Editoriales 2004-2012
 
      

12 de febrero de 2009 - MONTONEROS: NO SON TODOS LOS QUE ESTAN NI ESTAN TODOS LOS QUE SON -  Algunos personajes de la derecha irracional se regodean y hasta se babean de ironía cuando pronuncian la palabra "montonera" y la mastican con placer antes de lanzarla como soez escupitajo a la cara de la presidenta. Gracias al cielo, por ahora solo simbólicamente. Con abundante gorilismo y una pizca del muy sano y siempre presente racismo, no es difícil hallar el adosamiento del simpático "negrita": "negrita montonera", para redondear lo banal de la gorilidad al palo, como pudo apreciarse en las histéricas manifestaciones clasemedieras porteñas a favor del campo, o como puede leerse en muchísimos mensajes de lectores de La Nación o Crítica, para no ir más lejos.

Pero los editorialistas de los grandes medios comerciales, que como todo el mundo sabe son portavoces de la oposición, evitan hacer el papelón, pues saben perfectamente que no existe ninguna ligadura politica seria entre los postulados político-militaristas de aquella organización setentista y el recorrido político de los Kirchner, salvo en la calenturienta imaginación de algún delirante macartista. La presencia de algunos funcionarios, que en su momento adhirieron o simpatizaron con la Tendencia Revolucionaria, no significa continuidad histórica ni que exista compromiso actual con aquella desaparecida corriente. Aún las agrupaciones residuales que compiten por asumir la herencia histórica de Montoneros poco y nada tienen que ver con lo que significó Montoneros real en el panorama político argentino. Claro, cada uno ve lo que quiere ver, pero la Historia no se construye en base a pareceres o intuiciones sino con documentación fehaciente. Lo que sí puede apreciarse en el discurso, tanto de Cristina como de Néstor Kirchner, es una especie de rescate del "espíritu setentista" en tanto sumatoria de buenos augurios en pos de la siempre postergada justicia social. Ojalá fuera algo más que éso.

Pero para la derecha irracional y paranoica es tan cierto que Cristina es montonera como Hebe de Bonafini terrorista y Astiz y Videla presos políticos. Lo real y concreto es que Montoneros se disolvió en 1980. Un año antes un grupo disidente, dirigido por el finado Rodolfo Galimberti, y en el que participaba Patricia Bulrich Luro Pueyrredòn, creó el Movimiento Peronista Montonero Auténtico. La misma saltimbanqui política Patricia Bullrich que años después fuera Ministra de Trabajo de la Alianza, y que después de varias paradas intermedias terminara su gira política (por ahora) en la cada vez más volcada a la derecha Coalición Cívica de Elisa Carrió, quien, ¡oh casualidad!, entre tantas acusaciones que saca de la manga y revolea sin ton ni son, jamás se le ocurrió tildar de montonera a Cristina ni de montonero a su gobierno. Es que Lilita podrá estar un poco deschavetada, pero no come vidrio.

Porque si hay "montoneros" de relevancia en la escena política nacional ellos no son precisamente Cristina Fernández y Néstor Kirchner sinó Patricia Bullrich y Pablo Unamuno, quien de vocero de Mario Firmenich terminó siendo "pata peronista" de la C.C.

Y hablando de documentación histórica, un colaborador del sitio nos ha acercado esta declaración surgida de las entrañas de Montoneros cuando su disolución era prácticamente un hecho consumado, 1979, que transcribimos por completo:

"LA PATRIA DEJARA DE SER COLONIA O LA BANDERA FLAMEARA SOBRE SUS RUINAS"

Formación de la mesa promotora del Peronismo Montonero Auténtico (9 de junio de 1979)

La Corriente del Peronismo Montonero Auténtico informa la constitución de su Mesa Promotora haciendo pública su decisióon de seguir impulsando la construcción de: Las Agrupaciones Sindicales de Base, la Juventud Peronista Montonera (MPM) y los Nucleamientos Políticos, como estructuras en las que se organiza democráticamente el Peronismo Montonero.

En cuanto al exterior, la Comisión de Política Internacional, al mismo tiempo que solicita el apoyo de todas las fuerzas democráticas, progresistas y revolucionarias para respaldar la lucha del Pueblo Argentino, convoca a los compañeros que residen fuera del país a constituir los Núcleos de Apoyo a la Resistencia Argentina, que, expresándose como estructuras dinámicas en el seno de los organismos de solidaridad existentes, deben contribuir a aumentar el nivel de denuncia para estrechar el cerco contra la dictadura. Estos Núcleos deben luchar contra toda maniobra que intente absolver a los responsables del genocidio.

La Mesa Promotora del Peronismo Montonero Auténtico manifiesta:

1.- Su absoluto rechazo a la humillación nacional que significa el papel asignado por la Trilateral a la Argentina y su repudio a esa política de hambre y dependencia, y al ministro Martínez de Hoz, instrumento del sector más reaccionario del capital financiero internacional.

2.- El repudio a todos los planes de recambio de la dictadura militar que pretenden, justificando el golpe de 1976, mantener la situación de dependencia y opresión, y a las maniobras de aquellos que buscan negociar el sacrificio de la Resisntencia a espaldas del Pueblo que la protagoniza.

3.- Su compromiso con la exigencia popular de democracia irrestricta, reclamando como único camino para la bésqueda de soluciones la convocatoria a elecciones libres, sin proscripciones ni inhabilitaciones de ninguna especie. Sólo el Pueblo tiene derecho a decidir su destino.

4.- Su exigencia del cese de todas las violaciones a los derechos humanos. Libertad a los ex presidentes Dr. Héctor J. Cámpora y María Estela Martínez. Libertad a todos los detenidos por defender la causa popular. Aparición de todos los secuestradores y publicación completa de las listas de asesinados.

5.- Plena vigencia de los derechos sindicales.

6.- El PMA levanta las banderas de Justicia Social, Independencia Económica y Soberanía Político que jalonan el camino nacional hacia la Argentina Pluralista, Democrática y Socialista.

UNIDAD, SOLIDARIDAD Y ORGANIZACIÓN

El PMA, en su carácter de corriente interna del Movimiento Peronista, expresa:

Su vocación de unidad, unidad que existe en las bases y se verifica cotidianamente en la Resistencia, que ratifica el contenido revolucionario del peronismo. Su voluntad de contribuir al desarrollo de la organización política de la clase obrera, vanguardia del conjunto del Pueblo en la lucha por la Liberación Nacional y Social.

Esta mesa promotora orientará a la JPM a la labor de reconstrucción de la Juventud Peronista. A sus Agrupaciones Sindicales de base, rechazando toda forma de paralelismo o alternativismo sindical, a fortalecer los organismos naturales del Movimiento Obrero, agredidos y amenazados por la Dictadura Militar que hoy pretende coronar su acción desmantelándonos totalmente. A sus Nucleamientos Políticos, a volcar sus esfuerzos a la reactivación de las formas de expresión orgánicas del Movimiento Peronista, puntualizando que la legitimidad de todas las estructuras de conducción deberán refrendarse a través del pleno ejercicio de la democracia interna. En consecuencia, en las presentes circunstancias, nadie tiene derecho a excluir a nadie ni a pactar en nombre del conjunto.

Finalmente, el PMA impulsará, desde el peronismo, la convergencia con las demás fuerzas democráticas, en un amplio frente antidictatorial.

PLENA VIGENCIA DE LA RESISTENCIA

La Mesa Promotora del Peronismo Montonero Auténtico ratifica su decisión de comprometer todo su esfuerzo en la defensa de los principios y objetivos enunciados, sustentando y participando de todas las formas de lucha que el Pueblo Argentino ha desarrollado contra la barbarie de la Dictadura Militar.

Por la Mesa Promotora del PMA, firman:

Rodolfo Galimberti, Juan Gelman, Pablo Fernández Long, Arnaldo Lizaso, Héctor Mauriño, Raúl Magario, Carolina Serrano (Patricia Bullrich) y Carlos Moreno (Marcelo Langieri).     HS
 

14 de enero DE 2009 - JUDIOS DE MIERDA - Al final lo consiguieron. Una modesta encuesta hecha en la cuadra de mi casa no dejó lugar a dudas: las personas que matan chicos merecen el calificativo de gente de mierda. Así concluyeron José, el de la fiambrería, los siempre calladitos y educados muchachos verduleros de la esquina y el pituco del tercero efe, un dandy setentón venido a menos. ¿Pero cómo, una encuesta de tres?, dirán ustedes. Eso no es todo: tampoco hubo formularios ni preguntas. Bastó con ver los ojos enrojecidos de ira y de tristeza de los muchachos de la verdulería. Bastó observar la furia con que el gordo José pasaba el trapo rejilla por la gastada fórmica del mostrador entre desconsoladas murmuraciones. Bastó el comentario espeluznado del pituco peinado a lo Gardel, haciendo aspavientos y zamarreando el Clarín, cuando nos cruzamos en el barcito de la otra esquina. 

Claro, no entenderán nada si no les cuento lo esencial: toda la encuesta se desarrolló en presencia de televisores escupiendo las imágenes atroces que ya todos conocen: bombas, edificios en ruinas, gente pobre corriendo espantada, chicos muertos.

Durante décadas y generaciones un fantasma fatídico y fatal revoloteó los discursos, desde el más elemental y grasa hasta el más intelectual, exquisito y progre. Nadie, salvo algún fascista trasnochado, se atrevía a pronunciar la frasecita prohibida y políticamente incorrecta, so pena de caer bajo la sombra del terrible dedo acusador de antisemitismo. Tal vez la amenaza funcionó porque no había imágenes para demostrarlo, al menos no tantas. Ya en 2006, contra Hezbollah en el Líbano, la cosa se puso insoportable, las escenas de una violencia desaforada e incontenible erizaron hasta los más duros corazones. Pero en los días actuales la demente crueldad ha alcanzado el límite del paroxismo.

José, el de la fiambrería, sabe mucho de jamones y salames de Milán y poco de geografía, menos aún de historia y es totalmente nulo en teología. Pero es honesto y tiene un corazón de oro. Lo asaltaron tres veces y no pide mano dura ni le echa la culpa a nadie de su desgracia, solo quiere trabajar en paz y escuchar tanguitos mientras despacha cien de salchichón primavera y cien de queso a los albañiles de la obra. José tampoco sabe nada de geopolítica ni de sionismo. A él nada más le duele un dolor de miles de kilómetros que atraviesa océanos enteros y cae redondo como una mortadela bocha en el estío porteño y en su pequeña fiambrería. Los muchachos de la verdulería también son gente buena, siempre dan alguna pavadita a los pibes de la calle que les piden, que una manzana golpeada, que una banana que rechazó la vieja porque tenía la puntita negra, o un genuino y sincero pasá más tarde que ahora no hay nada. Ellos, desde su nobleza de arrabal, no entienden como se puede ser tan, pero tan hijo de puta para matar un chico, diez chicos, veinte chicos, cien chicos. Cómo van a entenderlo.

Y el pituco, bueno, quizás el menos simpático de mis encuestados, pero el más lúcido. El me hizo entender por qué tenemos el derecho de decirle judíos de mierda a los judíos que asesinan chicos. ¿Acaso se quejaron de discriminación los ingleses cuando nos hundieron el Belgrano y les gritamos ingleses de mierda? ¿O no son ingleses de mierda por haber matado a nuestros soldaditos, eh? ¡Por eso yo digo judíos de mierda!, gritó con vehemencia y estirando bien el cuello para que se escuche hasta de la última mesa del bar, mientras revoleaba el Clarín hecho un tubo deshilachado, reafirmando lo que no hace ninguna falta reafirmar.

Y sí, se lo han ganado, al final se lo ganaron. Mis encuestados no son muy ilustrados que digamos, tampoco tienen cancha con la prensa, no emiten opiniones que serán tapas de diarios, no escriben para la antología y realmente a esta altura del partido les importa un reverendo pedo que los consideren antisemitas. Porque con ese cuento los judíos se creen con derecho a cagarse en la opinión pública mundial, en todas las Naciones Unidas, y aún con prerrogativas para matar chicos y echarle el fardo a los famosos daños colaterales. Como murmuraba José mientras gastaba el trapo rejilla en círculos locos, con toda su furia, una y otra vez sobre el mismo lugar del mostrador. Como juzgaban los muchachos de la verdulería en voz apenas perceptible, mientras pesaban un kilo de cebollas y se hacían un tiempito para regalar un manojo de perejil. Como, en fin, despotricaba el vecino pituco de bigotito finito a lo tío Cámpora, mientras revoleaba el Clarín y dejaba el aire impregnado de un fresco olor a agua de Colonia de la más barata, porque la jubilación no da para otra cosa.

Pues sí, se lo ganaron en su ley: asesinos de chicos, judíos de mierda.     HS
 

26 de diciembre de 2008 ¿A QUIEN CARAJO LE IMPORTAN LOS LECTORES DE LA NACION? - Engolosinados en el papel autoasignado de fiscales sociales, cebados en el rol de descarados voceros de la oposición, los grandes medios no paran de agredir al gobierno constitucional. "Para los lectores de lanacion.com, Julio Cobos se perfila como personalidad de 2008, supera ampliamente en votos a Cristina Kirchner", decía el encabezado de una tendenciosa encuesta del diario fundado por don Bartolo el 25 de diciembre de 2008, encuesta a la cual, por otra parte, hay que creerle porque sí, sin que tengan que demostrar veracidad alguna de los datos. ¿A quién carajo le importan los lectores de La Nación sino es a La Nación y a sus lectores? ¿Qué grado de credibilidad tienen esas encuestas? ¿Son representativos los lectores de La Nación de toda la sociedad? Que las encuestas sean veraces puede que sí y puede que no, que los resultados representen el pensamiento medio de la sociedad argentina global, claro que no. Es claro que los lectores de La Nación, puestos en la disyuntiva, votarían hasta al Partido Obrero o a un movimiento neonazi con tal de ver doblegado a este gobierno populista, dictatorial y demagogo. La enemistad y manifiesto malestar que provoca el kirchnerismo en sectores tan antagónicos como la Mesa de Enlace, los lectores de La Nación, el llamado peronismo disidente y cierta minúscula y delirante izquierdita debería hacernos reflexionar a quienes, desde el campo popular, apoyamos críticamente los tibios intentos del gobierno por disputarle parcelas de poder a los que siempre fueron los dueños de todo.

Es más que obvio que nadie resigna nada sin patalear; es más que natural que inmersos en un sistema capitalista individualista, competitivo, mezquino y miserable, todos defendamos con uñas y dientes nuestros intereses. Unos por conquistar lo que no se tiene, otros para no entregar lo que siempre se tuvo. Así de simple. La puja por el poder político no es otra cosa que una puja por intereses económicos. Y si me apura voy a terminar hablando de clases sociales e intereses de clases, que es -en el fondo- de lo que se trata, pero no es el tema ahora. Estábamos en las encuestas de La Nación. ¿Por qué este gobierno estigmatizado como populista merece la repulsa y hostilidad constante de los medios? ¿No será que, aún moviendo escasamente un dedo, amaga y amenaza intereses económicos que no están dispuestos a resignar ni una pendejésima parte? ¿Será capaz este gobierno? ¿Lo hará? ¿Valdrá la pena seguir apostando al kirchnerismo? ¿O de nuevo, otra putísima vez, habrá que meter violín en bolsa y esperar otro período histórico? Otra pregunta: ¿Hay algo con vocación de poder, con reales posibilidades y capacidad de gobernar a la izquierda del kirchnerismo?

Y si el kirchnerismo cae, ¿cuántos años, décadas, generaciones tendrán que pasar, para que una política estatal de derechos humanos como la actual, que tardó 30 años en cristalizar, vuelva a tener vigencia? Porque no nos engañemos, si en el próximo período constitucional es elegido cualquier opositor, llámese Carrió, Macri, Cobos, los cuadritos volverán a ser colgados donde estaban y los viejos genocidas que aún queden vivos volverán a su casita reivindicados y resignificados. Indulto, amnistía, inconstitucionalidad, sé igual, si usted lo sabe, si usted sabe bien que se trata de una decisión política y no de un asunto leguleyo. "No hay que mirar con un solo ojo como hacía Kirchner", ya me imagino el discurso. Vamos, si usted también lo sabe, don. Ni qué hablar de retenciones, redistribución o 200 miserables pesitos para pasar las fiestas. "Eso era populismo barato y en esta nueva etapa eso ya se terminó", dirán, muy sueltos de cuerpo. Los estoy imaginando. Hasta el tono de voz se puede imaginar. Póngale la firma.

Bueno. exactamente eso es lo que quiere La Nación y sus lectores. Exactamente eso. Por eso, estimado lector, me importa un carajo lo que opinen los intereses de La Nación y lo que piensen sus interesados lectores. Me importa lo que opina usted, don, que por alguna razón está leyendo esta populista paginita. Y se hace preguntas. Como yo.     HS
 

15 de diciembre de 2008 - PINTARON DE NEGRO UN BUSTO DE EVA - No soportaban tu sonrisa ni tu ira. Ni tu amor por los pobres. Ni tu belleza. Te despreciaron. Te negaron. Te difamaron. Te ningunearon. "Viva el cáncer" escribió un hijo de puta mientras vos agonizabas y millones de almas te lloraban, desconsoladamente. Después, ni siquiera muerta te soportaron. Te robaron. Te ocultaron. Aquellos que tan bien conocías y combatías, los oligarcas y sus sirvientes, jamás te respetaron. No es entonces ninguna novedad que tu recuerdo les moleste. Hasta un pedazo de bronce con tu forma les jode. Si son los mismos hijos de puta. Pero su miserable odio se volverá en su contra. ¡Ay, Evita, qué ganas tengo de hacer una escalera!     HS
 

27 de octubre de 2008 - APENAS UN BICHO DE LUZ -  Nos hizo reír, y mucho, la muy caradura exposición en los grandes medios de un fragmento de video de Perón de la década del 70 donde el viejo general defendía la no intervención del Estado en el manejo de las cajas de jubilaciones de entonces. Medios de remanyado pelaje gorila como La Nación se convirtieron de la noche a la mañana en guardianes de la pureza doctrinaria justicialista. ¿No es para caer al piso descostillado de risa? ¿Y "la gente"? Una cagada, vea. La llamada "gente", al menos la clase media de Buenos Aires, daría la mitad de su brazo izquierdo -el que menos usan, obvio- por ver el derrumbe del actual gobierno, que como todo el mundo sabe, asegura ser bastante peronista. Como no somos ni queremos ser populistas ni pretendemos la estima de ninguna "gente" y el mismo concepto nos parece vago, difuso, estéril, en fin, pelotudo, nos cagamos en lo que dice, piensa y quiere en lo profundo de su corazón "la gente", la chotísima gente de clase media porteña que votó al empresario Macri y caceroleó a lo loco junto a los empresarios del agro. "Gente" manejada como títere por los grandes medios. Picados como caballos por los interesados tábanos. Por eso, estimado lector, ante la soberbia pretensión de los grandes medios de parecerse al tábano -bicho que nunca vimos pero debe ser fulero y asqueroso- para picar y mantener despiertos a su caballada de lectores, digo, ante la insolente  y desfachatada animadversión y manifiesta hostilidad a un gobierno que puede cometer -y de hecho comete- muchos errores, pero que es legítimo y constitucional, este pequeño sitio de internet se considera un insignificante y perdido bichito de luz. No antorcha, no faro ni tribuna, bicho de luz que no trata desesperadamente de alumbrar la inmensa oscuridad, como podría colegirse apresuradamente, sino de enviar aleatorias señales lumínicas a los de su misma especie. ¿No es linda e ingeniosa la contrametáfora? Si no te considerás caballo ni querés ser picado por un bicho asqueroso y prepotente, ya sabés lo que tenés que hacer.     HS
 

23 de septiembre de 2008 - MORIR EL DIA DE LA PRIMAVERA - Hugo Soria tenía un trabajo de esos que no le gusta a casi nadie, quizás uno de los más despreciados de la escala social. Cuando yo era chico mi papá me decía que si no estudiaba iba a terminar juntando basura. Y era terrible. No por el trabajo en sí, pues a los ojos de un niño recorrer la ciudad arriba de un camión inmenso y ruidoso era comparable a las correrías de Sandokán y los piratas de Malasia. Lo terrible es que los recolectores de basura andan siempre corriendo, siempre dando grandes voces entre chirridos de frenos y ruido de motores. Siempre apurados. Mucho no ha cambiado la cosa, pues sigo escuchando casi los mismos gritos, casi los mismos ruidos, y con el mismo apuro. Un amigo me decía que los recolectores de basura deberían tener los sueldos más altos ya que hacen el trabajo más sucio -literalmente hablando- que nadie quiere hacer. Y jamás de los ve ociosos, muy por el contrario, siempre están como atrasados en cumplir vaya a saber uno qué planilla de horarios de vaya a saber qué oficina. Lo terrible es la urgencia del horario. Y qué oprobiosa carga debe tener la basura en el imaginario colectivo ya que cuando queremos descalificar y humillar a alguien decimos "es una basura", o algo así.

Pues Hugo Soria hacía eso, juntaba basura, tenía veintidós años y una vida por delante. Y toneladas de basura de los otros recorrida entre sus manos, pasada por su cuerpo, atravesada en su alma. Trabajaba para la empresa Cliba en la ciudad de Córdoba, iban -seguramente apurados, como siempre- por el barrio General Paz cuando se resbaló del camión y quedó atrapado bajo las impiadosas ruedas del camión. Era el día de la primavera. Un humilde trabajador, dirán los caretas. Un buen muchacho, replicarán los más. Un empleado desafortunado, murmurarán los dueños de Cliba, mientras administran su reemplazo.
Tal vez una esposa o una novia, tal vez un amigo, tal vez su mamá y su papá, tal vez lo lloren y le dejen una flor de esta flamante primavera, que él no pudo ver.

Y yo, que pude zafar de ser recolector de basura porque mi papá me amenazaba para que estudiara, no sé cuántas lágrimas habrá que verter por Hugo Soria en un tiempo donde el imperativo categórico es juntar títulos y bienes, y sobre todo dinero, mucho dinero, porque la posesión de objetos en este mundo capitalista y mezquino, tramposo y miserable, es sinónimo de éxito. Resulta escandaloso darse cuenta que para que algunos pocos no pierdan su tiempo mientras juntan plata, mucha plata, muchos Hugo Soria se encargan de juntarles la basura.

Una flor y una lágrima para Hugo, un buen muchacho.    HS
 

27 de agosto 2008 - LAS PELOTAS LLENAS- No es que hayamos dejado abandonado este espacio editorial. Voluntariamente hemos decidido liberarte, lector, del bombardeo mediático-informativo durante este complejísimo proceso que ha dado en llamarse "el conflicto del campo", que parece no tener fin. Durante todo este tiempo hemos reproducido información, a nuestro juicio confiable, en la portada, pero tal vez esté faltando -y lo seguirá haciendo- el análisis de fondo. Para la noticia del día ya tenés los grandes medios en versión web. Medios que, como lo habrás notado, no informan sobre lo que pasa: opinan, inducen y conducen. Jamás se ha visto tal nivel de cretinismo mediático en democracia. Tal nivel de posicionamiento político sin ambages por parte de los medios de comunicación debería dejarnos alguna lección, por ahora lo estamos digiriendo.

Esta página no responde a ninguna línea política ni a ningún partido u organización, pero ya lo sabés, no somos independientes. Que no responda no quiere decir que no la tenga. El independentismo es tan hipócrita y falso como el apoliticismo. Quien dice que no es de derecha ni de izquierda, vos lo sabés, es de derecha. Quien afirma que derecha e izquierda son anacronismos de otro tiempo y que lo que realmente importa es una "buena administración de los recursos públicos", ponele la firma: es de derecha. El periodista que asegura que es independiente es de derecha, trabaja para patrones de derecha y miente descaradamente, o directamente es un pelotudo o te trata como pelotudo. Independientes no hay. Lo que no significa afiliación partidaria o pertenencia. Significa que ninguna persona puede esquivarle el bulto a mirar la vida desde una cosmovisión y a manejarse con una determinada interpretación de los hechos, aunque sea de forma muy elemental. Eso es lo político.

Cuando el ¿chacarero?, ¿empresario?, ¿cuentapropista? De Angeli dice "no es cuestión de sacarle a los ricos para darle a los pobres sino de tener (el gobierno) una política agropecuaria", expresa del modo más salvaje y primitivo su cosmovisión, su animalidad política. ¿Cómo cree el señor De Angeli que se redistribuye? La cuestión es muy simple, aunque los economistas capitalistas le den muchas vueltas: si a uno le sobra es porque a otro le falta; si en un lado hay superávit en otro hay déficit, o dicho de otro modo: si existe un rico es porque hay miles de pobres que lo subsidian a través de sus carencias. Esta es la pura y amarga verdad que capitalismo no esconde ni ratacea: está sobre la mesa, se palpa, se siente, se huele, quien no la pueda ver es porque no lo desea ver. Lamentablemente no todos podemos ser ricos ni acceder al nivel de despilfarro del primer mundo, no hay recursos naturales suficientes, y si lo hacemos siempre será a expensas de otros. La desigualdad social y la injusticia acompañarán a las sociedades humanas mientras subsista el modo de producción capitalista. Y subsistirá la rapiña, la voracidad y el egoísmo de los privilegiados hasta que alguien sin privilegios se rebele y diga basta, O hasta que el pobre planeta, agotado y marchito, decline en una catástrofe histórica sin retorno y quizás sin sobrevivientes. O hasta que las pujas por la posesión de los recursos mundiales envuelva a las grandes potencias en un conflicto armado universal del cual no tenemos certezas que el resultado se parezca en algo al mundo que conocemos. ¿Es esto muy amargo, estimado lector? Sí, seguramente lo es. Esa es la intención. De edulcoradas esperanzas de reformas e ingenuas concertaciones sociales tenemos las pelotas llenas. Lo que se requiere es un cacho de indignación y de bronca. Hasta la próxima.     HS
 

12 de julio 2008 - LOS LOCOS DE LA GUERRA -Dicen que el submarino se concibió mucho antes de conocerse la tecnología para almacenar oxígeno. Los primeros ensayos de un artefacto sumergible consistieron en primitivos recipientes herméticos que descendían unos pocos metros, sostenidos con cadenas desde la superficie. Uno o dos hombres compartían la nueva experiencia y miraban a través de una ventanita de vidrio. Cuando el aire en el interior del artefacto se hacía enrarecido e irrespirable zamarreaban una cuerda para dar aviso.

Pronto se descubrió que los seres humanos no perciben de forma inmediata la falta de oxígeno, al principio esa ausencia provoca un leve sopor, continúa en un paulatino adormecimiento y culmina en pérdida de la conciencia y desvanecimiento.   

La preocupación fue entonces determinar el momento límite en que comienza a escasear el necesario oxígeno. Se solucionó de una forma muy simple: pusieron unos conejos en una jaula junto a los tripulantes del submarino, ya que estos animalitos presentan síntomas de asfixia muy precoces respecto a los humanos: empiezan a cabecear y súbitamente se desmayan, la alerta necesaria para zamarrear la cuerda.

Cuentan, dicen, suponen -pero algo de cierto debe haber- que la gente sensible se parece un poco a los conejos. Son los primeros en advertir que hay algo raro en el ambiente, la urgencia del peligro, lo irremediable de la desgracia. Huelen con olfato más fino; escuchan con oído más dispuesto; sienten con un corazón menos cerrado. La gente sensible son también -siempre, pero siempre- las primeras víctimas de la locura de los otros y de la que a veces ellos mismos terminan padeciendo.

Que la locura produce guerras nadie lo ignora, y que la guerra produce locura también se sabe, aunque los locos que producen y se benefician con la guerra pretenden minimizarlo y aseguran que no son tantos los casos. Por ejemplo los militares norteamericanos juran sobre la Biblia que la atroz maquinaria de la guerra de Irak produce apenas poco más de veinte loquitos por mes, una nadería, una nimiedad. Seguramente no son muchos si se los compara con los dos millones y medio de iraquíes exiliados en Jordania al borde de la hambruna, la mayoría mujeres y niños O con el millón y medio de iraquíes muertos desde el principio de la guerra, aunque los números varían según quien los cite.

Pero estas cifras, que alarman y lastiman los corazones sensibles, no impactan demasiado en la mayoría de la opinión pública norteamericana. En Estados Unidos lo que importa de la guerra de Irak no son precisamente los iraquíes sino los padecimientos de sus compatriotas, sus víctimas, sus discapacitados, sus locos.

Joseph Dwyer, de Fort Bliss, es -era- uno de estos casos. Un conejo, un loco de la guerra. Joven médico y soldado, en marzo de 2003 se hizo famoso cuando salvó la vida de un niño iraquí de cuatro años en medio de los disparos. La conmovedora fotografía, tomada por Warren Zinn durante la primera semana de la invasión a Irak, viajó por todo el mundo, pero no pudo detener la guerra.

En cambio fue en ese preciso instante en que el médico soldado empezó a desandar los caminos de la cordura. Su salud mental fue quebrantada por la guerra. Post Traumatic Stress Disorder (PTSD) lo llaman por allá. "Nunca volvió a ser el mismo desde que volvió de Irak", confesaría su esposa cinco años después.

Tenía una hijita de tres años. Fuertemente medicado lo regresaron a su hogar. En 2005 protagonizó un altercado disparando desde la ventana de su casa en El Paso, Texas. Dicen que veía enemigos. Dicen que hablaba poco, pero una de las últimas cosas que se le escuchó fue "Yo quiero ir de pesca, no quiero saber nada que tenga que ver con armas".

Dicen también que alucinaba, que escuchaba y veía cosas que nadie más que él escuchaba o veía. Dicen que murió de sobredosis intencional de antidepresivos. Dicen que tenía treinta y un años.

Lo que no dicen es que la muerte de Joseph es una alerta temprana. Y que hay un conejo menos en este mundo que asfixia.

Fuente de datos: Stephanie Sanchez / El Paso Times, Overdose kills ex-Fort Bliss soldier, junio 2008. Imagen: Warren Zinn / Army Times.
[Agradecemos el envío de datos a nuestro colaborador Senen Rodriguez Perini]    HS


30 de junio de 2008 - MIRADAS AL SUR ES UN COPIÓN - Siempre resulta alentador la aparición de un nuevo medio de información, sobre todo si se trata de una publicación enfocada hacia el campo popular que no llega para sumarse al coro polifónico de los derechosos. Decir que Crítica decepcionó sería muy ingenuo: conociendo el paño de su alma mater era sabido lo que podía esperarse. Pero del periódico Miradas al Sur, dirigido por Eduardo Anguita, teníamos otra expectativa. No me refiero a la línea periodística e ideológica sino al método de trabajo de por lo menos algún pícaro colaborador.

Siguiendo los axiomas jauretcheanos creemos que existen por lo menos dos típicas zonceras que alientan la impunidad en cualquier tema y terreno. Tratándose de "copiar y pegar", variante de plagio de cuarta categoría, una de las zonceras es la creencia del ladrón que son todos de la misma condición. La otra zoncera, complementaria, es el infantilismo del interrogante ¿quién se va a dar cuenta?

El copy/paste dejó de ser travesura adolescente para convertirse en una de las peores calamidades que trajo aparejado el desarrollo de Internet.

¿Con qué valor rasgarse las vestiduras y juzgar de deslealtad y mala fe al chico que copia y pega la biografía de Belgrano en un trabajo práctico, cuando el redactor de un medio de comunicación gráfico recurre a la búsqueda en Google a las apuradas y al vergonzozo copiar y pegar como si fuera producción propia?

El domingo pasado, 29 de junio, el número 7 de Miradas al Sur tuvo un valor de tapa un 40% más caro que al anterior. Así, de un saque. Y para nuestra sorpresa, también de un saque nos percatamos que Miradas al Sur había rapiñado alevosamente un texto existente hace mucho tiempo en las páginas de El Ortiba. Tan alevoso e indiscriminado fue el copy/paste que ni siquiera tuvieron la delicadeza de releerlo para podarle la descripción de una imagen que no fue publicada, y el párrafo quedó entonces como un pastiche inentendible. Tratándose de una publicación semanal no existe la excusa de la urgencia. La verdadera razón es la desidia y el ninguneo hacia la fuente de información.

La semana pasada Clarín hizo algo parecido relacionado con el Mundial 78: publicó un texto sin firma sobre lo que pasaba en el mundo en aquel tiempo, que hace años anda dando vueltas por Internet sin identificación del autor. Ese texto pertenece al libro El fútbol a sol y sombra de Eduardo Galeano. ¿Qué hizo el redactor de Clarín? Lo publicó tal como lo descubrió en la red, sin firma, lo que no solo habla del desconocimiento hacia la obra de Galeano -que no sería tan grave- sino de la perfidia de hacerlo pasar como producción de Clarín.

En el caso de Miradas al Sur nos referimos al texto de la página 15 del domingo 29 de junio, incluido en un informe sobre el aniversario de la muerte de Perón, que en este sitio titulamos "Los putos con Perón" y que Miradas al Sur, pudorosa y lacónicamente, transformó en "El justicialismo y la homosexualidad", con un anodino subtítulo: "Los diferentes encontraron un espacio de lucha en el peronismo". Fue casi lo único que cambiaron, el resto es copy/paste hasta donde alcanzó el espacio, pues también lo truncaron a gusto y placer, total, ¿quien se iba a dar cuenta?

Realmente no me indigna demasiado el copy/paste ni me parece muy desatinado que el periódico aumente su precio de 2,50 a 3,50 pesos de una semana para otra. La calidad de la información y los DVD que lo acompañan -por ahora- creo que valen la pena. Lo que más bronca me da es haber sido tan gil.    HS


7 de junio de 2008 - UN GARCA MENOS -  Lindo día fue a elegir Bernardo Neustadt para morirse: el día del periodista. Como lenguaraz al servicio de los intereses más antipopulares y oligárquicos se esmeró como pocos en lavarle la cabeza a varias generaciones de argentinos con aquello de que hay que achicar el Estado para agrandar la Nación, ¿se acuerda?

Junto a su fiel pareja periodística, Mariano Grondona, Neustadt se cansó de chuparle las medias a cuanto milico con un poco de poder pasara por ahí.

Pero la hazaña mayor del garca mayor del periodismo argentino fue protagonizada durante el sultanato neoliberal de Menem. Hasta le organizó "La plaza del sí" a la rata, ¿se acuerda?

En fin, si ya lo ha visto todo en la tele, o lo habrá leído en los grandes medios gráficos.

Pero lo que no leerá en los grandes medios de comunicación, ecuánimes y objetivos (como lo son frente al lockout y los piquetes de la patronal sojera) es el profundo desprecio que sentimos millones de argentinos por la conducta rastrera y obsecuente de lenguaraces como el finado Neustadt. Porque llamar periodistas (y menos periodistas independientes) a los voceros de los sagrados intereses de sus patrones suena a reverenda cargada.

Se murió Neustadt, un garca menos.

Pero no se alegre tanto, quedan muchos.    HS

(En la foto: el finado con Cecilia Pando, tal para cual)


18 de mayo de 2008 - PORCA MISERIA - No vamos a extendernos demasiado, ya debés estar harto de noticias, análisis, interpretaciones y puntos de vista de todo pelaje respecto del lockout agrario, ¿puede decirse algo que no haya sido dicho?

La intensidad del prolongado reclamo solo se compara con la actitud poco prudente o bastante débil del gobierno para resolver el conflicto, según como se lo quiera ver. El apoyo de cierto sector de la clase media porteña, que en absoluto tiene algo que ver con los intereses del "campo", no asombra a nadie. La mayoría de los caceroleros paquetísimos son pobres infelices con dificultades para llegar a fin de mes. Pero hay que entenderlos: ese sector está recontra convencido que tiene todos los derechos y todas las prerrogativas, y que todas las instituciones del Estado deben estar a su servicio, y se toma cualquier colectivo, llámese falso ingeniero Blumberg, Macri, desbocada Carrió o lockout agrario, que lo acerque a despotricar a su gusto contra el gobierno legítimo, que ellos seguramente no votaron, pero que igual ganó.

Los medios, los miserables medios de comunicación -vaya, tampoco asombran- que ayer pedían terriblemente mano dura para con los piqueteros "que entorpecen el tránsito y no dejan trabajar a los demás", hoy convertidos en hinchada, aplauden a rabiar "la lucha" de los héroes patriotas por su digna y merecida rentabilidad, qué joder!

Y los pequeños, pequeños productores, forros por propia voluntad de los garcas de la Sociedad Rural, algún día deberán dar cuenta de su actitud mezquina y miserable.    HS


7 de abril de 2008 - ME CONMUEVE, VEA, ME CONMUEVE - Cualquier estudiante de comunicación social sabe que cuando la gente necesita comunicar algo requiere de mediaciones de la comunicación. No antes ni después. Si la comunicación es de persona a persona y se utiliza la palabra no se necesita un micrófono para el diálogo directo. Cuando no basta esa mediación porque lo comunicado tiene que ser socializado en una asamblea, entonces se necesita un altavoz, un micrófono u otros medios que se adapten al contexto. Pero cuando la información tiene que llegar a toda la comunidad se utilizan los grandes medios: diarios, TV, radios, revistas, boletines, etc.

Internet ha trastocado algunos conceptos, obligándonos a reformular algunas variables clásicas. Por ejemplo ya no es imprescindible, aunque sigue siendo necesario, contar con gigantescos medios para llegar a mucha gente. Ni tampoco es obligado tener algo específico para comunicarlo a alguien específico. El correo electrónico permite hoy en día enviar millones de email al instante -lo que se conoce como spam-, con la esperanza de que algún pescadito pique en el inmenso océano de la red. Este fenómeno, y otros similares, están todavía poco analizados por los especialistas. Mientras esperamos que sociólogos, comunicadores, filósofos, analistas y otras faunas nos alumbren con el resplandor de sus interpretaciones vayan estas desprolijas líneas.

Tu también, Bruto!
Hace 36 años se publicaba en Chile Para leer al Pato Donald, un libro clave de la literatura política de los años setenta, un ensayo -o un "Manual de descolonización", como lo describen sus autores, los intelectuales chileno Ariel Dorfman y belga Armand Mattelart- Es un análisis marxista sobre literatura de masas, concretamente sobre la publicada por Walt Disney para el mercado latinoamericano. Su tesis principal es que las historietas de la factoría Disney no sólo serían un reflejo de la ideología dominante -el de las clases dominantes, según los postulados del marxismo-, sino que, además, serían cómplices activos y conscientes de la tarea de mantenimiento y difusión de esa ideología. Puede rastrearse más información en Wikipedia.

Me viene desde el recuerdo ese texto cuando abro el correo electrónico y veo que recibí un archivo adjunto en formato Powerpoint. Invariablemente el archivo contendrá un texto edulcorado que apuntará a señalar, de la manera más berreta posible, nuestras limitaciones, dudas, mezquindades, olvidos y conflictos. "Sé tu mismo". "Disfruta la vida", "No guardes tus riquezas, disfrútalas" y otras menudencias de lugares comunes, acompañados por bellas imágenes de paisajes naturales photoshopeados, adorables cachorritos y mascotas, y niños (siempre lindos y rubios, como aquellos de la tristeza menemista, jamás morochitos ni feos) riendo, saltando y jugando. De fondo se impone una melodía excepcionalmente pelotuda, por lo cursi.

Siempre me he preguntado quien o quienes serán los creadores de estas espantosas bizarradas, que otros giles se encargarán de multiplicar y difundir. Gente que hasta ayer nomás merecía cierto respeto por su sagacidad intelectual y el espíritu crítico, se descuelgan un día reenviando un powerpoint reblandecido donde se habla de la necesidad de contarle a los amigos cuánto los necesitamos y agradecemos... con fondo musical del Canon en Re mayor de Pachelbel, claro que en una bastarda versión midi.

De Althusser a Max Weber
Aunque aparentemente estas presentaciones son inocuas, inocentes, y hasta con un poco de esfuerzo podrían considerarse medianamente simpáticas, hay algo sucio, hay un trasfondo mugriento. La ideología, decía Althusser, necesita esconder que es ideológica, elude vestirse de ideología y se disfraza de "valores universales", "sentimientos humanos" o "reflexiones eternas". En los powerpoint jamás se alude a conflictos sociales, menos a clases sociales, y menos que menos a luchas populares, siempre se apunta al éxito o fracaso individual. Si sos un infeliz es por tu culpa, si sos un resentido es por tu exclusiva culpa, si sos un fracasado es por tu mismísima culpa. Porque no hiciste lo correcto, te olvidaste de tí mismo o no tuviste la generosidad necesaria. Me olvidaba acotar que el vos no existe en los powerpoint, siempre se habla cursimente de tí -parece que queda mejor- aunque se ensamblen y circulen en la Argentina. (Puede descargar de Louis Althusser "Ideología y aparatos ideológicos del Estado")

En los powerpoint la sociedad, los otros, están ausentes, y por lo tanto exentos de responsabilidades, el principio y el fin es el sujeto individual. Max Weber escribió en 1904 un libro esclarecedor al respecto: La ética protestante y el espíritu del capitalismo. Cuando Weber se refiere al protestantismo hace hincapié en el calvinismo y define el espíritu del capitalismo como aquellos hábitos e ideas que favorecen el comportamiento racional para alcanzar el éxito económico. Enfrentado ideológicamente con Marx, Weber estaba convencido de que no es el materialismo (la búsqueda del dinero), el mecanismo social más importante, sino que es la ideología -sobre todo religiosa- el principio fundamental que regula la vida de las personas y los pueblos. Una idea central e la obra es que la adquisición del dinero es casi el valor supremo de la vida. (Puede descargar de Max Weber "Desarrollo de la ideología capitalista")

Solo se trata de vender
Una forma ingeniosa de leer los powerpoint sería repetir una pregunta que nos hacía un docente de comercialización y ventas hace mucho tiempo, obviamente en un curso de ventas. Siendo que todo se compra y todo se vende y que las relaciones humanas y la vida misma funcionan como gran mercado, raras veces nos preguntamos frente al interlocutor ¿qué me quiere vender? Esa pregunta nos la deberíamos hacer cuando vemos por TV una publicidad sobre el amor por los colores de la selección nacional de fútbol; cuando la agradable voz de una encuestadora telefónica nos pregunta si ya contamos con un excelente servicio de medicina prepaga; cuando alguien del sexo opuesto nos interroga (o interrogamos) zizañeramente si en verdad somos tan felices con nuestra actual pareja... y cuando recibimos un powerpoint enalteciendo los valores de la amistad y el amor. Claro que en algunas situaciones es más fácil reconocer y discernir el trasfondo comercial que en otras, pero no caben dudas que siempre se trata DE VENDERNOS ALGO. Productos, servicios o simplemente conceptos que reforzarán aquello que vender y comprar es lo mejor que nos puede pasar en el mercado de la vida. Claro, todo enhebrado por el hilo invisible de una ideología que tira la piedra y esconde la mano.

Me encantaría recibir un powerpoint con un chico feo, sucio y malo, con los ojitos rojos por aspirar pegamento - como se pueden ver en Plaza Constitución-, no haciendo ninguna obra de bien ni denunciando ninguna injusticia con el logo triunfal de UNICEF como telón de fondo, sino escapando de la policía por haber robado unos alfajores a un vendedor ambulante. Me gustaría ver a los tres, al chico malo, al vendedor ambulante y al policía, los tres morochitos, los tres feúchos, los tres pobres, protagonistas de un powerpoint con fondo de cumbia villera y alguna reflexión, eso sí, racional y sensata. Un powerpoint que no apele al sentimentalismo berreta, a valores supremos o bizarros golpes bajos a la inteligencia. Un powerpoint que reflexione que robar es dañino, que la propiedad privada es intocable y que es imprescindible respetar la ley. Un powerpoint que se desarrolle en torno a la inapelable respuesta que Pablo Picasso dio a unos alemanes, asombrados ante el Guernica, cuando incrédulos le preguntaron "¿Ustedes hicieron esto?" "No, lo hicieron ustedes", dicen que respondió Picasso. Y tenía razón.    HS
 

2 de marzo de 2008 - OBSCENIDAD - Dicen que los tiempos posmodernos trajeron bajo el poncho la fugacidad del videoclip, en reemplazo de la gravedad de la tragedia griega como representación de la existencia. Y tal vez así sea: las díscolas imágenes, a veces, dicen más que la cordura y sequedad de los textos. Uno podría esmerarse en describir con cataratas de palabras la conferencia brindada por el ministro de defensa de Colombia, anunciando el taimado asesinato del comandante Raúl Reyes, junto a otros 16 guerrilleros de las FARC, mientras dormían. Acto protocolar y de debida solemnidad, según dictan las normas elementales y el sentido común. En aras de la economía conceptual y la brevedad de esta reflexión haremos la vista gorda a la hipocresía del inventado combate. Sin embargo ninguna palabra podría transmitir a un supuesto lector que no haya visto previamente el video, la emoción que embarga al mendaz ministro y la profunda e indisimulable satisfacción que siente en sus adentros, mientras ensalza ante el mundo el cobarde hecho criminal. Y sobre todo lo que sucede a sus espaldas, en un segundo plano: la cara rebosante de felicidad de un militar de uniforme, incapaz de fingir la adustez requerida para el caso e inhibir una persistente y descarada sonrisa.

Nadie de este mundo que haya visto el video puede no haberlo percibido, y fue el presidente Chávez quien dio con la palabra justa: obscenidad. Obscenidad de barrabravas festejando el triunfo de una batalla callejera entre alcoholes de cantina. Horda primitiva celebrando un festival de sangre. Como en Las meninas de Velázquez, hay es esta escena un juego de espejos, en este caso imaginarios, donde el observador puede transformarse en participante o invisibilizarse en la escena. Porque el militar le sonríe a alguien, a un otro, o a otros, detrás de la cámara. Pero también sonríe para sí mismo. Y para millones de espectadores de la aldea global. ¿Es a mí, ignoto y anónimo habitante de este mundo, a quien le habla el ministro y le sonríe el militar?

¿Seré yo, ciudadano latinoamericano, el destinatario del anuncio? ¿O son las FARC? ¿O es el pueblo de Colombia? ¿O es al imperio, a quien se le está rindiendo cuentas? ¿De qué se ríen? ¿Qué celebran? ¿La muerte de 17 colombianos alzados en armas? ¿O se ríen del presidente Chávez, de Correa, de Piedad Córdoba y la oposición política?

La sonrisa del militar colombiano me remitió a imágenes antiguas: Raúl Lastiri exhibiendo su colección de corbatas, en la postrimerías del gobierno de Isabel Perón. Carlos Menem, cuando aún no era presidente, entrando a un lugar de diversión con llamativos -por lo ridículo- zapatitos blancos; todo un símbolo premonitorio, si se lo puede apreciar, de la pizza y el champán y la desfachatada irreverencia de los 90. El Papa vestido de gala y oropeles, con dedos gelatinosos recubiertos de oro, hablando de humildad y de los pobres.

Es que las imágenes no son fugaces, lo fugaz es el tiempo en que se muestran, las imágenes penetran en el reservorio de recuerdos y buscan similitudes, parecidos, significados que arrimen un posible sentido. Las imágenes, y sus significados, hibernan tal vez escondidas u olvidadas, hasta que algún repentino estímulo logra traerlas instantáneamente al presente.

Sé que el tono de jolgorio y la sonrisa del militar colombiano, como todo lo siniestro, ha de volver transfigurado. Ha de retornar como un certero y preciso búmerang al gobierno del presidente Uribe, y a cada uno de los miserables celebradores de la muerte.    HS
 

22 de enero de 2008 - CUANDO LA EXCEPCION SE HACE COSTUMBRE - Días atrás la plaza Próspero Molina de Cosquín vibró con Divididos. No es la primera, ni será seguramente la última vez, que el ¿prestigioso? festival folklórico anual cobije y aplauda a artistas que no son del palo folklórico. Desde que la Mona Jimenez hizo furor con su estridencia cuartetera muchos han sido los espacios otorgados a otros géneros. No es que defendamos ningún purismo, no es que nos opongamos a la extensión del término folklore hacia otras expresiones, cada vez más alejadas del bombo y la guitarra criolla, solo nos preguntamos -de seguir así la cosa- cuándo los organizadores del festival de Cosquín decidirán quitarle la palabrita folklore y llamarlo festival a secas.

Es que cuando la excepción, o la transgresión, se hace costumbre, siguiendo al venerable Sigmund Freud, deja de ser excepcional y se convierte en parte de la estructura. Como en el cuento del pastor mentiroso, donde al final nadie le da pelota, una sucesión de excepciones finalmente las vacía de contenido.

Con la crisis financiera mundial están quienes se alborozan por anticipado porque vislumbran el definitivo y ansiado derrumbe del capitalismo, como si ello desembocara necesariamente en un orden social mundial más justo de un modo prolijo y ordenado y no en un vía crucis de fuegos y cañones, matando dos pájaros de un tiro, pues como es sabido la industria bélica resuelve cualquier tipo de crisis y de paso -ya que estamos- se desharían del exceso de población no apto para la repartija actual, pues como todo el mundo sabe en el mundo se generan recursos suficientes para alimentar tres veces la actual población mundial, pero sin embargo ello es imposible en el capitalismo dada la característica inequidad, angurria e injusticia del sistema.

¿Pues creen los gurúes que el capitalismo se resignará tan fácilmente a que monten su velorio sin llevarse a la tumba a unos cuantos primero? No sabemos mucho de economía, pero sí lo suficiente de historia para asegurar que las amañadas crisis del capitalismo siempre las han pagado los emergentes, sean éstos personas, países o regiones enteras. Y que cada crisis le ha servido al capitalismo para reestructurarse a sí mismo haciéndole pagar los platos rotos a los susodichos emergentes. Nada indica que esta vez será distinto, por más datos y fórmulas que se revoleen. Y aunque el Imperio ya no es lo que era Estados Unidos moviliza la economía mundial solo por su nivel de consumo. El asunto se pondrá bravo cuando efectivamente se extraiga la última gota de petróleo de las reservas mundiales y ello coincida con la irrupción de alguna potencia comercial y militar (este es un punto importante) como China o India, que asuma el liderazgo vacante. No falta tanto para ello, tal vez usted lo vea. Ahí sí, agarrate Catalina. Pero por ahora no.

Esta crisis generada por hipotecas incobrables y por años de jugar a la ruleta con papelitos de colores, como cualquier otra crisis anterior, no es de ninguna manera excepcional: las crisis son una (mala) costumbre del capitalismo. Suceden cada determinada cantidad de años y por diversos motivos, son parte funcional de un sistema injusto que de vez en cuando necesita reajustarse y reacomodarse para seguir exprimiendo los recursos naturales del planeta, enriqueciendo a unos pocos privilegiados y sumiendo en el abandono y la miseria a la inmensa mayoría del género humano.

No sabemos cómo terminará esta crisis, de lo que estamos seguros es que la pagaremos, como siempre ha sido señor, nosotros, los emergentes.    HS
 

27 de diciembre de 2007 - REALISMO MAGICO COLOMBIANO - Hay personas que por más esfuerzos que hagan jamás lograrán zafar del anonimato en su paso por la vida. Por el contrario, existen otras personas que, hagan lo que hagan, siempre darán la nota.

Tal parece ser el caso de la abogada colombiana Clara Rojas, candidata a vicepresidente de Ingrid Betancourt, ambas secuestradas por las FARC en 2002 mientras viajaban hacia San Vicente de Caguán para un acto de campaña.

Clara tenía entonces 38 años. Las FARC pretendían llevarse únicamente a Batancourt, por lo tanto le dijeron a Rojas que podía irse, pero ella prefirió acompañar a su jefa.

Mirado a la distancia ese gesto de suprema lealtad podría entenderse como un acto de nobleza, ¿pero fue operativo? ¿No podría haber hecho más por la libertad de su jefa y la consolidación de su fuerza política en libertad que acompañándola  voluntariamente en su cautiverio?

Preguntas, obviamente, difíciles de responder.

La otra nota la dio Clara durante su prisión al mantener relaciones sexuales, totalmente consentidas, con uno de sus guardias, fruto de lo cual quedó embarazada y nació Emmanuel, un niño de dos mundos como lo ha expresado Manuel Marulanda, el mítico comandante "Tirofijo": "Este niño es mitad nuestro y mitad de ellos". El parto por cesárea de Emmanuel, que actualmente tiene 4 años -no podía ser de otra manera- fue complicado por la carencia de elementos quirúrgicos adecuados, no así de profesionales, ya que Clara fue asistida por un médico. 

El padre de la criatura, el guerrillero encargado de la custodia de Clara, fue enjuiciado, con toda la razón del mundo y como lo haría cualquier vulgar ejército burgués, por las FARC "por haber mantenido contacto directo con un prisionero". Desconocemos los resultados de ese juicio, pero lo más probable es que al susodicho guerrillero calentón no le fue asignada nuevamente la tarea de custodiar mujeres.

Nos preguntamos cómo será Emmanuel, quien por desgracia, o por suerte, jamás ha visto una ciudad, una estación de tren o un parque de diversiones. ¿Cómo será ese niño crecido en medio de la selva, familiarizado con el verde oliva de los uniformes, el ruido de las armas y el silbido de los pájaros? Seguramente será mimado por los y las guerrilleras, por los demás presos compañeros de su madre y quizás ya sepa, pues no deben faltar televisores ni Internet en los campamentos de las FARC, que el mundo entero está expectante para conocerlo y saber más de él. ¿Logrará Clara Rojas, si es al fin liberada, reinsertarse en la vida política y social colombiana? ¿Qué será del padre de la criatura, el guerrillero? ¿Cómo será la vida de Emmanuel, podrá adaptarse al nuevo mundo que le espera si es al fin liberado?

A falta de elementos políticos nuevos en el colorido escenario, o por ser siempre los mismos, la novela colombiana contiene la tensión necesaria para atrapar al lector. No faltan situaciones y personajes burdamente calcados de la fantasía del más imaginativo escritor: un increíble presidente cruel y ladino salido de un circo imaginario; una corte de políticos rastreros y lambeculos de los Estados Unidos; unos paramilitares que no mezquinan ninguna ostentación; unos periodistas obsecuentes con el poder de turno; otros presidentes que no ahorran adjetivos ni leña para alimentar el fuego, una revolución de bits que vuela rauda y mágicamente a la velocidad Internet; una larga lista de los más variados etcéteras donde no escasea -como en los mejores best sellers- el sexo, la droga y la violencia.

Solo esperamos que vos Emmanuel, pequeño ser humano por el cual dicen desvivirse y desmorirse las revoluciones, Emmanuelito, futura carne de diván, fruto y estigma del amor prohibido entre un enamoradizo Romeo guerrillero y una Julieta veterana que no puede dejar de llamar la atención, puedas encontrar algún día las respuestas a los tragicómicos interrogantes del exótico mundo donde viste la luz. Ojalá así sea, compañerito. HS
 

11 de diciembre de 2007 - CRISTINA PRESIDENTA - Imposible escaparle al optimismo frente a un cambio de gobierno. Claro, de un optimismo mesurado hablamos, si se trata de un gobierno liberal capitalista, aunque con visos progresistas. A la nueva presidenta se le presenta un panorama incomparablemente menos complicado que el que tuvo que afrontar su marido y antecesor, Néstor Kirchner, hace cuatro años y medio, no solo en lo económico, que como todo el mundo sabe, es la prueba de fuego que debe atravesar todo gobierno. Cualquier meta o éxito en otros terrenos quedan opacados si en el plano económico la sociedad no descubre y experimenta en la vida diaria la eficacia esperada. Diversas variables económicas favorables, en parte mérito del gobierno kirchnerista y en parte debido a determinadas condiciones de los precios internacionales, alfombran el camino de Cristina de respetables expectativas. Una oratoria cálida, femenina y entradora, una cómoda mayoría parlamentaria y una oposición atomizada que no acierta en encontrarle el agujero al mate conforman un escenario promisorio pare el nuevo gobierno. Interrogantes hay a montones. Dudas no faltan. Incertidumbres no escasean. No somos tan ingenuos para creer que todo se resuelve con buena voluntad. Pero hoy, a 24 horas de la asunción de la primer mujer a la presidencia de la Nación por el voto ciudadano, no podemos menos que rescatar del fondo del cajón de recursos, esa recurrencia fácil y simplona, bastardeada y descalificada, raramente operativa y extrañamente mágica, que se llama esperanza.     HS
 

18 de octubre de 2007 - FURIA CAPITAL - De tanta información habida en la gran catarata informativa, que desde todos los rincones de un mundo globalizado inunda las pantallas, los papeles de los diarios y la onda radiofónica, rescato dos noticias, aparentemente inconexas y prácticamente irrelevantes. Ambas pertenecen al 18 de julio de 2007.

El mismo día en que un presidente norteamericano, pletórico de maldad e hipocresía, declaró omnipotente que para evitar la tercera guerra mundial debe evitarse (o sea invadir, matar, destruir) que Irán desarrolle sus terribles y pavorosos planes nucleares.

El mismo día en que el barril de petróleo alcanzó el récord de los 89 dólares, impulsado por un inminente ataque turco a los separatistas kurdos de Irak (entiéndase bien, no es que los mercados se conmuevan por las posibles víctimas, claro que no, los racionales mercados están aterrados por la posibilidad de que se corte el flujo de petróleo desde Medio Oriente.

El mismo día que Sarita y Ricardo, mis vecinos desocupados de grandes ojos tristones, almorzaron fideos baratos, hervidos y apenas rociados con un poco de aceite mezcla de tercera marca (por suerte los chicos van al comedor escolar). Sarita y Ricardo hablan poco, y lo hacen bajito. Como si hubieran hecho algo malo, casi con un poco de vergüenza que avergüenza, por estar, por existir, por caminar y respirar.

El mismo día en que una primavera, que se hace desear, desgrana hermosas y primaverales jovencitas, que también se hacen desear, con livianas ropas olorosas por las mezquinas vereditas de Montserrat.

Una de las noticias dice que James Watson, premio Nobel de Medicina y uno de los miembros del equipo que descifró el genoma humano, desató una fuerte polémica al afirmar a un diario británico que considera errado creer que "la inteligencia de los africanos es como la nuestra". Y agregó: "La gente que tiene que tratar con empleados negros sabe que eso no es así".

La otra noticia, del ámbito local, señala que detuvieron a dos sospechosos de matar a un cartonero en Villa Fiorito. El cartonero era un muchacho de 18 años que "revisaba unos bolsones", como dice el medio informativo.

Es increíble el poder de las palabras. Imagínese la escena, seguramente la habrá visto muchas veces, y cuando uno mira a esa gente "revisando bolsones" no piensa en esas palabras sino en revolver y en basura. En revolver basura. Qué distinto sonaría si nos lo planteáramos con la misma claridad y racionalidad de los mercados. Preguntarnos por ejemplo ¿por qué existe gente que debe revolver basura, los restos, el descarte, las sobras de los otros, para poder vivir? Parece ser que el señor que disparó contra el cartonerito de 18 años había discutido previamente con él cuando pasaba con su automóvil, después volvió armado y le disparó a mansalva. Lo mató.

Recuerdo la época en que el señor Blumberg era aún creíble y convocaba multitudes, y que a su hijo muerto de más de 20 años algunos medios nombraban "el chico". Claro, es mucho más terrible matar "chicos" que matar impersonales jóvenes, impersonales cartoneros. Y aún antes de Blumberg otros medios hacían alusión al secuestro de una jovencita de 18 años (de obvia tez blanca) como una "chica" secuestrada, pero una página más adelante, mucho más pequeño y sin recuadro, el mismo medio contaba que había sido violada "una mujer de 16 años". La mujer, la jovencita, era morochita, obvio, y hasta capaz que había provocado, y hasta capaz que se lo merecía, vaya uno a saber.

Los humillados, los explotados, los descartados, los excluidos, los negritos (recuerdo el reportaje al cura miserable Von Wernich cuando declaró muy suelto de cuerrpo en 1984 que Camps era incapaz de torturar al periodista Jacobo Timerman, ya que no se trataba "de un negrito cualquiera") no solo sobran, no solo están al pedo, sino que ni siquiera son tan inteligentes como los blanquitos. Sobran. Como los cartoneritos. Como Sarita y Ricardo. Como usted, si un día el racional mercado se despierta con furia capital, capitalista, y decide que usted ya está de más, que ya no sirve, que está al pedo en este mundo de barriles de petróleo, muchachas deseadas y fideos con aceite, donde solo tienen derecho a la existencia y solo pueden ser felices los blanquitos.    HS
 

10 de octubre de 2007 - NO QUERIAMOS UN JUICIO EJEMPLAR - Claro que no, preferiríamos mil veces tener vivos a los compañeros. Un juicio no calma ningún dolor, afloja apenas el cansancio del alma. Von Wernich está preso ahora, condenado en el penal de Marcos Paz, lugar donde debió haber estado desde el primer minuto de democracia en 1983. Después de 24 años es solo un poco de necesaria justicia de un Estado que mató, torturó, robó bebés e hizo desaparecer personas, y que solo aplicó justicia debido a la persistente lucha de los organismos de derechos humanos. Ese mismo Estado aún debe una respuesta por la desaparición de López.

Solo en los momentos límites uno entiende qué es eso de la dignidad humana. Cualquier animal reconoce a otro de su misma especie, reconoce el código de la mirada aterrada, el pánico en la piel erizada, el olor del miedo, el hambre de otro lobo, de otra serpiente o de otro colibrí. Ningún animal tortura a otro animal, solo mata para comer. Ningún animal niega a otro su condición de tal. Solo el ser humano es capaz de provocar situaciones en las que otro ser humano pueda decir "Yo no quería entonces sentir bienestar físico, solo quería dejar de sufrir, que no me torturaran más".

Von Wernich nos avergüenza como estirpe humana, esa condición que él negó de raíz a sus enemigos ideológicos, que no solo no merecían vivir sino que merecían el máximo sufrimiento. Pero Von Wernich es un engranaje insignificante de un complejo mecanismo de dominación como fue la dictadura, incluido en la gran maquinaria del capìtalismo que todo lo engloba, hoy más que nunca. Transcribimos algunos datos para olvidar el asco que nos provoca el cura miserable. Quizás para asumir otro asco mayor. Los datos han sido extraídos de www.pelotadetrapo.org.ar

Descomunal concentración de dinero en poquísimas manos.

Los datos provienen del Boston Consulting Group y aseguran que las familias millonarias crecieron un catorce por ciento en los últimos dos años. Controlan, este grupo de magnates planetarios y globalizados, la tercera parte de casi cien billones de dólares, el monto que -según dicen- es la riqueza del mundo.

Un poco más de números: 9 millones seiscientas mil familias, apenas el 0,7 por ciento de las familias de la cápsula espacial llamada planeta Tierra, tienen alrededor de 33 billones de dólares.
No se trata de una obscenidad relativa, sino de una vergüenza absoluta. Einstein ridiculizado, expulsado de la historia de la ciencia, del esfuerzo humano por vivir mejor en este rincón del cosmos.

Pero también hay una geografía de la riqueza absoluta.
Casi la mitad de esas familias se encuentran en los Estados Unidos y Canadá y una cuarta parte en Europa.
Una vez más el norte es el que ordena.
Y no se trata de una canción setentista, sino de una confirmación de la realidad del tercer milenio.
El primer mundo es el norte, el que más consume, el que mata, el que destruye, el que tiene la riqueza.

Geografía del poder, impudicia de las cifras.
No hay armonía en lo que reflejan esos números. Pitágoras expulsado de la evolución del pensamiento de occidente. Su pasión por encontrarle un secreto que comunique el viaje vital del ser humano con las maniobras de los astros y los otros ciclos naturales no tienen importancia ante tamaña prepotencia de estos guarismos del capitalismo desbocado.

Dice la información que la marcha triunfal del dinero de pocos se produjo por dos causas, “un aumento en los ahorros y en las ganancias de las acciones, bonos y dinero en efectivo dentro de los mercados, reflejando la visión de los dueños de riqueza de que las inversiones en el mercado son un factor clave en la construcción del patrimonio”.

Concentración de riquezas en pocas manos, un cifracidio en puertas, la condena perpetua contra Pitágoras y Einstein. HS
 

17 de agosto de 2007 - VON WERNICH O LA NAUSEA - "Siempre fui a comisarías donde estaban la bandera y el escudo", justificó el miserable de Von Wernich cuando se le endilgó complicidad y participación en los crímenes de la dictadura. El juicio que actualmente se le está llevando a cabo no deja de revolver las tripas, removiendo dolores que creíamos en parte sosegados. Las atrocidades narradas por los declarantes reviven las indignaciones que provocaron en su momento los juicos a las juntas militares, allá por los '80. Indignaciones que por motivos por todos conocidos, quedaron dormidas en la sociedad civil. Solo el esfuerzo y la constancia de los organismos de derechos humanos hicieron posible que no ganaran la impunidad ni el olvido. Han pasado muchos años y la cínica teoría de los dos demonios hoy por hoy solo convence a los ciegos por propia voluntad. Decrépitos o insanos los genocidas deberán dar cuentas de sus crímenes hasta el último día.

La frase que abre esta reflexión es todo un símbolo de lo que han venido repitiendo incansablemente los organismos de derechos humanos: el único terrorista fue el Estado Argentino, con bandera y escudo, en mano de los militares. Estado que desde el monopolio de la fuerza pública, desde las instituciones del aparato estatal y con las armas de la Nación que pagaron los ciudadanos, llevaron a cabo un diseñado y perfecto plan de exterminio de la forma más brutal, cínica y cobarde. Pues persiguieron, secuestraron, torturaron y asesinaron a civiles que en la mayoría de los casos ni siquiera apoyaban ideológicamente la lucha armada y cuyo único pecado fue identificarse con ideas progresistas o de izquierda. Y por otro lado, con los verdaderos combatientes de armas cargar, no respetaron mínimamente las convenciones de Ginebra, que como fuerzas armadas de un país civilizado, occidental y cristiano, estaban obligadas a respetar. Fusilaron combatientes que ya se habían vencido y entregado sus armas sin siquiera una parodia de juicio sumarísimo: los mataron, como se desahogó la vícitima de la novela El Proceso de Franz Kafka, "como a un perro" (Masacre de Capilla del Rosario). Secuestraron y mataron vilmente a estudiantes que arrancaron del sueño de sus cuartos de adolescentes (La Noche de los lápices). Sacaron subrepticiamente de la cárcel a presos procesados para ametrallarlos clandestinamente al amparo de las sombras (Masacre de Las Palomitas). Fraguaron cobardemente fugas inexistentes para dar rienda suelta al asesinato a sangre fría (Masacre de Trelew y Margarita Belén). Endilgaron hipócritamente crímenes atroces por ellos cometidos a "grupos irracionales que pretenden pertubar la paz interior" (Masacre de Pilar). Y hacemos un alto, la náusea y el dolor también tienen un límite.

Cualquier delincuente o asesino, por más atroz que haya sido su delito, merece un juicio justo y el derecho a la defensa. Derecho que los genocidas ayer negaron a sus víctimas y del que hoy, como cualquier ciudadano, pueden usufructuar en democracia.

La decisión de portar una pastilla de cianuro por parte de los combatientes de la organización Montoneros no fue una idea descabellada ni un ardid de delirantes suicidas, si se tiene en cuenta todo lo que sabemos sobre las atrocidades del Terrorismo de Estado. Que "con bandera y escudo" arrastaron a la ignominia y la tragedia al país entero, pues la sociedad civil deberá hacerse cargo de que no estuvo, como pretendieron hacerle creer durante años, como inocente y cándido rehén entre dos bandos violentos e irracionales. La sociedad civil y las instituciones del establishment avalaron con su silencio cómplice el Terrorismo de Estado y el exterminio de 30.000 hermanos argentinos.

Las organizaciones armadas, mal que peor, han hecho su autocrítica; las fuerzas armadas, mal que peor, oportunamente también han llevado a cabo un mea culpa. De quienes aún no escuchamos nada, y les compete una gran cuota de responsabilidad, es de los medios privados de comunicación, las instituciones empresariales y la cúpula eclesiástica, en fin, la oligarquía. Un buen baño de sinceridad nos vendría bien a todos. Sería el puntapié inicial para que la sociedad entera asuma un acto de constricción que se debe desde hace 24 años. ¿Pero quiere que le diga una cosa? No lo harán. Porque hacerlo significaría que la oligarquía se siente parte de la sociedad global. Y cualquier argentino que piensa un poco sabe perfectamente que las clases dirigentes y sus instituciones y organismos satélites sostienen y defienden un interés de sector. Fundir y confundir sus intereses sectoriales "con la bandera y el escudo" es una vieja y ladina artimaña de la multifacética oligarquía para la abierta o solapada exclusión, y llegado el caso el exterminio, de todos aquellos que sus intereses consideren apátridas y enemigos del orden. Su orden, obvio.     HS
 

3 de agosto de 2007 - LA MAGIA DEL FUTBOL - Entre tantas irreverencias y sandeces que se le disculpan a los genios, precisamente por ser genios y no seres comunes y corrientes, figura aquello de Borges sobre el fútbol: "Once jugadores contra otros once corriendo detrás de una pelota no son especialmente hermosos". Pero no se quedó en eso, también afirmó que "El fútbol es popular porque la estupidez es popular, ¡que raro que nunca se le haya echado en cara a Inglaterra haber llenado el mundo de juegos estúpidos, deportes puramente físicos como el fútbol. El fútbol es uno de los mayores crímenes de Inglaterra!".

Qué quiere que le diga, maestro Borges, discúlpeme desde su tierra ginebrina donde ahora descansa, pero en este punto hay un acuerdo en ser condescendientes con los genios como usted, y darle la razón como a los locos. En este tema se lo deja hablar (estaba por decir se lo deja decir pavadas) como al nono desmemoriado que cuenta, para nuestro pesar, por undécima vez la anécdota de la guerra con el mismo entusiasmo de la primera vez. Total el nono no hace mal a nadie y le gusta que lo escuchen un ratito. Total el nono no sabe ni entiende nada.

En realidad no sé qué tiene el fútbol que transforma al más sabio en un petulante ignorante y al más animal en una criaturita sensiblera, que hasta derrama sin vergüenza un lagrimón por el club de sus amores. No sé qué tiene el fútbol que convierte en lectores -al menos y por lo menos de suplementos deportivos- a quienes en su puta vida agarraron ni piensan agarrar un libro. Que transmuta en exquisito estratega y experto en copas, campeonatos y formaciones de almanaques olvidados, al más burdo desconocedor del Teorema de Pitágoras o la estructura básica del soneto.

Decir que la esencia del fútbol es "la pasión" suena un poco pelotudo, como diría sin remilgo el Negro Fontanarrosa. Decir que no es otra cosa que la expresión de "un nacionalismo popular", en fin, más pelotudo todavía, y perdóneme usted, maestro Borges. El fútbol es eso y mucho más que eso. El fútbol tiene algo que subvierte las categorías de la realidad. Si me apura un poco digo la palabra metafísica y la terminamos acá, pero quería redondear algunas ideas: el fútbol es subversivo y a la vez conservador. El fútbol es subversivo porque la aristocracia futbolera -si es que hay una aristocracia en el fútbol- no tiene nada que ver con el dinero, con la sangre o la tradición. El fútbol es conservador porque genera lealtades inquebrantables: ningún hincha se cambia de bando porque su club se haya ido a la B. El fútbol genera identidades más fuertes que las ideologías: muchos conformes hedonistas son capaces de sufrir toda una vida, e incluso morir, sin haber visto a su club coronarse campeón. Y todo por una decisión tomada allá lejos, en la infancia, un día que todos recordamos y llevamos grabado, quizás más hondo que el primer beso a la noviecita o la primer palabra del hijo.

"Como tantas veces lloré por los iraquíes, en esta circunstancia me alegro con ellos", dijo Benedicto XVI, refiriéndose al seleccionado de Irak integrado por chiitas, sunitas y kurdos, dando "un ejemplo de unidad", según cuentan las agencias. Un papa intelectual y recontraconservador que dice alegrarse por la copa asiática de fútbol ganada por el seleccionado iraquí, donde se juntaron sectores que en cualquier otro lugar y circunstancia estarían poniéndose bombas -y de hecho lo están- y aniquilándose unos a otros con iras infernales. El Papa debe saber tanto de fútbol como los iraquíes de derecho canónico. Pero claro, decir eso queda bien. El Papa no sabrá nada de fútbol, pero sí de artimañas diplomáticas y rutinas protocolares. 

Pero para no ir tan lejos geográficamente, en esto de la magia-pasión-locura que genera el fútbol, hay algunas inconfesables historias escondidas y casi secretas, que solo hallan la luz en el boca a boca, que señalan que durante el mundial de fútbol del 78 organizado por la dictadura, torturadores y torturados en la ESMA hacía un alto para escuchar los partidos de Argentina, y que gritaban los goles todos juntos, torturados y torturadores.

En algo usted se equivocó, querido Borges: el fútbol es hermoso. La estupidez, y la hijoputez, son otra cosa.    HS
 

11 de julio de 2007 - DEBE SER QUE NO QUIEREN - La extrañeza y el asombro de lo nunca visto despertaron sonrisas. Un arrullo de mágicas pinceladas blancas inundó el cielo del país. La nieve, como una promesa lejana y casi olvidada, regresaba a Buenos Aires después de 89 años. Como los mejores países del mundo los argentinos tuvimos nuestra propia nieve. Nada de copos de algodón artificial. Nieve de verdad. Una nieve medio deshilachada, es cierto, pero nieve al fin.

Y fría. Demasiado fría.

Pero la magia no vino con tintineos de campanitas de cristal y serpentinas de colores. En las últimas horas murieron otras cinco personas como consecuencia de las bajas temperaturas derivadas de la ola de frío polar que se registra en todo el país. De esta manera, suman 17 los muertos desde el lunes por el clima extremo.

El gobierno de la ciudad de Buenos Aires salió con premura a repartir frazadas y algo de comida caliente a los habitantes de las calles. Porque como en los mejores países del mundo globalizado, también tenemos nuestros sin techo. Nuestros expulsados del sistema. Nuestros excluídos.

Dicen los diarios que la deuda privada se redujo 31.051 millones de dólares en los últimos cinco años, el equivalente a un 40 por ciento del stock declarado a fines de 2001 y cerró 2006 en 47.042 millones, según un informe del Banco Central. Del total, un 90 por ciento corresponde a pasivos declarados por el sector privado no financiero y el restante 10 por ciento a los registrados por el sector financiero.

Quizás habría que descorchar un champán y bailar sobre la nieve, si recordamos el hambre y los saqueos a supermercados -y sobre todo los 28 muertos- ayer nomás, en diciembre de 2001. O podríamos hacer una verdadera fiesta por los 40.000 millones de dólares acumulados en las arcas del Banco Central.

Sin embargo 17 personas murieron literalmente de frío en tres días, la mayoría por inhalación de monóxido de carbono. Por estufas en mal estado o braseros. Porque como en los países más pobres y miserables de la tierra muchos argentinos no encuentran otro amparo contra el frío que prender un poco de carbón en una lata. Y acostarse muy rápido a dormir. Quizás para olvidar la dura realidad o para soñar el sueño de un país calentado por un sol de trigo, que produce alimentos para 300 millones pero apenas si mezquinamente le da de comer a 35.

Un país generoso para los que más tienen e intolerante hasta el hartazgo para los que carecen de casi todo.

Un país de muertos de frío. Y de mentirosos.

Porque si los responsables del timón de esta barca, con sus bodegas repletas de cereales, no toman las medidas necesarias para repartir de un modo un poco más justo la riqueza, no es que no puedan. Debe ser que no quieren. No es cuestión de tirar una frazada sobre un indigente. No es cuestión de un arrojo de bondad. No es cuestión de una prolija gestión. La cuestión, hoy como ayer, es la antigua, la lejana, la casi olvidada justicia social.     HS
 

16 de junio de 2007 - BERRETINES DE LA CLASE MEDIA - Alcanzar un título universitario era antiguamente sinónimo de un prestigio social incuestionable. Aunque la realidad lo desmienta esa idea aún habita los meandros más recónditos de lo que algunos pensadores llaman imaginario social, un espacio inconciente colectivo repleto de clichés ideológicos, de supuestos culturales que jamás se cuestionan por estar revestidos de una autoridad histórica y moral indiscutible. ¿Cómo cuestionar que la condición de "doctor" no arroja ningún prestigio sobre quien la ostenta? Sería lo mismo que cuestionar y poner en tela de juicio "el dolor de una madre" o "la inocencia de los niños". Las construcciones del imaginario social se sustentan en el sentido común y la obviedad. Es tan obvio que ser ingeniero es mucho mejor que ser un mero técnico! Y esto preferible mil veces a no ser nada.

A quien guste del tango y las historias tristes, sugiero escuchar como música de fondo de esta breve reflexión "Giuseppe el zapatero" en la voz de Carlos Gardel, acompañado por Alfredo De Angelis. Si jamás lo ha escuchado le cuento que es la historia de una zapatero remendón que con mucho sacrificio paga pesito a peso los estudios universitarios de su hijo. No le voy a contar el final, si puede escúchelo. Y como ésa existen tantas otras historias, películas, novelas y cuentos con el mismo argumento: padres inmigrantes, trabajadores y pobres, el hijo doctor. Porque un título universitario, a principios y a todo lo largo del siglo pasado, era sinónimo de zafar de la pobreza, ascender socialmente e integrarse a la clase dirigente. O por lo menos al grupo más respetado.

No faltará el sesudo análisis pretendidamente socio-psico-politico-antropológico, que trate de explicar por qué en Argentina actual tanta gente -en especial políticos y funcionarios- tratan de hacer valer títulos que nunca consiguieron. No es el caso de los "falsos galenos" de otrora, pues en los casos de Telerman, Blumberg y otros que no han tomado tanto estado público, no hay ni siquiera afán de lucro ni una práctica ilegal de la profesión. Simplemente lo que se quiere es "mostrar chapa", darse un aire académico sin haberse esforzado por estudiar una carrera.

La actitud es, si se quiere, bastante ladina. Pero tratándose de un político, o aspirante a serlo, también bastante ingenua. Pues cuando más alto estado público alcance una persona mayor será el riesgo que su pasado sea diseccionado e investigado minuciosamente. Una buena norma de un político con ambiciones debería ser mantener una conducta intachable tanto en su vida privada como en el desempeño profesional, pues tarde o temprano los periodistas o la oposición irán a revolver con saña los archivos de su vida pasada, y guay que encuentren los boletines de sexto grado con observaciones en rojo en el área conducta, o aquella extraña foto de una borrachera feroz en una despedida de soltero hace 20 años.

Un título universitario en la Argentina de hoy no es garantía de nada, pero no deja de considerarse prestigioso, aunque muchas veces no sirva para otra cosa que para conducir un taxi. Es muy difícil erradicar ciertos supuestos anacrónicos de la clase media, baste recordar el drama de Florencio Sánchez de 1903 "M'hijo el dotor". El progreso, la cultura y los estudios eran los afanes de los inmigrantes tanos, españoles, judíos, polacos, rusos y un largo etcétera, que bajaron de los barcos, la mayoría con pocos o nulos estudios. Aquellos inmigrantes fueron las raíces de nuestra clase media, maldecida y bendecida tantas veces, desvelada por "llegar". Y si no se llega, parecerlo.

En ancas de la crisis de fin de siglo, cargando con la densa historia de la muerte de su hijo y dado el visto bueno de la sociedad -que definitivamente no puede dejar de reflejarse en el auténtico dolor de un padre- el señor Blumberg irrumpió en el terreno político haciendo hincapié en el tema inseguridad, proponiendo leyes más y más rigurosas y recalcando la necesidad de la debida transparecia de los actos de gobierno. Tanto Blumberg como Macri se presentan como "lo nuevo" en la escena política argentina. Vaya decepción. Para hipocresías ya teníamos a los viejos y mentirosos políticos tradicionales.     HS
 

7 de junio de 2007 - LOS SABERES PERDIDOS - Las ya numerosas muertes por inhalación de monóxido de carbono (léase brasero), en este invierno del hemisferio sur que parece va a ser riguroso (dejamos las alternativas del cambio climático para otro momento), nos sirve para reflexionar sobre la pérdida de ciertos conocimientos de supervivencia. Esos saberes que no se enseñan en ningún colegio sino que son fruto exclusivo de la experiencia de vida. Cuando yo era chico, allá hacia fines de los años cincuenta, en un país triste y gris de energúmenos fusiladores e impiadosos dictadores que comulgaban todos los domingos y fiestas de guardar, en un país vaciado de alegría y viciado de tristeza, en la honrosa humildad de un barrio cualquiera de un pueblo cualquiera, cualquier pibe de 10 años sabía que uno no podía encerrarse así como así en una habitación sin ventilación con un brasero prendido. Se sabía que había que "quemar" bien la leña, o el carbón, al aire libre antes de meter el brasero en la pieza. Lo que sabe cualquier asador: las emanaciones de la leña o el carbón mal quemado pueden provocar cierto gustillo amargo en los chinchulines y la tira de asado. Es más, encerrarse en una pieza sin aireación con un brasero prendido era el método eficaz e indoloro que elegían los pobres para volar presurosos de las desgracias de este mundo. Una muerte, si se quiere, bastante tranquila. Los ricos, en cambio, se suicidaban terriblemente y con gran escándalo, con pastillas de cianuro o armas de fuego.

Cuando yo era chico no era nada raro ver braseros prendidos en las humildes casitas de mi barrio (discupen los lugares comunes). En mi casa había una estufa a querosén, aquellas con velas radiantes que invitaban mágicamente a la contemplación. Claro, cuando se tiene ocho años y nada para hacer. Pero por el brasero nadie se moría. En aquel pueblo de llanura, en aquella época, el gas existía solamente en garrafas y cilindros y no era cuestión de despilfarrarlo para calentarse en invierno, solo se lo usaba para cocinar. En el baño había un viejo calefón eléctrico, desvencijado pero en funciones.

Más abajo de los pobres estructurales estaba la gente de la calle, los eternos marginales, un pequeño grupo social, muy pero muy pequeño, de irremediables borrachines alegres o alterados mentales, ellos eran los pocos habitantes exclusivos y permanentes de las calles, y no había asistencia social que doblegara su gusto por la calle. Sabían que para combatir el frío hay que ponerse papel de diario, un excelente aislante, entre el pecho y la espalda y la ropa. Conocían quienes eran los vecinos y comercios más generosos y sabían proveerse de uno o dos perros peludos para compartir el calorcito de sus cuerpos. Y aunque no todo era magia ni poesía, el mundo transitaba las heladas noches con suma mansedumbre, pues se sabía que inexorablemente alguna vez llegaría la mañana y calentaría el sol.

Luego vinieron los 60, los 70. Estaría bueno recordar que la distribución de la riqueza en los años 70, pese a las recurrentes crisis económicas, era muchísmo más pareja que hoy en día. El brasero pasó a ser objeto exótico, del ámbito rural o de los jipis de El Bolsón. Solo un par de generaciones adelante se ha perdido cierta cultura de la pobreza: hoy ya no se sabe como sobrevivir cuando se carece de casi todo. Y eso está teóricamente bien, porque significa que esos conocimientos ya no eran necesarios. Hoy es tan anticuado padecer sabañones como saber como curarlos. Simplemente no hace falta conocerlo, porque los sabañones son cosas de un pasado lejano y casi mítico en los grandes centros urbanos. Cuando yo era chico los piojos eran vergonzantes y cuando aparecían se los combatía con productos naturales e higiene a fondo. Hoy los piojos son un elemento más en la mochila del piberío escolar, y no alcanza todo el arsenal químico-comercial del mercado para erradicarlos de una vez por todas.

La vida es el bien más preciado y nadie en su sano juicio desea morirse. No se puede juzgar de imprudente a la gente que fallece por un acto tan irrelevante como prender un fueguito para calentarse. Simplemente no saben como hacerlo. No son pobres de toda la vida, o históricos, como gustan decir políticos, encuestadores y sociólogos, porque si lo fueran sabrían lo que hacer. Los muchos nuevos pobres nacidos de la fervorosa orgía neoliberal de los 90 carecen tanto de bienes como de herramientas y saberes, aquello que poseían los "viejos" pobres.

Algo anda mal, muy mal. Nos hemos convertido en una sociedad cavernícola y caníbal que cosifica y digiere a los individuos que contiene, promoviendo un individualismo tan feroz como aberrante donde conviven celulares, banda ancha, braseros y piojos. Todo junto, pero sin tocarse. Una sociedad totalmente desentendida de los que ya no contiene y quedaron afuera, arrojados al vacío de la nada social, a la desprotección más elemental, más inhumana.

En la calle Junín, a media cuadra de la avenida Santa Fe, inmóviles sobre colchones viejos hay unas personas irreconocibles, arropadas de pies a cabeza. De harapos, naturalmente. Imagínense la escena desde la ventanilla del 60: las nueve de la noche de un crudo mes de invierno; gente con celulares que vá y viene; jovenes dicharacheros con bufandas coloridas; grupitos de adolescentes gritonas con libros y guantes azules; dignos señores de sobretodo oscuro y maletines negros; señoras gordas con tapado de piel sintética y bolsa de shopping; caminantes con zapatos nuevos; olores de perfume, garrapiñada y pizza calentita; carteles de liquidación por fin de temporada. Un dálmata impecable, lustroso e irradiando salud, con su collar de cuero y su medallita de identificación, se acerca a los bultos grises y anónimos desparramados desprolijamente en la vereda. Los circunda. Los huele. Levanta ceremoniosamente la patita y los mea sin maldad. Parecería que en toda la galaxia soy el único que se da cuenta. Alrededor el mundo sigue andando. Y me detengo a pensar si para esta pobre gente, si para esta gente pobre, todavía habrá alguna mañana, algún sol. HS
 

12 de mayo de 2007 - NOVEDADES DEL SITIO - De las muchas estrellas del universo tecnológico y de las comunicaciones de los últimos 20 años, sin duda alguna la que brilla con luz propia y tiende a crecer incontrolablemente día a día es Internet. Y de los países de Latinoamérica, Argentina marcha al frente tanto en la producción de sitios web como en la demanda de acceso a banda ancha. La oferta se ha multiplicado de modo asombroso en los últimos años, y aunque se notan algunas mejoras significativas en la calidad de los servicios -en areas urbanas- la relación precio/calidad deja aún mucho que desear. Si dejamos de lado las tentadoras ofertas promocionales de los distintos servicios, que fluctúan entre los primeros tres a seis meses de servicio con tarifa plana o importantes descuentos, el servicio en sí mismo resulta demasiado elevado aún para nuestros bolsillos. Podríamos especular que la sobreoferta y la competencia logren algún beneficio para el usuario en el futuro, pero por ahora no se nota.

Por otro lado, tanto los nuevos y relativamente sencillos códigos de páginas web como el acceso a la banda ancha posibilitaron que, por ejemplo, los foros y los blogs personales se multiplicaran como hongos, y que sitios como YouTube, Rapidshare y My Space o servicios como Google -que dejó de ser un mero servidor de correo electrónico- revolucionaran las formas de comunicación en la red en poco tiempo. Todo esto está señalando el asentamiento de una nueva forma de acceder a recursos culturales que no hace más de veinte años se cobijaban exclusivamente en soportes físicos como libros y discos. Caros, por supuesto. Acceder a un archivo digital de La Divina Comedia o El Quijote no lleva más que unos pocos minutos o segundos, "bajar" a nuestra PC una reproducción digital de Berni o un tango de D'Arienzo quizás un poco más, pero ahí están, al alcance del mouse. Y tratándose de obras clásicas que no están protegidas por derechos de autor, el acceso se hace más sencillo aún, debido a la sobreabundancia de ofertas. Y sin entrar en el tema del P2P para compartir archivos entre usuarios interconectados, cuyo tratamiento legal aún se encuentra en discusión.

¿Por qué este largo prólogo si el tema son las novedades del sitio? Porque no hace más de cuatro o cinco años los estándares de construcción de sitios web determinaban algunas unidades que hoy resultan obsoletas. Por ejemplo se recomendaba que una página web debía realizarse pensando en una resolución de pantalla de 600 x 800 pixeles, que los archivos de descarga no debían ser demasiado "pesados" para evitar sufrimientos al internauta, y sobre todo afilar el lápiz en cuanto al uso de recursos multimedia (imágenes y sonido). Si pensamos que el símbolo universal de descarga sigue siendo el ícono de un disquette de 3,5 se entienden aquellas previsiones: no hace mucho tiempo los archivos descargados de la red se guardaban en disquettes cuyo valor era (es) de 1,4 mb., una capacidad nada despreciable si consideramos que puede contener varios libros voluminosos en formato comprimido, pero que, con las ofertas de downloads actuales, resulta ridícula. Una canción típica en mp3 de buena calidad fluctúa entre 3 a 6 mb. En nuestra sección Descargas pueden encontrarse archivos de hasta 35 Mb y estamos pensando en "subir" mayores aún. Es que un álbum completo (un antiguo LP) no puede compactarse en menos volúmen, y descargar temas independientes resulta sumamente tedioso.

Entre los muchos proyectos a implementar en el sitio se prevee reorganizar alguas secciones que crecieron de forma inarmónica por la acumulación de material; duplicar la cantidad de material digitalizado (e-books) en la sección Descargas, sobre todo de autores latinoamericanos y nacionales, e incrementar la variedad de autores en las distintas "radios", que no son otra cosa que listas de reproducción de archivos musicales. Por el momento contamos con cuatro: tango clásico, tango lunfardo, electrotango y tango-fusión y canciones dedicadas al Che, todo accesible desde la portada del sitio. Agradecemos a los intérpretes que nos hacen llegar sus producciones y jamás dejaremos de reconocer que sin el servicio de Radioblog esas "radios" no serían posibles. Tampoco podrían estar a disposición de los visitantes todos los temas de la sección Ayer nomás, dedicada a la historia del rock nacional, si no fuera por la existencia de Castpost, ni tampoco podría accederse a muchos archivos y videos sin servicios como YouTube, eSnips, in.solit.us y algún otro.

Del lado de acá, más cerquita que esas lejanas e impersonales empresas, tampoco sería posible la variedad y cantidad de contenidos sin el aporte de nuestros colaboradores y columnistas permanentes. Pero también están los visitantes que, con nombre o apellido o anónimamente detrás de un nick, nos acercan vía email cantitos de los '70, cantitos de la cancha, canciones, textos y videos de todo tipo. Como siempre decimos, ojalá pudiéramos publicar todo. No queremos olvidarnos en esta ocasión de los nuevos amigos cibernéticos como Roberto Di Chiara y Daniel Beller, verdaderos cruzados defensores de la memoria histórica. Y por último un agradecimiento muy especial a los habitués del foro como Osvaldo Vergara Bertiche e Hijo 'e Tigre, por sus valiosos aportes en temas históricos. Y si alguien se quedó en el tintero mil disculpas, será en la próxima.      HS
 

28 de marzo de 2007 - RODOLFO WALSH, "ESCRITOR COMPROMETIDO", ¿CON QUÉ? - Son inagotables los recursos que dispone el sistema para apropiarse de las víctimas que produce y reciclarlas en su provecho. Es bastante común que quien fue despojado de la dignidad del trabajo termine culpándose a sí mismo, deprimido y asumiendo la falsa condición de "fracasado". En lugar de dirigir la queja y la lucha hacia afuera el desocupado la dirige hacia adentro, y de víctima del sistema pasa a convertirse, mediante un falso análisis, ("es por mi culpa") en responsable de la situación que padece y que no produjo. De esta manera el sistema queda inmune e impune. Solo con otros, en lo colectivo, es posible acceder una visión más amplia de las reales responsabilidades y de los caminos de la lucha. Junto a los otros. Pero el sistema es muy hábil y ésto lo sabe, por ello acorrala a los sujetos y favorece el individualismo estanco y estéril. Lo solitario siempre fue enemigo de lo solidario.

Hablando de métodos eficaces, en estos días hemos podido observar in situ el ingenioso juego del reciclar a un revolucionario en agradable e inocuo "escritor comprometido".

Existen al menos tres modos a los que acude la cultura oficial/oficialista para neutralizar a aquellas figuras históricas revulsivas, complejas o indigeribles a causa de su violento cuestionamiento hacia el sistema vigente. Quizás los famosos, antiguos y nuevos, "malditos" de la historia. Aunque es posible que deba reveerse el concepto, ya que -como en un partido de ajedrez- en determinado momento histórico puede producirse un enroque y los malditos de ayer se transformen en los iluminados de hoy, pero esa es otra cuestión.

Uno de los modos de neutralizar a un personaje díscolo y revulsivo para el sistema de ideas imperantes es demonizarlo, denostarlo o rechazarlo de plano, convertiendo su acción y su figura en símbolo del dislate y lo políticamente incorrecto, cuyo recuerdo siempre irá asociado a la crítica feroz y permanente. Como ejemplos basta citar a Jorge Masetti y Mario Roberto Santucho -aunque hay muchos más-, ambos indigeribles para lo que ampliamente podemos llamar cultura oficial/oficialista, que no se digna a rescatar como positivo ni siquiera la faceta puramente humana de los nombrados. Por esa vía camina precipitadamente Mario Eduardo Firmenich.

Otro de los modos es ignorarlo casi por completo, como se ha hecho durante décadas con Manuel Ugarte, un revolucionario desconocido para la mayoría, sin ninguna cabida en el ámbito académico ni en la investigación histórica o periodística. Mediante este astuto método el ignorado es relegado al estante de polvorientas bibliotecas, donde sus textos dormirán plácidamente la siesta del olvido, a la espera que alguna generación futura, quizás, vuelva sobre sus pasos y redescubra, también quizás, un valioso tesoro.

Pero es posible que el método más sutil y efectivo sea el de angelizar y broncificar al personaje en cuestión y convertirlo en figura de cita, veneración y culto, pero despojado de lo verdaderamente significativo: su faceta revolucionaria. La figura del Che es el ejemplo emblemático por definición. Y tal parecen ser el rol asignado por la cultura oficial/oficialista a los jovenes militantes de la UES de La Noche de los Lápices, a Agustín Tosco, Paco Urondo y a Rodolfo Walsh, leídos, citados, recordados, analizados, ensalzados hasta el agotamiento como "víctimas del genocidio", "excelente amigo"; "excelente ser humano"; "excelente activista", suma de excelencias vacías del sentido fundamental que, por ejemplo, Rodolfo Walsh asignó a su propia vida: su rol de militante de una organización armada revolucionaria, su condición de oficial montonero por lo cual escribió y luchó gran parte de su vida, y por lo cual fue perseguido, acorralado y asesinado por la dictadura militar.

Rescatar como noble la capacidad de "compromiso" es un argumento tan etéreo como insípido, pero queda bien. Los genocidas y torturadores también podrían hacer gala de un fuerte compromiso político. La capacidad de compromiso de Rodolfo Walsh no explica nada si se oculta o retacea, precisamente, el objeto del compromiso. ¿Compromiso con qué? Con la pertenencia a una organización revolucionaria que no desdeñó la lucha armada por una Argentina socialista. Ni "diferente", ni "más justa", ni "mejor": socialista y por la vía de las armas. Es éso lo que cuesta tanto decir y lo difícil de nombrar.      HS
 

23 de marzo de 2007 - TREINTA Y UN AÑOS DESPUES DEL TERROR - Muchos nos preguntamos cuánto tiempo necesitará la sociedad para digerir el terror vivido tres décadas atrás. Para que empecemos a ver la década de los 70 como parte de la historia reciente y no sentirla como una herida que todavía sangra. Tal vez la ancianidad de los genocidas y su próxima muerte nos dejen con la amarga sensación de la justicia incumplida y en deuda con la memoria.

Porque si los máximos genocidas estuvieran encarcelados, si no se hubieran dilatado tanto tiempo los juicios, si no hubieran existido los indultos, en fin, si la sociedad se hubiera decidido a realizar un Nuremberg de una vez y para siempre, muy distinto sería en cantar. ¿Por qué no fue posible un Nuremberg en Argentina? En primer lugar porque el poder militar no se diluyó mágicamente con la recuperación de la democracia. En segundo lugar porque la sociedad civil y sus representantes no tuvieron la entereza necesaria, no supieron, no pudieron y en definitiva recularon. No es malo recordar que quien fuera ministro de defensa de Alfonsín "tenía el visto bueno" del poder militar, es decir "era del palo". Del famoso palo de abollar ideologías, como diría la entrañable Mafalda. Representando el poder militar, imbuído de su misma ideología, ¿qué podíamos esperar?

¿Qué puede esperar el pueblo cuando los funcionarios de gobierno representan no los intereses populares sino los de aquellos a quienes supuestamente deberían enfrentarse? Para ser explícitos: ¿cuántos ministros de economía estuvieron ahí representando los intereses de las corporaciones y las multinacionales y no los del pueblo?; ¿cuántos secretarios de comunicación parecen todavía hoy ser la cuña de los intereses de los medios privados metida en el gobierno?

La pornográfica moral de los noventa no reparaba en cuestiones chiquitas, así un Neustadt y un Grondona cacareaban felices ante las cámaras que los empresarios no deberían avergonzarse por querer ganar plata, porque para eso estaban... Media hora después el noticiero del mismo canal reportaba los altos índices de mortalidad infantil en Salta y la desnutrición en Formosa. Pero los empresarios necesitaban ganar plata.

Los tiempos han cambiado, no mucho, pero han cambiado. Dejemos la grandielocuente palabra conciencia social y pongamosle dignidad. Solo dignidad hace falta para exigirles a quienes nos representan que trabajen por los de abajo y no para los de arriba.

La diferencia entre quienes más y menos ingresos tienen en la Argentina llega a 30 veces, en algunos países europeos la diferencia es de tres o cuatro veces. Después nos preguntamos por qué hay malestar, por las razones de la ira, por la inseguridad y la delincuencia...

Si la justicia no apura los procesos a los genocidas y sus lacayos, y si no se toman urgentes e inmediatas medidas para distribuir la riqueza de un modo capitalista razonable, la dignidad puede hacer tronar el escarmiento a una clase política, a la que de ningura manera se le ha extendido un cheque en blanco. HS
 

21 de feberero de 2007 - UN FLAGELO DE LA HUMANIDAD - Cuando se nos ocurrió el nombre El Ortiba para el sitio -hace ya un lustro- no pensamos que iba a traer tanta cola. Desde ilustrísimas señorías ofendidas por verse incluidas en un sitio de tan prosaico y burdo nombre hasta calurosas felicitaciones por tan magna y dicharachera ocurrencia. Desde los que pensaron que era un sitio de pura joda y cachondeo zumbón hasta los foráneos que, ignorando el habla popular argentina, lo suponen sumamente exótico, divertido o enigmático.

Mucha agua ha corrido bajo el puente desde las 100 visitas diarias de los primeros tiempos. No es por farolear ni darse dique, pero trate usted de escribir "el ortiba" en el buscador Google y verá la cantidad de referencias. Incluso encontrará un impostor que bautizó pícaramente un blog de dudoso humor político "El Ortiba de Occidente", con el fin de recoger sin ningún esfuerzo algún pescadito en la marea de un nombre reconocido.

También han registrado el dominio elortiba.com y elortiba.com.ar, y aunque no existen aún páginas en esas direcciones, tal vez en poco tiempo nos sorprendan. Y una empresa comercial se ha encargado de copiar prolijamente la caricatura de Gardel risueño para imprimirlo en botones, naipes y otras boludeces con aire tanguero y encajárselos a ingenuos turistas. Ni qué decir de los cientos de personajes identificados con el nick "elortiba" que pululan en distintos foros y que no tienen nada que ver con el sitio.

Si bien nadie es ni debería ser dueño de las palabras, podríamos decir con el querido e inolvidable Fidel Pintos: "Lo inventé yo". Si le hubiéramos puesto El Buchón -como también lo pensamos- seguramente algún blog de cuarta hoy se querría llamar "El Buchón de Oriente" o algo así, pues habríamos recorrido el mismo camino y estaríamos en el mismo lugar. No es cuestión de nombre, muchachos, sino de contenidos. Pero es sabido que cuando el sabio señala la luna los idiotas solo miran dedo. 

Alguien dijo que los actos del hombre tienen tres razones fundamentales: el amor, el dinero o la gloria (típica frase pelotuda con pretensiones filosóficas, como las de los abundantes PowerPoint distribuidos a carradas por email). Pero al ocioso creador de la frase se le olvidó una cuarta y poderosísima razón: la venganza (que más que terrible resultó patética, ahora que se mudó Radio 10). Sin embargo hay una quinta, y tal vez la más significativa de las razones motivacionales de la conducta humana: el boludismo. El crónico, irreversible y letal boludismo, culpable de tantas desgracias e infortunios sin nombre. En fin, hasta la próxima.      HS

24 de enero de 2007 - EL SINDROME DEL COLAPAJISMO -  La citación judicial a Isabelita para declarar por crímenes de lesa Humanidad por parte de la banda criminal Triple A está moviendo las estanterías. Buenos Aires apareció empapelada de carteles con la leyenda "No jodan con Perón" firmados por La Fraternidad. El antiperonismo recalcitrante de algunos periodistas (que más que periodistas son voceros de prensa de los medios a los que sirven) se refriega las manos mascullando entre risitas "papita pa'l loro". Desde la vereda de enfrente algunos periodistas de un triste peronismo lloriqueador, que hoy pretenden ser neutros e impolutos y ayer hubieran sido francamente de derecha, se rasgan histéricamente las vestiduras, lanzando gemidos de señora ofendida porque le tocaron el culo.

No jodan. Perón no necesita defensores, sabe defenderse solito. Sería bueno, si aparecieran más firmas aparte de La Fraternidad, que cambiaran la palabra "Perón" por "Nosotros" en los carteles. Sería más entendible, más claro. Y más honesto.

No jodan. Digamos que si Perón no tiene absolutamente nada cuestionable ¿de qué se atajan? Toda la movida deja entrever que en realidad no se está protegiendo la memoria de Perón, sino parando la pelota antes que llegue demasido lejos y salpique a cualquiera. Hay una imágen que define perfectamente esa actitud y se llama tener cola de paja. El que tiene cola de paja es el primero que pregona "Soy una persona honesta" o "Yo no fui". No es necesario acudir al un psicoanalista para entender que el que farolea y declama a los cuatro vientos intachable honradez en el fondo es y se siente un chanta de cuarta. La persona honrada no necesita recalcar que lo es. Cualquier psicólogo recién recibido diría que es un simple mecanismo de defensa para prevenir, justamente, que el otro se de cuenta de lo chanta que es. Y entonces aparecen los absurdos argumentos: los gorilitas de izquierda, o aspirantes a serlo, demonizan a los fieles peronistas de todas las horas con sus verdades reveladas: "Ustedes tienen que hacer una limpieza de la memoria histórica y asumir los errores de su conductor, se los digo por su bien". O los gorilitas de derecha: "Por fin ahora vamos a poder demostrar la bazofia que es y representa el peronismo, que tanto mal le ha hecho a este país".

No jodan. Ni los pulcros peronistas que se arrogan el derecho, que nadie les otorgó, de ser defensores a ultranza de Perón, aludiendo a falacias como la inconmovible adhesión de las mayorías populares al movimiento peronista (cuando en el 83 perdimos por afano hasta en la provincia de Buenos Aires, por llevar candidatos de la calaña de un Luder o un Herminio Iglesias). Ni tampoco jodan los gorilas, gorilitas y gorilones, tanto de izquierda como de derecha, que reclaman reciprocidad y que la justicia también investigue las organizaciones revolucionarias armadas que actuaron en los 70, confundiendo aserrín con pan rallado, que aunque se parezcan no son la misma cosa.

No jodan. Que hubo una continuidad ideológica, criminal y operativa entre la Triple A y la dictadura militar no es secreto para nadie. Que la Triple A se prohijó bajo el gobierno constitucional 1973-1976 que le dio amparo, infraestructura e impunidad tampoco lo es. Si la justicia decide investigar que investigue. Incluso más allá de que el viejo líder haya tenido supuestamente alguna intervención en la creación de esa banda criminal, no le hará mella al mérito de estadista. Los 70 fueron tiempos complejos e institucionalmente extraordinarios, no puede solicitarse que las respuestas, de aquel gobierno y en aquella época, fueran las de tiempos normales. Si Perón alentó y aprobó las "formaciones especiales" antes de su retorno y del acceso a su tercer presidencia, no es ingenuo pensar que el giro espectacular a la derecha que dió el gobierno luego de la renuncia de Cámpora y el asesinato de Rucci viniera acompañado de similares decisiones. Pero de una decisión política estratrégica con fines disuatorios a la ejecución desembozada, masiva y criminal hay un trecho enorme. Como dirían los pibes: la Triple A, ya muerto Perón, se sarpó. Actuó como un ente autónomo de los organismos del Estado, encapsulado en el propio Estado. Y en ello quizás tienen que ver muchos de los que hoy sufren el síndrome del colapajismo. Como aquellos milicos, o sus chupamedias y alcahuetes, que reclaman "olvidar el pasado". La misma actitud, la misma infamia.

No jodan. Hace 30 años estaba muy claro: la Triple A era un contubernio del peronismo político derechista más escandaloso, del sindicalismo entonces llamado ortodoxo, de cierto empresariado al que cualquier crímen le caía y le cae bien, siempre y cuando se justifique en la defensa de sus privilegios, y algunos sectores recalcitrantemente derechistas de las fuerzas armadas genocidas. En definitiva: la Triple A tuvo que ver con la derecha peronista, empresarial y militar, todos bendecidos -como debe ser- por la derecha eclasiástica. Y punto.     HS
 

31 de diciembre de 2006 - CIVILIZACION ¡¡¡JA JA JA!!! - La imágen reiterada hasta el cansancio de Saddam Hussein con la soga al cuello, unos segundos antes de ser finado, recorrió el planeta de punta a punta. Toda una metáfora de la Humanidad. De lo que en definitiva somos los seres humanos: intolerantes, violentos, asesinos. Capaces de generar medios de comunicación globalizados y superveloces e incapaces de desterrar del corazón el primitivo sentimiento de venganza. La imágen de quien con suprema soberbia se autonombra representante de un dios en la tierra -a quien sus seguidores llaman papa- tratando de disimular un momento de recogimiento en una mezquita turca recorrió, también, todo el orbe. Fue imposible no descuibrirle la babilla de hipocresía chorreándole por la papada, ya que poco tiempo atrás había despotricado a rabiar contra los musulmanes y su religión. La imágen -patética- del asesino Etchecolatz dando consejos de vida -como si él fuera alguien- unos segundos antes de ser condenado a cadena perpetua, aún está clavada en la retina de los argentinos. Es que hubo muchas cosas este año. Muchas. Menos civilización. Terminamos el año con un oscuro y embarullado secuestro -el de Gerez- felizmente resuelto, y otro -el de López- aún no esclarecido. Hace dos años morían estúpidamente 200 jovenes en un boliche bailable, por lo cual cayó un intendente y se abrió otra profunda herida en la sociedad. Qué difícil debe resultar ser niño en este año que se inicia. Qué jodido debe ser tratar de ser inocente, o al menos albergar alguna dosis de inocencia, de bondad, de altruísmo o de generosidad. El mundo, tal cual está -digámoslo de una vez- aunque nos esforcemos por encontrarle el lado bueno, es una reverenda y absoluta cagada. Y sin embargo es lo único que tenemos. Lo único posible. Con esta mierda debemos construír un aceptable porvenir. Con esta cagada de seres humanos que somos: malévolos, egoístas, hipócritas, asesinos, malintencionados, soberbios y estúpidos, debemos apostar por un futuro posible y asegurar, aunque más no sea a nosotros mismos, que vale la pena seguir viviendo. Ojalá alguna vez, aunque sea cinco minutos antes del final, el hombre deje de ser un lobo para el hombre.      HS
 

10 de diciembre de 2006 - UNO MENOS
Vamos a dejar de lado por un rato la odiosa moral de la neutralidad.
Vamos a saltearnos momentáneamente la prudencia del decoro.
Vamos a dejar que nazca, que crezca y no se ahogue la puteada.
La franca, la abierta, la noble puteada clamadora.
Una buena puteada nunca viene mal.
Distiende, baja la ansiedad, genera cierto bienestar.
Como gritar un gol.
Porque la muerte de un asesino se parece a un gol de la vida.
Los invito a gritar este gol desde el alma.
Ustedes dirán que esto no es serio, tal vez tengan razón, lo sé.
Dirán que alegrarse por la muerte ajena habla de la propia misera.
Tal vez tengan, quizás, un poco de razón, es cierto.
Dirán que la altura moral de una persona se reconoce por su capacidad de perdonar.
Tal vez tengan, quizás, otro poco de razón, aunque no tanto.
Tengo ganas de putear.
Por tantas vidas arrancadas como flores tempranas y pisoteadas en el barro.
Por tanto trajín de vidas escupidas, por todos los ausentes
hoy tengo ganas de putear de alegría.
Digo alegría y no felicidad.
Felicidad sería si en vez del asesino que ahora se prepara a desplegar sus negras alas rumbo al oscuro abismo de los aborrecidos, hubiéramos tenido noventa años entre nosotros a un luminoso Salvador con su sueño de un Chile alegre y para todos.
A un inabarcable Víctor con su alada guitarra nombradora.
A un generoso Miguel con su fusil en llamas de esperanza.
Qué distinto sería este ecuánime y equidistante mundo,
repleto de perdonadores y prudentes pero carente de justicia.
Un mundo más bueno, más noble, más sincero.
En cambio, así, querido César, queridos niños,
qué triste el dos en el cuaderno.
En cambio nos quedó esta mierda.
Noventa y pico de años estuvo esta mierda entre los vivos,
con su olor insoportable y su codicia insobornable.
Respirando nuestro aire.
Recordándonos con su mirada de rata de los basurales
toda la sangre fresca, roja y joven que corrió entre sus manos.
Por eso tengo ganas de putear.
Porque quisiera no saber que en este mismo mundo,
donde un niño le sonríe a su sombra,
donde una chica se enamora,
donde una mujer venturosa se embaraza en un acto de amor,
existe un asesino de palomas.
Prudentes, ecuánimes y perdonadores hagan oidos sordos,
sensatos y equidistantes, por favor, abstenerse.
¡Pinochet y la puta madre que te parió carajo!

Horacio Sacco
 

3 de diciembre de 2006 - SOBRE LOBOS Y PALOMAS - Según cifras no definitivas suman 350 los suicidios de ex combatientes argentinos de Malvinas, cifra que supera a los 326 caídos en combate (descontando a los más de 300 muertos en el hundimiento del Belgrano). Lo curioso es que en Inglaterra pasa lo mismo: el número de suicidios a raíz de la experiencia de la guerra en 1982 se acrecienta con el tiempo.

Las palabras heroísmo, gloria y honor y el ensalzamiento de las virtudes guerreras y patrióticas de la partida colectiva hacia el frente contrasta con la imágen concreta de la discapacidad y la enfermedad depresiva del regreso individual. Lo que habla del desamparo y desprotección en que se abandonan a aquellos que la sociedad envía a combatir -y si es necesario también a morir- en defensa de sus intereses básicos: propiedad, soberanía y libertad, sea en el ataque o en la defensa.

No obstante el florecimiento de un espontáneo espíritu patriótico ante cada nuevo emprendimiento militar, asociaciones de ex combatientes de todas las guerras llevadas a cabo por Estados Unidos, se manifiestan críticamente. Aún frescas las imágenes de las emotivas y patrioteras despedidas de los soldados hacia Irak, emergen las primeras voces críticas de los mismos ex combatientes y sus familiares, que no tardarán en organizarse en distintas asociaciones y grupos de apoyo, como ocurrió con los veteranos de Corea (1959) y Vietnam (1973).

Es innegable el repudio generalizado de la sociedad argentina hacia los actores de la violencia, de ambos bandos, durante la década de los '70. La condena hacia los actores de las organizaciones armadas, civiles alzados en armas, no hay siquiera que señalarlo. Pero asimismo, la sociedad que permaneció indiferente, alentó y hasta aplaudió la violencia indiscriminada ejercida por las fuerzas legales contra civiles armados, sospechados o simpatizantes, hoy se horroriza y condena esa violencia, como si hubiera surgido de la nada.

Si juzgamos que con el decapitamiento de una generación llevada a cabo en los '70 se restó la posibilidad de arribar a un estado de mayor justicia de la mano de una dirigencia política, presumiblemente honesta y con buenas intenciones, se podría considerar que la violencia en la Argentina no fue partera de la historia -como la categoriza el marxismo clásico- sino la enterradora de otras alternativas.

A raíz de los temores y horrores por una de las tantas guerras de la Humanidad, Sigmund Freud y Albert Einstein realizaron un interesantísimo intercambio epistolar. Einstein expresaba la honesta preocupación del intelectual comprometido y la necesidad de aunar las voces de los referentes reconocidos en aras de la comprensión, la solidaridad y la armonía entre los pueblos. Freud le responde que la nobleza de las intenciones es digna de encomio, pero que sin embargo la paz no puede ser más que un deseo inalcanzable, ya que el ser humano, ante la presencia de quien considera su opuesto o enemigo, reacciona de tres maneras elementales: lo esclaviza, lo somete o lo aniquila. Real o simbólicamente.

Se cuenta que el ave que la Humanidad ha tomado como símbolo de la paz, la paloma, es en realidad un animalito bastante cruel. Dos palomas hembras en disputa tienden a picotearse en los ojos a fin de inutilizar al adversario; ya cegada la paloma vencida no podrá volar ni alimentarse. Se le habrá quitado el sentido de su existencia. En cambio el lobo, caracterizado como cruel, no lo es tanto. Los lobos pelean por el territorio y el liderazgo sobre la manada, luego de una feroz pelea el lobo vencido se echa y muestra el cuello al adversario, signo inequívoco de que se abandona a disposición del triunfador, mostrando la yugular, como hacen los perros cuando juegan con sus amos, en señal de confianza. Sin embargo el lobo vencedor muy raras veces continúa lastimando o asesina a su enemigo una vez vencido, lo deja con vida con la condición de que abandone el territorio. No es un acto de piedad, virtud desconocida en la naturaleza animal, simplemente no es necesario. El vencido no ha quedado impedido ni inutilizado, solo ha sido herido en su amor propio y desterrado.

La diferencia entre palomas y lobos no se significa solo por la crueldad sino por la aceptación del otro como existente. Las palomas no toleran la presencia de un enemigo, por ello se sienten obligadas instintivamente a aniquilarlo. Los lobos, en cambio, pueden convivir con los enemigos de la misma especie, siempre que cada uno respete el territorio ajeno.

Freud considera que la civilización y sus instituciones son meros colchones que amortiguan y tratan, infructuosamente, de disimular las verdaderas y reales intenciones destructivas del ser humano, pero que la sociedad civilizada es el único camino para la coexistencia de las diferencias, y a ello hay que apostar: más civilización, más cultura, más intelectuales comprometidos con la paz. Aún con la certeza de que no alcanzará para prevenir el dolor, el sufrimiento y la guerra.

Constatando que la historia de la Humanidad es la historia de las guerras y que el gasto en armamentos excede generosamente al de educación y cultura, es evidente que los seres humanos nos parecemos más a las palomas que a los lobos. Y que también nos hemos mentido con aquello de que el hombre es un lobo para el hombre. Ojalá lo fueramos. Somos palomas: crueles, impiadosos, sanguinarios. Terriblemente salvajes. Animales.     HS
 

23 de noviembre de 2006 - IRAK SE DESANGRA Y EL MUNDO SIGUE ANDANDO - De tan recurrentes las noticias ya no provocan reacción. Ayer murieron 160 iraquíes en varios atentados simultáneos, hace unos días fueron 60, la semana pasada fueron... no interesa, el número ya no es lo que interesa. Lo que importa ahora es hasta cuándo seguirán los atentados y matanzas. ¿Qué se necesita para que la comunidad mundial se sensibilice y presione seriamente a los invasores a buscar una urgente salida a la crisis que padece el pueblo de Irak? ¿Qué se requiere para que Naciones Unidas intente por lo menos semejarse a un órgano representativo y eficaz de la comunidad mundial? El presidente Chávez señaló su punto de vista, que es el de muchos, en su discurso de septiembre: Naciones Unidas, nacida a fines de la segunda guerra mundial, está -sin esmerarse por disimularlo un poco- al servicio de los intereses de Estados Unidos y sus aliados. Punto. Ya ha demostrado reiteradamente su incapacidad, siquiera para demostrar cierta credibilidad y justificar su existencia. Recientemente reafirmó su ineptitud durante la terrible invasión y matanza indiscriminada de civiles libaneses por parte de Israel, aliado de Estados Unidos, en la que de nada valieron -ni valen- sus recomendaciones. 

Los argentinos aprendimos amargamente, durante la guerra de Malvinas, que los únicos aliados con los que podíamos contar incondicionalmente eran algunos países latinoamericanos. Al TIAR, Tratado de Asistencia Recíproca, Estados Unidos y sus aliados americanos le buscaron la vuelta y se lo pasaron olímpicamente por las pelotas. Y eso que eramos amigos del juez y no le dábamos mucho de qué quejarse. Acá se mataban comunistas y se defendía a sangre, fuego y tortura el sacratísimo estilo de vida occidental y cristiano, qué joder, como Dios y el Imperio mandan. Pero igual no tuvimos ningún palenque más que la solidaridad y el apoyo simbólico de los hermanos de Latinoamérica. No puede esperarse demasiado de este tipo de organismos dominados por los poderosos. Y no puede esperarse absolutamente nada de unas Naciones Unidas condicionadas por unas reglas de juego diseñadas por las potencias para su provecho y por el manifiesto servilismo de sus aliados menores.

Solo el pasado mes de octubre murieron violentamente 3.700 personas en Irak, se calcula que desde el inicio de la ocupación han muerto 650.000 personas a causa de la guerra, y cuando leas esto seguramente serán más. La invasión de los norteamericanos y sus socios resultó ser la única, real y verdadera arma de destrucción masiva.     HS
 

26 de octubre de 2006 - VEINTE AÑOS NO ES NADA, DIJO BLUMBERG- Conocido el fallo de la Justicia en el juicio por la muerte de su hijo, y en total desacuerdo con las penas repartidas, el padre de Axel Blumberg exclamó "este fallo es una mierda". A dos de los autores principales les dieron prisión perpetua, al resto penas que van desde los dos a los veinte años. Ni lentos ni perezozos los medios de la derecha saltaron como simios -esos simios que usted ya sabe- arguyendo que "la justicia se aleja de la gente". ¿De cuál gente? ¿Los de vela en mano, mano dura en mente y corazón de piedra? Esos mismos medios que en los primeros días del crímen lamentaban la muerte de "ese joven lleno de futuro". Porque Axel sí tenía futuro, lo que es decir tenía un futuro asegurado. En cambio los delincuentes carecen de futuro, lo que es decir les espera la muerte en una balacera con la policía, o les aguarda la cárcel. ¿Prisión perpetua les parece poco? ¿Veinte años les parecen pocos? ¿Qué pretendía Blumberg y los medios fanáticos de la mano dura? ¿Que los hubieran crucificado en la plaza pública? ¿Que los hubieran quemado en una gran hoguera? ¿Pretenden hacer de la metafora "que se pudran en la cárcel" -como gustan expresarse ciertos simios- en una consecuencia real y concreta? ¿Cuánto vale la vida de su hijo señor Blumberg? Veinte años es poco menos de lo que vivió su hijo, veinte años de su vida, o más, es lo que deberán pasar justamente varias personas en la cárcel por haberle arrebatado a Axel su bien más preciado, la vida.

Estoy cansado de empezar a hablar del señor Blumberg con la consabida disculpa "entiendo su dolor de padre". En la Argentina hay miles de padres doloridos, más precisamente miles de madres, para ser exactos 30.000. Que no solamente no tuvieron la posibilidad de un juicio justo sino que jamás supieron qué hicieron con sus hijos. Y sin embargo creyeron, y aún creen, en la Justicia. Jamás ningún familiar, madre, padre, hijo o hermano de un desaparecido hizo justicia por mano propia. Y cuando tarde, muy tarde, llegó al fin la Justicia, ayer nomás, mañana, aplauden a rabiar los fallos.

Usted, Blumberg, que pretende determinar dónde, cómo, cuándo y quienes deben aplicar justicia, también pretende que la sociedad se indigne por una supuesta liviandad de las penas otorgadas a los asesinos de su hijo. ¿Ha pasado un solo día de cárcel? Yo tampoco, pero por los relatos de quienes sí lo han hecho no se lo recomiendo ni al peor enemigo. Una persona que debe pasar el 25% de su existencia en la cárcel a usted le parece poco. Y no me salga con que sumando esto y restando aquello en un par de años quedan en libertad. Primero y principal no será un par de años, y segundo cada caso es único y todo se hace en consonancia con la legislación vigente que la sociedad en su conjunto aprueba a través de los representantes. Y ahí entramos en el terreno político. Porque son los medios y los políticos -y usted aspira a ser político, o no ha sido del todo claro todavía- quienes hablan de delincuencia. La Justicia en cambio habla de delincuentes, de personas, de cada caso, de cada hecho, uno por uno. Usted es quien pretende que la sociedad haga suya la tesis de la mano dura hacia "la delincuencia" en general. Los que sí existen y son penados, son los delincuentes, uno por uno. Y en este caso hay personas que pagarán, vaya si pagarán, el horrendo crímen cometido. Aunque a usted le parezca poco. Saquemos cuentas frías: los secuestradores y asesinos de Axel se llevaron una vida, ellos deberán entregar dos (las dos penas perpetuas principales) más los años de cárcel que deberán pasar el resto del grupo, mantenidos por el Estado al que todos sustentamos. Más la repulsa social.

Lo escucho, Blumberg, más bien lo leo, con la condescendencia y comprensión hacia quien ha sufrido una tremenda pérdida, como a un padre dolorido, asumiendo que sus expresiones están impregnadas todavía, y nada impide suponer que lo estarán por mucho tiempo, de una violenta emoción subjetiva. Usted podrá exclamar con dolor y desparpajo "este fallo es una mierda" y lo reproducirán todos los medios. ¿Sabe cuanta gente pobre se levanta cada día de un catre, sin siquiera poder desayunarse con un mate cocido y galleta, mascullando "esta vida es una mierda", y a nadie se le mueve un pelo?

Por todo ello, Blumberg, le aconsejo que ahora, liberado del peso del juicio, se meta nomás en política. Obviamente no tendremos que adivinar adónde dirigirá sus pasos, seguro que no hacia el Partido Obrero. Seguro que no pondrá los ojos en los pobres sin futuro, y mucho menos en los derechos de los que delinquen, sino en los intereses de cierto sector de la clase media asustada, y seguro que tendrá el apoyo de algunos medios simiescos que titularán su debut con un títular parecido a "Se abre un camino de esperanza para la crisis que vive el país". Al menos ya no tendré que empezar a hablar del Blumberg político, seguramente derechista, reaccionario y gorila, con la consabida disculpa "entiendo su dolor de padre".      HS
 

28 de septiembre de 2006 - CON EL LUNFARDO EN LA MANO Y VIDELA EN EL CORAZON - Así como la sociedad civil eleva cada día más la exigencia hacia políticos y dirigentes en cuanto a la transparencia de su trayectoria -sobre todo en lo que atañe a complicidades con la dictadura- asimismo debería poner la mira en los civiles que solapada o abiertamente alentaron, apoyaron o directamente colaboraron con los genocidas. Reproducimos la editorial del Nº 50 de la publicación "Desde Boedo" al cumplirse 30 años del golpe militar que también puede leerse en el sitio arteuna referida al lunfardólogo José Gobello. No nos extraña la ideología reaccionaria de este dinosaurio, que se define a sí mismo como periodista político pero es conocido por sus conocimientos sobre lunfardo y que cobra una jugosa jubilación de privilegio. Lo que extraña es que lo sea tanto. 

De José Gobello y Videla (Editorial del Nº 50 de "Desde Boedo")

La aparición del número 50 de Desde Boedo coincide con la evocación de los treinta años del Proceso. El terrorismo de Estado fue la solución final que los iluminados encabezados por Videla llevaron a cabo en treinta mil sacrificios.
Cuatro años atrás -2002- Marcelo Héctor Oliveri publicaba "José Gobello, sus escritos, sus ideas, sus amores", de Ediciones Corregidor. Oliveri dedica seis páginas -120 a 126- a su diálogo con Gobello sobre el general Videla. Resulta interesante observar algunos párrafos:

"¿Cómo conoció al general Videla?
[…] Una tarde, poco después de que Videla se alejara del gobierno, Perina me invitó a acompañarlo al departamento de la avenida Figueroa Alcorta donde, por entonces, vivía quien, en su condición de comandante en jefe del Ejército, designado para ese cargo por la presidenteza Isabel Perón, había sido el número uno de la Junta Militar. […] Casi al final se habló de Precisiones, la revistita verde que yo dirigía […] Quiero decirle, general, que Precisiones está a sus órdenes. […]
¿Lo visitó muchas veces en Magdalena?
Mi amigo Perina me invitó un día a que lo visitáramos juntos. […] Sí, me acuerdo de que al rato llegó Martínez de Hoz, que me dijo: Me alegra verlo en este lugar […]
¿Usted, escribió un libro sobre Videla?
Lo visité algunas otras veces y en una de mis visitas le dije que me habría gustado escribir un libro sobre su personalidad […] De aquel libro, escrito menos por afecto a Videla que por amor a la libertad y a la justicia, sólo conservo algunas carillas sueltas donde luce en interlíneas frecuentes la letra pareja y prolija del general. Cuando mi trabajo estaba concluido y el general visualizaba, como quien dice, la carátula del volumen, le dije: Señor, creo que debemos publicar este libro sin consultar a nadie, porque nos van a marear y despistar las objeciones y las críticas. Yo solamente le voy a dar los originales a Rodríguez Varela, que es su abogado, y a Martínez de Hoz, que es mi amigo.
[…] El libro ¿nunca se publicó?
[…] Resumió (Videla): No lo tome a mal, pero el libro no lo vamos a publicar. Me debo a mis defensores y voy a hacer lo que ellos sugieran. Más adelante, ya veremos. Lo miré entre absorto y desconcertado y le respondí: General, quiero que sepa que yo nunca voy a hacer conscientemente nada que pueda disgustar a usted. El libro no se publicó, […]
No volví a ver al general, aunque cambiábamos cartas y yo seguía con interés las alternativas de su cautiverio. Cuando la Suprema Corte confirmó el fallo de la comisión especial ad hoc, comencé a usar corbata negra y lo hice hasta que se produjo el indulto, […]
Tiempo después me invitaron a dar una charla en el COFAR (Centro de Oficiales de las Fuerzas Armadas). Conté a los asistentes: eran 20 y dos de ellos vestían uniforme militar. A1 fondo de la sala, descubrí, desde mi mesa de conferenciante, al general Videla. Saludé su presencia con palabras que hoy no quiero ver publicadas porque no tengo ganas de verme procesado por apología del delito. Prefiero transmitirlas de boca a oreja con la esperanza de que alguien las repita cuando se recupere en la Argentina la libertad de opinión. Ya de vuelta, le dije al taxista que me llevaba a la Junta de Estudios Históricos del Barrio de Boedo, donde tenía una reunión: Chofer, por favor, donde vea un farol, pare.[...]
¿Allí finaliza su relación?
Como no soy persona amiga de hacer visitas y tiro más bien a lobo estepario, muy pocas veces vi luego al general Videla. Cuando fue apresado por el juez Marquevich, que lo remitió a la vieja cárcel de Caseros, no lo visité. Luego lo llevaron a su domicilio y me excusé por teléfono: Perdóneme, general, que no lo haya visitado en la cárcel. [...] Me contestó: No se preocupe; perdóneme la pedantería, pero yo sé que aunque no nos veamos siempre estoy en su pensamiento. Y es verdad.
Si tuviera usted que resumir su juicio sobre Videla, ¿cómo lo haría?
Se me hace muy difícil hablar del general Videla porque cada palabra que dijera podría llevarme a la cárcel."

Una joven generación perdida, sepulturas vacías para siempre, el uso sistemático de la tortura, Auschwitzs vernáculos radicados en instituciones de la Armada o sobrevolando el Río de la Plata, heridas que no cierran, hijos que se enteran a los veintipico de que sus padres no lo son, impunidades... El largo camino del regreso del horror, como se ve, aún hoy, carece de pavimento.

Mario Bellocchio
© arteUna - Todos los derechos reservados. Registro a la propiedad intelectual N.706.777
Fuente: http://www.arteuna.co


      

 

      Todos los libros están en Librería Santa Fe