LA OPERACION RETORNO
- El viaje se inició en el aeropuerto de Barajas y fue interrumpido
en Río de Janeiro por pedido del gobierno argentino del Dr. Humberto
Illia. A la 1,45 hora española del día 2 de diciembre de 1964, Perón
partió de España rumbo a la Argentina acompañado por una comitiva que
entre otros integraban: Augusto Vandor, Andrés Framini, Delia Parodi,
Carlos Lascano y Alberto Iturbe. A las 9,45, hora de Brasil, el ex presidente
Juan Domingo Perón volvía a tocar, en Río de Janeiro, tierra americana
luego de nueve años de exilio.
Después de dos horas de espera en el avión, subió a bordo de la máquina
el jefe de protocolo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil,
Joao Lampreia Gracie y comunica a la comitiva que deberá retornar
a España. Lo acompañaba un oficial que hablaba con marcado acento inglés.
"¿A quién se debe la orden?", inquirió Perón, con disgusto. "Al presidente
de Brasil", fue la repuesta, y de inmediato el funcionario pide al viajero
que descienda de la aeronave, para ser trasladado a la zona militar
del aeropuerto. Perón se niega:"Soy pasajero en tránsito y me protege
el derecho internacional. Nadie puede esgrimir el derecho a obligarme
a descender de este avión, que por otra parte es territorio español.
Nueva orden y nueva negativa. Lampreia amenaza con remolcar el avión
y Perón baja. Permanece en Río hasta las 23,57, hora de Brasil, cuando
ágilmente sube las escalerillas y clausura así un nuevo episodio de
la historia del peronismo.
La cancillería brasileña
de inmediato dio a conocer el siguiente comunicado: "En atención a un
pedido argentino y dentro del más alto espíritu de colaboración y amistad
existente entre los dos países, el gobierno brasileño convino en detener
en Río de Janeiro el viaje que el señor Juan Domingo Perón realizaba
en un avión de Iberia". Cooke dijo en enero de 1965: "La presión yanqui
funcionó aceitada y orgánicamente".
Por Pino Solanas y Octavio Getino
Revista Crisis, 1974
A mediados de 1971 Fernando "Pino" Solanas y Octavio Getino realizaron
para el grupo Cine Liberación un largo reportaje a Juan Perón. Se trataba
de una singular experiencia cinematográfica: un trabajo para que las
bases del movimiento justicialista pudieran elaborar y discutir con
su máximo dirigente, una actualización política y doctrinaria para la
toma del poder. La película, de dos horas cuarenta minutos, incluye
fragmentos musicales y fotomontaje en las primeras secuencias. De allí
en adelante, sólo el general Perón explicitando la doctrina y la práctica
del movimiento justicialista. Este material fue exhibido, legal o clandestinamente,
en sindicatos, reuniones de militantes, agrupaciones estudiantiles.
Incluye dos cortes para posibilitar la discusión entre los espectadores.
CRISIS ofrece fragmentos del guión en la convicción de que tanto la
experiencia cinematográfica como la palabra del dirigente justicialista
son de singular importancia. En particular hoy, a casi tres años de
realizado el film. Hoy, en los días siguientes que Perón anunciaba.
CRONOLOGIA
DE LOS RETORNOS Retorno frustrado: 02/12/64
Primer retorno: 17/11/72
Segundo y definitivo retorno: 20/06/73
Parte I
El justicialismo, la unidad y la identificación del enemigo
SOLANAS: Nuestra liberación es inseparable de la Liberación Continental.
¿Debemos coordinar también esta lucha con la de Asia y África? ¿Es esta
lucha del Tercer Mundo la que puede universalizar la liberación del
hombre?
PERÓN: ¡Natural! Es el Tercer Mundo, y hoy nosotros, los que trabajamos
dentro de esta línea, estamos en el Tercer Mundo, y estamos conectados
con la idea de la Liberación del Continente, trabajamos para eso. Y
creemos que la juventud, la gente del futuro, debe aferrarse a esa posición,
porque esa será la posición del futuro.
SOLANAS: Esta concepción, digamos, esta vocación independentista y liberadora,
¿es también continuidad de las viejas vocaciones nacionales, la "Guerra
Patria"?
PERÓN: ¡Y... natural, natural! En nuestro país no es un secreto para
nadie que el imperio inglés se fundó sobre los despojos del imperio
español. Nosotros, colonia española, pasamos a ser colonia inglesa.
Por eso en la Argentina ha habido una línea anglosajona y una línea
hispánica. La línea hispánica ha sido la que siguió con la idea independentista,
la otra es la línea colonial.
Y en nuestro país, la línea
nuestra es la línea de, diremos, de la Primera Junta, que era independentista.
Rosas, que defendió eso: Irigoyen, que fue otro hombre que defendió
también. Y Perón. Todos los demás gobiernos argentinos han pertenecido
a la línea anglosajona y la han servido, de una manera directa e indirecta.
De manera que todo esto tiene una continuidad histórica en el mundo.
Pero tiene también, en cada país, una continuidad histórica, porque
los países están viviendo el reflejo del resto del mundo.
Ya en el año 1949 dije, con motivo del Tratado de Complementación Económica
-que tenía por finalidad constituir una comunidad económica latinoamericana
con fines de integración continental-, que el año 2000 nos encontrará
unidos o dominados. Pero han pasado los años. Y hoy vemos auspiciosamente
surgir revoluciones salvadoras en varios países hermanos del continente:
Cuba, Chile, Perú, son dignos espejos en los que han de mirarse muchos
otros latinoamericanos que luchan por la liberación. Ahora es preciso
que, sin pérdida de tiempo, se unan férreamente para conformar una integración
que nos lleve de una buena vez a constituir la Patria Grande que la
historia está demandando desde hace casi dos siglos. Y por la que debemos
luchar todos los que anhelamos que nuestros actuales países dejen de
ser factorías del imperialismo y tomen de una vez el camino de grandeza
que nos corresponde por derecho propio.
El futuro de un mundo superpoblado y superindustrializado será de los
que dispongan de mayores reservas de comida y de materia prima. Pero
la historia prueba que tales reservas son solución sólo si se las sabe
y se las quiere defender contra el atropello abierto o disimulado de
los imperialistas.
GETINO: ¿Qué es lo que define,
hoy, en la Argentina, a una persona como peronista?
PERÓN: Peronista, para mí, como conductor del Movimiento, es todo aquel
que cumple la ideología y la doctrina peronista. Por otra parte nosotros
esto lo hemos aclarado bien en el Movimiento: hay un decálogo peronista,
donde dice cuáles son las diez condiciones básicas que debe llenar un
hombre para ser, sentir y poderse decir peronista.
En ese sentido, con todo
lo que ha pasado en el país, yo pienso que habrá un sector malintencionado,
pero más que nada ha sido un sector desaprensivo e ignorante. Y el bruto
es siempre peor que el malo, porque el malo suele tener remedio, el
bruto no. He visto malos que se han vuelto buenos, jamás un bruto que
se haya vuelto inteligente. De manera que todo esto que uno va echando
a la balanza, en la apreciación de los hombres, debe servirle para calificar
y para compensar; eso es conducción. Los hombres son útiles en la medida
de su capacidad y su buena intención. El hombre bien intencionado, aun
cuando no sea muy capaz, suele servir.
Es indudable que el hombre no puede ser perfecto, entonces tiene sus
pasiones y tiene sus intereses. Las pasiones y los intereses individuales
son los que desvían y deforman la actuación peronista. Porque no podemos
pedir que en cada peronista haya un santo o un héroe, ésos no salen
todos los días. Es bastante con que sea un hombre, con que sea un hombre
con sentido y con sentimientos peronistas. Es lo más que podemos exigir.
Escenas
del acoso periodístico en la Quinta 17 de Octubre de Madrid
en el periodo entre la elección de Hector Cámpora (11 de
marzo de 1973) y el regreso definitivo de Perón a la Argentina
(20 de junio de 1973). Aparecen el general Perón regresando
de la única entrevista que le otorgó el dictador Franco
en toda su estadía en España (cuyo contenido jamás se difundió),
"Hace una semana que no me bajo del caballo", expresa el
lider en referencia al trajin de esos meses, tambien se
encuentra Isabel Martinez, futura presidente
Un hombre de nuestro Movimiento
podrá tener cualquier defecto, pero el más grave de todos será no ser
un hombre del pueblo.
El Movimiento Peronista es de todos los que lo formamos y dependemos.
Y allí radica el derecho que cada peronista tiene de sentir y de pensar
para el beneficio común, como lo establece un viejo apotegma peronista:
"Que todos sean artífices del destino común, pero ninguno instrumento
de la ambición de nadie". Los hombres que vengan al peronismo deben
hacerlo con la voluntad decidida de poner todos los días algo de su
parte para ennoblecerlo y dignificarlo.
Eso es, en pocas palabras, y en síntesis, el Movimiento Justicialista.
El Movimiento tiene enemigos de afuera y enemigos de adentro: quien
no lucha contra el enemigo ni por la causa del pueblo es un traidor.
Quien lucha contra el enemigo y por la causa del pueblo es un compañero.
Y quien lucha contra un compañero es un enemigo o un traidor.
Dice Mao Tsé-Tung que el que lucha contra un compañero es que se ha
pasado al bando contrario. Esto lo hemos observado todos, no hay peronista
que no haya observado este tipo de disidencia sospechosa, pero más que
nada negativa, para el trabajo de conjunto que demos realizar.
Ahora, hay que tener en cuenta que cuando aparece un hombre de nuestro
Movimiento que lucha contra otro hombre de nuestro Movimiento puede
ser lo que dice Mao, "que se haya pasado al bando contrario". Pero generalmente
defiende un interés, no un ideal, porque el que defiende un ideal no
puede tener controversias con otro que defiende el mismo ideal. Es que
en la política, además de los ideales, juegan los intereses, desgraciadamente.
Y hay horas distintas en la política: en 1955 fue la hora de los enanos;
1971 es la hora de los logreros. Entonces, naturalmente, son esos intereses
los que han venido y siguen jugando. Pero el peronismo debe darse cuenta
de que cualesquiera que sean sus intereses no deben estar sobre el ideal
que todos defendemos y por el cual todos debemos luchar, porque el Justicialismo
creó un apotegma que dice que "para un peronista no puede ni debe haber
nada mejor que otro peronista". Entonces, ¡Cómo es posible que está
en la misma lucha esté luchando contra otro peronista, cuando tiene
un enemigo contra quien naturalmente debe luchar!
SOLANAS: ¿Cómo identificamos al aliado y al enemigo? Usted definió al
compañero y al traidor; ¿Puede definir al aliado?
PERÓN: Bueno, un aliado es el que trabaja por la misma causa que trabajamos
nosotros. También lo dice Mao: "Lo primero que el hombre ha de discernir
cuando conduce es establecer claramente cuáles son sus amigos y cuáles
sus enemigos", y dedicarse después, esto ya no lo dice Mao, lo digo
yo, al amigo; al amigo, todo; al enemigo, ni justicia. Porque en esto
no se puede tener dualidades. Todo el que lucha por la misma causa que
luchamos nosotros es un compañero de lucha, piense como piense. Y sobre
todo, nosotros no tenemos que tener suspicacias en este sentido, porque
ninguno de los grupos que se incorporan al peronismo, con buenas y otras
veces peligrosas intenciones, nos harán peligrar a nosotros. Porque
todavía nadie ha conseguido teñir el océano con un frasco de tinta.
En toda la marcha de nuestro Movimiento hemos demostrado que no ah habido
fuerza política capaz de enfrentarse con nosotros, y en el futuro habrá
menos, porque hoy ya esas cosas se están esclareciendo convenientemente
como para que cada argentino pueda pensar lo que le conviene al país.
Ahora, indudablemente quizá eso no sea lo que le convenga a él. Por
la, diremos, compartimentación de intereses. Pero lo que le interesa
y conviene al país es indudablemente la realización de nuestras ideas,
y no las que acaban de fracasar a través de esta dura, amarga y triste
experiencia de dieciséis años de desorganización, de desgobierno, de
injusticia y de arbitrariedad.
El recuerdo
de Cafiero del retorno de Perón (2007)
Los enemigos de la patria
son los enemigos del pueblo. La Argentina actual es un satélite del
imperialismo yanqui y su gobierno está al servicio de la oligarquía
y de la burguesía. Su pueblo, lógicamente, está tan en contra del imperialismo
como de la oligarquía y de la burguesía. Pero especialmente opuesto
al gobierno que les sirve, y a las fuerzas de ocupación, que lo hacen
posible.
Cuando nosotros decimos que para un peronista no debe haber nada mejor
que otro peronista estamos levantando la bandera de la solidaridad dentro
de nuestras fuerzas: esa conciencia colectiva y esa conciencia social
por la que nosotros luchamos. Lo importante es comprender que todo este
espíritu de solidaridad hay que imponerlo. Hay que ir persuadiendo,
si es preciso de a uno, para que cada uno sepa sacrificar un poco de
lo suyo en bien del conjunto. Predicamos con el ejemplo, que es la mejor
de todas las prédicas.
Nuestra solidaridad no ha sido jamás ni sectaria ni excluyente. Para
nosotros, todos los que luchan contra los enemigos de nuestro país son
nuestros amigos y, en el carácter de tales, les hago llegar mi saludo
emocionado y cariñoso.
Somos solidarios con todos los pueblos del mundo que están luchando
contra los enemigos de la patria grande.
1972. Esta filmación es el
único registro de la marcha que fue a recibir a Perón cuando
volvió en 1972. Se hizo en Super 8 para pasarse en villas
y barrios. Y no se volvió a ver desde 1973 (Fuente Nac&Pop)
PARTE 1
Parte II
Conducción política y guerra integral.
PERÓN: Lo que necesita nuestra
juventud es organizarse. En otras palabras, las masas no valen ni por
el número ni por la capacidad de sus componentes: valen por la clase
dirigente que tienen a su frente. De ahí la importancia de los dirigentes
de conducción y de los dirigentes de encuadramiento, de la ejecución
de la lucha táctica. Pero todo esto necesita una unidad de concepción
y una unidad de acción. La unidad de concepción pertenece al comando
estratégico y la unidad de acción pertenece a todos los comandos de
lucha táctica. Así debe ser, desde un punto de vista ideal, la organización
de las fuerzas. Indudablemente, que de la clase de conductor que se
tenga depende en gran medida el éxito al que debe aspirarse.
Siempre he pensado en este tipo de técnica de la conducción. Yo digo
siempre que si Dios bajara todos los días a la Tierra a resolver el
problema planteado entre los hombres, ya le habríamos perdido el respeto.
Y no habría faltado un tonto que quisiera reemplazarlo a Dios, porque
el hombre es así. Entonces, hay que copiar en eso a la naturaleza, que
es en la naturaleza donde está inspirada esta técnica. Lo demás, bueno,
los demás procedimientos son similares a esto. En política no hay nada
directo, no hay nada violento, no hay nada que llegue a forzar la voluntad
de los hombres, sino a promover esa voluntad, concebirla y lanzarla.
El conductor político es un hombre, que hace por reflejo lo que el pueblo
quiere. El recibe la inspiración del pueblo, él la ejecuta y entonces
pueden tener la absoluta seguridad que lo va a realizar mejor, porque
los pueblos difícilmente se equivocan.
Para conducir un pueblo la primera condición es que uno haya salido
del pueblo, que sienta y piense como el pueblo. Quien se dedica a la
conducción debe ser profundamente humanista. El conductor siempre trabaja
para los demás. Jamás para él. Hay que vivir junto a la masa, sentir
sus reacciones, y entonces recién se podrá unir lo teórico y lo real:
lo ideal a lo empírico.
Bien, la conducción política tiene un sin número de características
que llevan a comprenderla. La política no se aprende, la política se
comprende, y solamente comprendiéndola es como es posible realizarla
racionalmente. Decía el Mariscal se Sajonia que él tenía una mula que
lo había acompañado en más de diez campañas, pero decía también:"La
pobre mula no sabe todavía nada de estrategia". Lo peor es que él pensaba
que muchos generales que también lo habían acompañado sabían lo mismo
que la mula. En la política pasa más o menos lo mismo: hay hombres que
toda su vida han hecho la política, pero nunca la han comprendido. Y
otros que , sin han haberla hecho, la han comprendido. El éxito será
siempre para este que la haya comprendido, no para el otro que pretendió
aprenderla. Porque la política es una sucesión de hechos concretos,
en cada uno de los cuales las circunstancias varían diametralmente.
Hay cosas que son semejantes y que pueden dar inspiración: pero igual
no hay nada.
El deber de vencer es indispensable en la conducción; aquel conductor
que no sienta el deber de vencer, difícilmente va a vencer en cualquier
acción. El que quiere conducir con éxito tiene que exponerse. El que
quiere éxitos mediocres que no se exponga nunca; y si no quiere cometer
ningún error, lo mejor es que nunca haga nada.
SOLANAS: ¿Cuál es la misión de la conducción estratégica y cuál la de
la conducción táctica y cómo se articulan, General?
1972. Esta filmación es el único registro
de la marcha que fue a recibir a Perón cuando volvió en
1972. Se hizo en Super 8 para pasarse en villas y barrios.
Y no se volvió a ver desde 1973 (Fuente Nac&Pop) PARTE
2
PERÓN: Lo estratégico toma
el conjunto de las operaciones. Yo, en este momento, soy el conductor
estratégico; tengo cuatro misiones: mantener la unidad del Movimiento;
mantener la unidad de doctrina; encargarme de las relaciones internacionales
y revisar las grandes decisiones tácticas que puedan tener influencia
en la situación de conjunto. El comando estratégico maneja el conjunto,
sin detallar. La conducción táctica maneja la lucha en el teatro de
operaciones. Por eso yo puedo ser el conductor estratégico a quince
mil kilómetros, no podría ser el conductor táctico. El conductor táctico
es el Consejo Superior que está allá, dirigiendo el conjunto de operaciones
de la lucha en el propio terreno de operaciones y él debe estar conectado
con todas las fuerzas que accionan en cualquiera de las formas que esta
acción táctica se realiza. Táctica es la lucha directa, estrategia la
conducción de conjunto.
GETINO: La lucha electoral, ¿es táctica o estrategia?
PERÓN: La lucha electoral es táctica. Ahora la orientación de eso la
da la estrategia. No se puede decir cuándo termina la estrategia y cuándo
termina la táctica, están ensambladas una con otra.
Es indudable que la articulación, tanto del dispositivo estratégico
como del dispositivo táctico para la lucha, trae, en algunos sectores,
un cierto grado de confusión, porque no todos pueden comprender ni conocer
lo que se está realizando a su lado, lo que indica que cuando uno está
en una lucha de esa naturaleza y está conduciendo una lucha de conjunto,
cada uno debe mirar al frente, no mirar al costado; el compañero está
también en una tarea y en una acción. ¿Cuáles son las fuerzas que en
este momento, por ejemplo, están en acción? Hay fuerzas sociales, fuerzas
económicas y fuerzas políticas, cada una de ellas tiene una misión,
están coordinadas y están conducidas. Eso es lo que da el dispositivo.
El dispositivo aquí no es esquemático, los dispositivos políticos son
de acuerdo a las circunstancias como surgen las articulaciones.
La sabiduría está en poderlas encaminar coordinadamente hacia un objetivo
y una acción común. Es lo que se está haciendo actualmente en la conducción
de nuestro Movimiento. En este momento, dentro del panorama nacional
y frente a la dictadura, hay tres acciones: una es la guerra revolucionaria,
otra es una insurrección que parece proliferar en el ejército, con los
generales y todas esas cosas, y otra es la línea pacífica de la normalización
institucional. Son las tres acciones que se están realizando.
Quizás el camino mejor fuera la normalización institucional. ¿Por qué?
Y, es la que se puede alcanzar en menor tiempo. Ahora, tiene un inconveniente:
la mala intención. E indudablemente se pretende hacer una trampa como
nos han venido haciendo en los dieciséis años de guerra que llevamos,
porque piensen que estos son dieciséis años de guerra de los cuales
hemos ganado nosotros cinco o seis batallas, la última ganada es posiblemente
la decisiva. Este enemigo se siente vencido y comienza a retirarse.
Nosotros, ¿qué tenemos que hacer frente a un enemigo que se retira?
¡Perseguirlo! No dejarle levantar cabeza. Es lo que hacemos en esta
conducción. Pero
siempre que un enemigo se siente vencido busca la negociación, busca
la mesa de negociaciones. En la negociación cada uno quiere sacar ventaja,
y algunos, como nos pasa a nosotros allá en nuestra guerra, quieren
hacer trampa. Pero para que se pueda hacer trampa en una mesa negociadora
tiene que haber un tramposo, pero tiene que haber un tonto que le haga
el juego, ¿no?... El secreto está en que ese tonto no exista. Nosotros
tenemos una larga experiencia que ha venido pasando en el país durante
dieciséis años. Cada vez que han hecho una acción nos han querido meter
la mula, digan que nosotros no los hemos dejado y seguimos en la lucha.
Bueno, pero ahora esto puede ser un intento más, porque ya tenemos esa
experiencia. Los hombres que están negociando ahora del otro lado -enfrente
nuestro- son los mismos que antes nos hicieron trampa. Le hicieron trampa
al Pueblo, no a nosotros, con los gobiernos pseudoconstitucionales y
las dictaduras que los sucedieron. Pero, ¿qué es lo que ocurrió? El
país estaba en una economía de abundancia, ellos llegaron y lo condujeron
a una economía de miseria. Ahora, nosotros, si llegamos, tenemos que
volver a una economía de abundancia, y eso es lo que pondrá en evidencia
las consecuencias de esta lucha.
Hay sectores activistas que hacen la guerra revolucionaria: ésos están
luchando a su manera. Pero todos están luchando por un mismo objetivo.
Ahora, eso en el orden político; en el orden económico, ¡también!; existen,
con el orden económico, enfrentadas, dos grandes fuerzas: una la Confederación
General Económica que está con la causa nuestra. Frente a eso está la
Unión Industrial Argentina, que no es ni unión, ni es industrial, ni
es argentina. Porque entre ellos andan a las patadas, no solamente no
son industriales, sino que hay de todo allá adentro... y además, no
es argentina, porque son todos los gerentes de las compañías extranjeras
que han tomado a nuestro país. Entonces, esas fuerzas también juegan.
Por otro lado está la Confederación General del Trabajo, que es la fuerza
social, que es la fuerza de toda la organización sindical, ellos también
están haciendo su lucha en su faja. Ahora, por ejemplo, allí, dentro
de eso hay algunos que defeccionan; bueno..., donde hay muchos dirigentes
algunos defeccionan... Hay otros, en cambio, que son firmes: la lucha
que se está librando dentro del organismo es la misma lucha que libramos
nosotros en todos los terrenos, no es que allí haya una cosa diferente,
¡no!, es lo mismo.
Los peronistas han de hacerse a la idea de que son ellos y solamente
ellos los que han de poner el esfuerzo y, si es preciso, el sacrificio.
La peor de todas las actitudes es permanecer inactivo cuando el destino
del país está en juego.
Parte III
Transvasamiento, organización y socialismo nacional.
PROYECTOS
DE LA RESISTENCIA PERONISTA TRAS EL APLASTAMIENTO DEL LEVANTAMIENTO
DE VALLE DE 1956
"Operación Elefante", el plan de Perón para regresar en
1957
Suponía crear una "zona liberada" en Jujuy para iniciar
una sublevación.
Daniel Santoro
dasantoro@clarin.com
La resistencia peronista (1956—1973) diseñó en secreto un
plan para invadir la Argentina desde Chile y Bolivia y crear
una "zona liberada" en Jujuy y Salta. Era para que Perón,
en plena Revolución Libertadora, retornara al país y encabezara
una sublevación, según una serie de cartas inéditas del
ex presidente y testimonios de militantes. Se llamaba "Operación
Elefante".
El frustrado plan fue redactado en 1957 por miembros del
Comando Peronista de Chile que presidía John William Cooke,
designado por Perón como máxima autoridad del peronismo,
e incluía la declaración de una huelga revolucionaria.
40 cartas inéditas de Perón y otros datos sobre la "Operación
Elefante" y la resistencia peronista están incluidos en
el libro "Llegó carta de Perón" del periodista Florencio
Monzón. De los preparativos del plan participaron el capitán
Aparicio Suárez y Julio Troxler, una de las víctimas de
la Triple A.
Como antecedente de la "Operación Elefante", Perón envió
al Comando Chile el 10 de abril de 1956 desde su exilio
en Panamá una carta en la cual ordenaba la "resistencia
pasiva" contra la Revolución Libertadora que lo había derrocado
en 1955.
Al precisar que significaba ese concepto, Perón escribió:
"Resistencia pasiva (sabotaje y acciones pasivas) para desgastar
moral y materialmente a la dictadura y descomponer sus fuerzas,
preparando así su derrumbe ulterior".
"Organización de nuestras fuerzas para accionar con unidad
de concepción y acción en el momento y lugares oportunos".
"Preparación de la acción decisiva mediante la paralización
total del país y el levantamiento civil y militar".
Esta carta antecede al levantamiento del general Valle de
1956, pero demuestra el tono insurreccional que iba tomando
el discurso del líder.Otro de los miembros de la resistencia
peronista y ahora dirigente kirchnerista Roberto Digón confirmó
a este diario (2007) que en esa época se elaboraron varios
proyectos de insurrección.
Digón participó de una reunión secreta donde "Valle anunció
que la contrarrevolución de 1956, prevista originalmente
para julio, se tenía que adelantar para el 9 de junio ".
Era porque había volado por error una bomba en una quinta
de Moreno y "la policía se enteró del plan", recordó.
Aplastado Valle, al año siguiente, se iba a ejecutar la
"Operación Elefante". El periodista y militante peronista
Enrique Oliva, quien en esa época integraba el Comando España,
dijo a Clarín que "oí hablar de un plan que era secreto
pero yo no participé".
La "Operación Elefante" tenía también una faceta internacional:
el apoyo de los mineros de la Central Obrera Boliviana (COB)
y del Movimiento Nacionalista Revolucionaria de Bolivia.
Debía haber comenzado a fines de 1957 antes de las elecciones
de febrero de 1958 en las que el PJ estaba proscripto. Según
Monzón, las tratativas del pacto entre Perón y Frondizi
fue lo que finalmente lo abortó.
Desde la calle 38 departamento 2-52 de Bella Vista, Panamá,
Perón confesó en otra carta: "me paso el día en la máquina
y no doy más. Tengo ya en pleno funcionamiento a los comandos
de Chile, Brasil, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Venezuela,
México, Cuba, amén de Italia, Alemania, España, Líbano y
Siria. Es una tarea superior a mis posibilidades y esto
no se lo quiero confiar a nadie".
PERÓN: Hemos hablado de la necesidad de un transvasamiento generacional.
Ello emerge de la necesidad insoslayable de mantener el estado juvenil
del Movimiento. Se trabaja normal mente para el futuro, y ese futuro
por fatalismo histórico y biológico, diremos así, corresponde a las
generaciones jóvenes. Un movimiento que sea, o que represente, una revolución
trascendente, difícilmente puede ser realizado por una generación, sino
por varias de ellas. La historia es bien clara en esto: la Revolución
Francesa tuvo casi treinta años de preparación a través de los enciclopedistas.
Bien, ya treinta años es una generación; la Revolución Rusa tuvo como
sesenta; el pobre Lenin fue el que preparó todo eso y no pudo alcanzar
sino una pequeña parte de la revolución y quedó marginado. ¿Por qué?
Y, porque la generación que lo sucedió lo reemplazó. Es indudable que
esto da un derecho a la juventud, es el derecho de intervenir en el
quehacer actual, preparando el cambio generacional. Si no, los movimientos
envejecen y mueren; lo que se trata es precisamente; de hacer ese cambio
generacional a fin de que se remoce el movimiento, se perfeccione y
se adapte a las nuevas etapas. Las revoluciones cumplen normalmente
cuatro etapas: la primera que es la doctrinaria -son los enciclopedistas
de los franceses y es Lenin en Rusia, en la Revolución Rusa; la segunda
etapa es normalmente la toma del poder, o el Golpe de Estado, -es Napoleón
del 18 de Brumario y es Trozky con los Mil en Moscú-; la tercera etapa
es, diremos, la etapa que da verdaderamente la ideología, que inculca
eso, esa ideología -es Napoleón en el Imperio, y es Stalin en la Revolución
Rusa. O sea la Etapa Dogmática, donde se mete el dogma; se mete en la
forma que hay que meterlo, el dogma no se puede meter digamos ... solamente
con lindas palabras, sino también es con otra acción que hay que meterlo,
y la cuarta, definitiva, es la institucionalización de la Revolución,
y es la primera República Francesa después de la Revolución, y es Kruschev
que anula el culto a la personalidad a fin de reemplazarlo por la institucionalización.
Claro, cada una de estas etapas lleva un largo, largo recorrido en la
Historia. Y los mismos hombres difícilmente llegan. Entonces esa preparación
-diremos así- para las nuevas generaciones, es lo que hemos llamado
nosotros el transvasamiento. Es decir, que es necesario ir preparando
los dirigentes, porque las masas evolucionan solas ... y cuando están
imbuidas de una ideología y puestas en marcha por una doctrina, las
masas continúan, pero los dirigentes son los que deben ir evolucionando
en sí y preparándose para las nuevas circunstancias. Normalmente las
ideologías no cambian, sino en largos períodos de la historia. Ha habido
ideología para la Edad Media, ha habido para la etapa capitalista, hay
ahora una para la etapa socialista, en fin, pero duran siglos las ideologías.
En cambio las doctrinas -que son la forma de ejecución de esa ideología-,
esas varían con las circunstancias de la aplicación. A medida que se
va aplicando esa ideología, la circunstancias, el tiempo, el espacio,
en fin ... cambian. A ese cambio es al que nosotros debemos ir acostumbrando
a las nuevas generaciones. Esos dirigentes que se forman para las nuevas
generaciones deben ir bien en claro, a través de una preparación humana
acabada, que permita dar continuidad; es decir ... que una generación
pueda entregar sus banderas a la que le sigue, para que ella las haga
triunfar, aplicándolas de acuerdo con las circunstancias y el lugar
en que eso ha de realizarse. Nuestras banderas de Justicia Social, Independencia
Económica y Soberanía Política son inamovibles: por lo menos por un
largo período de nuestra historia serán inamovibles.
Naturalmente que el capitalismo con su ... diremos, su fuerza, que es
el liberalismo, está luchando por no ceder, como los señores feudales
lucharon con la Revolución Francesa; también para no ceder. Pero indudablemente
los acontecimientos históricos del mundo nos están llevando a esa evolución
que ya es insoslayable y que en las tres cuartas partes del mundo ya
las han aceptado.
Ese es el transvasamiento generacional del que nosotros hablamos. Yo
siempre les digo que le metan nomás. Porque peor que nosotros los viejos
no lo van a hacer. Vea el mundo que les dejamos: por macanas que hagan,
peor de lo que nosotros hemos hecho, no lo van hacer.
SOLANAS: General, hoy el
justicialismo explicita que su objetivo de gobierno es realizar el socialismo
nacional. Como la palabra socialista ha sido usada también para denominar
proyectos antirrevolucionarios o reformistas, o social-demócratas como
los europeos, e incluso social-imperialista, ¿qué sería para nosotros
el justicialismo?
PERÓN: Bien, efectivamente, la determinación del término socialista,
hoy en el mundo es muy difícil, porque toma una enorme gama de extensión,
que va desde, diremos, un movimiento internacional dogmático hasta uno
abiertamente democrático. Dentro de eso hay miles de gradaciones y uno
puede observar en los cinco continentes los distintos sistemas, todos
basados en un socialismo.
Ahora, existen las monarquías con gobiernos socialista, existen los
movimientos marxistas, también socialistas pero del otro extremo. Entre
la extrema izquierda y la extrema derecha se escalonan todos los socialismos
habidos y por haber. Nuestro Movimiento en ese sentido es mucho más
simple, es indudablemente de base socialista. ¿Por qué? Porque pivotea
sobre la justicia social, que es la base de toda nuestra promoción revolucionaria.
El socialismo nuestro puede caracterizarse así: en estos dos siglos,
como ya he dicho anteriormente, se ha producido un avance extraordinario
que supera a los diez siglos precedentes. Esto ha estado en la máquina,
la empresa, la ciencia, la técnica y el hombre.
SOLANAS: El capitalismo.
Mensaje de Perón al Movimiento Peronista
en vinilo (Revista Ahora, 33 RPM). Junio 1964.
PERÓN: Es el capitalismo,
nacido en la Revolución Francesa, que en estos dos siglos, desde la
Revolución Francesa hasta ahora, ha hecho un sistema que, no podemos
negar, ha hecho avanzar el mundo de una manera extraordinaria. Especialmente
en el aspecto científico y técnico. Pero los pueblos con esos medios
técnicos se han esclarecido por la facilidad de la dispersión de las
noticias, del conocimiento, y esos pueblos se dan cuenta de que se ha
avanzado estos dos siglos extraordinariamente, pero a costa de un tremendo
sacrificio de los pueblos. Entonces los pueblos piensan hoy, ese mismo
avance podrá ser más lento quizá, pero se puede hacer sin necesidad
de sacrificar a los pueblos. El justicialismo lo que anhela es eso,
seguir luchando por un progreso, quizá no tan rápido como ha sido el
de estos dos siglos, pero sí más justo.
Nosotros queremos que ese sacrificio desaparezca, y que se realice el
mismo trabajo sin sacrificio, sólo con esfuerzo. Eso es el justicialismo.
Ahora que es socialista, natural que es socialista, porque busca esas
formas de convivencia con gran acento en el aspecto social. Es decir,
que el hombre sea de la comunidad, pero la comunidad también sea del
hombre. Es decir, para nosotros el gobierno justicialista es aquel que
sirve al pueblo, que no sirve otro interés que el del pueblo, y hace
l o que el pueblo quiere. Y dentro de esas formas, él va luchando por
la grandeza de la comunidad en que vive. Congeniar lo individual con
lo colectivo, ése es el proceso revolucionario nuestro, y el hacerlo
es una de las formas de socialismo.
SOLANAS: ¿Y, al mismo tiempo esto sería el proyecto socialista del justicialismo,
un socialismo argentino para los argentinos, autónomo, General?
PERÓN: Natural, porque cada comunidad tiene su propia idiosincrasia
y sus propios valores intrínsecos que es necesario respetar. No son
iguales dos comunidades, son las características distintas en las que
influye hasta la situación geográfica absoluta, la situación geográfica
relativa, la raza, en fin ... un sinnúmero de circunstancias que gravitan
sobre la formación de esa comunidad.
En consecuencia lo que queremos es una cosa para argentinos realizada
por los argentinos. Y si en eso es necesario sacrificar algunas cosas,
será necesario sacrificar otras. Ese es el proceso de pesos y contrapesos
que no toda comunidad establece, el verdadero equilibrio de realizaciones.
Eso es lo que nosotros aspiramos a hacer con el justicialismo.
El hombre podrá independizarse, solamente, en una comunidad organizada.
Donde cada uno haga lo suyo, realizándose dentro de la comunidad que
también se realiza. Ya que es muy difícil que un hombre pueda realizarse
en una comunidad que no se realiza. La comunidad organizada tiende hacia
ese fin, y por eso nosotros a nuestro proceso ideológico anunciado,
lo hemos llamado la COMUNIDAD ORGANIZADA. Porque es la comunidad organizada,
precisamente, aquella donde el hombre puede realizarse mientras se realizan
todos los hombres de esa comunidad en conjunto.
El regreso de Perón en la memoria de Eduardo "Carlón"
Pereira Rossi, miembro de la conducción nacional del Movimiento Peronista
Montonero, en un reportaje que se le realizara en agosto de 1982.
[Eduardo Pereira Rossi y Osvaldo Cambiasso fueron secuestrados
el 14 de mayo de 1983 en el bar Magnum de Rosario. Tres días después
se anunció que habían muerto en "un enfrentamiento armado" en Zárate
con una comisión del Comando Radioeléctrico de la Unidad regional Tigre
al mando del oficial inspector Luis Abelardo Patti. Las pericias constataron
que Osvaldo Cambiasso había muerto tras recibir un balazo en la nuca
a menos de un metro de distancia y que Eduardo Pereyra Rossi había
sido torturado con picana.]
Entrevista a Eduardo "Carlón" Pereira Rossi
...Y el día anterior nos habíamos preparado, ahí en el barrio, (Merlo,
provincia. de Buenos Aires), un grupo se iba a quedar en el barrio y
otro grupo iba a participar de la movilización hacia Ezeiza, porque
todavía no sabíamos muy bien cómo se podía dar eso, y preferimos dividir
la fuerza y que en caso de represión no cayéramos todos presos y quedara
por lo menos gente afuera para poder seguir.
Ese día fue muy lluvioso, nadie durmió esa noche, y
a eso de las cuatro de la mañana paramos unos micros urbanos que comenzaban
a circular y arreglamos con los choferes para que nos acerquen lo más
que pudieran a Ezeiza, pues estaba todo acordonado por las fuerzas militares.
Llegamos a la madrugada a la autopista y al arrimarnos
para iniciar el camino hacia el aeropuerto, comenzaron los enfrentamientos
con los militares; con lo cual a la media hora de estar intentando pasar,
el núcleo con el cual habíamos partido estaba totalmente disperso en
los bosques de Ezeiza, cada uno por su lado.
La consigna era llegar al aeropuerto, verlo a Perón. Posteriormente
nos encontramos con otros compañeros de otras zonas en proximidades
de Ciudad Evita, donde se juntaron cerca de 10.000 o 15.000 compañeros
aproximadamente, que estaban en las mismas condiciones que nosotros;
y que venían de hacer varios intentos de romper el cordón militar.
En ese momento decidimos formar una columna bien organizada,
fortalecimos los flancos de la columna y la cabeza, para tratar de pasar.
17 de noviembre de 1972
Nos encolumnamos y comenzaron a dispararnos, a tirarnos gases lacrimógenos,
tiros al aire y la columna se mantuvo bien formada hasta un punto en
que se hizo imposible conservar la disciplina de la gente, y el grueso
de la columna comenzó a correr hacia el único lugar donde no había militares.
Siempre avanzando, pero tratando de buscar el punto mas débil de la
concentración militar.
Eso era todo lo que se pensaba cuando se comenzó a correr hacia uno
de los flancos, pero en realidad al pasar un montecito había una hilera,
-y me pareció infinita en aquella oportunidad -, de soldados con bayoneta
calada, que impedían el paso.
Ahí hay una imagen que siempre guardo, que es que mientras íbamos corriendo,
-además, era un espectáculo impresionante por la cantidad de gente que
lo hacia-, un compañero, -desconocido para mi-, que se había subido
a una especie de lomita que había sobre el terreno y en medio de la
niebla que provocaba la lluvia y los gases lacrimógenos agitaba una
bandera argentina.
Era una imagen de guerra verdaderamente.
Cuando llegamos donde estaban los soldados, nos tuvimos que frenar porque
nos pinchábamos con las bayonetas, y además nos amenazaban con disparar.
Entonces, los que llegamos primero a la línea, tratamos de frenar a
los que venían detrás nuestro, que no sabían lo que pasaba porque no
podían ver el despliegue militar.
En esas circunstancias se produjo una situación muy tensa entre esa
primera línea de la movilización y los militares que estaban en perfecto
orden, con las bayonetas caladas a la altura de la cintura.
En ese momento de tensión se produce una situación muy particular: Uno
de los compañeros, -muchacho joven-, da un paso al frente,-o sea, nos
separaba un metro y medio de los milicos-. Da un paso al frente, se
abre la camisa que llevaba toda mojada e increpando a los soldados que
tenia al frente les dice: ¡¡¡Tiren!!!, Hijos de puta, ¡¡¡Tiren!!!, y
yo observo desde esa posición que tenía como otros muchachos al ver
el ejemplo de ese compañero, también dan un paso al frente, se abren
la camisa increpan a los soldados y les dicen: ¡¡¡Tiren, Tiren!!! ¡¡¡Tiren,
Tiren!!!
El momento histórico
del regreso
Frente a esa situación todos creíamos que en ese momento
se iba a producir una verdadera masacre.
Pero a pesar de eso... los soldados, que eran muchachos como nosotros,
-y alguno tal vez peronista-, comienzan a sentirse conmocionados por
esa actitud y esa firmeza.
Nunca he visto algo semejante, porque como si hubieran recibido una
orden comienzan a llorar, a emocionarse frente a esa situación, comienzan
a bajar la vista y los fusiles, -con los que nos estaban apuntando-,
poco a poco, hasta que llega un momento que esas bayonetas que nos estaban
amenazando, ya no nos amenazan más.
Los fusiles están bajos y el oficial que estaba a cargo
o lo oficiales a cargo gritan a los soldados: ¡¡Levanten los fusiles
o los mato a todos!!. Es impotente para volver las cosas donde estaban
antes. Cuando mis compañeros y toda la gente que estaba ahí se da cuenta
de la situación, bueno, se escucha un alarido de triunfo, ¡¡Viva Perón
Carajo!! que se repite y se repite... y los pasamos por encima....
Después seguimos una larga travesía, en donde nos tiraban con lo que
tenían a mano, y poco a poco nos iban desviando del rumbo original,
fue así que cruzamos el Rió Matanza. Ví cruzar ese rió a ancianas de
70 años que salían descalzas del rí y seguían inquebrantables con el
objetivo de recibir y apoyar a Perón. Cosas cómicas, como un compañero
que cruzando el río con el agua hasta los hombros llevaba abierto el
paraguas para no mojarse.
Y así fue que estuvimos caminando por el medio del bosque sin saber
dónde quedaba el aeropuerto. Y terminamos desembocando en un barrio
de la aeronáutica, que queda en la parte de atrás del aeropuerto, a
ese barrio llegamos 12 compañeros, todos empapados, llenos d barro y
con un hambre que nos moríamos. Pero cuando llegamos allí ya había sido
el arribo del avión en el que llegaba Perón.... y bueno como ese era
un barrio de la aeronáutica nos detectaron inmediatamente, no teníamos
donde escondernos, llego un camión militar y un jeep y nos metieron
presos hasta el otro día.
No nos pasó nada, en ese momento los militares muy bien no estaban a
esa altura en condiciones de hacer demasiadas cosas con nosotros. Fue
un día inolvidable, memorable, por la forma en que el pueblo peleo,
intentó llegar a Ezeiza a recibir a su líder, el general Perón, pero
esa escena que no hay que olvidarse, que no olvido. Esas viejitas que
iban caminando descalzas por medio del bosque, fue algo impresionante,
me marcó como militante.
Desde Madrid, el enviado especial de Primera Plana, Pedro Olgo Ochoa,
despachó este reportaje exclusivo a Juan Domingo Perón, realizado en
Puerta de Hierro el 25 de mayo pasado. En una hora y media de conversación,
el conductor justicialista abordó temas de candente interés nacional:
Frente Cívico de Liberación Nacional, elecciones, torturas, reforma
constitucional, su candidatura a la Presidencia de la Nación. Del "tete
a tete" se desprenden las claves para interpretar la conducta del Jefe
del Movimiento Peronista en la actual encrucijada política argentina.
- ¿Cuáles son los alcances
que tiene el Frente Cívico de Liberación Nacional y los resultados que
de él se esperan?
Vuelo de regreso
a Buenos Aires, 1973
-
Los resultados que se intentan obtener con el Frente Cívico de Liberación
están en su propio nombre: LA LIBERACION DEL PAIS. Es decir la normalización
institucional a través de elecciones libres y puras, si las hay, o por
otros medios, si estas elecciones no se realizan en la forma que han
prometido las Fuerzas Armadas. Obtenido este primer objetivo considero
que, en vista de la difícil situación que se le ha creado al país, normalizada
la situación institucional, quedará por realizar la reconstrucción del
mismo, que al finalizar la gestión de los gobiernos que empezaron en
1955 quedara en la más difícil situación en todos los aspectos. Para
encarar esa reconstrucción será preciso que todos los argentinos, sin
distinción de banderías ni partidos, se pongan a la tarea de realizarla.
En tan aciaga situación no nos podremos dar el lujo de hacer política,
ni practicar oposiciones políticas inoperantes. El Frente Cívico de
Liberación no tiene finalidad electoral alguna, en el sentido que comúnmente
se le da a este vocablo. A nosotros, los justicialistas, electoralmente
nos alcanza suficientemente con el Justicialismo. En lo que se refiere
a la acción revolucionaria, todo depende de la acepción que también
se le da a este término. Muchos confunden revolución con golpe de Estado.
La revolución se hace desde el poder y es indudable que los fines de
la acción popular están dirigidos a esa revolución, que, impuesta por
la evolución actual del mundo, es ya insoslayable para todos los pueblos.
Tampoco nosotros podemos escapar a ello.
- Hay quienes afirman que todavía no se ven los resultados de las mesas
de trabajo del FCLN. ¿Qué dice usted a ese juicio pesimista?
- Es natural que la experiencia de las mesas de trabajo no exista aún,
desde que recién se comienza con su actividad. Esperemos lo indispensable
para juzgarlas cuando empiecen a funcionar como está previsto.
- ¿Por qué enfatiza usted tanto sobre la necesidad del trasvasamiento
generacional a través de sus mensajes escritos o grabados? ¿Están incluidas
las jóvenes promociones de oficiales y jefes militares en ese trasvasamiento?
- Es indudable que el mundo
vive en estos tiempos un período de evolución profunda y acelerada.
Es la consecuencia que arroja la terminación de un sistema y el nacimiento
de otro. Muere el sistema demoliberal capitalista y nacen sistemas de
base social, que se consolidan ya en el mundo con los más diversos nombres
y características, obedientes a la condiciones intrínsecas de los pueblos
y adecuados al pensar y al sentir de las nuevas generaciones que los
impulsan. Una de las mayores fortunas del Pueblo Argentino, azotado
por la desgracia provocada por la reacción, la constituye nuestra juventud,
que en la lucha de todos los días está demostrando su madurez, capacidad
y decisión inquebrantable de imprimir al futuro el hálito vivificador
de sus ideales, esclarecidos por su pensamiento y ennoblecido por su
sacrificio. Y cuando una juventud reúne estas condiciones, la comunidad
puede contar con su concurso, se puede afirmar que tiene asegurado el
futuro. Las viejas generaciones nacidas y desarrolladas al influjo de
un sistema permitido tienen la obligación de dar paso a las nuevas que,
representando al futuro, serán las encargadas de asegurar el destino
de nuestro Pueblo. Nadie tiene más derecho que ellos que, en último
análisis, serán los que han de gozar o sufrir las consecuencias del
quehacer actual. Ello es lo que obliga al trasvasamiento generacional.
Desde que los jefes y oficiales de las Fuerzas Armadas son ciudadanos
como los demás de la república, no escapan de manera alguna a este fenómeno
actual de trasvasamiento.
- ¿A qué obedece, según
su opinión, la intención del gobierno de Lanusse de reformar la Constitución
Nacional? ¿Por qué el Peronismo no admite y se proclama en contra de
esa reforma?
- Sobre la reforma constitucional
que se intenta por la actual dictadura militar, ya se ha manifestado
casi unánimemente la ciudadanía argentina y, como no podía ser de otro
modo, la repulsa es general, no sólo porque un "gobierno" como el actual
no está autorizado ni capacitado para realizarla, sino porque también
se evidencia claramente que ella obedece al intento de hacer trampas
en las elecciones prometidas. Nosotros los justicialistas no reconocemos
otra Constitución Nacional que la de 1949, que entonces juramos. Su
"supresión", realizada arbitrariamente por un acto nulo de toda nulidad,
por expresa disposición constitucional, fue hecha con bastardos fines
-poder entregar el petróleo a que se oponía su Artículo 40 y para poder
atropellar las organizaciones sindicales-; en consecuencia, desde entonces
el país ha vivido una etapa inconstitucional.
- ¿Es para usted loable que el gobierno justifique el retraso de las
elecciones hasta 1973 amparándose en problemas técnicos: la confección
de los padrones?
- Es natural que el inconveniente
aducido por los agentes de la dictadura militar se refieran a los padrones.
Pero también es natural que se trata de un pretexto creado, porque nadie
puede imaginar que la confección de unos padrones, máxime con los medios
modernos, deban tardar más de un año. Estoy persuadido que, si se hubiera
realizado este trabajo en la forma debida, no podrían haber tardado
más de tres o cuatro meses. Es claro que, si se quiere justificar lo
injustificable, siempre hay recursos dialécticos que, aunque distan
mucho de la verdad, pueden servir para explicar situaciones como la
actual. Pienso que este asunto se retarda con fines poco claros.
- ¿Cuál es la razón fundamental por la cual el general Perón no ha llegado
a ningún acuerdo en los diálogos mantenidos con los enviados de Lanusse
a Puerta de Hierro?
Ezeiza
- Escenas previas a los disturbios
- Yo no he llegado a ningún
acuerdo con el Gobierno de las Fuerzas Armadas, porque existiendo un
FRENTE CIVICO DE LIBERACIÓN NACIONAL y dentro de él una HORA DEL
PUEBLO y un ENA, como otras organizaciones sindicales y económicas,
no estoy autorizado moralmente para pasar sobre ellas en acuerdos que,
por otra parte, no creo que sean necesarios. Se ha dicho que hay que
buscar la forma en que las Fuerzas Armadas puedan regresar con dignidad
a sus cuarteles. Yo comparto esa idea, pero para que ello se realice,
todo es cuestión de las Fuerzas Armadas y no nuestra. En 1945, la situación
era absolutamente similar a la actual. El problema era que las Fuerzas
Armadas retornaran con honor y dignidad a su función específica. Para
ello, el Gobierno de entonces convocó a elecciones, que fueron realizadas
con pureza y limpieza. Así se normalizó la situación institucional del
país y las Fuerzas Armadas regresaron a sus cuarteles con la satisfacción
de un deber bien cumplido y el respeto y afecto de su propio Pueblo,
que lejos de hacerles cargo alguno las elogió, pudiendo desde entonces
estar firmemente unidas a ese Pueblo que las sustenta. ¿Por qué entonces,
con ese ejemplo, el actual gobierno militar no procede en la misma forma,
si realmente lo que le interesa es asegurar para el país una democracia
que todos los días invoca, pero no practica? De esto se infiere que,
si se procede bien, no hay necesidad de acuerdos a espaldas del Pueblo,
que es quien debe decidir. Se ha dispuesto la organización de las fuerzas
políticas. Espero que haya sido para que puedan dirimir supremacías
de este carácter en una justa electoral, en representación de los sectores
en que se fragmenta la comunidad argentina. ¿Cómo se podrían explicar
entonces acuerdos extranormales que hacen a la voluntad soberana del
Pueblo sin su intervención directa o indirecta? Entiendo, por otra parte,
que el Gobierno de las Fuerzas Armadas está en manos de la JUNTA DE
COMANDANTES EN JEFE de las mismas y, en consecuencia, un acuerdo de
cualquier naturaleza con las fuerzas políticas ha de realizarse en el
más alto nivel y con carácter público y no privado, ni menos secreto
o confidencial. Si ello fuera necesario, existen los organismos y sus
representantes naturales a quienes recurrir en. tal caso.
- Si pese a esos temores se arribase a elecciones limpias ¿volvería
a ser candidato a Presidente? No son pocos los que afirman que la mayoría
de los argentinos lo designarían como su candidato natural a la Presidencia
de la Nación...
- Si lo referente a candidatura debe decidirse con el mismo criterio
anterior, que creo es lógico y justo, esta decisión ha de ser también
del Pueblo Argentino, a través de sus organizaciones y representantes
naturales. Todo otro procedimiento será espurio desde el punto de vista
de la democracia que queremos practicar. En ese concepto, ni yo ni nadie
puede autoproclamarse ni autoproscribirse, antes que la decisión del
Pueblo se haya producido. Porque ¿de qué puede valer un acuerdo o una
decisión que tomemos nosotros si luego el Pueblo en ejercicio de su
decisión soberana, decide lo contrario? Para el caso de que, como dice
usted la mayoría de los argentinos me designaran como su "candidato
natural a Presidente de la Nación", habría llegado habría llegado recién
el momento de considerar tan espinoso asunto. Yo soy el Jefe de un Movimiento
con el arraigo de un cuarto de siglo de existencia y de lucha. Creo
que en ese tiempo jamás he defeccionado en la misión que me he impuesto.
Me pesan ya los años, pero no encuentro la forma de defraudar a los
millones de compañeros que vienen confiando en mí, que en último análisis
soy el que los ha metido en esta empresa nacional.
-
Hay quienes atribuyen al Justicialismo la intención de querer liderar
paternalmente el proceso de liberación latinoamericano. ¿Qué puede decir
al respecto como Jefe del Movimiento?
- El Justicialismo es un sistema creado para la Argentina y para los
argentinos. Me consta que grandes sectores de la población de nuestros
hermanos continentales lo comparten, pero de allí a que sea el Justicialismo
una fórmula o esquema continental, media un abismo. Creo que cada uno
de nuestros países y de nuestros pueblos debe asimilar un sistema que
congenie con sus propias características y condiciones. Naturalmente,
desde que todos nuestros países aspiran igualmente a su liberación del
neocolonialismo que los está asfixiando.
Como el Movimiento Justicialista es por antonomasia de liberación, resulte
común en muchos aspectos de la situación imperante en todo el Continente
Latinoamericano. De allí que yo, como creador del sistema, sea conocido
y apreciado en muchos sectores de los países hermanos del mismo. El
problema de la integración continental, en auge en estos momentos en
casi todos los países latinoamericanos, ha sido también causa de mi
acercamiento a esos sectores. No hay que olvidar que ya en 1949, con
el Tratado de Complementación Económica firmado en Santiago de Chile,
se echaron las bases para la comunidad económica latinoamericana, que
si no se ha realizado, no por eso ha dejado de existir el empeño de
llevarlo a cabo algún día. Como yo he sido el "culpable" de todo eso,
es natural que los latinoamericanos, que piensen como yo que "el año
2000 nos encontrará unidos o dominados", mantengan sus esperanzas vivas
y puestas en alcanzar tan grande objetivo.
- ¿Cuál es el grado de compromiso que asume el Movimiento Peronista
en las luchas de liberación en que están empeñados todos los pueblos
del Tercer Mundo?
Entrevista a Perón el 09/05/70
de la revista Triunfo, de España
- Hace ya cerca de treinta
años, yo lancé desde la Argentina la TERCERA POSICIÓN, tan distante
de uno como de otro de los imperialismos dominantes. Esa idea cayó entonces
aparentemente en el vacío. Pero han pasado los años y, en la actualidad,
más de las tres cuartas partes de la población del mundo se agrupa en
países que son colocados en ella, con el nombre de TERCER MUNDO. Como
el Justicialismo ha permanecido firmemente colocado en esa posición,
lo lógico es que esa importante parte del mundo moderno, que integrándose
continentalmente, constituye el TERCER MUNDO, sienta simpatía por nuestro
Movimiento, verdadero precursor de las ideas que se están sustentando
en sus propias áreas. Como esta posición internacional se realiza claramente
con designios de liberación, es natural que los compromisos existen
tácitamente entre todos los que comparten la posición. De allí nuestras
vinculaciones con los países y continentes del TERCER MUNDO y los compromisos
correspondientes y mutuos.
- ¿Qué opina de la ola de torturas y secuestros desatados en nuestro
país?
- Es una cosa espantosa. Jamás hubiera creído que eso ocurriera en la
República Argentina. Si en un hombre común la delincuencia es mala,
en el funcionario policial es mas grave aún porque dispone de total
impunidad. Y en este caso el Poder es delincuente. Yo creo que ni en
la Edad Media existían casos como los que ocurren ahora en nuestra Patria.
Fíjese el caso de esta chica Norma Morello, que precisamente leí en
PRIMERA PLANA, como otros numerosos publicados por ustedes.
- ¿Cual es el estado anímico de un hombre que, como usted, conduce un
movimiento de masas viviendo fuera de su país, en el exilio obligatorio?
- Nunca ha sido confortable la suerte del proscripto. En mi caso ha
sido peor, no sólo por la larga separación y distancia, sino también
porque he debido contemplar impotente la triste suerte del Pueblo Argentino,
azotado por una desgracia preconcebidamente provocada por las fuerzas
de la reacción, que vengaron en él el odio de su impotencia. Cada carta
que recibo de mis compañeros —que son miles— es para mí un momento de
dolor y de pena ante los sufrimientos que están pasando. Sin embargo,
como nunca he dejado decaer mi actividad en su defensa, en cualesquiera
sean los lugares en que me he encontrado, ése ha sido un consuelo y
una manera de sobrellevar la tristeza del exilio.
POLITICOS. Son dirigentes políticos. Nunca habían visto a Perón. Lo
conocieron en la reunión de "Nino". Después nos contaron sus Impresiones.
ENRIQUE VANOLI (U.C.R.)
"En realidad, yo tenia ganas de conocerlo. Y me recibió con un gran
afecto, con cordialidad. Me encontré con otro Perón, no con el que combatí,
sino con otro hombre que, como entendemos, todo comprende y cree que
la solución del país no pasa por una persona o por un partido, sino
que pasa por todos nosotros. Esa creo que es la gran diferencia que
hay entre el Perón que combatí y el de ahora. Emocionalmente, no me
produjo nada en especial, será porque llegamos tarde y nos encontramos
con todos presentes y sentados. Entonces, apenas entré, de golpe, me
encontré con Perón. Insisto: fue muy afectuoso, aunque en ese momento
me preocupó más cómo lo recibía a Balbín, a quien también recibió con
afectuosidad".
Revista
El Descamisado Nº 5, 19 de junio 1973.
Clic para descargar
Revista
El Descamisado Nº 6, 26 de juno 1973,
Clic para descargar.
Más números
CAMILO MUNIAGURRIA (Partido
Demócrata Progresista)
"Yo fui contrario a Perón y no he cambiado. Pero en estos momentos entiendo
que lo importante es la contribución a la Unidad Nacional. No se puede
negar que se trata de una personalidad destacada, de un hombre que representa
sus años. Ni me conmovió ni me causó sensaciones especiales. Sólo entiendo
—siendo esto importante— que es un personaje importante de mi país,
que es un líder, una realidad."
SALVADOR BUSSACA (Partido
Popular Cristiano)
"Básicamente me produjo la sensación de un político que está seguro
de su estrategia y de tener un gran dominio sobre sí mismo. Además,
me impresionó muy bien su deseo de colaborar en pos de la unidad nacional
y por la pacificación del país."
LEÓN PATTLIS (Partido Demócrata
Progresista)
"Quedé muy bien impresionado. Me da la sensación de ser el hombre más
cauto del peronismo, con una estrategia resuelta acorde a sus posibilidades
y a las necesidades del país. Además, me dejó muy impresionado su discurso
en el cual se refirió a su renunciamiento y a la unidad nacional. Y
también es necesario destacar las coincidencias, que son fundamentales,
especialmente a partir de que el problema argentino no se puede solucionar
ni con una persona ni con un partido sino a través de la coincidencia
de todos. Ademas, Perón, asi como los demás, me produjo una gran confianza."
JUAN SUAREZ ASIN (Movimiento de Recuperación Provincial de Tucumán)
"Advertí un Perón muy diferente de aquel que se fue hace 16 años. El
tiempo, sin duda, ha cumplido en él una labor muy positiva. En todos
los casos Perón hace gala de sos conocimientos históricos y de su capacidad
para elaborar estrategias. Cuando habla, lo hace con la seguridad de
que no se va a equivocar y además su información es toda de primera
mano. Lo que evolucionó Europa en estos años, ese frescor que la caracteriza
se advierte también en Perón y él quiere aplicarlo aquí en el país.
No se trata de un deslumbramiento, sino que se puede coincidir o no
con sus puntos de vista, pero lo que no se puede negar es la claridad
de sus ideas y tampoco se puede negar la forma en que ve el desarrollo
del proceso nacional."
LOS QUE FUERON EN EL CHARTER
No faltaron las voces que entendían que no podían juntarse en un "charter"
para buscar a Perón figuras científicas como Jorge Taiana o Raúl Matera
con Leonardo Favio, Abel Cachazú, José Sanfilippo o Marilina Ross. Hasta
se le dio calificativo circense. No pocas veces en la vida, medida en
dimensión de tiempo, la payasada de hoy fue la historia del mañana.
El peronismo tiene su liturgia muy particular; fue eso... Bombo, profesores
como Ramón Carrillo o Oscar Ivanisevich; poetas como Enrique Santos
Discépolo, Homero Manzi o Leopoldo Marechal: ídolos populares como Oscar
Alfredo Galvez, José María Gatica o Hugo del Carril. ¿Por qué iba a
traicionar su liturgia en esta ocasión? Las criticas pueden resultar
muy frívolas y muy poco aceptadoras de una realidad del conjunto. Tal
vez esto explique mejor que nadie la presencia de Leonardo Favio junto
a Alfredo Gómez Morales para acompañar a Perón
GUIDO DI TELLA
Una figura independiente, de total honestidad mental, un apasionado
economista, con rasgos sociológicos, recibe la invitación y va. ¿Por
qué? Di Tella no es peronista. ¿Entonces? Nos dio una explicación casi
conmovedora: "Esta oportunidad es histórica. No quiero que pase por
mi lado sin tomarla por no comprometerme con la realidad. Creo que puedo
aportar algo, un uno por ciento, a la solución argentina. Por eso voy.
Porque no, quiero que un día, ya viejo, mis hijos me puedan preguntar:
¿Cuando pudiste hacer algo, ¿por qué no lo hiciste?. Y no tenga respuesta
o tenga la respuesta habitual en los argentinos; por no meterme"
CHUNCHUNA VILLAFAÑE
Es hija de un teniente coronel que pasó a retiro cuando se produjo la
caída del régimen de Perón. Nunca ocultó sus sentimientos peronistas
y cada vez que por motivos de trabajo debió trasladarse a Europa visitó
al jefe del movimiento del cual es adicta. No cabe duda que, además,
por su rol en el ambiente artístico podríamos decir que "se jugó". Cosa
extraña. Hace años nadie de ese mundo "se hubiera metido en política".
¿Estamos adultos?
REPORTAJE AL PADRE CARLOS
MUGICA
—Padre, ¿por qué viajaron ustedes a buscar al general Perón?
"A
mi Pueblo"
Compañeros peronistas:
Pocos podrán imaginar la profunda emoción que embarga a
mi alma ante la satisfacción de volver a ver de cerca a
tantos compañeros de los viejos tiempos, como a tantos compañeros
nuevos, de una juventud maravillosa que, tomando nuestras
banderas, para bien de la Patria, están decididos a llevarlas
al triunfo.
También, como en los viejos tiempos, quiero pedir a todos
los compañeros de antes y de ahora, que dando el mejor ejemplo
de cordura y madurez política, nos mantengamos todos dentro
del mayor orden y tranquilidad. Mi misión es de paz y no
de guerra. Vuelvo al país, después de dieciocho años de
exilio, producto de un revanchismo que no ha hecho sino
perjudicar gravemente a la Nación. No seamos nosotros colaboradores
de tan fatídica inspiración.
Nunca hemos sido tan fuertes. En consecuencia ha llegado
la hora de emplear la inteligencia y la tolerancia, porque
el que se siente fuerte suele estar propicio a prescindir
de la prudencia.
El pueblo puede perdonar porque en él es innata la grandeza.
Los hombres no solemos estar siempre a su altura moral,
pero hay circunstancias en que el buen sentido ha de imponerse.
La vida es lucha y renunciar a ésta es renunciar a la vida';
pero, en momentos como los que nuestra Patria vive, esa
lucha ha de realizarse dentro de una prudente realidad.
Agotemos primero los módulos pacíficos, que para la violencia
siempre hay tiempo. Desde que todos somos argentinos, tratemos
de arreglar nuestros pleitos en familia porque si no serán
los de afuera los beneficiarios. Que seamos nosotros, los
peronistas, los que sepamos dar el mejor ejemplo de cordura.
Hasta pronto y un gran abrazo para todos.
Juan Domingo Perón
15 de noviembre de 1972
—Cuando el padre Vernazza
y yo recibimos la invitación del Movimiento Justicialista para acompañar
la delegación que iba a buscar al general Perón, decidimos viajar luego
de hacer muchas consultas con sacerdotes de distintas tendencias, por
el hecho de que sentimos que teníamos que estar presentes —precisamente—
porque somos sacerdotes, porque no se trataba simplemente de un hecho
político sino de un hecho histórico que trasciende ampliamente lo político
y que se puso en evidencia por la representación de las personas que
viajaron, que era multiforme, que respondía a distintos sectores del
quehacer nacional. Sentimos que debíamos estar presentes porque los
más amplios sectores de la patria esperaban este acontecimiento, y ahora
los hechos van dando razón a esto: una gravitación decisiva para que
se superen los innumerables problemas que padece nuestro pueblo: desocupación
galopante, un millón y medio de hermanos nuestros que no tienen trabajo,
situaciones irritantes de injusticia... un estado de postración nacional,
Y nosotros vemos en este regreso el cumplimiento de un prolongado, perseverante
e intenso anhelo popular, porque el pueblo en estos 17 años jamás ha
perdido la esperanza de volver a reencontrarse con su líder; y lo significativo
es que hoy también los jóvenes son los que están presentes en primera
fila en la calle para saludarlo.
Nosotros, como sacerdotes
y respondiendo a lo que nos enseñan nuestros obispos en, por ejemplo,
el documento de Acción Pastoral del Episcopado, donde se nos señala
que la acción de la Iglesia debe realizarse desde el pueblo y con el
pueblo, sentimos que en este viaje teníamos que acompañar las esperanzas
de nuestro pueblo.
Cuando yo volví, una de las alegrías más grandes fue que una señora
de unos 50 años, de la villa, me dijo: "Los pobres también estábamos
en el avión porque estaba usted". Y ellos saben perfectamente que yo
no soy pobre, pero también saben perfectamente que yo estoy al lado
de ellos. Como lo hemos declarado nosotros en el momento en que viajamos,
entregando una declaración a la prensa, que fue silenciada..., la razón
particular por la que el padre Vernazza y yo estábamos en este viaje
es porque somos sacerdotes que trabajamos en las villas de emergencia,
porque vivimos en contacto allí con lo más noble de nuestro pueblo,
los más postrados, los más explotados, los que viven sumergidos por
el hambre, la explotación y la marginación y que también viven llenos
de esperanzas; lo cual se evidenció en esa estupenda peregrinación a
Lujan que hicimos hace tres semanas en la cual los villeros gritaban
frente a la Virgen Santísima: "Las villas en la acción contra la explotación",
"Las villas en la acción por la liberación". Ven en Cristo y la Virgen
—precisamente— a aquellos que siempre estuvieron de parte de los pobres.
Es muy notable que un villero dijera en Lujan, refiriéndose al Señor
Jesucristo y a la Virgen, lo siguiente: "Yo le pido a la mamá del divino
peleador que nos ayude a tener tuerzas para pelear por nuestra dignidad".
No veía en Jesucristo a un blando, chirle, como ciertas imágenes que
lo presentan sino a aquel que lucha para que haya fraternidad, para
que haya paz, la cual sólo puede ser fruto de la justicia, como dice
Paulo VI.
Nosotros pensamos que este regreso histórico hace renacer la esperanza
de nuestro pueblo. Además, nosotros hemos estado en esta comitiva por
una razón de justicia, de reparación. Así como los "curas" fuimos señalados
por nuestro pueblo como aquellos que colaboramos a alejar a Perón de
su pueblo, pienso que también tiene que haber curas junto a Perón en
este momento en que él vuelve a acercarse a su pueblo. Nosotros hemos
estado presentes no porque seamos peronistas, sino porque somos sacerdotes,
porque entendemos perfectamente que como sacerdotes, siempre los pobres
deben encontrar en nosotros una solidaridad definitiva, porque Jesucristo
nuestro señor fue pobre y vivió siempre junto a los pobres, aunque luchó
por la liberación de todos, pero desde los pobres; y pienso que la perspectiva
de un sacerdote —hoy— debe ser desde los pobres. A partir de los pobres
debe amar a todos.
"Hasta
el cielo lloró de alegría"
Hace 32 volvía a su Patria el
General Perón. Cientos de miles de argentinos se dirigieron
a Ezeiza a recibirlo. La dictadura militar había desplegado
un impresionante dispositivo de seguridad formado por 35.000
hombres con toda clase de armamentos, desde gases lacrimógenos
a tanques franceses AMX - 13.
La lluvia caía torrencialmente desde horas muy tempranas.
El puente 12 de la autopista Richieri, ubicado entre Ciudad
Evita (que la Libertadora había rebautizado Ciudad Gral.
Belgrano) y la Escuela de Gendarmería, estaba ocupado por
blindados y policías que arrojaban gases sobre la multitud.
Como un río que busca seguir su curso cuando se le coloca
un obstáculo, la cresta
de la ola popular se dirigió a la Escuela Guemes. Los jóvenes
cadetes debieron replegarse ante sus compatriotas que derribaron
los alambrados y postes del cerco perimetral pues solo disponían
de fusiles FAL y ametralladoras y para detenerlos debían
producir un masacre. El río humano atravesó el predio de
la escuela derribó nuevamente el cerco y comenzó a transitar
a campo traviesa. Se cruzó dos veces el cauce del río Matanza.
En
un sector canalizado y profundo, los jóvenes formaban cordones
humanos uniendo amabas orillas con sus cuerpos, tomándose
de la manos, para que puedan pasar hombres y mujeres de
toda edad y condición. Las dificultades de la travesía iban
raleando la columna, cuando su vanguardia avistaba los edificios
del Aeropuerto. La aparición del avión, tanta veces esperado
y
soñado por millones de argentinos, hizo brotar como un grito
de entusiasmo el nombre tanta veces coreado como consigna
de combate en los años precedentes: "¡Perón!¡!Perón!". La
marcha se transformó en carrera que a través raudamente
un bosquecillo de pinos para toparse con una apretada fila
de blindados de transporte de tropas (tipo M -113) que fueron
rápidamente
rodeados por decenas de manifestantes que coreaban:"Argentina!¡Argentina!"
y "Soldado, Soldado, el pueblo es tu hermano!". Luego de
unos instantes de indefinición los vehículos retrocedieron
al otro lado de la ruta y de golpe avanzaron raudamente
hacia la multitud que se desbandó buscando el refugio de
los árboles, mientras llovían gases lacrimógenas disparadas
por tanquetas
policiales seguramente convocadas como refuerzo. Un último
intento de un puñado de persistentes por eludir el cerco
cruzando un espeso bosque de eucaliptos fue detenido por
la presencia amenazante de un tanque AMX - 13 que disparó,
por sobre sus cabezas, la ametralladora ubicada en la torreta
provocando la caída de ramas y hojas desgajadas por los
proyectiles (algunos
de los cuales fueron recogidos por participantes de ese
intento). Agotados, empapados e imposibilitados de seguir
avanzando se aceptó la oferta de la policía, propagada por
altavoces, de retornar a la ruta a condición de marchar
en dirección inversa al Aeropuerto.
La multitud nuevamente parecía un río, pero esta vez había
encontrado un obstáculo que no podía superar. La tripulación
de los tanques apostados al costado de la ruta era saludada
por la gente al grito de "Aqui están, estos son, los soldados
de Perón", lo que era respondido por saludos con la manos
en alto con la V de la victoria de parte de soldados, suboficiales
y oficiales. Incluso algunos saltaban arriba de los tanques
al compás de los estribillos de los manifestantes.
Ya cerca del Puente 12 se observó a un grupo de civiles
que eran mantenidos en posición de cuerpo a tierra y con
las manos en la nuca por un pelotón de infantería de marina.
Al ver esto la multitud empezó a bajar por el terraplén
de la autopista al futbolero grito de "¡Que los larguen!
¡Que los larguen!". Un joven oficial naval (teniente de
corbeta o fragata) con una pistola automática en la mano
pretendía detener la avalancha humana
amenazando abrir fuego. Los infantes con la bayoneta calada
en los FAL retrocedían asustados y apuntando a la multitud.
En un instante de lucidez, el oficial comprendió que lo
único que quería la gente era la libertad de sus presos
y al mejor estilo castrense les ordenó "¡Personal civil,
levantarse, fuera de aquí carrera march!". La reacción de
la multitud fue totalmente sorprendente, como impulsados
por una sola voluntad, cientos de brazos se apoderaron de
los infantes y su asombrado jefe y luego de
abrazarlos y besarlos, los levantaron en andas al grito
de "!Argentina, Argentina¡" y "Aquí están estos son, los
soldados de Perón!".
La lluvia comenzaba amainar, algún rayo de sol se asomaba
entre las espesas nubes. Al día siguiente el diario Crónica
tituló la cobertura fotográfica desplegada en sus paginas
centrales: "Hasta el cielo lloró de alegría".
[Testimonio de Juan María Escobar]
También debe amar a los
ricos. Y precisamente por amor a los ricos tiene que hacerles ver que
si no pone su riqueza al servicio de la comunidad, no entrará en el
reino de los cielos.
En esta comitiva nosotros no hemos llevado la representación de nadie
sino que fuimos como simples cristianos y simples sacerdotes que hemos
querido participar en una experiencia excepcional de la historia de
nuestro pueblo.
—¿Qué cosas del viaje recuerda que lo hayan impresionado...? ¿Por qué
no me va contando, tal cual fue sintiendo, los distintos momentos del
viaje... ?
—A pesar de que en el avión había representantes de distintas posiciones,
me parece importante remarcar que todo quedó un poco postergado, por
decir así; y creo que todo el mundo tomó conciencia de que estábamos
participando de un hecho histórico, que éramos 130 privilegiados y que
había muchos otros quizás con mucho más derecho para estar en ese avión;
algunos que hoy están en la cárcel y otros que han muerto en el camino.
Y lo que más me impresionó fue el diálogo que tuve con el doctor Cámpora,
por quien yo tengo un enorme respeto, porque pienso que ha sido una
herramienta fundamental en el regreso del general Perón. Yo creo que
Cámpora empieza a ser reivindicado y pese a la campaña realmente desleal
y deshonesta que se ha llevado contra él desde los medios de difusión.
Creo que su figura emerge con una gran fuerza porque realmente ha demostrado
una fidelidad total a la misión que le encargó el general Perón y porque
ha tenido el coraje de soportar toda la propaganda en su contra. Me
narró que en los momentos más difíciles de la campana contra él, el
general Perón le mandó una carta diciéndole: "¿Lo atacan, doctor Cámpora?
Significa que usted está cumpliendo bien su cometido."
Después me impresionó muy bien la actitud de Leonardo Favio, que quedó
reflejada en unas declaraciones que salieron en "Crónica", en donde
señala —y yo estoy totalmente de acuerdo— que en este momento, más que
nunca, tal como nosotros lo recordamos en la misa de San Pedro, no tenemos
que olvidarnos de tantos que, como Fernando Abal Medina, Ramus y otros
que cayeron en la lucha del pueblo, que dieron su vida por la fraternidad
(que habían equivocado o no los medios, eso sólo Dios lo juzgará), pero
que realmente se jugaron enteros, pusieron su vida para que exista la
justicia en nuestra patria, y tantos que hoy están en la cárcel. Yo
pienso en la alegría que sentirán Masa, Maguid y muchos otros, a quienes
algún día se les hará realmente justicia
—¿Tuvo algún contacto con el general Perón durante el viaje?
— No. En realidad el único contacto son el general Perón fue un fugaz
saludo que le pudimos hacer todos y en el cual yo, personalmente, en
medio de la emoción que tenía, le señalé simplemente que en este saludo,
con este abrazo que yo le quería dar, lo estaban abrazando sus hermanos
de las villas, para quienes empezaba a salir el sol. Después, a la vuelta,
hubo una consigna tácita que fue totalmente respetada: no molestarlo
para que llegara en las mejores condiciones posibles. Nuestra misión
era estar junto a él: en alguna medida, aunque mínima, para colaborar
en su seguridad personal, y para que todo el espectro de los distintos
sectores estuviera presente.
—¿Qué nos puede contar, padre, de la larga y aún confusa anécdota de
la audiencia papal, la resignación de Perón y la visita de monseñor
Cassaroli?
—Bueno, en primer lugar, una de las cosas que más me sorprendieron fue
la enorme importancia que le dio a Perón toda la prensa italiana; en
segundo lugar, por lo que pude conversar con algunos sacerdotes italianos
y por lo que pude ver en la televisión, se considera que la visita de
monseñor Cassaroli a Perón tiene un particular relieve. Es cierto, y
como se dijo, Perón resignó la posibilidad de tener una audiencia con
el Papa para evitar alguna implicancia política e impedir que la Santa
Sede tuviese una situación molesta con el gobierno argentino. La entrevista
de monseñor Cassaroli se consideró como una distinción que se le hacía
al general Perón desde el momento en que éste no había hecho una visita
previa al Vaticano.
—¿Quién es exactamente monseñor Cassaroli?
—Bueno, es una figura que tiene un enorme prestigio. En "Corriere de
la Sera" se dice que es uno de los "papábiles". Y se lo considera que
es algo así como el Kissinger del Vaticano, porque es el que se ha encargado
del delicado restablecimiento de las relaciones con países del este
europeo: Polonia, Hungría, Yugoslavia y eventualmente con la URSS. En
síntesis, un hombre de absoluta confianza del Santo Padre.
—¿Cómo se evaluaba en el peronismo eso de Perón como prenda de paz?
—Vuelvo a repetir que mi presencia allí no estaba dada como peronista
sino como sacerdote que vive junto a los pobres, a los humildes, a los
trabajadores, a nuestro pueblo que es peronista. Pienso que el regreso
del general Perón puede ser prenda de paz porque el justicialismo y
el peronismo son ansia profunda de justicia; y lo que más me impresionó,
no sólo en el avión sino también en los hermanos de la villa, es que
en este momento no hay el menor ánimo de revancha. En cambio, si lo
acabamos de ver en ese espíritu realmente anticristiano, de revancha,
en las declaraciones de ciertos sectores antipopulares, gorilas, aquellos
que no se resignan a perder sus privilegios. Las declaraciones del almirante
Rojas son una verdadera incitación a la violencia.
—¿Qué sensación tuvo al llegar a Buenos Aires?
—La sensación que experimenté (personalmente) fue de una cierta incertidumbre,
porque momentos antes de aterrizar se nos comunicó que sólo nueve personas
podían bajar a tierra. A medida que veníamos bajando, en medio de la
lluvia alcanzamos a ver que Ezeiza era una zona desierta. Y al bajar,
después que la policía penetró en el avión para ver sí había armas de
fuego, como se nos dijo, la sensación que tuve fue la de llegar a mi
patria convertida en una cárcel. Tenía la sensación de llegar no a Buenos
Aires sino a Vietnam.
—Bueno, usted ya está en Buenos Aires... ¿qué hizo luego? ¿Tomó contacto
con su gente en la villa?
—Bueno, aunque llegamos a las 11, sólo pudimos salir del Aeropuerto
a las 2. Vine a casa e inmediatamente a la villa. Y ahí viví la sensación
mezcla de alegría y de tristeza: alegría, porque el general Perón estaba
en la Argentina, y tristeza, porque no lo habían podido acompañar. Esa
situación —al día siguiente— comenzó a transformarse en una desbordante
alegría, y vuelvo a señalar que en ningún momento, en mis hermanos de
la villa, yo, vi la menor actitud revanchista o rencores. Nuestro pueblo
siempre es positivo. Había una profunda alegría y una gran esperanza.
Me preguntaban si yo sabia cuánto tiempo se Iba a quedar Perón. La gente
quiere que se quede... la gente quiere que Perón sea presidente.
Fuente: www.magicasruinas.com.ar
El Frente de Liberación Homosexual
estuvo presente en la asunción de Cámpora (25/05/73) y en
Ezeiza (20/06/73)
"Los putos con Perón",
decía el cartel que el puñado de muchachos con pantalones Oxford
levantó en Plaza de Mayo el 25 de mayo de 1973. Era la segunda aparición
pública del Frente de Liberación Homosexual Argentino (FLHA, un
grupo de universitarios, intelectuales y sindicalistas que llegaba
a la revolución a través de su sexualidad, cuyo despliegue se debió
en gran parte al liderazgo del escritor
Néstor Perlongher.
Néstor Perlongher hace
la crónica de la emergencia y desarrollo de los grupos que intentaron
crear un "estado de conciencia" sobre las condiciones de opresión
en que vivían los homosexuales hacia fines de los 60. Inicialmente
estos grupos bregaron por llevar a la esfera de lo público el mundo
oculto de la homosexualidad, y su objetivo político apuntó a denunciar
la represión policial y judicial contra los homosexuales y lesbianas,
que bajo el gobierno de Onganía se había agravado.
El Frente de Liberación Homosexual de la Argentina se creó en agosto
de 1971 "...en medio de un clima de politización, de contestación,
de crítica social generalizada, y es inseparable de él." Como buena
parte de los argentinos de entonces, cree en la liberación nacional
y social y aspira al logro de las reivindicaciones específicamente
homosexuales en ese contexto.
De la reunión fundadora participaron Juan José Hernández, Héctor
Anabitarte (sindicalista expulsado del Partido Comunista por su
condición de homosexual quien, hacia fines de los 60, había participado
de la primera agrupación, "Nuestro Mundo", que intentó crear un
estado de conciencia sobre las condiciones de vida de los homosexuales),
los escritores Manuel Puig, Blas Matamoro y el analista social Juan
José Sebreli.
La seducción del peronismo: Desde
el Frente de Liberación Homosexual al Frente para la
Victoria (Foto de la Marcha del Orgullo 2007)
En marzo de 1972, según
relata Perlongher, ingresan una decena de estudiantes universitarios
al Frente –el grupo Eros– provenientes de las carreras de Filosofía
y Letras, Psicología y Sociología y con militancia en diferentes
partidos y agrupaciones de izquierda y anarquistas, como el propio
Perlongher, que militaba en el Partido Obrero. La incorporación
de estos jóvenes entrenados en las prácticas políticas produjo un
impacto en el movimiento, que fue desde el reformismo inicial a
posturas radicales y revolucionarias. El movimiento caracteriza
a la opresión derivada del sistema "heterosexual compulsivo y exclusivo"
como propia del capitalismo y llama a la alianza con los movimientos
de liberación nacional y social y con los grupos feministas de aquella
época, tales como la Unión Femenina Argentina (UFA), el Movimiento
de Liberación Feminista (MLF) y la Asociación de Mujeres Socialistas.
Más tarde, el FLHA promueve un acercamiento a la izquierda peronista
y participa dentro de las columnas de Montoneros en la asunción
de Cámpora con un enorme cartel con una frase extraída de la marcha
peronista: "Para que reine en el pueblo el amor y la igualdad"
y en Ezeiza, en junio de ese mismo año, en ocasión del retorno
de Perón. Pero las reacciones desde dentro de Montoneros son disímiles
frente a esta alianza. El recelo y la desconfianza se agrava a partir
de las pintadas que en las calles de la ciudad denuncian una alianza
"entre la izquierda, los homosexuales y los drogadictos" y de los
comentarios que en ese sentido publica El Caudillo, órgano de prensa
de la ultraderecha peronista, que en su artículo "Acabar con los
homosexuales" había expresado: "A los que ya son proponemos que
se los interne en campos de reeducación y trabajo, para que de esa
manera cumplan con dos objetivos: estar lejos de la ciudad y compensarle
a la Nación trabajando por la pérdida de un hombre útil. (…) Tenemos
que crear brigadas callejeras que salgan a recorrer los barrios
de las ciudades, que den caza a esos sujetos vestidos como mujeres,
hablando como mujeres. Cortarles el pelo en la calle o raparlos
y dejarlos atados a los árboles con leyendas explicatorias y didácticas."
Estos argumentos son un calco de las prácticas discriminatorias
nazis, ya que el nacional-socialismo alemán declaraba que los gays
eran incompatibles con sus principios "debido a que no se reproducen
y no perpetúan la raza aria", sobrado motivo para recluirlos en
campos de concentración junto a judíos, gitanos y otros indeseables.
Pero la respuesta de Montoneros a la prédica fascista no se hace
esperar y la consigna "No somos putos, no somos faloperos, somos
soldados de FAR y Montoneros" pasa a formar parte del
repertorio de las manifestaciones. En
ese clima en el que se agudiza la paranoia, Montoneros esquiva establecer
cualquier tipo de alianza que pudiera implicar una identificación
con los grupos de homosexuales militantes.
Luego de la fallida alianza con el peronismo, el FLHA pasa a adherir
al FAS (Frente Antiimperialista por el Socialismo), propuesta frentista
y policlasista del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT):
"En 1974 convergieron el trotskista Partido Socialista de los Trabajadores,
las feministas y el FLHA, por la derogación de un decreto que prohibía
la información y difusión de métodos anticonceptivos". En el discurso
de la izquierda trotskista, aunque menos ortodoxo, también se hablaba
de decadencia burguesa y el lugar que se le otorgó a grupos como
el FLHA fue minúsculo y en última instancia clandestino. Resulta
representativo el espacio físico que les concedieron en la sede
del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) por la directa
intervención del dirigente Nahuel Moreno, quien había entrado en
contacto con algunos militantes del FLHA: una habitación minúscula,
siempre bajo llave, y con un cartel en la puerta que advertía
"Prohibido entrar". Y con la condición de mantener el secreto
para que no se enterasen de esas reuniones el resto de los militantes.
Por su parte el PRT llegó a protestar porque a sus militantes solían
encerrarlos "con las maricas que caían en las redadas morales de
cines y bares". La enfermedad debía quedar recluida y los enfermos
en cuarentena.
COMUNICADO DE MONTONEROS Han pasado 18 años. 18 años
duros donde hemos conocido de todo. La persecución más sangrienta,
el asesinato más impune, la tortura como cosa de todos los días,
nuestra voz silenciada, la Patria vendida. Hemos sabido que es el
dolor y que es la injusticia. La hemos vivido aprentándonos los
unos contra los otros cada vez que el régimen intentaba aniquilarnos.
Amparados en la noche, imprimiendo volantes, armando "caños como
podíamos, expropiandoles las armas al enemigo, poniendo al servicio
de nuestra causa todos los conocimientos que fuesen posibles. Desde
las entrañas de ese dolor y esa larga lucha hemos aprendido que
a un Pueblo no se lo derrota, aunque pierda muchas batallas. Desde
alío extraemos también esta inmensa alegría del triunfo y de observar
a nuestros enemigos en retirada.
VUELVE PERON. Y ese símbolo que pintamos con carbón, aerosoles y
pinceles en todas las paredes del país, que fue nuestro primer signo
de resistencia y nuestra principal bandera de lucha, se ha hecho
realidad, Perón y los peronistas lo hemos hecho realidad.
De nada valió la trampa, el soborno, la represión, los intentos
de quebrarnos de dividirnos, de integrar al régimen este "hecho
maldito" para la oligarquía que es la indestructible lealtad entre
Perón y el Pueblo Peronista. No importó el exilio, no importó que
impidiesen nuestra expresión, no sirvieron las mentiras y el engaño,
no sirvieron las falsas promesas, porque detrás de cada una de ellas
persistía la violencia del régimen y la entrega de la Patria.
Los fusilamientos de junio de 1956 o de agosto de 1972, los secuestros
o las cámaras de tortura, los CONINTES o la proscripción, no lograron
intimidarnos porque estábamos y estamos dispuestos a dar la vida
por Perón. Lo hicimos. Frente a la violencia militar el Pueblo Peronista
organizó su violencia, consciente de que somos mayoría, como lo
demostramos en 1957, 1958, 1962, 1963 y 1965, a pesar de que las
fuerzas de la antipatria y nuestra escasa preparación impidieron
hacer realidad esos triunfos.
Nos organizamos sintiendo la justicia de nuestra causa, cambiamos
constantemente nuestros métodos de lucha, pero siempre con un mismo
objetivo: golpear, golpear. Nos dábamos cuenta que en cada uno de
esos pequeños combates desgastábamos al enemigo. Para ello, Perón
nos enseñó a "golpear donde es necesario y cuando es necesario.
A partir de 1966, quedó
definitivamente claro que no había más remedio que salir a la calle
para arrancarle al enemigo las armas sobre las que asienta su poder;
además, nos movilizamos combativamente hasta que la policía no alcanzó
para detenernos. La dictadura tuvo que sacarse totalmente la careta
y poner los tanques en la calle. También soñaron con hacer "negocios
" con Perón, pero Perón sólo responde a su Pueblo y destruyó una
a una cada trampa preparada por el régimen. Les ganamos la batalla,
les arrancamos el 11 de marzo, tuvieron que entregarnos el gobierno
el 25 de mayo y la liberación de los compañeros presos producida
ese día simbolizó el comienzo de la Liberación de todo el Pueblo.
VUELVE PERON. Para consolidar el triunfo sobre la camarilla militar
y la oligarquía, los testaferros del imperialismo. "El enemigo está
en retirada, pero conserva aún su poder económico, y fundamentalmente
militar, y buscará armarse para contraatacarnos. En estos 18 años
también hemos aprendido que el enemigo no se entrega. Hay que vencerlo
y, como dice Perón: Es necesario perseguirlo y aniquilarlo".
Para ello, con el gobierno reconquistado, nuestras tareas más importantes
son la movilización y continuar con la organización de todo el Pueblo.
Cada Peronista debe organizarse para la defensa del triunfo y para
seguir avanzando hasta la toma del Poder Total: en cada fábrica,
en cada barrio, en cada lugar de trabajo o estudio, deben irse construyendo
las bases de un poder popular capaz de enfrentar cualquier intento
del enemigo por arrebatarnos la victoria que tanto sacrificio nos
ha costado.
VUELVE PERON. Solamente organizados, movilizados y construyendo
un Ejercito Peronista capaz de dar lucha en todos los frentes, podremos
garantizar que la vuelta de nuestro líder a la patria sea definitiva
y para conducirnos en la construcción del Socialismo Nacional hacia
nuestra Argentina Justa, Libre y Soberana. Septiembre de 1955 no
debe repetirse jamás.
VUELVE PERON. Y todo el Pueblo se moviliza para ir a recibirlo.
El 20 de junio nuestro mejor golpe al enemigo es ganar la calle
e imponer nuestra fiesta. Como ayer y como siempre, este día, con
mayor intensidad que nunca, está presente nuestra inmortal compañera
y abanderada de los humildes: EVITA, y todos nuestros mártires en
la lucha por la Liberación Nacional y Social.
- Héctor J. Cámpora anuncia que Perón regresará al país el 17 del
mes en curso. Simultáneamente, el líder publica en todos los diarios
argentinos una solicitada dirigida "A los compañeros peronistas"
confirmando su vuelta.
14
de noviembre de 1972 - Parte desde Ezeiza el vuelo de
Alitalia que transporta a los miembros de la comitiva que acompañará
a Perón en su Retorno a la Argentina.
15 de
noviembre de 1972 - Desde Roma Perón
dirige un nuevo mensaje al pueblo argentino. Se anuncia que a la
mañana siguiente, en la Catedral de San Pedro, la comitiva ofrecerá
una misa de acción de gracias concelebrada por el Padre Vernazza
y el Padre Mujica.
16
de noviembre de 1972 - El gobierno de facto despliega
gran cantidad de efectivos militares en torno al aeropuerto a pesar
de lo cual se le hace imposible contener a los miles de militantes
que consiguen cruzar el río Matanza bajo una fuerte lluvia. Esa
noche, el DC-8 Giuseppe Verdi de Alitalia parte desde Roma con 154
pasajeros con destino Roma - Dakar - Buenos Aires.
Durante muchos años la palabra "chárter" remitió casi con exclusividad
al vuelo de Alitalia que trajo a Juan Domingo Perón del exilio,
el 17 de noviembre de 1972. En esos tiempos no era habitual contratar
aviones grandes (este era un Boeing 707) para vuelos fuera de rutina,
tal como hoy hacen no los partidos políticos pero sí algunas agencias
de viajes mayoristas.
Aquel chárter no buscaba bajar costos, como no fueran costos políticos:
Perón ya había intentado volver al país en 1964 en un vuelo de línea
junto a unos pocos acompañantes (Isabel Perón, Jorge Antonio, Andrés
Framini, Augusto Vandor) y no había podido pasar de Río de Janeiro.
En 1972 tendría un centenar y medio de acompañantes y avión completo,
aunque no sería exacto decir avión propio: la máquina, bautizada
Giuseppe Verdi, era la que, con idéntica tripulación, Alitalia solía
poner a disposición del papa Paulo VI.
El Giuseppe Verdi partió de Roma porque Perón, por motivos que aún
hoy son materia de conjetura, prefirió retornar desde Italia y no
desde España, donde había estado exiliado 12 años. En Roma fue atendido
por Giancarlo Elía Valori, un poderoso empresario vinculado con
Licio Gelli que hoy es el número uno de las autopistas italianas.
Entrevistó a otros empresarios y dio una tumultuosa conferencia
de prensa, pero, aunque la escala lo sugería, no fue recibido por
el Papa.
El 17
Paradojas de la época: ese viernes fue feriado. El presidente Alejandro
Lanusse, quien venía de decir tres meses antes que a Juan Domingo
Perón "no le da el cuero" para volver, decretó que el día fuera
"no laborable". Por única vez en la Historia un gobierno, para recibir
a su enemigo favorito, ordenaba paralizar a toda la nación.
Lanusse quería desalentar la bienvenida popular en Ezeiza. El feriado
debía fagocitar el paro general cegetista y el despliegue militar
haría el resto: Perón aterrizó aislado. Pero nunca nadie discutió
que ese 17 de noviembre fue un día histórico.
Un
cuarto de siglo después, politólogos, historiadores y protagonistas
siguen escribiendo libros en los que intentan resolver algunos enigmas
pendientes de la pulseada Perón-Lanusse, cuyo clímax fue ese retorno
que Perón quiso posterior al plazo fijado por su incrédulo retador.
Por ese desembarco tardío para el cronograma electoral, teóricamente,
Perón no pudo ser candidato en las elecciones del 11 de marzo de
1973, para las que convirtió en ahijado a Héctor Cámpora. Volvió
en forma definitiva el 20 de junio de 1973 (cuando se produjo la
matanza de Ezeiza) y sólo llegó a la presidencia -por tercera vez-
el 23 de setiembre, en los comicios organizados por el gobierno
peronista.
Los años de plomo ya habían comenzado. En 1970 los Montoneros habían
debutado con el asesinato del general Pedro Aramburu. En 1972 la
violencia guerrillera era casi cotidiana y apenas 87 días antes
de la vuelta de Perón había ocurrido la matanza de Trelew. En las
Fuerzas Armadas había sectores fuertemente antiperonistas, cuyo
disgusto con el retorno de Perón era difícil de medir, pero en todo
caso resultaba inquietante, aun para Lanusse. El "chárter", en este
clima, funcionaba como anillo protector, si bien constituía, antes
que nada, una demostración política. En el justicialismo se suponía,
no sin razón, que Perón solo era más vulnerable que Perón rodeado
de figuras destacadas. Ese pasaje de ex ministros, ex legisladores,
militares retirados, gremialistas, artistas y deportistas conformaba
una muestra irrepetible del peronismo. Lo prueba, entre otras cosas,
el hecho de que en ese avión se concentraron todos los presidentes
peronistas que hubo desde el 46 hasta hoy: Perón, Héctor Cámpora,
Raúl Lastiri, Isabel Perón y Carlos Menem.
También estaban conspicuos representantes de las vertientes más
radicalizadas, que no mucho después se enfrentaron en armas. Desde
José López Rega, fundador de la Triple A, hasta el ideólogo del
Peronismo de Base Rodolfo Ortega Peña, asesinado en 1974 por esa
organización terrorista de ultraderecha cuando era diputado nacional.
Después de 25 años, alrededor de un tercio falleció.
Distintas fuentes aseguran que la suma de pasajeros y tripulantes
era de 154 personas. Pero el ex ministro de Educación Jorge Taiana,
médico personal de Perón y presidente de la comisión organizadora
del viaje, quien está escribiendo un libro sobre el tema, estima
que el número era levemente inferior.
Algunos nombres -los menos- hoy resultan desconocidos y ni siquiera
quienes participaron de la confección de la lista, como el capitán
retirado Ricardo Anzorena (83) o Antonio Cafiero (75), recuerdan
los motivos de su inclusión.
-Mucha gente quería viajar -evoca Anzorena-. En un primer momento
teníamos tres personas por cada asiento.
-¿Y cómo hicieron? -La primera selección incluyó a los presidentes
de partido de cada provincia. Por eso fue Menem. Nosotros mandábamos
las listas para que Perón las aprobara y él las devolvía con alguna
corrección.
Cafiero cuenta que no era sólo Perón el que corregía las listas,
sino que allí tenía alguna injerencia López Rega. El historiador
Fermín Chávez asegura que él mismo fue "bajado" del avión por López
Rega.
Anzorena no lo confirma y en cambio habla de autoexcluidos. "Ante
la ola de amenazas, un día antes del vuelo dos personas que no voy
a nombrar, y que me habían molestado muchísimo para viajar, devolvieron
los pasajes; uno, que era marino y había sido edecán de Perón, decía
que la Marina iba a bombardear el avión".
Juan Manuel Abal Medina, quien tenía 26 años en 1972 cuando como
secretario general del justicialismo recibió al chárter en Ezeiza,
dijo a Clarín desde México que nunca se le había cruzado por la
cabeza el temor de que el avión fuera derribado. Eso sí: según Abal
Medina, tanto Perón como Arturo Frondizi estaban armados.
20 de
junio de 1976 - Salida de Madrid
Los
años que siguieron alternaron euforia y tragedia. Los pasajeros
del chárter siguieron infinitos caminos. Rogelio Coria, de la UOCRA,
fue asesinado por Montoneros. Casildo Herreras, dirigente textil
fallecido este año, condujo la CGT y cuando fue el golpe de 1976
"se borró". Hubo quien salió más tarde del justicialismo, como Nilda
Garré, ahora diputada del Frepaso, y, también, quien salió de la
política, como la actriz Marilina Ross, hoy cantante, quien al ser
requerida por Clarín hizo saber por su agente de prensa que no daba
entrevistas para hablar del chárter.
Sólo cinco pasajeros del avión desempeñan cargos públicos en el
actual gobierno peronista. Uno de ellos es el propio presidente.
Los demás son el canciller Guido Di Tella, el flamante responsable
de la Oficina de Etica, José María Castiñeira de Dios, el asesor
presidencial Angel Robledo y el senador Cafiero.
Cafiero y Lorenzo Miguel, el eterno líder de las 62 Organizaciones,
ganan en vigencia. Se trata de los únicos pasajeros que, habiendo
sido figuras centrales de la vida política cuando se produjo la
vuelta de Perón al país, lo siguen siendo hoy. Menem, en cambio,
aún no sobresalía en 1972, como lo demuestra el testimonio de Cafiero
.
Miguel Bonasso cuenta con detalle en El presidente que no fue las
comunicaciones en clave que se hicieron desde el avión con el fin
de prever eventuales alteraciones del plan de viaje. También relata
en forma pormenorizada las horas que Perón y media docena de acompañantes
vivieron en el Hotel Internacional de Ezeiza, donde permaneció detenido
de hecho antes de partir hacia la casa que se le había comprado
en la calle Gaspar Campos.
Aun hoy, sin embargo, el brigadier Osvaldo Cacciatore, que en 1972
era jefe del Estado Mayor Conjunto y que tuvo a su cargo el "operativo
de seguridad", niega que Perón haya estado preso al bajar del avión
y recurre a explicaciones similares a las usadas por el régimen
militar hace 25 años para justificar el espectacular despliegue
que inhibía los movimientos del General: "Si salía del hotel no
había garantías para su seguridad".
LA LISTA
El vuelo regular 3584 de Alitalia del 17 de noviembre de 1972 estuvo
compuesto por 154 personas, entre los pasajeros y el General. La
comitiva que partió de Buenos Aires para regresar al país con Juan
Domingo Perón estaba integrada por un amplio abanico de representantes
de la sociedad argentina. He aquí los más importantes.
JUAN DOMINGO PERON. Fue elegido presidente en 1946, reelegido en
1952 y depuesto por un golpe militar en 1955. Permaneció 17 años
exiliado. En 1972, después de recibir en Madrid a emisarios del
gobierno militar que encabezaba el general Alejandro Lanusse con
el cual estaba abiertamente enfrentado, retornó por primera vez
al país a bordo de este chárter. Siete meses después, cuando gobernaba
Héctor Cámpora, volvió definitivamente y fue elegido presidente
por tercera vez. Murió en Olivos el 1 de julio de 1974.
MARIA ESTELA MARTINEZ DE PERON. Vive en España alejada de la política.
Elegida en 1973 como vicepresidenta, fue presidenta entre 1974 y
1976. La derrocaron las Fuerzas Armadas y estuvo cinco años presa.
Viajó en el chárter en carácter de esposa del General.
HECTOR CAMPORA. Fue presidente durante 49 días, en 1973. Había conducido
la Cámara de Diputados durante los años cincuenta. En 1972 era delegado
personal de Perón, función política de máxima importancia. Falleció
en 1980 en México, donde estaba exiliado.
RAUL LASTIRI. Yerno de López Rega, en el gobierno de Cámpora fue
presidente de la Cámara de Diputados y desde ese cargo saltó a la
presidencia de la Nación, en un interinato destinado a habilitar
la candidatura de Perón. Murió en 1978.
CARLOS SAUL MENEM. Es el primer presidente reelecto después de Perón.
Fue elegido en 1989 y su actual mandato dura hasta fin de siglo.
En 1972 era presidente del Partido Justicialista de La Rioja, provincia
que luego gobernó en tres oportunidades (1973-76, 1983-87, y 1987-89).
Tiene 67 años.
ANTONIO CAFIERO. Es senador nacional por la provincia de Buenos
Aires, de la que fue gobernador en 1987-91. Al chárter ya subió
como ex ministro de Perón. Más tarde sería ministro de Economía
de Isabel, además de embajador. En el partido fue presidente del
Consejo Nacional. Perdió contra Menem la candidatura presidencial
en 1988. Hace poco cumplió 75 años.
GUIDO DI TELLA. Es canciller de Menem desde el 31 de enero de 1991.
En 1972 era presidente del Fondo Nacional de las Artes. Fue diputado
nacional, ministro de Defensa y embajador en Washington.
JOSE
LOPEZ REGA. Secretario de Perón en el exilio, en ese carácter ocupó
un asiento de primera clase en el chárter. Cámpora lo designó ministro
de Bienestar Social y luego lo confirmaron Lastiri, Perón e Isabel.
Con ésta, adquirió poder de superministro y llegó a montar un aparato
criminal en el Estado, que se denominó Triple A (Alianza Anticomunista
Argentina). Huyó del país en 1975, luego de ser repudiado en la
Plaza de Mayo. Estuvo diez años prófugo, hasta que se entregó al
FBI, en 1986, en Miami. Fue extraditado y juzgado por graves delitos.
Falleció estando en prisión, en 1989.
VICTORIA LORENTE. Era secretaria de Perón en Puerta de Hierro. Actualmente
es profesora en la Universidad de Guadalajara, España.
NELIDA DE MIGUEL. Diputada en el primer gobierno de Perón. Actualmente
colabora con la Secretaría de la Mujer y trabaja en la campaña de
Daniel Scioli.
LORENZO MIGUEL. Es el sindicalista que más poder acumuló, de manera
continuada, en las últimas tres décadas. Tras la muerte de Augusto
Vandor pasó a liderar la Unión Obrera Metalúrgica, a cuyo frente
sigue hoy. Interviene en el manejo de la CGT y controla las 62 Organizaciones
Sindicales Peronistas. Siempre participó de la vida del Partido
Justicialista. Cuando subió al chárter ya era uno de los sindicalistas
más influyentes. Tiene 70 años.
RICARDO ANZORENA. En 1950 se retiró de la Marina como capitán de
navío. Entre 1954 y 1955 fue interventor de la provincia de Santa
Fe. Meses después fue detenido, durante un año, acusado de sublevarse
con el general Valle. Tuvo un papel fundamental en la confección
de las listas que derivaron en la nómina de pasajeros del chárter.
Actualmente participa del Club del 45.
EMILIO MIGNONE. Trabajó en el gobierno provincial de Domingo Mercante
en 1952. Fue rector de la Universidad de Luján. Tiene una hija desaparecida,
secuestrada en su casa durante el último gobierno militar. Es un
destacado dirigente de derechos humanos. Preside el Centro de Estudios
Legales y Sociales (CELS).
LEONARDO FAVIO. Director
de cine. Realizó Nazareno Cruz y el lobo, Gatica, el mono, entre
otras. Actualmente está preparando una película sobre la vida de
Perón.
SERGIO VILLARRUEL. Periodista televisivo de prestigio. Viajó en
el chárter como profesional, enviado por Canal 13. En esa época
ya era una cara famosa. Falleció este año.
Fascículos semanales.
Podés descargarlos en pdf en
Página|12, y leerlos en línea o descargarlos en
Scribd.
Descargar
los 130 fascículos de la
colección completa en un solo pack (32,65 mb)
JORGE CONTI. Viajaba
en el avión como periodista enviado por Canal 11 de Buenos Aires,
pero no disimulaba su partidismo peronista. Fue funcionario en el
gobierno de 1973-76. Se casó con Norma López Rega, viuda de Lastiri
e hija del "Brujo", de quien fue estrecho colaborador. Dejó el periodismo
y la política. Trabaja como escribano.
VICENTE SOLANO LIMA. Dirigente del Partido Conservador Popular,
acompañó a Cámpora en la fórmula presidencial de 1973. Renunció
a la vicepresidencia junto con el Tío a los 49 días de gobierno.
Falleció en 1984.
CASILDO HERRERAS. Fue secretario general del gremio de los textiles,
desde donde llegó a conducir la CGT durante el gobierno de Isabel
Perón. En 1975 se exilió y dijo a la prensa, en vísperas del golpe:
"Yo me borro". Murió este año.
CARLOS MUGICA. Religioso perteneciente al Movimiento de Sacerdotes
del Tercer Mundo. Trabajó con los pobres, especialmente en la Villa
31 de Retiro. En 1974, después de celebrar misa, fue asesinado por
la Triple A.
ROGELIO CORIA. Jefe del gremio de la construcción (UOCRA), lo asesinó
un comando montonero en 1974.
PEDRO CAMPORA. Sobrino de Héctor Cámpora, fue senador nacional entre
1973 y 1976. Con el golpe, tuvo que exiliarse. Falleció.
RICARDO OBREGON CANO. Fue gobernador de Córdoba en octubre de 1974.
Estuvo exiliado en México durante la dictadura militar y su vicegobernador
Atilio López fue asesinado por la Triple A. Actualmente trabaja
en la campaña política de su hijo Horacio en Córdoba.
JOSE HUMBERTO MARTIARENA. Fue secretario general del movimiento
peronista en 1973 y senador nacional. Murió en 1988.
ABEL CACHAZU. Boxeador. Fue campeón nacional de los welters.
JUAN CARLOS GENE. Actor y director teatral, fue el locutor oficial
para el Canal 7 del regreso de Perón en 1973. Hoy actúa en la pieza
Teatro nuestro, y da clases de teatro.
CHUNCHUNA VILLAFAÑE. Era modelo. Durante la dictadura se exilió
en Europa. Fue actriz y hoy conduce un programa de cable.
JOSE FRANCISCO SANFILIPPO. Futbolista. Se retiró el mismo 1972.
Hoy tiene una inmobiliaria y es comentarista deportivo. Se confiesa
cercano al duhaldismo.
MILO DE BOGETICH. Coronel croata. Fue guardaespaldas de Perón y
luego de su esposa Isabel. Murió en Asunción, Paraguay, en 1988.
OSCAR ALONSO. Cantante de tangos. Falleció en 1980.
JOSE MARIA CASTIÑEIRA DE DIOS. Poeta, ascendió al chárter en su
condición de intelectual peronista. Al año siguiente fue secretario
de Prensa y Difusión. También se desempeñó como director de la Biblioteca
Nacional y subsecretario de Cultura de la Nación en dos oportunidades
(1950 y 1991). Ahora está al frente de la Oficina de Etica.
OSCAR BIDEGAIN. En 1973 fue gobernador de la provincia de Buenos
Aires, de donde fue desplazado, tras acercarse a la izquierda peronista,
en favor de Victorio Calabró. Murió hace dos años.
DEOLINDO BITTEL. Senador y gobernador chaqueño en varias oportunidades,
fue una figura central de la vida política durante el "Proceso",
cuando se desempeñó como vicepresidente del PJ. En la época del
chárter ya pertenecía al grupo de los veteranos, porque se había
destacado en los cincuenta. Falleció el mes pasado.
JORGE VERNAZZA. En 1972 integraba el movimiento de curas del Tercer
Mundo. Hoy es párroco en Parque Patricios.
ALBERTO
ROCAMORA. Fue ministro del Interior durante el gobierno de Isabel
y diputado en el primer gobierno de Juan Domingo Perón. Tiene 85
años. Preside el Club del 45.
CARLOS BENITEZ. Fue ministro de Justicia con Cámpora y Perón y ministro
de Isabel. Falleció.
JORGE GIANOLA. Secretario general del movimiento justicialista.
Murió en 1973.
PEDRO BONANI. Ministro de Economía de Isabel. Falleció en 1986.
LUDOVICO CAVIA. Secretario parlamentario de la Cámara de Diputados
de 1973 a 1976. Falleció.
SANTIAGO MELE. Dirigente del peronismo histórico de la Capital Federal.
Falleció en 1973.
SATURNINO FUNES. Fue dirigente del peronismo. Actualmente milita
en el Frepaso.
LUIS LONGHI. Fue apoderado del Partido Justicialista. Actualmente
es camarista laboral.
ABELARDO ARCE. Fue dirigente del gremio de los lecheros.
JOSE TORANZO SANCHEZ. Sucedió a Lastiri como presidente de la Cámara
de Diputados. Falleció.
ERNESTO FATIGATTI. Participa de la Comisión Permanente de Homenaje
a Perón.
ENRIQUE GAU. Participa en el Club del 45.
ARTURO PONS BEDOYA. Comodoro retirado, se encargó de las tratativas
para contratar el avión. Participa del Club del 45.
RAUL MATERA. Médico cardiocirujano muy cercano a Perón, fue secretario
de Ciencia y Técnica con Menem. Presidió el PJ porteño. Murió en
1994.
JOSE RODRIGUEZ. Preside SMATA, el gremio de los trabajadores del
automotor. Tiene 62 años.
RODOLFO ORTEGA PEÑA. Abogado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Codirigió la revista Militancia. Lo mató la Triple A en 1973.
MARTHA LYNCH. Escritora. Publicó La señora Ordóñez, Informe bajo
llave y La alfombra roja. Se suicidó en 1985.
MARILINA ROSS. Actriz y cantante que se hizo conocida con su interpretación
de La Raulito. Estuvo exiliada después de la caída de Isabel. A
su retorno, en 1983, se dedicó a cantar. Dejó la militancia.
NORMA LOPEZ REGA. Hija de José López Rega. Fue primera dama, en
1973, cuando su primer marido, Raúl Lastiri, pasó por encima del
presidente provisional del Senado, quien estaba primero por la ley
de Acefalía, y ocupó el sillón de Rivadavia que dejó vacante Cámpora.
HUGO DEL CARRIL. Fue actor, director y cantante de tangos. Grabó
la Marcha Peronista. Falleció en 1989.
EDUARDO LUIS DUHALDE. Abogado y periodista. Asesoró a miembros de
las FAR. Codirigía con Ortega Peña la revista Militancia. Dirigió
el diario Sur. Actualmente es camarista penal.
JORGE TAIANA. Ministro de Educación en el tercer gobierno de Perón,
era su médico personal y también le tocó firmar el certificado de
defunción de Evita. Actualmente es embajador sin destino. Tiene
86 años.
NILDA GARRE. Al año siguiente del charter fue la diputada más joven
de la historia. Estuvo casada con Juan Manuel Abal Medina. En 1976
se exilió en la embajada de México junto a Héctor Cámpora. Se fue
del PJ. Es diputada del Frepaso.
ADALBERTO EDUARDO WIMER. Destacado dirigente gremial de Luz y Fuerza.
Murió en 1981.
MIGUEL BELLIZI. Fue el primer cardiocirujano que practicó un transplante
de corazón. Murió en 1991.
ALFREDO GOMEZ MORALES. Había sido ministro de Perón en los dos primeros
gobiernos. Volvió a ser ministro de Economía con Isabel. Murió en
1990.
LEOPOLDO FRENKEL. En 1973 se convirtió en el intendente más joven
de Buenos Aires. Después se dedicó al ejercicio del derecho y a
la docencia universitaria.
JUANA LARRAURI. Cantante de tangos y dirigente del peronismo femenino.
Fue dos veces senadora nacional. Grabó la marcha Evita capitana.
Murió en 1990.
BENITO LLAMBI. Diplomático peronista y ministro del Interior del
tercer gobierno peronista. Acaba de publicar sus memorias. Tiene
90 años.
ESTER DE SOBRINO. Dirigente del Peronismo Femenino. Fue diputada
nacional cinco veces.
El definitivo regreso del General Perón a la Argentina el 20 de
junio de 1973 dio origen a un acontecimiento que por su magnitud,
trascendencia, resultado y derivaciones posteriores, lo proyecta
como uno de los hechos más significativos de "la década del 70".
Más aún, ese acto sellará el paradigma del futuro nacional, a modo
de una fotografía de cómo se desenvolvería la historia durante los
siguientes diez años.
Desde el día anterior al previsto para el Retorno, la movilización
popular programada comenzó a trasladarse al lugar elegido para la
recepción, acampando en las proximidades del palco montado para
la ocasión. Desde el interior del país, esta movilización comenzó
varios días antes, confluyendo a través de varios miles de micros
y cientos de frecuencias especiales de convoyes ferroviarios que
arribaron a las terminales de Retiro, Constitución y Federico Lacroze.
Así, infinidad de caravanas fueron arribando a partir del atardecer
del día anterior desde distintos lugares del país, alcanzando su
mayor afluencia en las primeras horas del 20 de junio. La zona seleccionada
estaba comprendida por el cruce de la Autopista Gral. Riccheri y
la Ruta Provincial 205, habiéndose ubicado el palco oficial sobre
el puente del citado cruce.
Los contingentes demostraban,
a pesar de las horas pasadas para algunos y de los días para otros
en el viaje, una gran algarabía a lo largo del trayecto, con cantos
de estribillos y canciones acompañadas por bocinas, bombos y cornetas,
desplegando banderas y carteles. Desde la General Paz y sobre todo
después del Puente 12, avanzaban sobre la Autopista Riccheri verdaderos
"ríos humanos" portando enormes estandartes. A medida que se avanzaba
hacia el palco, la marcha se hacía cada vez más lenta, pudiéndose
apreciar una masa humana compacta en las inmediaciones del puente
sobre el Río Matanza, en las cercanías de Ciudad Evita.
Más de tres millones de personas, la mayor concentración humana
que se había visto hasta entonces en toda la historia argentina,
querían participar de la fiesta.
Pero la fiesta no pudo
ser.
Ya desde la madrugada se habían sucedido incidentes violentos, incluso
armados, si bien menores. Según la lógica de la época, muchos creían
que la concentración de Ezeiza desequilibraría, ante los ojos de
Perón, la pugna que los enfrentaba. Cuando el General observara
la capacidad de movilización de "la Jotapé", que había forzado al
régimen castrense a conceder elecciones, se pronunciaría en su favor
y le haría un lugar a su lado en la conducción. Por su parte, los
sectores antagónicos a las "formaciones especiales" participaban
de la misma lógica y sacaban conclusiones equivalentes y encontradas.
Lo cierto es que cuando intentó ingresar por la parte de atrás del
palco la columna Sur de la Jotapé se produjo un terrible tiroteo
entre ésta y los custodios del palco, causando gran cantidad de
muertos y heridos. Fue un verdadero combate, con una organización
detallada y un visible despliegue de armamentos poderosos, frente
a una multitud que, sin entender lo que ocurría, pugnaba atónita
para ponerse a resguardo del caos.
Debido a esto, y siguiendo los sabios consejos del vicepresidente
Vicente Solano Lima desde el lugar de los incidentes al presidente
Héctor Cámpora a bordo del avión con Perón, éste se vio obligado
a aterrizar en el aeropuerto militar de Morón.
Así, a través de posiciones extremas e intolerantes, unos pocos
lograron frustrar el sueño de todos, y evitaron alcanzar ese maravilloso
contacto profético que Perón siempre tuvo con su pueblo reunido.
Durante los siguientes diez años, como decíamos, esa foto paradigmática
de la realidad (incluyendo el tiroteo entre los intolerantes, la
ausencia física de Perón, la triste atonía popular y el país sumergido
en el caos) iba a presidir la escena política argentina.
Desde
Morón por radio y televisión Perón anunciaría un mensaje para el
día siguiente diciendo: "No sé por qué, pero por cierto destino
he llegado hoy a Buenos Aires después de dieciocho años de extrañamiento
con la intención de dar un simbólico abrazo desde lo más profundo
de mi corazón al pueblo argentino, y un sinnúmero de circunstancias
me lo han impedido. (...) Hoy 20 de junio es el día más corto del
año. Hemos hecho el viaje normalmente, pero hemos llegado un poco
tarde...".
Tres millones de argentinos regresaron entonces –regresamos- caminando
cabizbajos, confundidos y dolidos por la Autopista Riccheri con
una terrible espina clavada en el corazón.
Al día siguiente, 21 de junio de 1973, por la Cadena nacional desde
la Quinta de Olivos, el Teniente General Juan Domingo Perón emitió
el siguiente mensaje, el cual podría servir, o mejor debería servir
hoy de inspiración fundacional para los próximos diez años:
Deseo comenzar estas palabras con un saludo muy afectuoso al pueblo
argentino. Llego del otro extremo del mundo con el corazón abierto
a una sensibilidad patriótica que sólo la larga ausencia y la distancia
pueden avivar hasta su punto más alto. Por eso, al hablar a los
argentinos lo hago con el alma a flor de labio y deseo que me escuchen
también con el mismo estado de ánimo.
Llego casi desencarnado. Nada puede perturbar mi espíritu porque
retorno sin rencores ni pasiones, como no sea la pasión que animó
toda mi vida: servir lealmente a la patria. (...). La situación
del país es de tal gravedad que nadie puede pensar en una reconstrucción
en la que no debe participar y colaborar. Este problema, como ya
lo he dicho muchas veces, o lo arreglamos entre todos los argentinos
o no lo arregla nadie. Por eso, deseo hacer un llamado a todos,
al fin y al cabo hermanos, para que comencemos a ponernos de acuerdo.
(...).
Tenemos una revolución que realizar, pero para que ella sea válida
ha de ser de construcción pacífica y sin que cueste la vida de un
solo argentino. No estamos en condiciones de seguir destruyendo
frente a un destino preñado de acechanzas y peligros. Es preciso
volver a lo que en su hora fue el apotegma de nuestra creación:
"de casa al trabajo y del trabajo a casa". Sólo el trabajo podrá
redimirnos de los desatinos pasados.
Ordenemos primero nuestras cabezas y nuestros espíritus. Reorganicemos
al país y dentro de él al Estado que preconcebidamente se ha pretendido
destruir y que debemos aspirar a que sea lo mejor que tengamos para
corresponder a un pueblo que ha demostrado ser maravilloso. Para
ello elijamos los mejores hombres, provengan de donde provinieren,
acopiemos la mayor cantidad de materia gris, todo juzgado por sus
genuinos valores en plenitud y no por subalternos intereses políticos,
influencias personales o bastardas concupiscencias.
Cada argentino ha de recibir una misión en este esfuerzo de conjunto.
Esa misión será sagrada para cada uno, y su importancia estará más
que nada en su cumplimiento. En situaciones como la que vivimos,
todo puede tener influencia decisiva, y así como los cargos honran
al ciudadano, éste también debe ennoblecer los cargos.
Si en las Fuerzas Armadas de la República cada ciudadano, de general
a soldado, está dispuesto a morir tanto en defensa de la soberanía
nacional como del orden constitucional establecido, tarde o temprano
han de integrarse al pueblo, que ha de esperarlas con los brazos
abiertos, como se espera a un hermano que retorna al hogar solidario
de los argentinos.
Necesitarnos
una paz constructiva sin la cual podemos sucumbir como nación. Que
cada argentino sepa defender esa paz salvadora por todos los medios,
y si alguno pretendiera alterarla con cualquier pretexto, que se
le opongan millones de pechos y se alcen millones de brazos para
sustentarla con los medios que sean. Sólo así podremos cumplir nuestro
destino.
Hay que volver al orden legal y constitucional como única garantía
de libertad y justicia. En la función pública no ha de haber cotos
cerrados de ninguna clase y el que acepte la responsabilidad ha
de exigir la autoridad que necesita para defenderla dignamente.
Cuando el deber está de por medio, los hombres no cuentan sino en
la medida en que sirvan mejor a ese deber. La responsabilidad no
puede ser patrimonio de los amanuenses.
Cada argentino, piense como piense y sienta como sienta, tiene el
inalienable derecho a vivir en seguridad y pacíficamente. El gobierno
tiene la insoslayable obligación de asegurarlo. Quien altere este
principio de la convivencia, sea de un lado o de otro, será el enemigo
común que debemos combatir sin tregua, porque no ha de poderse hacer
nada en la anarquía que la debilidad provoca, o en la lucha que
la intolerancia desata.
Conozco perfectamente lo que está ocurriendo el país. Los que crean
lo contrario se equivocan. Estamos viviendo las consecuencias de
una postguerra civil que, aunque desarrollada embozadamente, no
por eso ha dejado de existir.
A ello se le suma las perversas intenciones de los factores ocultos
que, desde la sombra, trabajan sin cesar tras designios no por inconfesables
menos reales. Nadie puede pretender que todo esto cese de la noche
a la mañana, pero todos tenemos el deber ineludible de enfrentar
activamente a esos enemigos, si no queremos perecer en el infortunio
de nuestra desaprensión o incapacidad culposa. (...).
Es
preciso llegar así, y cuanto antes, a una sola clase de argentinos:
los que luchan por la salvación de la patria, gravemente comprometida
en su destino por los enemigos de afuera y de adentro. Los peronistas
tenemos que retornar a la conducción de nuestro movimiento. Ponerlo
en marcha y neutralizar a los que pretenden deformarlo desde abajo
o desde arriba. Nosotros somos justicialistas. Levantamos una bandera
tan distante de uno como de otro de los imperialismos dominantes.
No creo que haya un argentino que no sepa lo que ello significa.
No hay nuevos rótulos que califiquen a nuestra doctrina ni a nuestra
ideología: Somos lo que las Veinte Verdades Peronistas dicen. No
es gritando la vida por Perón que se hace patria, sino manteniendo
el credo por el cual luchamos.
Los viejos peronistas lo sabemos. Tampoco lo ignoran nuestros muchachos
que levantan nuestras banderas revolucionarias. Los que pretextan
lo inconfesable, aunque cubran sus falsos designios con gritos engañosos,
o se empeñen en peleas descabelladas, no pueden engañar a nadie.
(...). Nadie puede ya escapar a la tremenda experiencia que los
años y el dolor y los sacrificios han grabado a fuego en nuestras
almas y para siempre.
Tenemos un país que a pesar de todo no han podido destruir, rico
en hombres y rico en bienes.
Vamos a ordenar el Estado y todo lo que de él dependa que pueda
haber sufrido depreciaciones y olvidos. Esa será la principal tarea
de mi gobierno. El resto lo hará el pueblo argentino, que en los
años que corren ha demostrado una madurez y una capacidad superior
a toda ponderación. En el final de este camino está la Argentina
potencia, plena de prosperidad, con habitantes que puedan gozar
del más alto "standard" de vida, que la tenemos en germen y que
sólo debemos realizarla. Yo quiero ofrecer mis últimos años de vida
en un logro que es toda mi ambición; sólo necesito que los argentinos
lo crean y me ayuden a cumplirla.
La
inoperancia, en los momentos que tenemos que vivir, es un crimen
de lesa patria. Los que estamos en el país tenemos el deber de producir,
por lo menos, lo que consumimos. Esta no es hora de vagos ni de
inoperantes. Los científicos, los técnicos, los artesanos y los
obreros que estén fuera del país deben retornar a él a fin de ayudarnos
en la reconstrucción que estamos planificando y que hemos de poner
en ejecución en el menor plazo.
Finalmente, deseo exhortar a todos mis compañeros peronistas para
que, obrando con la mayor grandeza, echen a la espalda los malos
recuerdos y se dediquen a pensar en el futuro y en la grandeza de
la patria, que bien puede estar desde ahora en nuestras propias
manos y en nuestro propio esfuerzo.
A los que fueron nuestros adversarios, que acepten la soberanía
del pueblo, que es la verdadera soberanía cuando se quiere alejar
el fantasma de los vasallajes foráneos, siempre más indignos y costosos.
A los enemigos, embozados, encubiertos o disimulados, les aconsejo
que cesen en sus intentos, porque cuando los pueblos agotan su paciencia
suelen hacer tronar el escarmiento.
Dios nos ayude, si somos capaces de ayudar a Dios. La oportunidad
suele pasar muy ligero. ¡Guay de los que carecen de sensibilidad
e imaginación para percibirla!
Como lo señala Fernand Braudel, los tiempos de la historia tienen
distintas velocidades. O mejor dicho, los procesos históricos pueden
sumergirse en diferentes dimensiones temporales.
En ese sentido, el acontecimiento que nos ocupa, ese instante ocurrido
hace 31 años, en el que Juan Domingo Perón, protegido de la lluvia
por un paraguas sostenido por el sindicalista metalúrgico José Ignacio
Rucci, pisaba el macadán de Ezeiza y ponía fin a 17 años de exilio,
es paradigmático.
Puede inscribirse en la larga lista de extrañamientos de argentinos
notables que inició el general José de San Martín en 1826, si es
que no se considera como tal al que emprendía (y se truncó por su
muerte en alta mar) Mariano Moreno, apenas el país daba sus primeros
pasos.
¿Vale la pena enumerarlos? Sarmiento, Rosas (que murió en Southampton,
Inglaterra), Gardel, Cortázar, los que se fueron en 1966, huyendo
de Onganía, los que se fueron en 1976, escapando al genocidio, los
que se van ahora, sacándole el cuerpo a la desocupación y a un futuro
sin esperanzas...
¿Acaso el mismísimo Maradona no vive en una suerte de exilio "rosado"
en Cuba, fuera del alcance de la jauría periodística que aquí lo
acosaría cotidianamente?
Confesión de impotencia
Perón huyó de la persecución política de una clase social que, al
permitir su retorno, no hizo otra cosa que confesar su impotencia.
Desde el derrocamiento de Perón en 1955 a través de un golpe militar
que contó con apoyo civil, especialmente de miembros de la Iglesia
y de la Unión Cívica Radical, pero también de los sectores más tradicionales
de la economía, la nueva alianza dominante intentó "desperonizar"
el país.
No lo consiguió. Más aun, ni siquiera logró –ni por la fuerza (que
incluyó fusilamientos, cárcel y persecuciones), ni a través de una
democracia deforme– garantizar un mínimo de estabilidad política
en los 17 años de ausencia del general exiliado. Por el contrario,
la proscripción galvanizó una metodología que, con otras formas,
se pone de manifiesto incluso en nuestros días: no se puede gobernar
la Argentina sin un compromiso con el peronismo.
Esta inestabilidad es –para volver al lenguaje braudeliano– un fenómeno
de larga duración en nuestro país. En efecto, desde que a través
de la ley Sáenz Peña, se instauró el voto universal, secreto y obligatorio
en 1916, se produjo una ruptura entre poder político y poder económico
que sólo tuvo esporádicos momentos de conciliación. A saber: el
primer gobierno de Yrigoyen (1916-1922) con una clase media en ascenso
que apoyó un proyecto nacionalista y el primero de Perón (1945-1952)
en el que la burguesía nacional hegemonizó a la sociedad con un
proceso económico de sustitución de importaciones favorecido por
las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial.
Todo lo demás fue incertidumbre, golpes de estado y represión, muchas
veces sangrienta, para imponer desde el poder político los mandatos
del poder económico.
El
GAN, último intento
El exilio como fenómeno recurrente de la historia nacional y el
divorcio entre poder político y poder económico iluminan el retorno
de Perón y ayudan a comprender su significado. Pero es necesario
describir –sin perder esta perspectiva– las circunstancias específicas
en que este hecho histórico se concretó.
La ambiciosa y mesiánica Revolución Argentina de Juan Carlos Onganía
había fracasado rotundamente en su intento de perpetuar a las Fuerzas
Armadas en el gobierno y también en el de encauzar la economía argentina
en las nuevas corrientes financieras mundiales. Sin embargo, el
ministro Adalberto Krieger Vasena inició ya entonces un proceso
sistemático de desmantelamiento de la industria nacional que tendría,
todavía con algunos tropiezos, cierta continuidad.
Pero la sociedad argentina no soportó el autoritarismo corporativista
y en violentas gestas populares, cuyo pico más alto fue el Cordobazo
de 1969, sentenció a muerte al onganiato.
Alejandro Agustín Lanusse fue el primero en comprender el hecho
y sus implicancias. Asumió la presidencia y provocó una conmoción
interna en las Fuerzas Armadas al anunciar la convocatoria a elecciones
para el 25 de marzo de 1973. La jugada se proponía, por un lado,
quitar legitimidad a las organizaciones armadas, especialmente a
los peronistas de Montoneros y al Ejército Revolucionario del Pueblo
(ERP, brazo armado del Partido Revolucionario de los Trabajadores,
agrupación trotskista devenida guevarista) que se consolidaban como
opción frente al gobierno de facto. Por otro, a través de la audacia
del Gran Acuerdo Nacional, concretar el sueño irrealizado del conservadurismo
argentino: llegar al poder por vía de las urnas y poner fin así
al escarnio de depender siempre, en última instancia, de la voluntad
del "tirano depuesto".
El país de las consignas
Lanusse no contaba con
la vitalidad del pueblo peronista, dispuesto a dar al anciano líder
su última oportunidad, cuando lanzó un desafío temerario: "Que Perón
venga, si le da le cuero".
Bajo la consigna "luche y vuelve", el operativo retorno embarcó
al pueblo argentino en un combate épico que desembocó en una frustración
de la que todavía no termina de reponerse.
A partir de ese momento, y pese a los esfuerzos del radicalismo
desde los partidos tradicionales, incluido el Comunista, y de la
denominada izquierda independiente, el rédito de las luchas antidictatoriales
iniciadas en 1966 fue a las alforjas del peronismo.
El país se pobló de consignas vinculadas al objetivo del retorno:
"Juventud presente, Perón, Perón o muerte" resumía lo que estaba
dispuesta a hacer la nueva generación peronista, mayoritariamente
embanderada bajo el lema "Perón, Evita, la patria socialista" o
"Si Evita viviera, sería Montonera" pero incubando también un monstruo
que muy pronto mostraría su rostro premonitorio.
Así, menos de tres meses después que el 22 de agosto de 1972 se
prefigurara el país de horror que viviríamos, cuando 19 guerrilleros
de Montoneros, ERP y otras organizaciones fueron fusilados tras
una simulación de fuga de la cárcel de Trelew, el histórico regreso
de Perón en el DC-8 Giuseppe Verdi de Alitalia fue aplaudido por
apenas 300 personas. Era un puñado de las miles que pugnaron por
llegar a Ezeiza ese día y quedaron enredadas en el dispositivo de
seguridad desplegado por el gobierno que utilizó 70 mil efectivos
policiales.
Lanusse hizo un último intento y volvió a proscribir a Perón que
se quedó pocos meses en el país. Pero su suerte estaba echada y
la consigna "Cámpora al gobierno, Perón al poder", se materializó
en las urnas.
El 20 de junio de 1973, ya con Cámpora como presidente, se produjo
el segundo retorno de Perón. Esta vez, la masacre de Ezeiza –y el
definitivo desencuentro del líder con su pueblo– no fue obra de
la represión sino del cruel enfrentamiento interno de los propios
peronistas.
La lluvia se precipitaba
con una intensidad desusada sobre Buenos Aires ese viernes 17 de
noviembre de 1972 que el gobierno de Lanusse había proclamado feriado.
Una multitud, difícil de dimensionar, pugnaba por llegar al aeropuerto.
Los tanques del ejército lo impedían.
Por un momento, mientras todos sostenían el aliento conmovidos,
tenso el ánimo, suspendidos en el aire de sus almas, envueltos los
espíritus en fe y esperanza, punzado el ser por la emoción, el mítico
avión de Alitalia carreteó finalmente sobre una de las pistas de
Ezeiza. Si bien no era negro como lo había imaginado la fantasía
popular, se estaba concretando el sueño añorado por millones: después
de dieciocho largos años el general Perón volvía a su patria, y
pronto al poder, desmintiendo el destino inexorable que lo condenaba
-como a San Martín, a Artigas y a Rosas entre tantos- a morir en
el exilio. Los peronistas que llegaban empapados al río Matanza
no iban solos: los acompañaba la historia, los ausentes, la Providencia.
La lluvia se precipitaba
con una intensidad desusada. Sin embargo, el cielo plomizo podía
ocultar el sol, pero no la luminosa alegría popular. Ese día culminaba
una larga pulseada protagonizada por Perón y Lanusse, una apasionante
partida de ajedrez. El presidente militar, un gorila de la primera
hora que había pasado cuatro años con traje a rayas en la cárcel
patagónica de Rawson, era un hombre inteligente y audaz. La agitación
social que conmovía al país no podía solucionarse con la proscripción,
había que negociar con el exiliado en Madrid, devolverle los salarios
caídos, la condición militar y el cuerpo embalsamado y ultrajado
de Evita. Entonces propuso el GAN (Gran Acuerdo Nacional), con la
idea que ambos –Perón y Lanusse– renunciaran a sus aspiraciones
presidenciales. Perón le respondió con ironía: "que Lanusse renuncie
a la presidencia, es lo mismo que yo renuncie al trono de Inglaterra".
Lanusse a su vez lo provocó con aquella frase histórica: "Perón
no vuelve porque no le da el cuero". Cuando El Cano tenía que conjurar
las críticas de su propio frente interno totalmente antiperonista,
afirmaba con pedantería: "nosotros no llevamos la espada de adorno".
Perón le respondía: "tiene razón el general Lanusse, no es la espada
lo que tienen de adorno, es la cabeza"... Y así hasta el furcio
del homenaje del Día del Maestro en San Juan a Juan Domingo Sarmiento.
Pero todo eso ya era historia pequeña ese 17 de noviembre en que
soplaban aires de victoria y la lluvia se confundía con infinidad
de lágrimas emocionadas. La foto de Rucci, el secretario general
de la CGT, con el paraguas protegiendo al líder, formará parte para
siempre de la galería de imágenes paradigmáticas del peronismo.
Luego vendrían la reclusión en el hotel Internacional, las ametralladoras
montadas para impedir la salida, el traslado a la casa de la calle
Gaspar Campos en Olivos, el desfile incesante, el encuentro con
Balbín, las reuniones en la confitería Nino de Vicente López y su
viaje a Asunción donde se proclamó orgullosamente "general del glorioso
ejército paraguayo" para irritación escandalizada de sus pares argentinos.
Sí. El milagro se había consumado.
Perón había regresado en la plenitud de la primavera. En esos días
de un optimismo inexpugnable, la historia parecía abrazar el futuro.
Las contiendas internas del peronismo, dirimidas en forma feroz
entre "la patria peronista" y "la patria socialista", se exteriorizarían
trágicamente recién en el segundo regreso del 20 de junio de 1973.
En un día luminoso, como contrapartida de la lluvia de intensidad
desusada del 17 de noviembre, la fiesta concluyó en la masacre de
Ezeiza: un anuncio de los días que vendrían.
Pero como diría Chesterton, "eso... Eso ya es otra historia".
Otra historia que sin embargo el propio Perón parecía vislumbrar
cuando escribió lo siguiente:
A MI PUEBLO
(Mensaje de Perón al pueblo argentino al emprender su retorno a
la patria después de dieciocho años de exilio, publicado en el diario
Crónica el 16 de noviembre de 1972)
Compañeros peronistas:
Pocos podrán imaginar la profunda emoción que embarga a mi alma
ante la satisfacción de volver a ver de cerca a tantos compañeros
de los viejos tiempos, como a tantos compañeros nuevos de una juventud
maravillosa que, tomando nuestras banderas para el bien de la patria,
están decididos a llevarlas al triunfo.
También, como en los viejos tiempos, quiero pedir a todos los compañeros
de antes y de ahora que, dando el mejor ejemplo de cordura y madurez
política, nos mantengamos todos dentro del mayor orden y tranquilidad.
Mi misión es de paz y no de guerra. Vuelvo al país después de dieciocho
años de exilio, producto de un revanchismo que no ha hecho sino
perjudicar gravemente a la nación. No seamos nosotros colaboradores
de tan fatídica inspiración.
Nunca hemos sido tan fuertes. En consecuencia, ha llegado la hora
de emplear la inteligencia y la tolerancia, porque el que se siente
fuerte suele estar propicio a prescindir de la prudencia.
El pueblo puede perdonar porque en él es innata la grandeza. Los
hombres no solemos estar siempre a su altura moral, pero hay circunstancias
en que el buen sentido ha de imponerse. La vida es lucha y renunciar
a ésta es renunciar a la vida; pero en momentos como los que nuestra
patria vive, esa lucha ha de realizarse dentro de una prudente realidad.
Agotemos primero los módulos pacíficos que para la violencia siempre
hay tiempo. Desde que todos somos argentinos, tratemos de arreglar
nuestros pleitos en familia porque si no serán los de afuera los
beneficiarios. Que seamos nosotros, los peronistas, los que sepamos
dar el mejor ejemplo de cordura.
Hasta pronto y un gran abrazo para todos.
15 de noviembre de 1972
Juan D. Perón
Fuente: www.agendadereflexion.com.ar
Habían transcurrido 17 años y medio desde que el golpe oligárquico
lo desalojó del poder y 15 horas de vuelo desde Roma, incluida una
escala en Dakar. Cuando Juan Domingo Perón aterrizó en Ezeiza, hace
hoy treinta y un años, encontró un país con el corazón en la boca,
casi tan tenso y expectante –aunque de signo contrario- como el
que se había grabado en su retina la desierta mañana del martes
20 de septiembre de 1955 mientras se dirigía en un Cadillac hacia
la cañonera Paraguay. El exilio de 6.268 días acababa de terminar.
Para el general, y para millones de peronistas, se había cumplido
un inmenso milagro: aquel viernes 17, a las 11.15, cuando bajaba
rozagante con sus 77 años a cuestas la escalerilla del DC-8, resultaba
imposible no advertir la consumación, al fin, de un mito fabuloso
repetido mil veces en la consigna Perón vuelve. La escena lo decía
a gritos, en el marco de uno de los procesos de mayor movilización
popular de la historia argentina, en masividad y en profundidad
metodológica. Todavía se ignoraba que diez meses después el líder
alcanzaría por tercera vez la presidencia, en esa ocasión con el
61,86 por ciento de los votos, consumando aquella otra consigna
de Perón al poder.
La parálisis nacional insinuaba tensión. En una extraña coincidencia,
había sido organizada por la CGT, que llamó a un paro general, y
por el gobierno del general Alejandro Lanusse, que le dio al suceso
forma de feriado para facilitar la eventual represión policial y
fagocitar los honores obreros. Los desplazamientos de manifestantes
hacia el aeropuerto de Ezeiza, rodeado de tropas, desbordaban el
Gran Buenos Aires. Eran sobre todo peronistas jóvenes, muy jóvenes:
jamás habían visto a su líder. Si el despliegue de tanquetas no
había logrado desalentarlos, mucho menos lo haría la lluvia, por
momentos torrencial, de cuya entrada en la historia se encargaría
el servicial paraguas de José Rucci, que lo puso entre el cielo
y las estratégicas espaldas del general. Esa foto dio la vuelta
al mundo.
Peron,
Rucci, Abal Medina
Millones seguían los hechos por la radio y la televisión blanco
y negro, dueños de una gama de sentimientos que iban desde el llanto
hasta la emoción incrédula. Perón y Lanusse, los dos generales enemigos,
venían manteniendo una larguísima partida de ajedrez político a
través del Atlántico. Lanusse había dicho, entre otras provocaciones,
que Perón no volvía porque -no le daba el cuero. Ese viernes el
ajedrez siguió: la delicada vuelta de Perón bajo una dictadura,
después de que el partido militar lo había mantenido proscripto
durante las presidencias de Lonardi, Aramburu, Frondizi, Guido,
Illia, Onganía y Levingston, se estaba haciendo sin mediar convenios.
No faltaron el peligro ni la confusión. Pero finalmente la gran
partida terminó en jaque mate.
En vista de que el gobierno militar no toleraría una concentración
de masas como las que habían sido tan caras al peronismo de mitad
de siglo (-a mí no me van a hacer un 17 de octubre, decía Lanusse),
Perón había aprobado la idea de volver al país con una escolta importante,
un avión repleto de figuras destacadas -famoso no era todavía sustantivo-
que dejara patente la bandera de la unidad nacional y la premisa
-para un argentino no debe haber nada mejor que otro argentino.
Perón e Isabel viajaban
en primera. En la clase turista (tampoco se había inventado aún
la clase intermedia) se mezclaban Lorenzo Miguel, Casildo Herreras,
Deolindo Bittel, Oscar Bidegain y Ricardo Obregón Cano; con el cura
tercermundista Jorge Vernazza, el futbolista José Sanfilippo y el
cantante de tangos Oscar Alonso, el boxeador Abel Cachazú y el historiador
José María Rosa; al lado de Hugo del Carril, Leonardo Favio, Chunchuna
Villafañe y Marilina Ross.
Entre los 153 pasajeros cuidadosamente seleccionados figuraban la
escritora Martha Lynch, el popular autor teatral Juan Carlos Gené
y hasta el cardiocirujano Miguel Bellizi, quien venía de hacer el
primer trasplante de corazón en la Argentina. De la vieja guardia
peronista sobresalía Juana Larrauri. Había una plantilla de ministros
de Economía (Alfredo Gómez Morales, Pedro Bonani, Antonio Cafiero),
un futuro canciller menemista (Guido Di Tella), alguien que tras
sufrir la desaparición de una hija devendría dirigente de derechos
humanos (Emilio Mignone) y un periodista enviado por Canal 11 que
por esas horas se convirtió al lopezrreguismo (Jorge Conti). Viajaban
como políticos los médicos Raúl Matera y Jorge Taiana. No faltaban
militares retirados: el coronel croata Milo de Bogetich, el capitán
de navío Ricardo Anzorena (de decisiva injerencia en la lista de
pasajeros, resuelta en definitiva por Perón), el comodoro Arturo
Pons Bedoya y el general Ernesto Fatigatti, entre otros. Sin que
ellos lo supieran, viajaban en el charter todos los presidentes
peronistas del siglo XX: además de Perón, Héctor Cámpora, Raúl Lastiri,
Isabel Perón y Carlos Menem.
Había un pasajero Eduardo Duhalde, pero era otro: el abogado entonces
vinculado en sociedad con Rodolfo Ortega Peña, sentado cerca de
él en el avión. Ortega Peña iba a ser asesinado poco tiempo después
en la avenida 9 de Julio. José López Rega, viajaba ese legendario
viernes más adelante y más cómodo: en primera.
El padre Carlos Mugica
era otro que pronto sería asesinado y que volaba a bordo del Giuseppe
Verdi (así se llamaba la nave, la misma que Alitalia cedía frecuentemente
al papa Paulo VI). En todos los casos, sin excepción, su participación
en el Operativo Retorno iba a quedar grabada a fuego en sus biografías.
Durante esos años, algunos
protagonistas insistieron en atribuir la idea madre del charter
a razones de seguridad, un latiguillo muy usual en los ‘70. Se trató
de rodear a Perón, explicaban, de personalidades y dirigentes de
peso, cosa de hacerlo menos vulnerable a posibles hostilidades,
tales como -llegó a decirse entre infinitas especulaciones- el derribamiento
del avión por parte de las Fuerzas Armadas.
Al final tanto acompañante célebre no le ahorró a Perón un primer
día de encierro en el vetusto Hotel Internacional de Ezeiza, donde
lo depositó un Ford Fairlane rodeado de motos policiales en medio
de un confuso forcejeo de palabra con los militares. Lo que discutían
era si Perón estaba o no preso en el hotel. Las autoridades decían
que lo mantenían allí, cuándo no, -por razones de seguridad. Sólo
en la madrugada del sábado el gobierno le permitió trasladarse hasta
Vicente López para estrenar su estancia en la casa de la calle Gaspar
Campos al 1000, donde alternaría con multitudes peronistas dosificadas
por la estrecha geografía. El frontispicio de la casa hoy sigue
diciendo Nec temere nec timide (Ni temerariamente ni tímidamente),
junto al escudo de armas del primer dueño, un médico que murió asesinado
por un paciente.
Lo que tuvo en común la vuelta del 17 de noviembre de 1972 con la
del 20 de junio de 1973 fue la ignorancia del futuro que el destino
le reservaba al pasajero Héctor J. Cámpora. Aunque en el charter
le tocó un asiento en primera, al lado de su esposa, junto a los
Perón, él no sabía que el líder, al final de la estada de 29 días
en Buenos Aires, lo iba a seleccionar para presidir la Argentina.
Y cuando El tío viajó ya como presidente desde Madrid, trayendo
al líder para siempre, tampoco sabía que en un par de semanas iba
a tener que dejar el sillón de Rivadavia para la movida que iba
a desembocar en la madre de todas las vueltas: la de Perón a la
Rosada.
Decidióse no bajar en Ezeiza. Enfrentamientos entre grupos antagónicos.
La repercusión en el exterior. La Vanguardia Española (Barcelona:
"El panorama argentino es hoy una mezcla de esperanza y confusión.
Grupos de representantes de tendencias opuestas del propio movimiento
justicialista han desencadenado una oleada de ocupaciones de establecimientos
públicos: los derechistas invocando la necesidad de proteger a las
instituciones de los marxistas, y los izquierdistas exigiendo la
sustitución de los responsables de esos establecimientos. La guerrilla
ultraizquierdista no peronista se ha convertido ya en el juez más
severo del nuevo gobierno. Los secuestros no cesan."
(La Razón 20/6/1973)
Luctuoso saldo de los
disturbios. Un acuartelamiento parcial dispúsose. Incidentes graves
cerca del palco. Los desórdenes vistos desde ese lugar.
Una exhortación de Leonardo Favio: "Les pido a los integrantes de uno y otro
bando que tengan compasión y una cuota de humanidad para con los
prisioneros. Que tengan asistencia médica, creo que la vida humana
tiene que ser respetada sin tener en cuenta las ideologías. Estos
hechos podrían haberse evitado si no tuviéramos un inconsciente
como ministro del interior." (La Nación 21/6/1973)
Hubo muertos, heridos y confusión. Tiroteos aislados causan muchas
víctimas. Cámpora dirigió un mensaje desde Morón: "...les pido disculpas
por las molestias, pero debemos tener, en definitiva, una inmensa
alegría: el general Perón ha puesto nuevamente sus pies en el suelo
patrio, y ya en forma definitiva, para conducir a este país y hacer
una Argentina Liberada." (La Prensa 21/6/1973)
El 31 de julio de 1972 Juan Domingo Perón
reaccionaba airadamente ante los dichos del presidente de facto
Alejandro Agustín Lanusse.
"Aquí no me corren más a mí ni voy a admitir que corran más a ningún
argentino diciendo que Perón no viene porque no puede", dijo el
entonces presidente de facto. Completó con una frase lapidaria:
"Permitiré que digan porque no puede, pero en mi fuero íntimo diré
que es porque no le da el cuero".
Quedaba así planteada en el terreno personal la cuestión del retorno
del general Perón desde su largo exilio madrileño.
En los últimos meses se habían registrado una serie de hechos que
presagiaban un desenlace en la situación del ex presidente. El gobierno
militar jugaba sus últimas cartas tratando de acordar con el peronismo
una salida que permitiera un acto eleccionario y la entrega del
poder en forma ordenada. Para ello Lanusse implementó el GAN, una
plataforma desde la que comprometía a todos los sectores.
Para ese entonces, la guerrilla del ERP y los sectores de la juventud
peronista mantenían en jaque al régimen. Hacía poco (1970) el general
Pedro Eugenio Aramburu -cabeza del golpe militar de 1955 y presidente
de facto- había sido ejecutado por un grupo que tomó el nombre de
Montoneros. Era el triunfo instrumentado por las directivas del
viejo líder del justicialismo: acorralar al enemigo donde fuera
y pegar con lo que fuera.
Sin embargo, en el tira y afloje de las negociaciones entre los
militares y el caudillo, hubo temas muy caros al sentimiento del
justicialismo. Uno de ellos fue clave: la devolución del cadáver
de Evita.
"Cierto día dos hombres se presentaron a hablar conmigo", contó
después Perón y fue transmitido así en el libro "Yo, Perón" de Enrique
Pavón Pereyra.
Dijo Perón que frente a él se encontraban Licio Gelly y Giulio Andreotti,
dos integrantes de la logia P2. "Estamos en condiciones de entregarle
el cadáver de su esposa", fue la propuesta, "sólo tiene que decirnos
cuando lo quiere". "Qué se yo -les contestó Perón-, he esperado
tanto que dos o tres meses más no me alteran".
Los visitantes se miraron y para sorpresa del ex presidente, Gelly
afirmó: "En tres días el cadáver de Evita estará aquí". Cumplieron.
En septiembre de 1971 los restos de Eva Duarte de Perón descansaban
en la residencia madrileña de Puerta de Hierro y entre los que hicieron
la entrega se encontraba el embajador del régimen, Rojas Silveyra.
De todas maneras, a partir de allí se anudó una relación con la
P2 y Perón que influyó notablemente en la historia del país.
En momentos importantes, Perón era acompañado por un miembro de
esa logia. El mismo Arturo Frondizi fue recibido en marzo de 1972
en presencia de José López Rega y Giancarlo Elía Valori. Este último
fue quien recibió a Isabel Perón y a López Rega durante un viaje
al Vaticano de la tercer mujer de Perón. Valori era camarlengo del
Papa.
El regreso de Perón desde Italia, a bordo de una nave de Alitalia,
tuvo el mismo valor simbólico: Ese era el reducto de la P2 y los
gastos del viaje del 17 de noviembre de 1972 fueron pagados por
Licio Gelly. El mismo avión que fue contratado era el que en oportunidades
utilizaba el Papa en sus desplazamientos.
Licio Gelly quedó vinculado al gobierno argentino desde la asunción
de Héctor Cámpora hasta los primeros años de la década de los 80,
en que un escándalo en Italia sacudió los cimientos de la logia
anticomunista. En una demostración que la influencia de la P2 no
se agotaba en el peronismo que había sido derrocado el 24 de marzo
de 1976, este mismo Gelly siguió relacionado con los jerarcas militares
golpistas, haciendo usufructo en Roma de un pasaporte argentino
y un puesto como encargado de negocios.
Indudablemente la P2 tuvo mucho que ver con el cambio de gobierno
de marzo. También se la señala como responsable del robo de las
manos del cadaver de Perón. Sobre este incidente algunos personeros
y comunicadores oficiosos, sostuvieron que fueron cosas de negocios
o de algún vuelto impago. Sin embargo, es una explicación demasiado
simple. El estudio de la figura del líder del peronismo, sus antecedentes
familiares sobre todo, puede aún deparar muchas sorpresas.
Lo cierto es que el 17 de noviembre de 1972, el vuelo de Alitalia
trajo a Perón y a cerca de ciento cincuenta personalidades, muchas
de las cuales pagaron cerca de mil dólares de entonces por compartir
el viaje.
Era un día viernes y el gobierno de Alejandro Lanusse decretó feriado
nacional. Aproximadamente a las 11 de la mañana comenzó el descenso
de pasajeros controlados estrictamente por las fuerzas armadas.
A Juan Domingo Perón le dio el cuero. El peronismo esperanzado,
aquél que estaba constituido por el pueblo auténtico, pagó un precio
muy alto.
Fuente: www.comunidad.ciudad.com.ar
San Borombón
Un poema de Juan
Sasturain
En el día de Todos los Santos
se suele recordar a los famosos,
los que fueron ídolos de cruz al hombro
y aureola de neón y pedrería.
Roque, el del perro, Jorge y su dragón,
Cayetano, el que busca laburo,
Antonio, el que consigue novio,
algún Tomás desconfiado
que puso el dedo para poder creer,
y un carpintero de madera, José,
que tuvo que creer sin conocer.
Todos ellos frecuentan los altares,
suelen posar, semidesnudos, para la estampita,
tienen iglesias, fiestas, procesiones
con su nombre, se reparten
diariamente el almanaque y,
si los mangan, pueden llegar
a prometerlo todo.
Y sin embargo, nadie se acuerda
a principios fraileros de noviembre
-con la malaria todo el santo día-
de los gloriosos santos populares.
Sólo el Libro No Escrito del Pueblo
rememora la vieja costumbre
de ponerle una vela a san Jodete
-patrono de los desgraciados-
nos recuerda las hazañas increíbles
de san Puta, -el santo de la desmesura-
narra vida y milagros de san Borombón.
Por eso, en la mañana que sube
en la caja de la siesta
bajo las nubes del atardecer
o contra el latido de la noche
al aire libre siempre
sin techo, sin acústica ni amplificadores
yo le rezo, le pido o lo aprieto
al viejo san Borombón.
De parado nomás, y revoleando
un certero pedazo de manguera
yo le canto, le ruego o lo puteo
al negro san Borombón.
Batiendo el ritmo justo le digo:
San Borombón, bon-bon
músico y mártir, peronista,
patrono del bombo y dueño
de la más hermosa música,
suena por nosotros.
Yo te he oído, señor, en la Plaza,
y quisiera escucharte otra vez,
borombombón, san Borombón,
el que golpea es mi corazón.
Yo te pido, señor de los parches,
que me emparches el alma y la fe;
borombombón, san Borombóm:
nunca te olvides de Juan Perón.
Y yo espero, instrumento del pueblo,
que seas sólo instrumento de él;
borombombón, san Borombón,
para la patria, liberación.
Juan Sasturain, 1º de noviembre de 1988
Marcha Los Muchachos
Peronistas
Los muchachos peronistas
Todos unidos triunfaremos
Y como siempre daremos
Un grito de corazón.
¡Viva Perón! ¡Viva Perón!
Por ese gran argentino
Que se supo conquistar
A la gran masa del pueblo
Combatiendo el capital.
¡Perón, Perón, qué grande sos!
¡Mi general, cuánto valés!
¡Perón, Perón, gran conductor,
Sos el primer trabajador!
Con los principios sociales
Que Perón ha establecido
El pueblo entero está unido
Y grita de corazón:
¡Viva Perón! ¡Viva Perón!
Por ese gran argentino
Que trabajó sin cesar,
Para que reine en el pueblo
El amor y la igualdad.
¡Perón, Perón, qué grande sos!
¡Mi general, cuánto valés!
¡Perón, Perón gran conductor,
Sos el primer trabajador!
Imitemos el ejemplo
De ese varón argentino
Y siguiendo su camino
Gritemos de corazón:
¡Viva Perón! ¡Viva Perón!
Por esa Argentina grande
con que San Martín soñó,
Es la realidad efectiva
Que debemos a Perón.
¡Perón, Perón, qué grande sos!
¡Mi general, cuánto valés!
¡Perón, Perón, gran conductor,
Sos el primer trabajador!