Nació en 1929, escritor y periodista. En 1958 entrevista en Cuba al Che y a Fidel y luego escribe dos libros sobre ambos líderes. Después del triunfo de la revolución regresa a Cuba, funda y dirige la agencia de noticias Prensa Latina. Entre los años 1963 y 1964 lidera la organización armada Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP), primera experiencia guerrillera guevarista que opera en la provincia de Salta, como avanzada de una futura llegada del Che Guevara a territorio argentino. Algunos de los miembros del EGP adoptan nombres de guerra gauchescos: Ernesto Guevara (miembro honorario del EGP) será Martín Fierro y Masetti don Segundo Sombra, más tarde Comandante Segundo. La experiencia fracasa y el 21 de abril de 1963 Masetti desaparece en medio de la selva salteña sin dejar rastros. Tenia 34 años.

NOTAS EN ESTA SECCION
Breve biografía  | 
Entrevista al Che y Fidel en la Sierra Maestra por Jorge Masetti
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Jorge Masetti y Rodolfo Waslh, nuestros hombres en La Habana  |  Comandante Segundo, por Luis Hernández Serrano
Los primeros guevaristas - Lucho Soria  |  El Ejército Guerrillero del Pueblo, F. Carrizo y G. Sánchez
Jorge Ricardo Masetti, la pasión del revolucionario, Granma  |  Apuntes del contraolvido  |  Carta del EGP al presidente Illia
De Playa Girón al E.G.P. | Carta del EGP a los campesinos tucumanos  |  Carta abierta a Ricardo Rojo
Algunos escritos de Jorge Masetti  |  Ultima carta a sus hijos  |  Muertos de amor o la historia como folletín grotesco, por Hugo Montero

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  Los guerrilleros de Salta, Cristianismo y Revolución Nº 11, 1968  |   Presentación judicial sobre el destino de Masetti y Altamira Guzmán
Un homenaje que tardó 50 años  |  Sergio M. Nicanoff y Axel Castellano - La historia del "Vasco" Bengochea y las FARN
 

Breve biografía

Nace el 31 de mayo de 1929 en Avellaneda. Sus padres son José Reinaldo y María Blanco y sus hermanos Reinaldo, mayor que él, y Edgardo el menor de los tres.

A los 13 años se incorpora a la escuela de Artes Gráficas y Publicidad Nº 15 en el barrio de Barracas, donde se da su primer acercamiento al mundo de la prensa. Comienza a trabajar a los 15 años como cadete en el diario El Laborista.

Su primera vinculación con la política es a través del nacionalismo con marcado acento antiimperialista, es así que ingresa a la Alianza Libertadora Nacionalista en el año 1945, en la que también militaba Rodolfo Walsh; abandona las filas de la misma, cuando ésta toma un carácter pro norteamericano

En el año ‘47, hace sus primeros trabajos como cronista de informaciones generales en el diario Tribuna. Un año después colabora en el diario La Época, y luego en Noticias Gráficas, Democracia y El Mundo. Llega a tener a su cargo la sección política internacional del noticiero de radio El Mundo y a ser redactor de noticias en el Canal 7; entre 1953 y 1954 dirige un diario en Tandil. En ese último año dirigirá también, la Revista de la Asociación de Docentes Argentinos durante seis meses.

Trabaja en Radio Excelsior adaptando cuentos clásicos. También hace su paso por la Organización Latina de Noticias. Pocos meses antes del golpe militar de 1955, dirige Cara y Ceca, una revista que es su primer emprendimiento independiente.

Entre 1949 y 1953, publica algunos cuentos en el suplemento literario del diario La prensa, y también algunas notas en el diario Clarín.

Su producción más importante es un monólogo para teatro llamado “La Noche se prolonga”, que se estrena el 9 de enero de 1959 en Buenos Aires.

Terminado su servicio militar, a los 21 años, se casa con Clelia Dora Jury el 31 de julio de 1952 con quien tiene dos hijos Graciela y Jorge.

En el año 1958 viaja a Cuba, enviado por Radio El Mundo, a entrevistar a Fidel y al Che en la Sierra Maestra. Producto de estas entrevistas edita el libro Los que luchan y los que lloran. El Fidel Castro que yo vi”, donde relata la lucha del pueblo cubano en contra de la dictadura de Fulgencio Batista.

En enero del 1959 regresa a Cuba junto a su mujer y sus hijos, invitado por el Che. Participa de la “Operación Verdad”. Funda y dirige en junio del mismo año, Prensa Latina, primera agencia independiente de noticias que se plantea romper con el monopolio de la información. “Somos objetivos pero no imparciales, porque no se puede permanecer imparcial entre el bien y el mal…” decía Masetti.

Logró que colaboraran en ella lo mejor de la intelectualidad de la época, Jean Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Waldo Frank, Wright Mills, Gabriel García Márquez, Rodolfo Walsh, Paco Urondo, Juan Carlos Onetti, entre muchos otros.

A mediados del ´60 se aleja de su esposa y se une a su secretaria Concepción Dumois con quien tiene una hija, Laura.

A comienzos del 61 producto de luchas internas renuncia a la dirección de Prensa Latina.

Durante la invasión a Playa Girón, a pedido de Fidel, regresa momentáneamente a la dirección de la agencia. Participa posteriormente de los interrogatorios a los mercenarios.

A partir de su alejamiento de Prensa Latina, su puesto de lucha va a estar íntimamente relacionado a los planes revolucionarios del Che.

Partirá a Argelia, desde fines del 1961 hasta los primeros meses del ’62, donde colabora con el Frente de Liberación Nacional Argelino, acumulando experiencias que lo van a ir formando como futuro jefe guerrillero.

Promediando el año 1963 Masetti será el “Comandante Segundo” al frente del Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP) que actuará en Salta en el norte argentino. El grupo guerrillero es infiltrado y posteriormente derrotado.

Masetti desaparece, su cuerpo no ha sido encontrado. Se toma como fecha de su desaparición el 21 de abril de 1964. Tenía 34 años.

Fuente: Jorge Ricardo Masetti


La vida de Masetti con "La palabra empeñada" llega al cine

Mayo 2011

La vida intensa, consecuente y comprometida del periodista Jorge Masetti, creador de la agencia cubana de noticias Prensa Latina y combatiente revolucionario caído en Salta en 1964, es recorrida en "La palabra empeñada", documental de su nieto Martín Masetti y de Juan Pablo Ruiz que desde mañana llega a salas locales.

"Sentíamos que la vida de Jorge Masetti merecía ser contada, al margen de que su figura fue, además, omitida, ignorada o demonizada durante largo tiempo", comenta Martín Masetti al revelar los motivos por los que armó esta película junto a Juan Pablo Ruiz.

Para lograr ese cometido, "La palabra empeñada" huye del facilismo de editorializar sobre el devenir del autor de "Los que luchan y los que lloran" (acerca de su cobertura de la lucha de los guerrilleros cubanos en Sierra Maestra y el triunfo de la Revolución en la isla) y, en cambio, recurre a valiosos testimonios.

Gabriel García Márquez, Rogelio García Lupo, Ciro Bustos, Conchita Dumois, Alejandro Doria, Osvaldo Bayer, Guillermo Jiménez, Juan Marrero, Orlando Borrego, Oscar Fernández Mell, Colomé Ibarra Furri, José Bodes, Alberto Castellanos, Jorge "Papito" Serguera, Ulises Estrada, Héctor Jouve, Jorge Paul, Miguel Tirantti y Belisario Lopez, aportan voces y vivencias que permiten perfilar a Masetti.

"La premisa que nos planteamos para hacer esta película fue entrevistar a gente que haya conocido esta historia para construir un tipo de relato que no cayera en un análisis de la violencia política en la Argentina", puntualiza Masetti sin olvidar el aporte del también periodista Ricardo Horvath.

Menos técnico y más emotivo, consigna que "desde el punto de vista emocional y familiar lo que más aprecié es la condición humana de los compañeros de Masetti, toda gente con una entereza y una ética poco usual en la época en la que vivimos".


 TRAILER ARRIBA LOS QUE LUCHAN! Jorge Ricardo Masetti y la batalla en la comunicación (agosto 2014).

En esa veta, el actor y cineasta agrega que "fue un gran orgullo saber que la gente a la que entrevistamos, toda gente muy humilde y con una historia de vida notable, es capaz de hablar con tanto amor sobre mi abuelo".

"La palabra empeñada" enlaza vida y obra del periodista nacido el 31 de mayo de 1929 en Avellaneda y que cumpliendo con un pedido de Ernesto Che Guevara, uno de los comandantes de la Revolución Cubana, dio forma e impulso a la agencia de noticias Prensa Latina.

Para darle entidad a esa agencia fundada en junio de 1959, Masetti sumó los aportes profesionales de grandes como Walsh, García Márquez y García Lupo y consiguió las colaboraciones de Jean Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Waldo Frank, Paco Urondo y Juan Carlos Onetti, entre otros.

A la distancia de aquella experiencia que su abuelo abandonó hacia 1961, Masetti apunta que "Prensa Latina se propuso lo que ahora se propone Telesur que es mostrar otras voces diferentes a las que imperan en los medios hegemónicos".

Resuena en la película la frase sobre el periodismo que reza: "somos objetivos pero no imparciales, porque no se puede permanecer imparcial entre el bien y el mal...", algo que para su nieto "marca una posición acerca del rol que juega el periodismo y es un tema que todavía está en debate".

El filme exhibe como Masetti va dejando ese oficio que abrazó con pasión para acompañar al Che en planes revolucionarios que se plasmaron en Argelia y que luego lo traerían de regreso a la Argentina.

Hacia 1963, en la selva salteña de Orán y convertido en comandante Segundo, Masetti encabezó el Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP), una experiencia iniciática en materia de organizaciones armadas en el país que se desarrolló con muchos inconvenientes, incluyó el fusilamiento de dos de sus miembros y terminó costándole la vida al periodista.

Al calor de esa experiencia pero también mezclando elementos de ficción, el periodista Jorge Lanata publicó el libro "Muertos de amor", un texto que para la dupla Masetti-Ruiz no resintió la intención de la película sino que por, el contrario, la dotó de más fuerza.

"A partir del libro de Lanata afirmamos más la idea de hacer este trabajo, ya que allí se tomaba la imagen de Masetti como la del ícono del guerrillero maldito y asesino para tratar de fundamentar la idea, falsa para nosotros, de la teoría de los dos demonios", opina uno de los realizadores.

Lejos de involucrarse en una posible polémica con el periodista, Masetti concluye que "no estamos a la altura para discutir con Lanata porque no queremos hacer lo mismo que hizo él al escribir una novela sin ningún rigor y sin delimitar qué cosa es ficción y cuál es realidad. Los que sí podrían aportar algo son las personas a las que nosotros entrevistamos". (Télam).


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Una mirada documental sobre Jorge Masetti

Por Camilo Cagni

La Vida del periodista y guerrillero Jorge Ricardo Masetti fue presentada en el cine a través del documental "La palabra empeñada" de los realizadores Martín Masetti y Juan Pablo Ruíz. La pieza constituye un apasionante y revelador testimonio biográfico del luchador argentino, que desapareció en 1964 mientras intentaba consolidar un foco guerrillero en la provincia de Salta.

Sobre la obra, dialogamos con Martin Masetti, uno de los directores y nieto del protagonista del film.

¿Con que expectativas llegaste a nuestra ciudad?

Con las mejores. La ciudad de La Plata es un lugar muy interesante para presentar el documental por la cantidad de jóvenes que habitan en ella. Me parece que la película va a generar mucho interés porque la figura de Masetti prácticamente no se conoce, siempre él ha sido ninguneado y silenciado en la historia oficial Argentina. A pesar de ello creo que su vida es muy rica y tiene que ser contada, porque fue un verdadero ejemplo de entrega y sacrificio por la construcción de ese hombre nuevo que proclamaba el “Che”.

Más allá de la reconstrucción de la vida de Masetti, ¿Qué ejes centrales aborda el documental?

La película trata sobre una manera distinta de hacer periodismo, una forma más artesanal si la comparamos con el trabajo que se realiza hoy en los medios a de comunicación. Pero sobre todo aborda la temática de la revolución como eje central. No olvidemos que por esos años la coyuntura nacional e internacional llevaba a pensar que ese sueño emancipador era posible, y el ejemplo estaba en Vietnam, Argelia y sobre todo en Cuba.

¿Cómo está estructurado el relato?


Jorge Ricardo Masetti en La Habana

El disparador inicial es una entrevista que le realizó mi abuelo a Fidel Castro y al Che Guevara en Sierra Maestra antes de que la revolución triunfe. Después se desprenden tres grandes momentos: primero reconstruimos al Masetti en su rol de periodista aventurero que llega a Cuba en 1958 como enviado de Radio el Mundo de Buenos Aires con el fin de realizar algunos informes sobre el movimiento insurgente. Estando ahí se involucra afectivamente con los rebeldes a la vez que se identifica con sus ideas políticas, y es así como se pone al frente de la agencia cubana de noticias Prensa Latina entre 1959 y 1961, en los primeros años del gobierno revolucionario.

La segunda parte explica la transformación que él hace por aquellos años, donde pasa de ser un periodista comprometido a un comandante guerrillero. En su nueva etapa se desempeña como delegado personal del “Che” en distintos países del tercer mundo como por ejemplo en Argelia, donde colabora con el movimiento de liberación.

Por último y en una tercera etapa, desarrollamos la experiencia que hizo en la Argentina como combatiente construyendo el EGP (Ejercito Guerrillero del Pueblo), en donde desarrolló un foco guerrillero en los montes de Orán, provincia de Salta, entre los años 1963 y 1964. Como sabemos esta experiencia fracasó pero sirvió como ejemplo de lucha para las futuras generaciones.

¿Cuánto tiempo llevó les llevó realizarlo?

La película demoró aproximadamente cuatro años. Comenzamos realizando la investigación y la pre-producción para después filmar las más de 60 horas de entrevistas a figuras como Gabriel García Márquez, Rogelio García Lupo, Ciro Bustos, entre otros.

Si tuvieras que definir a Jorge Ricardo Masetti en pocas palabras, ¿Cómo lo definirías?

Las personas como Masetti, Rodolfo Walsh y el mismo Che Guevara; tuvieron un momento bisagra en su vida. En el caso de mi abuelo ese momento se da después de la entrevista que les realizó a Fidel y al Che, que originó en él un cambio total en la forma de pensar la política. Masetti fue un periodista con mucha entrega en su trabajo, muy comprometido con las ideas de su época y con una gran capacidad para organizar a un grupo de personas bajo el proyecto de Prensa Latina.

¿Que sentís al ser una de los directores del film y a la vez el nieto del protagonista?

Siento un gran orgullo por mi abuelo, una persona íntegra que se jugó la vida por un ideal que de concretarse haría de este mundo un lugar más justo para vivir.

Diagonales
 


Masetti, un guerrillero

Por Rodolfo J. Walsh (1965), especial para Marcha

Un recuerdo atenuado de Masetti perdura en la calle Corrientes, en el Café La Paz; en el hall del Nuevo Teatro unas letras de metal dicen su nombre, perdido entre otros, porque hace años estrenó una obra; el único libro que escribió resulta ahora inencontrable.
Y eso es todo. Masetti podía seguir derivando en el olvido. Había otra historia que no acababa de juntarse con la suya. Era la historia de esos muchachos que hace un año se hicieron guerrilleros en Salta, y están algunos presos y otros muertos, y otros fugitivos. Los diarios que contaron el incidente que permitió descubrirlos, rodearlos, capturarlos, mientras su jefe, el Comandante Segundo, se internaba en la selva.
Los que conocían a Masetti se inquietaron. No hubo viajero en La Habana, que en los últimos meses no llevara una pregunta, que siempre volvía duplicada y sin respuesta. Ha pasado un año. Se puede decir ahora que Masetti está muerto, y que Masetti, por supuesto, era el comandante Segundo.

La historia de esa guerrilla se escribirá, tal vez, cuando desaparezcan las instancias judiciales que obligan al silencio; cuando los presos salgan y se pueda hablar de esa aventura atroz, escondida, incomprensible para muchos.

Yo sólo quiero recordar a Masetti como era en la isla lejana y cercada, en la agencia de noticias que fundó y de alguna manera ayudó a destruir, en la pasión casi juguetona que lo devoraba, en la tormenta de sus confusos amores, en el humor grueso y eficaz del suburbio porteño, en el coraje recatado.

Decir que Masetti era un gran periodista, exige aclaraciones. Tenía dificultades con la sintaxis, a lo mejor no sabía lo que es un "lead", quizá le faltaba sutileza literaria. Y sin embargo se puede decir; Masetti fue uno de los más grandes periodistas que tuvimos, porque a cambio de esos defectos le sobraba lo mero principal, Masetti se metía, y llegaba antes, y volvía con la justa.


Miembros del EGP capturados por Gendarmería

Su reportaje a Fidel en la Sierra, casi al mismo tiempo que Herbert Matthews, es la hazaña más importante - y más desconocida- del periodismo argentino. Matthews tenía alrededor una aureola que venía de la Guerra Civil Española; llevaba consigo el prestigio imponente del New York Times. Masetti, no tenía nada, Masetti era un oscuro cronista de radio El Mundo cuando en 1958 se mete por la libre en el laberinto batistiano, llega a través de oscuros canales a ese pedacito de manigua en que doscientos barbudos famélicos están cambiando la historia y descubre esa fantástica gale-ría de héroes risueños y terrenos, Camilo, Barbarroja, el Che, Ramirito, que tanto lo impresionaron y a cuya imagen y semejanza quiso modelar, y modeló su vida. Masetti es otro hombre cuando de ese Olimpo candoroso y brutal baja a la perturbada sofisticación de La Habana, donde se entera que nadie ha recibido sus reportajes trasmitidos por la emisora rebelde. Se interna nuevamente en la Sierra, repite todo el trabajo, y cuando sale por segunda vez ha visto la acción, ha empuñado el fusil y tiene el grado de teniente (1) del ejército revolucionario. El libro que enseguida escribió, "Los que luchan y los que lloran", es el testimonio apasionante de esa hazaña y de un momento crucial en la vida de los cubanos.

La segunda empresa de Masetti es aun más importante. A comienzos de 1959, llamado por la revolución triunfante, crea la primera agencia lati-oamericana de noticias que consigue inquietar a los monopolios informativos. Masetti no sabía nada de agencias. Prensa Latina es una pura creación suya, hecha a golpes casi geniales de intuición. Recuerdo el asombro que sentí cuando en julio de ese año llegué a La Habana a incorporarme al equipo periodístico y vi las teletipos funcionando mientras en cada país de América surgía una sucursal. El crecimiento de PL es el más vertiginoso en la historia del periodismo. A dieciocho meses de su creación tenía filiales en cada capital americana, en Londres, en París, en Ginebra, en Praga; convenios firmados con Tass, CTK, Hsin Sua, las agencias egipcias e indonesa, le daban un ámbito mundial. Como negociador, Masetti mostraba una insuperable flexibilidad: conseguía que los norteamericanos le abrieran canales de teletipo (cuyo alquiler nunca llegó a pagar) con Buenos Aires, Santiago, Río, Caracas, Washington, Nueva York; que los rusos le prestaran equipos de detección y escucha; que los chinos le construyeran una planta transmisora; que "L Express" de París y el "New Statesman" de Londres cedieran todos sus derechos latinoamericanos por ínfimas sumas. Más de cien clientes en América Latina y muchos centenares en los países socialistas; un volumen noticioso comparable al de las agencias norteamericanas; colaboradores regulares de la talla de Sartre, Waldo Frank, Wright Mills; todo esto era realidad a mediados de 1960.

Granma 09/07/89, tres artículos de colección: Muerte y resurrección de un periodista, por Rogelio García Lupo; Jean Pasel, corresponsal argentino muerto en acción de guerra, por Jorge Masetti; Jean Pasel, Calle de la Amargura número 303, por Rodolfo Walsh.
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Un año después ese meteórico imperio se había desmoronado. En cada país de América, la ruptura diplomática impuesta por Estados Unidos fue precedida por el cierre de la agencia. Una lucha interna asestó a PL el golpe definitivo. Afiliados comunistas montaron en el seno de la agencia una verdadera conspiración anti-Masetti, disfrazándola de lucha ideológica. Masetti contemporizó mientras pudo; al fin, les hizo frente. Se dice que debió intervenir el ejército rebelde para impedir que la diferencia se resolviera a tiros. No me consta, pero de algún modo encaja con la imagen que conservo de Masetti.

Por esa época dejé de verlo. Habíamos sido amigos. Creo que esa amistad no duró hasta el fin, por motivos que ahora resultan triviales. Cuando lo sacaron de PL, se fue a Argelia. De tanto en tanto tuve noticias suyas: estaba en Moscú, estaba alfabetizando en la Sierra, estaba otra vez en el Ejército Rebelde. Que haya aparecido en Salta como el Comandante Segundo (obvia referencia a un esperado Comandante Primero) no me asombra. Durante largas noches en La Habana habíamos hablado de la revolución en la Argentina. El ignominioso gobierno de Frondizi parecía justificarla, volverla posible.

El destiempo, la deshora presidieron el destino turbulento de Masetti. Cuando viene a vestir el uniforme de guerrillero, el país es otro, los argumentos más obvios para una acción revolucionaria se han esfumado. Tiene un día de mala suerte; ése en que se despeña de un barranco salteño y queda malherido. Tal vez sin ese accidente absurdo, este hombre que ya había hecho cosas imposibles pudo repetir la hazaña que lo alucinó cuando era un simple reportero? No sé. De sus heridas se recupera lo suficiente para poder caminar, para que no lo tomen prisionero. (Esa perspectiva, recuerdo, lo obsesionaba: "Imaginate, que te agarren, que te hagan cantar, qué vergüenza viejo"). Cuando todo está perdido, cuando el furor de la selva ha aniquilado prácticamente a su grupo, Masetti llena su mochila y se interna en la espesura, monte arriba.

No vuelve, todo el mundo sabe que no puede volver.

1- Masetti no bajó teniente ni con ningún otro grado de Sierra Maestra. (Aclaración de la familia de Masetti).-

Fuente: Agencia de Comunicación Rodolfo Walsh, especial "A 25 años del secuestro y desaparición de Rodolfo Walsh", 21 de marzo 2007


Entrevista al Che y a Fidel en Sierra Maestra

Por el periodista Jorge Masetti, enviado especial de radio El Mundo de Buenos.

- Aquí Sierra Maestra, es este un reportaje exclusivo realizado para el servicio noticioso de Radio El Mundo de Buenos Aires directamente en las montañas de Oriente, República de Cuba.

Existen aparentemente dos Cuba, la creada para la exportación y la auténtica, la que pugna por ser integralmente una república, la primera convierte al drama en pintoresquismo Caribe, con sargentos ascendidos a generales y presidentes fantásticamente ricos que viven en el exilio fomentando revoluciones, la Cuba que escribe Havana con ve corta para mejor identificación de los turistas que van a bailar la rumba y que sólo tiene voz de maracas y bongó, la Cuba de los carteles de compañías aéreas con bailarines color habano bailando semidesnudos alrededor de una palmera , la Cuba que solo se concibe libre mezclada con Coca Cola y con clima tropical regulado para turistas que hablan inglés; pero yo hacía poco que había llegado a la otra Cuba, estaba viendo, pisando y sudando la república que había logrado a fuerzas de actos heroicos y escalando sobre cadáveres acribillados saltar la cortina de bolsas de azúcar y mostrar al mundo entero que las estridencias del chachachá no lograban tapar sus gritos de indignación, que la patria de Martí era ocupada por un pueblo que luchaba violenta y tenazmente por recuperar lo que había ganado al ganar su independencia, que había logrado que su revolución, no fuera una revolución más en el Caribe sino que se convirtiese en el símbolo de lo que puede la voluntad de ser libre sobre el aparato opresor de una dictadura. No obstante, había que averiguar que se escondía, si algo se escondía, detrás de ese formidable Movimiento 26 de Julio.

Contra todas las previsiones, a pesar de las violentas represiones, superando el terror sembrado con prodigalidad de asesino millonario, la revolución cubana no lograba ser sofocada y archivada. Los hombres encabezados por Fidel Castro se habían mantenido demasiado tiempo en el campo de batalla y la publicidad que había logrado su lucha era demasiado profusa, como para no despertar sospechas. Confieso que salí de Buenos Aires, lleno de dudas. Mi opinión sobre Batista estaba formada, por supuesto, pero había que averiguar quiénes eran los que trataban de voltearlo y a qué intereses respondían, la única forma de saberlo, de despejar los interrogantes que siempre dejaban abiertos los cables de las agencias noticiosas, de conocer si realmente la causa del movimiento 26 de julio merecía la adhesión de Latinoamérica era ir hasta Fidel Castro y plantearle claramente las preguntas que nos hacíamos aquí. Los argentinos queríamos saber quién era el hombre que encabezaba la revolución en Cuba, qué era el movimiento 26 de julio, qué aspiraciones tenía y quién lo financiaba.


Crónica de la Revista Punto Final, Chile, 1968

Era imposible tratar de formarse un criterio basándose solamente en los cables que nos enviaban las agencias extranjeras, queríamos saber si las balas que se disparaban contra Batista eran pagadas en dólares, o rublos, o en el más exótico de los casos en pesos cubanos, esa excepción desconcertante también se da en esta parte maravillosa del mundo que se llama Latinoamérica.

Para averiguar todo eso estaba yo allí en el aeropuerto de Rancho Boyeros, en La Habana, pagando el primer delito que había cometido contra el régimen de Batista, ser joven. Mi valija había sido revisada con mayor prolijidad que la del resto del pasaje y yo personalmente fui objeto de desconfiada revisación, todos mis documentos fueron revisados con prolongado detenimiento y mientras tanto era observado por decenas de policías secretos, con caras de policías secretos y empeñados en hacerme saber que tuviese cuidado porque ellos eran secretísimos policías secretos. Pero, al fin, nada por aquí, nada por allá, mi valija y yo logramos pasar la aduana, confieso que estaba nervioso, como debut había sido algo alarmante, así que me deje meter sin preguntar adónde me llevaban en un enorme automóvil, en donde ya se encontraban otros pasajeros. El vehículo corría segundos después por una avenida colmada de policías armados de ametralladoras y carteles con la leyenda "Obras del Presidente Batista", 20 minutos después frenaba frente a un lujoso hotel en donde descendieron todos, todos menos yo, por supuesto, que sería el único que mentalmente pensaba un dólar igual cuarenta pesos, el hotel cobraba 50 dólares o más por la habitación, tomé una pieza en uno de doce dólares bastante más modesto y salí ansioso en busca del hombre que según creía, podía servirme de contacto con gente del 26 de julio.

Lo encontré y me decepcionó - "la cosa está muy brava chico, esto es candela. Se está preparando la huelga general y la represión es terrible. Vas a tener que conformarte con hacer las crónicas de lo que sucede, aquí" dijo tuteándome como lo hacen todos los cubanos. Por supuesto, yo no lo oía, insistí en mi propósito de llegar a Sierra Maestra y en trasladarme lo antes posible a Santiago de Cuba, la ciudad revolucionaria por excelencia, el hombre mencionó a una persona que quizá me pudiese ayudar, grabé su nombre y dirección en la memoria y lo dejé. Volví al hotel por las calles desiertas de La Habana mirando de reojo a los coches patrulleros que circulaban despacio por el medio de la calzada, apuntando con sus ametralladoras hacia la vereda. Los carteles de las decenas de cabarets vacíos de la calle Neptuno parecían trabajar a desgano ante la falta total de transeúntes a quienes invitar. Al día siguiente reservé pasaje por teléfono en el avión de la tarde para Santiago de Cuba, me habían advertido que un extranjero y joven, agravante terrible, llamaría la atención viajando por turismo a esa zona, así que me fabriqué una credencial de vendedor de libros italiano, con mi fotografía y el nombre de Giorgio Solari, la hice plastificar por 25 centavos de dólar y la guardé en un portafolios donde ya tenía libros italianos y franceses y una lista de las librerías de Santiago que había tomado de la guía telefónica; Así volví a pasar por el temido tamiz de Rancho Boyeros.

Si La Habana impresionaba por la cantidad de policías y militares, Santiago impresionaba por la ausencia de civiles. Todos los edificios públicos escuelas religiosas, hoteles y casas de varios pisos habían sido coroladas por nidos de ametralladoras y los jeep cargados de hombres con cascos y ametralladoras recorrían permanentemente las calles. De noche nadie salía de sus casas, ni aún en automóvil, y las bombas y el tableteo de las ametralladoras constituían el fondo sonoro del semisueño nervioso de los santiagueros.

Cómo logré contacto con el hombre que buscaba, no puedo decirlo sin exponerlo a una fácil identificación por la índole de sus actividades.

Me recibió con bastante recelo pero luego tuvo confianza y me procuró enseguida una casa en donde permanecer oculto hasta que diese con algún miembro del movimiento. Por fin cuando lo logró, tanto él como yo fuimos sometidos a varias pruebas. A horas determinadas le ordenaban que me dejase en tal o cual lugar, pero luego nadie venía a recogerme. Después de varias veces de ejercer mi aburrido papel de encomienda sin destino, una joven que conducía un automóvil se acercó a la esquina en que yo estaba parado y me saludó cordial

- "Hola Jorge, vamos"

Ellos habían pedido mi pasaporte para estudiarlo y conocían mi verdadero nombre. Subí al coche y me llevó hasta una casa en donde un grupo de muchachos aparentemente escuchaban música mientras hablaban de 2 estudiantes, de 13 y 14 años respectivamente que habían aparecido muertos la noche anterior. Una persona coordinadora del movimiento me hizo algunas preguntas y sin disimulo me invitó a demostrar que quería yo realmente. Lo hice proporcionando además algunos datos familiares de un combatiente en la Sierra Maestra que me había aprendido en Buenos Aires, luego del cambio de domicilios de rigor en casas de muy dispares condiciones sociales, me anunciaron que partiría al día siguiente muy temprano hacia las montañas, me hice comprar una grabadora portátil y decenas de rollos de película fotográfica además del equipo de campaña que me indicaron, botas, una hamaca, una tricota gruesa, medias de lana y un nylon para dormir en el bosque. Al día siguiente me indicaron que tenía que sacrificar algo ya que en la cavidad secreta del automóvil que me sacaría de Santiago, no cabía todo, llevé entonces sólo la cámara de fotos, los rollos, la grabadora y las botas. Cuando se dispuso el equipaje partimos, el día anterior Fidel Castro había advertido que no circulasen por la carretera central porque de lo contrario los vehículos iban a ser tiroteados, el chofer comentó riendo: "Bueno che,- como dicen a todos los argentinos allá- si nos matan los nuestros vas a tener una muerte un poquito ridícula". El viaje lo hicimos a 120 Km. por hora parando solamente en las postas militares, yo para no verme obligado a hablar y que no se me notase el acento argentino, cada vez que parábamos me ocupa de encender un gran habano. En todo el trayecto encontramos 3 vehículos, un camión gasolinero en llamas, una guagua, que así llaman allá a los ómnibus, también en llamas y un patrullero acribillado en el cual varios guardias trataban de acomodar a otro presumiblemente herido; al costado había un enorme charco de sangre y una gorra militar. Llegamos a Contramaestre sin novedad, los guardias apenas nos registraban y demostraban suma urgencia por volver a sus trincheras de bolsas de arena, evidentemente el saldo de la noche anterior había sido muy duro para ellos. Los rebeldes habían bajado y los habían hostigado durante horas, en la ciudad de Manzanillo habían dominado durante 2 horas, en las cuales compraron grandes cantidades de provisiones manteniendo al ejército sin poder salir del cuartel. Como en todas las poblaciones cubanas en esos días muy poca gente circulaba por las calles de Contramaestre; vivían todavía el terror que les produjo el ametrallamiento de una casa en que se sospechaba estaba escondido el autor de un atentado, un carro blindado ametralló la casa de madera, dando muerte a la madre del presunto terrorista e hiriendo al padre y los hermanos, 3 jóvenes amigos del sospechado aparecieron colgados en las cercanías del pueblo. El relato de esos hechos no me produjo ninguna impresión, yo ya había estado en Santiago en donde el morir de un balazo es cien veces preferible a caer en manos de la policía.

En Contramaestre cambié de automóvil y seguí viaje por un campo de cañas cerca de 1 Km. allí terminó el itinerario en coche, me proveyeron de un uniforme fidelista, me cambié e inicié el viaje hacia las montañas en compañía de un guía, marcha a pié que duraría cinco días subiendo y bajando montañas a las que hay que trepar en algunos casos valiéndose de pies y manos.


Jorge Masetti con Miguel Angel Asturias (centro) y Rodolfo Walsh (derecha), en las oficinas de Prensa Latina, La Habana, Cuba, 1959.

Durante esos cinco días, en medio de montes que sólo los fidelistas conocen a la perfección pude comprobar la adhesión unánime del campesinado a la revolución, adhesión que ha hecho casi obligatoria la política criminalmente absurda de la guardia rural y el ejército batistiano, adonde llegan los guardias llega el robo, el incendio y el crimen. Resulta casi imposible, no ya encontrar justificación, pero sí una explicación a esa barbarie fría y despiadada, sólo pude hallar motivo a la muerte de los campesinos por parte del ejército en sus boletines de batalla. Casi todos los que informan de combates con los rebeldes se originan en el asesinato de pacíficos campesinos cuyos cadáveres a veces exhiben en los pueblos; así ganan sus grados en forma acelerada los militares del sargento que llegó a coronel y luego a general de un plumazo. Sirva como ejemplo el caso del coronel, y digo coronel porque hasta ahora lo era Sánchez Mosquera, que alcanzó ese grado en 15 meses de actuación represiva en las montañas, pero por supuesto esto no admira a los cubanos, ya que un general Fernández Miranda, recibió su alto grado por amor, es hermano de la mujer de Batista y sin haber pasado jamás por ningún instituto armado.

También pude comprobar en mi viaje al campamento de Fidel Castro, y esto por propia experiencia, la saña conque los flamantes aviones a reacción norteamericanos ametrallan a cuanto ser viviente puede ser divisado desde el aire, también ametrallan con sus ocho poderosas 50 los bohíos de los campesinos a quienes obligan a vivir en cuevas y a no trabajar; o a pueblos enteros como en el caso de Cayo Espino, el que sufrió el fuego de la metralla aérea durante cerca de 3 horas, allí vi los cadáveres que dejó la incursión de los seis aparatos a reacción atravesando a balazos las casas de madera, pero de entre de esos cadáveres recuerdo uno que jamás se borrará de mi memoria, el del niño Orestes Gutiérrez Peña de seis años, al que una bala le arrancó una pierna mientras estaba oculto con su abuelita en la cocina de su casa, la anciana también resultó herida en un pie. El niño por lo persistente del bombardeo no pudo ser atendido por ningún médico y falleció por la pérdida de sangre, la foto de su cadáver sobre la rústica mesa del bohío que había sido convertido en hospital es una prueba irrefutable de los crímenes de la aviación cubana contra las poblaciones inermes de la Sierra Maestra.

El 26 de Julio acusó a la misión aeronáutica norteamericana en Cuba de pilotear los modernísimos aparatos a reacción de Batista, mientras que los pilotos cubanos asisten a sus exhibiciones desde una máquina de la Compañía Cubana de Aviación.

El 8 de abril conocí por fin a Fidel Castro, yo estaba durmiendo o tratando de dormir, en un jergón colocado entre los bancos de un templo espiritista, los cerdos comían a mi lado y con el ruido liquido de su masticación, y con sus empujones a veces, me impedían cerrar los ojos. Por otra parte hacía un frío terrible y como yo no había podido llevar mi ropa de abrigo me protegía la espalda y el pecho con dos ejemplares de una revista, la luz de una linterna me enfocó directamente la cara y una voz afónica pero un poco infantil dijo:

- Déjalo dormir, luego hablaré con él.

Pegué un salto y corrí a la figura que había divisado, era la de un hombrón de cerca de 2 metros de altura y más de 100 kilos de peso con una enmarañada barba puntiaguda



El 26 de abril de 1973 el ERP secuestró a Jacobo Nasif, "responsable de los crímenes de guerra cometidos por su arma, a través de salvajes torturas y asesinatos al Ejército Guerrillero del Pueblo del Comandante Masetti, en las selvas de Salta en el año 1963"

- Dr. Castro, grité. Se dio vuelta y me extendió la mano

- ¿Qué tal? -Me dijo a modo de saludo- ¿cómo anda Frondizi, está contento?

Caminé a su lado cerca de 2 horas hasta el lugar de su comandancia y convinimos que a la tarde grabaríamos un reportaje para Radio El Mundo. Con respecto a este primer reportaje y al que le hice luego al Dr. Guevara debo decir que los transmití días después directamente por la Radio Rebelde, planta sumamente buscada por los bombarderos y que fueron captados por Radio Continente de Caracas y Radio Caracol de Colombia, los que aseguraron los harían llegar a Radio El Mundo, recién cuando creí concluida mi labor y estaba de regreso en La Habana, un mes después, preparando mi salida a Buenos Aires me enteré que los dos reportajes habían sido transmitidos por varias radios pero que mi emisora no los había captado. Por otra parte los técnicos de la emisora Rebelde padre e hijo, habían bajado a la ciudad de Manzanillo a comprar elementos técnicos y al ser sorprendidos habían sido asesinados.

Perdidas entonces todas las esperanzas de recuperar mi trabajo, decidí hacerlo de vuelta con el agravante de que Batista había comenzado su tantas veces anunciada ofensiva general y había concentrado diez mil guardias en las vías de acceso a las montañas. Esta vez mi viaje a pie duró nueve días, la temporada de las lluvias que se prolonga hasta mediado de junio estaba en pleno apogeo y había convertido los montes en lodazales. Este nuevo reportaje a Fidel Castro es el que ahora comenzarán a escuchar:

- Dr. Fidel Castro, ¿cuáles fueron los orígenes del Movimiento 26 de Julio?

- El Movimiento 26 de Julio fue la consecuencia natural del golpe militar del 10 de marzo de 1952 que derrocó al gobierno constitucional de la República, fue gestado por un grupo de compañeros jóvenes, que nos dimos a la tarea de vertebrar una organización revolucionaria cuando nos convencimos de que no existía ninguna otra vía, no existía modo pacífico de resolver la crisis en que había caído la República, puesto que estábamos convencidos ya por la larga historia, la larga y triste historia del señor Fulgencio Batista en años anteriores de que habían tomado el poder con el propósito de permanecer indefinidamente en él. Había que escoger pues, entre resignarse indefinidamente a la tiranía u organizar un movimiento revolucionario para recobrar nuestras libertades.

- El golpe del 10 de marzo fue dado días antes de las anunciadas elecciones generales, ¿verdad?

- Precisamente cuando el pueblo se preparaba para asistir a las elecciones generales del 1ero. de junio de 1952 para decidir libremente quien debía gobernarlo. Batista que era uno de los candidatos que según los sorbelles (?) carecía de la menor probabilidad de triunfo se valió de cierta influencia en algunos oficiales del ejército y fundamentalmente se valió de la sorpresa porque nadie en Cuba absolutamente pensó que hubiera hombres capaces de perpetrar aquel crimen contra el país que marchaba normalmente por vías legales y que estaba disfrutando de una etapa de paz, de progreso en todos los órdenes

- Dr. y ¿cómo surgió el ejército del cual usted es comandante ahora?

- Virtualmente nuestro ejército surgió de la nada. Nosotros arribamos a Cuba el 2 de diciembre de 1956 con un pequeño contingente expedicionario, aquel contingente fue compuesto en su mayor parte por hombres inexpertos, sufrió un revés inicial que de hecho lo dispersó, sólo quedamos un grupo reducidísimo de hombres, en total cuando se hizo el primer recuento, cuando nos reagrupamos de nuevo había solamente 7 fusiles, no obstante ello decidimos seguir porque estábamos en la alternativa de reconocer nuestra derrota o morir, aunque era, aunque era difícil aquella situación, no obstante tuvimos fe. Fe en que había posibilidades de progresar de nuevo si nos dedicábamos a continuar la lucha, en dos palabras nos negamos a rendirnos, nos negamos a darnos por vencidos y los frutos son los resultados que usted puede presenciar actualmente en que hemos progresado mucho, tenemos ya un pequeño ejército y constantemente nuestra fuerza aumenta. Tenemos esperanza de que podamos al fin y al cabo conseguir el objetivo inicial.


TRAILER ARRIBA LOS QUE LUCHAN! Jorge Ricardo Masetti y la batalla en la comunicación

- Usted fijó un plazo determinado para el desembarco en Cuba, es más usted anunció públicamente, si no me equivoco, que desembarcaría en su patria al frente de su expedición, ¿por qué lo hizo, teniendo en cuenta, que daba así una ventaja a los efectivos de Batista que sin duda lo esperarían?

- Bueno eh...esa técnica es discutible, si bien es cierto de que todo plazo en el orden político o en el orden revolucionario es comprometedor, conociendo nosotros la idiosincrasia de nuestro pueblo consideramos de que había que hacer una promesa formal, dramática si se quiere, para levantar la fe del pueblo que estaba escéptico porque de aquellos hombres de quienes esperaba una actitud revolucionaria, una acción eficaz contra la tiranía no había recibido, eh..., no había recibido ayuda alguna. En virtud de eso nos vimos en la necesidad de lanzar un plazo, nos fijamos un plazo a nosotros mismos ante el pueblo, decididos a cumplirlo, como realmente lo cumplimos, lo hicimos porque sabíamos que cumpliríamos nuestra palabra. Lo importante era comenzar la lucha, después veríamos y así fue efectivamente, se dijo el plazo y es una ventaja para el enemigo pero también es verdad que se levantó alrededor de aquella promesa una gran fe en el pueblo y un estado de ánimo propicio para iniciar la lucha revolucionaria.

- Desde entonces su pequeño ejército se fue engrosando hasta reunir a miles de hombres. ¿De dónde logró el armamento con que actualmente cuenta?

- Realmente puedo asegurarle que la casi totalidad de las armas que nosotros poseemos se la hemos arrebatado al ejército de la tiranía. Como usted puede ver casi todos los fusiles, son fusiles automáticos de los que usa el ejército y nosotros tenemos un récord de todas las armas ocupadas en cada combate, los verdaderos abastecedores de nosotros son los soldados del dictador Batista.

- Bien, y el dinero para mantener a las 7 columnas del Ejército Revolucionario ¿de dónde procede?

- Bueno, pues usted lo ha podido ver, aquí mismo a pesar de ser una población pobre, constantemente llegan ofreciéndonos recursos para la lucha, recursos que aquí nosotros no aceptamos. Nuestra recaudación procede de la ayuda del pueblo obtenida a través de nuestros responsables de finanzas en todas las localidades de Cuba, nos ayudan personas pobres, nos ayudan personas pudientes, todo el que desea de algún modo o de otro, ver el fin de esta trágica situación que vive nuestra patria, contribuye con su aporte económico a nuestro movimiento y así felizmente nos hemos sostenido hasta hoy.

- Bueno debemos por hoy interrumpir este reportaje en Sierra Maestra pero mañana a la misma hora que hoy continuaremos con su difusión y con el realizado al legendario Che, el médico argentino Ernesto Guevara, hasta mañana.


5 de marzo de 1964: El día anterior, en el campamento La Toma, Gendarmería Nacional detiene a los integrantes del Ejército Guerrillero del Pueblo. Junto a los militantes caen detenidos dos agentes de la DIPA infiltrados en el grupo. Así, en estas fotografías de la rueda de presos puede verse a Federico Frontini, el cubano Oscar del Hoyo, Alberto Castellanos y el infiltrado Víctor Eduardo Fernández, cuya identidad Gendarmería desconocía. Los tres primeros cumplieron cuatro años de prisión.

Jorge Ricardo Masetti continuará el ciclo de cuatro transmisiones extraordinarias que inició ayer y que cerrará el viernes entre las 22:35 y las 23:00, y como ayer este joven periodista argentino a quien corresponde el mérito grande de haber visitado en dos oportunidades el reducto de Fidel Castro en Sierra Maestra desafiando riesgos inmensos nos contará algo de lo mucho que ha visto y observado y continuará con el reportaje exclusivo que hizo a Fidel Castro y cuya parte inicial se transmitió ayer, su palabra y las respuestas de Fidel Castro hoy y la de nuestro compatriota Dr. Ernesto Guevara mañana a quien también hizo objeto de un reportaje servirán para que el pueblo argentino tenga una impresión cabal de lo que sucede en Cuba, con ustedes el joven periodista argentino Jorge Ricardo Masetti:

- Una de las cuestiones que mayor interés tenía en dilucidar con respecto a la situación cubana eran las gestiones de pacificación que se habían realizado hasta ese momento, numerosos cables ponían a Castro en una posición de extrema intransigencia, inclusive cuando la iglesia en una pastoral llamó a la pacificación nacional. Yo había tratado de lograr una declaración grabada al respecto de Monseñor Enrique Pérez Serantes, arzobispo de Santiago de Cuba. Una tarde fui al Palacio Arzobispal en compañía de una señora aparentemente próxima a ser madre, ni bien traspusimos la puerta, mi compañera me entregó lo que parecía su futuro hijo, mi pequeña grabadora portátil, una vez en presencia del arzobispo este me advirtió que la grabadora estaba de más. Lo recibo sólo como amigo, dijo, pero no haré ninguna declaración, ya hice bastantes y mi posición se conoce. Como insistí, Monseñor Pérez Serantes me explicó:

- Cada una de mis palabras ha sido tomada hasta ahora para material de polémicas interminables, nuestra pastoral es clara y terminante, queremos la pacificación nacional.

- Bueno Monseñor, volví a la carga, dígame al menos ¿qué opina del presunto comunismo del 26 de Julio?

El arzobispo sonrió:

- Usted sabe tan bien como yo que tal comunismo no existe, al menos en los que dirigen el movimiento

- Y por qué no lo graba Monseñor, esto sería muy importante para los oyentes de la Argentina. Y Monseñor Pérez Serantes extendiéndome la mano me dijo categórico:

- Me espera el barbero

A Fidel Castro le pregunté:

- Dr. Castro ¿no se realizaron hasta el momento gestiones para lograr la paz en Cuba?

- Desde el 10 de marzo se han realizado infinidad de gestiones para resolver pacíficamente el problema cubano, pero todas absolutamente, se han estrellado contra la terquedad, el egoísmo y la ambición del dictador Batista.

- Bueno, pero de acuerdo a las informaciones difundidas por las agencias internacionales, usted habría rechazado un ofrecimiento de pacificación de la jerarquía eclesiástica. ¿La información es exacta o la intervención de la iglesia que siguió a su pastoral fue de otro carácter?

Tres experiencias guerrilleras en los años 60

UTURUNCOS
El primer grupo guerrillero insurgente en Argentina fue el de los Uturuncos, que tuvo una efímera vida entre mediados de 1959 y febrero del 60. El asesinato de un obrero azucarero en Tucumán encendió la chispa. Enrique Manuel Mena, líder peronista de izquierda que tomó el alias de "Comandante Uturunco", exhortó a otros 20 obreros a escalar el cerro de Cochuna, a 80 kilómetros de la capital tucumana, y combatir a "los socios del Imperio". Desde allí iniciaron sus acciones sin objetivos claros, con ataques a comisarías, cuarteles de bomberos y comercios. Su acción más notoria fue la de la Nochebuena de 1959, cuando ya sumaban unos 50 hombres. En un operativo espectacular para aquel momento, tomaron la comisaría de Frías, en Santiago del Estero. Pero el grupo, mal entrenado y carente de apoyo entre la población, quedó desbaratado en poco tiempo por las fuerzas de seguridad del Plan Conintes (Conmoción Interna del Estado) del presidente Arturo Frondizi. El comandante uturunco fue arrestado en 1960.

EJERCITO GUERRILLERO DEL PUEBLO
El segundo intento guerrillero rural fue liderado por Jorge Ricardo Masetti, periodista de Radio El Mundo que, mientras cubría la revolución en la Sierra Maestra, Cuba, se incorporó a la lucha armada. En febrero de 1964 fundó el Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP) para actuar en la región de Orán (Salta), durante la zafra azucarera. Masetti, que adoptó el alias de "Comandante Segundo", ingresó con sus hombres por la frontera con Bolivia supuestamente para afianzar la guerrilla en el norte argentino, que luego quedaría en manos del "Comandante Primero", el Che. Otra interpretación asegura que el mote Segundo provendría del personaje literario Don Segundo Sombra. El campamento fue descubierto por Gendarmería y destruido poco después. El cuerpo de Masetti jamás apareció.

FUERZAS ARMADAS PERONISTAS (FAP)
En septiembre de 1968 en un paraje llamado La Caña, 120 kilómetros de Taco Ralo, en el sudeste de Tucumán, cerca de la frontera con Santiago del Estero y no muy lejos de Catamarca, la policía recibió informaciones: sobre movimientos de grupos armados presumiblemente guerrilleros. Desde San Miguel del Tucumán, a unos cien kilómetros de Taco Ralo, partieron sesenta efectivos de la policía local al mando del comisario Hugo Tamagnini. Llegaron a las inmediaciones del campamento (al que los guerrilleros habían bautizado "El Plumerillo") la noche del 18 e iniciaron el ataque en dos frentes. Tras superar una línea de trincheras, consiguieron apoderarse del arsenal y, paulatinamente, la defensa de los guerrilleros cesó después de un breve tiroteo. Fueron detenidas en primera instancia nueve personas, incluida una mujer, pero cuatro se escaparon para esconderse en el monte. Fueron encontradas en las primeras horas del jueves 19 y, junto con las restantes, trasladadas a Tucumán. Según el parte policial, los primeros detenidos eran: Juan Bertelli, 43 años, de Lamadrid, Tucumán; Leonardo Solupzky, 32, médico de Buenos Aires; Carlos Olivera, 29, de Buenos Aires; Envar El Kadri, 29, de Buenos Aires; José Luis Rojas, 27, de Tucumán, que había participado en las acciones de los Uturuncos, entre 1958 y 1959; Amanda Peralta, 28 profesora de Literatura, recibida en la Universidad de La Plata; Hernán Aredes, 31, empleado del Ministerio de Obras Públicas de Tucumán; Néstor Herdinsky, 24 estudiante, de Buenos Aires, y David José Ramos, 24, plomero, de la ciudad de La Plata. Posteriormente, se citaban los nombres de los cuatro guerrilleros detenidos en la mañana del jueves 19. Eran Hugo Petenatti, Orlando Zelli, Juan Lucero y Benicio Ulfino Pérez.
La policía se incautó de dos camiones pintados como los del ejército, ropas, mantas, uniformes, armas cortas y largas, municiones, víveres y 500.000 pesos en efectivo. Al explicar el operativo se aclaró que, pese a versiones en contrario, no había extranjeros entre los detenidos. Es que se sabía que Mena, el comandante Uturunco, había estado en Cuba reunido con Ernesto Che Guevara, quien estaba dispuesto a aportar elementos cubanos para armar la guerrilla rural en el norte de la Argentina.
El grupo se denominaba Comando Montonero 17 de Octubre, de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), y había sido fundado en abril de 1968 por varios jóvenes provenientes de la Juventud Peronista, como Envar El Kadr, Carlos Caride y los ex seminaristas Gerardo Ferrari y Arturo Ferré Gadea. Anteriormente El Kadri y Caride habían participado activamente en la constitución de la Asociación Nacional de Estudiantes de Derecho (ANDE) y también fueron de los primeros miembros de la JP. Las Fuerzas Armadas Peronistas no quedaron desmanteladas tras el fracaso en Taco Ralo. Se las vinculó con el grupo Montoneros, pero no se unieron con él. Su emblema tenía un escudo peronista en el extremo superior derecho y la estrella federal, de ocho puntas, junto con la inscripción FAP. Los guerrilleros de Taco Ralo reconocían como líder al entonces exiliado ex presidente Juan Domingo Perón, y los objetivos políticos del grupo apuntaban también a crear un ambiente propicio para su retorno. La estrategia guerrillera apuntaba a ganar la zona montañosa, tras un período de adiestramiento en el llano, y desde allí iniciar una acción de guerrillas a lo largo del macizo del Aconquija, desde Catamarca hasta Salta, lugar elegido por sus condiciones favorables para este tipo de acciones. El plan preveía el estallido de una guerra de guerrillas en un año en todo el país, teniendo a Tucumán como foco principal. La experiencia duró apenas dos semanas. Las FAP reaparecieron en 1969 y 1970 con varias acciones de guerrilla urbana. En el año 1971 las FAP sufrieron una división debido a la cual fueron expulsados los integrantes de un amplio sector liderado por Eduardo Moreno, Ernesto Villanueva, el sacerdote Soler y Alejandro Peyrou. Este sector se integró entonces a Montoneros. El 22 de mayo de 1973 las FAP ejecutaron al dirigente sindical Dirk Kloosterman secretario general del sindicato de trabajadores mecánicos (SMATA-CGT).

- Realmente no es así, no es correcta la interpretación, la iglesia hizo una gestión de paz, proclamó que la situación del país era trágica y que era necesario encontrar una solución urgente a través de un gobierno de unión nacional. Lo que nosotros hicimos fue pedirle a la jerarquía eclesiástica que aclarara que entendía por gobierno de unión nacional y que por supuesto, que si por gobierno de unión nacional se entendía un gobierno presidido por Batista, nosotros no estábamos dispuestos a aceptar, porque era absurdo. En realidad sé que en el espíritu de la jerarquía eclesiástica se entendía por gobierno de unión nacional, un gobierno sin Batista y fue precisamente en los días en que nosotros esperábamos la respuesta de la jerarquía eclesiástica cuando nuevamente la dictadura suspendió la libertad de prensa, suspendió las garantías, estableció una férrea censura y mas adelante el estado de emergencia nacional.

- Entonces las gestiones, ¿en qué estado quedaron?

- Las gestiones sencillamente están paralizadas.

- Dr. Castro, ¿el Movimiento 26 de Julio aspira a convertirse en un partido político o es sencillamente un movimiento destinado a derrocar a Batista?

- Es un movimiento cuyo objetivo inicialmente es el derrocamiento de la tiranía de Batista y el establecimiento de un sistema de derechos constitucionales, pero naturalmente hemos contraído con el pueblo grandes responsabilidades, representamos una generación nueva en nuestra patria que aspiramos a luchar por ella, no sólo en la guerra sino también en la paz. Nuestro movimiento cuando la tiranía sea derrocada se convertirá naturalmente en un movimiento político.

- Bueno, usted habla de una generación nueva, ¿entiende entonces que no hay en el Movimiento 26 de Julio, lo que podríamos calificar de políticos tradicionales?

- Realmente no hay políticos tradicionales. Usted, supongo que, también en su país comprenden que consideramos nosotros políticos tradicionales, son los representativos de esos partidos políticos que han estado sucediéndose en la vida pública, en el poder, a través de largos años (superposición) problema de Cuba, ni hay tales políticos tradicionales en nuestro movimiento revolucionario ni en el partido político que fundaremos después de la revolución

- Yo al decir partidos políticos tradicionales me refería precisamente a eso.

Yo me refiero en la pregunta que sigue al Dr. Manuel Urrutia Yeó (?), designado por el 26 de Julio presidente provisional de la República en caso de triunfar, esa designación era otra de las cosas no muy claras, vistas desde aquí por supuesto.

- Ahora ¿qué actuación tendría ese partido político en el gobierno provisional del Dr. Manuel Urrutia Yeó?

- Realmente nuestro partido respaldará al Dr. Manuel Urrutia Yeó como presidente provisional de la República, pero no aspira a tener participación alguna en el gobierno provisional, en dos palabras no interesa la participación. Nosotros para obtener el triunfo político después del triunfo no necesitamos el poder. Si se necesita nuestra colaboración, si el país la necesita estamos decididos a brindársela pero no tenemos en ese sentido pretensión alguna.

- ¿Quién designó al Dr. Manuel Urrutia Yeó presidente provisional para el momento en que triunfe la revolución?

- Nuestro movimiento proclamó al Dr. Manuel Urrutia Yeó como presidente provisional porque el país necesitaba saber quien ocuparía el poder después de la revolución y la respuesta la dimos nosotros proclamando al magistrado Manuel Urrutia Yeó de ejemplar conducta como presidente provisional de la república.

- Pero no cree Ud. que podría acusarse de parcialidad al gobierno provisional, o mejor dicho que podrían acusar de parcialidad los otros partidos políticos a un gobierno elegido directamente por el 26 de Julio?

- Bueno, pero es que nosotros hemos sido la organización que ha mantenido la lucha persistentemente y tenazmente, continuamente contra la dictadura de Batista y es además como usted ha podido apreciar la organización mayoritaria; en un sentido democrático debe proclamar el gobierno provisional la organización mayoritaria es el Movimiento revolucionario 26 de Julio, no hay razón para tildarlo de un gobierno parcial, el Dr. Urrutia Yeó no es miembro del 26 de Julio, es un magistrado de la república, ex magistrado de la república y tiene y tendrá absoluta libertad para designar los miembros de su gabinete y escoger si lo desea entre los miembros de otros partidos u organizaciones políticas, no hay razón alguna para que se le pueda tachar de parcial.

- Superado el período del gobierno provisional y en el caso que el 26 llegué al poder por medio de las urnas, ¿cuáles serían, sintéticamente por supuesto, sus primeras y principales obras de gobierno?

- Nuestro país ha sido políticamente frustrado, ha sufrido 50 años puede decirse, de malos gobiernos que han desperdiciado y han frustrado el brillante porvenir con que nació a la independencia nuestra patria. Puede decirse que todo está por hacer, principalmente en el orden económico, tenemos que afrontar la trágica situación de cientos y cientos de miles de hombres sin ocupación, de hombres y mujeres, anualmente arriban a la edad del trabajo de 60 a 70.000 jóvenes que no tienen ocupación. El país tiene la necesidad de desarrollar sus extraordinarias riquezas económicas para darle, brindarle un modo de obtener el sustento y lograr un estándar alto de vida para su pueblo. Pero no es sólo en el orden económico donde es necesario superar una serie de vicios y de deficiencias. En todos los demás órdenes, sintéticamente puede decirse que por ejemplo en la educación nuestros sistemas de enseñanza son anticuados, hay que mejorarlos, hay que reformarlos. La asistencia médica es deficientísima, usted lo ha podido apreciar; La vivienda en la ciudad y en los campos está sumamente atrasada. En general en todos los órdenes, usted ve por ejemplo el campesinado está trabajando una tierra que no es suya, la mayor parte de las veces desposeído de la tierra, una de las tareas que nosotros abordaremos resueltamente es la reforma agraria tendiente a convertir en propietario de la tierra a todo que sea posesionario, a todos los que la laboran, entregando la propiedad de las tierras del estado, adquiriendo tierras para repartirlas entre las familias campesinas, recuperando tierras que actualmente son improductivas porque están en condiciones no productivas y en fin, sentar sobre la tierra a más de cien mil familias que viven como parias y que convertirán al campesinado cubano en un sector importantísimo de la economía del país; también pues diversificar la agricultura. Hacer en fin una serie de medidas como las que usted ve aquí en medio de la guerra, en medio del cerco y a pesar de todas las dificultades estamos realizando. Pero en fin, nuestro programa que hoy son ideas generales será vertebrado cuando llegue la oportunidad de presentar al país una plataforma política.

- Bien Dr. pero con referencia a la reforma agraria he podido observar que ya se está aplicando en una vasta zona de acá de la Sierra Maestra

- Efectivamente nosotros tenemos una Ley de Reforma Agraria que están aplicando nuestras columnas a medida que ocupan el territorio, fundamentalmente tiene por objeto convertir en propietario a todos los que están trabajando la tierra como posesionarios, estos compatriotas nuestros que son los que han abierto a la producción enormes extensiones de Oriente, por ejemplo en estas hostiles regiones de las montañas, en estos bosques donde ellos han establecido y han abierto prosperas plantaciones de frutos menores, de café. Todos estos campesinos se ven continuamente amenazados por los geófagos (?) amenazados de expulsión y constantemente viven en una perenne inseguridad y nosotros desde nuestra llegada aquí los estamos apuntando definitivamente en la tierra y les estamos concediendo títulos sobre la tierra, aparte de que también los estamos abasteciendo de una serie de artículos semillas, para hortalizas, para toda clase de frutos. Estamos en dos palabras cambiando la vida y la economía de estas familias campesinas y esa tarea la van haciendo nuestras fuerzas a medida que avanzan. Se basa en el principio de la constitución de la república mediante el cual se debe, se debe poner fin al latifundio, las eh...estas tierras que nosotros le damos a los campesinos son en su mayoría del estado pero en los casos en que se trate de tierras particulares en ningún caso se quitará ilegalmente a sus legítimos propietarios de ella, sino que sencillamente se les indemnizará por su justo precio como establece la constitución de la república

- Y ahora un tema que aún es de actualidad el por qué del fracaso de la huelga general en Cuba y una primicia especialmente para los cubanos que me están escuchando con respecto a la dirección nacional del 26 de Julio en La Habana:

- La huelga del 9 de abril, ¿habría fracasado también porque el 26 rechazó la cooperación de otros núcleos oposicionistas al régimen de Batista?

- La huelga del 9 de abril fracasó, como le dije, por razón de un error de táctica o procedimiento en la forma de llevarla a cabo. Todos los sectores en general estaban en disposición de respaldar el movimiento de huelga, así que las razones reales fueron las que le expliqué anteriormente, no hay que buscar ningún otro motivo.

- Pero el movimiento 26 de Julio aceptaría la colaboración de otros núcleos para la lucha contra el régimen batistiano?

- Hemos estado llevando el peso de la lucha desde hace 18 meses, nosotros no somos contrarios a la unidad con los demás sectores pero tiene que ser una unidad con fuerzas reales, no con organizaciones teóricas o imaginarias que se fundan con determinadas miras políticas. Somos partidarios de la unidad revolucionaria de todos los sectores y en ello no vemos sino un beneficio para nuestra causa, quienes hemos luchado tan arduamente no tenemos porque ver con diferencia todo respaldo que se quiera dar a este movimiento.

- El movimiento 26 de julio, ¿recibió o recibe ayuda del Dr. Carlos Prío Socarrás?

- Mire nosotros llevamos año y medio luchando en estas montañas y ya no sólo en las montañas sino también en los llanos de Oriente y en todo ese tiempo no hemos recibido jamás ni un fusil ni una bala del Dr. Carlos Prío Socarrás ex presidente de la república derrocado por Batista el 10 de marzo de 1952.

- La pregunta que escucharán a continuación la formulé conociendo la respuesta, la respuesta la había aprendido viajando por la Sierra, sufriendo ametrallamientos aéreos, afortunadamente para mí, sin puntería o presenciando desembarcos misteriosos a media noche en La Habana. Considero que será muy esclarecedora y de singular importancia y además que es la clave de la prolongación del drama cubano.

- Dr. Fidel Castro ¿considera usted decisiva la ayuda militar de Estados Unidos y la permanencia de instructores norteamericanos en Cuba para el sostenimiento de Batista en el poder?

- Naturalmente, estamos completamente seguros de que la ayuda de armas de Estados Unidos a la dictadura de Batista con distintos pretextos han servido para alargar mas no para evitar la caída del dictador porque el final de este régimen es cosa decretada por la voluntad de nuestro pueblo y nada ni nadie lo podrá impedir. Esa ayuda ha servido para asesinar cubanos, esa ayuda implica una franca intervención en los asuntos internos de Cuba a lo que no tienen derecho los Estados Unidos de América y no solamente son los Estados Unidos sino que también los dictadores Trujillo y Somoza han estado abasteciendo de armas a la dictadura de Batista para combatir a la revolución. Es lógico que en ellos se preocupen de la revolución cubana y el mero hecho de que sean precisamente los dictadores y el departamento de estado los que están ayudando al dictador Batista demuestra más que nada que nuestro movimiento, es un movimiento que está luchando por el bien de la patria y por un verdadero régimen democrático. Los que nos han acusado de comunistas no han hecho mas que inventar el pretexto, inventar la mentira conque tratan de combatir todo movimiento que lucha por la verdadera democracia, porque nosotros si somos demócratas que estamos luchando por la libertad de nuestro pueblo, por la libertad de prensa, por las libertades individuales, por el derecho de la nación de escoger sus propios gobernantes, eso si es democracia lo que no es democracia es enviar armas a uno de los dictadores más sangrientos del mundo

- Bueno con respecto al envío de armas yo quisiera hacerle una pregunta Dr. Castro hace alrededor de una semana y media más o menos vi desfilar por la calle Línea, la avenida Línea de la Habana a 30 tanques, luego me enteré que habían sido desembarcados del buque noruego Matilda procedentes de Puerto Somoza, ¿la compra se hace a Nicaragua o se hace a Estados Unidos por vía Nicaragua?

- Desde luego que la ayuda de Somoza y de Trujillo a Batista es cosa natural entre miembros de la cofradía de dictadores de Centroamérica y del Caribe pero también ocurren cosas muy extrañas, por ejemplo todo el mundo sabe que entre el dictador Batista y el dictador Trujillo a cual de los dos más orgulloso, mas vanidoso, habían sostenido una larga pugna, que duró casi años y que mediante la intervención del departamento de estado americano que actuó como amigable componedor, parece que las diferencias de Batista y de Trujillo desaparecieron hace meses o al menos se hicieron muy tirantes pero ocurrió una extraña coincidencia que parece ser que por motivo de la propia presión que hace la opinión pública de los Estados Unidos contra la política de enviar armas a los dictadores, el gobierno de los Estados Unidos se vio en la necesidad de suprimir o embargar un embarque de armas del gobierno destinadas a Batista por los días de la huelga pero inmediatamente, cosa extraña e inesperada, comenzaron a llegar aviones desde Santo Domingo con darange (?) ametralladoras Cristóbal, bombas y toda serie de armas para combatir a la revolución y que a nosotros nos hace pensar de que también mediaron las influencias de los norteamericanos para el envío de esas armas, ha sido un método indirecto de ayudar al dictador Batista. También nosotros tuvimos noticias de que la base naval de Caimanera había sido autorizada para atender 300 cohetes al dictador Batista. Nuestros representantes en el exilio protestaron, nosotros también hicimos pública nuestra protesta, advertimos de que estábamos dispuestos a tomar medidas si se continuaba remitiendo armas al dictador Batista y posteriormente el departamento de estado desmintió la noticia. Es posible que cualquier día de éstos, los cohetes lleguen por vía de Somoza , de Trujillo, o alguna parecida, esta es la triste realidad y una explicación de la hostilidad en nuestro pueblo y en toda la América Latina se está despertando contra los Estados Unidos por esas actitudes y otras similares como fue el hecho insólito de que movilizaran varias compañías de paracaidistas a raíz del incidente de Nixon en Venezuela como dando a entender que estaban en disposición de invadir el suelo venezolano como en aquellos tiempos vergonzosos en que la infantería de marina norteamericana desembarcaba en nuestras indefensas tierras, en estas circunstancias nosotros estamos dispuestos a defender como sea necesario.

- Dr. Castro ¿qué objetivo tiene el constante ametrallamiento y bombardeo de la Sierra Maestra en zonas donde no se encuentran los rebeldes?

- El objetivo es claro sembrar el terror entre la población campesina para desmoralizarla, para impedirle que trabaje, para castigarla por la ayuda decidida que presta a nuestras fuerzas y entre otras cosas porque el servicio de inteligencia de la tiranía está tan mal informada, tan mal informada que nunca sabe donde están las unidades rebeldes. Los aviones no lo saben y la infantería tampoco lo sabe porque no avanza porque tiene miedo a avanzar y porque sus jefes tienen miedo a la sublevación de las tropas si ordenan el avance.

- ¿Cuál es actualmente la situación militar en Cuba ante el anuncio de la ofensiva general hecho por Batista hace algunos días?


Cámara Diputados de la Nación, versión taquigráfica completa sesión secreta del 28 de agosto de 1964 donde se trató el tema de la guerrilla en Salta. Clic para descargar (formato jpg)

- Bueno, nosotros hemos afrontado aquí más de una ofensiva, cuando la dictadura se llena de amor propio o de entusiasmo o de optimismo organiza operaciones en gran escala contra nuestras fuerzas, la última fue en el mes de noviembre del año pasado, fueron vergonzosamente rechazados y derrotados por nuestra fuerza, a partir de aquella ocasión nuestros hombres tomaron la ofensiva y a consecuencia de ello actualmente poseemos toda la Sierra Maestra que tiene una extensión de 200 Km. de largo, poseemos un inmenso territorio situado al norte de la provincia que tiene también una gran extensión y poseemos las llanuras situadas al oeste de la provincia en conjunto puede decirse que las tres cuartas partes del territorio de la provincia más grande de Cuba está ya en nuestras manos y no sólo eso sino que ya una patrulla rebelde ha invadido el territorio de la provincia de Camagüey. La dictadura frente a esta situación lo que ha hecho es llamar a filas infinidad de jóvenes reclutados entre los elementos que están sin trabajo, los elementos que están desesperados por la situación económica y pagándoles un sueldo miserable de $25 los está vistiendo de uniforme y los está preparando precipitadamente para lanzar una muy pregonada ofensiva contra nosotros que nosotros estamos aquí esperando tranquilamente como usted ha visto, no sólo esperando tranquilamente sino que estamos realmente deseosos de que la inicie porque inmediatamente del rechazo de la ofensiva que están planeando iniciaremos nosotros nuestra contra ofensiva y si la primera, la del mes de noviembre terminó en las puertas de Manzanillo y terminó en el norte de la provincia, la próxima ofensiva del gobierno contra nosotros va a terminar cerca de La Habana porque estamos decididos a extender el dominio de nuestras fuerzas hacia occidente ya que en nuestros planes está llevar la guerra a todo el territorio nacional.

- Bueno hoy ya se cumplió nuestro tiempo mañana continuaremos con el reportaje al Dr. Fidel Castro y con más comentarios sobre la dramática situación cubana. Hasta mañana.


Ha sido el periodista Jorge Ricardo Masetti quien ofreció su segunda audición de notas y reportajes realizados por él en el reducto rebelde cubano de Sierra Maestra como enviado especial del servicio noticioso de Radio El Mundo de Buenos Aires, mañana a las 22:35 Jorge Ricardo Masetti ofrecerá su tercer audición en la que se incluirá la parte final del reportaje a Fidel Castro y el comienzo del efectuado al médico argentino Ernesto Guevara, que actúa junto al líder revolucionario cubano, buenas noches.

(Música de fondo) LR1, LRX, y LRX1, Radio El Mundo de Buenos Aires (publicidades) Radio El Mundo presenta nuevamente al periodista argentino Jorge Ricardo Masetti su enviado especial a Cuba en la penúltima nota del ciclo Reportaje en Sierra Maestra, nuestro compañero del servicio noticioso de Radio El Mundo en esta tercera nota completará el reportaje exclusivo que hizo al líder del Movimiento 26 de Julio, Fidel Castro, y también les ofrecerá otro reportaje sensacional, el que hizo a nuestro compañero (error del locutor)... compatriota Dr. Guevara queda con ustedes nuestro compañero Jorge Ricardo Masetti.

- Estas que van a escuchar ahora son las dos últimas preguntas del reportaje a Fidel Castro, las respuestas adquieren dramaticidad en momentos en que el ejército de Batista con sus refuerzos entrenados en los Estados Unidos lanza su ofensiva general contra las posiciones de los rebeldes. Pero su dramatismo es sobrio, seco, firme, casi escarpado como las montañas de la cordillera de la Maestra. Cuando formulé estas preguntas ya había diez mil soldados concentrados en las rutas de acceso a la zona rebelde, ya habían llegado los tanques del extranjero y los más modernos helicópteros ya había logrado Batista traer de los puertos de Trujillo y de Somoza todo el material que creyó necesario para iniciar el asalto a las posiciones del ejército revolucionario que en dieciocho meses de campaña siempre había tenido la iniciativa en los combates. Los más modernos aviones norteamericanos a reacción se habían entrenado en el ametrallamiento de poblaciones inermes de las montañas de Oriente para el bombardeo de esa inmensa región casi siempre cubierta por la niebla. Cuando todo el poderío militar que Batista había conseguido en el extranjero estaba concentrado en las puertas de la provincia cubana de Oriente pregunté al líder rebelde:

- ¿Usted considera que cuenta con suficientes elementos como para realizar esa guerra abierta contra Batista?

- Muchos menos elementos contábamos nosotros cuando iniciamos esta lucha. Nosotros somos optimistas y tenemos razones para ser optimistas, no importa la diferencia en armas lo que importa aquí es la diferencia en moral, la diferencia en razón, la diferencia en entusiasmo y en valor porque aunque ambos ejércitos son cubanos, no combaten igual los hombres por un sueldo que por un ideal. Nosotros sabemos donde están las armas que necesitamos; están en manos del enemigo y allí las iremos a buscar como las hemos estado buscando hasta ahora aunque tengamos que pagarlas al precio que sea necesario. Nosotros sabemos que dentro de algunos meses tendremos muchas mas armas que las que tenemos actualmente.

- Bien Dr., una última pregunta que quizás sea más bien una adivinanza, ¿cuándo cree usted que terminará esta lucha?

- Realmente es imposible fijar una fecha siquiera aproximada en que una contienda revolucionaria llena de derivaciones pueda concluir. Nosotros consideramos de acuerdo con nuestros planes que puede ser cuestión de meses solamente pero lo que importa no es cuanto pueda durar o cuando pueda terminar, lo que importa es que nosotros estamos decididos a pelear el tiempo que sea necesario, lo que importa es que nosotros hemos escogido la consigna de "Libertad o Muerte" y estamos dispuestos a cumplirla, lo que importa es que lucharemos hasta erradicar definitivamente del suelo de nuestra patria la oprobiosa tiranía que estamos sufriendo y establecer las bases para que nunca más el despotismo pueda echar raíces en nuestra tierra.

- Muchas gracias Dr. Fidel Castro.

- Me despedí por segunda vez de Castro, llovía con la fuerza tropical de la primavera cubana, en la puerta del bohío en que había instalado su comandancia me estrechó la mano, " adiós che Masetti" me dijo " pero me parece que nos vamos a encontrar otra vez, no va a poder salir, lo van a cazar" gritó riendo.

- Estoy tan empapado que me les voy a resbalar de entre las manos, le respondí de lejos y comencé mi viaje hasta el campamento avanzado del legendario Che Guevara. El médico argentino Dr. Ernesto Guevara que había logrado a fuerza de coraje y abnegación constituirse en un hombre símbolo del ejército cubano y de los campesinos que vivían en esa Cuba nueva que fue creándose a medida de que las tropas rebeldes avanzaban, necesité para llegar atravesar una zona bastante cercana a la carretera central en donde estaban concentradas todas las tropas batistianas. Cada tres o cuatro horas de marcha mi guía y yo debíamos detenernos en los bohíos a preguntar sobre la posición del ejército, era la región de Jibacoa, las Vegas, Veguitas, era la región en donde en cada una de las humildes casas a que arribábamos se guardaba luto por el padre o los hermanos o por algún miembro de la familia hombre o mujer, que habían perecido en manos de los guardias gubernistas. Las incursiones de las tropas de Batista habían culminado siempre en regresos sobre caminos rojos de sangre. En uno de los bohíos ubicados en la zona más peligrosa una mujer después de servirnos café y arroz, se acercó a mí y me trajo un pequeño revolver calibre 22 y una caja de balas; Para qué señora si yo jamás tiré un tiro. "Para que si lo sorprenden dispare contra ellos y los guardias le tiren a usted. No deje que lo agarren vivo" la mujer me explicó mi guía era la viuda de uno de los veintitrés guajiros que habían sido muertos una mañana en que subió hasta allí el ejército, luego de torturarlos y mutilarlos habían colgado sus cadáveres de los árboles; "a ver si así aprenden a ayudar a los barbuses" como llaman los guardias a los rebeldes. El que había hablado era el tristemente célebre coronel Sánchez Mosquera. Llegué por fin al campamento de Guevara, al verme empapado y embarrado se echó a reír. Ya se había enterado que mis transmisiones por radio rebelde no habían llegado a la Argentina pero no imaginaba que iba a volver nuevamente desde La Habana. Después de almorzar café, arroz y bananas verdes hervidas y de fumarnos unos enormes y frescos tabacos fabricados por los rebeldes comencé este reportaje:

- Dr. Guevara, ¿por qué está aquí luchando en Cuba?

- Desde hace tiempo me he convencido de que toda América es una sola y de la necesidad imperiosa que tenemos los que sentimos un afán democrático de luchar en cualquiera de estos países por la libertad de ellos.

- ¿No teme que su intervención armada contra el gobierno de Cuba pueda ser interpretada como una intromisión en los asuntos internos de otro país?

- Yo considero que la intromisión en los asuntos internos de un país es algo que hay que combatir violentamente y siempre pero no puedo considerar intromisión sino al hecho de que un gobierno intervenga sobre otro gobierno de un país, pero que un hombre venga a luchar a Cuba por sus ideales, a dar nada mas que su vida y su presencia física no lo puedo considerar de ninguna manera una intervención, además menos que menos en el país de Martí que fue uno de los paladines de la unidad de toda nuestra América en un todo orgánico.

- ¿Cómo se vinculó usted al Movimiento 26 de Julio?

- Yo conocí a los primeros miembros del Movimiento 26 de Julio después del ataque, del fracasado ataque al Cuartel Moncada el 26 de julio precisamente, de 1953, estaban algunos de ellos asilados en Guatemala entonces en aquella época los conocí y posteriormente mantuve contacto con ellos en México.

- ¿Allí conoció también al Dr. Fidel Castro?

- Exactamente como mantenía contactos con todos estos elementos conocí primero a su hermano Raúl y este me presentó posteriormente a Fidel.

- ¿Y fue el Dr. Fidel Castro el que lo invitó a participar de su fuerza expedicionaria?

- Sí, debo decirle que la primera noche de conversación que tuvimos después de exponerme todos los motivos que tenía para iniciar esta lucha en Cuba me entusiasmé completamente con sus ideales y con sus aspiraciones y esa misma noche ante su proposición de ser el médico de la expedición acepté inmediatamente.

- Bien Dr., pero cómo habiéndose usted incorporado como médico a las fuerzas expedicionarias se convirtió en un jefe militar, en comandante, como es ahora?

- Es un poco difícil de explicar esto, pero usted sabe que en el desarrollo de un proceso revolucionario se van desarrollando vocaciones escondidas en los individuos y fue más o menos lo que me pasó a mí que poco a poco fui cambiando mi ubicación dentro del ejército revolucionario para hacerme directamente un combatiente y en un momento dado se consideró que podía ser mas útil como combatiente directamente que como médico y después de un tiempo se me dio el mando de una columna.

- Dr. Guevara, ¿cuál aspira usted sea el resultado del triunfo de la revolución?

- Bueno, una vez eliminado este obstáculo primero que tenemos que es el dictador Batista hay que plantear una serie de reformas de todo tipo, yo no puedo decirle cuales son las aspiraciones del alcance final, pero si le puedo decir cuales son personalmente las aspiraciones mínimas para el pueblo de Cuba o para cualquier otro pueblo de América y es que se libere la tierra del dominio de los pequeños, de los grandes propietarios y pase al mercado interno a una serie enorme de consumidores nuevos y al mismo tiempo que se diversifique completamente la economía del país, que usted sabe es un país completamente de monocultivo, que tiene como producto básico de su producción el azúcar, la caña de azúcar, buscando nuevos productos, buscando también nuevos mercados donde colocar los nuevos productos y buscando incluso nuevos mercados donde colocar el producto único que hoy por hoy hay en Cuba que es el azúcar. Al mismo tiempo creo que son imprescindibles reformas institucionales, reformas...en fin una democratización completa del país de acuerdo con el ideal de la constitución democrática del año 40 que creo es la apropiada para Cuba en este momento de su evolución.

- A qué cree usted se debe la adhesión unánime y puedo afirmar unánime porque lo he comprobado a través de dos meses de permanencia en Cuba, la adhesión unánime digo del campesinado a la causa revolucionaria.

- Hay múltiples y un poco complejos factores que explican todo este hecho. Lo primero quizás deba ser la gran..., el tremendo terrorismo implantado por el ejército en esta zona, usted sabe que aunque el campesinado nos apoya en todos lados fundamentalmente nos apoya en las zonas donde nuestros ejércitos operan y esto se debe a la gran diferencia de conducta que hay entre los dos ejércitos, entre un ejército con moral y un ejército sin moral. En un momento dado la fuerza que el ejército de Batista llevó sobre los campesinos hizo que estos dudaran un poco y se retrayeran pero al final nos apoyaron cada vez con mas fuerza y lo hacen ahora cada vez más, además nosotros aquí tenemos una política no solamente una política neutra de respetar al campesino, sino una política positiva de establecer una reforma agraria y tender ser los dueños de las tierras que ahora están trabajando en manos de otros propietarios o a veces en manos del estado aquí en esta Sierra Maestra y además creo que el campesinado cubano como parte integrante de todo el pueblo de Cuba está pendiente de esa gran esperanza que es el Movimiento 26 de Julio para toda Cuba y por eso apoya a nuestras fuerzas.

- En varias oportunidades he leído y escuchado declaraciones o artículos procedentes tanto de La Habana como de Nicaragua o de Ciudad Trujillo también, acusándolo a usted de ser un infiltrado comunista dentro del ejército revolucionario, qué puede decir usted de eso, Dr.?

- Bueno debo decirle en honor a la verdad que no solamente son esas gentes la que lo dicen, también ha habido periodistas norteamericanos que lo han dicho. Incluso he leído revistas inglesas, creo que pagadas por Batista, donde se lo ha dicho, tiene una pequeña explicación histórica en el hecho de que yo soy un defensor absoluto y convencido del gobierno democrático de Arbenz que cayó en el año 54 y que se acusa por la prensa extranjera sobre todo la prensa norteamericana de ser un gobierno comunista. Ahora si usted investiga superficialmente las características de la gente que me acusan de comunista como acusan también al movimiento en general y al propio Fidel Castro de comunista, usted verá la clara intención política; en todos estos países los que usted ha nombrado y para el departamento de estado de los Estados Unidos incluso, cualquiera que se oponga a una política de completa entrega de todos los intereses de un país a esos intereses pues es comunista. Si ellos, ellos querrán saber cual es mi manera de pensar respecto a eso, yo lo he aclarado muchas veces en todas las entrevistas, yo creo que hay que liberar a este país como muchos otros de ciertas trabas económicas que son nefastas para el país, no he tenido ninguna vinculación con el partido comunista, créame sinceramente que lo diría si hubiera sido diferente, creo que el deber de un hombre es precisamente apoyar aquello por lo que, que es lo que cree no? si fuera comunista pues creería en el comunismo, eso es todo.

- Si Dr., si yo mencioné a la República de Santo Domingo y a Nicaragua fue precisamente porque en estos últimos días escuché por radios cubanas severos ataques contra usted, acusándole de comunista, precisamente de los países de Somoza y de Trujillo. Bien una pregunta más, ¿qué piensa hacer al término de esta lucha revolucionaria? ¿Continuará colaborando con el Movimiento 26 de Julio?

- Yo creo que es mi deber continuar colaborando con el 26 de Julio en la medida en que me lo pidan no creo que pueda hacer otra cosa que estar pendiente de la decisión del pueblo de Cuba después del triunfo y será la que deba acatar, no tengo, si usted hace una pregunta tipo político, no tengo una vocación política ni aspiraciones políticas pero creo que ya tengo con este pueblo la responsabilidad de haber estado luchando durante tantos meses aquí y me debo en cierta manera a él

- Bueno apartándonos del reportaje político creo que sería interesante para sus compatriotas conocer algunos detalles de su vida en la Argentina

- Yo no le puedo dar detalles, mi vida es absolutamente anodina, lo único que puedo resaltar ha sido esta defensa que he hecho de los principios democráticos de la lucha cubana. En la Argentina he sido nada más que un estudiante de medicina, me gradué e inmediatamente salí del país eludiendo un llamado a filas que hacía Perón a los médicos recién graduados con lo que no estaba de acuerdo y que fue el principio de un largo peregrinar por toda América, pero nada más. Lo único que quisiera despedirme del pueblo argentino que me ha estado escuchando durante unos minutos haciendo un llamado a la comprensión para todos estos desgraciados países de América que todavía no han tenido la suerte de retomar o algunas veces de alcanzar un cauce constitucional y democrático como lo ha alcanzado la Argentina ya desde el 1ero. de Mayo e invitar al pueblo argentino a que piense un poco en todos los hermanos aquí de Centroamérica, del Caribe, que están padeciendo estas dictaduras terribles. Invitarlos también a que no se dejen influenciar por esa algarabía que hacen algunos tiranos del intervencionismo en otros países porque yo creo que no se puede llamar intervencionismo al hecho de que aquí se manden armas directamente o ayuda en dinero, o ayuda física de cualquier individuo que venga a combatir por esta causa. Yo no creo que eso pueda ser llamado intervencionismo y al mismo tiempo no se llama intervencionismo al hecho de que aquí se nos tiren bombas de NAPALM y cohetes que son dados por los norteamericanos para masacrar al pueblo de Cuba y que además cuando en un momento dado la misma opinión pública norteamericana impide que se hagan envíos de armas hacia Cuba, entonces esos satélites que tiene en Centroamérica como Trujillo y Somoza precisamente son los que envían todas las armas que son necesarias al dictador. Por todas esas cosas creo que el pueblo argentino que ha dado ahora una magnífica lección de civismo y que ha retomado ese feliz cauce constitucional debe ponerse decidida y valientemente de parte de las fuerzas democráticas de Cuba, de todo el continente en general, pero hoy hablo específicamente de Cuba y ayudarlo en una forma mucho más lógica, mucho más eficaz que con el simple reconocimiento hacia nuestra actitud justa.

- Muchas gracias Dr. Guevara

- Bueno de estos dos reportajes podrán ustedes sacar conclusiones si los efectué sobre una base eminentemente política soslayando cualquier referencia poética o sentimental con preguntas sobre temas concretos fue exclusivamente en busca de una objetividad necesaria para cualquier análisis político, pero la objetividad de mis preguntas a los dirigentes de la revolución cubana no excluye mis observaciones personales siempre se dijo que el periodista debía ser imparcial, estoy de acuerdo, no obstante la observación imparcial permite conocer el bien y el mal excluyente adverso y reverso de todo suceso y no es decente pretextando imparcialidad permanecer indiferente entre el honrado y el ladrón, el justo y el asesino o el patriota y el cipayo. Maña terminaré mi reportaje en Sierra Maestra narrando nuevos sucesos de la tragedia que desangra a esa morgue con palmeras en que se ha convertido la hermosa isla de Martí. Hasta mañana.

- Escucharon Uds. nuevamente al periodista argentino Jorge Ricardo Masetti enviado especial de Radio El Mundo en otra nota del ciclo Reportaje en Sierra Maestra. Ha ofrecido ya los reportajes exclusivos a Fidel Castro y al Dr. Guevara y mañana cerrará este programa extraordinario con un vívido relato de las experiencias que vivió en el transcurso de su riesgosa misión. Hasta Mañana.

- Hoy toca a su fin esta serie de reportajes y comentarios que nuestro compañero Jorge Ricardo Masetti ha llevado hasta ustedes sobre las impresiones recogidas en Cuba en su lucha por la libertad, el corresponsal de Radio El Mundo de Buenos Aires inicia su charla final de hoy diciéndonos esto:

- Estuve en Cuba cerca de 70 días, 40 de los cuales viví en las montañas llevando la vida de los soldados y los campesinos comiendo su arroz y su malanga, un tubérculo puro almidón al que no se acostumbra ningún extranjero durmiendo en bohíos miserables o en pleno monte, durante ese mes y días que permanecí en lo que los revolucionarios llaman con orgullo Cuba liberada, tuve la sensación de estar asistiendo a una permanente clase en esa dura pero efectiva escuela de moral que es la revolución cubana cada vez que hablaba con algún cubano sobre las necesidades de su país la conversación siempre terminaba con la misma definición del problema: "Mi patria no necesita más que honestidad" La memoria cubana está llena de presidentes ladrones y de anécdotas dolorosas y vergonzantes que los indiferentes interesados pretenden convertir en pintoresquismo Caribe, ministros que se guardan para sí todos los millones de billetes de distintos valores que debían quemarse por estar en malas condiciones o que se presentan en la aduana de Estados Unidos con maletas cargadas de pesos y dicen tranquilamente: "le extraña mi equipaje?". Sargentos que de una reunión para pedir aumento de sueldo y mejor ropa salen a derrocar a un gobierno y con el grado de coronel porque el de general por un tiempo todavía les asusta, mandatarios cuya única preocupación consiste en hacerse millonarios lo antes posible para tener un buen retiro en Miami. Hubo un presidente, Machado, que con un profético cinismo que define sin necesidad de calificativo su falta de fe en el país y en sus hombres, dejó en su testamento una suma de dinero para la creación del exilado cubano en Miami y mientras sucesivas generaciones de jóvenes cubanos iban cayendo en las calles con su indignación enfriada a balazos la deshonestidad fue haciéndose costumbre, inclusive aceptada por los llamados políticos tradicionales, muchos de los que en el llano estuvieron al lado del pueblo que reclamaba justicia en el poder se apresuraron a sumarse a la galería de los deshonestos y para que mis palabras no parezcan ambiguas diré que me estoy refiriendo entre otros a Carlos Prío Socarrás y a Grau San Martín pero no obstante esas traiciones el pueblo cubano siguió manteniendo su fe en que aún podían surgir hombres honestos porque tuvieron líderes que llegaron a ofrendar su vida para sostener a los que luchaban a su lado, toda América sintió el último aldabonazo como definió Eduardo Chivás al pistoletazo que se disparó delante del micrófono en que estaba enjuiciando a los ladrones de su patria, Chivás murió para que el estampido que culminaba sus dramáticas palabras despertase a los indiferentes y fuese la señal para los que aguardaban lanzarse a la pelea. Si el pueblo cubano no pudo jamás ser maniatado ni amordazado pese a las olas de terrorismo que hicieron sacudir hasta las palmeras de la isla fue porque a través de su larga lucha siempre recibió la eucaristía de las actitudes nobles y trágicas de sus líderes. El golpe del 10 de marzo de Batista que en una madrugada dio por tierra las esperanzas que los cubanos habían cifrado en los comicios que iban a realizarse apenas unos días después pareció que había sido decisivo para quebrar la moral de los últimos hombres de fe. Pero el asalto al Cuartel Moncada realizado por un pequeño grupo de jóvenes encabezados por Fidel Castro demostró una vez más que aún quedaban reservas y esas reservas continuaron moviéndose en la isla o desde el extranjero con un coraje que parecía la capitalización de decenas de años de luchas, con un derroche de sangre que figuraba un intento de ahogar en ella a los opresores. No obstante en medio de esa convulsión permanente la corrupción caía desde arriba a torrentes. La Habana está llena de casinos, las máquinas traga niqueles se encuentran más fácil que los buzones y el gobierno auspicia 3 quinielas diarias administradas, aunque esto no es exclusividad cubana por la policía. Todas las tardes y sin recato alguno, por supuesto, los imponentes carros patrulleros van recorriendo las llamadas vidrieras en donde se reciben las anotaciones para las 3 quinielas y percibiendo las recaudaciones diarias, además el policía que hace el recorrido en la zona tiene derecho a anotarse diariamente 20 centavos al número que gane. La organización gansteril de Las Vegas se está trasladando apresuradamente a su nueva sede, La Habana, ya que en dos años vencerá el permiso para la explotación del juego en esa ciudad norteamericana y los nombres de fulleros famosos ocupan ahora las carteleras de los lujosos casinos y cabarets de la capital cubana. George Raft que ya no tiene físico para ser el pistolero romántico en el cine pero al que su abdomen no le impide regentear la sala de juego del Capri, Lesti Clarck vinculado junto con su hermano, también residente en La Habana en la muerte de Albert Nastasia y muchos otros con seudónimos espectaculares que huelen a baraja y a drogas.

Mientras tanto los nombres de Batista, de su hijo, de su cuñado y de sus ministros se vinculan a todas las grandes compañías y sociedades anónimas cubanas. Fidel Castro me aseguró en una conversación que la fortuna del sargento - general alcanzaba a 300 millones de dólares y que según las investigaciones de los hombres del 26 de Julio, el equipo gobernante había robado hasta ahora mil millones de dólares.

Ante ese espectáculo desolador y aplastante era muy lógico que solo los jóvenes estuviesen dispuestos a luchar, pero al resto del pueblo había que devolverle la fe, había que despabilarlo, había que demostrar con actitudes que no todo estaba perdido por eso Fidel Castro hizo promesa formal, ustedes lo habrán escuchado registrado de sus propios labios durante el reportaje, de desembarcar en Cuba al frente de una expedición en 1956 o seremos libres o moriremos, dijo, y pocos días antes de cumplirse el plazo y cuando todos los diarios gubernistas hacían mofa de la promesa el yate Granma llegó a la isla con su cargamento de 82 idealistas. De los 82 sobrevivieron muy pocos y de esos pocos sólo quedaron con Castro 12, pero en el primer momento el grupo que permaneció unido fue de 7 hombres, para dar una idea del optimismo arrollador de Fidel Castro voy a narrar esta anécdota que me contó uno de los actuales comandantes René Rodríguez. La infantería, los aviones y las lanchas patrulleras de Batista habían desbaratado a los expedicionarios sin aliento tirados en el suelo, y con muy pocas municiones y con 2 compañeros heridos, los que estaban con Castro sólo aguardaban que los matasen, no daban más, entonces Castro se puso de pie y cuando todos creyeron que iba a ordenar el sálvese quien pueda comenzó a decir: oye como nos tiran, están enloquecidos de terror. Saben que ha desembarcado, por fin, el ejército invasor y que la revolución ha comenzado. Están muertos de miedo y por eso tiran hacia todos lados y tomando su fusil comenzó a escalar hacia la montaña que había elegido como refugio. El ejército invasor de 7 hombres que según Castro aterrorizaba a los guardias le siguió casi arrastrándose, había que continuar. Poco a poco el grupo de hambrientos revolucionarios fue ganándose con sus actitudes la simpatía de los desconfiados campesinos, jamás asaltaron una casa para comer, cuando se les negaba alimento seguían, segundos después el mismo campesino los buscaba para ofrecerles la comida. Y así Fidel Castro fue formando su ejército con campesinos impresionados por esa exótica cualidad de los hombres barbudos que recorrían los montes: honestidad.

La doctrina del ejército revolucionario es sencilla, de planteo casi infantil, hacer todo lo contrario de lo que hace el ejército de Batista. A mi me ha ocurrido que caminando sin provisiones por un campo de bananos con una pequeña patrulla tuve que hacer un recorrido de un kilómetro para que los soldados pidiesen permiso al dueño de la finca para cortar algunas bananas. Esta actitud como la de no maltratar jamás a un prisionero y no hacerle faltar ningún alimento ni tabaco, la de respetar a las mujeres, la de no probar jamás una gota de alcohol, enorgullece a los jóvenes combatientes revolucionarios. Sienten la enorme satisfacción de ser honrados y esa nueva generación de cubanos, se está forjando entre la población de 50 mil almas que controlan los rebeldes.

Esa es una de las formas de hacer una revolución. Una noche hablando con Guevara me confesó: muchos de nosotros, los que vinimos con Fidel, ni teníamos idea de lo que luego tendríamos que hacer, vinimos dispuestos a voltear a un dictador pero nos encontramos después conque no podíamos sólo conformarnos con la política neutra de respetar al campesino sino también de ayudarlo. Así surgieron las escuelas en donde jamás las hubo, los caminos en donde sólo había senderos hechos a machete, las panaderías en zonas donde la población jamás en su vida había probado el pan.; los reparto de carne casi diarios a gente que nunca comió carne vacuna.

El Dr. Humberto Sorí Marín miembro del Consejo Interamericano de Abogados, con la mochila al hombro y sin ningún texto de consulta, redactó el código civil y militar de la zona liberada. Por primera vez desde entonces en Sierra Maestra en donde antes nacían y morían las personas sin que el gobierno central se enterase tuvo su administración de justicia, su registro de nacimientos y defunciones, sus casamientos civiles y religiosos; todos los pleitos son ahora juzgados por magistrados y acusador y acusado cuentan con letrados que los asesoran y defienden. Resultó para mí emocionante ver el respeto conque los campesinos llegaban al mísero bohío que ellos mismo calificaron de Palacio de Justicia, esa conquista, ese pedacito de civilización que les había llegado de improviso los llenaba de orgullo y ya nadie concibe en Sierra Maestra el volver al sistema de vida anterior.

La reforma agraria puesta en marcha por los rebeldes y a la que ya se refirieron Fidel Castro y el Che Guevara en sus reportajes ha puesto en situación de pensar en el mañana a centenares de campesinos que trabajaban poco y mal porque sabían que en cualquier momento iban a ser desalojados.

Los matrimonios analfabetos de la Sierra, la gran mayoría por otra parte, envían a sus hijos, que por lo regular no son menos de diez, a esos establecimientos que siempre añoraron y que se llaman escuela.

Y las nuevas parejas asisten emocionadas a esa ceremonia solemne que celebran un juez de uniforme sucio y un sacerdote de sotana remendada que los unirá ante la patria que estimaban lejana y ante el dios que intuían pero del cual ningún cura les había hablado. Y todo eso se lo trajeron 12 barbudos hambrientos que mientras trataban de derrocar a un dictador se apresuraban entre los bombardeos y las batallas a concretar sus ideales.

Yo quise ver todo, recorrí las montañas de punta a punta de la cordillera, acompañé a las patrullas en las emboscadas y asistí a un combate y vi el coraje fabuloso de los que con una bala, muchas veces de fabricación propia tratan de conseguir no solamente el abatimiento del enemigo sino su armamento, todo su equipo y hasta el vehículo en que viaja contrastando contra la eterna huida al primer balazo, el abandono de los pertrechos y el grito de Viva Fidel, cuando son apresados.

Escuché de los campesinos su adhesión a la causa revolucionaria y su terror a las incursiones de las tropas de Batista o del senador Rolando Masferrer, un siniestro individuo cerebro de la represión batistiana, que tiene un ejército uniformado para su uso exclusivo.

Asistí al ametrallamiento de caseríos inermes o vi el antes y el después de poblaciones como el Cerro, que visité siendo un simpático pueblo montañés y recorrí un mes después convertido en una extensa porción de tierra calcinada por el fósforo vivo que había regado la gente de Masferrer.

La represión gubernista tanto en la provincia de Oriente, bastión revolucionario, como en La Habana es increíblemente cruel. Cuesta hacer entender a una mente civilizada que puedan cometerse crímenes tan espantosamente sádicos como los que perpetra la policía y el ejército del gobierno cubano. Hasta pasado un tiempo de permanencia en Cuba creí vivir un clima irreal, veía y no comprendía, las precauciones que por mi propia seguridad adoptaban los que me ocultaban en sus casas, me parecían excesivas. Muchas veces en los primeros días lo manifesté. "Es que usted no comprende que está en Cuba", me decían, "no recuerda que Batista tiene el poder supremo, que todas las garantías individuales han sido abolidas, que en cada diario, agencia noticiosa, radio, oficina telegráfica hay un censor y 10 delatores, que en los vestíbulos de los hoteles permanecen día y noche policías secretos, que en los atrios de las iglesias controlan la permanencia de los fieles en los templos y que usted no es un periodista norteamericano".

Todas estas cosas y en especial lo último lo comentaba yo una tarde antes del combate del Pozón con un joven colega ecuatoriano, Carlos Bastidas, cerca de un mes después cuando yo me encontraba de regreso en la Sierra, me enteré que Carlos Bastidas había sido asesinado en La Habana, lo mataron al entrar a un bar, de un coche patrullero descendió un policía mientras otros uniformados quedaban en el vehículo apuntando con sus ametralladoras. Oye ecuatoriano, le gritaron, cuando Carlos Bastidas se había dado vuelta para responder, se había delatado. Un balazo le atravesó la frente, el sargento de la policía secreta que lo mató se metió tranquilamente en el auto y se fue. Informe oficial: Bastidas borracho había corrido por la calle a una mujer, el noble policía salió en defensa de la perseguida y oh casualidad se le escapó un tiro con excesiva buena puntería. Esa es la Cuba de Batista.

Cuando terminé mis reportajes, que esta vez me empeñé en traer conmigo y que fueron los que ustedes escucharon en noches anteriores, ya Batista había establecido un cordón de diez mil hombres a lo largo de las vías de acceso a la Maestra, tanques norteamericanos traídos de Puerto Somoza y aviones también norteamericanos a reacción comenzaban a operar en la zona. Yo tenía dos alternativas o quedarme en la Sierra o intentar el retorno. Hacía más de dos meses que había partido y no sabía que ocurría en Buenos Aires, sí alguien sabía de mí y si mis notas llegaron a Diario El Mundo, además sentía cada momento mayor urgencia por hacer conocer los dos reportajes, esclarecedores de muchas de las dudas que sentíamos los argentinos con respecto a Fidel Castro y al Movimiento 26 de Julio y de contar estas cosas que ahora les estoy transmitiendo; me decidí por el descenso y además, yo que jamás había tirado un tiro quería ganar también una batalla. Batista sabía que los periodistas que habían llegado a la Sierra le desmoronaron el escenario de mentira que logró montar a costa de dólares y concesiones. Muchos hombres de prensa brasileños, franceses, italianos, habían sido detenidos o expulsados en La Habana o en Santiago. Enrique Meneses de París Mach, había sido apresado y torturado, Carlos Bastidas del Ecuador asesinado. Sentí más que nunca después de esa corta estadística que era necesario que llegase.

El reportaje sensacional había quedado relegado a un segundo término, lo más importante era demostrar que pese a todo el formidable aparato de represión siempre el periodista libre está en condiciones de ganar la batalla.

Aproveché para bajar la concentración de tropas que se había producido en el pueblo de Veguita. Los rebeldes iban a hacer una emboscada en horas de la madrugada; yo me afeité, allí a los barbudos los cuelgan aunque demuestren que son franciscanos, conseguí ropas de un guajiro y bajé con la patrulla en compañía de una muchacha que en principio iba a simular ser mi esposa. Cuando la vi gorda y sin dientes cambié el plan. No obstante como la necesitaba para que hablase por mí la llevé. Como logré llegar a Bayamo y de ahí a Santiago de Cuba, no puedo decirlo sin comprometer seriamente la vida de los que me ayudaron, lo cierto es que rápidamente antes de lo que yo hubiera pensado en mis momentos de mayor optimismo logré escapar para Buenos Aires con mis rollos grabados y mi material fotográfico.

Había pensado mucho en ese instante, creí que una vez en el avión sin policías secretos cubanos ni miembros del FBI debajo de las alfombras, me sentiría alegre. Pero no fue así, sentí una extraña e injustificada pero firme sensación de que desertaba. Dejaba detrás mío a centenares de hombres y mujeres combatientes que habían llegado a ser mis amigos; la excitación constante de la zona bélica; la imagen del teniente Horacio Rodríguez después del combate de San Ramón arrastrándose por la Sierra herido con un hombre casi deshecho por una esquirla de granada sin soltar su ametralladora Beretta; la de un muchacho que sólo supe que se llamaba Guillermo y que estaba empeñado en aprender a cebar mate para acompañar a Guevara, que se suicidó en El Dorado cuando herido en el estómago iba a ser apresado por los guardias.

Quedaba detrás mío esa Cuba nueva en que soldados casi niños celebraban a gritos la llegada de una ametralladora o una caja de balas. Ese ejército de hombres alegres y optimistas en la que la peor pena que se aplica es la de no dejar participar a un soldado en un combate. El Che Guevara con su tipo de porteño y su acento de cubano - mexicano; Fidel Castro con su enorme figura de gladiador y su voz de niño afónico.


Concluye así su serie de notas y reportajes el periodista argentino Jorge Ricardo Masetti, enviado especial de Radio El Mundo quien nos habló sobre la lucha en Sierra Maestra, pedazo de tierra heroica, donde un puñado de valientes forja el destino de una nación, hazañas de leyenda en su voz, sacrificios sin esperar recompensas en las cosas que nos ha dicho sólo la del ideal y la libertad de esos hombres. Tierra donde sólo impera la lucha y los cubanos con sus vidas y su sangre van estrechando el cerco en torno al dictador. Hasta allí, hasta ese lugar fue un periodista argentino, Jorge Ricardo Masetti, arriesgando su vida y muchas fueron las peripecias superadas, desde fríos intensos a lluvias constantes, desde la siniestra policía secreta de Batista hasta las balas de sus esbirros en la ciudad y en la sierras; todo eso ocurrió para que en vívidos relatos y emotivos reportajes nos dijera como lucha un pueblo entero en el campo franco y en la clandestinidad para que las futuras generaciones siembren en tierra fértil de paz y de progreso. Qué extraña maldición padece América para que en ella existan y hayan proliferado dictadores. Pero mientras existan hombres como Fidel Castro, pueblos como el de Cuba, periodistas como éste que ha estado con nosotros, como el que cayó y como los que habrán de venir, la castigada democracia de América siempre guardará una esperanza.


Ciro Bustos: El sueño revolucionario del Che era Argentina

Entrevista hecha por Jaime Padilla, periodista boliviano radicado en Malmö, Suecia, lugar donde fuera realizada la entrevista, en octubre de 1997.
 
Ciro Bustos, de 65 años de edad, distanciado tantas veces en las publicaciones posteriores a la muerte del Che Guevara en Bolivia, octubre de 1967, rompe hoy su silencio.
No con la repetición de los hechos, sino revelando antecedentes poco o nunca antes conocidos, del proyecto revolucionario que concibieran sus principales gestores, después del triunfo de la revolución cubana. Argentina sería el objetivo con una base de desplazamiento desde Bolivia.
El guerrillero: "Laureano", "Pelao", " Mauricio", "Marcelo" o "Carlos", nombres de combate de Ciro Bustos, reasume su lugar en la historia. Queda claro que es imprescindible hoy encarar su protagonismo desde el surgimiento del Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP) en la Argentina, y a partir de ello, su inquebrantable convicción personal.
Tras su dramática liberación en 1970, Bustos ha estado viviendo una especie de autoexilio, en el más absoluto hermetismo para no comprometer -dice- a la red de contactos y grupos de apoyo existentes en su país. Se supone que hablar de la acción insurgente era también para él activar, en épocas de las sucesivas dictaduras en Argentina, una nueva ola represiva.
Conviene ahora observar que como consecuencia implícita de los hechos comprobados, en los años recientes, historiadores y biógrafos del Che han aportado elementos que legitiman el rol que a Bustos le tocó desempeñar al lado de su jefe el comandante Che Guevara.
Hoy por hoy la incidencia histórica de éste diálogo está en las respuestas de nuestro entrevistado.

Ciro Bustos: (...) El 26 de julio, fiesta aniversario del Moncada, se celebraría en Santiago. Granados me anuncia que el Che quiere conocerme. Pero el encuentro se posterga por enfermedad mía. No puedo viajar a Santiago pero el deja una orden de pasaje para La Habana en el avión de cubana y voy unos días más tarde.
La oportunidad de charlar más libremente, en casa de Alberto, comiendo el asadito planeado, se había perdido y el Che ya estaba sumido en su ritmo habitual. Me llevaron a su oficina del Ministerio de Industria a las dos o tres de la mañana y en una pausa me explicó que no tenía tiempo para una conversación conmigo pero que alguien lo haría en su nombre. Un par de días después fui llevado a la casa de Masetti.
El plan era preparar un grupo, bien entrenado militarmente, que entraría en Argentina a instalar una base guerrillera eventualmente al mando de Masetti como comandante "Segundo", hasta la llegada del Che que se produciría ni bien se consolidará el grupo como vanguardia.

Jaime Padilla: ¿Coincidió Ud. con tales planes?

Si, claro. Había muchos interrogantes, mucho a discutir. Pero también un acuerdo básico de hecho: sí se trataba de un plan del Che con él incluido, ahí quería estar yo. Una vez aceptada la propuesta, debía regresar a Holguín a desligarme de mis responsabilidades allí.
El Che arregló la cosa mediante una - supuesta - beca inmediata del Ministerio de Industria para ir a especializarme en cerámica a Checoslovaquia y debía viajar en cuestión de días. El único que supo la verdad fue Granados, de quien me despedí, por última vez en Santiago, antes de regresar a La Habana.

¿Había otra gente trabajando en esto?

Si, me encontré con todo el grupo en una mansión abandonada por sus dueños, huidos a Miami, en uno de los barrios más elegantes de Cuba, Marianao. La casa podía alojar a una compañía, rodeada de un inmenso parque que la separaba de otras casas iguales, también abandonadas.
Pero nuestro ejército cabía en una sola habitación. Eramos seis, sumados nuestro comandante Segundo, y la tropa. Esta se componía de dos chaqueños importados directamente desde el Chaco en un viaje de exploración que había realizado Granados un par de meses antes a la Argentina; de un médico porteño que trabajaba como tal desde hacia más de un año en La Habana donde hizo amistad con Masetti; de un guajiro auténtico, jefe de la escolta del Che, que venía luchando a su lado desde los primeros tiempos de la Sierra Maestra, la invasión, el Escambray, Santa Clara, La Cabaña. Su nombre: Hermes Peña, muerto en combate en Oran, Salta. Y yo.

¿Preferían una mansión y no un cuartel?

No, claro. La idea era utilizarla como lugar de concentración y aislamiento para todo tipo de cursos - excepto las prácticas de tiro que hacíamos en polígonos reservados del ejército rebelde - y que resultaba muy adecuada para las visitas nocturnas del Che que solía aparecer a las tres o cuatro de la mañana. De ninguna manera se trataba de vivir en el Sheraton.

¿Quienes participaban en la preparación del grupo?

Había un grupo de gente, oficiales de la Sierra, al mando del capitán Olo Pantoja, muerto en La Higuera, y bajo la supervisión general del colorado, "Barbarroja"; Cte. Manuel Piñeiro, viceministro del interior, y jefe del aparato de seguridad del Estado, que se ocupaban de nosotros en materia de cursos, traslados, prácticas etc. y una serie de especialistas que nos transferían sus conocimientos y experiencias militares y técnicas. Entre ellos, el actual jefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, Ulises Rosales del Toro. También otro comandante, que luego supimos, nos acompañaría para hacerse cargo de nuestra base estratégica. En esos tiempos tenía un cargo asombroso para su edad: era el jefe de la policía de La Habana.
Hoy él es el general de más alto rango en Cuba, héroe de la guerra en Angola, actualmente Ministro del Interior, Gral. de Ejército Abelardo Colomé Ibarra. El comandante Furry. En su jeep de la policía, dando órdenes o evacuando consultas de sus subordinados mediante la radio de microondas en conexión permanente con la central de policía, Furry nos acompañaba en marchas de quince o veinte kilómetros, con equipo completo, mochila y armas, por los caminos de la periferia de La Habana. Teniendo en cuenta que eran momentos muy duros en Cuba, con intentos casi cotidianos de infiltración y sabotajes, para andar de noche con esos equipos, era recomendable la protección de por lo menos el jefe de policía.
Las cosas se aceleraron por culpa de la crisis de Octubre -la crisis de los cohetes- que estuvo a punto de echar todo a pique. Hubo movilización general y el Che se hizo cargo de su puesto de comandante del ejército de Occidente y nos llevó con él a Pinar del Río. Ya se sabe lo que pasó. Cuando amainó la tormenta, el Che planteó, irrefutablemente, que, a nosotros nos quería afuera.
Debíamos apresurar el aprendizaje pendiente para salir en el primer vuelo disponible.

¿En que consistían los cursos?

En ese corto periodo, hicimos de todo, todo el día y casi toda la noche, sin parar. A mi me destinaron a los cursos de inteligencia y seguridad que implicaba trabajar todo el tiempo con claves, cifrados y descifrados, chequeos y seguimientos, tintas invisibles y embutidos [zulos].
Parte importante de la formación, eran los cursos de contra-inteligencia y desinformación. Se hacía hincapié permanentemente, en lo que había que estar dispuesto a sacrificar: desde la familia, pasando por el orgullo personal, hasta todos los honores y la vida, de ser necesario.
Escuché relatos minuciosos de héroes anónimos que debieron renunciar a todo ello, quizá para siempre, dejando en la ruina moral de la ignorancia a sus seres queridos, para poder fabricarles una cobertura sólida que les permitiera infiltrarlos en los grupos contrarevolucionarios de Miami y asentarse allí indefinidamente trabajando para la seguridad cubana. Aprendí, con la sensación de que enfrentar esta posibilidad era casi peor que la muerte.

¿Y cuando salen de La Habana?

Terminamos el programa acordado al tiempo que preparábamos nuestra salida. Fueron los primeros días de noviembre del 62. Días febriles. El grupo, al que se sumaba de partida Furry, esperaría en Checoslovaquia que se completarán tareas de infraestructura que estaban diseñadas pero no resueltas: sobre todo, la base estratégica de Bolivia. Eramos siete, incluidos Segundo y Furry. Y una amplia apoyatura de la seguridad, vía embajada Cubana. Otro comandante, Papito Sergera, se movía por allí como bisagra entre nosotros, Cuba y los Checos.
En principio, fuimos alojados en un hotel de turismo en el Lago Slapi. Era ya pleno invierno, noviembre, y el hotel casi aislado por la nieve, estaba vacío. Nos permitió mantener un programa de entrenamiento físico mucho más fuerte: mientras desayunábamos cada mañana, muy temprano, elegíamos un poblado en el mapa, a diez, quince o veinte km. Del hotel y hacia allí partíamos, con la nieve a media pierna, cortando camino por los campos dormidos bajo el hielo, hasta dar con el pueblito campesino, nunca más de media docena de casas-granjas, pero siempre con una excelente taberna donde comíamos formidables guisos regados por la mejor cerveza del mundo. Luego, a regresar ahítos y muertos de cansancio.
Estas maniobras cotidianas, despertaron la suspicacias de los checos y con el fin de no destapar el manto -eramos un grupo de becados-, nos trasladamos a Praga.

Cambiaron el campo por la ciudad.

Claro, perdíamos lo duro de las caminatas sobre la nieve y además nos dividimos, Segundo en un hotel céntrico y nosotros en el Hotel Internacional. Pero la comida seguía siendo estupenda. De todas maneras, cuidábamos de mantenernos en forma.
Lo que pasó, fue que empezamos a sentirnos retenidos en una trampa. El tiempo pasaba y no se concretaban nuestros planes. Segundo se salía de la vaina y los contactos cubanos miraban al cielo silbando. Yo estaba a cargo de la seguridad del grupo y Segundo ya había establecido la costumbre de discutir -en realidad monologar- todo conmigo. Mis horas de sueño se reducían gracias a esto notablemente, pero me permitía participar de las decisiones.
En una noche en su hotel, hacia la madrugada, tomó la determinación de viajar, sin más trámites, a buscar ayuda alternativa de sus amigos argelinos Ben Bella y Boumedien, jefes triunfantes, recientemente instalados en el poder en Argelia. Al ponerse en marcha la mañana, hicimos los trámites de su pasaje y antes del mediodía ya estaba él en vuelo.

¿Masetti, ya era una figura conocida internacionalmente?

Si, vale la pena aclarar esto. Después de haber puesto en marcha en La Habana las oficinas y una estructura mínima pero completa de nexos internacionales de la agencia de noticias Prensa Latina, de la que fue su fundador en anuencia con el Che, Masetti realizó lo que constituyó la toma de contacto entre Cuba y los revolucionarios argelinos que luchaban por su liberación sepultados bajo la propaganda francesa. Las condiciones de increíble salvajismo conque el ejército colonialista francés trataba de apagar el heroísmo de los combatientes, habían resquebrajado el muro de silencio y el mundo progresista se preguntaba ya de qué se trataba.
La política cubana en ese momento, de enfrentamiento desigual con el imperialismo, era la de descubrir aliados potenciales, al menos en la actitud de lucha, de praxis armada contra los poderes coloniales. La idea de ir a ver cómo era la cosa encontró inmediato apoyo, y Masetti partió con esa misión. Deambuló por los países limítrofes de Argelia hasta que finalmente logró un contacto en Túnez. Entró en relación con miembros del Frente de Liberación Nacional de Argelia (FLNA), que terminaron por proponerle una visita directa a la comandancia rebelde, tras las líneas francesas, en las montañas entre Túnez y Constantina. De esa forma, en una zona atacada por la aviación francesa, llegó hasta el jefe militar de la rebelión Houari Boumedienne. Este episodio, que lo retrotraía a Masetti en el tiempo (había hecho lo mismo en la Sierra Maestra, con Fidel y con el Che), colocó a Masetti en una situación de simpatías mutuas y por su parte, de entrega sin reservas. En nombre de la revolución cubana preguntó cómo se podía ayudar, y Boumedienne respondió "con armas".
Segundo hizo el camino a la inversa, llegó a La Habana, se encontró con el Che y con Fidel y después de un largo informe, al alba casi, Fidel le dice -"hay un vuelo de Cubana a Europa hoy por la mañana, lo tomas y regresas a verlo al Boumedien y le preguntas donde le ponemos las armas. Mientras, nosotros alistamos el barco y partirá con armas para un batallón con ese rumbo, ya tú le puedes radiar el destino..."- Así lo hizo Segundo, sin dormir y casi sin respirar.
Los lazos de amistad y respeto mutuo estaban vigentes y Segundo volvió a Praga con una oferta de ayuda abierta y sin condiciones para todo el grupo en menos de 48 horas.
Hay que decir, sí es que no lo hice ya, que Masetti pertenecía a esa clase de hombres especiales, como el Che había escrito hablando de Frank Pais. No por nada eran amigos.
(...) desde Santa Cruz, junto a Segundo, apareció otro boliviano cedido por el PC para colaborarnos: el Loro, Jorge Vázquez Viaña, asesinado en Ñancahuazú. Junto a ellos continué el viaje.
Segundo estaba en plan de inversionista en tierras.
Esta generosa relación, la había arreglado Papi, Martínez Tamayo, antes de nuestra llegada, con un sector del partido.
La finca - nuestra base -, estaba estupendamente ubicada, en el triángulo que forma Tarija entrando en Salta, entre los ríos Bermejo y Pilcomayo. Zona selvática y montañosa, casi deshabitada, tenía un solo sendero que unía la finca, situada justo en el medio del triángulo, saliendo a conectarse con el camino Tarija - Bermejo que bajaba paralelo al río Bermejo, en el extremo noroeste del triángulo.
Había una casa de piedra, con una sala grande, una pequeña pieza, una cocina grande con salida trasera, directamente al monte. Frente a la casa, por donde llegaba el sendero, una plantación de cítricos y paltas, donde, haciendo guardias interminables, me hartaba de pomelos deliciosos.
Nos ocupamos, durante unos días, de la tarea de desembalar los equipos e inventariarlos. Aparte de las armas, que eran las pedidas por Segundo y buenas, el resto del aporte cubano dejaba mucho que desear o era pésimo. Uniformes de Boy Scout, de nylon, mal confeccionados, que no resistirían ni una espina, cartucheras tipo Tom Mix, con estrellitas, de falso cuero, etc.
Pero nosotros traíamos excelentes uniformes completos y toda la parafernalia militar de campaña, lo que nos permitía sonreír de costado.
Armamos nuestras mochilas, bastante cómodas, tratando de no sobrepasar los 30 kilos, cosa imposible por culpa del peso del radiotransmisor, generador y trípode, que le tocaba llevar a Leonardo en su doble carácter de médico radiólogo, pero que implicaba repartir su exceso de carga. Quedamos en torno a los 35 - 37 kilos, lo que significaba un disparate.
El aparato, era norteamericano, de los que la CIA arrojaba sobre Cuba para la contra y que la seguridad, los muchachones de Barbarroja, a decir de Segundo, cosechaba siempre.
Completamente blindado en goma, como el generador, se podían sacar del barro y ponerlos a funcionar.
Otro motivo de peso, era el parque. Segundo quiso que lleváramos una dotación de 200 tiros per capita, lo que representa varios kilos, contando el arma. Había que llevar comida para un tiempo prolongado además de la ropa, hamaca, frazada, medicamentos, etc. Teníamos que penetrar en el país, sin hacer contactos hasta alejarnos de la frontera. De sólo pensar en ello, me dan ganas de empezar a tachar cosas.
Furry con Federico, fueron los encargados del relevamiento topográfico de la zona, buscando un vado para pasar el Bermejo. Mientras más al norte, menos agua. Pero no resultó lo más conveniente. Por fin, una noche, cargamos las mochilas en el jeep y, ya vestidos y armados, el pequeño ejército loco, se puso en marcha.

El objetivo es Argentina, con base de apoyo en territorio boliviano. Completando esta primera etapa, ¿cómo y bajo que circunstancias se produce el ingreso al territorio argentino?

El cruce se efectuó sin problemas, ya sin luna, sobre las tres de la madrugada. Furry metió el jeep lo más que pudo en el vado, descargamos y nos pusimos las mochilas y tras una simple despedida, terminamos de pasar el río y nos sumergimos en la selva, subiendo por el cauce de un arroyo, argentino, como sus titilantes aguas.
Entrábamos a un territorio de 2.790.000 km. cuadrados de superficie, por un costado ignoto, sin que nadie nos llamara y sin que nadie nos esperara. Sólo el rumor cantarino y fantástico del agua, que llegaría a ser nuestra sinfonía predilecta, y el crujir obsceno de la selva, mezcla de placer y amenaza, nos recibía.
La columna, mejor dicho, el encolumnado de la marcha, era así: Hermes a la vanguardia, yo, Segundo, Leonardo, y Federico de retaguardia. Este orden se mantuvo en la primera etapa, y servía para fraccionar el grupo sí había que explorar; los dos primeros o los dos últimos.
Acampamos al atardecer, bajo la dirección de Hermes, que ejercía su autoridad de experto sin contemplaciones. Aunque deslumbrado por la magnitud de lo que nos rodeaba, empezó a moverse como si hubiera nacido allí. Un día, al acampar casi de noche, medio perdidos porque la realidad no se ajustaba a la carta geográfica militar de que disponíamos, Segundo ordenó una exploración que nos situara en el mapa. Salimos con Hermes ya de noche, después de comer un arroz con sardinas en aceite (dos latitas para los cinco). Hermes empezó a caminar en medio del monte como si fuera por el trillo de su batey, en Oriente.
Al cabo de dos horas, yo podía seguirlo solo porque veía la luz verde fosforescente del cuadrante de su Rolex, pero no tenía ni la menor idea de la dirección que llevábamos, ni de donde habían quedado el resto de los compañeros. Subimos y bajamos lomas, cruzamos arroyos, hasta que se paró y dijo -" ajá, volvamos"-. En dos horas más, hacia las dos, estábamos de regreso, justo para hacerme cargo de mi turno de posta.
El problema fue que entramos por una zona que no tenía salida en dirección sur, nuestro destino. El monte allí se topa y sube las altas montañas de Iruya, que descienden hasta caer al Bermejo, cerrando la zona con una barrera de farallones imposibles de pasar.
Unos días después, bajamos por un afluente del Bermejo y un par de km. antes de salir a él, Segundo me manda a mi a buscar un paso y, eventualmente, comida. Me cambié el uniforme por arrugadas ropas civiles, y acompañado por Hermes hasta cierto punto, donde se queda a esperarme, sigo hasta la desembocadura. Me encuentro con un excelente vado; el Bermejo muy bajo, deja piedras al aire por las que se puede pasar saltando, sin tocar el agua. Eso hago, justamente, y estoy de vuelta en Bolivia. Me decido por caminar hacia la derecha, a favor del río, y acierto. A unos dos o tres km., hay un ensanche en el camino, para facilitar el paso de camiones que se topan de frente, y allí, gracias al otro Hermes, el dios griego, había un kiosco, una casilla de chapas, que ofrecía en venta a los motorizados viajeros, algunas frutas, pan y vino, chorizos, mortadelas y latas; de leche condensada, de carne, de pescado; harina, arroz, charqui y hasta papas y cebollas. Un colla de los que viven del contrabando hormiga desde Argentina, tenía allí su emporio.
Era como un espejismo, una alucinación, difícil de creer a pesar de verlo, de probarlo ya con un vasito de vino caliente en una mano y un chorizo grasiento en la otra.
Mi cara de náufrago de la selva, no le impedía hacer negocios. Me llenó un saco de yute con toda la comida que calculé podía cargar, incluida una garrafa de dos litros de vino, le saqué alguna información y emprendí el camino de vuelta. Crucé el vado a duras penas por el peso del saco que se bamboleaba en mi hombro y subiendo ya más tranquilo, al atardecer, me salió Hermes al paso, con cara de felicidad, no se si por verme a mi, o al bulto que traía.
El relato de mi expedición, decidió a Segundo a salir él ahora y tratar de llegar a la finca. Nos emboscamos frente al vado, con el camino a la vista, y luego de recuperar su rol de terrateniente, partió Segundo. Volvería con Furry en un plazo elástico de algunos días, de noche, haciendo señas con las luces del jeep, a responder con linterna.
Así sucedió. Me armó una tremenda bronca, porque el vado no era el mismo de la entrada y debió caminar más del doble, como si yo pudiera reconocer de día, un lugar que había pasado de noche, y que los topógrafos exploradores, habían considerado el único vado. No sólo no era el único, sino que éste era mejor.
En todo caso, Segundo había tomado la decisión de retornar todos a la finca por unos días, mientras se encontraba un paso más al sur de los farallones.
Pero ocurrió algo que nos cambiaba la perspectiva política, y por ende, nuestros planes inmediatos.
Mientras se hacían nuevas exploraciones, se producen las elecciones presidenciales en Argentina, totalmente fraudulentas, pero que, sorpresivamente, gana un candidato puesto para perder por los radicales: el Dr. Arturo Illia, un viejo médico cordobés, pan de Dios, famoso por su honradez sin tacha. Illia ganaba por un porcentaje mínimo en relación con una nevada de más del 60% de votos en blanco peronistas, que habían sido excluidos del acto electoral. Los militares anunciaban que respetaban el resultado y se preparaba el retorno a la normalidad civil. (Guido, ex presidente del Senado, radical, había servido de testaferro presidencial de los militares que derrocaron a Frondizi, pero el poder era de ellos.) El clima de euforia y buenas intenciones políticas, dominaban los noticieros radiales y nos sumía en un desconcierto total.
En esa disyuntiva, Segundo resuelve suspender la operación. Manda a Federico a sus pagos, Resistencia (Chaco) a frenar al Loro que debía hacer unos contactos partidarios allí a nuestro beneficio, y a Furry a La Paz para comunicar la decisión al Che. Nosotros nos quedamos rumiando nuestra incertidumbre.
Una noche, me llama a su lado: -"Pelado, somos unos comemierdas. Las elecciones son una farsa, una trampa del sistema. Nada a cambiado. Seguimos adelante. Te vas ha parar a Federico y seguís viaje a Bs.As. Córdoba, Mendoza."-.
Con apenas tres días de diferencia, partí detrás de Federico. En esa parte del país, el transporte no es fácil y menos hacia el Chaco. Podía, quizá, llegar antes que él a Resistencia. Conseguí plaza en una avioneta solitaria que regresaba a Formosa, y al día siguiente, en tren, llegué a destino.
Encontré a Fede en su casa, clandestino. Hicimos juntos el contacto con el Loro; debían volver ambos a la base, y yo seguí, con un documento que me consiguió el Loro. El relato de mi entrada ilegal, lo guardo para otra ocasión.
Me olvidaba de señalar que, simultáneamente, habíamos perdido una quinta parte de nuestras fuerzas. El medecin pidió su baja por enfermedad. De paso por Bs.As., para retornar a Cuba vía Europa, hizo un par de contactos que se tradujeron en nuevos reclutas.

¿Cómo se desarrollan los contactos y la formación de la red urbana?

Yo pensé en una familia amiga en Córdoba. Habían sido mis más entusiastas colaboradores en el 61, cuando me iba a Cuba, y confiaba en ellos.
Ademar y Clelia vivían en Bell Ville, una hermosa ciudad provinciana. Aparecí de noche reclamando silencio en torno a mi persona y exponiendo mis necesidades de contactos seguros y de nivel político. No podía haber arribado a mejor puerto. Me alojaron en su casa, me rodearon de atenciones y resolvieron todo.
Organizaron un encuentro con un miembro de la dirección de " Pasado y Presente", una cotizada publicación teórica de marxismo, que se editaba en Córdoba. La revista nucleaba en su entorno, el grueso de la disidencia izquierdista y revolucionaria, que ya se había enfrentado a la dirección del PC, y estaba produciendo rupturas considerables en todo el país. Oscar del Barco escuchó lo que constituía mi discurso, muy simple y muy concreto, y se fue para organizar una reunión ampliada. En un par de días, me buscaron para llevarme a Córdoba y allí encontré a toda la dirección de la revista. Me sentí un poco ingenuo frente a tan relevantes pensadores, pero a medida que hablaba, iba cobrando confianza al tiempo que el aire parecía electrizarse. El as en la manga, era la jefatura del Che y yo lo puse arriba de la mesa en el momento culminante. Pancho Aricó, respondió en nombre de todos, aceptando participar en la tarea de facilitarme contactos para construir lo que sería la red urbana del EGP.
Me dieron el primer contacto en Bs.As., un joven filósofo escindido ya del PC, de gran arrastre en los medios intelectuales: Juan Carlos. El me puso en relación con el sector que ya había sido expulsado del partido. A partir de allí, todo caminaría sobre ruedas.
Jorge Bellomo acompañaría hasta la base a los dos primeros aspirantes porteños, "El Grillo" y "Pupi".
Desde Córdoba iba un grupo mayor, entre ellos Héctor Jouvet a cargo de todos. Cuando yo regreso a la finca, luego de viajar a Mendoza, nuestras fuerzas eran más del doble que las originales.
Un grupo grande, de los primeros en comenzar a trabajar con nosotros en Capital Federal, fue el de la facultad de filosofía, el grupo de Ana María, Diego y Cesar.
En Mendoza quedó también funcionando un grupo. Como en el caso de Bell Ville, pensé también en un amigo, Ramón, a quien antes que nada le pedí me alojara poniéndome a salvo de encuentros familiares.
Para mis hermanos, no existí hasta caer preso en el 67. Ramón y el "Cholo", se ocuparon de organizar el EGP en Mendoza.
Destinamos unas semanas en acostumbrar mínimamente a los reclutas, a las dificultades y durezas de la vida guerrillera, poniéndolos a vivir directamente en el monte y haciendo marchas diarias con uno de nosotros. Ellos dirían después, que cuando me tocaba a mi, era como el día de descanso.
En septiembre, el crecido germen del EGP, tras juramentarse luchar por la revolución en una Argentina desproporcionadamente grande en relación a nuestras fuerzas, pero no a nuestro amor, volvió a penetrar al territorio nacional.

¿Y cuando ingresaría el Che?

Alberto Castellanos, otro miembro de la escolta del Che, que había llegado para empezar a preparar las condiciones para la difícil operación del eventual ingreso del Che, entró con nosotros.
La llegada del Che seguía dependiendo de que nuestra avanzada se consolidara. La columna avanzó hasta un punto cercano a Oran, desde donde Segundo me ordenó viajar nuevamente a las ciudades a consolidar las redes y organizar el envío regular de abastecimientos y nuevos reclutas. Esta pasó a ser tarea fundamental para mi y debí traspasar responsabilidades militares a Héctor. Compramos una camioneta y creamos una base logística permanente en Salta. Bs.As. y Córdoba crecían sin parar aportando el grueso de la gente. Yo bajaba y subía cada mes. Furry vino a una visita y subió conmigo.
Estábamos haciendo tiempo en Salta planeando ir al cine y paseábamos por la ciudad. A mitad de una cuadra, al borde de la acera, se da vuelta a mirarme haciendo una mueca con el dedo en alto y tartamudeando algo ininteligible; yo le digo que se deje de bromas y el se desploma redondo al suelo: un ataque. Sin pensarlo ni un minuto, lo levanto en brazos y cruzando la calle, me zampo adentro de un Hotel que había enfrente. El conserje, inquieto quiere llamar un médico, pero le explico que es inútil. Se trata de un ataque de epilepsia y lo único que se puede hacer es ponerlo en una cama a dormir, argumento. Me da las llaves de una fresca habitación y acuesto al dormido Furry, que en efecto, dormirá varias horas.
Con un pretexto cualquiera, salgo a contactar con una familia amiga, que aceptan alojarlo.
Regreso al Hotel, espero que despierte, y salimos normalmente. Al día siguiente, vamos en autobús a Orán y nos adentramos caminando por la senda que se mete al monte hasta encontrar la camioneta en el punto previsto. "El Gringo" Canello, médico Cordobés a cargo del vehículo, traía un montón de gente, cuatro porteños y dos cordobeses, que armaban un escándalo tratando de cruzar el río crecido por las tormentas. Cuando logramos seguir, al otro día, en otro río, más ancho y caudaloso, cargados de provisiones, pasábamos de dos en dos; en la mitad del río, con el agua al pecho, Furry que va delante mío, a un metro, no más, alcanza a volverse con el dedo otra vez en alto, intentando avisarme de un nuevo ataque, y se desploma hundiéndose en las aguas. No se cómo, ni con qué fuerzas, lo saqué a flote y con mochila y todo, logré arrastrarlo hasta la orilla, en que ya me ayudaban los compañeros.
El susto fue grande, pero ya habíamos encontrado a Henry y la gente que venía a buscarnos y no era cuestión de exponer a todos. Decidí quedarme con Furry, mientras dormía, emboscados próximo al agua, mientras Henry se iba con todos. A l día siguiente, caminamos hasta mitad de camino antes de encontrarnos con Hermes que venía por nosotros.
Furry había venido a coordinar una próxima entrega de material militar, que por su riesgo, debía estar planeada en sus mínimos detalles. La misión de llevar a cabo esta operación, me la dio Segundo a mi, con todo mi grupo. Con parte de él, acababa de llegar, retrasado por las tormentas, de un viaje a un caserío a establecer una vía de aprovisionamiento.
Estábamos agotados, con los pies deshechos de tanto caminar en el agua, pero debimos salir nuevamente, luego de comer algo. Había que retroceder todo lo andado hasta llegar a nuestro punto de entrada, en la banda del Bermejo. Era una caminata de una semana, como mínimo, y contra reloj. Héctor, que no participó de la anterior caminata, fue capaz de encontrar los senderos de la montañosa selva, los recónditos lugares por los que habíamos pasado meses antes, y conducirnos al punto justo, ante unas farallas del Bermejo, en que el jeep de Furry aparecería la misma noche de llegar nosotros.
De paso, hay que decir que el río no era el mismo de los suaves vados de invierno. Estaba ahora convertido en una masa de agua torrentosa, que delataba su profundidad en la calma lisa de superficie espumosa.
Era una importante cantidad de armas, incluidas un par de lanza-granadas chinas, con sus proyectiles etc.
Papi era el belicoso rey mago y entró para ayudarnos a trasladar el regalo hasta el campamento, en la zona del Río Pescado.
La guerrilla, ahora bien armada y con excedentes en reserva, alcanzaba ya la treintena de hombres.
Habíamos recorrido una extensa región y empezábamos a dominarla en su difícil geografía. Pero la base social era mísera y escasa, inútil políticamente. Se veía claramente ya, que la fuerza dominante, fervorosa, y que en la práctica, pugnaba casi por integrarse a nosotros, era la clase media, obrera y estudiantil, ciudadana. Nada raro en un país en que el 83 % de la población, vivía en las ciudades. No éramos un país campesino, no eran campesinos los pobres seres marginados, refugiados, arrumbados en la selva, que habíamos encontrado hasta ahora.
Debíamos trasladar la zona de operaciones, aproximándonos a los cultivos cañeros, donde la explotación, era científicamente inhumana, capaz de generar conciencia.
Pero no nos enfrentábamos sólo a esta orfandad social hacia afuera. También hacia adentro. La meta de la revolución colocada por encima de todo, como tótem sobre cualquier otro valor, incluso, el de la vida humana, hizo escarnio de nuestros principios, de nuestro sentido básico de la solidaridad. Hubo dos fusilamientos y no fuimos capaces de oponernos a ellos, aún estando en contra.
Por esas fechas, se organizó una visita de la Dirección Nacional Urbana llamados por Segundo a sostener una conferencia. Subieron Pancho y Armando, pero este último no pudo llegar al campamento; demasiado esfuerzo para su edad.
De la reunión, resultó una estructuración bastante definitiva del aparato de apoyo a nivel nacional, sus normas de seguridad y funcionamiento, autonomías y vinculaciones políticas, bajo el mando único de Segundo, quedando yo como cadena de transmisión de la hegemonía y mando de la guerrilla, sobre la ciudad.

Sí la red de contactos bajo su coordinación era tan numerosa, ¿cómo podía Ud. controlarla?

Es difícil sintetizar dado que, aparte de las visitas mensuales a los centros básicos, Bs.As., Córdoba y Mendoza, establecí contactos activos con grupos y personas sueltos o ligados a otras organizaciones o fracciones, en La Plata, Tucumán, Santa Fe, etc. Periodistas, sindicalistas, líderes políticos, iban armando un tejido de relaciones que exigían un cuidado extra de la seguridad; nadie sabía nunca con quién hablarían, sólo que con un oficial de la guerrilla: Laureano.
Pero ya las fuerzas oscuras estaban interesadas.
El Partido Comunista boliviano, había avisado al dirigente uruguayo, Arismendi, de que estaban prestando apoyo logístico a un grupo argentino vinculado a los cubanos. Arismendi lo comunicó a Codovilla. Los campesinos y habitantes de la región por donde nuestra camioneta se movía, habían comunicado a la gendarmería sus sospechas de una vía de contrabando en la zona.
Una pareja de militantes comunistas de una célula de Matanzas, Pcia. de Bs.As., buscaba integrarse. Los muchachos de Rafael, responsable de reclutamiento, enfriaban el contacto porque la orden era no relacionarse orgánicamente, ni chuparle gentes al PC. Uno de los postulantes, se presentaba a si mismo como un regalo del cielo: era pedicuro. Afortunadamente, la compartimentación era absoluta y las citas, siempre callejeras. Nunca conocieron ni un nombre, ni una casa.
Finalmente, la tentación del pedicuro propio se impuso; se les comunicó que subirían a corto plazo. Y partieron. No sabíamos entonces que estaba ocurriendo una notable coincidencia: tanto el PC argentino, como Coordinación de la Policía Federal habían decidido infiltrarnos. Lo más notable de la coincidencia, es que usaban las mismas personas.
Yo bajé a encontrar a Furry en Bs.As. y conducirlo arriba. En Córdoba, lo alojamos en una casa de seguridad mientras yo lo hacía en otra, a pasar la noche. Por la mañana, subo a un autobús para ir en su búsqueda y compro un diario. En primera plana salía la noticia del descubrimiento y captura de un grupo guerrillero en Oran, Salta.
En resumen, "El pedicuro" y su amigo no tenían más órdenes que tomar el tren al norte. No pudieron hacer otra cosa. Mientras, sus jefes de Coordinación, de la que eran miembros, les organizaban una cobertura de seguimiento desde el mismo Bs.As.
Pero al salir ya el nuevo grupo desde Salta, la camioneta hace maniobras de despiste, y la policía pierde el contacto con sus agentes, que, al adentrarse en la selva, se la empiezan a ver negra. Paralelamente, pero sin ninguna vinculación, la gendarmería decide investigar las denuncias de contrabandistas. Cuando el nuevo grupo ya se ha encontrado con Diego y otros compañeros que han esperado la camioneta y caminan de regreso al campamento central, dejando en el número uno el grupo a cargo de Alberto Castellanos, "El pedicuro" comprende que deben salir entonces o nunca. En una pausa, se interesa por las armas de los guerrilleros y al tener una para mirarla, le dispara a Diego atravesándole el muslo, y logra someter a los demás.
Diego lo convence de que su única chance es abandonarlos a ellos y salir rápidamente de la zona antes de que otros compañeros vengan tras el disparo. Así lo hacen. Dejándolos sin armas y mal amarrados, "El pedicuro" y su pareja regresan tratando de encontrar el rumbo.
Pero lo que se encuentran, después de andar perdidos varias horas sin hallar la salida, es una patrulla de la gendarmería que ya ha tomado el campamento uno y rastrilla el área. Los gendarmes detienen a los policías y les entran a palos, sin creer sus verdaderas identidades. Presos llegan a Salta.
El desarrollo de los acontecimientos posteriores es un tanto confuso para mi memoria. Diego envía a alguien intentando alertar a Castellanos, pero encuentran la base tomada por gendarmes. Ya en el campamento central, Segundo manda a Hermes con Jorgito a evaluar la situación. Hermes choca con los gendarmes y hay un combate en el que mueren ambos después de matar un gendarme.
En los dos meses siguientes, todo ha terminado. La dependencia del exterior para abastecerse de comida, el total aislamiento y las condiciones del terreno, resultaron una trampa mortal. La gendarmería, en la práctica, salvó la vida de los que fue deteniendo. El resto, murió de hambre. De Segundo y su único acompañante, no se supo más.

Fuente: Rebelión
 


Prólogo de Rodolfo Walsh al libro de Jorge Ricardo Masetti "Los que luchan y los que lloran"

Que su nombre siga casi tan ignorado en su país como el pedazo de selva que esconde sus huesos era previsible para Jorge Masetti. Periodista, sabía cómo se construyen renombres y se tejen olvidos. Guerrillero, pudo presumir que si era derrotado el enemigo sería el dueño momentáneo de su historia.
Masetti, desde luego, era un rebelde integral. La guerrilla de Salta, su presencia en Argelia y en Playa Girón, Prensa Latina, este libro, son eslabones de una misma cadena de admirable coherencia. Entre 1958 y 1964 vivió para la revolución latinoamericana cuya semilla está en Cuba y la revolución vivió tempestuosamente en él..
Hubo sin duda un proceso cuya génesis atestiguan estas páginas. Masetti era reportero de radio "El Mundo" cuando en 1958 decidió ir a ver que sucedía en Cuba. Sus contactos eran débiles, sus medios escasos, su objetivo -Fidel en la Sierra- desmesurado.
La medida del peligro está dada, sin énfasis, en su propio relato: de los dos periodistas extranjeros que Masetti encontró en la Sierra, uno fue asesinado, al descender, por la policía de Batista; al otro lo torturaron y "cantó".
Mortales esperas, escondites, marchas imposibles a pie y en mula, la confianza jugada a cara o cruz en cada instante, lo acercaron a los grandes protagonistas de su historia. En el camino iba quedando el pueblo cubano, sus campesinos ametrallados, sus aldeas arrasadas con napalm. Masetti, que confesaba no haber tirado nunca un tiro, se encontraba de golpe bajo el fuego de las ametralladoras 50 con que un avión rociaba en la meseta lo único que daba señales de vida: él y su guía. Una campesina le entregaba un revólver 22 no para defenderse, sino para suicidarse si topaba con los guardias. Cambiaba él mismo su ropa oscura de porteño con aires de compadrito por la guayabera del campesino, por el uniforme del ejército rebelde. Pero en ese ilusionismo de periodista ingenioso había como un oscuro rito, una transformación auténtica. Había ido lleno de dudas, prevenciones, sutilezas y se lo tragaba la insuperable experiencia colectiva de un pueblo en revolución.
Los reportajes a Fidel y al Che, transmitidos por Masetti desde la radio rebelde, fueron importantes en la propia isla: era la primera vez que el pueblo cubano escuchaba a sus líderes. En aquel momento la revolución - agraria, popular, antiimperialista- no se definía aún públicamente por el socialismo. Eso llegaría después. "Mucho de lo que estábamos haciendo ni lo habíamos soñado", declaraba Guevara.
Los combatientes se volvían revolucionarios en la lucha misma, sacudían sus ataduras mentales, sus prejuicios, sus lazos con el pasado. Pero al mismo tiempo procuraban no alarmar más de lo indispensable al enemigo verdadero que se ocultaba tras la dictadura de Batista: conocían ya el napalm y el fósforo vivo de fabricación norteamericana que regaban los aviones. Los amigos de la revolución libraban una dura batalla dentro de los propios Estados Unidos para contener esos embarques de armas que antes y después han masacrados pueblos enteros. Que Fidel Castro hablara de elecciones, que otros dirigentes eludieran una definición sobre el comunismo, que la revolución no alejara a sus momentáneos aliados de la burguesía, eran necesidades implacables en la guerra. Las decisiones, en todo caso, surgirían del pueblo en armas.
Cuando Masetti regresa a La Habana, está marcado. Las radios del Caribe retransmiten todavía su reportaje, el país entero ha escuchado su voz, la policía conoce su cara. Los únicos que parecen ignorar su hazaña son sus jefes en Buenos Aires. Un angustioso cambio de telegramas le confirma que no han recibido nada. Entonces hace algo que requiere un coraje excepcional: vuelve a la Sierra y graba por segunda vez su reportaje.
Las tretas que usa para sortear el cerco represivo lo pintan a Masetti. Turista alemán, viajante italiano o presunto esposo de una campesina gorda, no pierde en mitad del peligro su agudo sentido de lo cómico. Mucho menos esa mirada fotográfica del periodista nato, capaz de dar en cuatro líneas lo esencial de cualquier situación. Los pequeños retratos de la pequeña gente brillan con luz propia junto a los héroes mayores del Olimpo. Santiago a oscuras, la carretera desierta, "el sonido de fondo" que acompaña su reportaje a Guevara, son estampas memorables en un relato sin pausas.
Este reportaje es, en mi opinión, la mayor hazaña individual del periodismo argentino.
Al salir de Cuba con su pasaporte rudimentariamente falsificado, Masetti tuvo la sensación de que desertaba, de que volvía al mundo de los que lloran y dejaba atrás el mundo de los que luchan. Esa tajante división iba a decidir su vida, precipitar su muerte.
La revolución triunfante eligió a Masetti para una tarea más difícil que su reportaje en Sierra Maestra. A comienzos de 1959, crea la primera agencia latinoamericana que consigue inquietar a los monopolios informativos yanquis. La deformación por la prensa internacional de las noticias cubanas había empezado mucho antes de la caída de Batista, cuya larga permanencia en el poder profetizaba la revista Times en su primer número de 1959, cuando ya el régimen se había desplomado... La campaña contra el gobierno revolucionario alcanzó una intensidad jamás vista en la historia. United Press y Associated Press, las agencias que monopolizan el mercado mundial de noticias, pusieron en marcha esa catarata de basura informativa que dura hasta hoy, preparando el terreno para la cadena de agresiones que iba a culminar en Playa Girón. Para contrarrestar en lo posible ese ataque incesante y despiadado, nació Prensa latina.
La empresa pudo parecer utópica. Los monopolios informativos reaccionaron ante la competencia como todos los monopolios. La guerra desatada contra Prensa Latina invocó el pretexto de que era una agencia oficial. PL era, por supuesto, tan oficial como United Press, Reuter o France Presse: no hay en el mundo una agencia que no responda a los intereses de un estado nacional, o de un grupo monopolista estrechamente vinculado a ese estado. La diferencia consiste en que los países dominantes del mundo occidental prohíben ese lujo a los países dependientes. Las tentativas realizadas en Argentina y Brasil durante los gobiernos de Perón y Quadros fracasaron ante la embestida de las agencias norteamericanas que contaron como aliados a los grandes diarios comerciales de ambos países, para quienes el periodismo estatal es un crimen cuando se trata del estado nacional, y no lo es cuando detrás se oculta el poder extranjero.
En el caso de Prensa Latina había otra diferencia, más "criminal" aún. Todos los periodistas que trabajaron en ellas eran latinoamericanos. Plinio Mendoza y Gabriel García Márquez en Colombia, Mario Gil en México, Díaz Rangel en Venezuela, Teddy Córdova en Bolivia, Aroldo Wall en Brasil, García Lupo en Ecuador y Chile, Onetti en Uruguay, Tríveri en Estados Unidos, Angel Boan en cualquier parte, demostraron que una agencia no era algo tan misterioso como pretendían los viejos amos del periodismo. Dondequiera hubo que pelear por la noticia en igualdad de condiciones, llegaron antes y la escribieron mejor. Como testigo de esa competencia pude comprobar que el periodista norteamericano es profesionalmente mediocre, apegado a la rutina, desprovisto de curiosidad y de amor por lo que hace. Al tener que competir con nosotros, con un conocimiento del medio local que no excedía los despachos ministeriales o el lobby de los grandes hoteles, se encontraban en una impresionante desventaja. Esa prueba no les gustaba para nada, y aunque mejoraron momentáneamente su servicio, acentuaron la campaña de desprestigio y la presión sobre los dóciles gobiernos.
Tuve una idea de lo que esa presión significaba en mayo de 1959, cuando en ruta a La Habana debí hacer escala en Río de Janeiro por 48 horas que se convirtieron en 48 días. Se trataba de tomar una oficina, arrendar un canal de teletipo y designar un jefe de corresponsales brasileño, tres cosas sencillas para las que no existían obstáculos legales. Las dificultades que surgieron eran tan absurdas que no tenían explicación dentro del marco idílico de la libertad de prensa, la libre competencia y otras fantasías. Ese año la United Press confesaba para su filial en Río una pérdida de un millón de dólares lo que sin duda revelaba sus buenos sentimientos. Inmovilizar un expediente en el ministerio de Viaçao, era mucho más barato. La burocracia brasileña es la más imaginativa que he conocido: siempre faltaba algo, una coma, un "carimbo", hasta un análisis de orina y una muestra de sangre. La maquinaria gubernamental chorreaba corrupción y demora en proporciones kafkianas.
Téngase en cuenta que las relaciones entre Cuba y los países americanos, incluidos los Estados Unidos, eran todavía "normales". La agresión contra PL era por supuesto una partícula de la agresión global que se gestaba. Los tropiezos que menciono se reprodujeron en las veinte filiales latinoamericanas de PL. Que hayan podido superarse, bien o mal, es un tributo al genio de Masetti. Un año después de creada PL tenía además sucursales en Washington, New York, Londres, París, Ginebra, Praga. Convenios firmados con Tass, CTK, Tanjug, Hsin Hua, y agencias egipcia, indonesia y japonesa le daban un ámbito mundial. L’Express de París y el New Statesman de Londres habían cedido sus derechos latinoamericanos por ínfimas sumas; The Nation y The New Republic, de Estados Unidos, los daban gratis. Más de cien clientes en América Latina y muchos centenares en los países socialistas, un volumen noticioso comparable al de las agencias norteamericanas, colaboradores regulares de la talla de Sartre, Waldo Frank, Wright Mills: todo esto era realidad a mediados de 1960.
La cobertura de ciertos episodios latinoamericanos como los terremotos de Chile, el primer golpe militar contra Frondizi o la revolución de Castro León en Venezuela, fue excepcional. Pero también se dieron algunos buenos "palos", como decían los cubanos, en territorio enemigo: Angel Boan ( que después murió en Argelia) fue el único en conseguir un reportaje a Chessman doce horas antes de su ejecución. El mismo Boan le sonsacó una divertida entrevista a Trujillo ( no teníamos corresponsal en Santo Domingo, por supuesto) mediante el simple expediente de llamarlo por teléfono en nombre de una agencia rival, mientras un colega argentino conseguía en Madrid la primera declaración de Perón favorable a Fidel Castro. Una noche, en el aeropuerto de La Habana, hice el reportaje más corto de mi vida. Era Ernest Hemingway, que decía: "Vamos a ganar. Nosotros los cubanos vamos a ganar". Y agregaba : "I’m not a yankee, you know".
Algunas veces excedíamos los límites habituales del periodismo. Fue PL quien señaló con meses de anticipación el lugar exacto en Guatemala - la hacienda de Retalhuleu - donde la CIA preparaba la invasión a Cuba, y la isla de Swan donde los norteamericanos habían centralizado la propaganda radial por cuenta de los exiliados.
Vivíamos, puede decirse, al pie de la teletipo, pero no recuerdo un trabajo que se hiciera con tanta felicidad. Masetti era incansable, un temperamento meridional, lleno de recóndito humor. Un tabaco y una guayabera que alternaba con el traje oscuro y la corbata negra, le bastaba para sentirse "aplatanado" sin abandonar una sola inflexión de su lenguaje porteño. Era pintoresco verlo irrumpir en la redacción donde predominaban los cubanos y gritar sus órdenes tratando a todo el mundo de vos. Se casó, por segunda vez, con su secretaria cubana. De madrugada, cuando cerraban los últimos canales, había tiempo para reunirse en su oficina donde circulaba un mate y un tocadiscos pasaba un tango. Alguna vez la presencia de un centinela guajiro en la puerta cerrada indicaba la presencia del Che. La amistad que los unía llevaba el sello indisoluble de la Sierra.
La suerte de Prensa Latina estaba ligada a la revolución cubana. La SIP, regenteada entonces por el coronel Dubois, dictó el úkase definitivo prohibiendo a sus miembros usar los servicios de PL. Una noche, en una callejuela de Costa Rica, la casualidad deparó a Masetti el placer de decirle en tres palabras lo que pensaba de él. Dubois se hizo el sordo pero ya las puertas de los diarios estaban cerradas.
Es conocida la presión implacable que llevó a los gobiernos latinoamericanos a romper con Cuba. En cada caso la ruptura fue precedida por el cierre de PL. Masetti lo había previsto con mucha anticipación. Cuando llegó el momento la agencia contaba con equipos de escucha capaces de suplir en parte el vacío, y la construcción de una potente emisora llegaba a su fin. Cuba no podía quedar aislada. PL sigue hasta hoy dando al pueblo cubano las noticias del mundo, e informando a los que quieran o puedan escucharla, lo que pasa en Cuba. Esa es la obra de Masetti.
En marzo de 1961, Masetti renunció a Prensa Latina. Su alejamiento tiene que ver con el auge momentáneo del sectarismo, pero por sobre todo con su deseo de ocupar un puesto de más riesgo en la tarea revolucionaria a la que ya estaba entregado por completo. Esa oportunidad se dio en seguida, en Playa Girón. Masetti retomó el comando de la agencia y vio sucumbir bajo el fuego de las milicias las últimas tentativas norteamericanas por reimplantar su dominio en la isla.
Después marchó a Argelia, donde se combatía aún. Era el intermedio necesario antes de acometer su última empresa, la guerrilla de Salta.
La idea de traer la lucha armada a la Argentina no era nueva en Masetti. Nació en la misma Sierra, la meditó largamente en La Habana. Puede discutirse, se discute, si el momento elegido era el apropiado, si la teoría del foco es o no correcta, si la lucha armada puede entablarse sin el respaldo de una sólida organización política. La honestidad de Masetti, la coherencia consigo mismo, la fidelidad al precedente cubano, están fuera de la discusión. Pertenece a esa lista ya larga de hombres que en América Latina vivieron sus ideas hasta el sacrificio:De la Puente Ojeda, Lobatón, Camilo Torres, Ernesto Guevara. Sabía que la victoria final de la revolución está amasada con los fracasos anteriores. El triunfo fulminante de los cubanos en enero de 1959 no basta para borrar las derrotas que lo precedieron, ni aún la más memorable de esas derrotas: el asalto al Moncada. Dentro de esa perspectiva no hay quizá victorias ni fracasos individuales, aunque haya experiencias que recoger y asimilar.
En los campos de Argelia, Masetti volvió a tomar contacto con la guerrilla. A fines de 1962 estaba de regreso en Cuba, alcanzó a conocer a su hija recién nacida, después se alejó para siempre. Cuando reaparece en la provincia de Salta, el pequeño grupo de rebeldes que lo acompaña lo conoce solamente por su nombre de guerra: Segundo. La elección está explicada en una carta a Federico Méndez y Juan Jouvé, sobrevivientes de la guerrilla encarcelados hasta hoy:
"Al ingresar en el EGP (Ejército Guerrillero del Pueblo) cada miembro adoptaba un nombre de guerra, y Masetti eligió el de Segundo por el siguiente motivo: el Che, que en ese momento realizaba tareas imprescindibles para la Revolución Cubana, pertenecía en forma honoraria al EGP, conociéndosele a ese fin por el nombre clave de Martín fierro... Masetti eligió el de otro gaucho famoso, Segundo Sombra... Luego Masetti fue conocido simplemente por Segundo, aunque fue realmente nuestro primer y único comandante."
Otro sobreviviente recuerda:
"Nunca hablaba de su vida personal. Sabíamos que tenía mujer e hijos porque una vez los mencionó. En cierta oportunidad, él mismo habló de Masetti en tercera persona. Pero yo ignoraba que fuese él, y las fotos que después me mostraron tenían poco que ver. Cuando lo conocí tenía una gran barba negra, casi azul. Costaba tutearlo: era imponente."
A comienzos de 1962 Masetti escribía a su mujer: " Ya van cuatro meses y medio que aguardamos, con ansias controladas pero que nos devoran, el momento de rendir "nuestra materia". Siempre presentes, las primeras palabras de la carta de Martí a Mercado que constituyen también las iniciales de la Segunda Declaración de La Habana: "Ya puedo escribir... Ya estoy todos los días en disposición de dar la vida por la patria"", y agregaba: "La Revolución ya no es un hecho a observar, un hecho histórico a criticar, sino que la Revolución somos nosotros mismos... es nuestra conciencia, la que nos juzga y nos critica y nos exige."
Se sentía fuerte y optimista, a pesar de las dificultades de la vida en el monte. Adiestraba a su gente, se movía sin cesar eludiendo cualquier choque. No había perdido su buen humor, su ácido espíritu de broma. Cargaba la mochila más pesada, a pesar de una dolorosa desviación de columna vertebral que lo hacía sufrir bastante. A fines de 1963 dice en una nueva carta a su mujer: "Ahora llevamos recorridos más de un centenar de kilómetros en el mapa, aunque en realidad son muchísimos más. Nuestro contacto con el pueblo es desde todo punto de vista positivo. De los coyas aprendimos muchas cosas, y los ayudamos en todo lo posible. Pero lo más importante es que quieren pelear... Es ésta una región en que la miseria y las enfermedades alcanzan el máximo posible, lo superan. Impera una economía feudal... Quién venga aquí y no se indigne, quien venga aquí y no se alce, quien pueda ayudar de cualquier manera y no lo haga, es un canalla..."
A comienzos de 1964 los diarios publican las primeras noticias de la guerrilla, cuyos días estaban contados. En marzo los servicios de informaciones consiguen infiltrar dos hombres que promueven un incidente donde resulta herido el guerrillero Diego. La gendarmería captura un campamento con cuatro hombres, donde estaban todas las provisiones. El hambre acosa ahora a la guerrilla: la zona está desprovista de caza, incluso de pájaros. El guerrillero Antonio muere despeñado. El 18 de abril es sorprendido un nuevo grupo. Días después en un confuso choque con la gendarmería resultan muertos Hermes (Hermes Peña, cubano) y Jorge. Diego, César y Marcos mueren de hambre. Los dispersos van cayendo en grupos de dos o tres.
Masetti no aparece nunca. Se ha disuelto en la selva, en la lluvia, en el tiempo. En algún lugar desconocido el cadáver del comandante Segundo empuña un fusil herrumbrado. Tenía al morir 35 años, había nacido en Avellaneda.

Rodolfo Walsh, marzo de 1969

[Aclaración: Masetti murió a los 34 años, no a los 35; tampoco se casó por segunda vez como señala en el texto Walsh sino que tuvo una segunda mujer (su secretaria cubana). Masetti nunca se divorció de su esposa argentina ni hizo una separación legal, lo que en aquel momento, hubiese sido posible. (Aclaración de la familia de Masetti).- AGENCIA DE COMUNICACION RODOLFO WALSH]
 



Armas y elementos secuestrados al EGP por Gendarmería

Jorge Masetti y Rodolfo Walsh: Nuestros hombres en La Habana

Por Hugo Montero (Fragmento de la nota de Sudestada Nº 34, noviembre de 2004)

Uno era el responsable de la mayor hazaña del periodismo argentino en su historia, según el otro. El otro era el periodista capaz de desenredar la madeja de conspiraciones políticas y policiales con un talento inédito. Los dos confluyeron en La Habana, cuando una revolución florecía y el vértigo se adueñaba de la isla. Los dos ayudaron a crear la agencia Prensa Latina y a mostrar la verdadera cara de la revolución cubana. Jorge Ricardo Masetti y Rodolfo Walsh enseñaron los secretos de una profesión, pero aprendieron las dificultades de una revolución en formación, que exige siempre el compromiso histórico de vencer o morir, y así lo entendieron hasta el final.

El ascensor abrió sus puertas en el quinto piso y el Che comenzó a recorrer el camino que iba a llevarlo ante la oficina de la dirección general, justo en el otro extremo del pasillo. Antes de llegar saludó con sonrisas y sonoras palmadas en los hombros a la multitud de redactores que se fueron agolpando a su paso, entre sorprendidos y felices por la inesperada visita del comandante. Eran ya las dos de la mañana en la sede de la agencia de noticias Prensa Latina, pero el ritmo de trabajo continuaba con el vértigo habitual. Había que apurar, había que picar cables y salir corriendo a los teletipos, había que llamar a los corresponsales y confirmar con urgencia datos y cifras, había que eludir el sueño y matar el cansancio con la charla y el trabajo arduo, interminable. Sin embargo, la llegada del Che rompía los esquemas con esa sonrisa plena que apenas dejaba adivinar la fatiga de un largo día en el Ministerio de Industrias, de donde había logrado escaparse hacía unos minutos. El Che aprovechaba entonces y se pegaba una vuelta por la agencia para saludar a un amigo.

En ese hervidero en que se había transformado la redacción, la aparición repentina de tanto ruido extrañó al jefe del Departamento de Servicios Especiales de la agencia. De modo que asomó sus lentes por la puerta de su oficina para develar la razón de tanto bullicio en plena madrugada. Era la primera vez que Rodolfo Walsh veía al Che Guevara a corta distancia, perdido entre brazos y voces que lo iban empujando hacia el final del pasillo. Y Walsh, siempre cauto, siempre racional, no pudo más que emocionarse un instante ante semejante oportunidad. De todos modos, la conmoción le duró el tiempo que tardó en recordar la cantidad enorme de trabajo acumulado en su escritorio y volvió a su labor.

Del otro lado de aquella puerta donde el pasillo de la redacción terminaba, otro argentino escuchaba los ruidos y sonreía. La puerta no tardó en abrirse y la voz de Guevara en estallar, irónica y socarrona, en la penumbra de la oficina: -“¿Cómo le va al director de la mejor agencia de noticias de América Latina?”, bromeó.

El director en cuestión, el periodista Jorge Ricardo Masetti, saludó al Che con una sonrisa y con un mate recién cebado. La puerta se cerró y la redacción de Prensa Latina volvió a transformarse en un hervidero. Mucho había que apurar, todavía.

“Llamen a Masetti”

Apenas nueve días después de la entrada triunfal de las tropas rebeldes comandadas por Fidel Castro a La Habana, el avión que trae a Jorge Masetti (que viaja parado, porque no quedaban asientos disponibles) aterriza en Rancho Boyeros. Otra vez la brisa caribeña engorda la camisa del periodista argentino, de regreso al país que lo marcó para siempre, pero esta vez con una invitación urgente de su amigo, Ernesto Guevara.

La Habana era festejos, gritos, abrazos y un manojo de sueños volando por cada barriada, el pueblo en las calles y el dictador de viaje, rumbo a Miami. La revolución de los barbudos había triunfado en las narices del imperio más poderoso del mundo y todo el pueblo expresaba su cariño por aquel puñado de guerrilleros que bajaron de la sierra para cambiarlo todo. Pero las agencias noticiosas de todo el mundo no hablaban de festejos ni de las multitudes marchando. Mentían, tergiversaban, ocultaban la información y el mundo dudaba ante este estallido rebelde en una isla del Caribe, y dudaba más aún de sus dirigentes. Algo había que hacer, y rápido, pensó la comandancia de la revolución. Y allí nació la Operación Verdad, una maniobra del flamante gobierno rebelde para difundir la realidad sin intermediarios, reuniendo en La Habana a una multitud de cronistas honestos de todo el mundo para mostrarles a un pueblo que paría su revolución y que la iba a defender hasta la muerte, de ser necesario. Con el objetivo de planificar la Operación Verdad es que Masetti retorna a Cuba, un año después de su anterior visita. Y a su llegada lo aguarda el Che con noticias frescas.

El 21 de enero, cerca de 400 periodistas de todo el mundo (aunque la mayoría de América Latina) se dan cita en el Hotel Habana Riviera para asistir a la Operación Verdad organizada por Masetti, el periodista uruguayo Carlos María Gutiérrez y Celia Sánchez, miembro del 26 de Julio. “A ustedes, los periodistas latinoamericanos, no les queda más remedio que adoptar lo que les diga el cable que no es latinoamericano. La prensa de América Latina debiera estar en posesión de medios que le permitan conocer la verdad, y no ser víctimas de las mentiras de los monopolios”, afirma un exultante Fidel Castro ante su auditorio, y luego agita con mayor fervor: “Hay que crear una agencia de noticias latinoamericana para contrarrestar las informaciones desvirtuadas”. Los aplausos cierran el discurso de Fidel y la mayoría de los periodistas allí presentes se van conformes, pero dudando de las posibilidades de una alternativa a los monstruos informativos del sistema: United Press y Associated Press. Pero hubo unos pocos que sabían que allí estaba su trabajo, que allí comenzaba su verdadero compromiso con la revolución. Y Masetti era uno de ellos, el principal responsable de llevar esta quimera hacia adelante, de convertir la fantasía del Che en realidad. Había que hacerlo, y hacerlo ahora.

La rata de los papeles

“Hay un fusilado que vive”, escuchó una vez, como al pasar, Rodolfo Walsh, y esa confesión cambió su vida para siempre. Fue el comienzo de una ardua investigación que desencadenó en el libro Operación masacre, publicado por primera vez en diciembre de 1957. Eran tiempos furtivos para el periodista que había desnudado los oscuros mecanismos de la violencia parapolicial en Argentina, tiempos de agitadas reuniones en los cafetines porteños donde las noticias iban y venían por cada mesa. Y en una de esas mesas, Walsh escuchó como al pasar, otra vez, la historia de una revolución imparable, la crónica de un dictador en caída libre y la decisión de un pueblo que, fusil en mano, se disponía a escribir una página inédita para el continente. Y ese rumor lo conmovió.

Por eso, tiempo después y apenas recibió la invitación desde La Habana de Jorge Masetti (que conocía apenas por haber compartido una fugaz experiencia en la Alianza Nacionalista), aceptó sin titubeos la oferta de participar de una nueva agencia de noticias bautizada como Prensa Latina. Walsh armó las valijas con premura, convenció a su mujer y partió con rumbo a aquella revolución que por entonces lo representaba en tanto popular y antiimperialista.

Para cuando el calor agobiante recibe a Walsh en La Habana, Prensa Latina ya es algo más que un proyecto en marcha. Es una realidad asombrosa. A partir del trabajo incansable de Masetti, aquello que se asemejaba más a un sueño daba sus primeros pasos. “Las dos cualidades esenciales del periodista que trabaja en una agencia informativa son exactitud y rapidez”, escribe Masetti en el primer boletín interno de la agencia que lleva su firma. “Es necesario que siempre se tenga presente que el dar exactamente una noticia y antes que todos los demás competidores, constituyen el crédito y por ende el éxito de una empresa informativa”, señala en la minuta, para después agregar que “el periodista en la calle no es otra cosa que una extensión de la agencia hacia el lugar en donde se produce la información, un nervio que hará vibrar, al contacto con la noticia, a toda la organización”. El carácter didáctico de los primeros comunicados de Masetti descansaba en una razón lógica: la redacción estaba compuesta por jóvenes periodistas cubanos, sin ninguna experiencia en el trabajo de agencia. Con este panorama se enfrentó Masetti a principios de 1959, y en este escenario desembarca Rodolfo Walsh meses después.

Sin embargo, Walsh no sale de su asombro los primeros días al observar los avances extraordinarios que logra Masetti al frente de Prensa Latina: los 400 despachos diarios son reproducidos por cerca de 1200 medios en todo el mundo y traducidos a once lenguas (según Walsh, “un volumen noticioso comparable al de las agencias norteamericanas). Al mismo tiempo, se instalan oficinas de corresponsalía en 26 países de América Latina y en ciudades como Washington, New York, Londres, París, Ginebra y Praga; se cierran convenios con las agencias TASS de la URSS, la checa CTK, la china HSINHV y otras de Indonesia, Egipto y Japón, y se cuenta con colaboradores internacionales de la talla de Gabriel García Márquez en Colombia, Juan Carlos Onetti en Uruguay, Rogelio García Lupo en Ecuador y Chile, Waldo Frank en Estados Unidos y Jean Paul Sartre en Francia. Prensa Latina ya era una realidad, mérito de Masetti, que siempre repetía “hay que ser objetivos, pero no imparciales” y no sesgaba en su afán de instalar a la agencia entre las más importantes del planeta. “Masetti convirtió a Prensa Latina, a la que no pocos dieron de vida a lo sumo un mes, en una verdadera escuela de periodismo revolucionario y latinoamericano”, recuerda Juan Marrero, hoy presidente de la Unión de Periodistas de Cuba.

Así, rápidamente, Prensa Latina se fue anotando varios impactos periodísticos, uno tras otro. Al decir de Walsh: “La cobertura de ciertos episodios latinoamericanos como los terremotos en Chile, el primer golpe militar contra Frondizi o la revolución de Castro de León en Venezuela, fue excepcional. Pero también se dieron algunos buenos palos, como decían lo cubanos, en territorio enemigo: Angel Boan (...) fue el único en conseguir un reportaje a Chessman doce horas antes de su ejecución. El mismo Boan le sonsacó una divertida entrevista a Trujillo (...) mediante el simple expediente de llamarlo por teléfono en nombre de una agencia rival, mientras un colega argentino conseguía en Madrid la primera declaración de Perón favorable a Fidel Castro. Una noche en el aeropuerto de La Habana, hice el reportaje más corto de mi vida. Era Ernest Hemingway, que decía: ‘Vamos a ganar. Nosotros los cubanos vamos a ganar’. Y agregaba: ‘I’not a yankee, you know?’”.

En medio de este vértigo es que Walsh ocupa, por orden de Masetti, la jefatura del Departamento de Servicios Especiales, una suerte de oficina independiente que se ocupaba de desarrollar informes de mayor profundidad sobre ciertos temas clave del continente. Walsh es el hombre que elige Masetti para esa tarea, conocedor de sus antecedentes en el periodismo de investigación y de su capacidad docente, que desarrolló con muchos de los redactores. “Masetti tenía una gran confianza en Walsh que era, de todos los jefes, el que se comportaba con mayor seguridad en sí mismo. Consideraba que no tenía que preguntarle casi nada a Masetti. Él decidía y actuaba, y Masetti lo respaldaba, más que a cualquier otro, pero no porque era argentino, sino porque reconocía que Walsh sabía mucho y podía descansar en su criterio”, señala Rafael Pérez Pereyra, entonces miembro de aquella juvenil redacción...

Fuente: Agencia de Comunicación Rodolfo Walsh


Comandante "Segundo"

Luis Hernández Serrano (Juventud Rebelde)

El 21 de abril de 1964 Jorge Ricardo Masetti se perdió para siempre en la selva argentina de Salta. Era el jefe del Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP) y tenía la misión de esperar a "Martín Fierro", seudónimo del Che en la Operación "Sombra". Reproducimos fragmentos del libro en preparación Guerrilla al Norte del Sur

El padre del Comandante Ernesto Che Guevara dio así su visión acerca de Jorge Ricardo Masetti:
"Contaba Masetti que cuando Ernesto entró en la habitación donde él estaba, lo trató como a un viejo amigo, y nos habló de él con gran entusiasmo, cariño y respeto, no disimulando la admiración que le tenía y dijo que se sentía plenamente identificado con su ideología y su modo de actuar".
Le había impresionado su sencillez, su inteligencia, su valentía. Masetti seguramente no se imaginó entonces que la influencia del Che iba a ser tan decisiva en su vida, que lo llevaría a abandonar su profesión de periodista para convertirse en un verdadero combatiente internacional. El destino que lo empujó hasta Argelia, donde combatió por la liberación de ese país, lo condujo posteriormente hasta el pie de la cordillera de los Andes, en su propia patria y dentro de los montes de Salta, donde se puso al frente, con el nombre de Comandante Segundo, de un núcleo de combatientes internacionalistas. Allí, derrotada finalmente su guerrilla por fuerzas muy superiores, desapareció en la selva, donde posiblemente sucumbió.
"Masetti explicó al Che los motivos de su viaje a la Sierra Maestra. Quería saber qué clase de revolución se estaba desarrollando en Cuba; a quién respondía y cómo era posible que se mantuviese tanto tiempo sin el apoyo de una potencia extranjera. Le dije que él había sentido de cerca el terror de las ciudades y metrallas en los bosques, y que se había quedado asombrado al ver a un guerrillero suicida tirarse sobre un soldado y quitarle el arma. Masetti aún no comprendía bien aquella moral y fervor de los guerrilleros revolucionarios y quería informarse a través del Che (...).
"Masetti entrevistó a Fidel. Su entrevista se transmitió por la Radio Rebelde. Terminada su misión de entrevistar al Che y a Fidel, inmediatamente regresó a La Habana. Su viaje de vuelta resultó peligrosísimo. Ahora el ejército sabía perfectamente quién era Masetti.
"Consiguió burlar a la Policía y al ejército. A los dos días tomó un ómnibus que lo llevó para La Habana. Allí se enteró de que en sus cintas grabadas no se escuchaba la grabación. No dudó, y demostrando un coraje que enaltece su memoria, se puso de nuevo en camino y pocos días después regresaba a La Habana con las nuevas y completas grabaciones que fueron radiadas por Radio El Mundo, de Buenos Aires, y se transmitieron en cuatro programas. Tuvo un éxito completo. Por primera vez en la Argentina se conocían declaraciones de Fidel y del Che.
"Tuve la feliz idea de hacerlas regrabar y gracias a esta precaución hoy se conservan dichas históricas declaraciones... porque la dirección de la emisora... temiendo a sus resonancias políticas, las mandó a destruir.
"La visita de Jorge Ricardo Masetti a nuestra casa y aquella bendita cinta grabada por Ernesto saludando a nuestra familia, tuvieron la virtud de cambiar el estado de ánimo de todos nosotros".
 


El Ejército Guerrillero del Pueblo: Los primeros guevaristas

Por Lucho Soria

En mayo de 1963, una treintena de jóvenes partió de Buenos Aires rumbo al norte argentino para lanzar allí la guerrilla rural. Los encabezaba Jorge Masetti, el "Comandante Segundo", fundador de la agencia cubana de noticias Prensa Latina y ex combatiente en Argelia, quien había conocido a Fidel Castro y al Che Guevara en Sierra Maestra, cuando los entrevistó para Radio El Mundo, de Buenos Aires, y quedó convencido de la justicia de la causa revolucionaria del Che.
En el grupo que partió para Salta había ex miembros de la Federación Juvenil Co-munista y militantes independientes, todos ellos convencidos de que las condicio-nes estaban dadas para lanzar la guerrilla rural como parte de una estrategia a largo plazo que la propia plana mayor de la Revolución Cubana había aprobado en una reunión en La Habana en la que estuvieron el Che, el general Manuel Piñero, Alberto Castellano, el capitán José María Martínez Tamayo, y el general Abelardo Colomé Ibarra, actual Ministro del Interior. Ellos y los argentinos Federico Méndez y Jorge Masetti, entre otros, decidieron que había llegado el momento de prepa-rar el terreno para la implantación de la guerrilla en el sur de América Latina, de-cisión que tres años después llevaría al Che a Bolivia. Según el libro Secretos de generales del periodista cubano Luis Báez, publicado este año y en el que 41 ofi-ciales superiores de las fuerzas armadas cubanas narran sus misiones internacio-nalistas en países de América y de África, le tocó a Colomé Ibarra, junto a Hermes Peña y Tamayo, preparar las condiciones de la misión en Argentina.
Cuando los guerrilleros estaban en el monte salteño, las urnas habían consagrado a Arturo Illía como Presidente de la Nación.
Según sus principales protagonistas, la incipiente organización y la soledad política que rodeó este primer intento de insurrección armada facilitaron el éxito de la "Operación Santa Rosa" que dirigieron el jefe de la Gendarmería, general Julio Alzogaray, y el mayor Héctor Báez, jefe de la Agrupación Salta de esa fuerza. En uno de los pocos combates librados por el EGP, mataron a Hermes Peña y a otros cuatro guerrilleros, detuvieron a 14 de ellos, entre otros a Héctor Jouvé, Federico Méndez y Henry Lerner, quienes fueron torturados cruelmente antes de someter-los a procesos judiciales que violaron todas las normas legales vigentes.
Once años después en el "Operativo Independencia", a cargo del general Antonio Bussi, se fusiló en los montes de Tucumán a un hijo del general Julio Alzogaray que se había sumado con un destacamento de Montoneros a la Compañía del Monte Ramón Rosa Jiménez del PRT-ERP.
Jouvé y Méndez fueron condenados a cadena perpetua, el resto de los detenidos cumplieron condenas menores y nunca se pudo dar con los restos de Masetti.
Varios años después, el Terror de Estado implantado en la Argentina en 1976 se ensañaría no solo con quienes combatieron en el monte sino también con sus fa-miliares. En abril de ese año, los militares tomaron la casa de los Lerner en Cos-quín, Córdoba, y se llevaron a su padre, Jacobo, quien desde entonces permanece desaparecido. Pocas horas después, Henry también fue detenido hasta que, años después, pudo irse del país con su familia.
La compañera de Héctor Jouvé, Clara Zetner, fue detenida al presentarse a sellar su pasaporte para viajar a Europa junto con su familia. Minutos antes había hecho el trámite Héctor, quien la esperó en vano en un bar cercano. Pasarían más de cuatro años antes de que se reencontraran en Francia.
Semejante ensañamiento con quienes fundaron el EGP parece obedecer menos a su eficacia militar y política que al carácter simbólico de uno de los primeros inten-tos guerrilleros de la Argentina. Es que, en la memoria de miles de jóvenes que apenas sabían de lo sucedido en Salta, el EGP se ligaba estrechamente a la gesta del Che.
De allí que, dos días después de que Jouvé y Méndez recuperaran su libertad el 25 de mayo de 1973, fueron vitoreados junto a sus compañeros por una multitud en el estadio Atenas de Córdoba, donde el Sindicato de Luz y Fuerza, cuyo secretario general era Agustín Tosco, les había organizado un acto de bienvenida
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Fuente: Revista Los 70, N° 7, "El guevarismo en la Argentina"
 


El Ejército Guerrillero del Pueblo - Salta, 1963-1964

La vanguardia del Che en Argentina

Por Federico Carrizo y Gabriela Sánchez, Universidad Nacional de Salta

"Masetti, no aparece nunca, se ha disuelto en la selva, en la lluvia, en el tiempo, en algún lugar desconocido, el comandante segundo empuña un fusil herrumbrado, tenia al morir, treinta y cinco años." Rodolfo Walsh

Entre los años 1963-1964 operó en la provincia de Salta, en la zona de San Ramón de la Nueva Oran, el ejercito guerrillero del pueblo -EGP-. La guerrilla rural en Salta es una parte de la historia argentina que ha quedado en el olvido tanto en los ámbitos académicos, como así también en las organizaciones políticas de izquierda. Próximo a cumplirse 40 años de la desaparición de Ricardo Masetti, el Comandante Segundo, y en un momento de agudización de la crisis capitalista, pero también de crisis de alternativa; se hace necesario indagar y rescatar del olvido la gesta histórica de los combatientes del combatientes del EGP, como así también su proyecto revolucionario de liberación.

El presente articulo enmarca la experiencia del EGP en un contexto nacional e internacional, y como parte de un proyecto de liberación continental impulsado por el Che a partir del triunfo de la Revolución Cubana en 1959. Este análisis contrasta con algunos trabajos de investigación o artículos periodísticos que analizaron el tema como un "hecho aislado", "guerrilla improvisada" o desde la teoría del foquismo, que caracteriza a una organización foquista como aquella que sustituye la actividad revolucionaria de las masas por un foco militar de avanzada desligado de las masas y la clase obrera.

Contexto internacional

A partir del fin de la Segunda Guerra Mundial los norteamericanos establecieron con el sistema interamericano la idea de proteger al continente del comunismo. En nombre de la solidaridad geográfica crean dos instrumento de control, uno militar-diplomático T.I.A.R (1947) y otro político OEA (1948). El triunfo de los rebeldes cubanos en 1959 agudizó las tensiones existentes e introduce a Latinoamérica con mas agresión en el conflicto Este-Oeste. Con la caída de Batista, el acercamiento de Cuba a la Unión Soviética y el carácter socialista que adopto la revolución, los norteamericanos pondrán a funcionar sus instituciones interamericanas para aislar a Cuba y frenar el "peligro comunista". Además con el objetivo de no permitir triunfos revolucionarios el Pentágono reorientará su política poniendo el acento en la seguridad interna, la misión de mantener el orden interno y combatir el comunismo será asumida por los ejércitos del continente quiénes entrenarán en actividades de contraguerrilla y actividades políticas, todo esto en el marco de la idea "contrainsurgencia", es necesario aclarar que "la estrategia de contrainsurgencia contempla medidas militares, paramilitares, económicas, psicológicas y cívicas tomadas para vencer la insurgencia subversiva" (alianza para el progreso). Desde esta perspectiva las fuerzas armadas se integrarán a un sistema militar dirigido por Estados Unidos a fin de perpetuar la dominación del capital extranjero.

En este clima de tensión y violencia, el Che y Masetti, acordaron abrir un frente de lucha armada en el norte de Argentina a fin de extender la revolución continentalmente, la derrota de los mercenarios financiados por la CIA en Playa Girón (1961), aumentará las simpatías de los revolucionarios latinoamericanos para quienes el compromiso con la Revolución Cubana significara luchar por construir el socialismo en sus propios países.

Contexto Nacional
 
¿Cuál era la situación política argentina en el momento que sé está gestando el proyecto revolucionario del EGP?. Para realizar una lectura del proceso histórico se hará una breve síntesis a partir del año 1959 cuando triunfa la Revolución Cubana. El presidente es Arturo Frondizi que un año antes se impuso en las elecciones nacionales con la proscripción del peronismo. Su plan económico sostenía que la inversión y no el aumento salarial cumplen la función de generar demanda, los recursos provendrían por un lado de la entrada de capitales, pero fundamentalmente de la compresión salarial, los salarios experimentaron una caída el 30%, frente a ello el movimiento obrero lanzó una ola de movilizaciones y protestas que terminó articulando un bloque unitario en defensa del programa de modernización capitalista, el mundo de los grandes negocios, jerarquías militares y políticas acordaron entre si a la hora de la confrontación.

Destituido Frondizi en 1963 asume José Maria Guido quien presionado por las fuerzas armadas, proscribió al peronismo, disolvió el Congreso e intervino las provincias. En una ofensiva contra el movimiento obrero anulo la Ley de Asociaciones Profesionales, inhabilitando a los sindicatos su capacidad de acción. El ministro de economía, capitán-ingeniero Álvaro Alzogaray, realizó un severo plan de ajuste económico que afectó a los sectores de menores ingresos, la idea era reinstalar los mecanismos de poder económico y la distribución de ingresos vigentes antes del peronismo, la economía se asienta entonces en el sector exportador y en los grupos comerciales y financieros vinculados al sector. En este contexto de ajuste económico y de restringida participación política de los sectores populares, la vía armada aparece como una opción válida y como una forma de resistencia y disputa al poder.

El sueño de la revolución continental

Cuando el Che se une a los revolucionarios cubanos le planteó a Fidel que una vez realizada la revolución, su objetivo era la lucha en Argentina. En Sierra Maestra conoció a Jorge Masetti quien viaja a Cuba para conocer a los rebeldes y entrevistar por radio El Mundo a Fidel Castro y Ernesto Guevara. Masetti quedará impresionado por la marcha del proceso revolucionario y establecerá un vinculo de compromiso con la causa y el pueblo cubano, al vinculo político se une un vinculo de amistad con el Che que perdurara para siempre. Apenas triunfa la revolución vuelve a Cuba y organiza la agencia de noticias PRENSA LATINA(PL.) donde ocupa el puesto de director, el objetivo era romper el cerco informativo de los monopolios y difundir los logros de la revolución. Hacia 1960 P.L. tiene desplegadas 26 corresponsalías en distintos países sin embargo la reacción no se hará esperar y los distintos gobiernos irán clausurando las corresponsalías y persiguiendo a sus periodistas. En Argentina mediante un decreto presidencial de Frondizi se clausura PL. porque "atentaba contra el prestigio y la paz de la nación" (decreto 15124-1960. En 1962 Masetti renuncia a su cargo de director y asume una tarea de mayor riesgo -el plan para iniciar la lucha armada en Argentina. En ese mismo año el Che avanza en conversaciones con revolucionarios peruanos para abrir un frente guerrillero en Perú que apoye el levantamiento campesino organizado por el dirigente trotskista Hugo Blanco, que había movilizado y sindicalizado a 300.000 campesinos en la región de Cuzco. El plan de iniciar la lucha armada en Argentina es pensado por el Che con el objetivo de continentalizar la revolución a través de un movimiento armado que abarque Perú, Bolivia y Argentina, que seria el centro de operaciones.

Respaldados por Fidel Castro, el Che y Masetti retornan de Argelia para preparar la operación junto al Comandante Manuel "Barbarroja" Piñeiro Losada. En la organización del frente guerrillero en el norte de la provincia de Salta, el Che cuenta con el apoyo incondicional de sus hombres de mayor confianza. En Cuba el núcleo del EGP recibe instrucción militar a cargo de varios oficiales de experiencia guerrillera y luego completan su preparación militar en Argelia donde sé esta luchando contra la ocupación francesa que lleva más de 130 años, finalmente reciben la orden del Che de partir en grupos separados a la frontera argentina-boliviana. En mayo de 1963 el primer grupo del EGP se encuentra en la frontera, esta compuesto por Ricardo Masetti-el Comandante Segundo-, Hermes Peña-capitán y escolta personal del Che-Federico Méndez-armamentos e instrucción militar, Ciro Bustos-claves secretas y criptología y Leonardo Werthein-médico-. Allí reciben el apoyo logístico de algunos miembros de la Federación Juvenil Comunista boliviana, algunos de los cuales integrarán después la guerrilla del Che en Bolivia. Según el diario de guerra del capitán Hermes..."El 21 de junio de 1963 prestamos juramento como miembros del EGP y entramos al país..."

Laberintos

Instalados en la selva los miembros del EGP se dedican a recorrer el territorio con el objetivo de probar sus condiciones físicas y la operabilidad de sus equipos ¿la aparición del EGP será en un mal momento político?. Las elecciones nacionales habían proclamado a Arturo Illia como presidente, que asume solo con el 25% de los votos por estar proscrito el peronismo, esto producirá un debate en el interior del grupo que discute la posibilidad de detener la operación, finalmente resuelven continuar y el 9 de julio realizan la primera proclama "La Carta de los Rebeldes" publicada en el periódico " Compañeros" dirigido por Mario Valotta, allí denuncian lo que consideran una farsa electoral y piden al presidente que renuncie y convoque a elecciones verdaderas. En ese mismo mes se instala en Bolivia José "Papi "Tamayo Capitán del Ejército cubano que prepara junto a militantes de FJC boliviana una red de apoyo fronterizo. Al grupo inicial se va a unir el chofer del Che -Alberto Castellanos-, a su vez Ciro Bustos se traslada a la ciudad de Córdoba donde establece una red de enlaces y reclutamientos urbanos. En los primeros meses de 1964 el EGP esta compuesto por unos 30 guerrilleros, (un número importante de ellos viene de un proceso de ruptura con el Partido Comunista argentino), una red de enlaces y reclutamientos urbanos en Córdoba y Buenos Aires, una red de apoyo fronterizo, una red de apoyo en la ciudad de Salta y una comunicación constante con el Comandante Guevara. El primer objetivo militar era tomar el poblado de Yuto (Jujuy), en el mes de febrero realizan las últimas incorporaciones, al campamento llegan entre otros dos agentes infiltrados de la Policía Federal que tenían como misión incorporarse en las células del PC que disentían con la línea del partido y simpatizaban con la Revolución cubana, motivo por el cual en la provincia de Buenos Aires son incorporados a través de la red de reclutamientos urbanos que tenía el EGP.

Paralelamente Gendarmería, de acuerdo a los testimonios de algunos habitantes del lugar, tiene indicios que en la zona se encuentra algunas personas extrañas con uniforme verde y armados por lo que inician tareas de inteligencia. En mayo de 1964 cae el primer campamento ubicado en la localidad de Santa Rosa (Salta), a partir de allí Gendarmería establece un cerco por lo que la guerrilla sin alimentos y sin posibilidades de recibir apoyo se dispersa en la selva. En una emboscada tendida por gendarmería caen Hermes Peña y Jorge Guille, allí muere el gendarme Romero, cabe aclarar que en el Círculo de Suboficiales de gendarmería de la ciudad de Salta se levanta un busto en su honor, versa la placa "el primer mártir muerto por la subversión en Argentina". Acosado por las fuerzas de seguridad las condiciones físicas deterioradas, aislados y sin alimentos, algunos combatientes van a morir, en la selva, de hambre. Posteriormente serán capturados los sobrevivientes del núcleo guerrillero, Masetti en compañía de Atilio Altamirano, en un estado de debilidad y sin alimento se interna en la selva para no aparecer más...

Según la justicia

En la causa Nº 56.903/63 a cargo del juez federal de Salta López Sanabria son sometidos a juicio: Federico Frontini, Fernando Álvarez, Miguel Colina, Alberto Korn, Jorge Paúl, Agustín Stachioti, Jorge Bellomo, Héctor Jouvet, Carlos Bandoni, Lázaro Lerner, Oscar del Hoyo, Raúl Dávila (Alberto Castellanos), Agustín Bollini Roca, Federico Méndez. Son juzgados por contrabando de armas, municiones y explosivos, homicidio y conspiración para la rebelión. Todos los acusados denunciaron las torturas físicas y psíquicas a las que fueron sometidos por gendarmería nacional durante sus detenciones e inclusive se tomaron como válidas y con valor probatorio las declaraciones hechas a gendarmería bajo tortura, a su vez el procurador fiscal fundamento su acusación y de acuerdo al expediente judicial de la siguiente forma: " los procesados (...) eran de ideas comunistas que querían cambiar el gobierno como solución para el país (...) la actuación de gendarmería fue de vital importancia, si se tiene en cuenta el origen de este movimiento, que esta basado en ideas comunistas, que repugnan a nuestra democracia (...) es increíble que jóvenes con instrucción universitaria hallan atentado contra su patria pretendiendo instalar un régimen de oprobio, olvidando que este país desde su nacimiento ha sido democrático..."
La justicia condena a todos los integrantes del EGP, las penas más duras cayeron sobre Héctor Jouvet y Federico Méndez por haber integrado el tribunal que juzgó y condenó de acuerdo al reglamento interno del EGP al fusilamiento de dos combatientes acusados de falta de moral revolucionaria, descuido de armas y materiales militares.

Reflexiones

La Revolución Cubana tuvo una influencia vital en la izquierda latinoamericana, la irrupción de la figura del Che y la idea de abrir un frente de lucha antiimperialista cuyo centro de operaciones sería Argentina permite considerar la experiencia del EGP como parte de una estrategia continental y no como un hecho aislado o guerrilla improvisada. Por supuesto el camino fue bastante escabroso y marcó posiciones políticas que se mantuvieron antagónicas, por un lado la posición del PC argentino, que en aquel momento rechazó la preocupación central del Che y se alineó al pensamiento estalinista de transición pacífica al socialismo; por otro lado el peronismo revolucionario y finalmente la línea guevarista que apostó a la lucha armada, si bien las dos primeras manifestaciones de lucha armada -Los uturuncos, primer núcleo guerrillero de origen peronista -y el EGP -como parte de la estrategia guevarista -fueron desarticulados rápidamente, abrieron un camino que siguieron varias organizaciones políticas unos años después.

Nuestro presente es producto de las acciones de los hombres y mujeres del pasado, de la evolución histórica, recuperar críticamente las gestas heroicas de quienes ofrendaron sus vidas por la construcción de un proyecto social basado en la justicia, la igualdad, es una tarea inmediata. Las promesas del neoliberalismo no se han cumplido y el panorama para los pueblos explotados tiene un horizonte de mayor miseria y explotación, por lo tanto el proyecto guevarista de continentalizar la revolución tiene más vigencia que nunca, precisamente, porque la superación histórica del capitalismo tiene carácter socialista.

El propósito fundamental de este artículo es recuperar un pedazo de nuestra historia y poner a discusión si en aquellas ideas, desechadas por utópicas e inviables, habían planteamientos que puedan ayudar a explicar y comprender nuestro presente, si por lo menos iniciamos el debate habrá puesto a la historia en su legitima función de " herramienta para la construcción del futuro".


Cuba: Rinden homenaje a Jorge Ricardo Masetti, creador de Prensa Latina

23 de abril del 2004

Prensa Latina Fundadores y nuevas generaciones de trabajadores de Prensa Latina rindieron homenaje hoy a su primer director, el argentino Jorge Ricardo Masetti, en el cuadragésimo aniversario de su desaparición física.

Señalado durante una ceremonia de recordación como un inquieto y apasionado periodista que hizo de la Revolución cubana su razón de ser, Masetti desapareció el 21 de abril de 1964 en una región selvática de la provincia de Salta, Argentina, tras una emboscada tendida al destacamento guerrillero que comandaba.

Masetti recibía siempre a todos con una sonrisa y se convirtió en una especie de hermano mayor o padre para todos los que trabajamos junto a él en los primeros años de la agencia, dijo Gabriel Molina, actual director del semanario Granma Internacional.

Somos objetivos pero no imparciales, era una de las frases que más repetía Masetti, agregó Molina, después de narrar a los presentes algunas vivencias de los primeros tiempos de la agencia.

Prensa Latina (PL) nació como una alternativa a las trasnacionales de la información, recordó Juan Marrero, actual Secretario de Educación de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), quien en abril de 1959 participó en su creación.

Masetti nada dejaba a la espontaneidad por lo que a su previsión se le debe la primera carta de estilo que guió el trabajo de sus reporteros. Tenemos que recordarlo porque abrió el camino hacia un nuevo periodismo en América Latina, concluyó Marrero.

José Bodes, quien ha laborado durante estos 45 años en PL, recalcó que el surgimiento de este órgano periodístico fue un desafío al colonialismo mediático en todo el continente. Prensa Latina surgió al calor de la campaña internacional orquestada por el gobierno estadounidense contra la naciente Revolución, explicó.

Por su parte, el presidente actual de PL, Frank González, subrayó que el proyecto de periodismo revolucionario creado hace 45 años conserva hoy plena vigencia.

Nacido en la ciudad industrial argentina de Avellaneda, el 31 de mayo de 1929, Masetti era un periodista radial cuando llegó a la Isla para reportar a sus coterráneos, arriesgando su vida, lo que acontecía en la oriental Sierra Maestra hacia finales de la década de los cincuenta.

Para conocer los pormenores de la lucha insurreccional contra la dictadura militar de Fulgencio Batista entrevistó al comandante en jefe, Fidel Castro, y a su compatriota, el comandante Ernesto Che Guevara. En enero de 1959 regresó a La Habana y se puso al servicio de la revolución triunfante.

Con periodistas de la talla del uruguayo Carlos María Gutiérrez, el colombiano Gabriel García Márquez y el argentino Rodolfo Walsh, entre otros, Masetti se involucró activamente en la estructuración de Prensa Latina, cuyo primer despacho fue transmitido el 16 de junio de ese año.

Como parte del homenaje al arquitecto principal de una de las mayores hazañas colectivas del periodismo latinoamericano estuvo también presente en el acto su viuda, Conchita Dumois. Una reproducción fotográfica ampliada del autor de 'Los que luchan y los que lloran' junto al Che, su amigo y compañero de luchas, le fue entregada a Dumois por González.

Masetti, la pasión del revolucionario

Jorge Ricardo Masetti era inquieto y apasionado. Esas características lo trajeron a Cuba desde Argentina por primera vez, como periodista. Y ya nada ni nadie lo separaría de esta tierra. Aunque cayó en Salta, Argentina, hace 40 años como el Comandante Segundo, segundo de Che Guevara.

Días antes murió en combate el capitán Hermes Peña, quien había sido escolta del Che. Aquí en la Isla Masetti encontró el amor en Conchita Dumois que germinó en Laurita.

El magnetismo de la lucha en la Sierra Maestra y de los principales personajes que contactó, nada menos que Fidel y el Che, fue demasiado. De esa llama interior surgió en 1959 Prensa Latina. De la necesidad de un nuevo periodismo para América Latina y para el Tercer Mundo.

Lo recuerdo saliendo de su despacho, cuya puerta lateral daba directo a la Redacción Central, para agitar a los periodistas: Apuráte che, mové la conchita, que la incompetencia no se nos vaya delante. Porque sembraba principios profesionales: rapidez, claridad, sencillez, veracidad, precisión y sobre todo ser objetivo que no quiere decir ser imparcial. Porque entre nosotros había gente experimentada y gente muy nueva, Más o menos la mitad éramos cubanos y el resto talentosos colegas como García Márquez y Rodolfo Walsh, de otros países de América Latina. Casi todos provenientes de la prensa escrita, poquísimos con experiencia en agencias de noticias.

Lo recuerdo en sus 30 años joven y vital, irreverente pero respetuoso, más bien robusto que pequeño, con saco y pantalón ceñidos, de verbo fácil y directo. Se aficionó sobre todo a un grupo de los más jóvenes. Creo que esa relación se consolidó en Costa Rica, a principios de 1960, en el primer intento formal y continental del gobierno de Washington por aislar a la Revolución cubana, en la Conferencia de Cancilleres de la OEA.

Lo recuerdo en San José, caminando aprisa detrás de Jules Dubois, conocido intrigante a quien se tildaba de coronel del FBI o de la CIA y que se desempeñaba en la Sociedad Interamericana de Prensa, adalid de los ataques de los grandes medios contra la Revolución desde entonces.

Masetti le gritaba: ¡Dubois, paráte ahí, esperáme! Pero el aludido apretaba el paso y finalmente echaba a correr. El argentino-cubano había repudiado su presencia en el coctel de los periodistas venezolanos.

Nuestro grupo había llegado a la capital costarricense en un pequeño avión con un enorme equipo de radio para transmitir desde allí las noticias a La Habana. En un palco del teatro sede del evento nos instalamos y alquilamos un teléfono magneto, a través del cual íbamos narrando todo lo que sucedía a los compañeros asentados en un improvisado local. Ellos redactaban inmediatamente los despachos y los transmitían a la Redacción Central en La Habana.

Una noche, ya avanzada la Conferencia, nos dimos cuenta que todos los demás periodistas se habían ido. Salimos y en el umbral de la puerta un sujeto tropezó intencionalmente con Masetti y trato de agredirlo gritando; lo sujetamos, pero velozmente entró un grupo de la guardia que forcejeando con nosotros, introdujeron al director de Prensa Latina en un jeep y nos impidieron montar. De inmediato indicamos a nuestro chofer que nos llevase, a toda velocidad, al lugar donde internaban a los perseguidos políticos. Antes pedimos que se avisase al canciller Roa.

La prisión era una especie de castillo y penetramos Roberto Agudo y yo, dejando en la puerta a Ricardo Sáenz, por si nos retenían. Nos recibió un teniente que trataba de impresionarnos golpeando la pared con un bastón de goma, mientras negaba que allí se encontrase Masetti. Dejamos al aprendiz de esbirro con la palabra en la boca. Cuando llegamos a la puerta, Sáenz nos informó que vio entrar a Masetti. Habíamos actuado tan rápido que llegamos antes que ellos. Llamamos a Roa y el escándalo que este formó no les dejó más remedio que soltar a Masetti.

Así comprendimos que Prensa Latina es una espina, nacida del árbol que sembró el Comandante Segundo, siguiendo indicaciones del Che, y que como la Revolución cubana no se han podido sacar.

Fuente: Granma


Apuntes del contraolvido

Por Conrado Yasenza


"Existen dos Cubas: la creada para la exportación y la auténtica, la que pugna por ser integralmente una república.
La primera, convierte el drama en pintoresquismo caribe, con sargentos ascendidos a generales y presidentes fantásticamente ricos que viven en el exilio fomentando revoluciones. La Cuba que escribe Habana con v, para mejor identificación por los extranjeros que van a bailar la rumba, y que sólo tiene voz de maracas y bongó. La Cuba de los carteles de compañías aéreas con bailarines color habano danzando semidesnudos alrededor de una palmera. La Cuba que sólo se concibe libre, mezclada con Coca-Cola y con clima tropical acondicionado para turistas que hablan inglés. Y existe la otra Cuba: la que logró a fuerza de actos heroicos y escándalo sobre cadáveres destrozados, saltar la muralla de bolsas de azúcar y mostrar al mundo entero que las estridencias del cha cha cha no lograban tapar sus gritos de indignación. Que la isla de Martí era ocupada por un pueblo que luchaba violenta y tenazmente por recuperar lo que había ganado al ganar su independencia. Que había logrado que su revolución no fuera una revolución más en el Caribe, sino que se convirtiese en el símbolo de lo que puede la voluntad de ser libre, sobre la maquinaria opresora de una dictadura. No obstante, había que averiguar qué se escondía, si algo se escondía, detrás de ese formidable movimiento.
Contra todas las previsiones, a pesar de las violentas represiones, superando el terror sembrado con prodigalidad de asesino millonario, la revolución cubana no podía ser sofocada y archivada. Los hombres, encabezados por Fidel Castro, se habían mantenido demasiado tiempo en el campo de batalla y la publicidad que había logrado su lucha era lo suficientemente profusa, como para despertar sospechas.
Confieso que salí de Buenos Aires llenos de dudas. Mi opinión sobre Batista estaba formada, por supuesto. Pero había que averiguar quiénes eran los que trataban de voltearlo y a qué intereses respondían.
La única forma de saberlo, de despejar los interrogantes que siempre dejaban abiertos los cables de las agencias noticiosas, de conocer si realmente la causa del Movimiento 26 de Julio merecía la adhesión de quienes querían la libertad en Latinoamérica, era ir hasta Fidel Castro y plantearle claramente las preguntas que nos hacíamos aquí.
Los argentinos queríamos saber quién era el hombre que encabezaba la revolución en Cuba, qué era el movimiento 26 de Julio, qué aspiraciones tenía y quién lo financiaba. Queríamos saber si las balas que se disparaban contra Batista eran pagadas en dólares o en rublos o en libras esterlinas. O si se daba en Latinoamérica la desconcertante excepción de que una revolución en marcha hacia el triunfo no fuese financiada por el propio pueblo." 
JRM

Este texto constituye el prefacio que Jorge Ricardo Masetti -sus iniciales al término del texto expresan la autoría -escribió para su libro "Los que luchan y los que lloran". El texto es escrito luego de una profunda vivencia experimentada por Masetti en su viaje a Cuba. El objetivo de este viaje será, como puntualiza Rodolfo Walsh en el prólogo al libro, desmesurado. Desmesurado por falta de contactos, por recursos escasos. Un objetivo excesivo para un reportero de Radio El Mundo. Un objetivo que contiene en sí el germen de la sospecha. Un periodista que, ante el discurso convergente de todas las agencia de noticias, duda, quiere componer su propio cuadro de situación, quiere ser testigo presencial de un proceso de gran trascendencia para el Sur de América y el Caribe. Masetti es periodista, y sabe que la mejor manera de despejar las dudas sobre lo que ocurre en ese país del Caribe es convirtiéndose en un observador participante del proceso revolucionario desarrollado en Cuba. Masetti desea investigar, develar qué es lo que realmente ocurre, pero al mismo tiempo tiene preconceptos, prejuicios, un bagaje de opinión formado por el flujo de información desplegado por los cables de las agencias de noticias, y también, por un contexto político en el ámbito nacional bastante confuso: el gobierno electo de Frondizi, tras el estado de sitio vigente desde 1943. Gobierno que luego desmantelará la celebración del levantamiento del estado de sitio imponiendo el plan CONINTES y, desde la óptica de muchos, entregando el petróleo nacional al poder multinacional. Sirva el ejemplo como dato: La revista Mayoría, que había resistido la llamada Revolución Libertadora, llegó a su fin con el gobierno de Frondizi cuando ésta informó sobre la guerrilla del comandante Uturunco, en el norte de la Argentina.
Masetti sospecha, pero sin embargo escribe: había que averiguar qué se escondía, si algo se escondía, detrás de ese formidable movimiento... Mi opinión sobre Batista estaba formada, por supuesto. Pero había que averiguar quiénes eran los que trataban de voltearlo y a qué intereses respondían... La única manera de saberlo, de despejar los interrogantes... era ir hasta Fidel Castro y plantearle claramente las preguntas que nos hacíamos aquí...
En el capítulo VII de su libro se encuentra expresada la intención del por qué del viaje de Masetti a Cuba: "-¿Y cómo se te ocurrió venir hasta aquí, a reportear a Fidel? (Pregunta del capitán Paco).
-Existe, con respecto a la revolución cubana, un gran misterio les dije -que aún no ha sido develado. Un gran misterio guardado celosamente por las agencias informativas y por los grandes diarios que se nutren con sus noticias. Y así, mientras toda Latinoamérica odia a Batista, no se decide a apoyar a Fidel Castro, porque no saben quién es, qué quiere, ni quién lo apoya. Y porque no sabe quiénes son ustedes.
Les conté que algunos consideraban a la revolución cubana instrumento de Estados Unidos -lo que recibieron con el asombro con que hubiesen asistido al parto de una mula -y al ejército de Fidel Castro, integrado por jóvenes pudientes que jugaban a la guerra. Les dije que era habitual leer en los diarios la noticia de que " los rebeldes cubanos volaron un tren de pasajeros" sin aclarar si el tren de pasajeros estaba ocupado o no, o si ese "tren de pasajeros" era utilizado para el transporte de tropas. Noticias de ese tipo -insistí -daban la impresión de que Fidel Castro no era otra cosa que un asesino terrorista...".
Así, la sospecha y la duda, lanzan a Jorge Ricardo Masetti hacia un profundo proceso de transformación subjetiva. Después de haber entrevistado a Fidel Castro y al Che Guevara en Sierra Maestra, y de haber experimentado el desarrollo y los avatares de la revolución Cubana -fruto de estos acontecimientos es su reportaje-libro, en palabras de Walsh: "la mayor hazaña en la historia del periodismo individual" Masetti ya no será aquel reportero de Radio El Mundo.
En el capítulo XV del libro, Masetti escribe: "Un día más que me hubiese quedado y mis reportajes habrían tenido que esperar un tiempo bastante prolongado antes de llegar a Buenos Aires. No obstante, lamenté no estar presente en las que creí serían acciones en gran escala. Afortunadamente, no tuve que arrepentirme, porque el ataque que los batistianos habían preparado durante meses y para el que habían adiestrado oficiales en los Estados Unidos, duró cuatro días, en los que sufrieron los reveses más severos que habían tenido hasta entonces.
La gente de Bayamo me recibió con la cordialidad de las dos ocasiones anteriores y con la misma eficiencia, organizaron el traslado a Santiago de Cuba. Esa noche, con mi portafolio lleno de libros y mi identificación italiana, tomé el avión de las doce rumbo a la Habana. Algunas de las mujeres que viajaban en la misma máquina, llevaban ocultas mis cintas grabadas.
Estaba sentado en el avión que ya carreteaba rumbo a Buenos Aires. (...) Me ajusté el cinturón de seguridad, sin dejar de apretar contra mí el impermeable en cuyo bolsillo, había deslizado en el último segundo, las cintas grabadas y las películas fotográficas. Por la ventana del avión me parecía ver todavía, las caras asombradas de los que me habían acompañado en el intento, teniendo la absoluta seguridad de que fracasaría. (...) La Habana se fue quedando abajo, atrás, pequeña, con sus rascacielos y su cimbreante malecón. Creí que una vez fuera de ella, sin policías secretos, ni chivatos ni agentes del FBI debajo de las alfombras, me sentiría alegre, satisfecho. Pero no era así. Me encontré dentro de mí con una extraña, indefinible sensación de que desertaba...
La máquina había dejado de trepar y un cartel me indicó que podía quitarme el cinturón de seguridad y fumar. Apreté con fuerza un tabaco entre los dientes. Debajo, seguía desdibujándose Cuba, en el verde fuerte de la cordillera de la Maestra. Ahí quedaba el ejército de niños hombres que celebraba a gritos y carcajadas la llegada de un fusil o una ametralladora; Cayo Espino con su chico muerto y sus casas agujereadas; El Dorado, con Guillermo revolcándose en el suelo calculando la última bala; los aviones plateados que en giros hermosos regaban metralla; el Che Guevara con su pipa mezclada en la eterna sonrisa; Fidel Castro con su cuerpo enorme y su voz de niño afónico...
Y volví a encontrar dentro de mí una extraña, indefinible sensación de que desertaba, de que retornaba al mundo de los que lloran..." De 1959 a 1964 Masetti vivirá para la Revolución Cubana. Hacia fines de 1959 fundará Prensa Latina, la agencia de noticias de la revolución, la cual gracias al esfuerzo de Masetti estará presente, a través de sus filiales, en todo el mundo. En 1961 renuncia a Prensa Latina para ir tomando un rol de mayor relevancia en lo que hace a su formación como revolucionario. Se combate en Playa Girón y ahí está Masetti. Se combate en Argelia, y hacia allí parte Masetti. Estos sucesos van modelando el espíritu de su última aventura: la instalación del foco guerrillero en Salta como instancia previa para el desarrollo de la revolución en la Argentina.
Jorge Ricardo Masetti se perderá para siempre, y sin dejar rastro alguno, en la selva salteña. Al momento de su desaparición tenía 35 años y el dato último dice que había nacido en Avellaneda.
Para finalizar, cabe agregar, que el libro de Masetti Los que luchan y los que lloran, marca la elaboración de un proceso de cambio en el cual la investigación periodística -reportajes que, a través de una poética narrativa, irán hilvanando los testimonios para convertirlos en descripciones agudas y emotivas de los hechos -influirá en la subjetividad del autor hasta transformarlo por completo en un revolucionario. Rodolfo Walsh dirá que Masetti era desde luego, un rebelde integral. Y para ratificar las palabras de Wlash, ahí esta su obra -vida y obra entrelazadas junto a su postura ética frente a la vida: están los que luchan y los que lloran. Jorge Ricardo Masetti se encuentra entre los que luchan, entre los imprescindibles.

De periodista a revolucionario

Nació en la calle Levalle de Avellaneda el 31 de mayo de 1929. Jorge Masetti era un muchacho de familia típica: clase media sin pretensiones, mantenida por el padre con un empleo de inspector municipal. A los 18 años cantaba tangos en una orquesta típica, a los 21 publicaba sus cuentos, a los 24 editaba una revista. Todo esto mezclado con trabajos en el diario Época, en Canal 7, en Radio El Mundo. En su vida personal, sin embargo, parecía un hombre más tradicional: se casó con Dorita Jury, su primera novia, y todos los domingos iban juntos a misa de once.
En 1958 se le metió en la cabeza un reportaje al Che y a Fidel, aún guerrilleros que intentaban derrocar a Batista. Finalmente logró que El Mundo le diera el dinero y obtuvo lo que parecía impensable. Hasta ese momento, Masetti no militaba en la izquierda. Más aún, cuando se despidió en Ezeiza de su hermano Reinaldo, le dijo: "Sé que Batista es lo peor. Pero hay que ver si los otros no son comunistas".
La entrevista le cambió la vida: se convirtió en una especie de héroe del periodismo progresista latinoamericano. Y él se enamoró de Cuba. Del Che. De la Revolución. Escribió un libro donde lo dejó todo claro, "Los que luchan y los que lloran". Los combatientes eran los cubanos; los llorones, los argentinos que no nos animábamos a pelear por un país mejor. (Viva, Clarín, 22 de Marzo de l998.)

Otros datos

-Al conocerse la noticia de que habría elecciones en 1946 y el candidato presidencial sería Perón, hubo claramente, mayoría de diarios cercanos a las posiciones de la Unión Democrática y muy pocos jugados por el coronel vinculado sentimentalmente con la actriz Eva Duarte. Desde diciembre de 1945 diarios como Democracia o Tribuna y revistas como la humorística Descamisada, opuesta ideológicamente a Cascabel, eran de los pocos medios decididamente enfrentados a la Unión Democrática. Peronistas de la primera hora fueron, entre otros, los periodistas José Gobello, Valentín Vergara, Mauricio Birabent, Fermín Chávez, Jorge Ricardo Masetti, José María Fernández Unsain y Lizardo Zía. (Pág. 81 Paren las Rotativas) -Los redactores de Che y los de Usted se parecían: no tenían más de treinta años; habían mirado al menos con simpatía el ascenso de Frondizi y maldecido las traiciones del estadista tanto como los planteos de los militares, que cada vez con menos impudicia reclamaban el poder civil. Sus integrantes provenían del nacionalismo, del socialismo, del comunismo, de la utópica izquierda nacional, pero casi todos habían celebrado con regocijo el advenimiento y desarrollo de la revolución Cubana. "El fracaso del proyecto de Frondizi, y la desilusión, empujaron a La Habana a jóvenes periodistas como Jorge Ricardo Masetti, Carlos Aguirre, Rodolfo Walsh, González O´Donnell, yo mismo. Ese fue el momento de la creación de la agencia cubana de noticias Prensa Latina", cuenta Rogelio Garcia Lupo (Pág. 137 Paren las Rotativas) -Cuenta Gabriel García Márquez en sus Notas de prensa (1980-l984) que en una ocasión, para desenmarañar un mensaje cifrado que insinuaba un posible desembarco armado norteamericano en Cuba, Jorge Ricardo Masetti, director general de la agencia Prensa Latina en La Habana, le pidió a Rodolfo Walsh, hábil criptógrafo, que tradujera las claves del mensaje. Para complementar y proteger la información envió a Walsh a una hacienda perdida en el norte de Guatemala disfrazado de pastor protestante y vendedor de biblias. El plan tropezó con una cuestión inesperada: de paso por Panamá, camino a su infiltración en Guatemala, Walsh fue detenido y se descubrió su identidad real. Tiempo más tarde, en tránsito en el aeropuerto de Guatemala, García Márquez y Masetti escribieron todo lo que sabían-a partir de los datos descifrados por Walsh-del operativo anticubano y se lo enviaron por correo al entonces presidente guatemalteco general Miguel Ydígoras Fuentes pero nunca supieron -y tampoco Walsh-si recibió la denuncia. Sea como fuere, el desembarco anunciado nunca se produjo. (Pág. l42 Paren las Rotativas) Investigación y recopilación de datos y fuentes: Conrado Yasenza

BIBLIOGRAFÍA -Masetti, Jorge Ricardo, Los que luchan y los que lloran. Punto Sur, Buenos Aires, 1987.
-Ulanovsky, Carlos, Paren las Rotativas, Historia de los grandes diarios, revistas y periodistas argentinos. Espasa, Buenos Aires, 1997.

Fuente: tecl@digital


Carta del EGP al presidente Arturo Illia

CRONOLOGIA DE 1963: Este año estallan varias huelgas. La de los bancarios y empleados de seguros dura casi 70 días y su consecuencia es una parálisis casi total de la actividad financiera. También hay huelgas prolongadas de metalúrgicos, textiles y de los cañeros de Tucumán. En esta provincia, se detectan signos de una incipiente guerrilla rural -conocida como "Taco Ralo", en la provincia de Salta, comandada por el periodista y escritor Jorge Ricardo Masetti-, tal vez un eco del triunfo de Fidel Castro en Cuba

Jorge Ricardo Masetti: Periodista argentino, fundador de Prensa Latina. Entrevistó al Che Guevara y a Fidel Castro en Sierra Maestra. El Comandante "Segundo" estuvo al frente de la primer guerrilla guevarista en Argentina (EGP).

CARTA DE LOS REBELDES

Al Dr. Arturo Illia:

La trayectoria de su vida, indica que ha sido usted un hombre rebelde, aferrado a principios en los que creyó y de los que no se apartó jamás. Por lo tanto, nadie hasta este momento podía señalarlo como hombre susceptible de trocar honor por poder, ni dignidad por vanagloria. Nadie, hasta este momento, podía decir que era usted un hombre débil ante el chantaje o temeroso de la coacción. Nadie, hasta este momento, podía reprocharle lealmente su conducta cívica, ya que, equivocado o no, supo usted defender su criterio con altura.

Pero a partir de este momento, el pueblo argentino puede decirle sin equívoco: es usted el producto del más escandaloso fraude electoral, en toda la historia del país.

Dirá usted como ya lo declaró a una radio chilena, que el fraude es un "precio" que los argentinos debimos pagar.

¿Pagar a quién? ¿Y pagar por qué, doctor Illia?

¿Pagar a los golpistas su asalto al poder por el chantaje de la fuerza y que por la fuerza trituraron el país?

¿Pagar porque los militares chantajistas son los únicos dueños de las armas y nos amenazan permanentemente con ellas?

Leímos en una biografía suya, publicada en estos días, que usted no se doblegó ante Uriburu.

¿Es que considera que Uriburu fue peor que los gorilas, sea cual fuere el color de su pelambre?

No. Son los mismos eternos chantajistas, pistoleros con cañones, guardaespaldas artillados del imperialismo y la oligarquía.

Usted no cedió ante ellos en el año 30 y fue un ciudadano digno. Ud. cede ahora, pagó el precio que le exigieron, y no es otra cosa que un político fraudulento.

¿Dónde está su rebeldía? ¿Dónde está su valor? Si en el momento más importante de su vida cívica Ud. cede y públicamente admite haber tenido que pagar el precio de vencer sobre rivales proscriptos: el de hablar sobre rivales enmudecidos el de gritar sus consignas sobre quienes estaban condenados a la cárcel si sólo mencionaban un nombre; el de hacer libre uso de la maquinaria electoral de su partido, sobre organizaciones hechas pedazos por decretos represivos.

Ud. admite haber tenido que pagar ese "precio", pero no llamó a la farsa en que resultó más votado, abominable fraude, como lo habría hecho en el año 30, cuando los enmudecidos y perseguidos eran los de su partido.

Ud. doctor Illia, es un argentino que ha admitido haber cedido, haberse rebajado. Lo repetimos: Ud. pagó con su honor el precio del chantaje.

Pero, colocándonos hipotéticamente en su ángulo y mirando desde allí al porvenir nacional, pagado al precio exigido por el chantajista, ¿podrá Ud. gobernar libremente? ¿Es que acaso el chantajista depuso sus armas y quedó satisfecho?

La historia de nuestro país es frondosa en ejemplos. Los chantajistas siempre exigen más y más, hasta dejar exhausta a la víctima. Entonces le liquidan y recomienzan con otro candidato débil que caiga en sus redes.

No, doctor Illia. Los argentinos no debemos pagar el precio que usted predica como fatal. Los argentinos no debemos doblegarnos, sino rebelarnos.

Su fatalismo, no nos contagiará a todos, porque los que no aceptamos el fraude, los que no admitimos el chantaje, los que queremos ver a nuestra patria libre para siempre de la coyunda imperialista y de los cancerberos entorchados que se la uncen, nos negamos a pagar otro precio que no sea el de nuestra vida, entregada en pelea, con las armas en las manos, contra los que, cerrándonos todas las vías pacíficas, nos quieren condenar a vivir en la opresión, bajo su censura y su látigo, bajo sus cañones y sus tanques, sus aviones y sus bombas.

Contra la fuerza de las armas servidoras de la oligarquía y el imperialismo, opondremos la fuerza de las armas esgrimidas por el pueblo y alimentadas por su causa.

Subimos a las montañas, armados y organizados, y no bajaremos de allí, sino para dar batalla.

Somos los únicos hombres libres en esta oprimida República y ya jamás dejaremos de serlo.

Este ejército nuestro es el de los rebeldes, el de los que no se doblegan, el de los que repudian las negociaciones fraudulentas de políticos fraudulentos en colegios electorales fraudulentos. El de los que no pagan atemorizados a los chantajistas, sino que los combaten con tenacidad y firmeza. Y sólo dejaremos nuestras armas para regresar a nuestras herramientas, cuando haya en el país un gobierno que no sea producto del fraude y la coacción y un ejército compuesto por los militares dignos, los que se sientan parte del pueblo y se consideren servidores del mismo.

Usted doctor Illia, aún puede rectificar y hacer un gran bien a nuestra Nación. Renuncie a ser presidente fraudulento, denuncie el fraude por su nombre y exija elecciones verdaderas, generales y libres, en las cuales los argentinos no se vean coaccionados a votar, sino que puedan ejercer su derecho a elegir.

Vuelva a ser rebelde. Exija y no conceda. Piense que recibirá Ud. el poder luego de una monstruosa farsa comicial, organizada por quienes situaron a nuestro país en el nivel más bajo de su dignidad y en el más alto de su vergüenza.

Piense que ha transigido, pagado chantaje y por lo tanto fortalecido, a quienes consumaron la entrega más abyecta de nuestra soberanía. Piense que acaba usted de ceder y por lo tanto de fortalecer a quienes convirtieron a nuestros diplomáticos en permanentes "yesmen" del imperialismo en todas las conferencias internacionales y colocado a nuestras Fuerzas Armadas en el rol del Departamento de Defensa norteamericano. Piense que acaba usted no de hallar una salida para nuestros problemas nacionales, sino de convalidar el fraude de los responsables de la postración de nuestra economía, con su secuela de hambre y desocupación, desesperación y miseria, cárcel, tortura y persecución de los dirigentes obreros, estudiantes, periodistas, profesionales y militares dignos. Piense que acaba Ud. de doblegarse y de apoyar a los usufructuarios del privilegio, la casta engordada, vestida y equipada por el sudor de la masa a la que oprimen y desprecian.

Piense en la cantidad de muertos, torturados, civiles y militares, que por no pagar el precio que usted pagó, cayeron por el pueblo, por defender sus intereses y sus derechos.

Piense en que ellos, como usted hablaron de libertad política y gremial, de defensa de nuestro petróleo, de revisión de los contratos eléctricos. Todos ellos fueron víctimas, por decir lo que usted proclama, de los mismos ante quienes usted se resignó a pagar el precio del fraude.

Golpes de Estado, cacerías salvajes de hombres, pactos secretos con el extranjero, conciliábulos militares en Panamá, regidos y dictados por Estados Unidos, rupturas diplomáticas serviles, restricción de nuestro comercio, hasta, donde y cuando lo disponga el Departamento de Estado y miles de desocupados, ocupados que no cobran, hambre, cárcel y torturas para el pueblo. Todo eterno producto de los que ahora sumaron a la lista de dolores que infligieron a la patria, los fraudulentos y humillantes comicios en que usted, uno de los no censurados, resultó con más votos.

Volvemos a preguntarle, doctor Illia: llegado el momento de enfrentar a la oligarquía y enfrentarse al imperialismo –si es que persiste en algunos puntos de su programa, ¿con qué fuerza lo hará? ¿Qué fuerza podrá oponer a los que hoy le facilitan por la fuerza su acceso al poder? ¿Daría usted armas al pueblo? Los obreros de Y.P.F., por ejemplo, ¿serán los artilleros que defenderán su empresa contra los generales del imperialismo?

Aún en el remoto caso que conteste usted afirmativamente –lo cual no puede hacer seriamente porque ni llegaría a asumir-, ¿podrá convencer a los obreros de que quien una vez decidió pagar y transigió, de que un presidente fraudulento no los traicionará? Piense, doctor Illia, en que no ha pagado todo el precio, sino una primera cuota. Cuando no pueda o no quiera pagar las siguientes exigencias de los que le vendieron el sillón presidencial, se lo quitarán por la fuerza.

Y en ese caso, no ocurrirá con usted como con su antiguo jefe y guía, el presidente Irigoyen a quien pasearon su cama por las calles, pero no pudieron manosear su honor.

Porque él no lo empeñó pagando precios de ningún tipo para llegar al poder. El no se "dobló" –como reza una vieja consigna de su partido.

Denuncie el fraude. Reclame elecciones libres para todos los argentinos y entonces sí, dignamente, sin sentirnos humillados por la tutela de los chantajistas de tanque y cañón, ni la sonrisa triunfante del imperialismo trabajaremos juntos, el pueblo todo, por los intereses de la patria.

Mientras tanto, los que no nos doblegamos, ni pagamos cuotas de dignidad, seguiremos construyendo en nuestras montañas, la patria justa con que soñamos, únicos auténticamente libres entre todos los argentinos, defendiendo nuestra obra y nuestra libertad de las armas de los enemigos del pueblo, con nuestras propias armas.

No somos aventureros. No se nos trate de encasillar en la nomenclatura del argot imperial. Simplemente somos trabajadores dignos, que de las páginas de la historia de nuestra desdichada nación, hemos aprendido que la oligarquía no entrega sus privilegios sin cruel pelea, ni cede una partícula de polvo sin ensayar antes, para retenerla, toda la fuerza de los aparatos represivos que de ella viven.

También hemos aprendido, que del fraude no puede destilarse otro jugo, que el ácido del odio, que corroe y divide.

En sus manos, doctor Illia, está la decisión. Nosotros ya hemos expuesto la nuestra y la mantendremos con la tenacidad que imponen el patrimonio y el honor y por sobre todo, el amor a nuestro tantas veces humillado y escarnecido pueblo.

Doctor Illia, queremos creer que ha cometido usted el grave error de suponer que soportando junto a su hasta ahora limpio apellido el calificativo de fraudulento, favorecía el encuentro de una salida. Que creyó ver una puerta, donde sólo hay una trampa.

Esperamos con sinceridad, que el antiguo ciudadano digno aún viva puro en usted.

Ahorraría así a nuestra querida patria, el calvario sangriento de nuevos años de violencia.

Campamento Augusto César Sandino, 9 de julio de 1963.

REVOLUCIÓN O MUERTE.

Por el Ejército Guerrillero del Pueblo

Segundo

Comandante


De Playa Girón al Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP) de Argentina

[De "Rodolfo Walsh, el escritor que se adelanto a la CIA", por Gabriel García Márquez]

En realidad, fue Rodolfo Walsh quien descubrió -desde muchos meses antes -que los Estados Unidos estaban entrenando exiliados cubanos en Guatemala para invadir a Cuba por Playa Girón en abril de 1961. Walsh era en esa época el jefe de Servicio Especiales de Prensa Latina, en la oficina central de La Habana. Su compatriota. Jorge Ricardo Masetti, que era el fundador y director de la agencia, había instalado una sala especial de teletipos para captar y luego analizar en juntas de recreación el material informativo de la agencias rivales. Una noche, por un accidente mecánico, Masetti se encontró en su oficina con un rollo de teletipo que no tenía noticias, sino un mensaje largo en clave muy intrincado. Era en realidad un despacho del tráfico comercial de la Tropical Cable de Guatemala.

Rodolfo Walsh, que por cierto repudiaba en secreto sus antiguos cuentos policiales, se empeñó en descifrar el mensaje con la ayuda de unos manuales de criptografía recreativa que se compró en una librería de lance de La Habana. Lo consiguió al cabo de muchas noches insomnes, sin haberlo hecho nunca y sin ningún entrenamiento en la materia, y lo que encontró dentro no sólo fue una noticia sensacional para un periodista militante, sino también una información providencial para el gobierno revolucionario de Cuba. El cable estaba dirigido a Washington por el jefe de la CIA en Guatemala, adscrito al personal de la embajada en ese país, y era un informe minucioso de los preparativos de un desembarco en Cuba por cuenta del gobierno norteamericano. Se revelaba, inclusive, el lugar en donde empezaban a prepararse los recluías; la hacienda de Retalhuleu, un antiguo cafetal al norte de Guatemala.

Un hombre con el temperamento de Masetti no podía dormir tranquilo si no iba más allá de aquel descubrimiento. De pronto concibió la idea magistral. La concibió en la puerta de su oficina, viendo a Rodolfo Walsh que se acercaba por el estrecho vestíbulo con su andadura un poco rígida y sus pasos cortos y rápidos. Tenía los ojos claros y risueños detrás de los cristales de miope con monturas gruesas de carey, tenía una calvicie incipiente con mechones flotantes y pálidos, y su piel era dura y con viejas grietas como el pellejo de un cazador en reposo. Viéndolos acercarse. Masetti me preguntó a qué se parecía Rodolfo Walsh, y yo le contesté que tenía cara de pastor protestante.

"Exacto -replicó Masetti radiante, y precisó -: pero de pastor protestante que vende biblias en Guatemala".

Además, como descendiente directo de irlandeses, era un bilingüe perfecto. De modo que el plan de Masetti tenía pocas probabilidades de fracaso: Rodolfo Walsh se iría a Guatemala con un vestido negro y un cuello de celuloide volteado predicando los horrores del Apocalipsis, que se sabía de memoria, y vendiendo biblias de puerta en puerta, hasta infiltrarse en los campos de entrenamiento. Habría sido, pensábamos con entusiasmo, el reportaje grande de la época. Sólo que el gobierno de Cuba tenia ya otros planes.

(Fragmentos. Publicado en julio de 1977)

DEL E.G.P.

En este mes de abril, se cumplen 40 años de la desaparición de Jorge Ricardo Masetti, el Comandante Segundo, en la selva salteña, y de la caída en combate del capitán Hermes Peña, escolta del Che, quién había combatido junto a él en Sierra Maestra. Esa experiencia y sus protagonistas han sido vilipendiados y tergiversados por la historia.

Por todo esto queremos citar a Claudia Korol cuando manifiesta el deber de " Rescatarla para las páginas en las que se escriba la historia de resistencia de nuestro pueblo; y también los esfuerzos de unidad de diversas corrientes revolucionarias que allí se conjugaron, con el único compromiso de luchar hasta la victoria o la muerte. Uniéndola a los nombres que en aquella selva salteña son venerados por su pueblo, como el del Gral. Güemes y el de la guerrillera Juana Azurduy. Uniéndola indisolublemente a este retorno del Che a nuestra Patria, que tomó más fuerza en el 30 aniversario; pero que él imaginó asociado a la guerrilla de Orán.

Junto al Che vuelven Masetti, Hermes, Federico Méndez, y todos los que fueron negados o silenciados por la única voz de la historia que habló en estos años: la voz brutal del capitalismo. Y junto a ellos hablarán, hablaremos, recuperaremos la palabra, todos los que nos atrevemos a continuar abriendo sendas de la historia con nuestras propias vidas.

"Que su nombre siga tan ignorado en su país como el pedazo de selva que esconde sus huesos era previsible para Jorge Ricardo Masetti. Periodista, sabía como se construyen renombres y se tejen olvidos. Guerrillero, pudo presumir que si era derrotado, el enemigo seria el dueño momentáneo de su historia... Masetti... pertenece a esa lista ya larga de hombres que en América Latina vivieron sus ideas hasta el sacrificio: De La Puente Ojeda, Lobatón, Camilo Torres, Ernesto Guevara...

Masetti no aparece nunca. Se ha disuelto en la selva, en la lluvia, en el tiempo...

Tenía al morir 35 años, había nacido en Avellaneda."

(Del Prólogo de Rodolfo Walsh del libro de Jorge Ricardo Masetti " Los que luchan y los que lloran" - Marzo de 1969)


Carta del EGP a los pobladores rurales tucumanos

Compañero campesino:

Te escribimos esta carta para que la leas varias veces. Y para que se la leas también a todos los arrenderos, peones y obrajeros que no saben leer.

Es importante que todos ustedes nos escuchen y piensen en estas cosas de que ahora vamos a hablar, porque estamos seguros que después de meditarlo, van a estar de acuerdo con nosotros.

¿Y quiénes somos nosotros? Nosotros somos trabajadores como ustedes, de distintos oficios y profesiones, a quienes nos explotaban en las ciudades y los pueblos, los mismos que los explotaban a ustedes en el ingenio, o en los montes o en los campos.

Eso sí. Nosotros les llevamos una ventaja y es la que nos hemos unido y organizado. Ahora, los invitamos a ustedes a unirse y organizarse.

¿Para qué? Nosotros comprendimos que hasta ahora sufríamos injusticia, porque no teníamos fuerza para terminar con ella. Nadie sufre porque quiere, sino porque no puede evitarlo. Nadie recibe un golpe o una patada o deja que le roben, sin defenderse. Salvo cuando no tiene con qué hacer frente al explotador que está armado.

A ustedes los echan de sus tierras, o los obligan a servir en el ingenio y los maltratan, como a nosotros nos echan de las fábricas, o no nos pagan nuestro trabajo o nos encarcelan o todo eso junto.

Y todo eso sucede hasta ahora porque los ricos, los dueños de las tierras, los dueños de las fábricas, son también dueños de las armas, tienen la fuerza de su parte.

Esto es fácil de ver.

¿De qué lado se pone la gendarmería, o el ejército, o la policía, cuando hay algún problema?

¿Del lado del peón, del arrendero, del pequeño contratista, del obrajero, del cañero? ¿O se pone del lado del patrón, del lado del rico, del lado del amo de la tierra?

Cuando hay huelgas o protestas porque los patronos no pagan o pagan salarios de hambre ¿a quién golpea la gendarmería o la policía? ¿Al patrón que no paga y roba, o al peón que reclama lo que es suyo?

¿Alguna vez viste que un policía o un gendarme defendieran a un pobre contra un rico?

No. Nunca. Porque la gendarmería, la policía y el ejército fueron creados para defender los intereses de los ricos, no de los pobres.

Si la gendarmería, la policía y el ejército estuvieran compuestos y dirigidos por los trabajadores, los ricos no podrían usarlos en contra de los pobres.

Si todos los arrenderos, peones, obrajeros, pequeños propietarios y contratistas tuvieran un arma, los ricos no los explotarían.

Y si los ricos no explotasen a los pobres, sencillamente no habría ricos, porque si nadie explota a nadie todo el mundo tendría que trabajar para vivir.

La tierra sería del que la trabaja. Las fábricas de sus obreros.

Si todos trabajasen parejo los beneficios serían parejos para todos.

Habría viviendas decentes para todos. Escuelas para todos. Ropa y zapatos y comida para todos. Hospitales y remedios para todos los que lo necesiten.

Los changuitos, por ejemplo, tendrían oportunidad de estudiar, de hacerse técnicos, abogados, médicos, artistas, ingenieros. Todos los hijos de los obreros y los campesinos podrían vestirse bien y estar bien alimentados, tener atención médica, y un porvenir seguro.

Todos por igual, porque serían todos hijos de trabajadores.

En cambio, ahora, los que tienen todo eso son los que no trabajan. Viven bien, los que no se esfuerzan.

Pasean, educan a sus hijos, tienen más casas que la necesaria para vivir y muchos más trajes de los necesarios para vestir. Son los dueños de la tierra, de fábricas, de automóviles, de barcos y hasta de aviones, los que viven del trabajo ajeno. Cada vez que en la casa del pobre nace un ternero, Patrón Costa o Manero o cualquiera de ellos, se presenta a cobrar.

Cada árbol de naranjas que da fruto, les da plata a ellos.

De cada cosecha, ellos exigen, roban, los beneficios.

¿Es que acaso ellos cuidaron la vaca parida o sembraron el pasto para alimentarla, o plantaron y podaron los naranjos?

¿Acaso ellos siembran bajo el sol, desayunan en medio de la lluvia, persiguen a los bichos del monte, ahuyentan a los loros, luchan contra la peste?

¿Es que alguna vez en su vida se doblaron sobre la tierra para hacer un surco o plantar un árbol?

¿Acaso alguna vez sus manos empuñaron un hacha para voltear un tronco o metieron sus pies desnudos en la selva plagada de víboras?

Ellos, los que mejor comen, jamás sembraron.

Los que tienen los más lujosos muebles, jamás cortaron un árbol.

Y los que siembran, los que hachan, sólo comen maíz y ni tienen ni una mesa ni una cama propia.

Es fácil ver cómo viven ellos, los que no trabajan y cómo viven ustedes, los que se matan trabajando.

Y cómo viven los hijos de ellos, los hijos de los ricos y cómo viven los hijos de ustedes, los hijos nuestros, los hijos de los pobres.

Los hijos de los Patrón Costa, nacen tan desnudos como los nuestros. Y sin embargo, jamás en su vida le faltarán ropas y ni zapatos aunque nunca trabajan.

A los nuestros siempre les faltará algo o les faltará todo, aunque trabajen desde niños.

Los hijos de los Patrón Costa, no nacen ilustrados. Nacen sin saber leer ni escribir. Y sin embargo ninguno de ellos quedará sin aprender y podrán seguir, si quieren, la carrera que prefieren.

Muchos de nuestros hijos, en cambio, jamás podrán tener tiempo para aprender, ni nosotros podremos mandarlos a los colegios de las ciudades, ni siquiera comprarles lápices y cuadernos. Y si alguno quisiera ser médico, o ingeniero, o marino o aviador, nunca podría llegar a serlo porque los Patrón Costa, Maner, Condutti, Vacareza y sus compadres, los mandarán siempre hambreados, para servirse de ellos, como se sirven de nosotros y se sirvieron de nuestros padres.

Y si los hijos de los ricos se enferman, no uno, sino diez médicos los atienden.

¿Cuántos médicos suben hasta nuestros ranchos?

Ni vendiendo todo lo que tenemos nos alcanzaría para pagar el viaje de uno. Nuestros cementerios guardan pocos viejos. Nuestros muertos son changuitos y hombres y mujeres jóvenes, que se murieron, más que de otra cosa, de pobres.

Así es nuestra vida. Y así es la de ellos.

Nosotros trabajando para morir pobres.

Ellos explotándonos para vivir ricos.

Se dicen amos de la tierra y dueños de la provincia. Y también se creen dueños del cielo, porque cuando el tiempo es bueno y hace la cosecha abundante, ellos exigen más, como si nos hubieran alquilado la lluvia y arrendado el sol.

Compañero campesino:

Nosotros hemos pensado en todo esto, y queremos que vos también pensés. Porque nosotros llegamos a la conclusión de que con todo esto hay que acabar. Pero que para que las cosas cambien, sólo queda el camino de la pelea.

Oponerle a sus armas, nuestras armas, a sus fuerzas, nuestras fuerzas.

Debemos quitarles los fusiles de las manos y empuñarlos nosotros. Unirnos y organizarnos. Y pronto seremos miles. Nosotros peleando en los montes y cerros. Los obreros en los ingenios y las fábricas.

El patrón es uno. Los trabajadores son miles.

Los millonarios un grupito. Los pobres millones.

Patrón Costa tiene en sus manos el porvenir de miles de hombres. ¿Es que los hombres de estas familias, no son suficientemente hombres para rebelarse?

Es cierto que ahora, ellos, los ricos, tienen las armas.

Pero para eso hemos llegado nosotros, para eso organizamos el Ejército Guerrillero del Pueblo. Para, junto con ustedes, quitarles las armas y ponerlas en manos del pueblo.

Este Ejército nuestro es el de los pobres. El de los humildes. Pero es el Ejército de los más, que derrotará a los menos.

Somos más, muchos más los pobres que los ricos.

Es claro que nuestra lucha será larga. Y será dura.

Pero nosotros estaremos peleando en nuestro suelo y por nuestra tierra. Aprovechando para la guerra, cada río, cada arroyo, cada senda y cada quebrada, que conocemos tanto, como los confines que llevan a nuestros ranchos.

Ellos tendrán que venir de afuera y se encontrarán con que todo es su enemigo, que todos los combaten, con que nadie los ayuda.

Con que hasta el mosquito y la víbora y el tigre estarán con el pobre y en contra de ellos.

Y muchos de los gendarmes y soldados que movilicen contra nosotros, pobres como nosotros, comprenderían que están peleando contra su propio suelo, contra sí mismos. En favor de sus propios enemigos.

¿O podemos pensar que un Patrón Costa es amigo de un gendarme o un policía? Simplemente los usan, los arriendan. Y ellos ya se irán dando cuenta de qué lado está el enemigo.

Te decíamos que esta lucha va a ser dura y larga.

Los ricos pondrán en práctica todos los recursos para aplastarnos, porque nos tienen miedo.

Y usarán desde aviones, cañones y ametralladoras, hasta delatores.

Esos son nuestros peores enemigos, los traidores que se fingen nuestros amigos para delatarnos luego.

Con éstos hay que ser y seremos implacables.

Los asesinos como Pérez Puentes y Pereira, y todos los que cumplen el mismo papel que ellos, que se preparen. Ninguno podrá seguir explotando y asesinando. Y los que le sirven seguirán el mismo destino de ellos.

Esta será una guerra de hombres, una guerra de vida o muerte, hasta que derrotemos a los amos de la tierra, hasta que la tierra esté en manos de los que la trabajan, ya sean coyas, criollos o matacos, sean de la raza que sean.

Pensá arrendero que el monte es tierra arada, porque vos sudaste.

Pensá arrendero que el fruto madura porque vos sudaste, que la selva es riqueza porque vos sudaste. ¿Hasta cuándo vas a pagar por cada gota de sudor como si tu trabajo fuera un pecado?

¿Y cuántos pesos ganados voleando el machete vuelven a las áreas del ingenio, que te esclaviza con vales y deudas?

Pensá obrajero que cada día que sigas volteando árboles será para hacer más lujosa la casa del que debe meses de tu mísero sueldo. ¿Cuándo podrás cortar las maderas para tu propia casa?

Ha llegado el momento de rebelarse.

No seremos los primeros en hacerlo. Ya en otros países se alzaron juntos los campesinos y los obreros y unidos vencieron a los amos de las fábricas y las entregaron a los trabajadores.

Terminaron los explotadores.

Aquí debe hacerse lo mismo.

Pensá en todo esto. Pensá en la fuerza de todo el pueblo unido. En el formidable ejército que formarán todos los campesinos y los obreros en armas. En las columnas de campesinos, criollos o indios, defendiendo juntos su derecho a la tierra.

Pensá en que cuando cada hombre del pueblo tenga su arma, se acabarán las policías bravas. Pensá que ellos sólo aflojan cuando se les golpea. Y que hay que golpearlos con todas nuestras fuerzas unidas. Que miles de puños juntos les caigan encima. Que miles de dedos juntos aprieten el gatillo a la vez.

La única salida para nosotros es la rebelión.

En las elecciones, obligan a votar sólo a los que los ricos quieren. Y entonces ganan los gobiernos que sirven a los ricos.

Y si los gobiernos quisieran hacer algo contra los ricos, no podrían. Porque los ricos tienen las armas de su parte.

Y así, cambian los gobiernos, pero los ricos son cada vez más ricos, y los pobres cada vez más pobres.

Esa es una ley que imponen los ricos, porque tienen la fuerza de su parte.

¿Qué han de hacer entonces? Unirnos. Unirnos todos los pobres. Tomar las armas nosotros y tener la fuerza de parte nuestra.

El gobierno nada hará por nosotros. Porque esto no lo arreglan los gobiernos puestos por los ricos y sostenidos por las mismas armas que defienden a los ricos.

Esto lo arreglará el pueblo. Esto lo arreglaremos nosotros. Y vos, compañero, junto con nosotros cuando juremos

REVOLUCIÓN O MUERTE

Recibe un saludo de hermano

Montañas de Salta, Enero de 1964.

Por el Ejército Guerrillero del Pueblo

Comandante Segundo.


Carta abierta a Ricardo Rojo

Los revolucionarios tienen compañeros, no "amigos"

(Carta enviada al periodista Ricardo Rojo por José Evaristo Méndez y Juan Héctor Jouvé desde la cárcel)

Salta, Cárcel Penitenciaria, 8 de julio de 1968

Señor Ricardo Rojo:

Al fin ha llegado a nuestras manos un ejemplar de su libro. Nuestra primera impresión recibida a través de la lectura del resumen aparecido en "Siete Días", se ha visto lamentablemente confirmada.

No pretendemos ahora hacer una crítica formal. En primer lugar porque no somos críticos literarios; y en segundo lugar porque nuestra preocupación fundamental es otra. Ud. la conoce porque algo de esto hemos hablado en nuestras breves entrevistas. A través de ellas creíamos y Ud. aún lo afirma, que nos movían las mismas inquietudes. Ahora tenemos la certeza de que aquella apreciación nuestra fue errónea. Y como esa certeza surge de la lectura de su libro, analizaremos su contenido en aquellas partes que nos afectan directamente, y en cuanto a su intención general: "Dar a conocer el mensaje personal y político del Che". Lo hacemos porque callarnos significaría complicarnos con la mentira consciente e inconscientemente expresada por Ud.; además, de deslealtad con nuestros compañeros - nuestros hermanos mayores Che y Segundo, Hermes y otros - como así también con nosotros mismos.

No se trata de rendirle honores a nadie. Entre nosotros los honores se rinden de otra manera: haciendo la Revolución. Se trata simplemente de rescatar la verdad; de ubicar a los individuos y a los hechos como realmente fueron; sin subjetivismos deformantes.

Cuando no conocemos algo tratamos de informarnos, pero a falta de información, jamás daremos crédito a las versiones de nuestros enemigos. Ud. parece que sí, y saca conclusiones de la guerrilla en la Argentina. Sobre esto creemos que tenemos indiscutido conocimiento en cuanto a la forma de su constitución; a los hechos que protagonizamos y al pensamiento de su jefe; nuestro Comandante Segundo. Ud., sin duda, tuvo que inventar la historia y para ello se valió de todos los elementos dados por Gendarmería. Porque Ud. jamás comprendió cabalmente una concepción estratégica y mucho menos a los hombres que esta concepción requería. Quiso evitar que el mito sepultara al hombre y terminó sepultando al hombre bajo un mito que lo niega.

La guerrilla en Argentina, es una consecuencia de una línea estratégica global para la Revolución en América Latina. Esta línea estratégica fue concebida por los revolucionarios cubanos hace bastante tiempo. Ya en 1960, el Che tenía esta concepción elaborada y a partir de ella procedió en consecuencia. Masetti, amigo y compañero del Che, no era ajeno a la misma. Pero no sólo la conoció sinó que la emprendió y la abrazó como propia. De aquí a intentar su realización hay un paso. La decisión de hacer; y Masetti tuvo la decisión suficiente.

Ya en 1960 comienza a dar sus primeros pasos. Para entonces sabía muy bien lo que debía hacer. Llegaban además a Cuba en esa época muchos turistas revolucionarios y a través de ellos se conocía la situación general de nuestro país. Algunas tareas de solidaridad revolucionaria ( por ejemplo: Guerra de Liberación Argelina) lo distraen momentáneamente de su propósito fundamental. Recién en 1962 se abocó directamente a esta tarea.

No es pues, la renuncia a "Prensa Latina" lo que decide su camino, forma caprichosa de hacer las cosas, sino la consecuencia práctica de una concepción madura. De todos modos dejaría "Prensa Latina" para concretar su plan. Recordamos algo que siempre nos decía: " Cuidado con los periodistas". Los periodistas profesionales son, ante todo, periodistas: "Para ser revolucionarios hay que sacrificar al periodista". Él antes de renuncia a "Prensa Latina" había sacrificado ya al periodista.

En mayo de 1962, uno de nosotros ingresó al E.G.P. [Ejército Guerrillero de los Pobres] Nuestro conocimiento, es por lo tanto directo; y no de segunda mano o producto de la fantasía.

Inmediatamente después de superada la crisis de Octubre y en el primer vuelo de la "Cubana de aviación", salieron Segundo y cinco compañeros más (de los cuales uno era cubano, Hermes Peña, Capitán) hacia la Argentina. Desde entonces nunca más volvió a Cuba. Nos preguntamos ahora si Segundo poseía el don de la ubicuidad o Ud. miente. ¿Cómo podría Ud. reunirse con Segundo y el Che en 1963 si Segundo ya no estaba allí?

Pero está visto que quien comienza mintiendo necesita seguir mintiendo. En esto evidentemente le hace honor a su maestro el Dr. Frondizi, "sin duda maestro de una generación de políticos jóvenes".

Ya metido en la fábula hay que explicar el nombre de Segundo. Nada más fácil entonces que acudir a Gendarmería. Si hay un Comandante Segundo, tiene que haber un Primero. ¿Y qué otro que el mismo Che pudiera ser el Primero? Argumento infantil y probativo, pero útil a los fines de la reacción. Pero la verdad es esta:

Al ingresar al E.G.P., cada miembro adoptaba un nombre de guerra: y Masetti eligió el de Segundo por el siguiente motivo: el Che que en ese entonces realizaba tareas imprescindibles para la Revolución Cubana, pertenecía en forma "honoraria al E.G.P.", conociéndoselo a este fin con el nombre clave de Martín Fierro, prototipo del gaucho argentino. Masetti eligió el de otro gaucho famoso y Segundo Sombra lo era. Varios de nosotros seguimos el ejemplo. Luego Masetti fue conocido simplemente por "Segundo" y además, fue, realmente nuestro primero y único Comandante.

Y sigue avanzando en su mentira sorprendiendo a los lectores en su buena fe. Es en el relato de los hechos donde llega a límites increíbles y donde aparece con más claridad su arma fundamental; la misma de los imperialistas y la reacción: la mentira.

Masetti entonces deja de ser un revolucionario, consecuente con su concepción revolucionaria para convertirse en un neurótico prepotente y cruel cuando no sádico. Así mueren inexplicablemente (¿asesinato?) "Pupi" y "Nardo". Entonces el relato alcanza el nivel del melodrama, de la fotonovela. Los supuestos "fusilados" se convierten en mártires que saben morir y Segundo el asesino. Ud. no tiene ni la más remota idea de lo que es moral revolucionaria y es en base a este desconocimiento y sin duda a su propia moral, que logra hacer semejantes trasposiciones de personalidad. ¿De dónde salen semejantes relatos?

También esta vez (¿casualidad?) de la novela de Gendarmería. ¿Y qué más sale de allí? La muerte de Jorge y Hermes. Ud. repite sistemáticamente la novela y nos asombra nuevamente que la repita porque de esto habíamos hablado. Ud. eligió la versión de Gendarmería porque creyó en ella y porque le servía para abonar su propia teoría de la revolución. Dice Gendarmería que Hermes disparó veintiocho tiros de su M2 antes de morir y Jorge cuatro de su revólver 38M.

Nosotros no estuvimos en el lugar de los hechos como para hacer un relato fiel, pero sabemos que la versión es falsa por una razón muy sencilla que dimos a los propios gendarmes. La única arma que Jorge poseía era un revólver S. & W. Colt 38. Este revólver estaba inutilizado desde hacía varios días. Con esa arma no se podía disparar. ¿Por qué Gendarmería dio esa versión? Sencillamente para su propia coherencia. Ellos atacan los procedimientos guerrilleros (emboscadas) pues los consideran actos cobardes e inhumanos. ¿Cómo podrían decir entonces que Jorge y Hermes cayeron en una emboscada tendida por ellos?

Señor Rojo: Si Ud. hubiese conocido a los hombres, habría supuesto mejor. Pero no partió de suposiciones sino de versiones de los enemigos del Che y de la revolución. Así, los hombres de la revolución actúan caprichosamente en su novela por extrañas motivaciones; desplazados de sus funciones por desinteligencias en el campo socialista; despojados de una concepción madura.

La muerte de Masetti y del Che resultan inútiles y aparecen como el grito solitario de tozudos empedernidos abandonados por sus propios compañeros. No son el producto de una concepción nueva de la vida y del hombre a la cual ellos fueron fieles, sino el producto del romanticismo y de las componendas de los países socialistas con el imperialismo. Masetti muere según Ud. por cumplir con el Che y no por una consecuencia revolucionaria.

El Che muere por sus desinteligencias con Fidel. ¡Qué poco conoció Ud. al Che!

Si en nuestro caso se ajustó en su relato al relato de Gendarmería , en el caso del Che repitió la historia de la CIA.

El Che resulta así la víctima propiciatoria de los problemas de Cuba con la URSS y la China. Su llamado de crear uno, dos, tres, muchos Vietnam, no sería el fruto de una concepción estratégica, sino una queja contra soviéticos y chinos, vale decir, expresión de su propia soledad.

En realidad es un alegato contra los pseudo-revolucionarios y los "amigos" como Ud. A los Vietnam no los tienen que fabricar los soviéticos, ni los chinos, ni los cubanos, sino nosotros, los pueblos que tenemos que hacer nuestra revolución.

Queremos que sepa otra cosa más. Los revolucionarios tienen compañeros no "amigos". Ud. no fue compañero del Che; por eso no puede apreciar su verdadera personalidad. Por compañeros nosotros entendemos un término más alto y más hondo que supera en dimensiones la amistad amiguista de hombres como Ud.

Para terminar, lamentamos que con su deslealtad haya hecho aparecer al Dr. Gustavo Roca y nuestros abogados defensores como infidentes. Esto se llama vulgarmente caradurismo, y a los que lo practican caraduras. Ud. lo es.

Pese a todo, la concepción del Che se ha salvado. Porque todavía hay hombres - y cada día más- que al calor de estos tiempos Latinoamericanos maduran en el amor por sus pueblos y la humanidad. Ellos comprendieron la muerte de muchos héroes como el Che y Segundo como un grito de guerra y un canto de amor; como un llamado a la guerra por el triunfo definitivo del amor entre los seres humanos. Ud. no.

Nosotros los compañeros del Che, de Segundo, de Hermes y de los anónimos revolucionarios que a diario mueren en la lucha por la liberación de sus pueblos, nos apuramos a desenmascarar su mentira rechazando de entrada toda revisión proveniente de los fieles agentes del imperialismo como es ese experto en "Asuntos Latinoamericanos del The New York Times" que tanta gratitud le merece por haberle "revisado" su libro.

Así mismo, la presente, tiene el carácter de Carta Abierta.

Federico Evaristo Méndez - Juan Héctor Jouvé


Algunos escritos de Jorge Masetti

Mis queridos amigos:

Nunca he sido, aparentemente, un hombre reservado. Durante nuestras largas charlas, era yo el encargado de quebrar los silencios y mi constante preocupación, fue organizar reuniones entre nosotros.

Escucharlos constituía mi deleite y reconocía sin envidia vuestra superioridad intelectual. Es más, hasta llegué a gozar por sentirme inferior.

Esta ubicación de severo autocrítico me hizo saber modestamente, que era un buen hombre. El reconocerme feo e ignorante me reconfortaba, porque creía que solamente los hombres buenos son capaces de juzgarse a si mismos. Por supuesto que no con absoluta imparcialidad. Eso es imposible. Pero si con un poco más de justicia que el resto de sus congéneres.

Vuestra amistad, el contacto con quienes sabía mucho más ilustrados que yo, me había ido purificando hasta convertirme en un contemplativo de mi misma miseria y un alegre resignado por el triste papel que Dios me deparó en la tierra.

¡Cómo los admiraba!

Un solo concepto, una sola palabra de alguno de vosotros, bastaba para disminuirme aún más y por lo tanto enriquecer mi interior ara del sufrimiento.

Oh los días y las noches dichosas en que bebía de vuestros labios las verdades claras y valientes, que estallaban en mi mente torpe iluminando mi entendimiento y al mismo tiempo sobrecogiéndome de terror.

Ustedes tenían razón. La vuestra era la fórmula infalible. Revolución. Revolución. Revolución en el gobierno. Revolución en el arte. Revolución en la religión. Revolución en la gastronomía. Revolución en la gastronomía. Revolución en las revoluciones.

Todo nuevo, puro, valiente.

Mi admiración crecía día a día, instante a instante, junto con mi miedo. Miedo de que llegase el momento ansiado y yo no supiese responder a vuestra amistad. A vuestras verdades. Miedo de que en el momento de empuñar las armas, mis tripas se aflojasen, mientras ustedes despreciándome, afrontasen las balas. Miedo de que el ceño fruncido del rival bastase para hacer temblar mi puño hecho masa.

Vuestra hombría, vuestra valentía, vuestro saber sin límites tan enormemente superior a cuanto pudiera haber concebido para mi mismo en mis ensoñaciones infantiles, lejos de hacerme consumir de envidia, me llenaban de loca alegría. Porque yo resultaba ganancioso.

Me hacían sentir una miserable criatura. Y por lo tanto comprendía que Dios cuidaría de mí y me conduciría sin peligros hasta ese final oscuro que siempre anhelé, segura antesala de Su gloria.

Que lejos estaban de mí a vuestro lado, los pecados comunes en los hombres normales.

Jamás tuve una visión lujuriosa. Mi cuerpo era demasiado enclenque y mi cara por demás estúpida como para pensar en atraer a una mujer.

Jamás experimenté soberbia. Mis palabras eran torpes, mi pensamiento lerdo y mi admiración hacia vosotros inmensa.

Nunca fui avaro. Comprendía que mi vida era tan miserable, que ninguna riqueza lograría elevarla.

Por todo eso, haciendo un examen de conciencia objetivo y lo más humanamente severo posible, creía transitar humildemente por la senda del bien.

Pero de pronto, todo se trastocó.

Llegó ese día. "El día" como todos ustedes lo llamaban. Vuestras palabras se elevaron hasta los gritos. Los ojos muy abiertos querían adivinar enemigos. Los puños reclamaban a la injusticia para destrozarla.

Llegó por fin el día en que mi miedo me iba a exponer a vuestra última burla redentora.

Y los vi marchar, agazapado, pegado a las paredes, hacia la revolución.

Las sirenas de los coches policiales me paralizaron. Estallaron las balas. La gente corrió despavorida. Y yo surgí de pronto, en medio del tumulto, con una granada en una mano y una pistola en la otra. Y repetí con un vozarrón extraño vuestras exaltadas y valientes doctrinas.

De golpe me convertí en una máquina demoledora.

Cuando todos, todos habían huido, solamente yo quedé en medio de la calle, insultando y pidiendo lucha. Y al terminárseme las balas, arrojé la granada con odio y orgullo a la vez.

Entre el humo y la sangre se arrojaron sobre mí y me apresaron, mientras yo pateaba y dormía con desesperación.

Centenares de personas me vieron pasar, esposado y en medio de una multitud de uniformes oscuros.

Mañana seré fusilado.

Pero no crean, mis queridos amigos, que les reprocho vuestra cobardía, vuestro espanto ante las balas. No les grito traidores porque abandonaron sus ideales y su valentía empapados en la sangre de quienes creyeron en ellos. No.

Les llamo traidores con todo mi odio porque me han condenado eternamente. Porque me han hecho conocer el orgullo de mi valentía. Y la incontenible soberbia de saberme tan héroe como soy.

Por eso les llamo traidores. Traidores, si, y malditos. La ira convulsiona mi cuerpo y mis dedos crispados ya no pueden continuar describiendo mi desprecio y desesperación. Desesperación de saberme tan infinitamente superior a vosotros que he perdido por ello el cielo y mi miseria.

Cuando dentro de algunos instantes llegue el confesor, no podré llorar y decir "y propongo firmemente no pecar más", porque hasta el último aliento exhalará mi orgullo.

Ya no podré ser la cosa más miserable conducida hacia la gloria, porque me siento el grande hombre, el héroe, el valiente, el que odia y el que desprecia.

Como podré hacer, por más que los perdone una y mil veces, para cerrar mi cerebro a la razón y sentirme tan cobarde como ustedes.

Malditos. Vean lo que han hecho de mí con su traición. Un ser cargado de pecado que se resiste a la redención. Han hecho un hombre. Un hombre, cuando para salvarme no necesitaba ser nada.


Eternidad

Cómo me duele la cabeza. Y que frío hace. ¿Es que nadie pasará por esta maldita calle?

Ya estoy cansado de esperar. Y la tristeza me sigue colgando de las carnes. Creí que todo sería distinto. Que todo acabaría después del estampido. Que mis ojos dejarían de ver y mis oídos de oír y mi pecho de subir y bajar, subir y bajar. Y que este corazón mío ya no sentiría frío ni estaría oprimido. Pero todo sigue igual.

Quizá sea porque es de noche. Y yo en las noches confundo las cosas y los sentimientos. Pero cuando llegue el día podré darme cuenta de que ya no existo para los demás.

Las mujeres que van a la feria fijarán en mi sus ojos tibios de colchas y los abrirán espantados. Y entonces si me sentiré ¡por fin! feliz. Me sentiré muerto. Evadido de mi miedo. Sustraído a mi horror. Y me llevarán.

En la morgue me darán unos tajos y luego viajaré en un carro negro hasta el cementerio. Me echarán algunas paladas de tierra y no veré más. Comenzaré a secarme a medida que las maderas se irán poniendo húmedas. Y entonces vendrán los gusanos, caerá mi boca y se tragarán mi lengua. Y ya no podré gritar. Poco a poco, dejaré de ser. No sentiré en mi pecho ninguna opresión ni me zumbarán los oídos ni me dolerán las piernas rígidas. Quizá un par de buenos bichos glotones se entretenga en mis sesos y se indigeste con mis últimos pensamientos. Así terminarán mis dolorosas dudas, mis temores, mi pánico por la gente. Ya no trataré de saber que piensan de mí. Si logro engañarlos, si disimulo mi ridiculez. Si me ven blanco o rojo. Si me ignoran o me desprecian. Habrá llegado el momento de la tranquilidad. Estaré vacío. Vacío. Y por último no estaré. Me habré confundido con la tierra. Y cuando renazca en flor o en grano o llegue a lo alto de una rama, no temeré al hombre que me cercene, porque no seré yo. Seré flor o trigo o rama.

Y la flor, el trigo o la rama, no piensan. Vuelven a morir. A reproducirse y a morir sin soñar. Entonces no podrá haber ilusiones frustradas, ni traiciones. Ni ascos ni envidias ni suciedad.

Ya está saliendo el sol.

Cuando era pequeño y veía salir el sol, me alegraba porque asistía al nacimiento de algo. Las nubes se encendían y el cielo se iba puliendo poco a poco, hasta llegar a un celeste brillante y glorioso. Y todo por mí, para mí y ante mis ojos. Cuando llegué a hombre, el amanecer me llenaba de tristeza. Mi angustia ardía con más fuerza. Porque moría la noche y volvía a estar solo entre mis enemigos. Los sueños se espantaban con la luz y corrían a refugiarse en mis bolsillos, mientras yo, su padre y amo, me entregaba a los golpes de los malvados.

Ya nace el alba. Dentro de algunos minutos empezará el final. El trepidar de las baldosas me hace doler más la cabeza. ¡Es que esos camiones malditos no dejarán nunca de pasar! Si siquiera los conductores se fijasen en mí.

Se acerca alguien. Son pasos de mujer. Ahora se alejan, corren. Sin duda me habrán visto. ¡Pero al menos hubiesen gritado! Maldición. No me vieron. Pero sí. Ya llega más gente. Que espantoso parece que no se acercan más.

Aquí estoy. En medio del círculo. Con todo el mundo observándome y cuchicheando. Como siempre, como siempre. No. No. Por favor. Perro, no lamas mi sangre. Te volverás rabioso y malvado y cobarde. Jamás querrás volver a jugar.

Esos que se acercan deben ser de la Asistencia Pública. Ah. Por fin. Fuera curiosos. Se acaba el espectáculo. Me voy.

¡Eh! ! Pero que cargan en esa camilla! Llévenme a mí. Ese es sólo mi cuerpo. A mí. A mí. Por favor. No me condenen, no me dejen aquí. Devuélvanme mi cuerpo. Qué frío tengo. Vuelvan, no se vayan... Malditos, no se vayan. No me ven llorar... Por lo que más quieran. Por lo que más les duela.

Se han llevado mi cuerpo. Y yo oigo. Y yo veo. Y yo siento.

El perro sigue lamiendo mi sangre y la gente me pisotea.

Estoy aquí. No me escupan. No claven sus tacos en mi cabeza. Estoy aquí. Aquí.


Carta última dirigida a sus hijos

Para entregar a Jorgito, María Graciela cuando nuestro trabajo trascienda

Hijos míos:

Vuestro padre ha peleado duro siempre por principios revolucionarios.

Ahora está peleando también duro, una batalla definitiva.

No puedo darles más detalle. Solo quiero que sepan que en cada batalla, en cada combate armaré mi brazo con más fuerza al saber que ustedes me estarán juzgando, ustedes y vuestra hermanita Laurita, a la que deben querer con toda el alma. Los tres son mis hijos, a los tres los quiero igual. Cuiden de ella, que es la más pequeñita y no dejen que nada los separe. Con todo mi amor.


"Muertos de amor", o la historia como folletín grotesco

Por Hugo Montero

“Todo escritor es un ratero”, se atajó alguna vez Bruce Chatwin. El británico intentaba justificar con esa sentencia su trabajo para el libro En Patagonia, donde en vez de profundizar una investigación propia se había dedicado a usufructuar el trabajo de historiadores de la zona y a manipular sus conclusiones, sin siquiera preocuparse por citarlos. “En la jerga periodística, Chatwin era un extraordinario cocinero. Es decir, alguien que toma las crónicas de otros, picotea un poco aquí, un poco allá, toma el jamón del sándwich y eureka: ya está listo el best-seller”, aseguró Osvaldo Bayer acerca del “trabajo” del británico en el sur argentino.

Las similitudes entre Chatwin y Lanata sorprenden, pero con una salvedad. Chatwin escribía bien. Lo de Lanata es mala literatura. Muy mala. Y poca, por cierto. Es curioso: el libro parece apurado. Indudablemente urgido por la cercanía de la Feria del Libro, Lanata se apresura en armar un desprolijo collage de documentos y testimonios (recogidos por otros historiadores, previamente), páginas enteras robadas del buscador de internet Google como relleno (de la 48 a la 52, basta con ingresar a la web www.fullaventura.com.ar, www.galeon.com/armasonline, o a www.forosegundaguerra.com para observar que la transcripción es textual), y todo mechado con breves interrupciones donde “el autor” irrumpe en el relato desde la primera persona para dejar sus impresiones. Lanata no cita investigaciones ni referencias previas; tampoco advierte que las entrevistas que publica no fueron realizadas por él: hay dos extensos fragmentos de un reportaje de la revista La Intemperie a Héctor Jouvé que él no realizó porque, según comenta el propio Jouvé en Sudestada, Lanata apenas tuvo una charla de 10 minutos con él. Pero eso no importa.

"Muertos de amor", Jorge Lanata, 2007

"Oportunismo y amarillismo político-literario". definió a este libro el investigador Gabriel Rot (revista Eñe, 13/05/07).

Publicado por Alfaguara, la pretendida novela histórica fue presentada en la Feria del libro de Buenos Aires, en mayo de 2007, donde el autor dijo frases como éstas:
"El Che, a nivel humano fue un tipo generoso. En lo que hace a la política fue realmente un desastre. Lo popular de su figura es la remera pero esa misma está vacía de contenido". "Ningún gobierno respetó la libertad de prensa. Siempre hubo aprietes, amenazas y boicots"
"Valoro la postura independiente de Chávez. De cualquier manera, sé que si fuera periodista en Venezuela estaría preso".

Si aún le quedan ganas puede descargar aquí el libro en formato doc

Es curioso: Lanata se aprovecha del archivo del historiador Gabriel Rot para manipular la crónica; se apropia de un verso del poeta Alberto Szpunberg para titular su libro, tergiversando el sentido original; y manosea el testimonio de Jouvé para narrar la historia. Los tres, únicas fuentes fiables a nivel documental de la experiencia del EGP, rechazan la novela de Lanata: la consideran oportunista, marketinera, nada ética.

Muertos de amor se inscribe dentro del género “novela histórica”, y todas las licencias son válidas. Aún la licencia para robar. Muertos de amor no aporta un solo dato nuevo sobre la experiencia del EGP en Salta. Pero eso tampoco es grave, lo extraño es que con tan poca intervención creativa del autor se puedan cometer tantas fallas documentales y se pretenda manipular la historia de forma tan descarada. Pero vayamos por partes, y señalemos primero los groseros yerros documentales. En la página 34, Lanata bate un récord: se equivoca (¿se equivoca?) dos veces en tres líneas. Escribe: “(Masetti) Participó del grupo fundador de la agencia Prensa Latina y terminó cercado por las autoridades del Partido Comunista cubano”. Primero, el Partido Comunista cubano no existía como tal en ese tiempo, ya que recién fue fundado el 3 de octubre de 1965. Para esa fecha, hacía tiempo que Masetti había desaparecido en el monte salteño. La referencia válida a la que alude Lanata es al Partido Socialista Popular, la organización que respondía directamente a las órdenes de Moscú y que protagonizó la disputa interna contra Masetti en Prensa Latina. Se trata de un anacronismo, hijo de una escasa lectura de la crónica historiográfica.

Ahora bien, decir que Masetti “participó del grupo fundador de la agencia”, es minimizar el papel real que cumplió el periodista argentino en la organización y la puesta en marcha de Prensa Latina. Masetti no sólo fue fundador y su primer director: fue el hombre que se encargó de cada detalle interno, desde redactar las recomendaciones para los redactores hasta impulsar la apertura de oficinas en toda América Latina. No es lo mismo “fundar” que “participar del grupo fundador”. Si no, basta con revisar la solapa del libro y detenerse en el apartado de los datos profesionales del autor: allí, en cambio, se afirma que Lanata “fundó el diario Página/12” y no que “participó del grupo fundador”. Esta negación injustificada de los méritos de Masetti oculta, en realidad, una intencionalidad concreta: Lanata necesita dibujar un perfil autoritario, ciclotímico, “paranoico”, “cazador de jóvenes comunistas” (un absurdo sin fundamentación) y soberbio del personaje. Por eso, el trabajo de Masetti carece de méritos. Por eso, escribe, “encontrar al Che Guevara en medio de la Sierra Maestra era igual a encontrar la tumba de Jim Morrison en Pere-Lachaise: todo el mundo conoce el lugar”. Esta afirmación es ridícula, más allá del nulo valor literario de la comparación. Es, una vez más, un intento por empequeñecer el trabajo de Masetti cuando viaja a Cuba y obtiene los testimonios, en exclusiva y en las peores condiciones posibles, del Che y Fidel. Nadie conocía el lugar donde se escondía la comandancia rebelde en la Sierra, y el libro Los que luchan y los que lloran da cuenta del enorme esfuerzo que le significó a Masetti sortear la represión de Batista y la desconfianza de la gente del Movimiento 26 de Julio, para llegar hasta Guevara y grabar su palabra. “Este reportaje es, en mi opinión, la mayor hazaña individual del periodismo argentino”, escribió Rodolfo Walsh. Pero para Lanata, el detalle no tiene mérito: era tan fácil encontrar a Guevara como a la tumba de Morrison en el cementerio parisino.

Otro error documental se advierte en la página 136, cuando el autor afirma: “El hijo del General Alsogaray, guerrillero del ERP, fue asesinado algunos años después en Tucumán”. No, Alsogaray era oficial de una escuadra de Montoneros que desarrollaba tareas de relevamiento en la zona norte de Tucumán, cuando fue asesinado, junto con sus compañeros, por una patrulla del ejército de Bussi. Parece extraño que en un libro que se monta sobre investigaciones ajenas y que se apropia de testimonios registrados por otros historiadores, se puedan cometer fallas tan agudas.

Pero lo peor no son los errores, sino las intenciones. Lanata intenta, al parecer, establecer un vínculo entre la experiencia del EGP en los 60 y la de las organizaciones armadas en los 70, pero no lo logra. La relación es forzada, la creatividad mínima (apela a un fragmento del documento del PRT-ERP, “Moral y proletarización”, que irrumpe descontextualizado y sin nexo con lo que se cuenta). Lanata intenta, al parecer, saldar alguna vieja cuenta con el Che (y tampoco lo logra), al esbozar en él una suerte de Maquiavelo socialista, que juega al ajedrez con la vida de sus hombres mientras camina a su derrota inexorable y predecible, según la luminaria inteligencia del autor. Lo que sucede es que el Che no sabe lo que sí conoce Lanata: “El Che fue lo que los demás quisieron ver en él. (...) Ya no eligió: fue elegido, el Che era más grande que él, y terminaría devorando su vida y la de los demás”, escribe.

Lanata propone (y esto sí lo consigue) establecer en la relación entre los compañeros del EGP un clima sostenido de desprecio, de insultos repetidos, de vulgaridades. Sobrevuelan los personajes como asesinos morbosos que se ríen a carcajadas cuando tienen a un gendarme a su merced (página 120), como arrepentidos para quienes siempre es demasiado tarde para retroceder, como espectros derrotados aún antes de lanzarse al monte y como homofóbicos suicidas, fascinados por la muerte (“Nos sucede algo raro con la Muerte. A veces pensamos que purifica”, escribe).

Eso son los combatientes del EGP, para Lanata.

Los gendarmes, en cambio, para Lanata, son casi niños, inocentes de toda ingenuidad (“era un chico cobrizo, nervioso, con uniforme de gendarme desaliñado, encañonándome con su fusil”, escribe), vestidos con harapos y mal armados, en comparación con la indumentaria y el armamento de los guerrilleros. Los gendarmes son las víctimas en el relato (“la cara del cholito vuelve, redonda, ojos chinitos, miedo”, escribe). ¿Son los mismos gendarmes que después torturan salvajemente a los prisioneros? ¿En qué parte de la historia se queda Lanata, que “elige” olvidarse de los gendarmes sembrando el terror en los poblados cercanos, simulando fusilamientos, golpeando a los prisioneros y obligándolos a meter sus cabezas en el cadáver desviscerado de uno de ellos como represalia? ¿Eran los mismos “chicos cobrizos”, “cholitos” con miedo, entonces, los gendarmes? Para Lanata, está claro, no hay dos demonios. Hay uno solo.

¿Novela histórica? ¿Caricatura? No, menos. Un pálido grotesco, un folletín de cuarta, una historia que no puede ser más lejana a la realidad, aún en los hechos más intrascendentes. Eso sí, hay una revolución que se muerde la cola, hay suicidas asesinos con sed de sangre enviados por el Che a una muerte segura. ¿Hay compañeros que comparten el hambre, la soledad, el sacrificio, un sueño, algo? No, en la novela hay mercenarios que se insultan entre sí, que se mueren de ganas de matar porque es muy fácil, revolucionarios sin revolución que se mofan con soberbia de los pobladores locales (“Esperan un par de zapatos nuevos; yo les ofrezco la inmortalidad. No la quieren, no la necesitan, no la entienden”, escribe).

Pero hay un párrafo valioso entre tanta basura marketinera. Un párrafo que, extrañamente, se filtra entre el folletín patético y la documentación manipulada. Algo para rescatar. El fragmento dice así: “Es curioso: somos capaces de las actitudes más miserables, egoístas y elementales en búsqueda de recompensas concretas, y a la vez podemos dar la vida por cosas abstractas: la felicidad, la patria, la fe, el amor, la dignidad”. No hace falta mencionar qué parte de este fragmento se ajusta mejor a la intención de Lanata con su Muertos de amor.

Miserable, egoísta y elemental, lo espera, claro, su recompensa concreta.

Fuente: Revista Sudestada

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