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La cámara en la selva
Por Florencia Torres Freeman
Mientras Estados Unidos lanza su Cuarta Flota e instala siete nuevas
bases militares en Colombia, en distintos países de América Latina se
acaba de estrenar simultáneamente «FARC-EP La insurgencia del siglo
XXI», largometraje documental que narra el conflicto armado desde el
punto de vista de la guerrilla bolivariana.
¿En el siglo XXI la insurgencia es un souvenir del pasado? ¿Se acabaron
las ideologías? ¿Los revolucionarios se han convertido en delincuentes,
narcotraficantes, bandoleros, terroristas?
Los grandes monopolios de la (in)comunicación insisten con un mensaje
viejo, gastado y único: la insurgencia colombiana no tiene ideología,
formación cultural ni proyecto político. Su corazón mercenario palpita
al ritmo frenético y alocado de la coca. El antiguo y tenebroso “oro
de Moscú” ha sido reemplazado por los maletines repletos de dólares
y euros, provenientes del narcotráfico. Los indígenas masacrados, las
mujeres violadas, los jóvenes maltratados. En las pantallas de TV el
movimiento guerrillero se ha convertido en un monstruo mucho más temible
que Satán, Lucifer, Luzbel y los peores demonios medievales.
El viejo y barbudo Karl Marx comenzaba su célebre Manifiesto Comunista
afirmando que “Un fantasma recorre Europa: el espectro del comunismo.
Contra este espectro se han conjurado en santa jauría todas las potencias
de la vieja Europa ... No hay un solo partido de oposición a quien los
adversarios gobernantes no motejen de comunista”. Si se reemplaza “comunismo”
por FARC-EP (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército
del Pueblo), hoy el fantasma continúa deambulando por allí. ¿Qué movimiento
social radicalizado de América Latina no ha sido estigmatizado y acusado
de simpatizar con las FARC?
Hoy en día, la CIA, el FBI, la DEA y otros organismos “democráticos”
viven repartiendo la acusación de “colaborador de las FARC” a cualquiera
que intente, parezca o aspire a ser un disidente radical.
La obra Las brujas de Salem de Arthur Miller parece haber sido escrita
ayer. El macartismo se pasea altanero y desafiante. Toda disidencia,
en cualquier parte del mundo, huele a guerrilla bolivariana. Vivimos
un control del pensamiento que haría empalidecer los vaticinios más
sombríos de las novelas 1984, Un mundo feliz y Fahrenheit 451 o las
películas Brazil, Matrix y hasta la más reciente Sector 9.
Desde los grandes noticieros de TV hasta la ficción de Hollywood, pasando
por las toneladas de papel manchado de tinta de los grandes emporios
periodísticos, hoy todos atacan sobre un mismo blanco. Incluso los principales
presidentes de América Latina deben discutir con Uribe, servil ventrílocuo
local del gran amo imperial, tomando como eje el apoyo, el rechazo o
la indiferencia frente a las FARC-EP. Ni UNASUR ni la OEA han escapado
a estos debates.
En ese contexto global, donde la culminación de la guerra fría no ha
permitido que baje un grado la temperatura de la guerra psicológica
contra las rebeliones armadas contemporáneas, ¿qué piensan realmente
las FARC-EP? ¿Poseen un plan? ¿Tienen ideología? ¿Mantienen a sus decenas
de miles de jóvenes combatientes obligados y amenazados? ¿Cómo ven el
futuro de América Latina?
El largometraje FARC-EP: La insurgencia del siglo XXI intenta responder
aquellas preguntas, sometiendo a discusión la propaganda barroca y macartista
promovida desde EEUU. Para ello el equipo de cine «Glauber Rocha», formado
por camarógrafos de diversos países de América Latina y Europa, se interna
en la selva, recorre las cordilleras y las montañas, mostrando desde
adentro, como nunca antes se vio, la vida cotidiana en los campamentos
de las FARC-EP. El documental, que dura casi dos horas, incorpora entrevistas
a los principales comandantes guerrilleros del secretariado de las FARC-EP
y numerosos testimonios de combatientes de base, campesinos y jóvenes
urbanos del Partido Comunista Clandestino de Colombia (PCCC), incluyendo
secuencias sobre el papel fundamental de las mujeres en la lucha guerrillera,
los indígenas y pueblos originarios, el problema del narcotráfico, el
paramilitarismo, los prisioneros de guerra, las nuevas bases militares
norteamericanas y la violación sistemática de los derechos humanos por
parte del terrorismo de Estado en la patria del líder independientista
Simón Bolívar.
La estructura formal del documental constituye un inmenso collage, donde
aparecen reconstruidos desde las matanzas de la empresa bananera UNITED
FRUIT en 1928, el asesinato del dirigente popular Eliécer Gaytan en
abril de 1948 y la fundación de las FARC-EP hasta la captura de militares
norteamericanos en la selva colombiana, el caso reciente de Ingrid Betancourt
y las declaraciones de los principales referentes paramilitares (aliados
de Uribe) que confiesan haber recibido dinero de las bananeras para
asesinar guerrilleros y masacrar población civil.
En ese mosaico que no deja nada o casi nada afuera, son retratadas por
primera vez en la historia (hasta donde tenemos noticias) los cursos
de formación, políticos, ideológicos y militares, de los combatientes
comunes de las FARC-EP y también de sus fuerzas especiales. En medio
de la selva, los ríos, los árboles inmensos y los animales aparecen
bibliotecas, grupos de lectura, pizarrones y mucha, pero mucha gente
joven estudiando. Quien asista a alguna proyección de este film (hasta
ahora proyectado en circuitos underground, ¿se proyectará en las grandes
salas?) no podrá dejar de recordar las escenas de aquellos Pasajes de
la guerra revolucionaria pulidos y retratados en otra época por la pluma
exquisita de Ernesto Che Guevara, uno de los inspiradores de la ideología
de las FARC-EP junto a su legendario comandante y fundador Manuel Marulanda
Vélez, recientemente fallecido. Pero las escenas y entrevistas que retrata
esta película no pertenecen a los añorados y nostálgicos años sesenta,
tan alabados y tan bastardeados, sino... al siglo XXI.
Como en Cuba, Nicaragua y El Salvador, como en Argelia y sobre todo
en Vietnam, hoy Colombia vive una guerra civil de dimensión continental.
Esta película muestra lo que jamás aparece en la CNN y otras usinas
del poder: el conflicto armado desde el punto de vista de la rebeldía
bolivariana. No pasará desapercibida.
FICHA TÉCNICA:
Guión y dirección / Script and Direction: Diego Rivera
Montaje / Editing: Alejo Carpentier
Cámaras / Cameras: Diego Rivera, Tina Modotti y César Vallejo
Fotografía / Cinematography: Frida Kahlo
Producción / Production: Grupo de cine «Glauber Rocha»
Postproducción / Post-production: Julius Fucik y André Gunder Frank
Música / Music: Banda de sonido de las FARC-EP / Songs of FARC-EP
Investigación Periodística / Journalistic Research: Roque Dalton
Asesoramiento historiográfico / Historical Consultant: Ruy Mauro Marini
Agradecimientos / Thanks: Frida Kahlo, Ulrike Meinhof y Vladimir Maiacovsky
112 minutos / minutes
Mini DV Cam, 2009
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