Envar
"Cacho" El Kadri nació en Río IV, Córdoba, el 1 de mayo de 1941, hijo de Ester
Amelia Manna Y Khaled El Kadri, inmigrante libanés. Integró desde muy joven la
resistencia peronista y fue uno de los fundadores de la Juventud Peronista y
posteriormente de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP). Padeció persecución,
cárcel y tortura. Amenazado por la Triple A parte al exilio en 1975, del que regresa en
1984. Se dedicó a temas culturales y la producción cinematográfica. Murió en
Jujuy el 19 de julio de 1998.
Nació en Río IV, Córdoba, el 1 de mayo de 1941, hijo de Ester Amelia Manna Y
Khaled El Kadri, inmigrante libanés. Su hermana Susana completaba el cuadro
familiar. Vivieron en Ciudadela, provincia de Buenos Aires. “Mi padre salía con
las valijas cargadas de cosas de mercería, botones, hilos, agujas – que iba
vendiendo – hasta que instaló un negocio. Como el era extranjero no hacía
política, pero yo tuve la influencia de todo el medio ambiente en el cual me
crié. Mis abuelos, mis tíos, eran todos peronistas… y para mí fue una cosa muy
natural serlo; si éramos los únicos privilegiados en aquella época”.
El bombardeo al pueblo en la Plaza de Mayo en junio de 1955 y el golpe cívico
militar contra el peronismo de septiembre de ese año, -cuando Envar estudiaba en
el Liceo Militar-, lo pondrán de cara a la vida política nacional.
La principal motivación que lo llevó a la militancia política fue su profundo
sentido de rebeldía ante la injusticia. Envar explicó: “muchos jóvenes de mi
época decidimos que había que levantar las banderas de nuestros ideales, que no
podíamos admitir que hubiera ciudadanos de primera que eran los “democráticos”,
y ciudadanos de segunda que éramos los peronistas. (…) y ahí fue cuando nos
organizamos ya por los años 57, 58 en los primeros comandos de la Juventud
Peronista”.
Se sumó a la resistencia peronista llevando a cabo acciones consistentes en
juntarse en la calle Florida, colgar retratos de Perón y de Evita, gritar
consignas y cantar la marcha peronista desafiando al decreto ley 4161.
Pocos años más tarde integró la resistencia armada, dentro de lo que comenzaba a
llamarse Juventud Peronista.
A partir de agosto de 1961 comenzó una etapa común a tantos militantes del campo
nacional, caracterizada por la cárcel, la tortura, el exilio y la lucha.
Homenaje a Envar
Cacho El Kadri producido por el CIRA y auspiciado por el INCAA
(2012)
En 1962 es condenado a prisión por tenencia de armamentos y explosivos. Un año
más tarde una amnistía del presidente Illia lo devuelve a la calle.
Se transformó en uno de los principales referentes del Movimiento de la Juventud
Peronista durante el primer Congreso en 1963, que “instó a todos los peronistas
a la lucha revolucionaria hasta las últimas consecuencias”. Una demostración de
ese ascendente sobre el MJP fue su elección como delegado ante el mismo Perón en
una visita que varios militantes le hicieron en Madrid, en noviembre de 1963.
Hacia 1965, fundó y participó de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) con el
objetivo de armar una guerrilla rural en el monte tucumano que enfrente
militarmente al “onganiato”, abiertamente entregado a los capitales foráneos.
Sin embargo y antes de entrar en acción, las FAP cayeron el 18 de septiembre de
1968, en Taco Ralo, dando origen a su segundo período de encierro y tortura muy
duro y prolongado. Es liberado en 1973 con la amnistía del presidente Cámpora.
Consiguió trabajo bajo la gestión Puiggrós, en la Universidad Nacional y Popular
de Buenos Aires (UNPBA), Facultad de Derecho, donde dirigió la guardería
infantil.
El 1 de enero de 1975, amenazado y perseguido por la Triple A, y después de la
muerte de su amigo Julio Troxler, comenzó un largo y duro exilio que finalizó en
el año 1984, cuando regresó al país.
Estuvo en Beirut, Damasco, Madrid, París, destinos en todos los cuales vivió
intensamente angustiado por no estar librando la lucha en su tierra mientras
muchos compañeros caían en ella. Sin embargo su expulsión por la fuerza de
España lo hizo sentir aún parte de ella.
Entrevista a Esther El
Kadri, por Marcos Cittadini, AM 870 Radio Nacional, agosto 2012.
Participó entre 1976 y 1978 en el Comité Argentino de Información y Solidaridad
y en la fundación y organización de actividades que de una u otra manera
actuaban contra el gobierno militar. A su regreso, tras el fin de la dictadura,
continuó su incansable actividad militante.
Se dedicó a temas culturales adoptando como oficio la producción cinematográfica
y la dirección de un sello discográfico “Milán Sur” pero siempre aportando a la
reconstrucción del movimiento nacional y popular. Fue productor de tres
excelentes películas como fueron: “El Exilio de Gardel”, “Sur” y “El Viaje”.
Aportó su testimonio militante al ser entrevistado para la película de David
Blaustein, “Cazadores de Utopías”. Escribió un interesante trabajo titulado:
“Ernesto Guevara y el peronismo” donde aventaba toda la intención aviesa de
separar al “Che” del movimiento nacional. Y en tal sentido también hizo la
película “Che Ernesto”, dirigida por Miguel Pereira. Falleció de un infarto en
Jujuy, el 19 de julio de 1998.
Hoy en día, una placa lleva su nombre en uno de los laterales de la Plaza
Flores, sobre la calle Artigas. Su mensaje suena claro y convincente para las
generaciones venideras: “Perdimos, no pudimos hacer la revolución. Pero tuvimos,
tenemos, tendremos razón en intentarlo. Y ganaremos cada vez que algún joven
sepa que no todo se compra ni se vende, y sienta ganas de cambiar el mundo”.
Hace diez años, el 19 de julio de 1998, el
corazón le jugaba una mala pasada a Envar "Cacho" El Kadri, en Tilcara, provincia
de Jujuy. Su muerte física se producía poco después de estrenar su ópera prima
"Che Ernesto", película que lo tiene como protagonista de un recorrido por Latinoamérica
siguiendo el camino del Che Guevara, en la que evoca la lucha del Guerrillero
Heroico y la propia como militante revolucionario. Allí Cacho cuenta sueños
y tragedias a un joven que poco conoce de ambos combatientes libertarios.
Pero El Kadri tiene mucha más historia que la de haber sido un luchador desde
el campo de la cultura. Desde joven instaló su vida en la cosmogonía de la militancia
solidaria, generosa y por lo tanto, sacrificada. Fundador, junto con otros patriotas
de la primera Juventud Peronista, aquella de la resistencia heroica a la dictadura
militar fusiladora de 1955, fue posteriormente jefe guerrillero en los 60, desarrollando
con otros jóvenes rebeldes el destacamento rural implantado por las FAP (Fuerzas
Armadas Peronistas) en la localidad tucumana de Taco Ralo. Abortado el intento
prematuramente, fue encarcelado por varios años hasta que recuperó la libertad
por obra y gracia de la movilización popular que forzó el decreto de amnistía
en 1973. Integrado inmediatamente a la militancia del peronismo revolucionario
tuvo que seguir el camino del exilio donde no dejó de trabajar por la caída
de los milicos ni un solo día y forjó junto a otros compatriotas, que sufrían
la misma suerte, generosas instancias de solidaridad.
Esther El Kadri, orgullosa madre de
su hijo revolucionario, luce una remera que homenajea al recordado y
querido dirigente (foto 2012).
Retornó al país lleno de ganas y
se encontró con que el mismo había cambiado demasiado. Sin embargo no aflojó,
recorrió barrios y provincias, hablando con los jóvenes que ansiosos, querían
hurgar en sus conocimientos de la historia pasada, la de los años en que otros
chicos y chicas estaban dispuestos a entregar todo lo que tenían, incluso su
vida, a cambio de que el pueblo pudiera aspirar a vivir mejor. Dotado de un
humor a prueba de balas, y de una ternura que lo emparentaba con el Che, Cacho
nunca dijo que "no" a la hora de intentar construir una instancia que uniera,
sin sectarismos, a los compañeros y compañeras que recurrían a él como referente
de una épica indestructible.
Sin embargo, los dolores recibidos en el pasado, las piedras en el camino colocadas
por los enemigos de la felicidad de los más humildes, no fueron nada a cambio
de lo que tuvo que ver, escuchar y padecer en los años nefastos del menemismo.
A él, como a tantos que abrazaron con pasión la causa del peronismo revolucionario,
Menem les significó algo incluso peor que lo mucho que destruyeron los propios
militares en su cruzada fascista y genocida. La razón es obvia: el ex presidente
terminó de desestructurar el tejido social, culminó con éxito lo comenzado por
los uniformados y lo hizo, guste o no, en nombre del peronismo. Usufructuando
las banderas históricas arrojó a la miseria y al espanto a millones de personas.
De allí que no resulte impensable
que el infarto de Cacho en Tilcara tuviera mucho que ver con la rabia e impotencia
acumulada al ver cómo se iba desmoronando paso a paso la esperanza surgida tras
el retorno a la democracia en el 83. Sin embargo, no les dio el gusto a quienes
lo tentaron con la claudicación: jamás bajó los brazos, reivindicó hasta el
último minutos de su vida la gesta de principios que moldeó a la Resistencia
y también la solidaridad internacionalista con todos aquellos que luchan contra
el imperialismo. Generoso, abnegado, factor de unidad, combatiente intransigente,
irónico e inflexible con quienes cambiaron su alineamiento político por un buen
sueldo y un cargo oficial, Cacho El Kadri significa hoy muchísimo más que una
evocación emocionada de quienes tuvimos la suerte de sentirlo un compañero y
un amigo entrañable.
A diez años de que no lo tengamos
a mano para compartir con él un grito de victoria por Cuba socialista, la Revolución
bolivariana de Hugo Chávez, Evo y Rafael Correa, el juzgamiento –por fin- de
los genocidas en nuestro país, honramos la incorporación de tantos pibes a la
batalla -no acabada- de seguir bregando por la Segunda Independencia. Diez años
después de tu partida sin aviso, Cacho querido, extrañamos tu presencia para
lanzar juntos una puteada de bronca por la angustiante desaparición de Julio
López, la persecución a Puthod, secuestrado y golpeado por honrar la memoria
de sus hermanos montoneros, el hambre de –todavía- una buena franja de descamisados
o el retorno solapado de los nostálgicos de la dictadura disfrazados de caceroleros
amigos de la Sociedad Rural, y, obvio, maldecir, como ayer, la contraofensiva
de los gringos en el continente.
Es que nos seguís haciendo falta
Cacho, te lo digo en primera persona, en estos tiempos tan raros donde a veces
los revolucionarios se confunden con los progresistas y estos con los socialdemócratas
y no te digo más para no amargarte, hermano. Por suerte, siempre la tenemos
a Esther, tu viejita divina, que nos alienta y mima como lo hacía contigo. De
ella y de aquel inmigrante libanés heredaste la dignidad y la coherencia, no
tenemos dudas de ello, y también la adhesión incondicional a la Palestina ocupada
por los asesinos sionistas y a ese Líbano tan tuyo, donde hoy, seguro, estarías
festejando la inquebrantable fortaleza de la resistencia islámica, que buena
paliza les dio a los prepotentes invasores.
Nos hacés falta Cacho, a pesar de tenerte siempre en nuestros pensamiento, extrañamos
tu sonrisa y tu convocatoria para seguir remando juntos contra la corriente.
Así pensaba El Kadri
"Más allá de que ninguno lucha sabiendo
cuál es el resultado, mal podríamos adjudicar a los compañeros que lucharon
en el pasado los errores que se puedan cometer en estos momentos bajo el nombre
de peronismo. Pero me queda claro que pertenecí a una generación que dio lo
mejor de sí por construir un país diferente, mejor, un país donde no haya este
panorama de desocupación, pobreza, tuberculósis, paludismo, cólera, enfermedades
ligadas fundamentalmente al subdesarrollo". (8-4-1996)
"Nosotros recurrimos a la violencia en un estado de legítima defensa, porque
no nos dejaban otro camino para recuperar nuestra soberanía y el derecho de
elegir nuestros gobernantes. Perón mismo daba las órdenes de hacer la resistencia
integral por todos los medios y nosotros la cumplíamos". (1984)
"Perdimos, no pudimos hacer la Revolución. Pero tuvimos / tenemos / tendremos
razón en intentarlo. Y ganaremos cada vez que algún joven sepa que no todo se
compra ni se vende y sienta ganas de querer cambiar el mundo"
Fuente: Resumen Latinoamericano, Julio 2008
Fuimos hijos suyos, es cierto. En todos los sentidos:
hijos de su ejemplo y voluntad puesta al servicio del pueblo; hijos en el amor
y respeto que se siente por un padre querido; hijos que por la magia de una
palabra: “compañeros”, se transformaron en “hermanos”.
Así lo sentimos a Perón, como a un padre.. Padre Eterno le gustaba llamarse,
y tenía razón: sus hijos nos peleábamos como suele suceder entre los hermanos,
pero guay que de afuera nos torearan: ahí formábamos uno en su defensa.
Pertenezco a la generación de los únicos privilegiados, la de quienes leíamos
Mundo Infantil antes que Billiken, para descubrir después, gracias a quienes
aprendieron con los Vigil, que eso era “adoctrinamiento”, y lo de ellos ¿qué?.
Con la diferencia que así nos formábamos con una mentalidad nacional, “flor
de ceibo”, mientras que la de ellos era un adoctrinamiento hacia doctrinas de
“progreso y liberalismo” que le abrían las puertas al imperialismo.
Cuando en el ’55 dejamos atrás la niñez privilegiada, esas lecturas fueron responsables
de que nuestra adolescencia tuviera olor a clorato de potasio y azufre, mientras
que la de los adoctrinados por Billiken podía disfrutar de chicles-goma “Bazooka”
ó los beneficios del nylon importado de USA...
Crecimos de golpe en medio de bombazos y persecuciones:
los padres de nuestros compañeros eran las víctimas de la “libertad recuperada”:
Vergara Russo, moría el 16 de junio en Plaza
de Mayo; Cogorno fusilado un año después.
Ahí nos hirvió la sangre rebelde que Evita nos
inculcara: empezamos la lucha por el retorno de nuestro Padrecito con lo que
teníamos y podíamos. ¿Acaso no se habían usado piedras y aceite hirviendo para
contener las invasiones inglesas?¿Por qué no podríamos hacerle la pata ancha
a estos nuevos invasores disfrazados de “libertadores”?
Espontaneísmo, voluntarismo, desconocimiento
de las condiciones objetivas y subjetivas; amén de las climáticas y estratosféricas;
de todo pueden ser acusados estos tozudos hijos de Perón que se jugaron por
su retorno, que dieron su vida por él y soñaron con una patria liberada. De
todo, menos hijos de puta.
Qué fácil resulta tener razón a posteriori, pero
que lindo fue equivocarse defendiendo “lo que Perón nos legó: una Argentina
“libre, justa y soberana”, como decía una canción de la época.
Qué lindo fue tener un padre como Perón, con perdón de los psicólogos, los sabios
y los que se las saben todas.
Y qué lindo fue tener hermanos como aquel Tito Bevilacqua con el que vendíamos
“Palabra Argentina” y luego nos metíamos en los cines para silbar al almirante
Tessaire cuando desde la pantalla denigraba a Perón y el peronismo; ó aquel
otro, Felipe Vallese, “Misterix” por su impermeable
blanco abotonado en doble hilera, parecido al del personaje de historieta, con
el que nos escapábamos juntos después de haber recuperado “armas para el pueblo”
y, sentados en el fondo del 406, decirnos mutuamente una gran mentira: “esto
no es para mí, yo no me meto más en nada”;
O aquel gigante Gustavo Rearte que nos conducía con una sonrisa y se tiroteaba
con la policía defendiendo su libertad; ó con Jorge Rulli refugiándose en Montevideo,
sobreviviendo junto con otros compañeros, gracias a las noches de póker con
que el “Gordo Cooke” hacia una diferencia
para ayudar a los “muchachos”,
O el bueno de Dardo Cabo, distribuyendo gelinita
a los compañeros de la Resistencia, siguiendo las huellas de su padre, preso
en Caseros, porque como decía el General: “hijo de tigre, overo ha de ser”.
Y después yéndose a Malvinas en un avión que no era suyo, para recuperar lo
que era nuestro; ó el Petitero, el Anguila, el del Poncho Colorado, que nunca
supe como se llamaba, que venía de la U.B. Facundo Quiroga, de allá por Urquiza,
toda aquella barra de Corrientes y Esmeralda, “que juró lealtad al conductor
/luchará si fuera hasta la muerte/ por la Patria y también por Juan Perón.
Homenaje a Envar "Cacho" El Kadri en el CIRA, palabras de Esther El Kadri y
Cristina Fernández
Qué lindo fue entreverarse en todos esos entreveros con tantos hermanos que
sí los puedo y debo nombrar por ser ó haber sido hijos de Perón: el Vasquito
Unamuno, que se nos fue apagando por esas putas enfermedades que te matan lo
que el plomo de una 45 respetó; aquellos que como José Luis Nell venían del
nacionalismo fierrero y se fueron entregando en cuerpo y alma en este peronismo
montaraz que trataba de pegar fuerte y duro para destruir “la oligarquía y los
imperialismos en simulada pugna”, porque sobraba tanto coraje y amor por el
Viejo que no a uno, a una tribu entera de imperialismos nos atrevíamos los hijos
de Perón.
...Y cuando nos tocaba perder, perdíamos. Calladitos, nomás. Avergonzaditos,
nomás. PERO DE PIE. Con la “mirada desafiante” como decían las crónicas policiales.
Los hijos de Perón fuimos duros y tiernos, serios y jodones, dialoguistas y
“apretadores”, enamoradizos y olvidadizos, cantores y gritones, apresurados
y retardatarios, pobres y pobrísimos.
Nosotros, pobres de solemnidad, pobres vinimos al Movimiento, pobres lo servimos
aún cuando millones pasaron por nuestras manos, y pobres seguiremos hasta el
día en que nos vayamos a jugar con el Viejo arriba en alguna nube.
Pobre ejemplo le dejamos a quienes, por ser los “nietos de Perón”, tendrían
que saber que la política no es un medio para enriquecerse ni servirse, para
trepar y trepar.
...Los hijos de Perón seguimos creyendo que es realista pedir lo imposible;
ó que podemos alcanzar las estrellas aunque estén muy altas; ó que “se puede
y se debe” vivir como hermanos...
[Extraído de “Envar El Kadri. Historias del Peronismo
Revolucionario”]
Envar El Kadri fue protagonista
de los años de plomo argentinos. Aquí retraza su historia, que se confunde con
la de una generación que, desde el peronismo, vio en el Che su modelo.
-Nací el 1 de mayo de 1941 y dice mi madre que mientras yo me asomaba al mundo
explotaban las bombas de estruendo con que se anunciaban los actos políticos
de ese día.
-Veo que está convencido de que esa fecha fue profética. Su vida no fue de las
que se deslizan entre pájaros y flores. ¿Cuándo empezó a militar?
-Después del 55. Tenía 14 años.
-Había caído Perón.
-Sí, y yo estaba en el liceo militar
General San Martín, donde nos ordenaron hacer una quema de los libros peronistas
que tuviéramos. Me negué. No tanto por partidismo, sino por algo más visceral.
¿Por qué debía obedecer en una cosa que era tan personal como mis libros? Allí
se dieron además algunos hechos que me confirmaron en mi peronismo. Vi cómo
algunos oficiales eran expulsados del ejército por el hecho de ser peronistas.
Y cómo "los negros" no podían llegar más allá de sargentos o cabos.
-Se dice siempre que el ejército argentino tiene una fuerte base aristocrática.
Las
tres experiencias guerrilleras
en los años 60
UTURUNCOS
El primer grupo guerrillero insurgente en Argentina fue el de los
Uturuncos, que tuvo una efímera
vida entre mediados de 1959 y febrero del 60. El asesinato de un
obrero azucarero en Tucumán encendió la chispa. Enrique Manuel Mena
Iimagen), líder peronista de izquierda que tomó el alias de "Comandante
Uturunco", exhortó a otros 20 obreros a escalar el cerro de Cochuna,
a 80 kilómetros de la capital tucumana, y combatir a "los socios
del Imperio". Desde allí iniciaron sus acciones sin objetivos claros,
con ataques a comisarías, cuarteles de bomberos y comercios. Su
acción más notoria fue la de la Nochebuena de 1959, cuando ya sumaban
unos 50 hombres. En un operativo espectacular para aquel momento,tomaron la comisaría de Frías, en Santiago del Estero.
Pero el grupo, mal entrenado y carente de apoyo entre la población,
quedó desbaratado en poco tiempo por las fuerzas de seguridad del
Plan Conintes (Conmoción Interna
del Estado) del presidente Arturo Frondizi. El comandante uturunco
fue arrestado en 1960.
EJERCITO GUERRILLERO DEL PUEBLO
El segundo intento guerrillero rural fue liderado por
Jorge Ricardo Masetti, periodista
de Radio El Mundo que, mientras cubría la revolución en la Sierra
Maestra, Cuba, se incorporó a la lucha armada. En febrero de 1964
fundó el Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP) para actuar en la
región de Orán (Salta), durante la zafra azucarera. Massetti, que
adoptó el alias de "Comandante Segundo", ingresó con sus hombres
por la frontera con Bolivia supuestamente para afianzar la guerrilla
en el norte argentino, que luego quedaría en manos del "Comandante
Primero", el Che. Otra interpretación asegura que el mote Segundo
provendría del personaje literario Don Segundo Sombra. El campamento
fue descubierto por Gendarmería y destruido poco después. El cuerpo
de Masetti jamás apareció.
FUERZAS ARMADAS PERONISTAS (FAP) En septiembre de 1968 en un paraje llamado La Caña, 120
kilómetros de Taco Ralo, en el sudeste de Tucumán, cerca de la frontera
con Santiago del Estero y no muy lejos de Catamarca, la policía
recibió informaciones: sobre movimientos de grupos armados presumiblemente
guerrilleros. Desde San Miguel del Tucumán, a unos cien kilómetros
de Taco Ralo, partieron sesenta efectivos de la policía local al
mando del comisario Hugo Tamagnini. Llegaron a las inmediaciones
del campamento (al que los guerrilleros habían bautizado "El Plumerillo")
la noche del 18 e iniciaron el ataque en dos frentes. Tras superar
una línea de trincheras, consiguieron apoderarse del arsenal y,
paulatinamente, la defensa de los guerrilleros cesó después de un
breve tiroteo. Fueron detenidas en primera instancia nueve personas,
incluida una mujer, pero cuatro se escaparon para esconderse en
el monte. Fueron encontradas en las primeras horas del jueves 19
y, junto con las restantes, trasladadas a Tucumán. Según el parte
policial, los primeros detenidos eran: Juan Bertelli, 43 años, de
Lamadrid, Tucumán; Leonardo Solupzky, 32, médico de Buenos Aires;
Carlos Olivera, 29, de Buenos Aires; Envar El Kadri, 29, de Buenos
Aires; José Luis Rojas, 27, de Tucumán, que había participado en
las acciones de los Uturuncos, entre 1958 y 1959; Amanda Peralta,
28 profesora de Literatura, recibida en la Universidad de La Plata;
Hernán Aredes, 31, empleado del Ministerio de Obras Públicas de
Tucumán; Néstor Herdinsky, 24 estudiante, de Buenos Aires, y David
José Ramos, 24, plomero, de la ciudad de La Plata. Posteriormente,
se citaban los nombres de los cuatro guerrilleros detenidos en la
mañana del jueves 19. Eran Hugo Petenatti, Orlando Zelli, Juan Lucero
y Benicio Ulfino Pérez.
La policía se incautó de dos camiones pintados como los del ejército,
ropas, mantas, uniformes, armas cortas y largas, municiones, víveres
y 500.000 pesos en efectivo. Al explicar el operativo se aclaró
que, pese a versiones en contrario, no había extranjeros entre los
detenidos. Es que se sabía que Mena, el comandante Uturunco, había
estado en Cuba reunido con Ernesto Che Guevara, quien estaba dispuesto
a aportar elementos cubanos para armar la guerrilla rural en el
norte de la Argentina.
El grupo se denominaba Comando Montonero 17 de Octubre, de las
Fuerzas Armadas Peronistas (FAP),
y había sido fundado en abril de 1968 por varios jóvenes provenientes
de la Juventud Peronista, como Envar El Kadr, Carlos Caride y los
ex seminaristas Gerardo Ferrari y Arturo Ferré Gadea. Anteriormente
El Kadri y Caride habían participado activamente en la constitución
de la Asociación Nacional de Estudiantes de Derecho (ANDE) y también
fueron de los primeros miembros de la JP. Las Fuerzas Armadas Peronistas
no quedaron desmanteladas tras el fracaso en Taco Ralo. Se las vinculó
con el grupo Montoneros, pero no se unieron con él. Su emblema tenía
un escudo peronista en el extremo superior derecho y la estrella
federal, de ocho puntas, junto con la inscripción FAP. Los guerrilleros
de Taco Ralo reconocían como líder al entonces exiliado ex presidente
Juan Domingo Perón, y los objetivos políticos del grupo apuntaban
también a crear un ambiente propicio para su retorno. La estrategia
guerrillera apuntaba a ganar la zona montañosa, tras un período
de adiestramiento en el llano, y desde allí iniciar una acción de
guerrillas a lo largo del macizo del Aconquija, desde Catamarca
hasta Salta, lugar elegido por sus condiciones favorables para este
tipo de acciones. El plan preveía el estallido de una guerra de
guerrillas en un año en todo el país, teniendo a Tucumán como foco
principal. La experiencia duró apenas dos semanas. Las FAP reaparecieron
en 1969 y 1970 con varias acciones de guerrilla urbana. En el año
1971 las FAP sufrieron una división debido a la cual fueron expulsados
los integrantes de un amplio sector liderado por Eduardo Moreno,
Ernesto Villanueva, el sacerdote Soler y Alejandro Peyrou. Este
sector se integró entonces a Montoneros. El 22 de mayo de 1973 las
FAP ejecutaron al dirigente sindical Dirk Kloosterman secretario
general del sindicato de trabajadores mecánicos (SMATA-CGT).
Imagen: Enrique Manuel
Mena
-Sí, los negros recién con Perón
pudieron, a partir de un examen, ascender hasta mayores o capitanes.
-Cuando usted dice los negros se refiere a quienes entraban como soldados. En
general gente del interior.
-Sí. El ejército nunca le perdonó a Perón que abriera el coto que los de arriba
se reservaban para ellos.
-Ese apoyo al peronismo, siendo tan niño, ¿cómo empezó?
-Con mi familia, con mis abuelos maternos, con mi padre libanés, que llegó a
la Argentina y se casó con mi madre, hija de italianos. Mi padre adhirió a las
ideas de Perón cuando éste era coronel y estaba al frente del Partido Laborista.
-¿Qué vivió usted en la ideología peronista para adherir con tanto fervor, siendo
tan joven?
-La defensa de la justicia social. Que los pobres tuvieran mejores posibilidades.
-Lo cual no tenía que ver con la situación de su familia.
-No, mi padre era comerciante y mi familia se mantenía sin mayores problemas.
Pero todos apoyaban a Perón.
-¿Hasta cuándo estuvo en el liceo militar?
-Hasta que me echaron. Había muerto un compañero del curso y los mandos decidieron
que no daban permiso para ir al velatorio.
-¿Por qué no?
-Vaya a saber. Por la arbitrariedad de los militares. Dijeron no y está. Nosotros
respetuosamente insistimos. -Si no nos dejan ir al velatorio no entramos a clase.
-Bueno... tan respetuosamente no.
El Kadri responde riendo que ya sobre la hora los dejaron ir pero que a partir
de allí quedó marcado como uno de los cabecillas, hasta que al pasar a quinto
lo promovieron pero le cerraron las puertas del liceo.
-Así pasé al liceo Urquiza, en Flores, donde conocí un mundo maravilloso que
me deslumbró.
-Empezó la verdadera militancia.
-Podía salir todas las noches y sí, claro, podía militar. Tenía 17 años y rápidamente
me integré a la Juventud Peronista.
-¿Cómo funcionaba en esa época la Juventud Peronista? Perón ya había salido
de la Argentina.
-Funcionaba de manera muy espontánea. Sin jefes.
-Y para no hablar de ideología, ¿cuáles eran los propósitos del grupo?
-Simplemente el retorno de Perón. Ahora podría decir que significaba eso, pero,
si soy honesto, en ese momento creo que todo era muy emocional, muy epidérmico.
-¿Y el peronismo no ha sido siempre muy emocional?
-Sí, ésa es quizá una de sus características más lindas: que no ha sido racional,
científico, sino algo muy espontáneo, más vinculado al corazón que a la cabeza.
-¿Y eso no le imprimió ciertas características confusas?
-Sí, también -dice y queda pensativo. Sonriente y pensativo-. No es que esté
en contra de lo racional, pero me gusta cómo pesa ahí, en el peronismo, lo emocional.
Lo que pasa es que, claro, en el movimiento se daban muchas contradicciones
difíciles de ver porque la figura de Perón lo unificaba todo.
-¿Y más tarde no se sintieron las carencias?
-Sí, pero en esa época no lo notábamos. Las cosas eran blanco o negro. La vuelta
de Perón era toda nuestra obsesión. Sin embargo, cuando caí en cana por primera
vez, en el 61, ya habíamos empezado a saber que no bastaba con luchar por el
retorno de Perón, que había que dar un contenido al movimiento. Se hablaba de
expropiar tales y cuales bienes de la oligarquía, terminar con los colegios
privados, privatizar la banca, romper relaciones con Estados Unidos. Era algo
que, si no afinamos mucho, apuntaba al socialismo.
-¿Pensaban que la vuelta de Perón significaba todo eso?
-Sí, eso pensábamos.
-Usted participó recientemente en la película Che, Ernesto dirigida por Miguel
Pereyra, director de La deuda interna. ¿Se trata de un documental o de ficción?
-Digamos que es un documental. La historia -que refiere al segundo viaje que
el Che hizo por las venas abiertas de América Latina- se va conociendo a través
de los diálogos que mantiene conmigo un joven de 25 años, llamado Gerardo Klein,
que desconoce todo sobre la historia del Che.
-¿Y usted a quién representa?
-Hago de mí mismo, de Envar El Kadri -dice riendo, dominado de pronto por un
súbito ataque de timidez-. La película toma el viaje que el Che, con su diploma
de médico bajo el brazo, realizó hacia el leprosario de Maiquetía en julio de
1953, para encontrarse con su amigo Granado.
-¿Cómo se construye el filme? ¿Con diálogos y fotos?
-Con diálogos y un recorrido por Bolivia, Venezuela, Panamá, Costa Rica, Guatemala,
México.
-O sea por los lugares por donde pasó el Che en ese viaje que termina en México.
-Sí, los jóvenes podrán, con este filme, conocer el sentido profundo de esa
imagen que llevan en las camisetas. Podrán saber que el Che era mucho más que
un tiratiros.
-¿A usted mismo lo esclareció en algo este viaje del Che?
-Vi cuánto influyeron en Ernesto -todavía no era el Che- las revoluciones nacionales.
La del MNR en Bolivia, que se había producido hacía un año. El vio allí cómo
las milicias obreras habían derrotado al ejército. Vio a la gente armada en
las calles. Y luego de muchas vueltas, va a Guatemala, cuando cae el gobierno
democrático, lo cual produce un verdadero punto de quiebre en su vida. Allí
un gobierno electo por el pueblo, en elecciones absolutamente democráticas,
es derrocado.
-El llega a los tres años de estar Jacobo Arbenz en la presidencia.
La primera guerrillera argentina
Taco Ralo, Tucumán, 1968, la guerrillera Amanda Peralta de Diéguez,
28 años, profesora de literatura junto a sus captores.
Por Enrique Gil Ibarra
(04/01/09) La semana pasada se murió Amanda Peralta. Vivía en Suecia
desde hace años. Fue la primera guerrillera argentina y la única
compañera que participó en la guerrilla de Taco Ralo en Tucumán
(en la fotografía Amanda Peralta con Ignacio Vélez, Envar El Kadri
y Ramón Torres Molina en los años 90).
Transcribo aquí, por cortesía de mi amigo Alberto Moya, el último
reportaje que le hicieron y un fragmento del libro que Alberto está
preparando.
¿En qué lugares militaste y durante qué años?
Yo milité en La Plata, empecé en 1955, a los 15-16 años. Más tarde,
en 1965, me trasladé a Buenos Aires, al sur del Gran Buenos Aires:
Avellaneda, el Dock, etc. Y Tucumán en el '67-'68, naturalmente.
¿Cómo conociste a El Kadri?
Fue en el '65 o '66. Antes, estando en La Plata, nunca lo había
visto. Creo que me lo presentó Dardo Cabo (NdR: hijo de Armando,
de Avellaneda, aquel en quien Evita confió para cerrar la operación
de recepción de armas enviadas desde Europa). Dardo y yo habíamos
estado presos en Coordinación Federal en el '64 y nos habíamos hecho
amigos. Fue en alguna reunión que conocí a Cacho y supongo que en
relación a JP o los telefónicos. Yo en esa época militaba en ARP,
el grupo de John W. Cooke.
¿Cómo va surgiendo la idea de Taco Ralo? ¿Cuáles son las discusiones
previas?
Por mi parte, ya hacía tiempo que andaba con la idea de organizar
un foco rural. Lo había intentado antes con el grupo del Vasco Bengoechea
en el cual participamos algunos de JP La Plata y también de JP Córdoba.
Eso fracasó con la explosión de calle Posadas y, después, caí presa.
Al salir entré en contacto con ARP siempre con la idea de armar
un foco rural en Tucumán.
En el '67, Néstor Verdinelli y yo salimos de ARP, porque no concretaban
el foco rural. Lo hacían en teoría pero no tenían una práctica real
para prepararlo. Ahí tomamos contacto con otros que pensaban como
nosotros: David Ramos, Eduardo Moreno... Se va haciendo una cadena
y entre los contactos que aparecen un día nos encontramos con Cacho
y Carlitos Caride.
Nuestra "teoría" era que el único modo de iniciar un foco es iniciándolo.
Es decir, dando los pasos concretos necesarios para subir al monte:
conseguir dinero, armas, equipos y combatientes a través de empezar
a operar aunque fuésemos dos o tres locos sueltos. Resulta que de
golpe descubrimos que éramos unos cuantos los que pensábamos lo
mismo.
Nos juntábamos en una casa que Verdinelli, Ramos y yo teníamos en
Temperley. Ahí va madurando "la teoría de las dos patas", que consiste
en ver el foco rural y el foco urbano como igual de necesarios.
La gente elegía si quería irse al monte o ser urbano. Néstor, Cacho,
David y yo estábamos anotados desde el vamos al monte.
Una discusión previa importante trató de los nombres. El grupo rural
se llamaría "Destacamento Montonero" y el urbano "Destacamento Descamisado".
FAP se eligió como nombre de la organización porque considerábamos
importante marcar desde el vamos el carácter peronista de esa lucha
e impedir maniobras macartistas de los milicos, con su discurso
de combatir el comunismo, etc.
Por eso era importante que gente bien conocida y representativa
del peronismo, como Cacho y otros, estuvieran en el monte. Algunos
compañeros, a los que quiero mucho y que son mis amigos hasta hoy,
no se integraron porque consideraron "sectario y excluyente" que
nos llamáramos peronistas en el nombre.
¿Cómo transcurrió la vida en esos días del monte Tucumano?
Nos dedicamos a tratar de integrarnos entre nosotros. La gente venía
de diferentes partes del país. Algunos estábamos integrados, habíamos
operado juntos, etc., mientras que otros eran desconocidos. Nos
dedicábamos a hacer cursos, practicar, caminar, charlar, cavar trincheras.
Nada demasiado espectacular. Vivíamos en una carpa grande, hacía
mucho calor de día y mucho frío de noche.
El período de cárcel luego de Taco Ralo ¿dónde lo pasaste?
-Por ser mujer, me separan de los compañeros. Ellos pasaron toda
la cárcel en grupo pero yo, aislada. Para peor, el primer tiempo
no había otras presas políticas así que el aislamiento era grande.
Los abogados y algunos parientes cumplieron un rol enorme para que
pudiéramos mantener el contacto de cárcel a cárcel.
Primero nos tuvieron en la jefatura de Policía de Tucumán. De ahí,
nos llevaron en avión Hércules del Ejército, a Coordinación (Federal).
De ahí nos ‘pasearon’ por diversas unidades (Federal de Ramos Mejía;
Temperley; o la 2ª de Lanús, no recuerdo, alguna otra comisaría
provincial por el Oeste, creo); siempre incomunicados. Estuve también
en una unidad policial para mujeres en La Plata.
Al final, me llevaron a la cárcel de mujeres de Olmos y ahí me levantaron
la incomunicación. Ya era noviembre. El 22 de ese mes, me acuerdo
porque es mi cumpleaños, me levantaron en la noche y me trasladaron
en secreto a la cárcel de San Nicolás. Ahí quedé hasta mayo de 1970,
cuando el juez federal Weschler me hizo trasladar a la cárcel de
mujeres de la Capital, en Humberto Iº.
Escribe Alberto Moya:
"Amanda Peralta, que venía de estar presa desde el 19 de septiembre
del '68, cuando cayó en Taco Ralo (Tucumán), ya había tenido experiencias
de cárcel (en Olmos y en Humberto Iº) desde agosto del '64 a marzo
del '65 y otro tiempo corto en Humberto Iº hacia diciembre del '66
por la huelga portuaria.
Ya libre, se hizo cargo de la organización de las FAP en el conurbano
sur y parte de la Capital. Por su postura "movimientista" de apoyo
a Cámpora en las elecciones, rompió con FAP-Nacional y forma FAP-17,
aunque ya pensaba que era hora de disolver las organizaciones armadas
e integrarse a la lucha política.
Durante el interregno presidencial de Lastiri, operó en el sur del
conurbano. Después del golpe, en septiembre del '76, fugó a Brasil.
En agosto del '77, fue a Suecia. Se acercaba hasta Francia a colaborar
del boicot al mundial de fútbol; las marchas de los 100 artistas
en Paris y en Amsterdam, los plantones de ‘Cacho’ El Kadri ante
la embajada argentina todos los jueves, etc. Iba a los locales del
Teatro del Soleil desde donde se organizaba lo que los militares
y la revista Para Tí llamaban "la campaña antiargentina". Le tocó
estar en Argentina cuando murió El Kadri (19 de julio de 1998).
Ahora, Amanda no quiso amargarle las fiestas a los suyos y esperó
a morir un 2 de enero".
-Sí, en el 54. El 16 de junio de
ese año comienzan los bombardeos sobre el palacio presidencial y descubre que
todos los aviones que protagonizan el bombardeo son estadounidenses, aunque
Somoza trataba de darles base de apoyo y cobertura.
-¿Cuáles son las conclusiones del Che en este episodio?
-El Che critica a Arbenz por no haber armado al pueblo. Y allí hay algo que
acerca al Che a Perón cuando se entera, por boca de Arévalo, que el gobierno
de Guatemala había honrado a Perón con la orden del Quetzal por su actitud en
ocasión del bloqueo realizado por Estados Unidos a los puertos guatemaltecos.
-¿Qué había hecho Perón?
-Había ordenado a todos los barcos argentinos que andaban en la zona que rompieran
el bloqueo.
-Perón también se opuso a la condena de Arbenz propuesta por Estados Unidos
en la reunión de la oea en Caracas. ¿Usted recuerda las reformas puestas en
marcha por Arbenz?
-Sí, algunas recuerdo. En Guatemala, donde el 2 por ciento de la población poseía
el 70 por ciento de la tierra, Arbenz llevó a cabo reformas que golpearon directamente
el monopolio de la United Fruit Company. Expropiación de latifundios yermos,
salarios mínimos, contratación colectiva, derecho de huelga.
-La OEA condenó al gobierno de Arbenz. Sólo Argentina y México se opusieron.
Usted me decía algo que suelen decir los biógrafos del Che: la importancia que
tuvo Guatemala en sus decisiones posteriores.
-Empezó a preguntarse para qué servía la democracia si el pueblo no estaba capacitado
para defenderla.
-Había que armar al pueblo.
-Ahí se va a México, donde se conecta,
por pura casualidad, con un muchacho, Niko López, a quien había conocido en
Guatemala.
-¿No era cubano Niko López?
-Sí, era uno de los sobrevivientes del ataque al cuartel Moncada. Según se cuenta,
Niko relata al Che todo el episodio del Moncada y el Che, que lo escucha, le
dice con ese tono cachador bastante argentino: -Contate otra de cowboys.
-No le creyó.
-No, lo que Niko contaba no era creíble. Con este Niko, a quien reencuentra
luego en México, el Che había salido por las calles de Guatemala a vender imágenes
del Cristo de Esquipula, un Cristo negro traído por los españoles, a quien los
guatemaltecos atribuyeron poderes milagrosos. La cosa es que después de eso
pasa un tiempo en que se pierden de vista totalmente, hasta que de pronto vuelven
a encontrarse en un hospital de México donde el Che está trabajando -dice Cacho
El Kadri con tal expresión de sorpresa que podía pensarse que él mismo acabara
de encontrarse con el Che.
-¿Por qué es tan sorprendente este encuentro?
-Pensemos en esa enorme ciudad que es México y en estos dos que se habían conocido
en Guatemala, cruzándose en el pasillo de un hospital de México. Si uno pasa
30 segundos antes, ya no se cruzan. Si dobla aquí en vez de seguir derecho,
ya no se cruzan.
-Si el tema le interesa, lea a Paul Auster. El también se fascina con esos cruces
del destino.
-Da para pensar... Ahí se encuentran, se abrazan. -¿Qué hacés acá? -Estoy como
médico, ¿y vos? -Seguimos preparando la revolución, vamos a volver a Cuba. Nos
reunimos en la casa de María Antonia. Vení, le dice. Y el Che va, se encuentra
con Fidel y descubre que piensa lo mismo que él. Todo lo que dice Fidel es igual
a lo que él había pensado. Y cosa rara...
-El Che a Fidel le cree.
-Le cree, en lugar de pensar que
era uno de esos charlatanes desbordantes que nunca hacen nada. No sé cómo habrá
hablado Fidel, sentado en el suelo de la cocina de María Antonia durante toda
la noche, pero el Che, sentado a su lado, lo escuchó y le creyó. Confió en ese
hombre que recién conocía. Es lo más lindo que hay, ese encuentro. Allí nace
una amistad que es para toda la vida. Y... no sé cómo decírselo, pero toda la
gente que comparte las experiencias de la lucha armada, que pone en juego su
propia vida junto a otros, forma una hermandad. Yo me acuerdo del amor que se
forjaba con el compañero que había participado con nosotros del peligro, y a
veces del miedo. Ese hombre se transforma en un hermano.
-Usted, que estuvo recorriendo los lugares recorridos por el Che, ¿vio esa cocina?
¿Existe?
-Sí, claro, está todavía. Una cocina pequeña y vieja. Me emocioné pensando que
ahí en el suelo habían estado sentados los dos, hablando hasta las seis de la
mañana. Y pensando en todo lo que pasó luego, a partir de esa conversación.
-¿Su profundo interés en el Che, viene de lejos o se concretó con la película?
-Siempre sentí al Che muy próximo. Como un hermano mayor. Pero sólo había leído
algunas cosas. El socialismo y el hombre en Cuba, El diario y poco más. Quise
profundizar, saber algo más para iluminar esa recorrida que hizo él por Santiago
del Estero, Jujuy, Salta. Saber de sus conversaciones con obreros y campesinos.
Me pregunté, tantas veces, de qué podía haber hablado en esa Argentina de los
cincuenta si no era del peronismo. El tiene frases que me recuerdan otras de
Perón o Evita. Por ejemplo, Endurecerse sin perder la ternura, que parece sacada
del libro La razón de mi vida, o -El verdadero revolucionario se mueve por un
sentimiento de indignación ante la injusticia, que Evita repitió cien veces.
-Lo que en general se dice es que tuvo siempre una gran indiferencia por el
peronismo. Evere durante el viaje del Che por Bolivia, pero nada aparece sobre
el hecho en su diario. Eso dice el mexicano Jorge Castañeda en La vida en rojo.
-Sin embargo, creo que aquel muchacho no puede haber pasado indemne por todo
ese tejido que era mitad propaganda, mitad verdad, demagogia, solidaridad. Y,
lo más importante, nunca fue antiperonista. Lo dice Hilda, su primera mujer.
Hay una carta que Ernesto Sábato le envía a Cuba, donde le dice que aquí en
la Argentina hay un equívoco entre peronismo y castrismo. Que la gente en la
calle grita -muera Castro porque creen que Castro es un gorila. Y le pide que
le ayude a disipar ese equívoco. -Aquí la Revolución Libertadora -dice Sábato-
empezó escribiendo todo con mayúscula pero pronto pasó a escribirlo todo entre
comillas. El Che le contesta una carta lindísima donde le dice, entre otras
cosas, que a la Revolución Libertadora le vio las comillas desde el primer día.
Y, respondiendo a una alusión que hace Sábato de las sirvientas llorando la
caída de Perón por los rincones, el Che dice: -Aquí las sirvienticas lloraron,
pero de alegría, cuando cayó Batista. Y todavía hay más.
-Sé que al Che lo puso furioso el bombardeo a Plaza de Mayo, en 1955. Pero de
allí tal vez no se pueda deducir que estaba a favor de Perón.
-En una carta a su madre él le habla de esos mierdas que después de bombardear
la plaza se refugiaron en Montevideo. Y algo más, en respuesta a una carta de
su madre, donde ésta le habla del dolor de un amigo, que perdió un hijo en el
bombardeo, él dice que no duda de su tristeza, pero que él está pensando en
esos negros de los que pocos se acuerdan que murieron allí, y también tienen
familia.
-¿Cómo repercutió en usted la Revolución Libertadora?
-La Libertadora me marcó profundamente por los fusilamientos en ese año y en
el siguiente, el 56. El 9 de junio de 1956 un grupo de militares, entre los
cuales estaba el papá de un compañero de clase, se subleva. ¿Usted sabe lo triste
que puede ser cuando uno tiene 15 años y llaman a la dirección al compañero
con quien convive a toda hora, para comunicarle que su padre ha sido fusilado?
Se llamaba Cogorno y esa tristeza que sentí no se me olvida. Fusilaron a 34.
-Para lo que genéricamente se llamaba la resistencia peronista.
-¿Eran jóvenes de qué edad?
-Cuando caímos presos, en el 60, yo era el más joven. Tenía 19 años.
-¿Por qué cayeron presos?
-Por esto que le cuento de las armas. Nos descubren y quedamos presos hasta
el 63, cuando gana el radical Arturo Illia, y por una ley de amnistía, salimos.
Cuando nos sueltan comenzamos a organizar la Juventud Peronista a nivel nacional.
En ese momento peleábamos mucho entre nosotros y yo sufro una cierta desilusión.
Yo veía que todos los valores de compañerismo, amistad y camaradería parecían
irse al demonio a la luz de pequeñas, idiotas diferencias.
-¿Cuáles, por ejemplo?
-Si debemos ir más lentamente o más rápido. Si un poquito más hacia la izquierda
o un poquito menos. ¡Qué horrible! Nos habíamos jugado la vida y la libertad
juntos y ahora cualquier cosa insignificante nos separaba. -¿Hay que ir a ver
a Perón?, -¡No, no hay que ir!.
-Pero usted va, finalmente, a Madrid.
-Sí, voy al poco tiempo de salir en libertad. Tenía 22 años. Era un impertinente
-dice riendo-. Me había educado en esa escuela del hacer, y Perón era un estratega.
Lo que yo y mis compañeros queríamos era empezar ya mismo a los tiros. El decía
que volvería en el 64 -como prenda de unión y de paz entre todos los argentinos.
Y yo: -No puede ser, general, no lo van a dejar volver si no es por las armas.
-Bueno -dijo él-, ya que sabe hacer tan bien la revolución, hágala usted La
conversación siguió hasta que finalmente él propuso esperar hasta el 31 de diciembre
del 64. En un año volvería para ayudar a reconstruir el país.
-Aceptaron.
-Ahí mismo me agarré de sus palabras y le dije que, de acuerdo con esto, el
1 de enero del 65 quedábamos en libertad de acción.
-A usted lo que más le interesaba era la lucha. Si se la sacaban perdía en parte
el interés.
-Sí, eso es verdad. Yo me encuadraría en una definición que leí una vez: -Un
hombre de acción que piensa. No soy alguien que actúa a partir de pensar. O
no lo era para nada en aquellos años. Después leí algo que, creo, decían los
tupas y tal vez Mao también, sobre la acción como criterio de verdad. -En lo
teórico todos parecen tener razón, pero lo que diferencia una teoría de otra
es la acción.
-¿Por qué a veces se dice de ustedes que eran folclóricos? Ustedes mismos lo
dicen.
-Porque no había serias medidas
de seguridad, de compartimentación.
-¿Se veía eso en los resultados?
Envar El Kadri y Jorge Rulli - Diálogos
en el exilio. Revisado por Susana El Kadri. Clic para descargar.
-Claro, caímos con tremenda frecuencia.
-¿Qué pasó a su vuelta de Madrid?
-Me querían matar. -Tenías que convencer
a Perón y él te convenció a vos, me decían. Ese año lo dedicamos a acciones
propagandísticas. Teníamos amigos periodistas que venían y sacaban fotos de
lo que preparábamos y hacíamos.
-En el 68, me pregunto cómo se les ocurrió comprar el campo donde se estableció
la guerrilla de Taco Ralo. Eso siempre me resultó muy curioso y bastante cómico.
-No, no es cómico. Nosotros prepararíamos allí un campamento de entrenamiento,
pero las operaciones no partirían de allí, sino de otro lugar llamado Cochuna,
a 1.500 metros de altura, con bosque tropical húmedo. Ernesto también compró
en Bolivia.
-Taco Ralo pasó rápido. Veinte días y se los llevaron presos. Salieron cuando
Héctor Cámpora llegó al poder, cinco años después. ¿Y qué pasó entre el 65 y
el 68?
-En el 65 nosotros habíamos tenido contacto con un grupo de compañeros protagonistas
de una acción muy importante que se llamó el Policlínico Bancario. Se trataba
del grupo Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara (MNRT).
-Un grupo de derecha.
-Venían de un grupo de derecha, pero tomaron conciencia y rápidamente viraron,
haciéndose peronistas.
-Eso es lo que en Uruguay cuesta
entender. Peronistas y también antisemitas y verticalistas.
-No, no, este grupo no. El que quedó con algo de esas características fue la
Guardia Restauradora Nacionalista. Pero el MNRT no. Rápidamente se sensibilizó
e integró con la Juventud Peronista. No eran antisemitas. Fueron protagonistas
de la expropiación del Policlínico, con cuyo dinero pensaban iniciar la recuperación
de las islas Malvinas. Pero descubiertos, fueron presos y desbaratados.
-¿Nell Tacci, que estuvo preso en Uruguay, no pertenecía a ese grupo?
-Claro. Cuando él se escapa de Tribunales nosotros somos quienes lo protegemos
y ayudamos a irse a Uruguay.
Comunicado de las FAP en el periódico de la CGT
de los argentinos (1969)
-¿Existía ya conexión entre ustedes y los grupos uruguayos?
-Sí. Yo conocía personalmente a Sendic, al Ñato (Eleuterio Fernández Huidobro),
a Julio Marenales, a Montes de Oca, Andrés Cultelli y a otros. Hacíamos intercambio
de conocimientos -dice y añade riendo-: En fin, lo que hacíamos era un buen
intercambio profesional. -Vuelve a pensar y mientras piensa sonríe. Nosotros
teníamos la idea de la patria grande, la integración. Y pensábamos que eso estaba
empezando. Cuando recuerdo que éramos 20 de un lado y 20 del otro... Sin embargo,
es así que se empieza a veces.
-¿Usted piensa que el peronismo sigue teniendo vigencia?
-Ya no. Los viejos peronistas no renunciamos a nuestra identidad, pero la disputa
sobre si el Partido Justicialista o Menem son o no, ya no tiene sentido. Creo
que uno es lo que hace, no lo que dice ser. Menem no tiene nada que ver ni con
nuestra historia ni con nuestra lucha. El entregó el país, vendió la economía,
regaló los resortes clave de nuestras riquezas al extranjero, apretó a los obreros,
creó un plan de flexibilización laboral... Todo lo que hizo bajo el nombre de
modernización del Estado fue enterrar nuestros mejores proyectos.
Envar "Cacho" El Kadre (1941-1998) fue
uno de los símbolos de la militancia popular desde antes de los 60. Fundador
de la Juventud Peronista, participó activamente de lo que se conoció como la
Resistencia Peronista, siendo uno de los primeros en llevar a cabo la lucha
armada en nuestro país.
Nació en Río Cuarto un 1º de mayo de 1941. Tuvo su infancia feliz durante los
gobiernos de Perón, y al poco tiempo de ser éste derrocado por la Revolución
Libertadora comenzó su militancia. Los bombardeos a la Plaza de Mayo, los fusilamientos
de José León Suárez y la proscripción del peronismo fueron acontecimientos que
lo marcaron a fuego.
Apenas salido de la adolescencia, junto a un puñado de compañeros fundó la Juventud
Peronista. Al principio, las acciones que llevaban a cabo consistían en juntarse
en la calle Florida y colgar algún retrato de Perón y de Evita, y desafiando
al decreto-ley 4161 que prohibía a ambos nombrarlos en público gritaban consignas
en su favor y cantaban la marcha peronista.
Más adelante se organizaron en todo el país en el Movimiento de la Juventud
Peronista, que luego originaría a las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), intentando
en 1968 realizar un foco guerrillero en Tucumán, que no se pudo concretar al
ser descubiertos por el ejército siendo encarcelados.
Envar "Cacho"
El Kadri - Fragmento de documental
Fue preso político
entre los años 60-63, 68-73 y exiliado a partir del 75 en Francia, desde donde
denunció internacionalmente los crímenes de la dictadura militar. Con el retorno
de la democracia se dedicó a temas culturales, adoptando como oficios la producción
cinematográfica y la dirección de un sello discográfico, pero siempre intentando
aportar a la reconstrucción del movimiento nacional y popular.
Sus obsesiones fueron
el recuerdo de los compañeros caídos y la voluntad de configurar la memoria
histórica de nuestro pueblo, en ese sentido su aporte a través de charlas y
encuentros (sobre todo con los jóvenes), sea en barrios, universidades o actos
en todo el país, fue invalorable.
No se calzaba el traje de militante para hablar en un acto o tener una discusión
política, la militancia de Cacho era la vida misma. Siempre decía que para luchar
no se necesitaba "leer algún manual" ni que la revolución se hacía "con escuadras
o tiralíneas", sabía que bastaba identificarse con la lucha del pueblo y que
sólo "hay que sentir como propia cualquier injusticia que se cometa contra cualquiera
en cualquier parte del mundo", haciendo suya con total autoridad la frase del
Che Guevara. No dividía a las personas de acuerdo a su carácter ideológico o
partidario: "Las personas se dividen en buenas o malas personas", con humildad
y con todas esas premisas buscó hasta el final "cavar la propia trinchera donde
luchar".
Como muestra del significado que tiene para el movimiento popular, hay que decir
que al día siguiente de su muerte en paredones de Buenos Aires, al lado de consignas
partidarias, se podía leer: "Aguante Cacho El Kadre", que en Rosario se constituyó
el Centro de Estudios para la Transformación Social "Envar El Kadre", compañeros
suyos de capital se agruparon bajo su nombre, en la plaza del barrio de toda
su vida una plaqueta lo recuerda, y algunas zonas del conurbano la corriente
de desocupados Envar El Kadre lo homenajea cotidianamente entre piquetes y cortes
de ruta. Su nombre ya es bandera.
El 19 de julio del 98 ese corazón grande que tenía le dijo basta, tenía 57 años
cargados de lucha, solidaridad y ternura. Al día siguiente cientos de familiares
y compañeros lo lloraron y despidieron; era el día del amigo. Sus restos descansan
en el cementerio islámico con tierra que él mismo había traído del Líbano, el
lugar de sus antepasados. Su memoria está siempre presente.
Fuente: Tintas del Sur Nº 4, revista de la agrupación Galpón Sur, integrante
de COPA
¿Cuales fueron las principales motivaciones
que tuviste vos y tu generación para participar activamente en la política?
Creo que la primera de todas es un profundo sentido de rebeldía ante la injusticia.
Habíamos visto como el gobierno constitucional de Perón era derribado por un
grupo que se arrogaba la representación de todo el pueblo argentino, y que como
sabían que por el lado de las urnas no podían vencer al peronismo de aquella
época, decidieron dar un golpe salvaje. Esto nos movió mucho internamente ¿Cuál
era nuestro sentido? ¿Qué debíamos hacer? ¿Quedarnos en nuestras casas y aceptar
pasivamente eso que estaba ocurriendo?. Entonces muchos jóvenes de mi época
decidimos que no, que había que levantar las banderas de nuestros ideales, que
no podíamos admitir que hubiera ciudadanos de primera que eran los "democráticos",
y ciudadanos de segunda que éramos los peronistas
Entonces dijimos que esto no nos deja otro camino, otra forma de participación
que el de la lucha, y ahí fue cuando nos organizamos ya por los años 57, 58
en los primeros comandos de la Juventud Peronista.
¿Que hechos concretos realizaban?
Comunicado de
las FAP publicado en el periódico de la CGT de los argentinos (1970)
Era más bien ganar
la calle y hacer actos de presencia, lo que después de llamaría agitación.
Nosotros no conocíamos esos nombres, lo hacíamos empíricamente, un poco inorgánicos,
como una forma de decir "aquí estamos".
¿Como evoluciona en ustedes la idea de la lucha armada?
Brevemente te diré que es el método de la prueba y cada prueba que hacés vas
fracasando entonces vas pasando a otro método. El primero fue de agitación.
El segundo fue el de acompañar como grupo de civiles a los intentos de golpes
de militares llamados peronistas; nosotros decíamos "así como a Perón lo derribaron
por medio de una conspiración y con elementos civiles que lo apoyaron, si nosotros
tenemos militares peronistas que dan un golpe, hacen una conspiración, sublevan
las tropas y nosotros apoyamos, va a ser posible que Perón vuelva". Varias veces
nos convocaron y se reunían y se preparaban los planes, que eran planes de papel
nomás, porque en la práctica... Perón anunció que volvía al país para colaborar
a la unión nacional, nosotros decíamos: "general no lo van a dejar venir, es
imposible" yo había estado con Perón en octubre del 63, entonces como venía
con todas las ideas de la revolución y que teníamos que organizarnos, Perón
dijo: "Yo vuelvo como prenda de unidad y paz entre todos los argentinos y voy
a anunciar públicamente que el año 64 va a ser el año del retorno. Si este gobierno,
que dice ser democrático no me permite el retorno entonces quedará abierto el
camino de la violencia", finalmente Perón tomó un avión a Río de Janeiro, los
militares brasileños lo detuvieron a pedido del canciller argentino y lo mandaron
de vuelta para allá, nosotros a partir de esa fecha quedamos en libertad de
acción y dijimos que algo vamos a hacer, no es posible que siga el peronismo
proscripto. En el año 66 quedó abierta la vía de la lucha armada por todos los
medios, los militares prometen gobernar por veinte años, prometen ser los reorganizadores
del país, van a ser una nueva república y van a ser un voto calificado ¿por
qué?
¿nosotros que somos?, y otra vez, con ese gobierno militar de Onganía la variante
de ajuste pasaban a ser los trabajadores, otra vez la misma excusa de que había
una necesidad de cerrar los ingenios que eran estatales, que había que privatizarlos,
había que echar a la gente a la calle, entonces allí hubo para nosotros un punto
de inflexión y ahí fue donde decidimos organizarnos para la lucha armada, una
parte rural otra parte urbana, y enfrentar a los militares en el único terreno
que ellos nos dejaban, que era el de la lucha armada.
¿Qué fue Taco Ralo?
Taco Ralo fue parte de esa experiencia, los compañeros del Movimiento de la
Juventud Peronista de todo el país, éramos los más concientizados o más convencidos
de que éste era el único camino, no por haberlo leído, sino por experiencia
propia de vivir nuestra historia, de sufrir nuestra propia historia contemporánea.
Nos organizamos, un grupo iba a preparar un campamento en la zona de Tucumán,
previamente se instalaban en un lugar para aclimatarse y para prepararse físicamente,
una vez que estuviera completado el adiestramiento, la capacitación y la preparación
física pensábamos dirigirnos a la zona de El Cochuna, en los montes tucumanos,
para iniciar esta presencia guerrillera y simultáneamente con eso en las ciudades
iban a aparecer los destacamentos, que se iban a llamar Destacamentos Descamisados
Eva Perón, para hacer acciones espectaculares, propaganda armada y con todo
eso pensábamos que íbamos a movilizar y arrastrar a todo el peronismo y a toda
la gente, lo cual de alguna manera fue así aunque no bajo nuestra dirección,
sino que se dio en una forma más espontánea, más generalizada, con la aparición
de otras organizaciones peronistas y no peronistas.
¿ Lo de Taco Ralo, lo tomaron como un fracaso?
Desde el punto de vista de lo que fuimos a hacer fue un fracaso, no hay que
tenerle miedo a las palabras, para nosotros fue como un mazazo, de esos que
te dejan drogui. Después vino el reconocimientos de toda la gente, se hizo un
plenario, el mayor Alberte que era delegado de Perón en esa época sacó un comunicado
diciendo que era mentira que éramos comunistas y queríamos suplantar la bandera
argentina por el trapo rojo como decía el gobierno; y eso nos reconfortó, hubo
una repercusión de ese fracaso. Uno con el fracaso puede hacer una novela de
llorar y estar lamentándose toda la vida, o puede convertirla en una campana
de largada de algo, en nuestro caso de inmediato la solidaridad de la gente,
el hecho de que nos reconocieran como militantes, el hecho de que no hubiera
ninguna duda de que todo lo que habíamos hecho estaba en función de la lucha
y la revolución hizo que nos sintiéramos reconfortados. La cárcel fue en ese
sentido una especie de beca, una beca para aprender, estudiar, estar cada vez
más convencidos de que teníamos razón, Perón también nos hizo llegar una hermosa
carta de solidaridad en el año 69, todo eso nos llevaba a nosotros a sentirnos
como parte del movimiento que se puso en marcha. De manera que fue un fracaso
pero fue como una campana de despertar y de ponerle frente al hecho consumado,
concreto, que un grupo de jóvenes argentinos sin ayuda de nadie, sin apoyo exterior,
sin el oro de Moscú o la plata de Cuba, había tomado la decisión de llevar adelante
una lucha revolucionaria y la habían empezado a hacer, no se habían quedado
en un palabrerío, por supuesto que estaban dadas las condiciones objetivas y
subjetivas, había una dictadura, se habían anulado todas las actividades políticas,
se había intervenido a la universidad, no es que nosotros un día nos despertamos
como rebeldes o violentos y decidimos cambiar el mundo, sino que veníamos de
esa larga militancia a pesar de nuestra juventud y de haber sido contemporáneos
de todo ese proceso de ataque a los valores de la soberanía popular, de la democracia
y conquista de los trabajadores.
¿Qué impresión tuviste cuando saliste en libertad en el '73?
La
verdad que muy buena. Había un ascenso tan grande de las movilizaciones populares
y de la lucha armada que parecía que estábamos al borde de la revolución.
Esta idea del borde de la revolución es buena, porque también uno puede estar
al borde del precipicio, estábamos al borde y confundimos ese gran apoyo y esa
gran participación popular en todo el movimiento que sirvió de resistencia a
la dictadura y que la acorraló y la obligó a dar elecciones y permitir que participara
el peronismo y que Cámpora ganara en la primera vuelta. Esa fue una gran confusión
de creer que todo el gran apoyo que había al movimiento de revuelta y resistencia
a las dictaduras de Onganía, Levigston y Lanusse era un apoyo directo a los
postulados de cada organización, llámese Montoneros, ERP, FAP o FAR que ya tenían,
por un mecanismo interno de ideologización otros objetivos, que no eran solamente
el retorno de Perón por ejemplo como el caso nuestro, sino que también eran
el retorno de Perón, la toma del poder, la patria socialista, la construcción
del socialismo nacional, la expropiación a la oligarquía, un cambio realmente
revolucionario, prácticamente era como si el que hubiera tomado el poder hubiera
sido el pueblo en armas, cuando en realidad era una retirada del gobierno militar
con condicionamientos, que igual Cámpora no aceptó ninguno, pero que estaban
allí intactas, no eran que habían sido derrotadas y diezmadas en una batalla,
están los tipos acumulando bronca que después iban a desatar en 1976, aún antes
con el apoyo que le daban a la Triple A y todos los grupos paramilitares que
salieron a matar a los compañeros.
¿ Fue un revés de esas organizaciones o del pueblo que no quiso hacer suyas
esas reivindicaciones?
Los pueblos en ese sentido tienen tiempos diferentes a los de la organizaciones.
Las organizaciones que están conformadas por hombres de carne y hueso que tienen
una vida concreta, muchos habían muerto, habían dado su vida en aquellas batallas,
termina uno creyendo que todo se mide con la corta vida de uno, que el cambio
tenía que hacerse ahí, en ese momento, en esa hora, en esa encrucijada histórica.
La revolución es un proceso lento, es un proceso de acumulación, ese proceso
de acumulación las organizaciones lo apresuraron, creyendo que porque movilizaban
50 mil personas en una manifestación ya era suficiente para vencer la estructura
del estado capitalista demoliberal-burgués e instaurar este gobierno revolucionario
que por supuesto iba a ser conducido por los dirigentes de esas organizaciones.
En el fondo se trataba de imponer la voluntad de esas organizaciones, no había
un plan de convocar a todo el pueblo.
Revista Todo es Hitoria
Nº 273, marzo 1990 - Taco Ralo.
Clic para descargar
En nuestro país se
creía que porque se leía un manual de marxismo-leninismo ya se estaba en condiciones
de saber como se tomaba el poder o se manejaba un país y ya todos éramos economistas
o ministros. Creo que en ese momento la gente quería un respiro, veníamos de
ocho años de dictadura, la gente quería mejorar su situación. La revolución
se mide también por reformas que se van acumulando hasta un punto que esas reformas
son tantas que más que reformas es una revolución.
Quisimos forzar los tiempos de la historia, no fuimos capaces de ver que los
pueblos tienen otros tiempos, y había que haber respetado esos tiempos. La gente
entre el tiempo y la sangre elige el tiempo, dice que no vamos a sacrificar
lo poco que tenemos, consolidémoslo. No es tan lineal todo, porque hubo muchos
grupos que trataron de parar eso, el Peronismo de Base con esa idea de construir
una organización independiente de los burócratas o de los traidores y trabajar
con las bases, dentro de Montoneros también hubo expresiones que veían eso y
trataban de parar la pelota, pero ya los tiempos se habían agotado y la dictadura
militar se instauró para acabar con cualquier tentativa aún reformista o contestataria,
no hablemos ya de una tentativa revolucionaria.
A partir del golpe militar se consolida un modelo de país distinto al que ustedes
tanto pelearon ¿Cómo vivís esa derrota?
Mal, muy mal. Porque es cierto, como modelo de país no es este el que soñamos,
no es este el país por el cual lucharon y entregaron su vida nuestros compañeros,
este es el país del individualismo, del no te metás, del sálvese quién pueda,
de la exclusión social, del modelo económico que beneficia a unos poco y deja
con el rótulo ahora de marginales a la mayoría de la población. Éste es el mayor
mérito de la dictadura, que a pesar de haber sido derrotada políticamente, su
proyecto económico, el proyecto económico que ya sustentaron en el 55 cuando
nos quisieron meter de prepo al Fondo Monetario Internacional, éste organismo
creado por los norteamericanos sobre todo para distribuir las ganancias y hacer
que siempre el producto del comercio de las naciones fuera a parar a sus manos.
Todo eso lo vivo con una gran tristeza, pero al mismo tiempo no nos han vencido,
porque somos muchos los que inorgánicos, independientes, fuera de los partidos
o modelos existentes seguimos pensando que es posible construir otro país, que
es posible transformar las relaciones de competencia, de pisarle la cabeza al
que está al lado, de trepar, de ganar, este modelo que nos han puesto como el
único posible, el modelo del triunfador, del que viaja al extranjero, toda esa
obscena exhibición de riqueza al lado de gente que no tiene ni para el mate
cosido ni para el transporte, creo que es posible todavía un país diferente
y hacer de esta gran derrota, de éste gran terrible modelo económico y militar
que aplicó la dictadura, ir construyendo una esperanza, ser pacientes, perseverantes,
innovadores, ser capaces de construir herramientas diferentes de transformación
de la realidad, más chiquitas, sin soñar con las grandes organizaciones que
quieren cambiar todo de una vez y para siempre, sino seguir cambiándolas de
a poco en nuestro barrio, en nuestra facultad, reaccionando ante cualquier injusticia,
siendo capaz de comprometerse, de ensuciarse, de meterse donde aparentemente
a uno le dicen: "no, ¿para que te metés?, ¿vos que tenés que hacer en esto?,
vos no sos villero, no sos obrero", no, yo siento como propia esta injusticia,
yo me meto para cambiarla. Así creo que esa derrota de un proyecto de país liberado,
de un proyecto de país con justicia social, con soberanía política y con independencia
económica se va ir revirtiendo en la medida de que cada uno de nosotros seamos
capaces de construir desde nosotros mismos ese mundo solidario, más justo, más
fraterno, más igualitario que soñamos y por el cual luchamos.
¿A quién le puede interesar? le dije, el pasado es lo que fue y no volverá;
y por ahí algún despistado se engancha y cree que se puede volver a hacer lo
que hicimos... motivos no faltan, pensé, pero los tiempos son otros.
-Tenés que contarme tu vida, volvió a repetir Martín Caparrós, con un tono entre
imperativo y cargoso.
-Sos sordo o te hacés el que no entendés, le respondí con firmeza no exenta
de molestia. Nuestras vidas son nuestras, podemos compartirla con amigos, cuando
nos sentimos a gusto y se nos da la gana de recordar. Lo que hicimos fue, como
dicen ahora, y además por hablar del pasado, perdí a alguien que me andaba enamorando...
-Tenés que contarme tu vida, insistió don Martín, desde lo alto de su figura,
llevando una mano al bolsillo, para extraer un ridículo grabador a pilas, creyendo
que podía correrme con la vaina del hecho consumado.
Me
puse a preparar unos mates, como para reflexionar. Por qué me insiste tanto
el Martín si es de buena familia y sabe que la insistencia no se estila entre
gente educada. Me lo arruinó el periodismo, pensé mientras acomodaba la bombilla
para el primer mate.
-¿Y para qué querés que te cuente mi vida?, le dije, ya medio enojado.
-Para hacer un libro contando por qué lucharon, pero no desde el discurso heroico,
sino desde la vida misma, chiquita, grande, no importa, la que vivieron... y
así me ganó la voluntad para trabajar en La Voluntad.
Lo vi tan entusiasta y confiado que no pude decirle que no, ni reírme de su
optimismo, porque aunque dijera que a nadie le iban a interesar nuestras historias
o historietas, en realidad deseaba que sí, que tantos esfuerzos y trabajos les
interesaran a muchos y no quedaran en el olvido. y así fue, ya vamos por el
tercer tomo y no faltan los inconscientes que piden ¡otro, otro!.
Envar "Cacho"
El Kadri - Fragmento de documental
Ahora, no conformes con habernos exprimido tanto, nos piden que escribamos algo
para el final. Me pongo a hacerlo y casi me sale otro libro... no soy lo que
se dice de hablar poco, y cuando me entusiasmo las coplas me van brotando como
agua de manantial. Carlitos siempre decía: -a éste lo lejan hablar y no lo fusilan.
Pero la verdad es que fue lindo contar estas historias de vida, de amor, de
pasión, compartirlas con lectores conocidos y desconocidos, saber que una hija
recuperaba una anécdota de su papá, un romance de su mamá, aventuras y desventuras,
enfrentamientos ideológicos y acercamientos fraternos, peleas a muerte olvidadas
con un abrazo; y que desde Río Gallegos a Tres Arroyos te llamen los compañeros
para decirte -estos días estuve tomando mate con vos leyendo La Voluntad....
Al mismo tiempo, fue difícil encontrar el equilibrio entre el pudor y las ganas
de contar. En mi caso, coincidieron dos circunstancias: que fuera Martín el
que me "provocara" -en el doble sentido, de dar ganas y de molestar para contarle
cosas, como si fuera un hermano menor preguntón y molesto cebando mates que
no pasarán a la historia; y, por otra parte, que acabara pasar por un infarto,
de esos que casi te mandan al otro lado, y en una cama
del Hospital Francés pensara: si me voy, quién se acordará de lo nuestro y lo
nuestro es esto, las historias banales o trascendentes, creíbles o increíbles,
de los Juan Pueblo, los compañeros de abajo, de la segunda o quinta línea, los
conocidos y sobre todo, los menos conocidos, sin cuya participación esta Historia
no hubiera sido posible. Aquí trabajamos como sus voceros, para darles el lugar
que siempre merecieron.
Porque este libro es, antes que nada, el de todos ellos, aunque a veces no aparezcan
sus nombres y apellidos. Claro que también fue difícil meterse con el pasado,
recordar hechos, incluso recordarlos sin contarlos (perdón Martín), porque son
esos recuerdos que pertenecen a lo más íntimo tuyo que uno quisiera no tener
que haberlos vivido nunca y que sin embargo volvían a aparecer, con su carga
de dolor y angustia, porque costaron vidas
nuestras y de ellos. y como dice Don Fierro: -la sangre que se derrama no se
olvida hasta la muerte. y entonces, le decía a Martín que abandonaba que buscara
otros, que ya le había dicho lo esencial, y me juraba que no volvería a verlo.
Hasta que quince días después Martín me llamaba, me aseguraba que no era para
hablar de nuevo, sino para -completar unos datos y me volvía a enganchar...
Porque otro gran mérito
de La Voluntad es el de reflejar estos dolores alegrías, estas afirmaciones
y vacilaciones, que también fueron las nuestras de entonces. Cuenta la vida
de aquellos tiempos, tal como era, sin el embellecimiento que le dan los años,
ni la fealdad que a veces asoma en los derrotados. Nos muestra cómo somos, aunque
hable del pasado y deba decir cómo fuimos. Pero da la casualidad de que muchos
de los que trabajamos en este libro seguimos siendo los de entonces. Desensillamos,
pero no vendimos el caballo.
En algún lugar de Buenos Aires (fecha
desconocida) Envar El Kadri dirige unas palabras en homenaje a
Mario Santucho, máximo dirigente del PRT-ERP, abatido en
una emboscada durante la dictadura militar el 19 de julio de 1976. Presenta Juan
Carlos Aznárez de Resúmen Latinoamericano.
Por eso estas líneas son de agradecimiento a sus autores: por habernos hecho
existir, por permitirnos transmitir lo que fuimos/somos sin eufemismo ni subtítulos,
ni intérpretes autorizados, sino con nuestras dudas/ certezas/ aciertos/ errores/luces
y sombras de chicas y muchachos que un día abrieron los ojos y decidieron no
volver a cerrarlos más...
Lo necesario que era/es
este libro queda demostrado en el hecho de que en este ambiente de fin de siglo,
en que se consolidan el individualismo, la resignación, el todo es igual, el
libro de Martín y Eduardo, apoyado por Fernando Fagnani, el Quijote de la editorial,
navegó contra la corriente y toda lógica marketinera: miles de páginas, letra
chiquita, ninguna receta sobre cómo triunfar en la vida, ni un miserable horóscopo.
Solamente la vida, pedacitos de vida de los que están y los que no están, que
por eso mismo siguen viviendo, y no en el recuerdo nostálgico, sino en la celebración
de su razón de vivir, que era la lucha para cambiar el mundo. Nada menos.
Y por ser necesario y por la forma original que le dieron sus autores a nuestras
conversaciones, el mamotreto se vendió, circuló, se leyó, hizo reír y llorar,
despertó lo mismo que sentimos nosotros al ir haciéndolo: pasión. Algunos se
enojaron por las cosas que conté (eso no se dice), otros porque los nombré (-
¿y si se entera la cana?), otros porque no.
A todos les pido disculpas, si por acción u omisión, los molesté en algo. Si
les sirve de consuelo,sepan que mucho más lo molesté a Martín para que cambiara
tal nombre o sacara tal hecho, hasta que me convencía (o viceversa). Y, al fin
de cuentas lo que importa es que lo contado sea verdad. Al menos la que honestamente
pienso que es la verdad, aunque la memoria me traicione a veces con fechas,
nombres o circunstancias.
A la confianza que me merecía Martín se sumaba la de saber que su coautor, Eduardo
Anguita, era un compañero de los de antes, que quería rescatar la historia de
nuestras luchas, desde la dimensión de -lo humano y cotidiano en la guerra del
pueblo.
Periódico CGT de los Argentinos
Nº 55, febrero 1970
La salida de los primeros tomos, las sucesivas presentaciones, me confirmaron
esa confianza y tengo para mí, como una de las más bellas consecuencias de esta
colaboración, la amistad que fuimos construyendo y nos brindamos.
La misma que siento por Roberto Baschetti que, con sus Documentos de la Resistencia
Peronista 1955~1970, documentos. 1970-1973 y Documentos. 1973-1976, viene demostrando
que no teníamos solamente coraje, sino también ideas. No importa cuánto se coincidiera
o no con ellas; ahí están, documentadas para siempre, las que nos llevaron a
la pelea, las generosas utopías con que soñamos el retorno de Perón, la construcción
de una Patria Justa, Libre y Soberana, del Socialismo Nacional, de la Revolución
Socialista, de esos ideales de solidaridad y fraternidad que alimentaron nuestro
accionar, por encima de siglas o banderas, como lo demuestran Caparrós y Anguita,
porque la sangre de los que caían no fue nunca patrimonio de un grupo, sino
de esa cosa tan bella que se llama Revolución.
Y ahora que esta historia se termina, pienso que la verdad que transmiten estas
hojas, quedar para siempre como testimonio de vida de miles de otros, que nosotros
contamos por ellos. Por los miles de Felipes, Carlitos, Gerardos, Lucías, Adas
o Irenes, Marcelas, Brunos, Diegos y Manolos, Julios, Titos y Chiquis, Guidos
y Flacas, Negros, Jorges, Pochos, y tantos otros que, como dice Yupanqui, -vienen
con nosotros/ pa'que naides quede atrás; por todos aquelos que fueron los cumpas
de carne y hueso que compartieron estas opciones y ya forman parte de la Historia.
La verdadera. La de los que no ganamos nada. Pero ¿acaso no teníamos en la apuesta
la razón de nuestra vida?
Aquí están también y todavía mis compañeros, el Águila, el Abuelo, Jaja, el
Chancho, el Utu, el Tuerto, la Inesa, Checha, la Cristina, la Negra, la Nelly,
el Gitano, el Patas, Rubén, el Ciego, Giorgio, la Correntina, Miguel, Raúl,
Cachito, Bera, el Indio, los Néstor, Mirta y el Pájaro, Nacho, Ramón, Carlos,
Héctor, el Juan; también los de la Banda Oriental del Uruguay, los del paisito,
esos Ñatos, Viejos, Sordos, Pepes, Tamberos, Ingenieros, Gracielas y Marías,
y tantos otros -que no los puedo contar... Todos pervivientes, orgullosamente
vivos y pobres, que se alimentaban con un sandwich y abajo de la cama tenían
millones de pesos, expropiados y de la Orga, es decir, sagrados.
De todos aquellos que compartieron nuestros sueños y siguen vivos, muy pocos
renegaron de su elección de vida, pasaron a ser funcionales al modelo y llegaron
incluso a recordar sinceramente a nuestros compañeros caídos como si los compañeros
hubieran muerto para que triunfaran los ideales de nuestros eternos enemigos:
la oligarquía y el imperialismo, disfrazados hoy de economía de mercado y globalización.
Anguita y Caparrós nos han rescatado del olvido, nos han devuelto una identidad
medio perdida, confundida entre tantos charletas, arrepentidos, avergonzados.
Confundida también por la insidiosa teoría de los dos demonios, que pretende
culpabilizar a víctimas y victimarios, torturados y torturadores, explotados
y explotadores, como si todo fuera un cambalache y la lucha por la Revolución
pudiera equipararse al terrorismo de Estado.
-Perdimos, no pudimos hacer la Revolución. Pero tuvimos / tenemos / tendremos
razón en intentarlo. Y ganaremos cada vez que algún joven lea estas líneas y
sepa que no todo se compra ni se vende, y sienta ganas de querer cambiar el
mundo.
Ayer sonó el maldito teléfono con la noticia. Y no me imaginé a Cacho El Kadre
muerto en Tilcara. Ni siquiera oyendo los sollozos de Roberto Baschetti. Se
me cruzaron, frescas, vivas, imágenes de un Cacho siempre sonriente. Desde la
última hace pocos días hasta la primera hace demasiados años. Cuando el nombre
Envar el Kadre guardaba para los militantes de la segunda ola de la JP el aura
romántica de los fundadores, el prestigio de su propio sonido oriental, la saga
de la guerrilla peronista truncada en Taco Ralo. Y me costó recordar algo que
ya sabía, que él mismo me había dicho: teníamos los dos la misma edad. Sólo
que yo había sido un adolescente alejado de la política por la literatura y
el escepticismo sobreprotector de mis padres y él había sido uno de esos muchachitos
de quince o dieciséis años que habían salido a inventar la Juventud Peronista
(junto con el anarquista Jorge Rulli o el inolvidable Gustavo Rearte). Por eso,
aunque teníamos la misma edad, yo lo miraba en 1973, cuando liberamos a los
presos en el gobierno de Cámpora, como un mayor, un histórico que venía del
territorio imaginado y no vivido de la primera resistencia peronista. Después
los caminos habrían de cruzarse y muchas veces, separarse, por influjo de la
militancia y de esa particularidad que han tenido todas las izquierdas de la
Tierra --incluyendo la peronista-- para discutir con ferocidad por comas, palabras
y paternidades. Valga una curiosa digresión: el diccionario que carga el Word
de Windows no reconoce la palabra militancia que acaba de aparecer en la pantalla
de mi computadora subrayada con el clásico fideo rojo de los vocablos incorrectos.
(Un dato de los tiempos de Bill Bates, nombre que sí reconoce el Larousse electrónico.)
Aunque también una continuidad, renovada, distinta, de aquella militancia, que
las máquinas bobas insisten en subrayar con un fideo rojo, habría de mantenernos
unidos, en estos tiempos de Bill Gates, a la hora de celebrar la inmensa humanidad
de Germán Abdala o evocar, para las nuevas generaciones, la melancólica saga
de la revolución masacrada, desde una posición vertical, ajena a las agachadas
de los conversos. En esos minutos secos, negros, que sucedieron a las primeras
llamadas de dolor, se me aparecieron por suerte otros Cachos: el que nos hablaba,
a mi mujer, Ana, y a mí, en el hotel Nacional de La Habana, de la película que
nunca pudo hacer sobre la fuga de los Tupas en el penal de Punta Carretas; el
que nos contó en una cenas de kepes y garbanza (en el club Siriolibanés de la
calle Melo) el viaje que había hecho con su padre a ese Líbano del que procedían.
Del que procedía ese nombre prodigioso. Envar el Kadre, que había adornado los
relatos de la Resistencia con un plus evocador de hazañas salgarianas. También
recordé con remordimiento las pocas veces en que discutimos, en público. Por
ese Perón que los dos quisimos y con el que nos peleamos en circunstancias distintas,
como buenos perucas: Cacho, en los setenta, en la época de la Alternativa Independiente
que levantaban las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), yo en estos tiempos duros
de Bill Gates, en que se me dio por pasarle facturas históricas al Padre Eterno.
Y agradecí haberlo visto en el homenaje a Germán, donde nos abrazamos con el
cariño de siempre. Esta gran burrada que es la muerte lo derribó en Tilcara,
cuando se levantaba de la mesa amiga, que compartía con ese otro tipazo que
es Miguel Angel Estrella. Videla, Bussi o Etchecolatz, en cambio, siguen respirando.
Y uno no puede dejar de hacer esas reflexiones sin sentido. Dentro de unos minutos
me voy a levantar del teclado para cumplir el viejo ritual de la despedida en
el Centro Islámico. Y temo, lo confieso, asomarme al rostro vaciado de Cacho.
Entonces, mientras busco consuelos contra el absurdo, escucho lo que me dice,
desde su entereza y sabiduría, Laura Bonaparte; que van a crear un centro de
documentación sobre derechos humanos y va a llevar como nombre Envar el Kadre.
Ese nombre que escuché, por primera vez, una tarde de 1968. Que evocaba tigres
y alfanjes, huríes y fuentes incesantes en los patios de mayólica, pero también
la saga gigantesca y aún inédita de las luchas populares. El amanecer de humo
y frío de las volanteadas, las cargas de la Montada, el símbolo del Vuelve en
los muros del Sur. El viento del pueblo que Cacho seguía escuchando, terco y
sonriente, a pesar de los gerentes.
Fuente: Página/12
En 1945 el país está en un período de progreso
y ascenso económico. Está creciendo por dentro: en el interior del país se levantan
focos industriales y el gobierno cuenta con buenas reservas monetarias en el
exterior. Esta situación general posibilita el surgimiento del fenómeno peronista
y principalmente a través de tres factores:
1) El surgimiento de la industria nacional, fruto
de la prosperidad general, de las condiciones del mercado internacional de posguerra
principalmente y de las condiciones del mercado interno por falta de material
manufacturado.
2) Los comienzos de penetración yankee a consecuencia
del debilitamiento del imperio británico y de la expansión del norteamericano.
3) Las migraciones internas. A consecuencia del
surgimiento industrial aparece un nuevo proletario urbano llegado del interior
del país, de origen criollo y no politizado y en una total situación de desarraigo,
ya que a pesar de la floreciente prosperidad económica la situación de la clase
trabajadora era de explotación, malas condiciones de empleo, ausencia de reglamentaciones
laborales, jubilaciones y protección social.
El coronel Perón se pone a la cabeza del movimiento
nacionalista -integrado por sectores de la burguesía nacional y del ejército-
y de la clase trabajadora organizada con ese nuevo proletariado urbano, tomando
como banderas la defensa de la naciente industria nacional, la lucha contra
la penetración yankee y las reivindicaciones sociales de la clase trabajadora.
El 17 de octubre de 1945 es la primera acción
masiva de la clase trabajadora argentina, es el despertar político de los descamisados,
es el encuentro del Pueblo con su líder, quien lo llevará a alcanzar el más
alto nivel de conciencia, conciencia de su misión y destino histórico. Cientos
de miles de hombres y mujeres se movilizan en forma masiva para imponer su voluntad
y reconquistar al caudillo; es la fuerza pujante y nueva de los trabajadores
contra los valores caducos de la oligarquía imperialista y explotadora.
El peronismo tiene su nacimiento por la irrupción
de los trabajadores en la vida nacional como copartícipes en la construcción
de la nueva Argentina. En el campo internacional significa una avanzada de los
países del Tercer Mundo, que buscan su propio camino al margen de las dos hegemonías.
De "Héroes: Historia de la Argentina revolucionaria", Gregorio
Levenson - Ernesto Jauretche, Ediciones del Pensamiento Nacional.
A partir de 1945, como movimiento antiimperialista,
popular y nacionalista, el peronismo iniciará en el país el proceso democrático
burgués. En el orden económico representa la defensa de las riquezas del país
de las manos extranjeras: la deuda exterior es reembolsada (sumaba el 40% de
nuestros recursos y divisas); los transportes, gas, teléfono, electricidad,
fueron nacionalizados; la nacionalización del Banco Central permitió disponer
del ahorro nacional para el desarrollo del país: a través del IAPI se aseguraba
el precio de las materias primas exportadas e importadas.
Sin embargo, en el aspecto económico, las estructuras
del poder oligárquico no fueron modificadas.
En el orden social se manifiesta una serie de
reivindicaciones auténticas; se reglamentan los derechos del trabajador, la
familia, los ancianos y la educación; se da participaciones en la cosa pública
al Pueblo otorgándose el voto a las mujeres y a los indígenas; la clase trabajadora
participa directamente en el poder político, y hay ministros y gobernadores,
diputados, senadores, diplomáticos obreros; la distribución de la renta nacional
permite elevar el nivel de vida de la clase trabajadora. Esta proporción se
invierte a favor de los trabajadores quienes reciben el 66% de la renta nacional.
Políticamente se dio al proletariado conciencia
de clase y conciencia de su fuerza y, por lo tanto, de su posibilidad de participar
en la conducción del país.
Con la desaparición de las condiciones de prosperidad
de posguerra comienzan los enfrentamientos: es la lucha de clases dentro del
Movimiento Peronista: el Ejército es partidario de la industrialización pero
no de una política social avanzada; la burguesía desea aumentar aun más sus
beneficios propios negociando con el imperialismo; y los burócratas no hacen
mas que estancar el proceso. Frente a ellos los "cabecitas negras" y los "grasitas"
-como ellos llaman al Pueblo- tienden a radicalizar la política social. El avance
del grado de conciencia política exige la profundización de las consignas y
de la política revolucionaria nacional como también la plana participación de
los trabajadores en las determinaciones de la conducción.
Sin embargo la dirección del movimiento permanece
en manos de sectores de la burguesía nacional y de la burocracia sindical y
política todopoderosa. Falta combatividad de clase, falta la presencia revolucionaria
de Evita, abundan las conquistas fáciles, el Pueblo vive la euforia de un progreso
sin límites, no se toma conciencia de la necesidad de destruir las estructuras
que sostienen a la oligarquía y sus intereses para logran un efectivo reparto
de los bienes de producción; se paraliza la democratización del Movimiento.
Es así que el proceso se estanca y las fuerzas,
antes unidas en un amplio frente antiimperialista, se van dispersando para terminar
en choque; el Frente se rompe.
Desde 1955 han pasado 14 años que las minorías
oligárquicas tomaron el poder despojando al pueblo y a PERON DEL GOBIERNO, En
estos 14 años el Peronismo se planteo la lucha en los más diversos frentes para
reconquistar el Poder. Durante estos 14 años los caminos empleados no estaban
a la altura de su condición revolucionaria y tienen en común el espontaneismo.
Fueron: el golpismo, el electoralismo, la burocracia reformista o traidora en
contacto muchas veces con jefes militares, el terrorismo y el sabotaje y solo
condujeron a callejones sin salida. Las sucesivas crisis militares, el triunfo
militar, el triunfo popular y masivo del Peronismo el 18 de marzo de 1962, el
derrocamiento de Frondizi, las nuevas crisis militares así lo demuestran.
El 18 de marzo demostró que la oligarquía no estaba
dispuesta a entregar el gobierno, ni tampoco el Poder, por cuestión de votos
mas o menos. El golpe del 28 de junio de 1966 representa la continuación genuina
de la política de la oligarquía despojada ahora de falsos mascarones, por medio
de las Fuerzas Armadas que, en esta coyuntura, son la única estructura capaz
de defender efectivamente los intereses de la oligarquía y el imperialismo.
La falta de una ideología coherente y de una estrategia
revolucionaria que encuadraran los distintos métodos desarticuladamente empleados,
provocó la actual dispersiones el peronismo, y fue lo que lo llevó una y otra
vez al fracaso.
Pero estos años de lucha permitieron aprender,
permitieron ver que la situación de la Argentina y del Peronismo forma parte
de los procesos de Liberación de marca Latina. Estos años de lucha y rebeldía
han permitido formar un nuevo Peronismo que intenta integrar todos sus fracasos,
todas sus experiencias.
Hoy, que la burguesía es incapaz de encabezar
ningún proceso histórico revolucionario, hoy que el proceso se presenta bajos
los términos inseparables de la Revolución Social y Liberación Nacional, es
innegable la vigencia histórica del Peronismo como expresión de la clase trabajadora.
Raimundo
Villaflor(1934-1979) fue uno de los principales
responsables de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) y del Peronismo
de Base (PB), organizaciones que formaban parte de la Tendencia
Revolucionaria del Peronismo tras la crisis del movimiento peronista
en la década de 1960. Estas dos organizaciones fueron las principales
promotoras de la llamada "Alternativa Independiente de la Clase
Obrera y del Pueblo Peronista", un proyecto político alternativo
tanto el peronismo clásico, como a las opciones leninistas, que
buscaba construir un socialismo desde la base, sin ningún tipo de
burocracias ni de centralismos. Raimundo Villaflor fue asesinado
el 7 de agosto de 1979 en la Escuela de Mecánica de la Armada.
SOMOS PERONISTAS porque, creyendo en la vigencia
del Peronismo, debemos continuar y profundizar su acción de acuerdo con las
nuevas exigencias de la historia y de las nuevas coyunturas nacionales e internacionales.
SOMOS PERONISTAS porque existe una clara continuidad
entre el camino de grandeza nacional que inició el Peronismo en el gobierno
y el que reabrirá con nuevas y superiores formas de lucha pero integrando las
banderas iniciales. A la estrategia contrarrevolucionaria de opresión y miseria,
de vergüenza y privilegio del régimen a partir de 1955 opondremos la estrategia
revolucionaria de la toma del poder mediante la lucha armada.
Los que ven en Perón un obstáculo para llevar
adelante la lucha armada, no tienen claridad para ver la continuidad que existe
históricamente entre el proceso 45-55, la búsqueda del camino que llevase al
Poder en estos últimos 14 años y el nuevo camino a través de la guerra revolucionaria
que iniciara el Peronismo y que es la culminación de esas dos etapas anteriores.
S
OMOS
PERONISTAS y afirmamos la bandera del retorno de Perón porque es una auténtica
reivindicación popular. Porque más allá de la forma, la apariencia, el pueblo no
pide el retorno de un hombre sino de lo que él encarna o sea, la participación
en la conducción del país.
Porque Perón es un fenómeno no encuadrable en
el sistema, Porque la posibilidad de negociación entre Perón y el régimen no
tiene existencia real, pues el significado de Perón en la Argentina son miles
y miles de descamisados en la calle. Por esto Perón y el Peronismo es la oposición
no asimilable al régimen, y esta realidad es independiente incluso del mismo
Perón.
SOMOS PERONISTAS y luchamos por el retorno de
Perón por que confiamos en el Pueblo, sentimos con él y no lo consideramos como
algo "arrastrable" por una secta de iluminados. Nuestro método puede ser solo
uno: tomar las reivindicaciones populares como bandera y alcanzar con el Pueblo
hacia otras superiores.
El CHE planteaba que no se puede ir demasiado
lejos del Pueblo, ni confundirse totalmente con él, dejando de ser vanguardia.
Hacer lo mismo seria no ver las necesidades reales del Pueblo y tomar otras
que hasta el momento son pura teoría y el Pueblo no siente como suyas. Lo segundo
sería aceptar que Perón tiene que venir para hacer la Revolución, sin explicar
que sólo una Revolución en marcha puede traer a Perón.
SOMOS PERONISTAS y por eso afirmamos que del seno
del Peronismo debe surgir la Vanguardia Revolucionaria capaz de conducir al
Pueblo hacia la única salida para el país y las clases trabajadoras, LA TOMA
DEL PODER POLITICO Y ECONOMICO, para la creación de una Argentina Justa, Libre
y Soberana.
Fuente: www.cedema.org
[América Latina en
Armas, Ediciones M.A., Buenos Aires, enero de 1971]
FAP Fuerzas Armadas Peronistas
"Dos hombres y una muchacha, un mate amargo que recorre la reunión y afuera,
Buenos Aires, la policía federal loca atrás de esta organización, las Fuerzas
Armadas Peronistas (FAP) que han dado un sello especial a sus acciones, el de
"usted también puede hacerlo". Esta misma mañana se llevaron 14 millones del
Banco Alemán Trasatlántico: secuestraron al tesorero, redujeron a un policía,
se hicieron entregar la otra llave por el gerente y se retiraron con el dinero.
"Fue una operación limpia -dice uno- sin un tiro". No hacen ostentación alguna,
pero no pueden ocultar que están contentos.
"No apriete mucho que no somos muy "teóricos" -desliza el otro, cuando me pasa
el mate. Yo tampoco. "Qué suerte". Pero qué va a hacer uno si tiene el oficio
de apretar.
Ustedes se declaran peronistas; ¿Cómo conciben al Movimiento Peronista?
Nosotros concebimos al Movimiento Peronista como un movimiento de liberación
nacional. Desde 1955, en que se pierde el poder lo que se da en la Argentina
es un proceso en el que el movimiento peronista, de una forma o de otra, expresa
una estrategia de conjunto que es la recuperación del poder. Eso explica la
Resistencia, las grandes huelgas, explica el intento de golpe del General Valle,
explica, incluso, que las direcciones obreras se ligaran con los militares.
¿Explica también el pacto con Frondizi?
Lo explica. El pacto con Frondizi se da en unas circunstancias específicas y
significa para el movimiento, un movimiento muy heterogéneo y que estaba proscripto,
oponer una perspectiva de negociación que, a través de un programa y con algunas
perspectivas de conseguir la CGT y algunas cosas, opta por una alternativa que
es dar, en las elecciones, el apoyo a Frondizi. La decisión la adopta Perón,
en ese momento, como táctica, y nosotros la reivindicamos como correcta porque
sirvió entonces para oponerse con un programa que aparecía como nacional y popular,
con ciertos planteos de independencia económica, a los sectores más oligárquicos
y proyanquis del país.
¿Pero estaba claro que, estratégicamente, si aceptamos que el Movimiento peronista
es un Movimiento de Liberación Nacional, de Frondizi, no podía esperar nada?
Estaba bastante claro, dentro de la contextura de lo que era el frondicismo,
que inexorablemente, fundamentalmente por las clases que lo apoyaban, no tenía
perspectiva histórica para comandar un proceso de liberación nacional. Nosotros
sabemos perfectamente que la "burguesía nacional" como se le llama, no puede
producir un proceso de liberaci6n nacional y llevarlo hasta sus últimas consecuencias.
Hoy día directamente no hay ninguna posibilidad.
La
ejecución de Dirk Kloosterman
Dirk Kloosterman se recibió
de ingeniero mecánico en la Universidad Nacional de La Plata. En 1964
comenzó a actuar en el movimiento sindical como delegado de fábrica
en le empresa Peugeot. En 1966 fue elegido para formar parte del Consejo
Directivo del SMATA, sindicato nacional de los trabajadores mecánicos,
en cuyo ámbito se organizan los trabajadores de las empresas fabricantes
de automóviles. En 1968 fue elegido Secretario General del sindicato,
posición que ejercía en el momento en que fue asesinado.
Dirk Kloosterman pertenecía también al secretariado de la Confederación
General del Trabajo (CGT) y era vicepresidente de la Federación Internacional
de Trabajadores Metalúrgicos (FITIM).
Fue asesinado al mediodía del 22 de mayo de 1973, en la ciudad de La
Plata, en la puerta de su casa ubicada en la Calle 51 Nº 1617, en el
momento que sacaba su automóvil. Vivía allí con su esposa, sus hijos
y su padre.
Kloosterman fue muerto de 4 balazos de arma corta a pocos metros de
su domicilio particular a las 12.35. Su esposa que se encontraba en
la puerta de su domicilio fue testigo del atentado. Según testigos los
disparos mortales fueron realizados por dos personas jóvenes que desde
una hora antes se encontraban en el lugar simulando arreglar un automóvil
Citroen.
Las FAP se atribuyeron el atentado, llevado a cabo tres días antes de
la asunción de Héctor Cámpora a la presidencia.
Y desde hoy, ¿cómo
ven ustedes todas esas tácticas empleadas por el Movimiento?
No totalmente estériles pero sí insuficientes. Creemos que llevaron al movimiento
obrero a un desgaste pero también a un gran aprendizaje.
¿En qué consiste ese aprendizaje?
Bueno, que entrar en la variante militarista, entrar en e1go1pe de estado, entrar
en la perspectiva insurreccional, hace que los sectores más honestos, más combativos
del Movimiento analicen toda esa experiencia y comience una nueva metodología
que se ve sustentada y enriquecida, además, por las experiencias internacionales:
como la Revolución Cubana y la Revolución Argelina, que tuvieron mucha influencia
en la juventud peronista.
¿Las posiciones que aquí sostuvo la izquierda, tradicional en su valoración
del fenómeno peronista no entorpeció la asimilación de esas experiencias?
La desconfianza que existió en el Movimiento hacia 1a izquierda argentina, no
lo privó de absorber la experiencia de otras organizaciones revolucionarias
triunfantes en otros lados, a pesar, de que como usted dice, acá la izquierda
siempre estuvo de la otra acera. Simultáneamente se dio el proceso de que la
izquierda comenzó a comprender el proceso nacional, y acercarse al peronismo.
¿Cómo se reflejó todo esto en el movimiento obrero?
Nosotros pensamos que el movimiento obrero fue el que verdaderamente se sacrificó
para que llegáramos hoy a abrir los ojos a esta nueva metodología, porque sufrió
en carne propia la experiencia que llevó adelante. Es decir, a nivel de masas
se experimentó que por el lado de los militares no hay salida, que por el lado
de las elecciones tampoco, que por el lado de las grandes huelgas y las grandes
movilizaciones, tampoco va. Es decir que todo eso puede servir pero dentro de
una estrategia de conjunto. Y que era necesario pelear con mayores perspectivas
e ir conformando organizaciones que posibilitaran, en una guerra larga, el triunfo
final, es decir la reconquista del poder.
Cuando ustedes habla de reconquista del poder, ¿no se refieren a un retorno
a 1955, verdad?
Nosotros hablamos de reconquista del poder para referimos a una experiencia
que hizo nuestro pueblo que, en alguna medida, compartió el poder. O sea que
las tres banderas del peronismo: Justicia Social, Independencia Económica y
Soberanía Política, sintetizan una política de Liberación nacional. Y para el
pueblo entender eso, en el último escalón de los sectores explotados, lo menos
politizados es, por lo menos, volver a la época del 45 al 55. Pero a nivel de
la gran mayoría del pueblo argentino está bastante claro que de volver no se
puede volver a repetir lo mismo. El retorno al poder signif1ca tomar el poder
para profundizar lo que se dejó en un momento, con una metodología distinta,
can un alcance totalmente diferente.
Toda la experiencia de que hablaba no ha caída en saco roto, sino que es una
experiencia que ha sida asimilada por la gente: nosotros tenemos la suerte de
tener un movimiento obrero muy capaz, muy lúcido, que discute todos las problemas
y habiendo vivido en fábricas, habiendo partícipado en reuniones en las barrios,
uno se da cuenta que el nivel político de nuestra clase obrera es muy grande.
Y es un movimiento nacional, que no está concentrado aquí en Buenos Aires, sino
que se extiende a todo el País. Pensar que cuando se plantea la vuelta de Perón
o el retorno al poder de la clase obrera puede pensar que es retornar a una
política que se hizo hasta 1955 es despreciar el nivel alcanzada por nuestro
pueblo. En esto nuestro pueblo está conciente. Lo dice todo el mundo: "acá Perón
tenía que haber amasijado a todos los gorilas". Es una expresión clara de que
es la única forma de seguir adelante en un proceso de este tipo, para mantener
las conquistas y para profundizarlas.
¿Y eso podría hacerse hoy dentro marco capitalista?
Nosotros entendemos que no, que no es factible. Es decir que la única manera
es liquidando toda la estructura capitalista.
¿Entonces ustedes consideran que los propósitos de liberación nacional están
ligados a los propósitos de liberación social?
Completamente.
¿Creen que esto también lo entiende así la oligarquía y el imperialismo, que
el retorno de Perón significaría en sí mismo un hecho revolucionario, es decir,
que Per6n, a esta altura, no es encuadrable dentro del sistema?
Nosotros creemos que no es encuadrable. Es decir: esto es un supuesto. Este
supuesto parte de la confianza que le tenemos a Perón como líder, confianza
que no depende de un nivel de conocimiento psicológico, ni a nivel subjetivo
de Perón, sino que arranca de su trayectoria, del compromiso que Perón ha asumido
con su pueblo. En el supuesto caso de que Perón estuviera, subjetivamente, en
una variante de negociación, de renunciar a todo lo que ha venido planteando,
de entongarse con el régimen, a ese nivel creemos que no tendría ninguna posibilidad
política y por lo tanto creemos que, por su compromiso con el pueblo, por su
compromiso con1as masas, ,Perón no es encuadrable.
En la misma medida en que el margen de maniobra política para los sectores dominantes
se estrecha ellos podrán considerar su última carta posible para integrar al
peronismo...
No sólo lo consideran sino que están buscando la forma de lograrlo. Creemos
que el gran problema que tiene la oligarquía, y el imperialismo en este país
es cómo hacen para encuadrar el movimiento peronista.
Sí, está claro es el gran problema que han tenido durante los últimos 15 años.
No es casualidad que metan a Luco en la Secretaría de Trabajo, no es casualidad
que estén metiendo gobernadores, que estén metiendo gente peronista que se ha
autoexcluido del Movimiento.
Todo esto obedece a una intención par parte de la oligarquía de convertir el
peronismo en un movimiento estéril, de domesticarlo, de quitarle toda perspectiva
porque si no ellos no pueden seguir haciendo la que están haciendo. Saben que
puede surgir y está surgiendo inexorablemente una fuerza que va a acaudillar
al movimiento obrero. Es un problema de clase. El problema que puede tener cualquier
otro gobierno burgués, pero que aquí en la Argentina se acentúa por la existencia
de un movimiento que plantea consignas de liberación nacional y que va detrás
de esas consignas. Si bien es cierto que en este momento todavía no visualiza
claramente cuál es la perspectiva de triunfo, de qué manera se puede llegar
al poder, ve por lo menos, que ningún gobierno le ha dado lo que le diera el
peronismo, ve claramente de qué lado está el movimiento peronista y de qué lado
está la oligarquía y el imperialismo.
Sí, toda esa está muy claro: es evidente el fracaso de los sectores dominantes
en todos sus intentos de integrar el peronismo. Toda esta historia de elecciones,
golpes, elecciones, golpes, se repite coma un, ritornello durante 15 años y
en el fondo de la cuestión está siempre el problema del peronismo. El factor
nuevo y que pienso que pueda considerarse irreversible en esta coyuntura de
hoy, es, precisamente la lucha armada, que esa sí, por definición, no es encuadrable
en el sistema, independientemente de los extremos a que estuviera dispuesto
a comprometerse el propio Perón. Y me pregunto si, precisamente, ante el fracaso
de integración del peronismo y enfrentados al hecho armado, los sectores de
poder no podrían jugar al retorno de Perón, justamente como última carta para
poner freno a la lucha armada en el país, por lo menos a la lucha armada de
organizaciones peronistas.
Nosotros no creemos que haya posibilidades concretas de traerlo a Perón. Porque
si Perón regresara, tendría que regresar como candidato a elecciones, o tendría
que venir con alguna perspectiva. Es decir él dice que va a venir "cuando estén
las condiciones dadas". ¿Qué quiere decir con esto? No está muy claro. Pero
lo que parece es que Perón juega, maniobra para forzar al gobierno a una definición.
No es casualidad que Paladino vuelva de la entrevista con Perón y venga acá
a decir que Perón regresa. Esto es para apresurar una definición por parte del
gobierno.
Pero precisamente Paladino, el Jefe Político del Movimiento en Argentina, por
designación de Perón, vuelve al país planteando que "las condiciones para el
regreso de Perón están dadas (aunque tampoco especifica claramente cuáles son)
y que la alternativa electoral es la única forma de poner fin a la "violencia
en el país". ¿Esto no es una forma de contribuir al juego aparentemente aperturista
de Levingston, no contribuye objetivamente a la maniobra del gobierno en contradicción
con la línea armada de ustedes?
Nosotros entendemos que el retorno de Perón es una reivindicación concreta.
Cualquier individuo que llama a esa reivindicación es un individuo que ayuda
al proceso de liberación nacional. Tenga en cuenta que el retorno de Perón no
está descolgado, no está fuera del contexto de las reivindicaciones de las tres
banderas del peronismo: Soberanía Política, Independencia Económica y Justicia
Social. El retorno de Perón incluye el planteo de las tres banderas. Cualquiera,
de cualquier manera que lo haga y de cualquier forma, por carta, por una poesía,
por un cantito, como se le ocurra, que plantee el regreso de Perón, contribuye,
para nosotros, al proceso de liberación nacional. Hay que entender que el proceso
de liberación nacional que nosotros vivimos tiene diez mil facetas, no tiene
la organicidad que idealmente pudiéramos desear que tuviera. Por eso, vengan
de donde vengan las reivindicaciones de las consignas fundamentales del Movimiento,
contribuyen.
¿y si esa jugada política se intentara sin el retorno de Perón, tratando de
canalizar al peronismo detrás de otras fuerzas, o de algún militar providencial,
sacado de la manga?
Nosotros creemos que no hay cabida para ningún movimiento que no incluya a Perón.
El nivel de conciencia del pueblo alcanza perfectamente para comprender que
cualquier individuo que acá plantee un peronismo sin Perón, no tiene posibilidades.
Envar El Kadri junto a Julio Troxler
Paladino habló varias veces del radicalismo: ¿una nueva versión del pacto Perón-Frondizi,
con un pacto Perón-Balbín, por ejemplo, no tiene posibilidades de darse?;
Nosotros entendemos que ese pacto no puede darse. No descartamos la posibilidad
de que en una determinada coyuntura el Movimiento se exprese electoralmente,
creemos que quien descarta esa posibilidad es el régimen, que no puede dejar
que el peronismo se exprese masivamente. Porque para que se exprese masivamente
el peronismo tiene que ser detrás de un candidato que más o menos refleje una
política de liberaci6n porque si no, la gente no lo va a votar. Y si apareciera
un candidato con planteamientos peronistas, sería el régimen el que lo rechazara.
¿Se puede hablar de una posición compacta del peronismo en esta coyuntura?
A nivel orgánico existe una conducción del Movimiento, esa conducción está en
manos de Perón y del Comando Superior Peronista, que aunque a veces parezca
contradictoria, da los lineamientos generales, lineamientos generales en los
que se encuadran todas las corrientes.
De ahí precisamente la confusión que se crea frente al Movimiento Peronista.
. .
Claro, porque se piensa que el Movimiento' Peronista es un Partido y el Movimiento
Peronista no es un partido. Y tanto es así, que dentro de su seno existen corrientes
contradictorias y hasta antagónicas.
Estos días lo vemos: la Dirección del Movimiento propone la salida electoral
para poner fin a la violencia, mientras esa violencia revolucionaria se ejerce
por otro sector del propio peronismo. Una contradicción evidente.
Correcto. Pero mientras Paladino no se pronuncie específicamente contra la violencia
que ejercemos los peronistas... es decir, él dice qué la violencia es producto
del sistema. Y creemos que, bueno, mientras esté diciendo eso está bien.
Bien, pero más allá o más acá de todo este análisis, ¿cuál es, para ustedes,
la vía que efectivamente garantizará el desarrollo de un proceso de liberación
nacional en el país?
Nosotros creemos que todo este movimiento de liberación nacional no tiene perspectivas
de triunfo si no se construye un ejército del pueblo a partir de una organización
armada político. No, de ninguna manera. Taco Ralo fue una experiencia directamente
influida por el ejemplo de la Revolución Cubana que repercutió dentro del peronismo
e impulsó a su vanguardia a concretar su acción dentro de las normas de la guerrilla
rural. Esa derrota táctica no supone que nosotros descartemos en nuestro país
el método de la guerrilla rural. En Argentina tenemos grandes concentraciones
urbanas, por un lado y zonas geográficas y políticamente adecuadas para la lucha
rural, por otro, lo que determinará que la lucha armada, que en esta etapa se
desarrolla fundamentalmente en las ciudades, se extenderá también al medio rural.
¿Y el "Cordobazo"? ¿Puede considerarse un factor detonante de la lucha armada
en el país?
Se podría decir que desde el 66, desde el Onganiato hasta el "Cordobazo", hay
aparentemente un repliegue y una ausencia de la clase obrera argentina, de la
lucha. Lo que significa el "Cordobazo", a nivel de las organizaciones armadas
es un llamado de atención, en cierta manera, sobre la presencia del pueblo:
que el pueblo no estaba ni domesticado, ni dormido, ni quebrado. El "'Cordobazo"
tiene mucha influencia, sobre todo en algunos sectores, pero la raíz de las
organizaciones ya estaba dada.
Pero impulsa mucha gente, ¿no?
Impulsa mucha gente, indudablemente. Mucha gente participa en el "Cordobazo",
que no fue sólo Córdoba, fue Rosario, Santa Fe, Tucumán y esa experiencia le
demuestra todo lo militar.
¿Cuáles son los factores que a juicio de ustedes abren la perspectiva armada
que hoy vive el país?
Le decía que toda esa experiencia recopilada del movimiento peronista nos llevó
a buscar una nueva metodología, que tuviera una perspectiva de triunfo, que
diera una posibilidad real de ganar el poder para el pueblo'. Ante toda esa
experiencia desgastante del movimiento obrero, las huelgas sin salida, los compromisos
fallidos, la Resistencia sin eficacia, nosotros creemos que en este momento
hay que plantearse las cosas de diferente manera y que hay que organizar y desarrollar
la lucha armada.
El peronismo ya tiene en el país varios antecedentes de lucha armada, ¿qué experiencia
extrajeron ustedes de esos antecedentes y en qué se diferencia de la práctica
armada actual?
Como usted bien dice el peronismo fue de los primeros que se planteo en la Argentina
la lucha armada. La primera expresión de lucha armada fueron los Uturuncos,
en 1959, el campamento guerrillero peronista que es copado en el Plumerillo;
el Policlínico Bancario, del sector nacionalista y después Taco Ralo. La resistencia
misma de 1955 a 1957 fue una expresión de lucha armada, muy incipiente, muy
rudimentaria, pero lo fue. Aquí se colocaron bombas como no creo qué se hayan
colocado en la época de los anarquistas. La gente se jugó.
La derrota táctica que ustedes, sufrieron en Tucumán, en Taco Ralo, que tengo
entendido marca el inicio de la FAP y la reapertura de sus acciones en las ciudades
en 1969 Y 1970, ¿supone que la estrategia de ustedes excluye la guerrilla rural?
Positivo que tiene y también todo lo negativo. Concluye que el "Cordobazo" no
es el camino. Pasada la euforia del "Cordobazo" se plantea el problema de la
metodología que, forzosamente tiene que pasar a través de la organización clandestina,
que no en todos los casos tiene que ser armada, pero que las formas que van
adoptando, en cierta medida, son las formas de las organizaciones armadas.
¿Cómo se asimila, concretamente, esa metodología?
Se constituyen células pequeñas de cinco a seis militantes de un sector político
y que paulatinamente se van planteando la lucha armada. Hoy, en la Argentina,
están operando cuatro organizaciones grandes y dos más pequeñas. Esas organizaciones
no son las que hacen todas las operaciones: uno lee-que acá pusieron una bomba,
que al1á le sacaron un arma a un policía: éstas no son siempre acciones de alguna
organización. Aunque muchos de esos comandos se incorporen en algún momento
a alguna de las organizaciones armadas, hay muchos que todavía están actuando
aisladamente y que son en cierta medida, producto del "Cordobazo".
Para la FAP, específicamente, ¿qué significó el "Cordobazo'''?
La necesidad de apresurar el proceso de consolidación de nuestra organización
y, analizando el hecho, la necesidad de que la organización armada diera una
perspectiva al "Cordobazo", como forma de aprovechar todo ese estado de concientización
masiva que se había dado. Nos preguntábamos cómo era posible que se hubiera
dado un fenómeno de masas como el "Cordobazo" sin que las organizaciones armadas
estuvieran ahí presentes, transmitiendo su metodología.
Y ese trabajo con las masas, ¿cómo lo encaran ustedes ahora?
El eje de nuestra política es organizar la guerra del pueblo. Todo tiene que
confluir a eso. La organización de la guerra del pueblo tiene aspectos complejos
en lo que respecta a la ligazón de las masas. Nosotros nos consideramos una
parte de esa guerra, de ninguna manera su élite y creemos que una tarea fundamental
nuestra como organización política militar es responder a la necesidad que
tiene planteada el movimiento obrero de poder organizarse, de adoptar una metodología
diferente. Nuestra tarea está concentrada, entonces, en establecer formas organizativas
de ligazón con el pueblo que garanticen, por un lado, la continuidad y la compartimentación
de la organización armada y, por otro, una real interrelación entre el pueblo
y la organización. Este problema, complejo como es, creemos que está tomando
formas precisas a través del trabajo que estamos realizando.
¿Se puede conocer cómo?
Aportando cuadros con mentalidad político-militar al proceso de lucha que se
da al nivel de masas y tratando de extender la metodología de la organización
armada a todos los niveles en que se da el enfrentamiento de las masas can el
régimen. Es decir nosotros no desenchufamos el trabajo político del militar;
decimos que se complementan, que siempre deben ir unidos; que lo que necesita
nuestro pueblo es que se le de una metodología que le sirva para pelear.
Ese intento de vinculación con las masas los tiene que llevar a ustedes también,
a determinar los objetivos de sus acciones considerando cuidadosamente la receptibilidad
popular. ¿Cuáles son los criterios en la elección de los objetivos de las acciones,
cuáles son los blancos que ustedes consideran de más rendimiento político?
Bueno, nosotros estamos buscando tipos de operaciones políticas que sean comprendidas
inmediatamente por nuestro pueblo. No quiero decir que hayamos sido siempre
eficaces en ese terreno producto de nuestras propias limitaciones y otro factor
que tenemos en cuenta, que nos parece muy importante: un tipo de acciones que
sea considerada por nuestro pueblo no sólo como factible de ser realizada por
una organización armada, sino por cualquiera que se decida realmente a hacerlas.
Es decir no nos interesa tanto las grandes operaciones aparatosas donde aparece
una organización con un gran nivel técnico y que quien se proponga hacerlas
solamente pudiera hacerlo habiendo alcanzada ese nivel técnico. Sino que, por
el contrario, tratamos de que en las acciones se visualice fácilmente de que
con intención de se, y con coraje se pueden llevar las cosas adelante.
Ustedes dentro de la preocupación que tienen de que las acciones armadas lleguen
a las masas habrán analizado no sólo las acciones de ustedes sino las de las
otras organizaciones revolucionarias, por lo tanto, ¿cómo ven ustedes el secuestro
y la ejecución de Aramburu, a partir de esta?
Respecto a Aramburu nosotros nos adherimos a los criterios de ajusticiamiento
revolucionario de los Montoneros. Partimos de un hecho específico y concreto
lo que significó Aramburu para el Movimiento, para el país y para la clase obrera.
Lo que creemos sí es que lo que no se evaluó claramente por los compañeros Montoneros
fue la perspectiva de continuidad de un proceso desencadenado a ese nivel. Nosotros
opinamos que está bien muerto Aramburu, pero que era una acción más para culminar
un proceso que para iniciarlo. De todas formas, le insisto, lo reivindicamos
en el sentido de que Aramburu había hecho méritos suficientes para ser condenado
a muerte por el movimiento revolucionario.
¿Y el caso de Alonso?
Bueno, el caso de Alonso ya es un caso más complicado. Porque a pesar de que
quedó claramente evidenciada de que Alonso era un instrumento del régimen, un
funcionario del imperialismo, creemos que la lucha contra la burocracia sindical
es una lucha que debe darse por el movimiento obrero argentino en los términos
del enfrentamiento antipatronal y antiimperialista. Que si el movimiento obrera
no tiene fuerza para sacudirse sus parásitos de encima, en ningún caso va a
tener fuerza para hacer la revolución. Entendemos que, una vez desatado ese
proceso y cuando los traidores estén muy claramente marcados por el movimiento
obrero va a haber que ejecutarlos, pero entendemos también que el nivel del
proceso no estaba para ajusticiar a Alonso. Claro, a nivel de pueblo, la muerte
de Alonso no le importó a nadie, lo lloró más Levingston que cualquier obrero.
Entonces: ¿esa indiferencia popular ante la muerte de un supuesto líder obrero
no puede considerarse un índice aprobatorio de la ejecución?
Si, no cabe duda. Es decir, Alonso estaba perfectamente evaluado más, la oligarquía,
contribuyó a que quedara bien clarito quién era. Pero por otro lado nosotros
no podemos olvidarnos de que Alonso era peronista. Tomando en cuenta esto hay
que tener mucha cuidada, en un momento dado, cómo se orienta a la lucha contra
elementos peronistas que pueden ser visualizados como traidores.
¿Piensan la mismo del caso Vandor?
Lo mismo. Las cosas que hizo Vandor en el gremio metalúrgico son directamente
de epopeya hizo barbaridades. Pero hay que ver cómo manejamos este tipo de cosas
porque Vandor es otro peronista burócrata, traidor, todo lo que se pueda decir,
pero creemos que a esa gente la mejor forma de combatirla es poniéndola en evidencia
ante el movimiento obrero, con una lucha clara e insobornable.
Entrar en el juego de las ejecuciones de esta gente ahora es desaprovechar esfuerzos,
desviar la atención del enemigo principal y darle herramientas al régimen.
¿Quién ejecutó a Vandor y a Alonso?
¿Sinceramente? No sabemos. Ahora queremos aclarar que si bien los compañeros
Montoneros estuvieron en la operación Aramburu, no participaron ni en la muerte
de Vandor, ni en la de Alonso.
¿Cómo se plantean ustedes la relación con las otras organizaciones armadas?
Nosotros hemos; tenido una posición amplia, hecha pública, hacia las otras organizaciones
armadas. Quizás hayamos sido los primeros en reivindicar la necesidad de tener
en cuenta a las demás organizaciones. Incluso con una organización con la que
nos separan diferencias de interpretación política de la realidad, las FAL,
a pesar de que no nos conocíamos entonces, cuando tomamos la Prefectura del
Tigre declaramos que desde nuestra trinchera peronista nos sentíamos hermanados
con los compañeros de las, FAL. Esto provocó un posterior acercamiento.
Nosotros planteamos las relaciones entre las organizaciones armadas dentro de
un marco de absoluto respeto y señalamos la necesidad de un "intercambio político"
de discusión, no solamente a nivel de dirección, sino a nivel de toda la base.
Hemos puesto en vigencia un acuerdo, propuesto por nosotros, de que cada destacamento,
equipo o comando, o como se llame cada organización, produzca críticas por escrito
a los documentos de las demás organizaciones
¿Qué los une y qué los separa de las demás organizaciones? ¿Existe la posibilidad
de llegar a constituir un frente de liberación con la unificación de las distintas
organizaciones armadas que actúen en el país?
Nosotros pensamos, por la interpretación que damos a la realidad del país, que
aquí la única forma de hacer la revolución es siendo peronista. Eso no significa
que le quitemos el menor mérito a otros compañeros que no piensan así; al contrario:
creemos que son compañeros absolutamente honestos y que están, evidentemente,
al mismo nivel operacional que nosotros. Lo que nos separa, creemos, no es de
fondo problemas políticos que no son fundamentales y lo que nos une sí es fundamental:
1) la metodología, 2) el enemigo y 3) el objetivo final. Estos tres aspectos
fundamentales nos unen pero nosotros no consideramos la necesidad en esta etapa
de crear ningún organismo artificial. El Frente va a ser producto de todo un
proceso. Lo que nos interesa, por ahora, es que no haya competencia entre las
organizaciones revolucionarias, que se dé en la medida que se pueda todo el
intercambio político y técnico.
¿Y esta misma pregunta a nivel latinoamericano?
Creemos que la derrota del imperialismo debe darse a nivel latinoamericano:
el enemigo es común para todos los pueblos latinoamericanos y eso condiciona
el destino de sus organizaciones revolucionarias. En esta etapa concebimos la
relación al nivel político que las fronteras geográficas nos permiten y la comunidad
del enemigo nos hace sentir aliados de todas las organizaciones revolucionarias
latinoamericanas.
Imprescindiblemente esto alcanzará niveles organizativos, acuerdos concretos.
Cuando se presenta la oportunidad de conversar con organizaciones de otros países
la hacemos y buscamos entendimientos a partir de criterios críticos. La fraternidad
revolucionaria la entendemos en el sentida de n o hacer ningún tipo de concesiones,
no ocultar las críticas.
Las relaciones entre las organizaciones revolucionarias argentinas, por suerte,
marchan muy bien: no hay competencia, hay preocupación real por expresar una
política de confraternización, de colaboración.
¿Y la Revolución Cubana?
Merece toda nuestra simpatía y toda nuestra confianza.
En las 12 preguntas hechas a las FAP éstas definen su condición de peronistas
y su vocación revolucionaria, que no nace en ellas sino en la trayectoria histórica
del movimiento. También muestran su vocación de dialogar a nivel militante con
las demás fuerzas revolucionarias que, sin ser peronistas, luchan por la liberación
nacional. Un principio que, por cierto, descarta a los conglomerados que desde
posturas seudorevolucionarias aceptan los modos de convivencia del régimen,
y son la "claque" de nuevos parlamentos, de promisorias salidas políticas. La
esquela de Juan Perón representa un inconfundible espaldarazo a los militantes
del organismo armado periodista: Perón los alienta a continuar en la lucha contra
el régimen hasta el triunfo total. En suma, Perón los reconoce como los únicos
militantes que desde el peronismo no pretenden heredar el sistema sino que se
han convertido en constructores de un mundo nuevo.
- Suele sorprender, sobre todo en el extranjero, que una
de las manifestaciones más importantes de las guerrillas en la Argentina, sea
peronista y esgrima como consigna el retorno de Perón al país y al gobierno.
Sectores del peronismo reformista también reclaman ese retorno y lo han procurado
inútilmente por la vía del pacto político, las elecciones, etc. Tales sectores,
por otra parte, se conformarían con un regreso al gobierno peronista de tipo
constitucional y parlamentario de 1945 al 55 y con una revolución nacional burguesa
similar a la que se desarrollo pacíficamente en ese periodo, pero no reclaman
e incluso rechazan una revolución social o más claramente, socialista. ¿Qué
clase de retorno y qué clase de gobierno propugnan las FAP?
FAP: Su pregunta se refiere específicamente a que resolvamos
la contradicción que significa que tanto sectores reformistas como organizaciones
revolucionarias del movimiento peronista levante simultáneamente las mismas
banderas.
Toda la resistencia peronista, a partir de 1955, ha tenido
un denominador común: oponerse a la ofensiva oligárquica y a la penetración
imperialista. Los métodos y las formas que llevó a la práctica son los métodos
y formas que puede producir un movimiento nacional de un país dependiente que
reúne en su seno a la casi totalidad de la clase trabajadora y simultáneamente
a sectores burgueses. (Hasta 1955 la dirección del movimiento estuvo preponderantemente
en manos de sectores de la burguesía nacional).
Lo importante es que todo este periodo de resistencia ha
servido no sólo para decantar hombres y marginar a los sectores burgueses, sino
también para profundizar a nivel masivo una metodología de lucha, cada vez mas
protagonizada por la clase trabajadora.
El movimiento peronista esta constituido esencialmente por
la clase trabajadora. El peronismo es la mayor y más clara identificación de
clase de nuestro pueblo. A su vez el antiperonismo identifica a la oligarquía.
La presencia insobornable del peronismo explica la dictadura militar en nuestro
país. El peronismo sinónimo de pueblo impide cualquier maniobra reformista o
seudodemocrática. Si esto es así, si en los últimos 25 años el peronismo ha
constituido sin lugar a dudas, la más consecuente oposición antioligárquica
y antiperonista; así junto a la realidad incuestionable se verifica un profundo
odio por parte de la oligarquía y simultáneamente un profundo amor y respeto,
por parte del pueblo, hacia el líder máximo e indiscutible, así, a través de
todos estos años, ha quedado demostrado que Perón no es encuadrable de ninguna
manera dentro del sistema; está claro que significa el retorno de Perón y, además,
que esto sólo es posible en el transcurso de un proceso revolucionario.
El retorno de Perón, es, entonces, una consigna revolucionaria
porque es la más clara identificación de clase y porque esta supeditado a la
derrota total de la oligarquía por el pueblo en armas. La existencia de sectores,
dentro del movimiento, que aun siguen manteniendo planteos reformistas se debe
a que desde su origen integraron el peronismo sectores de la burguesía nacional
que todavía subsisten y a cuyos planteos se adhieren dirigentes sindicales burocratizados.
La representatividad de todos estos sectores está hoy en franco deterioro y
su conducción es mas aparente que real.
Respecto a la segunda parte de su pregunta: es evidente que
la humanidad marcha hoy en lo económico hacia formas socialistas de producción.
Nosotros no nos contentaríamos con una perspectiva de mera distribución de riqueza.
La liberación total, la creación del hombre nuevo que buscamos trasciende los
marcos puramente económicos.
Las FAP no propugnan formas de gobierno. Las FAP fundamentan
su estrategia en la construcción de una organización político-militar revolucionaria
que se consolide en una guerra prolongada con la participación masiva del pueblo.
Esta participación consciente del pueblo determinará la calidad y las formas
de gobierno.
- Entre 1955 y 1959, principalmente sectores obreros peronistas
libraron contra los regímenes que sucedieron a Perón una lucha armada heroica
pero rudimentaria, a la que se llamó resistencia. Hoy se ve con claridad que
aquella primera resistencia peronista fue negociada por los dirigentes políticos
y sindicales que llegaron al pacto con el Frondicismo. ¿En qué es distinta la
situación en 1970 y por qué es imposible la repetición de aquel proceso?
FAP: Todos los métodos de lucha adoptados en la permanente
actividad de resistencia del peronismo tuvieron como protagonista y ejecutor
principal al conjunto de la clase trabajadora, y efectivamente esa lucha fue
negociada, y a veces traicionada por algunos de los dirigentes del peronismo.
Pero todo este proceso produjo, por un lado, la progresiva participación de
la clase trabajadora en la conducción misma de la lucha y, por otro un nivel
de conciencia que determina que hoy no exista la posibilidad de repetir experiencias
ya agotadas. De aquí mismo han surgido los militantes y activistas que hoy conforman
la organización revolucionaria peronista. Simultáneamente se produce el deterioro
de las conducciones burocráticas, su pérdida de representatividad y de mando
real. Todos los elementos, añadidos a la agudización de las condiciones objetivas,
determinan la imposibilidad de repetición de procesos al estilo resistencia.
- La resistencia obrera peronista a partir de 1955 se vio
aislada e incluso enfrentada con los sectores estudiantiles y profesionales
que hoy parecen acompañarla o por lo menos mirarla con simpatía. ¿Hasta qué
punto es permanente la actual alianza obrero-estudiantil y en qué medida influirá
sobre las luchas de masas y sobre la lucha armada en la Argentina?
FAP: Efectivamente desde tu tiempo a esta parte se ha dado
un salto cualitativo en el movimiento estudiantil, en la medida de su acercamiento
a lo nacional y a las luchas concretas de los trabajadores además de una progresiva
comprensión del peronismo. Esto brinda perspectivas optimistas en cuanto a una
alianza obrero-estudiantil, cuya permanencia estará determinada fundamentalmente
por la profundización de las luchas mismas de la clase obrera, lo que, obviamente,
fortalecerá tanto las luchas de masas como la lucha armada.
- En 1969 se dieron en la Argentina especiales acciones de
masas, obrero-estudiantiles, que ocuparon ciudades enteras- Córdoba y Rosario-
y derrotaron momentáneamente a la policía. A partir de ese momento la teoría
de la insurgencia general como la vía revolucionaria para la Argentina se sumó
a la teoría de la creación de un ejército popular y la lucha armada prolongada.
Esas dos concepciones, ser reparten hoy el campo revolucionario. ¿Son excluyentes
o bien deben reforzarse mutuamente las acciones de masas y las luchas armadas?
FAP: Nuestra estrategia se opone a la teoría de la insurrección
popular como vía revolucionaria. Y es erróneo fundamentar esa teoría en hechos
como las acciones masivas de 1969 en nuestro país, que tampoco fueron guiadas
por esa concepción. Tampoco se inscribieron en una estrategia de lucha armada.
El nivel en que actualmente se desarrolla la ofensiva contrarrevolucionaria
impone la lucha armada como una vía conducente al triunfo. Durante toda una
primera etapa de la lucha de masas se seguirán dando en forma no coordinada
con las acciones armadas de las organizaciones revolucionarias.
Este accionar el pueblo, es de toda maneras, conducente,
en la medida en que aporta a uno de los objetivos de la guerra: el debilitamiento
del enemigo. Es una tarea de los revolucionarios encontrar la manera de unificar,
en una estrategia de conjunto, todas las formas y niveles de lucha.
Nuestra tarea política fundamental en este momento es tratar
de incorporar a las luchas reivindicativas métodos similares a los de la guerra
revolucionaria. De allí que nuestras operaciones tienden a demostrar la viabilidad
del método, por un lado, y la vulnerabilidad del régimen, por el otro. El grado
a que lleguen las represiones policiales y la prepotencia patronal le imponen
a la clase obrera la implementación de formas organizativas de clandestinidad
y seguridad similares a las de las organizaciones armadas. Si bien asi este
proceso es incipiente, es evidente que en la medida en que la clase trabajadora
vaya adoptando nuevos métodos se han de elevar la calidad y la eficacia de la
lucha de masas.
- Las FAP se iniciaron en 1968 con un fracaso en la guerrilla
rural -Taco Ralo, en la provincia de Tucumán- y reaparecieron en 1969 y 70 con
varios triunfos en medios urbanos. Aparte del factor azar, que siempre puede
pasar sobre operaciones aisladas, ¿es posible extraer de esa experiencia opuesta
a Taco Ralo, algunas lecciones más generales sobre la guerrilla argentina?
FAP: Taco Ralo se tiene que colocar dentro de la experiencia
de la vanguardia latinoamericana. El ejemplo de la revolución cubana repercutió
dentro de las filas del peronismo, impulsando a su vanguardia a concretar las
normas de la guerrilla rural. La derrota de Taco Ralo, no significa que en nuestro
país se dé por fracasado el método de la guerrilla rural. Las características
especificas de la Argentina -grandes núcleos de concentración urbana, por un
lado, y zonas geográficas y políticamente aptas para la lucha rural, por otro,
determinan que la lucha armada se ha de verificar tanto en el terreno rural
como en el urbano.
- La experiencia de Taco Ralo sugiere que las FAP pasaron
por un periodo foquista. ¿Ha sido superada esa etapa? En caso afirmativo, ¿en
qué etapa se encuentran hoy las FAP?
FAP: En Taco Ralo cometimos el error estratégico fundamentalmente
referido a los aspectos militares: inexistencia de redes logísticas y falta
de consolidación de la estructura urbana. Nuestra confianza fundamental a nivel
político se basaba en la gran capacidad de lucha del pueblo peronista. De cualquier
manera entendemos que existió una tendencia foquista en la medida en que confiamos
excesivamente en la organización espontánea del pueblo para este tipo de lucha.
Es a partir de aquí que se empieza a consolidar en términos más precisos nuestra
estrategia. En la actual etapa las FAP se proponen la consolidación de la organización
y la propagando del método y de las posiciones políticas dentro del desarrollo
de las operaciones armadas y de las acciones de masas.
- Aparte de las FAP otros grupos que también esgrimen la
consigna de "Perón Vuelve" han realizado acciones contra objetivos menores,
¿Es un fenómeno de contagio o el resultado de las aplicaciones conscientes de
la descentralización de las acciones dentro de la unificación de la doctrina,
similar a la que se propuso en Brasil Carlos Marighela?
FAP: Más que un fenómeno de contagio, lo que demuestra la
sucesión de acciones armadas realizadas por diferentes organizaciones con nuestras
mismas consignas, es el nivel de madurez de la vanguardia del movimiento peronista
para asimilar una metodología correcta. Carlos Marighela llevó al plano de la
enunciación teórica una característica de la realidad brasileña. Esta característica
se está dando también en nuestro país. No es el resultado de una aplicación
consciente, planificada. Es el fruto del desarrollo de un proceso: Los sectores
más claros de nuestro movimiento, influenciados por nuestro accionar y por el
peso de la realidad, han comenzado a desarrollar autónomamente organizaciones
armadas. Nuestro objetivo en este orden de cosas es tratar de lograr una unificación
en el plano de la estrategia común.
- Las FAP se han referido con respeto y sin sectarismo a
otras organizaciones no peronistas que han emprendido el camino de la lucha
armada en la Argentina. ¿Esto indica a mediano o largo plazo, la posibilidad
de reunificar las acciones y eventualmente el comando de la guerra revolucionaria
en la Argentina?
FAP: Nuestro respeto hacia organizaciones no peronistas es
la obligación que tenemos para con cualquier núcleo de argentinos que inicia
concretamente el camino de la lucha armada revolucionaria. El hecho de que no
se proclamen peronistas indica una diferencia política que no es lo que nos
inquieta fundamentalmente en este momento, pues no nos creemos dueños de la
revolución. Lo que nos preocupa es evita el riesgo que significarían actitudes
de competencia o desinteligencia entre las organizaciones armadas que hoy estamos
doblando nuestro esfuerzo en debilitar a un enemigo común. Esta actitud, que
implícitamente requerimos a toda organización revolucionaria, implicaría en
un futuro la concreción de un sólido Frente de Liberación Nacional.
- Dentro de América Latina, la clase trabajadora argentina
ha demostrado una capacidad excepcional de movilización y organización. ¿Eso
crea condiciones distintas ara la guerra revolucionaria que en otros países
del continente? Concretamente, ¿Es posible así quebrar la constante que caracteriza
a los restantes movimientos guerrilleros, integrados principalmente por universitarios,
intelectuales, estudiantes y en mucho menor grado pro obreros? FAP: En las experiencias
de lucha armada del peronismo, Uturuncos (primera guerrilla aparecida en 1959
en Tucumán), Taco Ralo, tuvieron relevante participación los compañeros trabajadores.
La excepcional capacidad de organización y movilización que tiene nuestra clase
trabajadora determina desde ya que solamente ha de quebrarse la citada constante
de la composición de los grupos guerrilleros sino que nos hacen prever un desarrollo
de la guerra del pueblo con características muy particulares.
- Se ha observado una presencia casi invariable de algunas
mujeres en los grupos de acción de las FAP. ¿Qué significado se le da a este
hecho?
FAP: Nosotros partimos por principio de una amplia concepción
revolucionaria da cuerdo a la cual la mujer tiene que tener el mismo grado de
participación que el hombre en todos los procesos de la sociedad y, sobre todo,
en el proceso de cambiar una sociedad que la ha sumergido en una situación de
marginación y dependencia. Es por ello que en las FAP, mujeres y hombres tenemos
el mismo grado de participación en todas las tareas revolucionarias y en todo
tipo de responsabilidades, especialmente en la primera línea de combate. Además
es la continuación de toda una trayectoria en nuestro movimiento, ejemplificada
no sólo por Eva Perón sino también por las medidas concretas del gobierno peronista
que elevaron a la mujer argentina en todos los ordenes especialmente el político.
-En varios países de América Latina se han desarrollado acciones
armadas de organizaciones revolucionarias que se plantean objetivos de liberación
nacional. ¿Existe ya una idea o estrategia de continentalización de la guerra
revolucionaria?
FAP: Señalamos como principal enemigo de la humanidad a los
Estados Unidos de Norteamérica. En esta medida nos sentimos solidarizados con
la lucha que desarrollan todos los pueblos sometidos del mundo en contra de
este enemigo. La dominación de los Estados Unidos en América Latina tiene características
muy claras y especificas. La lucha de nuestros pueblos por su liberación es
la respuesta consciente a esa opresión.
Estados Unidos acciona respecto a América una estrategia
continental de dominación. Seria utópico, entonces, plantearnos aisladamente
la liberación de nuestra patria. Es decir, nuestra estrategia deberá ser también
continental. La liberación total solo será producto de la derrota del imperialismo
a nivel continental. Ahora bien, queda claro que una estrategia de continentalización
de la lucha a partir de un desarrollo de la guerra revolucionaria en cada uno
de nuestros países.
Este es el aporte de este momento a la continentalización
de la guerra. Llegara el momento en que se impondrá la coordinación de las luchas
nacionales, cuando la guerra en cada país, haya alcanzado un adecuado crecimiento.
Imágen: Guerrilleros de las FAP en Taco Ralo
Fuente: www.cedema.org
Los integrantes del destacamento guerrillero "17 de octubre" de las Fuerzas
Armadas Peronistas, nos dirigimos al Pueblo para esclarecer nuestra posición
y objetivos.
1- Pertenecemos a la nueva generación peronista nacida a la lucha en medio de
las bombas asesinas del 16 de junio de 1955 en Plaza de Mayo y los fusilamientos
del 9 de junio de 1956 del General Valle y sus valientes compañeros
Nuestra juventud se lanzó a la lucha por la reconquista de la "Felicidad del
Pueblo y la Grandeza de nuestra Nación" y muchos de nuestros compañeros -Felipe
Vallese, Mario Bevilacqua, Marcial Martinez, Santiago Pampillon y muchos mas-
pagaron con sus vidas la lealtad de nuestra generación a la causa del pueblo.
En medio de este ambiente de violencia -fusilamientos, represión Conintes, Leyes
de Emergencia, asesinatos, proscripción sistemática de la mayoría, etc.- elegida
por la oligarquía como única forma de mantener sus injustos y anacrónicos privilegios,
vimos a las Fuerzas Armadas convertirse en Guardia Pretoriana del sistema, defensora
de la dependencia y de la perdida de nuestra soberanía, así como en sistemáticos
burladores de la voluntad popular, aun cuando ella se expresaba condicionada
a las mismas reglas arbitrarias por ellos establecidas.
2-
La actual dictadura militar ha aumentado la relación de dependencia con el imperialismo,
mediante compromisos económicos y pactos militares nos han transformado en una
colonia, conservando el privilegio de poseer -todavía-, bandera nombre propio,
pero sujetos a intereses foráneos que no representan el sentir de nuestro Pueblo.
Los convenios con el FMI y el Banco Mundial; la Ley de Hidrocarburos; la Ley
de Defensa Civil; la instalación de bases militares extranjeras en nuestro territorio;
las intervenciones a los Sindicatos; la represión al Pueblo, donde fueron muertos
Mussi, Retamar, Méndez, Neuman, Hilda Guerrero de Molina y otros; la desocupación
y deserción escolar; la proliferación de enfermedades endémicas; la falta total
de asistencia medica gratuita; el acortamiento del termino medio de vida; el
desamparo a la niñez y el alto índice de la mortalidad infantil; el abandono
a su suerte de los jubilados y pensionados; los bajos salarios y la perdida
del valor adquisitivo de nuestra moneda; la retracción casi increíble en la
compra de artículos de consumo y de primera necesidad; la imposibilidad de acceso
a la Educación Superior por parte de los Trabajadores; la institucionalización
de la usura; el desconocimiento de las Leyes más elementales en materia laboral,
son algunas de las "obras" que pueden presentar al Pueblo los personeros de
este gobierno de facto, representante de la oligarquía cipaya mas barbara y
reaccionaria.
3- Ante este estado de cosas y convencidos de la necesidad de lograr la Independencia
Económica, la Soberanía Política y la Justicia Social en nuestra Patria, así
como de la imposibilidad de hacerlo por otro medio que no fuera la lucha armada,
grupos de jóvenes peronistas decidimos constituirnos en Fuerzas Armadas Peronistas
(FAP) y al igual que nuestras montoneras gauchas y los descamisados que hicieron
posible el 17 de Octubre de 1945, iniciar la guerra revolucionaria como forma
de señalarle al Pueblo el autentico camino hacia su propia Liberación, como
dijera nuestro Conductor: "Al pueblo solo lo salvara el pueblo", y como forma
de disputarle al régimen el poder político en el único lenguaje que él entiende:
el de la fuerza, cumpliendo así con el precepto constitucional de "armarse en
defensa de la Patria".
4- Para ello, este Destacamento Guerrillero "17 de Octubre" se ubico en el campamento
"El Plumerillo" en la localidad de Taco Ralo, en Tucumán, con la finalidad de
lograr la adaptación , comprensión y capacitación de sus integrantes, para trasladarse
luego a zonas mas propicias para este tipo de lucha y recién allí, iniciar la
guerra.
5- Lamentablemente, por una falla en las debidas medidas de seguridad, al regresar
de una marcha iniciada a las 4hrs. Del 19 de setiembre, siendo aproximadamente
las 5.30hrs., y encontrándonos completamente desarmados, fuimos sorprendidos
sin poder oponer la mas mínima resistencia, por una fuerza de cien hombres al
mando del Jefe de Investigaciones de la Policía de Tucumán que creía encontrarse
en presencia de un grupo de contrabandistas. dEsta es la verdad de nuestra detención.
No hubo infiltrados, ni delatores, ni "suspicaces vecinos", ni "pacientes pesquisas"
o "hábiles investigaciones", sino la casualidad más fortuita provocada por la
presencia de un avión sospechoso en la zona, días antes.
6- No vamos a relatar las torturas, apremios y vejaciones de que fuimos objeto,
porque no podíamos esperar otra cosa del régimen cuya representación mas autentica
es, sin duda, el bastón policial. Los 28 días de incomunicación, son rotundos
mentís a la pretendida legalidad de la justicia.
Simplemente queremos señalar que, fracasada la maniobra de pretender hacernos
pasar por "castro-comunistas", el enemigo se encargo de hacernos aparecer como
vulgares delincuentes, y responsabilizarnos de una serie de delito comunes que
declaramos solemnemente no haber cometido jamas. Confiamos en que la verdad
será establecida, pero fundamentalmente confiamos en el juicio del Pueblo y
de Perón, nuestros únicos, auténticos y reales jueces.
7-Para derrocar a Onganía y sus lacayos solo hay un camino, la lucha armada.
El camino elegido es difícil, pero es el único que conduce a la Victoria. Nuestra
pequeña derrota táctica no invalida el método. Lo demuestra la presencia de
treinta rangers norteamericanos y la repercusión de nuestra detención en el
Pueblo.
Nuestros errores pueden servir de lección y ejemplo, pero no de negación de
la única salida del Pueblo ante la violencia gorila.
El Pueblo Argentino consciente de la gravedad de la hora que atravesamos y de
su responsabilidad ante la historia, debe alistarse para cumplir su misión en
esta hora de los pueblos, y estrechando filas, como un solo hombre, estar listo
para responder al clarín de la patria cuando llame pronto al combate libertador.
En el pasado, el General San Martín, el doctor General Belgrano, el fraile ingeniero
Beltrán, el gaucho General Guemes y otros patriotas conquistaron a sangre y
fuego, la independencia que en Tucumán se declaró el 9 de julio en la gloriosa
etapa de liberación de la Patria de la dominación imperialista y la oligarquía
vernácula. Hemos cambiado el uniforme verde oliva de los guerrilleros por el
negro de los prisioneros. Pero en el monte, en la calle o la prisión, nuestro
espíritu y fortaleza sigue en pie, y se multiplica en cada descamisado, en cada
"grasita", en cada trabajador, que se apresta a librar la guerra total por el
retorno de Peron al poder y el establecimiento definitivo de una nueva Argentina,
Justa, Libre y Soberana.
"Caiga quien caiga y cueste lo que cueste. Venceremos".
"Patria o Muerte"
Destacamento Guerrillero "17 de Octubre"
De las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP)
Noviembre de 1968
La resistencia peronista en Rosario, desde 1955 a 1973, hasta el triunfo de
Héctor Cámpora, se hizo a contrapelo de los valores individualistas.
Generosidad, coraje, solidaridad, amor y sueños colectivos.
Palabras condenadas por el pragmatismo y la globalización de fin de milenio.
Semejante marea existencial, anónima y mayoritaria, tuvo ribetes de epopeya.
Hasta finales de los años sesenta, los protagonistas fueron, casi exclusivamente,
los trabajadores.
Luego vino el alud juvenil.
El peronismo parecía destinado a conmover estructuralmente la Argentina.
El país burgués apelaría a la más sangrienta dictadura para impedirlo.
*La larga noche del 55.
"El peronismo es el hecho maldito del país burgués", había dicho John William
Cooke.
Cuando el siglo pegó la vuelta, por aquellos años cincuenta, la torta del producto
bruto interno de la Argentina señalaba que más de la mitad iba para los trabajadores.
"Yo tuve mi primer par de zapatos gracias a Perón. Hasta conocí el centro y
el cine", dice una señora que vino desde Córdoba siguiendo a sus padres y a
sus dos hermanas hasta la ciudad que alumbraba industrial, a la vera del Paraná.
El padre, Don Alfredo, lidiaba con las bolsas en el principal puerto exportador
de la Argentina, Rosario, "capital de los cereales", como diría, años después,
una canción con aires folklóricos.
Toddy "en el Hogar. Hoy exclusivamente
para el mundo femenino, una cordial audición hogareña, con Cristina --interpretada
por Blanca Harrison-- la amiga ideal, compañera, confidente, consejera", decía
el aviso de LT 3, Radio Cerealista, una de las emisoras rosarinas.
Era el miércoles 15 de junio de 1955.
Las noticias que llegaron de Buenos Aires profetizaban un futuro diferente.
"La revolución peronista ha terminado", dijo, aquel día, Juan Domingo Perón.
Nadie quería ver los augurios de aquellas voces desesperadas.
El diario fundado sobre finales de la década del sesenta del siglo pasado, cuando
el general Justo José de Urquiza soñaba con ser presidente de la Nación, saludó
aquella jornada con una frase del general: "nada hay más peligroso que los hombres
que sirven a dos bandos".
Advertencia, amenaza, pero también miedo.
El frente de clases comenzaba a desarticularse, dirían, mucho después, los analistas
políticos y los historiadores.
La cosa está fea, se repetía en los barrios.
Desde 1951 regía el estado de guerra interno.
El diario "La Capital" sostenía que "el presidente expresó que hará cumplir
la ley, si fuera posible, sin violencia".
En la Chicago argentina, se cumple el paro de 24 horas decretado por la CGT
en repudio de la quema de banderas realizada en Buenos Aires, luego de las celebraciones
del Corpus Cristi.
La
huella de Envar El Kadre
Por Pablo Mendelevich (Clarín, 21/07/98)
Fue uno de los precursores de la guerrilla y dirigió el campamento
de Taco Ralo. Murió el domingo de un infarto.
Envar El Kadre, que el domingo terminó su vida, a los 56 años al
sufrir un infarto, fue un notorio protagonista de la guerrilla peronista
de los años sesenta y setenta. La mención de aquella década no es
un detalle: precursor de la acción directa -como por entonces sus
cultores llamaban a la lucha armada-, El Kadre dirigió en 1968 el
campamento guerrillero de Taco Ralo, Tucumán, fallida y efímera
insurrección recubierta luego de mística por el peronismo combativo.
Con un grupo que bautizó Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), El Kadre
se abonó a la violencia en virtud de una concepción no aparatista,
según su visión, que lo diferenciaba de los Montoneros y las organizaciones
guerrilleras no peronistas, como el ERP, de las cuales, sin embargo,
se consideraría aliado. En todo caso, Taco Ralo lo llevó a una larga
temporada en la cárcel -la segunda-, que sólo abandonaría favorecido
con la amnistía de Héctor Cámpora, en 1973, cuando el peronismo
había vuelto al poder. En esa época fue funcionario en la Facultad
de Derecho de la Universidad de Buenos Aires y fue objeto de una
extraña denuncia. Se le atribuyó, presumiblemente desde otro sector
peronista, complotar para asesinar al propio Perón. Lo salvó Vicente
Solano Lima, el ex vicepresidente de Cámpora. Hijo de un libanés
a quien el gobierno militar de 1943 había nombrado comisionado de
un pequeño pueblo de Córdoba, El Kadre se crió en un hogar peronista.
Estudió en el Liceo Militar hasta ser echado en cuarto año y a los
17 estaba militando en lo que se llamaría la Resistencia del peronismo:
gobernaba el general Pedro Aramburu. En 1960, durante la presidencia
de Arturo Frondizi, fue detenido y acusado de tenencia de armas
y explosivos. Le dieron cinco años de prisión, pero no llegó a cumplirlos.
Salió en libertad en 1963, cuando asumió Arturo Illia; igual que
diez años después, fue amnistiado. Durante el proceso vivió exiliado
en París y a su retorno se convirtió en productor cinematográfico
de Pino Solanas. Desde el Peronismo de Base, que también había fundado,
reivindicaba la militancia anterior al fenómeno de los setenta.
Frente a la plaza San Martín, en
Santa Fe y Moreno, en la jefatura de Policía, se realizó un acto de desagravio a
la figura de Evita. Allí estuvieron el gobernador Anzorena y la señorita
Negretti fue fotografiada cuando colocaba una ofrenda de flores a la "abanderada
de los humildes".
Paro absoluto en las 56 dependencias municipales rosarinas y en muchas de la
provincia, solamente las guardias mínimas y los servicios indispensables.
La ciudad en alerta.
Tensión en los barrios.
En el interior de la Casa Rosada, a años luz del interior de las viviendas
rosarinas, el general había dicho, ese mismo día: "me quedo a vivir en la casa
de Gobierno, voy a atender los asuntos de estado pistola al cinto".
En la ciudad abrazada por el Paraná, las voces de radio nacional eran escuchadas
con atención y preocupación.
Se movilizan los dirigentes y los trabajadores, la Confederación General del
Trabajo, la Concentración General Universitaria y la Unión de Estudiantes
Secundarios. No son simples sellos. Las fotografías muestran los rostros y las
miradas. Gente que se junta, que se busca y que escucha lo que viene desde la
jefatura. Están expectantes, los músculos de las caras sostienen miradas firmes.
No se ve el piso, no hay lugar por donde se pueda observar algún claro.
Jueves 16 de junio 1955.
Puerta de acceso a otra realidad.
Del otro lado del humo y de los gritos de dolor, se anuncia no solamente un
golpe de estado y la incorporación de la Argentina al Fondo Monetario
Internacional, sino un largo viaje a las profundidades de la noche.
El regreso a una Argentina de señores superiores y mayorías resignadas. El
retorno de una postal embrujada.
El general Bengoa conspiraba junto al contraalmirante Samuel Toranzo Calderón.
La hipótesis era conformar una junta de gobierno provisoria compuesta por el
socialista democrático Américo Ghioldi, el radical unionista Angel Zavala Ortiz
y el conservador Adolfo Vicchi.
Niebla en Buenos Aires.
Gris en Rosario.
La hora del mediodía no terminaría sin los truenos de la larga noche que se
avecinaba.
"Una de las bombas cayó de lleno en la Casa de Gobierno, otra alcanzó un
trolebús repleto de pasajeros que llegaba por Paseo Colón hasta Hipólito
Yrigoyen. El vehículo se venció sobre el costado izquierdo, sus puertas se
abrieron y una horrenda carga de muertos y heridos fue precipitado a la calle.
Una tercera bomba tocó la arista nordeste del cuboide del edificio del
Ministerio de Hacienda despidiendo pesados trozos de mampostería...Produjóse una
intensa lluvia de esquirlas y menudos trozos de vidrio", describió el cronista
del diario de Bartolomé Mitre, el inventor de la historia oficial argentina, "La
Nación", el día después.
El bombardeo sobre la ciudad abierta de Buenos Aires comenzó a las 12.45 del 16
de junio.
Una hora después, por Radio Mitre, surgió la proclama golpista: "trabajadores,
la revolución democrática ha prohibido que ningún patrón despida al personal, ni
disminuir las retribuciones que han gozado". Hipocresía, confesión de lo que
vendría después de las bombas.
La avenida de Mayo, en Buenos Aires, se convirtió en un río humano. La CGT había
convocado para defender al gobierno.
Era tiempo de utilizar las armas
que había comprado Evita al rey de Holanda.
"Yo vi el segundo bombardeo a las tres de la tarde. Estaba lleno de gente, de
pueblo. Tiraban desde el ministerio de Marina hacia la recova que estaba
enfrente, a doscientos, trescientos metros...después al ministerio de Hacienda y
después al público...En el primer momento ellos ponen la bandera blanca y la
gente grita: Pe - rón, Pe - rón, y cuando van cruzando la calle, la ráfaga de
ametralladora otra vez", relató Sebastián Borro, dirigente del frigorífico
Lisandro de La Torre que, años después, sería un símbolo de la resistencia
peronista.
A las cuatro de la tarde, el largo prólogo de la noche impuesta para las
mayoría, parecía haber terminado.
Perón le pidió a los trabajadores que "se muerdan como me muerdo yo".
Los escombros se mezclaban con los cadáveres.
Nunca hubo verdad histórica sobre el número de los mismos. Desde 200 a 2000.
Como si fueran cifras y no historias de amores, pesadillas y sueños, universos
enteros fusilados por un proyecto económico y político a contramano de la
voluntad masiva.
Por la noche, aparecieron las llamas que envolvían iglesias en Olivos y Vicente
López. Cuentan que, en aquellas horas nocturnas del 16 de junio, el empresario
Jorge Antonio se acercó a Perón después de haberse reunido con los mandos
naturales y le preguntó: "general, ¿está bien o está preso?". El reelecto
presidente contestó que estaba "prisionero de los salvadores".
Entre las bombas que inventaron cráteres en pleno centro de la Capital Federal
--hecho inédito que jamás fue contemplado en las reglas de la guerra
convencional y no convencional-- se encontraron las señales VC, Cristo Vence.
Para "La Nación" del 17 de junio, "un sector de las fuerzas armadas duramente
calificadas por el presidente de la Nación, juzgó que era lícito resolver por la
violencia su distinta apreciación acerca de los métodos con que es dable
conducir la gobernación del estado. Tal género de divergencias es siempre normal
en la evolución de las democracias".
COMUNICADO
FUERZAS ARMADAS PERONISTAS (FAP) 1973
ARMAS A NUESTRA BRONCA
ORGANIZACIÓN A NUESTRO CORAJE
ESTRATEGIA A NUESTRA CONFIANZA
PERÓN AL GOBIERNO
A LA CLASE OBRERA Y AL PUEBLO PERONISTA:
A 4 meses de haber logrado el triunfo electoral del 11 de Marzo, haciendo
retroceder políticamente a la dictadura militar y expresando en nuestro voto
masivo la confianza en nuestro Líder y la bronca acumulada en 18 años de
explotación, HOY EL ENEMIGO ESTA TRANSFORMANDO ESE TRIUNFO EN DERROTA.
La burocracia sindical y política en nuestras propias filas, junto a los
capitalistas explotadores y a los burgueses desarrollistas de la CGE, todos
abrazados a los grandes monopolios, intentan ahora desde el propio gobierno
elegido por el pueblo fortalecer sus planes contrarrevolucionarios: mantener el
sistema capitalista que les permita seguir gozando de sus privilegios a costa de
nuestro sudor. A espaldas de los trabajadores, se ponen de acuerdo en el pacto
social, que hace recaer el peso de la crisis sobre los trabajadores, para que
una vez más seamos quienes paguemos los platos rotos, mediante una serie de
medidas antipopulares: mísero aumento de salario, aumento de los servicios
públicos, congelamiento de las paritarias por dos años.
Y así el vandorista Otero desde el ministerio de trabajo, no cambia nada de la
legislación laboral y la huelga sigue siendo ilegal, o se sigue desconociendo la
decisión democrática de las bases como en el caso de Materfer y Concord en
Córdoba, logrando que la patronal siga moviéndose a su antojo.
Para llevar adelante el nefasto pacto social cuentan además con la represión en
sus manos. Ya sea a partir de la Policía o las FF.AA. dirigidos desde el
Ministerio del Interior por el gorila Llambí o desde los organismos
parapoliciales desarrollados por la burocracia sindical, pero armados y
entrenados por los servicios de inteligencia que hoy por orden de LASTIRI,
funcionan juntos bajo el mando de OSINDE y CARCAGNO.
Este es el plan que venían orquestando desde antes del 11 de marzo adentro del
Frejuli y que tiene su culminación en el golpe del 13 de julio. Impulsado y
organizado por los patrones GELBARD, CAFIERO, GÓMEZ MORALES, BRONER, junto a los
sindicalistas traidores como RUCCI, LORENZO MIGUEL, LABAT, DIEGUEZ y sus
secuaces, y por el resto de los cómplices que participan de los mismos objetivos
como LÓPEZ REGA e ISABEL MARTÍNEZ, y sus segundones NORMA KENNEDY, BRITO LIMA,
etc.
NO HAY PATRIA LIBERADA SIN PATRIA SOCIALISTA
En medio de los tránsfugas y explotadores el Gral. Perón no puede llevar
adelante la política antiimperialista, que viene impulsando desde el 45.- Así
vemos hoy tambalear su propio proyecto de Liberación nacional, porque:
1) Está maniatado por la propia burocracia que él podía instrumentar mientras se
apoyaba en las luchas de los trabajadores quedando hoy en el país enredado en el
aparato que los burócratas controlan, no solo el político-sindical sino también
el aparato oficial del estado.
2) Porque la Liberación Nacional por la que siempre ha bregado el Gral. Perón
hoy no puede realizarse sin la liberación de LOS TRABAJADORES QUIENES HOY
NEGAMOS (POR LA EXPERIENCIA DEL 45 AL 55 Y LA POSTERIOR RESISTENCIA A LA
EXPLOTACIÓN) TODA POSIBILIDAD DE ACUERDOS CON LOS BURGUESES, LOS TRAIDORES Y LAS
FF.AA., o sea, los mismos que nos vinieron explotando, engañando, reprimiendo y
entregando el país al imperialismo en estos 18 años.
Justamente, la experiencia acumulada en estos 18 años es la que nos enseñó a
abrazar como única salida de liberación la construcción de la patria socialista
y la eliminación de toda forma de explotación capitalista. En todo ese
aprendizaje duro pero fortalecedor, el Gral. Perón, vino acompañando el proceso
y apoyándose en las luchas que fuimos gestando y los grados de conciencia que
fuimos alcanzando. Pero hoy al impulsar el General la liberación nacional sin
definir claramente la necesidad de construcción del socialismo, levanta un
programa que el imperialismo y los monopolios "hacen suyo" porque ellos saben
muy bien que mientras lo lleven adelante los burócratas, los burgueses y las
FF.AA. no peligrarán sus intereses fundamentales.
En la medida que Perón deje de apoyarse en nuestras luchas y en nuestras
reivindicaciones ESTARA CADA VEZ MAS SOLO EN MEDIO DE LOS TRANSFUGAS Y
TRAIDORES. Por eso no nos extraña que estos enemigos levanten hoy la candidatura
del Gral. "PERÓN PRESIDENTE", para los burócratas y traidores, es la única
salida que les queda para mantener cierto grado de apoyo masivo a sus planes
contrarevolucionarios.
"PERÓN PRESIDENTE PARA LA BUROCRACIA SINDICAL Y POLÍTICA, es la única
posibilidad de mantener la dependencia de los trabajadores peronistas al aparato
que ellos controlan frenando al mismo tiempo el desarrollo de las organizaciones
independientes que desde las bases del Movimiento, venimos desarrollando para
superar nuestras formas de enfrentamiento al enemigo.
"PERÓN PRESIDENTE" PARA LOS BURGUESES DESARROLLISTAS, es la única posibilidad de
ofrecer a los monopolios una fuerte base social y así negociar con el amo
imperialista el reparto de las riquezas producidas con nuestros sacrificios.
Atentos a estos planes, la clase obrera y el pueblo peronista debemos agotar las
posibilidades para recuperar el aporte del Gral. Perón a la Revolución, es
decir, la capacidad de llevar adelante su propuesta antiimperialista, junto al
pueblo peronista. Pero somos conscientes que ese aporte del Gral. Perón es una
herramienta más para enfrentar al enemigo, herramienta que debemos poner al
servicio de la lucha principal hacia la toma del poder por el pueblo Porque no
podemos depositar en Perón toda la responsabilidad de un proceso que sólo puede
garantizarlo la clase obrera y el pueblo peronista desde su propia organización
revolucionaria, la única capaz de enfrentar y derrotar definitivamente al
enemigo en todos los terrenos.
PERÓN AL GOBIERNO, es hoy nuestra consigna, pero SIN EXPLOTADORES NI TRAIDORES.
PERÓN AL GOBIERNO para lograr restablecer la relación líder-pueblo apoyado en
los trabajadores que somos la única garantía del proyecto de liberación.
PERÓN AL GOBIERNO, para recuperar el triunfo electoral e impedir que se
transforme definitivamente en derrota. PERÓN AL GOBIERNO, garantizando desde la
movilización de las bases la aplicación de las medidas por las cuales venimos
luchando desde hace 18 años:
Reconocimiento de la democracia sindical, reincorporación de despedidos;
salarios dignos; juzgamiento de los responsables de los crímenes cometidos a lo
largo de estos 18 años; y aquellas reivindicaciones que significan un paso
adelante en nuestro camino hacia la PATRIA SOCIALISTA, como son; estatización de
la banca y de los servicios públicos; expropiación de los monopolios; control
obrero de la producción y comercialización; expropiación de los latifundios;
rompimiento con los compromisos internacionales.
LO QUE APRENDIMOS EN ESTOS 18 ANOS
Desde la heroica resistencia hasta la aparición de las organizaciones
político-militares, pasando por el uordobazo, la clase obrera y el pueblo
peronista hemos venido respondiendo uno por uno todos los intentos de las clases
dominantes:
En estos 18 años aprendimos:
-que el imperialismo y los monopolios no van a resignar por las buenas sus
privilegios basados en la explotación de los trabajadores.
-que las FF.AA. siguen siendo el reaseguro principal de esos planes y si bien
sufrieron una derrota el 11 de marzo, no están vencidos, definitivamente, sino
por el contrario, fortaleciéndose con la complicidad de la burguesía y de la
burocracia, todos la pie de los grandes monopolios.
-que la guerra revolucionaria no se termina en un triunfo electoral sino en la
toma del poder por el pueblo y la construcción de la definitiva patria JUSTA,
LIBRE Y SOBERANA: LA PATRIA SOCIALISTA
-que en este camino debemos fortalecer el PODER POPULAR gestado desde las bases,
desde cada fábrica, 'desde cada barrio, desde cada villa, desde cada surco,
desde cada facultad.
-que para gestar desde abajo ese poder popular, es fundamental la construcción y
el fortalecimiento de nuestras propias organizaciones de base, independientes de
burgueses y traidores.
-que en ese camino iremos desarrollando la ALTERNATIVA INDEPENDIENTE DE LA CLASE
OBRERA Y EL PUEBLO PERONISTA, que es la fuerza organizada de los trabajadores,
única garantía de nuestro triunfo definitivo.
-que un gobierno elegido por el pueblo puede utilizarse y defenderse como
herramienta de lucha, pero no como el medio principal sino al servicio de la
lucha principal que es el fortalecimiento de nuestros propios medios es decir
.aquellos que vayamos construyendo en las fábricas, en los barrios, y allí donde
se encuentre el pueblo.
LA ALTERNATIVA DE LA CLASE OBRERA Y EL PUEBLO PERONISTA, HOY:
Frente a los métodos de la burocracia que quiere manejarnos desde "arriba"
-Poner en práctica la democracia obrera y popular para que las decisiones las
tomemos desde las bases.
Frente a los intentos de imponernos planes y medidas que nosotros no votamos ni
decidimos (como el pacto social)
-Rechazarlas de inmediato impidiendo que los traidores las pongan en práctica
Frente a la claudicación de nuestros dirigentes
-Exigir su remoción inmediata de los cargos, para elegir nuestros verdaderos
representantes, honestos y combativos.
Frente a los negociados de los burgueses y traiciones de los burócratas
..-Aplicar todas las fornías de Justicia Popular, desde el repudio y
enfrentamiento masivo has.ta las acciones político-militares que vayamos
logrando con nuestra organización desde la base. Frente a los aparatos armados
de la burocracia (matonaje y grupos paramili tares)
-Formar desde los activistas, nuestros propios grupos armados de base en
fábricas, barrios y villas para defendernos y eliminarlos Frente a los intentos
de intervenir nuestras organizaciones sindicales
-Oponer la movilización activa con tomas de fábricas y asambleas en los lugares
de trabajo. Frente a los intentos de convertir las Unidades Básicas, Sociedades
de Fomento, Juntas Vecinales, etc, en entidades burocráticas
-Convertirlas en lugar de nucleamiento y organización de los vecinos,
convirtiéndolas en lugares de decisión y exigencia popular.
-Iremos así transformando la experiencia acumulada en la resistencia de 18 años,
en ofensiva de movilización, enfrentamiento y organización permanente frente a
las patronales explotadoras y a sus cómplices de adentro y afuera del
movimiento.
No habrá bandera blanca. La sangre de nuestros muertos, la lucha y resistencia
de nuestro pueblo, no se negocian. Están presentes en la construcción de la
alternativa independiente de la clase obrera y el pueblo peronista, en el
desarrollo de la guerra popular hacia la toma del poder por la definitiva patria
justa, libre y soberana:'la patria socialista.
POR EL RETORNO INCONDICIONAL DEL PUEBLO Y PERÓN AL PODER
CAIGA QUIEN CAIGA Y CUESTE LO QUE CUESTE!
¡¡¡VENCEREMOS!!!
22 de Agosto de 1973 - Día de los compañeros, caídos en Trelew
REGIONALES: BUENOS AIRES -CÓRDOBA - CORRIENTES - CHACO - LA PLATA - MAR DEL
PLATA -MENDOZA – TUCUMAN
Fuente: www.cedema.org
Ejército y
pueblo "ahogaron la rebelión de los traidores. "Pasarán los tiempos pero la
historia no perdonará jamás semejante sacrilegio", decía el titular a ocho
columnas del diario rosarino "La Capital", marcando la frase del general Perón.
La información agregaba: "alevoso tiroteo contra la población indefensa".
En Rosario, la garúa acompañó a la gente, indignada, sin saber bien qué se podía
hacer desde los arrabales del río marrón.
"Movilizado por la CGT el pueblo de Rosario ganó la calle en magnífica prueba de
lealtad", decía el titular del diario centenario.
Los gritos expresaban ideales y límites existenciales, jugar el cuerpo en la
historia, convertir las palabras en abismos capaces de seducir los músculos y la
voluntades.
"La vida por Perón", gritaban miles de rosarinos.
Hugo De Pietro, secretario adjunto de la CGT, el delegado titular, Samuel Sinay,
arengaban a la gente, prometieron ir "a Buenos Aires ahora mismo si es preciso".
El anónimo cronista no escapaba de los sentimientos instalados en la calle, "un
inmenso colector de la indignación ciudadana".
Sinay habló de la fidelidad del regimiento 11 de infantería, con asiento en
Rosario, "General Las Heras" y de los comandos 1º del ejército y de la 3ª región
militar, "fieles a la masa obrera".
Desde Radio Nacional Rosario se hablaba "contra las fuerzas de la regresión".
A pesar de la llovizna, hubo repudio contra el obispado y la Catedral,
fuertemente custodiados por la policía.
Los gráficos y los periodistas pararon en "homenaje a las víctimas".
Los edificios públicos rosarinos fueron custodiados por piquetes de
trabajadores. El diario fundado por la familia Lagos diría, en un recuadro, que
"a los caídos del 16 de junio, eran carne del pueblo, hombres y mujeres de la
patria que alentaban el fervor de la libertad. Os inmoló la locura de unos
pocos...en nuestra tierra no caben los traidores ni los miserables. No habés
caido en vano", prometía las letras emocionadas.
Sin embargo, tres meses después, el largo descenso a la noche, a la pesadilla
construida por minorías, sería una realidad.
Desde el 16 de junio de 1955, en Rosario, la ciudad obrera y cerealera, el
peronismo ya comenzaba a hablar de comandos de emergencia.
La primavera vendría mal herida.
*Setiembre negro.
El Monumento a la Bandera todavía no existía.
Sin embargo, entre 1947 y 1954, los establecimientos industriales se
multiplicaron por dos. Más de seis mil lugares de encuentro cotidiano para
obreros. La mayoría de ellos, peronistas. Casi como un reflejo de la explosión
productiva de la cual hablan los números.
Pero los días que se vivirían a partir de setiembre de 1955 tendrían poco que
ver con las cifras.
Fueron los años de pasión, miedos, heroísmos, traiciones, clandestinidad, amores
y rebeldías.
El mundo al revés.
Vivir como si no se pudiera zafar de una pesadilla.
El país sin Perón.
Inimaginable para la mayoría de los casi 520 mil habitantes de los arrabales del
Paraná.
"El pueblo argentino recuperó a su líder", decía el titular a ocho columnas de
"La Capital" del 1 de setiembre de aquel año. "Ya hemos dado suficiente prueba
de prudencia", dijo el general.
En Rosario, a la distancia, gremios y unidades básicas convocaban a los suyos, a
los compañeros, a escuchar la radio. Perón siempre estaba más allá de la
derrota. No había lugar para suponer una existencia colectiva sin el hijo del 17
de octubre de una década atrás.
Se sabía.
Era así. Lo decían en Echesortu, en Saladillo y en
los talleres ferroviarios de los pueblos vecinos. Hasta en el centro de la
ciudad se percibía la certidumbre. A 300 kilómetros de la Plaza de Mayo, Perón
tenía una dimensión invicta, eterna.
"Cuando uno de los nuestros caiga, caerán cinco de lo de ellos", se leyó aquella
mañana, se escuchó en la tarde anterior.
En la plaza San Martín, miles de rosarinos escucharon el mensaje del líder, al
grito de "Perón si, otro no".
Entre los dirigentes convocantes estaban el interventor del PJ provincial, Italo
Avale, el delegado de la zona sur, Pablo Guerrero, el comisionado municipal José
Félix Galimberti y el titular de la CGT, Samuel Sinay.
La crónica sostuvo que "la ciudadanía de Rosario brindó su solidaridad al
vibrante llamado. Rosario, a despecho de la inclemencia del tiempo, tomó la
bandera de su fe peronista y, abrazado a ella, se plantó como un mástil en la
plaza San Martín para sumar su voz a la de todo el pueblo argentino en el
reclamo sereno pero decidido".
A menos de un mes, los adjetivos y los sustantivos desaparecerían. La directora
del tradicional diario fundado por los Lagos sobre la década del 60 del siglo
pasado, sería silenciada y satanizada.
Más allá de aquel intento de golpe de estado, todo volvía a la normalidad.
La pinturería Martín seguía ofreciendo sus servicios para los nuevos comercios
que, a pesar de la crisis de los últimos tres años, continuaban abriéndose en la
"capital de los cereales".
Los abogados se animaban a publicitar sus conocimientos para tratar sobre
divorcios, el jarabe y las pastillas Pulmosan solucionaban cualquier espasmo, la
Shell ofrecía sus tractores especiales y en los 46 cines de la ciudad era el
tiempo de la aventura sin límite. "En los mares de Alaska", era el estreno que
generaba mayor expectativa en aquella Rosario, obrera, industrial y peronista.
Al asomarse la primavera, las heladeras a kerosene Sirak invadían los barrios,
mientras que en Central aparecía un jugador recio pero fino, un tal Angel Zof.
En Ñuls, había preocupación por la salud de su zaguero Jorge Griffa.
Del puerto local no salían toneladas de granos solamente, sino también cruceros
que anunciaban travesías hata el Cabo de Hornos.
El 16 de setiembre de 1955, cuando comenzó el movimiento insurreccional contra
el gobierno popular, era la fecha señalada para la presentación en el Cine Real,
en Oroño y Salta, del presidente del Consejo Superior del partido, doctor
Alejandro Leloir.
Nadie daba créditos a las noticias que venían desde Córdoba y Buenos Aires.
Por calle San Martín, centenares de trabajadores, portuarios y ferrovarios, en
su gran mayoría, se habían movilizado en defensa del gobierno constitucional.
Sobre Eva Perón, donde estaba la sede de la CGT, también aparecieron los gestos
duros de los hombres que querían seguir viviendo en lo que entendían como un
estado natural, bajo el gobierno de Juan Perón.
Para el lunes 19 de setiembre, el mundo ya estaba patas para arriba.
Rosario seguía viviendo su creencia.
En la CGT, sin embargo, "siguen las entregas de sangre con el banco de la
regional" de la central obrera, donde ya funcionaba uno de los tantos centros
sanitarios de recepción.
Uno de los dirigentes de la CGT, Hugo De Pietro difundió un documento llamando a
la movilización de los obreros rosarinos: "compañeros, nuestro destino y la
defensa de nuestra dignidad y de las conquistas logradas nos imponen no
escatimar ningún esfuerzo, ni aún la propia vida".
Sería una profecía.
"El pueblo está a la expectativa. Puede producirse el cañoneo de las destilerías
de Eva Perón", sostenía el titular de "La Capital", del martes 20 de setiembre.
Cañones de un barco de la Armada argentina alimentada con combustible inglés
como denunciaría tres años después el entonces diputado convencional de la UCRI,
Oscar Allende.
Una semana después, las palabras y los hechos se presentaron de otra forma.
"Tristes sucesos acaecidos el viernes, sábado y domingo. Severas medidas de
represión", amenazaban las informaciones del diario.
A los hechos que calificaron como "tristes" eran las movilizaciones que
surgieron en los barrios rosarinos y en las ciudades vecinas.
Enfrentándose a tanques, José Mármol, un estibador, perdió el riñón y la memoria
cuando tiraba piedras en 27 de Febrero y Ovidio Lagos. Lo último que recuerda
fue que gritó: "Viva Perón carajo!". Después el hospital y la desocupación. Su
historia se repetiría por miles.
Hacia el 27 de setiembre, las crónicas periodísticas semejaban partes de guerra
de un ejército de ocupación. "La urbe amaneció dispuesta a reanudar sus
actividades, pues así había sido acordado en el plenario realizado en la
CGT...Sin embargo, los tranvías y ómnibus no pudieron correr por mucho tiempo
pues, en algunos barrios, núcleos reducidos de personas amenazaban a conductores
y pasajeros valiéndose de la falta de vigilancia en los coches y, en otro casos,
procedieron a apedrearlos".
Piedras contra efectivos militares, piedras contra algunos tanques.
Nadie conducía a los obreros más que ellos mismos en aquellos días en que
Rosario fue convertido en otra cosa.
"En cuanto a los obreros, en muchos casos, llegaron hasta frente a las fábricas
pero no entraban a cumplir con sus obligaciones".
La rebeldía continuaba.
A pesar de los "blandos", de los que después harían llamar a cierta rama del
sindicalismo como la CGT "negra".
El autotitulado subdelagado de la central obrera rosarina, Marcos Méndez, llegó
a emitir un mensaje por Radio Nacional, exhortando al "retorno al trabajo".
Su prédica era la lógica del sistema: ser obediente para poder sobrevivir. Un
mandato de clase. "Compañero trabajador sea disciplinado", exigía Méndez.
Sin embargo, centenares de panfletos aparecieron sobre calle Ovidio Lagos y en
la zona sur.
Los papeles no tenían firmas, pero convocaban a un paro general hasta tanto
Perón volviera a la Rosada.
Las noticias dejaban escapar el clima que se vivía en los barrios rosarinos.
El abastecimiento "tropezó con dificultades", no hubo leche ni tampoco se
produjo la faena en el Mercado Municipal de Carnes.
En calle San Martín al 1200 un francotirador enfrentó a un piquete de soldados
que patrullaba la zona sur. El "valiente" sargento López Correa tuvo que
ingeniárselas con sus veinte hombres para enfrentar al trabajador que cumplía
con aquello de jugarse la vida por Perón.
En los diarios y en las radios se escuchaban las adhesiones de la Federación
Económica de la Provincia de Santa Fe a favor del gobierno de Eduardo Lonardi.
También, en el diario, surgían los comunicados de agrupaciones políticas como el
"socialismo libertario" a favor del golpe de estado.
El toque de queda se producía las
veinte. Sin embargo, entre tanta historia oficial y silencio impuesto, desde
abajo llegaban otras voces, una contracorriente inorgánica pero real, como la
vida anónima.
Subsuelo de la ciudad ocupada.
"Grupos perturbadores", calificaban los medios.
Aparecían en Córdoba y Provincias Unidas. Córdoba y Paraná. En el Cruce Alberdi
detuvieron a un tren que transportaba obreros hacia Pérez.
Los edictos justificaban la persecución.
De ciudad obrera y orgullosa de su peronismo, Rosario se convirtió en objetivo
militar. "Contra agitadores", fue el título que se convirtió en un clásico por
aquellos días y se multiplicaría por años en el léxico de gobiernos
autoritarios. Se trata de "agitadores profesionales" que responden a "intereses
de pequeños grupos" que tienen la "triste misión de roer los cimientos" de la
nacionalidad.
Como síntesis del cinismo y la ironía, el 17 de octubre de 1955, en la Rosario
dada vuelta, en la que las mayorías trabajadoras se sentían agobiadas y
perseguidas, se estrenó, en el Cine Odeón, "El salario del miedo", un "drama de
candente suspenso", con Ives Montand.
A contrapelo de la prudencia y
del "ni vencedores ni vencidos", los metalúrgicos de la ciudad decidieron
concretar paros de cinco minutos por turno.
Hacia finales de octubre de 1955, cinco vagones fueron incendiados. Llevaban
cargas para Celulosa. Fue en la avenida Francia y en una de sus paredes, en
forma extraña, apareció, después de las llamas, una P y una V.
Miles de personas fueron encarcelados en distintas regiones del país entre 1955
y 1973.
Era el nuevo mundo saludado por las potencias de Occidente.
La Argentina ingresaba al Fondo Monetario Internacional. El salario que, en
1953, llegó a superar el 50 por ciento del Producto Bruto Interno nacional,
comenzaba a descender a menos del 30 por ciento.
En las calles rosarinas, mientras tanto, portuarios, metalúrgicos, amas de casa,
pibes que hasta hacía unos días pateaban una pelota de goma y textiles, se
autoconvocaban para defender "al general".
"Los países del mundo reconocen al gobierno de Aramburu. Villa Manuelita no",
dice la leyenda que decía uno de los tantos carteles que nacieron por aquellos
días en los barrios de la otrora Chicago argentina.
Durante 18 años, la ciudad obrera se convirtió en un símbolo.
Lo que sigue es una síntesis de esa historia anónima, apasionada, a veces
racional, y atravesada de idealismo que fue la resistencia peronista.
Una postal existencial de un país y una ciudad que, todavía hoy, siguen buscando
la realización de sus mejores sueños colectivos.
*La revancha del gran capital.
En la mañana del 16 de setiembre de 1955, los capataces del Swift, en Villa
Gobernador Gálvez, hicieron gala de su odio de clase.
Desnudaron a todas las mujeres.
La excusa fue buscar armas entre la intimidad de las trabajadoras.
Sin embargo no les fue fácil domesticar a los obreros de la carne.
"Mi abuela nos contaba cómo los muchachos armados con la chaira y otro cuchillos
tomaron el frigorífico. Con matagatos, con lo que tenían, quisieron defender al
peronismo. Cuando se puso muy jodida, los compañeros escondieron a las chicas en
los tanques que traían la leche para sacarlas. Ahí zafó mi abuela", cuenta Sonia
Alesso, hoy maestra y dirigente de la Central de Trabajadores Argentinos.
Pero algo falló en los cálculos de los proveedores de la muerte.
Decenas de personas se sumaron a la militancia peronista proscripta.
Angel Ojeda comenzó su militancia en 1955. "Formé parte de una Argentina
heroica. Acá en Rosario el regimiento 11 regresaba derrotado. El pueblo rosarino
peleaba en las calles, todos los días. Fue cuando apareció el famoso cartel de
Villa Manuelita, que no se rinde. Casi un mes de pueblo en la calle...".
En 27 de Febrero y Ovidio Lagos, José Mármol quiere atravesar el cielo con los
estandartes de Evita y Perón. Lo balean. Cae envuelto en una bandera argentina y
dos culatazos le rompen su riñón derecho. Estuvo dos meses internado gritando
"¡Viva Perón, carajo!".
Aquella primera etapa de la resistencia en Rosario se "hizo en los bares, en las
casas, en las familias, en los barrios", dice la historiadora Carina Capobianco.
Tiempos en los que, más allá de los hechos espontáneos, surgen los primeros
organismos estatales dispuestos a la represión del "enemigo interno".
José Cravero marcó que "dos o tres meses después del golpe se organizó la
llamada Defensa Activa de la Democracia. Hubo desaparecidos. Pegaron tanto que
la gente comenzó a organizarse. Así surgieron comandos en la zona sur, en barrio
Belgrano...al principio la resistencia era casi poética. Cuando se pintaba una
pared era todo un triunfo".
Eran días de aprendizaje, de reciclaje de la memoria popular. "Se conformaron
células integradas por tres o cuatro activistas con un jefe. Tuvimos que
aprender a fabricar bombas. Empezamos con caños, los de 250, a los que les
pasábamos un alambre de virulana. Nos asesoraban viejos anarquistas", recordó
Cravero.
La vieja dirigencia gremial flaqueaba.
"Ninguno salía de abajo de la cama", ejemplificó Pío Torres. "Hasta que reuní a
la gente de Sanidad y junto a Pepe Pedernera fuimos haciendo surgir una nueva
generación de dirigentes gremiales. Al principio éramos dos. Américo Gigena y
yo. El me decía mañana seremos cuatro y ahí comenzó, entonces, el movimiento de
lo que después serían las 62 Organizaciones. Nuestra idea era tomar los gremios,
crear células peronistas y así fuimos copando uno a uno. Hasta que creamos el
bloque gremial peronista".
*Perseguidos, proscriptos.
Quinto día de marzo de 1956.
Decreto 4161: "Considerando que en su existencia política, el Partido Peronista
ofende el sentimiento democrática del pueblo argentino, el presidente
provisional de la Nación Argentina, en ejercicio del poder legislativo, decreta
con fuerza de ley: Artículo 1º: queda prohibida en todo el territorio de la
Nación: a) La utilización de propaganda peronista. Se considerará especialmente
violatoria de esta disposición, la utilización de la fotografía, retrato o
esculturas de los funcionarios peronistas o de sus parientes, el escudo y la
bandera peronista, el nombre propio del presidente depuesto, el de sus
parientes, las expresiones "peronismo", "peronista", "justicialismo",
"justicialista", "tercera posición", la abreviatura "P.P.", las fechas exaltadas
por el régimen depuesto, las marchas "Los muchachos peronistas" y "Evita
capitana", el libro "La razón de mi vida" y los discursos del presidente
depuesto y de su esposa.
"b) La utilización de imágenes, símbolos y signos "creados o por crearse" que
pudieran ser tenidos por alguien con los fines establecidos en el inciso
anterior.
"c) La reproducción, mediante cualquier procedimiento, de las imágenes y objetos
señalados en los dos incisos anteriors.
"Artículo 2º: El que infrinja el presente decreto ley serán penado:
a) Con prisión de treinta días y multa.
b) Inhabilitación absoluta para desempeñarse como funcionario público o
dirigente político o gremial.
c) Clausura cuando se trate de empresas comerciales.
"Las sanciones no serán de cumplimiento condicional, ni será procedente su
excarcelación".
Para el actual vicegobernador de Santa Fe, ingeniero Gualberto Venesia, "lo más
contrario a los derechos humanos fue la fusiladora. El decreto 4161 muestra cómo
nos trataban por ser peronistas. En la facultad éramos solamente dos profesores
peronistas. ¿Cómo un peronista iba a ser docente de la facultad?", recordaba.
*Junio de 1956. "Operación Masacre" en Rosario.
Juan Lucero tiene el cuerpo atravesado por las huellas de la picana y la
tortura. También tiene la mirada triste de tanto exilio no querido, aunque
conserva la alegría del que cree en ideales de una sociedad más justa.
"En mi casa se hizo una reunión clandestina. Se preparaba el golpe de Juan José
Valle para devolverlo a Perón. Valle se terminó refugiando en una villa. Era uno
de los que llamábamos los militares gauchos. Había gente movilizada en Rosario y
San Lorenzo. En la mesa de mi casa, me acuerdo, estuvieron Lugan, Duclois,
Piacenza, Valle y yo...Cuando llegara el nueve de junio, eso nos decían, se iban
a cortar las rutas. Fue un hecho bastante anárquico".
Uno de los que participaron en la columna de la zona norte del golpe del 9 de
junio era un muchacho de 16 años, Marcial Martínez.
Lucero y Marcial practicaban en el Tiro Federal. "Mi mamá nos decía que va a
llegar el momento y no van a tener puntería", recuerda Lucero.
Aquella noche "el comisario Díaz, de la 16ª, encerró a todos los policías y se
llevó las armas para nosotros. Eran 14 carabinas viejas y las trajo con un
sumariante que era un hombre de pueblo. La idea original era tomar el 11, LT 2 y
ENTEL".
A contra razonamiento, la célula de Alberdi creía que podía tomar el Olimpo.
"Hicimos todos eso porque teníamos un fuego adentro que nos quemaba. Pensar que
antes me dedicaba al folklore. Aquella noche no pudimos avanzar mucho. Sin
embargo le hicimos frente a la gendarmería con las 14 carabinas que había
expropiado el comisario Díaz. Marcial se había venido con un cuchillito de
cocina".
Tiempo después, con un pulmón destrozado por la tortura, Marcial eligió el
suicidio antes que delatar a algún compañero. Lo cercaba la policía federal.
*La imaginación popular.
"No fueron dioses, sino hombres, mujeres, que necesitaban comer pan, vivir,
hacer hijos...No fueron perfectos ni mucho menos...Pero había una luz que caía
de sus frentes sudadas, rojas, arrugadas, pensando cómo batir al enemigo",
cuenta Juan Gelman en "Ya caminando".
Para Norberto Galasso, tozudo difusor e historiador de lo nacional y popular,
define a la resistencia como "algo muy espontáneo. Se destacó Cooke y la lucha
en los barrios, los caños, las movilizaciones espontáneas, centenares de huelgas
parciales. César Marcos contó que las cocinas se convirtieron en cuarteles
generales. Y en las esquinas se silbaba "Fumando espero", se andaba con flores
"no me olvides". Los burócratas fueron los primeros en desertar. El peronismo
era, entonces, fundamentalmente, la clase trabajadora".
*Una visión profética.
El padre Hernán Benítez, jesuita expulsado de la orden por su compromiso con el
peronismo al convertirse en el confesor de Evita, es uno de los referentes de
los sacerdotes del tercer mundo.
Creía que a través del peronismo, la clase trabajadora argentina llegaría al
socialismo.
Cuando murió tenía dos imágenes sobre su lecho: el Che y Evita.
Pero antes, cuando la década del cincuenta se extinguía entre huelgas y brotes
guerrilleros, el padre Benítez le escribió a Perón: "¿Ignora el General la
barbarie represiva de que son capaces los gorilas, con todo el poder y las armas
en la mano?. ¿La ferocidad que las directivas de Caracas imperan ignora el
General que esa misma ferocidad centuplicada alimentan los gorilas, dispuestos a
sofocar la barbarie subversiva con la barbarie represiva inmensamente peor?. En
las actuales circunstancias, ¿no se da cuenta el General de que la represión no
dejará sólo 30 ni sólo 300 víctimas asesinadas, sino 3.000, sino ya 30.000?".
Corría el 14 de enero de 1958.
*La toma del 11.
El 30 de noviembre de 1960 el regimiento 11, con asiento en Rosario, fue tomado
por algunas horas.
En 1958 se había conformado, a nivel nacional el Comando Operativo
Revolucionario, al mando del general retirado Miguel Angel Iñíguez y como
segundo, el coronel Juan Argentino Barredo.
Trabajaron durante 30 meses. Los integrantes del Comando Superior de la
Resistencia de Rosario eran Lucio Costanzo, Dante Piacenza, Darío Costanzó y
Américo Gigena. La zona norte a cargo de José Alfredo Franco; la columna sur por
Armando Pesenti; de los militantes del este rosarino, Alejandro Vega; y los del
oeste reconocían a José Gigena.
"No
somos leyenda, fuimos militantes políticos"
PROYECTO DE LEY DE REPARACION HISTORICA PARA PERSEGUIDOS
POLITICOS DE 1955 A 1976 (octubre 2005)
Dos comisiones del Senado ya aprobaron este proyecto que incluye a los
protagonistas de situaciones críticas del país, desde las víctimas de los
bombardeos a Plaza del Mayo, la Resistencia peronista hasta las guerrillas de
Taco Ralo y de Salta. Muchos de los beneficiarios ya están muertos o tienen más
de 70 años.
Por Alejandra Dandan
Los borradores de este proyecto de ley se suceden desde la época del menemismo,
pero el último consiguió la aprobación de dos comisiones del Senado y ahora
aguarda la salida en la Comisión de Presupuesto. El original lleva la firma del
veterano Antonio Cafiero, pero detrás suyo se encuentran varias decenas de los
adolescentes que se hicieron grandes entre los cohetazos de las noches de los
libertadores después de la caída de Juan Domingo Perón. Esa generación, que
ahora tiene unos setenta años, padeció la proscripción del peronismo, fue
perseguida e incluida en listas negras durante varias décadas de historia, ahora
reclama al Estado argentino una reparación histórica y simbólica la vez. Son los
miembros de la vieja Resistencia peronista, pero además los caídos en Taco Ralo,
los uturuncos o, entre otros, los integrantes del Ejército Guerrillero del
Pueblo, diezmado en la selva salteña. Aquí el proyecto, sus alcances y el
debate.
David Ramos fue parte de la generación proscripta del ’55. De los que mientras
crecían inventaron la Resistencia peronista y pronunciaban el "Viva Perón –dice–
como una forma de resistencia". Página/12 lo halló entre un puñado de
sobrevivientes, viejos militantes que todos los miércoles se reúnen en la planta
baja del Archivo Nacional de la Memoria para procurarse las cosas
indispensables, desde un remedio hasta –ahora– la salida de una ley.
"Lo que nosotros estamos pidiendo –explica– es un reconocimiento histórico, la
inscripción de nuestros nombres en la historia. Lo que pedimos es la no
renegación de nosotros como sujetos." Sujetos políticos y no parte de una
leyenda como, insiste, sucedió con buena parte de su generación hasta ahora.
Porque "hay un mito que dice que la historia empieza cuando uno llega a un
lugar, pero no es así, porque cuando uno se pone a ver, se da cuenta de que hay
una continuidad. Pero acá hubo un intento de dividir la historia, de fracturarla
como si hubiera una historia y una mitología: la historia empieza en el ‘76;
nosotros, los anteriores, siempre parecemos los mitos".
El proyecto
El proyecto de ley existe como tal desde que fueron sancionadas las primeras
leyes de reparación histórica para las víctimas del terrorismo de Estado desde
1976 en adelante. Desde entonces, un grupo de viejos militantes de la primera
Juventud Peronista impulsa un proyecto de reparación semejante para ellos: los
que padecieron la cárcel, la proscripción política y el sometimiento a la
Justicia militar desde la caída de Perón de 1955 en adelante.
Hasta ahora, los proyectos no habían pasado de los borradores, pero en marzo uno
de ellos entró en la Cámara alta, logró la aprobación de la Comisión de Derechos
y Garantías y de Legislación Penal y ahora aguarda con cierto aliento el visto
bueno de Presupuesto.
A grandes rasgos, el borrador contempla dos grandes capítulos de reparación:
antes y después del golpe de 1955. Le exige al Estado la extensión de los
beneficios de las leyes de reparación histórica –las leyes 24.043 y 24.411, y
sus ampliaciones– "a aquellas personas que entre el 16 de junio de 1955 y el 9
de diciembre de 1983 hayan estado detenidas, hayan sido víctimas de desaparición
forzada o hayan muerto en alguna de las condiciones y circunstancias
establecidas por las leyes".
La primera parte del reclamo contempla a las víctimas del alzamiento "rebelde"
del 16 de septiembre de 1955 y del bombardeo a la Plaza de Mayo del 16 de junio
que causó –según los conteos actualizados– más de 400 muertos y una lista de más
de mil personas heridas aún. Los que tendrán derecho al reclamo son las víctimas
de los actos que haya sido realizados "por integrantes de las Fuerzas Armadas,
de Seguridad o policiales o por paramilitares o civiles incorporados de hecho a
alguna de las Fuerzas". Fuera de ese punto, el proyecto se sumerge en los años
posteriores a la caída de Perón. Sobre la base de doctrinas y jurisprudencia
internacional que no quedó escrita, los autores consideraron que la sanción de
la Ley 24.043, sus complementarias y ampliatorias aprobaron la reparación
histórica de las víctimas de los años de violencia política. Pero, advierten,
aunque la ley no establecía una fecha de corte para la reparación, la
reglamentación posterior –de Carlos Menem– impuso un tope entre los detenidos en
1976. Por esa razón, a criterio de los promotores del proyecto, hubo todo un
sector que quedó afuera.
"No participaron del beneficio –indica el proyecto en uno de sus párrafos
centrales– quienes a partir de los hechos de 1955 vivieron esas circunstancias,
que es lo que este proyecto quiere solucionar." Por eso exigen la ampliación del
beneficio para "quienes hubieran estado en dicho período detenidos, procesados,
condenados y/o a disposición de la Justicia o por los Consejos de Guerra,
conforme lo establecido por el Decreto 4161/55 o el Plan Conintes (Conmoción
Interna del Estado)".
La discusión
Aunque la iniciativa lleva la firma de Cafiero, es el resultado de una largo
proceso de discusión de muchos. Entre ellos, Carlos La- fforgue, secretario
ejecutivo del Archivo Nacional de la Memoria de la Secretaría de Derechos
Humanos de la Nación. "Los años que se abrieron después de 1955 –dice Lafforgue
en diálogo con Página/12– van a terminar pasando a la historia como años de una
relativa paz social, pero eso no fue así y es necesario decirlo: a partir de
1955 se desencadenó sobre toda la militancia un abanico de leyes represivas de
todo tipo."
La línea histórica de los resarcimientos post-’55 empieza en marzo de 1956 con
la aplicación del famoso 4161: el decreto de la Libertadora que no sólo mantenía
la proscripción política del peronismo, sino que prohibía la pronunciación de
cualquiera de sus advocaciones sagradas. "Era una ridiculez –define Lafforgue–,
pero ese decreto ridículo se llevó toda la gente adentro, en total alrededor de
unas 300 personas." Lo mismo, dice, ocurrió más tarde con la aplicación de la
ley anticomunista, Causas Conexas o el Conintes, creado durante el segundo
gobierno de Perón, pero aplicado a partir de la huelga del Frigorífico Lisandro
de la Torre en enero de 1960 (ver aparte).
Aunque en los hechos, el proyecto parece extender la lógica del "terrorismo de
Estado" a períodos aparentemente democráticos como el de Arturo Frondizi o
Arturo Illia para los impulsores está justificado: "Nuestra historia estuvo
plagada de violaciones a los derechos humanos –dice el borrador–, por parte de
funcionarios del Estado argentino, aun en tiempos de supuesta vigencia del
estado de derecho". "Los militantes –explica ahora Lafforgue– fueron juzgados
por Consejos de Guerra y tribunales militares. En ese contexto, el Conintes se
trató de la figura emblemática más organizada del período: politizó el Código
Penal y las condenas empezaron a prolongarse por cinco, diez y hasta a veinte
años de cárcel.
Fuente: Página/12
"Había muchos militares que se
sumaban a nosotros", recuerda Cravero. "Por aquel entonces ya teníamos armas. El
campo de instrucción era la isla. Ibamos todos los domingos. Nosotros éramos
gente de trabajo".
En lo nacional, en tanto, Arturo Frondizi, ungido presidente por los votos
peronistas, se había alejado de sus promesas.
Seguía la represión y la persecución y para colmo de males, la clase trabajadora
era sumergida en los deseos de las patronales.
Faltaban quince minutos para la una de la mañana.
Cuarenta hombres iniciaron el acceso al regimiento.
Comenzó el tiroteo. Fue herido el capitán Héctor Makinlay. Un cuarto de hora
después, los resistentes rosarinos eran dueños de la guardia del regimiento
"General Las Heras".
Sin embargo, cuando el coronel Barredo al mando de otros veinte militantes
intentó tomar el casino de oficiales, la respuesta fue violenta.
Cravero recuerda que "Barredo se murió en posición de firme en el piso. Nos
rechazaron. Igualmente se logró tomar el regimiento. Se mantuvo la ocupación
hasta las 2.30. Después vinieron los gendarmes...". Lejos de la ficción, para
Cravero aquella noche resultó inolvidable: "uno no sabe qué hacer porque no es
como en las películas. Preguntábamos por qué no sacábamos lo tanques..."
Cravero recuerda que Iñíguez tenía como idea, alrededor de las 4.30, de
concertar un alto el fuego definitivo que permitiera salir a todos los
resistentes.
--Ni el general Perón ni el pueblo me perdonarían jamás haber sacrificado tantas
vidas para nada. Estamos solos Pérez, estamos solos --le dijo Iñíguez al "Papa"
Pérez.
A las 5.30, los hombres de la resistencia rosarina abandonaban el regimiento.
"No sabíamos bien lo que estaba pasando. Hasta que nos dimos cuenta: estábamos
solos...Salimos temblando. Había gendarmes hasta en los árboles. A los tres días
allanaron todo Rosario y empezamos a caer uno por uno".
A cargo de los refuerzos militares estaba el coronel Eduardo Nava, recién
llegado de Buenos Aires, mientras que al frente de los gendarmes un nombre que
sería trístemente célebre en Rosario, Agustín Feced.
Iñíguez y el capitán Campos consiguieron fugarse.
En 1973, en Ezeiza, Iñíguez formaría parte del Comando de Organización.
48 civiles, en tanto, 48 "muchachos peronistas" rosarinos fueron condenados por
la justicia federal de acuerdo al plan Conintes a tres años de cárcel.
*Taco Ralo.
Desde 1959 la lucha armada, a través del grupo Uturunco, comenzó a ser una de
las opciones para los militantes peronistas.
"Cuando asumió Frondizi soltamos unos globos con una gran imagen de
Perón...hasta que decidimos el copamiento de un puesto de aeronáutica...",
repasa Envar "Cacho" El Kadre.
"Eramos la armada Brancaleone. Rulli estaba armado con un lechucero, yo con un
revólver de mi abuelo, otro con una pistola de cebita. Eran vísperas de
elecciones, aquellas del voto en blanco. Felipe Vallese estaba con nosotros y
fue nuestro primer desaparecido. Surgió un ejército de liberación nacional. El
atentado aquel salió en los diarios, pero muy chiquito. En Buenos Aires ganó
Palacios ese día. Ya teníamos las armas de Iñíguez, de Rosario, de los años 60,
de Fray Luis Beltrán. Entonces nos vamos a Taco Ralo y a Tartagal".
El Kadre recuerda la presencia de Ciro Ahumada, un oficial del ejército, como el
hombre encargado de suministrarles instrucción en la guerra de guerrillas. "En
realidad trabajaba para los servicios. Fue uno de los responsables de lo que
después ocurrió en Ezeiza", dice uno de los fundadores de las Fuerzas Armadas
Peronistas.
Para El Kadre, "uno es lo que hace y no lo que dice".
La muerte de Che en Bolivia los impulsó a "seguir su ejemplo. Había llegado la
hora de la acción. Teníamos la teoría de las dos patas, la guerrilla urbana y la
rural".
Juan Lucero, uno de los resistentes rosarinos que participó de aquel intento de
guerrilla rural peronista, detalló que en Taco Ralo "teníamos una bandera del
Movimiento de Juventud Peronista, negra con la estrella federal en rojo y la
leyenda Perón o muerte. Con el golpe de Onganía se democratizó la persecución.
Nosotros decidimos, entonces, pasar a la semiclandestinidad. Como la plata
estaba en los bancos, entonces la expropiábamos, y a los campesinos les dábamos
cheques de la esperanza a cambio de una vaca que la usábamos para alimentarnos".
Lucero describía las acciones del grupo en el monte tucumano: "era un grupo muy
hermoso. Rojas era el comandante Supay, el que había formado Uturuncos. Estaba
Amanda, la primera guerrillera. Inicialmente éramos 14, después quedaron doce
por la deserción de un rosarino...Nosotros hacíamos pozos de zorro, teníamos
nuestro lugar de tiro, mulas para subir al cerro y hasta un depósito de armas
que se fueron enterrando...Ya estábamos aclimatándonos cuando nos agarraron...".
Era el 19 de setiembre de 1968. Ese mismo día se moría John William Cooke.
La marcha del hambre y Montoneros.
El 11 de octubre de 1962 comenzó uno de los capítulos que mayores movimientos
originó en el interior de la Iglesia Católica, el Concilio Vaticano II. La idea
fue de Juan XXIII.
Su propuesta fue ventilar la institución.
Hasta la fecha se intenta restaurar el viejo y denso clima. Pero nada fue igual
a partir del concilio.
Entre sus principales consecuencias, se encuentran ‑‑sin dudas‑‑ las
Conferencias Episcopales Latinoamericanas de Medellín, Puebla y Santo Domingo,
más allá que la primera se había dado en Río de Janeiro en 1955 pero que no tuvo
la repercusión social, cultural y política de las otras.
Le tocó conducir a Pablo VI los cimbronazos del Concilio en todas partes del
mundo.
El principal se generó el 15 de agosto de 1967, con la publicación del
"Manifiesto de 18 Obispos del Tercer Mundo".
Los 18 firmantes fueron Helder Camara, arzobispo de Olinda y Recife, del Brasil;
Jean Baptiste Da Mota e Alburqueque, arzobispo de Vitoria, del Brasil; Luis
Gonzaga Fernández, de Vitoria, Brasil; Georges Mercier, obispo de Laghouat,
Sahara, Argelia; Michel Darmancier, obispo de Wallis et Futuna, Oceanía; Armand
Hubert, Heliópolis, Egipto; Angel Cuniberti, Florencia, Colombia; Serverino de
Aguiar, Pernambuco, Brasil; Frank Franic, Split, Yugoslavia; Francisco
Austregesilo de Mesquita, Pernambuco, Brasil; Gegoire Haddad, Melquita, Beirut,
Líbano; Manuel Pereira da Costa, Paraibo, Brasil; Charles Van Melckebebke,
China; Antonio Batista Fragoso, Ceará, Brasil; Etiene Loosdregt, Laos; Waldir
Calheiros de Novais, Volta Redonda, Brasil; Jacques Grent, Maluku, Indonesia; y
David Picao, obispo de Santos, Brasil.
"...en su peregrinación histórica terrenal, la Iglesia ha estado prácticamente
siempre ligada al sistema político, social y económico que, en un momento de la
historia, asegura el bien común o, al menos, cierto orden social.
Por otra parte las Iglesias se encuentran de tal manera ligadas al sistema, que
parecen estar confundidos, unidos en una sola carne como un matrimonio. Pero la
Iglesia tine un solo esposo, Cristo. La Iglesia no está casada con ningún
sistema, cualquiera que éste sea, y menos con "el imperialismo internacional del
dinero" (Popularum Progressio), como lo estaba a la realeza, o al feudalismo del
antiguo régimen y como tampoco lo estará mañana con tal o cual socialismo".
Definiciones como estas conmocionaron a los sacerdotes que se encontraban
trabajando y desarrollando su pastoral en medio de barrios marginales de todas
las naciones del Tercer Mundo.
La Argentina no fue la excepción.
Tampoco Santa Fe y los peronistas que, desde la clandestinidad, seguían
germinando el regreso del líder proscripto.
Abril de 1969, las organizaciones obreras del norte santafesino propusieron "la
Marcha del Hambre", desde Villa Ocampo ‑‑otrora centro del latifundio de La
Forestal‑‑ hasta la capital de la provincia. Reclamaban trabajo.
‑‑El pueblo ya no cree en las palabras del gobierno ‑‑dijo el sacerdote Rafael
Yacuzzi, párroco de Villa Ana, otra ciudad del imperio inglés.
3 mil integrantes de la policía provincial, de la rural y de gendarmería
impidieron la concreción de la marcha.
Acompañaban a los trabajadores una delegación de varias religiosas de la Orden
del Niño Jesús. Al mediodía del 20 de abril comenzó la represión. El intendente
Alcibíades Sambrana renunció redactando un telegrama que decía: "pueblo
indignado por severísima represión policial sin mirar la presencia de madres y
niños, me coloca en el trance de elevar a usted mi renuncia del cargo
considerando que como hijo nativo de este pueblo me debo sustancialmente a mi
comunidad".
En Villa Guillermina,mientras tanto, más de mil personas inciaron una
movilización similar, encabezada por otro sacerdote, Héctor Osvaldo Beltrán.
Ferrocarriles Argentinos había decidido no renovar los contratos para la
reparación de vagones en los talleres de la localidad, por lo que 5 mil personas
habían quedado sin empleo. Pudieron avanzar 3 kilómetros. Las fuerzas de
seguridad cerraron el paso.
Se ordenó la captura del padre Rafael Yacuzzi que tuvo que escapar a Buenos
Aires.
En una entrevista concedida a la revista "Así", Yacuzzi dijo que "la Marcha del
Hambre tuvo por finalidad pedir remedio a un estado general de subdesarrollo del
norte santafesino que condena al pueblo a la miseria más cruel que pudiera
imaginarse. Especialmente en la zona del monte hay gente que se muere de hambre,
que sufre desnutrición. Hace poco me tocó intervenir en el caso de un chico de
15 años que murió así. La gente sufre de nomadismo en el trabajo, le falta
asistencia, le recargan las mercaderías, ningún beneficio social. Para colmo la
agricultura está estancada...El pueblo con su sabiduría sabrá darse
oportunamente los medios necesarios. Lo de Villa Ocampo puede pasar en cualquier
lugar del país...Todo el que piensa a favor del pueblo es llamado comunista",
dijo el sacerdote.
Junto al padre Yacuzzi, en la organización de la Marcha del Hambre, aparecieron
los jóvenes cristianos de clase media que se volcarían al peronismo. Era el
origen de Montoneros. Entre ellos Roberto Cirilo Perdía. "A fines del 64 me fui
al norte de Santa Fe junto a Arturo Paoli. Veníamos de la Democracia Cristiana y
también desde otros sectores de izquierda. Nos metimos en el peronismo. Desde
Reconquista empezamos a caminar la zona. Formamos varios sindicatos, el de
obreros cañeros, el químico. Estábamos con el padre Carlos Mujica, Graciela
Daleo, Ramus, Firmenich...era fines del 66", recuerda Perdía.
Agregó que "en el 67 nos decidimos por la opción armada. Eramos quince
compañeros solamente. Fuimos a Villa Ana y allí nos encontramos con el padre
Yacuzzi. Hicimos la marcha del hambre y nos enfrentamos con la guardia rural.
Junto a Ongaro y Yacuzzi el movimiento tuvo un amplio respaldo popular. Hicimos
una movilización desde los barrios pobres de Recreo y estando prófugo, Yacuzzi
ofició una misa. Era la época en que Perón empezó a hablar de socialismo
nacional".
*El rosariazo.
Los bastones largos llegaron también a las facultades rosarinas.
En el 69 aparecieron los grandes despidos en la ciudad industrial. 300 personas
se quedaron en la calle por decisión de los dueños de la Empresa Cid. En
Celulosa se tomaba la fábrica y en PASA, el sindicato surgido de la propia
empresa, comenzaba a radicalizarse, de la mano de socialistas, trotzkistas y
peronistas de base.
En mayo del 69, el primer cimbronazo del subsuelo rosarino.
En Corrientes, el asesinato del estudiante Juan José Cabral, despertó la
solidaridad en las facultades. Por las calles y por los claustros se escuchaba
"Cabral y Pampillón, los mártires del camino de la liberación".
El 17 de mayo, la movilización de estudiantes llegó hasta los edificios del
Banco Transatlántico y la Bolsa de Comercio. Allí fueron reprimidos por la
policía provincial, al mando de la cual estaba el comandante de Gendarmería,
Agustín Feced, el mismo que sería el responsable de 1800 detenciones y 350
desapariciones, siete años después. En la galería Melipal, las huestes de Feced
asesinan al estudiante de Ciencias Económicas, Adolfo Bello, de 22 años.
"Entraron con pistolas y garrotes, parecían enloquecidos. Uno de ellos disparó a
quemarropa a la cabeza de Bello", relató uno de los sobrevivientes.
El 21 de mayo se hizo la marcha del silencio. El centro de la ciudad quedó en
manos de los manifestantes. Bombas molotov, fogatas, piedras, barricadas. Al
querer tomar la emisora LT 8, un grupo de policías los desaloja, asesinando al
obrero metalúrgico de quince años, Luis Blanco. Rosario es declarada "zona de
emergencia bajo control militar".
Durante cinco horas marchó el cortejo que llevaba los restos de Blanco hasta el
cementerio La Piedad. 10 mil personas estuvieron en las calles aquel 23 de mayo.
Para Héctor Quagliaro, actual secretario general de la Asociación de
Trabajadores del Estado y uno de los principales dirigentes de la resistencia
peronista desde la CGT de los Argentinos --"nosotros fuimos la primera
delegación del interior que se sumó al conducción de Ongaro"--, "el
rosariazo fue un pedazo grande de la historia social. El primero de los
rosariazos fue protagonizado por el estudiantado. Hubo lucha popular, teníamos
mucha bronca por el asesinato de Bello. Yo vine envuelto en un sobretodo a
Rosario, en forma clandestina, junto a Héctor Lescano, el arquitecto Segovia
Meyer para la movilización del 21 de mayo. En Maipú y Córdoba hubo una violenta
represión".
El segundo rosariazo, "en setiembre lo más homogéneo fue el frente sindical.
Allí se notaba por qué Rosario era la capital del peronismo", recalcó el
colorado.
El 8 de setiembre de 1969, se declaró un paro por tiempo indeterminado de los
trabajadores afiliados a la Unión Ferroviaria. Los estudiantes, en tanto, se
preparaban para el tercer aniversario del asesinato de Pampillón. Hacia el 11 de
setiembre, se produjeron actos de sabotaje y descarrilamiento de trenes en la
zona de Granadero Baigorria, a menos de quince minutos al norte del centro
rosarino, y otro en Pergamino, en la provincia de Buenos Aires. El viernes 12 de
setiembre se declara ilegal el paro. La CGT anuncia la huelga general desde el
día 16.
"A las 9.30 del martes 16 la epidermis urbana de Rosario no presentaba a la
vista de cualquier ocasional visitante ninguna alteración, 30 minutos después la
imagen quedaba destruida. Veinte focos insurrectos en los accesos periféricos,
seis columnas de obreros y estudiantes en el radio céntrico, en total 10 mil
personas --según fuentes policiales-- incendiaban en sentido literal y literario
la ciudad", describía un cronista de la revista Panorama.
A diferencia de los sucesos de mayo, el rosariazo tuvo en los barrios sus
principales escenarios. Cuando la policía de Feced fue rebasada, llegaron, desde
Corrientes, dos mil efectivos al mando del entonces coronel Leopoldo Galtieri.
Los diseñadores del cordón industrial se convertirían, en pocos años, en los
desaparecedores y los desocupadores, a partir de la segunda mitad de los años
setenta.
*Los 70.
Surgen a la superficie las organizaciones armadas.
Perón escribe que "es infantil pensar que se puede superar sin revolución la
resistencia de las oligarquías y de los monopolios inversionistas del
imperialismo. La hora de los pueblos ha llegado y las revoluciones nacionales en
Latinoamérica son un hecho irreversible".
El 29 de mayo de 1970 es secuestrado Pedro Eugenio Aramburu. Montoneros, FAP,
Descamisados, ERP y FAL están en boca de todos.
El 26 de marzo de 1971 el general de las vacas, como lo definió Rogelio García
Luppo a Alejandro Lannuse, asumió como presidente del régimen.
A fines de aquel año, Daniel Paladino deja de ser el delegado de Perón.
Lo reemplaza Héctor Cámpora.
"Allá por el 71 volvimos a poner el monumento a Evita enfrente del sindicato de
la Carne. Lo habían sacado en 1955. Después lo llmaron el monumento a la
mandarina. No teníamos ni plata ni prensa, pero difundimos el acto de boca a
boca. Mandamos a los chicos a hacer carteles. Mirá lo que son las cosas, un
radical, Gogo Arteaga llevó el busto en el auto. Cuando llegamos ahí estaba
Feced. Nos recibió a los tiros. Y nosotros empezamos con las molotov y a los
baldozasos", recuerda Angel Ojeda.
Perdía, ya por entonces, estaba en Rosario.
"En abril del 72 para nosotros la estrategia era elecciones con Perón y dejar
por el momento la lucha armada...Entonces se nos dio por organizar un acto en
Rosario. No éramos más de una docena de compañeros. Fue en la cancha de
Argentinos. Se reunieron seis mil personas y todos reivindicaban a Montoneros.
Se había dado el cambio en la correlación de fuerzas. Era el resultado de la
acumulación de las luchas anteriores y un acierto político el elegir las
elecciones con Perón...".
El 11 de marzo de 1973 fue una fiesta.
18 años de resistencia derrotaron a los representantes de la oligarquía.
Ojeda tuvo mucho trabajo ese día. "Estaba contento pero yo sentía que algo no
cerraba...en el 76 no quedó nada de todo lo que habíamos luchado".
*Postales del infierno.
--Seguro que te creíste todo eso de Evita, que la patria sería socialista --le
decía Agustín Feced a una piba que apenas superaba los diecisiete años mientras
le pegaba sin piedad. Ella, después de 21 años, temblando, teniendo como fondo
el Servicio de Informaciones, San Lorenzo y Dorrego, contó al cronista por
primera vez aquella historia.
"Yo era peronista. Bien peronista. De estar metida en el barrio organizando
costureros, ayudando en la escuela, construyendo hornos de barro...Era
cristiana, joven y creía que el peronismo pasaba, en esos momentos, por lo que
decían Montoneros".
El 10 de agosto de 1976, María Susana Bertolino de Manzur fue secuestrada junto
a su esposo, Oscar Rubén Manzur, por entonces delegado gremial en el Sanatorio
Británico.
En las mazmorras de la Jefatura, uno de los principales torturadores, expresó el
por qué de tanta persecución y violencia: "Lo Fiego dijo que iba a matarme, hoy,
dentro de diez días, un mes, un año o diez años. Se asumió como fascista,
nazionalista y reconoció al movimiento peronista como la única fuerza capaz de
desarticular el proyecto fascista en la Argentina..."
Elías Domingo Carranza llevaba doce años como sumariante en el juzgado de
instrucción de la tercera nominación en los tribunales rosarinos.
Carranza siempre había sido peronista.
Integró la denominada "comisión Brandazza", de la cámara de diputados
santafesina, que investigó el secuestro, desaparición, tortura y muerte del
entonces estudiantes universitario, ocurrido el 28 de noviembre de 1972.
Nadie olvidó aquello.
Ni en la jefatura ni en los grupos de tareas.
El 11 de febrero de 1977 fue secuestrado.
Lo torturan. El reconoce a dos de los policías que participaron de la
desaparición de Brandazza: Alberto Máximo Grandi y Angel Farías.
En medio de los golpes, le dicen con ironía: "¿así que ustedes investigaban
esto?".
Otra imagen de contradicción.
En Rosario uno de los principales dirigentes de la resistencia se llamaba
Pagano, de la zona sur.
Su hijo, Walter, se convirtió, durante los años del terrorismo de estado, en uno
de los más feroces torturadores de peronistas.
Quedaba poco de aquel espíritu de la marchita, aquel "todos unidos
triunfaremos".
Dos décadas después de los fusilamientos en José León Suárez, los militantes
peronistas eran, otra vez, masacrados en los sótanos del oprobio.
Estas postales existenciales sirven para demostrar hasta qué punto, cierta parte
del peronismo seguía siendo "el hecho maldito del país burgués", como lo definió
John William Cooke.
*El sueño de un país más justo.
Una historia construida a fuerza de pasión y generosidad.
También con traidores, mediocres y asesinos enmascarados en un movimiento
popular.
Pero fue una crónica existencial de dimensiones épicas.
Para Norberto Galasso, la resistencia "fue una gesta popular. No hubo mordazas
posibles. Fue en el 69, cuando se produjeron las grandes movilizaciones que el
pueblo encontró su camino. Y allí se demostró, una vez más, que el pueblo es el
protagonista de su historia".
El colorado Felipe Di Marco que junto a su señora Chiche pelearon en todos los
frentes de la resistencia, dice que "todavía no pierdo la ilusión de ver una
patria liberada y no de espaldas como está ahora".
El presente de la resistencia, con las contradicciones que fueron generando sus
protagonistas, está en los hijos de aquellos dirigentes clandestinos de una
Rosario rebelde que siguen buscando la verdad histórica.
Según Envar El Kadre, "lo mejor de todo fue la capacidad de entrega de los
compañeros. Era verdad aquello de dar la vida por Perón. Había una gran
capacidad de confiar en los demás. Te recibían, te daban de comer. Había ganas
de luchar en todos. Eran peronistas cerriles. En el sentido más duro de la
palabra. Era conmovedor ver tantas familias que te daban las llaves de sus
casas".
En tiempos de especulación cotidiana, de obediencia debida impuesta por las
patronales, El Kadre reivindica la resistencia porque "fueron, sin dudas, los
mejores años de mi vida. Años de entrega, solidaridad, eran los sueños de
traerlo a Perón, casi un concepto mágico. Fue una epopeya y es interesante que
se rescate ese espíritu de epopeya. En la cárcel conocí gente de Río Gallegos a
La Quiaca que por estaban por allí por pasar gelinita y todo se hacía en base de
los afectos".
Para El Kadre hay una diferencia con los años setenta, "la tercera resistencia
estuvo marcada por la incorporación de una generación nueva. Pero le faltó
afecto, compañerismo. Se hizo rígida, piramidal, con la vieja idea de los
círculos. Pero la vieja resistencia fue de una verdadera generosidad popular,
una epopeya popular. Formábamos parte de una cofradía, de una hermandad. Era el
espíritu de todos unidos triunfaremos, del cariño del hijo que discutía con el
padre".
Hoy en esta Rosario desocupada, ciudad olvido y obediente, las voces memoriosas
de los resistentes abren caminos para liberar a los viejos sueños colectivos aún
por ser.
Por eso, como dice Juan Gelman, "vamos a empezar la lucha otra vez. El enemigo
está claro y vamos a empezar otra vez...Vamos a corregir los errores del alma,
sus malaspenas, sus desastres, tantos compañeritos derramados...".
Porque la Rosario rebelde, ciudad que resiste, responderá a sus necesidades de
mayorías con los proyectos que protege la tozuda memoria.
"los sueños rotos por la realidad
los compañeros rotos por la realidad/
los sueños de los compañeros rotos
¿están verdaderamente rotos/perdidos/nada/
...y los pedacitos rotos del sueño/¿se juntarán alguna vez?
¿se juntarán algún día/pedacitos?.
¿están diciendo que los enganchemos al tejido del sueño
general?.
¿están diciendo que soñemos mejor?".
Se pregunta también Gelman.
A manera de respuesta, chiquita, modesta, vayan estos apuntes de la crónica de
una pasión rosarina, postales existenciales de resistentes peronistas, para la
historia de un nuevo deseo colectivo que incluya a los que siguen luchando por
un presente de justicia social, libertad y democracia, más allá de los símbolos
de los viejos partidos hoy vaciados de rebeldía y pasión transformadora
Bibliografía consultada:
ANDERSEN, Martin, "Dossier secreto", Planeta, Buenos Aires, 1993
ANGUITA, Eduardo y CAPARROS, Martín, "La volutad", Tomos I y II, Grupo Editorial
Norma, Buenos Aires, 1997 - 1998.
ANZORENA, Oscar, "Tiempo de violencia y utopía", Editorial Contrapunto, Buenos
Aires, 1988.
BASCHETTI, Roberto, "Documentos de la guerrilla peronista al gobierno popular",
De la Campana, Buenos Aires, 1995.
BONASSO, Miguel, "El presidente que no fue", Planeta, Buenos Aires, 1997.
BONASSO, Miguel, "Recuerdo de la muerte", Planeta, Buenos Aires, 1994
BONET, Carlos Alberto, "Sobre héroes y mártires", Pergamino, 1994
CICHERO, Marta, "Cartas Peligrosas", Planeta, Buenos Aires, 1992.
DEL FRADE, Carlos, "La Iglesia y la construcción de la impunidad", Rosario,
1995.
DEL FRADE, Carlos, "Desaparecidos, desocupados", Rosario, 1996.
FUNES, Carlos, "Perón y la guerra sucia", Catálogos, Buenos Aires, 1996.
GALASSO, Norberto, "Verdades y mentiras de Perón y Eva Perón", Ediciones
Ayacucho, Buenos Aires, 1996.
GALASSO, Norberto, "El Che, revolución latinoamericana y socialismo", Ediciones
del Pensamiento Nacional, Buenos Aires, 1997.
GALASSO, Norberto, "Cooke: de Perón al Che", Homo Sapiens, Rosario, 1997.
GARCIA LUPO, Rogelio, "Mercenarios y monopolios en la Argentina", Achaval Solo,
Buenos Aires, 1973.
MARTINEZ, Tomás Eloy, "La novela de Perón", Planeta, Buenos Aires, 1991.
PERDIA, Roberto, "La otra historia", Grupo Agora, Buenos Aires, 1997.
VERBITSKY, Horacio, "Ezeiza", Planeta, Buenos Aires, 1995.
VERBITSKY, Horacio, "Rodolfo Walsh y la prensa clandestina", Ediciones de la
Urraca, Buenos Aires, 1985.
WALSH, Rodolfo, "Operación Masacre", Planeta, Buenos Aires, 1996.
WALSH, Rodolfo, "El caso Satanowski", Ediciones de La Flor, Buenos Aires, 1973.
WALSH, Rodolfo, "¿Quién mató a Rosendo?", Ediciones de La Flor, Buenos Aires,
1984.
Comunicado (mayo-junio 1973) "Solo les pido: cuiden al General, no lo dejen solo porque
la traición anida en la sombra y a veces se esconde tras una sonrisa o una mano
tendida". EVITA.
Desde el 25 de Mayo tenemos un Gobierno Popular que con la conducción de Cámpora
y el aval de Perón llevó adelante las siguientes medidas populares, acorde con
la realidad del estado calamitoso en que dejó al país la Dictadura Militar.
- Cuestionamiento a la Camarilla Militar v sus cinco puntos, con la libertad
total de los Combatientes del Pueblo.
- Cuestionamiento a la penetración cultural colonialista, con la designación de
compañeros representativos de la cultura Nacional, como Puiggrós y demás
decanos.
- Cuestionamiento al poder policial represivo con la destrucción de los archivos
de DIPA, y con las limitaciones de sus poderes absolutos expresados por el
compañero Righi, así como el procesamiento en varias provincias de torturadores
y verdugos del pueblo.
- Cuestionamiento a la dominación imperialista con el reconocimiento de los
gobiernos de Cuba, Vietnam, Corea y una política de alineación con los pueblos
del Tercer Mundo, tal como lo expresara el compañero Vázquez en la O.E.A.
- Rechazo a las pretensiones de los burócratas sindicales como socios de la
patronal cuando cuestionaron a los compañeros Bidegain, Martínez Baca, Obregón
Cano, Atilio López.
- Mínima satisfacción de los reclamos económicos estableciendo precios máximos y
formando comisiones populares de control, que solo tendrán sentido en la medida
en que se cuestione el poder económico de la Oligarquía y el Imperialismo.
A la vez, el Gobierno Popular contiene sectores empeñados en impedir el avance
de la Liberación Nacional y la construcción del Socialismo que proclama nuestro
General, que tratan de instrumentar sus deseos copando el gobierno, impidiendo,
la relación Líder-Pueblo, frenando las movilizaciones populares, reprimiendo las
bases sindicales, etc.
Son los López Rega, Osinde, Calabró, Rucci y Cía, los que hoy engañan y
traicionan a nuestro Líder, como ayer lo hicieran los Teisaire, Leloir, Vuletich.
Di Pietro, o los Vandor, Alonso, Kloosterman, Coria y tantos otros que el Pueblo
desenmascaró y sancionó.
Frente a todo ello interpretando la voluntad de nuestro Pueblo, las Fuerzas
Armadas Peronistas dicen PERÓN AL PODER...
AL PODER para llevar adelante las aspiraciones revolucionarias del Pueblo y la
Clase Obrera Peronista.
AL PODER sin "la corte de adulones, traidores y alcahuetes" que hoy lo rodean y
son los mismos que en 1955 posibilitaron el golpe gorila, y que durante 18 años
traicionaron las luchas del Pueblo.
AL PODER sin los López Rega, Osinde y su clan, que, sirviendo a los planes de la
C.I.A. pretenden heredarlo recurriendo no solo al aislamiento del Líder, sino
planteándose hasta su eliminación.
AL PODER sin los Rucci, Miguel, Calabró, Romero, Rodríguez y Cía. que unidos con
la burocracia política luchan también por herencias imposibles, tratando de
integrar el Peronismo al sistema.
AL PODER sin los Brittos, Norma Kennedy, y demás asesinos del Pueblo en Ezeiza,
que sirven como fuerzas de choque del proyecto integracionista.
PERÓN AL PODER: CON LOS TRABAJADORES Y NO CON LOS TRAIDORES
AL PODER CON LOS QUE QUEDAMOS SOLOS Y TRAICIONADOS EN 1955, CON LOS QUE DESDE
ENTONCES LLEVAMOS ADELANTE LA LUCHA POR LA TOMA DEL PODER Y EL RETORNO DE
NUESTRO LÍDER, Y QUE EL 11 DE MARZO DERROTAMOS AL G.A.N. Y EL 25 DE MAYO
EXPRESAMOS MULTITUDINARIAMENTE NUESTRO APOYO AL GOBIERNO POPULAR Y SUS MEDIDAS
REVOLUCIONARIAS.
PERÓN Y EL PUEBLO AL PODER PARA SEGUIR ADELANTE EL PROCESO REVOLUCIONARIO,
CONCRETAR Y PROFUNDIZAR LAS MEDIDAS POR LAS QUE EL PUEBLO VOTO MASIVAMENTE:
1º) Expropiación a la oligarquía
2º) Socialización de los medios de producción.
3º) Participación popular en todas las decisiones de gobierno.
4º) Ruptura y ataque al imperialismo y sus personeros, solidarizándonos con los
Pueblos hermanos del Tercer Mundo.
PARA QUE SEA POSIBLE PERÓN Y EL PUEBLO AL PODER CONVOCAMOS A LA MOVILIZACIÓN Y
ORGANIZACIÓN PERMANENTE, en todas las fábricas, villas , barrios y talleres
junto a las F.A.R., MONTONEROS , J.P., J.T.P., P.B. etc, elevando también los
niveles políticos y militares.
HOY TODOS CON PERÓN.
CAIGA QUIEN CAIGA Y CUESTE LO QUE CUESTE VENCEREMOS !!