Dirección general: Lic. Alberto J. Franzoia

 





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 De los ejes teóricos de la ciencia social a la realidad argentina y latinoamericana. Por Alberto J. Franzoia


    

Política Nacional

Adelante radicales:
(y el pueblo al abismo)*

Por Raúl Isman

Primera Parte

“Hace rato la UCR definió ser vocera de las corporaciones y eso lo reflejaron en cada una de las votaciones en el Parlamento.
Entonces es coherente que Cobos sea su candidato. “Hay sectores progresistas en la UCR que por una cuestión de no irse del partido se quedan a pelear desde adentro. Siempre fuimos dos sectores. Pero esos sectores no son los que conducen hoy la UCR. No hay un proyecto propio”.

Diputada Silvia Vazquez. Hablaba de la U.C.R.de hoy. Parece referirse a la de siempre.

Introducción

Tal vez desde los orígenes de la organización nacional date esa atávica costumbre de los partidos políticos argentinos, consistente en negar- desde su propia práctica- lo que indica el nombre de la fuerza de marras. Por ejemplo es sabido que en la década de los ‘90 ni el Frente Grande era grande así como tampoco articulaba espacios realmente frentistas, ni la Unión Cívica Radical era radical (nunca lo fue); ni el Partido Justicialista (peronismo) alentaba la justicia y muchos menos la Unión de Centro Democrático hacia algo para desmentir que de democrática tenía sólo el nombre. En rigor era muy de derecha y ni siquiera jamás estuvieron al menos unidos. La historia argentina es muy explícita en semejantes desvaríos, por caso un partido muy conservador se denominaba Demócrata Progresista y recibieron el nombre de Socialista y Comunista destacamentos que, en los años 45 y 46, hicieron el triste rol de apoyatura plebeya e izquierdista de la más rancia oligarquía antipopular. Como se ve, la grotesca enfermera troskosaúrica Vilma Ripoll o el estulto piquetero maoista Juan Carlos Alderete (quienes delirantemente creían hacer una revolución agraria, al tiempo que servían como toscos preservativos de la oligarquía) no inventaron nada en ese deleznable juego de embellecer desde la izquierda a la peor reacción.

En las siguientes notas- cuyo título equivale al primer verso de la marcha radical- iremos por un análisis que pudiere trascender algo más que las coloridas pero superficiales palabras con las que hemos iniciado el presente trabajo. Buscaremos a lo largo de la historia, más que centenaria, con que el radicalismo fatiga el sistema político nacional la respuesta acerca de si la U.C.R. guarda coherencia con los enunciados de su discurso o este es nada más que un taparrabos justificatorio de una práctica sedicéntemente antipopular. Recordemos que, desde el punto de vista etimológico, la voz radical implica una actitud de infatigable consecuencia (es decir, sin dobleces) en la búsqueda de objetivos programáticos o valores sustantivos y trascendentes. Algo que la U.C.R. se guardó casi siempre de hacer, como veremos. Desde lo puramente discursivo, inscripto se halla en su matriz constitutiva el apego a la constitución, a las formas jurídicas y a la defensa irrestricta de la democracia entendida ciertamente en su sentido más puramente procedimental; por lo tanto, vacía de contenido. No obstante durante el primer mandato de Yrigoyen, diversas provincias fueron intervenidas por el ejecutivo mediante el poco constitucional recurso del decreto; cuando la carta magna ordena taxativamente que el llamado remedio federal debe ser votado por el parlamento. El doble discurso es, sin dudas, una constante partidaria. Cierto es que por aquellos tiempos el Senado era dominado por la oligarquía conservadora, clase con la cual la U.C.R. mantuvo más acuerdos que diferencias a lo largo de su existencia. En consecuencia nuestro análisis verificará- de modo sintético, por cierto- si la condición de radical constituye una práctica consecuente en el derrotero del partido o en su defecto no pasa de ser un discurso formal que encubre realidades muy diferentes.

La historia maestra de la vida: De los orígenes a los primeros gobiernos

La frase del escritor romano Cicerón resulta sin dudas apta para titular y analizar el sintético derrotero histórico de la fuerza que -ya entrando en la segunda década del siglo XXI- se siente en condiciones de volver a paladear las mieles del poder. No hay que olvidar que las dos últimas ocasiones en que llegó al ejecutivo nacional (Raúl Alfonsín, 1983-1989 y Fernando De La Rua, 1999-2001) debió abandonar el gobierno en condiciones ruinosas para el país y su pueblo, lo cual debilitó ostensiblemente al radicalismo. Por tal motivo es bueno instalar la polémica acerca de la trayectoria del partido, debatir sus logros y sus virtudes; pero también acerca de sus inocultables defectos. Sin dudas se trata de un balance que todo elector conciente y crítico deberá realizar de cara a los comicios del 2011, tenida cuya campaña electoral ya (pre) calienta en las gateras.

La U.C.R nació a comienzos de la década de 1890 -en 1891 para ser exactos- impulsada por destacamentos desplazados de la elite terrateniente argentina por lo más excluyente de la oligarquía en alianza con sectores emergentes de clase media. La razón de ser de la fuerza era resistir y transformar el modo de gobernar de la oligarquía terrateniente centrada en el fraude. Y en tal cometido fue relativamente radical. No obstante, cuando se funda el partido, sus dos máximos dirigentes eran Leandro N. Alem e Hipólito Yrigoyen; respectivamente tío y sobrino, que sintetizaban en sus figuras dos orientaciones muy distintas. Se cuenta que Alem se sentía orgánicamente ligado al mitrismo; lo cual lo alejaba de toda perspectiva nacional, por un lado. Y por el otro, de combatir el fraude de modo consecuente. Es decir que la traición anidaba en el partido desde sus orígenes. Seamos claros, el tránsito de la inconsecuencia hacia la vulgar traición se halla- como el huevo de la serpiente- inscripto en el código genético de todo “buen” radical o (dicho de otro modo) que el bautismo existencial de los políticos boiniblancos es un hecho de traición. Como se ve, Julio Cesar Cleto “Isacariote” Cobos el 17 de julio de 2008 no hizo más que confirmar una vez más tradiciones ancestrales en la U.C.R.

Por cierto que desde tales lejanos orígenes se destacó en su composición original una desviación que persiste hasta nuestros días. Se trata de creer que la solución a todos los problemas es de índole moral o como mucho, política. Así, cuando Hipólito Yrigoyen llegó al gobierno, careció de intensiones o visión para transformar la condición pastoril y agroexportadora de la estructura económico-social; ya que bastaba con que la “causa” pudiera imponerse contra el “régimen falaz y descreído” para que la Argentina recuperase su rumbo de “grandeza”. Otro ejemplo fue cuando asumió Raúl Alfonsín, tiempo en que el remedio de todos los males consistía en rezar el preámbulo de la constitución nacional y declamar “con la democracia se come, se cura y se educa”… para beneplácito del poder económico que resultaba invisibilizado de semejante modo. En efecto, los entonces denominados “capitanes de la industria”, elevaban sus preces con el jurídico salmo, al tiempo que presionaban al poder político en función de maximizar sus ganancias. Por otra parte, cuando lo necesitaron se llevaron puesto al gobierno de Alfonsín. Por no hablar de cuando Fernando De La Rua pretendía hacer creer a la sociedad argentina que el problema era la corrupción y no el modelo neoliberal. Una gestión honesta solucionaría las carencias populares en tal visión. Por cierto que la probidad moral es factor ciertamente necesario, pero no suficiente. También es preciso impulsar cambios económicos sociales y culturales, además de los ético-políticos. Por desgracia la decepción provocada por la U.C.R. a comienzos del siglo XXI vino acompañada- nadie debería olvidarlo- por rebajas salariales para estatales, docentes y jubilados; para lo cual se desencadenó finalmente un baño de sangre con más de treinta muertes aún impunes; mientras que el discurso anti-corrupción funcionaba como música de fondo para que los sectores dominantes realizaran una fuga de capitales de escasa equivalencia en nuestra historia. En este punto lo central reside en comprender que el referido discurso es un recurso al cual echa mano el poder real para invisibilizar a los verdaderos causantes de la miseria del pueblo e ilegitimar todo proyecto alternativo al dominante.

Durante los comienzos partidarios, la fuerza liderada por Hipólito Yrigoyen supo dar cauce a las ansias de democratización de lo que se denominaba “pueblo”; es decir sectores básicamente de las emergentes clases medias urbanas y clases sociales más pobres ubicadas en regiones agrarias. Los miembros de la clase incipiente de obreros industriales- sector formado centralmente por inmigrantes- de las grandes ciudades (Buenos Aires y Rosario) no adherían al radicalismo y; en general, canalizaban hacia el anarquismo y el socialismo su voluntad de lucha y participación en la nueva sociedad. La presión radical contra el fraude sistemáticamente practicado por la elite dio por resultado la sanción de la Ley Sáenz Peña, que permitió la primera elección de un presidente sin recurrir a la grotesca tergiversación en los resultados que era de rigor. Así, en 1916 fue electo Hipólito Yrigoyen, quién desde la primer magistratura hizo honor al defecto que mencionáramos más arriba de la U.C.R. Y a otro más que desarrollaremos a continuación. Se trata de algo en lo que el radicalismo ha incurrido hasta el hartazgo, cada vez que ha llegado al gobierno. Cuando el poder real de la sociedad se pone en contradicción y tensión con el sistema político, fatalmente la fuerza boiniblanca se muestra dócil y sumisa frente a la reacción. E implacable con el pueblo. Durante los primeros tiempos de la gestión yrigoyenista, el presidente intentó mediar en los conflictos entre el movimiento obrero y las patronales. Pero un conjunto interno y externo de causas provocó el alerta de los verdaderos dueños del poder. Mencionaremos en breve síntesis como los conflictos de trabajadores navales y ferroviarios habían incidido en el suministro de bienes argentinos hacia Gran Bretaña (alertando y tensionando a las cámaras empresariales de rigor) y el efecto (simbólico) de la revolución rusa en las clases dominantes de todo el mundo. En nuestro país el temor de los poderosos al “maximalismo” y al bolchevismo se volvió tan real como desproporcionado en lo referente a sus alcances reales. En tal contexto hacia enero del año 1919, al desencadenarse la semana trágica el gobierno desató una represión ilegal contra la clase obrera y los inmigrantes que sólo pudo ser igualada en términos masivos por el propio Yrigoyen, cuando impulsó métodos de guerra civil no menos ilícitos contra los trabajadores rurales en la provincia patagónica de Santa Cruz. En la ciudad de Buenos Aires la Policía fue desbordada por la lucha obrera y el orden social fue confiado al ejército. La fuerza represiva- comandada por el general yrigoyenista Luis J. Dellepiane.- fue implacable con los trabajadores. Pero no atinó a detener a miembro alguno de las fuerzas de choque civiles derechistas que realizaron salvajes progroms (prohibidos por la ley), confundiendo deliberadamente a judíos con rusos. De allí mediaba sólo un paso para empalar a los descendientes de Moisés, convertidos en rápida metamorfosis por la arbitraria brutalidad de las legiones derechistas en bolcheviques. Ninguno de estos delitos fue si quiera investigado. Como se ve se trata de prácticas escasamente republicanas y nada democráticas, pese a que la U.C.R. recurre a reivindicar ambas condiciones como constitutivas de su identidad. En cuanto a alentar la impunidad de los crímenes de la derecha no podía ser de otra manera; ya que Manuel Carlés, organizador de una de las citadas organizaciones reaccionarias (la Liga Patriótica Argentina) pertenecía, al propio partido del presidente; bien que a otra fracción que el primer mandatario.

En la provincia de Santa Cruz, la lucha de peones rurales contra las condiciones de explotación- que no diferían mucho de la esclavitud infame sobreviviente en los E.E.U.U. aproximadamente media centuria antes- provocó una cacería humana desarrollada por el ejército, en la cual muchos trabajadores fueron asesinados a sangre fría, cuando ya se habían rendido. Como en el caso de la semana trágica, el radicalismo operó de acuerdo con la oligarquía para silenciar la masacre y propulsar la impunidad. Cualquier lector interesado puede ampliar las consideraciones que hemos hecho con los magníficos trabajos de Julio Godio (La semana trágica) y Osvaldo Bayer (Los Vengadores de la Patagonia Rebelde), textos que aportan documentación irrefutable y no dejan lugar a dudas en lo que hace a la interpretación que hemos seguido. Para ir cerrando el parágrafo es preciso destacar tres cuestiones aquí.

1) La primera es que las matanzas radicales contra los trabajadores fueron, desde el punto de vista de la masividad, peores que las ensayadas por la dictadura genocida (1976-1983). En efecto, los criminales procesistas reprimían de modo más selectivo; lo cual no los hace menos imputables que los represores de 1919 y 1921. De La Rua dejando el poder en un baño de sangre no hizo más que continuar una tradición ancestralmente radical.

2) La segunda es que prácticamente el conjunto del partido se abroqueló para garantizar la impunidad de los crímenes, bloqueando toda intentona judicial o parlamentaria de investigación posterior. El respeto a la legalidad, las instituciones y la propia Constitución Nacional (recordemos, constitutivo de la identidad partidaria) se lo metieron donde les cupiere en aras de la conveniencia política.

3) Tal vez el cerril gorilismo (antiperonismo) de la U.C.R. se halla originado en que Yrigoyen no supo, no pudo o no quiso darle a los obreros rurales más que las balas asesinas del ejercito. Y apenas poco más que dos décadas después, el entonces coronel Juan Domingo Perón estatuyó un ordenamiento legal (el célebre estatuto del Peón) y además puso gran parte de los recursos de su área para hacerlo cumplir, lo cual obligó a los terratenientes a respetar condiciones de vida mínimamente dignas para los trabajadores agrarios. En tal sentido, el mentado gorilismo no sólo encuentra sus raíces en la historia. También resulta claramente la opción discursiva de una fuerza que se pone resueltamente del lado de los más poderosos de la sociedad y en la vereda de enfrente del pueblo trabajador; al cual no tiene otro deseo que defenestrar ya que para solucionar su problemática debe enfrentar al poder real. Y tal orientación le es vedada a todo buen radical.

La fuerza creada por Leandro N Alem atravesó los tres primeros períodos en el gobierno con una escisión entre radicales yrigoyenistas y antiyrigoyenistas (más derechistas). Pero se hace muy difícil visualizar diferencias sustantivas entre ambas fracciones: más allá del hecho que los segundos se hallaban mucho más ligados a fracciones terratenientes y la perspectiva del dos veces presidente se acercaba a las clases medias. El “galerita” (oligarca) Marcelo T. de Alvear, presidente entre 1922 y 1928, fundó la petrolera nacional (Y.P.F) y durante su mandato se dio un debate acerca del perfil económico del país. Pero ambos dirigentes tuvieron igual transigencia con los núcleos duros del poder real; lo cual le valió a Yrigoyen ser desplazado por un golpe de estado el 6 de septiembre de 1930. Digamos a modo de conclusiones del parágrafo que aparecieron durante toda la etapa (1891-1930) desviaciones decisivas del radicalismo que fueron una marca constante el la fuerza. A saber.

a) La traición constituye una marca indeleble de la identidad partidaria. Desde el pro-mitirsimo de Alem hasta la felonía de Cobos, pasando por el golpismo de la U.C.R en el ’55 y las largamente debatidas inconsecuencias de Frondizi o Alfonsín, la figura de Judas Isariote debiera estar incorporada al panteón radical.

b) Uno de los aspectos que los actuales radicales dejan en las cenagosas aguas del olvido es el uso y abuso por parte del presidente Yrigoyen del clientelismo político como modo de construcción. En efecto, se denomina de este modo al intercambio de favores hacia los ciudadanos (votantes) a cambio de apoyo político. El historiador británico David Rock origina en dicha característica el raquitismo de nuestras clases burguesas; ya que estimula una mentalidad no competitiva. El radicalismo utilizó el clientelismo a lo largo de diversas épocas de su historia; pero resulta demonizado si el que lo gestiona es un gobierno peronista. Puede verse como el doble discurso es irrescindible de la condición radical. Las dos restantes conclusiones ya las hemos mencionado, pero las reiteramos.

c) En el primer radicalismo prevaleció- y se mantuvo constante en toda si historia- una mirada puramente política y ética acerca de los problemas nacionales y populares. Por el contrario, es preciso aportar una visión más abarcadora en lo económico, social y cultural para aportar soluciones en favor de la nación y de su pueblo.

d) La U.C.R. jugo relativamente autónoma del poder real de la sociedad- en aquellos tiempos la elite terrateniente y el capital británico- mientras dichos núcleos dominantes no se hubieren encrespado. Pero cuando la derecha dijo basta, el radicalismo disciplinadamente se alineó con la reacción. Las cuatro son características consustanciales e inescindibles del partido.

Entregolpes: de la década infame a la caída del primer peronismo

El golpe del 6 de septiembre de 1930 significó el cierre de la “primavera” yrigoyenista y el inicio de una etapa de autogobierno oligárquico por medio de la imposición autoritaria (Uriburu) y poco después por fraude (gobiernos posteriores presididos por Justo, Ortiz y Castillo). Entre 1930 y 1945 se verificó de modo coagulado y sintético tanto lo mejor como lo peor de la U.C.R. Nadie puede negar lo abnegado de la resistencia radical hacia los atropellos de la elite. Los levantamientos militares en procura de la refundación democrática, las denuncias del fraude, la prédica de los núcleos yrigoyenistas agrupados a posteriori en F.O.R.J.A. (Fuerza de orientación radical de la Joven Argentina nacida en 1935) fueron sin dudas lo mejor del partido. Pero no puede dejar de consignarse que agruparon a franjas minoritarias del mundo radical, universo que en sus sectores mayoritarios fue en todo funcional a la oligarquía. La llamada “Alvearización” del radicalismo fue el nombre que la historiografía nacional le dio al proceso por el cual el radicalismo fue (casi definitivamente) conducido por su ala derechosa. No sólo levantaron la abstención contra el fraude; también participaron alegremente de muchos negociados de los que contribuyeron a que toda la etapa se denominase “década infame”. Por el contrario y muy particularmente en F.O.R.J.A. debe destacarse la voluntad y la vocación por mantener vigente el pensamiento nacional, Dicha prédica- sintetizada en la defensa del patrimonio y la identidad nacional en un marco de estricta defensa de la democracia- engarza luego con el mejor peronismo. Pero agrupó, como ya se dijo, a un número muy pequeño de radicales.

Cuando emergió el movimiento peronista se verificó inmediatamente otra desviación insuperable para la U.C.R.. Se trata del hecho que si la fuerza nacida el 17 de octubre de 1945 se colocaba por izquierda; el radicalismo históricamente se desmarca por el célebre andarivel de Garrincha y el “loco” Corbata. En efecto desde el gobierno militar nacido en 1943 y mucho más durante su primer gobierno, Perón impulsó un reformateo de la economía y la sociedad argentina; que sin dudas, favoreció de manera indudable a la mayor parte del pueblo. Una economía industrial centrada en el mercado interno y un estado con gran capacidad de intervención en cuestiones productivas y financieras fueron las notas distintivas del peronismo primigenio, modelo al que la U.C.R. se opuso de manera tozuda y contra los deseos e intereses de las franjas mayoritarias del pueblo.

La fuerza nacida en 1891 presto su aparato partidario, los candidatos y la mayor parte de su militancia a la Unión Democrática, el conglomerado reaccionario que se oponía a las medidas impulsadas por Perón desde el gobierno militar nacido del golpe (anti-fraudulento) de 1943. Llegado el peronismo al poder político, la U.C.R. se opuso sistemáticamente con todas las fuerzas de las que fue capaz a las transformaciones que le brindaron al pueblo argentino un nivel de vida superior- por aquellos años- al que recibían los trabajadores en las potencias económicas del mundo capitalista. A modo ilustrativo invitamos al lector a recorrer el debate parlamentario acerca de la creación del Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (I.A.P.I.). La similitud con las posiciones (pro-oligárquicas) típicas de los radicales durante el debate de la resolución 125 en el año 2008 es algo más que casualidad permanente. Muestra el modo de actuar de una fuerza que prácticamente siempre- en los momentos y en los debates decisivos- se alineó indubitablemente con el poder real. En los ’40 y los ’50, el peronismo confrontó contra la oligarquía. Gano (cuando impuso las transformaciones ya citadas) y perdió (golpe de 1955). Pero sistemáticamente la U.C.R. estuvo alineada con la reacción oligárquica y fue su operador político hacia los sectores no oligárquicos Es que una de las características más marcadas por su funcionalidad con la reacción es el sedicente gorilismo que la U.C.R. contribuye a difundir y perpetuar. Es sabido que el esqueleto social de un frente de liberación nacional en nuestra Argentina es la alianza plebeya entre los trabajadores (centralmente contenidos en el peronismo) y las clases medias (durante mucho tiempo representadas por la U.C.R). La constante defenestración que hacía el partido radical no fue sólo una cuestión de tratar de lograr la preponderancia en el “mercado” electoral. También obedeció (y continua haciendo caso) al mandato de la reacción que domina cuando las franjas de la pequeña burguesía ven en los sectores populares al enemigo. Así se invisibiliza y silencia al verdadero poder: el económico llamado por la diputada Vazquez las corporaciones, en las declaraciones utilizadas como epígrafe de este trabajo. Fue necesario que el peronismo se parase por derecha- en la aciaga década del ’90- para que los radicales pudiesen disimular (por poco tiempo) su profunda alienación con el poder real.

No se trata de negar que en los primeros gobiernos peronistas hubo posiciones y gestos autoritarios hacia la oposición política. Pero ello de ningún modo puede justificar la militancia activa a favor del golpe de estado, finalmente consumado en 1955. La U.C.R colaboró activamente con la sedición gorila; cuyos resultados veremos con cierto detalle en el parágrafo siguiente. De modo que aquí queda plenamente expuesto el contenido real de la autoalabanza radical acerca de su carácter democrático y republicano. Nadie es verdadero merecedor de las condiciones mencionadas si avala golpes de estado represivos contra los trabajadores y proscriptivos para las representaciones políticas y sindicales de nuestro pueblo. A modo de cierre del parágrafo y de esta primera parte de nuestro trabajo, extraeremos algunas conclusiones sin reiterar las correspondientes al primer segmento.

1) La U.C.R. pudo presentarse como fuerza popular y alternativa contra el poder económico mientras no hubiera otra con realizaciones tangibles que pudiere desmentirla. Una vez que apareció el peronismo quedó confinada al carácter de fuerza funcional a la peor reacción.

2) La condición de fuerza democrática y republicana debe ser conferida a una que lo demuestre de modo práctico. Por cierto que es impropio llamar así a un partido que impulsó y apoyó- como lo hizo en otras circunstancias de nuestra historia- un golpe de estado que ni siquiera intentaba disimular sus principios, inclinaciones, objetivos y orientaciones antipopulares. Así como la mal llamada Revolución Libertadora debiera pasar a la historia con el mote, más ajustado a la realidad, de Fusiladora, la condición de democrática de una organización política puede postularse si resulta coherente con la historia de la agrupación de marras. Por cierto que el radicalismo no resiste un archivo ni el cotejo crítico con su historia. (Continuará)


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Adelante radicales:
(y el pueblo al abismo)

Segunda Parte

Por Raúl Isman

“El aluvión zoológico del 24 de febrero parece
haber arrojado a algún diputado a su banca, para que
desde ella maúlle a los astros por una dieta de 2.500 pesos”.


Alusión a los trabajadores movilizados el 17 de octubre de 1945 y que votaron por Perón el 24 de febrero de 1946.
Se trata de la frase fundacional del gorilismo argentino (pre) contemporáneo.
Ernesto Sanmartino. Dirigente radical.

“Los mejores políticos son los que se enfrentan a esos poderes cerrados, permanentes y ocultos;
por supuesto que terminan siendo los políticos más atacados desde esos poderes y –por ello– los que son vistos como supuestamente “conflictivos””.


Roberto Follari. Ensayista y docente.

Entregolpes II

De la fusiladora a la caída de Illia: Los antecedentes del golpismo Coboradical destituyente o el huevo de la serpiente

Introducción

En las presentes notas proseguirá el sintético derrotero histórico acerca de la trayectoria de la U.C.R iniciado en la primer parte del presente trabajo. Si el ocasional lector desconociere el primer segmento puede acceder a él desde diversos links en Internet. Algunos son los siguientes:

http://www.redaccionpopular.com/content/adelante-radicalesy-el-pueblo-al-abismo
http://apu001.blogspot.com/2010/01/adelante-radicalesy-el-pueblo-al-abismo.html
http://operativoretorno.blogspot.com/2010/01/adelante-radicales-y-el-pueblo-al.html.

Realmente resulta por demás complejo, doloroso y tal vez muy complejo de explicar que una fuerza nacida primigeniamente para defender el derecho democrático a decidir su destino del pueblo argentino se haya caracterizado por una trayectoria menos ambigua que abiertamente golpista durante el conjunto de la etapa iniciada con el golpe 1955 y que llega al corriente 2010. En el presente texto se analiza la etapa 1955-1966, quedando la época que va desde el último año citado hasta la actualidad para un tercer capítulo. Pero lo cierto es que, en rigor de verdad, nada hay completamente inexplicable para las ciencias sociales. Por lo tanto, en el presente texto se intentan algunas conjeturas para responder a los interrogantes precedentes. En efecto, la trayectoria histórica de la U.C.R. osciló desde la transigencia deleznable hasta la complicidad abierta con cuanto golpe militar azoló a nuestro sufrido pueblo; aún cuando el depuesto fuere un gobierno radical (1966, presidente Arturo Illia) o las víctimas de la furia dictatorial militantes del propio partido; como el diputado Mario Amaya, desaparecido, luego reaparecido y poco después muerto a consecuencia de las torturas sufridas en las clandestinas mazmorras dictatoriales. Ni frente a su cuerpo yacente y martirizado fue posible extraerle al dirigente partidario Ricardo Balbín una sola declaración crítica contra la peor dictadura que sufriera el país. Por no hablar de cómo el partido proporcionó un porcentaje significativo de cuadros gubernamentales a la gestión de la más nefasta tiranía militar que depredase nuestra patria. La causa fundamental de semejantes desviaciones es, sin dudas, la muy escasa consecuencia (radicalidad) demostrada por el partido a lo largo de toda su historia. Y mucho más en momentos álgidos. La otra fuerza política masiva en nuestra argentina, el peronismo, si bien no puede exhibir conductas por completo alejadas de actitudes golpistas y autoritarias; al menos en instancias muy complejas de la vida política nacional supo, en sus vertientes mayoritarias, colocar la defensa de la democracia muy por encima de los intereses partidarios. Nos referimos a la asonada golpista de semana santa del 1987, en tiempos de la presidencia del doctor Raúl Alfonsín. Otro fue el caso de la U.C.R, que- frente al vendaval destituyente planeado desde antes de la elección presidencial del 2007 y desencadenado abiertamente un trimestre después- no sólo no lo denunció ni apoyo al gobierno democrático, sino que puso a disposición de los golpistas el aparato partidario, los espacios institucionales y parlamentarios, lugares más que expectantes en las listas para el comicio posterior y una prédica cuya finalidad evidente era darle cauce a los designios del poder real. Tales objetivos consistían en que la soberanía (política) del estado no pudiera ponerle límites a la reacción económica. Uno de los modos de los que se valió la derecha para lograr sus propósitos fue el triste papel de la U.C.R como comparsa al servicio de invisibilizar la propia existencia del citado poder económico. Lo dicho es una de las cuestiones nodales del conjunto del quehacer político. O para decirlo de otro modo: la piedra de toque de una orientación favorable al pueblo es ayudar a crear un estado con capacidad de intervención en la economía favoreciendo a los sujetos subalternos. En el muy prolongado golpe de estado que la derecha desarrolla contra el gobierno nacional y contra el pueblo la U.C.R. no se equivocó y- una vez más- se coloca en la vereda de enfrente y contra los intereses nacionales y populares. No hay dudas que semejante opción no puede ser casual. Por otra parte, en el presente trabajo se omite polemizar acerca de la concepción movimientista, común tanto al radicalismo, como al peronismo. La densidad de la temática, tal vez amerita ejercicios de escritura posteriores. Mientras nos preparamos para esas estimulantes polémicas, volvamos a la historia para corroborar si nos asiste la verdad en las ideas que anticipábamos acerca de la U.C.R..

La fusiladora: juguemos en El bosque mientras el lobo no está

Los comicios previos al golpe contra el presidente Perón del 16 de septiembre de 1955 mostraron al conjunto de la oposición- en especial la U.C.R.- que el peronismo parecía ser invencible en contiendas electorales. De modo que se les presentaba una opción de hierro. O bien serían constantemente oposición o, en su defecto, la posibilidad de acceder al gobierno se realizaría forzosamente por vía, no muy democrática ciertamente, de un golpe militar. Es sabido que la segunda opción fue la elegida. La U.C.R. apoyó de modo entusiasta el golpe y muy especialmente, su segunda etapa; la presidida por el general Pedro Eugenio Aramburu y el almirante Isaac Rojas. Ambos uniformados constituían en aquellos momentos lo más selectamente gorila del espinel militarizado de nuestro sistema político. Así como Ricardo Balbín, el citado en el epígrafe Ernesto Sanmartino y otros dirigentes lo eran en la franja civil. Desde la organización de comandos civiles hasta la participación en elecciones proscriptivas y la complicidad con gravísimos hechos de terrorismo de estado (que mencionaremos un poco más adelante), nada de la política gorila dejó de ser intentado y realizado por la U.C.R. Para un análisis histórico realizado con cierto detalle y no exento de humor acerca del gorilismo véase nuestro artículo acerca de la referida temática en http://www.avizora.com/atajo/colaboradores/textos_raul_isman/0002_retorno_gorilas.htm

Pero ciertamente no puede omitirse que con este golpe comenzó la etapa de inestabilidad democrática contemporánea de la Argentina, causada en que el poder real pretendió gobernar al país (fingiendo) como si el peronismo no existiera. En semejante desatino es difícil discernir si la U.C.R pretendió aprovechar la situación o fue directamente causante de tan antidemocrática orientación. Pero no cabe ninguna duda que estuvo muy lejos de oponerse.

Durante el trimestre que el país fue conducido por el General Eduardo Lonardi, la inercia impidió que se desencadenase toda la furia antiperonista que la coalición gorila había acumulado durante la década del primer justicialismo. Recordemos que el gorilismo se origina en el odio generado por el peronismo; en razón de los indudables logros conseguidos por las masas populares en el período 1943-1955. La reacción deseaba que los sectores populares se condujeran de modo por completo subordinado al poder y no reclamasen incesantemente por los viejos y nuevos derechos a los que se consideraban merecedores. Tal es la causa del furor antiperonista que anima a la oligarquía, que llegaba a pintar “Viva el Cáncer” en las paredes callejeras de los barrios acomodados, mientras Eva Perón agonizaba por causa de la cruel enfermedad. Claro que la furia gorila era ocultada tras una jeringoza republiquienta. Cualquier semejanza con la realidad actual no es casualidad permanente. Otro de los orígenes era la conciencia de inferioridad del partido radical; ya que Perón les había demostrado por vía práctica que para solucionar los reclamos de los peones rurales; mejor que enviar ejércitos genocidas era resolver a favor de los trabajadores sus conflictos y reivindicaciones. Las recién mencionadas son respectivamente las causas sociales del origen del gorilismo: el odio de la oligarquía porque los sujetos subalternos se sentían protegidos por los sindicatos y el gobierno peronista y la falta de conciencia de los destacamentos de clase media, cebada y estimulada por el discurso radical, que no veía otro enemigo para los pequeño burgueses que la fuerza nacida el 17 de octubre de 1945. Tal como han señalado diversos teóricos de la izquierda nacional, la alianza plebeya entre los sectores populares (referenciados en el peronismo) y las clases medias (en general, ligadas a la U.C.R.) constituye lo central del frente de liberación nacional y social imprescindible para que el pueblo argentino realice sus tareas más significativas. Al sembrar odio contra los peronistas, la U.C.R. demostraba su extrema funcionalidad a las necesidades del poder real.

Trascurrido el trimestre de Lonardi (que fue sólo fue para velar las armas), al asumir Aramburu y Rojas se ilegalizó y proscribió al peronismo y al conjunto de instituciones relacionadas con el movimiento. Inclusive, se llegó a prohibir la sola mención al propio Perón y de todo vocablo afín al justicialismo. También fue intervenida la C.G.T., robado el cadáver de Eva Perón y desconocido su paradero durante más de tres lustros, un grupo de militantes peronistas fue asesinado de modo totalmente ilegal (en el penal de la Avenida Las Heras y en los basurales de José León Suárez), entre otras aberraciones. Tamaños atropellos no recibieron crítica alguna de la U.C.R. Una vez más: ¿Fuerza democrática y republicana?

La condición de libertadora de la revolución, tal vez, halla su máxima contradicción en el decreto 4161/56 (al que aludíamos poco antes) que prohibió la sola mención de cualquier vocablo relacionado al peronismo; como Perón, Evita, Peronismo, Partido Peronista y otros. Por cierto que la extraña orientación se da de patadas con la condición de cancerberos de la libertad que se habían (auto) adjudicado los autores de la iniciativa. Desde el punto de vista eminentemente práctico, es casi obvio que, si hay libertad, no puede prohibirse ni el funcionamiento legal ni la mención de dirigentes políticos, partidos o centrales laborales. Y desde un punto de vista más teórico, las condiciones de la auténtica libertad residen en el ejercicio, sin restricciones ni limitaciones, de todas las facultades del lenguaje. Ser, sentirse, pensarse, mencionarse peronistas era la marca de identidad del conjunto de las masas trabajadoras. Producir la interdicción del movimiento nacido en 1945 era una más que autoritaria intervención, cuyo objetivo no era otro que despojar de libertad al pueblo argentino. Salvo que se quisiere delimitar ciudadanos decentes (los antiperonistas) merecedores de los dones de la libertad y reducir a los peronistas a la animalidad por su propia condición. Ningún demócrata ni militante contra la opresión podría avalar semejante atropello basado en una manipulación maniquea tan vulgar. A condición que no fuera de la U.C.R. partido que militó entusiastamente por el golpe y en el aval de las reaccionarias iniciativas tomadas por los fusiladores. Lo dicho ya en infinidad de ocasiones, el republicanismo y la condición democrática deben ser refrenados por los hechos.

Por otra parte, el título del parágrafo (juguemos en el bosque mientras el lobo no está) hace alusión al hecho que la proscripción del peronismo resultó la oportunidad soñada por la totalidad de la U.C.R para poder acceder al gobierno. Y tan fue así que determinó la división del partido en función del modo de implementar dichos apetitos de poder. Para que no queden dudas, ningún sector importante del radicalismo planteó posición crítica alguna acerca de los citados despropósitos ni le preocupó la necesidad de restaurar la auténtica democracia, sin proscripciones.

Una franja más que importante del radicalismo pasó a denominarse Unión Cívica Radical del Pueblo (en adelante, U.C.R.P., su máximo dirigente era el doctor Ricardo Balbín) y postulaba a rajatabla la proscripción del peronismo con el “democrático” objetivo de pretender acceder al poder político; mientras el lobo que les ganaba las elecciones no pudiere presentarse. El rústico razonamiento fue superado en capacidad “maquiavélica” para construir opciones de poder por la otra fracción radical, denominada intransigente (en adelante U.C.R.I. máximo referente Arturo Frondizi). Este sector comisionó un enviado a Caracas- ciudad donde se hallaba exiliado Perón- a fin de negociar un acuerdo que le permitiera al candidato en la elección presidencial de 1958 por la U.C.R.I., el citado Frondizi, aspirar al “pozo” vacante de los votos peronistas. Cierto es que los separaban también miradas acerca del modelo económico a implementar en el país. La U.C.R.P. había tomado gran parte del diseño económico del peronismo. De semejante modo completaba su estrategia (juguemos en el bosque) defendiendo la exitosa orientación económica que el partido había combatido con reaccionaria tenacidad mientras Perón gobernaba. Por su parte, la U.C.R.I. acordaba en la creación de manufacturas de elevada composición orgánica de capital (es decir, con maquinaria sofisticada y que apuntase a desarrollar la producción de bienes llamados de capital). Para estas nuevas ramas económicas, la U.C.R.I. postulaba la llegada de capital extranjero; ya que juzgaba insuficiente al ahorro nacional. La orientación descripta conectaba orgánicamente al frondicismo con el imperialismo, que alentaba por aquellos años la llamada teoría del desarrollismo. Tales ideas, muy en boga a fines de los ’50 y comienzo de los ’60, postulaban la falacia que la diferencia entre países desarrollados y subdesarrollados era una cuestión apenas de escalones que los segundos no habían subido. Y en realidad se ocultaba que la relación entre los dos grupos de formaciones nacionales mencionados incluía necesariamente la subordinación de los periféricos por parte de los países centrales. Esperar que capitales provenientes del centro del imperio remediasen esta situación podía ser mencionado como una profunda ingenuidad, si no fuera en realidad pura complicidad con los centros de poder económico mundial.

Pero en el presente texto nos interesa mucho más la política que la economía; de modo que queda claro de modo irrefutable la profunda orientación antidemocrática de ambas fracciones radicales, motivada en la necesidad de aprovechar la proscripción peronista para acceder al gobierno. Es que esta fuera de toda duda que ningún hemisferio radical podía (por aquellos tiempos) contar entre sus aspiraciones ganar elecciones en comicios realmente democráticos sin que mediase la prohibición del peronismo.

El periodo 1955-1973 (aunque hay autores que la acotan algo más en el tiempo) fue denominado la época de la resistencia desde ámbitos historiográficos y políticos cercanos al peronismo. La lucha sindical se concatenó con métodos armados; lo cual significó la represión estatal sin respetar- como es de rigor- la ley. Las dos fracciones radicales, como se dice en arte dramático, hicieron mutis por el foro frente a los citados atropellos a los derechos humanos y a la calidad de las instituciones democráticas.

Desde el punto de vista sindical, el juego en el bosque durante la ausencia del lobo se repitió desde la intervención de la C.G.T.. Los destacamentos gremiales ligados a la U.C.R. creyeron llegada su hora cuando la legítima representación (peronista) de los trabajadores se hallaba interdicta. Pero no contaron con la opinión de los propios laburantes, que tozudamente volvieron a construir una dirección en los sindicatos de clara raigambre peronista cuando tuvieron posibilidades legales. Mientras tanto en el mundo del trabajo como en toda la sociedad se verificaba una situación de gorilismo harto ingenuo. Es que tanto los dirigentes políticos “libertadores” como sectores de la opinión pública participaban de la angelical idea que los peronistas lo eran porqué habían sido “engañados” en su buena fe por el demagógico líder, que ya exiliado carecía de mecanismos para seguir con sus “diabólicas” orientaciones. De manera que sólo era cuestión de tiempo la desperonización de las masas. Por el contrario de semejantes ideas, lo cierto es que los sectores populares se habían constituido identitariamente como peronistas en razón que el gobierno de Perón no era (sólo) el que más había beneficiado a los sumergidos. Se trataba del único que había diseñado un modelo económico en que los sectores populares podían aspirar a ser algo más que furgón de cola oprimido. En el diseño de país impulsado por Perón, el mercado interno era una fuerza económica central. Lo cual coadyuvaba para que los trabajadores (y sus sindicatos) tuvieran un protagonismo incuestionable. Por cierto que este reconocimiento no niega que en la Argentina peronista (como en cualquier sociedad capitalista) existiere la explotación del hombre por el hombre. Pero lo cierto es que las opciones concretas no eran entre la economía capitalista y una sociedad socialista; si no que se daban entre modelos diferentes de capitalismo: es decir o la Argentina 1946-1955 o la vuelta en lo central al predominio sin límites de la oligarquía. Tales opciones convertían a Perón y a lo mejor de su movimiento en la verdadera izquierda de la Argentina. Por ello, mientras el peronismo supo conservar tal posición resultó imbatible. Por el contrario, cuando se ubicó en la franja diestra de la política argentina perdió nítidamente las elecciones presidenciales de 1983 y 1999. La única excepción a la mencionada “ley” fue el comicio legislativo del año 2009 en el que lo mejor del justicialismo fue vencido… por la derecha peronista en la provincia de Buenos Aires.

Llegado al gobierno (Frondizi 1958-1962), su gestión se halló jaqueada desde un principio por la presión de los militares, el desencanto de sus votantes más progresistas y la combatividad del peronismo (“dueño” real de los votos del presidente) en su lucha por conquistar la legalidad.

Las fuerzas armadas- autoerigidas en control autoritario del poder en razón de los conflictos propios de la guerra fría- hostigaron desde un primer momento al presidente, le impusieron ministros y orientaciones fundamentales, lo obligaron a anular elecciones en la provincia de Buenos Aires y finalmente lo depusieron sin más trámite. Ninguna de las dos fracciones radicales cuestionó el anticonstitucional papel- enmarcado a su vez en las contradicciones de la guerra fría- desempeñado por los uniformados durante aquellas complejas circunstancias.

Por su parte, el ala juvenil de la U.C.R.I se manifestó desencantada por la apertura privatizadora (aunque semejante expresión resulte fuera de tiempo) realizada por Frondizi al abrir al capital extranjero el campo de la exploración petrolífera. También el presidente realizó una apertura hacia la educación universitaria de carácter privada, completamente por fuera de los programas electorales. Por las razones apuntadas el nombre del presidente quedó asociado por bastante tiempo con el acto de traición. Lo dicho en la primera parte, las prácticas de Judas son consustancialmente radicales, como demostró una vez más Cobos cierta noche del año 2008.
En lo referente a los sindicatos, Frondizi había dado cumplimiento a una de las cláusulas del acuerdo con Perón al impulsar una Ley de Asociaciones Profesionales (sindicatos) que recomponía lo central del modelo peronista en la materia. Así, la conducción de la mayoría de las organizaciones de trabajadores fue ganada por seguidores del líder exiliado. Los dirigentes gremiales no peronistas vieron confinada su figuración a los destacamentos de trabajadores más ligados a las clases medias (docentes, bancarios, administrativos). Por otra parte, la pretensión del poder económico residía en pretender reducir de modo drástico el poder adquisitivo del salario: lo cual era coincidente con los gobernantes durante la totalidad del período correspondiente a los años 1955-1963. Los fusiladores por causa de su vinculación orgánica con la oligarquía y los desarrollistas por su proyecto de fomentar una industria de base (que no necesitaba en principio un mercado interno muy fuerte) coincidían en la necesidad de empobrecer a los trabajadores. De modo que en la oposición a semejantes designios del poder se realizó por aquellos tiempos amalgamando la lucha- realizada centralmente desde los sindicatos- en defensa del salario real y contra los intentos de proscribir y liquidar al movimiento peronista. Fueron de hecho, dos caras de la misma moneda.

Luego de la caída de Frondizi (que incluyó una poco lucida comedia de enredos por el sucesor presidencial) y presidido el país por el títere de las fuerzas armadas José María Guido, se verificó en el país un grotesco aquelarre que pasó a la historia como disputa entre azules y colorados. Tal era el nombre que recibieron las dos fracciones militares que disputaron por poco tiempo el poder. Se trataba, como diríamos hoy, de una interna intra-gorilas. Los colorados constituían la más fundamentalista opción anti-peronista que (en el marco de lo más demencial de la guerra fría) no diferenciaba a los seguidores de Perón de los de Marx, Lenín, Stalin, Mao o Trotski. Las pesadillas de los integrantes de semejante corriente pasaban por (un inexistente) Perón retornando a la Rosada en el marco de una campaña guerrillera impulsada por descamisados corridos muy a la izquierda. Se trataba ni más ni menos que de un delirio más cercano a la patología psiquiátrica que a la politilogía. Los azules no eran menos gorilas, pero si más racionales. Y se daban cuenta que era imposible liquidar al conjunto del peronismo. Por lo tanto, impulsaban un progresivo acercamiento a sus alas mas moderadas (derechistas) aconsejados por el entonces no tan viejo golpista Mariano Grondona, redactor del célebre comunicado 150, que acompañó con su asesoramiento el triunfo de la banda azulada.

Producido el desenlace en la bizarra contienda, se realizó una salida electoral condicionada por la proscripción peronista en la que se impuso el candidato de la U.C.R.P. Arturo Illia con un muy exiguo porcentaje electoral, que determinó la debilidad del nuevo gobierno. En la ocasión, Ricardo Balbín no fue el postulante del partido porqué estaba convencido que no podría ganar. Pero lo peor fue que impulsó una sorda oposición radical al ejecutivo, que menos de un trienio después sucumbió asilado, debilitado e impotente frente al golpe encabezado por el General Juan Carlos Ongana. El anciano médico cordobés tenía buenas intenciones. Pero adolecía de una profunda debilidad de origen, ya que había obtenido aproximadamente un cuarto de los votos. Y las fuerzas que lo enfrentaban eran imbatibles para todo radical. Los grandes empresarios como la oligarquía (el poder real), los militares, los sindicalistas peronistas de orientación vandorista y hasta el propio partido radical. fueron un entramado de fuerzas tan poderosas cono invencibles para el débil Illia. La enclenque “democracia” (nos resistimos a quitarle las comillas en razón de la proscripción del peronismo) no mereció apoyo de Balbín quien habría dicho refiriéndose al advenimiento de Onganía: “mejor que haya sido así, porque este gobierno se iba a hundir arrastrando al partido”. (Contratapa de Página 12 del 28-06-06.). Para una ampliación de lo dicho recién, véase un artículo sobre la citada temática en http://raulisman.blog.terra.com.ar/2006/06/

Lo dicho, el anciano presidente caído había demostrado buenas intenciones al permitir que el peronismo participase del parlamento; aunque con un nombre de fantasía. Pero no quería o no se animaba a jugar si el lobo estaba. Por ello, cuando Perón en 1964 intentó volver hizo lo indecible para que no llegase a destino valiéndose para tan democrático cometido del auxilio de los dictadores brasileños.

En la siguiente etapa (1966-2010) que glosaremos, podrá apreciarse la Renovación y el Cambio que el Alfonsinismo le aportó a la U.C.R. Y también lo débil y epidérmico que significaron dichas trasformaciones para una fuerza signada con desviaciones casi inalterables que portaba desde la cuna. Y también veremos como su golpismo y su tendencia atávica a la traición (contra el pueblo) llegaron a su paroxismo con la crisis iniciada en el año 2008.


Adelante radicales:
(y el pueblo al abismo)

Tercera Parte

Por Raúl Isman

“Somos millones de argentinos los que sabemos a qué atenernos –la gran mayoría-y lo más que logran es confundir momentáneamente y en lo episódico: en las grandes líneas sabemos lo que queremos, adónde vamos, y de esa huella no han de apartarnos aunque vengan degollando o mejor dicho mintiendo, con todo el instrumental de que los cipayos disponen. Sólo pueden predominar en la medida que seamos sonsos, y ésa es la tarea de los hombres de nuestra causa: “avivar giles”, como dicen los muchachos, así sencillamente, sin necesidad del vocabulario solemne que ellos emplean, sin ensoberbecernos ahora que comprendemos, porque a todos, al que más y al menos, nos han hecho ‘giles’ alguna vez.

Arturo Jauretche. Pensador nacional.

Entregolpes III Cobos no nació de un repollo

Introducción

En el presente trabajo prosigue el ciclo de nuestro derrotero por la historia más que centenaria de la Unión Cívica Radical. En el presente texto analizaremos el período 1966-1976, lapso de tiempo comprendido entre dos dictaduras militares y un gobierno democrático durante el cual se frustraran las expectativas populares. Las dos primeras partes de nuestro trabajo pueden verse, para lectores que eventualmente no las conocieren, desde los siguientes enlaces.
Primer capítulo desde http://www.redaccionpopular.com/content/adelante-radicalesy-el-pueblo-al-abismo
o http://www.avizora.com/atajo/colaboradores/textos_raul_isman/0016_adelante_radicales_argentina.htm

La segunda parte desde http://www.redaccionpopular.com/content/adelante-radicales-ii
o http://www.avizora.com/atajo/colaboradores/textos_raul_isman/0016_adelante_radicales_argentina_02.htm

No hay dudas que balancear de modo sintético casi dos décadas de historia política argentina, a través del prisma de una fuerza partidaria, resulta una tarea ciertamente muy ardua. Pero también posible y tal vez enriquecedora. En la larga etapa comprendida entre 1966 y 1976 se verifican exacerbados ciertos rasgos muy característicos en la identidad existenciaria de la U.C .R. que anticiparemos a continuación. Se trata del hecho que la fuerza objeto de nuestro análisis sólo resulta verdaderamente radical (consecuente) en su seguidismo al poder económico, la reacción, la derecha o como querramos llamar al núcleo duro de las fuerzas que dominan a nuestro pueblo. Y que cuando aparece en el seno partidario una fracción nacional, popular o progresista-que eventualmente concitase las expectativas del electorado, como fue el alfomsinismo-se hallan sus dirigentes y militantes aquejados de dudas y vacilaciones más que hamletianas: Muy particularmente se verifica cuando se dan circunstancias cruciales en las que enfrentar a semejante poder resulta decisivo para el proyecto popular. Es allí cuando el radicalismo casi en pleno defecciona inexorablemente. Por otra parte, cuando el peronismo se manifiesta fuertemente por izquierda, la U.C .R. se vuelca desvergonzadamente sobre el andarivel contrario, como ocurre en la actualidad. Intentaremos demostrar nuestros dichos durante el desarrollo de esta tercera parte de nuestro recorrido.

Del Onganiato al “se van y nunca volverán” En la segunda parte de esta sintética historia habíamos visto que la llegada al poder del dictador preconciliar Juan Carlos Onganía contó con el entusiasta acuerdo de la (mayoritaria) fracción derechista dirigida por Ricardo Balbín en la U.C .R.. En rigor no puede silenciarse tampoco la complicidad de fracciones peronistas muy significativas; al punto que los sindicalistas José Alonso y Augusto Timoteo Vandor adhirieron al putsch, nada menos que concurriendo a la jura del clerical tirano. El propio Perón, durante aquellos días, llamó a “desensillar hasta que aclare”, enunciado que sólo podía ser interpretado como moderada vía libre a la asonada. Onganía-entre sus primeras medidas-suspendió sine die la posibilidad de realizar actividades políticas de modo legal. Semejante iniciativa se halla en los orígenes causales de la violencia política contemporánea en nuestro país; `por más que los diversos apologetas del genocidio de 1976 se empeñen en negarlo y en dar nacimiento a las guerrillas a partir de la acción conspirativa desarrollada desde el exterior de la Argentina y en el marco propio de los conflictos de la guerra fría. Las más tradicionales fuerzas partidarias respondieron al desborde autoritario haciendo emerger en (o desde) su seno diversas fracciones con matices críticos más o menos contestatarios y a menudo, con el planteo de desarrollar la lucha armada; pero manteniendo por lo general las opciones ideológicas, teóricas, programáticas y políticas de la organización de la cual habían nacido. En la Unión Cívica Radial se constituyó en 1968, desde su andarivel izquierdo, la Junta Coordinadora Nacional que agrupó en aquellos tiempos a lo más joven y mejor del radicalismo. De hecho resultaba una especie de revival del Yrigoyenismo. Pero el repaso de algunos nombres de los participantes en aquella tenida nos da la pauta de la muy escasa consecuencia (cierto es que con la chapa puesta parece más fácil decirlo) de la construcción coordinadora. En efecto, los Luis "Changui", Federico Storani, Leopoldo Moreau, Marcelo Stubrin, Adolfo Stubrin, Ricardo Campero, Enrique Nosiglia, Facundo Suárez Lastra han trascendido en la memoria nacional como dirigentes sólo aptos para la transa, cuanto más alejada de los intereses populares, mejor. La Coordi , como se la llamaba en tiempos del Alfonsinato, asumió un programa nacional, popular y progresista. Pero a diferencia de los destacamentos equivalentes en el peronismo que se desplegaban contra la dictadura y eran partidarios de la vía armada, los jóvenes radicales predicaron en todo momento realizar dicho programa de modo exclusivamente pacífico. A comienzos de la década de los ’70 se vincularon con Raúl Alfonsín y participaron activamente en la fundación del Movimiento de Renovación y Cambio; con el cual el dirigente oriundo de Chascomús perdió en 1972 la interna partidaria frente a Ricardo Balbín.

Hasta aquí, un proceso de agrupamiento de los destacamentos más progresistas del partido, que no pudo fructificar más por la superioridad derechista del Balbino-alvearismo en el seno del aparato radical. Los entonces jóvenes radicales no tenían expectativa ninguna en la conducción balbinista; a la cual ubicaban correctamente en el centro oscilando hacia la derecha. Por otra parte y muy particularmente a partir de 1969, el combate contra la dictadura fue desarrollado en puebladas memorables (Cordobazos, tucumanazo, mendozazo y más) por diversos sectores populares. Los jóvenes radicales coordinadores estuvieron en la calle combatiendo al despotismo militar, por cierto. Pero la mayor parte de la dirigencia balbinista se guardó en cuarteles de invierno y (re)emergió cuando, caído Onganía, fue desempolvada la negociación con los partidos tradicionales; habida cuenta que el país resultaba claramente ingobernable en las condiciones proscriptivas del peronismo. Ya era claro, desde la breve presidencia de Roberto Marcelo Levingston, que resultaba imprescindible operar en la salida político-electoral, dado del notorio debilitamiento militar. Los puntos de fricción eran el grado de influencia de los uniformados en tal proceso y la fuerza partidaria que hegemonizaría el período democrático por advenir. Depuesto Levingston, su sucesor Alejandro Agustín Lanusse intentó condicionar la salida electoral (impulsó el Gran acuerdo nacional, G.A.N. cuyo objetivo de máxima era ungirlo a él mismo como candidato triunfante) y resultó derrotado por la acción del movimiento peronista. Durante los últimos tramos del gobierno militar fue iniciada la especial relación que mantuvieron luego de su regreso el General Perón y el máximo dirigente de la U.C .R., Ricardo Balbín. En dicha alianza de hecho podía cimentarse la fortaleza necesaria para dotar a la Argentina de una democracia duradera. En el próximo apartado analizaremos las razones para comprender la no realización de semejantes objetivos. Pero en esta etapa, lo más criticable de la trayectoria radical fue haber aportado la figura de Arturo Mor-Roig; nada menos que como ministro del interior (cartera a cargo del control de la actividad política) de la última etapa dictatorial, presidida por el General Alejando Agustín Lanusse. Cierto es que el partido pública y orgánicamente desautorizó la movida del ex presidente de la Cámara de Diputados en tiempos del doctor Illia. Pero lo cierto fue que su accionar resultó funcional a la candidatura de Balbín. Es que en la etapa final de aquella dictadura, y ya derrotado el G.A.N. se pretendió condicionar la salida política democrática y por consiguiente la voluntad popular. La U.C .R. se constituyó así (dejemos entre paréntesis si fue un efecto conscientemente buscado) en la esperanza blanca para la derecha, a los efectos que el peronismo no alcanzase las mayorías necesarias para evitar la segunda vuelta. Es que el proyecto de Lanusse incluía una reforma constitucional por decreto que instauraba la segunda vuelta; en caso que ningún candidato alcanzase algo más que la mitad de los sufragios habría segunda vuelta entre los dos candidatos más votados. Entonces en el ballotage el radicalismo concentraría los sufragios goriloides y podría impedir la llegada al gobierno del movimiento nacido el 17 de octubre de 1945. La maniobra no fructificó sepultada en una montaña de votos El peronismo volvía al poder político y la proscripción era derrotada. Cuando se realizó la transmisión del mando, el doctor Héctor J. Cámpora, asumió mientras una multitud despedía a los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas con el cántico citado en el título del presente parágrafo: “se van, se van y nunca volverán”.Apenas debieron transcurrir menos de tres años para que se produjera un retorno más que trágico.

Cámpora al gobierno, López Rega al poder

Una cosa es lo que los hombres creen que hacen y muy otra (a menudo absolutamente diferente) es lo que realmente hacen, decía el viejo filósofo Hegel. La frase resulta pertinente para explicar el subtítulo del presente parágrafo, que no pretende agraviar-más bien al contrario-la memoria de tantos honestos luchadores peronistas que dieron su vida abnegadamente por la plena vigencia de la voluntad popular en nuestra patria. Tal lucha se sintetizaba en la consigna Perón Vuelve, que galvanizó el sacrificio de una enorme pléyade de militantes. Si podía trascenderse el carácter capitalista de la sociedad argentina-como pretendía la llamada “tendencia revolucionaria” del peronismo-o el justicialismo no era más que las tradicionales veinte verdades (como señalaba el propio Perón) es otro debate que no corresponde realizar desde estas líneas. Lo cierto es que quién capitalizó centralmente el retorno de Perón fue la franja diestra del movimiento; ya que cuando el anciano líder volvió al país, lo hizo recostado en el hemisferio peronista más reaccionario. Y no puede omitirse que semejante conjunto de retardatarios (en su propio lenguaje) se hallaba comandado por un personaje incalificable aun para el peronismo que, como es sabido, privilegia siempre el logro de los fines buscados antes que la transparencia en los procedimientos. José López Rega era, además de secretario privado de Perón, un extraño personaje que había cultivado oscuros oficios como cantor tanguero, astrólogo aficionado (por ello se lo llamaba “el brujo”), valet y tal vez varios más que ni merezcan recordarse. Pero se trataba mucho más de un aventurero gangsteril que de un sujeto que pudiese exhibir el perfil de estadista, como era necesario tener para manejar el muy pletórico en presupuesto del Ministerio de Bienestar Social.

No es motivo de controversia afirmar que utilizó parte de tales recursos de su repartición para organizar una fuerza de choque criminal-La Alianza Anticomunista Argentina, la temible triple A-que ni siquiera se preocupó por ocultar su estrecha ligazón con el estado. Su condición de organismo para-estatal era una formalidad para no asumir abiertamente que se trataba de comandos asesinos investidos de un carácter oficial innegable. Mucho se ha discutido-y las polémicas lejos están de haberse saldado-acerca de la relación del propio Perón con estos asesinatos. Para Miguel Bonasso, el general fue nada menos que el autor intelectual de la idea ejecutada por “Lopecito”. Relata en su libro “El presidente que no fue” que Perón, poco antes de su retorno definitivo deslizó la necesidad de hacer en la Argentina un “Somaten” (grupo de choque de la legión extranjera española ducho en torturas y otros atropellos a los derechos humanos). Para Norberto Galasso, en cambió, ninguna acción firmada por la triple A se realizó antes de la muerte de Perón. No es el objetivo de las presentes notas tomar partido en esta controversia. Digamos algunas cosas que resultan-a nuestro modesto entender-de caracter innegables. Los asesinatos ilegales los cometían fuerzas estatales (el para-estatal era apenas un eufemismo pudoroso) en vida de Perón. Y sería subestimar completamente la capacidad política del general pretender pensar que ignoraba las acciones desarrolladas desde el Ministerio o que podía ser entornado o cercado por un brujo malévolo. Por otra parte a comienzos del año 2007 abortó una investigación judicial para dilucidar si en vida del propio líder se realizaron reuniones de gabinete en las que se decidían listas de militantes próximos a ser asesinados. De modo que la plena y total verdad aguarda aún el juicio de la historia, de la política y de los tribunales judiciales. Y si se produjeren tales juicios; casi con seguridad jamás llegarán a conclusiones definitivas y aceptadas por todas las voces involucradas. En su etapa final Perón intentó desarrollar un proyecto que mantenía las condiciones económicas, aunque actualizadas, de la etapa 1946-1955. Y le agregaba a semejante diseño la necesidad de articular acuerdos políticos y parlamentarios con las fuerzas de oposición; en particular la U.C .R. La línea directa con Balbín (originada como hemos visto en la etapa dictatorial) funcionó de modo sumamente aceitado moderando ciertos desbordes autoritarios de la derecha peronista. Tal proyecto, que articulaba crecimiento industrial y la construcción de una democracia duradera, recibió la confianza nada menos que del 62% de los sufragantes. Nunca antes y nunca después fue lograda una mayoría electoral tan sólida. Su derrota obedece en gran parte a la virulencia con que se resolvió la interna peronista. Por cierto que no puede omitirse la oposición del poder económico; larvada, silenciosa y casi oculta en tiempos que el general vivía; cada vez más abierta y evidente luego de su muerte. Lo que decimos acerca de la influencia del enfrentamiento intra-peronismo quedó trágicamente escenificado el 20 de junio de 1973, día del retorno definitivo del líder, en el cual la derecha peronista ametralló a la multitud. Comprender todas las causas e implicancias de semejante conflicto peronista excede este trabajo. Pero no puede menos que señalarse el contexto furioso y criminal en que se desarrollaba la lucha política. El peronismo pagaría el precio político de sus complicadas internas y las decepciones populares consiguientes en la siguiente elección verificada en 1983. Mientras vivió Perón, la U.C .R. jugó su rol menos cuestionable en un segundo plano de apoyo a la democracia y a la gobernabilidad; aunque este último término no estuviera en boga por aquellos años. Cuando la derecha peronista se encaminaba a votar una ley universitaria paleolíticamente reaccionaria, un acuerdo entre Perón y Balbín frustró el intento. Por cierto que nada podía hacer el radicalismo para evitar la sanción de normas legales de contenido antidemocrático y antipopular impulsadas por Perón, como fueron las leyes de prescindibilidad, de asociaciones profesionales y las reformas al código penal, entre otras El FREJULI, nombre que había tomado el frente entre el peronismo y sus aliados, contaba con quórum propio en ambas cámaras legislativas. Y no puede omitirse que es altamente posible que el balbinismo no tuviera contradicciones importantes con las normas legales citadas. El 1 de julio de 1974 Perón-tras un intento de desandar el camino hacia la derecha iniciado el 20 de junio de 1973-murió y, tras cuatro días de velatorio bajo una persistente lluvia, Balbín pronunció frente a los restos mortales del presidente su discurso mejor, emocionado y emocionante. “Este viejo adversario despide a un amigo” fueron parte de las palabras con las que el radical abandonó su clásica “guitarra” (nombre con que se denominaba mediáticamente su célebre retórica vacía de contenido). La democracia entraba en zona de riesgo y naufragaría menos de un bienio después.

Muerto Perón, su sucesora y viuda inclinose más fuertemente hacia la derecha, en general. Y en particular hacia López Rega. La acción del superministro lo llevaba a acrecentar su poder. Pero en el mismo proceso vaciaba de consenso y adherentes al proyecto gobernante. Y además despojaba de contenidos sustanciales a la propia democracia. Es que el gobierno peronista anticipaba las condiciones del golpe militar en lo económico y en lo político. Las bandas fascistas salían cotidianamente desde el ministerio regenteado por el brujo para realizar su tarea genocida. Desde ese punto de vista, no hubo mayores diferencias entre el gobierno de Isabel y la dictadura que asaltó el poder político el 24 de marzo de 1976. Se podría decir en particular paráfrasis que la acción de las fuerzas de tareas procesistas era la continuación de la triple A por los mismos medios. Por otra parte, López Rega asume desde junio de 1975 la política económica; por vía de la breve gestión impulsada por Celestino Rodrigo (frenada por la respuesta sindical) que desencadenó puebladas y enmarcaron su huida del gobierno y del país. Pero haciendo un sintético balance de lo que se conoció como Rodrigazo, se trata del primer intento de aplicar planes económicos neoliberales y en consecuencia anticipó la que desarrollará menos de un año después José Alfredo Mártínez de Hoz, ya bajo la dictadura. Para el poder real resultaba por entonces muy clara una conclusión casi obvia: la cada vez más débil Isabel Perón era incapaz de aplicar los modelos económicos reclamados y exigidos por las fuerzas dominantes. Y no es que no lo intentase. Además de la ocasión reseñada, lo intentó con el breve paso por la cartera económica de Emilio Mondelli: pero la presidente carecía de fortaleza política para aplicar tan antipopular orientación Luego de la caída de Rodrigo y la fuga de López Rega, a la viuda de Perón los ministros se le caían cotidianamente y esto no era más que el preludio del golpe que caerá “como fruta madura” en la fatídica fecha ya varias veces citada.

Desde la muerte de Perón la voz cantante de la U.C .R. fue asumida mayormente por el balbinismo y el propio Balbín en particular. Su alambicada verba fue puesta al servicio de las peores causas. La presidente se hallaba sometida a un “entorno”, declaraba para no asumir y denunciar que Isabel era más que cómplice con la represión ilegal. Avaló la intervención del ejército en Tucumán, a despecho de las violaciones a los derechos humanos cometidas por los uniformados en cantidades más que industriales. Un radical consecuente y alter ego de Balbín, el inolvidable Fernando De La Rua , llamaba a otros legisladores nacionales “a contrarestar la campaña, que se había iniciado en el exterior, tendiente a denunciar violaciones a los derechos humanasen la represión militar de la guerrilla”. La evidente similitud entre los dichos del entonces Senador y el discurso posterior de la dictadura es algo más que casualidad permanente. Pero no puede ocultarse que la complicidad alcanzaba, por cierto, a grandes franjas del P.J. tanto en sus estamentos legislativos, sindicales, funcionarios gubernamentales o simples militantes políticos. Pero en este texto destacamos lo concerniente al Radicalismo por ser el eje de nuestro análisis.

Por otra parte, en ocasión que a comienzos de 1975 el sindicalismo derechista, avalado por el gobierno nacional, intervino la combativa seccional Villa Constitución de la Unión Obrera Metalúrgica fueron enviados copiosos contingentes policiales y para-policiales a la localidad santafesina. La arbitraria orientación provocó la resistencia obrera a los atropellos, la arbitrariedad, la represión ilegal y en defensa del derecho de los trabajadores a elegir sus representantes sociales y el conflicto se prolongó durante casi un semestre. Y pese a lo abnegado de la lucha, los obreros fueron derrotados luego de una resistencia muy enconada en la que la represión ilegal fue la nota constante. Mientras tanto Balbín constataba que en Villa Constitución había… “guerrilla industrial”, legitimando la represión desatada contra los trabajadores y prolongando el giro a la derecha de la U.C .R. y la colaboración con lo peor del Isabelato y con las Fuerzas Armadas genocidas. Semejante línea de acción sólo fue tenuemente interrumpida durante el Rodrigazo; ya que la voz partidaria fue asumida por economistas del partido fuertemente keynesianos. A la U.C .R. le sentaba cómodo oponerse al neoliberalismo… si el gobierno era peronista. Deberían pasar unos años y mucho sufrimiento popular para comprobarse de manera irrefutable que semejante resistencia radical al neoliberalismo no pasaba de una impostura con objetivos electorales. Poco después del Rodrigazo, Balbín ya les había dado, en secreto, su palabra a los jerarcas golpistas consistente en que la U.C .R. no se opondría a su acción antidemocrática y genocida. Públicamente se declaraba carente de soluciones para salvar las instituciones democráticas del putch que-el lo sabía-era inminente. Si hacemos énfasis en la persona de Balbín no es por propensión nuestra hacia lo psicológico, si no que el “chino” (como De La Rua ) era claramente representativo de los modos de comprender la realidad correspondientes a vastos segmentos de las clases medias y de la dirigencia política afín. Dichos segmentos favorecieron y legitimaron el golpe de 1976. En rigor a la verdad, en caso de que la U.C .R. hubiese deseado frenar la asonada, seguramente su acción se hubiere mostrado harto impotente. Pero tampoco es menos cierto que nada hizo para impedir la tragedia; más bien fue cómplice artero como veremos en la próxima sección. Como en la mayor parte de nuestra historia, poco y nada mostraron para sostener el discurso oficial acerca del contenido democrático y republicano del partido.

*Enviado por el autor


Politología

El Estado y la revolución

La experiencia de la comuna de París de 1871. El análisis de Marx*

Por V. Lenin

1. ¿EN QUE CONSISTE EL HEROISMO DE LA TENTATIVA DE LOS COMUNEROS?

Es sabido que algunos meses antes de la Comuna, en el otoño de 1870, Marx previno a los obreros de París; demostrándoles que la tentativa de derribar el gobierno sería un disparate dictado por la desesperación. Pero cuando en marzo de 1871 se impuso a los obreros el combate decisivo y ellos lo aceptaron, cuando la insurrección fue un hecho, Marx saludó la revolución proletaria con el más grande entusiasmo, a pesar de todos los malos augurios. Marx no se aferró a la condena pedantesca de un movimiento "extemporáneo", como el tristemente célebre renegado ruso del marxismo Plejánov, que en noviembre de 1905 había escrito alentando a la lucha a los obreros y campesinos y que después de diciembre de 1905 se puso a gritar como un liberal cualquiera: "¡No se debía haber empuñado las armas!"

Marx, por el contrario, no se contentó con entusiasmarse ante el heroísmo de los comuneros, que, según sus palabras, "tomaban el cielo por asalto". Marx veía en aquel movimiento revolucionario de masas, aunque éste no llegó a alcanzar sus objetivos, una experiencia histórica de grandiosa importancia, un cierto paso hacia adelante de la revolución proletaria mundial, un paso práctico más importante que cientos de programas y de raciocinios. Analizar esta experiencia, sacar de ella las enseñanzas tácticas, revisar a la luz de ella su teoría: he aquí cómo concebía su misión Marx.

La única "corrección" que Marx consideró necesario introducir en el "Manifiesto Comunista" fue hecha por él a base de la experiencia revolucionaria de los comuneros de París.

El último prólogo a la nueva edición alemana del "Manifiesto Comunista", suscrito por sus dos autores, lleva la fecha de 24 de junio de 1872. En este prólogo, los autores, Carlos Marx y Federico Engels, dicen que el programa del "Manifiesto Comunista" está "ahora anticuado en ciertos puntos".

". . . La Comuna ha demostrado, sobre todo -- contimúan --, que *la clase obrera no puede simplemente tomar posesión de la máquina estatal existente y ponerla en marcha para sus propios fines. . .* "
Las palabras puestas entre asteriscos, en esta cita, fueron tomadas por sus autores de la obra de Marx "La guerra civil en Francia".

Asi, pues, Marx y Engels atribuían una importancia tan gigantesca a esta enseñanza fundamental y principal de la Comuna de Paris, que la introdujeron como corrección esencial en el "Manifiesto Comunista".

Es sobremanera característico que precisamente esta corrección esencial haya sido tergiversada por los oportunistas y que su sentido sea, probablemente, desconocido de las nueve décimas partes, si no del noventa y nueve por ciento de los lectores del "Manifiesto Comunista". De esta tergiversación trataremos en detalle más abajo, en el capítulo consagrado especialmente a las tergiversaciones. Aquí, bastará señalar que la manera corriente, vulgar, de "entender" las notables palabras de Marx citadas por nosotros consiste en suponer que Marx subraya aquí la idea del desarrollo lento, por oposición a la toma del Poder por la violencia, y otras cosas por el estilo.

En realidad, es precisamente  lo contrario. El pensamiento de Marx consiste en que la clase obrera debe destruir, romperla "máquina estatal existente" y no limitarse simplemente a apoderarse de ella.

El 12 de abril de 1871, es decir, justamente en plena Comuna, Marx escribió a Kugelmann:

"Si te fijas en el último capítulo de mi '18 Brumario', verás que expongo como próxima tentativa de la revolución francesa, no hacer pasar de unas manos a otras la máquina burocrático-militar, como se venia haciendo hasta ahora, sino r o m p e r l a [subrayado por Marx; en el original zerbrechen ], y ésta es justamente la condición previa de toda verdadera revolución popular en el continente. En esto, precisamente, consiste la tentativa de nuestros heroicos camaradas de Paris" (pág. 709 de la revista "Neue Zeit", t. XX, I, año 1901-1902).

(Las cartas de Marx a Kugelmann han sido publicadas en ruso no menos que en dos ediciones, una de ellas redactada por mi y con un prólogo mio.)

En estas palabras: "romper la máquina burocrático-militar del Estado", se encierra, concisamente expresada, la enseñanza fundamental del marxismo en punto a la cuestión de las tareas del proletariado en la revolución respecto al Estado. ¡Y esta enseñanza es precisamente la que no sólo olvida en absoluto, sino que tergiversa directamente la "interpretación" imperante, kautskiana, del marxismo!

En cuanto a la referencia de Marx al "18 Brumario", más arriba hemos citado en su integridad el pasaje correspondiente.

Interesa señalar especialmente dos lugares en el mencionado pasaje de Marx. En primer término, Marx limita su conclusión al continente. Esto era lógico en 1871, cuando Inglaterra era todavía un modelo de país netamente capitalista, pero sin militarismo y, en una medida considerable, sin burocracia. Por eso, Marx excluía a Inglaterra, donde la revolución, e incluso una revolución popular, se consideraba y era entonces posible sin la condición previa de destruir "la máquina estatal existente".

Hoy, en 1917, en la época de la primera gran guerra imperialista, esta limitación hecha por Marx no tiene razón de ser. Inglaterra y Norteamérica, los más grandes y los últimos representantes -- en el mundo entero -- de la "libertad" anglosajona, en el sentido de ausencia de militarismo y de burocratismo, han ido rodando completamente al inmundo y sangriento pantano, común a toda Europa, de las instituciones burocrático-militares, que todo lo someten y lo aplastan. Hoy, también en Inglaterra y en Norteamérica es "condición previa de toda revolución verdaderamente popular" el r o m p e r, el d e s t r u i r la "máquina estatal existente" (y que allí ha alcanzado, en los años de 1914 a 1917, la perfección "europea", la perfección común al imperialismo).

En segundo lugar, merece especial atención la observación extraordinariamente profunda de Marx de que la destrucción de la máquina burocrático-militar del Estado es "condición previa de toda revolución verdaderamente popular". Este concepto de revolución "popular " parece extraño en boca de Marx, y los plejanovistas y mencheviques rusos, estos secuaces de Struve que quieren hacerse pasar por marxistas, podrían tal vez explicar esta expresión de Marx como un "lapsus". Han reducido el marxismo a una deformación liberal tan mezquina, que, para ellos, no existe más que la antítesis entre revolución burguesa y proletaria, y hasta esta antítesis la comprenden de un modo increíblemente escolástico.

Si tomamos como ejemplos las revoluciones del siglo XX, tendremos que reconocer como burguesas, naturalmente, también las revoluciones portuguesa y turca. Pero ni la una ni la otra son revoluciones "populares", pues ni en la una ni en la otra actúa perceptiblemente, de un modo activo, por propia iniciativa, con sus propias reivindicaciones económicas y políticas, la masa del pueblo, la inmensa mayoría de éste. En cambio, la revolución burguesa rusa de 1905 a 1907, aunque no registrase éxitos tan "brillantes" como los que alcanzaron en ciertos momentos ías revoluciones portuguesa y turca, fue, sin duda, una revolución "verdaderamente popular", pues la masa del pueblo, la mayoría de éste, las "más bajas capas" sociales, aplastadas por el yugo y la explotación, levantáronse por propia iniciativa, estamparon en todo el curso de la revolución el sello de sus reivindicaciones, de sus intentos de construir a su modo una nueva sociedad en lugar de la sociedad vieja que era destruida.

En la Europa de 1871, el proletariado no formaba la mayoría ni en un solo país del continente. Una revolución "popular", que arrastrase al movimiento verdaderamente a la mayoría, sólo podía serlo aquella que abarcase tanto al proletariado como a los campesinos. Ambas clases formaban en aquel entonces el "pueblo". Ambas clases están unidas por el hecho de que la "máquina burocrático-militar del Estado" las oprime, las esclaviza, las explota. Destruir, romper esta máquina: tal es el verdadero interés del "pueblo", de su mayoría, de los obreros y de la mayoría de los campesinos, tal es la "condición previa" para una alianza libre de los campesinos pobres con los proletarios, sin cuya alianza la democracia será precaria, y la transformación socialista, imposible.

Hacia esta alianza precisamente se abría camino, como es sabido, la Comuna de París, si bien no alcanzó su objetivo por una serie de causas de carácter interno y externo.

Consiguientemente, al hablar de una "revolución verdaderamente popular", Marx, sin olvidar para nada las características de la pequeña burguesía (de las cuales habló mucho y con frecuencia), tenía en cuenta con la mayor precisión la correlación efectiva de clases en la mayoría de los Estados continentales de Europa, en 1871. Y, de otra parte, constataba que la "destrucción" de la máquina estatal responde a los intereses de los obreros y campesinos, los une, plantea ante ellos la tarea común de suprimir al "parásito" y sustituirlo por algo nuevo.

¿Pero con qué sustituirlo concretamente?

*Capítulo III, parte 1, de Estado y Revolución de Lenin, EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS, PEKIN 1975 , Primera edición 1966
Preparado © por la Internet a David J. Romagnolo, djr@marx2mao.org (Mayo de 1998)


Historia Latinoamericana

Augusto Nicolás Calderón Sandino (1895 - 1934)

Por Eduardo Galeano (en Memoria del fuego)

Augusto Nicolás Calderón Sandino nace el 18 de mayo de 1895 en Niquinohomo, departamento de Masaya. De niño, trabaja con su madre recolectando café en las plantaciones del Pacífico nicaragüense.
En octubre de 1909 una insurrección apoyada por Estados Unidos provoca la renuncia del presidente José Santos Zelaya. Asume el cargo José Madriz, pero en febrero de 1910 tropas norteamericanas desembarcan en Corinto y provocan también su renuncia. Luego de múltiples maniobras, toma el poder Adolfo Díaz, tenedor de libros de una empresa minera norteamericana y aliado incondicional de Washington. Estados Unidos otorga un par de empréstitos a Nicaragua y toma, en garantía, el control de las aduanas, el Ferrocarril Nacional, los vapores del Gran Lago y fondos no utilizados de otro préstamo.
En julio de 1912 estalla una sublevación en contra del títere Díaz. Tropas norteamericanas desembarcan en Corinto. Benjamín Zeledón enfrenta a los invasores y muere en combate el 4 de octubre. A sus 17 años Sandino queda muy impresionado con la imagen del patriota.
En 1916 trabaja como ayudante de mecánica cerca de la frontera con Costa Rica. Viaja a Honduras en 1920 y a Guatemala en 1923, donde trabaja en las plantaciones de la United Fruit. Marcha a México y trabaja para empresas petroleras en Tampico y Cerro Azul.
En agosto de 1925, Estados Unidos retira sus tropas de Nicaragua; la ocupación ha durado 13 años. Permanecen, sin embargo, los instructores de la Constabulary, antecesora de la Guardia Nacional. Golpe militar del general Emiliano Chamorro en octubre. Washington se niega a reconocerlo.
En mayo de 1926 ocurre un alzamiento liberal en contra de Chamorro. Tropas norteamericanas desembarcan en Bluefields. Al enterarse del inicio de la Guerra Constitucionalista, Sandino parte rumbo a Nicaragua a donde llega el 1º de junio.
El 26 de octubre de 1926 se alza en armas con algunos trabajadores del mineral de San Albino y se incorpora a la causa constitucionalista. El 2 de noviembre, en su primer enfrentamiento contra las tropas conservadoras en El Jícaro, sufre su primera derrota.
El 24 de diciembre, tropas norteamericanas desembarcan en Puerto Cabezas. Al día siguiente, Sandino consigue armas y municiones con ayuda de prostitutas del puerto. El general José María Moncada le ordena regresarlas en una entrevista que sostienen en Prinzapolka; logra conservar las armas e inicia el retorno a Las Segovias.
En enero de 1927, tropas norteamericanas desembarcan en Corinto. En febrero, Sandino se instala en El Yucapuca e inicia en San Juan de Segovia una campaña militar victoriosa; participa en un gran número de combates. Las tropas conservadoras son totalmente derrotadas y Moncada trata de deshacerse de él enviándolo a Boaco.
A principios de mayo de 1927 mantiene un intercambio epistolar con Moncada sobre los términos del armisticio que éste ha logrado con Henry Stimson, delegado del presidente Calvin Coolidge en Nicaragua. El 12 de mayo de 1927 en una circular dirigida a las autoridades locales de todos los departamentos anuncia su determinación de continuar la lucha hasta el retiro de las tropas norteamericanas de ocupación. El 18 de mayo se casa con Blanca Aráuz.
El 1º de julio de 1927 emite su primer Manifiesto Político dirigido al pueblo de Nicaragua desde su campamento en Mineral de San Albino. El 14 de julio responde a la propuesta de rendición que le hiciera Gilbert Hatfield, capitán de los marines. El 16 de julio, después de una batalla de 15 horas, toma por unas horas El Ocotal. La aviación norteamericana bombardea y ametralla el poblado causando 300 muertos entre la población civil.
Combate en varias ciudades y se retira hacia su campamento de El Chipote; inicia la guerra de guerrillas. El 2 de septiembre de 1927 se constituye el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua. El 14 de noviembre suscribe el Acuerdo sobre los traidores a la Patria.
En diciembre, los gobiernos de Coolidge y Díaz acuerdan la transformación de la Constabulary en Guardia Nacional.
Después de varios días de “combate”, el 26 de enero de 1928 los marines alcanzan finalmente la cumbre de El Chipote y encuentran sólo muñecos de zacate.
El 22 de junio de 1928 el dirigente comunista salvadoreño Farabundo Martí se incorpora a las filas del sandinismo.
El 6 de noviembre de 1928, en elecciones organizadas y supervisadas por los marines, es electo presidente el traidor Moncada.
El 23 de mayo de 1929 sale de Nicaragua con rumbo a México buscando, infructuosamente, el apoyo del presidente mexicano Emilio Portes Gil. Sus generales prosiguen la lucha. Regresa a Nicaragua el 16 de mayo de 1930.
El 31 de diciembre de 1930 las tropas de Miguel Ángel Ortez emboscan una patrulla de marines en Achuapa.
El 15 de febrero de 1931 suscribe su manifiesto Luz y Verdad.
En noviembre de 1932, Juan Bautista Sacasa es electo presidente. Poco antes había solicitado la permanencia de los marines, sin embargo, en esta ocasión Washington se niega.
El 1º de enero de 1933 triunfa la causa sandinista al retirarse los invasores norteamericanos de territorio nicaragüense. Sacasa asume la presidencia y el “general” Anastasio Somoza García la jefatura de la Guardia Nacional. Sandino viaja a Managua en febrero y firma un tratado de paz.
El 20 de mayo viaja nuevamente a Managua para quejarse con Sacasa por los constantes ataques de la Guardia Nacional en contra de su gente. Regresa el 30 de noviembre por la misma razón sin obtener resultados.
El 21 de febrero de 1934 al bajar la loma de Tiscapa, después de una cena con Sacasa, es capturado y posteriormente asesinado con los generales Francisco Estrada y Juan Pablo Umanzor por orden de Somoza García. Poco antes, su hermano Sócrates había corrido la misma suerte. El coronel Santos López, quién participará posteriormente en la fundación del Frente Sandinista de Liberación Nacional, logra escapar.
El 23 de agosto de 1934, el Congreso decreta una amnistía para todos los crímenes cometidos por la Guardia Nacional.

Fuente: www.elhistoriador.com.ar


Relatos históricos

El dictador*

Por Manuel Vincent
(El País, 2006)

”Aunque nada pueda devolverte aquel tiempo del esplendor en la hierba y la gloria de las flores, no debes dolerte por ello; en la belleza que quedó atrás tienes que encontrar toda la fuerza". La gente de mi generación difícilmente podría recitar estos versos de William Wordsworth. Treinta años han pasado, treinta veranos, treinta largos inviernos desde la muerte del dictador. A Franco lo juzgará la historia, afirman aún sus adictos; pero, de hecho, el juicio ya lo ha emitido el espejo corrosivo del tiempo donde su imagen va adquiriendo la forma de un esperpento aciago a medida que se aleja en el recuerdo. Desde esta altura de la vida uno vuelve la mirada y no encuentra en aquel espacio gris de la dictadura ningún esplendor donde agarrarse, salvo que en medio de un país aplastado por la miseria política, nuestra juventud estaba diluida en los placeres de la naturaleza y pese a todo nos creíamos inmortales. El día en que enterraron a Franco una niña se hallaba en un desván, que olía a manzanas y desde allí oía la voz de un cardenal que por la radio recitaba las exequias del muerto en la plaza de Oriente. Un tembloroso adolescente a su lado le pasó el cigarrillo para que diera la primera calada y el humo envolvió también el primer beso y las primeras caricias con que la niña se inició en el amor, mientras el sonido del funeral llegaba hasta el desván desde el jardín donde brindaban sus padres con unos amigos. Treinta años han pasado. A partir del momento en que una losa de mil kilos cubrió los despojos del dictador, el azar comenzó a gobernar los sueños de aquella niña, lejos ya de la voluntad del tirano. Su cuerpo espigó en la transición, tuvo otros amores en medio de la libertad y puede que hoy esa mujer asocie la dulzura del pasado al perfume de manzanas que dio sepultura a aquel terrible difunto. En cambio, nuestra generación, vuelve hoy la mirada atrás sin ira y sólo halla un espacio color ala de mosca poblado de guardias desdentados, trenes desolados, aulas con olor a orín escolástico, ventanillas mugrientas, fritangas de calamares y chorizos banderilleados por un mondadientes, sabañones que luego se convirtieron en anillos de oro de la especulación y la paciencia infinita de las madres ibéricas que limpiaban los mocos a sus niños en la sala de espera de los hospitales. Nada podrá devolvernos a nosotros el tiempo del esplendor en la hierba y la gloria de las flores. Ésa es la miseria del franquismo, el que nos haya arrebatado también la dulzura de la memoria.

* Fuente: http://carmenlobo.blogcindario.com/2007/11/00806-el-dictador.html


Política Internacional

La censura política en los medios *

Por Vicenç Navarro

Publicado en el diario PÚBLICO, 15 de abril de 2010 (España)

Este artículo critica la promoción del Monarca y de la Monarquía por parte de los mayores medios de información del país, discriminando sistemáticamente voces críticas del Rey y de la Monarquía. El artículo presenta como ejemplo de esta cultura escasamente democrática el veto de la cadena pública catalana, TV3, (que presentó un documental –en forma de ficción-, claramente pro Monarquía, hace unas semanas) a un documental que presentaba, además de voces favorables a la Monarquía, otras voces críticas, favorables a la República.

Durante mi largo exilio viví en dos monarquías (Suecia y Reino Unido) y en una república (EEUU), y pude ver en los medios de información de aquellos países críticas abundantes a sus jefes de Estado y a los sistemas políticos que representaban, tal como es de esperar en cualquier país democrático.

No así en España. Cuando me integré de nuevo a mi país vi una situación muy distinta. La gran mayoría de los medios de información ofrecían, y continúan ofreciendo, un blindaje mediático al rey y a la monarquía, frente a cualquier tipo de crítica. En realidad, tales medios promocionaban al rey y a la monarquía en una campaña propagandística, presentando a la monarquía como un elemento de estabilidad, la manera cortesana de definir el orden profundamente conservador heredado del régimen dictatorial anterior. En tal propaganda, el rey se presentaba como un demócrata camuflado durante la dictadura, que nos había traído la democracia. Criticar al rey se veía como criticar la Transición y el establecimiento de la democracia.

Es fácilmente demostrable que esta imagen del monarca es profundamente falsa. El rey era un producto del régimen anterior y su comportamiento durante la dictadura y en la Transición así lo demostró. Su supuesta vocación democrática quedó falseada en las primeras propuestas que el primer Gobierno monárquico hizo para establecer la democracia. Tanto en las reglas del proceso democrático, como en la limitación en las ofertas políticas al electorado, las propuestas del rey eran escasamente democráticas. Fueron las movilizaciones populares, y muy en especial las huelgas políticas de la clase trabajadora, las que forzaron una apertura y la democratización de aquellas propuestas. La debilidad de las izquierdas, recién salidas de la clandestinidad, y el dominio de las derechas en el aparato del Estado, así como en la sociedad civil, incluidos sus medios de información y persuasión, explican, sin embargo, que aquella Transición inmodélica diera lugar a una democracia vigilada y enormemente limitada, en la que la cultura promovida por los medios era profundamente conservadora y excluyente de las voces republicanas. El orden profundamente conservador establecido tenía a la monarquía como su eje, lo cual explica su blindaje mediático.
No fue hasta hace poco que la televisión, el mayor medio de difusión en España, exhibió un documental, “Els nens perduts del franquisme” (Los niños perdidos del franquismo), de Montserrat Armengou y Ricard Belis, que muestra el nivel de represión y horror que representó aquella dictadura. Este documental, que vio la luz en la televisión pública catalana, ponía de manifiesto cómo el robo de niños de las familias represaliadas, que se estaba denunciando en Argentina, había ocurrido con creces bajo la dictadura de Franco. En realidad, tal documental causó la integración del caso de los niños robados por el fascismo en la investigación del juez Garzón sobre los crímenes del régimen anterior. Este documental, que recibió gran número de galardones en el extranjero, tuvo escasa difusión fuera de Catalunya, y las autonomías gobernadas por el PP nunca lo mostraron en sus medios televisivos públicos.

Tal resistencia a conocer aquel pasado fue lo que determinó el caso Garzón. El Tribunal Supremo, presidido por una persona profundamente conservadora que había jurado lealtad al movimiento fascista, admitió la denuncia del partido fascista, la Falange, en contra del único juez en España, Garzón, que intentó llevar a los tribunales a los responsables de aquellas atrocidades, siendo su causa supervisada por otro miembro del Tribunal, Adolfo Prego (que será el que redactará la sentencia final), admirador del mayor ideólogo que tiene el fascismo en España, Pío Moa.

Mientras, a los autores de aquel documental se les ha prohibido, en la práctica, emitir su nueva obra, ¿Monarquía o República?, en la que se daba voz a personas republicanas, críticas del sistema monárquico (algo bastante inédito en los canales públicos), así como a partidarios de la monarquía. Mònica Terribas, directora de TV3, vetó el documental aduciendo, sorprendentemente, que lo hacía para proteger la libertad de los ciudadanos, asumiendo que su prohibición venía motivada por el interés de proteger a la ciudadanía de un posible sesgo republicano en el programa. Tal motivación no impidió, sin embargo, que tal directora aprobara la emisión de un documental (presentado como ficción), 23-F: el día más difícil del Rey, que era una mera propaganda de la monarquía y del papel del rey en el fallido golpe militar del 23 de febrero de 1981. No hay duda de que los portavoces de TV3 y sus apologistas en el mundo mediático negarán que haya habido un veto político, señalando –como hizo Mònica Terribas– que es una mera suspensión temporal hasta que se haya corregido su orientación. Tales declaraciones ignoran que el documental, tal como lo han hecho sus autores, ha sido prohibido, nunca se mostrará su versión original y nunca se emitirá, a no ser que se modifique. Esto, en una sociedad democrática, se llama censura.

La Vanguardia, el diario monárquico de Catalunya, propiedad de la familia del conde Godó (uno de los mayores colaboradores que el régimen anterior tuvo en Catalunya) felicitó a Mònica Terribas por su suspensión (el término que se utilizó para definir el veto), indicando que “la objetividad y el rigor que deben ofrecer la actuación de toda la televisión pública, han llevado a suspender la emisión de un documental sobre la república y la monarquía, que requería un enfoque distinto” (10-04-10), lo cual significa que se desea que se diluyan todavía más las voces republicanas, dilución que, en el caso de La Vanguardia, alcanza su máxima expresión, equivalente a eliminación, pues tal rotativo nunca ha publicado un artículo favorable al establecimiento de la república en España. Esto es lo que el establishment mediático define como libertad de expresión.
Vicenç Navarro es catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra.

* Fuente: http://www.vnavarro.org/?p=4144


Historia latinoamericana

Las venas abiertas de América Latina *

Por Eduardo Galeano

Introducción.

Ciento veinte millones de niños en el centro de la tormenta

La división internacional del trabajo consiste en que unos países se especializan en ganar y otros en perder. Nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos América Latina, fue precoz: se especializó en perder desde los remotos tiempos en que los europeos del Renacimiento se abalanzaron a través del mar y le hundieron los dientes en la garganta. Pasaron los siglos y América Latina perfeccionó sus funciones. Este ya no es el reino de las maravillas donde la realidad derrotaba a la fábula y la imaginación era humillada por los trofeos de la conquista, los yacimientos de oro y las montañas de plata. Pero la región sigue trabajando de sirvienta. Continúa existiendo al servicio de las necesidades ajenas, como fuente y reserva del petróleo y el hierro, el cobre y la carne, las frutas y el café, las materias primas y los alimentos con destino a los países ricos que ganan, consumiéndolos, mucho más de lo que América Latina gana produciéndolos. Son mucho más altos los impuestos que cobran los compradores que los precios que reciben los vendedores; y al fin y al cabo, como declaró en julio de 1968 Covey T. Oliver, coordinador de la Alianza para el Progreso, «hablar de precios justos en la actualidad es un concepto medieval. Estamos en plena época de la libre comercialización... ». Cuanta más libertad se otorga a los negocios, más cárceles se hace necesario construir para quienes padecen los negocios. Nuestros sistemas de inquisidores y verdugos no sólo funcionan para el mercado externo dominante; proporcionan también caudalosos manantiales de ganancias que fluyen de los empréstitos y las inversiones extranjeras en los mercados internos dominados. «Se ha oído hablar de concesiones hechas por América Latina al capital extranjero, pero no de concesiones hechas por los Estados Unidos al capital de otros países...» Es que nosotros no damos concesiones», advertía, allá por 1913, el presidente norteamericano Woodrow Wilson. Él estaba seguro: «Un país -decía- es poseído y dominado por el capital que en él se haya invertido». Y tenía razón. Por el camino hasta perdimos el derecho de llamarnos americanos, aunque los haitianos y los cubanos ya habían asomado a la historia, como pueblos nuevos, un siglo antes de que los peregrinos del Mayflower se establecieran en las costas de Plymouth. Ahora América es, para el mundo, nada más que los Estados Unidos: nosotros habitamos, a lo sumo, una sub América, una América de segunda clase, de nebulosa identificación.
Es América Latina, la región de las venas abiertas. Desde el descubrimiento hasta nuestros días, todo se ha trasmutado siempre en capital europeo o, más tarde, norteamericano, y como tal se ha acumulado y se acumula en los lejanos centros de poder. Todo: la tierra, sus frutos y sus profundidades ricas en minerales, los hombres y su capacidad de trabajo y de consumo, los recursos naturales y los recursos humanos. El modo de producción y la estructura de clases de cada lugar han sido sucesivamente determinados, desde fuera, por su incorporación al engranaje universal del capitalismo. A cada cual se le ha asignado una función, siempre en beneficio del desarrollo de la metrópoli extranjera de turno, y se ha hecho infinita la cadena de las dependencias sucesivas, que tiene mucho más de dos eslabones, y que por cierto también comprende, dentro de América Latina, la opresión de los países pequeños por sus vecinos mayores y, fronteras adentro de cada país, la explotación que las grandes ciudades y los puertos ejercen sobre sus fuentes internas de víveres y mano de obra. (Hace cuatro siglos, ya habían nacido dieciséis de las veinte ciudades latinoamericanas más pobladas de la actualidad.)
Para quienes conciben la historia como una competencia, el atraso y la miseria de América Latina no son otra cosa que el resultado de su fracaso. Perdimos; otros ganaron. Pero ocurre que quienes ganaron, ganaron gracias a que nosotros perdimos: la historia del subdesarrollo de América Latina integra, como se ha dicho, la historia del desarrollo del capitalismo mundial. Nuestra derrota estuvo siempre implícita en la victoria ajena; nuestra riqueza ha generado siempre nuestra pobreza para alimentar la prosperidad de otros: los imperios y sus caporales nativos. En la alquimia colonial y neocolonial, el oro se transfigura en chatarra, y los alimentos se convierten en veneno. Potosí, Zacatecas y Ouro Preto cayeron en picada desde la cumbre de los esplendores de los metales preciosos al profundo agujero de los socavones vacíos, y la ruina fue el destino de la pampa chilena del salitre y de la selva amazónica del caucho; el nordeste azucarero de Brasil, los bosques argentinos del quebracho o ciertos pueblos petroleros del lago de Maracaibo tienen dolorosas razones para creer en la mortalidad de las fortunas que la naturaleza otorga y el imperialismo usurpa. La lluvia que irriga a los centros del poder imperialista aboga los vastos suburbios del sistema. Del mismo modo, y simétricamente, el bienestar de nuestras clases dominantes - dominantes hacia dentro, dominadas desde fuera- es la maldición de nuestras multitudes condenadas a una vida de bestias de carga.
La brecha se extiende. Hacia mediados del siglo anterior, el nivel de vida de los países ricos del mundo excedía en un cincuenta por ciento el nivel de los países pobres. El desarrollo desarrolla la desigualdad: Richard Nixon anunció, en abril de 1969, en su discurso ante la OEA, que a fines del siglo veinte el ingreso per capita en Estados Unidos será quince veces más alto que el ingreso en América Latina. La fuerza del conjunto del sistema imperialista descansa en la necesaria desigualdad de las partes que lo forman, Y esa desigualdad asume magnitudes cada vez más dramáticas. Los países opresores se hacen cada vez más ricos en términos absolutos, pero mucho más en términos relativos, por el dinamismo de la disparidad creciente. El capitalismo central puede darse el lujo de crear y creer sus propios mitos de opulencia, pero los mitos no se comen, y bien lo saben los países pobres que constituyen el vasto capitalismo periférico. El ingreso promedio de un ciudadano norteamericano es siete veces mayor que el de un latinoamericano y aumenta a un ritmo diez veces más intenso. Y los promedios engañan, por los insondables abismos que se abren, al sur del río Bravo, entre los muchos pobres v los pocos ricos de la región. En la cúspide, en efecto, seis millones de latinoamericanos acaparan, según las Naciones Unidas, el mismo ingreso que ciento cuarenta millones de personas ubicadas en la base de la pirámide social. Hay sesenta millones de campesinos cuya fortuna asciende a veinticinco centavos de dólar por día; en el otro extremo los proxenetas de la desdicha se dan el lujo de acumular cinco mil millones de dólares en sus cuentas privadas de Suiza o Estados Unidos, y derrochan en la ostentación y el lujo estéril - ofensa y desafío- y en las inversiones improductivas, que constituyen nada menos que la mitad de la inversión total, los capitales que América Latina podría destinar a la reposición, ampliación y creación de fuentes de producción y de trabajo. Incorporadas desde siempre a la constelación del poder imperialista, nuestras clases dominantes no tienen el menor interés en averiguar si el Patriotismo podría resultar más rentable que la traición o si la mendicidad es la única forma posible de la Política internacional. Se hipoteca la soberanía porque «no hay otro camino»; las coartadas de la oligarquía confunden interesadamente la impotencia de una clase social con el presunto vacío de destino de cada nación.
Josué de Castro declara: «Yo, que he recibido un premio internacional de la paz, pienso que, infelizmente, no hay otra solución que la violencia para América Latina». Ciento veinte millones de niños se agitan en el centro de esta tormenta. La población de América Latina crece como ninguna otra; en medio siglo se triplicó con creces. Cada minuto muere un niño de enfermedad o de hambre, pero en el año 2000 habrá seiscientos cincuenta millones de latinoamericanos, y la mitad tendrá menos de quince años de edad: una bomba de tiempo. Entre los doscientos ochenta millones de latinoamericanos hay, a fines de 1970, cincuenta millones de desocupados o subocupados y cerca de cien millones de analfabetos; la mitad de los latinoamericanos vive apiñada en viviendas insalubres. Los tres mayores mercados de América Latina -Argentina, Brasil y México- no alcanzan a igualar, sumados, la capacidad de consumo de Francia o de Alemania occidental, aunque la población reunida de nuestros tres grandes excede largamente a la de cualquier país europeo. América Latina produce hoy día, en relación con la población, menos alimentos que antes de la última guerra mundial, y sus exportaciones per capita han disminuido tres veces, a precios constantes, desde la víspera de la crisis de 1929. El sistema es muy racional desde el punto de vista de sus dueños extranjeros y de nuestra burguesía de comisionistas, que ha vendido el alma al Diablo a un precio que hubiera avergonzado a Fausto. Pero el sistema es tan irracional para todos los demás que cuanto más se desarrolla más agudiza sus desequilibrios y sus tensiones, sus contradicciones ardientes. Hasta la industrialización, dependiente y tardía, que cómodamente coexiste con el latifundio y las estructuras de la desigualdad, contribuye a sembrar la desocupación en vez de ayudar a resolverla; se extiende la pobreza y se concentra la riqueza en esta región que cuenta con inmensas legiones de brazos caídos que se multiplican sin descanso. Nuevas fábricas se instalan en los polos privilegiados de desarrollo -Sao Paulo, Buenos Aires, la ciudad de México- pero menos mano de obra se necesita cada vez. El sistema no ha previsto esta pequeña molestia: lo que sobra es gente. Y la gente se reproduce. Se hace el amor con entusiasmo y sin precauciones. Cada vez queda más gente a la vera del camino, sin trabajo en el campo, donde el latifundio reina con sus gigantescos eriales, y sin trabajo en la ciudad, donde reinan las máquinas: el sistema vomita hombres. Las misiones norteamericanas esterilizan masivamente mujeres y siembran píldoras, diafragmas, espirales, preservativos y almanaques marcados, pero cosechan niños; porfiadamente, los niños latinoamericanos continúan naciendo, reivindicando su derecho natural a obtener un sitio bajo el sol en estas tierras espléndidas que podrían brindar a todos lo que a casi todos niegan.
A principios de noviembre de 1968, Richard Nixon comprobó en voz alta que la Alianza para el Progreso había cumplido siete años de vida y, sin embargo, se habían agravado la desnutrición y la escasez de alimentos en América Latina. Pocos meses antes, en abril, George W. Ball escribía en Life: «Por lo menos durante las próximas décadas, el descontento de las naciones más pobres no significará una amenaza de destrucción del mundo. Por vergonzoso que sea, el mundo ha vivido, durante generaciones, dos tercios pobre y un tercio rico. Por injusto que sea, es limitado el poder de los países pobres». Ball había encabezado la delegación de los Estados Unidos a la Primera Conferencia de Comercio y Desarrollo en Ginebra, y había votado contra nueve de los doce principios generales aprobados por la conferencia con el fin de aliviar las desventajas de los países subdesarrollados en el comercio internacional. Son secretas las matanzas de la miseria en América Latina; cada año estallan, silenciosamente, sin estrépito alguno, tres bombas de Hiroshima sobre estos pueblos que tienen la costumbre de sufrir con los dientes apretados. Esta violencia sistemática, no aparente pero real, va en aumento: sus crímenes no se difunden en la crónica roja, sino en las estadísticas de la FAO. Ball dice que la impunidad es todavía posible, porque los pobres no pueden desencadenar la guerra mundial, pero el Imperio se preocupa: incapaz de multiplicar los panes, hace lo posible por suprimir a los comensales. «Combata la pobreza, ¡mate a un mendigo!», garabateó un maestro del humor negro sobre un muro de la ciudad de La Paz. ¿Qué se proponen los herederos de Malthus sino matar a todos los próximos mendigos antes de que nazcan? Robert McNamara, el presidente del Banco Mundial que había sido presidente de la Ford y Secretario de Defensa, afirma que la explosión demográfica constituye el mayor obstáculo para el progreso de América Latina y anuncia que el Banco Mundial otorgará prioridad, en sus préstamos, a los países que apliquen planes para el control de la natalidad. McNamara comprueba con lástima que los cerebros de los pobres piensan un veinticinco por ciento menos, y los tecnócratas del Banco Mundial (que ya nacieron) hacen zumbar las computadoras y generan complicadísimos trabalenguas sobre las ventajas de no nacer: «Si un país en desarrollo que tiene una renta media per capita de 150 a 200 dólares anuales logra reducir su fertilidad en un 50 por ciento en un período de 25 años, al cabo de 30 años su renta per capita será superior por lo menos en un 40 por ciento al nivel que hubiera alcanzado de lo contrario, y dos veces más elevada al cabo de 60 años», asegura uno de los documentos del organismo. Se ha hecho célebre la frase de Lyndon Johnson: «Cinco dólares invertidos contra el crecimiento de la población son más eficaces que den dólares invertidos en el crecimiento económico». Dwight Eisenhower pronosticó que si los habitantes de la tierra seguían multiplicándose al mismo ritmo no sólo se agudizaría el peligro de la revolución, sino que además se produciría «una degradación del nivel de vida de todos los pueblos, el nuestro inclusive».
Los Estados Unidos no sufren, fronteras adentro, el problema de la explosión de la natalidad, pero se preocupan como nadie por difundir e imponer, en los cuatro puntos cardinales, la planificación familiar. No sólo el gobierno; también Rockefeller y la Fundación Ford padecen pesadillas con millones de niños que avanzan, como langostas, desde los horizontes del Tercer Mundo. Platón y Aristóteles se habían ocupado del tema antes que Malthus y McNamara; sin embargo, en nuestros tiempos, toda esta ofensiva universal cumple una función bien definida: se propone justificar la muy desigual distribución de la renta entre los países y entre las clases sociales, convencer a los pobres de que la pobreza es el resultado de los hijos que no se evitan y poner un dique al avance de la furia de las masas en movimiento y rebelión. Los dispositivos intrauterinos compiten con las bombas y la metralla, en el sudeste asiático, en el esfuerzo por detener el crecimiento de la población de Vietnam. En América Latina resulta más higiénico y eficaz matar a los guerrilleros en los úteros que en las sierras o en las calles. Diversas misiones norteamericanas han esterilizado a millares de mujeres en la Amazonía, pese a que ésta es la zona habitable más desierta del planeta. En la mayor parte de los países latinoamericanos, la gente no sobra: falta. Brasil tiene 38 veces menos habitantes por kilómetro cuadrado que Bélgica; Paraguay, 49 veces menos que Inglaterra; Perú, 32 veces menos que Japón. Haití y El Salvador, hormigueros humanos de América Latina, tienen una densidad de población menor que la de Italia. Los pretextos invocados ofenden la inteligencia; las intenciones reales encienden la indignación. Al fin y al cabo, no menos de la mitad de los territorios de Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Paraguay y Venezuela está habitada por nadie. Ninguna población latinoamericana crece menos que la del Uruguay, país de viejos, y sin embargo ninguna otra nación ha sido tan castigada, en los años recientes, por una crisis que parece arrastrarla al último círculo de los infiernos. Uruguay está vacío y sus praderas fértiles podrían dar de comer a una población infinitamente mayor que la que hoy padece, sobre su suelo, tantas penurias.
Hace más de un siglo, un canciller de Guatemala había sentenciado proféticamente: «Sería curioso que del seno mismo de los Estados Unidos, de donde nos viene el mal, naciese también el remedio». Muerta y enterrada la Alianza para el Progreso, el Imperio propone ahora, con más pánico que generosidad, resolver los problemas de América Latina eliminando de antemano a los latinoamericanos. En Washington tienen ya motivos para sospechar que los pueblos pobres no prefieren ser pobres. Pero no se puede querer el fin sin querer los medios: quienes niegan la liberación de América Latina, niegan también nuestro único renacimiento posible, y de paso absuelven a las estructuras en vigencia. Los jóvenes se multiplican, se levantan, escuchan: ¿qué les ofrece la voz del sistema? El sistema habla un lenguaje surrealista: propone evitar los nacimientos en estas tierras vacías; opina que faltan capitales en países donde los capitales sobran pero se desperdician; denomina ayuda a la ortopedia deformante de los empréstitos y al drenaje de riquezas que las inversiones extranjeras provocan; convoca a los latifundistas a realizar la reforma agraria y a la oligarquía a poner en práctica la justicia social. La lucha de clases no existe -se decreta- más que por culpa de los agentes foráneos que la encienden, pero en cambio existen las clases sociales, y a la opresión de unas por otras se la denomina el estilo occidental de vida. Las expediciones criminales de los marines tienen por objeto restablecer el orden y la paz social, y las dictaduras adictas a Washington fundan en las cárceles el estado de derecho y prohiben las huelgas y aniquilan los sindicatos para proteger la libertad de trabajo.
¿Tenemos todo prohibido, salvo cruzarnos de brazos? La pobreza no está escrita en los astros; el subdesarrollo no es el fruto de un oscuro designio de Dios. Corren años de revolución, tiempos de redención. Las clases dominantes ponen las barbas en remojo, y a la vez anuncian el infierno para todos. En cierto modo, la derecha tiene razón cuando se identifica a sí misma con la tranquilidad y el orden, es el orden, en efecto, de la cotidiana humillación de las mayorías, pero orden al fin: la tranquilidad de que la injusticia siga siendo injusta y el hambre hambrienta. Si el futuro se transforma en una caja de sorpresas, el conservador grita, con toda razón: «Me han traicionado». Y los ideólogos de la impotencia, los esclavos que se miran a sí mismos con los ojos del amo, no demoran en hacer escuchar sus clamores. El águila de bronce del Maine, derribada el día de la victoria de la revolución cubana, yace ahora abandonada, con las alas rotas, bajo un portal del barrio viejo de La Habana. Desde Cuba en adelante, también otros países han iniciado por distintas vías y con distintos medios la experiencia del cambio: la perpetuación del actual orden de cosas es la perpetuación del crimen.
Los fantasmas de todas las revoluciones estranguladas o traicionadas a lo largo de la torturada historia latinoamericana se asoman en las nuevas experiencias, así como los tiempos presentes habían sido presentidos y engendrados por las contradicciones del pasado. La historia es un profeta con la mirada vuelta hacia atrás: por lo que fue, y contra lo que fue, anuncia lo que será. Por eso en este libro, que quiere ofrecer una historia del saqueo y a la vez contar cómo funcionan los mecanismos actuales del despojo, aparecen los conquistadores en las carabelas y, cerca, los tecnócratas en los jets, Hernán Cortés y los infantes de marina, los corregidores del reino y las misiones del Fondo Monetario Internacional, los dividendos de los traficantes de esclavos y las ganancias de la General Motors. También los héroes derrotados y las revoluciones de nuestros días, las infamias y las esperanzas muertas y resurrectas: los sacrificios fecundos. Cuando Alexander von Humboldt investigó las costumbres de los antiguos habitantes indígenas de la meseta de Bogotá, supo que los indios llamaban quihica a las víctimas de las ceremonias rituales. Quihica significaba puerta: la muerte de cada elegido abría un nuevo ciclo de ciento ochenta y cinco lunas.

* Las venas abiertas de América Latina se publicó por vez primera en 1971 en Editorial Catálogos, Uruguay.

Fuente: http://tuvieja.taringa.net/posts/offtopic/3411865/Equot;Las-venas-abiertas-de-Am%C3%A9rica-latinaEquot;.html


Política Nacional

Adopciones poco nobles

Aspectos poco conocidos sobre la adopción de los hijos de Ernestina Herrera. Hubo otro ADN que la directora de Clarín rechazó

Por Hugo Presman

Parece un cuento, como esos que Homero describió en la Illíada y La Odisea o que la Biblia cuenta en aquel mítico relato donde Moisés es encontrado en una canastita, integra la familia del Faraón y siendo algo más que un adolescente, saca a los judíos de la esclavitud en Egipto abriendo las aguas del Mar Rojo. Sobre la verosimilitud de estos hechos, todo queda al libre albedrío de las creencias del lector. Pero que una historia truculenta sea pergeñada desde el poder del principal grupo hegemónico de la Argentina y que su inicio tenga lugar en los años de plomo y haya atravesado 27 años de democracia, sólo puede inscribirse en aquella notable definición del empresario Alfredo Yabrán, identificando el poder con la impunidad.
Al igual que a Moisés, a Marcela la dejaron en una caja en el portón de la residencia de Ernestina Herrera de Noble. Cuenta Pablo Llonto en “La Noble Ernestina: “ …el 13 de mayo de 1976 LA DIRECTORA, se había presentado ante el Juzgado de Menores Nª 1 de San Isidro, a cargo de la doctora Ofelia Hejt, para denunciar que once días antes había encontrado en la puerta de su casa de la calle Laprida 2789 de San Isidro, en una caja de cartón a la beba que había tomado a su cargo, a quién ya llamaba Marcela y cuya guarda solicitaba…….En el caso de Felipe, declaró que el 7 de julio de 1976, una mujer que supuestamente se llamaba Carmen Luisa Delta y que decía ser la madre de un varoncito nacido el 17 de abril de ese año, se había presentado ante la misma jueza Hejt y le había entregado el niño al juzgado para que lo dieran en adopción. Un rato después, cuando la señora Delta ya se había retirado, LA DIRECTORA, que estaba de paso por el Juzgado por los trámites de Marcela, se encontró con el Secretario del Juzgado, quién le informó de la existencia de un nene para adoptar. Feliz de la vida, pidió la tenencia provisoria del chico, la que fue concedida ese mismo día” Estos dos casos desmienten, como puede apreciarse, las numerosas y justas críticas sobre las dificultades y el prolongado tiempo que insume ejercitar en la Argentina un acto tan generoso como es la adopción.

Como es fácil de notar, las dos historias son poco creíbles, más próxima a la imaginación de Homero que a ser verídicas a 34 años, entonces, de concluir el siglo XX. Pero su credibilidad se reduce a una farsa cuando empiezan a comprobarse como mentirosas las referencias aportadas.
El domicilio dado es falso. Ernestina no vivía en San Isidro, sino en Avenida Libertador 3752 de la Capital Federal. Esta cuestión invalida ante quién se hizo la adopción. Es fácil deducir que el objetivo era que el trámite se debía realizar en un terreno amigo. A partir de ahí se encadenan las mentiras: las dos personas que actuaron como testigos, Yolanda Echague de Aragón consignada como vecina, en realidad no vivía en San Isidro sino en Acasusso junto a su esposo y su nieta, y Roberto García acreditado como cuidador de una finca vecina, era en realidad su chofer, integrante del plantel de Clarín, de lo cual se enteró el juez Roberto Marquevich al recibir la contestación a su requerimiento al “gran diario argentino”. La presunta madre de Felipe, Carmen Luisa Delta consignó un número de documento que corresponde a un hombre. Además se los inscribió con un apellido de una persona fallecida 11 años antes. El acta de Marcela Noble, escribe Pablo Llonto, no tenía ni constancias de maternidad, ni de paternidad; tampoco se hacía mención alguna al lugar de nacimiento. Estos espacios estaban en blanco cuando debían contener al menos, la inscripción “desconocido”. No se indicaba cual era el organismo que se había encargado de certificar el estado de salud y situación social de la criatura sobre la que se tramitaría la adopción y, en cambio, ya aparecía la menor con el apellido Noble Herrera.
Por todos estos hechos el juez Roberto Marquevich ordenó la detención de Ernestina Herrera el 17 de diciembre del 2002.

TODO EMPEZÓ POR LA HERENCIA Y UN HONORARIO

Roberto Noble, el fundador de Clarín tuvo como primera mujer a una mejicana, Guadalupe Zapata, con la que tuvo una hija Guadalupe Georgette Noble, conocida como Lupita. La madre de Lupita, en representación de su hija, impugnó la validez del casamiento de Ernestina y de todas las manifestaciones testamentarias. El final de los juicios, dice Pablo LLonto “ terminaron en complejas conciliaciones gracias a las gestiones del ex secretario de Noble, Jorge Baeza, en las que finalmente Clarín fue a parar en su totalidad al patrimonio de LA DIRECTORA mientras Lupita recibía los inmuebles en la Argentina y Uruguay y algunas pequeñeces relacionadas con el diario que olían a tomada de pelo: entrega cotidiana y gratuita de un ejemplar del diario, un palco en el Colón y el carnet de periodista si cumplía con los requisitos legales. A partir de ese momento, las puertas de Clarín quedaron cerradas para la niña Lupita, a quien ni siquiera le dirigiría la palabra. Cuando Guadalupe…..tuvo idea de lo que había ocurrido con la herencia de su padre y también la veda que le imponía Clarín, sacó a relucir el recio carácter – si heredado- del DOCTOR, y buscó nuevos abogados para que iniciaran el operativo rescate. Contrató al constitucionalista Germán Bidart Campos y reconoció que estuvo mal asesorada en los anteriores pleitos en los que había desistido y aceptado la dispar herencia “ por razones de armonía y para mantener la paz familiar”. Estaba dispuesta a dinamitar lo que LA DIRECTORA había construido durante años, cuando se aprovecharon de su inocencia de niña bien. Un día de 1996 lanzó el grito de guerra: “ Le voy a pelear las páginas del diario a Ernestina” Fue uno de los juicios de impugnaciones hereditarias y declaración de derechos más apasionantes que haya vivido la justicia civil argentina. Armada de papeles hasta los dientes, la única hija que, hasta ahora, es quién lleva con todas las letras y sin objeciones el apellido Noble, cuestionó la validez de algunas cláusulas testamentarias que le daban a Ernestina el manejo exclusivo de Clarín, pero en lo que más hacía hincapié era en su “apartamiento espiritual y periodístico de la mayor obra de creación de mi padre que es el diario Clarín”……..La lista de agravios que Lupita había acumulado durante años parecía interminable: captar la voluntad de Noble para desheredarla, perjuicios de 37 millones de dólares debido a la desheredación, no tratarla públicamente como única hija de Noble, apropiación indebida de la marca Roberto Noble y omitir en el expediente de adopción de Marcela y Felipe que don Roberto ya tenía una hija, con los que obtuvo para los niños el apellido Noble. El contragolpe de la Viuda en el expediente sonó como una advertencia. Le refregaba a Lupita su carácter de “hija extramatrimonial” y deslizaba la hipótesis que no fuera hija de Noble. Era su táctica preferida. Jugar con los secretos del padre que Lupita desconocía. Como una fiera herida, Lupita llegó a lo máximo y pidió un estudio de ADN con todos los sobrevivientes de la familia para demostrar que su sangre era la de una Noble. La disputa estaba por superar la paciencia de LA DIRECTORA cuando los abogados le sugirieron, en diciembre de 1998, que llegara a un arreglo y que además pagara el daño moral que reclamaba la Lupita, convertida ahora en Lupe, …. ya separada de su marido, el ex funcionario de la cultura menemista, y también cantante, Enrique Llopis……..( Actualmente) Guadalupe concurre a los actos de la Recoleta- donde Ernestina ni aparece- en homenaje a su padre, lleva a su hija Sara Llopis a cuanta recordación del Doctor Noble se celebre y cuando algún curioso le pregunta si alguna vez será periodista del diario, responde con dulzura: “ Yo con Clarín ya estoy en paz”. En estos días presenta el libro “Noble, un argentino visionario”

En la búsqueda de pruebas para impugnar el casamiento Noble- Zapata en Méjico, Ernestina contrató a Emilio Jajan, porque Guadalupe Zapata tenía un matrimonio anterior con Charles Stehlin, con quien se había casado en Buenos Aires en 1955. Cuando Jaján quiso cobrar sus honorarios, le respondieron que “ se dejara de joder” y que se diera por satisfecho con los viáticos recibidos. Ahí inició el juicio en 1986. Posteriormente la esposa de Jajan, Ana Elisa Feldmann, en 1995, se presentó denunciando las irregularidades en la adopción de Felipe y Marcela. La historia daba un viraje.

DETENCIÓN DE ERNESTINA

Diciembre del 2002. Mientras se realizaba la entrega de los premios Clarín, en el teatro Colón, la dueña de una de las fortunas más grandes del país permaneció detenida durante casi tres días en una pequeña pieza de Cavia 3350 por orden del juez Roberto Marquevich, lo que luego le costó su cargo. Tal vez, en esa situación impensable, recordó Ernestina cuando era una bailarina de danzas españolas de El Tronío, cerca del Bajo y sobre la calle Corrientes, y la apodaban La Marinerita, cuando conoció al dueño de Clarín En 1950 tenía apenas 25 años. Noble casi la duplicaba en edad, con sus 48 años. El encuentro fue importante para Ernestina. Fue contratada para trabajar como cajera en las oficinas de Clarín en la calle Corrientes.
Fue un largo y trabajoso camino llegar a ser esposa de Noble y luego directora y principal accionista del diario. Pero en esa situación difícil cercana a la Navidad del 2002 había especialmente un periodista que la iba a comprender a pesar que ya no trabajaban en el diario. Joaquín Morales Solá, designado en una encuesta poco transparente el mejor periodista del 2009, según la revista Noticias, escribió desde La Nación el 19-12-2002: “Una noche fría de ese tiempo ingrato, la directora de Clarín, Ernestina Herrera de Noble, nos sorprendió con el relato de la adopción de sus hijos. Había también lágrimas, muchas lágrimas, en sus ojos, pero correspondían a las emociones que despierta la alegría. (…) Más de 25 años después, la señora de Noble sigue llorando por esos hijos. Su detención dispara una primera injusticia: una madre no debería ser detenida sólo por serlo”.

Según José Ignacio López en su libro “ El hombre de Clarín. Vida pública y privada de Héctor Magnetto, éste le comentó: “ Con la detención de Ernestina lo que se persiguió en realidad fue atacar los resortes básicos de Clarín, como la credibilidad y el compromiso con los derechos humanos”

LA HISTORIA CONTADA POR ESTELA CARLOTTO

Esta es la transcripción de un reportaje realizado en el programa EL TREN, que co-conduzco con el periodista Gerardo Yomal, a la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo el 1-09-2008.

ET: Este programa ve con muy buenos ojos la tarea de Abuelas de Plaza de Mayo, toma nota de las versiones que nos llegaban a esta mesa de trabajo en relación a los hijos de Noble, la dueña del diario Clarín, y muchos se preguntan en estas versiones que Ud. no tomaba cartas fuertemente sobre el asunto y que había algún tipo de arreglo político, hasta se llegó a decir que Ud estaba negociando el premio Nobel de la Paz con un silencio en relación a Clarín
EC: No por Dios, esa imaginación perversa que tiene la gente, porque piensan eso, la justicia es muy lenta, es un proceso difícil para estos temas, nosotros teníamos la denuncia de que la señora de Noble tenía dos chiquitos que serían hijos de desaparecidos desde 1984 aproximadamente. Y bueno, llegó un momento en que ella siendo una civil, no emparentada con militares fuimos a verla tres abuelas, no nos recibió ella sino Magnetto( Héctor)
ET: El hombre fuerte de Clarín
EC: Que es un hombre terrible, que en principio nos recibió muy bien. Cuando le dijimos que era por ese tema, se escandalizó, ¿como la señora va a adoptar hijos de guerrilleros? Nosotros le dijimos hay denuncias, y culpó a un montón de personas por esa denuncia. Nosotros le dijimos no, esas denuncias vinieron de otros lugares, anónimas, pero muy fuertes, Le dijimos, nosotras venimos a conversar porque en realidad si llegaran a ser, sería bueno un análisis para que los chicos tengan también su verdad, pero nadie modificaría la situación familiar si son adopciones de buena fe. Bueno, llegó un momento en que en la segunda reunión que fuimos, tampoco nos recibió ella sino él, nos pidió un intercambio, que él nos decía quienes eran las madres verdaderas de estos chiquitos que los habían abandonado, si nosotros les dábamos los nombres de los informantes que nos habían traído estas denuncias. Una cosa infame. Nosotros dijimos que así supiéramos jamás lo diríamos, es reservadísimo, son anónimas. De todas maneras, le dijimos, lo que Ud. propone es degradante y bueno, nos fuimos y no volvimos más. Y ahí quedamos, esperando si había alguna reacción de una mujer civil que tiene dos chiquitos que dice quererlos, si hay una denuncia debería decir, bueno vamos hagan los análisis, total yo no he hecho nada. Si son o no son, me sacan la duda. Pero una persona que le hacía una denuncia a esta señora radicó la misma en el juzgado de San Isidro con el Juez Federal Dr. Roberto Marquevich
ET: Le costó el puesto a Marquevich.
EC: Claro, y él entonces tomó cartas. Esta mujer no sólo denunció una trampa económica, sino que dijo que esta señora tiene dos hijos de desaparecidos, y se lo dijo al juez por lo tanto ahí vamos nosotros y hacemos una denuncia formal ante el juez, para que se investigue y ahí toma cartas en el asunto Marquevich, que fue siempre muy rápido para estos casos, y la detiene, porque cuando lee los expedientes había unas irregularidades terribles
ET: No se si Ud. ha tenido la oportunidad de leer “La Noble Ernestina” del periodista y abogado Pablo Llonto, donde está transcripta la adopción, más allá de que sea o no hijos de desaparecidos, cosa que hay que constatarlo, la adopción tal cual como se hizo tiene irregularidades que no resisten el menor análisis…
EC: Bueno, eso le costó su trabajo al juez Marquevich de una manera atroz porque fue por ese motivo que lo echaron, perdió su carrera
ET: Fue tal la presión política, económica…
EC: Pero nosotros no dejamos nunca de seguir adelante con el tema, porque al caer el Dr. Marquevich que era quien estaba activando todo, la causa quedó en un juez subrogante y encajonada. Nuestros abogados concurriendo permanentemente al juzgado y nosotros mismos cuando teníamos que ir
ET: Ahora, Ud. que tiene tanta experiencia, porque son 93 nietos recuperados, en el caso de los hijos adoptivos de la señora Ernestina Herrera de Noble, ellos se niegan a hacerse el análisis de ADN en el lugar donde se debe hacer, en el hospital Durand
EC: Claro, ellos pretenden, uno dice ellos, pero debe ser el entorno que tienen los dos chicos, y algunos abogados que manejarán este asunto, pretenden analizarse en algún laboratorio particular, cosa que es imposible, es ilegal, hay una ley que establece que esto hay que hacerse los análisis en el Banco Nacional de Datos Genéticos que está en el Hospital Durand, no se puede hacer en cualquier laboratorio y menos en la medicina forense, que no tiene recursos para hacer esto y manda a otro laboratorio, así que sería bastante irregular
ET: Uds. no lo aceptarían…
EC: No, no lo aceptamos nosotros ni lo acepta la propia ley ni el propio juez. En segundo lugar, se pretende que se compare el resultado de su sangre con solo dos familias que son las que inician esta cuestión como posibles familias de estos chicos. El tema es que tampoco se hace eso en el Banco, sí se dirige la primera observación a esas dos familias en caso de resultado negativo se compara con todo el Banco de Datos, porque los chicos están anotados por las edades que les han puesto quienes han querido anotarlos. Cotejan con todas las familias, que posiblemente por los años de los chicos, pueden ser también los padres
ET: Y con futuros elementos que se agregan al Banco de Datos…
EC: Exacto, y entonces también piden que ese resultado no quede archivado en el Banco que se los devuelvan, y eso tampoco puede ser, esa sangre procesada queda en el Banco y si no dio con nadie, como dijo Ud, esperamos que en un futuro pueda haber otras denuncias que sí sean familiares de estos chicos porque todavía no está completo el Banco en denuncias
ET: Si uno actúa con la más elemental lógica, daría la impresión que es posible, dado que ofrecen compararlo con el ADN de estas dos familias, que tal vez no sean hijos de esas familias, tal vez lo sean de otra
EC: La trampa está en eso, en que saben que no son de esa familia, posiblemente sabrán de quiénes son pero no quieren que se compare con el resto del Banco porque va a saltar. Ahora el tema es que los chicos en algún momento anunciaron, según la señora, su deseo, de darle curso a esto, de hacerse los análisis, pero aparecen estas condiciones que no son válidas ni son posibles de aceptar
ET: Cuando a Ud. le dicen que el análisis de sangre contra su voluntad, está violando la intimidad del que debe hacerlo ¿Ud. qué contesta?
EC: Primero ya son adultos, son personas grandes, yo creo que esto ya no merece el temor de un pinchazo como puede ser en un chico. Segundo que hay una metodología nueva, que se está usando en los casos de negativa de este tipo, que es allanamiento de la casa para el rescate de elementos que contengan ADN, cepillos de dientes, peines con cabello, etc. Y de allí surgen, los últimos casos casi fueron por ese tipo de accionar de la justicia que tiene que cumplir si o si con el esclarecimiento de estos delitos, que son de acción pública, no son delitos que uno dice bueno no quiere saber, dejémoslo tranquilo, no, es un delito que afecta a la víctima, a las posibles familias y a toda la sociedad. Esto afecta a todos. Por otra parte, son adultos que con un razonamiento adulto pueden pensar, bueno si yo soy, soy y hago después lo que quiero porque nadie lo va a obligar a que cambie su vida sino que recupere sus derechos. Y la garantía, en este caso de los Noble, también uno les dice, los chicos van a seguir viviendo donde están, teniendo la fortuna que tienen y la herencia que van a tener el día de mañana, porque nadie quiere perjudicar a esos chicos si son víctimas, y si no lo son los nietos que estamos buscando seguirán su vida, y todo en paz, todo en tranquilidad.
ET: ¿Y la señora de Noble la recibió a Ud. en algún momento?
EC: No, ni tampoco nos llamó, estamos hablando de personas mayores con sentimientos y sabe que, este dolor de la búsqueda es muy duro, muy fuerte, no habido nunca un gesto. Pero nosotros no olvidamos, ahora me da muchísima risa y a la vez indignación eso de que yo negocio un premio, como si el premio Nobel fuera negociable por Dios, pobre el Comité si escucha esto, debe estar alarmadísimo. Y lo otro que yo me beneficio con dinero, porque hubo un hombre que está muerto ya, Guillermo Patricio Kelly, que dijo eso, era un hombre muy extraño. Entonces yo a veces me sonrío, porque digo, que fácil es desvirtuar eso. Si vienen a ver mi casa, donde yo vivo en un barrio súper humilde en La Plata, que se llama Tolosa, en una casita muy sencillita que la compramos en el año 80 con mi marido, que la vamos arreglando de a poquito, ese es mi único bien”

LA CARTA DE ERNESTINA DEL 12-01-2003

A pocos días de recuperar su libertad, Ernestina Herrera publicó una carta en el diario de su dirección, que en la parte pertinente a esta historia dice: “Estos dolorosos días me han dejado estremecida pero entera, fortalecida por la amarga experiencia de la cárcel. Me han acompañado el amor de Marcela y Felipe y el sentimiento de que este es uno de los momentos más importantes de mi vida: como madre y como directora de Clarín.
Quiero contarles por qué.
Me encuentro frente a dos realidades muy distintas. Primero, el deseo legítimo de las Abuelas de saber si mis hijos fueron arrebatados a detenidos-desaparecidos. Segundo, los abusos del juez Marquevich.
Muchas veces he hablado con mis hijos sobre la posibilidad de que ellos y sus padres hayan sido víctimas de la represión ilegal. Y siempre les he dicho que yo apoyaba la decisión que ellos tomaran. Tienen 26 años, son lo más importante de mi vida, una vida mucho más interesante, afortunada y prolongada de lo que jamás imaginé en mi juventud.
Son chicos muy emotivos, me adoran, pero también son celosos de su independencia, y conscientes de que deben conducir su propia vida. Los adopté cuando ya era grande y estaba sola, y los preparé para que pudieran arreglárselas sin mí. Estoy muy orgullosa de ellos.
Ellos saben que yo los adopté de buena fe, en un procedimiento legal y transparente, investigado una y otra vez por la Justicia. Mi adopción fue un acto de amor y de felicidad: ese es un lazo que nos une a los tres para siempre. Y la prisión injusta que he sufrido —primero en la celda y luego en mi casa— reforzó aún más nuestra unión. Ese amor enaltecido por el sufrimiento compartido es lo mejor que les dejo: les da fuerza y confianza en ellos mismos ahora, y también cuando yo no esté.
Cualquiera que haya sido la razón por la cual los perdieron, Marcela y Felipe tienen el derecho de conocer quiénes han sido sus padres biológicos. Se trata de un derecho, no es una obligación. Y ejercerán ese derecho cuando tengan plena voluntad de hacerlo y si se sienten confiados en las condiciones de seguridad jurídica y científica en que lo hacen. Marcela, Felipe y yo tenemos mucha desconfianza del juez Marquevich. No así de las Abuelas, a ellas las considero totalmente aparte de cualquier especulación ….”
Han pasado 7 años. Ernestina tampoco confía ahora en las Abuelas, Y Felipe y Marcela publican una solicitada y luego la leen con patetismo por los canales del multimedio, lo redactado por los escribas y sus abogados. Y ahí entran en contradicción con lo dicho 7 años atrás por Ernestina al confesar el 22-04-2010: “Nunca tuvimos ningún indicio de que podamos ser hijos de desaparecidos”

VERSIONES SOBRE COMO LLEGARON MARCELA Y FELIPE

Según el libro de Ignacio López citado: “Fue también con la asistencia de Frigerio ( Rogelio) y el asesoramiento de Sofovich ( abogado de Clarín), que la directora pudo alcanzar su deseo de adoptar. A mediados de 1976, Ernestina logro la guarda de los dos bebes….y un año más tarde obtuvo la adopción. Se trataba, claro, de una cuestión personalísima de la que Magnetto, aunque conocía aquel hondo deseo, solo tuvo noticias cuando la directora le confió que los chicos ya vivían en su casa” El artífice del crecimiento de Clarín, Héctor Magnetto, también sus hijos son adoptados.
A su vez Pablo Llonto se pregunta: “¿Qué habrá sido de Marco Antonio Cúneo, aquel servicial coronel que prestaba tantos favores al diario en 1976 y que se ufanaba de saber como conseguir niños para adoptar ¿ Y de Rogelio Frigerio, el siempre atento Frigerio que tanto me había insistido en que adoptara a una parejita y que me decía que él sabía como conseguirla rápido? ¿Y qué de la vida del coronel Vallejos, ese que el ex marino Adolfo Scilingo decía que él conocía todo lo ocurrido con la madre verdadera de uno de los chicos en el Centro Clandestino Orletti? ……. Horacio Verbitsky entrevistado por Ernesto Tenembaum en Radio del Plata (2003) sostuvo que una vez Jacobo Timerman le dijo que Rogelio Frigerio le había contado que él había comprado los dos chicos a la señora” Otras versiones más audaces sostienen que fue el propio Presidente Videla quién intervino en la entrega de los chicos.
Últimamente la segunda presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo Chicha Mariani ha expresado, en declaraciones por Internet, que cree que Marcela Noble es su nieta Clara Anahí. Antes fechas de nacimiento que no coincidían y que alejaban esa posibilidad, declaró Mariani: “…. que en un momento perdió la esperanza de que Marcela Noble pudiese ser su nieta, al revisar, junto a su abogada, el expediente de su adopción y verificar que “las fechas no concordaban”. Sin embargo, la expectativa resurgió cuando “vinieron dos personas a avisarme que ese expediente era totalmente falso y se descubrieron mentiras”. Más adelante afirmó: “me dijeron que mi nieta estaba con gente de muchísimo poder, que era imposible tocarla. Lo recibí de la Iglesia una y otra vez, pero hubo otros elementos que me fueron convenciendo de que podía ser Clara Anahí….……cuando se llevan a Clara Anahí, la ponen en el auto de Fiorillo (un policía), y ahora me entero que él fue quien llevó a Marcela con la señora de Noble. La llevó de La Plata porque hay documentos de personas que afirman que monseñor Plaza intervino en la entrega de Marcela”.

OPCIONES POCO NOBLES

La experiencia sobre los procedimientos para determinar la identidad sobre nietos recuperados no supera los 18 meses. Que en el caso de los hijos adoptados por Ernestina Herrera de Noble, con tantas irregularidades y con la sospecha de ser hijos de desaparecidos ya lleve 8 años, demuestra cuán impune es el poder.

Es importante dejar algunas cosas claras: 1) El libre albedrío para conocer la identidad en los casos de adopción no corre cuando eso puede ocultar un delito grave y mucho menos un delito de lesa humanidad 2) El poder ha intentado cambiar las reglas de juego a los efectos de que los resultados que se cotejen aseguren que no son hijos de desaparecidos. Por eso no deben ser hijos de las familias que lo reclaman Lanuscou- Miranda y García Gualdero 3) Es altamente probable que si lo sean de otras familias cuya sangre está depositada en el Banco de Datos. 4) De ahí el ofrecimiento de cotejar la sangre de Marcela y Felipe, para ser analizados en lugares no admitidos, sólo con las dos familias reclamantes y luego que la sangre de los hijos adoptados no queden en el Banco de Datos Genéticos. 5) Marcela y Felipe en la solicitada sostienen equivocadamente: “Nuestros miedos son muchos. No somos un botín. No queremos terminar como rehenes de un ataque político. No queremos que nos usen para atacar a nuestra madre”. Si finalmente se comprueba en forma fehaciente que Ernestina cometió el grave delito de apropiación de menores, su condena penal es inevitable. 6) Sostienen: “Tampoco queremos ser víctimas de una manipulación en los análisis genéticos”. Nadie, salvo el grupo Clarín, ha proyectado la menor sombra sobre los análisis genéticos. 7) Resulta claro, entonces, que las múltiples dilaciones y chicanas son solo vallas para conocer la verdad. Y que errores formales elementales cometidos por los abogados defensores solo se explican a la luz de las palabras de Yabrán: “El poder es impunidad”. El objetivo de la solicitada atribuida a Marcela y Felipe es despertar la conmiseración hacia el amor maternal, traducida en aquel antiguo artículo de Morales Solá:” …Una madre no debería ser detenida sólo por serlo”.

En una carta pública a Marcela y Felipe, firmada por el Padre Eduardo de la Serna, el obispo Aldo Echegoyen, el rabino Daniel Goldman y la hermana Marta Pelloni se afirma: “En vuestra carta, ustedes hablan tres veces de su identidad, pero a su vez reconocen que no saben su origen biológico. Del mismo modo que centenares de personas buscan –como ustedes saben– conocer la identidad de sus nietos, hermanos, sobrinos. Ustedes mismos reconocen que su identidad es parcial, y en su memoria, en alguna parte, estará la sangre de aquellos que los engendraron, probablemente en el dolor. No es sano para la sociedad, para las familias, ni para ustedes mismos que quede la verdad sin indagarse, oculta y sin investigación.
Confiamos plenamente que el Banco Nacional de Datos Genéticos, como siempre lo hizo, revelará sin manipulaciones los datos que ustedes demanden para seguir reconstruyendo esa parte de la historia personal que no conocen y que tienen la necesidad de buscar. Pueden, entonces, quedarse tranquilos de la seriedad, transparencia y precisión de estos modernos estudios garantizados por la ciencia…….. Así pudiendo conocer su identidad más profunda, podrán desde su lugar contribuir a la pacificación que los argentinos necesitamos y que sólo puede alcanzarse en la verdad y la justicia.”

Hay una apreciación en la solicitada de los hijos adoptivos de Ernestina absolutamente cierta. Es cuando se afirma: “No somos chicos, somos dos personas adultas, responsables, que sólo pretendemos ejercer nuestros derechos y tomar nuestras propias decisiones, sin presiones y en libertad”
Han sido hasta acá víctimas de un pasado tenebroso que el diario ocultó y se benefició, como con Papel Prensa. Tal vez sus verdaderos padres fueron asesinados y desaparecidos después que su madre fuera violada y torturada y arrojada al mar. Por lo tanto el esclarecimiento de esos hechos es lo que está en juego, y no sólo tienen derechos, como personas adultas, sino también deberes. Si no tienen presiones y ejercen su libertad den el paso que falta y vayan en busca de su identidad. La verdad puede ser dolorosa pero es liberadora.

28-04-2010


Economía y política internacional

África, África

Por Juan Gelman

23/10/2010

Maniobras conjuntas de las fuerzas armadas de EE.UU. y de 22 países africanos y europeos, entrenamiento impartido por marines a tropas de Liberia, Ghana y Senegal, libre acceso del Pentágono a puertos y aeropuertos de Kenia, Etiopía, Marruecos, Namibia, Santo Tomé y Príncipe, Senegal, Túnez, Uganda y Zambia, operaciones encubiertas en Somalia y otras naciones. El Comando Africa de EE.UU. (Africom, por sus siglas en inglés) está a cargo de estas actividades, y aun otras, con el propósito declarado de combatir al terrorismo mediante sus relaciones militares con los 53 países del continente negro (www.africom.mil). En realidad, este interés comenzó en Washington antes del 11-S.
El entonces vicepresidente Dick Cheney mantuvo en mayo de 2001 una reunión secreta con asesores y representantes de los megapolios petroleros que hizo pública días después. Se emitió un comunicado en el que se recomendaba al presidente que asignara a las secretarías de Estado de Energía y de Comercio la tarea “de profundizar los compromisos bilaterales y multilaterales (con los países africanos) a fin de promover la creación de un ambiente receptivo para las inversiones y operaciones comerciales estadounidenses de petróleo y gas natural”. (www.whitehouse.gov/energy, 21-5-01). Y aún antes, el republicano Ed Royce se ocupaba del tema en su calidad de presidente del Subcomité para Africa de la Cámara de Representantes: “El Subcomité examinó el tema en una audiencia realizada en 2000. Es de interés nacional diversificar nuestras fuentes de abastecimiento de petróleo. La expansión de la producción energética africana atiende ese interés” (www.accra-mail.com, 30-3-10). La “guerra antiterrorista” de W. Bush vino después.
El Instituto de Estudios avanzados políticos y estratégicos (Iasps, por sus siglas en inglés) –un think tank israelí con sede en Jerusalén y una filial en Washington– desempeñó un papel protagonista en la instauración del Africom: en enero de 2001 convocó un simposio en Washington que recomendó la creación de un subcomando estadounidense para garantizar la seguridad regional (www.iasps.org, 16-5-01), es decir, la seguridad de las inversiones petroleras. En Angola –un ejemplo– la Chevron controla el 75 por ciento de la producción de oro negro. Y el Iasps estima que hacia el 2015, un 25 por ciento del consumo de EE.UU. de energía fósil provendrá de Africa. Esto explica algunas cosas.
El presupuesto del Africom aumentó de 50 millones de dólares en el año fiscal 2007 a 310 millones en 2010 sólo en el rubro de gastos corrientes. La ayuda militar a los países africanos es otro apartado: “El Africom está invirtiendo miles de millones de dólares en entrenamiento y armas. Se calcula que esa inversión no será inferior a los 20.000 millones en 2010 y beneficiará a los ejércitos de muchos regímenes represivos” de Africa (www.accra-mail.com, 30-3-10). En esto consiste la “invasión tranquila” de EE.UU., al decir de un periódico nigeriano (www.vanguardngr.com, 30-9-02). Es una tranquilidad que intranquiliza: a pesar de haber condenado a Sudán por el genocidio de Darfur, Washington trasladó clandestinamente a EE.UU. al jefe del espionaje sudanés, el mayor general Abdallah Gost, para que asesorara a la CIA sobre los intereses militares estadounidenses en el Cuerno de Africa (//articles.latimes.com, 29-4-05). Ocurrió mientras el mayor general era un “wanted” de la Corte Penal Internacional por delitos de lesa humanidad. La lucha del Pentágono y la Casa Blanca para que la libertad y la democracia imperen en el mundo entero tiene, en verdad, ribetes muy peculiares.
El continente negro produce hoy más de 4 millones de barriles de petróleo diarios, tanto como Irán, Venezuela y México juntos. En diez años el incremento de su producción fue del 36 por ciento, contra el 16 por ciento en el resto del mundo. Sudán, Nigeria, Angola, Congo, Gabón, Guinea Ecuatorial, Chad y otros poseen alrededor del 10 por ciento de las reservas mundiales de crudo y, para EE.UU., ofrecen dos ventajas: salvo Nigeria, ninguno de esos países forma parte de la OPEP; y luego, las crisis que padecen están exentas de las complicaciones de un Medio Oriente inconquistable.
Etiopía invadió Somalia en el 2006 so capa de una influencia creciente del extremismo musulmán allí. El Africom proporcionó apoyo logístico, dinero, supervisión y entrenamiento a las tropas etíopes para una operación más bien destinada a garantizar la futura explotación de las reservas de petróleo somalíes, que se consideran ingentes. No hubo soldados estadounidenses en el campo de batalla, pero no hacía falta: fue y es una guerra a cuenta del Pentágono.
Fuerzas de Uganda, la República Democrática del Congo y el sur de Sudán atacaron en el 2008 un reducto de los rebeldes del Ejército de Resistencia del Señor en un parque nacional congolés: 17 asesores del Africom participaron en la planificación del operativo y abastecieron a las tropas ugandesas de celulares y un millón de dólares en gasolina (www.nytimes.com, 7-2-09). Quedó claro que esta presunta acción antisubversiva se limitó a despejar el terreno de los yacimientos petrolíferos.
Hay más que petróleo y gas natural en los países africanos: el Congo acumula el 80 por ciento de las reservas mundiales de cobalto, elemento clave para la industria electrónica. El Africom se encarga de que nunca falte a las empresas occidentales del ramo.
Juan Gelman, escritor y poeta argentino, militante de izquierda de larga y respetada trayectoria, fue el Premio Cervantes en 2007.

Página|12, 20 de mayo 2010


Política Internacional

La Flotilla de La Libertad y el fascismo del Estado de Israel *

Por Conrado Yasenza **

El ataque perpetrado por el Estado de Israel contra La Flotilla de la Libertad, la cual cumplía una misión de ayuda humanitaria dirigida a los habitantes de lo que hoy podemos denominar el Gueto de Gaza, constituye un atentado contra la humanidad toda. Se inscribe en la historia nefasta, en los períodos de oscuridad y muerte que azotaron la tierra, vinculándose peligrosamente con los holocaustos y las limpiezas étnicas que sufrieron diferentes pueblos en distintas épocas. El hecho de que un estado poderosísimo como Israel haya bloqueado el acceso a alimentos y agua a la población palestina que habita en la Franja de Gaza ya constituía una inocultable violación a los derechos de los seres humanos. Recordemos que Israel está gobernada por el ala derechista y belicosa del espectro político del Estado, encabezada por el primer ministro, Binyamín Netanyahu, que en diciembre de 2008 lanzó su operación Plomo Fundido a la Franja de Gaza, en respuesta a los ataques de Hamás, dejando en diez días de ataques israelíes alrededor de 680 muertos y 3000 heridos. También recordemos que la población aislada no constituye un Estado, aunque por derecho esas tierras le correspondan, y que salvo Hamás, partido gobernante en Gaza luego de ganarle las elecciones a Al Fatat, los hombres y mujeres que habitan la región son seres humanos hambrientos y desarmados. Peor que un David contra el Gran Goliat.

La Flotilla de la Libertad estaba integrada por militantes humanistas voluntarios, entre ellos el escritor sueco Henning Mankell quien se preguntó si la próxima vez serán atacados por Israel con una bomba atómica. Los muertos y heridos en el ataque entendieron que no bastaba con la protesta contra los actos violatorios a la humanidad que realiza Israel en Gaza y pasaron a la acción concreta entregando, en esa acción pacifista, lo más preciado que puede tener un individuo: la vida. Este atentado - producido para colmo en aguas internacionales - debe llamar a la reflexión a todos aquellos que se sientan encarnados en un espíritu colectivo de tradición humanista, contraponiendo a la barbarie alineada con la muerte, el odio y la guerra, una enérgica y pacífica reacción. Sentar una firme posición ante el rumbo tomado por el Estado de Israel, caracterizado por el odio racial y religioso, por el perfil imperialista manifestado en sus deseos de anexión de tierras que no le pertenecen, y por el pensamiento de bunker que desoye los reclamos internacionales y desaprueba todo aquello que no esté de acuerdo con su cosmovisión de mundo.

Pero no alcanzará sólo con la acción de los hombres y mujeres que puedan sentirse libres en un mundo jaqueado por el negocio de las armas y las guerras. Los Estados del mundo deben posicionarse activamente y proclamarse en voz y acción contra los actos violatorios de los derechos del hombre realizados por el Estado de Israel. También, y de una buena vez, las Naciones Unidas deberán funcionar tomando un protagonismo también activo que hasta hoy han rehusado ejercer. Si no, su razón de existir, ya en duda, no tendrá sustento en la realidad.

En cuanto a la Argentina como República y por sus vías diplomáticas, ya la Presidenta de La Nación se ha manifestado personalmente condenando las acciones del Estado de Israel. Pero nosotros como sociedad civil tendremos que retomar y comprometernos con la tradición humanista que supo lucir la Nación, y no sólo proclamarnos en contra de las derechas bélicas e imperialistas, como la que detenta el poder en Israel, sino esforzarnos por crear documentos, textos, que sirvan de sustrato corpóreo, de aportación al corpus intelectual que actualicen la discusión sobre la lucha contra los fascismos locales e internacionales.

Y aquellos que lo deseen y puedan, gestar acciones pacíficas e imaginativas, de raigambre humanista no naif, que hagan propios los textos, los debates y las discusiones para el desarrollo de un nuevo existencialismo humanista.

Por todo ello es que son inaceptables las acciones del Estado de Israel. Por todo ello es imperioso que el mundo se manifieste atento ante el avance de los fascismos que no cejan en su histórico intento de expandirse sobre el territorio mundial como un tenebroso fantasma que por estos días se ha corporizado en el ataque a la Flotilla de La Libertad y en el Gueto de Gaza.

Conrado Yasenza

3 de Junio de 2010.

* Enviado por el autor
** Conrado Yasenza es licenciado en periodismo (Universidad Nacional de Lomas de Zamora) y dirige la revista digital La Tecl@ Eñe


Economía

¿Reforma laboral? Sí, pero otra

Por Carlos L. Alfonso

20/06/10

La crisis económica no tiene sus causas ni sus respuestas en la regulación del mercado de trabajo. En todo caso, la relación es inversa, y el mercado de trabajo termina reflejando algunas de las consecuencias y efectos de las crisis.
Las causas -y por tanto, las respuestas- hay que buscarlas en la caída en picado de los sectores que propiciaron una burbuja de empleo, en los problemas de liquidez y financiación de las empresas, en el colapso de la función del sistema financiero y en la falta de confianza de los empresarios, como sucede con los consumidores. Sin olvidar los efectos que la crisis ha provocado en un tejido productivo que tiene grandes debilidades estructurales, que todo el mundo conoce y reconoce, pero que se ignoran deliberadamente en el momento de diseñar estrategias de salida.
Por tanto, la reforma laboral introducida por el Gobierno no camina en la dirección correcta, sobre todo porque insiste en la idea de que la regulación de las relaciones laborales ha contribuido a empeorar las cosas por su rigidez. Eso no es cierto. En el año 2009, en plena recesión, se hicieron más de 13 millones de contratos temporales, y los empleadores no tuvieron especiales problemas para reducir sus plantillas, lo que llevó al desempleo a más de cuatro millones de personas, mientras que solamente unos 500.000 trabajadores quedaron sujetos a medidas más defensivas (suspensión o reducción de jornada).
No hay dato que demuestre que los empleadores tuvieron problemas para contratar y despedir, más bien todo lo contrario; esa facilidad a la entrada y salida es lo que les llevó a anteponer los ajustes de plantilla a las medidas de flexibilidad interna.
Si no se reduce esa flexibilidad, devolviendo la contratación temporal a una estricta causalidad, y no se restringe el despido a supuestos de necesidad, nuestros empleadores seguirán instalados en la cultura de la precariedad, afrontando la crisis mediante reducciones de plantilla, e incluso acudiendo al despido express de trabajadores de poca antigüedad, pues resulta muy barato.
Esta reforma facilita el despido, abaratándolo, reduciendo los supuestos actuales de nulidad y socializando parte de la indemnización, lo que no tiene sentido en general.
Pone en evidencia que la orientación dada ha sido no solo la de eliminar las garantías legales sino rebajar las causas por las que la empresa puede echar a sus trabajadores.
No se actúa sin embargo con la misma intensidad en lo que a la contratación temporal se refiere: no se desvincula el contrato de obra de las contratas y subcontratas -como hubiese sido necesario-, y no se incide sobre la rotación de distintos trabajadores en un mismo puesto.
La reforma no es acertada y resulta regresiva. Es ineficaz porque no aborda los problemas reales del mundo laboral. Es injusta socialmente porque hace recaer las consecuencias de la crisis sobre la mayoría de la población que no la ha provocado y que padece sus consecuencias, renunciando a que la paguen quienes la han provocado, que además en muchos casos se han enriquecido con ella. Y además, desbarata el sistema de pactos y de acuerdos de empresa, y los subordina al interés empresarial, fijado unilateralmente.
En definitiva, medidas laborales sí, pero no las que se han adoptado...
Carlos L. Alfonso es catedrático de Derecho del Trabajo y Seguridad Social de la Universidad de Valencia

El País, 18 junio 2010

Fuente en Internet: http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=3407


Economía

Neoliberalismo obligatorio

Por Ignacio Ramonet *

11/07/10

Inclina la cerviz, altivo sicambro; adora lo que quemaste y quema lo que adoraste", ordenó el obispo Remigio al bárbaro Clodoveo cuando tuvo éste que convertirse al cristianismo para ser rey de Francia. Y eso mismo parecen haberle exigido al socialdemócrata José Luis Rodríguez Zapatero, los jefes de Gobierno del Eurogrupo, en Bruselas, el 7 de mayo pasado, cuando se sumaron al Fondo Monetario Internacional (FMI) y a los mercados financieros para obligarle a renegar de toda veleidad social, y a convertirse en el acto al credo neoliberal.

Apenas cinco días después, con el fanatismo de los conversos (mas con pretendido " desgarro interior "), el Presidente del Gobierno -que afirmaba, en 2004, "gobernaré para los más débiles", y reiteraba, en 2008, "gobernaré pensando en los que no tienen de todo"-anunciaba un plan de ajuste terriblemente impopular. Cinco millones de pensionistas, tres millones de funcionarios, cientos de miles de ancianos necesitados de asistencia y medio millón de futuros padres de 2011 padecerán las consecuencias del brutal recorte. Al mismo tiempo, otros jefes de gobierno socialdemócratas, en Grecia y en Portugal, se veían también forzados a ir a Canossa, a retractarse y humillarse, y a acatar las tesis ultraliberales que hasta entonces, en principio, habían combatido. Insólito cambio. Porque hace menos de dos años, después de la quiebra del banco Lehman Brothers en Estados Unidos, los partidarios del neoliberalismo estaban derrumbados y a la defensiva. Ellos eran quienes renegaban entonces. La "crisis del siglo" parecía demostrar el fracaso de su ideología de la desregulación, y la necesidad de recurrir de nuevo al Estado para salvar la economía y preservar la cohesión de la sociedad.

Los Gobiernos, incluso los de derechas, recobraban su función de actores primordiales del área económica; nacionalizaban entidades financieras y empresas estratégicas, inyectaban masivamente liquidez en el sistema bancario, multiplicaban los planes de estímulo... Tanto gobernantes como economistas se felicitaban por esas decisiones que correspondían a las lecciones sacadas de la crisis de 1929, cuando se demostró que las políticas de deflación, de austeridad y de restricción del crédito condujeron a la Gran Depresión.

Por eso, en otoño de 2008, todo el mundo anunció el "regreso a Keynes". Estados Unidos lanzó un plan de rescate de los bancos de 700.000 millones de dólares, seguido de otro de 800.000 millones de dólares. Los Veintisiete de la Unión Europea (UE) se pusieron de acuerdo en un paquete de estímulo de 400.000 millones de euros. Y el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, constatando, en noviembre de 2008, que "los tres años consecutivos de superávit presupuestario nos permiten ahora incurrir en déficit sin poner en riesgo la credibilidad de las finanzas públicas", anunció un ambicioso Plan de Estímulo a la Economía y al Empleo de 93.000 millones de euros.

Además, en varias Cumbres del G-20, los dirigentes de los Estados más poderosos decidían terminar con los paraísos fiscales, controlar los fondos de alto riesgo ( hedge funds ) y sancionar los abusos de los especuladores causantes de la crisis. José Manuel Durão Barroso, Presidente de la Comisión Europea, declaraba: "Las autoridades políticas no toleraremos nunca más que los especuladores vuelvan a levantar cabeza y nos arrastren a la situación anterior".

Y sin embargo, hemos vuelto a la situación anterior. De nuevo los mercados y los especuladores tienen la sartén por el mango. Y las autoridades políticas se arrodillan. ¿Qué ha ocurrido? El peso de la deuda soberana consentida por los Estados para salvar a los bancos (1) ha servido de pretexto para un espectacular cambio de situación. Sin el mínimo reparo, los mercados y la especulación financiera, apoyados por las agencias de calificación (totalmente desacreditadas hace apenas unos meses), atacan directamente, en el seno de la UE, a los Estados endeudados, acusados ahora de vivir por encima de sus posibilidades. El objetivo principal es el euro. El Wall Street Journal (2) reveló que un grupo de importantes responsables estadounidenses de hedge funds , reunido el 8 de febrero en un hotel de Manhattan, habría decidido aliarse para hacer bajar la moneda única europea a 1 euro frente a 1 dólar. En aquel momento el euro valía 1,37 dólares; hoy ya sólo vale 1,22 y sigue amenazado...

Los mercados quieren su revancha. Y reclaman, con más vigor que nunca, en nombre de la "indispensable austeridad", el desmantelamiento de la protección social y la drástica reducción de los servicios públicos. Los Gobiernos más neoliberales aprovechan para exigir mayor "integración europea" en cuyo nombre tratan de forzar la adopción de dos instrumentos que no existen: un gobierno económico de la Unión y una política fiscal común. Con el apoyo del FMI, Alemania ha impuesto planes de ajuste a todos los miembros de la UE (Grecia, Portugal, España, Italia, Francia, Reino Unido, Rumanía, Hungría, etc.) cuyos Gobiernos, de pronto obcecados por la reducción del gasto público, han acatado sin rechistar. Aunque ello amenace a Europa con caer en una profunda Depresión.

En la misma línea, Bruselas desea sancionar a los países que no respeten el Pacto de estabilidad (3). Berlín pretende ir más lejos y añadir una sanción altamente política: la suspensión del derecho de voto en el Consejo europeo. Con un claro objetivo: ningún Gobierno debe salirse del carril neoliberal.
En el fondo, ese es el saldo político de la actual crisis de la deuda soberana: no parece quedar espacio, en el seno de la UE, para ninguna opción de progreso. ¿Admitirán los ciudadanos semejante regresión? ¿Puede aceptarse que quede descartada cualquier solución democrática de izquierdas de impulsar al avance social?

NOTAS: (1) Un informe de la Comisión Europea señala que el total de fondos comprometidos para los bancos asciende a 3,3 billones de euros, o sea ¡el 28% del PIB de la UE!, El País , Madrid, 20 de junio de 2010. (2)The Wall Steet Journal , Nueva York, 26 de febrero de 2010. http://online.wsj.com/article/ SB10001424052748703795004575087741848074392.html. (3) Adoptado en 1997 y que limita a 3% del PIB el déficit público.

* Ignacio Ramonet fue director de Le Monde Diplomatique entre 1990 y 2008.

Le Monde Diplomatique, julio 2010, número 177
Fuente en Internet: http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=3465


Raúl Isman: Columna de Política Internacional dedicada a las elecciones colombianas


A 58 años de la muerte de Eva Perón

Evita*

Por Hugo Presman


Provenía de la marginalidad extrema: hija extramatrimonial, mujer, provinciana y pobre, el futuro carecía de puertas en la sociedad argentina de la tercera década del siglo XX. Dejó atrás su Junín natal, buscando el ascenso y la popularidad en el radioteatro. Encontró en un naciente movimiento popular, el peronismo, el papel histórico que superaría largamente su interpretación de mujeres famosas que representaba en mediocres radioteatro. Con sólo veintiséis años, realizó una gigantesca obra, que a través de la Fundación que llevaba su nombre llegó a todo el país para suplir las carencias temporarias de un proceso de redistribución del ingreso y nacionalización de la economía. Fogosa, tenaz, sus discursos de barricada identificaban con precisión al enemigo. Su odio de clase la identificaba con los sectores más plebeyos del peronismo. Tenía un techo señalado por la devoción incondicional a su esposo. Su obrerismo trocaba de signo si algún sindicato se oponía a Perón. En una sociedad dividida visceralmente, tuvo apoyos incondicionales y animadversiones insuperables. Ningún cabecita negra, sus hijos y nietos olvidarán jamás las máquinas de coser, los colchones, las dentaduras, los zapatos, los juguetes, las casas, el trabajo, las campañas de salud pública, las colonias de vacaciones, los torneos infantiles, la protección, la defensa de los sectores postergados que quedaron asociados a su incesante batallar. Sus enemigos convocaron a los calificativos más peyorativos para denigrarla. A tantos años de distancia, en sus discursos emerge con nitidez su lucha inclaudicable en favor de sus “grasitas, su intemperancia, sus adjetivos durísimos, la devoción a Perón, pronunciados ante multitudes que la vitoreaban. Evita, antes que el cáncer abatiera su fogosidad y vitalidad increíble, convirtió en ley el voto femenino. No fue feminista, pero concretó la posibilidad que en el cuarto oscuro las mujeres accedieran a su condición de ciudadanas y al ejercicio de la política. No pudo acceder a la vicepresidencia por una relación de fuerzas desfavorables, pero su renunciamiento en la 9 de julio tiene el dramatismo y la belleza de las tragedias griegas, donde el coro es sustituido por una multitud enfervorizada exigiéndole que aceptara un cargo que la realidad le arrebataba. Antes de morir, consecuente hasta el final, compró armas para defender las conquistas conseguidas y las entregó a la CGT. Mientras en millones de hogares humildes se rezaba por su vida que languidecía, en una pared quedó estampado “ Viva el cáncer”.

Su muerte es la exteriorización de un dolor profundo y es también la burocratización imperativa de un sentimiento que se tradujo irracionalmente en el duelo obligatorio. Sólo tenía 33 años. Su desaparición precipitó la pendiente de declive del peronismo, derrocado el 16 de septiembre de 1955 por la Revolución Fusiladora. El cadáver embalsamado de Evita, sometido a flagelaciones inconcebibles, realizó un largo y novelesco peregrinaje, hasta que fue devuelto a Perón en 1971, como parte de la política de seducción emprendida por Alejandro Agustín Lanusse, el último presidente de facto de la dictadura autocalificada de “Revolución Argentina”. A cincuenta y ocho años de su muerte, junto al justo reconocimiento, hay un intento del establishment de pasteurizarla, de momificar su vida con la misma pasión con que vejaron su cadáver. Pero los adversarios quedan delatados finalmente, con los pelos de gorila que asoman por doquier. Junto a ellos están aquellos presuntos seguidores que actúan como si fueran sus herederos políticos, los que practicaron las relaciones carnales con los enemigos históricos, los que la traicionan diariamente y la mentan de vez en cuando en las campañas electorales. Para ellos, Evita le reservaría su ira y su desprecio más profundo.

Más allá de su arbitrariedad y de cierta intolerancia de Evita, su recuerdo gana significación con el paso del tiempo. En el páramo del posmodernismo, su figura, expresión de ideales colectivos, se yergue asentada en sus méritos, al tiempo que los años diluyen sus aristas más conflictivas. Desde algún lugar de la historia el futuro avizorado por Evita es una utopía imprescindible, en un siglo XX que nos encontró dominados y unidos a falacias sostenidas por muchos, pero fundamentalmente desde el partido que ayudó a consolidar. La Argentina menemista le hubiera producido un dolor mucho más intenso que el de su larga agonía. Sus obreros convertidos en marginales, sus descamisados desocupados, los niños de ser “los únicos privilegiados”, pasaron a ser chicos de la calle, cartoneros, atravesados por el hambre y la desesperanza. Un modelo implementado bajo las banderas del peronismo, que consideró gasto toda inversión social en salud o educación. Hubiera montado en una furia colosal al saber que entonces los únicos privilegiados fueron los mercados y los acreedores, a los que se le ofreció la vida, el futuro y las esperanzas de los argentinos. Comprendería con estupor que los que bombardearon a un pueblo inerme el 16 de junio de 1955, los que profanaron su cadáver, los que fusilaron en los basurales de José León Suarez, los que arrasaron y asesinaron bajo las etiquetas de “La Revolución Libertadora”, “La Revolución Argentina” o “Proceso de Reorganización Nacional”, los que vaciaron la democracia con promesas falsas y traiciones permanentes, son los que se adueñaron entonces del país, y que realizaron una gigantesca fiesta con cargo a los descamisados. Muchos hijos y nietos de aquellos obreros que llegaron a participar del 50% de la renta nacional, tuvieron que cortar rutas y se convirtieron en piqueteros. El 19 y 20 de diciembre, produjeron un clivaje en una historia de pendiente continúa. Nueve años después, la mejoría es ostensible, aunque queden enormes hipotecas pendientes. Pero seguramente, más allá de las críticas que Evita formularía a quienes lucran con la pobreza, a los que tardan en implementar las soluciones, afirmaría que mucho se ha hecho para que las banderas que ella enarboló, hoy estén levantadas y han sido sacadas del pantano de los noventa. Hoy hay esperanzas. Como esas que despertaba Evita tratando de diseñar un mañana repleto de futuro.

* Enviado por el autor


Sociología y política

De los ejes teóricos de la ciencia social a la realidad argentina y latinoamericana

Por Alberto J. Franzoia*

Introducción

Le ciencia social ha recorrido un camino no tan largo como el de la ciencia natural pero a esta altura muy significativo. Si bien hay diversas interpretaciones con respecto a dónde y con quién o quiénes ubicamos los inicios de esta ciencia (totalizadora en sus abordajes de la realidad social) nos inclinamos por los estudios de intelectuales como Alvin Gouldner, quien en “La crisis de la sociología occidental” (1) señala como punto de partida el pensamiento de Saint Simon entre fines del siglo XVIII y principios del XIX. Este pensador francés, influenciado por dos corrientes filosóficas europeas claramente antitéticas (el iluminismo y la reacción romántico conservadora), dará inicio a una nueva ciencia. Y es la riqueza de su pensamiento, nutrido por esas dos expresiones filosóficas de signo contrario, lo que permitirá explicar la división que se operó desde un comienzo, ya que los discípulos de Saint Simon escogerán caminos alternativos para desarrollar las ideas del maestro. Unos (como Comte y luego Durkheim), haciendo hincapié en sus aspectos más conservadores, provenientes de la reacción conservadora, iniciarán el eje teórico del orden, otros (socialistas utópicos como Fourier y Owen) retomando lo que hay de revolucionario para la época en su planteo, proveniente de las influencias iluministas, darán los primeros pasos hacia una teoría del conflicto desarrollada y profundizada más tarde, durante ese siglo XIX, por Mar y Engels.

Cada eje produjo un abordaje de la realidad social y un vocabulario para describirla y explicarla que resultan incompatibles entre sí, tal como lo refleja un trabajo sociológico muy claro al respecto como el de John Horton (2). Este cientista social afirma: “Las teorías del orden tienen en común una imagen de la sociedad como sistema de acción unificado, en el nivel más general, por un sistema compartido, por consenso de valores (o por lo menos de costumbres), de comunicación y de organización política”. Y agrega: “El concepto de anomia es clave en el análisis de los problemas del sistema (problemas sociales, desviación, conflicto). Los problemas sociales pueden resultar de la anomia o promoverla. La anomia significa desequilibrio del sistema o desorganización social, una carencia o fracaso en la organización que se refleja en el debilitamiento del control social, en la inadecuada institucionalización de objetivos, en los medios inadecuados para alcanzar los objetivos del sistema, en la inadecuada socialización, etc. En el nivel de análisis socio-psicológico, la anomia termina con el fracaso de los individuos para satisfacer las necesidades de conservación del sistema social”.

Dejando a un lado los matices particulares que se manifiestan entre los diversos representantes de este eje teórico, recurriendo a una esquematización como lo hace Horton, podemos señalar que existe un núcleo duro compartido. Los principales componentes del mismo son:
? La estabilidad social del sistema es producto del consenso con respecto a un conjunto de valores, normas, ideas y creencias.
? A veces se da un desequilibrio por la presencia de situaciones anómicas que pueden ser producto de problemas sociales o generarlos.
? Así como la conformidad con los valores del sistema y el adecuado desempeño de los roles representan la salud, la desviación con respecto a ellos de individuos o grupos constituye una patología.
? Cuando esto ocurre, las soluciones se gestan en el propio sistema: mejorando los procesos de socialización, favoreciendo medios más adecuados para el logro de objetivos, o fortaleciendo los mecanismos de control social. Todo apunta a evitar la anomia.
La definición de salud de Parsons, citada en el trabajo de Horton es emblemática: “Podemos definir a la salud como el estado de óptima capacidad de un individuo para la efectiva realización de los roles y tareas para las cuales ha sido socializado...”

El enfoque opuesto a éste es presentado por Horton en los siguientes términos: “Los teóricos del conflicto concuerdan en su rechazo del modelo de orden de la sociedad contemporánea. Interpretan el análisis del orden como la estrategia de un grupo dirigente, una reificación de sus valores y motivaciones, una racionalización para lograr un control social más efectivo.” “El análisis del conflicto es sinónimo del análisis histórico: la interpretación de los procesos intersistémicos que producen la transformación de las relaciones sociales. Un concepto clave en el análisis del cambio histórico es el de alienación-separación, no del sistema social tal como lo definen los grupos dominantes sino separación de la naturaleza universal del hombre o de un estado de cosas deseado. El cambio es la respuesta progresiva a la alienación”.

En este eje también podemos identificar, si recurrimos nuevamente a una esquematización, un núcleo teórico (duro) compartido:
? Se considera el orden vigente como el producto estratégico de un grupo dirigente, que racionaliza sus valores y motivaciones para controlar al conjunto social, pero sin responder a los verdaderos intereses generales sino a los propios (intereses de la clase dominante).
? El concepto de alienación resulta esencial para comprender la justificación del cambio de las relaciones sociales (ya que la alienación implica un proceso de deshumanización generada por el sistema);
? Por lo tanto, se incorpora la noción de cambio histórico y social a partir de la práctica colectiva de los hombres como respuesta necesaria al proceso de alineación.

El texto de Horton, si bien peca de un exceso de simplificación, de todas maneras tiene el mérito de presentar sintéticamente y sin ambages la innegable polarización teórica de la ciencia social. Sin embargo, resulta imprescindible proponerle al lector una profundización en estos problemas teóricos (pasar del trazo grueso a otro más fino), ya que algunos exponentes del orden estudian ciertas formas de conflicto y cambio que no se deben descuidar (Robert Merton cuando analiza las disfunciones, o Gino Germani cuando se ocupa de los procesos de modernización); a su vez, representantes del conflicto incursionan en el campo del consenso presentándolo como un componente fundamental del cambio estructural (tal es el caso de Antonio Gramsci con su teoría acerca de los procesos que se perfilan hacia la producción de una nueva hegemonía, entendida como una nueva conducción intelectual a partir del consenso obtenido por la visión de las clases subalternas o dominadas). Es decir, los trazos gruesos que se presentan tienen un fin pedagógico, que consiste en expresar con claridad los rasgos distintivos de cada eje, para que luego el lector profundice en la riqueza de matices que siempre deben ser considerados.

¿Cómo se manifiestan los ejes del orden y del conflicto en política?

Los ejes teóricos de la ciencia social también se manifiestan en un campo tan específico como el de la política. Según John Horton los teóricos del orden se identifican con posturas políticas liberales, mientras los del conflicto están relacionados con las diversas expresiones que adhieren a posturas socialistas y anarquistas. En el lenguaje cotidiano se hace referencia a la derecha y la izquierda, sin embargo, a partir de esta diferencia gruesa es necesario formular algunas precisiones teóricas y prácticas.

La primera precisión que se impone es destacar que no es lo mismo analizar la política en un país dominante y desarrollado que en otro dominado y subdesarrollado. En los países que se han consolidado como naciones con una autonomía reconocible es correcto referirse a un panorama político dividido por posiciones de derecha e izquierda, extremos entre los que se ubica el centro. Para completar esta caracterización con un mayor rigor teórico es necesario recurrir a la visión que cada postura tiene con respecto a la estructura de la sociedad y su posible cambio.

Para los teóricos del orden la estructura social es igual a un conjunto de roles e instituciones interrelacionados. A partir de allí conciben dos tipos fundamentales de cambio. Las expresiones más conservadoras de la derecha sólo contemplan el cambio en la estructura, es decir, los roles e instituciones permanecen inmutables mientras lo que se modifica es el personal que desempeña los roles o que actúa en las instituciones. Los representantes del centro avanzan hacia un cambio más abarcativo al contemplar el cambio de la estructura, es decir, aquel cambio que no es sólo del personal, sino que incluye cambio de roles e instituciones, por ejemplo impulsando el paso de una monarquía constitucional a una república. Por lo tanto, en la derecha de los países desarrollados se alinean sectores políticos conservadores (que pretenden conservar la estructura), mientras que en el centro podemos encontrar a liberales progresistas y socialdemócratas (que admiten y hasta impulsan cambios de roles e instituciones). No hay que descartar de todas maneras algunas posturas hoy minoritarias que proponen un regreso a estructuras ya perimidas, allí se inscriben los sectores políticos definidos como reaccionarios, es decir aquellos que sostienen como propuesta de futuro un regreso al pasado.

La izquierda de una nación independiente está relacionada con una postura mucho más radical que se ubica en el eje del conflicto. Esta postura parte de una definición de la estructura social distinta a la que sostienen los teóricos del orden, ya que para sus exponentes ésta es conceptuada como el conjunto de las relaciones de producción de una sociedad (relaciones entre las principales clases sociales a partir de la propiedad o no propiedad de los medios de producción). Por lo tanto, el cambio de la estructura (cambio revolucionario), que es aquello que los representantes de una política de izquierda proponen, siempre tendrá que ver con construir relaciones de producción alternativas a las vigentes, e interpretan a los cambios propuestos por los representantes de orden (incluyendo a las posturas social demócratas) como expresiones conservadoras o en el mejor de los casos reformistas, ya que nunca cuestionan las relaciones de producción. Sin embargo, en estos países, las condiciones objetivas existentes no han permitido en las últimas décadas (en realidad desde que el imperialismo se instaló beneficiando sus economías) un desarrollo sostenido de esta posición.

El esquemático cuadro político presentado suele ser aplicado por los teóricos del orden, e inclusive por algunos sectores de la izquierda, en forma mecánica a la realidad de los países dependientes y subdesarrollados. Son aquellos que deducen su comportamiento político a partir de lo que ocurre en sociedades muy distintas a las nuestras.

Cómo se manifiestan los ejes políticos del orden y conflicto en los países dependientes que luchan por su liberación, como es el caso de Argentina?

Para los países dependientes el eje del orden formula una teoría específica que recibe el nombre de teoría de la modernización (3). Así como los sectores políticamente vinculados a la tradición liberal-conservadora intentan mantener el statu quo valiéndose del estado como garante, los modernizadores asumen una postura de cambio (de roles e instituciones) que favorezca un desarrollo similar al de los países centrales (o primer mundo) siguiendo sus mismas pautas. El objetivo, por lo tanto, es promover con un estado intervensionista la modernización económica y social, para lo cual el propio estado debe modernizarse (modernización política). En las primeras etapas de esta modernización el capital y la tecnología provenientes del primer mundo (a modo de ayuda) juegan un papel fundamental, siempre que el estado nacional los oriente hacia las áreas estratégicas que garanticen el éxito del plan; en otros tiempos la siderurgia, el petróleo; hoy la informática y las comunicaciones. Cuando se ha logrado alcanzar el desarrollo o modernización la necesidad de ayuda proveniente del primer mundo desaparece. Semejante planteo es posible porque esta teoría no identifica al imperialismo como factor asociado al subdesarrollo en la periferia del sistema, de allí sus expectativas desarrollistas.

Desde el eje del conflicto la teoría de la dependencia (4), a la cual las izquierdas nacionales mucho han aportado (5), nos presenta un panorama político bien distinto para aquellos países que aún no son independientes, es decir, que no han logrado constituirse como naciones autónomas. En estos casos, se aportan elementos para un análisis diferenciador. Como el subdesarrollo es explicado por la dependencia que estos países han tenido con respecto a los centrales o dominantes (donde tiene su sede la burguesía imperialista), la única posibilidad de desarrollo pasa por liberarse de la dependencia, por lo que el estado, que también es intervencionista, debe asumir una política de transformaciones revolucionarias. Y eso sólo puede ocurrir si las clases tradicionalmente dominadas acceden a su control.

Se sostiene que existe una contradicción principal expresada por dos grandes bloques. Uno constituido por todas aquellas clases y sectores que por su vinculación con el imperialismo impiden el desarrollo de la nación (oligarquías nativas, burguesías claudicantes, capas medias colonizadas), y otro bloque, nacional, que incluye a todas las clases y sectores que luchan por la liberación nacional y social (obreros, capas medias nacionales, pequeña y mediana burguesía nacional, más recientemente sectores desocupados e informales). Cada uno de estos bloques tiene a su vez, su derecha, centro e izquierda. De esa manera se explica, por ejemplo, por qué cuando surgió el peronismo en Argentina un sector de la izquierda se dedicó a combatirlo (izquierda tradicional, stalinistas, trotskistas no nacionales) y otro sector lo apoyó (la izquierda nacional), panorama que con las variantes lógicas gestadas por el paso del tiempo se reitera en la Argentina de los Kirchner.

Las diferencias entre derecha, centro e izquierda dentro de cada frente (social y político) tienen que ver, por otra parte, con la magnitud y profundidad de los cambios o continuidades propuestos. Dentro de un frente nacional todos luchan por la liberación, pero mientras algunos integrantes consideran que es suficiente con liberarse manteniendo las relaciones de producción dentro del marco del capitalismo (planteo nacional-burgués), otros sectores sostienen que sólo se podrá profundizar y consolidar la liberación si se van socializando progresivamente esas relaciones de producción (planteo socialista), con lo que la liberación social pasa a ser central para profundizar y consolidar la liberación nacional. Es decir, para unos la liberación puede consolidarse dentro de los límites del capitalismo, para otros es necesario trascenderlos hacia el socialismo.

Nuestra visión

Desde nuestra visión teórica, en sintonía con los aportes realizados por la teoría de la dependencia y la izquierda nacional, consideramos que la historia argentina y latinoamericana demuestra objetivamente la existencia de una contradicción principal aún no resuelta en forma definitiva entre el bloque oligárquico-imperialista y el bloque nacional-popular, y que la resolución profunda de la misma será producto de un socialismo con características latinoamericanas. Sin embargo, como lo demuestra la política concreta que actualmente se desenvuelve en Argentina, la simple enunciación de dicha contradicción, si bien representa un avance teórico muy significativo, no resuelve prácticamente el problema. Tanto es así que ante la conformación de un bloque nacional con ciertas debilidades pero no pocos aciertos (sobre todo si lo comparamos con las políticas de estado seguidas en años anteriores por los que hoy constituyen la oposición posible), observamos sectores que se despistan para terminar encolumnados objetivamente con el bloque oligárquico-imperialista.

Ese punto no es una cuestión menor; veamos por qué. En Argentina existen actualmente algunas fuerzas políticas de la genérica centroizquierda, como las que conduce Pino Solanas, que a diferencia de aquella izquierda históricamente alineada en el bloque oligárquico imperialista, enuncian correctamente la contradicción principal para un país que lucha por su liberación nacional y social como es nuestro caso. Sin embargo, sabemos que como bien sentencia la sabiduría popular: del dicho al hecho suele existir un largo trecho. Superar esa contradicción, seguramente para enfrentar otras, pero nuevas, supone descubrir cuál es el proceder político más adecuado para que el problema viejo, ya superado, dé paso a nuevos desafíos, pues en la historia de la humanidad no es posible avanzar de otra manera. Para resolver entonces la actual contradicción principal se impone construir antes que nada una relación de fuerzas favorables al campo popular, no sólo en Argentina sino en el conjunto de la Patria Grande Latinoamericana. Y esa construcción no es igual a soplar y hacer botellas. Así se manifiestan los aventureros y charlatanes, pero eso poco tiene que ver con gestar con responsabilidad las condiciones para un cambio estructural.

Cuando el teórico y político italiano Antonio Gramsci se refirió a las grandes ideas, lo hizo con una claridad de la cual carecen las fuerzas a las que nos referimos (6):
“Las grandes ideas y las fórmulas vagas. Las ideas son grandes en cuanto son realizables, o sea, en cuanto aclaran una relación real inmanente a la situación, y la aclaran en cuanto muestran concretamente el proceso de actos a través de los cuales una voluntad colectiva organizada da a luz esa relación (la crea) o, una vez manifiesta, la destruye y la sustituye. Los grandes proyectistas charlatanes son charlatanes precisamente porque no saben ver los vínculos de la "gran idea" lanzada con la realidad concreta, no saben establecer el proceso real de actuación. El estadista de categoría intuye simultáneamente la idea y el proceso real de actuación: redacta el proyecto junto con el "reglamento" para la ejecución. El proyectista charlatán procede tentando y volviendo a probar: son las "idas y venidas" de la fábula. ¿Qué quiere decir "conceptualmente" que hay que añadir al proyecto un reglamento? Quiere decir que el proyecto tiene que ser comprendido por todo elemento activo, de tal modo que vea cuál tiene que ser su tarea en la realización y actuación: que el proyecto, al sugerir un acto, permita prever sus consecuencias positivas y negativas, de adhesión y de reacción, y contenga en sí mismo las respuestas a esas adhesiones y reacciones, ofreciendo, en suma, un campo de organización. Este es un aspecto de la unidad de la teoría y la práctica.”

A esta altura de nuestra historia resulta irrelevante seguir perdiendo el tiempo con la izquierda tradicional que siempre se convierte, en términos objetivos, en la izquierda del bloque oligárquico-imperialista, porque su aislamiento de las clases y sectores del campo nacional la inhabilita como protagonista para un cambio deseable. De allí su constante raquitismo en materia de representación popular. Distinto es el caso con quienes han sido compañeros de ruta hasta no hace mucho tiempo, algunos pertenecientes a una izquierda del campo nacional (7). Reincorporar a esos compañeros que abandonaron la nave común, supone poner en claro que un proyecto sin reglamento termina siendo un proyecto abortado. En este segundo caso se impone entonces una inversión de tiempo para el trabajo cultural, ya que es una batalla que nunca se debe dar por perdida. No sólo porque hay un abordaje teórico con coincidencias que nos llevan a identificar una misma contradicción principal; también existe una historia de vínculos políticos y sociales concretos que avalan la posibilidad de un reencuentro necesario. Definitivamente necesario porque resultará imposible resolver la contradicción principal si a las fuerzas actualmente operantes en el bloque nacional-popular no se le incorporan otras que se han desperdigado en los últimos tiempos. En estos casos lo cuantitativo tiene una fuerte correlación con el salto cualitativo.

Por otra parte, consideramos que la posibilidad cierta de resolver a favor de los sectores populares la contradicción entre el bloque oligárquico-imperialista y el nacional-popular pasa por cuestiones internas (argentinas) y “externas” (latinoamericanas). En lo estrictamente interno se impone la construcción de una gran alianza entre los trabajadores (ocupados, semiocupados y desocupados) con buena parte de las capas medias (todos los que no se encuentran objetivamente integrados en el frente adversario más allá de algunos desvaríos teóricos). Y en el plano “externo” (que en realidad no debe ser concebido como externo , sí como un segundo anillo interno) favoreciendo una cada vez más importante integración latinoamericana, que debe superar exclusividad de los contenidos económicos para trascender a la esfera político-social y sobre todo cultural. Dirección a la que apuntan conducciones políticas como la de Hugo Chávez en Venezuela o Evo Morales en Bolivia. En realidad, sólo un trabajo cultural que haga eje en la cuestión irresuelta de una Patria Grande balcanizada por el imperialismo y sus aliados internos (las diversas fracciones de la oligarquía: agraria, comercial, industrial y financiera) nos permitirá visualizar como no externos los procesos vividos en otras regiones de esa Patria y nos posibilitará una construcción de vínculos orgánicos indispensables para transitar el camino de la liberación nacional y social.

La Plata, Julio de 2010

Bibliografía:
1. Alvin Gouldner: La crisis de la sociología occidental, Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1979
2. John Horton: Las teorías de orden y conflicto de los problemas sociales como dos ideologías contrapuestas, fichas de la cátedra de Sociología de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de La Plata
3. Alberto Franzoia: Las teorías sociales en Latinoamérica durante la segunda mitad del siglo XX, en Política (para la unidad y la independencia de América Latina), Año 1, nº 2, 2006
4. Alberto Franzoia: trabajo ya citado
5. Alberto Franzoia: Spilimbergo y la teoría de la dependencia, Texto presentado en el Congreso del Pensamiento Iberoamericano, Holguín, Cuba, 25, 26 y 27 de octubre 2007.
En Internet: Cuaderno de la Izquierda Nacional, http://www.elortiba.org/in.html
6. Antonio Gramsci: Las grandes ideas, en Cuadernos de la Cárcel, www.gramsci.org.ar
7. Alberto Franzoia: Cuando el voluntarismo político conduce al gorilismo, en Señales Populares, publicación dirigida por Norberto Galasso, junio de 2010.
En Internet: Cuaderno de la Izquierda Nacional, http://www.elortiba.org/in.html

    

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