
Las islas volverán a ser argentinas cuando la Nación sea, no estos países separados sino una sola e indivisible. Las Provincias Unidas de América del Sur dice nuestra declaración de Independencia de 1816. Una nación que nunca existió pero que seguramente sabremos unir, retazo a retazo.

Esa es la idea de la resignificación de nuestras gestas. Recordarlas. Mantenerlas vivas pero con la vista en el futuro. Con la mirada en el horizonte de lo que vendrá y que debemos construir.

Las tareas de nuestras generaciones y las que vendrán para que se haga realidad ese triunfo tantas veces cantado en los fogones que comienza con la cita de nuestro gran poema nacional

"Los hermanos sean unidos
que esa es la ley primera
tengan unión verdadera
en cualquier tiempo que sea
porque si entre ellos pelean
los devoran los de afuera"

Alguna vez, la batalla de la Vuelta de Obligado fue cantada solo por el gauchaje rosista. Hoy, la empecinada memoria del pueblo la convirtió en un día patrio en nuestro calendario.

Malvinas fue de los combatientes. Debemos rescatarlas para todos, no solo los argentinos sino para todos los americanos de este sur que en estos tiempos, vuelve a corcovear otra vez como esos potros empecinados e indomables. Una nación y una Patria para todos, esa es la meta.


Entrevista a Norberto Galasso en Radio Nacional Mendoza


Mejores ojos para un mejor camino, el de la emancipación

Por Juan Carlos Jara

Cuando hay una demora inconsulta o se cancela algún vuelo en Ezeiza; cuando los cacos atracan un shopping, un banco o un barrio privado; cuando algún funcionario entra en tratos non sanctos con el Dios Mercurio, oímos a nuestros conciudadanos de clase media sentenciar: “este país…”, “¿qué querés con este país…?” Demás está decir que la conclusión de la frase tiene siempre, explícita o tácitamente, un marcado tono escatológico.

Entonces, por fuerza, uno se pregunta: ¿por qué “este país de mierda”? ¿Por qué las iras ciudadanas, en lugar de dirigirse a la aerolínea respectiva, a los amigos de lo ajeno o al corrupto funcionario que hace del soborno su modo de mejor vivir, se arrojan sobre el país, es decir sobre nosotros, sus habitantes y compatriotas del que suelta la frase y parece no pensar que en el fondo se está calificando, o descalificando, también a sí mismo? La respuesta es sencilla: porque la colonización pedagógica -hija de la dependencia económica y el consecuente apocamiento nacional-nos ha forjado de esa manera.

Porque hemos sido educados durante años, y no sólo durante el ciclo escolar, en el obsecuente catecismo de que todo lo importado, sólo por el hecho de serlo, es superior a lo nuestro.

Y no se diga que eso es consecuencia del alto grado de ascendencia inmigratoria -más supuesta que real-que nos convierte en tan acerbos execradores de lo propio.

¿No fue acaso Sarmiento, criollo hasta la médula, el que dijo que “argentino era anagrama de ignorante”? ¿No está en Las Bases del tucumanísimo Alberdi aquello de que el más instruido de nuestros hombres resulta “inculto y selvático”, “al lado de un obrero inglés o francés que muchas veces no conoce la o”? No, ni es cierto que todos los argentinos provienen de los barcos ni mucho menos que el presunto origen inmigratorio de muchos de nosotros nos hace infalibles execradores de lo propio.

No tenemos “mejores ojos para ver a la Patria”, como pedía Lugones, porque nos han educado para la autodenigración y no alcanzamos a comprender que cuanto más imprequemos contra el país -cuya personificación humana es el pueblo, según enseñaba Jauretche-más estaremos a merced de los funcionarios corruptos, de los chorros de guante blanco u oscuro y, lo que es peor, de la expoliación nacional.

Esa que no se ve pero se siente, a manos de los pulpos internacionales y propios que hemos sabido conseguir durante décadas y décadas de colonización mental y de la otra.

Los muchachos de FORJA -Jauretche, Scalabrini, Manzi, maestros en el arte de mirar (y pensar) sin anteojeras-lo percibían con total claridad: “Hay un sólo problema: el coloniaje. Hay una sola solución: la emancipación nacional”.

En ese camino estamos. Por ese camino, sin duda, seguiremos, junto a los demás pueblos de Latinoamérica, nuestra patria común.


13/11/11 (Día del Pensamiento Nacional). Télam


La Otra Historia 1 (Argentina) - Corrientes Historiográficas

Norberto Galasso realiza un abordaje sintético y muy claro sobre las corrientes historiográficas de Argentina. Material muy recomendable para ayudar a comprender el actual debate surgido en torno a la creación del Instituto Manuel Dorrego. Historia y política, una relación constatable que los cientificistas aún ocultan.


Dos marxisrtas agrarios *

Por Gustavo Battistoni

Uno de los aspectos a los que Carlos Marx dio mayor énfasis en el final de su vida fue al estudio de la cuestión agraria. El tercer tomo de "El Capital" contiene sus análisis sobre la génesis y el desarrollo de la renta de la tierra; particular interés para los habitantes de la Argentina es su investigación sobre la renta diferencial de la tierra, que es la clave para explicar el portentoso desarrollo de nuestra economía.

Marx se propuso demostrar cómo el capitalismo se apodera de la agricultura igual que de cualquier otra rama económica:”Todo progreso de la agricultura capitalista no es sólo un progreso en el arte de despojar al trabajador, sino en el arte de despojar el suelo; todo progreso en la elevación de su fertilidad durante un debido período de tiempo, es al mismo tiempo un progreso en la ruina de las fuentes permanentes de esa fertilidad. La producción capitalista no desarrolla, pues, la técnica y la combinación del proceso social de la producción sino en tanto que destruye al propio tiempo las fuentes de origen de toda riqueza: la tierra y el trabajador”.

Esta cita de Marx demuestra no sólo la profundidad de su análisis con respeto a la agricultura sino también su preocupación por la destrucción del medio ambiente por el modo de producción capitalista; el capitalismo no sólo “degrada” la fuerza de trabajo, también destruye el ecosistema que es la base material de la existencia humana.

El fundador del socialismo científico tuvo varios continuadores en la temática como Karl Kautsky y V.I. Lenin; entre nosotros Juan B. Justo, Guillermo Flichman, Héctor Alonso (en la Izquierda Nacional) también hicieron importantes aportes, pero quienes realizaron los más audaces análisis con escalpelo marxista fueron dos revolucionarios agrarios olvidados, José Boglich y Reinaldo Frigerio.

Desarrollemos un poco el concepto de renta de la tierra. Marx, en varios capítulos del tercer tomo de su magna obra, distingue dos tipos de renta derivados de la tierra.

La renta absoluta es la consecuencia de la propiedad privada de la tierra y del hecho de que, por ser un bien limitado, aquella es detentada en régimen de monopolio. La renta diferencial, depende, en cambio, del modo de producción capitalista.

Marx define como sigue la característica esencial de la renta de la tierra:”Por tanto, lo que caracteriza a la renta de la tierra no es el hecho de que los productos agrícolas se desarrollen hasta convertirse en valores y como valores, es decir, el que se enfrenten como mercancías a otras mercancías, mientras los productos no agrícolas se enfrenten también a ellos como tales mercancías, o el que se desarrollen como expresiones especiales del trabajo social. Lo característico de la renta del suelo es que bajo las condiciones en que los productos agrícolas se desarrollen como valores (como mercancías) y bajo las condiciones de la realización de sus valores, se desarrolla también la capacidad de la propiedad territorial para apropiarse de una parte cada vez mayor de estos valores creados sin intervención suya, convirtiéndose así en renta de la tierra de una parte cada vez mayor de la plusvalía”.

Es el tributo que la comunidad paga al terrateniente, en función de que no puede prescindir de un medio de producción que aquel monopoliza: la tierra.
La porción que el terrateniente retiene de la plusvalía como renta del suelo, aumenta con el desarrollo del modo capitalita de producción, pero no es consecuencia del trabajo o la intervención del terrateniente, sino del trabajo y la dinámica económica de la colectividad.

Karl Kautsky, en su libro”La Cuestión Agraria”, esclarece lúcidamente la teoría marxista de la renta territorial. Dice:”La renta de la tierra, como renta diferencial, es producto de la concurrencia; y como absoluta, es fruto del monopolio. Más adelante, afirma:”En la práctica, ambas clases de renta territorial no se diferencian; ni puede distinguirse cual sea la proporción de la renta diferencial o absoluta”.

La renta diferencial resulta, por ejemplo, de la mayor productividad de un campo con respecto a la media de producción, o la menor distancia al mercado que abarata los fletes, como pasa con respecto a los productos de la Pampa Húmeda con respecto a los productos de las provincias del norte.

Y continúa el socialdemócrata alemán:”La diferencia, pues, de ambas especies de renta es en esencia que la renta diferencial resulta del carácter capitalista de producción, y no de la propiedad privada del suelo, como que subsistiría aún cuando el terreno se nacionalizase tal como quieren los partidarios de la reforma agraria, mientras quedara en pie la forma capitalista de la explotación agrícola; pero en este caso no beneficiaria a particulares, sino a la colectividad.

La Absoluta depende de la propiedad privada del suelo y de la oposición entre el interés del terrateniente con el de la colectividad. La nacionalización o incautación por el estado del suelo, podría suprimirle y disminuir los precios de los productos agrícolas”.

En nuestro país donde la producción agropecuaria está, en general, vinculada al modo capitalista de producción, está teoría de la renta territorial es indudablemente válida.

La Argentina como Australia, Nueva Zelanda y Canadá contaba con las condiciones climáticas ideales para el desarrollo de un capitalismo agrario consolidado. Pero como bien explicó Jorge Enea Spilimbergo en “Clase Obrera y Poder”, tuvimos una clase “capitalista” más no “burguesa”, que explica el derrotero de nuestra oligarquía. A diferencia de los otros países y por razones ligadas a la distribución de la tierra, nuestra república tuvo serios inconvenientes para ser un país de “campesinos” parcelarios. De la explicación que nos ofrece Spilimbergo podemos sacar más claras conclusiones que del debate ente Enrico Ferri y Juan Bautista Justo, donde el “maestro” del socialismo argentino utiliza la categoría de “colonización sistemática”, usada por Marx, en el capítulo 25 de “El Capital” para explicar la “acumulación primitiva” en el capitalismo. Es indudable, además, que el problema agrario argentino era muy distinto al descrito por José Carlos Mariátegui en su capítulo “El problema de la Tierra”, de su libro “Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana”.

José Boglich nació en 1886 en Vroska, isla de Hvar, en el mar Adriático, perteneciente a la región croata de la península balcánica, se embarcó junto a su familia en 1906 hacia nuestro país, siendo desde su juventud un luchador por los derechos de los explotados.

Desde 1912 hasta su muerte, fue dirigente del ala izquierda del movimiento agrario argentino, donde tuvo un papel destacado como líder durante "El grito de Alcorta". Ejerció la presidencia de la seccional Firmat de la Federación Agraria Argentina, siendo delegado de la misma ante el congreso de la FAA de febrero de 1914.

En la primera década del siglo veinte arrendó un campo en Firmat junto a su familia, para luego pasar a Barlett, colonia cercana al pueblo de Bigand. En esta última localidad fundó en 1915 la Biblioteca Carlos Marx, desde donde intentó difundir la obra del fundador del socialismo moderno.

Fue por esta época un asiduo colaborador del periódico "La Tierra". En 1919 es elegido integrante de la comisión directiva central de la Federación Agraria. Influido por la Revolución Rusa es uno de los organizadores del Partido Socialista Internacional en el sur de la provincia de Santa Fe.

Radicado posteriormente en la localidad de Santa Isabel, instala una casa de ramos generales y acopio de cereales. Recala finalmente en la década del treinta en la ciudad de Pergamino, donde tiene un negocio ligado a la venta de productos agrícolas.

Coincidía con Juan B. Justo en el mejoramiento del nivel de vida de los arrendatarios y chacareros, pero opinaba a diferencia del autor de "Teoría y práctica de la historia" que las leyes de centralización y concentración del capital regían tanto para el agro como para la industria; consideraba que en la Argentina existía una formación económico-social donde predominaba un capitalismo agrario de naturaleza semicolonial.

Juan B. Justo, en “El Programa Socialista del Campo”,de 1901, afirma:” “El Partido Socialista se glorifica de tener una teoría; su acción basada en el progreso técnico económico, no puede ir nunca contra ese progreso, y jamás propondría a la división del suelo argentino en fracciones menores si este fraccionamiento fuera hacer menos productivo el trabajo. Pero sucede lo contrario. En la industria, la fábrica más grande puede siempre llevar más lejos la división del trabajo y competir ventajosamente con la menor. No pasa lo mismo con el cultivo más grande. Aquí se trata de operaciones sucesivas: la rotura del suelo, su pulverización, la siembra, la cosecha, la trilla, que es necesaria hacer cada una a su tiempo, y en las cuales no hay lugar de subdividir mucho el trabajo.”

“Para que el pueblo trabajador del campo tenga más perspectivas de desarrollo, para que el suelo argentino se enriquezca, para que haya más libertad y progreso, es urgente aplicar un plan de reformas tendientes a dividir los latifundios en unidades agrarias más conformes con las necesites técnicas, económicas y políticas del país.

“Nueva Zelanda, ése joven pueblo que llama la atención del mundo por el carácter humano y equitativo y humano de sus leyes, debe ser nuestro modelo político.”

“Nuestro plan para fomentar la división del suelo debe ser sencillo: por una parte levantar al trabajador del campo, dignificando su situación, y librar al capital agrícola y ganadero de toda actividad; así se formaron los hombres con sus aptitudes y los medios para construir una numerosa clase de productores autónomos mejor situados que los de hoy. Y, al mismo tiempo, hay que transformar el sistema de impuestos, para que estos, en lugar de pesar sobre la vida y el trabajo, graven el privilegio en su forma patente y controlable de renta de la tierra.” “Con la contribución directa progresiva sería incómodo para los propietarios retener los actuales latifundios, y pasaría al fisco una parte al menos del inmenso incremento del valor de la propiedad raíz urbana.”

Dice a este respecto, refutando a Justo, José Boglich en su libro “El problema agrario y la crisis actual”:”Los socialistas argentinos, cuando suelen ocuparse del despojo de la tierra pública por la burguesía nacional y por el capitalismo colonizador extranjero, plantean sus críticas con un concepto falso, como si se tratase de actos personales.

Hablan de política criolla, de gobernantes inescrupulosos, de administraciones deshonestas, etc., como únicos factores de esos hechos y como si ellos dependieran y se desarrollasen de acuerdo a la honestidad personal de los gobernantes y no como consecuencia de un proceso inevitable dentro del régimen capitalista. (Pág. 134)” y sostiene:”el obrero industrial y el pequeño campesino semi-proletario tienen dentro del sistema capitalista de producción un mismo devenir. Por tanto, el idilio de la pequeña explotación, de la “granja propia, del afincamiento del pequeño campesino, no deja de ser una fantasía propagada por los ´doctos´ que desde sus cómodos ´bufets´ expenden panaceas para todos los males económicos y sociales, pero en la mayoría de los casos, estas panaceas se ven confrontadas con la realidad desilusionadora de los hechos, demuestran poseer una completa ignorancia-cuando no mala fe-sobre los más elementales problemas que atañen a la organización económica y social de la sociedad.”(Pág.62) Como vemos, tanto en el proceso industrial como en el agrícola, la proletarización o el empobrecimiento de las masas es un hecho inevitable.

Para él, el capitalismo había "colonizado" completamente el campo, creando una masa proletaria que era el fundamento, con los arrendatarios, de la rebelión campesina; la salida de la crisis no se lograría por una "reforma agraria", sino por una transformación en sentido socialista que ponga en movimiento la colectivización de la producción.

En la década del treinta tuvo un acercamiento al Partido Socialista Obrero, una efímera aunque interesante experiencia, que intentaba articular la bandera de la liberación nacional con la de la abolición de las clases sociales. Luego se liga al grupo que lidera el trotskista Esteban Rey en el norte argentino, sector que intenta hacer "entrismo" en el Partido Socialista, según Horacio Tarcus en su estudio sobre los marxistas olvidados.

En "El Problema agrario argentino y la crisis actual" (1933), afirma sobre el papel de Rivadavia en la economía argentina: "La República Argentina, por ejemplo, tiene toda una historia de latrocinio y despojo de las tierras del Estado y los nativos; desde la ley de enfiteusis hasta nuestros días, no ha sido más que un proceso continuado de apropiación y afincamiento de la burguesía nacional y el capitalismo colonizador".

Otra idea a resaltar, es su noción de la renta de la tierra:”Si de acuerdo a la dialéctica marxista, la renta no proviene de la tierra sino de las relaciones sociales en que la explotación se verifica, la tierra, o mejor dicho la propiedad territorial, no es capital porque no encierra ningún trabajo social, y la tierra capital sólo da interés por la capitalización de la renta. Ahora bien, como la propiedad de la tierra mientras no da renta o esta no haya sido capitalizada, no es capital, es fácil deducir que esos créditos otorgados a los señores terratenientes no lo son a cuenta del capital tierra, sino a cuenta de la renta inmediata o futura, que debe salir del trabajo social contenido en la producción” (Pág.172)

Podemos colegir de este largo, pero profundo párrafo, que las actuales superganancias del agro argentino, no nacen de la capacidad productiva e innovadora de nuestros “agricultores”, sino de la plusvalía que la urbanización de China e India hacen llegar al bolsillo de quienes detentan la propiedad de la tierra.

En 1937 pública su obra,"La cuestión agraria”, ampliación de la anterior de 1933, y reeditada parcialmente en 1964, donde discute la tesis del Partido Comunista sobre el carácter "feudal" del campo argentino y la perspectiva de una revolución "democrática y antifeudal". Allí sostiene, como epítome de su vida y su obra, en su prefacio: "Hemos basado nuestra investigación del proceso de la agricultura y de los factores determinantes de la crisis, en la teoría marxista, vale decir, en la teoría de la dialéctica materialista, por ser el único método de investigación científica que se ajusta a la realidad histórica. Al decir que hemos ajustado nuestro estudio al método de Marx, creemos conveniente señalar, para evitar interpretaciones capciosas, que no nos hemos abstraído en lo más mínimo del conocimiento práctico de la economía campesina.

A través de nuestros treinta y cinco años de vida campesina, durante los cuales hemos cruzado diversos estadios de la escala económica y social (desempeñando desde el puesto de boyero, que representa la más inicua explotación de la niñez en las labores del campo, hasta el de comerciante y acopiador de cereales, pasando por los de jornalero, agricultor mediero y agricultor independiente), nos ha sido posible seguir paso a paso la evolución de nuestra campaña, conocer los intereses específicos de las clases sociales y compenetrarnos de sus inquietudes y problemas en nuestra condición de campesinos, hemos sido actores de los grandes movimientos agrarios acontecidos desde 1912 a 1921, y nuestra actuación en los organismos gremiales y cooperativos nos ha obligado a conocer las diversas teorías referentes a la cuestión agraria y profundizar el estudio de sus problemas. Pero sólo por medio del método científico que nos ha brindado la teoría marxista, hemos podido alcanzar la comprensión clara de la cuestión agraria, conocer el secreto de sus leyes económicas e interpretar en su justo sentido las contradicciones de los intereses que pugnan en su estructura."

Falleció, el notable luchador, en un confuso accidente el 10 de febrero de 1943; recordarlo, es recuperar la lucha de los oprimidos del campo argentino.
Dentro de la corriente socialista nacional, otro que hizo sustanciales aportes es el abogado Reinaldo Frigerio; el “gringo croata” José Boglich es el que abrió el camino para los análisis del campo y su desarrollo para quien utilizó el seudónimo de “Jorge Lagos”.

Nació Reinaldo Frigerio a principios del siglo pasado en la ciudad de La Plata, donde se recibe en derecho en 1937, comienza su carrera como defensor de los trabajadores de la zona de Berisso; se constituye en ese momento en el líder de un grupo trotskista de su ciudad natal.

En octubre de 1940, con el seudónimo de Jorge Lagos rebate la consigna de liberación nacional que Liborio Justo había defendido en su folleto ”La Argentina frente a la guerra mundial”; afirma Frigerio:”Se insiste en disfrazar de ‘capitalistas malos’ únicamente a la llamada oligarquía y de ‘capitalistas buenos’’´progresistas’,’antiimperialistas´a Yrigoyen, la UCR y su cría, cuando todo demuestra que la clase dominante argentina tiene a su cabeza un grupo de S.A. nacionales y extranjeras, un banco central y un estado capitalista que denuncia la presencia de una clase burguesa ensamblada con el capital imperialista, una clase burguesa que es a la vez oligarca, industrial, accionista de los truts, usurera, comerciante ,radical y conservadora y demócrata progresista y hasta socialista…Lo que necesitamos es una revolución socialista…porque no hay lucha contra el imperialismo desligada de la lucha contra la burguesía (Jorge Lagos-“La Cuarta internacional y la lucha contra el imperialismo).

Esta posición de negación de la cuestión nacional y de identificación entre el radicalismo yrigoyenista y la oligarquía será cuestionada por el mismo Reinaldo Frigerio en su ponencia para el Congreso de los Hombres de Buena Voluntad de 1951, donde afirma:”Ya a fines del año 1900 se palpa la presión de las grandes masas populares que confían sus esperanzas de liberación al Partido Radical conducido por su más relevante e inspirado caudillo, el señor Hipólito Yrigoyen”.

En 1941 se suma al Partido Obrero de la Revolución Socialista, donde sostiene sus viejas tesis de negación de la cuestión nacional y equiparación entre la burguesía nacional y el imperialismo (Frente Obrero-20/12/41); el PORS tiene una corta vida debido a las distintas y heterogéneas líneas que lo conformaban.

La aparición del peronismo en la vida política argentina hace que Frigerio revea sus viejas posiciones y se acerca al “Movimiento Obrero Comunista” que lideran Rodolfo Puiggrós y Eduardo Astesano; el romper con la vieja concepción antinacional no le resultó fácil. Dice sobre el recorrido político de Reinaldo Frigerio, su maestro Rodolfo Puiggrós:”Era obligatorio que, en cierto momento, la vocación revolucionaria de un militante que busca en los hechos la comprobación de una política o del investigador marxista que analiza objetivamente la realidad de su país, chocara con la capilla cerrada de una secta que no piensa, que no estudia y que no siente a su pueblo, limitándose a aplicar la camisa de fuerza de fórmulas generales a los problemas nacionales. Una secta que teme todo lo que sea creación, conocimiento. Una secta que desconoce nuestra historia, nuestra economía, nuestra política, nuestra cultura. Una secta que podría vivir en cualquier parte, menos en la Argentina. Una secta de pedantes y vividores de una mediocridad impresionante. Una secta que jamás conseguirá atraerse las simpatías de las masas populares argentinas”.

Desde esta concepción revisionista revaloriza la cuestión nacional y los logros del gobierno justicialista:”El peronismo hecho Estado, no solamente llevó a la práctica, las aspiraciones de la burguesía nacional progresista-utilizando como ministro ejecutor a uno de sus hombres más inteligentes y emprendedores, don Miguel Miranda-sino que encaró resueltamente un amplio plan de reorganización total del país en lo económico-Capitalismo de Estado e industrialización privada-en lo político-eliminación del fraude electoral y plenas libertades populares para la clase obrera sindicalmente organizada-, y en lo social-derechos del trabajador-, que cambió esencialmente, el panorama de la Revolución democrática en la Argentina, e incluso en América Latina”.(Introducción-página 73)

En septiembre de 1947 publica “Cuatro ensayos marxistas sobre la historia nacional”, donde estudia la revolución de Mayo, el origen de las guerras civiles, las tentativas de organización capitalista y la figura de Juan Manuel de Rosas. Este original libro es uno de los primeros que repara en la figura del gran historiador rosarino Juan Álvarez y sus estudios sobre el origen de las guerras civiles; nuestro historiador, a pesar de las criticas que le formula desde un punto de vista marxista, lo considera como quien dio la explicación más verosímil de la situación argentina post-revolución de Mayo. Afirma Frigerio:”Parece, pues, que el proceso de formación de la Montonera y el origen de las guerras civiles argentinas, no es,como sostiene Álvarez, el producto exclusivo del régimen de la ganadería fundado en la propiedad privada del ganado, sino en general el resultado de la profunda crisis económica, política y social que provoco el comercio libre, la economía fundada en el capital-dinero, en el seno de la economía colonial ganadera e industrial del interior”(“Cuatro Ensayos…”-Pág.88).

Decía sobre la enfiteusis de Rivadavia, que para muchos “izquierdistas” significaba la democratización de la tierra:”La enfiteusis rivadaviana ha sido en nuestra historia un sistema de expropiación legal de la comunidad indígena y del paisano libre, un sistema dirigido a impedir la adquisición de tierras por los productores directos.¿En beneficio de quién se hizo esta expropiación con la que comienza el período del acumulación primitiva en la República Argentina? Desde luego, en beneficio de los estancieros ricos ya propietarios de la provincia de Buenos Aires, los cuales conseguían la posesión de nuevos campos y peones dóciles. Esencialmente, en beneficio del capital inglés.”(“Cuatro ensayos…”Pág. 109) En mayo de 1948 es invitado a dar un curso sobre el problema agrario argentino en el Colegio Libre de Estudios Superiores, bajo el influjo de las enseñanzas de su maestro José Boglich.

En 1953, publicó con prólogo de Rodolfo Puiggrós su “Introducción al estudio del problema agrario argentino” donde plantea:”La oligarquía terrateniente argentina, no es, pues, una entelequia; está constituida por los descendientes de los antiguos aprovechados ‘enfiteutas’rivadavianos de centenares de leguas, los mismos que sostuvieron a Rosas mientras la ganadería colonial se desarrollaba, los mismos que luego apoyaron a Urquiza, los mismos que se vincularon luego con el capitalismo imperialista, los mismos que han utilizado la nación como si fuera una gran estancia, formando, en efecto, una fuerza ‘conservadora independiente’ que durante tantos años han constituido una ‘democracia rural’ entendido el término en el sentido de gobierno ‘de’ los rurales terratenientes,’por’ los rurales terratenientes y ‘para’ los rurales terratenientes.”

Afirma, además, con exactitud:”En síntesis, esta es a grandes rasgos, la historia de la acumulación que nosotros llamamos “primitiva” del suelo, en nuestra patria, el relato abreviado del origen de la propiedad terrateniente argentina. No se trata, como se ha visto, de una historia de trabajo, ahorro y sacrificio, sino de una historia de expropiación a mano armada del suelo y extermino sistemático. Se trata de una indignante crónica de expropiación y domesticación del poblador criollo y del paisano libre, trabajador de la ganadería, por medio de la legislación de fondo y forma: código rural, leyes de cercos y leyes y decretos de vagancia, Código civil.”(Introducción…, Pág. 36)

También es para él importante lo realizado por el justicialismo en materia agropecuaria, pero dice admonitoriamente con respecto al latifundio:”En este sentido, quienes apoyamos a Perón con una conciencia formada través de muchos años de militancia antiimperialista, no dejaremos de reiterar que o bien la revolución destruye al latifundio o bien el latifundio ahoga a la larga a la revolución.”

Y decía sobre la reforma agraria:”En general la lucha por la reforma agraria nacional, la efectiva aplicación del presente o de otro programa de reforma agraria, depende de la alianza política entre todos los sectores productores del agro, en la lucha contra el latifundio, los intermediarios y los monopolios capitalistas. El éxito de la reforma agraria nacional depende de la unidad de las grandes masas populares del campo a través de sus reivindicaciones. La transformación del campo argentino, la destrucción del latifundio-el peor enemigo de la soberanía y del progreso-depende de que el pueblo mismo tome en sus manos la solución del problema agrario.”

Después de la caída del peronismo se suma a la resistencia contra la dictadura de la “Revolución libertadora”; sostenía en 1947 en “Los cuatro ensayos….”: “La revolución democrático burguesa, agraria y anti-imperialista, continúa siendo reivindicación central de la lucha del pueblo argentino por su existencia como nación”. Reinaldo Frigerio consideraba que el peronismo, en 1955, había realizado la transformación que él esperaba; era de los que entendían que teoría y práctica conforman una unidad inescindible.

Murió en el olvido el estudioso socialista nacional de la cuestión agraria, en la ciudad de Pergamino, donde se había radicado décadas atrás; su vida es un ejemplo para todos aquellos que bregamos por la alianza plebeya entre los trabajadores de la ciudad y el campo argentino.
Para finalizar, podemos decir que la actual coyuntura mundial con el incremento de la demanda de granos motorizada fundamentalmente por la urbanización China ha llevado a un boom en la producción agraria argentina. A más de cincuenta años de las teorizaciones de Boglich y Frigerio, sus planteos tienen plena actualidad.

Sigue existiendo una renta diferencial de la tierra debido a que producir en nuestros campos es más barato que la media internacional, validando la teoría marxista de la renta; pero esta productividad se centra en una tendencia al monocultivo basado en la soja, que es una gran expulsora de mano de obra de la agricultura. Está disminución de la cantidad de la fuerza de trabajo no significa, como lo ha demostrado en un magnifico estudio Juan Manuel Villulla, que los trabajadores rurales no sean los principales productores del valor creado por el modelo sojero imperante.

Desde los años noventa existe una propensión a la concentración de la tierra, la nueva política implementada no ha modificado sustancialmente la realidad; a pesar de haber mejorado la rentabilidad de muchos productores no se han creado las condiciones para la radicación de los agricultores en el interior del país. El nuevo modelo permitió el incremento de los márgenes brutos de producción desde los 209 dólares constantes por hectárea durante la convertibilidad hasta los 272 dólares en el período comprendido entre los años 2002 y 2010.

La Argentina continúa siendo un país extenso donde la mayoría de la población se concentra en las grandes ciudades; nada hace entrever que se vaya hacia una política que busque un desarrollo armónico y equilibrado de nuestra Patria.

El actual modelo de expansión agropecuaria no es inclusivo ni equitativo; urge volver a las soluciones recomendadas por estos dos grandes militantes del socialismo nacional.

BIBLIOGRAFÍA:
Alonso, Héctor: Oligarquía, Renta Diferencial Y Socialismo en la Argentina; Izquierda Nacional, 1973, en http://www.izquierdanacional.org/documentos/articulos/oligarquia_renta_diferencial_y_socialismo_en_argentina/
Ansaldi,Waldo: “La Pampa es ancha y ajena”; en
http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal/art/pampa_anchayajena.pdf
Barsky, Osvaldo-Gelman, Jorge: “Historia del agro argentino”; Mondadori, 2001.
Boglich, José: “El problema agrario y la crisis actual”; Aras, 1933. “La cuestión agraria”; Claridad, 1937.
Enea Spilimbergo, Jorge: “Clase Obrera y Poder”; Ediciones de Patria y Pueblo, 2006.
Flichman, Guillermo: “La renta del suelo y el desarrollo agrario argentino”, Siglo Veintiuno Editores, 1977.
Frigerio, Reinaldo: “Cuatro ensayos marxistas sobre historia nacional”; Tiempo, 1946. “Introducción al estudio del problema agrario argentino”; Clase Obrera, 1953.
Galasso, Norberto: “Aportes críticos a la historia de la izquierda argentina”; 2 tomos, Nuevos Tiempos, 2007.
Justo, Juan Bautista: ”El Programa Socialista del Campo”;”La Vanguardia”, 1915.
Kautsky, Karl: ”La Cuestión Agraria”; Siglo Veintiuno Editores, 1989.
Mariátegui, José Carlos: “Siete Ensayos de interpretación de la Realidad Peruana”; en http://www.marxists.org/espanol/mariateg/index.htm
Marx, Carlos: La Renta Diferencial-Consideraciones generales;”El Capital”, libro tercero, capítulo 38.en www.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/capital3
Pan, Luis: ”Los socialistas y la cuestión agraria”; La Vanguardia, 1949.
Puiggrós, Rodolfo: Prólogo a “Introducción al estudio del problema agrario argentino”, Clase Obrera, 1953.
Tarcus, Horacio: ”El marxismo olvidado en la Argentina: Silvio Frondizi y Milcíades Peña”.El Cielo por asalto, 2006.

* Enviado por el autor en exclusividad para Cuaderno de la Izquierda Nacional


    


VOLVER Al INICIO DEL CUADERNO DE LA IZQUIERDA NACIONAL

VOLVER A CUADERNOS DEL PENSAMIENTO