La
Tendencia Revolucionaria estaba conformada por distintas agrupaciones
identificadas con el peronismo revolucionario y el socialismo nacional como
proyecto político: la Juventud Peronista (Regionales); el Movimiento Nacional
Villero Peronista (MVP); la Juventud Universitaria Peronista (JUP); la Juventud
de Trabajadores Peronistas (JTP); la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y la
Agrupación Evita de la Rama Femenina, a las que se agregó el Movimiento de
Inquilinos Peronistas (MIP), organizaciones que junto con otras agrupaciones
como las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR, las Fuerzas Armadas Peronistas
(FAP) y el Peronismo de Base (PB), desde distintas vertientes adherían al
proyecto del socialismo nacional. Más allá de conformar una estructura de acción
política (posteriormente se desarrolló el Partido Auténtico), la Tendencia
encarnó un conjunto de expectativas sociales que concitaron adhesiones desde
distintos sectores, básicamente identificados con el peronismo revolucionario.
En solo unos meses se derrumbaron
todos los espacios políticos de poder que ocupaba la Tendencia Revolucionaria
del peronismo. La renuncia de Cámpora inicia el repliegue inevitable, pero es en
1974 cuando ese repliegue se convierte en práctica disolución de una
heterogénea corriente interna que supo atravesar al Movimiento Peronista con un
discurso innovador y revolucionario, que había generado espacios multitudinarios
de participación y que incluso pudo disputar porciones de poder al sindicalismo
y el llamado peronismo ortodoxo.
24 de enero de 1974: Entrevista de un grupo de diputados de la Tendencia con
Perón en la Residencia de Olivos. Los diputados se oponían a dos artículos
(referidos a la asociación ilícita).de la reforma al Código Penal propuesta por
el Ejecutivo. Temían que fuera un artilugio legal para perseguir a las
organizaciones armadas. Perón los conmina a abandonar el bloque: "El que no está
de acuerdo se va". Ocho diputados nacionales de la Juventud Peronista renuncian
a sus bancas: Armando Croatto, Santiago Díaz Ortiz, Jorge Glellel, Aníbal
Iturrieta, Carlos Kunkel, Diego Muñiz Barreto, Roberto Vidaña y Rodolfo Vittar..
Después de sancionada la ley el Consejo Superior Peronista expulsó del Partido
Justicialista a los diputados renunciantes.
Es desplazado el gobernador de la Provincia de Buenos Aires,
Oscar Bidegain (nacido, casualmente, en la ciudad de Azul, sede de la
guarnición militar atacada por el ERP el 19 de enero de 1974), a quien el
presidente Perón acusa directamente de "connivencia con la subversión". Es
reemplazado por el vicegobernador Victorio Calabró, hombre de derecha apoyado
por el sindicalismo ortodoxo, el empresariado (entonces llamado "la patronal") y
la cúpula de la Iglesia católica.
En la Provincia de Córdoba, un mini-golpe de Estado a escala provincial conocido
como "Navarrazo" (una insurrección de la policía provincial dirigida por el
teniente coronel Navarro, con apoyo de la burocracia sindical, sectores
militares, eclesiásticos y grupos nacionalistas de derecha), termina con el
gobierno popular de Ricardo Obregón Cano y Atilio López
entre la resignación generalizada de la población civil. Los sindicatos
clasistas y combativos de Córdoba, (SMATA de René Salamanca y Luz y Fuerza de
Agustín Tosco) no pueden evitar la caída del gobierno provincial. El mini
golpe es avalado explícitamente por el gobierno nacional, quien envía una
intervención para blanquear técnicamente la destitución del legítimo gobierno.
25 de mayo de 1973 - Asunción
de Cámpora (Fragmento de Historia argentina, audiovisual dirigido por Felipe
Pigna)
En Mendoza el gobernador Alberto Martínez Baca es
forzado a abandonar su cargo.
Se consolida el poder de la derecha peronista: el comisario
Alberto Villarse convierte en jefe de la
Policía Federal y Luis Margaride asume al frente de la Superintendencia de
Seguridad.
Se define tajantemente la "subversión" (figura no
definida en el código penal) como el enemigo principal. Desde los inicios como
Nación, pero especialmente en los gobiernos militares -acrecentándose durante la
revolución fusiladora y Onganía- el término era sacado convenientemente de la
galera discursiva militar, encuadrándolo en difusos señalamientos de "comunismo
internacional", "comunismo apátrida", "marxismo foráneo", "enemigo
interno" (Plan Conintes), etc. Ya la dictadura de Uriburu en 1930 lo había
usado en la persecusión de
anarquistas. Pero en su acepción cruda y orientada a
la demonización específica de los actores armados (sobre todo ERP y Montoneros)
el término paradigmático se consolida en el imaginario social en este período.
La sociedad civil aceptó y acató este discurso hasta bien entrada la democracia
(1983); por otro lado los grandes medios de comunicación prohijaron y/o
colaboraron al asentamiento de la teoría de los dos demonios, aludiendo a una
"subversión de izquierda" y otra "de derecha".
Se afianza la estructura organizativa y se incrementa el accionar de la banda
criminal Alianza Anticomunista Argentina (Triple A). Dirigentes
sindicales combativos, abogados defensores de presos políticos y militantes de
organizaciones de izquierda, que incluso no solo no apoyaban sino que denostaban
ideológicamente la lucha armada, son víctimas del terrorismo paraestatal
ejercido por esta organización clandestina, creada a fines de 1973 y dirigida
por José López Rega, ministro de Bienestar
Social inamovible desde Cámpora a Isabel. El primer
atentado de la Triple A se produjo el 21 de noviembre de 1973 cuando hicieron
volar el auto del senador radical Hipólito Solari Yrigoyen, que salvó
milagrosamente su vida, aunque sufrió severas consecuencias. A partir de allí,
en pleno gobierno peronista (Perón hasta su muerte y luego Isabel) y hasta el
golpe de marzo de 1976, la Triple A mató -entre otros- a
Silvio Frondizi, hermano del ex presidente Arturo;
Julio Troxler; Alfredo Curutchet;
Rodolfo Ortega Peña; Atilio López
y la bebé de 4 meses de Raúl Laguzzi. La CONADEP, puesta en marcha por el
gobierno de Raúl Alfonsín, probó la intervención de la Triple A en
19 homicidios en 1973, 50 en 1974 y 359 en 1975. La dictadura genocida
llevaría esta progresión al infinito.
Acto del 1º de Mayo: Momento álgido
en el enfrentamiento entre Perón y la Tendencia Revolucionaria. Aunque es muy
difícil erradicar del imaginario social la alusión a la "expulsión", la
descalificación hacia los díscolos "imberbes" provoca que una tercera parte de
la concurrencia abandone masivamente el acto convocado en Plaza de Mayo. (Ver
discurso y video).
El 11 de mayo Carlos Mugica es asesinado por la
Triple A cuando salía de oficiar misa.
El 1º de julio, a poco de iniciar su tercera presidencia, muere Juan Domingo
Perón. Lo sucede María Estela Martínez de Perón. Se profundiza el proceso de
desplazamiento de los sectores combativos del peronismo de los diferentes
espacios institucionales que aún cubrían. López Rega se convierte en el hombre
fuerte del gobierno. En agosto el ministro de Educación Taina es reemplazado por
el derechista Oscar Ivanissevich. En la Universidad de Buenos Aires es designado
como rector Alberto Ottalagano, del mismo signo ideológico que el anterior. Las
organizaciones estudiantiles comienzan a replegarse (ver
Inés Izaguirre - La misión Ivanissevich).
En septiembre la organización Montoneros pasa a la
clandestinidad. El ERP instala una compañía de combate en
los montes tucumanos.
En solo un año, 1974, la Tendencia
Revolucionara perdió prácticamente todos los espacios de poder político que,
obviamente, no le interesaban en absoluto. Mucha sangre, muchos muertos fueron
necesarios para llegar al convencimiento que las instituciones del Estado de
derecho y la democracia representativa son valores y espacios dignos de ocuparse
y preservarse. En ese sentido la sangrienta bisagra del 76 cerró abruptamente un
extenso período histórico (1930-1976) donde la alternancia entre gobiernos
civiles y militares era considerada como natural y hasta necesaria, y los golpes
militares como un simple trámite administrativo que la sociedad civil debía
resignarse a soportar. La institucionalidad y la democracia lograron
cristalizarse como valor solo después de un intenso y prolongado baño de sangre.
Legisladores
y gobernadores de la Tendencia
En el terreno legislativo, la
Tendencia contaría con ocho legisladores sobre una cámara de Diputados
compuestas por 145 representantes del FREJULI: Armando Croatto, Santiago Díaz
Ortiz, Jorge Glellel, Aníbal Iturrieta, Carlos Kunkel, Diego Muñiz Barreto,
Roberto Vidaña y Rodolfo Vittar. Se calculaba que los funcionarios de la
Tendencia en los gobiernos provinciales y las legislaturas locales llegarían a
cincuenta. Además, estaban ligados a las gobernaciones de
Oscar Bidegain en la provicia de Buenos Aires, a Jorge Cepernic en Santa
Cruz; a Ricardo Obregón Cano en Córdoba; a Miguel Ragone en Salta y a Alberto
Martínez Baca en Mendoza (en la imagen en este orden, de izquierda a derecha)
Los cinco gobernadores y las alternativas de
la destitución
Buenos Aires - Oscar Bidegain (renuncia inducida por el
presidente Perón después de los hechos de enero de 1974) 23/01/74
Córdoba - Ricardo Obregón Cano-Hipólito Atilio López
(ambos destituidos por un golpe de Estado provincial (Navarrazo) y posterior
intervención federal) 02/03/74
Mendoza - Alberto Martínez Baca. El junio de 1974 se le inició juicio
político y posteriormente fue destituido por la Legislatura, lo sucedió el
vicegobernador Carlos Mendoza hasta que la provincia fue finalmente
intervenida en agosto de 1974.
Santa Cruz - Jorge Cepernic. Detenido despues del golpe de Estado y
encarcelado sin causa por la dictadura durante 5 años en el penal de Magdalena.
Salta - Miguel Ragone. Decreto de intervención
firmado por el Ministro del Interior, Alberto Rocamora, el 23/11/74. Ragone fue
desparecido el 11/03/76.
Imagen superior: Acto 25 de mayo de
1973 en Plaza de Mayo, asunción de Héctor Cámpora.
[Imágen: Guardia de Hierro en los
70: liturgia y escenografía nacional-socialista]
La disputa por el poder en la provincia de Mendoza
La Lucha por el control de los
Ministerios
Las relaciones de fuerzas después del 25 de mayo de 1973 se concentraron en la
lucha por el control de los ministerios del Poder Ejecutivo. La legislatura era
controlada por el sector político y sindical más ortodoxo, y sólo le
correspondió a la JP un 25% de bancas. Con la legislatura en las manos, los
sectores políticos y sindicales se unificaron para disputar los principales
ministerios, cuestionando a los ministros designados.
Días antes de la asunción del
Gobernador, los principales dirigentes sindicales le presentaron una lista de 19
personas que no debían formar parte del gobierno por ser sospechosos de marxismo
y trotskismo, que podían "originar una situación de descontento y desconfianza"
en los sectores gremiales. No obstante ello, el gabinete conformado por Martínez
Baca distó de respetar las exigencias del sindicalismo. Por el contrario,
incluyó a militantes de la Juventud Peronista y a personas vetadas por los
sindicalistas.
Desde el 13 de julio, con la renuncia del Presidente Cámpora, Mendoza pasó a
integrar la lista de las provincias cuestionadas. Desde entonces, la ofensiva
lanzada por el sindicalismo local entró en una segunda etapa, profundizando el
quiebre de relaciones entre el Gobernador y el Vice, este último acompañado por
el sindicalismo, la estructura partidaria, diputados, concejales e Intendentes.
Los emplazamientos al gobernador tuvieron un carácter cada vez más amenazante
hasta el mes de noviembre, en que el mismo Perón intervino para sugerir cambios
conciliatorios.
Con las instrucciones a los
gobernadores a través de la "orden reservada" impartida por el Consejo Superior
(1/10/74), por la cual se anunciaba el inicio de una guerra contra los elementos
infiltrados en el movimiento, el sindicalismo mendocino contó con la herramienta
necesaria para exigir la definitiva reestructuración del gabinete. Se aliaron en
esta lucha el presidente provisional de la Cámara de Senadores y dirigente
sindical Edgardo Boris, el Presidente de la Suprema de Justicia, y varios
legisladores provinciales del peronismo quienes manifestaron la necesidad de que
en Mendoza comenzara a gobernar el justicialismo.
Mensaje del presidente Perón
por Cadena Nacional sobre los hechos de Azul. Clic para descargar.
En esta línea de acción, el Congreso
Justicialista emplazó al Gobernador para que en 72 hs. procediera a modificar su
gabinete y al equipo de colaboradores más inmediatos.
El Gobernador desconoció las
exigencias advirtiendo que no se sometería al "capricho de ningún grupo o
sector" y "los que dicen que hay marxismo, tendrían que señalármelos con nombre
y apellido". El 22 de octubre estalló una bomba en el despacho privado del
Gobernador y como muestra de apoyo la Juventud organizó un acto para defender al
gobierno con la adhesión de 26 gremios.
La renuncia del Secretario General de la Gobernación, Horacio Martínez Baca
–hijo del Gobernador-, la aceptación de las renuncias de cinco de los seis
miembros de su gabinete, y la disposición de Martínez Baca para formar una
"comisión mediadora" integrada por dirigentes y autoridades partidarias para
constituir un nuevo gabinete, fueron los primeros pasos que se dieron a fin de
encontrar una salida política a la crisis interna del peronismo local.
Sin embargo, la asunción de los nuevos ministros (2/11/73) fue nuevamente
cuestionada por una Comisión del PJ, al extremos de acusar a Martínez Baca de
inconducta, indisciplina, violación de los principios y de las resoluciones de
los organismo partidarios".
Desde Buenos Aires, Benito Llambí, Ministro del Interior de la Nación, y José
Martiarena, Secretario General del CSMNJ, exigieron resolver la situación y
realizar un cambio completo de gabinete. El 6 de noviembre, nombró nuevos
funcionarios del equipo gubernamental, del cual resultaron desplazados los
ministros cuestionados, y con ellos, la JP perdió todos sus puestos en el
gobierno provincial.
De la distensión al Juicio político
El pleito entre la CGT y el justicialismo mendocino con el gobernador encontró
un principio de solución cuando el sector gremial dejó en libertad a Martínez
Baca para cubrir el cargo del ministerio de Bienestar Social. Si bien se trató
de una tregua, esto duró escasos días. Los nuevos objetivos ya no se
concentraron solamente en cuestionar a los colaborados, sino, más aún, lograr la
destitución del gobernador.
Diario Noticias Nº 63, 22 de enero de 1974. Clic para descargar
En los primeros días del mes de
febrero de 1974 se realizó una asamblea a la que se llamó "Cabildo Abierto", una
reunión plenaria convocada por E. Cardozo. Bajo el lema "¡Perón, Mazorca, los
zurdos a la horca!", se presentó el proyecto por el que se exigía la separación
de todos los funcionarios del Estado provincial que hubiesen sido cuestionados o
identificados como infiltrados ideológicos por actuar al servicio del proyecto
político de la autodenominada "Tendencia Revolucionaria", la renuncia a las
bancas de todo legislador o concejal sancionado por el partido y exhortar a los
ministros del Poder Ejecutivo a renunciar a sus cargos.
A fines de febrero, Martínez Baca se
reunió con Llambí y E. Cardozo (interventor del PJ) . Allí establecieron las
bases para la solución del conflicto. Una de las cláusulas fue la eliminación
del Cabildo Peronista. A su vez los mismos ministros debían realizar la
depuración en sus propias carteras ministeriales, en consulta con el Consejo
Provincial del movimiento. Es decir, la permanencia de Martínez Baca en el poder
estuvo condicionada al alejamiento de todos sus principales colaboradores, a
través de una operación de depuración ideológica intra-peronista e
intra-gobierno. A principios de abril, la legislatura decidió dar el paso
definitivo e impulsó el juicio político. Las argumentaciones se originaron a
raíz de las investigaciones que el Senado hizo de la operaciones de la bodega
estatal GIOL, en la cual se involucró al gobernador y a su hijo. El dictamen de
la comisión del juicio político fue aprobado por mayoría, con el voto de
radicales y demócratas.
El gobernador dirigió un último mensaje en ocasión del aniversario del 25 de
mayo en el que formuló un enérgico llamado a la pacificación y unión de los
sectores políticos "en contra de los enemigos comunes" exhortando enfáticamente:
"¡Basta de invocar al General Perón falsamente!, ¡Basta de hacerse las víctimas
y traten todos de cumplir con su deber!". 17 Días después fue suspendido y se
hizo cargo del Poder Ejecutivo el vicegobernador, Carlos Mendoza.
Por cierto, la lucha política intraperonista se concentró en los cargos del
Poder Ejecutivo, ya que prácticamente la legislatura era controlada por el
sector sindical y político opositor al Gobernador. Martínez Baca contaba con el
apoyo de la JP, algunos legisladores, 4 de los 18 intendentes, y unos pocos
gremios; Carlos Mendoza, logró reunir en torno suyo la adhesión de las
autoridades de la CGT, la mayoría de los legisladores, la estructura partidaria,
intendentes y gran parte del gremialismo mendocino. Frente a este cuadro de
situación ¿por qué la resolución del conflicto mendocino no concluyó con la
intervención federal inmediata tal como lo solicitaban los sectores opositores,
y en cambio, esta se demoró hasta agosto de 1974? Las alternativas para pensar
una respuesta pueden ser las siguientes: -Martínez Baca tenía el respaldo del
Secretario de la Presidencia, Vicente Solano Lima, quien le había aconsejado que
se desprendiera de algunos de sus colaboradores para poder mantener su línea
política.
-Igualmente, el Gobernador no era identificado como representante excluyente de
la Tendencia Revolucionaria, ya que, en forma reiterada, diferentes sectores le
exigían solamente la re-estructuración del gabinete.
*Los funcionarios cuestionados fueron: Ministro de Gobierno, Eduardo Zannoni,
Cultura y Educación, Francisco Reig, Subsecretario de Gobierno y
Municipalidades, Juan Carlos Cerutti, Secretaría General de la Gobernación,
Horacio Martínez Baca, Secretaría Privada de la Gobernación, Hugo Mantovani,
entre otros.
[En: De Instauración y crisis de la
democracia en los escenarios provinciales. Un estudio comparado de los casos de
Formosa, Córdoba y Mendoza, descargar el documento]
[De: Universidad y Liberación Nacional. Un estudio de
la Universidad de Buenos Aires durante las tres gestiones peronistas: 1946-1952,
1952-1955 y 1973-1975.
Ver y descargar el libro completo:
https://docs.google.com/open?id=0B9MUX80k_Q05SjRZdlZOR0d0eG8
]
El devotazo - 25 de mayo de 1973
El General Perón llegaba al poder en
el marco de una holgada victoria electoral,(257) en un contexto dificultoso, tal
como comentáramos en páginas precedentes. El Pacto Social encontraría graves
pujas de poder y Perón, pese a garantizar la unidad entre adversarios durante un
tiempo, estaría lejos de ser garantía del orden político nacional. Los reclamos
por aumento de precios de la CGE mostrarían a la burguesía argentina, con
actitudes similares a las tomadas frente al segundo gobierno justicialista y los
Congresos de la Productividad, que el modelo distribucionista del peronismo era
cuestionado. La burguesía argentina, repitiendo un rasgo típico de los
capitalistas del Tercermundo, preferiría ante las amenazas de los sindicatos,
pactar con los militares y el capital trasnacional contra la CGT.
A costa de no claudicar parte de la rentabilidad de sus ganancias, la burguesía
nacional sería su propia asesina, tal como quedaría expresado a través las
medidas implementadas con posterioridad a la caída de Perón y con las políticas
económicas de período que va de 1976 a 1990. Ahora bien, no todos los aumentos
de precios eran simplemente parte de un cómodo acuerdo político, sino que
expresarían además, los virajes de la economía internacional y el consecuente
aumento de los insumos importados. El cuello de botella de la economía mundial,
el aumento del precio del petróleo y el cierre del mercado europeo a la carne
argentina, marcarían la imposibilidad de reconstruir el frente de 1945 y el
pronóstico augurado por Cooke en los años anteriores, aparecería como una
revelación a los ojos del tercer peronismo. Ahora bien, a diferencia de los
planteos de Cooke, no estarían dadas las condiciones políticas y organizativas
de los sectores populares para llevar la revolución hacia la izquierda y el
gigante invertebrado no abandonaría su condición de ser el hecho maldito del
país burgués: jamás sería su superación. La disputa contra los ajustes del
imperialismo y la avanzada de la reacción interna, no atarían el destino de la
Argentina al bloque Tercerista, ni la conducirían hacia el socialismo nacional
como suponía Cooke, sino que los sectores dominantes terminarían aplastando la
organización popular y situando a nuestro país como títere del bloque de los
aliados vencedores de la Segunda Guerra Mundial.
La CGT podría acompañar las críticas
de Perón y el sector lopezreguista a la Tendencia y a los programas de la
izquierda peronista, pero dada su condición de ser representante gremial de los
intereses de los trabajadores, bajar las banderas de la lucha en manos de los
empresarios y de la derecha del Movimiento, le quitaría espacio en la arena
política y perdería con eso su legitimidad ante los trabajadores. Estos últimos,
pese a no acompañar el programa socialista de la Tendencia, no estarían
dispuestos a modificar sus condiciones de vida producto de varias décadas de
lucha. Ante los aumentos de precios, las huelgas y la disputa sindical contra la
patronal, estarían al pie del cañón. Pese a estas internas entre la CGT, la CGE
y la Tendencia, el verdadero enemigo del pueblo estaría al acecho y sería el
garante de que los conflictos dentro del frente nacional se resolvieran sobre la
espalda de los trabajadores, sobre la estructura de la industria y a través del
quiebre de la cultura nacional. Las multinacionales, el capital financiero, los
terratenientes y los importadores, serán los grandes operadores del imperialismo
en tierras del sur americano.
De
las milicias populares a Susana Giménez
Rodolfo Galimberti murió ayer (12/02/02) a los 53 años. El ex secretario de la
Juventud Peronista y militante guerrillero se había convertido en millonario,
asociado a ex agentes de la CIA. Su vida fue usada para desacreditar la
militancia popular de la generación de los años '70.
Por Luis Bruschtein
La
vida de Rodolfo Galimberti terminó ayer a la mañana y no fue por un tiro en
combate, como le hubiera gustado en otra época, sino por una afección en la
aorta abdominal propia de las personas demasiado gordas. Tenía 53 años, no era
lo suficientemente joven como para tener esa muerte heroica que todos
recordarían, y tampoco demasiado viejo como para haber disfrutado los beneficios
de sus cambios de frente. Se hizo famoso en los ‘70 usando el "nosotros" para
referirse a la Juventud Peronista o a los Montoneros y murió usando esa misma
primera persona del plural para hablar en representación de otra "orga" que no
se entendía bien si eran los Estados Unidos de Norteamérica o directamente la
CIA. Pero tanto en los ‘70 como en el 2000, seguía siendo ese personaje
grandilocuente, provocador, y siempre necesitado de llamar desesperadamente la
atención.
La última secuencia en la vida del "Loco" Galimberti comenzó el domingo a las
19.30 cuando estacionó de un frenazo, en doble fila, frente a la clínica San
Lucas, de San Isidro, y bajó con el cuerpo doblado por dolores punzantes en el
estómago y la cintura. Los médicos diagnosticaron una perforación de la aorta
abdominal, a causa del estrés, la gordura y el colesterol. Galimberti se internó
con otro nombre y fue sometido a una operación durante ocho horas hasta que
murió ayer a las ocho de la mañana.
Si ésa fue la última secuencia de su vida, es difícil saber cuál fue la primera,
la que lo marcó para protagonizar una historia donde parecía que no hubiera más
límites que los que él fijaba. Quizá fue cuando a los quince años hirió de un
navajazo a un adolescente comunista y descubrió que su padre y su hermano, que
lo habían alentado a ese tipo de aberraciones, le daban la espalda y dejaban que
fuera preso a un internado. O el día que descubrió a su padre, empleado del
Banco de Londres, hablando en inglés con sus jefes, cuando a él lo castigaba
severamente si lo hacía. Son anécdotas que contó a Marcelo Larraquy y Roberto
Caballero que escribieron un best seller con su biografía.
Como muchos adolescentes de los ‘60, Galimberti, que vivía con su familia en un
pequeño chalet en San Antonio de Padua, se integró a Tacuara, la versión
populista local del nazi-fascismo, junto a la GRN que expresaba al nazi-fascismo
oligárquico. El eje de las dos era el nacionalismo, pero la mayoría de su
actividad se limitaba a acciones anticomunistas y antisemitas. Al igual que
muchos de esos jóvenes, Galimberti se sintió defraudado por Tacuara y buscó,
desde el nacionalismo, abrevar en vertientes de la izquierda. En los años ‘60
participó con Chacho Alvarez, Ernesto Jauretche, Jorge Raventos, Carlos Grosso y
Raúl Othacehé, entre otros, en la Juventud Argentina por la Emancipación
Nacional (JAEN), un grupo peronista no guerrillero. Lo integraban estudiantes e
intelectuales, muchos de los cuales tenían una formación marxista matizada con
lecturas de Jauretche, Hernández Arregui, Abelardo Ramos, John William Cooke o
Rodolfo Puiggrós.
Galimberti no era un erudito pero le gustaba parecerlo y en sus charlas
políticas introducía citas ideológicas y hasta literarias, era irónico y
provocador y se esforzaba por desplegar un derroche de seducción que lo mostraba
dispuesto a disputar liderazgo y obtenerlo. Proyectaba una imagen de "ganador",
pero con una idea superficial de lo que eso significaba, y así lo actuaba con
exageración y buscando desesperadamente que lo reconocieran. Con el surgimiento
de la guerrilla peronista, especialmente de Montoneros y las FAR, muchas
agrupaciones como JAEN, confluyeron en la Tendencia Revolucionaria hegemonizada
por las organizaciones armadas.
La personalidad del "Loco" o del "Tano" lo llevó a convertirse en secretario de
la Juventud Peronista cuando numerosos núcleos juveniles de todo el país se
unificaron en la JotaPé de las Regionales. Viajó a España, entrevistó y sedujo
al general Perón en Puerta de Hierro y regresó casi como hijo adoptivo del viejo
líder. Pero cometió un traspié en 1972, cuando convocó a formar milicias
populares. El anciano líder queríaregresar como "pacificador", no como
organizador de milicias populares, y la convocatoria pública de Galimberti lo
irritó y lo alejó de su entorno.
Desde su caída en la simpatía del general, la militancia de Galimberti fue de
bajo perfil, con fuerte acento crítico a la conducción del líder histórico del
peronismo. Ya como militante de Montoneros había regresado a su pasión por las
armas, la misma que había estimulado su papá Ernesto cuando a los cinco años lo
hacía disparar con una pistola belga FN. Su personalidad exaltada, que lo
limitaba en la política, encajó perfectamente en la lógica de los "fierros", que
era la que primaba en la política de Montoneros. Osado y eficaz en ese plano, el
Loco ascendió en la guerrilla, donde esas características eran más valiosas que
la política o la ideología. Así llegó al grado de oficial de la columna norte
del Gran Buenos Aires. Galimberti subía y bajaba en la estructura interna. Era
eficiente en la acción militar, pero la conducción lo consideraba demasiado
"liberal, individualista y con actitudes pequeño-burguesas" y nunca llegó a
tener un grado muy alto.
En setiembre de 1974 participó en el secuestro de los hermanos Jorge y Juan Born
por el cual la guerrilla obtuvo un rescate de más de 60 millones de dólares. Era
el secuestro más rentable en la historia de las guerrillas en el mundo. Tras el
24 de marzo de 1976, la Columna Norte, con Galimberti incluido, planteó una
disidencia de izquierda y fue intervenida. El Loco desapareció varios meses.
Cuando volvió a contactarse dijo que había sido herido en un enfrentamiento.
Salió del país y se hizo una autocrítica por la disidencia en la que había
participado. Pero cuando la conducción de Montoneros lanzó la "contraofensiva",
el Loco se puso en disidencia nuevamente y se escindió con un grupo que se
denominó "Peronismo en la Resistencia".
Su vida entró en una zona oscura, lejos de la acción heroica y de la fama
política. Trabajaba como taxista en Francia y su segunda mujer, Julieta, hermana
de Patricia Bullrich, murió en un accidente. Regresó cuando se fueron los
militares, pero tenía que estar clandestino, sin plata, sin prestigio, sin
reconocimiento, con sólo un puñado de simpatizantes. Se sentía un perdedor. Se
vinculó a los "carapintada", desarrolló una profunda aversión contra la clase
política que no lo reconocía y hacia una cultura política que lo relegaba al
rincón oscuro de los perdedores. Decidió que estaba para más, aprovechó un
llamado de Carlos Menem a la "reconciliación" y arregló un encuentro con Jorge
Born, su ex secuestrado, le pidió perdón, además de trabajo y se puso de acuerdo
con el fiscal Juan Romero Victorica para devolverle lo que quedara del rescate
que habían cobrado los Montoneros. Denunció a algunos de sus ex compañeros y
creció primero como guardaespalda y luego como socio de Born y de Jorge
Rodríguez, esposo de Susana Giménez, en la empresa Hard Communications, que fue
acusada de estafar al Hogar Felices Los Niños, de chicos de la calle.
Para diversificar sus negocios se asoció con dos ex agentes de la CIA en una
agencia de seguridad que trabajaba con el grupo Exxel. Tenía un looft, autos
deportivos y una colección de motos. El jefe guerrillero se había convertido en
un gordo en motocicleta. En su biografía explica que tomó ese camino en homenaje
a la generación de los ‘70 que había caído por sus ideales, para demostrar que
"ellos también hubieran podido ser exitosos en esta nueva realidad". Si alguno
de los caídos en los ‘70 reviviera, seguramente no le hubiera gustado el
homenaje. Es más probable que al decir eso pensara más en el reconocimiento de
su severo y ambiguo papá Ernesto
Se murió hace mucho
Por Miguel Bonasso
Dicen que Rodolfo Gabriel Galimberti se murió ayer a los 54 años, pero no es
cierto: se murió a comienzos de la década del 80, cuando se entrevistó en
secreto con el Almirante Cero en el Buenos Aires del crimen y cambió de camisa.
El que se murió ayer, como cualquier gerente, en una operación de aorta, era un
gordo homónimo que posaba de canalla en revistas amarillas con viejecitos que ya
están en el PAMI de la CIA aunque aún sigan jodiendo.
Es más: imagino al verdadero Loco Galimberti haciendo bromas crueles sobre el
gordo madurón que se quedó en la operación como cualquier boludo. Un gordo que
no cayó en el Líbano, ni en la Franja de Gaza; ni en una esquina de la zona
norte de Buenos Aires junto a Carlitos Goldenberg; ni siquiera en la Harley
Davidson que estacionaba, imponente, en la puerta del Museo Renault. A mi modo
de ver lo único que tenían en común el verdadero Galimba y el dueño de la
agencia de seguridad del Exxel Group que murió ayer a la mañana era la sonrisa
mordaz, la mueca despectiva de una boca tajeada, casi sin labios. No, en verdad
les digo: aquel que llamaban el Tano, el Loco, Alejandro, murió a fines de los
setenta, a lo sumo comienzos de los ochenta. Créanme, yo lo conocí: era
arrogante y precozmente cínico, cargaba cierta gomina de chico nacionalista del
Petit Café, pero poseía un talento político y un arrojo nada comunes. El Perón
que jugaba al ajedrez con el dictador militar Alejandro Lanusse lo hizo delegado
de la Juventud y el Loco organizó a miles de jóvenes bajo las temerarias
banderas de los Montoneros. Luego Perón lo bajaría de un hondazo cuando el
delegado juvenil lo puso en aprietos al anunciar la creación de las "milicias
populares". El Loco, entonces, tuvo que "proletarizarse" y "bajar a la base",
así como después tendría que "militarizarse" en la famosa Columna Norte. A fines
del ‘76 recibió en la cabeza el "raspón" de una bala de 45 y salvó su vida
milagrosamente gracias a unos anónimos ciudadanos que lo guardaron en su casa
(un relato que algunos jefes montoneros, como Fernando Vaca Narvaja, pusieron
siempre en duda, sospechando que había caído y "negociado su vida con el
enemigo").
A comienzos de los 80, después de romper con la conducción de Mario Firmenich,
sacó un documento que prenunciaba al futuro socio de Jorge Born y concedió una
entrevista en París a Siete Días donde denunciaba a Vicente Saadi y a otros
dirigentes peronistas como "agentes soviéticos". Saadi lo calificó acertadamente
como "botón" y creo que ese fue su testamento.
Después apareció en escena el gordo homónimo que se casó en Punta del Este, con
invitados como Jorge Radice y el fiscal Juan Martín Romero Victorica. El que
armó una tramoya para sacarles dinero a los Graiver y dárselo a su nuevo patrón,
Jorge Born. El amigo del Corcho Jorge Rodríguez. El que se quedó ayer por la
mañana en la sala de operaciones. [Página/12/, 13/02/02
Contra el imperialismo económico a
la vuelta de la esquina, el peronismo desarrollaría el programa de la
independencia económica. La política económica del tercer peronismo sería
nacional, industrial, popular y antiimperialista como en sus dos primeros
gobiernos y esta vez, estaría en manos del ex delegado de la CGE, José Ber
Gelbard, lo mismo que durante el período de Cámpora y de Lastiri. El rumbo de la
economía sería uno de los puntos inmodificables del tercer gobierno peronista y
se mantendría inquebrantable mientras el General permaneció con vida. La fórmula
económica del tercer gobierno, sería similar a la primera presidencia en lo que
respecta al rol que deberían jugar los terratenientes: como proveedores de los
alimentos a buen precio para mantener bajo el costo del salario de la industria
y como dotadores de divisas para la importación de maquinaria industrial. Para
garantizar este último punto y de manera similar al Segundo Plan Quinquenal,
Gelbard intentaría que el campo aumentara la productividad. La fórmula esta vez,
estaría dada por la expansión de la explotación de tierras más allá del corazón
de la Sociedad Rural Argentina centrado en la Pampa Húmeda: un proyecto de una
nueva Ley Agraria establecía un impuesto a la renta potencial de la tierra. El
proyecto nunca dejaría de ser tal y la ley no sería sancionada en el Parlamento.
Este esquema de proyecto de ley se complementaría con un sistema de retenciones
a las exportaciones. La hegemonía de los programas de la CGE sobre las
multinacionales y el capital financiero, obligaría a la banca a ponerse al
servicio de la producción nacional bajo la tutela del Estado, que con estas
medidas, intentaría cerrar el grifo de la especulación financiera. Se
nacionalizarían los depósitos bancarios y se generarían líneas de crédito
especiales para la industria nacional.
Los gobiernos del lobby de las grandes multinacionales y los banqueros
extranjeros, base del endeudamiento y el derroche del trabajo nacional expresado
en fuga de capitales y especulación financiera, tendrían un tope con el gobierno
popular. Las multinacionales verían reducido su espacio en la mesa de toma de
decisiones del Ministerio de Economía, tal 259 como habían sido tiempo atrás
beneficiadas por Vasena. Con ello, las empresas extranjeras perderían el
privilegio de tener la prioridad para acceder al ahorro nacional y a los
créditos de los organismos internacionales y deberían someterse a la regulación
bancaria, a la ley de precios máximos y al tutelaje del Estado nacional y
popular.
Enfrentamiento entre Perón y la Tendencia
Perón regresaría al país para ocupar el lugar de Cámpora, pero esta vez y a
diferencia de la coyuntura del desembarco del "Tío", no sería necesario hacerlo
a través de las Formaciones Especiales, ni de la lucha armada, sino que el
método sería el clásico: elecciones y reconstrucción del movimiento nacional
pautado bajo el mando del líder, en pos de reconstruir el programa de la
Comunidad Organizada. La izquierda peronista debería sumarse al esquema
frentista en los términos planteados por Perón o en su defecto, como mostró la
dinámica de la política nacional, la disputa dentro del Movimiento llevaría a
que el General moviera el péndulo hacia la derecha: en un marco de desconfianza
hacia los militares, la derecha política del tercer peronismo sería ocupada por
grupos clandestinos y por sectores de la Policía Federal manejada por el equipo
de López Rega, nombrado por Perón. Villar, Osinde y López Rega operarían
haciendo uso de la violencia terrorista sobre la Tendencia. Más que organizar el
terrorismo de las tres A, Perón se relacionaría con ellas dándole su aprobación
con la omisión a los reclamos de los familiares de los caídos. Los actos de
terrorismo de las AAA para desarticular a la izquierda del Movimiento, serían
acompañados, además, por una táctica de desplazamiento político de dirigentes de
la Tendencia, ante la mirada y la boca muda de Perón. La historia argentina en
un juego circular de repeticiones regresaría sangrientamente: en su momento,
Perón no intervendría ni pondría freno al pedido de Lanusse de terminar con la
violencia y la acción de las Formaciones Especiales sobre los objetivos
militares y tampoco lo haría esta vez y a sugerencia de la Tendencia, para
terminar con la violencia de la AAA. El General, sería nuevamente el árbitro de
la partida, pero a diferencia de 1971, en este juego de guerra de posiciones, el
viento soplaría y llevaría la pólvora hacia la derecha de la política nacional.
Con anterioridad a la llegada de Perón al país, éste ya había tenido sus
primeros desencuentros con la Tendencia tal como comentamos precedentemente, en
su encuentro con FAR-Montoneros. Asimismo, quedarían formulados en la decisión
de Perón de situar a la juventud en el diseño de la Comunidad Organizada o en su
defecto, dejarla relegada del esquema de toma de decisiones del Movimiento:
Perón desde Puerta de Hierro y ante la llegada de comentarios sobre el intento
de Galimberti de formar milicias armadas, destituiría al representante de la
Juventud Peronista del Consejo Superior Justicialista. Este castigo al "exceso"
del representante de la Tendencia, sería visto con buenos ojos por los militares
argentinos y por los sectores sindicales y del Partido Justicialista. El
peronismo sería peronista o no sería nada, indicaría el General, mientras caían
los dirigentes de la JP.
Posteriormente, bajo la conducción de Perón en la Argentina, se reuniría el
Congreso General Justicialista, que a diferencia del período camporista, no
contaría con la "Rama Juvenil" expulsada del Partido en junio de 1974. En este
marco, la Tendencia agudizaría la disputa con Perón en una contienda política
que terminaría en un suma cero para el movimiento popular de nuestro país, ante
el avance de la derecha y del capital trasnacional.
La violencia de las Formaciones Especiales y el llamado de Perón al desarme
Las Formaciones Especiales tendrían
una función clara hasta el año 1973, que marca el regreso del General Perón al
país luego de 18 años de lucha. A partir de aquí, se abriría para las
organizaciones populares y para el pueblo argentino, una etapa política signada
por la ausencia de proscripciones. Sería el momento de desarrollar la inserción
política de las masas: éste fue el mensaje de Perón a la juventud, en su llamado
a abandonar la lucha armada y a reconstruir la Comunidad Organizada y el
capitalismo nacional. Para muchas organizaciones, el proyecto de Perón estaría
lejos de su programa y expectativas: ya sea el de Socialismo Nacional de
Montoneros o el de Socialismo Marxista del PRT-ERP. Ahora bien, pese a las
diferencias de proyectos, lo que muchas organizaciones de la Tendencia y la
izquierda marxista no supieron ver, fue que tras años de lucha, se daban las
condiciones irrepetibles hasta el día de la fecha, para construir una política
en los frentes de masas. Esta política sería la única posibilidad para
garantizar el triunfo popular en una sociedad atravesada por instituciones
formadoras de subjetividad y artífices de la colonización pedagógica: partidos,
prensa, Iglesias, sindicatos, fundaciones y universidades. La disputa por la
hegemonía en una sociedad como la nuestra, estaría y está dada aún, por la
capacidad de las organizaciones de llevar adelante un proyecto sobre las
instituciones formadoras de ideología y de los programas de gobierno. Esta
actividad implicaba superar la mera disputa en el terreno militar y las acciones
ejemplificadoras como elementos de concientización. Al militarizar la disputa
política, los sectores de la Tendencia y de la izquierda marxista, permitieron
al enemigo jugar en un terreno en el cual tenía claras ventajas comparativas.
Muchas organizaciones no estarían dispuestas a desensillar la marcha para
abandonar la disputa militar y construir política desde el llano: el ERP el 25
de marzo de 1973 tomaría las instalaciones de Atucha, en abril del mismo año
secuestraría al Almirante Francisco 261 Aleman, en septiembre de 1973 asaltaría
el Comando de Sanidad del Ejército, en enero de 1974, atacaría el Regimiento X
Húsares de Pueyrredón en Azul, una fábrica de explosivos en Córdoba, entre otras
acciones. Los Montoneros entendieron la importancia de la llegada del gobierno
popular y la oportunidad irrepetible que se abría para construir un frente de
masas y por breve período de tiempo, abandonaron la lucha armada y se sumaron a
la campaña del General Perón. No fue la misma actitud que tendría el ERP y las
FAP que seguirían generando operativos militares enfrentando a Perón y con eso y
pese a sus intenciones, separando a las masas de los grupos guerrilleros. El uso
de la violencia política tras 1973 con el regreso del gobierno popular al poder,
a diferencia de lo que suponían las organizaciones armadas, tendría un
significado diferente para los obreros. La guerrilla transitaba hacia al lugar
en donde las FFAA armadas demostrarían ser más efectivas y en el plano del
enfrentamiento directo, el pueblo no se movilizaría para respaldar a los
combatientes populares. En el plano militar y a lo largo del desarrollo de la
lucha guerrillera en Argentina, las posibilidades de derrotar a los ejércitos
regulares serían ilusorias y ante el alejamiento de las masas, los guerrilleros
serían diezmados por el aparato represivo, primero parapolicial y luego, militar
de la dictadura de 1976.
Al margen de contar con la presencia de Perón en el país luego de 18 años de
resistencia obrera y de protagonismo juvenil, el llamado a la tregua para bajar
las armas e iniciar el tiempo de la política de masas hecho por el General, no
se cumplió. Esta medida fue desconocida no sólo por la izquierda marxista, sino
además, por sectores de la Tendencia y por las Formaciones Especiales: el 25 de
septiembre de 1973 Rucci, Secretario General de la CGT y uno de los pilares del
Pacto Social y del tercer gobierno de Perón, fue ejecutado.
Aunque no declarado públicamente por
la Tendencia, Perón se lo adjudicaría a Montoneros y, con posterioridad al hecho
difundiría en la conducción del Movimiento un "Documento Reservado" en donde
declararía la guerra a la subversión marxista y a los infiltrados en el
Movimiento. En esta línea de militarización de la disputa política dentro del
Movimiento morirían el 22 de marzo, Rogelio Coria, ex dirigente de la UOCRA; el
1º de julio de 1974 Félix Navarro, guardaespaldas de la UOCRA; el 15 de julio de
1974 Arturo Mor Roig, Ministro del Interior de Lanusse, el 17 de julio de 1974,
David Kraiselburd, propietario del diario El Día.258 Ante la imposibilidad en el
mediano plazo de garantizar el cese del fuego, tanto del ERP, como de Montoneros
o de las FAP, Perón reforzaría la legislación para reprimir a "los infiltrados
del Movimiento" y en enero de 1974, sancionaría una reforma del 262 Código Penal
que castigaba duramente las actividades guerrilleras y la tenencia de armas. El
debate sobre la aprobación de esta reforma terminó con la renuncia de los ocho
Diputados de la izquierda peronista el 24 de enero de 1974. Detrás de las
acciones guerrilleras caerían los políticos de la Tendencia, generando el
pretexto necesario y dando lugar, al avance de la derecha bajo la aprobación de
Perón: detrás de Rucci se irían los diputados peronistas de la Tendencia; detrás
del copamiento del Regimiento en Azul, sería destituido Bidegain de la
gobernación de Buenos Aires y la lista es extensa. El enfrentamiento entre Perón
y la juventud tendría su corolario en la conmemoración del 1º de mayo de 1974.
En esta fecha, pese a la prohibición por parte del General, la inmensa columna
de la Tendencia ingresaría a la plaza tras las banderas de Montoneros y de la
JP. Las provocaciones de la juventud hacia el resto del Movimiento no se harían
esperar y las columnas de la Tendencia ingresarían a la plaza entonando los
cánticos "Si Evita viviera, sería Montonera", "No queremos carnaval, Asamblea
popular", "¿Qué pasa, qué pasa, qué pasa General, que está lleno de gorilas el
gobierno popular?" El desafío al sindicalismo y a las corrientes de centro del
Movimiento, implicaría una ofensa y un enfrentamiento con las decisiones de
Perón, que abandonaría su posición conciliadora típica de la Comunidad
Organizada e increparía duramente a la Tendencia, caratulando de imberbes e
infiltrados a sus componentes. La extensa columna de Montoneros se retiraría de
la plaza cantando "Rucci traidor, saludos a Vandor" y detrás de ellos, gran
cantidad de militantes llevarían su desasosiego hacia las afueras de la Plaza y
lo que sería aun más grave, más tarde, hacia los márgenes del Movimiento
Justicialista.
Perón moriría el 1º de julio de 1974
y la hegemonía del sector lopezreguista se haría sentir por algún tiempo desde
la acción de las AAA, CNU y el Comando de Organización.
Solicitada del Partido Peronista Auténtico en Clarín el 22 de julio de 1975
donde se pide la renuncia de Isabel y la convocatoria a elecciones. Clic para
agrandar.
El enfrentamiento directo de la
juventud al gobierno de Isabel, la militarización de Montoneros y su pase a la
clandestinidad, estarían a la vuelta de la esquina y tendrían fuerte repercusión
sobre el programa de la universidad.
La Universidad
"La universidad representa todavía
al colonialismo, pero ya el estudiantado pertenece al país." Juan José Hernández
Arregui (259).
La denominada "universidad
peronista" a la cual nos vamos a circunscribir en este apartado, refiere al
período iniciado por la intervención el 29 de mayo del año 1973 que se extiende
hasta el 17 de septiembre del año 1974. En ese período se desempeñaron como
Rectores interventores de la UBA, Rodolfo Puiggrós, Alberto Banfi, Ernesto
Villanueva, Vicente Solano Lima y Raúl Laguzzi. El Ministro de Educación durante
este breve proceso sería el Dr. Jorge Taiana. En el contexto de la llegada de
Cámpora al gobierno, la universidad, como la sociedad en su conjunto, era un
hervidero político. Como consecuencia de las sucesivas intervenciones militares,
que habían disuelto gobiernos, reprimido a estudiantes, expulsado docentes y
reformado planes de estudio, los movimientos estudiantiles habían crecido
enormemente al calor de la lucha y tomaban las riendas de la batalla política e
ideológica en el interior de la institución. Amplias franjas de estudiantes y de
docentes avanzaban hacia una visión nacional y popular de la realidad argentina,
lo cual encontraría una férrea oposición en gran parte de las autoridades de una
universidad ligada al país de los años que van de 1955 a 1973. La
nacionalización de la universidad implicaba la reformulación y la crítica de la
historia oficial, tanto de derechas, como de izquierdas. Las historias de sangre
y luchas de nuestro país estaban latentes y formaban parte de los debates por la
liberación nacional. Comenzaba a comprenderse que la lucha de clases en
Argentina debía mirarse desde la óptica nacional y que, en nuestra condición de
país latinoamericano del Tercer mundo, la confrontación implicaba una batalla
entre el programa de liberación y el esquema histórico de la dependencia.
Resulta importante reforzar la idea de que hacia 1973, la universidad sería uno
de los pocos terrenos que Montoneros ocuparía sin discusión en el reparto de los
espacios de influencia en el Estado. Además, la JUP en estrecha relación con
Montoneros, había ganado nueve de los trece centros de estudiantes de la UBA,
hecho que nunca volvió a repetirse en la historia argentina. La relación de la
Tendencia con múltiples funcionarios universitarios era estrecha. Por ejemplo,
el rector de la Universidad sería Rodolfo Puiggrós,260 historiador que había
militado en el Partido Comunista hasta mediados de 1940, cuando se pasó al
incipiente peronismo y que hacia 1970, será apoyado por la Tendencia. En el
plano ideológico, Puiggrós perteneció a las nuevas corrientes de intelectuales
que empezaron a concebir la escritura de la historia desde un revisionismo
nacionalista vinculado con el marxismo. Las modificaciones de la universidad no
eran únicamente propias de la UBA, sino que formaban parte de un proceso
nacional. Por ejemplo y por citar un caso, en la Universidad de La Plata, sería
nombrado Rector Rodolfo Agoglia, peronista de la primera época, que ya había
sido Decano de la Facultad de Humanidades en los períodos 1953-55 y 1969-70; y
en la Universidad del Sur, sería designado Víctor Bennano, antiguo miembro de la
vieja Confederación General Universitaria(261). El equipo de conducción de la
UBA en este período quedó establecido de la siguiente forma (262):
Secretario General: Ernesto
Villanueva.
Secretario de Planeamiento: Jorge Carpio.
Secretario de Asuntos Académicos y Estudiantiles: Leonardo Rabinovich.
Secretaría Operativa: Fidel Albertoni.
Decanos: Facultad de Derecho y Ciencias Sociales: Mario Kestelboim.
Facultad de Medicina: Mario Testa; 5/74 Ricardo Saiegh.
Facultad de Ciencias Exactas y Naturales: Miguel A. Virasoro; 12/73 Roberto
Lugo; 04/74 Manuel Sadosky; 4/74 Gustavo Dussel.
Facultad de Filosofía y Letras: Justino O´Farrell; 4/74 Adriana Puiggrós.
Facultad de Agronomía: Horacio Pericoli.
Facultad de Veterinaria: Francisco Rossi; 4/74 Hugo Olais.
Facultad de Ciencias Económicas: Oscar Sbarra Mitre.
Facultad de Odontología: Alberto Banfi; 12/73 Manuel Rey Millares.
Facultad de Arquitectura: Alfredo Ibarlucía.
Facultad de Ingeniería: Enrique Martínez: 4/74 Jorge Roullet.
Facultad de Farmacia: Marcelo Cereijido; 8/73 Raúl Laguzzi.
Los Directores de Carreras de la UBA también estarían estrechamente ligados a la
Tendencia, entre ellos y por citar algunos, en Historia se encontraba Rodolfo
Ortega Peña, en Sociología, Pablo Franco y en Letras, Francisco Urondo. El hecho
de que gran parte de las autoridades perteneciera a los sectores más dinámicos
del peronismo, dio lugar para la implementación de nuevos esquemas de
intervención pedagógica y permitió el desarrollo de otro tipo de vinculación de
la universidad con la sociedad circundante. La gran cantidad de experiencias
políticas previas, tanto docentes, como estudiantiles, que comentamos en los
capítulos anteriores, oficiarían como marco conceptual para transformar la
universidad.
Reiteramos también, que en 1973 la JUP había resultado vencedora en las
elecciones tras décadas de proscripción peronista. El marco universitario
general de operaciones de la JUP contaría con los niveles de participación
estudiantil más altos que haya conocido la universidad, que durante el período
de referencia, perduraría en un estado "virtual de asamblea permanente." En este
contexto, se conformaría posteriormente la FULNBA (Federación Universitaria de
Liberación Nacional de Buenos Aires) presidida por Miguel Talento. Los claustros
docente, estudiantil y no docente, llegarían en el año 1973 a las puertas de la
universidad bajo el apoyo de los funcionarios nacionales, como era el dado por
el presidente electo Cámpora y el Ministro de Educación, Jorge Taiana. En este
momento, dentro de la universidad, en las puertas de la caja de cristal de la
clase media antinacional y cuestionando los programas de los intelectuales al
servicio de la ciencia "independiente", el pueblo se haría presencia. La
historia viva de las luchas de liberación nacional ingresaba y sacudía las bases
de una institución, que una vez apagados sus anhelos de progreso con
posterioridad a la reforma de 1918, estaría controlada durante décadas por
sectores políticos ajenos al movimiento y a
la lucha de las masas del pueblo argentino.
NOTAS
257 De un total de 14.256.791 empadronados, votaron 12.240.916 personas. Los
resultados fueron: FREJULI:
61,86 %; U.C.R.: 24,42 %; Alianza Popular Federal: 12,20 %; Resto: 1,52 %.
258 Gillespie (1987), p. 207.
259 Hernández Arregui (1972), pp. 147-148.
260 Ver el apartado siguiente sobre el pensamiento de Puiggrós.
261Barletta (2002), p. 5.
262 Vásquez (1987).
264 Vásquez (1987).
Conferencia de prensa del Presidente Perón el 08/02/74
Al producirse el ataque del ERP al Regimiento de Azul
(19 de enero de 1974) el presidente Perón lanzó públicamente una advertencia:
"Si no tenemos ley el camino será otro, pero les aseguro que puestos a enfrentar
la violencia con la violencia nosotros tenemos más medios, ¡y lo haremos a
cualquier precio, porque no estamos aquí de monigotes!"
A los pocos días, durante una
conferencia de prensa en Olivos (publicada en La Nación el 09/02/74), la
periodista Ana Guzzetti del diario El Mundo (financiado por el PRT-ERP, mientras
el diario Noticias era financiado por la organización
Montoneros) le reclamó:
: De juventud maravillosa a infiltrados, sin
escalas (Perón, febrero 1974)
-Ana Guzzetti: Señor presidente,
cuando usted tuvo la primera conferencia de prensa con nosotros, yo le pregunté
qué medidas iba a tomar el gobierno para parar la escalada de atentados
fascistas que sufrían los militantes populares. A partir de los hechos conocidos
por todos, de Azul, y después de su mensaje llamando a defender al gobierno, esa
escalada fascista se ha ampliado mucho más. En el término de dos semanas hubo
exactamente veinticinco unidades básicas voladas, que no pertenecen precisamente
a la ultraizquierda; hubo doce militantes muertos, y ayer se descubrió el
asesinato de un fotógrafo. Evidentemente, todo esto está hecho por grupos
parapoliciales de ultraderecha.
-Perón: ¿Usted se hace responsable de lo que dice? Eso de parapoliciales lo
tiene que probar. (dirigiéndose al edecán aeronáutico dijo) ¡Tomen los datos
necesarios para que el Ministerio de Justicia inicie la causa contra esta
señorita!
Sin intimidarse la periodista respondió:
-Ana Guzzetti: ¡Quiero saber qué medidas va a tomar el gobierno para investigar
tantos atentados fascistas!
-Perón: Las que se están tomando, esos son asuntos policiales que están
provocados por la ultraizquierda y la ultraderecha; la ultraizquierda, que son
ustedes (señalado a la periodista con el dedo) y la ultraderecha, que son los
otros. De manera que arreglense entre ustedes; la policía procederá y la
justicia también. Indudablemente que el poder ejecutivo lo único que puede hacer
es detenerlos a ustedes y entregarlos a la justicia; a ustedes y a los otros. Lo
que nosotros queremos es paz, y lo que ustedes no quieren es paz.
Ana Guzzetti: Le aclaro que soy
militante del Movimiento Peronista desde hace trece años.
- Perón: ¡Hombre, lo disimula muy bien!
La clausura del diario El Mundo se
produjo de inmediato, y dos nuevas muertes se sumarán a la violencia desatada:
Montoneros atenta contra el sindicalista Rogelio Coria y el ERP contra el juez
Jorge Quiroga. Ana Guzzetti sobrevivió al episodio, trabajó en Télam y otros
medios, murió en Trenque Lauquen en 2012.
Por José
Amorin A fines de 1968 y en enero de 1969 se realizaron dos
congresos del Peronismo Revolucionario. El tema central que cruzaba a ambos
pasaba, en primer lugar, por la metodología de lucha para enfrentar a la
dictadura de Onganía. Y, hacia el interior del movimiento peronista, cómo
imponerse o desplazar a los sectores proclives a conciliar con el Poder para
lograr espacios políticos y convivir con dicho Poder sin cuestionarlo como tal.
En el Congreso del '68 participaron Bernardo Alberte -poco tiempo antes
destituido como delegado de Perón-, el máximo teórico del Peronismo
Revolucionario -Cooke, el fundador del Movimiento Revolucionario Peronista y de
la Juventud Revolucionaria Peronista -Gustavo Rearte-, varios dirigentes de la
Confederación General del Trabajo de los Argentinos y algunos futuros montoneros
como Sabino Navarro, Hobert y Gustavo Lafleur. Todos los participantes
coincidían en que al estar cerradas las vías legales de expresión política había
que desarrollar la lucha armada.
Ello, con escasas excepciones, estaba fuera de discusión. Lo que se discutía era
en qué condiciones desarrollar esta lucha. Si era o no el momento de tomar las
armas, si estaban dados los requisitos políticos, si no era menester desarrollar
previamente una fuerte organización popular que diera sustento -político e
infraestructural-a la lucha armada, o si la misma lucha armada generaría las
condiciones para desarrollar la organización popular.
Al
finalizar el Congreso quedaron establecidas dos posiciones: una postulaba que,
aunque la lucha armada iba a ser imprescindible en el futuro y había que tenerla
presente en cualquier desarrollo estratégico, las condiciones 2 objetivas y el
nivel de organización popular no eran todavía suficientes para implementarla.
La otra sostenía que las condiciones
objetivas estaban dadas. En todo caso, no lo estaban las subjetivas, las cuales
consistían en la adhesión anímica del pueblo y, por consiguiente, su apoyo y
compromiso con quienes protagonizaran la lucha armada. Pero, esas condiciones
subjetivas se iban a generar por el sólo hecho de iniciar la lucha armada. La
cual, en realidad, ya se había iniciado con las acciones de la Fuerzas Armadas
Peronistas que tomaron estado público cuando un pequeño destacamento rural,
dirigido por Envar El Kadri, fue detenido en Taco Ralo (Tucumán)
El Congreso no logró unificar o sintetizar las posiciones encontradas, y
concluyó en la necesidad de realizar una nueva convocatoria para saldar la
discusión pendiente. Ello se plasmó en el Congreso del '69.
Al respecto del Congreso de 1969, Carlos Hobert, en agosto de 1974 escribió
("Volverás en brazos de tu pueblo", La Causa Peronista, Nº 4, agosto de 1974):
"En enero de 1969 se hace otro Congreso en Córdoba. Pero ese ya fue más amplio,
incluso quiso asistir Brito Lima pero lo sacamos a patadas porque ya en aquel
entonces era un elemento policial. De este Congreso salen tres posiciones. Una
que sustentaba fundamentalmente el Movimiento Revolucionario Peronista y que
sostenía la necesidad de profundizar la organización de la clase trabajadora y
que mientras esas condiciones no estuvieran dadas no se podía iniciar la lucha
en el plano militar. La segunda posición sostenida por los sindicalistas que
proponían el fortalecimiento de la estructura sindical, fundamentalmente de la
CGT de los Argentinos que en aquel entonces era el único foco de resistencia
real que había en el seno del movimiento peronista y la clase trabajadora, pero
más allá de eso nada... La tercer posición sostenida por el Negro Sabino
Navarro, era que se hacía necesario lanzar la lucha armada para crear esas
condiciones de conciencia y organización del pueblo peronista. Luego, de todos
estos sectores unos se fueron por la derecha y otros por la izquierda. La
posición del Negro fue la de la mayoría. Pero si bien se estaba de acuerdo con
llevarla adelante, no se hacía.
Entonces nosotros sacamos una consigna que provenía del peronismo que decía
mejor que decir es hacer". Y así fue: durante este Congreso se pusieron de
acuerdo Sabino Navarro y Gustavo Lafleur y se organizó el grupo armado después
conocido como "grupo Sabino", el cual constituyó una de las pequeñas
organizaciones originales que dio lugar a la existencia de Montoneros.
Para comenzar a hablar del peronismo revolucionario es necesario explicar cuales
son los acontecimientos históricos que permitieron su surgimiento y evolución. A
partir de la creciente industrialización generada en Argentina durante la década
del treinta, la estructura de la sociedad comenzó a modificarse de manera
fundamental. Se produjo una movilización social tanto vertical como horizontal,
es decir, hubo grandes masas que migraron del campo a la ciudad y muchas que se
desplazaron en la pirámide social.
TRANSCRIPCION
Cdo. general A A A
Parte de guerra Nro. 1 Al Pueblo Argentino:
El 29 de diciembre de 1975, en Córdoba las Organizaciones Argentinas que ha
(sic) continuación se detallan, en Asamblea General de sus Comandos, acordaron y
resolvieron actuar en forma conjunta con objetivos comunes, para aniquilar
aquellos individuos, cualquiera sea su nacionalidad, raza, credo o investidura,
que respondan a intereses apátridas, marxista, masónicos, anticristianos o el
judaísmo internacional sinárquico:
A A A (Alianza Anticomunista argentina)
Comando Viola
Comando Villar
Comando Juan Manuel de Rosas
A A A (Alianza Anticomunista argentina)
Comando Regional Córdoba
Comando Regional Buenos Aires
Comando Regional Tucumán
Comando Regional Rosario
C L A (Comando Libertadores de América)
Comando Capital Federal
Comando Cáceres Monié
C F C (Comando Fuerzas Conjuntas)
El Comando General de las Organizaciones arriba mencionadas resolvió:
Ejecutar previo juicio sumarísimo y en el lugar que se los hallare, por el bien
de nuestra Patria y para que la muerte de nuestros Camaradas no haya sido en
vano, a todo aquel que realice actividades reñidas a nuestros más caros
principios, atente contra la salud moral, física, económica y religiosa de
nuestro país, en particular a los integrantes de los:
a. PC: Partido Comunista - OM: Organización Montoneros - PA: Partido Auténtico -
ERP: Ejército Revolucionario del Pueblo - PRT: Partido Revolucionario de los
Trabajadores - PST: Partido Socialista de los Trabajadores - JRR: Juventud
Radical Revolucionaria - PCR: Partido Comunista Revolucionario.
b. Delincuentes económicos, funcionarios, especialmente ministros, jueces,
senadores, diputados, intendentes y concejales venales y/o corruptos, cúpulas
gremiales corruptas, sacerdotes tercermundistas, personeros de la sinarquía,
infiltrados en nuestra iglesia católica:
Comando General A A A
Este cambio infraestructural, que
entre otras cosas fue generando una clase obrera fuerte y creciente, exigía en
ese momento un cambio superestructural que se dirigiera a la modificación de la
estructura política para poder incorporar institucionalmente a las nuevas clases
y sectores que hasta ese momento se encontraban excluídas de la participación en
el sistema político de esa época.
La demanda de estos sectores por
incorporarse a la estructura política y jurídica iba aumentando. Era necesario
un partido que los representase políticamente. Así surgió el peronismo, que se
encargó de articular estas demandas y de dar forma a la nueva realidad social.
Sintéticamente, el proyecto peronista era de corte nacionalista y social
reformista y en algunos aspectos revolucionario, si lo miramos desde una linea
histórica. Pero lo importante desde el punto de vista de este trabajo es que el
peronismo con un programa variado en cuanto a la representación de los nuevos
sectores, generó diversas interpretaciones en su seno que dieron lugar a la
formación de distintas tendencias en su interior , antes latentes , que se
manifestaron a partir de la caída de Perón y que se radicalizaron con la
proscipción del peronismo. Las tendencias que desde una postura izquierdista
interpretaron al peronismo serán las que darán forma al peronismo
revolucionario.
Los hechos ocurridos en Cuba, con la toma de poder por Fidel Castro y la
utilización del elemento guerrillero difundido por Ernesto Guevara, contribuirán
a la formación de las ideas del peronismo revolucionario.
Planteada esta breve introducción, se intentará explicar el desarrollo y el
contenido de los principales movimientos revolucionarios peronistas. En el
desarrollo, se detallará el surgimiento de estos y el aporte doctrinario del
principal adherente al peronismo revolucionario, John William Cooke.
También se explicará la relación de los movimentos con Perón, se mostrará como
los vínculos entre el lider y los movimientos han ido mutando en razón de los
cambios en el contexto internacional como nacional.
Por último, la conclusión girará alrededor de la hipótesis acerca del porqué del
surgimiento del peronismo revolucionario y en función de lo que simbolizó como
movimiento en la historia Argentina.
ORíGENES
El hecho que marca el comienzo del peronismo revolucionario se ubica
históricamente en diciembre de 1959, momento en que los Uturunco « Hombres
tigres » salen a defender sus derechos a traves de la acción guerilllera. Su
base ideológica se nutre del peronismo y su lider es John William Cooke. Este
conjunto de guerrilleros, en total veinte, se instalan al norte de Tucumán
luciendo las siglas MPL (Movimiento Peronista de Liberación) y produciendo
varias acciones armadas.
La aparición de este grupo genera dentro del peronismo opiniones encontradas y
rechazo, por lo cual los integrantes de los Uturunco deciden disolverse, aunque
cada uno individualmente prosigue efectuando actividades revolucionarias.
El 30 de noviembre de 1960 militantes peronistas ocupan por las armas el
regimiento de infantería general Las Heras, en Rosario. En este hecho participan
cuatrocientas personas y marca como evolucionará esta rama del peronismo a
traves de la historia.
Otro de los hechos que va conformando esta tendecia ocurre en 1963, cuando el
movimiento nacionalista Revolucionario Tacuara asalta el policlínico bancario de
Capital federal.
Sus ideas se concentran en demandas concretas : piden la anulación de contratos
petroleros, y la nacionalización de los bancos y frigoríficos. Ideologicamente
se definen como peronistas y revolucionarios, entre sus integrantes se
encuentran Jorge Caffati y Mario Duhay.
Entre las influencias que recibe este movimiento, se encuentra la de la
revolución cubana. En Argentina vemos como un periodista de base peronista,
Ricardo Massetti, que viajó a cuba en la epoca de la revolución, instala un
grupo en la selva de salta denominado Ejercito Guerrillero del pueblo
supuestamente ayudado por Ernesto Guevara , denotando como se combinaban las
ideas de izquierda y las peronistas.
Es a partir de 1964 cuando la alternativa revolucionaria del peronismo toma
cuerpo. El 5 de Agosto se construye el movimiento peronista revolucionario
(MRP), integrado por grupos de sindicalistas que deciden abrirse de la fuerza
liderada por Augusto Timoteo Vandor, al que tildaban de burócrata mafioso.
El MRP centra sus críticas hacia el imperialismo y la oligarquía y propone una
alternativa revolucionaria a través de la lucha armada para vencer a estos
focos. Entre sus lideres se encuentran Gustavo Rearte y y Jorge Di Pasquale y
Hector Villalon, este último, delegado de Perón en Argentina .
El antecedente inmediato del MRP es la Juventud Revolucionaria Peronista (JRP),
fundada en 1963. La JRP Consideraba la necesidad de organizarse a traves de la
lucha armada para hacer efectivo el retorno de Perón, al cual consideraban el
lider de un movimiento cuyo corazón era revolucionario pero que se encontraba
trabado por los burocrátas de la elite del partido. Simpatizaban con la
revolución cubana y con el pueblo vietnamita, por estar enfrentado a EEUU.
Diversas vertientes
Uno de los militantes e ideologos mas reconocidos dentro de las vertientes fue
John William Cooke, quien era un interlocutor privilegiado de Perón,
revolucionario y gran teórico. El creará a la acción revolucionaria peronista
(ARP), a la que definirá como la vía revolucionaria y única de realizar las
ideas peronistas. Conformó una síntesis entre el nacionalismo revolucionario y
el socialismo.
En su viaje a cuba descubre que definitivamente la vía pacífica es imposible de
llevar a cabo y que solo a través de la acción violenta pueden concretarse las
ideas peronistas.
Otra de las ramas es el Peronismo de
Base (PB) que se organiza en 1970 y cuyos integrantes mas destacados son Enrique
Brandazza , Rodolfo Walsh ( antes de entrar en montoneros ) y Eduardo Duhalde.
Sus ideas son menos radicalizadas pero se dirigen a la extirpación de la
burocracia sindical y al enfrentamiento de la política económica de la
dictadura.
El 18 de marzo de 1962 la fórmula peronista Framini-Anglada resultó elegida con
más de 1.170.000 votos para la gobernación de la provincia de Buenos Aires. Otro
tanto ocurrió en otros diez del total de dieciocho distritos en que se
sufragaba.
Luego se supo que el ministro del Interior del presidente Frondizi, Alfredo
Vítolo, había firmado un documento con los jefes militares, garantizando que no
se permitiría a Perón volver al país. Es que se había anunciado –con gran
sorpresa y escándalo gorila- que la fórmula que el peronismo presentaría en la
provincia iba a estar integrada por Andrés Framini como gobernador y ¡Juan Perón
como vicegobernador! Pero a fines de enero de aquel año, Vítolo anunciaba que el
gobierno rechazaría la candidatura del ex-presidente exiliado. Paralelamente, el
juez electoral Leopoldo Isaurralde –de abierta filiación oficialista- declaraba
que Juan Perón no podía ser candidato por no tener residencia en el país, no
estar en el padrón y ser un fugitivo de la justicia. Para que nada quedara
librado al azar, al mismo tiempo el cardenal Antonio Caggiano recordaba que la
excomunión del "tirano prófugo" estaba en vigencia.
Proscritos Perón y el peronismo, finalmente se oficializó la fórmula bonaerense
con Andrés Framini y Marcos Anglada, que concurrieron bajo las siglas de la
Unión Popular, al igual que en la Capital Federal. En Córdoba, La Pampa, Chaco,
Jujuy y Tucumán el movimiento prohibido lo hizo bajo la sigla del Partido
Laborista; en Mendoza, Santiago del Estero y Entre Ríos, con el nombre Tres
Banderas; en Neuquén como Movimiento Popular Neuquino; en Río Negro como Partido
Blanco; en Misiones como Partido Justicialista y en Chubut y Santa Cruz como
Partido Populista.
En febrero el presidente Arturo Frondizi ya había sido sometido a una intensa
presión militar para el rompimiento de relaciones diplomáticas con Cuba –que el
gobierno argentino efectivizó-, en el marco del bloqueo que entonces se había
declarado por los yanquis. Pero las Fuerzas Armadas no tolerarían ahora un
gobernador peronista: Frondizi (que había confiado en una derrota peronista), al
día siguiente de las elecciones, decretó la intervención de Buenos Aires y las
provincias ganadas por el justicialismo, y anuló los comicios. El día 21 las 62
Organizaciones gremiales anuncian una huelga general en repudio de las
intervenciones. El día 27 el presidente declara "no me suicidaré, no renunciaré
y no me iré del país". Pero el 29, frente al primer movimiento de tropas,
renuncia, es arrestado en Olivos y trasladado a Martín García. El día 30 asume
la presidencia José María Guido, hasta entonces el presidente del Senado. Será
un gobierno títere, una fachada tras la cual gobernarán efectivamente los
militares.
El 24 de abril el nuevo presidente anula definitivamente las elecciones ganadas
por el peronismo. A pesar de la anulación, el 1º de mayo Framini concurre
acompañado por varios dirigentes a la casa de gobierno platense, labrando un
acta.
El 24 de julio un decreto del Poder Ejecutivo prohibe el proselitismo peronista,
la exhibición publicitaria de fotografías y marchas. Nuevamente, bajo otro
rótulo, reaparece el decreto 4161. Agosto se inicia con una huelga general de 48
horas decretada por la CGT. Ese mes, el día 23, se iba a producir el secuestro,
tortura y desaparición del obrero metalúrgico y dirigente de la juventud
peronista, de 22 años y delegado gremial de la fábrica TEA SRL desde 1958,
Felipe Vallese, en la calle Canalejas 1776 (calle que hoy lleva su nombre, igual
que el salón de actos de la CGT). El reclamo por su vida se convertirá en
bandera de lucha: "¡Un grito que estremece, Vallese no aparece!".
Los militares terminan por enfrentarse violentamente entre sí en septiembre de
1962 (y también al año siguiente), cuando chocan
"azules" y "colorados". Es que Perón seguía siendo "el
hecho maldito" de la política argentina. En noviembre de 1962 se dicta el
Estatuto de los Partidos Políticos, que excluye al peronismo para las elecciones
presidenciales de febrero de 1963, con las que el Colegio Electoral designa
presidente (con un bajísimo caudal de votos), al candidato de la UCR del Pueblo,
Arturo Humberto Illia. Pero el odio gorila no cesaba: la comisión liquidadora de
los bienes de Juan Domingo Perón (decreto 8124/57) distribuye lo recaudado entre
varias entidades. Y el 10 de abril del ’63 se dicta una nueva reglamentación del
decreto ley 7165 que prohibía la exaltación del peronismo.
El 17 de octubre de 1964, en un masivo acto en Plaza Once, el Cuadrunvirato del
Comando Táctico peronista da a conocer por boca de Andrés Framini el anuncio del
retorno del general Perón a la Argentina antes del fin de ese año. Sin embargo,
en diciembre de 1964 ese intento de regreso de Perón es frustrado por el pedido
del canciller de Illia, Angel Zabala Ortiz, al gobierno brasileño, que impide la
partida del avión desde el aeropuerto de Río de Janeiro, después de una escala
de rigor.
Una manera de concebir el retorno del líder –el "avión negro", el protagonismo
casi excluyente de las organizaciones gremiales, la complicidad secreta de
algunos militares conspirativos, la masa peronista movilizada aunque sin mayor
organización- había fracasado. En los años inmediatos siguientes el peronismo se
replegará ("desensillar hasta que aclare" ordenará una directiva del Jefe
después del golpe de Juan Carlos Onganía). Y luego comenzará una nueva y larga
etapa de la resistencia popular ("siguiendo la táctica del agua, que siempre
pasa"), con otra metodología y otra concepción militante –en parte aportada por
las organizaciones de cuadros- que desembocará por fin el 17 de noviembre de
1972 en el milagro del retorno del viejo general a la patria –y más tarde al
poder- con toda la gloria.
Por su parte, Andrés Framini se enorgullecía de haber estado en la plaza de Mayo
el 17 de octubre de 1945, y también el día del bombardeo del 16 de junio de
1955. Fue un peronista que estuvo en todas, en las buenas y en las malas. Nacido
en Berisso, fue el conductor gremial histórico de la Asociación Obrera Textil.
Se hizo cargo también de la secretaría adjunta de la CGT en 1955, cuando el
gobierno de Lonardi pareció contemporizar con el movimiento obrero. Pero apenas
asumió Aramburu lo metió preso, y así anduvo, entre la cárcel y la
clandestinidad, durante mucho tiempo.
En sus últimos años confió en Montoneros y el
Partido Auténtico y más tarde en el padre Luis Farinello. Framini falleció
el 9 de mayo de 2001, a los 87 años, después de terminar un apasionado discurso
sobre la obra del general Perón
Fuente: www.agendadereflexion.com.ar
12 de mayo del 2001 - Muere un luchador
popular
Al Negro Framini, por Miguel Bonasso
Hace apenas cuatro días me llamó por teléfono y se lo sentía lúcido y vital
cuando dijo, desde sus 87 años:
–Aunque suene antiguo, hay que rescatar el viejo concepto de lo nacional y
popular. Porque la Nación está al borde de la extinción y el pueblo está
excluido. Hay que trabajar por un verdadero frente.
Quería verse con viejos y nuevos compañeros, hacer política, seguir en la
brecha.
La generación de la dictadura no sabe quién es, pero el currículum de Andrés
Framini debe ser uno de los más nutridos y honrosos del Movimiento Peronista y
del movimiento obrero.
En 1955, cuando el golpe militar derrocó a Juan Perón, Andrés Framini y Oscar
Natalini fueron los dirigentes que se hicieron cargo de la CGT. Pero al triunfar
la línea más antiperonista de los militares, que encarnaban el general Pedro
Eugenio Aramburu y el almirante Isaac Rojas, lo mejor de la dirigencia sindical
peronista tuvo que clandestinizarse y resistir el terror castrense desde la CGT
Auténtica. Allí descolló Framini junto con Armando Cabo, el dirigente
metalúrgico que Evita había elegido para armar las milicias populares.
A partir de ese momento el Negro Framini, secretario general de la Asociación
Obrera Textil, pasó a convertirse en uno de los referentes de la Resistencia
Peronista.
En marzo de 1962 se presentó como candidato a gobernador de la provincia de
Buenos Aires por la Unión Popular, uno de los tantos sellos legales a los que
recurría el peronismo para eludir la proscripción del régimen. Pero arrasó en la
votación, los militares no lo toleraron y derrocaron al presidente civil, el
desarrollista Arturo Frondizi.
En esa época, Framini anunció el célebre "giro a la izquierda" que pretendía
dotar de un andamiaje ideológico más sólido al gran movimiento de masas que John
William Cooke definía con acierto como "el gigante ciego e invertebrado".
En el ínterin, el "integracionismo" frondicista le había dado aire a ciertos
dirigentes sindicales que aparentaban ser muy duros pero acabaron siendo
baluartes del sistema como el metalúrgico Augusto Timoteo Vandor. Y fue bajo la
conducción del Lobo Vandor que Framini se vio arrastrado a la frustrada
Operación Retorno de Perón en 1964.
En los setenta, el Negro Framini se acercó a la Juventud Peronista y los
Montoneros y con otros dirigentes de la vieja guardia como Armando Cabo, Oscar
Bidegain, Alberto Martínez Baca y Dante Viel, fue uno de los fundadores del
Partido Peronista Auténtico (PPA), que Isabel Perón ilegalizó a fines de 1975.
En esa época nos veíamos todos los días, en la incómoda clandestinidad de una
pequeña oficina que había alquilado con encomiable tacañería Gregorio Levenson.
Y a pesar de las amenazas de la Triple A y del Comando Libertadores de América;
a pesar de la inminencia de ese golpe que se anunciaba en las palabras de Jorge
Rafael Videla ("morirán todos los que tengan que morir") el Negro Framini fue en
esos días para mí un maestro de la historia viva y un personaje muy divertido,
con un extraordinario sentido del humor. A veces alguien comentaba, por ejemplo:
"Fulano es un pelotudo" y el Negro exclamaba: "¡Ah, entonces es peronista!".
Agregando de inmediato con su voz pastosa: "porque para ser peronista hay que
ser loco o pelotudo". Otras, alguien dejaba sentir su desazón, su angustia y el
Negro le recetaba filosóficamente: "Hacete un fomento de nalga y se te pasa
enseguida".
Atravesó la clandestinidad y el terror con su misma cara de siempre, sacándose
como única precaución sus famosos anteojos negros. En una ocasión tenía que
hablar en Berisso y nos paró la policía al entrar en auto a la ciudad-símbolo
del viejo peronismo. Nos salvamos de milagro, porque los milicos eran brutos y
se amilanaron ante una credencial del ex diputado demócrata cristiano Raúl
Torreiro y otra del propio Framini con el cargo insólito que le había dado años
atrás el gobernador bonaerense Oscar Bidegain: gobernador de la isla Martín
García.
No se dieron cuenta de que el "señor gobernador de Martín García" era el orador
de fondo del acto que debían impedir a toda costa.
Anteanoche, me cuentan, murió con las botas puestas, en un encuentro de la CTA,
donde pasaron la película de Leonardo Favio sobre la historia peronista. Andrés
le confesó a la concurrencia que solía soñar con Evita, que hablaba con ella y
en ese momento se desplomó. Por suerte no sufrió, no padeció rigores
hospitalarios. Cayó de cara a los compañeros, evocando una gesta malversada por
los vaciadores de ideologías. La epopeya popular que lo tuvo entre sus mejores
protagonistas.
Fuente: Página/12
El Movimiento Revolucionario 17 de
Octubre es otro desprendimiento del peronismo revolucionario que aspira a la
formación de un partido político de la clase obrera cuyo contenido intelectual
sea una síntesis del peronismo con el marxismo.
Directamente ligado al MR-17 se encuentra el Frente Revolucionario Peronista ,
que dice que la etapa peronista que va del 46´al 55´ permitió desarrollar la
conciencia de clase del proletariado Argentino, siendo este el gran aporte del
peronismo.
Otro grupo, las Fuerzas Armadas Peronistas, son fundadas en 1967 por militantes
de la resistencia peronista que provienen de diferentes sectores del movimiento.
Están unidos por la idea de la liberación nacional y la vigencia de la justicia
social. Su lider es Envar El Kadri y entre ellos se encuentran Caride y
Villaflor, que más tarde se incorporarán a montoneros.
La organización peronista revolucionaria mas grande será montoneros cuya base es
la guerrilla urbana, aunque dudaron a la hora de decidir si sería rural. La
decisión se debió a diferentes factores, entre ellos : el retroceso que tuvo la
guerrilla rural en America Latina, la experiencia exitosa los tupamaros con la
guerrilla urbana y el impácto que generó el cordobazo que simbolizó la guerrilla
urbana de masas.
Los primeros cuadros montoneros se originan en el nacionalismo católico y tienen
el apoyo de los curas tercermundistas. Los integrantes mas representaivos son
Firmenich y Ramus.
Montoneros se gestó en Buenos Aires y se fue desplegando hacia Córdoba y Santa
Fe nutriendose de varias tendencias entre ellas las agrupaciones integristas y
la agrupación Eva Perón.
Las fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) es otra organización que tiene una
orientación peronista revolucionaria.Proviene del antiguo partido socialista
argentino de vanguardia, del comunismo y del peronismo cristianizado. Es una de
las organizaciones mas radicalizadas, que actuará por primera vez con montoneros
en 1971 y que se fusionará con él en 1973.
LA VISIÓN DE JOHN WILLIAM COOKE
La lucha por la liberación nacional
Según el punto de vista de este autor, la lucha por la liberación nacional esta
íntimamente ligada al peronismo ya que este y la revolución se hallan en una
relación dialéctica, en la que esta no es concebible sin el peronismo.
Todo planteo para la lucha debe partir del conocimiento de que somos un país
semicolonial, en el sentido en que siempre hemos dependido como país de otra
potencia .
Para poder plantear un proyecto como país, con las implicancias que conlleva
este concepto, cualquier política debe ser antimperialista y antioligarquica, ya
que esta última es el brazo local y el vínculo con el imperialismo.
El peronismo cuando estuvo en el poder suprimió estos lazos e inició dicho
proyecto, ya que este produjo una transferencia de poder hacia las capas
inferiores de la escala social, lo que signficó una verdadera revolución social.
Pero 1955 fue un intento de vuelta a atrás y este fue operado desde la
oligarquía terrateniente y los grupos industriales de Gran Bretaña y Estados
Unidos .
Cooke divide a los países en dos categorías: los oprimídos y los opresores,
entre los últimos se hallan Gran Bretaña y EEUU. Los opresores inventan
constantemente fórmulas ideológicas para justificar su entrada en los mercados
de los países oprimídos y así explotarlos para sus propio rédito.
El peronismo efectivizó una salida ante esta invasión, esta fue la política
antiimperialista. Por lo tanto, los grupos dominantes teniendo miedo al
peronismo, reaccionaron de tal forma ; eliminando a Perón del poder y
proscribiendo al partido.
Por ello, la lucha por el poder no puede hacerse por medios institucionales sino
que deberá hacerse por otros medio.
Igualmente Cooke dice, que la constitución de 1853 fue una expresión del
capitalismo ya que fue copiada de la constitución de Filadelfia , la cual fue
dictada por los ricos , de manera que aseguraba la mínima participación popular
en el manejo del estado (Eleccion indirecta del presidente y senadores). Con
esto el autor quiere decir que la lucha electoral y constitucional es imposible
si estas estan estructuradas y manejadas en función de los intereses de una
minoría rica.
De manera que se evidencia una caducidad de estas estructuras, por ello es
necesaria la revolución. De aquí, que halla que combatir contra el sistema y no
en el sistema.
Entonces, los partidos políticos no son un elemento de combate, ya que forman
parte del sistema y son producto de la formación colonial de América Latina,
como lo es el ejemplo del Partido Conservador. Este partido, representante
directo de la oligarquía, tiene aliados como la UCR que es la expresión,
mediando los sesenta, del burgués liberal (antes lo había sido del pueblo).
El partido socialista, es otro representante de esta tendencia, debido a que en
su historia desvió sus objetivos hacia intereses reformistas manteniendose
dentro del «Statu Quo». Una evidencia de su cambio se manifiesta en su actitud
indiferente y pasiva ante la proscripción del peronismo, los encarcelamientos y
los asesinatos.
El frente de liberación nacional busca un cambio de estructuras a través de la
toma del poder por la clase trabajadora , por ello por lo dicho antes no es
posible a través de un acuerdo de partidos, este implica un reformismo y
significa avalar las actuales estructuras que no se acomodan a los nuevos
requerimientos. El reformismo es un elemento del orden social.
En cuanto a la clase trabajadora, su rol es muy importante porque existe una
situación objetiva que es la lucha de clases, y este no es un planteo comunista
sino que es un hecho.
La oligarquía ha desmentido siempre esto, pero el hecho es que la lucha de
clases es una resultante de la estructura económica. Es necesario que esta
infraestructura sea cambiada ya que su mantenimiento permite la opresión de la
clase obrera, lo cual es una realidad nacional y no comunista.
Por lo tanto, rechaza, en base al estado económico del país, la solución de la
dictadura del proletariado, ya que esta no se acomoda a la realidad nacional
Argentina.
El frente de liberación nacional debe estar compuesto por: los trabajadores
rurales, estudiantes, pequeña burguesía y parte de la burguesía nacional no
dependiente del imperialismo, siendo el eje o base de él, el proletariado
argentino.
La juventud universitaria ha tomado el rol preponderante en la capaña
emancipadora y esto se evidencia en la solidaridad obrero estudiantil, slogan de
estos durante los sesenta.
En cuanto al ejercito, Cooke afirma que, este es la guardia de la oligarquía y
brazo armado del privilegio económico. Aunque esta situación no debería darse de
tal modo, ya que el ejercito ha participado, durante la historia
latinoamericana, desde las guerras emancipadoras hasta la necesidad de fomentar
la inustria pesada en un emprendimiento nacionalista. Dice que en Argentina el
ejercito se ha distanciado, paulatinamente, del pueblo y los intereses
nacionales, se ha contaminado de propaganda oligarquico-imperialista y considera
a la patria como algo desencarnado de la realidad, como independiente del hombre
Argentino. Tratando de mantener el orden, respondiendo a los intereses
oligarquicos y descuidando el interes del pueblo, que es el nacional, los
militares se han transformado en antinacionales.
Finalmente, las formas de lucha surgen de los propios acontecimientos, como
respuesta a los obstáculos que oponga el enemigo, el imperialismo. Este no es
invencible mientras las fuerzas de liberación se organicen sobre el pueblo,
protagonista de la lucha, y cumpla el programa revolucionario antes y después de
la toma del poder.
Con la toma de poder se instaurará
una política de nacionalizaciones del comercio exterior y el sistema bancario,
de desarrollo armónico sobre la base del desarrollo industrial independiente.
También se implementará un programa de reforma agraria con la expropiación de la
oligarquia y su eliminación como clase.
Se reivindica la política de la tercera posición, aliándose con los pueblos
oprimídos de todo el mundo y al margen de la guerra fría.
Como Cooke decía «La revolución del frente de liberación nacional es por su
esencia humanista, porque entronca con las mas puras tradiciones de la patria,
porque concibe a la Nación y a Latinoamérica viviendo en total soberanía y
porque concibe un hombre libre en tierra libre».
LA RELACIÓN DE PERÓN CON LOS
MOVIMIENTOS DE IZQUIERDA
Como antes decía, la irrupción del peronismo en la historia había dejado huellas
imborrables. El movimiento había integrado a grandes sectores, antes marginados,
dentro de ellos había acoplado en las gestiones de gobierno a partidos de
izquierda como el partido comunista.
Durante la primer presidencia de Perón gran cantidad de dirigentes de izquierda
se habían incorporado al gobierno, uno de ellos era Puigross, director del
diario "Palabra obrera".
Puigross, como tantos otros representantes de la izquierda argentina, estaba
convencido de que el peronismo era la etapa previa a la instauración del
socialismo, y así los confirmaba ciertos discursos del general, en los que
manifestaba que el poder central comenzaba a pasar del ejecutivo a la central
obrera .
Cuando cayó el peronismo en el año 1955, este ya tenía dentro de sus filas a
sectores de izquierda que simpatizaban con él.
Mas tarde, mediando los 60´y 70´, formados ya los sectores que conformaban al
peronismo revolucionario, se irá formando una relación muy especial entre Perón
y estos movimientos.
Perón, desde Madrid, alentara a la juventud y movimientos revolucionarios en sus
ideales y estos movimientos prepararán el camino para el regreso del líder.
Esta relación se evidencia en diferentes documentos, como lo son , la
correspondencia de Perón con los movimientos y los viajes de los dirigentes a
Madrid.
Una de las cartas mas impactantes es
la escrita por montoneros a Perón el 9/2/1971. En la carta se manifiesta una
cierta confianza entre ellos y el líder, sus frases dan a entender que sienten
que cuentan con el aval de Perón.
El contenido de la carta versa sobre cinco puntos: En el primero se relata y
justifica el secuestro y ejecución de Aramburu. En el segundo punto describen la
ejecución de Alonso y manifiestan a Perón que se sienten convalidados en sus
actos por él, debido a que no los ha condenado públicamente.
Roberto
Alemann y su ideología del exterminio de los compañeros
Por Roberto Cirilo Perdia
En la Argentina de los '70 desde distintas "capillas" se alimentaba el fuego de
las respuestas maximalistas en las que la sociedad iba penetrando.
Roberto Alemann, propietario y director del Argentinisches Tageblat,
editorializaba algunos meses antes (de agosto de 1974), con siniestros consejos
pronunciados en lengua alemana: "...se llega a la conclusión de que el Gobierno
podría acelerar y facilitar ampliamente su victoria actuando contra la cumbre
visible, de ser posible al amparo de la noche y la niebla y calladamente, sin
echar las campanas al vuelo. Si Firmenich, Quieto, Ortega Peña entre otros,
desaparecieran de la superficie de la tierra, ello sería un golpe fortísimo para
los terroristas. Las guerrillas tendrían que buscarse nuevos líderes y sería
mucho más difícil encontrar gente para cubrir esos puestos, si todo aquel que
actuase pública y políticamente como dirigente de la izquierda armada supiese
que automáticamente firma su propia sentencia de muerte. Si Perón se dejase
aconsejar por sus vecinos, estos seguramente le darían el consejo de obrar así.
Pero, evidentemente, Perón ve las cosas de otro modo" (Diario Noticias, edicion
del 2 de agosto de 1974, pagina 13).
El último día de julio fue asesinado en pleno centro de la Capital, el diputado
nacional doctor Rodolfo Ortega Peña, historiador, defensor de presos políticos y
militante del Peronismo de Base.
Durante su sepelio fueron detenidas 350 personas.
Nos iba ganando un sentimiento de impotencia y soledad, ante un poder
avasallante.
Otros sucesos contribuirían a gestar la idea de una fuga hacia adelante.
El 8 de agosto se realizó en Córdoba un acto y movilización de los trabajadores
mecánicos, con motivo de un conflicto del SMATA.
Lo encabezaron y hablaron los dirigentes del sindicalismo combativo: René
Salamanca, Agustín Tosco. También lo hizo Firmenich y adhirió Atilio López. La
marcha y el acto se poblaron de fervor y duras consignas.
Me llamaron la atención las muestras de esperanza y expectativa que esos miles
de trabajadores tenían depositadas en nosotros.
Mientras Firmenich recordaba que "hoy carecemos de la fuerza necesaria para dar
el combate final. Por eso es necesario que sumemos todos los pequeños combates:
hoy un paro aquí; mañana una movilización", los trabajadores reunidos tenían
otros reclamos.
Nos presionaban para que, a través del accionar militar, diéramos respuesta a
sus exigencias hacia la patronal, el gobierno y lo que entonces denominábamos la
"burocracia sindical".
Allí quedaron prefigurados los componentes centrales que determinarían luego
buena parte de nuestras respuestas durante el gobierno de Isabel.
Los obreros industriales, de las empresas más importantes, se estaban poniendo a
la cabeza de la lucha sindical contra el gobierno.
Nosotros nos apoyaríamos en esa franja de trabajadores, y sostendríamos sus
reivindicaciones.
Buena parte de nuestra actividad militar, que luego desarrollaríamos, tendría
por objetivo ayudar con las armas a satisfacer sus demandas.
Estábamos convencidos que, junto a esa franja del movimiento, con el apoyo de la
mayor parte de la JP y del peronismo combativo, teníamos asegurado el triunfo en
la disputa por el control del movimiento.
Ya en otras oportunidades se había planteado, dentro del peronismo, una lucha
interna entre políticas o modelos distintos. Eso no era ninguna novedad.
Pero ahora era diferente.
Hasta ese momento esas divergencias le habían permitido a Perón, como conductor
del conjunto, asumir la representación de sectores políticos y sociales con
intereses y discursos diferenciados.
Eran las "alas" o "tendencias", en cuyo juego, articulación y contrapeso, Perón
era un maestro. Pero ahora el poder había quedado en manos de un sector.
Las fuerzas que representábamos nosotros, no sólo no eran reconocidas, sino que
eran marginadas y duramente perseguidas, por el propio aparato del Estado, a
cuya recuperación habíamos contribuído.
Mientras aquello ocurría en Córdoba, en La Plata -el día anterior- cuatro
militantes peronistas eran secuestrados y fusilados.
Dos de ellos eran: Luis Macor, de 21 años, militante de la JP y estudiante de
Periodismo; Carlos Pierini, de 48 años, dirigente del Sindicato Unico de
Petroleros del Estado (SUPE). Horacio Chávez, el mítico y querido "viejo"
Chávez, de 66 años, y su hijo Rolando de 36, completaban esa criminal incursión.
Unas 15 mil personas despidieron sus restos.
Las tres coronas que acompañaban los restos de Horacio Chávez -la de la familia,
la de Montoneros y la de los sobrevivientes del 9 de junio del 56simbolizaban
una forma de vivir y también...de morir.
La furia del terrorismo paraestatal, ya no sólo se ensañaba con la vida de los
jóvenes. También buscaba acallar las voces de los históricos dirigentes del
peronismo.
Peldaño a peldaño íbamos descendiendo a los infiernos.
[LA OTRA HISTORIA Testimonios de un jefe montonero - Roberto Cirilo Perdia,
Grupo Agora, 12 de Febrero 1997]
En el tercer punto hablan de la imposibilidad de que el ejercito se una a la
lucha por la revolución, por ser el ejercito argentino de ideología
desarrollista. En el cuarto manifiestan la imposibilidad de la salida electoral
y en el quinto desarrollan su doctrina, basada en la liberación nacional y la
instauración del socialismo a través de la lucha guerrillera.
Perón contesta esta carta en la
fecha 20/2/1971, respondiendo punto por punto.
En cuanto al primer y segundo punto se pronuncia totalmente de acuerdo con la
actuación. Respecto al tercero comienza diciendo que esta en concordancia con
este punto aunque no descarta la posibilidad de incorporar algunos grupos que se
encuentran a su favor. Tampoco cree en la posibilidad electoral y alienta a los
grupos de activistas a realizar planes de provocación, intimidación, boicot y
sabotaje. Por último, esta de acuerdo con la guerra revolucionaria y con los
objetivos de montoneros.
Otra de las cartas que manifiesta la concordancia de Perón con los objetivos y
sentimientos de montoneros, es la escrita por él a Carlos Maguid, procesado por
el caso Aramburu (20/2/1971). En ella se pronuncia en contra de la encarcelación
del patriota, a favor de la liberación y reivindicación.
En un mensaje de Perón a la juventud reunida en el congreso nacional de
estudiantes en Rosario (mayo 1971), alienta a la juventud en su lucha por la
guerra revolucionaria y marca la importancia de el elemento violento en la
organización de los movimientos.
Perón desde Madrid durante 1971 hace una reformulación y actualización de su
doctrina, en la que hay ciertas semejanzas con las concepciones de los
movimientos revolucionarios del peronismo.
Entre las premisas se encuentran :
- La necesidad de atenuar el capitalismo y reivindicar la posición de los
trabajadores
- Sumar al justicialismo el socialismo nacional
- Luchar contra el imperialismo dominante
- Busca la hermandad de los pueblos de tercer mundo en la lucha por la
liberación .
Por otro lado, se encuentra
dubitativo respecto a su ascenso al poder, ya que en principio quiere la
posibilidad electoral, de no darse esta, opta por la vía revolucionaria. Dice
que para la primer opción es necesario organizarse, también para la primera ya
que la lucha debe ser ordenada en el plano rural como urbano en busca de la
liberación de los pueblos.
En febrero de 1973 Perón lanza la campaña electoral desde Madrid, donde presenta
la fórmula Campora-Solano Lima. Hace un llamado a la juventud peronista, mujeres
peronistas, trabajadores, empresarios argentinos, profesionales, militares
peronista e iglesia; proclama la necesidad de dar apoyo a esta formula para
liberar al país de la dependencia asociada a la dictadura.
El proyecto peronista quería poner
en marcha a la comunidad organizada, concretar el pacto entre el Estado los
empresarios y los trabajadores que se logro a partir del acta de compromiso
nacional, lograr un desarrollo económico independiente.
Existía simpatía frente a la política autónoma de China popular y se intenta
romper el triángulo formando lazos con China, Europa atlántica países del este
socialistas, Japón y tercer mundo. El objetivo es lograr apoyo político al
proyecto y traer inversiones de capital.
Los proyectos que se concretaron en el gobierno de Campora fueron los
siguientes:
- Reanudación de las relaciones con Cuba, Alemania Oriental y Corea del Norte
- Afirmación de lazos con Perú, Chile, Paraguay, Bolivia y Uruguay
- Convenio de complementación económica con España
- Lucha contra la dominación extranjera (EEUU).
Este último punto generó repudios desde la burguesía nacional, las FFAA y USA,
como también generó criticas desde el propio peronismo (ortodoxia), lo cual
llevo a la renuncia de Cámpora.
Cuando Cámpora deja el poder se desplaza de las decisiones a montoneros, por lo
tanto los vínculos entre Perón y el peronismo revolucionario se van atenuando,
para dejar en la cúspide a las ramas más ortodoxas, con esto se produce una
radicalización de montoneros y de la juventud.
Perón triunfa en las elecciones de septiembre del 73, momento de mayor
enfrentamiento entre la izquierda y derecha del movimiento. Se produce un cambio
drástico en el exterior: En Chile se produce un golpe de estado a Allende y se
instaura un gobierno militar en Brasil, Bolivia y Paraguay.
La desestabilización creada por el país hegemónico en estos países latinos,
sumado a las presiones de la derecha peronista dieron lugar a un pequeño cambio
en la estrategia de Perón, el ya no podía afrontar un proyecto netamente
autonomista, por lo tanto cambiara su orientación hacia los USA atenuando la
agresividad y volverá a pactar con los nuevos gobiernos Latinos.
La evolución de las relaciones de Perón con los movimientos revolucionarios gira
y se modifica alrededor de los cambios internacionales.
La ruptura definitiva entre Perón y la rama revolucionaria de su movimiento,
podría decirse que se produce en mayo de 1974, en su discurso pronunciado en
plaza de mayo.
Allí se concentraron cientos de personas de agrupaciones peronistas de izquierda
criticando al modelo adoptado por Perón y en particular rechazando al pacto
social, por el cual Perón se había manifestado a favor en su discurso .
Perón ante este hecho reaccionó
agresivamente y acusó a la juventud de inútiles, gritones desorganizados y con
ideas contrarias al justicialismo. Allí los acusó de no saber nada acerca de la
lucha contra la proscripción, olvidando, Perón de que su estadía en el poder en
el 74´ se debía a la ayuda de la juventud.
Después del discurso y en adelante
se producen allanamientos y ataques armados a los locales de la juventud
peronista, secuestros muertes y detenciones de sus militantes.
Por último, sabemos como ha evolucionado el desarrollo de estos movimientos.
Muchos de sus militantes desaparecieron durante la época del Proceso, las
persecuciones y la represión sufrida en esa época parece que hubiera coartado no
solo el accionar del peronismo revolucionario sino, también la difusión de sus
ideas.
Lo cierto es que terminada la "misión" del Proceso y a partir de la llegada de
la democracia hasta la actualidad, las voces y banderas del peronismo
revolucionario se han dejado de ver y escuchar.
CONCLUSIÓN
Para algunos autores, el orígen de los movimientos guerrilleros de izquierda en
Argentina, dentro de ellos el peronismo revolucionario como exponente; se debió
a un debilitamiento del marco normativo.
Peter Waldman describe a la época del setenta como un período de anomia social,
esto es, desequilibrio o caos social a causa de fallas en las estructuras
normativas. A nivel individual podría decir Waldman, también, que hubo un
aumento de las patologías, es decir, de «desviados sociales» ya que estos son
los que no se atienen a las normas y los que no pueden adaptarse a la sociedad.
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Creo que la hipótesis de Waldman y
su justificación es completamente arbitraria y por ello estoy en total
desacuerdo. Me parece casi imposible creer y comprobar que la cantidad de gente
que militaba en estos movimientos era simplemente un producto del contexto
interno. Es decir, no creo probable que, en primer termino no hayan existido
estructuras normativas, ni medios para hacerlas válidas porque justamente el
período tomado es una época de gobierno militar, y sabemos como estos grupos se
manejan.
En segundo lugar, no pueden tirarse por la borda, como si nada, las ideas por
las que luchaban estos movimientos y el convencimiento que sus integrantes
tenían en ellas, como tampoco se puede hacer con los desaparecidos. Tratar como
accidental que estas gentes hayan luchado por sus ideas es negar y
consecuentemente tratar como insignificante el hecho de que estas personas hayan
desaparecido, es decir, hayan muerto luchando por sus ideas.
Creo que los autores del orden niegan ciertas circunstancias que para el sistema
vigente pueden ser perturbadoras.
Para decirlo mas atenuadamente, se olvidan de que estos grupos que se apartan de
las normas existentes no lo hacen por falta de adaptación al orden social o por
no existencia de reglas, sino porque talvés estas normas, ya caducas, no se
adaptan a sus nuevas necesidades y aspiraciones que ya han surgido en la
realidad, pero que no se han plasmado en las normas jurídicas.
Un ejemplo de esto es, lo ocurrido en 1949, cuando el gobierno de Perón sancionó
una nueva constitución, que se adaptó a los nuevos intereses y demandas que eran
los de la clase obrera, remplazando la anterior estructura ya insostenible. Si
esto no hubiera ocurrido sería ridículo afirmar hoy, que los reclamos de la
clase obrera por mejores condiciones de trabajo eran la expresión de casos
desadaptados y desviados.
La historia nos muestra que la relación entre lo normativo y lo que sucede en la
realidad es dialéctica y cambiante, no estática y lineal. Por lo tanto lo que
manifestaban desde la realidad los movimientos revolucionarios peronistas, era
una expresión del descontento del pueblo frente a la estructura normativa
vigente y un llamado hacia las autoridades: la necesidad de cambio, como lo fué
el del 49´.
Los episodios de Azul aceleraron el proceso de
depuración ideológica. El Gobernador Bidegain y ocho diputados de la JP quedaron
en el camino, víctimas de la verticalidad que ellos mismos tantas veces
elogiaron. El ala izquierda del oficialismo busca ahora otras variantes -dentro
y fuera del movimiento- mientras Perón se apresta a reducir el excesivo poder
político que han acumulado los metalúrgicos.
Si los objetivos del grupo que
asaltó la guarnición de Azul eran los de dar un golpe espectacular que ayudara
políticamente a la izquierda, los resultados indican que el episodio sirvió para
afirmar aún más a la línea derechista del Gobierno. El golpe produjo la
irritación del Ejército, la reacción del Gobierno, la indignación general por
las muertes ocurridas y la decapitación de otro sector importante del ala
izquierda del peronismo. Si en cambio, el ataque apuntaba a comprometer al
Gobierno en una política cada vez más dura y represiva, que lo fuera
diferenciando cada vez menos de los regímenes anteriores, la táctica habría dado
algún resultado.
Lo cierto es que Perón consiguió, aun enarbolando las tradicionales herramientas
del poder absoluto, que todos le prestaran un decidido apoyo político en la
defensa del Estado.
En la noche misma del domingo 20, Perón se dirigió al país rodeado de sus
principales colaboradores -incluyendo a su esposa-, prolijamente vestido con el
uniforme de teniente general. No sólo era el Presidente, sino un comandante de
operaciones alertando a amigos y a adversarios sobre la guerra sin cuartel
contra la subversión que, se supone, entró ese día en su etapa decisiva. A
partir de allí, además de ponerse en juego la tranquilidad del país también está
el lugar que ocupará Perón en la historia argentina.
No es demasiado arriesgado suponer que este último punto marca la clave de la
acción subversiva: descolocar a Perón frente a si mismo, las Fuerzas Armadas y
la opinión pública, Entre las versiones que más circularon dentro de los
oficiales de inteligencia, había una que asignaba un propósito muy definido al
ataque. Según esa hipótesis, el asalto al Regimiento 10, en momentos en que se
suponía que no contaba con toda su capacidad de contraataque (debido al fin de
semana y a que la nueva clase de conscriptos no se hallaba en condiciones de
entrenamiento adecuadas), tenía por finalidad coparlo durante el tiempo
necesario para enviar un radiograma a todas las guarniciones. De ese modo se
generaba una lógica alarma y podía promoverse una reacción militar contra el
Gobierno; tal vez un planteo exigiendo sustanciales modificaciones en el
Gabinete o la intervención a las provincias gobernadas por peronistas
presuntamente izquierdistas.
Carta
del Presidente Juan Domingo Perón al personal militar de la guarnición Azul
Buenos Aires, 22 de enero de 1974
Señores Jefes, Oficiales, Suboficiales y soldados
De la Guarnición Azul
S..../....D
Como comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y soldado experimentado luego de
más de sesenta años de vida en la Institución, quiero llegar directamente a
ustedes para expresarles mis felicitaciones por el heroico y leal comportamiento
con que han afrontado el traicionero ataque de la noche del sábado 19 de enero
de 1974.
Los ejemplos dados por los jefes y oficiales que han llegado hasta ofrendar sus
vidas, tuvo la misma repercusión en los suboficiales y soldados que- con su
valentía y espíritu de lucha- repelieron la agresión, con la colaboración de la
Armada y la Fuerza Aérea.
Quiero asimismo hacerles presente que esta lucha en la que estamos empeñados, es
larga y requiere en consecuencia una estrategia sin tiempo.
El objetivo perseguido por estos grupos minoritarios es el pueblo argentino, y
para ello llevan a cabo una agresión integral.
Por ello, sepan ustedes que en esta lucha no están solos, sino que es todo el
pueblo que esta empeñado en exterminar este mal, y será el accionar de todos el
que impedirá que ocurran más agresiones y secuestros.
La estrategia integral que conducimos desde el gobierno, nos lleva a actuar
profundamente sobre las causas de la violencia y la subversión, quedando la
lucha contra los efectos a cargo de toda la población, fuerzas policiales y de
seguridad, y si es necesario de las Fuerzas Armadas.
Teniendo en nuestras manos las grandes banderas o causas que hasta el 25 de mayo
de 1973 pudieron esgrimir, la decisión soberana de las grandes mayorías
nacionales de protagonizar una revolución en paz y el repudio unánime de la
ciudadanía, harán que el reducido número de psicópatas que va quedando sea
exterminado uno a uno para el bien de la República.
Vaya mi palabra de consuelo para los familiares que perdieron a sus seres
queridos, de aliento para los heridos y de esperanza para las familias del
Coronel GAY y Teniente Coronel IBARZABAL. Tengan la certeza de que todo el poder
del Estado está siendo empleado para lograr su liberación.
Quiera Dios que el heroico desempeño de todos ustedes nos sirva siempre de
ejemplo.
Juan Domingo Perón
Presidente de la Nación
Si ello es así, la acción bélica
consiguió el efecto contrario, pues la respuesta de la guarnición benefició al
Gobierno. Desde el punto de vista de la estrategia guerrillera, lo más
importante de la acción del ERP es su capacidad para ganarse el temor y la
antipatía de la opinión pública, incluyendo la izquierdista. Como señalaba el
propio Lenin, todo grupo con pretensiones revolucionarias debe buscar de
granjearse el apoyo de la población y, especialmente, el de aquellos sectores
más dinámicos o más útiles para sus fines en las próximas fases de su acción.
Por ejemplo los oficiales más jóvenes y los suboficiales de las Fuerzas Armadas.
Con este tipo de acciones, en los que matan a sangre fría a un soldado
conscripto de guardia como si se tratara de un enemigo, no lo logran.
Puede recordarse la experiencia de los Tupamaros uruguayos: mientras robaban
camiones con alimentos para repartirlos entre los pobres o cuando denunciaban
negociados, despertaban la simpatía de la población. En cambio cuando comenzaron
a matar vigilantes su estrella declinó. Es que en este tipo de organizaciones
políticas, su estilo de acción elitista las aísla y sólo sirve para irritar a la
derecha, no para vencerla.
Las consecuencias
Un buen síntoma de lo que se
avecinaba fue la rápida reacción de los gobernadores Bidegain, Obregón Cano y
Martínez Baca - todos cuestionados dentro del oficialismo- quienes se
apresuraron a condenar lo sucedido y a expresar en distintos tonos su lealtad a
Perón. Este, en su discurso del mismo domingo, ya había señalado la posible
negligencia culposa de algunos gobiernos provinciales frente a la guerrilla, un
dardo dirigido implícitamente contra Bidegain, pero que por elevación también
cuestionaba a todos aquellos peronistas más o menos relacionados con actitudes
calificadas de izquierdizantes.
Claro que ahora vale la pena preguntar hasta qué punto Bidegain, Obregón Cano y
Martínez Baca son realmente izquierdistas, porque si nos atenemos a los hechos
producidos por sus gobiernos, la respuesta es obviamente negativa. Hasta ahora,
si algo hicieron, nada tuvo que ver con lo que se supone es parte de una
política izquierdista. Ninguno de ellos dio muestras de intentar una reforma
agraria, o de socializar -así sea parcialmente- algún rubro de la producción; ni
siquiera en los limitados ámbitos reservados a la gestión provincial.
En cuanto a Bidegain, lo más espectacular de su gestión fue aceptar que su
ministro de Educación, Alberto Baldrich, comenzara a aplicar una política
educativa sectaria y con muy claros matices derechistas. La clave del presunto
izquierdismo de estas cuestionadas figuras es su oposición a la línea sindical
predominante, cuya hegemonía ejerce la Unión Obrera Metalúrgica, que es la que a
su vez marca las coordenadas del oficialismo. Esa coyuntura derivó en peligrosas
alianzas de los gobernadores con ciertos grupos juveniles -y activistas- del
peronismo, aunque nunca a desarrollar una política de izquierda. Un buen ejemplo
de ello pueden ser los fundamentos de las verticalizadas renuncias a las bancas
que redactaron los ocho diputados que se negaron a convalidar la reforma del
Código Penal: en las mismas no sientan una posición ideológica, sino una actitud
coyuntural.
De esta manera las posiciones izquierdistas fueron sólo una bandera, no un
modelo político. El caso fue que en la última semana de enero se dio por
finalizado el Operativo Dorrego, aquella labor conjunta -propiciada por el ahora
ex gobernador Bidegain- entre efectivos militares y miembros de la Juventud
Peronista para ayudar a las zonas anegadas por las lluvias a mediados del año
pasado.
Como lo señaló oportunamente Redacción, el Operativo se parecía mucho al
prolegómeno de una alianza política entre el entonces comandante general del
Ejército, teniente general Jorge Raúl Carcagno, y los sectores calificados como
"la izquierda" del oficialismo. En un momento se pensó que el famoso Operativo
concluiría al conocerse la renuncia del general Carcagno, pero con lo de Azul su
final se extendió a la -también vertical- caída de Bidegain.
El Peronista Nº 1 (salió después del cierre de El Descamisado), 19 de abril de
1974. Contiene el "Documento para la Liberación",
donde se fijan posiciones: Reencauzar el Movimiento Peronista como eje de la
Liberación. Reconstruir el Frente bajo la hegemonía de los trabajadores.
Recuperar el gobierno para el pueblo y el General Perón. Clic para descargar
En su ya mencionado discurso, Perón
convocó a todos -especialmente a sus partidarios-, a una movilización general
contra la subversión. También centralizó su acción política, ya que no la acción
policial, a combatir el ala izquierda dentro de su movimiento, pues resulta
evidente que los más peligrosos adversarios se encuentran precisamente allí
Resultaba obvio que Bidegain
transformado por imperio de las circunstancias en "chivo emisario"; debía pasar
a cuarteles de invierno sin siquiera contar con el consuelo de una embajada. La
idea primera había sido solucionar el problema con el expediente de la
intervención federal a los tres poderes, algo que podría servir de antecedente
para tomar medidas similares contra otras provincias. Pero la noticia de la
intervención hizo pensar a Balbín en interrumpir su gira por el sur y
entrevistarse con el Presidente a fin de disuadirlo.
La idea del jefe radical -en la que
influyó decididamente el líder de su bancada de diputados nacionales, Antonio
Américo Tróccoli- consistía en proponer las renuncias del gobernador y el
vicegobernador (el dirigente metalúrgico Victorio Calabró). Según marca la
constitución provincial, la Legislatura designaría entre sus miembros el nuevo
Poder Ejecutivo para el resto del período 1973-77. Las motivaciones de los
radicales eran claras: ellos también ven con temor el predominio del sector
sindical. Obviamente, no lo lograron: Calabró fue ungido Gobernador, pues los
dirigentes metalúrgicos no podían dejar pasar una oportunidad tan propicia de
asegurarse una posición de poder tan significativa, aunque también peligrosa.
Desde luego que Perón hubiera preferido colocar allí a un político sin mayor
apoyatura propia para tal cargo, pero -igual que Balbín- prefirió por el momento
aceptar el curso marcado de la sucesión. Ahora su próximo objetivo será reducir
el poder de los metalúrgicos.
La Juventud en la encrucijada
La ruidosa aprobación de las reformas al Código Penal tuvo un proceso sumamente
discutido. El proyecto oficialista fue cuestionado incluso hasta por los
diputados peronistas más jóvenes. Trece de ellos habían decidido disentir con la
opinión del Poder Ejecutivo, y para fijar su posición ante el líder -se supone
que no buscarían disuadirlo- solicitaron entrevistarlo.
Perón los recibió el martes 22 en la quinta presidencial de Olivos.
Asistieron once. Si pensaron que el Presidente los recibiría a solas se llevaron
una gran sorpresa; además de los visitantes, Croatto, Díaz Ortiz, Giménez,
Glellel, Iturrieta, Kunkel, Ramírez, Romero, Svesk, Vidaña y Vittar, estuvieron
el presidente de la Cámara de Diputados. Raúl" Lastiri; el ministro del
Interior, Benito Llambí; el de Bienestar Social y secretario privado, José López
Rega; el secretario general de la Presidencia, Vicente Solano Lima; el
secretario de Prensa, Emilio Abras; y el presidente del bloque de diputados del
Frejuli, Ferdinando Pedrini. Alrededor de ellos se instaló una impresionante
batería de cámaras de televisión y micrófonos radiales. Un escenario que ya
predecía lodo.
Perón explicó su versión sobre los grupos subversivos y la necesidad de
protegerse contra ellos. "El que no está de acuerdo, se va", repitió ese día.
Ocho de ellos abandonaron luego sus bancas y al otro día se fueron verticalmente
expulsados del movimiento.
El episodio acrecienta las dificultades que desde hace un tiempo vive la
Juventud Peronista, que recién ahora ha empezado a descubrir que su idea de
"Patria Socialista" no es compartida por Perón, ni por la mayoría de los
peronistas. Se sabe, sin embargo, que una parte de este sector acatará
finalmente la verticalidad, pero se descuenta que otra parte se ira alejando
para constituir lo que ahora se bautizó como la Alternativa: un espacio político
postperonista con pretensiones de heredar parte del caudal político de Perón,
cuando llegue el momento -biológicamente inapelable- del retiro definitivo del
viejo caudillo.
Crónica, 8 de febrero de 1974. Reunión de Perón con sectores de la Juventud
Peronista (de derecha) el 7 de febrero de 1974. Se delineó la actitud a asumir
contra Tendencia Revolucionaria. Clic para descargar en tamaño legible.
Todavía no se ve con claridad el
futuro que puede tener tal Alternativa. Por ahora parece sólo una necesidad de
algunos sectores (que accedieron al peronismo detrás del circunstancial
camporismo) de replantear su posición apenas comprendieron que el peronismo no
es ni más ni menos que eso: peronismo. Es decir, el partido de los fieles
seguidores de Perón.
Otros efectos
En este caso de los diputados, el elemento catalizador fue la reforma penal, la
que ahora adquirió un tono similar al de los últimos tiempos del gobierno
militar y al de los viejos tiempos peronistas, periodos en los que se buscó que
el Estado impusiera el orden desde arriba -verticalmente- en lugar de lograrlo
por una armonización de los sectores internos de la comunidad.
Lo más discutible de las reformas se refiere a ciertas ambigüedades, como por
ejemplo cuando se refiere a la asociación ilícita, donde cualquier tendencia
nueva que pueda surgir -y por ser nueva, no legalmente reconocida- por ejemplo
contra la dirección de un sindicato, podría ser acusada de subversiva si asume
un tono crítico muy violento. Según señaló el Presidente a los diputados
disidentes de su partido, tales ambigüedades "serán salvadas por los jueces".
También debió pagar tributo al desgaste político el secretario general de la
Presidencia, Vicente Solano Lima, cuando los amigos sindicalistas del nuevo
gobernador Calabró lo acusaron de haber "buscado defender a Bidegain" debido a
su intento de transacción en defensa del ex titular de la provincia de Buenos
Aires. Le recordaron también que cuando acompañaba a Cámpora en el ticket de
candidatos a la Presidencia -durante la campaña electoral anterior al 11 de
marzo-, mantuvo una estrecha relación táctica con el sector juvenil.
A mediano plazo, la clave del éxito gubernamental radicará en su manejo de la
economía. Si en febrero y marzo se superan los problemas de la escasez de
productos, la opinión pública no perderá su tranquilidad. Si se logran las
anunciadas inversiones para dinamizar la economía, si Gobierno podrá afirmar que
ganó la partida. Si también termina con la intranquilidad motivada por la
subversión, Perón realmente habrá ganado. Mientras tanto, tendrá que seguir
sorteando los obstáculos acudiendo en primera instancia a su habilidad política,
y en segunda al peso de su verticalidad.
En el mundo del revés que sigue siendo la Argentina, el famoso Juez Espartacus,
filmado con escándalo en un prostíbulo masculino al que frecuentaba, y que por
sus relaciones políticas consiguiera sobrevivir al menemismo y al duhaldismo,
lleva hoy la causa contra Isabel Perón, y algunos autorizados voceros nos
manifiestan seguramente tomándonos el pelo, su confianza en que se haga justicia
y en que no habrá impunidad para nadie…
Sin embargo, paradójicamente, no ha sido Espartacus sino un ignoto juez de la
provincia de Mendoza quien sorprendiendo a propios y extraños, ha determinado la
detención en España de la viuda del General Perón.
Esto también es un escándalo, un
escándalo mayor que el de Espartacus, mucho mayor tal vez, porque quiebra todos
los códigos de la convivencia política, y porque desenmascara el antiperonismo
malicioso desde estructuras políticas que se dicen peronistas y devela una vez
más, que en verdad jamás lo fueron.
La implacable operatoria de
aculturación política de los años setenta, operatoria que frustró el proceso de
la Revolución Nacional en la Argentina y que abrió las puertas a la dictadura
militar genocida, pareciera no haber terminado su obra de ruptura de las
memorias y de los imaginarios colectivos, y apunta hoy inmisericorde, a las
identidades profundas de una buena parte de nuestro pueblo..
Alguna vez, hace muchos años, cuando
Susanita Valle golpeó las puertas de la Casa de Gobierno pidiendo por la vida de
su padre, le respondieron que el Presidente dormía….
En estos días, cuando Isabel Perón es detenida en Madrid, demasiadas conciencias
argentinas dormitan asimismo su siesta provinciana, cargada de incumplimientos y
de connivencias dolosas.
CLARIDAD
- "Desde octubre de 1975, bajo el gobierno de Isabel Perón, nosotros
sabíamos que se gestaba un golpe militar para marzo siguiente. No tratamos de
impedirlo porque al fin y al cabo formaba parte de la lucha interna del
movimiento peronista. Pero hicimos nuestros cálculos de guerra y nos
preparamos para sufrir 1.500 bajas en el primer año. Si no eran mayores,
estaríamos seguros de haber ganado. Pues bien, no han sido mayores. En cambio,
la dictadura está agotada, sin salida, y nosotros tenemos un gran prestigio
entre las masas y somos una opción para el futuro inmediato". [De un reportaje a
Mario Firmenich realizado por Gabriel García Márquez en 1979]
Sabemos bien los argentinos
que a la Justicia que tenemos y más acá de la Corte Suprema a la reconocemos con
respeto, la establecen cadenas funcionariales no depuradas todavía.
Sabemos también, que aquellas complicidades corporativas se mantienen desde las
épocas en que a nuestros padres que peregrinaban por los juzgados buscándonos
con desesperación, les rechazaban sistemáticamente los habeas corpus en que
pedían por nosotros…
Confiamos en la Corte Suprema, pero no confiamos en esa Justicia que viene de
los tiempos del proceso militar y tampoco creemos en el Consejo de la
Magistratura, Consejo que no ha hecho sino frenar todo intento de renovación de
lo que alguna vez se conociera como el sistema de la servilleta de Corach. .
Desde que el tema de la Triple A salió nuevamente a luz, los diarios
oficialistas que, en mayor o menor medida los son todos, oficialistas de los
funcionarios oficiales o acaso de los modelos económicos que respaldan esos
funcionarios, todas las fotos de Almirón mostraban la imagen de Perón dentro del
cuadro.
VIOLENCIA - Una
encuesta realizada por IPSA en noviembre de 1971 sobre la pregunta "¿Justifica
usted la violencia guerrillera?" obtuvo una respuesta favorable del 45,5
por ciento de los casos en el Gran Buenos Aires, del 51 por ciento en
Rosario y del 53 por ciento en Córdoba.
Esto no puede ser casual. Se trató mediante todo tipo de informaciones parciales
y manipuladas, de crear la conciencia de que Almirón y Morales eran custodias de
la Presidencia.
Han tenido que salir a negarlo dirigentes de los suboficiales retirados de las
FFAA, agremiados en una asociación de los que fueran custodias de Perón y que
han desmentido terminantemente la relación de Almirón, Morales y Rovira con las
funciones que les son atribuidas.
Lamentablemente, estas informaciones no tienen prensa oficial en la Argentina y
sólo circulan por los medios alternativos.
Desde Página 12, Ámbito, Infobae e incluso Radio 10, cuando se refieren a los
crímenes de la Triple A, se evidencia que no van detrás de la Justicia, sino que
van detrás del intento de culpabilizar como autor intelectual de aquellos
crímenes a Perón.
Son como los perros carroñeros, pero se llevarán un chasco, no pudieron antes
debilitar la imagen del General, menos van a poder ahora.
Vuelvo a desafiarlos, a que si revisamos los crímenes de la Triple A, de
Almirón, de Morales y de Rovira, tal como correspondería hacerlo por Justicia,
revisemos también el asesinato de Ignacio Rucci, Secretario General de la CGT y
mano derecha del General en ese momento, en la Presidencia de la República.
Los
que lo mataron también se referenciaban y respaldaban en el Estado, eran parte
del Estado y su poder en el Estado estaba muy por encima y sin lugar a dudas,
del que se le atribuye luego a López Rega.
Sin embargo, pareciera que de eso tampoco quiere hablarse… y nos preocupa, y nos
preocupa en especial el silencio actual de las organizaciones de trabajadores y
del movimiento sindical, y nos preguntamos si acaso tanto ha progresado la
desperonización que consideran más oportuno hacerse los desentendidos, en un
tema que implicó un verdadero magnicidio, y que modificó para siempre el rumbo
de la historia.
Me refiero a la ejecución en plena vía pública de su Secretario General Ignacio
Rucci, al que sus asesinos ni siquiera le dieron la oportunidad de alegar sus
propias razones, como lo hicieran antes con el fusilador Aramburu.
Expresé en el inicio de este editorial que se estarían por quebrar ciertos
códigos de la convivencia política y quiero volver sobre ello.
No se acepta que el débil gobierno de Isabel estuvo desde antes de nacer
asediado por la guerrilla y por el avance de lo que más tarde sería el aparato
militar de represión, cuando se fue en aquel entonces parte misma de los
desestabilizadores de un lado o de otro, y tengo la impresión que se pretende
juzgar hoy desde la Ley, las consecuencias y desvaríos provocados en las
instituciones y en los marcos constitucionales por las acciones que en aquel
entonces se llevaron a cabo desde las sombras.
A pocos días de haber sido electo Perón como presidente de los argentinos y en
el contexto de un Estado en disgregación, se asesinó al Secretario General de la
Central Obrera, su principal respaldo institucional, y luego se le criticó a
Perón el entregarse al poder de Lopez Rega, al menos en lo poco que duró su vida
entre los infartos sufridos y la agresión en la plaza del primero de mayo, y con
ello pareciera que se pretenden justificar las acciones de asalto al poder
constitucional que se llevaron a cabo en aquellos tiempos.
La burla es que muchos de los que participaron en aquellas políticas de acoso al
Gobierno Constitucional, hoy devenidos por arte de birlibirloques de nuevo
justicialistas y además funcionarios, reclaman justicia como si ellos no
hubiesen tenido nada que ver en aquellos trágicos acontecimientos.
Se configura de esta manera una situación política inadmisible y que se agrava
por la ausencia de debates.
Piero (1973) - Hasta la toma del poder
Concretamente, no es justo que se
homenajee a los que asaltaron el cuartel de Formosa durante un gobierno
constitucional, y que a la vez se aplique todo el rigor de la Ley con los
travestis y con los vendedores ambulantes que destrozaron los vidrios del
Gobierno porteño protestando contra el código de convivencia o con los presos
por los desordenes en la Estación de Haedo que reclamaban contra los abusos
extraordinarios de los servicios ferroviarios privatizados.
La ruptura de los códigos de la convivencia política es la simple consecuencia
de una ley injusta o de una Ley aplicada de una manera que favorece a unos en
desmedro de los otros.
En un país donde tantos miles de antiguos uniformados vinculados a la represión
caminan impunes por la calle, en que los que estuvieron detrás del asesinato de
Rucci disfrutan de reconocimientos políticos cuando no de importantes cargos, en
el mismo país donde Menem es Senador por la República y Corach y Dromí pueden
dar conferencias públicas y vivir con tranquilidad en sus barrios privados, se
solicite la captura internacional de Isabel Perón y se obligue a la Policía
española a detenerla, resulta un escarnio que nos avergüenza, que ofende a todo
criterio de justicia y que anticipa horizontes inciertos para la vida
democrática.
Jorge Eduardo Rulli -
www.grr.org.ar, Editorial de Horizonte Sur,
14 de Enero de 2007
La historia del peronismo, sobre todo la que nace con el golpe militar que lo
desalojó del poder en setiembre de 1955, con la proscripción y el exilio de su
jefe, puede ser leída a partir de varios ejes conductores. Uno de ellos, escrito
y reescrito casi permanentemente, es el de la disputa por la interpretación del
pensamiento y la acción de Perón entre sus distintas corrientes internas o, más
rigurosamente, entre los distintos peronismos.
Otro, alguna vez comenzado a escribir, casi nunca reescrito y hoy aparentemente
desechado, es el de las diferentes, muchas veces antagónicas, reconstrucciones
que esos varios peronismos hicieron, reivindicaron y utilizaron de la figura de
Evita.
Aunque la iconografía más oficial y
cristalizada los considera más bien como una especie de dualidad, de dos hechos
uno, la funcionalidad de las dos figuras fundantes del peronismo, en términos de
la pelea ideológica y política entre sus distintas expresiones, nunca fue la
misma.
Quizás nada lo demuestre mejor que la evolución de los últimos 15 o 20 años del
PJ, precisamente cuando esa disputa es casi apenas un recuerdo del pasado,
porque la fuerza quedó homogeneizada en una de sus alas históricas y los
remanentes de las otras, físicamente diezmadas durante los años de la dictadura,
son reconocibles más bien afuera de los límites que hoy tiene el justicialismo.
CARACTERISTICAS
ESPECIALES - "No luchamos contra un gobierno determinado, sino contra
todos los que hacen posible la esclavitud de la patria y del pueblo argentino.
Nuestros objetivos son, pues, la liberación del país entregado al
neocolonialismo desde 1955, y la soberanía popular usurpada por los que han
ocupado el poder desde esa fecha. Con ese concepto y con esa finalidad, cada
peronista ha de ser un combatiente en la forma en que cada uno sea capaz de
luchar y ser provechoso. (…) Las Formaciones Especiales, encargadas de esto
último, deben tener características especiales y originales, como especiales y
originales son las funciones que deben cumplir. Ellas actúan tanto dentro de
nuestro dispositivo, como autodefensa, como fuera de él, en la lucha directa de
todos los días dentro de las formas impuestas por la guerra revolucionaria."
Juan Domingo Perón, Mensaje a la juventud reunida en el Congreso de la
Federación Nacional de Estudiantes en Rosario, Mayo de 1971
De hecho, en estos tiempos, signados
esencialmente por el fenómeno menemista y la consagración del PJ como expresión
del modelo económico y social dominante, todavía hay "varios Perón" en la
interpretación de los matices que disputan la hegemonía (menemismo, duhaldismo),
pero prácticamente no hay ninguna Evita, salvo la del ícono sólo nombrado
—reverencialmente, sin actualidad viva— como tal.
Están lejos, son casi prehistóricos, los tiempos en los que, mediados de 1972,
el editor responsable en el país de la revista oficial del movimiento peronista
en la época, "Las Bases", el empresario luego menemista Carlos Spadone, echaba
del staff a un militante del Peronismo de Base al que acusaba de "evitista".
Perón, todavía exiliado en Madrid, pensaba en el regreso que iba a concretar en
noviembre y desarrollaba en la época la estrategia de jaqueo al "Gran Acuerdo
Nacional" con el que el régimen militar de Alejandro Lanusse intentaba construir
una salida democrática condicionada, pensada idealmente como la consolidación
definitiva de un "peronismo sin Perón".
Al compás de su movida, en su entorno madrileño crecía otra, con folclore
esotérico incluido, imaginada por el secretario privado del líder, José López
Rega. Su objetivo era el manejo del poder, y por supuesto del peronismo; su
ideología una interpretación en tono nacional—socialista del planteo de
"socialismo nacional" que venía formulando Perón, y su metodología la
entronización de María Isabel de Perón como la reemplazante de Evita en la
iconografía cumbre del justicialismo.
Alberto Martínez Baca,
gobernador de Mendoza. Video de la Universidad Nacional de Cuyo.
La realidad del peronismo mostraba
una virulenta polarización entre su ala derecha, conformada por la poderosa
estructura sindical y la cúpula política tradicional, y la tendencia
revolucionaria, integrada por organizaciones armadas como Montoneros, FAR y FAP,
la Juventud Peronista, el Peronismo de Base y los sindicatos y agrupaciones
gremiales radicalizados, surgidos de la experiencia de la CGT de los Argentinos,
sector crecido en el enfrentamiento con el gobierno militar.
En el medio transitaba buena parte de la base social del peronismo, tironeada
por uno u otro de los polos irreconciliables.
La figura de Evita era un protagonista clave de la lucha interna, a más de 20
años de su muerte. Todos los sectores hacían un símbolo de su figura, de sus
acciones y de su discurso. Pero no el mismo símbolo.
Para la derecha, Evita era una figura inescindible de Perón, una creación del
líder que sólo se explicaba en función de su conducción, como encarnación de una
de sus variantes tácticas durante su primer gobierno. Y tendía a priorizar en la
reivindicación de su figura a la Evita de la Fundación, la de la asistencia
social.
Para la tendencia revolucionaria, Evita tenía una dimensión complementaria a la
de Perón, pero también autónoma, diferenciada. Había expresado ya en su tiempo
una tendencia "clasista", dispuesta a asumir y resolver con intransigencia los
primeros asomos de contradicciones internas en la fuerza de carácter
movimientista y policlasista que había sido el peronismo en su nacimiento.
Declaraciones bizarras de José López Rega al arribar a Buenos Aires, en 1972.
Más aún —y se insinuaba aquí un
enfrentamiento en los hechos y en su momento con Perón, pero también hacia el
futuro que era el presente de los 70—, se pensaba que con su frustrado intento
de llegar a la vicepresidencia, en 1952, Evita había intentado representar
institucionalmente una hegemonía de la clase obrera peronista en el manejo del
Estado cuando ya se veían las diferencias de proyecto con algunos otros sectores
del movimiento original, como el nuevo empresariado industrial y comercial y las
Fuerzas Armadas.
Esa lógica de enfrentamiento interno, con las distintas Evita como uno de sus
ejes conceptuales, no haría sino profundizarse en los años siguientes.
El famoso 1° de mayo de 1974, ya con Perón en el gobierno y muy poco antes de su
muerte, aquel en el que el General "echó a los Montoneros de la Plaza de Mayo",
fue una especie de escenario físico y temporal de enfrentamiento en los términos
de las Evita contradictorias, como síntesis de las contradicciones entre los
distintos peronismos y entre la izquierda peronista y Perón, López Rega e
Isabelita.
"Evita hay una sola/ no rompan más las bolas", era el grito preferido de los
militantes de la tendencia revolucionaria que cubrían la mitad de la Plaza de
Mayo, junto con el ¿"Qué pasa, qué pasa General?/ que está lleno de gorilas el
gobierno nacional" Dos maneras de denunciar lo que se consideraba el creciente
apoderamiento del control del Gobierno por parte de López Rega e Isabel, y la
pretensión de elevar a la vicepresidente al rango de reemplazante de Evita.
La desaparición de Evita en el debate ideológico del justicialismo de los
últimos años es el resultado del proceso de homogeneización interna que
favoreció la desaparición de la tendencia revolucionaria.
También, el de la dificultad de un justicialismo con función reciclada para
contener en su nuevo papel la radicalidad del discurso de Evita. Para algunos
peronistas nostálgicos, la esterilización política de la figura de Evita, el
distanciamiento del PJ oficial de estos tiempos con su contenido concreto, se
patentizó el día en el que Carlos Menem, como presidente, facilitó el balcón de
la Casa Rosada para que Madonna y Alan Parker, filmaran el perfil de una Evita
ajena y lejana, definitivamente lejana de la Argentina que por muchos años
lloró, y también gritó, por ella.
El peronismo nos estuvo golpeando la puerta toda la vida. En mi caso, que
siempre me encontré en la oposición, se metió en mi profesión, en mi estudio, en
mi vida familiar, en mis sueños, una y otra vez, hasta ahora, en la puerta de
cumplir los 80 años.
Hay que decir que la niñez y la primera adolescencia las pasé bajo la llamada
década infame, aquella del fraude patriótico. Palabra del genio argentino.
Hoy, después de 60 años de
peronismo, uno quisiera debatir lo vivido. Imposible. Los intelectuales
peronistas son absolutos estalinistas que descargan la palabra gorila a todo
aquel que exprese la menor duda sobre el líder. Y ya no se puede volver a la
discusión, ni siquiera a la conversación política.
La
Masacre de Pacheco, en vida de Perón
La noche del 29 de mayo de 1974, a cinco años del Cordobazo, el local del
Partido Socialista de los Trabajadores en Gral. Pacheco era asaltado por una
banda de la Triple A.
“Sonó primero un silbato, similar a los que usa la policía. Luego un disparo y
tras un diminuto intervalo, una ensordecedora ráfaga de ametralladora.
De inmediato, violentando la puerta y saltando desde los techos y la terraza, 15
matones asesinos, provistos de armas largas, entraron a golpes e insultos.
Los 6 compañeros que se hallaban reunidos fueron arrojados al suelo y pateados,
mientras los otros entraban a las salas y quemaban y destruían todo a su paso.
Luego, con la cabeza llena de sangre por los golpes, los 6 compañeros fueron
obligados a entrar a los autos. A pocas cuadras del lugar, las tres compañeras
fueron bajadas del auto y obligadas a retirarse. Los coches prosiguieron viaje
con rumbo desconocido, llevando a los compañeros en sus baúles. El 30 a la
mañana, los cadáveres de Meza, Zidda y Moses, aparecieron en Pilar, acribillados
a balazos. Tres compañeros pudieron escaparse por los fondos” (Avanzada
Socialista 4/6/74).
El asesinato de tres activistas obreros del PST por un comando de la Triple A,
se conoció como la “Masacre de Pacheco”.
Rodolfo Ortega Peña, intelectual de izquierda, defensor
de presos políticos y diputado nacional por el Peronismo de Base (quien será
asesinado poco tiempo después por la Triple A) declaró ante los hechos: “lo que
parece distinguirse es que la política del terror blanco no está dirigida a
quienes funcionan en la superestructura, sino a aquellos cuadros que van
desarrollándose en el seno de la clase trabajadora, sean delegados o compañeros
militantes de base de significación. Esto es lo que parece como más peligroso
para la Política de Pacto Social y entonces han decidido escarmentar a nivel de
estos compañeros”.
Ni el gobierno ni el Partido Justicialista condenaron la masacre. Lejos de ello,
Perón declaró ante miembros de la Federación Juvenil Comunista que le solicitó
una entrevista: “Se que ustedes han llegado en un momento en que acaba de
producirse un hecho muy desagradable, que tres muchachos han sido asesinados por
otro grupo. Son grupos antagónicos, que pelean entre ellos en vez de discutir y
acordar, pero eso pasa en todas partes del mundo...” (El Cronista Comercial, 5
de junio de 1974, citado de Avanzada Socialista)
Fuente: La Verdad obrera, 25/01/07
La matanza de Ezeiza cometida por la
derecha peronista contra la izquierda peronista no puede ser objeto de
interpretación porque fue un crimen basado en la traición. Está allí para
siempre el rostro de los jóvenes peronistas de izquierda asesinados por la
derecha peronista que no quería ninguna revolución; es más, quería mantener el
poder al lado del general, que acababa de volver de la España de Franco. Perón
no inició ninguna investigación sobre la matanza de esa izquierda, y esa
izquierda no hizo ningún reproche al general, prefirió interpretar que a Perón
lo habían rodeado y le mentían. Es decir, Perón era incólume a las traiciones o
a las preferencias o las tendencias. Perón seguía siendo la revolución.
Sin embargo Perón siguió su línea: pasó a retiro a Cámpora y nombró presidente
de la nación al yerno de López Rega, Lastiri, un hombre sin ninguna cualidad ni
capacidad política. (Se estableció una severa censura en libros y cine. A este
presidente le debo el decreto de prohibición de mi primer libro: el Severino di
Giovanni). Más tarde Perón, ya en la presidencia, formará un gabinete de derecha
con López Rega como ministro.
Está todo dicho.
Poco después vendría la expulsión de Montoneros de la Plaza de Mayo. La temprana
muerte de Perón llevará al gobierno peronista a gobernar con la extrema derecha
y con un plan económico (el Rodrigazo, que nada tendrá que ver con ningún
aspecto del socialismo, todo lo contrario) y una represión de tipo nazi con las
tres A, la Alianza Anticomunista Argentina, dirigida por López Rega. (Ahí fueron
prohibidos el filme La Patagonia rebelde, basado en mi investigación, y mi libro
Los anarquistas expropiadores, valga sólo como detalle al margen de un fresco
pintado por todos, que iba a ensangrentar la República.)
Todo esto será la debacle del peronismo oficial que terminará con la dictadura
militar de Videla, contra la cual el peronismo gobernante no ensayó ninguna
defensa ni resistencia. (De la misma manera que, en aquel setiembre, Perón no
dispuso ninguna defensa contra el golpe gorila donde estaban los tenebrosos
Aramburu, el de la Operación Masacre y el almirante Rojas.)
Después de los años de la desaparición de personas y del gobierno de Alfonsín,
surgirá nuevamente el peronismo, esta vez con Menem, que será la antítesis de
todo lo que proclamó el peronismo en su historia. Un liberalismo económico
absoluto que llevará a la destrucción de la industria nacional y de las empresas
nacionales de servicio. El peronismo, que no fue capaz de desautorizar al
menemismo, dejó la impresión final de que valía para todo.
Tras un nuevo fracaso del radicalismo, esta vez con De la Rúa, la voz de la
gente en la calle trajo la única verdad y el único futuro del país: que se vayan
todos. Pero entre radicales y peronistas no vale tanto la ideología como el
poder. Unidos eligieron a Duhalde que luego convocó a la única salida que les
quedaba: nuevas elecciones, de las que surgió un desconocido para las masas
populares, Néstor Kirchner.
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En síntesis, Argentina fue gobernada
desde 1916 por sólo dos partidos el radical y el peronista y por 14 dictaduras
militares.
Argentina no tiene ningún Allende. Los dos máximos representantes de esos
partidos, Yrigoyen y Perón, huyeron en forma patética. Los 14 generales que
tomaron la Casa Rosada entraron como en su casa.
Bien: ya basta. Los dos partidos políticos tuvieron todas las oportunidades y un
fin previsible.
Pero ahora, Kirchner. ¿Otra de las mil formas de presentación del peronismo? A
poco de instalarse el nuevo gobierno escribí: -El presidente Kirchner, para
ejercer un gobierno libre e independiente, tendría que irse del peronismo y
fundar un nuevo movimiento nacional y popular.
¿Por qué? Porque tiene que independizarse de las ligas partidarias, para no
decir mafias, de los intereses creados, de las clientelas.
A las estadísticas de la pobreza y de la miseria como resultado final se agrega,
simbólicamente, la estatua más grande en el centro de la capital: la del
genocida Roca que se quedó con las tierras de las amplias pampas argentinas. El
radicalismo lo respetó, Perón también. Y ahí quedaron los 50 monumentos en su
memoria y las 150 calles Roca en todo el país. Es la Argentina de hoy.
Que no se parece a la única democracia real, donde todos pueden comer y tener
trabajo en libertad. Y donde no se adora a quien da limosnas.
Por Horacio Poggi (escrito en el 2003). Periodista, director del periódico El
Progreso, de Mariano Acosta. Secretario del Foro Argentino de la Deuda Externa.
La
próstata del General
Por Sergio Moreno
Es desolador comprobar de qué manera, cuán directamente, la tragedia de un país
estuvo atada a la tragedia y la soledad de un hombre. Esta comprobación,
arrasadora, es la mayor enseñanza que deja López Rega. La biografía, el más
reciente texto de Marcelo Larraquy.
La tragedia es la que la Argentina vivió a partir de la denominada Revolución
Libertadora, que desalojó al gobierno más popular del pasado siglo XX a punta de
bombardeos, asesinatos y fusilamientos. Tragedia que coincidió con la
profundización de los enfrentamientos intestinos dentro del peronismo de aquella
época y por la reacción de los sectores que se oponían a su regreso al poder,
los mismos que, finalmente, convocaron a las Fuerzas Armadas. En esa tragedia
mucho tuvo que ver un sujeto menor, místico, de comportamientos psicóticos y
psicópatas, astuto y servil. José López Rega, un oscuro cabo de la Policía
Federal, cantor de tangos y aficionado al ocultismo, se erigió, a fuerza del
fulminante magnetismo que ejerció sobre la que posteriormente fuera presidenta
de la Nación, María Estela Martínez de Perón, "Isabelita", en una pieza crucial
en la maquinaria del desencuentro y la muerte de los argentinos.
El libro de Larraquy cuenta eficazmente cómo un espécimen de tal catadura y
bizarros valores llegó a la cúspide del poder en la Argentina, a punto tal de
manejar la vida, la muerte, la dirección política y la economía hacia el caos
(Celestino Rodrigo, autor del célebre "Rodrigazo" –el inicio de la destrucción
del Estado de bienestar argentino– fue un hombre de López Rega, puesto por él en
el Palacio de Hacienda).
La llave, según relata Larraquy, fue la soledad de Perón. Su angustia, su
cansancio. Impedido de regresar al país, Perón, desde su exilio en Caracas
primero, en República Dominicana, después, buscó un lugar en el mundo, su mundo,
que no era otro que la Argentina, la lucha política, el poder. Pero ese espacio
estaba vedado a fuerza de pólvora y plomo, y el territorio de Perón fueron las
cartas y, posteriormente, las cintas magnetofónicas. Ese terreno le fue escaso,
la política se le escapaba, la conducción política se le escurría de entre los
dedos como si fuese sal. En medio de sus fragores por estar donde no lo dejaban
apareció Isabel, rubia, frágil, ignorante, superficial, histérica. Perón la
acogió, sin muchas ganas, como quien hace un favor a cambio de un poco de
humedad. A pesar suyo, a pesar de lo que le dijeron sus consejeros y su propio
deseo, Perón no echó de su lado a la bailarina y la hizo su concubina.
La condición de paria, magnificada por los malos modos con que el dictador
Francisco Franco le dio albergue en España –en un comienzo lo confinó a
Torremolinos, en Andalucía, por aquel entonces un pueblo de pescadores– y lo
trató hasta prácticamente el regreso del ex presidente a la Argentina, lo
indujeron a tomar la decisión política de casarse por Iglesia (para romper con
la excomunión que le habían echado en Buenos Aires), a manos de una de las
diócesis católicas más recalcitrantes del mundo, la de la España del
Generalísimo.
Larraquy –también coautor de la biografía de Rodolfo Galimberti– cuenta las
escaramuzas del ya no tan joven López Rega por los laberintos del ocultismo,
hasta dar con la Logia Anael, un grupo con ribetes masónicos que posibilitó el
primer contacto del ex policía con Isabel Perón. El magnetismo fue instantáneo
y, luego de seis meses de misión en el país, Isabelita se llevó al Brujo de
regreso a Madrid. López Rega se convirtió en su secretario privadísimo y en un
servil lacayo del General, que lo despreciaba, lo maltrataba, desconfiaba de él.
López Rega no sóloaguantó todo sino que hacía lo que nadie se atrevía, gracias a
lo cual conoció las debilidades del mito argentino que regresaría algo más que
descarnado a la Argentina para morir no bien comenzado su tercer y último
mandato presidencial. Por ejemplo:
Operado de próstata, Perón continuaba sufriendo tremendos dolores que se
atenuaban, apenas, con masajes. López Rega le masajeaba la próstata cuando
encontraba al General dolorido en su estudio.
Ya convertido en secretario privado del General, López Rega e Isabel le
propinaban castigo en el sitio donde más le dolía cuando se enojaban con el
veterano caudillo: la soledad. La Señora y el Brujo se encerraban en el cuarto
de ella, en Puerta de Hierro, por horas y hasta días enteros, y dejaban a Perón
solo, en manos de los otros sirvientes. Perón, angustiado, subía hasta el cuarto
a pedirle a Isabelita que volviera a acompañarlo en la mesa.
Acaso éste sea el aporte más significativo del libro de Larraquy, la respuesta
que miles de argentinos han buscado, con más o menos ímpetu, a este costado de
la reciente tragedia nacional. No es poco. Así y todo, Larraquy no se queda ahí
y exhuma las siniestras labores del secretario y poderoso ministro, la creación
y conducción de la Triple A, su huida, su exilio secreto en España, Suiza y
Estados Unidos, su apresamiento, deportación, proceso y muerte en una cárcel
argentina.
Larraquy ha logrado en trabajo para repensar el pasado sobre la tenebrosa
memoria de López Rega, un ejemplo de lo que el ser nacional es capaz.
Fuente: Página/12, 22/03/04
1. El periodista Marcelo Larraquy
incurre en una serie de desaciertos (¿a designio?) en el artículo "El preámbulo
del terror", que publica el suplemento Enfoques del diario La Nación del domingo
11 de diciembre de 2003. Autor del reciente libro López Rega, la biografía, en
la nota aborda aspectos que desarrolla en la obra y acicatea la conciencia del
presidente Néstor Kirchner, para que éste investigue –tal como parece haberlo
prometido– "los crímenes de la Triple A , perpetrados entre 1973 y 1976 durante
los gobiernos constitucionales de Juan Domingo Perón y su esposa Isabel. En esa
época, la Triple A mató a alrededor de dos mil personas".
Una lectura detenida del artículo deja más dudas que precisiones y la pomposidad
de Larraquy es superior a la objetividad y a las pruebas irrefutables que
presenta para dilucidar aquel momento de la tragedia nacional. Las pocas pruebas
son opiniones que adquieren un valor relativo a partir de la forma y el
contenido que les da el autor para fundamentar su tesis no explicitada: la
tercera presidencia del peronismo fue un engranaje del terrorismo de Estado que
luego la dictadura del 76 perfeccionó.
Planteado el tema con parcialidad manifiesta, el lector incauto asociará
peronismo con dictadura, peronismo con represión, peronismo con desgracia
argentina. Además, Larraquy se preocupa por llamar "Partido Justicialista" al
Movimiento de los 70 como si esa fuese la denominación usual. Sin dudas, está
mirando la historia con los ojos actuales. Error inconcebible que pone al
descubierto su intencionalidad que sería colocar al PJ en el banquillo de los
condenados sin juicio previo.
La ristra de falsedades propagadas en pocas líneas por Larraquy demandaría una
refutación más extensa. Pero vamos a demoler algunas de las más perjudiciales, a
la memoria de miles de peronistas que ofrendaron sus vidas por una Patria Justa,
Libre y Soberana, sea con militancia efectiva en cualesquiera de los sectores
del vasto y amplio Movimiento Nacional Justicialista.
2. Es falso de falsedad absoluta que " la Triple A fue creada en el contexto de
una "guerr" entre la ortodoxia peronista y la izquierda peronista, a quienes los
primeros llamaban "los infiltrados del Movimiento".
Porque así planteada la afirmación, la Triple A sería una creación del sector
ortodoxo, es decir, del general Perón. Ergo, Perón e Isabel son tan criminales
como López Rega y los integrantes de esa patrulla asesina, desligando cualquier
responsabilidad del entonces determinante partido militar liberal. Tampoco es
cierto que se trató de una exclusiva guerra interna del peronismo. Reducir el
enfrentamiento armado de los 60 y 70 a un conflicto bélico entre derecha e
izquierda peronistas es tan pueril como mentiroso. Hubo enfrentamiento
fratricida, es indudable. Sin embargo, con Perón en el gobierno ese
enfrentamiento adquirió otras dimensiones. Nadie paró la mano, las diferencias
se radicalizaron y Perón tomó el toro por las astas. De una parte, quedó el
grueso del Movimiento alineado detrás de la conducción y de la jefatura
gubernamental del General, y de la otra, las vanguardias armadas.
3. En la Argentina la lucha armada traspasó los límites del peronismo. De ningún
modo fue una reyerta por espacios de poder de una interna caprichosa. Fue una
guerra por el poder real. Sí, guerra, como anunciaban los partes de los grupos
en pugna con las fuerzas regulares.
4. Hubo una guerrilla surgida de las filas peronistas y otra antiperonista como
el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo), que una vez instalado Perón en el
gobierno decidieron continuar en operaciones. Los primeros porque consideraban
que la ortodoxia conspiraba contra la "patria socialista" y los segundos porque
estimaban que Perón era "el jefe de la contrarrevolución" (Santucho dixit).
5. Un gobierno asediado por la guerrilla de tinte peronista y marxista
–funcional al golpismo que en Chile hacía estragos– apeló a los resortes
constitucionales para garantizar la estabilidad democrática. Este era el
contexto local y regional en el que surge la Triple A que le sirvió en bandeja
los pretextos desestabilizadores al partido militar liberal. Por las evidencias
y por los beneficios que le tributó al golpismo, la Triple A nada tuvo de
peronista, más bien se trató de un dispositivo ilegal que accionó congraciándose
con capillas oficiales y se amparó en los pliegues del poder lopezrreguista.
El Brujo tenía autonomía y construía su propio espacio al margen de Perón que
ideológicamente se ubicaba en el antimarxismo y procuraba con métodos
constitucionales la erradicación de la violencia política. En ocasiones López
Rega daba muestras de ser el rostro visible de un poder exógeno y se mostraba
más papista que el Papa. Esta puede ser quizás una de sus tropelías predilectas
al colaborar con la Triple A. Decimos "colaborar" porque era un instrumento de
los otros infiltrados: los golpistas ocultos detrás del ropaje antisubversivo,
que aprovechaban la guerra contra los montoneros y erpianos para generar el caos
que se aguardaba con impaciencia en los cuarteles.
6. Perón utilizó su prestigio profético para aislar a los violentos. Quiso
persuadirlos, pero fracasó Los de signo peronista, que habían servido a su
conducción estratégica en tiempos de organizar el retorno del exilio forzado,
optaron por reemplazarlo y terminaron expulsados del Movimiento. El Viejo
general los calificó de "imberbes" e "infiltrados". El proyecto de "los
muchachos" era incompatible con el del fundador del peronismo y se daba de
patadas con la paz social. Se negaron a ser formaciones especiales de acuerdo a
la concepción de Perón y se convirtieron en opositores acérrimos del gobierno
popular, con ribetes patéticos durante la gestión de Isabel.
"El
general en su laberinto"
Por Manuel Justo Gaggero*
[Página/12, 18/02/07] La decisión del juez Norberto Oyarbide de considerar a los
crímenes de la Triple A como de lesa humanidad, lo que permite su juzgamiento al
tornarlos imprescriptibles, constituye un aporte histórico importante para la
reconstrucción de la memoria, el acercamiento a la verdad y la sanción de los
responsables materiales e intelectuales de estos hechos aberrantes.
El "Somatén" argentino –organización represiva impulsada por José Antonio Primo
de Rivera en España para asesinar a sindicalistas, comunistas, anarquistas y
republicanos– es sugerido por el general Perón luego de la Masacre de Ezeiza en
una conversación en la que estaba presente el gobernador de Buenos Aires Oscar
Bidegain.
En aquellos días de la "primavera camporista", los trabajadores y el pueblo
estaban movilizados ocupando fábricas, oficinas públicas y todos los centros de
trabajo en reclamo de reivindicaciones postergadas por más de 18 años. Las
organizaciones revolucionarias habían suspendido el accionar armado y se
empezaba a generar un proceso de democracia participativa que comenzó a
preocupar a la dirigencia sindical burocrática y a los escribas del
"establishment" que sugerían "poner límite a los desbordes".
En este contexto, y luego de la renuncia del presidente Héctor Cámpora, comienza
a operar la Alianza Anticomunista Argentina, que cuenta con el apoyo de un
sector importante del oficialismo y de las conducciones sindicales burocráticas.
El acta fundacional, según algunos investigadores, se firma el 1º de octubre de
1973 en una reunión en la que se encuentran presentes el presidente en ejercicio
Raúl Lastiri; los ministros del Interior, Benito Llambí, y de Bienestar Social,
José López Rega; el secretario general de la Presidencia, José Humberto
Martiarena, y varios gobernadores. En la misma se reitera que la función de esta
organización era combatir a los enemigos del gobierno, reprimiendo el "entrismo
de izquierda" y a los marxistas que "pretendían convertir a la Argentina en una
nueva Cuba".
En agosto de ese año comenzó a editarse el diario El Mundo. La dirección la
ocupaba Luis Cerruti Costa y la subdirección, quien escribe estas líneas. Yo
militaba en el Frente Revolucionario Peronista, junto a Armando Jaime y Juan
Carlos Arroyo, entre otros compañeros.
El 29 de septiembre, dos días antes de la reunión que comentamos, en la
residencia de Olivos, un grupo que luego se integraría a la Triple A colocó e
hizo detonar un artefacto explosivo de alto poder en mi domicilio en Paraná,
destruyendo el dormitorio en el que presumían los agresores que nos
encontrábamos junto a mi compañera y a mis tres hijos. La vivienda quedó
seriamente afectada, debiendo ser apuntalada por los bomberos. Gobernaba la
provincia Tomás Cresto, quien se negó a recibirnos cuando solicitamos una
audiencia para exigirle que se investigara el atentado.
Dos meses más tarde me hice cargo de la dirección del diario, en razón de que
viajó al extranjero Luis Cerruti. Recibí todo tipo de amenazas firmadas por la
Triple A. El accionar de esta banda en los barrios se había incrementado
notablemente. Activistas sindicales combativos eran amenazados.
Se empieza a generar un clima de terror. El diario sufre varios atentados con
explosivos y un intento de copamiento por parte de una columna de la Juventud
Peronista de la República Argentina, que tenía el apoyo del Ministerio de
Bienestar Social, de donde salieron las armas con las que tirotearon la
redacción.
En esos días se produce la primera conferencia de prensa del general Perón en
Casa de Gobierno. La periodista acreditada por El Mundo –Ana Guzetti–, cuando
comienza la ronda de preguntas, le inquiere al presidente "qué medidas adoptaría
el gobierno para detener la ola de atentados fascistas perpetrados contra
militantes populares", responsabilizando de los mismos a "grupos parapoliciales
y paramilitares de derecha". Perón reaccionó airado y le dijo a la reportera:
"¿Usted se hace responsable de lo que dice? Eso de parapoliciales lo tendrá que
probar". La periodista le contestó "de acuerdo". El presidente, dirigiéndose al
edecán aeronáutico ordenó: "Tomen los datos de esta señorita para que el
ministro de Justicia le inicie la causa correspondiente".
Días más tarde se radicó la querella, de la que fuimos notificados al producirse
un allanamiento a la redacción y la detención de 17 periodistas. Entre ellos Ana
Guzetti. Fueron innumerables las agresiones hasta la clausura definitiva el 14
de marzo de 1974.
Quince días antes, el secretario de Prensa de la Presidencia Emilio Abras nos
había planteado la posibilidad de hacer un reportaje televisado al general
juntamente con el director de La Opinión, Jacobo Timerman. Nos pareció
interesante, ya que de esta forma se frenaría la ya anunciada clausura. Esta no
se concretó; luego Abras nos explicó que Lorenzo Miguel le exigió a Perón que
clausurara el diario, ya que alentaba la resistencia sindical en Villa
Constitución y en Zárate. No cabe duda de que el anciano y enfermo general, que
regresa por tercera vez en junio de 1973 y que asume como presidente el 12 de
octubre de ese año, no era el mismo que había encabezado un movimiento de
renovación social, económica y cultural en la década del ’40, devolviéndoles la
dignidad a los trabajadores y defendiendo nuestra soberanía nacional. Este tenía
en su laberinto en los ’70 a personajes tenebrosos como Isabel Martínez, López
Rega, Lastiri, Villone, Osinde y otros. La historia y ahora la Justicia tendrán
que establecer y deslindar responsabilidades, sin dejarse amilanar por quienes
intentan encubrir la verdad. Cerca de 1500 asesinados y secuestrados durante
este período reclaman justicia. En el devenir histórico siempre existen
personajes que muestran dos facetas. El Napoleón que intenta llevar a toda
Europa las ideas de la Revolución Francesa es el mismo que, convertido en
Emperador, ocupa pueblos y naciones, sometiéndolas a su poder.
Es preciso, y hace a nuestra condición de nación democrática, que no existan
temas de los que "no se pueda hablar".
* Abogado, director de Diciembre 20
7. Al intentar la salvaguardia de la
conducción estratégica del Movimiento –luego del artero asesinato de José
Ignacio Rucci que ningún grupo reivindicó en el momento– Perón avala un plan de
disputa frontal contra los "infiltrados" que asoman como enemigos del gobierno
constitucional. Pero lo hace no para colocar al peronismo en la ultraderecha ni
para apañar a ésta, sino para que el Movimiento siga siendo tercerista,
nacional, popular y cristiano. Y para que la normalización institucional y la
revolución en paz puedan llevarse a cabo tras ganar los comicios por el 63 por
ciento de los votos. El plan contra los infiltrados son directivas de ningún
modo secretas que ahora Larraquy presenta como el descubrimiento de la pólvora.
Dichas directivas conforman un conjunto de medidas de fortalecimiento de la
conducción estratégica, en un marco de violencia impredecible y de unánime apoyo
a su segunda reelección presidencial.
8. Apenas se produjo el criminal asalto al Regimiento de Azul (que provocó las
muertes del coronel Arturo Gay y su esposa, entre otros), ocurrido el 19 de
enero de 1974, Perón le habla al país por radio y televisión y denuncia que los
atacantes erpianos no son un grupo de delincuentes, sino "una organización que,
actuando con objetivos y dirección foráneos, ataca al Estado y sus instituciones
como medio de quebrantar la unidad del pueblo argentino y provocar un caos que
impida la Reconstrucción y la Liberación en que estamos empeñados".
De inmediato el Poder Ejecutivo Nacional envió al Congreso una modificación del
Código Penal para enfrentar con la ley a los terroristas. Los diputados de la
"tendencia" se opusieron a las reformas y se entrevistaron con Perón, quien se
enfureció ante el rechazo de sus instrucciones: "Nosotros no somos dictadores de
golpes de Estado. No nos han pegado con saliva. Nosotros vamos a proceder de
acuerdo con la necesidad, cualesquiera sean los medios". Una lectura sesgada de
esta declaración puede interpretar que por "medios" podría leerse "Triple A".
Sin embargo, la explosión verbal de Perón respondía a apaciguar las aguas
encrespadas en las Fuerzas Armadas que veían madurar la precipitación de los
acontecimientos.
El 7 y el 14 de febrero de 1974 Perón convoca a los jóvenes adversarios de la
tendencia revolucionaria y les dice que "en el Movimiento se está produciendo
una infiltración que no es precisamente justicialista". Utiliza su arsenal
teórico para acorralar a los que en nombre del peronismo recurren a la
violencia. Sería en vano. Su muerte apresura los enfrentamientos declarados.
Montoneros pasa a la clandestinidad y la respuesta oficial se hace sentir a
través de decretos antisubversivos. Pero la escalada criminal de izquierda a
derecha escapa a cualquier control. Todo ello acompañado de una campaña de
acción psicológica sin precedentes, que provoca la apatía y el hartazgo de la
sociedad receptora del golpe liberal con cierta naturalidad.
9. También es falso de falsedad
absoluta responsabilizar sólo a López Rega de todos los males del tercer
gobierno peronista. Hubo un entramado de relaciones –y en esto acierta Larraquy–
que posibilitaron la instauración del crimen político. Pero la Triple A fue
mucho más que López Rega. Su misterio quedó dilucidado con el golpe del 24 de
marzo de 1976: desapareció mientras desaparecían miles de personas inocentes.
10. ¿Sabían Perón e Isabel de "las acciones clandestinas e ilegales perpetradas
desde el Estado" como afirma muy suelto de cuerpo Larraquy? La respuesta es no.
Primero, porque individuos enquistados en ciertas parcelas estatales que cometen
delitos no representan "el Estado" y menos puede culparse al Presidente de esos
actos. Segundo, porque hay que tener cuidado en la calificación de las
respuestas represivas del Estado ante cualquier desafío a su monopolio de la
violencia física. Una medida represiva dentro de la ley, nunca es un crimen ni
un acto de terrorismo de Estado. Con ese criterio, cuando un policía se tirotea
con un ladrón y lo mata sería un terrorista y no un defensor de la seguridad
pública. Tercero, porque en aquel momento reinaba la confusión y la deslealtad.
Cuarto, porque es tan complicado y complejo el aparato estatal en un contexto de
virtual guerra civil que resulta imposible saber a pie juntilla lo que hacen sus
integrantes militares y policiales, máxime con una Presidente en constante
debilitamiento y agresión golpista.
11. En conclusión, nos parece aberrante buscar argumentos para colocar al
peronismo en la vereda del terrorismo de Estado. Cargarles a Perón y a Isabel el
estropicio de la Triple A y de la represión ilegal, poniéndolos a la altura de
los chacales de la dictadura, es lisa y llanamente una canallada oligárquica que
sirve a la falsificación de la historia y responde a reiteradas ignominias
contra el Movimiento Nacional y Popular, como el oro nazi, las cuentas suizas de
Evita, el pacto militar-sindical, la creación de una iglesia nacional peronista,
el origen de la subversión, la decadencia del país, etcétera. Canalladas de esta
índole de ningún modo ayudan a saldar el pasado, recargan los espíritus
academicistas e intoxican a las nuevas generaciones. Pero que nunca olviden los
farsantes que "se puede engañar a poca gente por mucho tiempo y a mucha gente
por poco tiempo, pero nadie puede engañar a mucha gente por mucho tiempo"
(Abraham Lincoln)
Por Eva Troxler, 2007 [sobrina de
Julio Troxler, asesinado por la Triple A en 1974]
El 8 de agosto de 1974 se realizó
una reunión del gabinete presidencial en la residencia oficial de Olivos. En la
reunión, presidida por la entonces presidenta María Estela Martínez, decidieron
sobre la vida de numerosos argentinos, entre ellas la de Julio Tomás Troxler.
Decidieron impartir "justicia" y en forma pronta y muy didáctica se procedió a
proyectar sobre una pantalla varias diapositivas con las imágenes de quienes
serían "ajusticiados" por sus actividades "subversivas" o "antipatrióticas".
Decreto
"S" N° 261
Buenos Aires, 5 de febrero de 1975
VISTO:
Las actividades que elementos subversivos desarrollan en la Provincia de Tucumán
y la necesidad de adoptar medidas adecuadas para su erradicación:
LA PRESIDENTE DE LA NACION ARGENTINA
en Acuerdo General de Ministros
DECRETA:
Artículo 1°: El Comando General del Ejército procederá a ejecutar las
operaciones militares que sean necesarias a efectos de neutralizar y/o aniquilar
el accionar de los elementos subversivos que actúan en la Provincia de Tucumán.
Artículo 2°: El Ministerio del Interior pondrá a disposición y bajo control
operacional del Comando General del Ejército los efectivos y medios de la
Policía Federal que le sean requeridos a través del Ministerio de Defensa , para
su empleo en las operaciones a que se hace referencia en el artículo 1°.
Artículo 3°: El Ministerio del Interiror requerirá al Poder Ejecutivo de la
Provincia de Tucumán que proporcione y coloque bajo control operacional el
personal y los medios policiales que le sean solicitados por el Ministerio de
Defensa (Comando General del Ejército), para su empleo en las operaciones
precitadas.
Artículo 4°: El Ministerio de Defensa adoptará las medidas pertinentes a efectos
de que los Comandos Generales de la Armada y la Fuerza Aérea presten a
requerimiento del Comando General del Ejército el apoyo necesario de empleo de
medios para las operaciones.
Artículo 5°: El Ministerio de Bienestar Social desarrollará, en Coordinación con
el Ministerio de Defensa (Comando General del Ejército), las operaciones de
acción cívica que sean necesarias sobre la población afectada por las
operaciones militares.
Artículo 6°: La Secretaría de Prensa y Difusión de la Presidencia de la Nación
desarrollará a indicación del Ministerio de Defensa (Comando General del
Ejército), las operaciones de acción sicológica concurrentes que le sean
requeridas.
Artículo 7°: El gasto que demande el cumplimiento de la misión encomendada por
el presente Decreto hasta la suma de pesos CUARENTA MILLONES será incorporado a
la Jurisdicción 46, Comando General del Ejército, correspondiente al Presupuesto
del año 1975.
Artículo 8°:Las disposiciones del presente decreto rigen a partir de la fecha.
Artículo 9:Comuníquese, dése a la Dirección Nacional del Registro Oficial y
Archívese.
[Hay un sello que dice: Decreto "S" N° 261]
FIRMADO:
María Estela de Perón - Presidente de la Nación
Alberto L. Rocamora - Ministro del Interior e interino de Justicia.
Oscar Ivanissevich: Ministro de Educación
Alberto J. Vignes: Ministro de Relaciones Exteriores y Culto.
Adolfo M. Savino: Ministro de Defensa
José López Rega: Ministro de Bienestar Social
Alfredo Gómez Morales: Ministro de Economía
Ricardo Otero: Ministro de Trabajo
Una vez terminada la reunión
presidencial, un ministro integrante del gabinete, espantado ante semejante
espectáculo, decidió comunicarse con Julio Troxler para comunicarle y advertirle
sobre su suerte. Le aconsejó ausentarse del país para salvar su vida, pero Julio
no quiso. Argumentó que él no tenía nada que ver con esas denuncias, que estaba
en condiciones de probar la inconsistencia de esos cargos infundados y que de su
vida tanto pública como privada nada tenía que ocultar. Semejante actitud
heroica le costó muy caro, pues pocos días después, el 20 de septiembre de 1974,
cayó asesinado en el barrio de Barracas por la organización terrorista Triple A,
que reivindicó el hecho a través de comunicados enviados a los medios de
comunicación.
Este y otros datos más forman parte
de la denuncia que efectuara uno de los hermanos de Julio, Federico Guillermo
Troxler, el 10 de enero de 1978 desde su exilio en la ciudad de México. Ante la
falta de respuesta por parte de la justicia argentina, volvió a reiterar la
denuncia, esta vez con fecha 31 de julio de ese mismo año y otra más el 11 de
diciembre, como asimismo también elevara copias de la denuncia a los medios
gráficos La Prensa, Clarín y La Nación con fecha 30 de enero de 1978; y los
diarios El Patagónico el 4 de abril y Crónica el 10 de abril del mismo 1978, de
Comodoro Rivadavia, ciudad de residencia de Federico Troxler hasta antes de
estos hechos. En la denuncia relata los pasos en la investigación que realizara
Federico junto a otro hermano, Bernardo Ignacio Troxler. Ambos, en la necesidad
de sentar constancias y en la búsqueda hasta las últimas consecuencias de los
culpables del vil asesinato de su hermano Julio, y recurriendo a todas las
instancias posibles, deciden hacer primero la denuncia policial pero se
encuentraron con la negativa a recibirlos en la sede policial cercana al hecho
negando inclusive lo sucedido.
Por tal motivo es que luego se
dirigen con riesgo de sus vidas a la cueva del lobo, es decir a la Policía
Federal donde fueron recibidos por el mismo Jefe de la repartición, comisario
Alberto Villar. Durante la audiencia, Villar lo único que hacía era contestar
con evasivas y burlarse de los denunciantes. Llegó a jactarse que no habían
tenido tiempo de dedicarse al caso del asesinato de Julio y que posiblemente
había sido la CIA la autora del hecho. Llegado a este nivel en la charla es que
ambos hermanos le dicen a Villar que ellos sabían perfectamente que el asesinato
había sido dispuesto en una reunión del gabinete presidencial. Dos días después
de esta audiencia, varios sujetos se apersonaron con la intención de detenerlos
en la confitería "El Molino", frente al Congreso Nacional donde los hermanos
estaban realizando gestiones con legisladores continuando con las
investigaciones del asesinato.
A esta altura de las circunstancias,
inmediatamente se dirigen a la Secretaría de Defensa, logrando ingresar ya que
uno de los hermanos, Bernardo, es ex suboficial del ejército, dado de baja
cuando el levantamiento militar del general Valle en 1956. Una vez dentro de las
fauces de la bestia, y luego de mucho insistir, los reciben finalmente nada más
y nada menos, que los generales Jorge Rafael Videla y Roberto Viola. En la
audiencia expusieron y relataron los hechos solicitando además garantías, por el
hecho de que estaban siendo perseguidos. Los generales, por supuesto, negaron
todo aduciendo que "en el país había un gobierno legalmente constituido". Pronta
y finalmente, los hermanos dan su último recorrido, hasta llegar a la embajada
mexicana a solicitar asilo político.
Salieron del país rumbo a México el
4 de octubre de 1974. Por último, en la denuncia Federico solicita a la Corte
Suprema que ordene por donde corresponda a tomar declaración a todas las
personas mencionadas en la denuncia, es decir, a los ex miembros del Gabinete
Nacional, a la ex presidente María Estela Martínez, a Jorge Rafael Videla y a
Roberto Viola y que se adopten todas las medidas sobre la investigación según
surjan a través de las declaraciones que se tomen a las personas mencionadas. La
causa finalmente quedó asentada en el Juzgado Criminal y Correccional Federal Nº
5 de Buenos Aires, con número 2225.
Felicito que la causa por la Triple
A se abra después de tantos años para hacer justicia ante tantos asesinatos
impunes. Felicito que estén detrás de los matones mercenarios ejecutores y que
se los encarcele. Pero los felicitaré aún más cuando hagan justicia con los
autores intelectuales de esta organización siniestra y que aún están con vida y
en sugestivo silencio y que tuvo como objetivo la eliminación sistemática de los
mejores hombres y mujeres que dio el país. Fueron el camino de entrada para lo
que luego realizara la dictadura de 1976.
Fueron los cómplices para que se
llevara el plan sistemático de desaparición de personas y desnacionalización
económica y de mayor sometimiento nacional. Quiero decir con esto que no nos
quedemos sólo con una parte de la causa y con unos cuantos y nos perdamos de
vista la profundidad de protagonistas ideólogos y cómplices, los que idearon con
sus mentes perversas semejante accionar y de aquellos que sabiendo aún hoy
callan teniendo mucho que contar.
Después de la muerte de Ortega Peña, Montoneros
mató a Martín Salas, un cuadro de la ultraderechista CNU de La Plata. En los
tres días siguientes, la Triple A respondió: acribilló a un chico de 21 años de
la Juventud Peronista-Regionales y secuestró y mató a tres dirigentes de la
izquierda peronista: Horacio Chávez, suboficial de la Resistencia Peronista, y
su hijo Rolando, y Carlos Pierini, trabajador petrolero. La seguidilla de
muertes hizo que el horror se convirtiera en un hecho cotidiano. Ernesto
Rodríguez Rossi, abogado. Muerto. Pablo van Lierde y Eduardo Beckerman,
militantes de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), agrupación pro
montonera, secuestrados en un bar y fusilados en un baldío. Muertos (uno de
ellos, Carlos Baglietto, logró escapar). Osvaldo Magni, estudiante de medicina,
militante de agrupación trotskista. Muerto. Alfredo Curuchet, defensor de presos
políticos y guerrilleros, abogado de seccional "troska" del SMATA. Secuestrado y
fusilado por la espalda con las manos atadas. Muerto. Juan José Varas, contador
y ex funcionario del gobierno de Obregón Cano, embarcado en vuelo de Austral en
pista de aterrizaje destino Córdoba 7.10 am. Hombres con credencial de
"Presidencia de la Nación" ordenan a la empresa convocarlo por altoparlante.
Varas aparece en el mostrador por puerta cinco. Es esposado y retirado por tres
hombres, según se informa, con rumbo a Seguridad Federal. Aparece al día
siguiente acribillado en Escobar. Muerto. Atilio López, ex vicegobernador de
Córdoba en los tiempos de Cámpora, secuestrado en las puertas de un hotel en el
barrio de Once y aparecido junto a Varas. Muerto. Silvio Frondizi, hermano del
ex presidente, intelectual marxista, secuestrado de su departamento del barrio
de Almagro a las dos de la tarde por hombres maquillados de amarillo pálido y
bigotes. A su mujer le pegan un culatazo, y luego es derivada al Hospital
Durand. A su yerno Luis Mendiburu, de 25 años, que se interpone en su defensa,
le meten tres balazos en el pecho. Muerto. La policía corta el tránsito para
facilitar el traslado de Frondizi. Se oyen ráfagas de ametralladora por los
bosques de Ezeiza. Comunicado de la Triple A: "Sepa el pueblo argentino que a
las horas 14.20 fue ajusticiado el disfrazado número uno Silvio Frondizi,
traidor de trabajadores, comunista, bolchevique, ideólogo y fundador del
Ejército Revolucionario del Pueblo. Bajo el mandato de su hermano fue el
infiltrador de ideas comunistas en nuestra juventud. Murió como mueren los
traidores. Por la espalda... No adjuntamos documentos porque el traidor no los
tenía encima pero pueden encontrarlo en el acceso al centro Recreativo Ezeiza,
pasando el primer puente con bandas de madera, cincuenta metros sobre mano
derecha". Allí estaba Frondizi. Muerto. Julio Troxler, ex policía, profesor de
la Facultad de Medicina, sobreviviente de los fusilamientos de la Revolución
Libertadora. No escaparía esta vez: es secuestrado y fusilado por la espalda en
el paredón del Ferrocarril Roca, sobre una calle de Barracas. Aparece tendido
bajo el sol del mediodía, entre derrames de sangre y masa encefálica. Muerto. Un
chico ve escapar a un Peugeot 504 color negro, que dobla por la calle Suárez.
Comunicado de las AAA: "La lista sigue... murió Troxler. Muerto por bolche y mal
argentino. Seguirán cayendo. Adjuntamos lista de ejecuciones. Viva la Patria.
Viva Perón. Viva Isabel".
Marcelo Larraquy, “López Rega: El peronismo y la
Triple A”. (cap. 15, Poner flores), Punto de
Lectura, Buenos Aires, 2007
Mi anterior editorial motivó para mi
sorpresa, muchas y diversas adhesiones, como si hubiese aportado a una cierta
necesidad de ponerle palabras a ciertos conflictos irresueltos que venimos
arrastrando, y que sabemos que nos condicionan, pero que nos resulta difícil
afrontar.
En realidad estas editoriales de Horizonte Sur, suelen girar siempre sobre las
mismas pasiones, soy consciente que repito una y otra vez, el asalto de la razón
sobre los mismos problemas, que cada vez busco una mayor aproximación,
abordándolos desde diferentes ángulos.
Como a tantos, me desvelan los interrogantes sobre la tragedia que arrastró a
nuestra generación y a la vez, el misterio de la vida y de la continuidad del
pensamiento político en los jóvenes de hoy y que se expresa ya en mis propios
hijos. El peronismo insurrecto de los años cincuenta organizó los pensamientos
de nuestra generación hasta avanzados los años sesenta.
En otros pueblos latinoamericanos fueron en forma similar, otras expresiones del
nacionalismo popular del continente, los que determinaron la política, los
entusiasmos, la mística de la entrega a grandes ideales, los relatos épicos que
nos hacían ver como continuadores de los héroes de la independencia, el sueño de
la patria común, etc.
Yo recuerdo que en el año 55, bajo la llamada Revolución Libertadora, y cuando
tenía apenas 16 años y existía una notoria carencia de literatura de barricada
en las librerías de Buenos Aires, solía reemplazarla buscando en las librerías
de viejo de la calle Corrientes manuales del aprismo peruano, bibliografías
sobre el nacionalismo revolucionario de Bolivia, los escritos del viejo Luis
Alberto de Herrera del Uruguay, o literatura del partido nacionalista de Puerto
Rico y de la vida de su líder encarcelado por los yanquis, el martirizado Don
Pedro Albizu Campos.
Aquellos jóvenes que fuimos, nos formamos de esa manera, en el espíritu de la
Patria Grande, en la necesidad de revisar nuestra propia historia y en una
manera de vivir la acción política como un acto permanente de servicio, donde lo
más importante siempre era interpretar lo que el pueblo quería y ser capaces de
elaborar prácticas que mantuvieran la unidad del conjunto.
Recordemos esto, porque esos modos de ordenar el pensamiento político comenzaron
a modificarse en los años sesenta, cuando bajo la influencia de la revolución
cubana llegaron a nosotros otros criterios políticos, otros desafíos y
competencias que no habían existido hasta entonces… y llegaron además los
manuales de marxismo que nunca habíamos conocido.
Comenzamos imperceptiblemente a cambiar las miradas y a ordenar el mundo desde
nuevas perspectivas, perspectivas en que las luchas del Komintern o las
rebeliones espartaquistas fueron reemplazando gradualmente los fogones de
Artigas o los levantamientos gauchos que eran hasta entonces nuestras
inevitables referencias.
¿Cómo se manifestó ese mestizaje?
Se expresó antes que nada, en desmedro de las concepciones que hacían necesario
e imprescindible el accionar articulado del conjunto.
Gradualmente, se fue imponiendo la lógica del amigo/enemigo en el propio campo
popular, y su primera expresión de derrota fue el fracaso de la estrategia del
esquema de conducción CUADRUNVIRATO/MRP/FAP liderado por Héctor Villalón, Sosa,
Valota y Gustavo Rearte, en los años 64/65, y como consecuencia de ello, que el
primer retorno frustrado de Perón, quedara en manos de Vandor y del
sindicalismo.
Hacíamos con ese gigantesco fracaso nuestras primeras armas en las doctrinas que
nos llegaban desde el exterior, y que enseñaban que antes de enfrentar al
enemigo, había que limpiar u homogenizar las propias filas en el campo popular,
resolviendo las contradicciones internas.
Pocos años después todo fue peor, y las nuevas lógicas que impuso un marxismo
que confundía la guerra con la lucha social, no tendrán reparo en asimilar la
idea de enemigo tradicional con la de enemigo interno y se equipararán sin
mayores escrúpulos a muchos dirigentes sindicales con los peores representantes
de la oligarquía y del imperialismo.
En el año 68, la convalecencia forzada que realicé en Cuba durante todo un año,
debido a las torturas sufridas durante la dictadura de Onganía, me permitieron
estudiar a fondo la historia cubana y en particular la historia de la
revolución. Y allí descubrí con absoluta sorpresa, que la revolución cubana de
los barbudos, había sido peronista…
¿Qué quiero decir con esto?
Que había sido gestada y llevada a cabo desde procesos nacionalistas y
populistas, en los mismos términos, prácticas e improvisaciones propias del
campo popular, que en ese momento se reprobaban tan duramente…
Tuve algunos intercambios epistolares sobre estos hallazgos con Leopoldo
Marechal y otros compañeros, y alguna correspondencia mía desde la isla
redescubriendo los costados peronianos de la revolución, y en torno a la vida de
Frank País, circularon profusamente entre los activistas de la época.
No obstante, una golondrina no hace verano, ni siquiera para la propia
golondrina… que venía a ser yo en ese caso… muy pocos meses después en Puerta de
Hierro, dialogando con Perón, registro una anécdota que expresa como pocas los
pensamientos de época en que yo me encontraba imbuído.
En un momento dado el viejo interrumpe mi discurso y un poco paternal y con
mucho de reprobación me dice: "¿Rulli, que quiere? ¿Qué haga la revolución
solamente con los buenos?".
He repasado muchas veces aquel momento, con una mezcla de ternura y de disgusto
por mis propias concepciones de entonces, pero siempre concluyo en lo difícil
que resulta sustraerse a los pensamientos dominantes de la época. Las lógicas
marxistas con que se ordenaron los pensamientos y las políticas del setentismo
naciente, fueron como un huracán que nos arrastró a todos en aquellos años y
aunque muchos nos resistiéramos, no pudimos sustraernos a los grandes relatos.
Pues bien, a lo que voy, es que todo aquello se derrumbó luego, que se cayó en
los fracasos innumerables de las revoluciones foquistas a todo lo largo y ancho
de la América Latina, que se cayó con la caída del muro de Berlín y se terminó
para siempre con la implosión de la URSS en el 89, y el descubrimiento de su
entraña horrible de trabajos forzados, matanzas y archivos represivos…
Aquello fue un fin de época pero también, fue un desastre terrible y además
previsible, aunque no por ello menos devastador.
Las consecuencias para nosotros de aquellas lógicas perversas, fueron que los
propios revolucionarios construyeron y facilitaron en la Argentina el camino de
la contrarrevolución, que su ceguera obstinada imaginó a lo mejor enemigo de lo
bueno, y terminó consolándose en los finales del 75 y principios del 76, con que
el golpe militar ayudara a poner las cosas en blanco y negro, tal como ellos
mismos habían sido enseñados a verlas en los manuales de marxismo.
Pero la realidad no es ni ha sido nunca en blancos y en negros, todo lo
contrario, y el precio que pagamos todos por aquellos caminos sin retorno fueron
espantosos.
Han transcurrido treinta años desde entonces.
La URSS hace mucho que no existe y extraordinariamente todo lo concerniente a
ella son cosas de las que resulta poco oportuno hablar porque incomodan… en
especial para los comunistas y el grueso de los progresistas que hacen como que
no hubiese ocurrido nada… simplemente del tema no se habla…
Fidel ha llegado a los 80 años y está internado por razones de salud, sin
embargo nos continúa indicando cuál es el camino, y por lejos, de los líderes
latinoamericanos es el que mayores adhesiones populares despierta…
Chávez nos propone un Socialismo del siglo XXI que la anciana Marta Harnecker,
próxima al líder venezolano, piensa enriquecer con sus antiguos manuales de
marxismo reeditados.
Y a lo largo del continente muchos teólogos de la Liberación de los años 60, que
a diferencia de Leonardo Boff no han descubierto todavía el mundo maravilloso de
la Creación, y a los que en aquel entonces les costó mucho su conversión, como
si el tiempo no hubiese transcurrido, continúan defendiendo de posibles
relecturas críticas a una visión estricta del marxismo.
En la Argentina, donde la Historia y las historias no resueltas tienen tanto
peso, habría sido tal vez previsible que el fracaso del setentismo nos hiciera
retornar a las lógicas anteriores.
Pero no ha sido así.
Lo que ha retornado es un setentismo lavado, edulcorado, un setentismo que nada
entre las aguas del "nomeacuerdo" y de "aquellonosehabla", y que por suerte es
un setentismo pacífico, aunque mantiene las lógicas del amigo/enemigo que ahora
se dirimen políticamente: "te bajo de la lista, no te atiendo, no tenés
presupuesto y dejás de existir.:." y cuando uno recuerda los setenta, en verdad
da gusto de vivir ésta época que, frente a aquella, parece una fiesta…
Lamentablemente, y tal como decíamos en la editorial anterior, este setentismo
es también un setentismo escarmentado, amigo de avanzar a paso de hormiga y de
no revolver las aguas, no sea cosa que los fantasmas de las profundidades se
despierten.
Y así vamos, descubriendo a diario cambios y medidas de gobierno que nos parecen
correctas, y que no podemos dejar de apoyar, mientras vemos a la vez, con
creciente preocupación cómo por debajo, las corporaciones continúan sus
inversiones y el desarrollo de sus estrategias de colonización, absolutamente
impunes, moviéndose y creciendo en la ceguera conceptual sobre los modelos que,
les posibilita este setentismo progresista que hoy gobierna.
Creemos con Michael Hardt que la espiral de la historia nos pone ahora en
situación de semejanza con la posguerra europea y con el espíritu de los
Movimientos de Liberación Nacional que se generaron en aquellos años.
También coincidimos en que si las circunstancias se asemejan, no ocurre lo mismo
con nuestras sociedades. Los viejos proyectos desarrollistas y de integración
nacional hoy serían impensables.
Las nuestras, las actuales, son sociedades plurales, fragmentarias y
segmentadas, son como mosaicos de expresiones y demandas diversas en los grandes
marcos de la Globalización planetaria y de reconstrucción de los mercados
regionales.
Por eso insistimos en que el pensamiento político necesita abrevar en los
conocimientos que proporciona la Ecología. En ella podríamos aprender a cómo
articular esa diversidad de las nuevas sociedades. Pero de poco servirá lo que
hagamos sino retomamos el fluir de pensamiento interrumpido en los años sesenta.
Esa es en definitiva la experiencia que estamos transmitiendo. La de ser capaces
de reflexionar sobre los años setenta, asumiendo los errores y sus fracasos,
para retomar los flujos de la historia interrumpidos o distorsionados.
Necesitamos de esa fuerza cultural que alguna vez llamamos el Pensamiento
Nacional.
Si no somos capaces de abrevar en esas fuerzas antiguas no podremos generar un
Proyecto de país que nos permita decidir qué modelo de vida queremos y que nos
posibilite repoblar con familias y con pueblos rurales los territorios vacíos,
para instalar desarrollos locales con Soberanía Alimentaria.