Pedro Eugenio Aramburu
(Río Cuarto, 21 de mayo de 1903 - Timote, 1 de junio
de 1970), militar golpista devenido en político. Encabezó
un golpe militar que derrocó al gobierno constitucional
de Juan Domingo Perón el 16 de septiembre de 1955. Se
autodesignó presidente entre 1955 y 1958. Durante su
dictadura militar, denominada por sus cabecillas Revolución
Libertadora, se derogó la Constitución Nacional de 1949,
se suspendieron numerosos derechos civiles, fueron perseguidos
y encarcelados dirigentes gremiales y políticos, hizo
desaparecer el cadáver de Evita, el partido justicialista
fue proscripto (prohibiéndose incluso cantar "la marcha"
o nombrar a Perón) y se realizaron
fusilamientos. En 1962 fundó
Unión del Pueblo Argentino (UDELPA), partido que sostuvo
su candidatura presidencial en las elecciones de 1963.
El 29 de mayo de 1970 fue secuestrado por la organización
político-militar Montoneros, enjuiciado y ejecutado
el 1º de junio de ese año.
"ERA LA UNA y MEDIA DE LA
TARDE DEL 29 DE MAYO DE 1970. Las radios de todo el país Interrumpieron
su programación para dar cuenta de una noticia que poco después conmovería
al país. "Habría sido secuestrado el Teniente General Pedro Eugenio
Aramburu".
"Era la una y media de la tarde. Esquivando puestos policiales y evitando
caminos transitados, una pick up Gladiator avanzaba desde hacia cuatro
horas rumbo a Timote.
"Uno de los jóvenes peronistas tenía a mano un cuchillo de combate,
ante cualquier eventualidad, ante la posibilidad de una trampa policial,
ante la certeza de no poder escapar de un cerco o una pinza, iba a eliminar
al jefe de la Libertadora. Aunque después cayeran todos. Así se había
decidido desde el principio". El "fusilador" tenía que pagar sus culpas
a la justicia del pueblo.
"Era el 29 de mayo de 1970. El día en que el Onganiato festejaba por
última vez el Día del Ejército. El día en que el pueblo festejaba el
primer aniversario del Cordobazo. Habían nacido los Montoneros. El "Aramburazo",
como lo bautizó el pueblo, que jamás tuvo dudas respecto de los autores
del operativo, fue el lanzamiento público de una organización político
militar que habría de transformarse, en poco tiempo en ejemplo y bandera
del peronismo, en la máxima expresión de la lucha del pueblo contra
el imperialismo y todos sus aliados y sirvientes nativos.
"En este primer operativo
firmado, llevado a cabo por un grupo de combatientes muy jóvenes, en
absoluta precariedad de medios y contra un enemigo que, entonces, parecía
todopoderoso. Montoneros definió su proyecto y mostró un camino. El
"Aramburazo" logró, en ese sentido, la mayoría de sus objetivos.
"El primer objetivo del
"Operativo Pindapoy", como lo bautizaron en un principio los Montoneros
era el lanzamiento público de la Organización, se cumplió con éxito.
En cuestión de horas, días cuanto más, todos los argentinos supieron
que las luchas peronistas, las de la Resistencia; las del Plan de Lucha,
la de los Uturuncos y toda las expresiones combativas del peronismo,
se habían sintetizado en un grupo de jóvenes dispuestos a triunfar o
morir por su pueblo. Esto lo supieron los gorilas de quince años atrás
y los gorilas de entonces. Y lo supo también la clase trabajadora, la
que siempre había creado nuevas formas de lucha contra cada nueva estrategia
imperialista, la que había dado su ejemplo a estos Montoneros que ahora
avanzaban un paso más en la guerra: tomaban las armas hasta sus últimas
consecuencias.
Onganía se dirige al país por cadena
nacional
"El segundo objetivo era
ejercer la justicia revolucionaria contra el más inteligente de los
cabecillas de la Libertadora. Porque si Rojas fue la figura más acabada
del gorilismo, Pedro Eugenio Aramburu fue, en cambio, su cerebro y artífice.
En Aramburu, el pueblo había sintetizado al antipueblo. El vasco era
responsable directo de los bombardeos a la Plaza de Mayo, de las persecuciones
y las torturas. Aramburu era culpable directo, además, del fusilamiento
de 27 patriotas durante la represión brutal de Junio del 56. Sobre él
ejerció Montoneros la justicia de ese pueblo.
"Por primera vez el pueblo podía sentar a un cipayo en el banquillo
y juzgarlo y condenarlo. Eso hizo Montoneros en Timote: mostró al pueblo
que, más allá de las trampas, las argucias legales y los códigos para
reprimir a los trabajadores, había un camino hacia la Verdadera Justicia,
la que nace de la voluntad de un pueblo. Aramburu fue, además, culpable
de un delito que a los peronistas los había herido e indignado como
pocas veces se indignó este pueblo. Aramburu había sido el artífice
del robo y desaparición del cadáver de la compañera Evita. El pueblo
lo sabía. Por esa intuición que lo caracteriza, el pueblo sabía, sin
tener que preguntarle a nadie, que Aramburu era culpable de ese robo
y de la mutilación del cuerpo de la Abanderada de los Trabajadores.
Su recuperación, uno de los objetivos fundamentales del Aramburazo,
no se pudo lograr. La negativa del "fusilador" a confesar, amparándose
en un pacto "de honor" con otros gorilas, impidió que Montoneros supiera
exactamente el paradero del cuerpo.
Revista La Causa Peronista Nº 9, 3 de septiembre de 1974.
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"El último objetivo del
Aramburazo se inscribía en la situación política que vivía el país en
aquel momento.Aramburu conspiraba contra Onganía. Pero el proyecto de
Aramburu para reemplazar el régimen corporativista de Onganía era políticamente
más peligroso. Aramburu se proponía lo que luego se llamó el Gran Acuerdo
Nacional, la integración del peronismo al sistema liberal a través de
"peronistas" de la calaña de Paladino, Coria y todos los burócratas
y participacionistas. Aramburu, que fragoteaba con varios generales
en actividad, había superado hacía mucho la torpeza gorila del 55 en
materia política. En 1970 era un agente hábil del Imperialismo, un hombre
que intenta vaciar al peronismo de contenido popular, en una maniobra
eleccionaria de trampa. Usar al "peronismo de corbata" y a los traidores
que aparecían como dirigentes para aniquilar al Movimiento, para aislar
definitivamente al General de los peronistas. No le hubiera resultado
muy difícil "engrupir a la gilada", ofreciendo el olvido de viejos rencores,
el mea culpa por los muertos, la negociación de los restos de Evita.
En fin, todo lo que intentó Lanusse tres años después y que desbarató
el pueblo. Pero en un momento en que las fuerzas del peronismo estaban
lejos de ser óptimas. Y este objetivo también lo logró Montoneros. La
dictadura tuvo que esperar dos años para intentar la trampa. Para entonces
aquel reducido grupo era una organización poderosa. Y sus cantos de
guerra ya no eran las lagrimas de algún viejo peronista emocionado por
el acto de justicia histórica de "los muchachos de la guerrilla" ahora
la voz de las multitudes que enfrentaban al régimen en todos los frentes
de batalla con las banderas de todos los jóvenes que, un 29 de mayo,
se largaron al todo o nada para enseñarle al imperialismo como contraataca
y cómo golpea el pueblo a medida que se va organizando en la lucha.
"MARIO: El ajusticiamiento de Aramburu era un viejo sueño nuestro. Concebimos
la operación a comienzos de 1969. Había de por medio un principio de
justicia popular-una reparación por los asesinatos de junio del 56-,
pero además queríamos recuperar el cadáver de Evita, que Aramburu había
hecho desaparecer.
"Pero hubo que dejar transcurrir el tiempo, porque aún no teníamos formado
el grupo operativo. Entre tanto, trabajábamos en silencio: le ejecución
de Aramburu debía significar precisamente la aparición pública de le
organización.
"A fines del 69 pensamos
que ya ere posible encarar el operativo. A los móviles iniciales, se
había sumado en el transcurso de ese año le conspiración golpista que
encabezaba Aramburu para dar una solución de recambio al régimen militar,
debilitado tras el cordobazo.
"Por la Importancia política
del hecho, por el significado que atribuíamos a nuestra propia aparición,
fuimos a la operación con el criterio de todo o nada. El grupo Inicial
de Montoneros se juega e cara o ceca en ese hecho.
"ARROSTITO: Toda la "organización" éramos doce personas, entre los de
Buenos Aires y los de Córdoba. En el operativo jugamos diez.
"Lo empezamos a fichar a comienzos del 70, sin mayor información. Para
sacar direcciones, nombres, fotos, fuimos a las colecciones de los diarios,
principalmente de La Prensa. En una revista, Fernando encontró fotos
interiores del departamento de la calle Montevideo. Eso nos dio una
idea de cómo podían ser las cosas adentro.
"MARIO: Pero dedicamos el
máximo esfuerzo al fichaje externo. El edificio donde él vivía está
frente al colegio Champagnat, y averiguamos que en el primer piso -
de ese colegio - había una sala de lectura o una biblioteca. Entonces
nos colamos y fuimos a leer ahí. El que inauguró el método fue Fernando,
que era bastante desfachatado. Más que leer, mirábamos por la ventana.
Nos quedábamos por periodos cortos, media hora, una hora.
Nunca nadie nos preguntó nada.
"ARROSTITO: Allí lo vimos por primera vez, de cerca. Solía salir alrededor
de las once de la mañana, a veces antes, a veces después, a veces no
salía. Lo vimos tres veces desde el Champagnat
"Después fichamos desde
la esquina de Santa Fe, en forma rotativa. Llegamos a hacer relevos
cada cinco minutos. Teníamos que hacer así porque en esa esquina había
un cabo de consigna, uno rubio, gordito, y no queríamos llamar la atención.
"MARIO: A medida que chequeábamos, fuimos variando el modelo operativo.
La primera idea había sido levantarlo por la calle cuando salía a caminar.
Pensábamos llevar uno de esos autos con cortina en la luneta y tapar
las ventanillas con un traje a cada lado. Le dimos muchas vueltas a
la idea hasta que la descartamos y resolvimos entrar y sacarlo directamente
del octavo piso.
"Para eso hacía falla una buena "llave". La mejor excusa era presentarse
como oficiales del Ejército. El Gordo Maza y otro compañero habían sido
liceístas, conocían el comportamiento de los militares. Al Gordo Maza
incluso le gustaba, era bastante milico, y le empezó a enseñar a Fernando
los movimientos y las órdenes. Ensayaban juntos.
"ARROSTITO: Compraron parte de la ropa en la casa Isola, una sastrería
militar en la Avenida de Mayo, al lado de Casa Muñoz. Fernando Abal
tenía 23 años, Ramus y Firmenich 22, Capuano Martínez, 21. Cortándose
el pelo pasaban por colimbas. Así que allí compramos las insignias,
las gorras, los pantalones, las medias, las corbatas. Para comprar algunas
cosas, hasta se hicieron pasar por boy-scout. Un oficial retirado peronista
donó su uniforme: simpatizaba con nosotros, aunque no sabia para qué
lo íbamos a usar. El problema es que a Fernando le quedaba enorme. Tuve
que hacer de costurera, amoldárselo al cuerpo. La gorra la tiramos -era
un gorrón - le bailaba en la cabeza pero usamos la chaquetilla y las
insignias.
¿COMO ENTRAR?
Las repercusiones en
los medios de la época
"MARIO: Una cosa que nos
llamó la atención es que Aramburu no tenía custodia, por lo menos afuera.
Después se dijo que el ministro Imaz se la había retirado pocos días
antes del secuestro, pero no es cierto. En los cinco meses que estuvimos
chequeando, no vimos custodia exterior ni ronda de patrulleros. Solamente
el portero tenía pinta de cana, un morocho corpulento.
"A alguien se le ocurrió: Si no tenía custodia, ¿Por qué no íbamos a
ofrecérsela? Era absurdo, pero esa fue la excusa que usamos.
"El terreno. Justo en esos días que la operación iba tomando forma,
a alguien se le ocurre arreglar la calle Montevideo, una de esas reparaciones
de luz o de gas que siempre están haciendo; vaya a saber. Lo cierto
es que rompieron medía calle, justo del lado de su casa y nosotros teníamos
que poner la contención ahí.
"Era un problema. Pensamos cortar la calle con uno de esos letreros
que dicen "En reparación", "Hombres trabajando". Pero lo descartamos.
"Después nos fijamos que el garaje del Champagnat daba justo frente
a la puerta del edificio y que en dirección a Charcas había otro garaje,
y que ahí el pavimento no estaba roto. Entonces la contención iba a
estar ahí:
un coche sobre la vereda del Champagnat, el otro en el garaje.
"LA HORA SEÑALADA"
"La planificación final la hicimos en la casa de Munro donde vivíamos
Capuano, Martínez y yo. Allí pintamos con aerosol la pick-up Chevrolet
que iba a servir de contención. La pintamos con guantes, hacíamos todo
con guantes, para no dejar impresiones digitales. No sabíamos mucho
sobre el asunto pero por las dudas no dejábamos huellas ni en los vasos
y en las prácticas, llegamos a limpiar munición por munición con un
trapo.
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"ARROSTITO: La casa operativa
era la que alquilábamos Fernando y yo, en Bucarelli y Ballivián, Villa
Urquiza. Allí teníamos un laboratorio fotográfico. La noche del 28 de
mayo, Fernando lo llamó a Aramburu por teléfono, con un pretexto cualquiera.
Aramburu lo trató bastante mal, le dijo que se dejara de molestar o
algo así. Pero ya sabíamos que estaba en su casa. Dentro de Parque Chas
dejamos estacionados esa noche los dos autos operativos: la pick-up
Chevrolet y un Peugeot 404 blanco; y tres coches más que se iban a necesitar:
una Renoleta 4L blanca mía, un taxi Ford Falcon que estaba a nombre
de Firmenich, y una pick-up Gladiator 380, a nombre de la madre de Ramus.
La mañana del 29 salimos de casa. Dos compañeros se encargaron de llevar
los coches de recambio a los puntos convenidos. La Renoleta quedó en
Pampa y Figueroa Alcorta, con un compañero adentro. El taxi y la Gladiator
cerca de Aeroparque, en una cortada, el taxi cerrado con llave y un
compañero dentro de la Gladiator.
"En el Peugeot 404 subieron Capuano Martínez, que iba de chofer, con
otro compañero, los dos de civil pero con el pelo bien cortito y detrás,
Maza con uniforme de capitán y Fernando Abal, como teniente primero.
"MARIO: Ramus manejaba la pick-up Chevrolet y la "flaca" (Norma) lo
acompañaba en el asiento de adelante. Detrás iba un compañero disfrazado
de cura, y yo con uniforme de cabo de la policía.
"ARROSTITO: Yo llevaba una peluca rubia con claritos y andaba bien vestida
y un poco pintarrajeada. El Peugeot iba adelante por Santa Fe.
Dobló en Montevideo, entró en el garaje. Capuano se quedó al volante
y los otros tres bajaron. Le pidieron permiso al encargado para estacionar
un ratito.
Cuando vio los uniformes, dijo que si enseguida. Salieron caminando
a la calle y entraron en Montevideo 1053.
"Nosotros veníamos detrás con la pick-up. En la esquina de Santa Fe
bajé yo y fui caminando hasta la puerta misma del departamento. Me paré
allí. Tenía una pistola.
"MARIO: Nosotros seguimos hasta la puerta del Champagnat y estacionamos
sobre la vereda. "El cura" y yo nos bajamos. Dejé la puerta abierta
con la metralleta sobre el asiento, al alcance de la mano. Había otra
en la caja al alcance del otro compañero. También llevábamos granadas.
"Ese día no vi al cana de la esquina. Mi preocupación era que hacer
si me aparecía ya que era "mi superior", tenía un grado mas que yo.
Pasaron dos cosas divertidas. Se arrimó un Fiat 600 y el chofer me pidió
permiso para estacionar. Le dije que no. Quiso discutir: ¿Y porque la
pick-up sí?" Le dije "Circule!". Se fueron puteando.
"En eso pasó un celular, le hice la venia al chofer y el tipo me contestó
con la venia.
Comunicado de Montoneros
"De golpe lo increíble.
Habíamos ido allí dispuestos a dejar el pellejo, pero no: era Aramburu
el que salía por la puerta de Montevideo y el gordo Maza lo llevaba
con un brazo por encima del hombro, como palmeándolo, y Fernando lo
tomaba del otro brazo. Caminaban apaciblemente.
"ADENTRO"
"(FERNANDO, EMILIO)"
"Un compañero quedo en el séptimo, con la puerta del ascensor abierta,
en función de apoyo.
"Fernando y el Gordo subieron un piso más. Tocaron el timbre, rígidos
en su apostura militar. Fernando un poco más rígido por la "metra" que
llevaba bajo el pilotín verde oliva.
"Los atendió la mujer del General. No le infundieron dudas: eran oficiales
del Ejército. Los invitó a pasar, les ofreció café mientras esperaban
que Aramburu terminara de bañarse.
"Al fin apareció sonriente impecablemente vestido. Tomó café con ellos
mientras escuchaba complacido el ofrecimiento de custodia que le hacían
esos jóvenes militares A Maza le descubrió enseguida el acento: "Usted
es cordobés". "Si, mi general".
"Las cortesías siguieron un par de minutos mientras el café se enfriaba,
y el tiempo también y los dos muchachos agrandados se paraban y desenfierraban,
y la voz cortante de Fernando dijo:
"Mi General, usted viene con nosotros".
" Así. Sin mayores explicaciones. A las nueve de la mañana.
Clarín, 30 de mayo 1970. Clic para
agrandar
"¿SI se resistía? Lo matábamos.
Ese era el plan, aunque no quedara ninguno de nosotros vivos.
"AFUERA"
"MARIO: Pero no, ahí estaba, caminando apaciblemente entre el Gordo
Maza que le pasaba el brazo por el hombro, y Fernando lo empujaba levemente
con la metra bajo el pilotín.
"Seguramente no entendía por nada. Debió creer que alguien se adelantaba
al golpe que había planeado, porque todavía no dudaba que sus captores
eran militares.
"Su mujer había salido. De eso me entere después, porque no recuerdo
haberla visto.
"Subieron al Peugeot y arrancaron hacia Charcas, dieron la vuelta por
Rodríguez Peña hacia el Bajo, y nosotros detrás.
"EL VIAJE"
"Cerca de la Facultad de
Derecho detuvieron el Peugeot y trasbordaron a la camioneta nuestra.
Capuano, la Flaca y otro compañero subieron adelante, Fernando y Maza
con Aramburu, atrás. Allí se encontró por primera vez con "el cura"
y conmigo. Debió parecerle esotérico: un cura y un policía; y el cura
que en su presencia empezaba a cambiarse de ropa. Se sentó en la rueda
de auxilio. No decía nada, tal vez porque no entendía nada. Le tomé
la muñeca con fuerza y la sentí floja, entregada. Maza, "el cura", la
Flaca y otro compañero se bajaron en Pampa y Figueroa Alcorta, llevándose
los bolsos con los uniformes y parte de los fierros. Fueron a la casa
de un compañero a redactar el Comunicado número 1. Quedaron Ramus y
Capuano adelante, Aramburu, Fernando y yo atrás, Seguimos hasta el punto
donde estaban los otros dos coches. Bajamos, Capuano subió al taxi,
y nosotros nos dirigimos a la otra pick- up, la G¡adiator, donde había
un compañero.
La Gladiator tenía un toldo
y la parte de atrás estaba camuflada con fardos de pasto. Retirando
un fardo, quedaba una puertita. Por allí entraron Fernando y el otro
compañero con Aramburu. Adelante Ramus que era el dueño legal de la
Gladiator y yo, siempre vestido de policía. Durante más de un mes habíamos
estudiado la ruta directa a Timote, sin pasar por ningún puesto policial
y por ninguna ciudad importante. Delante iba el taxi conducido por Capuano,
abriendo punta. Un par de walkie-talkies aseguraba la comunicación entre
él y nosotros. Otro par entre la cabina de la Gladiator y la caja.
En toda mi vida operativa no recuerdo una vía de escape más sencilla
que esta. Fue un paseo. El único punto que nos preocupaba era la Gral.
Paz, pero la pasamos sin problemas: no estaba tan controlada como ahora.
Salimos por Gaona, a partir de ahí empezamos a tomar caminos de tierra
dentro de la ruta que habíamos diseñado. El Río Lujan lo cruzamos por
un viejo puente de madera, entre Lujan y Pilar por donde no pasa nadie.
Si la alarma se hubiera dado enseguida, creo que igual nos hubiéramos
escapado, porque la ruta era perfecta. Tardamos ocho horas en hacer
un camino que puede hacerse en cuatro, pero no entramos en ningún poblado
ni nos detuvimos a comer o cargar nafta. Para eso estaba el taxi, legal,
que traía las provisiones.
"Aramburu no habló en todo el viaje salvo cuando los compañeros tuvieron
que buscar el bidón en la oscuridad. "Aquí está", dijo.
"A la una de la tarde la radio empezó a hablar del presunto secuestro.
Ya estábamos a mitad de camino.
"Serían las cinco y media o las seis cuando llegamos a La CELMA, un
casco de estancia que pertenecía a la familia de RAMUS. El taxi se volvió
a Buenos Aires y nosotros entramos. La primera tarea de RAMUS fue distraer
la atención de su capataz, el vasco Acébal.
"Esto no fue fácil porque la casa de Acébal y el casco de la estancia
estaban casi pegados y Ramus tuvo que arrinconar al vasco a un costado
de la entrada hablándole de cualquier cosa, mientras Fernando y el otro
compañero metían a Aramburu en la casa de los Ramus. Ese compañero estaba
tan boleado que bajó con la metra en la mano. Pero Acébal no sintió
nada y los únicos que aparecimos frente a él fuimos Ramus y yo, que
me había cambiado el uniforme de policía.
"EMPIEZA EL JUICIO"
"Metimos a Aramburu en un dormitorio, y ahí mismo esa noche le iniciamos
el juicio. Lo sentamos en una cama y Fernando le dijo:
"-General Aramburu, usted está detenido por una organización revolucionaria
peronista, que lo va a someter a juicio revolucionarlo. Recién ahí pareció
comprender. Pero lo único que dijo fue:
"-Bueno.
"Su actitud era serena. Si estaba nervioso, se dominaba. Fernando lo
fotografió así, sentado en la cama, sin saco ni corbata, contra la pared
desnuda. Pero las fotos no salieron porque se rompió el rollo en la
primera vuelta.
"Para el juicio se utilizo un grabador. Fue lento y fatigoso porque
no queríamos presionarlo ni intimidarlo y el se atuvo a esa ventaja,
demorando las respuestas a cada pregunta, contestando. "no sé", " de
eso no me acuerdo", etc.
"El primer cargo que le hicimos fue el fusilamiento del General Valle
y los otros patriotas que se alzaron con él, el 9 de junio de 1956.
Al principio pretendió negar. Dijo que cuando sucedió eso él estaba
de viaje en Rosario. Le leímos sílaba a sílaba los decretos 10.363 y
10.364, firmados por él, condenando a muerte a los sublevados. Le leímos
la crónica de los fusilamientos de civiles en Lanús y José León Suárez.
"No tenía respuesta. Finalmente reconoció: "Y bueno, nosotros hicimos
una revolución, y cualquier revolución fusila a los contrarrevolucionarios."
"Le leímos la conferencia de prensa en que el Almirante Rojas acusaba
al general Valle y los suyos de marxistas y de amorales. Exclamó "Pero
yo no he dicho eso!" Se le preguntó si de todos modos lo compartía.
Dijo que no. Se le preguntó si estaba dispuesto a firmar eso. El rostro
se le aclaró quizá porque pensó que la cosa terminaba ahí. "Si era por
esto, me lo hubieran pedido en mi casa", dijo, e inmediatamente firmó
una declaración en que negaba haber difamado a Valle y los revolucionarios
del 56. Esa declaración se mandó a los diarios, y creo que apareció
publicada en Crónica.
"EL PROYECTO DE GAN" (Gran Acuerdo Nacional)
"El segundo punto del juicio a Aramburu versó sobre el golpe militar
que él preparaba y del que nosotros teníamos pruebas, lo negó terminantemente,
Cuando le dimos datos precisos sobre su enlace con un general en actividad,
dijo que era "un simple amigo". Sobre esto, frente al grabador, fue
imposible sacarle nada. Pero apenas se apagaba el grabador compartiendo
con nosotros una comida o un descanso, admitía que la situación del
régimen no daba para más, y que sólo un gobierno de transición -para
el que él se consideraba capacitado para ejercer- podía salvar la situación.
Su proyecto era, en definitiva, el proyecto del GAN, que luego impulsaría
Lanusse: la integración pacifica del peronismo a los designios de las
clases dominantes.
"EVA PERÓN"
La casa donde fue alojado Aramburu, en la localidad de Timote,
actualmente en ruinas (foto 2009).
El sótano de la vivienda, donde fue ejecutado (foto 2009).
"Es posible que las fechas
se me confundan, porque los que llevamos el juicio adelante fuimos tres:
Fernando, el otro compañero y yo. Ramus iba y venía continuamente a
Buenos Aires. De todas manera yo creo que el tema de Evita surgió el
segundo día del juicio, el 31 de mayo. Lo acusábamos, por supuesto,
de haber robado el cadáver. Se paralizó. Por medio de morisquetas y
gestos bruscos se negaba a hablar, exigiendo por señas qua apagáramos
el grabador. Al fin, Fernando lo apagó.
"Sobre ese tema no puedo hablar", dijo Aramburu, "por un problema de
honor. Lo único que puedo asegurarles es que ella tiene cristiana sepultura".
"Insistimos en saber qué había ocurrido con el cadáver. Dijo que no
se acordaba. Después intentó negociar: él se comprometía a hacer aparecer
el cadáver en el momento oportuno, bajo palabra de honor.
"Insistimos. Al fin dijo: "Tendría que hacer memoria."
"Bueno, haga memoria."
"Anochecía. Lo llevamos a otra habitación. Pidió papel y lápiz. Estuvo
escribiendo antes de acostarse a dormir. A la mañana siguiente, cuando
se despertó, pidió para ir al baño. Después encontramos algunos papelitos
rotos, escritos con letra temblorosa. Volvimos a la habitación del juicio.
Lo interrogamos sin grabador. A los tirones contó la historia verdadera:
el cadáver de Eva Perón estaba en un cementerio de Roma, con nombre
falso, bajo custodia del Vaticano. La documentación vinculada con el
robo del cadáver estaba en una caja de seguridad del Banco Central a
nombre del coronel Cabanillas. Más que eso no podía decir, porque su
honor se lo impedía.
"LA SENTENCIA"
"Era ya la noche del 1ro.
de junio. Le anunciamos que el Tribunal iba a deliberar. Desde ese momento
no se le habló más. Lo atamos a la cama. Preguntó por qué. Le dijimos
que no se preocupara. A la madrugada Fernando le comunicó la sentencia:
"General, el Tribunal lo ha sentenciado a la pena de muerte. Va a ser
ejecutado en media hora.
"Ensayó conmovernos. Habló de la sangre que nosotros, muchachos jóvenes,
íbamos a derramar. Cuando pasó la media hora lo desamarramos, lo sentamos
en la cama y le atamos las manos a la espalda. Pidió que le atáramos
los cordones de los zapatos. Lo hicimos. Preguntó si se podía afeitar.
Le dijimos que no había utensilios. Lo llevamos por el pasillo interno
de la casa en dirección sótano. Pidió un confesor. Le dijimos que no
podíamos traer un confesor porque las rutas estaban controladas.
"Si no pueden traer un confesor" -dijo-, ¿cómo van a sacar mi cadáver?"
"Avanzó dos o tres pasos más. "¿Qué va a pasar con mi familia?" Preguntó.
Se le dijo que no había nada contra ella, que se le entregarían sus
pertenencias.
"El sótano era tan viejo como la casa, tenia setenta años. Lo habíamos
usado la primera vez en febrero del 69, para enterrar los fusiles expropiados
en el Tiro Federal de Córdoba. La escalera se bamboleaba. Tuve que adelantarme
para ayudar su descenso.
"Ah, me van a matar en el sótano", dijo. Bajamos. Le pusimos un pañuelo
en la boca y lo colocamos contra la pared. El sótano era muy chico y
la ejecución debía ser a pistola.
"Fernando tomó sobre sí la tarea de ejecutarlo. Para él, el jefe debía
asumir siempre la mayor responsabilidad. A mí me mandó arriba a golpear
sobre una morsa con una llave, para disimular el ruido de los disparos.
"General -dijo Fernando-, vamos a proceder, -Proceda - dijo Aramburu.
"Fernando disparó la pistola 9 milímetros al pecho, Después hubo dos
tiros de gracia, con la misma arma y uno con una 45. Fernando lo tapó
con una manta. Nadie se animó a destaparlo mientras cavábamos el pozo
en que íbamos a enterrarlo.
"Después encontramos en el bolsillo de su saco lo que había estado escribiendo
la noche del 31. Empezaba con un relato de su secuestro y terminaba
con una exposición de su proyecto político. Describía a sus secuestradores
como jóvenes peronistas bien intencionados pero equivocados. Eso confirmaba
a su juicio, que si el país no tenía una salida institucional, el peronismo
en pleno se volcaría a la lucha armada. La salida de Aramburu era una
réplica exacta del GAN de Lanusse. Este manuscrito y el otro en que
Aramburu negaba haber difamado a Valle, fueron capturados por la policía
en el allanamiento a una quinta en González Catán. El gobierno de Lanusse
no los dio a publicidad."
En el día de la fecha, domingo 31 de mayo de 1970, la conducción de
nuestra organización, constituida en Tribunal Revolucionario, luego
de interrogar detenidamente a Pedro Eugenio Aramburu, declara:
I- Por cuanto Pedro Eugenio Aramburu se ha reconocido responsable:
1º) De los decretos 10.362 y 10.363 de fecha 9 de junio de 1956 por
los que se "legaliza" la matanza de 27 argentinos sin juicio previo
ni causa justificada.
2º) Del decreto 10.364 por el que son condenados a muerte 8 militares,
por expresa resolución del Poder Ejecutivo Nacional, burlando la autoridad
del Consejo da Guerra reunido en Campo de Mayo y presidido por el General
Lorio, que había fallado la inocencia de los acusados.
3º) De haber encabezado la represión del movimiento político mayoritario
representativo del pueblo argentino, proscribiendo sus organizaciones,
interviniendo sus sindicatos encarcelando a sus dirigentes y fomentando
la represión en los lugares de trabajo.
4º) De la profanación del lugar donde reposaban los restos de la compañera
Evita y la posterior desaparición de los mismos, para quitarle al Pueblo
hasta el último resto material de quien fuera su abanderada.
II- Por cuanto el Tribunal lo ha encontrado culpable de los siguientes
cargos, que no han sido reconocidos por el acusado:
1º) La pública difamación del nombre de los legítimos dirigentes populares
en general y especialmente de nuestro líder Juan Domingo Perón y nuestros
compañeros Eva Perón y Juan José Valle.
2º) Haber anulado las legitimas conquistas sociales Instauradas por
la Revolución Justicialista.
3º) Haber Iniciado la entrega del patrimonio nacional a los intereses
foráneos.
4º)
Ser actualmente una carta del régimen que pretende reponerlo en el poder
para tratar de burlar una vez más al pueblo con una falsa democracia
y legalizar la entrega de nuestra patria.
5º) Haber sido vehículo de la revancha de la oligarquía contra lo que
significaba el cambio del orden social hacia un sentido de estricta
justicia cristiana.
El Tribunal Revolucionario, Resuelve:
1º) Condenar a Pedro Eugenio Aramburu a ser pasado por las armas en
lugar y fecha a determinar.
2º) Hacer conocer oportunamente la documentación que fundamenta la resolución
dc este Tribunal.
3º) Dar cristiana sepultura a los restos del acusado, que sólo serán
restituidos a sus familiares cuando al Pueblo Argentino le sean devueltos
los restos de su querida compañera Evita.
¡PERÓN O MUERTE! ¡ VIVA LA PATRIA!
M O N T O N E R O S
MONTONEROS - COMUNICADO Nº 4
1º de Junio de 1970
AL PUEBLO DE LA NACIÓN:
La conducción de MONTONEROS comunica que hoy a las 7.00 horas fue ejecutado
Pedro Eugenio Arumburu.
Que Dios Nuestro Señor se apiade de su alma.
PERÓN O MUERTE - VIVA LA PATRIA
M
O N T O N E R O S
MONTONEROS - COMUNICADO Nº 5
15 de junio de 1970
AL PUEBLO DE LA NACIÓN:
Ante el desconcierto y las maniobras creadas por los servicios represivos
del gobierno, los MONTONEROS aclaramos:
Primero:
1º) Nuestra Organización es una unión de hombres y mujeres profundamente
argentinos y peronistas, dispuestos a pelear con las armas en la mano
por la toma del Poder para Perón y para su Pueblo y la construcción
de una Argentina Libre, Justa y Soberana.
2º) Nuestra Doctrina es la doctrina Justicialista, de Inspiración Cristiana
y Nacional.
3º) Lo único foráneo de nuestro país son los intereses de los capitales
extranjeros ligados al régimen y la mentalidad vende patria de los gobernantes
de turno.
Segundo:
1º) PEDRO EUGENIO ARAMBURU fue ejecutado el lunes 1 de junio a las 7,00
horas, como lo aclara nuestro comunicado Nº 4. Denunciamos como maniobras
tendientes a crear confusión las distintas versiones sobre su suerte
tanto procedente de nuestro país como del extranjero.
2º) Como definitiva prueba de la veracidad de los comunicados notificamos
que los efectos que Aramburu portaba fueron depositados en un lugar
que facilite su retorno a sus familiares. Dichos efectos son: 1 medalla-llavero
con la inscripción en el reverso: "El Regimiento 5 de Infantería al
Grl. Pedro Eugenio Aramburu - 6 de mayo de 1955" y en el anverso el
número 5 en oro sobre fondo de plata; en el llavero porta 5 llaves.
Un reloj, marca Girard-Perregaux Gyromatyc; Dos bolígrafos Parker de
cuerpo verde y capuchón plateado, uno de ellos con la inscripción "JD-John
Deere".
3º) El cuerpo de Pedro Eugenio Aramburu sólo será devuelto luego de
que sean restituidos al Pueblo los restos de nuestra querida compañera
Eva Perón.
4º) Ninguno de los detenidos hasta el momento tiene relación alguna
con los MONTONEROS, ni nunca la han tenido.
LOS MONTONEROS EXHORTAMOS AL PUEBLO ARGENTINO A UNIRSE A LA RESISTENCIA
ARMADA CONTRA EL RÉGIMEN, sin dejarse engañar por la posibilidad de
elecciones, en las que seguramente el Pueblo deberá elegir entre distintos
representantes de la oligarquía y sus circunstanciales aliados. La detención
y ejecución de Pedro Eugenio Aramburu, han provocado una crisis interna
del régimen y apresurado la división entre sectores, obligándolos a
enfrentarse.
Ha demostrado también la debilidad de un sistema represivo que a las
dos semanas de ocurrido este hecho sigue con las manos vacías. Todo
lo cual marca claramente cual es el único camino que permite golpear
eficazmente al sistema. LOS MONTONEROS LLAMAMOS AL PUEBLO A SEGUIR CON
LA RESISTENCIA ARMADA CONTRA EL ACTUAL GOBIERNO, QUE NO ES MAS QUE LA
CONTINUACIÓN DEL ANTERIOR y a no dejarnos engañar con las falsas palabras
pronunciadas sobre el "reencuentro de los argentinos.
Como hemos hecho en oportunidades anteriores, aprovechamos la comunicación
que con usted tienen los compañeros del Movimiento, para hacerle llegar
nuestras inquietudes con respecto al proceso revolucionarlo del pueblo
argentino. Es nuestra intención y deseo poder comunicamos personalmente
con usted y lo haremos tan pronto como nos sea posible. Hasta tanto,
nos vemos obligados a recurrir a la colaboración de los compañeros,
a quienes estamos profundamente agradecidos.
Deseamos hacerle conocer algunas consideraciones nuestras sobre hechos
claves que determinan los pasos a dar por el Movimiento, tanto en el
futuro inmediato, es decir tácticamente, corno en el futuro a largo
plazo, es decir dentro de la concepción estratégica.
1.- En primer lugar
creemos necesario explicar las serias y coherentes razones que nos movieron
a detener, juzgar y ejecutar a P. E. A. Es innecesario explayarse sobre
los cargos históricos que pesaban sobre él: traición a la Patria y a
su Pueblo. Esto sólo bastaba para ejecutar una sentencia que el pueblo
ya había dictaminado. Pero además había otras razones que hacían necesaria
esta ejecución.
La razón fundamental era el rol de válvula de escape que este señor
pretendía jugar como carta de recambio del sistema. Sabemos en que iba
a terminar esta jugarreta, porque ya hemos presenciado jugarretas similares
desde 1955 para acá. Los gorilas se piensan que se puede engañar al
pueblo con sucesivas expectativas que al final se ven frustradas; pero
se equivocan pues no se puede engañar a un pueblo educado en una doctrina
que le es propia; no nos engañan a nosotros.
CLIC
PARA AGRANDAR
Por eso es que cuando ellos se preparan a fingir un cambio en el sistema
porque la dictadura torpe y descarada ya no la aguanta nadie, nosotros,
como en el ajedrez, les comemos la pieza clave para arruinarles la maniobra
y obligarles a jugar improvisadamente. Los resultados han sido claros.
El sistema no puede fingir demasiado cuando es tocado en su fibra intima.
Así, Levingston, que pretende devolver a la función presidencial una
imagen popular (absolutamente nula en su sucesor) se desnuda en el bombo
oficial por el sepelio de Aramburu.
Al pueblo le queda claro que el sistema es siempre el mismo cualquiera
sea la fachada que presente. Porque con salarios congelados o con aumentos
controlados el salario real es cada vez menor y el capital internacional
cada vez mayor.
Por todo esto qué a diario cosechamos, en el apoyo popular creciente,
los frutos de este ajusticiamiento histórico.
Nos preocupan algunas versiones que hemos recogido, según las cuales
nosotros con este hecho estropeamos sus planes políticos inmediatos.
Demás esta decir que no esta en nuestros propósito entorpecer la conducción
que Ud. realiza con para la mejor marcha del movimiento: COn de conjunto
usted realiza para la mejor marcha del Movimiento en su totalidad. Desgraciadamente,
además nuestro actos apuntan a señalar la única estrategia que consideramos
correcta, sin tener, en general, vinculación táctica con otros sectores
del Movimiento.
Creemos que, no sólo para nosotros, sino para el Movimiento entero,
es necesaria su palabra esclarecedora acerca de esta hipotética contradicción
entre sus planes y nuestro accionar.
2.- Otro hecho de singular importancia es la ejecución de Alonso. Este
hecho fue protagonizado por un comando, protagonizado denominado Montonero
Maza. Este comando utiliza el nombre de nuestra organización y el apellido
de nuestro primer compañero muerto en combate; no obstante no pertenece
a nuestra organización e ignoramos quienes lo componen. Lo cierto es
que el pueblo nos adjudicó la autoría del hecho jubilosamente. . El
pueblo peronista vio entonces en nosotros a los ejecutores de aquellos
de que si los dirigentes entes no se ponen e la cabeza, adelante con
la cabeza de los dirigentes"
Si
bien nosotros creemos que nuestra tarea fundamental no consiste en cortarle
la cabeza a los burócratas traidores, porque la dinámica que nosotros
mismos imponemos a la guerra les obligará a sumarse o a quedar marginados
de la historia, sabemos también que es tarea nuestra en la medida que
ellos mismo lo hagan necesario. Es por eso que ante el1hecho consumado
y vista la satisfacción, popular respecto de él, consideramos necesario
convalidarlo con el silencio, aceptando la autoría que el pueblo nos
atribuía.
Como bien dice Ud. General medimos el acierto o desacierto de una conducción
por los resultados que produce. Y aquí los resultados son claros, fábrica
que llegamos para tomar contacto con los compañeros fábrica que nos
pide más cabezas de traidores,. No pensamos cortar cabeza porque si,
pero hoy el que piensa transfuguear lo piensa dos veces, y el pueblo
confía más en nosotros que en ellos.
Hemos observado General, que usted no ha hecho condenas públicas respecto
de la ejecución de Alonso, lo cual significa de algún modo convalidar
la acción, pero también sobre este hecho han circulado versiones que
indicarían que nuevamente un hecho nuestro o convalidado por nosotros
se opone a sus planes tácticos inmediatos.
Conociendo las razones que
nos han hecho proceder de esta manera desearíamos que usted nos diera
su opinión al respecto.
3.- Otro punto sobre el que queremos hacerle llegar nuestra consideración
es sobre el papel y las posibilidades del ejército. A diario podemos
observar en el mundo entero hechos que nos certifican que esta es la
hora de los pueblos. Así vemos en nuestra Latinoamérica gobiernos populares
surgidos de revoluciones populares protagonizadas por los ejércitos
regulares de esas naciones hermanas. Sin lugar a dudas, el caso que
más ha concitado es el del Perú. Y así se ha creado, aparentemente,
como opción de la hora del pueblo argentino, una revolución a la peruana,
es decir un golpe militar, nacional y populista que con manos férreas
llevará adelante la revolución que la hora actual reclama. Ahora bien,
nosotros pensamos que esto no es posible en la Argentina por la sencilla
razón de que ya se ha dado y es precisamente la revolución justicialista
con sus diez años de gobierno nacional y popular. Y la historia no se
repite.
Esto que hoy se da en Perú, lo ha hecho usted en nuestro país hace 25
años. Y es justamente por esa diferencia de 25 años que el nuestro,
es el pueblo de mayor política de Sudamérica.
Pero creemos que no sólo por eso es imposible, porque sabemos que el
ejercito de hoy no es el mismo de hace 25 años. Hoy el ejército argentino,
sus oficiales, están vendidos y subordinados a los dólares yanquis,
y no son más que el sostén armado de la oligarquía aliada del imperialismo.
No obstante, algunos compañeros del Movimiento confían esperanzados
en que algún sector del ejército tome el poder y, haciéndose acompañar
por e1 pueblo, salve al país.
Nosotros pensamos que dicho sector no existe. Que lo único que puede
ofrecer este ejército es su sector desarrollista, y los argentinos ya
hemos sufrido en carne propia los efectos de esta política, que en última
instancia consiste en cambiar algo para que no cambie nada. Lo que sí
existen son expresiones individuales, sobre todo a nivel de oficialidad
joven, y el compañero Licastro es un exponente de ello. Pero estas expresiones
tienen dos limitaciones: en primer lugar, y fundamentalmente, son individuales;
en segundo lugar por su escasa jerarquía carecen de peso suficiente.
La Vanguardia,
España, 2 de junio 1970
Además, si bien se puede
circunstancialmente confundir al pueblo, sabemos que no se lo puede
engañar, y nuestro pueblo que conoce su doctrina y lucha por una patria
libre, justa y soberana, sabe que no puede pedirle peras al olmo. Por
eso es que no puede llamarse a engaño con este ejército al que ha visto
sumarse a la contrarrevolución del 55, al que ha visto fusilar a los
generales del pueblo, el que lo ha reprimido tanto en sus movilizaciones
como en el Cordobazo, el que le anuló legítimos triunfos electorales,
y el que lo frustró definitivamente con la llamada "Revolución Argentina".
4.- Otra aparente opción para la hora del pueblo argentino es la salida
electoral. Esta perspectiva se ve alimentada por el triunfo de Salvador
Allende en Chile.
La salida electoral hay que analizarla desde dos puntos de vista: por
un lado el del régimen; por el otro, el del pueblo.
El sistema ha cometido la torpeza de desenmascararse comprometiendo
a su ejército en la farsa llamada "revolución argentina", y que a esta
altura del partido ha demostrado su fracaso rotundamente. En más de
4 años de gobierno lo único que ha conseguido es empobrecer al trabajador
y descapitalizar el país, dando carta libre al capital internacional
que, en general, no trabaja por amor al arte. Pero fue como escupir
al Cielo, porque arruinaron a todo el mundo y políticamente no crearon
nada nuevo, y entonces lo que consiguieron fue al pueblo, hartarlo.
Así es que el sistema busca entonces abrir una válvula de escape, engañar
al pueblo entregando a algunos tránsfugas al estilo de Luco. Como no
es suficiente porque además el peronismo ha engendrado organizaciones
armadas y temen que esta se transforme en el movimiento armado peronista,
buscan desesperadamente la salida electoral que sirva a la vez de válvula
de escape para sacarse de encima esta pelota de fuego que les quema
entre las manos y con la que ya no saben qué hacer.
Ahora bien, los más lúcidos se dan cuenta que de todos modos la única
manera de frenar al pueblo es producir un mínimo desarrollo. Ello exige
hacer retroceder al capital internacional a ajustarse el cinturón para
poder ahorrar divisas, sin lo cual es imposible la fuerza que da el
consenso político popular. De ahí la maniobra para tratar de crear el
partido de la revolución argentina incorporando al peronismo en ella.
Logrado esto, entonces sí elecciones. Claro que de todos modos sabemos
que esto ya no es posible. SINTETIZANDO: la salida electoral es para
el régimen la única posible de que les permita durar algún tiempo mas
sin que el pueblo estalle definitivamente.
Veamos que le ofrece al pueblo la perspectiva electoral. Ya sabemos
por la cuantiosa experiencia acumulada que no nos ofrece nada: es decir,
mientras el enemigo siga manteniendo en sus manos los resortes fundamentales
de la economía y el poder de las armas, a nosotros no nos significa
ninguna garantía ganar una elección; porque no hay duda de que la ganamos,
pero tampoco hay dudas de que no van a tolerar un gobierno justicialista,
porque justicialismo es Socialismo Nacional, y este al capital no le
agrada pues va en contra de sus intereses.
Precisamente es que no podemos considerar en nuestra estrategia la toma
del poder por el camino de las armas; porque inexorablemente la conseguiremos,
pero irremediablemente la perderemos, y entonces estaremos siempre en
la misma; o sea que considerar las elecciones como camino estratégico
para la toma del poder es inoperante y por lo tanto incorrecto.
Sin embargo, nuestra experiencia también nos indica que este continuo
juego de elecciones fraudulentas seguidas de golpes gorilas sólo tiene
un perjudicado: el sistema, porque lo desgasta. De este modo acosarlo
para que de elecciones en las que inexorablemente tendrá que proscribir,
anular o dar un cuartelazo, es en definitiva acorralarlo continuamente
hasta dejarle sin margen de maniobra. Esto es tácticamente correcto
y lo es también estratégicamente en el sentido de que a la larga termina
por destruir la esfera política del poder del sistema. Lo incorrecto
es creer que esta maniobra es un fin en si misma, o sea que las elecciones
sean el camino apto para el retorno del justicialismo al poder.
Dentro de estas consideraciones vemos nosotros como tácticamente acertado
el último pacto firmado por el justicialismo, llamado, precisamente
La Hora del Pueblo, porque no solo le quita, al enemigo el caudal de
votos peronistas, sino también los radicales.
Ahora bien, para llevar adelante este paso táctico, el compañero Paladino
plantea como opciones estratégicamente equivalentes el camino electoral
y el camino revolucionarlo por la vía armada. Esto como hemos visto,
es en sí incorrecto.
Lo
que en realidad parece suceder, es que se utiliza la opción revolucionaria
armada, es decir, nosotros como factor de presión para reforzar el golpe
táctico, o sea las elecciones.
Esto puede que sea tácticamente útil, aunque abrigamos algunas dudas.
Sobre lo que no abrigamos dudas es sobre la necesidad de mantenernos
como opción estratégica, y por lo tanto la absoluta imposibilidad de
subordinar nuestro accionar a una opción táctica. En síntesis, no interferiremos
al ala política del movimiento en tanto la Hora del Pueblo es una maniobra
útil y por lo tanto tácticamente acertada, pero nos mantendremos en
la actividad señalando la vía armada como único método estratégicamente
correcto para la toma del poder, y creemos que sería conveniente, en
consecuencia, que los distintos frentes del movimiento no interfirieran
la presentación de la vía armada como una opción estratégica.
5.- Bien, hemos visto la eficacia de nuestro método de lucha para golpear
al régimen con la ejecución de Aramburu, el descreimiento popular sobre
el sindicalismo como herramienta capaz de conducir un proceso revolucionario,
la imposibilidad de que el ejército pueda generar un proceso de liberación
nacional, y la influencia del camino electoral para tomar el poder.
En fin, hemos querido expresarle en estas consideraciones, dichas aquí,
un poco a vuelo de pájaro, lo que en realidad constituye nuestra teoría,
es decir, un análisis tempo-espacia de la realidad argentina hecho a
la luz de la doctrina justicialista.
Tenemos clara una doctrina y clara una teoría de la cual extraemos como
conclusión una estrategia también clara: el único camino posible para
que el pueblo tome el poder para instaurar el socialismo nacional, es
la guerra revolucionaria total, nacional y prolongada, que tiene como
eje fundamental y motor al peronismo.
El método a seguir es la guerra de guerrillas urbana y rural. Esto no
es un capricho es una necesidad: a carencia de potencia recurrimos a
la movilidad; en fin, no es nada nuevo pero no por ello deja de ser
eficaz.
Lo cierto es que no somos un tiro al aire. No somos ni tantos ni tan
pocos pero no estamos para hacer mucho ruido y ofrecer pocas nueces.
La concepción es clara y la decisión total, como lo prueban nuestros
compañeros muertos en combate y los muertos de la trinchera de enfrente.
Es para nosotros de fundamental importancia conocer su opinión acerca
de estas consideraciones. Usted ordenará si su respuesta se debe hacer
publica o si es de carácter confidencial y secreto. Tenemos entendido
que el compañero portador de la presente se va ha entrevistar con Ud.
en más de una oportunidad. Naturalmente, tenemos en él la máxima confianza
y pensamos que él mismo puede ser el canal para hacernos llegar su carta.
General sus muchachos peronistas, saben que esta es la hora del pueblo
argentino. Sabemos que sobre nosotros, su juventud peronista, recae
el peso de la responsabilidad y que no tenemos derecho a recostarnos
en nadie. No lo defraudaremos.
Madrid, 20 de febrero de 1971.
A los compañeros Montoneros.
Mis queridos compañeros:
Por mano y amabilidad del compañero Don..., he recibido vuestras cosas
y él les podrá comentar de viva voz mis pensamientos al recuerdo y saludo
que retribuyo con mi mayor afecto.
He conversado largamente con este compañero sobre todas nuestras cosas
y él los podrá comentar de viva voz mis pensamientos al respecto. Sin
embargo trataré de contestar en ésta algunas inquietudes puntualizadas
en la mencionada carta, lo que haré en el mismo orden de comunicación
de ustedes.
Comienzo por manifestar mi total acuerdo con la mayoría de los conceptos
que esa comunicación contiene como cuestión de fondo.
1. Estoy completamente de acuerdo y encomio todo lo actuado. Nada puede
ser más falso que la afirmación que con ello ustedes estropearon mis
planes tácticos porque nada puede haber en la conducción peronista que
pudiera ser interferido por una acción deseada por todos los peronistas.
Me hago un deber en manifestarles que si ha sido dicho, no puede haber
sido sino con mala intención. El compañero les hará conocer mi apreciación
de situación y resolución para el año 1971 y por ella podrán quedar
perfectamente en claro sobre la acción futura.
2. Otro tanto sobre el asunto que este apartado menciona en su carta:
es totalmente falso que haya perturbado plan táctico alguno.
3. Como podrán observar en la apreciación de la situación, todo el asunto
referente al ejército o más bien dicho a los jefes y oficiales porque
yo tampoco creo que la institución pueda hacer nada en nuestro provecho,
desde que está en manos de una camarilla que la domina. Sin embargo
no por eso debemos descartar en forma absoluta una intervención de sectores
que puedan sernos afectos que inteligentemente utilizados, puedan llegar
e ser decisivos. Aún en el caso de que descartemos esto, quedaría la
posibilidad y el intento de descomponer su cohesión contando con algunos
grupos de oficiales o jefes proclives a actuar en este sentido.
La Institución, actuando como dictadura militar, es fuerte pero extraordinariamente
frágil desde que actúa fuera de su función especifica. Perdido el prestigio
nacional que le da sustento, y debilitada su disciplina que es lo que
mantiene la Institución, su debilidad es muy grande: basta recordar
lo que sucedió el 17 de octubre de 1945. Se trataba también de un gobierno
militar y su situación no era peor que la que soporta la actual dictadura,
pero había cundido un cierto grado de descomposición en el ejército.
Cuando el pueblo salió a la calle dispuesto a quemar Buenos Aires, todo
el poder de ese gobierno se vino abajo y bastó sólo la amenaza para
que cayera corno un castillo de naipes. Es que, como antes digo, la
dictadura puede ser muy fuerte pero su peligro real esta en su fragilidad
congénita.
Coincido con ustedes en que no debemos confiar todo a lo que pueda hacer
el ejército, ni aún en los grupos que nos puedan ser afectos, pero tampoco
creo prudente que debamos afrontar las oportunidades propicias que se
nos puedan presentar para la captación o el intento de descomposición
de los elementos de las instituciones armadas que se pongan a nuestro
alcance. Dispongo de informaciones, que me hacen pensar en ambas posibilidades
si se trabaja eficientemente y, puedo informarles, que este trabajo
se ha comenzado a realizar, no sólo en la oficialidad sino también en
la jerarquía de los jefes. Todo depende también de como se desarrollan
las cosas en el país, especialmente en la lucha que el Pueblo desarrolla
contra la dictadura que deberá irse intensificando hasta llegar a la
integralidad de los medios. Mi experiencia de viejo militar me permite
decirles a ustedes sin temor a equivocarme que en el ejército actual,
la mayoría de los suboficiales son nuestros. En la oficialidad, hay
un 20 por ciento favorable y un 20 por ciento desfavorables, el resto
es indiferente (60 por ciento).
El 60 por ciento restante, que es indiferente, que se escuda como legalista,
pero su legalidad consiste en servir al que gana. Si nosotros no estamos
en las de ganar los tendremos en contra, pero tan pronto tengamos una
posibilidad, podremos contar con ellos que, aunque son como la bosta
de las palomas sirven de rellano y hasta a veces pueden servir para
más.
Es dentro de este panorama que nosotros debemos considerar las posibilidades.
Por otra parte ¿qué podemos perder por mantener el empeño? Perón 4.
Sobre la opción electoral yo tampoco creo. Hemos visto ya demasiado
para creer en semejante patraña. Por eso comparto totalmente sus afirmaciones
anotadas en la comunicación que comento.
Sin embargo, como en la lucha integral en que debemos empeñarnos, no
se puede despreciar la oportunidad de forzar también este factor a fin
de hostigar permanentemente desde las organizaciones de superficie que,
frente a la opinión pública tienen también su importancia y concurren
también a la lucha en actividades nada despreciables, especialmente
en la situación que vive la República. Esta lucha también concurre a
la "guerra revolucionaria" para que, como digo en la apreciación, cada
uno pelee en la forma que es capaz de hacerlo. Si Uds. leen la apreciación,
resolución y consideraciones, podrán percatarse que, en el fondo, estamos
totalmente de acuerdo, como no podría ser de otra manera.
Por
eso nuestro movimiento tiene una estructura orgánica que corresponde
de una manera general a esas necesidades: una organización de superficie
que a través del partido peronista masculino y femenino, como de la
rama sindical realiza la lucha también de superficie, mediante las acciones
que es posible realizar. En ello es preciso realizar un plan de provocación,
otro de intimidación, otro de boicot y finalmente otro de sabotaje.
En estos planes intervienen todos los elementos de las organizaciones
de super1icie, como los grupos activistas empeñados en la "guerra revolucionaria".
Como les explicará el compañero, mientras las organizaciones de superficie
obedecen a una conducción centralizada, con las necesarias autonomías
en las Delegaciones Provinciales, las organizaciones que se encargan
de la "guerra revolucionaria" tienen absoluta independencia en su conducción
y coordinada nada más que por los objetivos. Es natural que todo puede
salir mejor si existe por lo menos una coordinación en beneficio de
una unidad de acción que toda lucha necesita.
Sería largo poder explicar en una comunicación todo el aspecto de la
conducción, por eso he confiado a los compañeros que me visitan la tarea
de informarles a Uds. de viva voz, mis pensamientos al respecto. Creo
que si se interpreta cabalmente la necesidad orgánica-funcional de nuestro
Movimiento en la lucha en que estamos empeñados, no habrá dificultades;
para que, en un futuro cercano, se llegue a un entendimiento completo
que será muy provechoso en la continuidad del esfuerzo revolucionario.
No se trata da hacer una conducción centralizada en todo el complejo
orgánico de la lucha porque eso no es posible, dadas las condiciones
de la lucha misma, pero sí que se alcance por un modo u otro la indispensable
coordinación de los esfuerzos, porque los esfuerzos divergentes, aún
con la mejor intención, no pueden ser sino factores de debilidad en
la lucha de conjunto.
5. Totalmente de acuerdo en cuanto afirman sobre la guerra revolucionaria.
Es el concepto cabal de tal actividad beligerante. Organizarse para
ello y lanzar las operaciones para "pegar cuando duele y donde duele"
es la regla. Donde la fuerza represiva esté; nada, donde no esté esa
fuerza, todo. Pegar y desaparecer es la regla porque lo que se busca
no es una decisión sino un desgaste progresivo de la fuerza enemiga.
En este caso la descomposición de las fuerzas de que pueda disponer
la dictadura por todos los medios, a veces por la intimidación que es
arma poderosa en nuestro caso, otras por la infiltración y el trabajo
de captación, otras por la actuación directa según los casos pero, por
sobre todas las cosas, han da comprender que los que realizan la guerra
revolucionaria que en esa "guerra" todo es lícito si la finalidad es
conveniente.
Como Uds. dicen con gran propiedad, cuando no se dispone de la potencia
y en cambio se puede echar mano a la movilidad, la guerra de guerrillas
es lo que se impone en la ciudad o en el campo. Pero, en este caso es
necesario comprender que se hace una lucha de desgaste como preparación
para buscar la decisión tan pronto como el enemigo se haya debilitado
lo suficiente. Por eso la Guerra de Guerrillas no es un fin en si misma
sino solamente un medio y hay que pensar también en preparar el dispositivo
general que aún no interviniendo en la lucha de guerrillas, debe ser
factor de decisión en el momento y en lugar en que tal decisión deba
producirse.
Ni es nueva la "Guerra revolucionaria" y menos aún las "Guerras de Guerrillas".
Pienso que tal vez la guerra de guerrillas ha sido la primitiva forma
de guerra, tan empleada en la afamada "guerra de los escitas" y de Darío
Segundo. Por eso sus reglas son demasiado conocidas como sus formas.
Sin embargo, es en sus operaciones donde la iniciativa y la vivacidad
juegan el papel más preponderante. Por eso también en esa forma de operar,
no se podrá mantener una conducción centralizada, aunque siempre ha
de realizarse, para que sean efectivas con una finalidad objetivas.
De ello se infiere que, los Montoneros, en su importantísima función
guerrera, han de tener comandos muy responsables y en lo posible operar
lo más coordinadamente posible con las finalidades de conjunto y las
otras fuerzas que en el mismo o distinto campo realizan otra forma de
acción, también revolucionaria.
Finalmente compañeros, les ruego que hagan llegar a los compañeros mis
más afectuosos saludos y acepten mis mejores deseos. También les ruego
me hagan presente y trasmitan mis saludos a todos los compañeros que
están presos o perseguidos por la dictadura y les lleven la persuasión
que tal situación no ha de durar mucho.
(1995) El lider de Montoneros, Mario Firmenich, se presentó
en el programa televisivo "Tiempo Nuevo" del periodista Bernardo Neustadt,
para hacer la autocrítica de la organización por la muerte de Aramburu.
Montoneros fue una de las organizaciones armadas peronistas que lucharon
por el regreso del general Juan Peron, concretado en 1973.
El testimonio de Mario Firmenich fue gestionado por la subsecretaria
de Derechos Humanos del gobierno de Carlos Menem, Alicia Pierini, de
acuerdo a los deseos del presidente Carlos Menem. La funcionaria explico
sus gestiones "porque entiendo que forman parte de mis funciones en
cuanto se debaten temas de derechos humanos".
Los dichos del ex jefe guerrillero -emitido a las 22- habian sido grabados
a las 13:30 de ese dia. En el reportaje realizado por el periodista
Bernardo Neustadt, Firmenich confirmó la autoria del secuestro y crímen
del general Pedro Eugenio Aramburu. Este atentado, realizado en 1970,
fue una de las primeras acciones de Montoneros. Aramburu fue el general
que derroco en 1955 al gobierno del general Juan Peron.
En el programa se produjo el siguiente dialogo:
Neustadt: ...El secuestro del general Aramburu como lo vive usted?
Firmenich: No lo hemos vejado, lo hemos respetado...y también ahí aprendí
que no había que odiar al enemigo.
Neustadt: Pero lo asesinaron...
Firmenich: Fue un acto que no decidimos nosotros: así lo decidió el
pueblo...estaba decidido por el pueblo. Y esto es, en todo caso, lo
triste, porque no podemos hablar de esta situacion sin hablar de los
bombardeos a la Plaza de Mayo, o del fusilamiento del general Valle.
A continuación reproducimos párrafos del texto leído por Firmenich en
el programa televisivo, según lo extractado por los diarios La Prensa
y Clarin:
* Me dirijo a todos mis compatriotas asumiendo una vez mas la responsabilidad
política por todo lo actuado por los militantes montoneros...
* Llego la hora de la verdad para los argentinos. El general Balza tuvo
el coraje de asumir una autocrítica que le correspondía a Videla. Tendió
una mano de paz y reconciliación con la verdad, con la sociedad de hoy
o con sus antiguos adversarios.
* Los montoneros ya habíamos hecho nuestra autocrítica...Hoy vuelvo
a reiterarla, aceptando la mano tendida por el general Balza, y tendiendo
a la vez mi propia mano.
* Cuando fuimos acorralados, política y militarmente, mientras la Triple
A nos masacraba tras la muerte del general Perón, cometimos el error
madre de pasar a la clandestinidad y retornar a la lucha armada, pese
a que no existía para eso la legitimidad que otorgaba el consenso de
las mayorías. Políticamente, el error fue de naturaleza ideológica y
militarista; espiritualmente, fue un pecado de falta de esperanza que
nos llevó a una decisión desesperada.
* Ante la evidencia de aberraciones de lesa humanidad...no fuimos capaces
de luchar cumpliendo el precepto cristiano que nos manda a amar a los
enemigos. De haberlo hecho, se habrían evitado dolorosos daños...
* Nosotros no tenemos que arrepentirnos por haber desaparecido a nadie,
ni por haber torturado a nadie para obtener información, ni por haber
violado ninguna mujer, ni por haber robado ningún hijo a nadie, ni por
haber empalado a nadie, ni por haber arrojado vivo al mar a nadie.
* Esta autocrítica abarca el haber celebrado, ingenuamente, algunos
atentados contra adversarios, aún sin saber certeramente su procedencia.
No es cristiano celebrar la muerte ni del peor enemigo.
* No tenemos la responsabilidad de lo actuado por otras organizaciones
armadas (en alusion al ERP) que se opusieron a la salida electoral del
'73 y que continuaron e intensificaron absurdamente su accionar guerrillero
e intentaron instaurar una zona liberada en Tucumán.
* Los argentinos produjimos una guerra civil embozada desde 1955 en
adelante. Nosotros no empezamos la violencia en la Argentina. Nosotros
fuimos la generación que nació, creció y se educó durante ese proceso
histórico.
* El derecho de resistencia a la opresión por todos los medios fue legitimado
universalmente tanto en el Derecho Constitucional como en las encíclicas
papales. Los peronistas y nuestro líder entendimos que nos asistía este
derecho. Nosotros, la juventud peronista, tuvimos la osadía y el coraje
de ponerlo en práctica.
* Toda una generación fue generosamente sacrificada en una lucha que
se nos imponía como un deber moral en un país que era injusto y sin
destino.
* Nos avergüenza ante el mundo la hipocresía de sostener que tanta inteligencia
y capacidad humana fue arrastrada de las narices a un trágico final,
falsamente explicando por una teoría de los dos demonios...
* Todo el dolor nacional fue posible por una cultura política totalitaria
y militarista, de la que todos hemos formado parte.
* El dolor de lo irreparable no admite estas razones. El amor a los
seres queridos resultó mas fuerte que las ideologías.
* Hoy podemos hablar de la reconciliación nacional y la pacificación
definitiva. porque en un estado democrático... la violencia política
no tiene ningún sentido ni ninguna legitimidad.
* Pero no se trata de la reconciliación de torturadores y torturados.
Se trata de la reconciliación social y política en una postura pluralista
que entre todos hemos ido construyendo durante los once años de democracia.
El diario La Nación fue fundado por Bartolomé Mitre como una "tribuna
de doctrina" y ya se sabe lo que decía Hannah Arendt acerca de la doctrina:
que es una visión tan recortada de la realidad que suele conducir al
crimen. A tal punto la doctrina ha pesado sobre la verdad en la historia
del centenario matutino que la disposición, instaurada por el propio
Mitre, de que no se mencionara jamás a Juan Bautista Alberdi en sus
páginas, recién fue levantada en 1994, durante una reunión formal del
Bartolomé Mitre actual con los editores del diario. No se conoce otro
estalinismo en el mundo que haya durado tanto.
Por eso no es de extrañar que el 29 de mayo (casualmente Día del Ejército),
la "tribuna de doctrina" encargara a dos de sus principales plumas,
Bartolomé de Vedia y José Claudio Escribano, la redacción de una hagiografía
a dos voces sobre el teniente general Pedro Eugenio Aramburu, jefe de
la dictadura militar que en 1955 desalojó violentamente al gobierno
constitucional del teniente general Juan Domingo Perón.
Según Bartolomé de Vedia,
Aramburu, que fue "presidente de la Nación durante un gobierno de facto",
se diferenciaba de "otros generales que accedieron al poder por la vía
irregular del golpe de Estado (sic)" porque no era autoritario. "Al
contrario, tenía los modales y la convicción de un auténtico demócrata".
En una catarata de elogios
que no condice con la habitual mesura del articulista, De Vedia apenas
dedica un párrafo apresurado al "baldón" que significó "para el gobierno
de Aramburu" el fusilamiento del general Juan José Valle y los civiles
"ejecutados en la clandestinidad", pero aun en este caso el señalamiento
está malversado por una disculpa inverosímil: "La opinión pública siempre
tuvo la sensación de que la responsabilidad por esas trágicas decisiones
no recayó únicamente sobre los hombros del presidente de facto". De
Vedia no conoce probablemente a Susana Valle, la hija del general que
tenía quince años cuando su padre fue fusilado, tras un juicio sumarísimo
y violando la promesa de respetarle la vida si se entregaba, que le
había hecho el jefe de la Casa Militar y enviado especial de Aramburu,
Francisco Manrique. Susana marchó con su madre a Olivos a suplicar el
perdón del "auténtico demócrata", pensando tal vez que la vieja amistad
entre la familia Aramburu y la familia Valle podía servirles de algo.
Un ayudante les explicó que el general estaba durmiendo y que no podía
ser despertado.
Sepelio
de Aramburu, de anteojos oscuros Isaac Rojas, al fondo Alejandro
Agustín Lanusse
En un certero aunque poco
divulgado texto, escrito en 1972 como "Epílogo" para una nueva edición
de Operación Masacre, Rodolfo Walsh desnudaba la "canonización de Aramburu"
operada por "los doctores, la prensa y los herederos políticos", mediante
"el ditirambo y la elegía" y refutaba además la prédica de los aramburistas
más inteligentes, a quienes no se les escapaban "las causas del odio
popular" y sostenían "que el Aramburu de 1970 no era el de 1956 y que
colocado en las mismas circunstancias no habría fusilado, perseguido
ni proscrito".
Para Walsh ese arrepentimiento, aun de ser cierto y sincero, no cambia
las cosas: "El mal que hizo fueron los hechos y el bien que pensó, un
estremecimiento tardío de la conciencia burguesa". Porque "el gobierno
de Aramburu encarceló a millares de trabajadores, reprimió cada huelga,
arrasó la organización sindical. La tortura se masificó y extendió a
todo el país" en una implacable persecución de clase, "que pocas veces
se ha visto". Medidas a las que bien cabe agregar el decreto 4161 que
prohibía al partido peronista y afines y penaba con la cárcel la simple
mención de los nombre de Perón y Eva Perón.
Persecución política y sindical que Walsh explica correctamente desde
el fundamento económico y social que la torna inevitable: "Su gobierno
modela la segunda década infame. Aparecen los Alsogaray, los Krieger,
los Verrier, que van a anudar prolijamente los lazos de la dependencia
desatados durante el gobierno de Perón". La República comienza "a gestionar
esos préstamos que sólo benefician al prestamista, a adquirir etiquetas
de colores con el nombre de tecnologías, a radicar capitales extranjeros
formados con el ahorro nacional y a acumular esa deuda que hoy grava
el 25 por ciento de nuestras exportaciones". (Cualquier parecido con
la actualidad es pura coincidencia.)
En el artículo de Escribano ("La dimensión moral de un prisionero"),
se dice alegremente que con "el crimen (de Aramburu) se abrió formalmente
un largo período de violencia en Argentina", lo que omite -entre otros
episodios "pacíficos"- el bombardeo de la Plaza de Mayo el 16 de junio
de 1955, donde hubo 200 muertos y 2000 heridos anónimos y olvidados.
En su elegía, Escribano dice sin embargo una verdad: al releer lo que
él mismo había escrito en 1974 en su columna "La semana política", siente
que "nada debe corregir respecto de lo que en el pasado afirmó sobre
instituciones y personas". Sin duda el "liberal" Escribano es un hombre
coherente, a tono con la "tribuna de doctrina": siempre hizo la apología
de las dictaduras militares.
En primer lugar les voy a hacer un pedido, teniendo en cuenta las circunstancias
políticas que estamos viviendo, les voy a pedir la mayor responsabilidad
profesional respecto de lo que nosotros vamos a manifestar para tratar
de reproducirlo con la mayor fidelidad posible. Esto lo planteo en virtud
de la publicación del diario El Mundo de hoy a la tarde, donde evidentemente
hay una actitud claramente provocativa desde una política ultraizquierdista
que pretende separarnos del Movimiento Nacional Justicialista, que toman
una serie de datos parciales o de mentiras para desarrollar esa política
que es coherente con otra serie de hechos que se produjeron en el país.
Nosotros queríamos aclarar en esta conferencia de prensa varios aspectos
relacionados con la reunión de Juventud Peronista que se debía desarrollar
ayer con el General Perón.
En primer lugar los objetivos de la reunión de ayer, que habían sido
aclarados en la conversación previa, que habían mantenido los compañeros
Juan Carlos Dante Gullo y Obeid de JP con el General Perón en la residencia
de Olivos, que eran tratar de garantizar y de lograr en presencia del
General Perón. La unidad y la institucionalización de la rama de Juventud
Peronista.
Asimismo producir un intercambio de opiniones con los demás sectores
de Juventud Peronista que iban a estar presentes en esa reunión y por
supuesto, nuestro especial interés con el General Perón, acerca de varios
aspectos, de varios temas de la realidad social, política y económica
actual que afectan el proceso que estamos viviendo.
Estos elementos, varios de ellos nosotros ya lo hemos expresado en otras
oportunidades que nos preocupan, y que también íbamos a repetirle una
vez más al General Perón, el problema del cerco a que está sometida
la República Argentina. El cerco internacional, que no es casualidad
que a partir del triunfo del Movimiento Nacional Justicialista, del
Frente Justicialista de Liberación y el acceso al gobierno del General
Perón en especial, es claramente una respuesta, una estrategia del imperialismo
norteamericano frente a nuestra situación.
Luego el problema del desavastecimiento que existe en el país, que el
gobierno trata de solucionar y que es consecuencia y expresión del boicot
de esos mismos capitales imperialistas al proceso de reconstrucción
y liberación nacional que conduce el General Perón.
Asimismo la ola de violencia que se ha desatado en el país, tanto con
provocaciones de la ultraizquierda como desde la ultraderecha y grupos
parapoliciales con el objetivo visible de crear una situación de inestabilidad
política y de caos, que deteriore la llegada del General Perón conduciendo
el gobierno.
Nuestra preocupación por la afluencia de los capitales extranjeros a
invertir en nuestro país y garantizar el desarrollo del proceso que
estamos viviendo, que era la inversión de los capitales extranjeros
una de las bases sobre las cuales se pensaba desarrollar este proceso,
y que hasta el momento nosotros observamos que estos capitales no han
venido al país, y por lo tanto nos preocupa el ver como se soluciona
y como se garantiza este proceso, porque esto es una expresión concreta
también del boicot del capitalismo internacional al proceso argentino.
Asimismo nos preocupa en particular y especialmente el problema de la
organización del pueblo, porque sabemos que es la única herramienta
capaz de garantizar el proceso de liberación nacional: en particular
la organización de la clase trabajadora que es la columna vertebral
del Movimiento Nacional Justicialista. Entendemos que en la actualidad
no se están desarrollando todos los esfuerzos que se debieran en ese
proceso de organización del pueblo como única garantía de triunfo de
nuestra liberación.
A nuestro juicio el tema de la unidad de la Juventud Peronista supera
los marcos de la rama de la Juventud del Movimiento Peronista. La manifestación
de los distintos sectores que pueden estar separados de la Rama es una
manifestación menor de problema que tiene el Movimiento. El problema
es la unidad del Movimiento en su totalidad, en todas sus ramas. Existen,
a nuestro juicio, en el Movimiento Peronista, por supuesto además de
lo que es la conducción indiscutible del General Perón, dos fuerzas
reales, organizadas que hoy están enfrentadas. Una de esas fuerzas tiene
asiento en el aparato sindical, más concretamente en lo que viene a
ser la cúpula del vandorismo. La otra fuerza es la juventud organizada
en distintas agrupaciones según sus frentes de militancia y que es la
que ha presentado la posibilidad concreta del trasvasamiento generacional,
largamente añorado en el Movimiento y pregonado por el General Perón
desde hace muchos años. En torno a la cual se han nucleado sectores
del Movimiento de las distintas ramas e incluso sectores del Movimiento
que no están incluidos dentro de las cuatro ramas.
En la actualidad el enfrentamiento fundamental que existe entre estas
dos fuerzas, existe a raíz de que se desencadena una ofensiva por parte
del vandorismo sobre nosotros. Es decir no hemos sido nosotros los provocadores
de este enfrentamiento; este enfrentamiento dentro del seno del Movimiento
Nacional Justicialista objetivamente lo debilita y al debilitarse el
Movimiento evidentemente se debilita el Frente de Liberación Nacional
que viene constituyendo el General Perón. Y este debilitamiento, tanto
del Movimiento como del Frente, es objetivamente un beneficio para el
imperialismo. Esta ofensiva se ha marcado de diversas maneras, tanto
en la agresión personal sobre varios de nosotros –agresión política
e incluso armada-, los bazukasos, las bombas que se lanzan contra las
unidades básicas, y locales sindicales de la Juventud, el boicot deliberado
que se realiza contra varios gobernadores de varias provincias de país
y otras manifestaciones que en conjunto benefician al imperialismo,
pues pretenden destruir al Movimiento Peronista y por lo tanto al Frente.
Para solucionar el problema del Movimiento, y dentro de él, el de la
Juventud Peronista, se hace necesario terminar con este enfrentamiento.
Se hace necesario terminar el enfrentamiento en todo el Movimiento,
en todas las ramas, en todas las áreas de gobierno, y en todo el país.
El modo de terminar con este enfrentamiento es cumplir con las 20 verdades
justicialistas, una de las cuales sostiene que primero está la Patria,
después el Movimiento y después los hombres. Esto significa que todos
los hombres que en distintos puestos ejercen funciones de responsabilidad
en el Movimiento Nacional Justicialista deben subordinarse como individuos
a la necesidad de la unidad del Movimiento, esto sólo se garantizará
con la representatividad y lealtad a los objetivos revolucionarios del
Movimiento. Y esta representatividad sólo se garantizará con la institucionalización
a través del voto. El voto de las bases, tal cual ha dicho el General
Perón, es lo único que va a permitir esta unidad.
En lo que hace a nuestra actitud en la reunión de ayer, hemos tratado
por todos los medios y hasta último momento de garantizar el éxito de
esa reunión. El éxito no consistía en su simple realización, porque
ya se ha desarrollado anteriormente una reunión similar con el General
Perón, en residencia de Gaspar Campos, y posteriormente cuando hubo
que concretar en los hechos lo que se había acordado en esa reunión
no se produjo, porque habían participado una serie de grupos que no
representaban a nadie y por lo tanto no tienen ningún interés en someterse
al voto, porque naturalmente pierden. También habían estado presentes
grupos que son objetivamente provocadores, que se empeñan en la agresión
armada que hablábamos antes y que tiende a dividir al Movimiento.
Por eso para garantizar el éxito de esta reunión sé hacia necesario
que estuvieran presentes los grupos realmente representativos.
El General Perón les indicó a los compañeros Gullo y Obeid que trataran
este problema, a los efectos de garantizar que estuvieran todos los
sectores que representaban algo en la Juventud Peronista, con el secretario
general de la presidencia, doctor Vicente Solano Lima.
Por lo tanto nosotros le hicimos al doctor Vicente Solano Lima una propuesta
que caracterizamos como justa y sensata.
Es justa porque contenía a todos los nucleamientos representativos,
aún con diferentes grados de representatividad, unos mucho menos que
otros, e incluso con diferencias entre sí.
Y era sensata porque incluía a un grupo que como tal no es representativo,
pero que era el Consejo Superior de la rama de Juventud, lo hicimos
para favorecer que saliera de esta reunión una unidad del Movimiento,
evitando fricciones y actitudes que pudieran ser consideradas como rupturistas,
antipáticas o como se las quiera llamar.
Ocurre, como todo el mundo sabe, que los nucleamientos políticos que
carecen de representatividad, no tiene ningún inconveniente en variar
su posición política en media hora. Pero aquellos que tienen representatividad,
aquellos dirigentes que tienen detrás a miles y miles de compañeros,
tienen la obligación moral de expresar el sentimiento de los compañeros,
y luego de rendirles cuenta.
En función de esto, nosotros no podíamos, y así se lo expresamos al
doctor Vicente Solano Lima, de repetir una experiencia frustrante como
había sido la anterior en Gaspar Campos, sino que debíamos garantizar
que estuvieran los grupos representativos, y que no estuvieran todos
aquellos que no fueran representativos, incluso muchos que fueron a
título personal, y por supuesto que no estuvieran aquellos que bombardean
las unidades básicas, los locales sindicales, que volaron los comedores
estudiantiles en La Plata y Resistencia y que permanentemente tirotean
y asesinan compañeros.
Finalmente se trata también de un problema de dignidad y del concepto
de renunciamiento que existe en el Movimiento Justicialista a partir
del ejemplo de la compañera Evita.
Nosotros como todo el mundo sabe venimos desde hace muchos años luchando
pos dos consignas, PERON VUELVE y PERON O MUERTE.
Hemos verificado y comprobado en la práctica, a todo el pueblo, que
estábamos dispuestos a morir y hemos muerto, para que Perón volviera
y asumiera la conducción de la liberación de todos los argentinos.
Esa misma dignidad con que asumimos la lucha, con que asumimos la muerte,
la cárcel, la tortura y la persecución nos obliga a no andar dando vueltas
por despachos de distinto tipo, tratando de obtener algún puesto en
el gobierno o algún puesto en el movimiento.
Tenemos el ejemplo del renunciamiento de la compañera Eva Perón en el
cual nos dijo a todos los peronistas que ella renunciaba a los honores
pero no a los puestos de lucha.
Nosotros renunciamos a todos los honores, a todos los cargos de gobierno,
a todos los cargos en el Movimiento, pero a lo que no renunciamos ni
vamos a renunciar es a la lucha.
¿Cuál es nuestra propuesta para tratar de arreglar este problema del
peronismo que como decíamos compromete la suerte del proceso de liberación?
En primer lugar, creemos que es absolutamente indispensable que todos
rechacemos las provocaciones de la ultraizquierda y de la ultraderecha.
Estas provocaciones, estén coordinadas o no, objetivamente son concurrentes
y lo que pretenden es separar a la Juventud Peronista del Movimiento
Nacional Justicialista.
Son provocaciones de todo tipo y que incluso ahora agregan comunicados
falsos de los distintos nucleamientos de Juventud tendientes a provocar
confusión en el pueblo.
Asimismo, es absolutamente indispensable garantizar la unidad del Movimiento
Nacional Justicialista, esto sólo se va a lograr en base a la lealtad,
que es esencialmente a la clase trabajadora peronista, y la institucionalización
que garantice la representatividad de los dirigentes a través del voto.
A partir de este hecho, de la institucionalización del Movimiento, hay
que abocar todos los esfuerzos a la organización del pueblo en las distintas
ramas del Movimiento Nacional Justicialista.
Porque como el propio General Perón lo ha dicho sin el concurso del
pueblo organizado nadie puede gobernar.
Finalmente a partir de garantizar la unidad y la cohesión del Movimiento
Nacional Justicialista, hay que garantizar la unidad del Frente de Liberación
Nacional, que también hoy desde diversos –incluso algunos del movimiento-
está siendo saboteado, está siendo dividido.
El Frente de Liberación Nacional es la única posibilidad de garantizar
la Reconstrucción y la Liberación Nacional, es decir la disyuntiva que
el General planteó en la campaña electoral de Liberación o Dependencia.
Si nosotros no logramos ésta unidad de la nación contra el imperialismo
permaneceremos en la dependencia.
Finalmente queremos dejar en claro frente a todas las conclusiones que
se pretenden crear, cual es nuestra concepción política.
Nuestra concepción política está expresada en la doctrina justicialista
que Perón en un trabajo que se llama "Actualización doctrinaria para
la toma del poder". Y para sintetizar rápidamente diremos que somos
nacionalistas, que somos populares y que somos revolucionarios, que
entendemos que la clase trabajadora es la columna vertebral del Movimiento
–que es un movimiento de liberación nacional-, que los objetivos finales
de esta doctrina son la construcción de la patria grande latinoamericana
y la construcción dentro de ella del socialismo nacional.
La conversación que Juan Carlos Dante Gullo y Jorge Obeid mantuvieron
el martes 29 fue calificada por los compañeros como: una charla importantísima.
Por primera vez, desde que el General retornó a nuestra patria, conversó
a solas con representantes la auténtica JP.
Los compañeros le expresaron al líder su inquietud por el avance de
los sectores gorilas, por el acecho del imperialismo, que ha cercado
prácticamente nuestro país, y le manifestaron también sus desacuerdos
con las reformas al Código Penal, con la implementación del Pacto Social,
con la designación de Villar y Margaride en puestos clave de la policía.
Se puso el acento además, en la ola de violencia provocada por los sectores
traidores del Movimiento, que quieren acallar a la Juventud Peronista
con bombas y bazukas.
El General desaprobó la actitud de estos grupos derechistas, que junto
con los grupúsculos de ultraizquierda, contribuyen a crear un clima
de caos. Los compañeros le manifestaron al General que el enemigo principal
es el imperialismo yanki, con todo su poder económico y financiero.
El líder volvió a reiterar su concepción sobre la integración de latinoamérica,
como requisito fundamental para combatir al imperialismo yanki.
Gullo y Obeid se refirieron al problema del desavastecimiento, un arma
que la derecha económica está utilizando cada vez con más fuerza. Gullo
dijo que "nuestra posición es crítica, pero las críticas las hacemos
desde el interior del Movimiento". Los compañeros señalaron también
los sucesos de azul, donde un minúsculo grupo intentó copar un regimiento.
Y le señalaron al General que este hecho fue muy bien aprovechado por
los sectores reaccionarios del Movimiento, que a partir de ese momento
acrecentaron su campaña de violencia contra la JP. El General dijo que:
"el ERP forma parte de una conspiración internacional detrás de la cual
está la CIA". Y enseguida agregó que: "la JP está dentro de la Ley,
con todas sus expresiones, la mayor de las cuales es Montoneros". El
General reconoció que la JP agrupada en regionales es la organización
mayoritaria, e instó a los jóvenes a organizarse e institucionalizarse.
Acerca de Julio Yessi, Perón dijo que no había que hacerse problemas,
que su nombre había surgido entre gallos y medianoche.
A propósito de lo ocurrido en Azul, el General señaló que ese hecho
se había gestado durante el transcurso del operativo Dorrego, como consecuencia
de la infiltración que se posibilitó en esa oportunidad. Los compañeros
Gullo y Obeid, le respondieron que esto no era posible porque la estructura
de la JP está controlada.
En el transcurso de la conversación los compañeros le hicieron conocer
a Perón los últimos documentos de la JP, y le informaron acerca de su
organización y funcionamiento. El General recordó la lucha de la juventud
y de Montoneros en épocas de la dictadura, y diferenció claramente a
los Montoneros de los grupos de ultraizquierda.
En determinado momento de la conversación Gullo le dijo a Perón que
"nos quisieron llevar a un falso enfrentamiento entre patria peronista
y patria socialista, pero que nosotros comprendimos que el peronismo
es el socialismo nacional". El General respondió que estaba de acuerdo
con lo que decía Gullo, pero que a los que les gusta el socialismo –podían
irse a los cinco partidos socialista que existen en nuestro país. Al
que le guste el comunismo, que se vaya al partido comunista.
Gullo y Obeid mostraron su preocupación ante el General, por la campaña
de los medios de difusión en contra de la JP. Perón por toda respuesta,
les dijo que no se preocuparan, que él sabía dónde estaban los verdaderos
peronistas.
Han reaparecido el señor Firmenich y el Peronismo Montonero. Firmenich
habló desde Barcelona y la primera existencia pública del Movimiento
Peronista Montonero tuvo lugar en Roma, en abril de 1977. No parece
casual que ambos hechos se hayan producido fuera del país. Son ajenos
al país. La soberbia armada es el título de un libro sobre la guerrilla
montonera del periodista Pablo Giussani. Se equivocó: lo de Firmenich
–dirigente máximo de aquella guerrilla y hoy autopropuesto candidato
a presidente de la Nación– ha sido y sigue siento soberbia política.
La sangre de miles de jóvenes y no tan jóvenes que entraron en la muerte,
movidos por el ideal de una Argentina mejor, no ha desmontado a Firmenich
de esa soberbia. Lo que le pasa a Firmenich no es importante. Lo que
preocupa es lo que les pasa a los jóvenes de hoy: asediados por el desamparo
brutal de un país desquiciado gracias a un gobierno civil tras otro,
creo conocer sus tentaciones y sé que no pocas nacen de esa intemperie,
del fracaso de su deseo, del rechazo rabioso que la injusticia imperante
les impone. Otras generaciones sintieron lo mismo en la década del 60
y hablo desde una experiencia vivida. Fui teniente del llamado ejército
montonero y miembro de ese mascarón de popa que se llamó Consejo Superior
del Movimiento Peronista Montonero.
No se permitió la entrada
a periodistas en la reunión de Parque Patricios donde el sábado 28 pasado
se llevó a cabo la teleconferencia en que unos 60 adeptos conversaron
con Firmenich acerca del documento refundador del peronismo montonero.
Me atengo a la crónica que un periodista intachable, Carlos Eichelbaum,
publicó en Clarín (29-7-01) y me asalta el escándalo ante el párrafo
siguiente: "La reivindicación de la ‘identidad montonera’ –dice Eichelbaum
que dice el documento redactado por Firmenich– plantea problemas, entre
ellos el de la dilución de su significado por las conductas de sus antiguos
dirigentes ‘reciclados’, una obvia alusión crítica a hombres que pasaron
por el menemismo, como Roberto Perdía y Fernando Vaca Narvaja, a actuales
funcionarios como Patricia Bullrich, o devenidos oscuros hombres de
negocios, como Rodolfo Galimberti". Me llega una pregunta: ese "antiguo
dirigente" que es Firmenich –como Perdía, Vaca Narvaja y otros– ¿nada
tuvo que ver con "la dilución de la identidad montonera"? ¿Nada tuvo
que ver con la política suicida y suicidante que él encabezó antes y
después del golpe del 24 de marzo de 1976?
7 de septiembre de 1973 -
Homenaje a Fernando Abal Medina y Gustavo Ramus en el Día
del Combatiente Montonero
Esa conducción esperaba
el golpe con ganas, "tanto peor, tanto mejor", decía Mao. Mejor hubiera
esperado a Godot. La soberbia política de tales dirigentes pensó que
podía disputarle y aun arrebatarle a Perón el liderazgo del movimiento
peronista. Aplicaron los mismos métodos que la burocracia justicialista
y tiraron "sobre la mesa" el cadáver de Rucci "para tener fuerza de
negociación", explicaban. Autoclandestinizaron su aparato militar en
1974 dejando al aire ya sabemos el qué de miles de militantes públicos
y al descubierto de la JP, la UES, la JTP, la JUP, el frente villero,
el de mujeres, que integran ahora la lista de desaparecidos. Esos dirigentes
fraguaron en 1979 y 1980 dos contraofensivas militares desde afuera
contra una dictadura que había ya aniquilado al ERP y a Montoneros.
En 1978 Firmenich y Cía. pactaron con Massera, el carnicero de la ESMA,
un acuerdo preparatorio. Cada socio perseguía un objetivo propio: Massera,
el de trabajar su camino hacia la presidencia del país; Montoneros,
el de "aparecer en los diarios para que no nos olviden", ilustraba Roberto
Cirilo Perdía. Me merece total repudio la barranca abajo ética y política
por la que ha rodado Rodolfo Galimberti, pero estoy orgulloso desde
mí de haber encabezado con él –cualesquiera hayan sido entonces las
intenciones del hoy "oscuro hombre de negocios"– la ruptura de 1978
con ese delirio militarista: salvó la vida a centenares de compañeros
exiliados y más aún se habrían salvado si Oscar Bidegain, ex gobernador
de la provincia de Buenos Aires, Rodolfo Puiggrós y otros miembros del
sedicente Consejo Superior se hubiesen sumado al rompimiento.
La conducción de Firmenich condenó a muerte a quienes tuvimos la lucidez
de no acompañar esa locura. La dictadura militar ya me había condenado
a muerte y me sentí como cuando de chico juntaba en los bares tapitas
de botellas para hacerlas chapitas. Sólo que ahora juntaba sentencias
de muerte.
Me disculpo por esta irrupción demasiado personal y nada periodística,
aunque siempre creí que el periodismo surge del nervio de la vida que
nos hace. Quiero decir que, en la más inocente de las hipótesis, Firmenich
es tan pésimo político hoy como lo fue ayer: no piensa a fondo el país.
Tal vez en su autoexilio barcelonés admire o respete –o no– las extraordinarias
creaciones del genio de Gaudí. Lo seguro es que poco y nada admira o
respeta las creaciones igualmente extraordinarias de los pobres y los
desocupados de Argentina. Su vieja soberbia se lo impide. La soberbia
frecuenta impertérrita los territorios del oportunismo.
No conozco las declaraciones a una radio de Luis D’Elía que provocaron
"la irritación y la amargura", seguramente fundadas, de mi colega –y
más que eso– Miguel Bonasso (Página/12, 1-8-01). Cito entonces las que
formuló en estas páginas (31-7-01). Sobre el anuncio de Firmenich de
que "Montoneros va a participar en los cortes", dijo el dirigente de
esa poderosa forma de resistencia que la sociedad civil construye contra
el neoliberalismo depredador: "Firmenich no tiene nada que ver con el
movimiento piquetero". Es cierto. Agregó: "Debería (Firmenich) saldar
su pasado con el movimiento popular antes de involucrarse en acciones
del presente". Así es. Y cerró D’Elía: "Es llamativo (ese anuncio) y
me suena a maniobra de inteligencia". Ajá
Se llama Lucas, es sobrino nieto de Alejandro Agustín, el presidente
de facto. Hace años investiga los orígenes de los Montoneros, sobre
el que acaba de publicar un libro. Una recorrida por los ’70 y los puntos
comunes entre los fundadores de la organización y una reflexión sobre
su propia ecuación personal.
Por Mario Wainfeld, 2005
Lucas Lanusse, claro, pertenece a la familia Lanusse. Su tío abuelo
Alejandro Agustín (Cano) fue el presidente de facto que, entre otros
sapos, deglutió el de entregar la banda a Héctor Cámpora. Más allá de
un aire de universitario norteamericano, el locuaz joven Lanusse (35
años, dos hijas de 3 años y tres meses) parece lo que uno imagina que
es un Lanusse. Y algunos mandatos cumplió. Por caso, es abogado recibido
en la Universidad Católica. Pero luego, en lo que él traduce como una
peculiar rebeldía, se volcó a la investigación histórica. Y se centró
en los Montoneros, tema que también interesó, de modo distinto, al tío
Cano. De resultas de esa deriva se publica en estos días Montoneros,
el mito de los doce fundadores (editorial Vergara), una investigación
de inusual profundidad sobre los orígenes de esa organización político-militar.
De ese texto, de su génesis, de los ’70 y los ’90, de la relación entre
su apellido con sus fuentes y sus temas, dialogó Lanusse con Página/12.
Empezó, como cuadra, por el principio.
–Hace quince años me dio una obsesión con los temas de los ’70. Tanto
que, de diez libros que leo, siete u ocho son sobre esa época. Devoré
todo lo que llegó a mis manos.
–Nómbreme, por favor, los libros que más leyó o releyó.
–La Voluntad me fascinó. Hice dos rondas por los tres tomos y a cada
rato me doy una vuelta por algún relato. Me encanta la buena escritura.
Y Recuerdos de la muerte, que es la gran obra de la vida de Miguel Bonasso.
–¿Cómo eligió el tramo que investigó?
–De tanto leer, di con una particularidad, que hay muy pocas investigaciones
históricas. Me obsesioné. Pensaba escribir un gran libro sobre la época,
una versión acabada de los ’70, que pusiera fin al debate... tanta era
mi ingenuidad original. Tuve la sensatez de empezar con un posgrado
("Diploma") de la Universidad de San Andrés. Tuve profesores de primera
(Tulio Halperín Donghi, Fernando Devoto, Paula Alonso y otros), lo que
hizo bajar bastante mis aires. A esa altura, con más modestia (menea
la cabeza) fantaseaba poner fin al debate sobre los Montoneros. Pero
no bien me puse a investigar en serio, percibí que pisaba en el vacío,
porque se sabía poco y nada sobre los orígenes. El único libro de tinte
académico que existe, el de Richard Gillespie (Montoneros, Soldados
de Perón), tiene el mérito de ser la piedra fundamental pero su base
empírica es débil. Su interpretación central sobre la relación entre
Perón y los Montoneros (la ingenuidad juvenil de éstos), demasiado esquemática.
Pasa de largo las discusiones internas sobre la condición revolucionaria
(o no) de Perón. Incluso cuenta la ruptura de la Columna Sabino Navarro,
en el ’72, que tiene mucho que ver con eso pero no sabe interpretarla.
No hay por qué ensañarse, Gillespie escribió hace muchísimos años, era
difícil hablar con protagonistas en los ’70, no se conocían documentos
disponibles ahora. Tras algunos vaivenes me dediqué a escribir sobre
los orígenes y el primer año de Montoneros.
–Redujo la ambición temática en pos de mayor profundidad.
–El hecho Aramburu terminó explicando todo, el punto de partida y el
de llegada de Montoneros. Pero había muchos baches. A partir de los
antecedentes de seis o siete personas se quería explicar una organización
que en el ’73 movilizaba 150.000 personas.
–Su libro parte de un relato-emblema que se publicó en la revista La
causa peronista, sobre el asesinato de Aramburu. También lo toma Gillespie.
Esa versión narra que había un núcleo muy chico, doce personas, que
son el origen de la organización. Usted lo discute en su texto.
–Lo llamo "mito de los doce". Es apenas una puerta de entrada, porque
no tiene interés si son doce o quince, sino si caían del cielo o si
eran el emergente de un movimiento social y político bastante extendido,
que de eso se trató.
–¿Cuáles fueron los factores comunes más relevantes de ese movimiento?
¿Los tenía en mente cuando comenzó a estudiarlo?
–Sabía muy, muy poco. La gran ratificación de la tesis es el origen
católico de los montoneros, a la que le agrego datos empíricos. El origen
de varios grupos es la militancia social católica, dentro del campo
de lo que era el proto tercermundismo. Luego, el pasaje a círculos más
politizados, de lo que podríamos llamar cristianismo revolucionario,
cuyo mayor factor aglutinante fue la revista Cristianismo y revolución,
muy de la mano con el golpe del ’66. Después, el pasaje a la organización
político-militar, de tinte más foquista. De este recorrido derivan las
principales concepciones. Simplificando, esta gente tenía alrededor
de 18 años, en general venía de clase media o de clase media alta. Les
mostraban una realidad que debía serle muy abrumadora. Y trataban con
curas muy carismáticos, con un discurso muy armado, que les decían "ustedes
son responsables". El primer paso debe haber sido decirse "esto que
hacemos de traer alimentos (a Tartagal o a algún lugar del norte de
Santa Fe) está bien pero es insuficiente. Tenemos que terminar con el
sistema que genera esta pobreza. Si no, es como una gota en el mar".
"Los privilegiados no renuncian por las buenas, habrá que arrancárselo."
Todo bañado por un espíritu sesentista, cubanista, guevarista, de que
esto era posible. El voluntarismo fue una marca de esa generación. Todos
(provinieran o no de familias peronistas) se van volcando al peronismo.
Esto se desarrolla un tiempo dentro de las entrañas de la Iglesia, el
intercambio con los curas era permanente.
–Su libro combina investigación documental y entrevistas con protagonistas
de la época (Fernando Vaca Narvaja, Perdía, Ignacio Vélez, entre otros).
–Fue un circuito, que empezó con la lectura de la bibliografía. Luego
hacía entrevistas, las chequeaba con los diarios, con las revistas y
los relatos de otros. El circuito se fue redondeando solo. Tuve buena
disposición de los entrevistados, a quienes volvía a ver cuando encontraba
desfasajes. No hubo tantos entrevistados, pero hablé con casi todos
ellos varias veces, muchas horas.
–¿Qué ocurría cuando les decía su apellido?
–No les pasaba inadvertido, como si me llamara Gómez, pero se asumió
con mucha naturalidad. Diría que percibieron casi instantáneamente que
yo buscaba comprender y no una noticia de actualidad o hacer una declaración
grandilocuente.
–¿Tuvo un padrino de tesis?
–María Cristina Tortti, una socióloga de La Plata a la que le debo muchísimo.
–¿Usted se analiza?
–Sí.
–¿Trabajó con su directora de tesis y con su terapeuta la relación entre
ser un Lanusse e investigar estos temas, sobre su ecuación personal?
–(Ríe, calla un rato.) Por supuesto. Un trabajo que insume cientos y
cientos de horas es, sin duda, parte de la búsqueda de la identidad
propia. En ese sentido, Montoneros era un tema muy adecuado. Yo no quiero
caricaturizar, en mi familia hay alguna gente muy abierta, muy formada,
pero a muchos les mostraba mi libro y tenían que buscar una columna
para no desmoronarse. Montoneros era un buen tema para canalizar una
dosis de rebeldía. Y, algo que descubrí mucho más tarde, intuyo algo
así como una identificación con ese pensamiento que dice "qué aberrante
que es el mundo" y tomarlo como algo personal. Esa manera de razonar,
más allá del componente místico (o hasta irracional) que tuvo Montoneros,
tenía un componente racional y, en cierto modo, atendible.
–¿Leyeron la tesis o el libro que estamos comentando sus parientes mayores?
–La tesis nadie, que yo sepa. El libro se lo regalé a mi abuela, la
mujer del hermano de Alejandro Agustín. Yo tenía un prejuicio sobre
su reacción pero parece que le resultó, estemmm, aceptable.
–¿Antes de estudiarlos, había tratado a ex integrantes de Montoneros
o a militantes de la Juventud Peronista?
–Nunca.
–¿Lo sorprendieron en algún sentido?
–Lo primero es que, si los hubiera visto en la calle, jamás hubiera
imaginado que fueron lo que fueron, que tomaron armas y las dispararon,
que vivieron años en la clandestinidad.
–Su libro tiene un nivel de despojamiento valorativo inusual.
–Paradójicamente, fue escrito con pasión infinita. Hay una posición
filosófica que explica mi despojamiento. Me niego a entender la historia
a partir de dilemas éticos, como único factor.
–¿Piensa seguir investigando?
–Ya estoy haciendo el doctorado, y quiero tratar la otra parte, la que
da sentido a lo que ya escribí. Montoneros no es importante por sus
orígenes, sino porque fue lo que fue, lo que fue en el ‘73. La etapa
que estudié es la más romántica, sesentosa, en algún sentido más sencilla
que lo que vino luego. La parte dos será explicar por qué Montoneros
movilizaba lo que movilizaba en el ’73, por qué era reconocido como
conductor por importantes sectores del peronismo, hablo de la Tendencia
revolucionaria. ¿Cómo se construyó ese encuadramiento masivo? No hay
buenos estudios académicos de ese punto, esencial.
–¿Participa o participó en política?
–No. Siempre me tiró... pero soy producto de la década del ’90. Lo que
me apasiona de los ’60 y los ’70 es precisamente la pasión versus el
grado de escepticismo e individualismo enorme que veo hoy, del que participo.
Tengo un grado de información y de inquietudes alto con relación a mi
tiempo, pero mi grado de compromiso práctico es muy bajo. Creo que mi
investigación es un abandono parcial, tímido de mi escepticismo. Trabajar
cinco años en un tema como ése no se hace sólo por interés académico.
El hijo del general Pedro Eugenio Aramburu cuestiona la reivindicación
setentista del Gobierno [de Néstor Kirchner] y llama a la reconciliación
Eugenio Aramburu pone como ejemplo a Michelle Bachelet
Si es verdad que en 1970 el secuestro y asesinato del general Pedro
Eugenio Aramburu marcó el comienzo de la espiral de violencia cuyas
secuelas aún gravitan en el país de manera traumática, el doctor Eugenio
Aramburu, hijo del ex presidente, bien podría ser considerado la segunda
víctima de la década más trágica de la historia.
A los 67 años, cuando ya ha vivido más tiempo sin su padre que con él,
Aramburu reflexiona sobre la digestión del pasado individual y colectivo
a propósito del reverdecimiento de las tensiones originadas en los setenta.
"Mire usted a la presidenta Michelle Bachelet -dice mientras se le toman
las fotos-, cuyo padre fue asesinado durante el gobierno de Pinochet:
ella fue encarcelada, torturada, tuvo que vivir en el exilio y, sin
embargo, su actitud no es de persecución sino de tratar de darle un
sentido positivo a su sufrimiento."
- ¿Cómo apreció usted el acto de plaza San Martín del 24 de mayo?
-Cuando se intenta presentar al terrorismo como algo altamente positivo
se despierta necesariamente la reacción de los que han sufrido y padecido
el terrorismo en carne propia. Los dos extremos, tanto la exaltación
del terrorismo como de la lucha contra el terrorismo y la defensa indiscriminada
de todo lo que se hizo, no producen ningún bien. El Gobierno tiene un
gran margen de responsabilidad en esto. Hay muchos militantes del terrorismo
que están ocupando posiciones importantes y que, seguramente, utilizan
el poder y la fuerza que les da la función pública para presentar su
pasado en una posición maquillada que los hace aparecer mejores de lo
que en realidad fueron.
- ¿Y el acto del Día del Ejército?
-Cuando han pasado 36 años desde 1970, el Presidente le manifiesta al
Ejército, que es el Ejército de él y de todos nosotros, que no le tiene
temor. Me produjo la impresión de que el Presidente estaba encriptado
en los años setenta y que él veía en el Ejército de hoy al Ejército
de Videla. Estaba viendo al Ejército que había reprimido al terrorismo.
Y lo veía desde la óptica de los terroristas que habían sido vencidos
por ese Ejército.
- Alguien podría decir que en un país que ha tenido tantos golpes de
Estado, con tantos presidentes constitucionales derrocados, que el Presidente
diga que no les tiene miedo a los militares también tiene una lógica
histórica.
-Creer hoy que las Fuerzas Armadas pueden protagonizar un golpe de Estado
es creer en los Reyes Magos o en los siete enanitos. El mundo ha cambiado.
Pero, además, esto no se da en forma aislada. Fíjese que el anuncio
de que van a suprimir los liceos militares entra en este contexto que
le estoy señalando. La misma designación de Nilda Garré como ministra
de Defensa, quien estuvo estrechamente vinculada con las organizaciones
terroristas -era la mujer de Abal Medina-, tiene una connotación clara.
- ¿Ud. diría que la reunión en la plaza San Martín fue un acto de contenido
político?
-Todo lo que hacen los seres humanos tiene un claro significado político.
¿Si esto persigue un fin electoral? Resueltamente no. Creo que es una
reacción de la gente que está en la vereda de enfrente de lo que es
el terrorismo. Y es útil recordar una tercera mentira. Los terroristas
trataron de infiltrarse en el peronismo, de disfrazarse de peronistas.
Claramente no lo eran. Y Perón, un hombre muy sagaz, lo advirtió y les
sacó el disfraz cuando advirtió que se le habían metido adentro del
peronismo, los echó y los persiguió, para usar palabras de él, como
a ratas.
- Lo que complica todo, doctor, es que al terrorismo le sucedió el terrorismo
de Estado.
-Por supuesto. El terrorismo de Estado es terrible. De ninguna manera
pretendo convalidar la tortura o el crimen y mucho menos en cabeza de
las Fuerzas Armadas, porque lo primero que tiene que tener un oficial
es un alto sentido del honor. Pero el terrorismo, además de que utiliza
el terror para someter a la gente, envilece a la sociedad porque en
gran medida genera la tentación de combatirlo por los mismos medios,
es terriblemente corrosivo.
- El Gobierno dice ahora que por razones de disciplina militar no puede
permitir que vaya personal uniformado a un acto político sin autorización
de sus superiores y los sanciona.
-Y está bien que los sancione. Pero eso es ir a las consecuencias que
generan los hechos. Tampoco uno puede estar permanentemente calentando
la pava para que se produzcan desbordes de agua por arriba.
- ¿Qué cree que quiere hacer Kirchner con las Fuerzas Armadas?
-Yo no creo que el Presidente sea un ideólogo sino un pragmático. Pragmático
en el sentido de que todos los días toma medidas que cree que le caen
bien a la sociedad argentina. Frente a la realidad distorsionada que
tenemos, donde se sigue batiendo el parche en contra de las instituciones
militares, a lo mejor desde el punto de vista pragmático es redituable
enfrentar a las Fuerzas Armadas.
-Hay que admitir que el Presidente heredó un problema no resuelto, con
el punto final, la obediencia debida, los indultos y las marchas y contramarchas
de la Justicia. ¿Qué piensa que debió haber hecho Kirchner?
-Cuando se sancionaron las leyes de amnistía yo públicamente me opuse,
porque dejaron en libertad a los terroristas que habían matado a mi
padre y a los responsables de episodios reprobables por parte de las
Fuerzas Armadas que combatieron al terrorismo
- Primero estuvo el enjuiciamiento simultáneo ordenado por Alfonsín
a los ex comandantes y a los líderes guerrilleros. ¿Sobre eso qué opinión
tuvo?
-Que hizo lo que correspondía; yo estuve de acuerdo. Estuve en contra
de las amnistías.
- En este punto, entonces, coincide con los organismos de derechos humanos.
-Por supuesto. Pero yo condenaba tanto la liberación de los terroristas
como la de los jefes militares que habían sido encontrados responsables
de estos hechos con razón o sin razón, mientras que los organismos de
derechos humanos lo único que condenan es la liberación de la gente
del bando que está enfrente.
-Pero fíjese que hay matices, también, dentro de los organismos de derechos
humanos. Las Madres de Plaza de Mayo, o Hebe de Bonafini, reivindican
abiertamente la actuación de la guerrilla. Las Abuelas, no.
-Por supuesto que hay gente que ha sufrido la violencia del Estado en
la represión y que tiene una actitud similar a la que puedo tener yo,
en cuanto a darles a los padecimientos un sentido positivo.
- La equiparación del terrorismo con el terrorismo de Estado, algo que
se ha dado en llamar la teoría de los dos demonios, irrita especialmente
al Gobierno, que incluso viene de insertarle un nuevo prólogo al Nunca
Más para despotricar contra ese enfoque. ¿Ud. está de acuerdo con la
teoría de los dos demonios?
-Son dos cosas que no se pueden mensurar. La represión de Estado y el
terrorismo son dos temas heterogéneos. Pretender meterlos en la misma
balanza lleva a un dilema que no tiene solución. Nadie puede pretender
reivindicar el terrorismo y nadie puede pretender reivindicar la tortura,
la muerte o el robo como medio legítimo de represión del terrorismo.
- Una disyuntiva que parece plantearse hacia adelante es cómo harán
los militares para rendir homenaje a los muertos sin que ello se transforme
en actos reivindicativos del terrorismo de Estado.
-Esto responde a la mentira original. Las víctimas del terrorismo no
son privilegio de los militares; toda la sociedad fue atacada. En la
condena al terrorismo y en el recuerdo a los muertos por el terrorismo
no debe verse una reivindicación ni una exaltación del terrorismo de
Estado.
Fuente: La Nación, jueves 4 de junio 2006. Foto: Fabián Marelli